16 La carne La seguridad de la carne está en tela de juicio a causa de los dudosos métodos empleados para engordar y alimentar el ganado, que han trascendido a la opinión pública. La carne y los derivados de la carne son alimentos muy populares entre los españoles, que tienden a consumirlos en exceso. En 1998, por ejemplo, se tomaron aproximadamente 65 kilos de dichos productos por persona, de los que una buena parte correspondía a carnes frescas de ganado vacuno, porcino, ovino o caprino, así como a carne fresca de pollo y otras aves (pavo, perdiz, codorniz, faisán, pato, oca, paloma, pintada) y carne de caza (ciervo, jabalí, liebre...). Etiquetado Desde hace algunos años, la carne de vacuno ha sido el centro de diversos escándalos relacionados con las prácticas ilegales de engorde del ganado mediante sustancias prohibidas. La crisis de las vacas locas terminó con la maltrecha reputación del sector y provocó un descenso en el consumo de carne del que aún nos estamos recuperando. Una de las consecuencias de la crisis ha sido la mejora de la normativa que regula la gestión de las reses por parte de los ganaderos y la Administración, así como el etiquetado de la carne de vacuno. Con ello se pretende que el consumidor y las autoridades conozcan fácilmente quién es el responsable de la carne que circula por el mercado y que las autoridades sanitarias puedan tomar rápidas medidas preventivas en caso de problemas. Desgraciadamente, las exigencias normativas son mucho menores con las carnes de otros animales. En principio, las etiquetas de las carnes envasadas y los carteles que acompañan la carne que se vende al peso deben indicar: • De qué animal se trata y la denominación que le corresponde (ya sea legal o consagrada por el uso); ésta se basa sobre todo en la edad del animal en el momento del sacrificio, pero también OCU en otros datos: lo que pesa una vez despellejado y eviscerado, si conserva o no su dentadura de leche, si está castrado, si ha tenido crías, etc. Por ejemplo, para el ganado vacuno se habla de "añojo" (animal de alrededor de 1 año), "ternera" (hasta 2 años), "vacuno joven" (entre 3 y 4 años), "novillo" (4 o 5 años), "vacuno mayor" (más de 5 años) y "buey" (macho castrado de 6 años). • La denominación de la pieza (chuleta, pechuga...), que puede variar de unas regiones a otras y su categoría comercial, que se asigna en función de diversos criterios: por ejemplo, en el caso del vacuno, un criterio de peso para establecer las cinco categorías comerciales existentes es la cantidad de colágeno o "nervios" de la pieza; en el caso del cerdo, sólo hay dos categorías, la "extra", correspondiente al solomillo y a la cinta de lomo, y la "primera", que engloba el resto de las piezas (codillo, aguja...). Además, existe una categoría comercial asignada al animal en función de su edad, sexo, conformación muscular y cantidad de grasa, pero no suele traspasar las fronteras del comercio mayorista. • El tratamiento de la carne (adobada, cocida, etc.), si no mencionarlo puede confundir al consumidor. • La fecha de caducidad, en el caso de la carne envasada. • La lista de ingredientes, en el caso de los productos cárnicos elaborados. A todas esas informaciones, las etiquetas del vacuno añaden el número de identificación particular del animal, el país donde ha sido sacrificado y el número de registro del matadero, el país donde ha sido despiezado y el número de la sala de despiece y el país donde ha nacido y ha sido engordado; (cuando el país no se menciona, se entiende que es España). Además, a partir de enero de 2002, las etiquetas podrán añadir una información complementaria muy interesante para el consumidor: la raza del animal, su alimentación, la fecha del sacrificio, el tiempo de maduración de la carne, etc. Estos datos sólo podrán incluirse previa autorización y tras pasar un control administrativo que garantice su veracidad. Saber comprar • Exija un etiquetado completo y lea la lista de ingredientes de los preparados cárnicos. • Las categorías comerciales de la carne no son exactamente un indicador de calidad: si quiere cocinar rabo de vaca, obligatoriamente comprará carne de "tercera", pues esa es la categoría que le corresponde debido a su proporción de tejido conjuntivo, lo que no significa que sea una mala carne. En general, las carnes de categoría "extra" o "primera" son adecuadas para tomar a la plancha o fritas, las de "segunda", para asados y guisos y las de "tercera", para guisos y caldos. OCU Ternera Redondo Carne picada Chuleta Buey Bistec Carne picada Rosbif Cordero Pierna Pollo Pechuga Muslo (con piel) Cerdo Lomo (medallón) Filete Jamón cocido Costilla Salchicha Carne picada Tocino magro Salchichón Cómo conservar La carne es un producto muy perecedero que debe guardarse siempre en la parte más fría de la nevera, bien protegida para que sus jugos no caigan sobre otros alimentos. No se extrañe si la tapa con plástico transparente y se oscurece, ya que ése es el efecto de la ausencia de oxígeno; recuperará su color OCU Kcal/ración Kcal/100g Animal y pieza Grasas (%) VALORES NUTICIONALES Proteinas (%) • La terneza de la carne depende de muchos factores, entre otros, el tiempo de reposo que se haya concedido al animal antes del sacrificio y el tiempo de maduración de la carne, necesario para que los músculos se ablanden y se conviertan en carne comestile. • Las piezas más feas, con más grasa entreverada y aspecto menos uniforme, a menudo son más sabrosas. También suele ser más sabrosa la carne de los animales mayores, aunque menos tierna. • No es fácil distinguir la carne de un animal engordado artificialmente, aunque en general es muy magra, con poca grasa, más bien dura y poco jugosa. • Desconfíe de los colores rojos brillantes, pues pueden ser indicio del uso de sulfitos. Tampoco el color muy amarillo de la carne de pollo significa que el animal haya tenido una rica alimentación de cereal sino que quizás ha tomado piensos coloreados con aditivos. • Si compra carne picada, es mejor que escoja usted la pieza y pida que se la piquen en el momento. La Organización de Consumidores y Usuarios ha detectado problemas de higiene en los preparados envasados y fechas de caducidad demasiado prolongadas. 20 18 21 2 13 5 100 190 130 145 285 195 23 21 20 3 7,5 10 120 150 170 180 225 255 16 25 290 435 23 20 1 10 100 170 150 255 23 23 21 20 18 22 15 17 1,5 4 4 10 20 25 30 44 105 130 120 170 250 315 330 465 160 190 180 255 380 470 495 695 cuando la destape. Los filetes y las piezas grandes se conservan frescos por lo menos tres o cuatro días. La carne picada, sólo 1 o 2, ya que al tener muchas líneas de corte tiene mucha superficie expuesta al aire y a los microbios; el mismo plazo sirve para la carne de ave, que tiene más contaminación microbiológica que la de vaca y se estropea antes. Si no va a consumir la carne cruda en un plazo breve, puede congelarla o adobarla, ya que la sal, el aceite, el vinagre y las especias contribuirán a prolongar su frescura algunos días. Si la cocina, podrá conservarse en buen estado otros 2 o 3 días. Qué riesgos En la ficha nº 3 hablamos de los residuos medicamentosos (antibióticos, antiparasitarios, hormonas, etc.) que es posible encontrar en la carne y de los efectos que tienen sobre la salud. • En cuanto a la contaminación microbiológica, conviene recordar que la carne puede contaminarse con agentes patógenos cuando el animal es desollado y eviscerado o después, a través de las manos de quienes la manipulan. Por eso es tan importante cocinarla de forma que en todos sus puntos se alcancen al menos 70 ºC, sobre todo cuando está cortada en trozos pequeños o muy manipulada (carne picada, salchichas...). • Los sulfitos (E 221 a E 227) son conservantes sólo permitidos en la fabricación de la longaniza, la butifarra fresca y la carne de hamburguesa del tipo "burguer meat”. Sin embargo, tal y como han demostrado diversos análisis de la OCU, es muy frecuente su uso en todo tipo de carnes, por ejemplo, picadas, con el fin de avivar artificialmente su color y hacerla parecer más fresca. Esto, aparte de ilegal es inadmisible, ya que los sulfitos: – destruyen la vitamina B1, cuya fuente principal en nuestra dieta es la carne; – pueden provocar reacciones alérgicas en personas sensibles, alérgicos a la aspirina y asmáticos. • La triquinosis es una enfermedad parasitaria causada por un pequeño gusano cuyas larvas, partiendo del intestino, llegan a los músculos más activos y oxigenados, como son los que intervienen en la masticación, los de los ojos, etc. Las larvas son muy resistentes a los tratamientos de la carne (ahumado, salazón, desecación) e incluso a la putrefacción, aunque aguantan mal la congelación y se destruyen con la cocción. Los cerdos y los animales domésticos pueden contagiarse de triquinosis al comer desperdicios infectados y los animales silvestres se contagian a su vez, al comer despojos de estos animales. Para que la carne infectada no llegue a nuestra mesa, basta un consejo: no coma carne procedente de la matanza casera del cerdo ni tampoco de la caza (sobre todo jabalí, pero también corzo, ciervo, etc.) hasta que no pase la correspondiente inspección veterinaria. Existen otras enfermedades parasitarias, como la hidatosis, cada vez más raras. Información elaborada por el equipo de OCU