Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza. El Grito Edvard Munch El grito es el título de varios cuadros pintados por Munch. La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Oslo y fue completada en 1893. El cuadro es abundante en colores rojizos de fondo, colores oscuros y la figura principal es una persona aparentemente sin cabello en un sendero con vallas que se pierde de vista fuera de la escena. Esta figura está gritando, con una expresión de desesperación. En el fondo, casi fuera de escena, se notan dos figuras con sombrero que no se pueden distinguir. El cielo parece fluído y arremolinado, de colores rojizos cambiantes, igual de arremolinado que el resto del fondo. Aunque El Grito sea la expresión pictórica de un sentimiento de miedo personal mientras paseaba con un amigo, Munch logra expresar en este cuadro el desfallecimiento del hombre ante una realidad cada vez más compleja y confusa. Situados frente al cuadro, el sonido es inaudible, el desamparo parece incomprensible. Resulta difícil resistirse a la locura que intenta expresar el hombre: la boca abierta, los ojos desorbitados y las manos tapándose los oídos para no escuchar su propio grito. Su postura se diluye entre las líneas curvas del océano y el cielo que dibujan un paisaje delirante, lleno de c o l o r. L a s l í n e a s r e c t a s d e l a balaustrada derecha representan el ambiente, la cautela y las reglas de la sociedad. Los paseantes caminan en un extremo, como dos líneas difusas hacia la inexistencia. Los trazos del hombre se diluyen en contraste con las líneas rectas que representan a los paseantes. La angustia, el dolor, la crisis y el impacto psicológico ante la realidad delinean al movimiento expresionista: un último grito de desesperación en un mundo gris, frío y miserable. Hermann Bahr en su manifiesto expresionista de 1916 deja en evidencia la lucha de este movimiento de vanguardia: El hombre quiere reencontrarse a sí mismo… El hombre se ha convertido en una herramienta de su propia obra; desde que lo único que hace es servir a la máquina, no posee ya sentido alguno. Ella le ha quitado el alma… La lucha es del alma contra la máquina. El hombre grita pidiendo alma, toda la época se convierte en un solo grito de angustia. También el arte grita, desde la oscuridad profunda grita pidiendo auxilio, invocando al espíritu: eso es el expresionismo. No le importa en absoluto la obra aislada, lo que quiere más bien es recuperar al hombre. En contra de la “civilización” lo que este manifiesto pretende es gritar en contra de esta nueva forma de vida, donde la máquina ha intervenido para sacarle el alma al hombre. puedes descargarte esta ficha y obtener más información en http://gritomunch.50webs.com