Viernes Santo- Celebración de la Pasión y muerte del Señor Nos reunimos esta tarde para celebrar la Pasión y Muerte del Señor, en el primer día del Santísimo Triduo Pascual. La Cena del Señor que celebrábamos ayer, culmina en la Pasión de Cristo, en el sacrificio de la cruz. Por eso, en nuestra celebración está presente el signo de la cruz, que es de humillación y de muerte, de triunfo y de gloria, de amor, de victoria y de salvación. Para nuestro vivir y nuestro morir, es necesario que entendamos la pasión y muerte de Cristo como la entrega más radical y sublime del Señor, el paso de su muerte a la vida, su pascua, es decir, el paso de este mundo al Padre, como dice san Juan. El Viernes Santo es y fue necesario para el triunfo pascual de Jesucristo. El triunfo de la cruz es anticipo y anuncio del triunfo de su resurrección. Empezamos esta celebración en profundo silencio contemplativo y luego nos arrodillaremos en presencia de Dios. Es necesario que tomemos conciencia de que necesitamos de la Sangre del Cordero, que quita el pecado del mundo. Monición a la Palabra de Dios (a las lecturas bíblicas y el Evangelio) El profeta Isaías, nos presenta, de manera exquisita, el sufrimiento de un hombre y profeta misterioso, en el cual la Iglesia ha visto anticipadamente la pasión y muerte del Redentor, pero que también resume todo el dolor y el sufrimiento de la humanidad. Vemos cómo se unen en Cristo, el sufrimiento y el triunfo, el dolor y la entrega, la muerte y la vida en su humanidad crucificada. La segunda lectura de la Carta a los Hebreos, nos presenta su muerte, la del Sumo Sacerdote, solidario por su pueblo. El Hijo del Dios hace suyos nuestros dolores y nuestras penas para redimirnos; y San Juan el testigo fiel de la Pasión, quiere enseñarnos en su Evangelio, que Jesús es el Rey y Señor, que muere como Cordero inocente por todos nosotros. Monición a la Oración Universal Vamos seguidamente a orar por toda la humanidad, en esta solemne oración universal, en la que el pueblo de Dios, ejerciendo su sacerdocio bautismal, ruega por todos los hombres y mujeres de la tierra. Este es el momento de orar para que la salvación que nos da la pasión y muerte de Cristo, llegue a todo el mundo. Monición a la adoración de la Santa Cruz Vamos a adorar la santa cruz, como señal de adhesión, de compromiso y de fe en el Señor Jesucristo, que dio su vida en ella por nuestra salvación. Adorar la cruz no es un mero gesto externo o de compasión hacia Cristo, sino expresión de nuestra fe en su redención. Junto al tradicional beso o genuflexión ante el madero en señal de acatamiento, los cristianos creemos que el Señor cargó en ella nuestros pecados y nuestras culpas, padeció por nosotros, murió y fue sepultado. Y que Dios liberó a su Hijo de la muerte resucitándolo, convirtiendo la cruz en instrumento de victoria. Monición a la Comunión Hoy no celebramos la Eucaristía. Hoy contemplamos a Cristo muerto en la cruz, del cual nos ha hablado la Palabra de Dios y al cual hemos adorado en el signo de su cruz. Dios mediante, esperamos celebrar la Eucaristía, en la noche de la solemne Vigilia Pascual. En esta espera, nos acompaña el Santísimo Sacramento que, desde ayer fue reservado en el Lugar de la reserva, que nos recuerda su humanidad entregada por nosotros y su Cuerpo dado en alimento al mundo. Recibámoslo con fe y amor. Monición de despedida (optativa) Hemos celebrado esta tarde la Liturgia de la Pasión del Señor, escuchando su Palabra. Hemos adorado su cruz y hemos recibido su Cuerpo eucarístico en la Santa Comunión. Démosle gracias al Señor por su entrega a la muerte por nosotros, por haber recorrido el camino del dolor, para entrar en la Pascua de su resurrección. Ante Jesús crucificado, muerto y sepultado afirmamos nuestra confianza que el dolor, el mal, la injusticia, la opresión y la tristeza serán vencidas por la fuerza de su resurrección, que mañana, Dios mediante, celebraremos con gozo desbordante en la solemnísima Vigilia pascual, aquí en nuestro templo y en la que ojalá todos podamos participar, con alegría desbordante.