Presentación 37

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Diplomado
Carácter del
Cristiano
Confianza sin límites
(Mt 6.19-34)
La esencia de esta justicia
con respecto a la relación
del hombre con el hombre
(Mt 7.1-12)
CONFIANZA
SIN
LÍMITES
Mateo 6:19-34
19No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan. 21Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.
22La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de
luz; 23pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti
hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
24Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas [griego Mamón].
25Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido? 26Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen
en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que
ellas? 27¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no
trabajan ni hilan; 29pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como
uno de ellos. 30Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la
viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31No os afanéis, pues,
diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles
buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas
estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas. 34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Esta verdad
se aclara
por la
condenación
de lo
opuesto
Falta de
confianza en
Dios,
esto es,
ansiedad
angustiosa
Falta de confianza en Dios,
esto es, ansiedad angustiosa
Es
idolatría
Borra
la
visión
Lealtad a
Mammón que
lo acompaña,
Preocuparse
de amontonar
riquezas
materiales
Separación de
Dios (v. 24);
Oscurece la
verdadera
meta de
nuestra
existencia (vv.
22, 23);
Confunde
los
valores
Desafía
toda
razón
Atribuye
primera
importancia
a lo que es
secundario
Como si el
alimento fuera
más importante
que la vida y el
vestido más que
el cuerpo (v. 25)
Cambia los bienes celestiales por tesoros
terrenales, lo imperecedero por lo que
perece (vv. 19–21); olvida que no puede
añadir ni un codo a la expectativa de vida
de una persona (v. 27); suma a los afanes
del día las preocupaciones de mañana
como si los del día no fuesen suficientes
(v. 34); y, lo peor de todo, se niega a
considerar que si Dios, como Creador,
alimenta las aves y viste los lirios,
entonces ciertamente, como Padre
celestial, cuidará de sus hijos (vv. 26, 28–
32).
Mandamientos
negativos
No os hagáis …
No os afanéis …
No os angustiéis,
de los vv. 19, 25, y
31, 34
Mandamientos
positivos
Consoladoras
palabras
“Haceos … Mirad
… Mirad de los vv.
20, 26 y 28
v. 33: “Pero buscad
primeramente su
reino y su justicia, y
todas estas cosas os
serán concedidas
como un don
especial”.
POLILLA
ORÍN
Todos los
agentes y
“polilla”
y
procesos que
hacen que los
tesoros
terrenales
disminuyan en
valor y
“orín”
finalmente dejen
totalmente de
cumplir su
propósito
Así, el pan se pone mohoso
(Jos. 9:5),
las vestiduras se gastan
(Sal. 102:26),
los campos
(particularmente los
abandonados) se llenan de
malezas (Pr. 24:30),
los muros y cercos caen
(Pr. 24:31),
los techos se deterioran y
empiezan las goteras (Ec.
10:18),
el oro y la plata se
herrumbran y perecen (1 P.
1:7, 18).
Súmese la destrucción
causada por las termitas,
huracanes, tifones,
tornados, terremotos,
enfermedades de las
plantas, erosión del suelo,
etc., etc., etc.
Los
ladrones
minan y
hurtan
La inflación, los impuestos
opresivos que pueden
equivaler a una confiscación,
las quiebras bancarias, las
crisis del mercado de capitales,
los gastos relacionados con
largas enfermedades, estos y
otros muchos males similares
tienen el mismo efecto.
Además, el cuerpo del hombre,
incluso el de los más fuertes,
se agota gradualmente (Sal.
32:3; 39:4–7; 90:10; 103:15, 16;
Ec. 12:1–8). Cuando muere,
todos los tesoros terrenales
sobre los que había puesto sus
esperanzas se desvanecen con
él.
Los
tesoros
en el
cielo
Completamente
diferentes:
Bendiciones que
nos han sido
reservadas en
los cielos (1 P.
1:4), que son
celestiales en
carácter, pero de
las cuales
experimentamos
el sabor
anticipado ya
ahora.
Nuestra posición con Dios como
personas completamente perdonadas
(Mt. 6:14), las oraciones contestadas
(7:7), que nuestros nombres estén
escritos en los cielos (Lc. 10:20), el
amor del Padre (Jn. 16:27), una
bienvenida a las “mansiones” del cielo
y al corazón mismo del Salvador (Jn.
14:2, 3), participación plena en la paz
de Cristo (Jn. 14:27), en su gozo (Jn.
15:11), y en su victoria (Jn. 16:33), y la
morada interior permanente del
Espíritu Santo (Jn. 14:16, 26; 15:26).
Las bendiciones mencionadas en las
Bienaventuranzas (Mt. 5:1– 12). Pablo
los describe en los mismos términos,
otras veces en sus propias palabras:
“justificados por la fe” (Ro. 5:1),
“oración contestada” (2 Co. 12:8, 9), “el
amor de Dios derramado en nuestros
corazones” (Ro. 5:5), “la corona de
justicia” con que el Salvador nos
recibirá (2 Ti. 4:8), la “paz de Dios que
sobrepasa todo entendimiento” (Fil.
4:7), el “gloriarse en Dios por nuestro
Señor Jesucristo” (Ro. 5:11), “la
victoria” (1 Co. 15:57) y “su Espíritu en
el hombre interior” (Ef. 3:16; cf. Ro.
8:14, 16, 26, 27).
Y muchas, muchas, más...
Las
Escrituras
enseñan
Tesoros
celestiales son a
prueba de polilla,
de orín y de
ladrones (v. 20),
son perdurables
eternamente,
resplandecientes,
posesión
intransferible de
los hijos del
Padre celestial
Fidelidad que jamás será
removida (Sal. 89:33; 138:8),
vida que nunca terminará (Jn.
3:16), manantial de agua que
jamás dejará de fluir en el
interior del que la bebe (Jn.
4:14), don que jamás se
perderá (Jn. 6:37, 39), mano de
la cual jamás será arrebatada
la oveja del buen Pastor (Jn.
10:28), cadena que jamás se
romperá (Ro. 8:29, 30), amor
del cual jamás seremos
apartados (Ro. 8:39),
llamamiento que no será
jamás revocado (Ro. 11:29),
fundamento que jamás será
destruido (2 Ti. 2:19), y
herencia que jamás se
marchitará (1 P. 1:4, 5)
Sin embargo, podría bien formularse las siguientes
preguntas: Pero, si es malo acumularse tesoros en la tierra,
entonces:
¿Significa esto que es
absolutamente y siempre malo
hacer provisión para las
necesidades físicas futuras?
Debe ser condenado todo
comercio, negocio, e industria
que se tiene con el propósito, por
lo menos en parte, de obtener una
ganancia?
¿Hay que considerar réprobos a
todos los ricos?
La respuesta es:
“NO”
Dios no condenó a José por aconsejar a Faraón
que almacenase grano para uso futuro.
(Gn. 41:33–36).
Tampoco erraron Salomón y Agar al poner a la
hormiga como ejemplo del sentido común
revelado al proveer durante el verano para las
necesidades del invierno (Pr. 6:6; 30:25).
Tampoco cometió Pablo un error cuando escribió
2 Co. 12:14b y 1 Ti. 5:8. ....pues no deben atesorar
los hijos para los padres, sino los padres para
los hijos
En las parábolas de Cristo se estimulan la
inversión, la banca y el negocio (Mt. 25:14–30;
Lc. 19:11–23).
El rico Zaqueo (Lc. 19:2) fue tenido por digno de
ser llamado “hijo de Abraham” (Lc. 19:9);
El rico Abraham (Gn. 13:2) era amigo de Dios
(Is. 41:8; 2 Cr. 20:7; Stg. 2:23). y
El rico José de Arimatea fue un seguidor de Jesús
(Mt. 27:57).
Acumulación de riquezas
Peligros espirituales
Mt. 19:24Otra vez os digo, que es más fácil pasar
un camello por el ojo de una aguja, que entrar un
rico en el reino de Dios
Lc. 12:14Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha
puesto sobre vosotros como juez o partidor?
15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee.
1 Ti. 6:10porque raíz de todos los males es el
amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores.
El dinero puede ser una gran bendición, si no es un fin
en sí, sino un medio hacia un fin, a saber:
a. para impedir que la familia de uno se convierta en
carga para los demás (1 Ti. 5:8),
b. para ayudar a quienes pasan por necesidad (Pr.
14:21; 19:17; Hch. 4:36, 37; 11:27–30; 24:17; Ro.
15:25; 2 Co. 8:4, 9; Gá. 2:10; 6:10; Ef. 4:28),
c. para respaldar la obra del evangelio tanto
doméstica como en el extranjero (Mr. 15:41; Lc. 8:2,
3; Hch. 16:15, 40; 1 Co. 9:9; Fil. 4:15–17; 1 Ti. 5:17,
18), todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31).
Sin embargo, el dinero puede ser también un lazo
(Mr. 14:11; Lc. 22:5; Hch. 8:18, 20).
Si el
verdadero
tesoro de
una
persona,
su meta
final en
todos sus
esfuerzos
Pertenece a esta
tierra—la
adquisición de
dinero, fama,
popularidad,
prestigio, poder
—entonces su
corazón, el
centro mismo de
su vida (Pr. 4:23)
Será
completamente
absorbido por
ese objetivo
mundano. Todas
sus actividades,
aun las
actividades
religiosas,
estarán
subordinadas a
esta única meta.
Si por un
sentido de sincera y
humilde gratitud a
Dios ha hecho del reino
de Dios su tesoro, esto
es, el reconocimiento
glorioso de la
soberanía de Dios en
su propia vida y en
toda esfera,
Entonces es allí
donde estará su
corazón. En ese caso
el dinero no será un
estorbo, sino una
ayuda. En algo de esta
naturaleza debe de
haber estado
pensando Jesús
cuando dijo:
Porque donde está vuestro tesoro, estará también vuestro
corazón.
Ninguno puede servir a dos amos; porque o
odiará a uno y amará al otro, o será devoto a
uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a Mammón.
La persona que ha puesto en mal lugar el
corazón (v. 21) y ha dirigido mal la mente (vv.
22 y 23) también sufre de una voluntad mal
alineada, una voluntad que no está en línea con
la voluntad de Dios (v. 24). Quizás se imagina
que puede dar su plena lealtad a las dos metas
de glorificar a Dios y de adquirir posesiones
materiales, pero se equivoca. Odiará a uno y
amará al otro, o viceversa.
Por lo tanto, os digo: No os preocupéis
por vuestra vida, qué vais a comer o qué
vais a beber, ni por vuestro cuerpo, qué
vais a poneros. ¿No es la vida más
importante que el alimento y el cuerpo
más importante que la ropa?
Los tesoros terrenales transitorios no satisfacen, y poner
el corazón en ellos implica dejar los deleites perdurables
del cielo (vv. 19–21), y el deseo de las riquezas terrenales
borra la visión mental y moral (vv. 22, 23) y finalmente,
hay que tomar una decisión entre Dios y Mamón (v. 24),
no podemos seguir poniendo nuestro corazón en este
último, es decir en las cosas terrenales.
Nuestro Padre celestial quien nos ha dado la vida, el
cuerpo, él nos sustentará. Quien ha provisto lo mayor,
esto es, vida y cuerpo, ¿no dará también lo que es
menos, esto es, alimento, bebida y vestido?
¿No es la vida más
importante que la
comida, y el cuerpo más
que la ropa? Entonces,
¡no confundamos las
prioridades!
Ro. 8:32: “El que no
escatimó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él
todas las cosas?”
Mirad las aves en el aire. No siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros, pero vuestro Padre celestial las
alimenta. Vosotros sois de más valor que ellas, ¿no es así?
El argumento de Cristo,
equivale a esto: Si las aves,
que no pueden en hacer
planes con anticipación, no
tienen razón para
preocuparse, entonces
ustedes, seguidores míos,
dotados de inteligencia, para
pensar en el futuro, no
deben estar llenos de temor.
Además, si Dios aun
provee para estas
criaturas bajas, cuánto
más cuidará de
vosotros que fuisteis
creados a su misma
imagen. Y
especialmente, si quien
las alimenta es “vuestro
Padre celestial”,
En el v. 31, Jesús hace
referencia al carácter
pecaminoso e irracional
de la ansiedad con
respecto a la comida y el
vestido:
31. Así que no os
preocupéis diciendo:
“¿Qué comeremos” o
“qué vamos a beber”, o
“qué ropa nos vamos a
poner?”
No solamente hay que evitar
la ansiedad habitual, sino aun
el primer paso que conduce a
este hábito debiera ser
excluido; por eso, “No
lleguéis a estar (o: no os
pongáis) preocupados”.
En el v. 32 se añaden dos
razones a la exhortación “No
os afanéis”.339 Son las
siguientes:
Pero buscad primeramente su reino y su justicia, y
todas estas cosas os serán concedidas como un don
especial.
“No os preocupéis”, a saber, “Vuestro Padre celestial
sabe que vosotros las necesitáis”, sí, él sabe esto “aun
antes que vosotros le pidáis” (v. 8).
Eso es todo lo que se necesita, porque tanto es el amor
de este Padre hacia sus hijos que este mismo
conocimiento de sus necesidades asegura que
también dará la provisión necesaria (cf. Ef. 3:20).
Así que, no os
preocupéis por el
día de mañana,
porque el día de
mañana se
preocupará por sí
mismo. Cada día
por sí mismo tiene
bastantes
problemas.
Preocuparse por el mañana
es siempre malo. La única
manera correcta de proveer
para el mañana sin al
mismo tiempo preocuparse
es cuidar que hoy día se
obedezca la amonestación
del v. 33 (“Pero buscad
primeramente su reino y su
justicia”).
Así que, con gratitud
debiéramos hacer en
este día lo que Dios nos
pide. “Si oyereis hoy su
voz” (Sal. 95:7).
Cuando mañana
llegue, habrá
nuevos problemas,
pero también habrá
nuevas fuerzas
Basta a cada día su propio mal”, traducción más literal
de VRV 1960) nos viene a la memoria de inmediato
Lm. 3:22, 23: “Nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”.
Los Diez Mandamientos
fueron escritos en dos
tablas (Dt. 5:22). Jesús
resumió esta ley en las
conocidas palabras de Mt.
22:37–39:
“Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón … y
amarás a tu prójimo como a
ti mismo”. En forma similar,
el Padrenuestro contiene
dos grupos de peticiones,
cuyo primer grupo tiene que
ver con Dios, el segundo
con el hombre.
Así también
sucede con el
Sermón del
Monte
considerado
como un
todo.
Habiendo resumido el deber del
hombre hacia Dios (cap. 6),
luego declara sus obligaciones
hacia el prójimo (7:1–12). Los
dos deberes están relacionados,
porque el hombre es imagen de
Dios (Gn. 1:27).
En consecuencia, ahora hemos llegado a la subdivisión que
tiene que ver con:
La esencia de esta
justicia con
respecto a la
relación del hombre
con el hombre
Mateo 7
1No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida
con que medís, os será medido.
3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano:
Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien
para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los
cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá.
9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas
cosas a los que le pidan? 12Así que, todas las cosas que queráis que
los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas.
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
¿Quiso decir que
toda forma de juzgar y
sin ninguna calificación
queda prohibida, de tal modo
que no se nos permite formar
opinión ni expresarla con
respecto al prójimo, por lo
menos que con respecto a él
jamás debemos expresar en
voz alta una opinión
adversa o
desfavorable?
¿Qué quiso decir
exactamente el Señor
cuando dijo: “No
juzguéis”?
A la luz de lo que Jesús mismo dice en este mismo
párrafo (v. 6), donde indica que debemos considerar a
ciertos individuos como perros y puercos, y a la luz de Jn. 7:24;
cf. 1 Co. 5:12; 6:1–5; Gá. 1:8, 9; Fil. 3:2; 1 Ts. 2:14, 15; 1 Ti. 1:6, 7;
Tit. 3:2, 10; 1 Jn. 4:1; 2 Jn. 10; 3 Jn. 9, y de muchos otros pasajes
que se podrían agregar, es claro que no se trata de una
condenación tan completa contra la formación de una opinión
acerca de una persona y de expresarla.
Quiso decir (vv. 3–5) que es malo que alguien concentre su
atención en la mota que hay en el ojo de su hermano y mientras
está así ocupado, pasar por alto la viga que tiene en su propio ojo.
Aquí el Señor está condenando el espíritu de censura, el juicio áspero,
el justificarse a sí mismo juzgando a los demás, el juicio sin
misericordia, sin amor, como también lo enseña claramente el pasaje
paralelo (Lc. 6:36, 37).
Es necesario ser crítico y discriminador; ser
hipercrítico es malo. Uno debiera evitar el decir lo
que es falso (Ex. 23:1), innecesario (Pr. 11:13), y
cruel (Pr. 18:18).
NO a la inclinación a
descubrir y condenar
severamente las faltas
reales o imaginarias de
los demás, mientras se
pasan por alto con
ligereza las propias
que con frecuencia son
más graves violaciones
de la ley de Dios, era
común entre los judíos
(Ro. 2:1s),
especialmente entre
los fariseos (Lc. 18:9;
Jn. 7:49).
Porque con el juicio con que
juzgáis, vosotros mismos seréis
juzgados; y según la medida con
que medís, se os medirá.
Significado: La
norma de juicio que
apliquen a los demás
será aplicada a ustedes.
Si juzgan sin misericordia,
serán juzgados sin
misericordia. Igualmente, si
juzgan con compasión,
serán juzgados y tratados
con compasión. Entonces
será derramada en vuestro
regazo “medida buena,
apretada, remecida y
rebosando”.
Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu
hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo
tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces
verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Se refiere a toda persona que tenga
inclinaciones farisaicas. En los corazones de todos,
incluidos los cristianos cuando no han sido
transformados por la gracia, se aloja un fariseo, la
conclusión es que este pasaje se aplica a todos, en el sentido
que todos necesitamos examinarnos a nosotros mismos (1
Co. 11:28), para no andar hallando faltas en los demás y
procurando corregirlos sin un auto examen y la
aplicación de autodisciplina.
Cuando por la gracia soberana ha sido quitada esta
viga, el ex buscador de faltas puede ver con
suficiente claridad para sacar la mota del ojo de su
hermano.
En otras palabras, estará en condiciones de
restaurarlo “con el espíritu de mansedumbre”, y
examinándose a la luz de, por ejemplo, 1 Co. 13,
verá de no ser tentado él mismo (Gá. 6:1).
No deis lo santo
a los perros, ni
echéis vuestras
perlas delante
de los cerdos,
no sea que las
pisoteen, y se
vuelvan y os
despedacen.
“Hermanos”,
(véase vv. 3–5) y
“perros” o
“cerdos” (v. 6) no
deben ser
tratados en igual
forma. Los
creyentes deben
discriminar
cuidadosamente
Jesús está diciendo
que cualquiera cosa
que esté en una
relación especial con
Dios y, en
consecuencia, es muy
preciosa, debiera ser
tratada con reverencia
y no ser confiada a
quienes, debido a su
naturaleza malvada,
viciosa y vil, pueden
ser comparados con
los perros (véase
también en Fil. 3:2) y
los puercos.
Por ejemplo,
esto significa
que los
discípulos de
Cristo no
debieran seguir
llevando
indefinidamente
el mensaje de
Cristo a quienes
hacen escarnio
de él.
7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al
que llama, se le abrirá.
9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le
dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una
serpiente?
11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los
cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Pedir también presupone la creencia en
un Dios personal con el cual el hombre
puede tener comunión. Cuando uno
pide, espera una respuesta. Por eso
esto incluye fe en un Dios que puede
responder, que responde y que
responderá, esto es, fe en Dios el Padre.
Buscar es pedir más actuar. Incluye la petición
ferviente, pero eso solo no basta. Una persona debe
ser activa en su esfuerzo por obtener la satisfacción
de sus necesidades. Por ejemplo, uno debiera no sólo
orar por un conocimiento profundo de la Biblia, sino
que también debiera diligentemente escudriñar y
examinar las Escrituras (Jn. 5:39; Hch. 17:11), asistir a
los cultos (Heb. 10:25), y sobre todo tratar de vivir en
armonía con la voluntad de Dios (véase esta misma
sección: Mt. 7:21, 24, 25; cf. Jn. 7:17).
Llamar es pedir más actuar más perseverar. Uno llama repetidas
veces a la puerta hasta que la abren. Sin embargo, en realidad la
perseverancia ya está implícita en los tres imperativos, puesto que
todos están en tiempo presente; por eso, una traducción posible es
ésta: “continuad pidiendo, buscando y llamando”.
Los seguidores de Cristo pueden tener la seguridad, por lo tanto,
que en respuesta a sus oraciones el Padre también proporcionará
diariamente las soluciones para los problemas de relaciones
humanas, las dificultades que surgen del esfuerzo sincero de seguir
las instrucciones dadas en los vv. 1–6.
Así que, todo lo que queráis que los hombres hagan
con vosotros, así también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas.
1 Juan 4
20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su
hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a
quien no ha visto?
1 Juan 3
14Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en
que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano,
permanece en muerte. 15Todo aquel que aborrece a su
hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene
vida eterna permanente en él.
Juan 13:34Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros. 35En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros.
1 Juan 2:9El que dice que está en la luz, y
aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.
1 Juan 3:10En esto se manifiestan los hijos de
Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no
hace justicia, y que no ama a su hermano, no es
de Dios.
1 Juan 3:14Nosotros sabemos que hemos pasado
de muerte a vida, en que amamos a los hermanos.
El que no ama a su hermano, permanece en
muerte.
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