Discurso_Pedagogia

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Aquí estamos; tantos después de tan poco. O tan pocos después de tanto, como vosotros
prefiráis. El caso es que este momento, esta reunión que hoy celebramos, supone volver a
saludar a todos aquellos de los que en breve nos despediremos. Algunos se mantendrán a
nuestro alrededor mientras que el resto se prepara para seguir con su vida, una que continúa
más allá de esas cuatro paredes que estuvieron ahí para reunirnos y presentarnos.
Resulta inevitable que en fechas tan destacadas como la de hoy echemos la vista atrás sólo
para reencontrarnos, quizá por última vez, con la persona que fuimos ayer, la que nos ha
tocado ser hoy y con la que terminaremos siendo mañana. Semejante confluencia nos invita a
hacernos muchas preguntas, algunas de ellas demasiado evidentes, otras demasiado absurdas.
Y la que yo me hago es : ¿Qué es la universidad? Si me concedo el lujo de formular esta
pregunta en alto es sólo porque todavía no sabría contestarla; no con una sola respuesta al
menos.
La universidad respira gracias a que nosotros le damos aire, crece porque somos su alimento y
de seguir adelante sólo será porque estábamos ahí para indicárselo. Su supervivencia, por
tanto, depende de nuestra intervención . Puede que por fuera siga pareciendo un edificio
pero una vez formas parte de él, su funcionamiento e identidad se asemeja más a la de
cualquier otro organismo, uno que se nutre de nuestra rutina diaria y con la que le permitimos
seguir en alza. Esta relación de dependencia, de simbiosis completa y absoluta, es la que nos
permite ponerle un rostro no sólo a nuestro futuro, también al de todos aquéllos que nos han
estado enseñando. Y aún así, y tal y como sucede en toda relación, goza y sufre de infinidad
de altibajos, obstáculos y problemas que muy a menudo se convierten en parte y costumbre
del día a día. Si están ahí es sólo para recodarnos lo importante que es seguir de pie y lo poco
que nos debería de doler volvernos a caer.
Aún así yo me vuelvo a preguntar, ¿qué es la universidad? ¿Se trata de algo que puede ir más
allá de ese desproporcionado arsenal de hojas y apuntes? ¿De las asignaturas con sus
correspondientes horarios? Yo creo que sí. Porque la universidad, como cualquier otro edificio,
como cualquier otro organismo, representa un cúmulo de experiencias que , tanto para bien
como para mal, termina por transformarnos, incluso cuando nosotros no lo deseamos. Ese
cambio, propiciado tal vez por más de uno de los que hoy tenéis sentados a vuestro alrededor,
no dejará de ser otro capítulo más en vuestra historia, una cuyo núcleo y argumento no se ha
escrito aún. Haced de este momento vuestro prólogo o, si lo preferís, un merecido epílogo.
Que sea lo que vosotros decidáis pero recordad que no dejará de ser otro capítulo más de
vuestro abultado índice.
Los que estamos aquí nos hemos interesado por estudiar las peculiaridades y vicisitudes de un
tema tan espinoso e importante como nunca dejará de ser el de la educación. Son muchos los
que han indagado en ella y demasiadas las conclusiones que se han ido proyectando a su
alrededor. Mucho se ha hablado sobre este ámbito y el alcance que está y seguirá teniendo en
nuestra sociedad. Utilicemos todas las herramientas que hemos ido adquiriendo para que la
nuestra llegue a ser una intervención de especial relevancia.
Durante todos estos años hemos aprendido, escuchado, visto y también razonado. Que sean
ahora nuestras palabras y puntos de vista los que enseñen y preparen a los que todavía están
por llegar. Tened siempre en cuenta que "enseñar" es una palabra de naturaleza ambigua, que
disfraza y camufla mucho más de lo que un principio nos deja ver. Al emplearla no sólo
estamos hablando de educar, sino que también hacemos referencia al hecho de mostrar, de
presentar a un público o a una sola persona lo que antes no habían llegado a conocer. Es el
momento de que nuestra actuación tome forma y que con ella logremos innovar y trascender.
Para ello debemos de proponer cambios con los que así poder corregir los malos hábitos con
los que nos podamos haber encontrado. Tratemos de no convertirnos en todo lo que ya no se
nos ha mostrado sino en todo aquello que todavía nos queda por enseñar; que la nuestra sea
una intervención que garantice un antes y un después en el ámbito educativo.
Somos el cambio, el futuro. Actuemos en correspondencia.
Todos los que nos hemos juntado hoy aquí tenemos la edad suficiente como para darnos
cuenta de que pocas cosas en esta vida se nos conceden tal y como nosotros las queremos;
muy pocas en realidad. Existen, sin embargo, ciertos instantes que nos inspiran y dan fuerzas
cuando todo lo demás está próximo a derrumbarse; haced de éste vuestro pequeño instante
de gloria y nunca os olvidéis del triunfo que representa haberos sentado hoy en esas sillas. El
mismo que os impulsará en cuanto toque ponerse en pie.
Que esta victoria sea la primera de todas las que vayáis a utilizar para acallar cualquier derrota.
Que vuestra voz sea el más alto de los gritos.
Que vosotros seáis el mejor de vuestros sueños.
Hoy estáis un paso más cerca de lograrlo. Enhorabuena.
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