^íl·iM/i/ajr ^^T*- f,0(oti LA CASCARÀ AMARGA. (Ex abundantia cordis loquitur os. ) Ei resultado de las últimas elècciones munici|uij£fi aü «fita vilJa; ^ 4 s « u a MI oftbe, -i-ae^é^bajos publicados à raíz de las mismas en las columnàs de este periódico, à cuyo terreno nos han couducido contra nuestrà voluntad las reiteradas provocaciünes del semanario L· Oloti, le han producido los efectos de cascarà amarga sacàudole de quicio; y rebasando los limites del comedimiento, ha salido en su ultimo número vomitando no cstreUas, sinó un esperpento literario que en forma de articulejo, ha bautizado con el sustancial y bien apropiado epígrafe Lo Cursilisme de la Premfsa. Estos modestos trabajos de nuestra publicación han surtido sus naturales y lógioos resultados, por aquello de que las verdades amargan; y he aquí porque escocido el Cuerpo de redacción del tal Z' Oloti^ al ponérsole el dedo sobre la llaga, ha querido eticapar coino alma que íleva el diablo de Caribdis, para caer inopinadamente en poder de fecyla. Porque seamos justos: el moderno artista disfrazado de redactor àulico con el auxilio de un fàjaro pinto que bien puede ser un doctor in utroque mundo, cuando menos lo caíaba, ha venido à reproducir su imagen y la de sus co.ngéneres con una perfección envidiable. No hay duda qüe desde que Daguerre dió à conocer su invento, todos los pintores de fama dudosa han arrojado sus pinedes y subiéndose à las alturas, salen en busca de una luz para ahorrarse la pena de andar baciendo cuadrículas y educando la vista para copiar la naturaleza. He ahí pues, que en fuerza de inventiva y con el auxilio del Daguerretipo, ha salido un retrato tan parecido al natural, como una gota de agua à otra. Fijando bien, grabando ó dirigieado la retina con atención sobre el cuadro, se observan todos los rasgos característicos, tudas las líueas fisonómieas que estereotipan y dan ú conocer el original. Falta solamente como digno remate y coronación de tan artística y perfecta obra, colocar una chichonera, un paracaídas y unos andadores Diputació de Girona — Servei de Biblioteques que formen un tridente cotao el cetro de Neptuno que tiene tres puntas. Y entonces resulta perfecte y acabado el retrato al Daguerreli'po del periódico o^ficial L' Oloíi. Un periódioo local Que diciendo «j alià voy !» -*-. Grita uíanoí'cq yo soy La piedra filosofal!» Porque vamos i cuentas i à quién podia ocurrírsele on los presentes moimntos históricos, publicar un articulo intitulado Cursileria de la Premp' sa, que es el verdadero espejo que reíleja perfectamente su interesante imagen? La misión que en él, con tono de magister traza à la prensa local, nadie como L· Olotí la ha llenado tan cumplidamente, desde que para glòria de las letras catalanas vino al mundo. En su sentir, la tal prensa ha de huir del terreno asqueroso y repugaante de las personalidades, respetàndolas y guardàndoias la consideracióa que siempre deben merecer, à todos los que blasonan de fines y educados. y sin duda porque nuestro atrabiliario colega fuó tan respetuoso para con las personas y sus intereses, como premio ó galarddn à s u cultura, discreción y finura, cayó un dia comollovido del cielo sobre los moíletes de su editor responsable un' tremendo manotazo; otro dia por ensalzar demasiado la dignidad y el honor militar de un capitàn de carabineros y llevar el disgusto y la amargura en el seno de su família, à ia cual por lo visto no agradaron las fineí:as del colega, por poco se veu sus redactores en el-aparo de aceptar un diielo, que evadieroa con inmiuente peligro de saiir apabulíados y maltrechos do las manos del ofeadido, de cuyo apabuUamiento se libraron gracias à que cantó en el número siguiente 'con mucha afiuaeión la palinodia; otro dia por una noticia escesivamente laudatòria para la conducta de los oficiales del batallón de cazadores de Alfonso XII, le fueron pedidas explicaciones que dió cumplidas y de muy buena gana; en otra ocasión vióse d e mandado por injuria y calumnia ante los Tribunales de justícia; en otra las emprendió contra el Juzgado y sus funcionarios; en otro su chispeante gracejo ofendió à la creme de la juventud olotense, en otra..... però basta; nos haríamos interminables y molestos si coatiauàramos narrando sus glorias y proezas, que à tan grande altura han puesto la merecida fama de cuUo, discreta, prudeníe y respeíuoso de que goza. i Cuàuta lijereza, cuanta cursileria y cuanto tupé se necesita joh! apreciable colega, para tener la audàcia de querer trazar las reglas à qtie s u jetarse debe. Ia prensa loeal 1 Francamente; cuando leímos aquella prodoccióa parto de tu felicisirao ingenío, nos regocijamos, porque nos sacastes al cabo de la calle trayéudonos à la par à la memòria, aquella famosa frase de un polluelo aprendiz de critico. « Acousejamos à Bretón de los Herreros » Però dejando todo esto d parte, ^cómo se atreve Z' Oloti à meterse en dibujoshablando de filosofia que no es por ahora manjar apropiado à su paladar ? ^Cómo, cuando ni por doude, pretende j a c tanciosamente conocer à Krausse, Salmerón ni aquelfa otra piéyade de filòsofes como Kant, Fichte, Burke, Scheling, Hegel ? ÍQUÓ no sabé tal vez que para consultar y estudiar à estos filosofés n e cesita de licencias del Ordinario, las cuales s e guramente no le serían concedidas por hallarse en la infància en materias fílosóficas ? Y como prueba al canto del resbalón que ha sufrido en la matèria, observaremos; que aquellos articules sobre íustruociÓD pública, que ab-irato pera con cierta candidez al misuio tiempo, sienta que son retazos de Krausse y Salmerón, han merecíide la honra de sor reproducidos por varios periódicos que son órganos de la prensa catòlica y entre elles, uno dirigido según se dice por la í n ciita Gompania de J. sús. Un traspió de tal calibre, sdlo podia darlo el que escribió aquel cuadro Lo Renegat de un realisme tan crudo y de tan mal gusto, que al^mismo Zola, à quien se propuso emular, le repugnarà, ya que en fuerza de naturalismo mal traído, llega 6, hacerse indigesto. 4 y en matèria de cursilismo, caro colega ? Trabajo nos darias si nos pusieses en el grave aprieto de tener que buscar quien te aventaje. Prescindamos de los sendes artículos doctrinales que semanalmente editas; y fijómonos tan solo, ya que para muestra basta un botón, en aquel en que su autor con teda la autoridad y gran fama de que goza en cl mundo artistico y literario, al narrar su visita à ia Alhambra de Granada ver-