superyo | resiliencia Experimentar el duelo en todas sus fases es fundamental para desarrollar resiliencia Resiliencia Superación y aprendizaje Objetivo implícito en toda psicoterapia, desarrollar esta capacidad humana propicia el manejo adecuado de realidades adversas. El cultivo de ciertas fortalezas y características de personalidad facilita su alcance / Lena Jahn Santorufo La muerte de un ser querido, la detección de una enfermedad terminal, las secuelas físicas de un accidente, la ruptura de una relación de pareja, el despido laboral… Con efectos y grados de repercusión variables, todas éstas son pérdidas traumáticas para el ser humano. Hacer frente al menos a una de ellas es parte inmanente de la vida, así como experimentar, en todas sus fases, el duelo que implican. Superar la circunstancia desestabilizadora y crecer a partir del aprendizaje que genera es, en términos simples, desarrollar resiliencia, una serie de habilidades que permiten asumir con cierta flexibilidad situaciones límite, sobreponerse a ellas y continuar, sin la omisión del hecho doloroso ni de los malestares naturales que lleva consigo. Si bien la psicología positiva, rama que se constituyó formalmente en 1998, ha puesto el acento sobre la resiliencia, los estudios sobre esta capacidad humana surgieron alrededor de 42+SALUD 1950. A comienzos de la década de los setenta, el psicoanalista británico John Bowlby acuñó el término en la literatura científica y, poco después, los psicólogos estadounidenses Suzanne Kobasa y Salvatore Maddi introdujeron el concepto de “personalidad resiliente”. También el psiquiatra francés Boris Cyrulnik y el psicólogo estadounidense Norman Garmezy figuran, gracias a sus aportes, entre los precursores del estudio de la resiliencia. Proceso gradual Mientras la psicología clínica –en especial a través de la terapia cognitivo-conductual– asiste a quien necesita acompañamiento durante el proceso que sigue a un evento adverso para conducirlo a su superación, la psicología positiva –que trabaja desde la prevención– aborda anticipadamente a la persona para prepararla frente a eventos hostiles que podrían ocurrir en su entorno propio o cercano. resiliencia | superyo “Todas las propuestas terapéuticas que ayudan a las personas a superar situaciones específicas apuntan hacia la resiliencia”, sostiene la psicóloga Sophía Behrens, quien refiere que se trata de un proceso gradual que no debe confundirse con la indolencia frente al acontecimiento adverso. “Quien no se da el tiempo de sufrir, lejos de superar, alberga y mantiene el dolor dentro de sí”, subraya la especialista. Sea cual sea la pérdida, la persona afectada se enfrentará a un período de duelo que, si bien no responde a un esquema temporal rígido, comporta una secuencia emocional característica: • Negación. Es la fase del desconocimiento –no racional– de la realidad. Suelen surgir inquietudes o interrogantes como “¿por qué a mí?”, “esto no me puede estar pasando a mí”. • Rabia. Cuando la persona se aproxima al hecho y comienza a asimilarlo, puede manifestar reacciones de ira. Constituye una coraza del dolor aún no canalizado. • Culpa. El afectado siempre intentará identificar al culpable de la circunstancia adversa, bien sea en alguien de su entorno o en sí mismo. • Aceptación. Acompañada de tristeza, es la fase de resignación en la que toma forma la idea de una pérdida irreversible. • Reconstrucción. Es el momento en que el afectado cierra el ciclo y retoma su rutina con actitud de apertura. En caso de una pérdida humana, la reconstrucción ocurre en el plano simbólico: se asume la ausencia física pero se conserva el vínculo afectivo. • Conversión. La mayoría de las personas finaliza el ciclo en la reconstrucción. Sin embargo, algunas dan un paso más y se convierten en tutoras de resiliencia, modelos en acción para quienes afrontan una situación similar. Por lo general, crean y dirigen grupos de apoyo. 43+SALUD superyo | resiliencia Caso ejemplar “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”. La afirmación corresponde a Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austríaco sobreviviente del Holocausto. Sus postulados existencialistas están íntimamente ligados al concepto de resiliencia. Su historia de desventura, superación y aprendizaje ha sido estudiada como un caso ejemplar de “personalidad resiliente”. Factores de protección Según Behrens, “las personas que están satisfechas con su vida son las más hábiles afrontando la dificultad”. De allí que la psicología clínica haya ampliado su rango de acción, hasta hace poco restringido al restablecimiento de la salud mental. De acuerdo con la especialista, hoy se trabaja con un enfoque integral en procura del bienestar del ser humano. La apertura en el abordaje clínico y los trabajos adelantados por la psicología positiva han permitido identificar ciertas características de la personalidad y del entorno que predisponen favorablemente a alcanzar resiliencia. Estos factores estimulan en el ser humano el desarrollo de emociones positivas, la práctica del autocontrol y el cultivo de buenas relaciones interpersonales en todos sus ámbitos (familiar, laboral, escolar). El fin último de este enfoque es consolidar redes de apoyo que, ante la adversidad, sirvan de “atajos” para alcanzar la resiliencia. Más allá de la presencia e interacción de estas condiciones que favorecen la resiliencia, la psicóloga María Elena Garassini asegura que “todas aquellas actitudes que con- 44+SALUD ducen al bienestar del ser humano se pueden cultivar”. Si bien algunas personas muestran una personalidad resiliente de manera natural, otras pueden desarrollar ciertas fortalezas para “entrenar” su carácter, sostiene la especialista. Según Garassini, factores genéticos, culturales y circunstanciales explican que una persona desarrolle o no cualidades resilientes desde su infancia. El esquema de valores familiares y el patrón de comportamiento escolar, por ejemplo, condicionan la estructuración de la personalidad. Sin embargo, subraya la psicóloga, la voluntad permite desarrollar fortalezas del carácter que, cuando la situación lo demanda, se traducen en resiliencia. Fortalezas del carácter • Creatividad y flexibilidad. La capacidad de tener com- portamientos novedosos facilita la transición que implica toda pérdida y permite la adaptación a la nueva realidad. “Personas rígidas en sus conductas son intolerantes a los imprevistos y, cuando las cosas no salen bien, entran en crisis”, ilustra Garassini. resiliencia | superyo Aunque determinada por fortalezas del carácter, la resiliencia también está condicionada por factores del entorno • Versatilidad. Las personas resilientes, por lo general, diversifican su rango de bienestar mediante la práctica de múltiples actividades y el desarrollo de vínculos sociales a través de ellas. Behrens afirma que “quienes cuentan con fuentes de satisfacción alternativas –en la familia, los amigos, el trabajo– superan más rápido las dificultades que quienes dedican su vida a una sola persona o actividad”. • Practicidad. La actitud proactiva, orientada a la resolución de problemas, facilita el tránsito hacia la superación y el aprendizaje. De acuerdo con Behrens, entender las adversidades como parte de la vida es una actitud realista y resiliente, contraria a personalizar los problemas. • Disposición al perdón. En la fase de búsqueda de culpables que supone el camino hacia la resiliencia, saber perdonar es determinante. Garassini aclara que no se trata de olvidar, sino de desechar sentimientos negativos de culpa y rencor. • Empatía. También llamada “inteligencia social”, es la habilidad de situarse en el lugar del otro y comprender su circunstancia. Permite desa- Origen del término El término resiliencia deriva del vocablo latino “resilio”, que significa volver atrás de un salto, rebotar. En Física, se refiere a la capacidad que tiene un material elástico de absorber y almacenar energía de deformación y, luego de ser sometido a altas presiones, recobrar su forma original. De allí que haya sido tomado por la Psicología para designar la habilidad del ser humano –natural o adquirida– de superar situaciones adversas y sobreponerse a ellas. rrollar vínculos que, ante la adversidad, actúan como factores protectores. • Espiritualidad. La vinculación a la fe constituye un atenuante en medio de situaciones desestabilizadoras. Además del acercamiento a la religión, la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) ha identificado fuentes efectivas de satisfacción en la práctica de acciones altruistas. Crecimiento personal Las transformaciones que permite la resiliencia son producto de un aprendizaje cuya máxima expresión es la obtención de cualidades de personalidad que no se tenían, o el fortalecimiento de aquellas no consolidadas. Este desarrollo se traduce en un crecimiento personal que, muchas veces, reporta beneficios a terceros. Por ejemplo: un hombre pierde la movilidad de sus piernas y funda una asociación para impulsar la inclusión social de personas con discapacidad. Parte de esta enseñanza reside también en el fortalecimiento del carácter: “en la medida en que se construye sobre la pérdida, se elaboran conductas adecuadas que permiten una mejor aproximación a venideras situaciones adversas”, sostiene Behrens. De acuerdo con Garassini, “el mayor aprendizaje postraumático es entender que el ser humano es complejo y vulnerable, pero capaz de hacer frente a cualquier situación adversa, superarla, aprender de ella y canalizarla en favor de otros”. • F u e n t es c o n s u l t a d a s º Sophía Behrens, psicólogo clínico. Directora de Tríada Unidad de Psicología y Psiquiatría Cognitiva-Conductual. º María Elena Garassini, psicólogo escolar. Presidenta de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva. º La resiliencia en el mundo de hoy. Edith Henderson Grotberg. Gedisa Editorial (2006). º Asociación Americana de Psicología (www.apa.org). 45+SALUD