“Moses und Aron” y “Boris Godunov”

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■ Laura Preciado de Lorenzo
“Moses und Aron”
ópera en el Real
“Una apasionada de la música”
Comienza un año más la temporada
de ópera en el Real. Una temporada en la
que podremos disfrutar de un repertorio
variado y de tres óperas de Mozart (Così
fan tutte, Don Giovanni y Die Zauberflöte).
Contaremos también con la presencia de
primeras figuras, de las que cabe destacar a Plácido Domingo con “Il postino” en
el mes de Julio.
La temporada arranca el 7 de septiembre con “Moses und Aron”, ópera
dodecafónica de Arnold Schönberg, que
será representada en versión de concier-
gión judía. Hijo de padres judíos y educado en esta fe, en 1898 con 24 años se
convirtió al luteranismo, y posteriormente en 1933 regresó nuevamente a profesar el judaísmo. El argumento narra la
historia de Moisés y Arón, desde la llamada de Dios a Moisés a través de una
zarza ardiendo para que libere al pueblo
judío de la esclavitud egipcia, al momento en que ambos hermanos se encuentran prisioneros de los setenta ancianos,
pasando por la revelación de las tablas
de la ley en el Sinaí, y una intensa danza
del becerro de oro.
otoño■2012
“Moisés convirtiendo en serpiente el cayado de Aarón”.
Nicolas Poussin (Museo del Louvre)
200
to. Contará sólo con dos representaciones.
Es una producción del Teatro Real que supone su estreno en Madrid, con motivo de
la conmemoración del 15º aniversario de
la reapertura del Teatro en 1997.
La ópera es una celebración del propio Schönberg por su regreso a la reli-
Cuenta con tres actos, si bien el tercero quedó sin concluir musicalmente (o tal
vez no) y consiste básicamente en un diálogo. Inicialmente, Schönberg consideraba
que le faltaba por concluir el tercer acto. Y
así lo manifestaba por carta en 1933
cuando contaba con las vacaciones de verano para concluirlo. Es más, posterior-
mente en varias ocasiones solicitó fondos
y ayuda para poder finalizar la ópera (por
ejemplo a la fundación Guggenheim en
1945). Pero si en 18 años no tuvo ocasión
de concluirla, cuando en 1933 manifestaba que le quedaban 6-8 semanas de trabajo, ¿no será que de alguna manera consideraba que ya estaba así concluida? De
hecho, el compositor manifestó por carta
el deseo de que el tercer acto se interpretara sólo con el texto hablado. En todo caso, como Schönberg siempre pretendió
acabarla, nunca se llegó a representar en
vida del autor, salvo la danza en torno al
becerro de oro, sólo once días antes de su
fallecimiento.
Como contraste (musicalmente) a
esta obra innovadora del siglo XX, disfrutaremos desde final de septiembre de
“Boris Godunov” del compositor ruso
Modest Musorgski, perteneciente al
“grupo de los cinco”. Esta ópera es considerada la obra maestra del autor. Fue
su única ópera totalmente concluida
(compuso otras dos que quedaron inconclusas a su muerte). Y, como el resto de
su obra, es una exaltación de los temas
nacionalistas del folclore y la historia, como medio para conseguir una identidad
musical rusa en contraposición a la música occidental clásica.
ción de Ravel, maestro entre maestros
del arte de orquestar, de sus “Cuadros de
una exposición”), en la actualidad se están volviendo a rescatar las obras en versiones originales del autor. Este es el caso la ópera que se va a representar, en la
que podremos contar con la música y el
libreto en versión plena del autor (aunque
la versión de Rimski-Korsakov fue la habitual hasta hace cuarenta años).
El argumento, basado en el drama
histórico de Alexander Pushkin, versa sobre los problemas sucesorios de la Rusia
del siglo XVII tras la muerte de Teodoro,
hijo de Iván IV “el Terrible”, y de cómo
Godunov, cuñado de Teodoro, fue zar durante siete años (1598-1605). La ópera
trata las intrigas sucesorias, con Godunov
en el poder, por parte de Grigori Otrepiev,
novicio que se propone derrocar a Boris
del trono haciéndose pasar por Dimitri,
hijo de Iván el Terrible, considerado ilegítimo por la Iglesia, que había fallecido
años antes (1591), y que en el drama
(tanto de Pushkin como de Musorgski)
había sido asesinado por Godunov. La
contraposición de ambos personajes (Boris y el falso Dimitri) es el eje de la obra.
Por un lado, Boris, a pesar de asesino, es
un monarca ilustrado, que cree en la
educación del pueblo y aprecia el valor
del mérito. Y en contraposición, el falso
Dimitri es un oportunista ambicioso, sin
principios, y que es capaz de cualquier
cosa (incluso vender al pueblo ruso a los
intereses polacos) con tal de conseguir
sus intereses personales.
La primera versión de la ópera estaba finalizada en 1869, si bien no superó
al comité de lectura de los teatros imperiales y hubo de ser reescrita, en algunos
casos hasta el punto de ser una obra totalmente diferente. La segunda versión
ganó en fuerza dramática, y estaba lista
en 1872, aunque hubo de esperar a enero de 1874 para ser estrenada, no exenta de cortes por parte de la censura. La
principal aportación de esta obra es la de
la “melodía concebida”, tal como la denominaba el autor, una fusión de recitativo y melodismo, en la que palabra y música están al mismo nivel.
De alguna manera ambas obras corren paralelas en distintos siglos, tratando de contraponerse a la música tradicional occidental, en el siglo XIX a través del
nacionalismo ruso, y en el siglo XX a través del dodecafonismo y el serialismo,
rupturista totalmente con la consonancia
clásica de la música occidental.
otoño■2012
Si bien la obra de Musorgski es más
conocida a través de las versiones y orquestaciones que de sus obras han hecho otros compositores (el máximo exponente es la magistral y sublime orquesta-
“Boris Godunov”.
Anónimo (Museo de Historia de Moscú)
ópera en el Real
y “Boris Godunov”
201
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