Gracias, CERN, por esta oportunidad ¿Por qué entender cómo funcionan las cosas es importante para el hombre y la sociedad? Desde muy pequeña ya sentía una enorme curiosidad por saber cómo funcionan las cosas. “¡Qué cansina eres, hija!” - me decían mis padres en aquellos largos viajes cuando pasaban tantas cosas sorprendentes por delante de mis ojos. Desde siempre me he esforzado por comprender todo y sacar el máximo rendimiento a las cosas que me explican mis mayores porque sé que sólo así puedo ver más allá de lo puramente académico o lo meramente anecdótico. Y debo confesar que he tenido la suerte de contar con algunos profesores de excepción que me han hecho disfrutar aprendiendo ciencia y comprendiendo aspectos del mundo técnico. Todos los proyectos que hemos ido llevando a cabo dentro de nuestro colegio y fuera de él no han hecho más que reafirmar mi gusto por entender el mundo que nos rodea y mis deseos de hacer entender a los demás – pese al trabajo y esfuerzo necesario - su lado maravilloso. Nuestro profesor de física nos invita algunas noches a contemplar el firmamento y es en esos momentos de tranquilidad – y de frío muchas veces – cuando pienso que ya los antiguos pueblos también se preguntaban sobre la naturaleza de las cosas. Esa actitud no ha cambiado en miles de años para muchos de nosotros. El estudio de la historia y la técnica en nuestro colegio me han hecho comprender cómo (con muchísimo esfuerzo) hemos ido avanzando a lo largo de las épocas. Hablo del esfuerzo y la genialidad de algunas personas excepcionales de nuestro pasado (Arquímedes, Galileo, Newton,… y tantos otros) sin las cuales todo hubiera sido muy distinto. Pero la época en que vivimos hoy es una época privilegiada: la información y la cultura está extendida por todo el mundo y los avances son asequibles para cualquier sociedad; sólo se necesita interés y dedicación. Es muy importante contar con el mayor conocimiento posible y obtener de él el mayor rendimiento. Es la primera idea que aquí he deseado explicar y que, desde muy pequeña, he querido conservar. Compartir los conocimientos es tan valioso como tenerlos. Eso también lo he aprendido de nuestras exposiciones colegiales. Compartir y construir en común ciencia y técnica nos enriquece a todos y abre las puertas a nuevas ideas y nuevos descubrimientos. El CERN posee un enorme anillo acelerador de partículas visto sólo en fotografías y cerrado para mí hasta hoy. El anillo se ha abierto para dar cabida a miles de estudiantes curiosos como yo y a sus profesores. El anillo se ha abierto para dar cabida a sueños de futuro, acelerarlos y, en definitiva, los de la sociedad entera. Gracias, CERN, por esta oportunidad.