El CERN: Implicaciones y explicaciones Mucha gente, a lo largo de nuestra historia, se ha preguntado por el sentido de la vida. ¿Por qué estamos aquí?, ¿Qué propósito tiene todo? Las respuestas, como bien se sabe, han sido muy distintas. Hay quien lo atribuirá a Dios, otros a la casualidad, otros…Sin embargo, en todas ellas ha residido siempre esa semilla que nos hace singulares, ese algo que nos hace no conformarnos con lo que ya sabemos y lanzarnos a lo que está por saber, en una búsqueda incesante de lo desconocido para satisfacer nuestra curiosidad. Es y será siempre un afán por conocerlo todo. ¿Es una utopía? Puede. Es, no obstante, ese impulso, el que nos ha hecho llegar a dónde estamos y el que nos hará llegar a donde queramos. Habrá quien diga que explorar y conocer no sirve de nada, que la muerte es un destino inevitable que todos compartimos. Sin embargo, ni siquiera la persona menos interesada en descubrir los misterios del universo queda exenta de nuestra naturaleza curiosa, pues todos nos hemos preguntado alguna vez porqué sube un globo, o porqué llueve. Es este el fin último del hombre, explorar lo que le rodea. Y no es la ciencia nada artificial hecho por este, sino algo inherente a él. Nos hace seguir progresando, tal como se ha hecho hasta ahora. Es eso, a fin de cuentas, lo que el CERN representa: PROGRESO. Ya no solo de sus trabajadores, sino de toda la humanidad en su conjunto, pues gracias a ella ha sido posible esta maravilla que simboliza la misma esencia del hombre, y que busca, al fin y al cabo, la del universo. Puede que sea difícil darse cuenta de cómo una institución como el CERN, destinada a descubrir algo tan material como las partículas, puede tener un sentido tan profundo y filosófico si nos paramos a pensarlo. Siempre, para comprender lo que nos queda grande es necesario conocer previamente lo insignificante. Solo entonces podemos darnos cuenta de la grandeza de lo pequeño. ¿Qué es sino algo minúsculo, un átomo, un neutrino, o el reciente descubierto bosón de Higgs? Y, sin embargo, y a pesar de su afán por pasar desapercibidos, ¿no se manifiestan en la vida cotidiana, en la misma naturaleza de las cosas? Es, sencillamente, increíble y hermoso, y es al mismo tiempo de una belleza complicada, pues no hay mucha gente que sepa verla. Por ejemplo, hay quien dice, ¿en qué me ayuda a mí saber lo que es el bosón de Higgs? La respuesta podría ser científica, técnica… no es fácil acercar una explicación a pie de calle. Sea cual sea, lo bello se puede manifestar de muchas formas, y tanto para alguien que comprenda de física de partículas, de átomos , de bosones y de fermiones como para alguien que no tenga ni remota idea, cualquier respuesta sería incompleta, pues nunca sabemos las implicaciones que algo puede tener hasta que se hacen notar. Es el caso del CERN, que, de haber sido en su tiempo tan solo una idea, ha llegado a ser lo que es ahora: Un símbolo de cooperación entre TODOS, algo que nos ha hecho dejar nuestras diferencias de lado y darnos cuenta de lo que tenemos en común. Nos ha unido, nos ha hecho evolucionar, y nos ha permitido satisfacer nuestra curiosidad, dejando de lado razas, creencias, nacionalidad… todo lo que en un tiempo y aún ahora nos pudiera separar. El camino de la ciencia y del CERN ha sido siempre un camino trabajoso e intrincado hacia la sabiduría (como todos), pero a la vez satisfactorio. Y, por qué no, el bosón de Higgs es un claro ejemplo de ello, pues el esfuerzo que se ha hecho para encontrarlo ha sido inmenso, pero ha valido la pena, dado que ha ampliado nuestros horizontes y nos ha abierto infinidad de nuevas posibilidades. Ha sido una pequeña parte descubierta del inmenso camino que la humanidad recorre, y desde luego no será la última. De ello se encargará, sin lugar a dudas, el CERN y todos nosotros. Pues el CERN nos une, nos hace grandes.