PROFUNDIZACIÓN DE LA POBREZA EN AMÉRICA LATINA

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PROFUNDIZACIÓN DE LA POBREZA EN AMÉRICA LATINA
El caso de Argentina 1995-1999
2.3.
Aplicación
del
2.3.1. Consenso de Washington
neoliberalismo
en
Latinoamérica
En 1989, en la ciudad de Washington, se realizó un encuentro promocionado por el Fondo
Monetario Internacional y por el Banco Mundial. En este encuentro participaron funcionarios del
Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, ministros de finanzas de los
países industrializados, presidentes de importantes bancos internacionales y reconocidos
economistas. El resultado y producto de dicho más destacado de dicho encuentro fue el
Consenso de Washington, cuya paternidad se otorgó al economista John Williamson.
El Consenso se caracterizaba por ser un conjunto de “recomendaciones” que se daban a los
países endeudados, mayormente latinoamericanos, al momento de solicitar renegociaciones de
deudas como nuevos prestamos.
Así la corriente de pensamiento neoliberal penetró en los países latinoamericanos, ya que
como señala Frances Stewart, “los cambios en el pensamiento en y acerca de los países
desarrollados han tendido a ser seguidos, un poco después, por cambios similares en el
pensamiento de los países en desarrollo. Este es un resultado natural de la fuerte influencia de
los países desarrollados en los actores importantes, especialmente como resultado de la
dominación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial por los países
desarrollados” .
A esto hace referencia Mario Rapoport, como también Eduardo Bustelo, quienes manifiestan
que por medio de dichas instituciones es esparcida esta corriente filosófica por toda América
con el nombre de “Consenso de Washington”. La implementación de dicho Consenso se
materializa en el cambio del patrón productivo, que pasa de ser un modelo sustitutivo de
importaciones a ser uno de apertura de la economía.
Las estrategias elaboradas en el “Consenso” pueden sintetizarse de la siguiente manera:
1. disciplina fiscal que implica la reducción drástica del déficit presupuestario: su fin era
solucionar el gran déficit acumulado que condujeron a la crisis en la balanza de pagos y las
inflaciones elevadas;
2. disminución del gasto público, especialmente en la parte destinada al gasto social.
Williamson en realidad proponía redistribuir el gasto en beneficio del crecimiento y los pobres,
por ejemplo, desde subsidios no justificados hacia la atención sanitaria básica, la educación y
la infraestructura;
3. mejorar la recaudación impositiva sobre la base de la extensión de los impuestos indirectos,
especialmente el IVA. La finalidad era que el sistema tributario combinara una base tributaria
amplia con tasas marginales moderadas;
4. liberalización del sistema financiero y de la tasa de interés;
5. mantenimiento de un tipo de cambio competitivo;
6. liberalización comercial externa, mediante la reducción de las tarifas arancelarias y abolición
de trabas existentes a la importación;
7. otorgar amplias facilidades a las inversiones externas;
8. realizar una enérgica política de privatizaciones de empresas públicas;
9. cumplimiento estricto de la deuda externa. En “La democracia y el «consenso de
Washington»” , John Williamson omite este punto y en cambio desarrolla un noveno ítem
referido a la Desregulación. Con ello sugería la abolición de las regulaciones que impedían la
entrada de nuevas empresas o que limitaban la competencia. No obstante, remarcaba que
dicha desregulación debía tener en cuenta y respetar las normas vigentes en cuanto a
seguridad y protección del medio ambiente.
10. Derecho a la propiedad: debía ser asegurado y ampliado por el sistema legal.
Clarín.com » Edición Sábado 01.02.2003 » Economía » Los pobres de siempre y
los nuevos pobres clase media
LA SITUACION SOCIAL | INGRESOS EN CAIDA LIBRE
Los pobres de siempre y los nuevos pobres clase
media
La magnitud de la indigencia y la pobreza es el nuevo dato de la realidad social
argentina. Una gran parte de los más de 20 millones de pobres provienen de
la numerosa y extendida clase media que en los últimos 10 años se fue
quedando sin empleo, pasó a desempeñarse "en negro", a vivir de "changas" o
como un "cuentapropista" al frente de un remís o taxi. Otros sucumbieron al
frente de un local, un negocio o una pyme y son vendedores ambulantes o
viven del Plan Jefes de Hogar.
Gran parte de esa gente posiblemente viva en un departamento propio en
Boedo, Flores o Lomas de Zamora y dispone de un auto, ahora modelo 92, 96 o
98. Pero, desde hace tiempo, sus ingresos fueron cayendo y lo que ganan
no les alcanza para comprar una canasta básica de alimentos y servicios de 700
pesos mensuales. Y con esa caída de sus ingresos, posiblemente siguen
viviendo en los mismos departamentos, aunque más deteriorados por la falta
de conservación o pintura. Y mantienen el auto, pero ya abandonaron la
esperanza de pasar a un modelo más actualizado. Lentamente, esas familias
fueron consumiendo su capital o patrimonio anterior pero siguen
perteneciendo a la clase media, más por el pasado que por el presente.
A partir de 1998, con el inicio de la recesión y luego en el 2002, con la
devaluación, todo esto se agravó. El año pasado, los precios de los alimentos
básicos subieron el 75%. Y los ingresos casi no se movieron, mientras creció
el desempleo y el trabajo "en negro".
Así, toda esta gente debe destinar una proporción creciente de sus deteriorados
ingresos a cubrir las necesidades alimenticias, con lo que les queda menos
dinero para afrontar los gastos típicos de la clase media: esparcimiento, libros o
revistas.
Esas familias primero dejaron de lado las comidas fuera del hogar, luego
restringieron la concurrencia al cine o al teatro, después sacaron a los hijos de
las escuelas privadas, perdieron la cobertura médica privada y ahora sólo
concurren a un club si corresponde a la de la obra social, en el caso de que
sigan afiliados.
Estos "pobres por ingresos", como los denomina el INDEC, se agregaron a
una enorme masa de indigentes que se fue formando al mismo ritmo que se
cerraban fábricas, se paralizaban obras de construcción o quebraban comercios.
Por ejemplo, en los últimos 4 años, el empleo industrial cayó el 30% y de no
superar un dígito, el desempleo pasó al 23%, si no se consideran los planes
sociales.
Si se suman los 3 millones de desocupados, a los 3 millones de trabajadores
"en negro", a los 2,8 millones de jubilados que ganan menos de 400 pesos, hay
casi 9 millones de personas adultas que no tienen ingresos para comprar una
canasta básica de alimentos y servicios. Pero esos desocupados, jubilados
pobres y trabajadores "en negro" están al frente de familias donde hay
cónyuges, jóvenes, adolescentes y niños. Así se conforman los 20,8 millones de
pobres "por ingresos" que registró el INDEC.
Una parte de esta gente cayó todavía más y está en el escalón más bajo de la
indigencia y sobrevive como cartonero, limpiaparabrisas o cuidador de autos en
una calle de la ciudad o con un Plan Jefes de Hogar. Pero 150 pesos por mes
de ayuda cuando, según el INDEC, en los hogares indigentes viven 5 personas,
representan apenas 5 pesos por día para alimentar a dos adultos y tres
menores.
Luego de la lectura de los textos, responda las siguientes preguntas:
1) ¿A qué se denomina Consenso de Washington? Explique con sus palabras las 10
estrategias elaboradas por éste.
2) Realice una síntesis del artículo de Clarín.
3) Elabore un texto en el que se relacionen ambos textos.
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