Enfermedad de Crohn: colaboraciones microbianas intestinales

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 Del 14 al 15 de marzo, Barcelona
Hoja informativa núm. 4
Enfermedad de Crohn: colaboraciones microbianas
intestinales desencadenan enfermedades inflamatorias
Hasta ahora solo se conoce una pequeña parte de las causas subyacentes de
la enfermedad de Crohn y de la colitis ulcerosa. Esto supone un gran
obstáculo para realizar avances importantes en su diagnóstico y tratamiento.
Descubrimientos recientes presentados por el Prof. Dirk Haller (Universidad
Técnica de Múnich, Múnich, Alemania) en la Cumbre Mundial de Microbiota
Intestinal para la Salud que del 14 al 15 del 2015 tuvo lugar en Barcelona,
hacen esperar que esta situación pueda superarse en un futuro próximo. Una
clave para la solución es la composición de la microbiota intestinal.
A lo largo de las últimas décadas, la
En Europa de cada 100 000 personas,
unas 500 sufren de colitis ulcerosa (CU)
y 320 de la enfermedad de Crohn (EC).
En América del Norte, la CU afecta a 250
y la EC a 320 personas de cada 100 000. enfermedad inflamatoria intestinal
(EII) se ha convertido en una carga
importante para muchos países del
mundo. En Europa de cada 100 000
personas, unas 500 sufren de colitis
ulcerosa (CU) y 320 de la enfermedad de Crohn (EC). En América del Norte, la CU afecta a
250 y la EC a 320 personas de cada 100 000.
La enfermedad inflamatoria intestinal es provocada por una compleja interrelación entre
factores genéticos y medioambientales y microbios intestinales. Entretanto, se han
identificado 163 regiones genéticas que están relacionadas con el inicio de la EII y que
incrementan el riesgo de padecer este tipo de enfermedad. Sin embargo, como señalara el
Prof. Dirk Haller (Universidad Técnica de Múnich, Múnich, Alemania), la EII no solo es
provocada por factores genéticos, sino que la microbiota intestinal también desempeña un
papel importante. Los pacientes con colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn se caracterizan
por presentar cambios en el ecosistema microbiano de su intestino, si bien no está claro si
esto es una causa o una consecuencia de la enfermedad. Con el fin de analizar los
mecanismos subyacentes en el origen de la enfermedad de Crohn, el Prof. Haller utilizó
Del 14 al 15 de marzo, Barcelona
Hoja informativa núm. 4
ratones libres de gérmenes a los que se modificó genéticamente una parte de sus defensas
inmunitarias, aumentando así su propensión a las enfermedades inflamatorias. No obstante,
pese a su predisposición genética, mientras permanecieron libres de gérmenes los ratones
no desarrollaron la EII. La situación cambió tras introducirles diversas cepas de microbios
intestinales en el intestino.
La colaboración bacteriana induce la enfermedad
Una de las cuestiones cruciales es si se puede identificar a especies microbianas o cepas
individuales como a los «malhechores» que desencadenan la enfermedad o si estamos
frente a una acción colaborativa en la que participan diversos tipos de bacterias,
dependiendo de la composición específica de la microbiota intestinal. Sus descubrimientos
apuntan a que este último supuesto es el verdadero: «Descubrimos que la transformación
de un ecosistema microbiano disbacteriano —es decir, una microbiota con una composición
desequilibrada— provocaba la enfermedad de Crohn, mientras que la transformación de
asociaciones microbianas independientes o cepas bacterianas aisladas, pese a estar
frecuentemente asociadas con la EC, no tenían este efecto. Todos nuestros resultados
apuntan hacia un efecto asociativo de la microbiota compleja y el aumento de mecanismos
agresivos, o la disminución de mecanismos protectores, más que hacia la selección de
filotipos agresivos como agentes individuales causantes de la enfermedad de Crohn», dijo el
Prof. Haller.
Identificar con exactitud los perfiles microbianos dañinos es
sumamente importante para las futuras aplicaciones clínicas:
«Entender la verdadera naturaleza de una microbiota
disbacteriana y determinante para la enfermedad parece ser
de suma importancia para determinar el riesgo de recaída en
los pacientes con EII tras haber recibido tratamiento». Lo
mismo es aplicable al trasplante de microbiota fecal (TMF).
Este tratamiento ha demostrado dar igualmente buenos
resultados en el tratamiento de la diarrea asociada a los
antibióticos (DAA), pero no en el tratamiento de la EII —
hasta el momento—.
«Entender la verdadera
naturaleza de una
microbiota disbacteriana y
determinante para la
enfermedad parece ser de
suma importancia para
determinar el riesgo de
recaída en los pacientes
con EII tras haber recibido
tratamiento».
Prof. Dirk Haller Del 14 al 15 de marzo, Barcelona
Hoja informativa núm. 4
«En pacientes con DAA, la diversidad de la microbiota se ve tan sumamente reducida que
es probable que la transferencia de casi cualquier microbiota con una diversidad normal
mejore la salud intestinal del paciente. Pero las cuestiones relacionadas con la EII parecen
ser más complejas. Para poder aplicar el TMF a pacientes con la enfermedad de Crohn será
fundamental encontrar donantes apropiados cuya microbiota tenga exactamente la
composición necesaria. Las investigaciones para llenar las lagunas en el conocimiento están
en curso y cabe esperar que en un futuro próximo mejoren la situación de los pacientes con
EII», explicó el Prof. Haller.
Contacto de prensa:
impressum health & science communication
Frank von Spee
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