AGRICULTURA | Se cumple un año de la 'crisis del pepino' 'Una crisis de mercados como la del 'E. coli' puede repetirse' El sector hortofrutícola admite que es 'muy vulnerable' Lamenta que 'el Gobierno no nos creyó' y actuara 'tan tarde' Asocifruit dice que se usó la producción española 'como tapadera de otra cosa' 'El problema estuvo en Alemania; se quiso manipular la crisis políticamente' Las heladas y la sequía hacen difícil remontar la 'crisis del pepino' La malagueña Frunet sigue pendiente de juicio contra el Gobierno de Hamburgo En la crsis alimentaria murieron 39 personas en Alemania y 3.800 enfermaron www.elmundo.es En unos días, se cumplirá un año de lo que se conoció como 'la crisis del pepino', un episodio negro para las producciones hortícolas españolas que tuvo su origen en una imprudencia política en la Administración alemana ante una crisis alimentaria y con tan graves consecuencias que muchos agricultores y exportadores preferirían que su aniversario pasara de incógnito. Afortunadamente, cada campaña es diferente y, un año después, numerosos agricultores lo tienen casi olvidado, enfrascados, tal vez, en los problemas de precios y mercados actuales, inevitables todos los años, pero que por suerte no tienen nada que ver con la sanidad alimentaria. Todo empezó con un brote virulento de contaminación alimentaria por la bacteria 'E. coli' en mayo de 2011 en Alemania que finalmente costaría la vida a 38 personas. En medio del pánico por el descontrol de la situación, la novata senadora (equivalente a ministra) de Sanidad de la ciudad Estado de Hamburgo, Cornelia Prúfer-Storcks, fue la responsable de abrir la caja de los truenos y acusar a los pepinos españoles como posibles causantes del brote infeccioso. Comenzaba un episodio negro para la huerta española con graves consecuencias en los mercados, aunque se demostró pronto la 'inocencia' de nuestras verduras. "El sector agrícola español sufrió un ataque tremendo de forma gratuita. Aquello puso en evidencia lo terriblemente vulnerables que somos", explica Andrés Góngora, responsable de Frutas y Hortalizas de la organización agraria COAG. Góngora vivió desde Almería cómo se cancelaban los pedidos día tras día y se cerraban mercados exteriores tras la alerta que llegaba de Hamburgo saltándose todo el protocolo comunitario para estos casos. Dice que, con el tiempo, hasta llega a entender la reacción de unos políticos sobrepasados que veían cómo a su alrededor la infección se extendía velozmente; "caían como moscas". Pasados unos meses, se llegaron a contabilizar 38 muertes y 3.400 enfermos a consecuencia de aquel brote tan sólo en Alemania. "Sabemos que se puede volver a repetir una situación así, pero lo que no puede pasar es que el gobierno reacciones como entonces, tan tarde y tan tímidamente", continúa el dirigente de COAG. "Lo que hace falta es una respuesta diplomática rápida y firme ante un caso así, porque parece que tenemos complejo de inferioridad ante nuestros productos. Nos dolió sobre todo que el Gobierno parecía dudar de nosotros, de nuestras hortalizas, aunque la consejera de entonces, Clara Aguilera, no lo hizo. Todo lo contrario de lo que pasó con Holanda o Francia, porque, al principio, Alemania señaló a los pepinos en general y, ante la respuesta inmediata de Holanda, se apuntó a los españoles", añade. Frunet: "Al menos seguimos vivos" Quien conoce muy bien lo que pasó fue Antonio Lavao, de la empresa malagueña Frunet Bio, marca que fue acusada en un principio de la contaminación y cuyo nombre y prestigio se vio seriamente dañado por aquello. Lavao vivió en primera persona el despropósito, pero prefiere no contar mucho sobre este año 'negro' porque todavía está se está viendo la demanda de la empresa en la Corte de Hamburgo contra las actuaciones que maltrataron su reputación. "Al menos estamos vivos, que no es poco después del golpe injusto que nos llevamos. El hecho de no haber cerrado ya es un éxito, porque aquello nos supuso unas pérdidas de 2,2 millones de euros". Él también se queja del trato recibido por parte de la administración española. "Nos han tratado tan mal", lamenta Lavao, "lo que más nos dolió es que le dieron más credibilidad a los alemanes que a nosotros. Fue una humillación nacional, pero lo cierto es que el año pasado Alemania sufrió tres o cuatro crisis alimentarias importantes mientras en España no hubo ninguna". concluye. No sólo fueron los pepinos Luis Marín, presidente de Asociafruit, también es de la opinión de que una crisis como la del año pasado se podría repetir. Es más, asegura que aquel escándalo "pudo ser la tapadera de algo. Yo tengo la impresión de que sabían lo que había desde el primer momento y que se apuntó a las hortalizas españolas para desviar la atención. Alemania tenía un problema sanitario muy importante y se apuntó hacia nosotros, los más endebles, aunque seamos a los que más controles se hace de sus importaciones", continúa Marín. El problema siempre estuvo en Alemania, se apunta y se quiso manipular la crisis políticamente. Por eso el riesgo de que se repita, porque la tentación de esa 'solución' sigue ahí. Eso sí, Marín recalca que precisamente "el pepino fue de los productos menos afectados por aquella crisis porque estaba acabando su campaña y afectó a poca cantidad". "A las que realmente hundió fue a las frutas y hortalizas que comenzaban su campaña entonces, como la fruta de hueso o las patatas, cuyos daños sumaban cantidades a años luz. A esas producciones de melocotón, de nectarina o de ciruela fueron a las que se suspendieron muchos pedidos e incluso una cadena como Lidl suspendió todas sus ventas de patatas españolas" prosigue el presidente de Asociafruit. Esas producciones no recibieron las ayudas que sí llegaron a pepinos, pimientos, calabacines, berenjenas y tomates (71 millones de euros) y les ha costado mucho remontar. Esta campaña afectan otros problemas, como las heladas y la sequía, que se han padecido en muchas zonas, lo que hace difícil la recuperación de las explotaciones afectadas que ya arrastraban las dificultades del 'E. coli'. Mejor imagen en España Un año después, el sector agrario parece haber superado la crisis de la 'E. coli', aunque queden algunos flecos pendientes. Desde COAG Almería recuerda Andrés Góngora que todavía hay problemas con algunos expedientes de agricultores que reclamaron ayudas por sus pérdidas a la Comisión Europea. Góngora calcula que aún no han cobrado entre un 7 y un 8% de los agricultores afectados, un porcentaje que puede aplicarse al resto de Andalucía, aunque sólo para las producciones inicialmente compensados por el daño comercial. Pese a todo, el dirigente agrario lanza un mensaje positivo. "El sector agrario lo ha superado y hay algo bueno que queda tras el mal trago, y es que el consumidor reaccionó muy rápidamente, el español y el de fuera, aunque éste algo más lentamente. Es más, se ha conseguido que el consumidor identifique las frutas y hortalizas españolas con un alimento saludable, pese a que nos temíamos que se hubiese desandado todo el camino recorrido para conseguirlo hasta el momento de crisis", añade. "Sobre todo, pongo en valor que hemos mejorado la imagen de nuestros productos ante la sociedad española. En eso estamos mejor que antes, cuando los españoles identificaban como alimentos propios el jamón, el vino, el aceite y las naranjas, y ahora se le han sumado también las frutas y hortalizas. Se puede decir que con el 'E. coli' salió el 'patriotismo' del consumidor español y la valoración de sus productos, porque empezaron a conocer el proceso de trazabilidad al que se someten", asegura Góngora. Eso sí, de Cornelia Prífer-Storcks, la senadora de Hamburgo con estudios de periodismo, aunque se deduce que con escaso aprovechamiento, no se ha vuelto a saber nada y, al parecer, sigue en su puesto sin consecuencias por la crisis provocada.