Problema del conocimiento en Aristóteles

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Problema del conocimiento en Aristóteles
¿Qué es conocer?
Para Aristóteles conocer es poseer formas de modo intencional e inmaterial. Que el
conocimiento es intencional significa que remite a una realidad que trasciende al
cognoscente y que es inmaterial significa que es una acción donde se aprehenden
formas separándolas de su materia. La postura del Estagirita sobre el conocimiento,
por tanto, puede ser calificada de realista, pues considera que la realidad se encuentra
fuera de quien conoce y el acto de conocer no es más que aprehender dicha realidad
sin eliminarla ni modificarla.
Hilemorfismo, acto-potencia
Para desarrollar con más detalle esta cuestión, se hace preciso recordar su doctrina
sobre el acto y la potencia y su teoría hilemórfica.
Al estudiar, en su filosofía de la naturaleza, la estructura de los entes corpóreos y su
movimiento empleó las nociones máximamente universales de acto y potencia. El acto
no se puede definir, pero se puede describir como la perfección de un sujeto, término
y fin del movimiento; es como estar despierto en relación con estar dormido. La
potencia no es algo terminado, como el acto, pero no es solo carencia, sino capacidad
real de llegar a uno o a varios actos, de forma que, por ejemplo, un hombre dormido
está en potencia de resolver un problema de matemáticas, pero una piedra no lo está.
Gracias a estas dos nociones pudo señalar que el movimiento es el paso de ser en
potencia a ser en acto. Es un acto «imperfecto» que está entre la potencia y el acto,
pues está llegando a su término, pero aún no lo ha alcanzado, puesto que el
movimiento cesa cuando llega a su meta.
Por otro lado, para que se produzca el movimiento debe haber algo que permanece y
algo que cambia. En todo movimiento siempre hay «algo», un sustrato o sujeto que
permanece, que denominó «materia» (hylé), que es potencia; al mismo tiempo,
existe algo que cambia, a lo que llamó «forma» (morfé), que es acto y perfección. Así
pues, todos los entes corpóreos están compuestos de materia (potencia) y forma
(acto), que son dos principios que no pueden existir separados de los cuerpos que
configuran. Esta doctrina recibe el nombre de «hilemorfismo» porque las palabras
griegas hylé y morfé significan ‘materia’ y ‘forma’ respectivamente.
Esta composición de los cuerpos puede existir en dos niveles: como materia
segunda, o sustancia, que está unida a la forma accidental, o accidente, y
como materia prima, que está unida a la forma sustancial.
La sustancia o materia segunda es aquello que permanece en los cambios accidentales
y la forma accidental o accidente es aquello que cambia en el cambio accidental. Así
por ejemplo una planta de trigo que cambia de color sería la sustancia, y el color verde
o amarillo serían accidentes en dicha planta.
En un segundo nivel, la materia prima es el sujeto que permanece en los cambios
sustanciales mientras que la forma sustancial es lo que se modifica en dichos cambios.
En el ejemplo anterior, la materia prima es común a la semilla y a la planta de trigo,
pero de la forma sustancial de la semilla se pasaría a la forma sustancial de planta de
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trigo. Para Aristóteles, la materia prima es el sustrato del que todas las cosas
corpóreas están hechas y la forma sustancial es el acto que determina la potencialidad
de la materia primera y dota a la sustancia de una determinada esencia. De ahí que la
forma sustancial se corresponde con la «idea» platónica, pero unida a lo sensible y
corpóreo.
Del hilemorfismo en la realidad corpórea al hilemorfismo en el conocimiento
Si, como se dijo antes, conocer es captar formas, hay que entender que dichas formas
se refieren a los dos únicos tipos de formas que existen en la realidad corpórea: las
formas accidentales y las formas sustanciales, formas que se captan separadas de su
materia.
Así pues, el conocimiento que consiste en captar formas accidentales se denomina
conocimiento sensible y el que consiste en captar formas sustanciales se denomina
conocimiento intelectual. Por tanto, como ya había hecho su maestro Platón,
Aristóteles también diferenció entre conocimiento sensible e intelectual.
El conocimiento sensible
El conocimiento sensible es común al ser humano y a los animales, y en él se
perciben solamente formas sensibles, que se corresponden con formas accidentales o
cualidades que están en las cosas. El conocimiento de las formas sensibles se realiza a
través de dos tipos de sentidos:
● Sentidos externos: son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, y captan las
cualidades simples que se encuentran en las cosas, como, un color o un sabor.
● Sentidos internos: son el sentido común, cuya función consiste en unificar los
cinco sentidos externos de manera que se aprecie el objeto sensible en su unidad, y la
imaginación, que permite conservar las percepciones sensibles y reproducirlas cuando
no están presentes. No obstante, en algunos lugares añadió la memoria sensible, que
conserva las imágenes sensibles reconociendo su carácter pasado, y la experiencia
sensible. Además, los sentidos internos captan las cualidades complejas que se dan
también en las cosas, como un movimiento local o la figura de un cuerpo.
El conocimiento intelectual
El conocimiento intelectual es exclusivo del ser humano y en él se obtienen formas
inteligibles. Este conocimiento se realiza por medio del intelecto, que necesita
partir de los datos de los sentidos, ya que sin ellos es como un papel en blanco.
No consideró, como Platón, que el ser humano estuviese en posesión de unas ideas
universales que hubiera que recordar a través del ejercicio de la dialéctica o filosofía.
El de Estagira consideró que la imaginación aprehende las formas inteligibles que
existen realmente en las cosas concretas como formas sustanciales. Ahora bien, en las
imágenes estas formas están presentes solo en potencia. Ha de existir, por lo tanto, un
principio que actualice esa potencialidad, de manera que de la imagen sensible pueda
surgir el concepto universal. Aristóteles llamó a este principio «intelecto agente».
En el momento que el intelecto agente hace pasar la forma inteligible, potencialmente
presente en la imagen, de la potencia al acto, se produce el concepto o idea
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universal, que no es más que la aprehensión de la forma inteligible en acto de una
cosa. A esta actualización se la ha denominado abstracción. Abstraer significa
separar, y en este caso se refiere a la acción del intelecto agente por la que separa la
forma inteligible de las formas sensibles. Un ejemplo de abstraer sería la acción del
intelecto agente por la cual saca la idea de «caballo» a partir de la imagen sensible de
«este caballo».
Una vez abstraído el concepto, entra en escena otro principio de la inteligencia –—que
Aristóteles denominó «intelecto paciente»—. Este intelecto es, en realidad, la misma
inteligencia que recibe los conceptos abstraídos por el intelecto agente y los une o
separa en juicios y razonamientos. Los juicios unen o separan al menos dos
conceptos, pues se afirma o niega un predicado a un sujeto. Los razonamientos
enlazan juicios de acuerdo con unas leyes de la lógica. La elaboración de juicios y
razonamientos hace posible el conocimiento ordenado y sistemático de la
ciencia.
La ciencia y sus clases
Aristóteles, al igual que su maestro Platón, consideró que la ciencia es un conocimiento
intelectual sobre lo universal y permanente, pero avanzó respecto a él, porque sostuvo
que las sustancias corpóreas no están excluidas del saber científico. Esto es debido a
que, como se ha señalado antes, pensó que las realidades sensibles poseen una forma
sustancial o esencia permanente, susceptible de ser captada por el intelecto. De este
modo, definió la ciencia como aquel conocimiento que es universal y necesario, que
capta las esencias de las cosas (no son «ideas» separadas), y las explica por sus
causas.
Por otro lado, no todas las ciencias son iguales, sino que, según el Estagirita, se han de
clasificar en tres grandes grupos: Ciencias teóricas o especulativas (su finalidad es
el conocimiento en sí mismo), como la Filosofía primera, Ciencias prácticas (su fin es
la actividad humana), como la Política o la Ética, y Ciencias productivas (su objeto
es la producción de algo), como la Arquitectura. A estos tres grupos añadió unas
Ciencias instrumentales, la Lógica y la Gramática, que resultan imprescindibles para
desarrollar el resto de las ciencias.
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