El Realismo Es una tendencia que nace en la primera mitad del

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El Realismo
Es una tendencia que nace en la primera mitad del siglo XIX en forma de “cuadros (o artículos) de
costumbres” y cobra mayor importancia en la segunda mitad del siglo. No tiene importancia en la
poesía (ésta es mejor definida como posromántica o intimista, por ejemplo con Bécquer) ni en el teatro
(por ejemplo, con Echegaray), sino en la novela. Esta surge por un agotamiento de la novela histórica y
por la aparición de una situación histórica especial, la radicalización política, con sus pronunciamientos y
motines. Es una realidad de una nueva política. El autor se encuentra en un dualismo entre moderados
y progresistas (o sea, entre un doble nivel cultural y moral) e intenta reflejarlo en forma de novela.
Como he mencionado, el enfoque realista tiene sus raíces en el costumbrismo, centrado en las
costumbres coetáneas (es decir, de aquellos días) con mucho detalle. Según Mayne Kienzle y MéndezFaith, el realismo “es una reacción contra el lado subjetivo y fantástico del romanticismo… el arte es una
imitación de la vida, en el sentido de que debe basarse en la observación minuciosa de la realidad
visual… se nota el gusto por la descripción detallada” (184). Pattison y Bleznick observan que “el
realismo como término literario implica una reproducción fotográfica exacta de una escena o un
personaje” (128).
Hay una primera época (1850-1870) en que el escenario es la descripción de tipos y costumbres de la
sociedad, que utiliza la observación de la vida real y cotidiana, elaborando para formar un mundo
verosímil coetáneo al autor. El argumento es lo menos importante: sirve para presentar las costumbres.
La primera novela realista española, La Gaviota, es obra de Cecilia Böhl de Faber, quien usó el
pseudónimo de Fernán Caballero. La misma autora dice que “la novela no se inventa, se observa”
(citada en Chandler y Schwartz 205) y “lo que escribo no son novelas de fantasía sino una reunión de
escenas de la vida real, de descripciones, de retratos y reflexiones” (citada en Pattison y Bleznick 128).
El realismo surge de estas novelas costumbristas para dar una objetivación de la realidad para
enriquecer la novela, pero los autores no se desprenden del dualismo político-moral (y religioso)
costumbrista. Este realismo da a la novela:
mayor movilidad de los protagonistas hasta la transformación;
interés en “el hombre como tal sujeto individual, no como producto social” (Marín 220);
una descripción del universo, excesivamente seleccionada (exagerada o partidista);
rechazo del determinismo (Marín 219-220);
atención a costumbres regionales, folklóricas y populares;
descripciones de “problemas sociales, religiosos *y+ económicos” (Ibarra y Machado da Rosa 46);
utilización amplia del diálogo en vez de toques líricos románticos;
lenguaje familiar y cotidiano pero depurado (pulido, elaborado).
El defecto más importante es la abundancia de juicios de valor (antinovelescos y antiobjetivos), hasta
“tendencias propagandísticas” (Pattison y Bleznick 128). Los protagonistas tienden a ser ejemplares a
una falta. Abunden prejuicios morales que crean la novela de tesis para moralizar.
Los autores realistas más importantes son:
Benito Pérez Galdós (“representante cumbre del realismo español” *Mayne Kienzle y MéndezFaith 185]): Misericordia
Juan Valera: Pepita Jiménez (enfoque psicológico)
José María de Pereda: Sotileza (regional)
Leopoldo Alas “Clarín”: La Regenta (naturalista)
Emilia Pardo Bazán: Los Pazos de Ulloa (naturalista)
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