SALTOS VERTICALES AL PUO

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SALTOS VERTICALES AL PUÑO
- (1994, North American Falconers Association). Publicado con permiso. Traducido por Angel
Padiema, Biólogo, miembro de la UEDECA. –
- Este artículo fue publicado en la revista “Hawk Chalk” de la NAFA en 1994 y su autor Steve
Layman nos lo ha cedido para su inclusión en el Anuario de la UEDECA.
A principios de Otoño los días son largos y hay mucho tiempo para poner a los halcones en
forma e ir a volar. Después los días se hacen cada vez más cortos. Mi familia necesita mas de
mi tiempo. El trabajo está por medio. Siempre presionado, buscando tiempo para ir a volar a un
pájaro que está perdiendo su condición física día a día. ¿Qué hacer para detener esta pérdida de
forma física?.
De las técnicas de acondicionamiento que he usado a través de los años, los saltos verticales
al puño, tanto de halcones como de otras rapaces, me han proporcionado los mejores resultados
con la mayor flexibilidad. Los saltos verticales al puño me permiten separar mis actividades de
entrenamiento de mis actividades de campo. También significa que no tengo que prolongar o
repetir una sesión de entrenamiento exitosa para mantener o mejorar la condición física y
mental del pájaro. Si tengo un pájaro entrenado, en forma y cazando y no puedo ir a volarlo
utilizo esta técnica para mantener o mejorar el desarrollo muscular sin tener que recurrir a
vuelos de entrenamiento para mantener o recobrar su estado de forma. Un pájaro que está
entrenado para ejercitarse con esta técnica puede saltar verticalmente de 2 a 3 metros 200 o 300
veces en una hora, que sería el equivalente a salvar un desnivel de 400 a 1000 metros por
sesión.
La primera noticia que tuve sobre la idea del salto vertical viene de unas fotos de los
Craighead que aparecían en su artículo del National Geographic de 1942, "Viviendo con un
príncipe Hindú". Leí el artículo alrededor de 1960. Después de aquella ocasión tuve la fortuna
de poder hablar con John Craighead sobre las técnicas de entrenamiento usadas por los
halconeros de la India, y de ver el documental de los Craighead sobre aquel viaje. El salto
vertical al puño era usado de modo regular, no solo para un acondicionamiento físico de sus
pájaros sino también para amansarlos. Los halconeros Hindúes hacían saltar a sus pájaros 40 o
50 veces al puño desde el suelo, en lugares comunes de reunión. Los pájaros eran
recompensados cada vez que saltaban desde el suelo al puño. (El salto al puño no era el único
método que utilizaban para entrenar a sus pájaros, ni tampoco es mi único método).
Al principio, mis intentos estaban limitados a 30 o 70 saltos por sesión y no con mucha
regularidad. Tras darle una picada en cada salto los pájaros quedaban saciados después de
tantos saltos. Podía ver los resultados Positivos pero no podía imaginar como podría conseguir
más saltos, por sesión. Cuando hablaba ocasionalmente con otros halconeros que utilizaban el
método del salto vertical al puño, esta parecía que era también la forma en la que lo ponían en
práctica. No tomé el concepto en serio, especialmente con niegos, pensando que podría crear
problemas de comportamiento, tales como pájaros excesivamente ligados al puño, piadores, que
cubriesen la comida o que se posasen cuando debían volar.
Después, a finales de los 60, asistí a un curso de graduado en Psicología sobre respuestas
condicionadas, (Técnicas de condicionamiento son técnicas de entrenamiento desarrolladas por
psicólogos, y la palabra condicionamiento se refiere a la mente no a la condición física del
animal. Explicaré más tarde como esto me permitió romper la barrera del número de saltos).
Después de que terminara de enredar con la mente de un puñado de ratas quería aplicar algo de
lo que había aprendido a mi interés en la Cetrería. Yo tenia una prima entremudada de halcón
de las praderas que piaba, cubría la comida con un ala rota ya recuperada, estaba muy mal de
condición física y no introducida en la caza. No la podía poner peor de lo que estaba, así que
traté de aplicar algunas de las técnicas de las repuestas condicionadas al salto vertical en este
halcón. Para mi sorpresa en tan solo dos meses estaba saltando mas de 200 veces al puño. Su
peso de vuelo se incremento, sus malas maneras se suavizaron empezó a cazar realmente.
Durante los siguientes 25 años he conseguido de forma consistente los mismos resultados
positivos y he seguido experimentando y aplicando estas técnicas de condicionamiento tanto a
pasajeros como a niegos. A continuación relato una breve descripción de lo que hago sin usar el
vocabulario técnico de las respuestas condicionadas.
Trato de manejar a mis pájaros lo mismo que si fuese a cazar o a volar, encaperuzando,
controlando el peso, y si tengo tiempo, dejándoles un rato encaperuzados, tomándolos después
cuando están más calmados para empezar a saltar.
Los saltos se pueden realizar en cualquier sitio, pero prefiero una habitación segura donde
les pueda hacer saltar sin lonja.
Hago saltar a mis pájaros desde un balón de baloncesto desinflado que está recubierto de
felpudo. Esta superficie es blanda para los aterrizajes, redonda de modo que no interfiere con la
cola y fácil de limpiar.
Cualquier otra superficie de perfil bajo y que amortigüe como una caja de cartón recubierta
por una alfombrilla o similar puede servir.
Mi primera meta con un pájaro nuevo es hacerle saltar y volar verticalmente desde el balón
hasta mi puño, manteniendo mi brazo estirado por encima de mi cabeza, con una picadita oculta
entre mi dedo pulgar y el dedo índice y hacerle saltar a la pelota cuando bajo la mano. Al
principio requiere paciencia. Voy acondicionando su comportamiento a pequeños pasos hasta
que el pájaro salta la distancia. Cada vez que el pájaro sube al puño le premio, teniendo cuidado
de que no vea la carne antes de llegar. Se puede poner un pedazo de carne en la pelota para
alentar el salto a la pelota. Al principio, no me preocupo por el número de saltos,
concentrándome en dar forma al sencillo comportamiento de bajar al balón, darse la vuelta y
saltar al puño cuando lo levanto. Pudiera ser que el halcón quisiera acortar el ángulo respecto a
mi y saltar a otra percha y después al puño. Si hace esto lo recojo con el puño arriba y lo vuelvo
a colocar en la pelota sin premio y continúo con la sesión de saltos. Se debe tener cuidado en no
permitir que el pájaro vea la carne cuando esta se pone en el guante. Para ello, muevo mi mano
izquierda enguantada hacia la cadera derecha, al mismo tiempo que muevo mi cuerpo a la
derecha para ocultar la comida, cuando la pongo con mi mano derecha en el guante. Llevo las
picaditas en un morral sobre mi cadera derecha así puedo poner rápidamente comida con mi
mano derecha en el guante. Realizo este mismo movimiento cuando hago saltar el pájaro al
puño y no le doy premio.
Dependiendo de la condición original del pájaro y de la rutina diaria, se pueden conseguir
75 saltos en un par de semanas o menos. En la preparación (de la comida y los saltos tardo
menos de una hora. Entre 75 y 100 saltos proporcionan una buena condición para la mayoría de
los vuelos de caza. Pero cuando no me satisface y necesito más poder, potencia y determinación
aumento el número de saltos y cambio la manera de darle los premios.
Mi segunda meta son 150 saltos verticales. Consigo este objetivo no dándole un premio en
cada salto, sino dándole la recompensa de forma imprevisible (ésta es una técnica que aprendí
de la respuesta condicionada). Gradualmente introduzco unos cuantos saltos sin recompensa.
Entonces, sesión a sesión, aumento el número de saltos sin premio. La imposibilidad de
predicción del salto que no tiene premio es muy importante. Esto significa que el número de
saltos entre uno premiado y el próximo debe variar al azar. El efecto más obvio es que me
permite hacer más saltos con menos comida. Menos obvio pero incluso más importante es el
impacto psicológico. A medida que los saltos con premios llegan a ser más imprevisibles, los
pájaros llegan a estar más concentrados mentalmente en tratar de averiguar qué salto dará por
resultado una picada. Saltar sesiones de 100 saltos con premios inconstantes hacen que el pájaro
comience a picarse con la emoción e intensidad propias de la caza.
Un pájaro salta en secuencias rápidas con pausas cortas en lugar de hacerlo del modo
tranquilo y regular como lo hacen cuando saben que después de cada salto van a tener un
premio. Como el número de saltos aumenta con la entrega de premios en momentos
imprevisibles, el pájaro está más deseoso de saltar hasta la misma extenuación. La
determinación agresiva desarrollada durante los saltos se transmite a la persecución de la presa
en el campo. Esta determinación, debo enfatizarlo, es incluso más importante que la altura del
salto o el número de saltos, aunque éstos sean obviamente importantes. Me he dado cuenta que
el consumo de comida aumenta cuando el pájaro llega a la barrera 150 saltos, por lo que puede
ser necesario elevar el peso de vuelo. Pero si lo que yo quiero conseguir es alcanzar una
condición tan robusta y una apariencia de tan buena salud como las que he visto y apreciado
cuando he manejado pasajeros de final de temporada y zahareños entonces mi próxima meta es
entre los 200 y los 300 saltos.
Para alcanzar entre 200 y 300 saltos aumento el número de saltos, aumento lo aleatorio de
las recompensas y al mismo tiempo mejoro la calidad de la comida. Es una equivocación,
incluso también en los 150 saltos, no aumentar, el peso del ave al tiempo que la mecanización
del pájaro también lo hace. No es raro poder aumentar el peso de un pájaro un 10% o incluso
hasta un 20% en algunos casos. La pérdida de peso que algunas veces se requiere para adiestrar
pasajeros, puede en muchos casos recuperarse cuando se llega al nivel de los 200 saltos.
En este punto necesitarnos considerar otra variable. No intento el máximo número de saltos
por sesión: 120 y 250 saltos en dos sesiones en un día y 80 saltos para los días de descanso, (por
ejemplo el día que tengo poco tiempo porque he de ir a ver la función de mi hija en la banda del
colegio); entonces llega el fin de semana y voy de caza dos días, seguidos de 175 saltos el
lunes, 300 el martes, 250 el miércoles, 375 el jueves, el viernes llego pronto a casa y voy al
campo de caza, hago un vuelo desastroso, vuelvo a casa y le hago 170 saltos por la tarde y así
sucesivamente. Cuando trabajamos dentro de los 200 - 300 saltos ir de caza es más fácil que
saltar. Los pájaros lo saben, yo lo sé y ellos me lo hacen ver.
Saltar en el nivel de los 200 saltos sobrados y más no es tanto un juego físico, sino un
ejercicio mental. Siempre pretendo forzar al pájaro para ver cuantas veces le puedo hacer saltar
sin recompensa hasta que pierda interés y ya no premiarlo por su pérdida de interés. Si lo fuerzo
tanto que pierda interés, paro, le cojo y le saco a dar un paseo fuera de la habitación, o me salgo
yo dejándole dentro, La pérdida de interés puede ser debida a la necesidad de un pequeño
descanso, lo que no es raro cuando se trata de este número de saltos. Cualquiera que sea la
razón le dejo que repose, y le doy una oportunidad después. Podría incluso volver y permitirle
saltar sin recibir ninguna recompensa por sus esfuerzos y esto eventualmente provocaría su
pérdida real de interés. Hacer algo como esto puede llegar a ser realmente negativo para
nuestros propósitos. Pero uno de los principios del reflejo condicionado es que cuando el
comportamiento (salto al puño) desaparece y entonces la recompensa se reanuda, (yo retorno el
darle recompensa por sus saltos), el nivel de prestación del pájaro aumentará (saltará más
rápido y más tiempo por recompensas más pequeñas) y pasará más tiempo hasta que pierda
interés (extinguir el comportamiento), si decido poner en marcha este juego de nuevo. Si
pretendo hacerle saltar 200 - 300 regularmente me he dado cuenta que es importante utilizar
este proceso de hacer saltar al pájaro hasta que pierda interés. De otra forma es difícil obtener
este número sin que las sesiones de salto te lleven demasiado tiempo, haciendo esto se puede
incrementar el número de saltos y la frecuencia. Solo uso esta técnica en pájaros que están
regularmente sobre los 200 saltos.
DIETA Y MANEJO DEL PESO
Cuando es demasiado arriesgado volar un pájaro alto de peso le hago saltar dándole comida
de baja calidad o carne lavada. hacer saltar a un pájaro hasta ponerle en peso con carne lavada
es mejor que dejarle atado al banco hasta que pierda peso. Dejarle parado en combinación con
poca comida causa pérdida muscular. El mismo enfoque se adopta para incrementar el peso de
un pájaro, aumentar el número de saltos y aumentar también la calidad de la comida para una
ganancia de peso, completando el papo con carne lavada para darle alguna proteína adicional
después de que la grasa sea eliminada.
Una vez que tengo el pájaro en condiciones para los 200 saltos, comienzo a dejarle que él
mismo determine su peso de vuelo, esto es, en el que salte con rapidez e intensidad-, dándosela
mejor calidad de comida con la que sube de peso rápidamente con un patrón de recompensas
predecible. Si sus esfuerzos disminuyeran al tiempo que sube el peso, reduzco la calidad de la
comida, y hago la secuencia de recompensas menos predecible o simplemente salgo de la
habitación dejándolo allí y vuelvo más tarde y así el pájaro comienza a saltar de nuevo al más
alto nivel. Esta es la clase de cosas que no puedo hacer en el campo pero que les sucede a las
rapaces silvestres continuamente. Si no pueden volar a un nivel que les permita cobrar la pieza,
pierden peso, no tardan mucho en darse cuenta que un gran esfuerzo tiene como recompensa
una comida de buena calidad y un peso estable. Un pájaro entrenado que aprende esta lección
entiende que él mismo tiene el control sobre su propia vida y comienza a tomar la apariencia y
maneras de un pasajero de final de temporada. De aquí es de donde viene el carácter de un
pasajero de final de temporada.
Un pájaro que está haciendo entre 200 y 300 saltos puede perder peso siguiendo el ciclo
descrito y no corre los riesgos potenciales de salud que acarrea una pérdida de peso. Esto no lo
puede hacer un ave que realiza en torno a los 75 saltos; de 50 a 75 saltos no se crea la suficiente
reserva muscular como para dejar a un lado los potenciales riesgos de salud derivados de la
pérdida de músculo.
PERSECIJCIÓN REFRENADA
Otra aproximación al condicionamiento mental, es a la que me refiero como "persecución
refrenada" ¿Qué es la persecución refrenada? Arrojamos un señuelo, un pedazo de comida o
una presa muerta al suelo, y cuando el halcón se debate hacia ella sujetamos sus pihuelas
durante de 3 a 10 segundos antes de dejarle ir, permitiendo al pájaro coger su premio. Nosotros
solemos hacer 10 o más persecuciones refrenadas por cada 100 saltos. La persecución refrenada
es un método sencillo, un entrenamiento no especializado, para conseguir un ejercicio intenso.
Lo único negativo es la imagen que se da al hacerlo. Sé que es duro imaginarse hacer esto, pero
creo que no es muy diferente a una persecución al señuelo o a la presa con un fuerte viento en
contra.
Las persecuciones refrenadas son una adaptación de las técnicas usadas por el Dr. Redig
para la rehabilitación de rapaces.
Para establecer esta técnica, comienzo con unos periodos de contención del ave muy cortos,
soltando las pihuelas antes de que el ave se vuelva al puño. El otro factor a tener en cuenta es
cómo se han de coger las pihuelas. Yo utilizo un salto de pilluelas para conseguir que la cola
quede claramente fuera del guante cuando el pájaro se debate. Si no he tenido tiempo de colocar
el salto, sujeto las pihuelas cortas y giro mi mano hacia atrás para permitir que la cola quede
sobre el guante y no sufra daños.
OBSERVACIONES Y CONCLUSIONES
De nuevo quiero hacer énfasis en que existen muchos métodos de acondicionamiento.
Cuando puedo me gusta hacer una crianza campestre. Vuelo mis halcones a pasadas al señuelo
y les suelto palomas. Cuando el tiempo es apropiado doy escapes. Tengo también un señuelo de
suelo mecánico para mis azores que puede ser arrastrado hasta 80 Kms/h. y que puede girar a
esa velocidad. Pero como ha habido más progresos a lo largo de los años, y mi conocimiento
sobre los saltos verticales se ha incrementado también, utilizo estos métodos menos para el
acondicionamiento y los empleo para desarrollar otros aspectos de la caza, lo que me deja más
horas de luz para la caza. Sin duda alguna, el mejor método de preparar un pájaro es ir de caza
todos los días. Ha habido muy pocas veces en mi vida que haya podido hacer esto por largos
periodos de tiempo. Pero incluso entonces he incluido el salto vertical, por que me permite
mantener el pájaro en mejores condiciones que las requeridas para volar. Si vuelo un pájaro
demasiado, la calidad de los vuelos empezaría a decaer, esto implicaría una bajada de
condición, si lo que hago es únicamente volarlo y no hacerlo saltar. Durante aquellos periodos
de tiempo libre ilimitados me gusta volar más de un pájaro, a uno le hago saltar duramente y a
otro le vuelo.
Intento crear un modelo en mi mente de qué es lo que ocurre entre un depredador salvaje y
su presa y crear un sistema similar de acciones, fracasos, sucesos y recompensas dentro de las
paredes de mi cuarto de saltos. Entonces intento ver como esto se refleja en el comportamiento
en el campo de mis pájaros adiestrados. Lo único que sé bien es que mis pájaros responden y se
desarrollan sobre lo predeciblemente impredecible en la habitación de saltos, lo mismo que un
pasajero de finales de temporada o un zahareño que sobrevive y prospera sobre la
predeciblemente impredecible pieza dentro de los difíciles confines de un invierno duro y la
primavera. Esto es lo que hace que los saltos no se vuelvan tediosos y aburridos para mi. La
siguiente observación me pilló por sorpresa. Después de que diera una charla sobre la respuesta
condicionada, durante la reunión de campo de la NAFA (North Anierican Falconers
Association) del 93, en Kearney, he recibido varias comunicaciones de cetreros, que estaban
intentando aplicar algunas de estas ideas. La primera reacción común que todos han tenido ha
sido la de que haciendo los saltos los conflictos sobre las exigencias del trabajo, la familia y las
relaciones sociales no son tan frustrantes. Pueden volar los pájaros más tarde y no sentirse
culpables de perder la hora del vuelo. Un comentario que me hicieron en una carta al efecto fue:
"Si hubiera conocido esta técnica mi primera mujer no me habría abandonado". Este es un
método de entrenamiento que nos permite disfrutar de alguno de los otros placeres de la vida.
La mayor parte de la cetrería que se ha practicado en los alrededores de mi casa durante los
últimos 4 años la ha llevado a cabo mi hijo Seth de 18 años. Y debo decir que ha sido lo más
divertido que había hecho en cetrería en toda mi vida. Me gusta este comentario de mi hijo:
"Papá la técnica del salto vertical me dice más de como va a volar mi pájaro que ninguna otra
cosa, incluso que tú."
Esta técnica es buena para que el principiante conozca su pájaro y encuentre su peso, en el
cual puede volar sin el riesgo de perderlo por estar alto o sin el riesgo de pensar que está alto
cuando realmente está bajo.
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