DON`T LOOK TO THE PEOPLE

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No Miras a Tu Congregación
por Ricardo Murphy, Maranatha Life
NO MİRES A TU CONGREGACIÓN
Como ministros, reemplazamos los sacerdotes del Antiguo Testamento; ministrando del Señor a
la gente, y de la gente al Señor. Debemos conocer el corazón del Señor, para que veamos y
endendamos lo que él quiere decir a su gente. Por otro lado, necesitamos conocer el corazón de la
gente, para entender en que nivel de madurez están para recibir del Señor.
Especialmente como pastor, Dios te ha dado un corazón por la gente. Tú te involucras en donde
están, que hacen; parecido a un padre con su hijo.
A veces, surge un tiempo cuando nos sentimos que la gente no está lista por lo que el Señor
quiere decir. O sabemos que la gente será disgustada por lo que el Señor trata enseñarles. Está
bien, he encontrado que la mayoria de las personas se disgustan con la verdad, especialmente
cuando les queda el zapato. Hasta que la gente sea “agitada” por la verdad de la Palabra de Dios,
nunca verán hacia adelante en su caminar con él.
Por ejemplo; la área de salvación. Hasta que uno sea agitado por el problema de su propia
naturaleza pecaminosa, usualmente no está listo para recibir a Jesucristo en su vida.
Desfortunadamente, sin una agitación continua, parece que nunca adelantamos en nuestro
crecimiento cristiano.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino
por mí.
Juan 14:6
Cuando Jesús dijo ésto, la gente le entendió que estuvo igualándose con el templo. La entrada a
la corte se llamó “el camino,” la entrada al lugar santo se llamó “la verdad,” y el velo que
cubraba la entrada, se llamó “la vida.” Cristo presentó un retrato claro de que él era la única
manera para llegar al Padre.
Aquel frase estorbó a la gente. En realidad, les estorbó tanto que quisieron matarle. Sin embargo,
él es el único camino a la salvación.
Veamos este verso de otra manera. Jesus se iguala con ambos la verdad y la vida. O bien, él
iguala ambos la verdad y la vida con su mismo. Por supuesto, él puede traerles a nuestras vidas
solamente si le permitimos hacerlo. Tenemos el poder de poner un alto a cualquier cosa que él
quiere hacer para nosotros, simplemente por nuestra propia voluntad.
Si queremos traer vida a la gente de Dios, debemos traerles cualquier verdad que Dios nos da
para ellos, sin preocuparnos sobre su aceptación de ello. Frecuentamente, las verdades que
acaban por dañarles temporariamente lo más, serán aquellas que producen la más sanidad y la
más vida. Parecido como la escápula del cirujano dolerá, también dolerá la aguda espada de dos
filos cuando se usa en nuestras vidas.
Yo he encontrado a unos pastores que predican la Palabra de Dios, sin preocuparse tocante si la
gente les gustan o no. También he encontrado a unos pastores que les importa más la reacción de
su congregación, y solamente “cosquillean sus oídos” en vez de predicar la verdad. Pues hay una
inmensa mayoria que cabe entre estos dos extremos. Estos pastores predican la Palabra
intransigente de Dios. Pero, primero ellos debilitan y suavizan el mensage. Quieren dar la verdad
a su congregación, pero no quieren herirles de forma alguna en el proceso.
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¿Porqué no quieren doler a la gente? Usualmente, ellos tratan de impedir a la gente de salir. ¡Ay!
Esto no es la mejor razón. Es verdad que ningunos de nosotros queremos que la gente le dé la
espalda al Señor. Pero, ponerse enfadado con el ministro no es igual. Jesús dijo:
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
16
Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Apoc 3:15-16
Si alguien va a salir porque predicas la verdad, pués obviamente no son totalmente rendidos al
Señor. Puesto que Dios va a vomitarles de su boca de cualquier moda, no importa si ellos
permanecen o se van. Me parece que es más importante lograr que alguien se entusiasme por
Cristo, que es importante custodiarles en tu templo.
Realmente, hemos acomodado demasiado a los deseos de la gente. Jesucristo regresa para una
Esposa apasionada para él, ¡no una esposa tibia! Si todo lo que hacemos es cosquillar sus oídos,
¡ellos nunca madurarán, nunca se desarrolarán para ser discípulos, y nunca serán útiles a Dios!
Dios ha llamado el ministerio de las cinco obras:
“a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo;”
Efe 4:12
La palabra “capacitar” puede ser traducida también por “madurar.” Fíjate en que sucede después
de que son capacitados... Dios les pone a trabajar. Dios no puede usar a los bebés, y eso es como
es la mayoria del Cuerpo de Cristo. ¿Sabes algo? Las palabras “madurar’ y “ser encendidos con
passión” van juntos. Alguien que no está apasionantemente enamorado con Cristo nunca va a
madurar. Así, el espasmar el Cuerpo de Cristo es de suprema importancia para hacer que la gente
de Dios llegan a ser lo que él quiere que sean.
Ahora podemos pasar a la espinoso tema del dinero. Cuando nosotros enfadamos a la gente, y
dejan nuestra iglesia, ésto puede afectar nuestras finanzas. Esto es la número uno razón que
impide muchos ministros de predicar un mensaje que sus congregaciones verdaderamente
necesitan, pero no quieren escuchar.
Yo he hecho el error de mirar a la gente de Dios para provisión. Una noche, paramos a una
iglesia para asistir a su culto de miércoles. Estuvimos escasos de dinero, pués pensaba que si nos
invitó a ministrar, recibiríamos una ofrenda. Sin embargo, el Espíritu Santo me reprendió. Me
recordó que deberíamos mirar a Dios para nuestra provisión y no a la gente. Ministeríamos
independientemente de si recibiría una ofrenda o no. Dios quiso que ministremos por él, y que
miremos a él para nuestras finanzas.
Afortunadamente, yo me arrepentí rápidamente. Al fin, Dios nos usó para ministrar aquel noche,
y la iglesia nos dio una ofrenda de amor. Sin embargo, estoy seguro de que ésto no habría pasado
si no me había arrepentido.
Muchas veces la gente dice que “ellos viven por fe” cuando lo que quieren decir es que esperan
que tú les darás a ellos. Esto no es la manera de Dios. Dios quiere que miremos únicamente a él y
a ningún otro por nuestras provisiones. Predica exactamente lo que Dios te da para predicar, y no
te preocupes de como tu mensaje puede afectar el tamaño de la ofrenda. Dios es nuestro
proveedor, no la gente. Siempre cuando hacemos lo que nos dice, podemos confiar en él para
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proveer. Es solamente cuando paramos de mirar a él que necesitamos comenzar a mirar a la gente
como nuestro proveedor.
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