Sé Su Príncipe Azul

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Sé Su Principe Azul
por Ricardo Murphy, Maranatha Life
Sé Su Príncipe Azul
Cada mujer crece con la idea que encontrará su Príncipe Azul, se irán montados juntos en su
caballo blanco al puesto del sol, y vivir felices para siempre jamás. Muchos cuentos, programas
de televisión, y numerosas películas apoyan esta idea, y muestran a las jovencitas que tan
maravilloso será finalmente encontrar a su propio Príncipe Azul.
Desafortunadamente, como se dice, “el amor es ciego.” Por lo tanto, cuando una mujer por fin
halla su Príncipe Azul, ella no fija las manchas y óxido sobre su armadura. Ella no se fija que su
caballo es verdaderamente un viejo caballo enfermo y que el concepto de romanticismo es algo
que nunca ha escuchado hablar, aún menos escuchado como ponerlo por obra. Por lo tanto, ella
se va al puesto del sol, segura de que Su Príncipe Azul le llevará al castillo de sus sueños, donde
ella puede ser la reina del castillo, disfrutándose de todos sus beneficios.
Después de su luna de miel, sucede que la realidad se levanta y le pega en su rostro. Ella empiece
de mirar a su alrededor para hallar su Príncipe Azul, porque este hombre con quien se casó de
ninguna manera podía ser él. Este ronca, huele mal, tira su ropa en el piso, y en muchas otras
manera demuestra que tan inculto verderamente es.
¿Qué les pasó? Como ya dije, “el amor es ciego.” Aunque pensaba que entraba al matrimonio
con sus ojos abiertos, de hecho eran cerrados. Ella estaba viendo todo a través de los lentes rosas.
A través de estos lentes, todo siempre parece magnífico.
Pero, su sueño no quiere morir. A lo largo de su vida, ella todavía está esperando que su Príncipe
Azul monte por la puerta, le conquiste su corazón, y se vaya al puesto del sol con ella en sus
brazos.
Okay, esto es solamente un sueño. Pues, ¿qué? ¿Por qué el sueño no puede hacerse una realidad?
Especificamente, ¿cómo podemos nosotros como varones, aprenden como ser el Príncipe Azul
de los sueños de nuestra esposa? En vez de dejar que alguien otro monte su caballo blanco, para
conquistar el corazón de nuestra bellísima dama, mejor que nosotros lo hagamos personalmente,
¿verdad?
Como varones, más de todo, queremos que nuestra esposa sea una compañera amorosa,
apasionada, guapa, en todas las áreas de nuestra vida. Pero, en realidad, somos aquellos que
impedimos de ser esta compañera. No puedes esperar que tu esposa se comporta como una reina,
si tú no le trates de esta manera.
Había un pequeño tribu en Africa. El costumbre en aquel tribu era que el hombre tenía que pagar
un dote por su esposa, antes de que podía casarse con ella. El dote se negociaba entre el hombre
y el padre de la jovencita. Normalmente, una jovencita recibiría el precio de dos o tres vacas por
su dote. Si ella fuere bellísima y extraordinariamente dotada, su dote podía ser tan grande como
el precio de cinco vacas, pero esto era lo más que cualquiera en el tribu podía recordar.
Uno de los hombres en el tribu tenía una hija muy ordinaria. Ella llegaba a la edad de casarse, y
su papá pensaba a sí mismo, “Sería yo extremamente afortunado si mi hija atraiga el precio de
dos vacas. Ella honestamente no es muy especial.”
Un día, un hombre vino a este padre para platicarle de su hija. El padre se sorprendió que este
hombre se interesaba en su hija, debido a que venía de una familia rica. El hubiera podido
escoger cualquiera de las jovencitas de su región. Pero, porque él vino a a pedir la mano de la
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hija de este hombre, el padre esperaba que por regatear duro, acaso podía subir el precio hasta
tres vacas.
El hombre joven inició el regateo al ofrecer diez vacas por la hija del otro hombre. Obviamente,
el padre estuvo grandemente sorprendido por tal propuesta generosa. ¡Nunca había imaginaba,
aún en sus sueños exagerados, que alguien le ofreciere diez vacas por su hija! Especialmente
debido a que las más bellas jovencitas recibían un dote de cinco vacas, y su hija era bastante
ordinaria y casi fea. De todo modo, porque el hombre joven le había ofrecido, él sería un tonto si
no lo aceptara, y lo aceptó.
Poco después, la joven pareja se casó, y salió del egido a fin de irse en su luna de miel. Se
quedaron allí varias semanas, y todos pensaban que la joven pareja se gozaba grandemente, al
visitar tantos lugares exóticos.
Por fin, después de más de un mes, la joven pareja regresó al ejido. O puedo decir, él regresó.
Pero, pareció que tenía con él otra mujer. El padre de la jovencita se enfureció al verles juntos, y
preguntó al joven que había hecho con su hija. El respondió diciendo, “Aquí está. Esta hermosa
mujer a mi lado es su hija.” El padre se quedó aturtido, porque nunca había visto a su hija, tan
bella y resplandeciente.
Este hombre joven había visto el potencial de ser una princesa dentro de aquella jovencita
bastante ordinaria. Por pagar diez vacas por ella, él le había demostrado que él consideraba que
ella era valiosa. Por su amor constante hacia ella, había sacado el major en ella, tranformándole
en la hermosa princesa que había vista en ella. El precio que pagó fue barato; él alcanzó por tener
la más bella mujer del tribu.
Todo y cada uno de nosotros, sin excepción, se casó con nuestra esposa, porque vimos la
hermosura dentro de ellas. De hecho, muchas veces nunca hemos tenido una oportunidad ver su
hermosura escondida, porque hemos sido demasiado ocupados en mirar su hermosa exterior.
Todavía, algo en ellas agarró nuestros ojos, y decimos, “¡Es ella, con quiero pasar el resto de mi
vida!”
Si esto es el caso, ¿qué pasó? ¿Dónde se fue la hermosa princesa con quien nos casamos? ¿Cómo
puede ser que terminé en vivir con esta “ancianita?” ¿Dónde se fue nuestro amor y pasión? ¿Qué
nos paso?
Dios ha hecho las mujeres para que responden. Su naturaleza es responder en igual manera al
tratamiento que reciben. Si ellas reciben amor y afirmación (ánimo), responderán con amor y
pasión, igual que la jovencita en este cuento. Sin embargo, si ellas reciben enojo y falta de
apreciación, ellas responderán con amargura y frijidez. Esto es especialmente verdad, porque su
sueño de casarse con su Príncipe Azul ha sido estrellado (aplastado).
La única manera en que nuestras esposas llegarán a ser las princesas y reinas que nosotros
queremos que sean, es llegarse a ser los príncipes azules que ellas anhelan tanto que seamos.
Porque Dios les creó a ellas de tal manera que nos reponden, cuando llegamos a ser lo que ellas
sueñan que seamos, su naturaleza les causarán que llegarán a ser lo que nosotros anhelamos tanto
que sean.
Como hombres, nosotros somos llamados, más de todo, amar a nuestras esposas. Pablo, obrando
bajo la guía del Espíritu Santo, escribió de esto en su carta a los efesos, diciendo: “Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella” (Ef 5:25).
Esto no es una sugerencia de Pablo, es un mandato de Dios. Nosotros, como hombres, somos
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bendecidos por Dios de haber recibido un regalo de Dios, en forma de una esposa. Debido a que
El se nos dio, también nos ha instruido y mandado en como espera que tratemos este regalo.
¿Cómo tratarle? ¡Con amor!
¡Seámos mas específico! En griego, hay cinco palabras que expresan el amor. Una refiera al
amor sexual (eros), otra al amor por los conocidos, compañeros, amigos... (fileo), etc. La palabra
usado en este verso que refiere al amor es agape. Esta palabra, agape, refiere al tipo de amor que
Dios tiene por nosotros. Es un amor totalmente incondicional, carente de egoísmo, que derrama
amor, que no depende nada en la otra persona, sino desea ser una bendición grande a la otra
persona. Esto es precisamente el tipo de amor que causó que Jesucristo fuera a la cruz por
nosotros, y esto es el tipo de amor que Dios espera que nosotros mostremos y tengamos por
nuestras esposas.
Esto es el mismo tipo de amor que se habla en 1 Corintios, capítulo 13, versos cuatro a ocho.
Dice alli: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es
jactancioso, no es arrogante; 5 no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no
toma en cuenta el mal recibido; 6 no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la
verdad; 7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de
ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se
acabará.
No dice nada tocante el sexo en todos aquellos versos. Tampoco dice nada tocante esperar que
nuestras esposas nos preparen comida. Tampoco aproxima motivarla atender a los hijos. Habla
únicamente de lo que el amor nos motiva hacer por nuestras esposas, si somos verdaderamente
obedientes a Dios, y estamos amando a nuestras esposas.
Seamos honestos por un momento. No hemos estado “viviendo” ese tipo de amor hasta ahora.
De hecho, si seamos honestos con nosotros, no hemos hecho mucho que aproxima demostrar ese
tipo de amor. ¡Sin embargo, hay esperanza! ¡No es demasiado tarde¡ Podemos todavía amar a
nuestras esposas, como Cristo amó a la Iglesia, y se dio por ella.
Tomamos otra mirada a la última parte, “y se dio a sí mismo por ella.” Muchas veces, como
varones, estamos esperando que nuestras esposas den a nosotros, en vez de dar a ellas.
Demasiado frecuentemente, nosotros hemos llegado a ser tomadores, en vez de dadadores. Pero
Jesús no vino a la tierra para tomar, sino para dar. El nos ha suplido todo, y nos mandó que
siguiéramos Sus pasos; llegando a ser dadores también. Es solamente cuando nosotros
empezamos a dar de nuestros mismos, y no solamente dar regalos, que verdaderamente
empezamos de amar.
Bíblicamente, ser marido no es acerca de ser proveedor. No es verdaderamente tanto acerca de
ser cabeza del hogar. Tampoco es acerca de tener hijos. Según la biblia, específicamente en este
verso, ser marido es demostrar el amor de Cristo a nuestras esposas para que ellas sepan que es
ese amor, y para que el mundo pueda ver el amor que Cristo tiene por nosotros desplegado en
una manera que pueden experimentar (entender). Cuando nosotros aprendemos como amar de
esa manera, entonces dearrolaremos la meta de ser marido piadoso .
Okay, ahora veamos lo que ellas necesitan de nosotros. Puedes pensar de esto por ser una
fórmula por como tener éxcito en tu matrimonio. Haz estas cinco cosas, y tú recibirás todo que
quieres de ella. No les hagas y pues...
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Fíjate bien, estos son NECESIDADES, no únicamente son deseos. Mientras que acaso no nos
parecen muy importantes a nosotros, en cambio, a nuestras esposas, son cosas de gran
importancia. Estas son las cosas que ella necesita a fin de ser emocionalmente satisfecha y sana.
Una vez más, los he listada en orden de importancia.
1. Afecto (romance)
Cuando un varón piensa en el afecto o el cariño, piensa en el sexo. Pero, cuando una mujer
piensa del afecto, ella piensa en el romance. Más de todo, es el romance que conquistará el
corazón de una mujer, y guadarlo aferrado a ti.
Okay, pues ¿qué es el romance? ¡No, no es el sexo! Muchas personas tratan de igualizar los dos,
pero absolutamente no son el mismo. El romance es lo que prepara el corazón de una mujer por
hacer el amor. Es lo que hacemos por nuestras esposas que les demuestran, “Tú eres muy
importante a mi.” Es la manera que demostramos a nuestras esposas que son especiales y
preciosas, no solamente en la vista de Dios, sino también en la nuestra.
Pedro escribió “Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras
mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera
de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas” (1 Ped 3:7). El unico
problema con esto es que las mujeres no son debiles. Es verdad que ellas no tienen la fuerza
física de los hombres, pero esto no les hace débiles. Simplemente significa que ellas tienen un
diferente tipo de fuerza. Personalmente, yo prefiero las traducciones que dicen “vaso precioso”
en vez de “vaso mas débil.”
Un vaso precioso es algo que es valioso; algo que tú tratas bien, porque es irreemplazable. Algo
que significa algo a ti, por lo tanto no quieres que acerque ningún daño. Mi madre solía
coleccionar a los vidrios antiguos. Todavía tiene unas piezas, algunas que son muy valiosos. Una
en particular que yo he siempre gustado es un vaso pequeño, de 20 centímetros de altura. Está
hecha de varias capas de vidrio, en diferentes colores. El vidrio esta cortado en un estilo de
cameo que forma un retrato de un venado en el bosque. ¡Este pequeño vaso vale $1,200.00
dólares!
Para mí, este vaso demuestra la idea de un vaso precioso. Es algo que es tan precioso y valioso
que nosotros lo cuidamos atentamente; tratándole con gran ternura y precauciones; nunca
permitiendo que le venga ningún daño. Es el opuesto de como uno trata con un vaso desechable.
Dios quiere que nosotros, los varones, tratemos a nuestras esposas con el mismo cuidado que
trataríamos aquel vaso precioso. Ella es un regalo de Dios, y como a tal, merita ser tratada bien.
“El que halla esposa halla algo bueno, y alcanza el favor del Señor” (Prov 18:22). No tratar bien a
tu esposa es igual que decirle a Dios, “¡El favor que me has dado en darme este regalo no vale
nada!” ¡Qué insulto a Dios!
Los actos románticos no tienen que ser grandes, de hecho, frecuentemente son actos chicos.
Básicamente, caen en estas categories:

Palabras – Es importante recordar a tu esposa que le amas. Semejante a que los hombres
necesitan alguna admiración a fin de sentirse seguros, las mujeres necesitan saber que son
amadas. Díle que le amas, y házlo frecuentemente. Sin embargo, no solamente házlo por
las palabras de tu boca, sino hazlo también con las palabras escritas. Notitas, tarjetas, y
cartas de amor son maneras que puedes usar en ser romántico con tus palabras. No tiene
que ser elegante, simplemente tiene que venir de tu corazón.
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Usa “dichos dulces” en hablar a tu esposa. Okay, okay, yo sé que puede sonar raro a ti,
pero a ella le encanta. Esto es precisamente el tipo de plática que ella ha sido criada
esperar de ti, por la sociedad, y cuando tú lo olvidas, ella siente como si ella ha sido
engañada.
No hay ningún problema si usas las palabras que has escuchado o leído antes, mientras
que expresas tu amor a tu esposa. No tienes que ser original. El libro de Cantares contiene
numerosas buenas frases que puedes usar por expresar tu amor. o si quieres hacer algo
sencillo y fácil, simplemente escribes “te quiero.” ¿No es esto es el mensaje exacto que tú
estás intentando darle?
Recuerda, las palabras tienen poder. El Rey Salomón nos recerda que “Muerte y vida
están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto” (Prov 18:21). Pues, no
olvides usar las palabras que son positivas y que dan vida.
En México, muchos varones llaman a sus esposas “gordita” supuestamente como un
nombre de afección. De hecho, llamar tu esposa “gordita” es un gran insulto. Ninguna
mujere quiere ser gorda! No solamente esto, pero por llamarle “gordita” estás plantando
una semilla espiritual, que lleva la cosecha de engordar tu esposa más y más. Busca un
mejor nombre por tu esposa, uno que es positivo y espresa tu amor.

Actos de Servicio – Las mujeres pasan mucho de su tiempo y energía en servir a sus
familias. Ellas trabajan duro, y es raro que alguien demuestra su apreciación por todo su
trabajo. Acaso, aún más por esta razón, ellas necesitan que alguien les sirva a veces,
solamente para desmostrarles que son considerado valiosas.
Cualquier cosa que saca alguno de la carga de tu esposa es un acto romántico de servicio.
Algo tan sencillo hacer que llevar a los niños al parque, para que ella pueda tener algún
descanso y quietud, puede llevar grandes resultados. O, hacer algún quehacer doméstico,
que ella aún tendría que hacer, o acaso no tiene la habilidad hacerlo.
Las mujeres se idendifican con sus hogares. Cuando el hogar está en desorden, o algo
está quebrado, ellas se sienten como si ellas sí mismas estén en desorden o quebradas.
Aún las cosas que nos parecen a nosotros, los hombres, pueden grandemente afectar el
estado emocional de nuestras esposas. A fin de tratarle como un “vaso frágil” es
importante que aprendamos como ver las cosas a través de sus ojos, y tratar las cosas que
acaso pueden hacerles sentir tristes y negativas.

Dias especiales – Uno de los peores errores románticos que puedas hacer es olvidar una
fecha especial, tal como su cumpleaños, o aún peor, su aniniversario. Pero, una de las
mejores cosas que puedas hacer es hacer un día especial aún más especial. ¿Cómo? Por
crear sus propias memorias y tradiciones que son una parte personal de ese día de fiesta.
Cada festival, cumpleaños, o aniversario lleva una oportunidad de crear una tradición
especial familiar que se unen. Especialmente si es un día que ustedes celebraron durante
su tiempo de noviazgo, o su luna de miel. Cada y todo año, puedes regresar aquellas
buenas memorias por establecer una tradición que se conecta a la primera vez que ustedes
lo celebraron juntos.
¿Aún mejor, ¿por qué no creas su propia festival especial? Algo que es especial a ustedes,
pero no significa nada a los otros. Pueden tener un “día nuestro” una vez por año, o aún
cada mes, cuando hacen algo especial para celebrar su matrimonio.
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Tiempos Especiales – No solamente son los días especiales románticos, pero podemos
establecer unos tiempos especiales románticos también. El mejor tiempo especial es una
segunda luna de miel. Okay, quizás es demasiado para ti, pero todavía puedes crear un
tiempo para compartir con tu esposa.
Cualquier tiempo que tú puedes crear que es algo privado por ustedes dos pueda ser una
tiempo especial. Cuando mi esposa y yo viajábamos a tiempo completo en nuestro
autobús, tomabamos unas caminatas en Wal-Mart, sin nuestros hijos. Esto no parece ser
un tiempo extraordinario, pero nos daba un tiempo de estar a solas, algo que nos faltaba
en el autobús.
Otra gran manera de tener un tiempo especial es tomar una caminata en la noche. No
solamente eso, pero esto es completamente gratis. Salir y caminar mano en mano como
un par de amantes jovenes. Cada vez en cuando, parar para mirar en los ojos de tu pareja
y decir “Te amo.” Seguirlo con un beso. Estarás sorprendido que tan especial puede ser
una caminata de 30 minutos con tu esposa.
O bien, ¿qué te parece hacer algo más grande y especial? Pues, váyanse a comer en un
parque. Compra su comida favorita en un restaurante y llévalo al parque o a la plaza para
comerlo juntos. Ustedes pueden combinar esto con lo que dije acerca de salir en unas
citas románticas que explico más adelante.

Regalos – Cada persona se goza recibir los regalos, pero no todos regalos son
románticos. De hecho, no todos regalos verdaderamente son regalos. Para que un regalo
sea un verdadero regalo significa que es por el beneficio de la persona que lo recibe, no
por tu propia beneficio. Por ejemplo, dar tu esposa una estufa, mientras que puede ser
algo útil, de hecho no es un buen regalo. ¿Por qué? Porque la razón que le regalas a ella
es para que ella pueda cocinar por ti.
A fin de que un reglo sea romántico, debe más o menos ser algo que no es útil. Los
regalos románticos casi siempre son frívolos. Unas cosa que nadie compraria si no fuere
por la necesitad de hallar una expression de amor.
Las flores son el clásico regalo romántico. Todas las mujeres les encantan las flores, aún
más cuando no hay ninguna razón esperarles. Lo que quiero decir es por darle unas flores
el día de las madres, no es romántico, es esperado. Pero, dar unas flores a tu esposa en un
día inesperado es muy romántico. ¿Por qué? Porque ella no les esperaba.
Los adornos para el hogar son regalos románticos, y además, no necesariamente tienen
que ser costosos. Algún adorno pequeño que tu esposa puede poner en su cómoda, colgar
en la pared, o desplegar en cualquier lugar en la casa es romántico. Estos artículos
siempre hacen lucir el hogar, y esto significa que ella se sentirá mejor también.
Si verdaderamente quieres darle un regalo romántico, dále alguna ropa interior elegante
de encaje. Las mujeres siempre se sienten más femeninas en encaje, y hay otros
beneficios segundarios. ¡Ella se ve maravillosamente sensual al quitar su otra ropa!
Un elemento importante en el romance es que sea una sorpresa. Comprar unas flores por su
esposa el día de pago es romántico. Pero, si tú rutinariamente le compra unas flores cada día de
pago, esto rápidamente pierda su romance. En vez de ser una buena sorpresa, llega a ser algo
esperado. Para mantener el romance fresco, varia lo que haces. Cómprale unas flores una
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semana, la próxima semana, llevale a un restaurante, la próxima, dále un descanso de los hijos.
Sé creativo con tus actos románticos, puede ser muy divertido.
No escuches a sus objecciones cuando tú haces algo romántico para ella. Muchas veces, es su
manera de probar si verdaderamente le amas. No significa que ella se rechaza lo que haces,
simplemente significa que ella es insegura, y quiere que le digas otra vez.que le amas.
2. Conversación
¿Has fijado qué tanto platica las mujeres? La mujer promedia habla tres veces más de su marido;
usando tres veces más palabras en un día típico. Esto es mucho hablar, ¿verdad?
De las 10,000 palabras por día que el varón promedio usa, él usa 9,950 de ellos en su trabajo.
Esto significa que a él le quedan solamente 50 palabras que puede usar con su familia. En
cambio, su esposa, que ha estado en casa con los hijos todo el día, solamente ha usado 2,000 de
sus 30,000 palabras por aquel día. Y ella le queda con unas 28,000 palabras que ha guardado a
fin de platicar con su esposa.
Es necesario que los maridos den tiempo a sus esposas a fin de gastar todas aquellas palabras.
Sin no, estas palabras acumularán en su corazón, hasta que ella esté lista a explotar. Es
especialmente necesario que permitimos a nuestras esposas de descargar todas sus frustraciones
del día, mediante las palabras. Sí, yo sé que la última cosa que un hombre quiere escuchar al
entrar por la puerta es un soliloquio acerca de todos los problemas que su esposa ha enfrentado
este día. Pero mis hermanos, nosotros sí, necesitmos darle esta oportunidad.
Como hombres, nosotros tendemos de pensar que cuando nuestras esposas murmuran acerca de
todas los varios problemas del día, que tenemos que rectificar aquellos problemas en una manera
u otra. Pero, nuestras esposas verdaderamente no esperan que les rectifican. Ellas simplemente
necesitan una oportunidad de platicar sobre ellos. Cuando una mujer cuenta a su esposo de sus
problemas, es terapéutica. Esto le da una oportunidad de descargarles de su pecho, y vaciar su
corazón de todos los venenos que aquellos problemas causan.
¿Cómo puedes darle esta oportunidad? Por animarle a platicarte. Escúchale y di “¿Entonces qué?
¿De veras? ¿Qué te dijo ella después? ¿En serio?” Cada una de estas frases chicas le da a ella la
oportunidad de decir más, y te haces a ti ser una parte de la conversación.
Pero, no recibes en tú corazon todo que ella suelta del suyo. Solamente sé unas orejas dispuestas
escucharle. No ayuda a ningunos de los dos si ella sea amable y relajada después de platicarte de
su día, si tú estés abrumado de estrés por le haber escuchado. Tienes que discernir cuales cosas
son importantes y requieren tu atención, y cuales puedes dejar entrar por una oreja y salir de la
otra.
A veces, especialmente cuando una mujer es triste o trastornada, ella no querrerá platicar. Esto
no significa que no necesita hablar, simplemente que no quiere hacerlo. De hecho, si tú no le
fuerces a platicarte en aquellos tiempos, arrancando los problemas de ella, simplemente causarás
más problemas después.
Muchas personas opinan que las mujeres son mejores habladores que son los hombres. Pero, esto
es cuando ellas platican a otras mujeres. Las mujeres, de hecho, tienen tanta problema en hablar
a los hombres que tienen ellos en hablar a las mujeres. Pero, esto no es el punto, el punto es que
las mujeres tienen una enorme necesidad de platicar. Esto es porque hablan tanto.
Cuando Pablo escribió a la Iglesia en Efeso, les dio algunos mandamientos por sus matrimonios.
Entre ellos, escribió: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se
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dio a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua
con la palabra” (Ef 5:25-26). Hay un parelelo interesante que demuestran estos dos versos, esto de
comparar el amor de Jesucristo por Su iglesia al amor que un marido debe de tener por su esposa.
Pero, hay otro parelelo que quiero mostrarte en estos dos versos. Es decir, el proceso de
sactificación. Literalmente, la palabra “santificar” significa “separar a algo o alguien
exclusivamente para sí mismo.” Jesús nos sanctifa a si mismo mediante lavarnos con la Palabra
(de Dios). De igual manera, los maridos pueden sanctificar a sus esposas a sí mismos por
lavarnos con sus propias palabras. Las palabras que nosotros, los hombres, usan a nuestras
esposas, aún nos juntan más íntimamente, o les alejan de nosotros.
Por esta razón, es muy importante que pongamos una guardia sobre nuestras propias bocas, a fin
de asegurar que las palabras que hablamos a nuestras esposas sean palabras que le edifiquen, no
palabras que le dañen. Nosotros debemos de aprender como hablarle dulcemente, porque estas
palabras tocarán su corazón, y ella les guardará allá.
Parte del problema es que antes de que nos casamos, hablamos muchísimo. Pero, después de la
boda, el hombre se siente que no hay ninguna razón para seguir hablando de las mismas áreas en
seguida. En cambio, la mujer continuará platicando de ellas.
La otra parte del problema es que antes de la boda, nosotros hablamos de los sueños, y después
de la boda, hablamos de la realidad. Es siempre más divertido hablar de nuestros sueños y
esperanzas que lo es hablar de los problemas de la vida diaria.
Hay una gran diferencia en el tipo de comunicación que ocurre antes del matrimonio, y el tipo de
comunicación que ocurre después de la boda. Sabes, cuando platicamos de nuestros sueños,
platicamos de lo que está en nuestros corazones. Pero, cuando hablamos de los problemas,
hablamos de lo que está en nuestra cabeza. El tipo de plática que las mujeres anhelan tener es
una conversación del corazón. Esto es el tipo de plática que se une a dos personas, no el platicar
de sus problemas.
¿Por qué es que los hombres tienen tanta dificultad en hablar de su corazón? Básicamente, es un
mecanismo de defensa. Dios ha dado a los hombres una naturaleza violenta y agresiva por el
propósito de defender a sus familias (no para golpearles). Toda persona que ha luchado, sabe que
la cosa que uno no quiere que el enemigo sepa es cual es su debilidad.
Lo que típicamente sucede en un matrimonio es que el hombre tiene su corazón completamente
abierto a su esposa, o más probablemente lo tiene abierto a su novia, antes de su boda. Luego,
algún día, ellos tienen una disputa. Ella dice algo como, “Tú dijiste la misma cosa en la casa de
mi mamá, hace nueve meses, mientras que nos sentabamos en la mesa en el comedor. Llevabas
tu camisa amarilla, y jeans nuevos. No me gustó lo que dijiste en aquel momento, tampoco me lo
gusta ahora.”
Aunque el hombre no recuerda la conversación específica a la cual se refiere su esposa, él sí
aprenda una lección importante de este encuento. Es decir, que es peligroso permitir que su
esposa descubra sus debilidades porque ella les usará en su contra. De este momento en adelante,
su corazón está cerrado tan estrechamente que una caja fuerte de un banco, y su esposa no
entiende por que nunca le platica con ella.
El perdón es una parte importante en todo matrimonio. Es imposible vivir en cerca proximidad
con otra gente por cualquier duración de tiempo sin lastimar al otro de alguna manera u otra. Sin
embargo, Dios nos ha dado el mecanismo de perdón por un medio de sanar aquellas heridas.
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No obstante, no es suficiente simplemente perdonar. Nosotros también necesitamos empezar de
communicar de nuestros corazones. ¿Cómo se hace así? Que bueno que me pediste. Déjame
mostrarte.
Primero, ustedes no pueden tener una buena charla de corazón a corazón mientras que están
rodeados por los hijos, los suegros y los familiares. Necesitan dejarles y el hogar, y irse a algún
lugar privado, solamente los dos. Recomiendo que tomen una noche por semana, o si no pueden
irse cada semana, entonces dos noches por mes, y salgan en una cita romántica. Sí, es correcto,
las parejas casadas pueden salir juntos. No es algo que está reservado por los novios.
Salgan juntos a un restaurante. No tiene que ser algo costoso, simplemente un lugar donde
ustedes pueden sentarse juntos y platicar. Es igualmente eficaz ir a McDonalds, que lo es ir a un
elegante restaurante francés. Piden una hamburguesa y una bebida. Compártenles el uno al otro,
metiéndoles en su boca, como solían hacer en su noviazgo. Si todavía tienen hambre después de
esto, pueden pedir y compartir otro orden de algo. Pero, nadamas un orden a la vez.
Mientras que comen, hablen. ¿De qué? De los sueños. Y si no piensas que puedas recordar algo
interesante... Pues, usas esta lista para tener unas ideas de algunos sueños de los cuales pueden
platicar:

Si tuviéramos $1,000,000.00, ¿qué haríamos con esto?

Si tuviéramos el poder de cambiar una cosa mala en el mundo, ¿qué sería?

Si pudiéramos ir de vacaciones en cualquier lugar del mundo, y hacer cualquiera
actividad que quisiéramos, ¿dónde iríamos? ¿Qué haríamos?

Si tuviéramos nada más treinta dias de vivir, ¿qué serían las más importantes cosas hacer
en aquel tiempo?

Si pudiéramos construir una casa, según nuestros gustos, ¿qué queríamos tener en nuestra
casa?

Si pudiéramos hacer una cosa por el Señor, ¿qué sería?
Pienso que ya tienes el concepto. La maravillosa cosa acerca de hablar de los sueños, de esta
manera, es que no hay ninguna respuesta correcta ni equivocada. Nada más hay varias
respuestas. Pero, aquellas respuestas te dirán lo que hay en el corazón de tu pareja. Tu puedes
aprender más de alguien en treinta minutos de platicar acerca de los sueños que puedes aprender
en diez años de platicar sobre las realidades de la vida.
Otra cosa que ayudará es animar a tu esposa formar amistades con otras mujeres con quienes
puede platicar. Mientras que esto no es un substituto por hablarte a ti, gastará algunas de sus
palabras. De esta manera, ella no tendría que darte todas las 28,000, acaso solamente unas
12,000.
3. Habilidad de Confiar en Su Esposo
La confianza es algo muy preciosa; algo que es difícil ganar, y fácil perder. Para que una relación
matrimonial sobreviva, es esencial que haya confianza. En las relaciones sexuales, una mujer
necesita poder rendirse (ofrecerse) a su marido. Esto es imposible si ella no pueda confiar en él.
Desafortunadamente, si perdieres tu confianza en alguien en una área, tiendes de perder tu
confianza en ello en todas las áreas. Esto es precisamente lo que pasó a todos nosotros, a un
tiempo u otro. Nosotros hemos desmostrado a nuestras esposas que no somos perfectos, y que no
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pueden confiar en nosotros. Por esta razón, cuando viene el momento de hacer el amor, ella
tendrá dificultad en confiar en tigo, y en ofrecerse a ti.
Nadie es perfecto, excepto Jesucristo. Pues, ok, yo conozco a un hermano que es perfecto. Es su
apellido, “Perfecto,” por lo tanto, supongo que pueda decir que es perfecto. Pero, lo resto de
nosotros, somos muy lejos de ser perfectos.
En mi propia vida, yo demostraba a mi esposa mi falta de perfección en la área de las finanzas.
Cuando nos casamos, yo tenía mi propio negocio. Semejante a otros que tienen sus propios
negocios, yo sufría financieramente, especialmente en tratar de equilibrar el ingreso que
recibíamos con las necesidades de la familia y las necesidades del negocio. Frecuentemente, yo
no tenía el dinero con que pagar las facturas cuando llegaron, y tenía que esperar hasta que
viniera el dinero necesario.
Debido a que mi esposa se quedaba en nuestro hogar, ella recibía el correo cada día, y
obviamente fijaba que había varias facturas. Teníamos un lugar particular donde ella ponía las
facturas, para que yo podía tratarles. Pero, porque yo no siempre tenía el dinero, no siempre les
trataba de inmediato. Muchas veces, las facturas simplemente se quedaban allá, esperando mi
atención.
En mi opinión, esto no era un problema. Yo sabía que decían las facturas, aún sin abrirles. Sabía
lo que necesitaba pagar, y cuando tenía que pagarlo. Pero, esta montaña de facturas seguían a mi
esposa, en su mente por todo el día. Era constantemente delante de sus ojos, gritándole.
Como hombres, tenemos la habilidad de apartar un problema a un lado, mentalmente poniéndolo
en un estante, hasta que podamos tratar con ello. Esto nos mantiene de ser distraidos por aquel
problema, y nos permite enfocar en las áreas que si podemos tratar.
Desafortunadamente, las mujeres no tienen esta misma habilidad. Comparado a los hombres, las
mujeres son apresivos de primera clase mundial. Ellas pueden preocuparse de todo. Aún pueden
preocuparse de varias cosas a la vez. Debido a que ellas no tienen la misma habilidad que tienen
los varones de apartar un problema, las cosas de las cuales se preocupan pueden llegarse a ser la
mayor influencia (enfoque) en sus vidas.
Esto es lo que se pasó a mi esposa. Ella veía aquellas facturas que reposaban en el escritorio, y
sabía que yo no hacía nada con ellas, y por lo tanto, ella se preocupaba de ellas. En su mente, yo
le había probado que no podía confiar en mí en la área de nuestras finanzas (quiero ser honesto,
no era un buen administrador de nuestras finanzas, por lo tanto, ella si tenía una razón). Porque
ella no podía confiar en mi con nuestras finanza, tampoco podía confiar en mí en cualquier área
de nuestro matrimonio, especialmente en nuestras relaciones sexuales. Eso causó grandes
problemas en nuestro matrimonio.
Ningunos de nosotros seremos tan excelentes esposos que nunca darán a nuestras esposas una
razón de perder su confianza en nosotros. Debemos de entender de que esto es una parte de la
vida que debemos de constantemente esforzar de superar. Afortunadamente, Dios nos ha dado un
mecanismo que podemos usar para superar este problema. Es el perdón.
Las palabras más importantes en cualquier matrimonio son:

Por favor, perdóname.

Fue mi culpa.

Te perdono
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Te amo.
Toma tiempo para escundriñar estas cuatro frases, son las salvavidas del matrimonio. Es
sorprenente que tan dificil es por nosotros, los varones, decir estas palabras. Por alguna razón, no
queremos aceptar que algo es nuestra culpa, y aún peor, admitir a nuestras esposas que algo sea
nuestra culpa. Verdaderamente, es más varonil admitir tus faltas, en vez de pretender que no
tienes ningunas.
Otro buen consejo que escribió Pablo a los efesos también aplica al matrimonio. Dijo, “Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Ef 4:26). Nosotros podemos decir que
esto no aplica a nosotros, porque ni nosotros ni nuestras esposas nos enojamos, pero, ¿estamos
diciendo la plena verdad? Después de todo, ¿exactamente que es el enojo? No es únicamente una
gran cantidad de enojo. El enojo, según la perspectiva de Dios, puede ser también un poco de
irritación. Verdaderamente, la única diferencia entre un poco de irritación y un mucho enojo, es
su tamaño; ambos son la misma emoción.
Nosotros debemos crear un hábito diario, en nuestros matrimonies, de perdonar. Como varones,
los líderes y los sacerdotes de nuestors hogares, debemos tomar la iniciativa en esto también, e ir
a nuestras esposas y pedirles que nos perdonen, en caso de que inadvertidamente hicimos algo
durando el día para ofenderles.
Serías asombrado que tanto nuestro matrimonio puede cambiar solamente por perdonar el uno al
otro. Por perdonar, nosotros limpiamos nuestros corazones, y llegamos a ser abiertos a confiar de
nuevo a nuestra pareja. Es una manera de renovar y restaurar una relación con amor.
La cuarta frase que escribi es muy importante también. “Te quiero.” Las mujeres faltan la
seguridad de entender que sus esposas les aman. Especialmente, porque nosotros por ser
hombres, hacen muchas cosas durante el día que pueden ser entendidas por ser una falta de amor
hacia nuestras esposas. Nuestras esposas necesitan que nosotros incesantemente les recuerden de
nuestro amor, al mínimo diez veces cada día. No es suficiente que tú lo dijiste hace veinte años,
el día de su boda. Necesitas declarlo hoy y cada día.
4. Apoyo Financiero
En la estructura tradicional familiar, es el hombre que trabaja para ganar dinero, mientras que la
mujer se queda en la casa, atendiendo a su familia. Dios parece haber predispuesto estos papeles
a ambos hombre y mujer, de antemano, así dándoles las habilidades que son necesarias a fin de
hacerlos.
Pero, si la mujer se queda en casa, mientras que su marido sale a trabajar, esto significa que ella
se depende totalmente de él a fin de proveer las necesidades de la familia. Si el varón es
responsable, y un buen trabajador, no hay problema. Pero, en los casos de los hombres
irresponsables, esto puede causar muchísimo angustia y estrechez por la familia. Una mujer debe
de tener la seguridad que su esposo va a proveer por ella, y proveer bien.
Por ser hombre, nosotros somos casi tan cómodos en vivir en un campamento que lo somos en
vivir en un palacio. Nuestro alrededor realmente no es tan importante a nosotros que lo es a
nuestras esposas. Con tal de que tengamos una silla cómoda en que sentarnos, una televisión a
mirar, buena comida a comer, y una cama cómoda en que dormir, nosotros estamos bien. No nos
importa como es nuestro alrededor.
En cambio, las mujeres no son iguales que nosotros en esta área. Porque una mujer se orienta por
sus relaciones y amistades, y muchas de aquellas relaciones ocurren en su hogar, ella es
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grandemente afectada por la calidad, limpieza, tamaño, comodidad, seguridad y estética de su
hogar. Cuando su hogar está desordenado, ella también se siente como si su vida estuviera
desordenada. Cuando se hogar está en descompostura, ella se siente como si ella estuviera en
descompostura. Cuando su hogar es feo, ella se siente como si ella fuere fea.
Toma, por ejemplo, el baño. Un hombre no le preocupa de cómo parece su baño. A el, es nada
más un lugar a donde alguien va cuando necesita usarlo. Por esta razón, al hombre, no le importa
como se ve. Pero, en cambio, un baño feo afecta mucho a una mujer. Debido a que las mujeres se
enfocan más en su apariencia y belleza, ellas pasan más tiempo en el baño. Es muy difícil que
una mujer se ve bella a sí misma, cuando está viéndose en el espejo de un baño feo; su alrededor
le afecta a ella.
Cuando Dios llamó a mi esposa y yo al ministerio, empezamos de orar para que nos diera un
autobús (arreglado como una casa) en que pudiéramos viajar. No quería dejar a mi familia en
casa y viajar sin ellos, porque no pensaba que esto sería lo mejor de Dios por nosotros.
Dios nos supló el autobús, pero hubo una “trampa.” Una vez que empezamos de viajar en ello,
Dios nos dijo que dejáramos nuestra casa que teníamos, para vivir a tiempo completo en el
autobús, viajando y ministrando.
Para mí, como hombre, esto no era tan difícil hacer. Yo todavía tenía mi silla cómoda, buena
comida y una cama en que dormir. No me importaba mucho que la casa sería chica, ni que
constantemente moveríamos de lugar a lugar. Sin embargo, esto era un cambio enorme por mi
esposa. Cuando le dije que esto era lo que Dios quería que hiciéramos, ella no quería aceptarlo.
Aunque por fin, lo aceptó, no era fácil por ella. Moverse de su hogar, vender todos nuestros
muebles, y mudarse al autobús casi le puso en un estado de depresión nerviosa.
Aun peor que esto, eramos dejando nuestro hogar, que significaba dejar la seguridad del hogar a
fin de vivir en las carreteras, sin ningún sueldo asegurado, ni aún una agenda de predicaciones y
seminarios prearreglados. Era un paso enorme de fe, y probablemente uno aún más grande para
mi esposa que para mí.
¿Recuerda lo que dije acerca de que las mujeres se preocupan mucho? Tener un hogar es
seguriadad por una mujer. Cuando algo sucede que le quita su hogar, o aun amenanza quitarla de
ella, ella pierda esta seguridad. No pagar las facturas a tiempo amenanza aquel seguridad, y
causa que nuestras esposas se preocupen.
No me entienes mal. No estoy diciendo que una mujer necesita una mansión a fin de sentirse
cómoda. Obviamente, la mayoría de nosotros no podríamos permitirnos el lujo de construir una
mansión para nuestras esposas, no importa que tanto lo queremos. Lo que digo es que nosotros
debemos de ser muy responsables con nuestras finanzas, para asegurar que lo que sí tenemos es
lo mejor que podemos manejar. Entonces, necesitamos atenderlo, para que se mantenga bien.
Como ya dije, también es importante a una mujer que su hogar parezca bien. No necesariamente
cuesta mucho para que un hogar parezca bien. Es sorprenente lo que uno puede hacer con un
poquito de pintura y alguna imaginación. Yo he visto a los hogares hecho de paletas de madera
que se parecían hermosos porque eran bien pintadas. Estoy seguro que aquellas mujeres se
sentían mejor en cuanto a sus hogares que se sentían sus vecinas.
No es simplemente que uno debe de atender al hogar, sino también a todo lo demás que va con el
hogar y la familia. A las mujeres les gusta la nueva ropa. Esta les ayuda emocionalmente,
haciándoles sentirse renovadas, poder comparar un nuevo vestido de vez en cuando. Esta misma
actitud se refleja a un cierto grado en sus hijos. Ellas no solamente deseas ropa hermosa por sí
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misma, pero por sus hijos también. Otra vez, esto no necesariamente tiene que ser costosa.
“Hermoso” y “costoso” no son sinónimos.
5. Entrega y Compromiso a Su Familia
Debido a que una mujer se orienta mediante las relaciones, cualquier cosa que afecta sus
relaciones, también afecta a ella. De igual manera, cualquier cosa que afecta a aquellos con
quienes ella tiene relaciones, afectará a ella. La más íntima es su relación con ellos, lo más le
afectará a ella.
Si pidieras a numerosas mujeres que escriben una lista de las prioridades en sus vidas, una de sus
altas prioridades es siempre sus hijos. Dios ha hecho a las mujeres en tal manera que nutren el
crecimiento de sus hijos. La palabra “nutrir” es una palabra extraña a los hombres, pero significa
“cuidar, atender, criar, educar y capacitar el crecimiento de alguien.” Es tan parte integral de la
esencia de una mujer que ellas lo hacen apenas sin pensar en ella.
Cuando un varón no está comprometido a su familia, esto causa muchísimo tumulto emocional
por su esposa. Ella necesita la seguridad de saber que él está allí por ella y por sus hijos. Ella
necesita saber que él esta tan comprometido a ellos que lo es ella.
Muchos varones opinan que criar a los niños es la responsabilidad de una mujer, y que ellos no
tienen que hacer nada. Esto es tan lejos de la verdad que puede ser. Hay cosas que un hijo puede
aprender de su madre. Pero, hay otras cosas que puede aprender de un buen padre.
Ser padre requiere tiempo, energía, sabiduría y entrega. No es un trabajo de medio tiempo, sino
uno que requiere todo que hay dentro de nosotros. No es un trabajo que un cobarde puede
emprender, sino es definitivamente por alguien que es fuerte en el Señor. Verdaderamente, sin
Su ayuda, ningunos de nosotros podemos cumplir este labor tan alto. No solamente esto, pero no
es una obra que una mujer puede emprender a solas. Para una vida familiar exitosa, la mujer
requiere la ayuda de su esposo.
En la cultura judía, era, y aun hoy día es la responsabilidad del varón enseñar a su familia la
Palabra de Dios. El solia ir a la sinagoga para discutir las escrituras con otros varones, y
especialemente para oír lo que los eruditos de las escrituras tenían que compartir. Luego,
regresaba a casa para enseñar a su familia. No era la responsabilidad del rabino (pastor) enseñar
a la familia, sino la responsabilidad del padre, porque era el sacerdote de su hogar.
Pero, hoy día, en muchos hogares, el varón es incapaz enseñar la biblia a su familia. De hecho,
en muchos casos, es su esposa que intenta enseñarle. El problema con esto es que destruye la
jerarquía de autoridad que Dios ha puesto en el hogar. Un elemento clave de la autoridad
correcta es conocer más que conocen aquellos que están bajo su autoridad. De esta manera, ellos
pueden respectuosamente estimar la persona en autoridad, y quererán escuchar lo que tiene que
decirles.
Cuando un varón no sabe lo suficiente de la Palabra de Dios a fin de presentarse como una figura
de autoridad a su familia, muchas veces, él intercambia el temor por la sabiduría. El se dice, “Si
ellos no me respectan por mi conocimiento, me obedecerán por temor de mi fuerza.” Mientras
que esto si lleva la obediencia, no nutre el amor. De hecho, hace lo opuesto en que causa que su
familia le odia.
Cuando un varón toma su lugar debido en su hogar, esto en sí quita muchísimo estrés de su
esposa. Ella no tiene que sentirse responsable por todo, poque sabe que su marido está
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comprometido a hacer lo que es mejor por la familia. A pesar de que acaso haga un hecho
equivocado, el tratará de rectificarlo.
Las mujeres no fueron creadas por Dios para cargar mucho estrés. De hecho, hay numerosos
informes médicos que indican que muchas de las enfermedades y síntomas que surgen en la
salud de una mujer, pueden ser directamente enlazados al estrés. Al tomar la responsabilidad que
le pertenece a él, un hombre también ayuda a mantener su esposa en buena salud.
En cambio, los varones necesitan algún estrés a fin de que funcionen. Un varón que no tiene
ningún estrés se sentirá en el sofá, cambiando los canales, gritando que su esposa le llevara otra
cerveza. Sin embargo, un poquito de estrés le motivará a cumplir grandes cosas. El subirá al
desafío, y se comprometerá ganar la competición de la vida.
Pués, ahora lo tienes. Un plan por tener felicidad en tu matrimonio. Simplemente, haz estos cinco
pasos, y tu esposa no solamente será contenta, pero te dará todo que quieres. Ruecuerdes, Dios
diseñó a las mujeres para que responden a los varones. Por lo tanto, es a nosotros tomar el
primero paso. No esperes que ella lo tome.
No recomiendo que intentas de implementar todas estas sugerencias en la misma semana.
Tomará tiempo para que aprendes nuevos hábitos, y desarrolle nuevas maneras de tratar tu
esposa. No esperes que hagas milagros, sino sí esperes que el Señor te ayude.
Es trabajo ser buen marido, no existe ningún atajo. Pero es una inversión de tiempo y energía que
lleva maravillosos dividendos. No te preocupes en como tu esposa reaccione. Yo puedo
garantizarte que al inicio, ella reaccionará con sospecha y dudas. Pero, una vez que ella te ve
actuando con nuevos patrones de comportamiento, ella llegará a sentirse más cómoda, y
empezará de gozarlo. Con el tiempo, ella te responderá más y más.
Muchos dicen que el matrimonio es una relación de “dar y tomar.” No estoy de acuerdo con este
concepto. “Dar y tomar” lleva una connotación de que parte del tiempo estamos dando, mientras
que a otros tiempos intentamos de tomar algo de nuestra pareja que acaso ella no quiere dar. Yo
considero que el matrimonio es una relación de “dar y recibir.” Nosotros no tenemos el derecho
de tomar nada de nuestras esposas, pero mientras que les damos a ellas, ellas desearán responder
y devolver a nosotros. Esto es cuando nosotros empezamos de recibir. Lo más que les damos, lo
más que podemos recibir.
¿Sabes qué? Este tipo de vida puede ser muy agradable. Puede hacer un matrimonio promedio
ser celestial. Puede llevarnos a una relación tan íntima y estupenda con nuestras esposas, que no
faltamos nada. Puede ser una enorme bendición.
Empieza hoy. Transforma tu matrimonio a todo que puede ser. Sé el Príncipe Azul de tu esposa.
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