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Despido por ineptitud sobrevenida
Despido por ineptitud sobrevenida
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León confirmó la procedencia del despido de un trabajador por
entender que concurrían los requisitos para la extinción del contrato por ineptitud sobrevenida.
EL CASO: El director de sucursal de una aseguradora estuvo de incapacidad temporal por depresión. Tras obtener el
alta médica la empresa le comunicó que no podía reincorporarse a su puesto hasta que el servicio médico verificase su
aptitud y éste, tras las pruebas correspondientes, le declaró no apto. En consecuencia, la empresa le comunicó la
extinción de contrato por ineptitud sobrevenida
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos, en una sentencia dictada por la sala de lo Social
el 9 de junio de 2006, confirmó la procedencia del despido del citado trabajador por entender que concurrían los
requisitos para la extinción del contrato por ineptitud sobrevenida.
El trabajador debía dirigir las actividades comerciales y operativas de la sucursal que dirigía y al personal asignado a la
misma, todo ello con la finalidad de lograr los objetivos comerciales previstos.
En la carta de despido de la empresa no se hacía mención alguna a las patologías concretas padecidas por el trabajador.
En consecuencia, no se describió de qué modo afectaban estas patologías a su trabajo. La empresa se limitó a relatar
cuáles eran las funciones propias de su puesto de trabajo y, teniendo en cuenta cuál era su estado de salud, le informó de
que había sido declarado no apto por el servicio médico.
El trabajador alegó que la carta de despido le causaba indefensión, ya que no precisaba qué patologías se habían tenido
en cuenta, qué sintomatología se había valorado por parte del servicio de vigilancia de la salud y, en definitiva, qué
enfermedad era la que, según la compañía, le impedía realizar su trabajo.
La empresa contestó que la información médica del trabajador tenía carácter confidencial, que se encontraba en
posesión del servicio médico y que éste se había limitado a informar sobre la aptitud o ineptitud del empleado, sin
comunicar las dolencias diagnosticadas.
El Tribunal, admitiendo los argumentos de la empresa, declaró que toda la información del trabajador relacionada con
su estado de salud tiene carácter confidencial y sólo puede acceder a ella el personal médico. Según los argumentos
judiciales, el empresario únicamente puede ser informado sobre la aptitud del trabajador para realizar las funciones de
su puesto de trabajo y, por ello, en la carta de despido no se puede incluir ninguna referencia concreta a la enfermedad
del empleado.
El conflicto entre el derecho de defensa del trabajador y su derecho a la intimidad debe resolverse a favor de este último,
razón por la cual la empresa no pudo incluir mayores detalles en la carta de despido. Adicionalmente, las partes que
participaban en el proceso discutían acerca de si el trabajador había perdido realmente o no su aptitud para trabajar.
El Tribunal consideró probado que el trabajador padecía un trastorno orgánico de la personalidad. También consideró
probado que durante el período en que el trabajador estuvo al frente de la sucursal, la evolución comercial de la misma
fue muy negativa, con constantes conflictos entre el trabajador y el personal a su cargo.
Como consecuencia de todo ello, el Tribunal consideró que la enfermedad del trabajador le impide el desarrollo de las
funciones propias de su puesto de trabajo y, por tanto, se ha puesto de manifiesto una ineptitud sobrevenida que justifica
la extinción del contrato.
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Despido por ineptitud sobrevenida
La Vanguardia
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