Enero: evitemos los problemas intestinales. Más de la mitad de los

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Enero: evitemos los problemas intestinales.
Más de la mitad de los que practican algún deporte con intensidad considerable sufren
alteraciones en su sistema digestivo como ardor, náuseas, diarrea, dolor o calambres
abdominales. Estos desórdenes limitan los resultados y son el origen de numerosos
abandonos de la actividad física.
Por otro lado, se sabe que el ejercicio regular de intensidad moderada tiene efectos
positivos para diversas alteraciones del colon y para combatir el estreñimiento. El
deportista debe vigilar al máximo su flora intestinal para evitar estas molestias cuando su
nivel de entrenamiento se intensifica.
Los expertos en medicina deportiva coinciden al afirmar que el sistema gastrointestinal
no está diseñado para el ejercicio, sobre todo para el de resistencia. Durante la práctica
de este tipo de deportes (por ejemplo maratones) el intestino es uno de los órganos que
más directamente sufre las consecuencias del aumento de temperatura corporal. Así lo
indican distintos estudios clínicos con triatletas, ciclistas o corredores de fondo.
¿Qué pasa en el intestino con el ejercicio intenso?
El ejercicio prolongado, sobre todo si se lleva a cabo en un ambiente caluroso, da lugar
a una serie de consecuencias, de sobra conocidas, como la hipertermia, la pérdida de
sales minerales como el sodio o el riesgo de deshidratación. No obstante, y aunque
normalmente no se tenga en cuenta, uno de los sistemas más perjudicados en estas
circunstancias es el gastrointestinal. En el intestino se atenúan todas las respuestas
corporales frente al ejercicio: demanda de fluidos, de sales y de nutrientes.
Cuando se realiza un ejercicio intenso el flujo sanguíneo hacia el intestino disminuye
porque se dirige principalmente hacia todo el sistema muscular. Este flujo sanguíneo
intestinal reducido provoca momentos en los que se produce una falta de oxígeno en las
paredes intestinales. Esto hace que se desencadenen una serie de cambios bioquímicos
que, como consecuencia final, dan lugar a un aumento de la permeabilidad intestinal.
El aumento en la permeabilidad intestinal: el principal problema.
El aumento de permeabilidad intestinal como consecuencia del deporte intenso y
prolongado dificulta las funciones de la barrera intestinal como el transporte de
nutrientes, las funciones inmunológicas y la barrera física de sustancias y
microorganismos dañinos. Cuando el intestino se vuelve más permeable permite el paso
de bacterias y toxinas hacia el organismo de modo que aumenta el riesgo de infecciones.
Esto hace que se active todo el sistema inmune y las respuestas inflamatorias se
desencadenen. El aumento de la respuesta inflamatoria puede provocar, así, daños en el
tejido intestinal. Además, esta respuesta aumenta la liberación de radicales libres y de un
compuesto llamado óxido nítrico que, por los efectos bioquímicos que provoca, puede
desencadenar un cuadro de golpe de calor.
La flora intestinal, el componente esencial.
Denominamos flora intestinal a un conjunto de bacterias que viven en el intestino, sobre
todo Bifidobacterium, Lactobacillus. Estas bacterias forman un ecosistema complejo que
se autorregula y se mantiene en equilibrio.
La flora intestinal tiene varias funcione como: defender al intestino de infecciones,
ayudan a la absorción de nutrientes y a la digestión de algunos alimentos que hacen que
el organismo funcione adecuadamente. Además son imprescindibles para la síntesis de
determinados compuestos, como la Vitamina K y algunas del complejo B.
Este conjunto de funciones repercute en nuestro estado nutritivo. Algunas de ellas están
estrechamente ligadas a nutrientes y procesos metabólicos esenciales para el deportista,
por lo que el interés por mantener una flora intestinal equilibrada, además de ser
importante para mantener el bienestar general, pasa a ser un aspecto clave en la
nutrición deportiva.
Cambios en nuestros hábitos para mejorar la flora intestinal.
La flora del adulto está influenciada por una serie de factores intrínsecos (secreciones
intestinales) y extrínsecos (envejecimiento, dieta, estrés, antibióticos y alimentos con
componentes prebióticos o con organismos probióticos).
Para empezar es necesaria la ingestión de alimentos ricos en fibra, pues evita el
estreñimiento crónico, éste puede alterar la flora intestinal provocando un aumento de
las bacterias en los tramos bajos del intestino.
La ingesta de 2 o 3 litros de agua al día, preferentemente fuera de las comidas, es un
hábito necesario en diversos aspectos de nuestra salud además de colaborar en el
cuidado de la flora bacteriana.
Los yogures u otros productos fermentados son alimentos beneficiosos para alimentar
nuestra flora bacteriana, así como tomar frutas entre horas y empezar la comida con una
buena ensalada.
En cambio hay que moderar el consumo de comidas ricas en grasas o harinas refinadas,
no abusar de carnes y embutidos y mucho menos de bebidas excitantes como el café o
los refrescos de cola.
Los cambios en la función de la barrera intestinal causada por el deporte de larga
duración e intenso afectan, por tanto, al equilibrio de la flora intestinal. Por eso, en la
actualidad se investiga cada vez más en este terreno. En este sentido, ha nacido el
término bacterioterapia, o lo que es lo mismo, el uso de probióticos con fines
terapéuticos.
Probióticos y deporte.
Según las autoridades sanitarias probióticco es un producto alimenticio a base de
microorganismos vivos que son beneficiosos para la salud. Está demostrado que su
consumo estimula, por un lado, los mecanismos de defensa y, por otro, ayuda a
estabilizar la flora intestinal existente. Por tanto, y como resultado final, los probióticos
tienen un efecto positivo sobre la barrera intestinal y se ha demostrado que ayudan a
normalizar la permeabilidad del intestino.
Todos estos resultados indican que el consumo de probióticos por deportistas de
resistencia puede ser positivo ya que su acción beneficiosa sobre la permeabilidad
intestinal y sobre las reacciones inflamatorias puede paliar el efecto del ejercicio físico
sobre la barrera intestinal.
En resumen, el buen estado de la flora intestinal es positivo para el deportista porque
ayuda a disminuir las reacciones inflamatorias, a mantener la permeabilidad intestinal y
a evitar las alteraciones en la barrera intestinal.
Para más información sobre nutrición deportiva consultar en la web de Vitae:
http://www.vitae.es
Núria Serra
Dpto. Técnico Laboratorio Vitae
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