TIPOS DE MORFEMAS Podría decirse que la raíz es la parte común

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TIPOS DE MORFEMAS
Podría decirse que la raíz es la parte común a todas las palabras, emparentadas entre
sí, que conforman un nido formador de palabras derivadas (campo → campestre,
campesino, campirano, campamento). Sin embargo, esta definición de “raíz”, muy
difundida, y al parecer tan sencilla, no se aviene con su interpretación actual y su
papel en relación con otros morfemas de la lengua. Más correcta y precisa sería la
siguiente definición: la raíz es la parte central de la palabra, el punto de partida
para comprenderla, capaz de incorporar otros morfemas que concretan su
significado.
Consideramos que esta definición será operativa y nos permitirá analizar toda una
serie de hechos concretos, ya que la raíz es no sólo el centro del nido de formación de
las palabras, sino que constituye también el centro de expresión y formación de su
significado léxico.
Tomemos como ejemplo la palabra reconstrucción. Si nos ponemos a pensar por
dónde comienza nuestra comprensión de esta palabra, llegamos a la conclusión que
esta se inicia por el morfema radical [–struc-] (y lo relacionamos inmediatamente con
algo que puede ser erigido, puesto en pie). El significado de este morfema se ve
transformado (y precisado) de alguna manera por los restantes morfemas que se
adicionan a la raíz ([re–] (de nuevo), [–con–] (junto), [–ción] (referencia objetal a algo
abstracto), más el morfema [ø], que nos da la idea de un objeto singular.
Evidentemente, el morfema radical se presenta al hablante de una lengua determinada
como el principal, el portador de la carga fundamental de sentido, mientras que los
restantes están subordinados, incorporados por él.
En la conciencia lingüística del hablante (ver: Mendoza 2001) de una lengua los
morfemas radicales se contraponen a los afijales, y se concientiza en relación con
estos. Esto explica por qué en la escuela el procedimiento más común de
reconocimiento de la raíz de las palabras es la selección de una serie de palabras
emparentadas (con la misma raíz) por lazos de derivación. Ello conduce a que los
nexos entre las palabras de una serie derivativa sean inicialmente “sentidos”, para
luego poder “verlos”.
La base constituye el punto de partida para la derivación de palabras. La base
expresa, por una parte, el significado léxico de una palabra dada, y por la otra, su
significado gramatical general.
Podemos, entonces, decir que la base es la combinación mínima de dos morfemas (por
lo general, raíz y sufijo), de la cual se parte, mediante la adición de otros morfemas
afijales, para la formación de otras palabras.
Este término es frecuentemente confundido con el de “raíz”, pero el concepto de
”base” resulta más general.
Por ejemplo, si a la raíz [am-] le agregamos el sufijo [–able], obtenemos la palabra
amable que, a su vez, sirve de base para la formación de las palabras amables (amable-s), amabilidad (am-abil-idad).
Los afijos (del latín affixus – fijado a) son morfemas gramaticales que se añaden a la
raíz de la palabra.
Por el lugar que ocupan en la palabra respecto de la raíz, los afijos se dividen en
postfijos (del latín postfixum – fijado después), prefijos (del latín praefixum – fijado
antes), infijos (del latín infixus –fijado en) e interfijos.
Se denominan postfijos los afijos que se hallan después de la raíz o la base de la
palabra. Los postfijos se dividen en sufijos y flexiones (terminaciones). La diferencia
entre unos y otras radica en su función, y esta división se relaciona con la subdivisión
de los afijos en flexivos y derivativos. Las flexiones son afijos formadores de formas,
mientras que los sufijos son afijos formadores de palabras (derivativos).
Ejemplos de flexiones: edificio – edificio-s
guardería – guardería-s
ve-o, ve-s, ve- ø, ve-mos, ve-n, etc.
Ejemplos de sufijos: organiz-ar, organiza-ción, rapi-dez, rápida-mente, ama-ble,
amabil-idad, etc.
Los afijos formadores de formas (flexiones) no hacen variar el significado léxico de la palabra
y se emplean para materializar las diferentes formas de una misma palabra. .
Los afijos formadores de palabras (sufijos) hacen variar el significado léxico de la palabra y se
utilizan para formar nuevas palabras a partir de las ya existentes.
Los afijos que aparecen antes de la raíz de la palabra se denominan prefijos. Tanto
en español, como en muchas otras lenguas indoeuropeas, los prefijos se emplean,
generalmente, para formar palabras.
Ejemplos: hacer → des-hacer, re-hacer,
meter → co-meter, so-meter, a-rre-meter, etc.
No obstante, en algunas lenguas, como el alemán y el ruso, también se emplean como
afijos formadores de formas.
Ejemplos: rus. писать – на-писать (esta es la forma perfectiva de “писать” - escribir)
alem. machen – ge-macht (forma del participio II de “machen” – hacer)
Los infijos son afijos que se colocan dentro de la raíz o base de la palabra; más bien
diríamos que “parten” la raíz. Por ejemplo, la forma del presente del verbo “vencer”
tiene el infijo –n– (vinco). Sin embargo, la forma del pasado no lo tiene (vici). El
español no tiene infijos, es decir, morfemas intercalados en una raíz.
Por último, los interfijos son más frecuentes y aparecen en las palabras formadas por
composición, uniendo dos raíces o dos bases. Por ejemplo, en español se utiliza con
frecuencia el interfijo –i– (cabeciduro, manirroto, etc.). En alemán son muy utilizados
los interfijos –s- y –e- para formar palabras compuestas (Donnerstag – jueves;
Geburtstag – cumpleaños).
Otra división de los morfemas los clasifica como dependientes (ligados) e
independientes (libres).
Los morfemas dependientes, como su propio nombre lo indica, no pueden aparecer
solos; su aparición depende de la presencia de otro morfema, generalmente
independiente, al cual se incorpora. Son morfemas dependientes todos los afijos.
Los morfemas independientes son aquellos que pueden aparecer solos, como
palabras independientes. Son morfemas independientes en español, en sentido
estricto, los artículos, las preposiciones, las conjunciones y las formas no enclíticas de
los pronombres personales.
Sin embargo, debemos hacer aquí una salvedad. Las relaciones entre las unidades del
nivel morfológico constituyen un sistema, y por ello el término “independencia” no
puede considerarse como absoluto si se refiere a un estado de estas unidades. En
general, los elementos de un sistema nunca están en estado de independencia
absoluta. De ser así, dejarían de ser elementos del sistema.
Referencia
MENDOZA, F., Guía estratégica de la asignatura “Introducción a la Lingüística I”,
Primera reimpresión, México, Ediciones Acatlán, 2006, 112-114 pp., ISBN: 970-322980-8.
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