Buenos Aires, 24 de mayo de 2013

Buenos Aires, 4 de septiembre de 2014
El XVII Encuentro Anual de ACDE debate sobre la
“Argentina sin atajos: nuestro compromiso como empresarios y
ciudadanos”
El Encuentro de Empresarios de ACDE propone un debate abierto
sobre los valores y las conductas que tenemos que encarnar para
construir un país mejor.
En el marco del XVII Encuentro Anual de Asociación Cristiana de
Dirigentes de Empresa (ACDE), en el contexto del panel que debatió
“¿cómo construimos un país con reglas claras para todos?”, el juez de
la Cámara Federal de Apelaciones de Salta, Luis Renato Rabbi-Baldi,
subrayó que “la realidad indica que es imposible ser eficientes en la
Justicia”. “El tema excede a la Justicia e invita a una reflexión general:
el Poder Legislativo generó una ley que obligaba a apelar las
decisiones para nunca pagarlas. El Poder Ejecutivo trata de
sobreactuar con el mismo objetivo. El Estado, muchas veces, cambia
las reglas de juego. Pero no sólo concierne a las actuaciones del
Estado. La cantidad impresionante de juicios es consecuencia de
desavenencias entre particulares”, agregó.
Asimismo, consideró que “la tardanza en el nombramiento de
jueces conspira contra la justicia”, en tanto que apuntó que “una vía
posible para lograr una justicia honesta es desarrollar un ingreso a los
cargos riguroso”.
“El problema del narcotráfico en Salta ha encontrado varias
soluciones positivas, entre las que están la creación de una agencia
especializada y provincialización del micro-tráfico”, cerró.
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Por su parte, Roberto Saba, Decano de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Palermo (UP), planteó que para explicar la
decadencia argentina está “la falta del cumplimiento de las normas”.
“Somos una sociedad con enormes dificultades para cumplir con las
normas, lo que nos causa un serio perjuicio”, completó.
Saba profundizó sobre la idea de la llamada “anomia boba”,
considerando que “en general, la racionalidad individual nos empuja a
no cumplir con las normas, lo que conspira contra el bienestar general”.
“Hay que preguntarse en qué sociedad queremos vivir, qué
entendemos por democracia. Si la noción de democracia es la actual,
en la que hacemos lo que queremos, o en otro esquema, donde hay
límites impuestos. No hay fuerte consenso en cuanto a la democracia
limitada por la Constitución. Cada tanto, podemos ver que ese límite
Constitucional, que establece derechos, igualdad, libertad, se convierte
en un obstáculo para lograr lo que queremos hacer hoy”, sentenció.
Por otra parte, consideró que “la noción de libertad momentánea
la asocio con la idea de disfrutar el momento o libertad de largo plazo,
de hacer lo que quiero con mi vida”. Y concluyó: “El progreso y el
desarrollo no son posibles sin ese compromiso con las reglas”.
Carlos Pagni, historiador y columnista de La Nación, destacó que,
ya en 1930, el mercado como motor de la generación de riqueza fue
“reemplazado por el Estado”. “Tenemos un trauma que se generó en
aquel momento por la forma de crear riqueza y el rol del Estado”,
amplió.
“Para obtener riqueza es más importante saber influir en el que
manda. Es más importante el lobbing que la creatividad. Esto nos llevó
a sustituir un Estado de carácter republicano por un Estado corporativo.
Quiere decir que la riqueza, más que crearla, debo expropiársela a otro
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con la mediación del funcionario de turno. Ahí brota el fenómeno de la
corrupción”, indicó.
Desde su óptica, en Argentina “es más argentino lo estatal que lo
privado”, concepción que “vemos como natural”. “Esto nos llevó a la
ruptura del pacto fiscal, para definir cómo se distribuyen los recursos
públicos. Por lo tanto, la ley se privatiza, termina siendo una instancia
de beneficio privado. Tengo que conseguir tal ley para obtener un
avance en mi prosperidad”.
“Esta guerra distributiva, fenómeno de muchos países de América
Latina, caracteriza a las decadencias. Nos pone ante un fenómeno, que
es la inflación. Este año, vamos a tener un 40% de inflación. Es una
enfermedad muy vieja, para lo que es el mundo. Es difícil encontrar
esta enfermedad a escala planetaria. La inflación no es un fenómeno
monetario, ni de expansión de gasto público. Es la expresión de la falta
de consenso sobre la distribución y costos de bienes públicos. Es un
impuesto del cual muchos se benefician”, afirmó.
Por otra parte, consideró que “somos muy buenos generando
inflación” y señaló que “tiene que haber muchos argentinos interesados
en que esto se sostenga; caso contrario, no se entiende cómo
continúa”. “Este sistema económico sólo se sostiene con desequilibrio
de poder. Una democracia poco competitiva genera prestaciones de
baja calidad. El Estado, la ley, lo público, pierde legitimidad cotidiana,
sobre todo si aumenta la cantidad de argentinos sumergidos”, subrayó.
Por último, Pagni proyectó que “la Argentina va, sin dudas, hacia
un nuevo consenso. Pero será un consenso respecto de contenidos, de
ideas, pero no estoy seguro que, desde 2015, podamos constituir un
consenso alrededor de reglas. Con esa nueva gestión, no
necesariamente habremos construido una democracia más competitiva.
Porque falta que se recomponga el equilibrio de poder”.
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