LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LA ECONOMÍA MUNDIAL

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LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO Y LA ECONOMÍA MUNDIAL
Guillermo de la Dehesa, Presidente del CEPR, Centre for Economic Policy Research
Tras una década de relativa tranquilidad en la evolución de los precios del petróleo, en
los últimos tres años hemos experimentado un nuevo “choque” petrolífero, no tan fuerte ni
rápido como fueron los de 1973-74 y de 1979-80, pero que podría llegar a ser más duradero
que aquellos. Hemos pasado sucesivamente dos escalones en el precio, el primero en 2002,
en el que el precio promedio del barril de Brent fue de 25 dólares, tras haber estado en los años
anteriores a 19 dólares de media, y el segundo en 2004, en el que el precio medio del año se
estima que alcanzará 40 dólares. Es decir, una subida de 6 dólares primero y otra posterior de
15 dólares en un período relativamente corto. El Fondo Monetario Internacional calcula que por
cada 10 dólares que sube el barril de crudo, el crecimiento mundial se reduce en un 0,6% al
año. En este caso estamos hablando de un aumento de 21 dólares, lo que podría suponer una
caída del crecimiento de la economía mundial de más de un punto porcentual al año.
Esta es la principal razón por la que el FMI haya tenido que reducir las expectativas de
crecimiento, una semana después de que saliese publicado su “World Economic Outlook”,
antes de su reunión anual en Washington a primeros de Octubre, especie de “biblia” de las
estimaciones del crecimiento de los países, tuvo que sacar una nota rebajando el crecimiento
mundial para 2005 en 0,8%, el de Estados Unidos en 1,3% y el de la Zona Euro en 0,4%. De
acuerdo con el FMI, la economía de la Zona Euro crecería un 2% este año y un 1,9% en 2005 y
la española crecería este año un 2,6% y el año que viene un 2,8%. La reducción del
crecimiento del Área Euro es menor y deriva de que ventaja que tiene la Zona Euro sobre otros
países es que su moneda, el euro, se ha apreciado en el mismo período un 30% respecto al
dólar, con lo que el impacto sobre su crecimiento es menor que en otras zonas.
El problema de las subidas bruscas del precio del petróleo es que provocan, al mismo
tiempo, una caída del PIB y un aumento de la inflación, es decir, una “estanflación” o
estancamiento con inflación, como ya ocurrió en anteriores choques. En el caso actual, sin
embargo, el impacto sobre el crecimiento va a ser mayor que sobre los precios, ya que ha
cogido a la economía europea en una incipiente y tímida recuperación, con un euro apreciado,
con lo que hay poca presión sobre los precios al consumo, que se están beneficiando además
de bajos precios de las manufacturas asiáticas y de ciertos productos agrícolas europeos y, por
lo tanto, el Banco Central Europeo debería estar más preocupado por el la falta de
recuperación que por los índices de precios al consumo, por lo que debería de terminar
elevando, más tarde y más lentamente, los tipos de interés de referencia de lo que tendría
programado.
Las causas de las subidas de los precios del petróleo son de dos tipos. En primer lugar,
las derivadas de una serie de problemas políticos, religiosos, étnicos y militares, todos ellos de
carácter temporal, como son los que están afectando a la oferta de Irak, Venezuela, Nigeria y
Rusia, así como otros derivados de los huracanes en el Caribe. En segundo lugar, las
derivadas de la fuerte demanda de crudos, pero sobre todo de productos ligeros, como
gasolinas y naftas, que son consecuencia del mayor crecimiento de los grandes países
emergentes de Asia y algunos de Latinoamérica, donde el número de automóviles, de
camiones e incluso de aviones ha aumentado de forma espectacular. China tiene ya 200
millones de coches en circulación, más que EEUU; Brasil tiene 75 millones y Rusia e India 60
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millones cada uno, más que Japón y muchos más que Alemania o Francia. En tercer lugar, es
el resultado de que, durante la década de bajos precios relativos del petróleo, entre 1992 y
2001, ha habido poca inversión en transporte, refino y distribución, por falta de rentabilidad
relativa respecto a otras inversiones, con lo que hoy la oferta de estos productos ligeros no
puede hacer frente a su creciente demanda.
Esta escasez de oferta de productos ligeros hace que, aunque los precios de los crudos
puedan ceder, a medio plazo, si se solucionan los conflictos señalados anteriormente, los de
los productos ligeros podrían mantenerse elevados durante varios años, hasta que la nueva
inversión en transporte y refino permita aumentar su producción y distribución. En cuarto lugar,
existe otra causa de mayor plazo respecto al mantenimiento de un precio elevado de las
gasolinas. Mientras que en la producción eléctrica se están ensayando, con cierto éxito los
ciclos combinados más limpios y algunas energías primarias alternativas a las tradicionales
basadas en el viento, la geotermia, el sol o la biomasa, con lo que el petróleo tiene un peso
decreciente como energía primaria. Por el contrario, en los medios de transporte no se ha
avanzado mucho en la producción de prototipos para sustituir a los motores de gasolina y gas
por otros eléctricos, mixtos o con hidrógeno, por lo que es muy probable que pase una década
hasta que estos nuevos prototipos puedan llegar a ser comerciales.
Quizá por todo ello, es la primera vez que los precios a futuro del petróleo se mantienen
históricamente tan altos después de un choque. En estos momentos dichos precios apuntan a
40 dólares dentro de un año y a más de 30 dólares dentro de cinco años, es decir, todo indica
que el mundo puede llegar a sufrir una larga temporada de precios altos. Es decir, de no
equivocarse los mercados de futuros del petróleo, sus elevados y persistentes precios
reducirían el crecimiento mundial en unas décimas los próximos años, lo que sería la
incertidumbre de mayor preocupación para la economía mundial en los próximos años.
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