Dictamen de la Procuración General: Junín rechazó en todas El Tribunal sus partes del Trabajo la demanda de de indemnización por despido y otros rubros de índole laboral, incoada por Marcelo Gastón Lucero contra el Club Junín (v. fs. 174/178 vta. y fs. 180/186). La parte actora vencida -por apoderado- impugnó dicha sentencia mediante recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley y de nulidad (v. fs. 191/205 vta.). En fs. 236 se me confiere vista sólo respecto del recurso extraordinario de nulidad concedido por el “a quo” en fs. 207/208 vta. Adelanto, desde ahora, mi opinión contraria a su progreso. Ello, por cuanto, a la improcedencia de su formulación deducida “en subsidio” o “ad eventum” (v. fs. 195 “in fine”), desde que -como es sabido- su tratamiento no puede depender del resultado del restante remedio procesal interpuesto (conf. S.C.B.A. causas L. 58.815, sent. del 29/IX/98; L. 75.914, sent. del 2/VII/03, entre otras), se aduna que resultan ajenos al ámbito de denunciados actuación en su del recurso sustento, intentado como son los vicios los de autocontradicción, inversión de las reglas que rigen el “onus probandi” y absurdo en la valoración de la prueba que se le endilgan S.C.B.A. 89.206, causas sent. al pronunciamiento Ac. 85.228, del sent. 30/III/05; Ac. en del crítica (conf. 30/III/05; 91.877, sent. Ac. del 13/XII/06; L. 69.200, sent. del 13/IX/00 y L. 79.332, sent. del 18/II/04). Efectivamente, salta a la vista que el libelo de censura no contiene denuncia de los preceptos constitucionales que resultarían infringidos - arts. 168 o 171 de la Carta local-, ni se fundamenta en la existencia de alguno de los supuestos contemplados en dicha normativa a los fines de viabilizar la procedencia de la pretensión nulificante (conf. S.C.B.A. causa L. 79.789, sent. del 10/VIII/05, entre otras). Cabe agregar a lo expuesto y en atención a la doctrina legal invocada por el quejoso, que la anulación oficiosaáde los pronunciamientos de última instancia configura un supuesto de excepción reservado a las facultades exclusivas y excluyentes de la Suprema Corte, constituyéndose así, por principio, en un instituto distinto al recurso extraordinario de nulidad, sin que le asista a las partes la facultad de efectuar planteos de esa naturaleza (conf. S.C.B.A causa L. 84.588, sent. del 6/IX/06, entre muchas otras). En razón de lo brevemente expuesto, sugiero a V.E. que declare improcedente el recurso extraordinario de nulidad que dejo examinado. Tal es mi dictamen. La Plata, 22 de marzo de 2007 - Juan Angel de Oliveira A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 11 de marzo de 2013, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, Kogan, Soria, Negri, de Lázzari, Genoud, Pettigiani, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo extraordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 99.701, "Lucero, Marcelo Gastón contra Club Junín. Despido". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo del Departamento Judicial Junín rechazó la acción entablada, imponiendo las costas del juicio a la actora (fs. 180/186). Ésta interpuso recursos extraordinarios de nulidad e inaplicabilidad de ley (fs. 191/205 vta.), los que fueron concedidos por el citado tribunal a fs. 207/208 vta. Oído 237/238), el dictada señor a fs. Subprocurador 239 la General providencia de (fs. autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar las siguientes C U E S T I O N E S 1ª ¿Es fundado el recurso extraordinario de nulidad? En su caso: 2ª ¿Lo es el de inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El impugnante dedujo el recurso extraordinario de nulidad en forma subsidiaria al de inaplicabilidad de ley (v. fs. 195/197 vta.), modo de articulación que, como sostuve en las causas registradas como L. 58.815, "Faccendini" (sent. del 29-IX-1998) y L. 75.147, "Tirelli" (sent. del 6-VIII-2003), entre otras, si bien lo torna en principio insuficiente, en una interpretación amplia, en mi opinión, el remedio así incoado podría tener andamiento siempre y cuando contenga fundamentos propios y no promiscuos. En el caso, con base en los argumentos desarrollados en el capítulo V) de la pieza impugnativa (titulado "Ad eventum, nulidad de la sentencia dictada", v. fs. 195), el quejoso descalifica el fallo recaído en la instancia de grado atribuyéndole al juzgador haber incurrido en contradicción entre las conclusiones sentadas en el veredicto y las arribadas en la sentencia, en errónea distribución de las cargas probatorias (infringiendo los arts. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo y 375 del Código Procesal Civil y Comercial) y en absurdo en la apreciación de las pruebas de la causa. Ninguno atendibles en impugnación de el bajo esos eventuales ámbito de estudio agravios actuación (conf. resultan del causa medio L. de 87.991, "Gallegos", sent. del 12-XII-2007; entre otras). En rigor de verdad el interesado ni tan siquiera menciona, mucho menos explica, cómo esos pretensos vicios encuadran en alguno o algunos de los contenidos previstos en los arts. habilitando 168 la y 171 deducción de del la Constitución recurso provincial extraordinario de nulidad (art. 296, C.P.C.C.; causa L. 83.398, "Berterame", sent. del 31-VIII-2007). Nótese al respecto que sólo tangencialmente a fs. 196 vta. del escrito de réplica, por conducto de la transcripción de doctrina legal de este Tribunal elaborada en torno judiciales, a la se anulación menciona oficiosa la causal de las decisiones vinculada a la inobservancia del acuerdo y voto individual de los jueces, citándose el art. 156 de la Constitución provincial -actual art. 168-, hipótesis que, por lo demás, no se presenta en la especie. Por esas razones, y más allá de su interposición subsidiaria (lo que -como dije- no obsta a su tratamiento en la medida que sus fundamentos no se confundan -como acontece en el caso- con los del recurso de inaplicabilidad de ley también interpuesto), la impugnación no resulta procedente. Finalmente, resta señalar que no es dable que las partes propicien pronunciamientos la declaración judiciales, ex tal y officio como de los plantea el interesado (v. fs. 196/198 vta.), pues ello constituye una facultad exclusiva y excluyente de esta Suprema Corte (conf. causas L. 91.153, "Carraza", sent. del 25-II-2009; L. 90.028, "López", sent. del 25-VI-2008; L. 80.421, "Ontiveros", sent. del 22-XI-2006). II. Por lo expuesto, propongo rechazar el recurso extraordinario de nulidad deducido, con costas (art. 298, C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Kogan, Soria, Negri, de Lázzari y Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la primera cuestión también por la negativa. A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: En la causa L. 58.815, "Faccendini" (sent. del 29-IX-1998) he manifestado que "subsidiario", conforme surge del Diccionario de la lengua Española (Real Academia Española, 21a. ed. Madrid, 1992, p. 1356) utilizado como adjetivo importa lo "que se da o se manda en socorro o subsidio de uno", lo que importa tanto como señalar que lo que es subsidiario es complementario, necesitado de algo previo a lo cual ayuda o completa. Desde este ángulo, es indudable que por su propia naturaleza un recurso extraordinario debe mantener jerarquía de tal, bastarse a sí mismo, ser autosuficiente, por lo que no tendría entidad de tal aquel remedio que, o bien no se autoabastece, o bien es tan solo complemento de otro al que intenta robustecer o conferir el vigor impugnatorio de que carece per se. Por ende, si bien considero que en principio resulta inviable interponer un recurso extraordinario en subsidio de otro, ello es así siempre y cuando se trate efectivamente de un remedio subsidiario, y no cuando a pesar de proponérselo semánticamente como subsidiario, esté dotado de una estructura propia y autónoma, ya que reputarlo inatendible en tal situación implicaría consagrar una solución meramente formal, incurriéndose en el exceso ritual manifiesto que se opone a la equidad y a la justicia que en el consagrar, caso para concreto el constituirse derecho en algo está huero, llamado en un a mero remedo de tal. Al respecto, esta Corte tiene dicho que "los recaudos procesales tienen por fin cuidar ciertas exigencias de orden externo, pero no para que los derechos se vean vulnerados sino, -por el contrario- para que su realización resulte en todos los casos favorecida. De otro modo ese orden deviene en ritualismo, es decir, en una forma vacía de contenido ético y no debe olvidarse que el derecho no es una forma: es un contenido" (Ac. 60.772 sentencia del 2-VI-1998). En el supuesto de autos, el recurso de nulidad, planteado impropiamente en subsidio (v. fs. 195/197 vta.), carece asimismo de fundamentación autónoma. Voto pues por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El tribunal a quo desestimó la demanda promovida por el actor Marcelo Gastón Lucero contra el Club Junín por la que se procuraba el cobro de indemnizaciones por antigüedad y sustitutiva de preaviso, sueldo anual complementario, vacaciones, días trabajados en octubre de 2000, integración del mes de despido y multas de los arts. 8 y 15 de la ley 24.014. Para así decidir, tras valorar las pruebas testimonial y confesional arrimadas a la causa, formó su convicción acerca de que entre los litigantes no medió una relación de dependencia laboral. II. inaplicabilidad En su recurso de ley, la extraordinario legitimada activa de denuncia absurdo e infracción a los arts. 14, 21, 22 y 23 de la Ley de Contrato de Trabajo; 375, 402 y 421 del Código Procesal Civil y Comercial; y 1197 y 1623 del Código Civil. Los cuestionamientos ensayados son los siguientes: 1. En primer lugar, plantea el recurrente que el tribunal fundó su decisión en lo normado por los arts. 21 y 22 de la Ley de Contrato de Trabajo, cuando -en rigordebió aplicar la presunción de existencia del contrato de trabajo contenida en el art. 23 de la ley citada. En este manifestaciones de orden, los sostiene testigos que acerca de ante las el actor que impartía clases de tenis a los socios del club en las instalaciones de éste y en beneficio de la institución demandada -que aduce erróneamente apreciadas por el órgano a quo a fs. 194/195-, se advierte que es a la accionada a quien incumbió probar lo alegado en su defensa (art. 375, C.P.C.C.), carga ésta que -afirma- soslayó satisfacer. 2. Asimismo, censura la valoración de la absolución de posiciones del representante de la entidad traída a juicio, argumentando -en sustancia- que mediante ese elemento probatorio se comprobó que "el actor daba clases gratuitas de tenis a los asociados del Club" (v. fs. 197 vta.), lo que no refleja más que la existencia de una relación de linaje laboral entre los contendientes. 3. Por otra parte, bajo la denuncia de quebranto de los arts. 14 de la Ley de Contrato de Trabajo y 1197 y 1623 del Código Civil, cuestiona la apreciación de la prueba documental adunada a fs. 8 y 30/31. En lo esencial, arguye que los contratos allí glosados son nulos porque a través de ellos la demandada pretendió encubrir, en abierto fraude a la ley laboral, que con el promotor del pleito la unió un verdadero vínculo de trabajo dependiente. 4. considerar También elementos postula de que prueba el juzgador decisivos para omitió dirimir correctamente la litis, a saber: la confesional prestada por el representante del club, de cuyos dichos es posible inferir -a contrario de lo concluido en el fallo- que en el presente caso subordinación se verifican jurídica y las típicas económica; la notas de informativa proveniente de la A.F.I.P., que -afirma- da cuenta de que la institución accionada no tiene registrado ningún empleado en relación de dependencia, circunstancia ésta que denota que "la práctica del Club demandado era la contratación en negro de personal dependiente, utilizando siempre con el personal que contrataba el ardid de instrumentar pretensos contratos que tildaba de naturaleza civil" (v. fs. 203 vta.), de esa naturaleza instrumentos por lo que -insiste- agregados a la los causa resultan nulos (art. 14, L.C.T.). 5. Por último, resta eficacia probatoria a las declaraciones de los testigos Cacheiro y Tintorelli aportados por la demandada porque las considera no sólo interesadas, dado que -resalta- ambos son socios del club, habiéndolo presidido en distintos períodos; sino también contradictorias con los contratos de naturaleza civil ya aludidos que la accionada pretendió hacer valer con el objeto de disimular bajo ese ropaje la existencia de una relación de trabajo dependiente como la habida entre las partes. III. El recurso, en mi opinión, no resulta procedente. 1. En lo que aquí tiene relevancia, el tribunal de grado tuvo por acreditado en el veredicto que Lucero daba clases de tenis en las instalaciones del Club Junín, arreglaba atendía las canchas cuando el destinadas profesor a su Galván práctica realizaba y las giras deportivas (v. fs. 176). Sin embargo, concluyó que "no se probó en autos que las labores que el demandante dice desarrollaba lo fueran a las órdenes del Club Junín, y en forma subordinada" (v. fs. 177 vta.), pues -agregó- "el actor no acreditó la subordinación jurídica, económica y técnica y el carácter intuito personae, como así el cumplimiento de horario, el recibir órdenes" (v. fs. 178). En la etapa de sentencia, remarcó que el accionante no logró acreditar la nota de dependencia que tipifica el contrato de trabajo, invocado en sustento de su reclamación, subrayando que "la mera ejecución de tareas, -en el caso, colaborando con el Sr. Miguel Galván- no autoriza a tener por probada la existencia de una relación laboral (arts. 21 y 22 de la L.C.T.)" (v. fs. 184). 2. De la reseña efectuada, es factible advertir que el tribunal de origen arribó al convencimiento acerca de que entre los litigantes no existió un vínculo de trabajo subordinado. Así lo hizo con principal sustento en la valoración de los testimonios aportados y la absolución de posiciones del representante de la demandada (art. 44 inc. “d”, ley 11.653) (v. fs. 174/178 vta.). Ahora bien, esa conclusión fáctica sólo puede ser desvirtuada si configuración se de alega y absurdo se demuestra (conf. causas cabalmente L. la 96.667, "Iurescia", sent. del 14-IV-2009; L. 90.064, "D’Agostino", sent. del 5-XII-2007). Vale decir, la existencia de un vicio que denote que el juicio del tribunal a quo no se ajusta a la lógica que rige la construcción de un razonamiento válido, o bien, que se halla reñido con las constancias objetivas de la causa. Al respecto, cabe aquí recordar que esta Corte ha declarado en repetidas oportunidades que dicho déficit importa la existencia de un error grave, grosero y manifiesto que conduzca a conclusiones lógicamente insostenibles o inconciliables con las constancias objetivas de la causa (conf. causa L. 95.323, "Rivera", sent. del 18-II-2009; entre otras). En el caso, es mi opinión que el recurrente no ha logrado evidenciar tal anomalía. (i) En primer lugar, la descalificación del mérito atribuido a las pruebas testimonial y confesional, que sirvieron de pilares de apoyo de la decisión objetada, no supera el registro de una mera divergencia de opinión respecto de las conclusiones contenidas en el fallo, pues el recurrente sólo expone una apreciación discrepante y opuesta a la del sentenciante. Tal técnica, sabido es, no resulta idónea representa sent. del el para absurdo acreditar (conf. 8-VIII-2007; la causa entre grave L. falencia 88.553, otras). que "Obiol", Tampoco puede sustituirse el criterio del juzgador de grado, pese a lo opinable, discutible o poco convincente que pudiera resultar, por el propio de esta Suprema Corte (conf. causas L. 96.667, "Iurescia", sent. del 15-IV-2009). Por lo demás, debe recordarse que los tribunales del trabajo, al apreciar en juicio oral la prueba testimonial, ejercen una facultad privativa tanto respecto del mérito como de la habilidad de ese elemento probatorio, y sus conclusiones no pueden, en principio, ser reexaminadas en la instancia extraordinaria (conf. causas L. 90.489, "Fontano", sent. del 27-II-2008; L. 57.947, "Albornoz", sent. del 20-XI-1996). (ii) En otro orden, es inocua para desmerecer el fallo impugnado la crítica que gira en torno a la prueba de informes de la A.F.I.P., dado que sólo exhibe la intención de disputarle al judicante el ejercicio de una atribución que le es privativa, lo que resulta impropio para demostrar el absurdo (conf. causas L. 90.647, "Paredes", sent. del 13-VIII-2008; L. 87.372, "Antonini", sent. del 7-III-2007; L. 82.000, "Salvemini", sent. del. 8-XI-2006). Al respecto, menester es recordar que reiteradamente ha sostenido el Tribunal que integro, en fuero laboral, al prevalecer la apreciación en conciencia, los magistrados jerarquizar las están fuentes autorizados y medios a seleccionar probatorios, y pudiendo preferir unos elementos a otros (conf. causa L. 89.800, "Taboada", sent. del 14-XI-2007; entre otras). (iii) Por último, el agravio que versa sobre la apreciación de la prueba documental glosada a fs. 8 (por la parte actora) y a fs. 30/31 (por la demandada) y su pretendida nulidad por aplicación de lo dispuesto en el art. 14 de la Ley de Contrato de Trabajo también resulta estéril. Además de fundarse en argumentaciones novedosas y extemporáneas, nunca antes introducidas al proceso, lo que torna al reproche inaudible en esta instancia extraordinaria (conf. causas L. 94.899, "Botelli", sent. del 22-XII-2008; 2007), cobra L. 90.222, definitoria y "Romero", sent. concluyente del 19-IX- relevancia para decidir la suerte del cuestionamiento el hecho de que éste se exhibe apartado de las motivaciones que dotan de sustento al pronunciamiento atacado, dado que el tribunal del trabajo no cimentó ningún tramo de su decisión en la apreciación del mentado elemento probatorio. 3. Por otra parte, cabe memorar que esta Corte tiene dicho que la mera ejecución de tareas no autoriza a que se tenga por verificada la existencia de una relación de linaje laboral con el accionado, si no se acredita que lo fueron a favor de esa persona y en forma subordinada (art. 23, L.C.T.; conf. causas L. 79.831, "Martínez", sent. del 29-XII-2003; L. 73.653, "Lezcano", sent. del 2-V-2002; L. 72.672, "Díaz", sent. del 18-VII-2001), doctrina legal que el iudex a quo hubo de citar en la sentencia censurada para darle sustento (v. fs. 183 vta.). Esas circunstancias, como bien sostuvo el tribunal (v. fs. 177/vta.), debieron ser acreditadas por el demandante, en tanto fue quien alegó la existencia de un vínculo de cuño laboral. Máxime, dado que tal hecho fue negado por la demandada, quien afirmó que aquél se desempeñó en las instalaciones del club como colaborador de Galván (v. veredicto, fs. 175 y 177), circunstancia esta última que el juzgador tuvo por probada (v. fs. 183 vta./184). En este contexto, no resultó infringido el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial, pues las reglas de distribución del onus probandi no fueron alteradas. Como señalé supra, se demostró en la especie el hecho en que la accionada apontocó su postura, esto es, que Lucero era asistente del profesor de tenis Galván, habiendo el actor soslayado cumplir con su carga de acreditar que las labores que desempeñó en el club lo fueron en relación de dependencia con este último. Desde este ángulo, tampoco advierto violado el art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, toda vez que habiéndose demostrado -a juicio del órgano de grado- que las labores prestadas por el actor no lo fueron en relación de subordinación con la demandada, no se configuró en el caso el presupuesto condicionante al que el precepto antes citado subordina la operatividad de la presunción iuris tantum que él contiene (conf. causa L. 94.899, "Botelli", sent. del 22-XII-2008; entre otras). 4. En estas condiciones, el fallo dictado por el tribunal de la instancia ordinaria ha de permanecer incólume, habida cuenta que el agraviado no logró demostrar que sus conclusiones resulten absurdas, ni que los preceptos que denunció trasgredidos lo hubieran sido. IV. Por todo lo expuesto, corresponde rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: Adhiero a la propuesta decisoria a la que arriba el colega doctor Hitters en cuanto sostiene que la mera discrepancia en el modo de apreciación de las pruebas de la causa no alcanza a evidenciar la existencia del vicio del absurdo, fundamentos que entiendo suficientes para sellar la suerte adversa del recurso interpuesto. Con el alcance indicado, doy mi voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: Adhiero al voto emitido por mi distinguido colega doctor Hitters; ello, a excepción de lo expuesto en el ap. III. 3 primer párrafo en lo que respecta al art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo, puesto que considero que las restantes razones esgrimidas dan acabada respuesta a los cuestionamientos que porta el medio de impugnación deducido. Con el alcance indicado, voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: 1. Esta Corte ha sentado doctrina en el sentido que la prestación de servicios que torna operativa la presunción del art. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo es la de servicios desarrollados en relación de dependencia (L. 82.046, sent. del 1-IX-2004; L. 87.444, sent. del 6VIII-2003; L. 60.351, sent. del 11-III-1997; L. 58.626, sent. del 5-VII-1996; L. 48.193, sent. del 8-IX-1992; L. 39.519, sent. del 25-X-1988; L. 34.473, sent. del 26-III1985; entre muchas otras). Doctrina aisladamente de que, la que sin embargo, no la complementa puede y tomarse determina sus verdaderos alcances, que es la que afirma que admitido el hecho de la prestación de servicios por la demandada pero negada su naturaleza laboral incumbe a esta última la prueba de la particular vinculación alegada en virtud de lo dispuesto por el art. 375 del Código Procesal Civil y Comercial y no habiéndolo hecho, rige la presunción de que los trabajos fueron realizados en relación de dependencia (L. 80.713, sent. del 11-VIII-2004; L. 32.808, sent. del 29-V-1984, entre varias otras). Esta última es la que, en opinión del recurrente, ha sido violada por el tribunal de origen aunque, como de seguido explicaré, no lleva razón en su planteo. 2. Acertadamente, y sin perjuicio de cierta falta de precisión en la expresión de su razonamiento, el tribunal de origen adjudicó al actor la carga de la prueba de la existencia del vínculo de trabajo frente al desconocimiento de aquélla por parte del demandado. En ese contexto, el acreditada sentenciante la prestación concluyó de que servicios si de bien aquél estaba en las instalaciones del club accionado, no se probó que ellos hubiesen sido realizados en relación de dependencia. No encuentro, en consecuencia, que los arts. 23 de la Ley de Contrato de Trabajo y 375 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia ni sus respectivas doctrinales legales hayan sido violados. 3. En razón de lo expuesto y las concordantes razones que se exponen en el voto del doctor Hitters, voto por la negativa. Los señores jueces doctores de Lázzari, Genoud y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la segunda cuestión también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad con lo dictaminado por el señor Subprocurador General respecto del de nulidad, se rechazan los recursos extraordinarios traídos; con costas (arts. 298 y 289, C.P.C.C.). Regístrese, notifíquese y devuélvase. EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI JUAN CARLOS HITTERS DANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD HILDA KOGAN EDUARDO JULIO PETTIGIANI GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario rc