Persona o Feto, la vida y la despenalización del aborto

Anuncio
El derecho a la vida desde la óptica de los Derechos Humano y la despenalización
del aborto.
Desde ya, que estamos en presencia de una cuestión donde lo que se discute es la vida
misma en sus primeros instantes, y según en que posición nos ubiquemos, la muerte del
concebido, sujeto pasivo para el derecho penal, será un aborto o un homicidio. Y es ahí
donde radica la cuestión de si corresponde o no la despenalización del aborto, si es
constitucional y apegado a las normas que informan nuestro ordenamiento jurídico, o
bien, es un despropósito legal, sin necesidad de ingresar en discusiones ético-morales.
Entiendo que nuestra legislación, debe adecuarse a los parámetros que surgen de los
propios Tratados de Derechos Humanos, que otorgan a la vida el mayor de los
reaseguros jurídicos.
Nuestro derecho, y en orden a la discusión del aborto, su despenalización y el concepto
de vida, se compone no solo de las previsiones legales en materia civil y penal, sino que
fundamentalmente se complementa con los tratados de derechos humanos que fueren
incorporados a nuestro derecho interno por la Constitución de 1994.
Así las cosas, la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas
establece en su artículo 1º que “...el niño, por su falta de madurez física y mental
necesita protección legal, tanto antes como después del nacimiento”, habiendo nuestro
país formulado reserva al ratificar dicho tratado señalando que “se entiende por niño
todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad”.
La ley 26061 de protección integral de los menores recepciona la Convención de los
Derechos del Niño de las Naciones Unidas, y en su artículo 1 sostiene que es objeto de
esta ley la “protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.....para
garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos
en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los que la
Nación sea parte”, mientras que en su artículo 8 establece el derecho a la vida, a su
disfrute, protección y a la obtención de una buena calidad de vida.
Por su parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 4 prevé
el derecho a la vida y señala al respecto que “toda persona tiene derecho a que se
respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del
momento de la concepción”.
Asimismo, nuestro código civil en su artículo 63 dispone que “Son personas por nacer
las que no habiendo nacido, están concebidas en el seno materno” y el artículo 70 del
mismo ordenamiento dice que “Desde la concepción en el seno materno comienza la
existencia de las personas”
Mientras que en materia de penal, nuestra legislación tipifica los delitos con un grado de
prelación, que va desde aquellos que como sociedad y estado procuramos la mayor de
sus defensas y hasta los de menor valía pero aún así defendibles, y en ese sentido el
derecho a la vida prima sobre otros derechos, y entre los tipos penales que protegen la
vida humana encontramos tanto al homicidio como al aborto.
Es suficientemente claro, que una y otra figura penal no son lo mismo, aunque en
ambas acciones se atenta contra la vida misma.
Ahora bien, cual es el fin tuitivo en ambos delitos, el bien jurídico protegido es a la
postre, la vida; existe vida desde el mismo momento de la concepción, y esto es lo que
se protege, según todos los tratados de derechos humanos.
Si en el aborto se protege la vida de quien está por nacer, no de quien nació, y en el
homicidio se protege la vida de quién ya nació, no hay dudas que nuestro derecho
interno debe proteger la vida desde su inicio, desde que el embrión y pasando por todos
los estadios científicos hasta el propio nacimiento, interrumpir la gestación implica la
negación de la vida, y no se estaría aplicando la normativa que nuestro país asumió
como propia.
No tengo dudas, que la discusión sobre cuando comienza la vida tiene no solo
fundamentación científica y moral, sino que en nuestro caso implica la toma de
posición jurídica.
A tal evento, la definición del inicio de la vida, siempre en miras del resguardo jurídico
penal, depende del diseño de una política criminal que esta en manos de las autoridades
competentes, es decir los poderes legislativo y Ejecutivo, con el correspondiente
control judicial.
Lo que sí considero necesario destacar, es que el tratamiento legislativo sea ejercido
prudentemente, sin implicancias partidarias, sin intereses electoralistas, ni posiciones
ideológicas extremas, y ateniéndose a las previsiones de los Tratados de Derechos
Humanos, ya que estos no pueden ser el eje temático de una visión de la sociedad y
solo en referencia a nuestro pasado, sino que deben iluminar hacia el futuro, incluso a
aquellas potencialidades que viven en el seno materno.
Dr. Alberto Pravia
Descargar