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PASIÓN
Una palabra cargada de fuerza. De sentido. De
evocaciones. Decimos que hay vidas apasionantes,
relaciones apasionadas, crímenes pasionales… Pero
estos días, desde la fe… hablamos de la Pasión de
Jesús. Pasión que es amor y que es padecimiento de
quien ama y por ello se enfrenta a cualquier poder
injusto. Contemplar la pasión, en cuadros y pasos, en
escenas evangélicas cargadas de dramatismo, es
asomarse a un misterio que nos desborda.
1. EL SUFRIMIENTO DEL JUSTO
“Despreciado, lo tuvimos por nada; a
él, que soportó nuestros sufrimientos y
cargó con nuestros dolores”
(Is 52,3-4)
Se ha explicado de muchas
formas.¿Por qué fue así?
¿Estaba escrito? ¿Dios quería
sangre?
¡No! La sangre la querían los
verdugos, los que no querían el
evangelio anunciado por Jesús.
El sufrimiento del justo no nos es tan lejano.
Es la sangre de los inocentes abusados.
Es el dolor de quien se estremece por el mal de otros.
Es el cansancio de quien se esfuerza para intentar
construir algo bueno.
Es el vaciamiento de quien va dando la vida, poco a poco,
por amor.
Es la duda mordiente de quien da el salto de la fe, cuando
callan las certezas.
Es la sensación de fracaso de algunas veces, cuando no
acompañan los resultados…
¿Alguna vez el evangelio me ha resultado exigente ?
“¿POR QUÉ NOS HAS ABANDONADO?”
Los muertos piden paz inútilmente:
somos hijos y padres de la guerra.
Piden en vano credencial de gente
los muchos condenados de la tierra.
Moloc yergue su altar y su pantalla,
sojuzgando señor el mundo entero.
Calla, de miedo, la verdad. Y calla
degollado el Amor, como un cordero.
Y Tú, ¿no dices nada?, ¿no te enteras?
¿pides más cruz aún? ¿más sangre esperas?
¿no sabes imponerte, Amor frustrado?
¿Qué más le exiges a la pobre fe?
¡Dios mío y nuestro y de Jesús, ¿por qué
una vez más nos has abandonado?!
Pedro Casaldáliga
2. LA FECUNDIDAD OCULTA
“Lo antiguo ya ha sucedido, y algo nuevo yo anuncio,
antes de que brote os lo comunico”
(Is 42,9)
En un mudo de éxito visible. De titulares y
rankings. De fotos vistosas.En un mundo de
triunfadores y vedetismo. En un mundo de méritos
y medallas, de galardones y vitrinas, de diplomas
y reconocimientos… ¿Qué sentido puede tener el
fracaso, la derrota, el vaciamiento? ¿Qué sentido
puede tener el no saber, no llegar, no conseguir
cruzar la meta soñada? La lógica de Dios es
sorprendente. Habla con una palabra que parece
última pero que no es definitiva. Muestra que el
amor que habla más alto es el que se da –hasta el
extremo. Que la verdad que libera es la que se
proclama en defensa de los bienaventurados, sin
dejar que venza el miedo o la prudencia. Que la fe
que canta es la que es capaz de soportar la
incertidumbre. Misteriosa forma de dar vida.
¿Qué fecundidad tiene el evangelio?
¿Y en mi vida?
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