Bibliotecas y comunidad Siendo las 14:00 horas de la fecha 11 de abril de 2016, en realidad esa hora porque era lunes y estos días de la semana abren las puertas de las bibliotecas públicas en este horario ya establecido por BibloRed, me encontraba en el occidente de la ciudad de Bogotá en la biblioteca pública Manuel Zapata Olivella (Tintal). Era un día grisáceo y bastante frio; me dispuse a iniciar una breve exploración sobre los proyectos de evaluación realizados a las diferentes comunidades o usuarios que entran en esta y además los variados servicios que ofrecen. Veo al entrar, al señor vigilante bien vestido y galante. Aprecie un indudable vacío al entrar, a pesar de que ya había varias personas en aquel lugar, sin embargo, seguí en marcha; deje mi maleta en los casilleros e inmediatamente me dirigí al área de información, dónde me presente muy formalmente, “buenas tardes, mi nombre es Sara Colmenares y soy estudiante de Ciencia de la Información de la Pontificia Universidad Javeriana, quisiera tener conocimiento sobre los estudios que se han realizado teniendo en cuenta la evaluación de la comunidad según sus necesidades o, si definitivamente no se efectúa este tipo de valoración”, así que de allí, me remitieron para el segundo piso dónde se encontraba “Andrea la referencista”, subí y ella no estaba. – acaba de entrar a una reunión con los coordinadores. Me indicó el señor de seguridad de este piso, un hombre enorme, con el estómago abultado y manos grandes que se encontraba tras la puerta y aprovechó para interrogarme para qué la necesitaba con una mueca de curiosidad. De modo que no tuve problema en contarle, así que él quedo al tanto del por qué me localizaba en este lugar. Por consiguiente, aproveche para utilizar la sala de internet y leer un artículo para un parcial ese mismo día. Al cabo de dos horas, el señor vigilante me buscó y me dijo que había llegado la coordinadora y con ella podía hablar, porque “Andrea la referencista” nunca llego. A continuación, converse con Sandra Castro, de estatura promedio, delgada y no pasaba de los treinta y cinco años; con su cabello amarillo le sobresalían las orejas y gafas pequeñas de marco azul y es egresada de la universidad de la Salle. Me presente nuevamente y le pregunté que si allí ejecutaban alguna planeación a partir de la evaluación a la comunidad y que servicios tenían. Conversamos en su escritorio, junto a la colección general y la sala de internet. Hablaba rápido, movía las manos, señalaba y mostraba lo que hablaba. Cada cierto tiempo se interrumpía para responder preguntas inquietantes de los auxiliares y saludaba a algún conocido que se atravesaba en el camino. Me dijo que todas las bibliotecas deben tener un proceso de evaluación para determinar qué factores positivos y negativos influyen en el uso de los servicios, para así determinar que necesidades tienen los usuarios, por ejemplo: sí necesitan material bibliográfico, libros de texto, computadores, más espacio en las distintas salas, etc… y me expresó que revisara los servicios en la página web. Finalmente, le pregunte cuál había sido la última evaluación a la comunidad y me respondió que la biblioteca carecía de jóvenes que les gustara leer por ellos mismos y a partir de esto, próximamente se va a inaugurar una sala llamada “Distrito gráfico” que tiene que ver con comics, historietas, etc… En mi búsqueda, encontré que este proyecto se refiere a “(...) una apuesta de BibloRed para constituir un escenario dinámico en el que, a partir del poderoso lenguaje de la imagen, el cómic, que canaliza y es fiel reflejo de aquellos temas que desvelan a la sociedad, el cine (incluido el anime), las sagas literarias, la ciencia ficción y lo juegos de rol” (BibloRed, 2016). Por último me aclaró, que esta sala va a ser apta para todo público, pero se hace con el fin de incentivar a los jóvenes. Y en cuanto a las estadísticas, se realiza con el software que utiliza la red de bibliotecas. Ella no me dijo cuál era. La investigación no terminó ahí, seis días después, es decir, el sábado 16 de abril, cerca de las 5:00 pm, me dirigí a la Biblioteca pública Francisco José de Caldas (Suba), que se encuentra abierta hasta las 8:00 pm. Llegue cerca de las 6 de la tarde; al entrar había una larga fila frente a un escritorio viejo de madera, tras él, se encontraba un joven de cabello largo y con una argolla en la nariz, estaba hablando con el guardia de seguridad sobre sus “farras los fines de semana”, con unas palabras no muy apropiadas para estar atendiendo una biblioteca, y no es que quiera parecer culta, solo pienso que hay espacios de espacios. Cuando llegó mi turno, me presente como de costumbre, ya hasta me lo sé de memoria, le realice la misma pregunta que le hice a Sandra y él reaccionó estupefacto, para mí que no me entendió, así que lo volví a repetir más detalladamente y me contestó que él no sabía, que nadie me daba esa información y que el coordinador ya se había ido. No fue necesario preguntar por los servicios, estaban a la vista en un listado de hojas pegadas a la pared y asimismo en un pequeño televisor. Le di las gracias y salí, fue un día agotador, como buena colombiana “todo para lo último”. Al día siguiente, poco más o menos de medio día, fui a la biblioteca pública Marichuela. En este lugar, dialogue con el coordinador, un hombre moreno, joven y con una trenza larga y delgadita que sobresalía desde la mitad de su cabeza, yo solía pensar que solo los “ñeros” tenían estas trencitas, pero ya me di cuenta que no. De nuevo realice mi presentación y la misma interrogación. Él me dijo que esa biblioteca no era pública, o “que si era pero no era”. O sea, pública porque así se llama y además presta sus servicios abiertamente a la comunidad, pero en realidad hace parte de la secretaria de educación en un convenio con cerca de 4000 estudiantes del colegio Miguel de Cervantes. Según él, esta es la única biblioteca de Bogotá con un plan piloto. Lo intrigante, es que no cuenta con el servicio de préstamo externo, le pregunté el por qué y me respondió que esta biblioteca pertenecía a BibloRed, luego paso a ser parte de Colsubsidio y actualmente la secretaria y por esta razón no poseen una base de datos. Le di las gracias y salí. Afuera, habían unas escaleras y allí se encontraba un personaje armando su pipa de bazuco, por lo tanto me fui lo más rápido posible. Dicho lo anterior, me gustaría resaltar lo que indica pekka (2001), en el cual refiere que la fuente de productividad más importante de la información es la creatividad y la estrategia lúdica de forma constante, donde se resalte una mentalidad de trabajo orientado a una meta. En este sentido, lo relacionó de modo necesario con el funcionamiento que deben tener las bibliotecas públicas. Y resaltando los resultados de la anterior investigación, puedo decir que hay un gran intereses por los funcionamientos y a lo que a mí respecta sus servicios son interesantes, considero que tendría que haber más interés por parte de la comunidad para hacer uso de las diferentes actividades que ofrece la biblioteca pública más allá de la visión de un espacio académico. Finalmente, enfocar estrategias en las bibliotecas, posiciona a estas como modelos de emprendimiento e iniciativa social para las comunidades en general. Referencias BibloRed. Red capital de bibliotecas públicas. (2016). Proceso de contratación Proyecto Distrito Gráfico. Recuperado de: http://www.biblored.gov.co/content/proceso-decontratacion-proyecto-distrito-grafico Himanen, P. (2001). La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Recuperado de: http://eprints.rclis.org/12851/1/pekka.pdf