la voluntad de ser libre

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LA VOLUNTAD DE SER LIBRE
Partamos de una pregunta fundamental: Si el hombre ha de ser libre, ¿está ligada
la libertad a su realización? El concepto de libertad históricamente ha causado
gran impacto en la sociedad. Además, ha abierto nuevos horizontes a las
investigaciones de filósofos y escritores. Al parecer todos han tenido distintas
perspectivas de lo que es la libertad para el ser humano y para la propia sociedad.
Sin embargo, toda definición llega a un punto donde se vuelve confusa, pues, ¿la
libertad solo un ideal? ¿Se solapa la libertad en un estado de confort que nos
limita a luchar por ella? Y en tal sentido, ¿podrá la libertad ser algo natural a lo
humano o un ideal que se torna artificial? Y por último y esencial, ¿es la libertad
un asunto de voluntad?
Nuestro propósito estará encaminado a mostrar que la libertad es un asunto de
voluntad, si hay una apertura desde nuestro entendimiento y espíritu frente a la
libertad del hombre social, dado que la libertad del hombre social necesita de una
voluntad libre. Por lo tanto, la apertura desde nuestro entendimiento y espíritu
necesita de una voluntad libre.
EL HOMBRE COMO SER LIBRE. ¿UNA UTOPÍA?
Para determinar si la libertad del hombre es una utopía, es indispensable
comenzar por dar una definición propia de lo que es la libertad del hombre y los
conceptos más aceptados de ella, con el fin de llegar a determinar qué es lo que
dio paso a que este concepto fuera parcialmente definido.
Desde la perspectiva del sentido común, la libertad es la capacidad del ser, de
tener autonomía y criterio sobre lo que hace y cómo lo hace. Pero es ahí donde
surge la pregunta: ¿Qué es en realidad la libertad? Pues bien, para intentar
resolver esta incógnita nos apoyaremos en algunos pensadores que dedicaron sus
vidas a buscar el significado de la libertad. Iniciaremos con Platón,1 quien afirmaba
que “el cuerpo es la cárcel del alma”. El argumento que nos muestra dice que el
hombre está dividido en dos partes: cuerpo y alma. El primero, que es la parte
material, siempre tendrá ataduras en la tierra, ya que está expuesto a los deseos y
1
Platón: filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles. Platón participó activamente en la
enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como
filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica,
cosmogonía, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación.
las pasiones, mientras la segunda, el alma, está atada al cuerpo y expuesta a la
corrupción. Por otro lado, Aristóteles2 conceptualizó la libertad como la tendencia
natural del hombre que lo conduce a ser feliz; según él, la felicidad depende de
cada acto que el ser humano realiza, y sus actos lo convierten en prisionero de sí
mismo o en un ser libre y autónomo.
Según autores más contemporáneos, se puede decir que la libertad es un estado
de “confort” así como lo explica Yekes Stork: “la libertad permite al hombre
alcanzar su máxima grandeza pero también su mayor degradación”, porque el ser
libre significa la realización de la personalidad desde un enfoque interior, o sea,
que viene del alma. Por otro lado, Isaiah Berlin3 argumenta que existen dos clases
de libertad: la libertad negativa y la libertad positiva. La primera consiste en que
una persona es libre en su entorno, pero es incapaz de desafiar la realidad; por
ejemplo: “Si una persona está en la cárcel o incluso limitado por una falta de
recursos, es libre dentro de su poder y el ambiente que lo rodea, pero no libre para
desafiar la realidad”. La segunda consiste en “una ausencia de obstáculos que
conduzcan en el camino de la acción”. Esto se refiere a la facultad de tomar
decisiones que lo conduzcan a la acción, esto es, a un tipo de libertad autónoma,
alcanzable según el ideal de la persona, y además, siempre se interpreta como la
acción del momento.
El hombre se compone de múltiples facetas que lo construyen y que determinan
su destino, sus propias ideologías y pensamientos, así como el desarrollo social y
cultural, inclusive las preferencias religiosas y sus aspiraciones económicas. La
libertad que creemos poseer varía en cada ser humano, y por lo tanto, se describe
desde una postura subjetiva. En el ámbito social, la sociedad actual mercantilista
representa e idealiza al ser humano como hombre consumista, y tiene como fin
vender los medios para que el hombre adopte diferentes estilos a fin de alcanzar
supuestas metas personales como logros profesionales, además del ideal de
felicidad que induce a través de eslóganes publicitarios que más temprano que
tarde logran alienar nuestra conciencia crítica.
Recodemos que Aristóteles afirma que cada ser humano debe buscar el bien. Una
satisfacción plena en la virtud que se hace extensiva a la polis como bien común.
La felicidad de la ciudad debe ser superior y hasta cierto punto independiente de la
felicidad de los individuos. Aristóteles perfeccionaría esta idea en su Política: “ El
fin de la ciudad es el vivir bien (…) Hay que suponer, en consecuencia, que la
comunidad política tiene por objeto las buenas acciones y no sólo la vida en
común”.4
2
Aristoteles: nació en el año 384 a.C., adoptado por Proxeno, inicia su propio sistema filosófico fundándolo
en una profunda critica al platónica; Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo)
durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino
de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas.
3
Isaiah Berlin: politólogo e historiador de las ideas; está considerado como uno de los principales
pensadores liberales del siglo XX.
4
Aristóteles. La política. España, Madrid Edit. Gredos. 1990. p. 198.
De este modo, no sólo el bien común es superior por ser el bien del todo social,
sino por su esencial índole moral: antes que versar sobre bienes públicos (calles,
plazas, etc.) está construido por la virtud, es decir, por todo aquello que desarrolla
de manera ética al ser humano de acuerdo con su naturaleza profunda.
En una ciudad encontramos un ejemplo que permite debatir estas ideas. Pues una
persona de escasos recursos económicos posee cierto tipo de libertad dentro del
entorno donde se desarrolla, y esto mismo pasa con la población de estratificación
más alta. Ambas partes poseen libertad, y cada una se mueve en ella de acuerdo
con sus capacidades y posibilidades que el medio otorga; sin embargo, una tiene
más limitaciones que la otra, de tipo económico, político etc., así que, ¿discrimina
este medio social a unas personas como vulnerables y con ataduras y a las otras
con poder e independencia? ¿Ambas están materializando la utopía de libertad?
Lleguemos a unas posibles conclusiones:
 Primero: la libertad de todo individuo se da según su entorno social, siendo
de alguna forma limitada su interacción y estilo de vida desde muchos
aspectos de la vida social, los cuales nos limitan desde la infancia hasta
que somos adultos. En tal sentido, hay una libertad negativa.
 Segundo: es evidente que el Estado debe orientar la conducta humana
teniendo como norte el bien común. Las normas, reglamentos, leyes,
decretos etc. sirven como orientaciones a nuestra conducta, pero hay que
recordar que más importante que ello es la construcción de sujetos políticos
capaces de hacer de estas guías éticas y morales un claro ejercicio de
libertad.
 Tercero: hay que rechazar a ultranza toda normatividad que se imponga a
través de criterios maniqueistas o de consideraciones generales de lo que
sería bueno y malo, pues no solo excluye la alteridad, sino la oportunidad
de ser del otro y de la nación.
Ojalá quede en la huella de sus pensamientos que “El hombre libre es el que no
teme ir hasta el final de su pensamiento”. Por ello, la libertad no es un concepto
claro y definible desde una sola concepción, hay factores culturales, sociales,
políticos y religiosos que crean la diversidad del pensamiento humano. Por lo
tanto, cuando veamos al hombre dentro de una realidad social, pensemos por qué
está actuando como lo hace, y construyamos una auténtica voluntad de
entendimiento y de espíritu, condiciones necesarias para el ejercicio de la libertad.
Bibliografía
Aristóteles. La política. España, Madrid: Gredos, 1990.
Berlin, Isaiah. La libertad en dos sentidos. Madrid: Fondo de Cultura Económica,
2005.
Mill, John Stuart. On liberty. Santiago de chile: Cuadernos Akal. 1998.
Reale, Giovanni. Historia de la Filosofía 1. Filosofía pagana antigua. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 2002.
Savater, Fernando. Ética para amador. Madrid: Ariel. 2005.
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