Foco Social Nº 6

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Año 3 - Edición Nº 6 - 07 de Febrero de 2014
Posible impacto sobre las variables sociales
de una probable mayor inflación en 2014
Marcelo Capello
Gerardo García Oro
Resumen Ejecutivo
Con la implosión de la economía en 2001 – 2002 las variables sociales empeoraron
notablemente. Posteriormente, tras la recuperación que comenzó en 2003 se observó
un descenso en la mayoría de ellas, mejoría que llegó aproximadamente hasta
2007/08, cuando las variables sociales tendieron a amesetarse y a mostrar escaso
progreso. Para entonces la economía había tocado sus límites de capacidad productiva
y, ligado a lo anterior, junto a una política fiscal y monetaria fuertemente expansivas,
la tasa de inflación escaló hasta niveles superiores al 20% anual, a excepción del
recesivo año 2009.
Hacia fines de 2013 y especialmente en enero de 2014, tras una fuerte depreciación de
la moneda local, la inflación ha adquirido una mayor dinámica, y no existen buenas
perspectivas desde el punto de vista del empleo, sino más bien lo contrario, por lo que
habrá que seguir atentamente la evolución de las variables sociales.
El indicador fundamental referido a la cuestión social es aquel que refleja los niveles de
indigencia y pobreza. Hacia el primer semestre de 2013 (último dato disponible) el
INDEC midió la indigencia en 1,4% y la pobreza en 4,7% de la población total. Una
medición para igual periodo mediante el uso de una canasta básica alimentaria y total
alternativas (que sitúan a ésta última en $4.225 para una familia tipo) permite
establecer que unas 2,3 millones de personas habitan en condición de indigencia
(5,5% de la población total) y alrededor de 10,5 millones son pobres (25,8%).
En este contexto y a la espera de las negociaciones salariales, pueden plantearse
diferentes escenarios que permitan analizar las consecuencias sociales que podrían
devenir en el caso de que la inflación (y consecuentemente, la variación en el nivel de
la canasta) se encuentre por encima del crecimiento de los ingresos de la población.
Así, se encuentra que en el caso de que el umbral de pobreza resulte mayor en 2014
(en un rango de 34-38%) y que los ingresos de la población suban por debajo de la
inflación (29-33%) (ante la necesidad que muestra el gobierno de atenuar las subas
salariales y el impacto inflacionario de la devaluación de enero), entonces la Tasa de
Pobreza podría subir a un rango del 30% de la población en 2014, sumando en esa
condición a aproximadamente 1,7 millones de personas adicionales a lo que ocurría en
Esta publicación es propiedad del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de Fundación Mediterránea. Dirección
Marcelo L. Capello. Dirección Nacional del Derecho de Autor Ley Nº 11723 - Nº 2328, Registro de Propiedad Intelectual Nº 5117673. ISSN Nº 2250-8406
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2
el año 2013. Si así fuera el caso, quedará claro que la generación de un ambiente
inflacionario en el último lustro finalmente terminará mostrando sus serias
consecuencias sociales sobre el sector de la población más vulnerable.
El deficiente resultado actual en materia de indicadores sociales y las serias
consecuencias que podrían esperarse tienen que ver con el descuido de la
macroeconomía y deficientes estrategias en materia laboral. Por el caso, la estrategia
recurrente de incrementar el valor del salario mínimo, vital y móvil (el cual llegó a
ocupar el segundo lugar en la comparación de países latinoamericanos) escasamente
se tradujeron en incrementos reales en su poder de compra frente al contexto
inflacionario y, no debe olvidarse, que al menos uno de cada tres asalariados se
encuentra bajo condiciones de informalidad laboral, por lo que su retribución no
necesariamente se encuentra atada al salario mínimo legal (y de hecho, la mitad de los
asalariados privados informales percibe una retribución inferior a dicho mínimo).
En la tarea de reducir la informalidad laboral, Argentina (junto con Paraguay y
Venezuela – país que ostenta el salario mínimo legal más alto de la región) han sido
los países con alta incidencia de la informalidad que peores resultados obtuvieron en
moderarla. Estos antecedentes preliminares reflejan que, el argumento de que las
condiciones laborales mejorarán por el simple hecho de tener niveles altos del salario
mínimo legal es, al menos, una apreciación incompleta, que deja muchas otras
cuestiones vinculadas a las relaciones laborales de lado.
Queda entonces planteado el desafío que el contexto inflacionario impone entre los
objetivos de la cuestión social y distributiva, la competitividad de las empresas y la
sustentabilidad fiscal del sector público. Sobre estos aspectos, mucho habrá que
conciliar y priorizar desde la administración de la política pública, a los fines de
movilizar entornos favorables para el desarrollo productivo, mejorar las condiciones
laborales y contrarrestar las distorsiones e inequidades devenidas
macroeconomía inestable y una inflación escasamente controlada.
de
una
3
Posible impacto sobre las variables sociales
de una probable mayor inflación en 2014
Con la implosión de la economía en 2001 – 2002 las variables sociales empeoraron
notablemente, por el caso, cifras oficiales dan cuenta de que en mayo de 2002 se
reflejó la más alta tasa de desempleo histórica que alcanzaba al 21,5% de los activos y
ya hacia octubre del mismo año la incidencia de la pobreza alcanzó al 55,7% de la
población.
Evolución histórica de la tasa de desempleo (en % de la PEA – 1974 a 2013)
25%
May-02
21,5%
May-95
18,4%
20%
15%
III-09
9,1%
May-90
8,6%
10%
May-74
5,0%
III-13
6,8%
IV-08
7,3%
5%
May-74
May-75
May-76
May-77
May-78
May-79
May-80
May-81
May-82
May-83
May-84
May-85
May-86
May-87
May-88
May-89
May-90
May-91
May-92
May-93
May-94
May-95
May-96
May-97
May-98
Oct-98
Ago-99
May-00
May-01
May-02
I-03
III-03
I-04
III-04
I-05
III-05
I-06
III-06
I-07
III-07
I-08
III-08
I-09
III-09
I-10
III-10
I-11
III-11
I-12
III-12
I-13
III-13
0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC.
Evolución histórica de la tasa de pobreza (en % de la población total – 1988 a 2013)
70%
Pobreza - medición alternativa
Oct. 02
57,8%
Pobreza INDEC
60%
50%
Oct. 88
32,3%
40%
Oct. 96
30,1%
30%
20%
10%
II 06
26,9%
I 13
25,8%
May. 89
25,3%
May. 94
16,1%
May-88
Oct- 88
May-89
Oct- 89
May-90
Oct-90
May-91
Oct-91
May-92
Oct-92
May-93
Oct-93
May-94
Oct-94
May-95
Oct-95
May-96
Oct-96
May-97
Oct-97
May-98
Oct-98
May-99
Oct-99
May-00
Oct-00
May-01
Oct-01
May-02
Oct-02
I-03
II-03
I-04
II-04
I-05
II-05
I-06
II-06
I-07
II-07
I-08
II-08
I-09
II-09
I-10
II-10
I-11
II-11
I-12
II-12
I-13
0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC, CBT Fiel e IPC San Luis.
4
Posteriormente, tras la recuperación que comenzó en 2003 se observó un fuerte
descenso en la mayoría de ellas, mejoría que llegó hasta a aproximadamente 2007 –
2008, cuando las variables sociales tendieron a amesetarse, y a mostrar escaso
progreso.
¿Qué
pasó
para
que
se
produzca
dicho
punto
de
inflexión?
Fundamentalmente dos cosas: la economía comenzó a tocar sus límites con respecto a
capacidades de producción, y ligado a lo anterior, junto a una política fiscal y
monetaria fuertemente expansivas, la tasa de inflación escaló hasta niveles superiores
al 20% anual, donde se mantuvo, a excepción del recesivo año 2009.
Variación interanual en Índice de Precios al Consumidor IPC INDEC e IPC San Luis
30%
IPC INDEC
25,9%
25,9%
IPC San Luis
25%
23,9% 23,6%
23,8%
20%
16,1%
14,8%
15%
9,6%
10%
10,9%
8,8%
9,7%
8,6%
11,3%
9,2%
10,6%
6,4%
5%
4,4%
0%
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC e IPC San Luis.
Hacia fines de 2013 y especialmente en enero de 2014, tras una fuerte depreciación de
la moneda local, la inflación ha adquirido una mayor dinámica, y no existen buenas
perspectivas desde el punto de vista del empleo, sino más bien lo contrario, por lo que
habrá que seguir atentamente la evolución de las variables sociales.
Variación interanual en IPC San Luis – Comparativo respecto a igual mes del año 2012
34%
31,9%
32%
29,3%
30%
28,1%
28%
24,9%
26%
24%
23,8%
23,6%
24,6%
25,8%
25,3% 25,4%
23,3% 23,3%
22%
Dic-13
Nov-13
Oct-13
Sep-13
Ago-13
Jul-13
Jun-13
May-13
Abr-13
Mar-13
Feb-13
Ene-13
20%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de IPC San Luis.
5
Respecto a la evolución del empleo, y a la espera de los datos referidos al último
trimestre de 2013, pueden adelantarse algunas conclusiones sobre lo ocurrido en la
primera mitad de dicho año.
En primer lugar, cabe considerar que la población total habría crecido en un 1%
respecto al primer semestre de 2012 (unas 396 mil personas más). En lo que refiere al
mercado de trabajo, las personas que forman parte de la población económicamente
activa (PEA - conformada por los ocupados y desocupados) se expandió en un 1,5%
respecto a igual periodo (unas 279 mil personas que se incorporaron a la vida laboral
activa). Sin embargo, intrínsecamente a la PEA, el bloque de ocupados se expandió tan
sólo en un 1,1% (es decir, 186 mil nuevos ocupados), mientras que al conjunto de
desocupados fueron a parar los 93 mil nuevos activos incorporados al mercado laboral.
Esto significó un crecimiento interanual del conjunto de desocupados del 6,8%, cifra
que ya adelantaba las restricciones de la economía respecto a sus posibilidades de
creación de puestos de empleo.
Variación interanual en indicadores del mercado de trabajo
(Primer Semestre de 2013 respecto a Primer Semestre de 2012)
8%
+93 mil nuevos
desocupados
7%
6.8%
6%
+117 mil
inactivos
5%
4%
3%
2%
1%
+396 mil
personas
1.0%
+279 mil
1.5%
+186 mil
1.1%
0%
Población total
Activos
Ocupados
Desocupados
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC y MECON.
Las turbulencias macroeconómicas y la reciente devaluación del 22,2% en la moneda
local del mes de enero lógicamente han generado reacción gremial en vísperas de
paritarias, futura negociación sobre la cual existirán dos grandes condicionantes: a)
Tasa de inflación a la que finalmente se convergerá en 2014, viniendo de una senda
para el nivel de precios creciente a fines de 2013, a lo que se agrega el efecto de la
devaluación de enero, aunque aún podrían conocerse acciones adicionales por parte
del gobierno para intentar morigerar dicho impacto inflacionario; b) Situación en el
mercado de bienes y mercado laboral, que tras los hechos de enero más
probablemente tiendan a estancarse, o hasta sufrir alguna leve caída en los primeros
meses del año.
6
En este sentido el gobierno se halla en una encrucijada: Si desea morigerar el impacto
inflacionario, y lograr una devaluación “real” de la moneda, para recuperar
competitividad en la economía y disminuir el déficit fiscal, debería apuntar a que
salarios públicos y privados crezcan menos que la inflación en 2014. En cambio, si
desea preservar el nivel de actividad, y las variables sociales, los aumentos salariales
deberían acompañar a la tasa de inflación, lo cual no obstante podría empujar a la tasa
de inflación algunos escalones por arriba de su nivel en 2013, por ende eliminando la
mejora en la competitividad cambiaria, conduciendo a una economía aún más volátil e
impredecible, que a la larga (o a la corta) terminaría afectando al nivel de actividad.
Así las cosas, con una expectativa inflacionaria superior al 30% para 2014, desde el
gremio de docentes (uno de los primeros en ingresar a paritarias) se han declarado el
“estado de alerta” e hicieron pública la cifra reclamada: un sueldo inicial para maestros
de $5.500; lo cual implica un aumento del 61% respecto al piso actual.
Por la importante participación del componente salarial sobre el gasto público y el
déficit fiscal actual, los acuerdos salariales que resulten firmados en el sector público
serán, en gran parte, determinantes para la evolución de la situación fiscal y
distributiva, y por efecto demostración incidirán en las paritarias del sector privado.
Reflexiones sobre el salario mínimo, vital y móvil en un
contexto inflacionario
Convivir con un contexto inflacionario, como el de Argentina a lo largo de los últimos
cinco años, implica redistribuciones de los ingresos entre la población que acentúan
diferencias salariales (en muchos casos injustificadas en términos de productividad o
de condiciones laborales) y perjudican más fuertemente a los estratos más bajos de la
distribución del ingreso, a la vez que adicionalmente puede afectar el proceso
productivo, lo cual atenta contra la creación de puestos de empleo.
En este contexto, se han instrumentado en forma recurrente incrementos sobre el
valor del salario mínimo, vital y móvil, el cual a inicios del año 2003 se fijaba en $200 y
actualmente alcanza la cifra de $3.600. Esta multiplicación del salario mínimo nominal,
sin embargo, sólo significó incrementos significativos en el “poder de compra” hasta
finales del año 2006, donde alcanzó niveles cercanos a los $600 en términos reales
(medidos a enero de 2003). A partir de allí, los sucesivos incrementos establecidos en
dicho valor sólo sirvieron para compensar por el avance del proceso inflacionario. Una
dinámica similar le correspondió al haber mínimo previsional y a las prestaciones
asistenciales, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo creada hacia fines del
año 2009.
7
Evolución nominal y real del salario mínimo legal
Valores reales a precios de Enero de 2003 – Periodo 2003-2014
$ 4.000
Ene-14
$ 3.600
Salario mínimo
Salario mínimo real
Promedio Sal. Mínimo real ($518)
$ 3.500
$ 3.000
$ 2.500
$ 2.000
$ 1.500
$ 1.000
$ 500
Ago-11
$ 665
Nov-06
$ 603
Ene-03
$ 200
Ene-14
$ 574
Promedio: $ 518
Ene-03
Jun-03
Nov-03
Abr-04
Sep-04
Feb-05
Jul-05
Dic-05
May-06
Oct-06
Mar-07
Ago-07
Ene-08
Jun-08
Nov-08
Abr-09
Sep-09
Feb-10
Jul-10
Dic-10
May-11
Oct-11
Mar-12
Ago-12
Ene-13
Jun-13
Nov-13
$-
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC y MECON.
De igual manera, el hecho de contar con un salario mínimo legal que, con casi US$450,
ocupa el segundo lugar (tras la devaluación ya no resulta el primero) entre los países
latinoamericanos - sólo superado por Venezuela con US$ 519, no debe hacernos
perder de vista que al menos 1 de cada 3 asalariados se encuentra en la informalidad,
situación laboral por la cual su retribución no se encuentra atada necesariamente al
salario legal.
Perspectiva comparada del salario mínimo legal en Latinoamérica – En Dólares corrientes
Venezuela
$519
Argentina
$449
Uruguay
$404
Chile
$378
Colombia
$341
Paraguay
$341
Brasil
$300
Perú
$266
Bolivia
$174
$0
$100
$200
$300
$400
$500
$600
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de sitios de estadísticas oficiales – países
seleccionados – y BCRA. Datos basados en cotización de divisas hacia fines de Enero de 2014.
8
Evolución de la informalidad laboral entre asalariados (en %)
55%
III 03
48,9%
50%
Oct-02
44,0%
45%
40%
35%
30%
May-96
34,1%
IV 04
48,5%
IV 08
37,8%
May-02
38,2%
III 13
34,6%
25%
May-96
May-97
May-98
May-99
May-00
May-01
May-02
May-03
IV 03
II 04
IV 04
II 05
IV 05
II 06
IV 06
II 07
IV 07
II 08
IV 08
II 09
IV 09
II 10
IV 10
II 11
IV 11
II 12
IV 12
II 13
20%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC.
Asimismo, también resulta interesante contrastar los antecedentes referidos al valor
del salario mínimo legal entre países latinoamericanos con relación a los niveles de
informalidad laboral entre éstos y los progresos alcanzados sobre la materia.
Así, se encuentra entre los países de mayor incidencia de la informalidad laboral (para
los años 2010/11 según disponibilidad de información estadística) a Paraguay (52,5%
de sus trabajadores), Bolivia (48,9%), Venezuela (39,4%), Perú (37%) y Argentina
(para el año 2011 – 33,7%). En contraste, los casos de Uruguay y Chile revisten los
menores índices de informalidad laboral entre asalariados, con una incidencia del 12%
y 14% respectivamente.
Sin embargo, en materia de los progresos alcanzados desde el año 2000 en reducir
este indicador, dan cuenta que, entre los países con mayor problemática al respecto,
Perú (con el segundo salario mínimo legal más bajo de la región) fue el que obtuvo
mejores resultados, habiendo reducido el impacto de la informalidad entre asalariados
en casi 24 puntos porcentuales. El segundo lugar lo ocupa Bolivia (redujo la
informalidad en 10 puntos porcentuales), siendo éste el país con nivel más bajo de
salario mínimo legal.
En el otro extremo, Argentina y Paraguay tan sólo lograron contraer dicho indicador en
unos 4 puntos porcentuales, mientras que en Venezuela (el país con más alto salario
mínimo legal) la informalidad se expandió respecto al nivel de comienzos de siglo en
unos 7 u 8 puntos porcentuales. Estos antecedentes preliminares reflejan que, el
argumento de que las condiciones laborales mejorarán por el simple hecho de tener
niveles altos del salario mínimo legal es, al menos, una apreciación incompleta, que
deja muchas otras cuestiones vinculadas a las relaciones laborales de lado.
9
Incidencia de informalidad laboral entre asalariados (2010/11) y reducción en dicha
incidencia respecto al año 2000/01 (en puntos porcentuales) – Países de Latinoamérica
Perú
-23,9%
Venezuela
48,9%
-10,2%
Brasil
-6,5%
Uruguay
-6,3%
Chile
-4,6%
Argentina
-4,5%
Paraguay
-4,5%
-40%
19,0%
-7,9%
Colombia
-20%
Variación (en puntos porcentuales)
de informalidad laboral entre
asalariados 2000/01 vs. 2010/11
39,4%
7,5%
Bolivia
Incidencia de informalidad laboral
entre asalariados
37,0%
23,8%
12,0%
14,4%
33,7%
52,5%
0%
20%
40%
60%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de SEDLAC-CEDLAS y sitios de estadísticas
oficiales de países seleccionados.
Inclusive, la estrategia de fijación de un salario mínimo legal de manera uniforme no
contempla las disímiles características productivas y sociales propias de cada región, lo
cual atenta contra su grado de cumplimiento. En líneas generales, el 23% de los
asalariados perciben retribuciones inferiores al salario mínimo legal, incidencia que
alcanza a casi 1 de cada 2 asalariados privados no registrados. El componente regional
indica que mientras que en las regiones Patagónica, Pampeana y Gran Buenos Aires el
nivel de cumplimiento es mayor, en las regiones NOA y NEA el cumplimiento es
significativamente menor.
En este sentido, puede observarse la tarea aun pendiente de movilizar las reformas
estructurales que requiere tanto la legislación como la política laboral y tributaria, en
pos de mejores condiciones y oportunidades de empleo.
10
Asalariados con retribuciones inferiores al salario mínimo legal según región
Total de asalariados y asalariados privados no registrados – En %
80%
70,6%
70%
58,5%
60%
50%
44,5%
40,5%
47,2%
40,5%
40%
39,5%
40,2%
28,4%
30%
20%
74,6%
14,6%
20,0%
23,3%
20,9%
10%
0%
Total de asalariados
Asalariado privado no registrado
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC y MECON.
Las distorsiones también se presentan entre trabajadores
formales
Estas diferencias entre ingresos formales e informales son sólo una parte de las
distorsiones ocurridas, ya que también las paritarias en contextos inflacionarios tienden
a acentuar brechas salariales entre propios trabajadores formales.
En los últimos años, los acuerdos por paritarias entre gremios resultaron disímiles no
sólo con relación a los incrementos porcentuales sobre el básico (generalmente por
encima del 20%), sino también respecto a otro tipo de condiciones establecidas en
determinados casos, como ser: incrementos desdoblados a lo largo de diferentes
meses del año, la incorporación de pagos en suma fija y arreglos basados en plazos
diferenciados (de entre 12 y 18 meses).
Acuerdos nominales alcanzados en paritarias según gremio - Años 2011 a 2013
31%
Docentes
29%
Ferroviarios
27%
UTA
25%
23%
21%
22,3%
22,0%
19,7%
19%
Estatales
nacionales
Bancarios
UOM
17%
Comercio
15%
UOCRA
2011
2012
2013
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de acuerdos por paritarias.
11
Sólo a modo de ejemplo, para el año 2013 el gremio de docentes nacionales había
acordado un incremento nominal sobre el básico del 22%, valor levemente inferior a
los arreglos de otros gremios. Sin embargo, una vez considerado sobre valor del salario
bruto promedio de cada gremio las diferentes consideraciones acordadas en cada caso,
esto redunda en un incremento salarial efectivo menor al 20% para los docentes e
incrementos bastante superiores en los otros gremios; brechas que tras sucesivos años
de paritarias disímiles se profundizan.
Incrementos salariales anuales según gremio (evolución del salario efectivo)
Periodo 2011 a 2013
31%
Docentes
29%
Ferroviarios
27%
UTA
25%
Estatales
nacionales
Bancarios
23%
21%
19%
17%
UOM
19,8%
18,2%
Comercio
15%
2012
UOCRA
2013
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de acuerdos por paritarias.
Tabla resumen: Incrementos nominales y efectivos en salarios según gremio – 2011 a 2013
Gremio
Docentes
Ferroviarios
UTA
Estatales nacionales
Bancarios
UOM
Comercio
UOCRA
2011
Nominal
22.3%
23.0%
23.0%
24.0%
29.5%
26.5%
30.0%
24.0%
2012
Nominal
19.7%
24.0%
18.0%
21.0%
24.5%
23.0%
24.0%
24.0%
2013
Efectivo
18.2%
22.5%
21.5%
23.0%
27.5%
26.9%
25.5%
26.4%
Nominal
22.0%
23.0%
23.0%
24.0%
24.0%
24.0%
24.0%
24.0%
Efectivo
19.8%
24.5%
23.8%
23.7%
28.2%
22.1%
23.5%
24.9%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de acuerdos por paritarias.
¿Qué puede pasar con la Tasa de Pobreza tras la devaluación
de enero?
El indicador fundamental referido a la cuestión social es aquel que refleja los niveles de
indigencia y pobreza. Basado en mediciones de canasta básica alimentaria (el umbral
para la indigencia) y de canasta básica total (para definir la línea de pobreza) al primer
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semestre de 2013 (último dato disponible) alternativas a la medida oficial de INDEC,
puede establecerse que unas 2,3 millones de personas (5,5%) tenían ingresos totales
del hogar inferiores al umbral requerido para la satisfacción de necesidades
alimentarias básicas, por lo que caían en situación de indigencia. Por otro lado,
alrededor de 10,5 millones de personas (25,8%) se encontraban en situación de
pobreza, por no poder reunir una canasta valorizada (para una familia tipo de cuatro
miembros) en unos $4.225. Debe recordarse que INDEC ha medido la Tasa de
Indigencia en 1,4% y la de Pobreza en 4,7% en su último reporte referido al primer
semestre de 2013.
Partiendo de los niveles de incidencia de la pobreza comentados, vale la pena analizar
diferentes escenarios relativos a la evolución de las retribuciones de los trabajadores
formales e informales, lo mismo para la evolución de los haberes previsionales y
también de otros ingresos provenientes de diversas fuentes alternativas (rentas
individuales, asistencia social, etc.); a la vez que debe considerarse cómo podría
modificarse el valor de la canasta básica total que delimita el umbral de pobreza. En
base a ello, se pretende obtener conclusiones acerca de que costos sociales podrían
llegar a enfrentarse bajo diferentes escenarios de inflación.
Lo que ocurra con la tasa de pobreza en 2014 dependerá básicamente de si los
ingresos de los individuos aumentan más o menos que el costo de la canasta (sobre la
cual incide claramente la tasa de inflación minorista) y de lo que ocurra con la tasa de
ocupación. Por ende aquí se plantearán escenarios alternativos, para luego
concentrarse en los más probables.
Por el lado de la inflación y su incidencia en la canasta básica total, se plantean tres
alternativas de incremento anual: 28%, 34% y 38%. La fuerte depreciación del peso
ocurrida en enero obviamente tiende a elevar la tasa de inflación por arriba de sus
valores de 2013 (entre 26% y 28% según estimaciones distintas del INDEC), aunque la
tasa final de inflación dependerá de lo que finalmente haga el gobierno para intentar
contenerla (o no) en lo que resta del año, adicional a lo ya anunciado. En todo caso, si
la política fiscal, monetaria y de ingresos resulta similar a la de 2013, con la suba del
tipo de cambio de enero habría que esperar como más probable una tasa de inflación
entre 34 y 38% en 2014.
Por el lado de los ingresos de la población, se supone que las retribuciones para
trabajadores formales tendrán variaciones de entre un 25% y un 33% anual
(escenarios de mínima y niveles más probables que puedan ser acordados), al mismo
tiempo que para trabajadores en situación de informalidad o bajo condiciones laborales
precarizadas se presume un crecimiento en sus ingresos inferior al de los formales y en
niveles de entre un 15% y un 30%.
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Respecto a los demás ingresos (que incluyen los haberes previsionales y programa
sociales) se suponen en un incremento anual del 25%, teniendo en cuenta que el
último incremento semestral del haber mínimo jubilatorio resultó en un 11,3% (nivel
bastante menor al otorgado en marzo y septiembre de 2013, del 15,2% y 14,4%
respectivamente).
Los resultados de los casos presentados presentan un amplio abanico de posibilidades.
En el caso simulado en que tanto los trabajadores formales, como informales y los
demás ingresos crecen levemente por encima del umbral de pobreza, la incidencia de
la pobreza actual no se incrementarían sustancialmente (pasando del 25,8% actual al
26,0% de la población total). En el caso de que la evolución de los ingresos se retrase
respecto al valor de la canasta (teniendo ésta un incremento anual por encima del
30%), una mayor cantidad de personas podría caer en situación de pobreza (que
alcanzaría entre 11 y 13 millones de personas, con una incidencia máxima probable del
32% de la población).
Entre los escenarios más probables de negociación salarial y contexto inflacionario (en
este caso reflejado mediante el valor de la canasta básica total) cabría destacar
especialmente dos alternativas en las cuales la evolución del umbral de pobreza
aumenta por encima de las subas salariales que surjan de las negociaciones salariales,
por cuanto existiría el interés por parte de la conducción económica de que así sea
(pueden observarse señales en tal sentido en los últimos días, seguramente apuntando
a lograr una devaluación “real” del peso, conteniendo aumentos salariales para
morigerar el pass-through de la suba del tipo de cambio).
Por un lado, un escenario probable (pesimista por sus efectos sociales) en que la
canasta básica sube 38% en 2014, con incrementos en salarios formales del 33%. En
este caso, la pobreza alcanzaría al 29% si los salarios de los informales se adecúan, al
menos parcialmente, al ritmo de los formales y casi al 30% de la población si éstos se
retrasan un poco más (incrementándose, por ejemplo, en un 25%). En estos
escenarios, unas 12 millones de personas se encontrarían en situación de pobreza,
cuando en 2013 10,5 millones de personas se hallaban en esa situación). Un resultado
similar surge de otro escenario probable, donde la canasta básica podría aumentar en
un 34% pero con subas salariales más moderadas (29% para los formales y un rango
de entre 20% y 25% para los informales).
Resumiendo, en el caso de que la inflación (y consecuentemente, la variación en el
nivel de la canasta) resulte mayor en 2014 (rango 34-38%) y que los ingresos de la
población suban por debajo de la inflación (29-33%) (ante la necesidad que muestra el
gobierno de atenuar las subas salariales y el impacto inflacionario de la devaluación de
enero), entonces la Tasa de Pobreza podría subir a un rango del 30% de la población
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en 2014, sumando en esa condición a aproximadamente 1,7 millones de personas
adicionales a lo que ocurría en el año 2013. Si así fuera el caso, quedará claro que la
generación de un ambiente inflacionario en el último lustro finalmente terminará
mostrando sus serias consecuencias sociales sobre el sector de la población más
vulnerable.
Simulación de escenarios alternativos de ingresos y valores de Canasta Básica Total:
Resultados sobre la cantidad (en miles) y porcentaje de personas que podrían caer por debajo
de la línea de la pobreza
Personas por debajo de línea de pobreza (en miles)
Evolución de ingresos
Evolución de la canasta básica total
Formales Informales
Más 28%
Más 34%
Más 38%
Más 33%
Más 30%
10.618
11.406
11.907
Más 33%
Más 25%
10.855
11.652
12.144
Más 29%
Más 25%
11.094
11.863
12.398
Más 29%
Más 20%
11.371
12.133
12.696
Más 25%
Más 20%
11.592
12.397
12.905
Más 25%
Más 15%
11.824
12.658
13.088
Incidencia % de la pobreza
Evolución de ingresos
Formales Informales
Más 33%
Más 30%
Más 33%
Más 25%
Más 29%
Más 25%
Más 29%
Más 20%
Más 25%
Más 20%
Más 25%
Más 15%
Evolución de la canasta básica total
Más 28%
Más 34%
Más 38%
26,0%
27,9%
29,1%
26,5%
28,5%
29,7%
27,1%
29,0%
30,3%
27,8%
29,7%
31,0%
28,4%
30,3%
31,6%
28,9%
31,0%
32,0%
Fuente: IERAL de Fundación Mediterránea sobre la base de INDEC, CBT Fiel e IPC San Luis.
Queda entonces planteado el desafío que el contexto inflacionario impone entre los
objetivos de la cuestión social y distributiva, la competitividad de las empresas y la
sustentabilidad fiscal del sector público. Sobre estos aspectos, mucho habrá que
conciliar y priorizar desde la administración de la política pública, a los fines de
movilizar entornos favorables para el desarrollo productivo, mejorar las condiciones
laborales y contrarrestar las distorsiones e inequidades devenidas de una
macroeconomía inestable y una inflación escasamente controlada.
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