Anexo CONENFOR al Eje Nº 5. II Congreso Nacional de Educación 2.- Educación de Personas Jóvenes y Adultas La educación de personas jóvenes y adultas surgió como una extensión de la educación primaria, para personas mayores de 15 años. En el mundo ha predominado un enfoque de alfabetización y de educación básica. En nuestro país se ha venido desarrollando un proceso que trasciende esta concepción meramente escolar, para proponer una educación de personas jóvenes y adultas, formal y no formal, articulada, diversa en ámbitos y contenidos pero integrada a las necesidades sociales, económicas y culturales del país. En la educación formal ya existe la posibilidad de la acreditación de experiencia para lograr la aprobación de la educación primaria. La DSEA de la ANEP ha fortalecido su gestión ampliando la cobertura y calificando la propuesta educativa. En los otros niveles educativos se han diseñado programas especiales, tanto para facilitar la culminación de la educación media básica y superior como para acreditar saberes específicos que habiliten a una certificación. En la educación no formal se han desarrollado acciones y cursos de diversa índole, implementados desde diversos organismos: MEC, MIDES, Gobiernos Departamentales y Municipios, así como otras instituciones públicas y privadas. Muchas de estas propuestas se han venido implementando coordinadamente y/o de manera interinstitucional. Asimismo en el campo de la capacitación laboral, se han realizado diversas propuestas de articulación, en la perspectiva de promover aprendizajes a lo largo de toda la vida. Con motivo de la Conferencia Internacional de Educación de Adultos, que convoca UNESCO a los gobiernos nacionales periódicamente, en el período pasado se creó por Resolución Presidencial del Comité Nacional Preparatorio con integración interinstitucional pública y privada; en el actual período, transcurrida la Conferencia en 2009, por Resolución Presidencial, se creó un Comité Nacional de Articulación y Seguimiento con similar integración al anterior. Múltiples instituciones, públicas y privadas, en diferentes áreas de la vida humana: económica, laboral, productiva industrial y agropecuaria, cultural, artística, salud, políticas sociales, realizan acciones de educación de personas jóvenes y adultas. El desafío es reconocer lo educativo y articular y sumar esfuerzos desde los diferentes ámbitos. Aún resta mucho camino por recorrer en el desafío de consolidar y desarrollar una política de educación de personas jóvenes y adultas que contribuya al proceso de construcción de ciudadanía, a la mejora de la calidad de vida, cultural, social y productiva, de las personas y del país.