EL HERMANO POLICARPO Y LA PAZ A lo largo de esta semana, en todos nuestros centros se trabaja con los alumnos el tema de la Paz. En un mundo tan dividido por las guerras, la violencia y la falta de entendimiento entre unos y otros, bien merece la pena, un alto en el camino, un gesto compartido, la voz inocente de un niño que diga en voz alta a todos “Queremos la Paz”. Como bien sabéis el 9 de enero de 2009 iniciábamos los 150 años de Esperanza, en recuerdo del fallecimiento del Venerable Hermano Policarpo y que curso a curso recordamos su fiesta: novena, eucaristía, concursos, juegos, chuches… ¡Día de fiesta colegial compartida por todos! El Hermano Policarpo amaba y quería la paz. En sus años de profesor, Director y Superior tuvo que trabajar y mucho, para tranquilizar a la incipiente Congregación, a los Hermanos y a sus Colaboradores. Su misma persona respiraba paz, sosiego, tranquilidad… Por eso cuando en esta mañana del martes día 27 de enero toda la comunidad educativa de nuestro Colegio de Alsasua (alumnos, profesores, padres) nos reuníamos en el frontón del Colegio y los niños y niñas de 1º, 2º y 3º de Primaria acompañados de sus profesoras Maider, Inma y Mª Ángeles nos presentaban el slogan: “Siembra Justicia y recogerás Paz” “Justizia erein Bakea bildu”, he pesando: ¡El Hermano Policarpo fue un hombre de paz! Y no cesaba de oír a los niños, que desde el fondo de su corazón, emitían deseos de Paz para el mundo, para los necesitados, para sus familias, para su colegio. Y en medio de esos deseos mis pensamientos han volado por el resto de colegios y he recordado a tantos y tantos hermanos que hemos compartido y vivido en los rincones de esta casa y donde tantos sueños se han hecho realidad y otros que están por llegar. Y aquí, en “nuestra casa madre de formación” sin querer o queriendo, hemos mamado la fuerza educativa corazonista. Por eso os invito a que leáis con tranquilidad el siguiente retrato que un antiguo biógrafo hizo de la persona del Hermano Policarpo y que nos puede ayudar a todos a ser, día a día, personas de paz. “En la persona del Hermano Policarpo, bajo una apariencia modesta, brillaban a la vez la suavidad y la fuerza. Su forma de ser inspiraba confianza y veneración. En sus ojos se apreciaba inteligencia y simpatía. Sus labios, habitualmente sonrientes, sin necesidad de hablar, expresaban bondad. Su figura serenidad y tranquilidad. Poseía una inteligencia abierta y cultivada. No se precipitaba en sus juicios, razonaba y reflexionaba detenidamente antes de tomar cualquier decisión importante. Sabía ver y descubrir aquello que debía insinuar a las personas que dirigía. Su sensibilidad era de una exquisita delicadeza. Tenía un corazón de oro. Su amor a los demás le hacía delicado, noble, hasta sublime. Conseguía el cariño de todos. Era un padre bueno y procuraba consolar todas las tristezas. Su voz dulce y cariñosa hacía vibrar las fibras menos sensibles. Inspiraba confianza con su bondad y mansedumbre. Sin embargo, su bondad nunca degeneró en debilidad. Poseía una voluntad enérgica aunque era enemigo de la violencia. Se movía como una suave y persistente brisa que acababa por triunfar. Sus gestos y su lenguaje iban siempre acompañados de manifestaciones de amistad. Con su carácter abierto, desbordante de franqueza y de dignidad, se ganaba el respeto y el cariño de sus Hermanos”. En medio de la situación de incertidumbre, de crisis, de falta de valores… y como bien rezan la propuestas de los alumnos de ESO del colegio de Alsasua “Otro mundo es posible” y el de Educación Infantil “Meter la paz en el banco” (para que produzca más); creo que a todos les une el mismo fin: “La construcción de otro mundo, más solidario, democrático y justo”. Y finalmente, el Hermano Rafael Hernández, Director del centro, nos invitaba a rezar la oración del padrenuestro pidiendo la paz para todos. Y así con cariño y sencillez finalizábamos el gesto por la paz y nos dirigíamos a las aulas para seguir formándonos. Todos los allí convocados por la paz estamos convencidos que no podemos cambiar el mundo de repente, pero sí podemos empezar a cambiarlo… con pequeños y grandes gestos. Esta es la propuesta que a todo simpatizante corazonista nos lanza el Hermano Policarpo ¿Aceptas el reto? Alsasua 27 de enero 2009 H. Eusebio Calvo