ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE QUERÉTARO MAESTRÍA EN EDUCACIÓN SUPERIOR CON ACENTUACIÓN EN INVESTIGACIÓN- ACCIÓN ENSAYO TÍTULO DEL TRABAJO Los dilemas morales como metodología para la educación moral en la Universidad ALUMN(A): JOANA ELIZABETH NOGUEZ CRUZ MTRO. DANIEL TORRES 03 DE MAYO DE 2012 Los dilemas morales como metodología para la educación moral en la Universidad La “educación en valores” ha sido replanteada en los últimos tiempos, demandada socialmente en las escuelas y centros de formación profesional para afrontar las problemáticas personales y sociales manifiestas en la actualidad como la falta de claridad en la construcción del proyecto de vida en los jóvenes, la poca solidaridad social, la falta de interés en la política, la contaminación, la violencia y las que conciernen directamente a su futuro ejercicio profesional entre muchas otras, que aquejan y consternan pues se vislumbra un camino sinuoso y alejado del ideal de ciudadano que se quiere formar y que se encuentra plasmado en el artículo 3° constitucional. El presente escrito aborda la necesidad de una educación en valores dentro del contexto universitario así como la necesidad de cambio en la cultura docente, también se analiza el sentido y alcance del enfoque del aprendizaje ético en los universitarios, los contenidos éticos en la formación superior del siglo XXI y los dilemas como una propuesta metodológica para la educación moral en sus objetivos y alcances. Frecuentemente se ve a la universidad como un lugar donde se centra más la atención a la acumulación de saberes conceptuales y procedimentales que hacia los saberes actitudinales donde se encuentra en muchos casos el ápice del triunfo o fracaso de un profesionista, pues el aprender valores y reflejarlos en su actuar personal, profesional y social no es tarea sencilla. “El debate sobre la formación en el siglo XXI plantea, la consideración de la ciudadanía y de la ética como partes de todo proceso formativo actual y futuro, la sociedad necesita más que nunca ciudadanos con rasgos éticos, la universidad se ha encargado de formar profesionales y especialistas en diversas áreas del conocimiento, hoy debería ser también la encargada de la formación de auténticos ciudadanos, responsables y comprometidos éticamente con la realidad social que les rodea.” (M.Martínez, 2002) Se trata de atender tanto la formación de profesionales que construyan de una forma autónoma y estratégica su conocimiento, como la formación de ciudadanos que actúen de forma responsable, libre y comprometida, sin embargo, el sentir y pensar de algunos profesores suele ser: “ ya son todos adultos, poco se puede hacer por su formación valoral, pues hay etapas o periodos de consolidación fuertemente influenciados por sus ámbitos de procedencia, su contexto familiar y social”, sin embargo, la Universidad para muchos estudiantes se convierte en un segundo hogar, donde pasan de 7 a 8 horas al día y en donde depositan toda su confianza y esfuerzo para ser mejores personas, ciudadanos con afán de cambio y profesionales ejemplares, no están ahí para ser uno más del montón, están ahí porque quieren sentirse valiosos e importantes en la sociedad, quieren tener un lugar digno en la sociedad. “Desde un punto de vista fenomenológico tenemos que partir de la relación pedagógica pura. Esta no se presenta sino cuando se educa en el plano humano. La educación se imparte aquéllos que pueden ser liberados y encaminados a un modo de vida que supone responsabilidad. Sólo la persona humana puede ser educada, y en la medida en que se ha conquistado a sí misma y se ha hecho capaz de servir a los valores desinteresadamente. Sólo se da esta situación en la formación que el hombre se da a sí mismo y en la ayuda que le ofrece una persona guiada por el amor y el más completo desinterés es decir, con la ayuda de otros.” (Bosello, 1993) La educación es entonces una ayuda que se le da a la persona para que se desarrolle como tal y la educación tiene como finalidad la realización de la persona y brindarle ayuda para su autorrealización, por eso la educación no será posible más que allí donde la conciencia moral esté activa. Por otra parte la escuela inevitablemente transmite valores y forma valoralmente. El problema es que, si la escuela no se propone explícitamente la formación valoral, simplemente simula una falsa neutralidad. Es necesario aceptar el hecho de que toda escuela, todo maestro, todo curriculum forma valoralmente. “No hay tarea educativa auténtica que pueda prescindir de la dimensión axiológica. En la medida en que la formación valoral forma parte solamente del curriculum oculto, no es evaluable ni se puede pedir cuentas al respecto. Sobra hacer referencia al riesgo de adoctrinamiento que ello representa. Y esto constituye una razón más para que en el nivel universitario se explicite su marco valoral de referencia e indique claramente la forma como intenta desarrollar la ética en sus alumnos.” (ITAM, 1996) El tratamiento pedagógico de lo ético no es sólo cuestión de una modificación en el plan de estudios o una nueva materia, es un cambio de perspectiva en relación con lo que hoy representa lograr un buen nivel de formación universitaria y el compromiso con lo público de una universidad que pretende formar buenos profesionales y buenos ciudadanos y ciudadanas. “Para una formación de ciudadanos proactivos, responsables y que cubran las necesidades y expectativas del proyecto nacional, es decir que practique y viva los valores, se reclama un nuevo modelo de docencia, más centrada en el que aprende y menos en el que enseña, más en el dominio de unas competencias procedimentales y actitudinales que en la informativas y conceptuales, un cambio de cultura docente que coincida con las inquietudes y necesidades vividas por diversos sectores profesionales, y los perfiles que se formulan en el mercado laboral, en la sociedad y en diversos contextos culturales y éticos.” (M.Martínez, 2002) La formación ética del sujeto que aprende está estrechamente relacionada con la actuación del profesorado, la dinámica de la institución y la lógica formación deontológica que el sector profesional reclama. A cerca de la ética aplicada a las profesiones, debe ofrecerse una formación ética destinada a proporcionar a los futuros profesionales en distintas especialidades un conocimiento de sus deberes y obligaciones a la hora de ejercer su profesión en una materia de Ética. El sentido y alcance de un enfoque de aprendizaje ético va dirigido a establecer relaciones entre los fines que se persiguen así como su relación con los medios y los recursos involucrados para su consecución, es indispensable generar las condiciones que promuevan aprendizajes éticos en los alumnos, que los ayuden a desarrollarse en su dimensión individual y social. (M.Martínez, 2002) Proponen “crear un conglomerado de condiciones que permitan al estudiante universitario apreciar como ideales un conjunto de valores que le permita no solo razonar y pensar sobre ellos, sino elaborar criterios personales guiados por principios de justicia y equidad, así como actuar coherentemente como profesional y como ciudadano.” (M.Martínez, 2002) La educación en valores es el modelo de aprendizaje ético que va encaminado a producir precisamente cambios reales en los comportamientos y las actitudes de las personas, derivados de la práctica y el ejercicio, la reflexión y la observación que permiten al alumno mejorar su convivencia, sus niveles de reflexión sociomoral y su capacidad de diálogo. El aprendizaje ético como enfoque establece a la ética profesional como un referente fundamental; implica considerar los valores profesionales, su apropiación de manera reflexiva y critica de la profesión que va a desempeñar, así como su compromiso con la sociedad. Los contenidos a enseñar en la formación superior en el presente siglo deben contemplar la construcción de capacidades personales cada vez más complejas que posibiliten al estudiante alcanzar la autonomía y responsabilidad sobre sus actos, lo que se denomina educar para la libertad con responsabilidad en el ejercicio profesional. La formación profesional debe en todo momento dirigirse a formar alumnos que sean capaces de construir proyectos personales no exclusivamente individuales que impliquen compromiso y responsabilidad comunitaria y social. “La formación del ciudadano del siglo XXI ha de apostar por la responsabilidad. Una actitud responsable está comprometida con la libertad, la igualdad, la equidad, el respeto activo y la solidaridad.” (M.Martínez, 2002) Quizás más que nunca la sociedad de la información necesita personas y profesionales responsables con la profesión que desarrollan y con lo que su acción implica. Se trata de defender un modelo formativo centrado en la responsabilidad y en el conocimiento de los deberes y de los derechos, tanto de la profesión como de la ciudadanía. Las situaciones de aprendizaje en las que se dan estos valores son escenarios óptimos de aprendizaje ético, y contribuyen no sólo a la formación del carácter intelectual que toda formación universitaria debe procurar, sino a la formación humanista del estudiante. Una de las propuestas metodológicas para la educación moral que puede coadyuvar a la construcción y cimentación de una ética profesional en los alumnos universitarios es la de dilemas morales, su utilización en el aula reconoce que no se es únicamente usuario de la palabra, se tiene la capacidad para reflexionar y llegar a consensos. Su correcta implementación hace que cada persona, aprenda a salir de sí mismo, de su egoísmo para entender la problemática de otro; y hace que aprenda a tolerar la diversidad, sino a admitirla. “Los dilemas son relatos de situaciones hipotéticas o reales que presentan un conflicto de valores y la necesidad de tomar una decisión ante él. El sujeto o sujetos a los que se presenta el dilema deben decidir cuál es la solución correcta y justificarla mediante un razonamiento moral. Tras la reflexión individual del caso, se realiza un puesta en común de las distintas soluciones aportadas con correspondiente discusión.” (J. Cantillo & S. Encinas, 1995) Los dilemas crean un conflicto cognitivo de valores, para lo cual hay que dejar muy clara la contraposición de valores en juego, éstos pueden ser hipotéticos o que no son de la vida real, extraídos de la literatura, el cine o la imaginación que plantean problemas de interés y favorecen el razonamiento como habilidad discursiva, por otra parte los dilemas reales son sacados de las problemáticas de la vida real que acontecen a nuestro alrededor, muy próximas a los alumnos para que se motiven, no hay que dejar de lado que cuando se trabaja este tipo de dilemas el profesor debe tener el cuidado de no proyectarse y tener siempre la atención en detectar lo que interesa a los estudiantes. Algunos de los objetivos que se consiguen trabajando con dilemas de acuerdo con (J. Cantillo & S. Encinas, 1995) son: a) Impulsan y favorecen el desarrollo y crecimiento moral del alumnado tanto en sus aspectos cognitivos como actitudinales y a ser posible, conductuales. b) Potencian el desarrollo de las estructuras universales de juicio moral que permiten la adopción de principios generales de valor. c) Ayudan a tomar conciencia de los principales problemas éticos de nuestra sociedad. d) Fomentan el diálogo interno del alumnado consigo mismo y con los demás así como la adopción de una postura ante los problemas. e) Posibilitan el desarrollo de actitudes de respeto y tolerancia, estimulando su capacidad de adoptar nuevas perspectivas y asumir soles diferentes. De esta manera se pueden constatar las ventajas de trabajar esta metodología, no solo ayuda a los estudiantes a reflexionar sobre distintas problemáticas, sino que a su vez los interna en el autoconocimiento y la reestructuración valoral en su quehacer profesional y social, lo guía hacia la concientización de la realidad que lo envuelve para tomar una postura humana y consciente. El docente por su parte sin dejar de ser el guía en la construcción del conocimiento, es el encargado de enseñar a aprender la ciencia, de enseñar a gestionar el conocimiento de una forma significativa y con sentido personal para el estudiante, de crear auténticos escenarios de enseñanza y aprendizaje, y, por otro, es el encargado de imprimir a los contenidos que enseña el carácter ético que hará que el estudiante sea un experto profesional y un buen ciudadano por lo que los dilemas suelen ser una metodología excelente para tales fines. BIBLIOGRAFÍA Bosello. (1993). Escuela y valores. Madrid: CCS. ITAM. (Verano de 1996). Biblioteca ITAM. Recuperado el 01 de Mayo de 2013, de Estudios-filosofía-historia-letras: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras4546/texto03/sec_2.html J. Cantillo, A. D., & S. Encinas, A. M. (1995). Los dilemas morales: Un método para la formación en valores. Valencia: NAU llibres. M.Martínez, M. (2002). La Universidad como un espacio de aprendizaje ético. Revista Iberoamericana de Eduación , 17-43.