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Balmaseda en América: Emigración e Historia (1492-1900)

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América y los Vascos
Balmaseda en América
Emigración, Actividades y Valores de los
Balmasedanos en el Nuevo Mundo:
de 1492 a 1900
Julia Gómez Prieto
Bilbao, 2019
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América y los Vascos
Balmaseda en América
Emigración, Actividades y Valores de los
Balmasedanos en el Nuevo Mundo: de 1492 a 1900
Edición: Julia Gómez Prieto 2019
ISBN: 978-84-697-6856-3xxxxxxx
Depósito Legal nº: BI-1618-2017xxxxxxx
Diseño, maquetación e impresión:
DIGITALINK
Avda. Madariaga, 1 /48014 BILBAO
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DEDICATORIA
A la memoria mi padre, Mariano Gómez Fernández, que durante 25 años
desempañó el cargo de Secretario del Juzgado de Primera Instancia e
Instrucción de Balmaseda, hasta su jubilación en 1974. Por él comenzó mi
aprecio por esta villa y mis investigaciones históricas sobre ella, desde el ya
lejano año de 1973 hasta la actualidad.
A mi esposo, Eduardo, compañero del alma en nuestra larga vida juntos y gran
apoyo siempre en mis investigaciones y trabajos.
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Índice
Balmaseda en América
Dedicatoria
Índice
Saludo del Alcalde / Aurkezpena
Prólogo
Siglas y Abreviaturas
Presentación
Agradecimientos
Capítulo 1.- Balmaseda, la primera villa de Bizkaia
1.1.- Una villa con mucha historia
1.2.- Los comienzos de la Edad Moderna
1.3.- La crisis del Antiguo Régimen
1.4.- El paso a la Edad Contemporánea
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Parte Primera.- Los Pioneros y los primeros Pasajeros de Balmaseda hacia el Nuevo Mundo
Capítulo 2.- Los Pioneros: Pedro de Terreros y los hermanos Urrutia
2.1.- Pedro de Terreros, Maestresala de Cristóbal Colón entre 1492 y 1502.
2.2.- Los hermanos Urrutia, los primeros comerciantes con el Nuevo Mundo
2.3.- La vida y el entorno de los Urrutia
2.4.- Los dos primos Juan de Urrutia
2.5.- Juan de Urrutia hijo. El final de una saga
Capítulo 3.- Los Pasajeros a Indias de Balmaseda
3.1.- La llamada de América
3.2.- El viaje hasta el Nuevo Mundo
3.3.- Lugares de destino y actividades
3.4.- Los Pasajeros a Indias: el valor de los Archivos
3.5.- Pasajeros a Indias de Balmaseda: siglos XVI al XVIII
3.6.- Los Bienes de Difuntos. Pasajeros fallecidos en América
Parte Segunda.- Fundaciones en Balmaseda: Convento de Clarisas, Capellanías y Obras Pías
Capítulo 4.- Los primeros Benefactores
4.1.- Juan de la Puente y el Pósito de Trigo
4.2.- Legados recibidos durante el siglo XVII
4.3.- Capellanías y Obras Pías
4.4.- Capellanías fundadas desde Indias
Capítulo 5.- El Convento de Santa Clara, fundación indiana
5.1.- Fundación del Convento de Santa Clara
5.2.- La vida en el Convento
5.3.- La economía conventual
5.4.- La Preceptoría. Los Patronos y Pleitos
5.5.- Epílogo
Parte Tercera.- Fundaciones en Lima- Perú y en Matanzas - Cuba.
Siglo XVII
Capítulo 6.- Fundadores en Lima - Perú
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6.1.- La primera Hermandad Vascongada de América. Lima, 1612
6.2.- Otras Cofradías de Nª. Sª. de Aránzazu en América
6.3.- El Señor de los Milagros. Lima, 1684
6.4.- Sebastián de Antuñano y las Rivas
6.5.- El Monasterio de Madres Nazarenas. Lima, 1702
Capítulo 7.- Fundación de Matanzas en Cuba
7.1.- El Fuerte y la ciudad de Matanzas.
7.2.- Severino de Manzaneda y Salinas de Zumalabe
7.3.- La fundación de Matanzas, 1693
7.4.- La nueva población de Matanzas
7.5.- El Castillo de San Severino de Matanzas
Parte Cuarta.- Desde Sevilla y Cádiz hasta América: Comerciantes y
Cargos
Capítulo 8.- Comerciantes con América en el siglo XVIII
8.1.- Sevilla y Cádiz en la Carrera de Indias
8.2.- Los Vascos en Cádiz
8.3.- Las mujeres en el comercio gaditano
8.4.- Las Mandas Testamentarias de balmasedanos en Cádiz
8.5.- Las Vizcainías de balmasedanos en Cádiz e Indias en el siglo XVIII
8.6.- Los Bienes de Difuntos
Capítulo 9.- Cargos y Funcionariado en América: siglos XVIII y XIX
9.1.- Los Vascos en México
9.2.- Los Alcaldes “ ad Honorem “ de Balmaseda
9.3.- Los Cargos Públicos
9.4.- Los Cargos Eclesiásticos
9.5.- Los Cargos Militares
9.6.- Dos personajes en América
Parte Quinta.- Pioneros de la Técnica y la Industria de México
Capítulo 10.- Juan de la Granja y la creación del Telégrafo en México
10.1.- Juan de la Granja: sus inicios
10.2.- Juan de la Granja en los Estados Unidos
10.3.- El Telégrafo en México: instalación y evolución
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10.4.- En Memoria de Juan de la Granja
Capítulo 11.- Esteban de Antuñano y la Industria Textil mexicana
11.1.- Esteban de Antuñano. Retazos de su vida
11.2.- “La Constancia Mexicana”: creación y desarrollo
11.3.- Antuñano, economista y escritor
11.4.- Antuñano, Prócer de la ciudad de Puebla.
11.5.- “La Constancia Mexicana” hoy en día.
Parte Sexta.- Mirando hacia América en el siglo XIX: México, Cuba,
Perú y el Cono Sur
Capítulo 12.- La emigración hacia América en el siglo XIX
12.1.- Hacer las Américas en el siglo XIX. Emigrantes y Comerciantes
12.2.- La Emigración Vasca
12.3.- La Estrategia de la Emigración. La preparación del emigrante.
12.4.- Los Mecanismos de la Emigración.
12.5.- Las Licencias de Embarque y de Trabajo
12.6.- La Emigración desde Balmaseda a México. El marco socio - histórico.
12.7.- Balmasedanos en México durante el siglo XIX
12.8.- Balmasedanos en otros países de América y Filipinas
Capítulo 13.- La emigración a Cuba en el siglo XIX
13.1.- La Isla de Cuba y el Puerto de La Habana
13.2.- El Comercio, el tabaco y el alcohol
13.3.- La belleza de La Habana
13.4.- Las Licencias de balmasedanos hacia Cuba
13.5.- Balmasedanos en La Habana en el siglo XIX
13.6.- Un Rentista de La Habana: Francisco de Arteche
Parte Séptima.- Comerciantes y Familias de Balmaseda en México
Capítulo 14.- Redes familiares en Guadalajara: los Bermejillo
14.1.- La Familia como centro de poder
14.2.- Una red familiar y económica: los Martínez – Negrete
14.3.- La familia Bermejillo en México
14.4.- La casa comercial “Bermejillo y Compañía”
14.5.- Pío y José María Bermejillo: el éxito empresarial
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14.6.- La segunda generación de los Bermejillo
Capítulo 15.- Comerciantes en la Costa del Pacífico mexicano
15.1.- La Costa Noroeste de México
15.2.- Pedro Cosca y Careaga en Guaymas, Sonora
15.3.- Balmasedanos emprendedores en Mazatlán, Sinaloa
15.4.- Martín Mendía y Conde: un emprendedor en Mazatlán
15.5.- La casa comercial “Hernández, Mendía y Cía.”, y su evolución
Parte Octava.- Los Indianos inversores en Balmaseda: la Herencia Material
Capítulo 16.- El regreso de los Indianos emprendedores
16.1.- La Memoria y el Regreso
16.2.- Pío Bermejillo e Ybarra, indiano y benefactor
16.3.- Pío Bermejillo y Martínez –Negrete, benefactor criollo
16.4.- Martín Mendía y Conde, indiano y benefactor
16.5.- Marcos Arena Bermejillo, indiano e inversor
Capítulo 17.- La Herencia Material de los Indianos
17.1.- Edificios Religiosos: Capilla y Convento
17.2.- Edificios Residenciales: Casas de Indianos
17.3.- Edificios Educativos: Las Escuelas
17.4.- Edificios Industriales: La Encartada
17.5.- Artes Decorativas: Retratos, Estatua y Tumbas
17.6.- La Ruta de los Indianos en Balmaseda
Apéndice Documental
Bibliografía.
Índice Onomástico
Índice de Cuadros y Mapas
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SALUDO DEL ALCALDE
En recientes fechas recibí la agradable visita de la Doctora Julia Gómez Prieto
manifestándome su intención de culminar varios proyectos en los que llevaba
tiempo trabajando con sendas publicaciones históricas.
Me invitaba, además, a realizar este saluda al libro “Balmaseda en América: Emigración, actividades y valores de los balmasedanos en América: de 1492 a 1900”
lo que me pareció, además de una gran responsabilidad, un enorme placer.
Responsabilidad por el tema que se trata. Balmaseda, todos lo conocemos, es
una Villa orgullosa de su historia y como parte de ella, de las personas que la han
hecho posible. Prueba de ello es la expectación que suscita cualquier publicación,
charla o conferencia que trata temas históricos de Balmaseda.
Placer por el propio tema que este libro nos propone. Nada más y nada menos que
el legado de Balmaseda en América. Legado representado por aquellas personas
que, con origen balmasedano, se dirigieron, en diferentes épocas, al Nuevo Mundo en busca de un futuro mejor o como parte de su actividad laboral y que nunca
olvidaron sus orígenes. La prueba de ello es el retorno en forma de inversión en
Balmaseda de algunos de estos balmasedanos en infraestructuras viarias, culturales, educativas o religiosas.
No lo voy a negar que, incluso en el seno de mi propia familia, este fenómeno ha
tenido su relevancia, motivo que me hace sentir todavía más orgulloso de formar
parte de este proyecto con este saludo inicial.
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Por último una reflexión: en el actual contexto sociopolítico quizá debiéramos repasar la historia para no cometer los mismos errores y tratar los flujos migratorios
como lo que son, personas en busca de un mejor futuro para sus familias, como
así fue para algunos de los que en este libro se incluyen.
Mi más sincero agradecimiento a Julia por permitirme participar y por seguir
aportando a Balmaseda su sabiduría, buen hacer e ilusión.
Álvaro Parro, Alcalde de Balmaseda Mayo 2019
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AURKEZPENA
Duela gutxi Julia Gómez Prieto doktorearen bisita atsegina izan nuen, eta esan
zidan denbora luzez esku artean izan dituen zenbait proiektu burutzeko asmoa
zuela, literatura-argitalpen bana eginda.
Gainera, “Balmaseda en América: Emigración, actividades y valores de los balmasedanos en América: de 1492 a 1900” izeneko liburu honen agurra idaztera
gonbidatu ninduen, eta hori erantzukizun handia eta, aldi berean, plazerra da niretzat.
Erantzukizuna dakar, hain zuzen, lantzen duen gaiarengatik. Denok ezagutzen
dugu Balmaseda; bere historiaz harro dagoen hiribildua da eta, horrenbestez, baita historia hori ahalbidetu duten pertsonez ere. Horren erakusgarri da zer-nolako
ikusmina sortzen duten Balmasedako gai historikoen inguruan egiten diren argitalpen, hitzaldi eta biltzar guztiek.
Baina plazerra ere bada, liburu honek proposatzen digun gaiarengatik: Balmasedak Amerikan utzitako legatua. Legatu horren ordezkari dira garai desberdinetan
Mundu Berrira abiatu ziren balmasedar guztiak, etorkizun berri baten bila edo
beren lan-jardunak behartuta.
Jakin badakigu ez zituztela inoiz ahaztu beren sustraiak, eta horren froga dira
balmasedar horietako batzuek, ordain gisa, Balmasedan egin dituzten inbertsioak
(bide-azpiegituretan, kulturan, hezkuntzan, erlijioan, etab.).
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Fenomeno honek garrantzi handia izan du gure hiribilduan, baita nire familian
bertan ere, eta horregatik are harroago sentitzen naiz proiektu honetan parte hartzeaz, hasierako agur honen bidez.
Azkenik, hausnarketa bat: egungo testuinguru soziopolitikoan, agian historia
berrikusi beharko genuke, akats berdinak ez errepikatzeko eta migrazio-fluxuak
egokiago tratatzeko. Izan ere, beren familientzat etorkizun hobearen bila dabiltzan pertsonak baino ez dira, liburu honetan aipatzen diren askok egin zuten moduan.
Mila esker bihotzez Juliari, proiektu honetan parte hartzeko aukera emateagatik
eta bere jakituria, asmo ona eta ilusioa Balmasedaren zerbitzura jartzen jarraitzeagatik.
Alvaro Parro, Balmasedako Alkatea , maiatza 2019
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Escudos de Balmaseda, diferentes épocas
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PRÓLOGO
La publicación de un nuevo libro, como sucede con la obra de Julia Gómez Prieto, es un motivo de satisfacción, y adelanto mi felicitación a la autora por el
trabajo realizado. Esta introducción a la obra que se edita: "Balmaseda y America. Emigración, actividades y valores de los balmasedanos en el Nuevo Mundo
(1492-1900)", la realizo como historiadora y especialista en la Historia de América, y como vocal de la Junta Rectora de la Real Sociedad Bascongada de los
Amigos del País.
Y también, como amiga personal y compañera de docencia durante toda la vida
laboral en nuestra Universidad de Deusto.
Estoy convencida de que el libro editado contribuirá al conocimiento de la Historia del nexo Balmaseda y América a través de los siglos, visualizará trayectorias
de numerosos protagonistas de éxito, oriundos o descendientes de aquellos emigrantes de la Villa encartada. Un objetivo con el que la autora se ha comprometido.
Se ha dicho con razón que: "donde se quiere a los libros también se quiere a los
hombres" (H. Heine). Y debo decir oportunamente que a Julia Gómez siempre le
ha motivado conocer la fértil Historia de Balmaseda.
Así puede dar fe su propia tesis doctoral sobre "Balmaseda, del siglo XVI al
siglo XIX. Una Villa vizcaína en el Antiguo Régimen" (1985), además de sus
posteriores publicaciones sobre la historia de la Villa encartada y sus ilustres pro- 19 -
tagonistas, a los que ahora vuelve a retomar como autora con una especial lectura
de óptica americana.
De su interés por desvelar fuentes documentales, aspectos claves y fundamentales hitos de la Villa, da cuenta la exposición coordinada en la celebración del VIII
Centenario de la Fundación de Balmaseda (1999), conmemoración de la que ella
fue Comisaria.
Julia Gómez ha realizado con su libro un gran trabajo, con evidente constancia
recopilatoria y descriptiva, y nos ofrece la oportunidad de conocer con factura esmerada, principales acontecimientos históricos y actores sociales en un recorrido
de varios siglos; sus hechos destacados, trayectorias de éxitos (aunque no todos
los emigrantes en América fueron héroes y hombres de éxito... cabría escribir de
aquellos emigrantes desconocidos "los silenciados" que no pasaron a la fama),
que nos ilustran sobre cómo se comportaron muchos emigrantes e hijos de Balmaseda en los distintos países americanos.
Hallamos emigrantes de Balmaseda desde los primeros años del Descubrimiento
y en la expansión colonial de Antillas y continente, hasta seguir su presencia en
el contexto socio-político y económico de la interesante trayectoria americana de
los siglos XIX y XX.
Una etapa histórica contemporánea y fundamental de la América independiente,
en donde rebrota la arribada de emigración vasca - en lo cuantitativo y en calidad
- lo que imprime carácter y ofrece constancias de iniciativas y logros socioeconómicos y culturales en las nuevas Naciones americanas surgidas a la libertad con
la Emancipación.
Constituye la nueva publicación, un viaje - con secuencia cronológicamente
orquestada - que a modo de narración, pasa revista a los pioneros Urrutia, al
esforzado emigrante del tiempo colonial en calidad de funcionario, milicia, comerciantes, mineros, religiosos, hacendados, que dejarán su impronta, muchos
- harto generosa - en lo económico y religioso hacia sus raíces balmasedanas, con
la transferencia de importantes legados para labor de beneficencia, nuevas fundaciones religiosas, capellanías. Son los correspondientes legados benefactores
"indianos" que revierten en "su patria encartada" y origen vizcaíno.
Como podrán valorar, aborda la autora, aspectos del comprobado espíritu asociativo y religioso de balmasedanos en hermandades y cofradías, así como aquellos
con profesión preferida por los "vizcaínos": activos comerciantes, "tenderos", en
los Virreinatos y Capitanías de América, en vínculo estrecho con los vascos como
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colonia comercial radicados en Sevilla y Cádiz y con importante rol en los principales Consulados americanos.
Méritos y valor humano de los esforzados protagonistas balmasedanos, que describe en el marco de una emigración más contemporánea y que enaltece con figuras emblemáticas como Juan de la Granja o el fundador de la moderna Industria
textil mexicana: Esteban de Antuñano.
Serán los grandes emprendedores, aquellos industriales y empresarios contemporáneos de origen balmasedano, que situados biográficamente por la autora en
base a bibliografía existente - que documenta y cita -, quedan ampliados en su
biografía con otras aportaciones de su labor investigadora, que siempre detalla.
Representan trayectorias de vida, familias y sagas que, sin duda, evidencian el valor del esfuerzo y el emprendimiento; así se muestra desde la primera generación
de emigrantes, que laboriosos y esforzados alcanzan un gran éxito socioeconómico en Perú, Cuba o México.
Sean comerciantes, industriales, escritores y próceres en Puebla, México D.F.,
Veracruz, Mazatlán, Guadalajara y otras poblaciones de la Nación mexicana en
el contexto del siglo XIX y XX, se alcanza un status de relevancia que queda
evidente en el relato.
Paradigmas como los Bermejillo de Guadalajara, al erigirse en una poderosa casa
comercial y muy hábiles, diversificando el negocio se convierten en plantadores
de azúcar e inversores en la industria de textiles. Además su fortuna prosigue,
dado que la segunda generación mexicana - los Bermejillo y Martínez Negreterepresentan el éxito de una saga reconocida en el propio México que se proyecta
mirando hacia el Pacífico.
Igual sucede con los Hernández y los Mendía de Mazatlán durante el tiempo político del Porfiriato, contexto que condiciona libertades en lo político, pero que sin
embargo enriquece a las grandes fortunas europeas y norteamericanas.
Y finalmente, otro paradigma de triunfador: Juan de la Granja, con una trayectoria personal de un gran interés que describe la autora; de español exiliado en los
Estados Unidos, a promotor e innovador; así es pionero del telégrafo en México,
obteniendo en 1849 la primera concesión de línea de telégrafo entre la capital
mexicana y la costera Veracruz.
Según apreciaba el austriaco J.M.Simmel: "Una Historia no es sólo verdad cuan- 21 -
do se narra como ha sucedido, sino también cuando se relata cómo hubiera podido acontecer". Así es la tarea del historiador.
Finalizo, no sin recordar, que en esta obra realizada - con toda ilusión y aprecio
por la Historia del vínculo Balmaseda y América - por su autora, Julia Gómez
Prieto, queda recogida una valiosa información, crónica y recuento documental
de la incuestionable presencia de los balmasedanos en América en todo tiempo
histórico; más la importante proyección sociocultural de los emigrantes americanos con sus vivencias y su legado en la Villa encartada de Balmaseda.
Dra. Begoña Cava Mesa.
Profesora Emérita de la Universidad de Deusto
Historiadora, Americanista y Vocal de la R.S.B.A.P. de Bizkaia.
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SIGLAS Y ABREVIATURAS
A.G.I. – Archivo General de Indias
A.G.S. – Archivo General de Simancas
A.P.S. – Archivo de Protocolos de Sevilla
A.H.P.C. – Archivo Histórico de Protocolos de Cádiz
A.H.N. – Archivo Histórico Nacional
A.H.E.B. – Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia
A.G.C.D. – Archivo General de los Carmelitas Descalzos
A.C.C.B. – Archivo del Convento de Clarisas de Balmaseda
A.P.B. – Archivo Parroquial de Balmaseda
A.M.B. – Archivo Municipal de Balmaseda
A.G.S.B. – Archivo General del Señorío de Bizkaia
A.C.B. – Archivo del Corregimiento de Bizkaia
A. G. V. – Archivo del Gobierno Vasco
A.G.A. – Archivo General de la Administración
R.S.B.A.P. – Real Sociedad Bascongada de Amigos del País
CODOIN – Colección de Documentos Inéditos
R.S.G. – Real Sociedad Geográfica
A.E.A. – Anuario de Estudios Atlánticos
C.M.V. – Congreso Mundial Vasco
F.E.H.M. – Fundación Española de Historia Moderna
S.E.V. – Sociedad de Estudios Vascos
B.N. – Biblioteca Nacional
U. D. – Universidad de Deusto
U.P.V. – Universidad del País Vasco
F.C.E. – Fondo de Cultura Económica
PARES.— Portal de Archivos Españoles
U.N.A.M. – Universidad Nacional de Mexico
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U.A.S. – Universidad Autónoma de Sinaloa
R.C. – Real Cédula
C.P. – Carta Puebla
O. M. – Orden Militar
P. N. – Protocolos Notariales
R. P. – Real Provisión
R.I. – Revista de Indias
O. P. – Obra Pía
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PRESENTACIÓN
El contenido del presente libro, Balmaseda en América, se inicia en el mismo momento del Descubrimiento de América. Y ello es debido a que un balmasedano,
Pedro de Terreros, estuvo presente con Colón en el histórico acontecimiento, el
12 de octubre de 1492.
Lo que hace años parecía ser una “leyenda urbana”, se convirtió en una gozosa
realidad, gracias a la ardua labor de una investigadora norteamericana, Alice B.
Gould, que en el Archivo de Simancas llegó a encontrar las listas documentadas
de los navegantes que acompañaron a Colon en sus viajes. Y entre ellos estaba
Terreros que, al parecer, podría haber sido el primer europeo que pisó Tierra Firme, o sea el continente americano.
Y partiendo de aquella primera presencia, hoy ya demostrada, nos hemos preguntado cuántos balmasedanos, quienes, cómo y cuándo fueron llegando al Nuevo
Mundo, desde aquel momento inaugural. Y con la curiosidad del investigador,
hemos indagado en las razones que les llevaron a dejar su tierra.
Todo ello se ha ido plasmando en este libro que cubre cuatro siglos de la vida de
la primera villa que se fundó en Bizkaia en el año 1199. Los pioneros fueron dos
comerciantes, que ya vivían en Sevilla, y si puede decirse, “ya estaban oteando
el océano”: los hermanos Sancho y Juan de Urrutia, a quienes siguieron los Pasajeros a Indias que conoceremos en el capítulo tres, con la llamada de América.
En cuanto estos pasajeros y pioneros se enriquecen trabajando, por cierto muy
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duramente, y no hurtando, como reza la leyenda negra, comienzan a “hacer
mandas” (donativos), a favor de su villa natal. Por aquellas épocas prácticamente todas sus aportaciones tenían un carácter religioso, aunque algunas
tuvieran también un contenido de uso social. Así se fundó el primer Convento
de la villa en 1652.
Durante el siglo XVII, comienzan las fundaciones y realizaciones en suelo
americano. La primera Cofradía de “vizcaínos”, fundada en 1612, contaba
con cinco afiliados balmasedanos. Otro hijo de la villa, tras sentir la “llamada
de Dios”, estableció un monasterio que aún perdura, dedicado al Cristo de los
Milagros, en 1684. Ambas fundaciones religiosas tuvieron lugar en Lima, en
el Virreinato del Perú.
Era necesario repoblar aquel inmenso imperio, y así, en la misma centuria, un
balmasedano hace construir el fuerte de San Severino y en su entorno funda
una ciudad - con pobladores llegados de Canarias -, en la bahía cubana de
Matanzas, no lejos de La Habana.
Cuando llega el siglo XVIII la historia cambia radicalmente. El comercio está
omnipresente; al tiempo, los funcionarios de la Corona son protagonistas poderosos. Cádiz es ahora el puerto de salida hacia América y allí, bien instalados, encontramos de nuevo notables vecinos de la villa encartada. Allí presentan sus Vizcainías y dictan sus Testamentos, dejando solas a sus esposas, tras
emprender el viaje a las Indias.
¿Y qué hacían en suelo americano los pasajeros balmasedanos del siglo
XVIII?. Comercio, minería, haciendas, cargos, méritos y servicios, llenan la
vida de aquellos principales: fueran oficios públicos, privados, eclesiásticos o
militares, que de todo hubo. Les acompañaremos en una parte de sus vidas, y
descubriremos sus anhelos y sus vicisitudes.
Ya a comienzos del siglo XIX, dos personajes de estirpe balmasedana, bien
asentados en la Nueva España, más tarde la República Mexicana, serán los
pioneros en la técnica y la industria de aquel país: el Telégrafo y la Industria
Textil los harán inmortales para la historia de su país de adopción. La Granja
y Antuñano eran sus apellidos.
La centuria decimonónica conocerá la gran expansión de emigrantes a México. Todos con ganas de trabajar y de labrarse un futuro que, según muchos de
sus protagonistas, no encontraban en su tierra. Constituirá este siglo la parte
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más intensa y amplia del libro.
La emigración al Nuevo Mundo fue notable durante todo el siglo XIX. Los criollos luchaban en América por la independencia de sus naciones, y España sufría un siglo complicado que empezó con la invasión francesa; continuó con tres
Guerras Civiles, las llamadas Carlistas, y terminó con la Guerras de África y de
Cuba en 1898. Esto último supuso la pérdida de los restos del imperio americano
y de Filipinas, y trajo consigo una crisis económica y de identidad nacional sin
precedentes.
Pero el siglo XIX no fue tan difícil en México ni en Cuba. La emigración se mantuvo, precisamente debido al panorama español tan sombrío. Tras emigrar no lo
debieron de tener tan difícil los balmasedanos en tierras mexicanas. Se apoyaron
unos a otros con tesón, y fue espléndido el progreso que muchos de ellos alcanzaron en lugares como Ciudad de México, Guadalajara, Guanajuato o la costa del
Pacífico. Los Bermejillo, los Mendía, los Cosca, Hernández Gorrita, etc. son la
mejor muestra del impulso empresarial de aquellas familias en las tierras nuevas.
En este sentido, la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, marca un
hito importante, y Mazatlán, el puerto en la costa del estado de Sinaloa, señala
otro; en ambas ciudades aquellos indianos desarrollan pujantes casas comerciales e instituciones financieras, empresas mineras, fábricas, ingenios azucareros,
haciendas, etc.
Estos Indianos, como buenos benefactores, no se olvidarán de su villa natal, a la
que ayudarán de forma ejemplar, creando escuelas, o invirtiendo sus capitales,
con la fundación por ejemplo, de la primera fábrica textil moderna en tierras
vizcaínas.
Balmaseda cambió radicalmente con el regreso de los Indianos, pues habría de
ser fundamental la herencia material que trajeron y dejaron. Hoy en día basta
con recorrer, dentro de la villa, la que podemos llamar “La ruta de los Indianos”,
para entender la importancia real que tuvieron en la historia y el desarrollo de su
villa natal.
El libro finaliza con el siglo XIX. Se ha obviado el estudio del siglo XX, porque
la emigración de la pasada centuria, especialmente a partir de los años 30, tiene
unas características completamente distintas al siglo anterior. Y además intervienen factores ligados a la Guerra Civil y la diáspora posterior, cuyas consecuencias
todavía permanecen en la memoria colectiva.
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Distribución por siglos
Este libro comienza con un capítulo presentando la villa de Balmaseda, la primera fundada en Bizkaia en el año 1199. Y termina con un Epílogo sobre la aportación de los indianos. En total consta de 8 partes de 2 capítulos cada una, que
siguen una correlación secular. Son estas:
• Los Pioneros y Pasajeros hacia el Nuevo Mundo, siglos XV y XVI
• Fundaciones en Balmaseda: Capellanías, Obras Pías y Convento, siglo XVII
• Fundaciones en Perú: Lima y en Cuba: Matanzas, siglo XVII
• Desde Sevilla y Cádiz hasta América: Comerciantes y Cargos, siglo XVIII
• Pioneros de la Técnica y la Industria de México, siglo XIX
• Mirando hacia América en el siglo XIX: Cuba, México, Perú y el Cono Sur
• Comerciantes y Familias de Balmaseda en México, siglo XIX
• Los Indianos Inversores en Balmaseda: la Herencia Material, siglos XIX y XX
Interés del Trabajo
• Esta investigación ha tratado de llenar un espacio vacío en la historiografía vizcaína, mucho menos desarrollada que la guipuzcoana en trabajos de esta índole.
• Es un tema original, tanto por el ámbito geográfico que abarca, como por la
temática abordada.
• Puede marcar una pauta para estudios posteriores, sobre las relaciones de otras
zonas del País Vasco con América, que contribuyan a un mayor conocimiento de
la realidad vasca en aquel continente.
• Todo este trabajo se ha realizado sobre materiales inéditos, con fuentes documentales de vital importancia y que pueden proporcionar, sin duda, un amplio
material para futuras investigaciones.
• La autora ha invertido en esta obra su experiencia en investigaciones anteriores,
siendo este un análisis sectorial, que amplía y clarifica temas concretos que se
esbozaban en su tesis doctoral de 1985 sobre la villa de Balmaseda en el Antiguo
Régimen.
Conclusiones
Es interesante constatar cómo una villa de tan solo 580 Vecinos en el año 1695
ó con 2.410 habitantes en el año 1857, aportó un contingente considerable a la
emigración de ultramar.
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En su mayoría fueron gentes emprendedoras que no se resignaban al futuro
incierto de su época. Algunos de extracción humilde, pero también muchos
otros con formación media o superior, al igual que los vizcaínos en general,
que se integraron en su destino en el funcionariado, el comercio y las relaciones mercantiles.
Entre estos emprendedores hubo personajes realmente importantes para el
continente americano y me limito a citar aquí solamente algunos:
• Diego de Urrutia, Almirante de la Flota de Galeones a Indias a finales del
siglo XVI.
• Severino de Manzaneda y Salinas de Zumalabe, que fundó la ciudad y el
fuerte de Matanzas, en Cuba, en 1693, siendo Gobernador de la isla.
• Sebastián de Antuñano y las Rivas, que estableció el Monasterio de Las
Nazarenas en Lima. Iniciador de una de las procesiones más multitudinarias de América, la del “Cristo de los Milagros”, que hoy sigue siendo objeto del fervor popular cada mes de octubre.
• Joaquín de Asúnsolo y la Azuela, Gobernador de Chile a finales del siglo
XVIII.
• Esteban de Antuñano, criollo mexicano, hijo de balmasedanos, y que estudió en su juventud en la villa, trabajando también en la ferrería de su
familia; fundador de la industria textil mexicana, en Puebla y Ciudad de
México.
• Juan de la Granja, introductor del Telégrafo en México, diplomático, escritor y defensor de la unidad mexicana en la guerra con los Estados Unidos.
• Pío Bermejillo y sus hermanos e hijos, hacendados, comerciantes y banqueros en Ciudad de México y en Guadalajara.
• Martín Mendía y Conde, junto con su hermano Julián y sus sobrinos,
prohombre de las finanzas, el comercio y la inversión, especialmente en
Mazatlán, Estado de Sinaloa, en el noroeste mexicano.
Además, estas dos últimas familias, fueron benefactoras y, sobre todo, emprendedoras, en su villa natal, especialmente en el ámbito de la enseñanza y
también de la industria.
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Sin duda a lo largo de 400 años, pudo haber más balmasedanos implicados
en la aventura americana, que los incluidos en este estudio. Es el caso, por
ejemplo, de los religiosos y de los militares de diversos rangos, de los que no
ha sido fácil encontrar documentación específica. Estamos seguros de que el
registro se irá ampliando en posteriores investigaciones.
Elaboración
Esta investigación tiene su origen en los numerosos datos dispersos que bajo
la base común de su referencia al continente americano, fueron aportando
las fuentes documentales utilizadas en la tesis doctoral, hasta el año 1985.
Estos datos, que parecían inconexos en su momento, fueron conformando,
tras progresivas indagaciones, una posible y necesaria investigación sobre el
fenómeno emigratorio hacia América en la villa vizcaína de Balmaseda. Se
trataba de llegar a conocer la vida de los emigrantes, las causas que motivaron
su éxodo, las actividades que desarrollaron en suelo americano, así como las
repercusiones que tanto sus donaciones como su regreso, en el caso de los
indianos, tuvieron en su villa natal y quizás en el propio Señorío de Vizcaya.
Fueron por tanto abundantes las referencias relativas a actividades comerciales y en general de tipo mercantil, ejercidas por los balmasedanos en ambas orillas del Atlántico, tanto en diferentes lugares de América, como en las
ciudades portuarias de Andalucía. Y a través precisamente de esta vertiente
andaluza, se fue perfilando la hipótesis de un triángulo comercial Balmaseda Sevilla/Cádiz - América, que finalmente pudo verse confirmada.
Dado el volumen de la documentación recogida, decidimos reagruparla en un
apartado bajo el título “Balmaseda y América”, tratando el asunto en base a
tres premisas:
1.- La simple emigración de balmasedanos a América desde los primeros
años del descubrimiento.
2.- La aparición de balmasedanos y por extensión de encartados, en los
consulados e instituciones americanas, con altos cargos en la milicia, la
política, la administración o la Iglesia.
3.- El papel destacado en el Comercio con las Indias, tanto en Sevilla / Cádiz como en el continente americano.
En 1991 surgió la oportunidad de desarrollar y ampliar todos estos materiales
- 30 -
recogidos, por medio de una Beca concedida por la Comisión “Los Vascos y
América 1992”, que el Gobierno Vasco organizó con motivo del V Centenario
del Descubrimiento, como programa gestionado a través del Departamento de
Cultura.
Estas becas tenían tres objetivos fundamentales:
1.- Impulsar la revisión crítica de la historia vasco-americana, abordando
además el estudio de temas novedosos.
2.- Dar a conocer todo lo concerniente a esa historia común.
3.- Apoyar proyectos de colaboración que favorecieran nuevas formas de
relación.
El estudio se enmarcaba de forma general, dentro del fenómeno de la emigración vasca hacia América. Constaba de tres partes diferenciadas, con entidad
propia, pero relacionadas entre sí por el prisma americanista común.
I.- La emigración hacia América. Incluyendo el estudio y tipificación de temas
tales como las razones de la emigración, tipología social del emigrante, época
y lugar de destino y su trayectoria americana y/o su regreso como Indiano.
II.- La presencia de encartados en los Consulados e instituciones americanas.
Referencia a los vizcaínos encartados en las mencionadas corporaciones entre
los siglos XVI al XIX, y la influencia que desde sus cargos ejercieron en la
llamada Carrera de Indias.
III.- El papel de los encartados en el Comercio de Indias. La presencia vizcaína en la ciudad y puerto de Cádiz viene de antiguo y cuenta con antecedentes
tan señalados como el Colegio de Pilotos Vizcaínos. Cuando en 1626 se funda
la Cofradía del Cristo de San Agustín, aparecen numerosos comerciantes y
mercaderes vascos ubicados en Sevilla.
En este último lugar radicaba, en la primera mitad del siglo XVI, una importante colonia vasca dedicada a la práctica del comercio, que controlaba el
“Consulado de Cargadores”, y formando parte de los Cabildos hispalenses.
Eran estos mercaderes a menudo, agentes de casas comerciales vascas. En
el caso de los encartados eran en su mayoría intermediarios en el triángulo
comercial Bizkaia – Sevilla / Cádiz - América, de productos tan específicos
como el cobre o el hierro que trabajaban las ferrerías de Balmaseda y de toda
la comarca encartada. El estudio pretendía sacar a la luz las actividades de- 31 -
sarrolladas por estos mercaderes, sus orígenes, sus relaciones, su desarrollo
comercial y de qué manera contribuyeron al incremento efectivo del comercio
entre el País Vasco y América.
Fueron dos agradables y productivos veranos -1991 y 1992-, en los que se
investigaron exhaustivamente los fondos de los Archivos de Sevilla, así como
los de Cádiz, por cierto con un agobiante calor y desde luego, con muchas horas ilusionadas de trabajo documental. También se trabajaron documentos en
el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Por aquel entonces aún no se había
comenzado la digitalización de estos archivos - en realidad de ningún archivo
en general -, y por ello la estancia a pie de documentación era la única posibilidad de poder realizar este trabajo de investigación.
Se aprovechó la consulta de documentación sobre Balmaseda, para recabar
materiales sobre toda la comarca de Las Encartaciones de Bizkaia en general.
Por ello el trabajo becado llevó por título ”El Eje Bizkaia - Sevilla/Cádiz América: El papel de los Encartados en la Emigración y el Comercio con
América”. Aun queda pendiente la publicación de la parte del estudio relativa
a la emigración de los Encartados, que está, como se suele decir, “en capilla”
y que esperamos vea la luz en breve.
El problema de las grafías en los nombres
En otro orden de cosas, queremos resaltar una de las dificultades con que nos
hemos encontrado para la realización de este libro. Y esto ha surgido de las
propias fuentes documentales. La Paleografía ha sido esencial, lógicamente,
para la investigación y transcripción de los muchos materiales de archivo consultados, especialmente los anteriores al siglo XVIII. Pero a ello hay que añadir
la dificultad de desbrozar la intrincada grafía, en muchos casos, de los nombres
de los protagonistas. En los siglos XVI y XVII se da, a veces, el caso de que
hermanos de sangre pueden no aparecer con los mismos apellidos, e incluso
difieren de los asignados en la partida de bautismo con los utilizados más tarde
en documentos privados o públicos. Es como si cada uno eligiera el que más le
gustase, de entre los de sus progenitores.
Por otra parte, el mismo apellido puede aparecer escrito con grafía diferente
según las partidas de bautismo, incluso para hijos de los mismos progenitores.
Como ejemplo el apellido Arena, aparece así escrito para unos hermanos, pero
también como Larena, de Larena, o de la Arena, e incluso Llarena para otros.
El apellido Zumalabe lo hemos encontrado también transcrito con las grafías
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Zumalaver, Sumalabe, Çumalabe, etc. Y así también Helguera (Delguera, Elgera, Elguera). Unos ejemplos entre otros muchos.
Por último mencionemos el caso del apellido Balmaseda; aunque relativamente abundante en muchos documentos, no necesariamente pertenece a personas
nacidas en la villa. Fue un nombre común asignado, por ejemplo, a niños de
la inclusa. Y también se supone que pudieron tomarlo descendientes de judíos
balmasedanos expulsados de la villa en 1486.
Fuentes Documentales
Bases fundamentales de documentación han sido los excelentes fondos de los
Archivos de Balmaseda, tanto del Ayuntamiento como el de la única Parroquia
de San Severino. En este último las referencias a parientes que vivían en suelo
americano, citados en las diversas partidas demográficas, han sido abundantes
y sumamente interesantes. Sobre todo las incluidas en Actas de Defunción,
por el hecho de citarse a los hijos supervivientes y la residencia, en su caso, en
suelo americano.
Determinados balmasedanos en Indias redactaron testamentos, enviaron legados e hicieron fundaciones piadosas de carácter social o espiritual, en favor
de su villa natal. Sobre todos estos puntos la mejor documentación la han proporcionado los Archivos Notariales, entre los cuales destaca el Histórico de
Protocolos de Bizkaia -de reciente reorganización-, que cuenta con el fondo
completo del antiguo Archivo de Protocolos de Balmaseda.
Pero, al margen de las citadas, las Fuentes Documentales primordiales han sido
las consultadas en los mencionados archivos de Sevilla y de Cádiz; así como
en otros de Santander, Madrid y Bizkaia, cuya relación se cita en cada apartado
temático.
Del soberbio fondo documental que se atesora en Sevilla, solo citaré dos archivos:
A.G.I. Archivo General de Indias, de donde han salido los datos de la vida de
los pioneros comerciantes hermanos Urrutia y en general, de todos los demás
pasajeros a lo largo de los cuatro siglos. Queda bastante por consultar, especialmente los interesantes Asientos de Negros, sobre la trata de esclavos.
Los Fondos allí investigados se catalogan en:
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Audiencia de Panamá, Contaduría, Contratación, Indiferente General, Justicia,
Patronato. Sus referencias y fichas aparecen en cada correspondiente documento
consultado y se citan en las notas.
A.P.S. Archivo de Protocolos de Sevilla, donde se ubican los Documentos Notariales. Allí se han trabajado los Fondos Americanos de Patronato.
Para el siglo XVIII se han consultado unos fondos gaditanos excelentes:
A.H.P.C. Archivo Histórico de Protocolos de Cádiz, con los documentos notariales sobre el comercio gaditano en general y sus implicados de Balmaseda.
De los Archivos Locales de la villa de Balmaseda, los Fondos Parroquiales que
están depositados en el A.E.H.B. de Derio, nos han aportado una amplia información documental de cuantos nacieron en la villa y son citados en este libro.
El Archivo Municipal de Balmaseda (A.M.B.), el Conventual de Clarisas y algunos de los archivos privados de diversas familias de Balmaseda, han servido de
complemento esencial a los fondos documentales públicos.
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AGRADECIMIENTOS
Han sido muchas las personas e instituciones a las que tengo que agradecer su
amable y desinteresada colaboración, sin la cual este libro hubiera resultado distinto. Por ello también corro el riesgo de dejar fuera de este apartado de gratitudes, de forma totalmente involuntaria, a algunas personas que merecerían estar
aquí. Confío en su amable indulgencia.
De gran interés personal y muy fructífero para este trabajo, fueron las conversaciones y contactos mantenidos con el padre José Garmendia Arruabarrena
(q.e.p.d.), gran investigador de temas similares para Gipuzkoa y Araba, y sobre
todo, profundo conocedor de los fondos documentales vascos existentes en los
Archivos de Sevilla y Cádiz.
Del Archivo de Protocolos de Cádiz recuerdo la buena acogida y ayuda del entonces Director, D. Manuel Ravina, que actualmente es el Director del A.G.I.
Archivo General de Indias de Sevilla.
En Balmaseda no olvido a cuantos me ayudaron en la elaboración de mi Tesis,
algunos de los cuales ya no están entre nosotros. De los actuales destaco a María
José Cabria, excelente Archivera y bibliotecaria de la villa, siempre amable facilitadora y atenta encargada de mantener los ricos fondos municipales; al Padre
José Ignacio Llaguno Léniz (q.e.p.d.) que me abrió su archivo personal, y a mi ex
alumna María José Torrecilla, técnica del Museo de Boinas la Encartada. Hago
extensivo este agradecimiento a cuantos balmasedanos, de antes y de ahora, me
han animado a continuar en mi tarea de investigación, interesándose siempre por
la historia de su querida villa.
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En Bilbao quiero agradecer el apoyo especialmente a mis compañeros y alumnos
de la Facultad de Historia de la Universidad de Deusto. Entre ellos a Begoña
Cava Mesa, americanista y vocal de la R.S.B.A.P., por sus consejos y sugerencias
para mejorar la obra, además de su amable ofrecimiento para prologar este libro;
a Aingeru Zabala Uriarte, director ya felizmente jubilado, de Patrimonio y Archivo de la D.F.B., por sus aportaciones siempre atinadas y expertas, y por poner a
mi disposición fondos de gran interés; a Jose Manuel Azcona Pastor, de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, especialista en emigraciones vascas, por su
paciencia en la lectura detallada del libro en pruebas y sus indicaciones expertas
para mejorar forma y contenido; a Juan Manuel González Cembellín, querido ex
alumno y amigo, versado en historia y patrimonio de Las Encartaciones, a cuya
obra he acudido con frecuencia y placer; también al profesor de Deusto, José
Ángel Barrio Loza, y su siempre interesante estudio del patrimonio histórico de
Balmaseda. Y tantos otros amigos y compañeros de Deusto y de investigación a
los que recuerdo con cariño y agradezco sus aportaciones.
En otro orden de cosas también quiero agradecer a Jesús Ruiz de Gordejuela,
gran conocedor de la emigración vasca en México, por su ayuda en temas puntuales; a Javier Barrio, director del Museo de las Encartaciones, de Abellaneda, que
puso a mi disposición los fondos documentales relativos a Francisco de Arteche.
En América mi agradecimiento a Teresa Patrón de Letamendi, por sus datos y
noticias sobre los balmasedanos en Mazatlán, Sinaloa, México. También mi reconocimiento al profesor emérito Miguel Américo Bretos, del Smithsonian Institute
de Washington, USA, por los datos suministrados sobre la fundación del fuerte
y ciudad de Matanzas en Cuba. En lo que respecta a Perú, agradezco al Padre
Antonio Unzueta, Director del Archivo General de los Carmelitas Descalzos, sito
en Vitoria, las informaciones proporcionadas sobre Sebastián de Antuñano y el
Señor de los Milagros.
No dejaré de mencionar aquí mi reconocimiento a otros historiadores que me
han precedido en siglos anteriores, especialmente a Martín de los Heros, primer
historiador de la villa, que abrió la senda por la que después hemos transitado
otros cronistas, autor por cierto tan excelente como injustamente olvidado en la
actualidad, y que merecería un lugar de honor en su villa. No me olvido tampoco
de Enrique de Vedia y Goossens, y sus Memorias de la Villa de Balmaseda.
Por último quiero mencionar a Silvia Rico, y a su equipo de la empresa Digitalink, que con enorme paciencia y dedicación ha montado este libro y ha padecido
calladamente todos los cambios que han ido surgiendo y han sido incorporados
sobre la marcha a lo largo de la realización técnica.
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Capítulo 1
BALMASEDA, LA PRIMERA VILLA DE BIZKAIA
El atractivo de América prendió muy bien entre los habitantes de Balmaseda, que
pasaron a engrosar las listas de Pasajeros a Indias en los siglos XVI y XVII. En
buena parte dedicados al Comercio, marcaron además un triángulo mercantil con
Sevilla y Cádiz, en siglos posteriores. Los Indianos de mayor patrimonio fueron
generosos en sus Fundaciones religiosas y sociales durante los primeros siglos en
América. Y, ya en el siglo XIX, como emprendedores industriales en suelo americano, sobre todo en México, su regreso trajo prosperidad a la villa natal mediante
fundaciones educacionales y creación de empresas.
1.1.- Una villa con mucha historia
Balmaseda era un lugar habitado desde antiguo, mucho antes de su constitución
como villa. Fue Martín de los Heros quien señaló el año 735 como la ubicación
de un lugar habitado, para que los musulmanes no pudieran penetrar en Bizkaia.
También Juan Ramón de Iturriza lo cita así. (1)
Su fundación como villa fue el día 24 de Enero del año 1199 por D. Lope Sánchez
de Mena, señor de Bortedo. En ese año Balmaseda recibió sus propios fueros y
se separó jurisdiccionalmente de sus alrededores. De ahí que se considere a esta
villa como la primera fundada con pleno derecho de las que actualmente componen el territorio de Bizkaia (2). Se le otorgó a la villa el Fuero de Logroño, origen
legal de los privilegios de que gozará en el futuro y que Martín de los Heros resume de forma concisa. Veamos:
- 37 -
<<“… con el Fuero de Logroño que autorizaba para comprar y vender, cultivar y adquirir tierras, ganados y pastos, y aseguraba las personas; con el
patronato de la iglesia en que no se habían de poner beneficiados forasteros,
ni se habían de pagar al obispo más de dos sueldos por crismas; con no tener
otro merino que el puesto por el rey, y alcaldes y jurados elegidos por los vecinos, quedando a beneficio del Concejo las multas y condenas que impusieran;
con haberse prohibido que desde Villasana hasta Sámano, solo en Balmaseda
hubiese tabernas, carnecería y medidas de grano: con eximirlas de portazgo
en sus propias cosas de peaje, teintano, recuaje, oturas, enmiendas, cuezas,
moneda forera, yantar del rey y no pagar más de 1.000 mrs. cuando el rey
los echare; con declararla como puerto franco en el que los paños ni otras
mercaderías que se vendieran pagasen derecho alguno, y por último, con haberla incorporado al rey en su patrimonio y señorío, contemplándola con su
castillo como muy conducente para su servicio y dándola otra seguridad que
no podría recibir de otros señores… la villa debió de medrar considerablemente.>>
Según esto, Balmaseda estaba predestinada al Comercio y a ello se une su
situación en una confluencia natural de rutas, hacia y desde la Meseta, en un
valle abrigado y a orillas de un río. Todo ello responde al modelo urbano de
“ciudad-camino” medieval; al ser lugar de tránsito y reunión, era también
punto de intercambio de mercancías, parada obligatoria de caravanas de arrieros y mulateros, de diligencias y de gentes que venían a vender y a comprar.
Todo ello la convirtió en una villa-mercado. De este modo, Balmaseda vio
añadida a su primitiva función estratégica y de encrucijada, una función comercial que habría de ser, en definitiva, la que le diera su carácter más genuino.
La villa de Balmaseda está situada en la comarca más occidental de Bizkaia,
las Encartaciones, de la que se considera su capital. Por allí cruzaba el
Camino Real que unía Bilbao con Burgos, y desde allí con toda Castilla,
que fue esencial para su devenir histórico, y sobre todo para su desarrollo
económico. (3)
A través de este Camino, cruzaban a diario por la villa reatas de mulateros
portando lanas, grano y las más diversas vituallas tanto para el abastecimiento
del Señorío de Bizkaia, como para ser exportadas desde el puerto bilbaíno.
Ello significaba una fuente económica directa por el cobro de Peajes, así como
un incremento de la población y de la riqueza del territorio. (4)
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Circunscripciones de Bizkaia
Su Edad Media fue agitada pues fue de mano en mano entre los reyes navarros
y castellanos. Era además la época de las Luchas de Banderizos; en los siglos
XIV y XV participaron notables familias de la villa, escindidas en dos linajes.
Por un lado los Ahedo, del bando Gamboino cuya facción estaba instalada
en su torre almenada de la calle Correría, muy cerca de la actual Plaza de los
Fueros. Sus oponentes eran los Puente, que militaban en el bando Oñacino,
y cuyo feudo estaba en la calle del Medio y la Plaza del Mercado. Así la casa
torre de este bando daba a la Plaza de San Severino y además poseía otra en el
barrio de San Lorenzo, cerca del puente viejo.
- 39 -
Eran frecuentes los choques entre ambos bandos, llegando en ocasiones a
muertes y asesinatos. Al tiempo que Balmaseda también fue escenario de luchas de otros linajes encartados. Aunque la Santa Hermandad establecida en
1394 apaciguó algo los ánimos, la paz duradera no vino hasta la llegada de
los Reyes Católicos. Entonces como medida de paz y concordia, se estableció
que los linajes y parientes de ambas ramas se alternaran en el ejercicio de los
cargos municipales. Debió de ser una medida muy efectiva porque duró hasta
el siglo XIX. (5)
La villa tenía un conjunto urbano formado por tres calles paralelas entre sí Correría, del Medio y Vieja / Bajera -, y al río Cadagua ó Salcedón, separadas
por cantones. Tenía dos plazas principales en ambos extremos, una al norte - la
del Mercado -, y otra al sur. - la de los Fueros, antiguamente llamada de los
Toros. Así como dos iglesias - San Severino y San Juan - una en cada zona.
Todo este entramado urbano se hallaba rodeado por un recinto amurallado
que protegía el perímetro de la villa, ascendiendo estas fortificaciones hasta
un pequeño cerro donde se situaba un castillo defensivo (6). Y por último un
Puente medieval con torreón cruzaba el río, relativamente caudaloso, y servía
de fielato para el cobro de los peajes.
Plano de Balmaseda en el siglo XV. Por Beatriz Arízaga
- 40 -
Por fin en el año 1399, Balmaseda consigue ser una villa libre y un año más
tarde, el 3 de Junio de 1400, queda incorporada definitivamente al Señorío de
Bizkaia. Ya por entonces se celebraban en Balmaseda dos mercados semanales y llegó a tener una Aduana de Puerto Seco del Señorío. Pero, además
del Comercio, era también una villa ferrera con una floreciente industria del
cobre y del hierro, cuya producción se exportaba a Europa y luego a América,
en forma de diversos artículos que iban desde la clavazón hasta la calderería.
La calderería se trabajaba en las Ferrerías alimentadas por auténticos tesoros
naturales que fueron la cercanía de las venas de hierro, ya que Bizkaia tuvo
hasta el siglo XX los yacimientos de mineral férrico más abundantes y ricos
de Europa; así como numerosas y regulares corrientes de agua y abundancia
de bosques de fácil explotación.
Al margen de la actividad ferrera, de la elaboración de cobre y de hierro, las
restantes manifestaciones industriales en Balmaseda eran escasas. De cierta
importancia fue la industria de Paños de la que existen referencias hacia el
siglo XV. Y hubo otras pequeñas industrias, en su mayor parte de índole familiar, que dieron origen a toda una serie de oficios mecánicos que se configuraron en estructuras gremiales muy similares a las que existían en Castilla. Estas
pequeñas artesanías -una economía de repuesto- amortiguaban en cierto modo
las cíclicas crisis económicas.
Sin embargo, en este ámbito económico ciertamente rico, su población se vio
sometida a crisis, epidemias, migraciones y guerras a lo largo de todos sus
siglos de historia.
El 14 de Julio del año 1475, los Reyes Católicos confirmaron todos los Fueros
y Privilegios de esta villa, al igual que en 1511 lo hiciera su hija la Reina Juana
I. Entre ambas fechas aun habría de ocurrir un hecho luctuoso: la Expulsión
de los Judíos.
En el año 1483, el Concejo balmasedano dispone que ningún judío se avecindase en la villa, incluso existiendo ya una Judería en el barrio de San Lorenzo,
cercano al citado puente medieval. Al parecer eran ellos los encargados del
ámbito recaudatorio de la Aduana de la villa. Tras un motín, los judíos de Balmaseda son expulsados en 1486. Seis años más tarde, en 1492, será cuando se
les expulse definitivamente de España. (7)
En estos dilemas ó asuntos andaba inmersa la villa cuando Cristóbal Colón
- 41 -
descubre el Nuevo Mundo, también en 1492. Siempre fue fama que ya iba
un balmasedano en las naves colombinas. Con ocasión del V Centenario del
Descubrimiento de América, en 1992 se publicaron las Listas de Pasajeros que
llevó Colón en sus cuatro Viajes. En investigaciones recientes se ha podido
confirmar que Pedro de Terreros, natural de Balmaseda, era el maestre sala del
Almirante en su primer viaje y que le acompañó en los tres posteriores. (8)
No es fácil imaginar la conmoción que, sin duda, pudo suponer la noticia del
hallazgo de un Nuevo Mundo. Un temblor debió recorrer la piel de la península en una llamada de aventura pero también de esperanza. Lo mismo debió de
ocurrir en el País Vasco, tanto en las villas de la costa como en las del interior.
No es extraño que balmasedanos como los hermanos Sancho y Juan de Urrutia, ya bien situados como comerciantes en Sevilla, fueran de los primeros en
unirse a la llamada “Carrera de Indias”. Su aventura la veremos en el próximo
capítulo. Pero ahora sigamos la inmersión en la historia de la villa.
1.2.- Los comienzos de la Edad Moderna
En el siglo XVI Balmaseda se muestra como una villa bien conformada y con
personalidad propia. Villa-mercado bien abastecida, que se caracterizaba por
un comercio en pleno auge, basado fundamentalmente en el almacenaje y redistribución de las mercancías que el Consulado de Burgos y los comerciantes
del Norte de Castilla, en general, enviaban hacia el Puerto de Bilbao para su
exportación. La creación de un nuevo Consulado en la capital del Señorío, en
el año 1511, lejos de disminuir el mencionado tráfico, lo potenciaría aún más.
La centuria del XVI fue para Balmaseda expansiva, incluso en el aspecto
demográfico. La población que, a pesar de algunas lagunas documentales, se
intuye vitalista, se vio no obstante afectada por rachas endémicas de peste, que
ralentizaron su crecimiento.
Con un exiguo sector primario de variada pero escasa producción, lo que se
aprecia claramente a través de los diezmos, Balmaseda contaba con un factor
económico tan fundamental como el comercio: la industria ferrera.
El elevado número de propietarios por molino que se constata en 1487, parece probar la evolución en los modos de vida del primitivo banderizo, hacia
actividades más sedentarias y lucrativas, como pueden ser las ferreras. Esta
paulatina transformación de la sociedad supone un desplazamiento de la po- 42 -
blación hacia el valle, donde comienzan a instalarse los primeros martillos de
agua, siendo el precursor Marcos de Zumalabe, en su ferrería de la Penilla,
en el año 1514.
Los cambios que se van sucediendo en el transcurso del siglo XVI relegan
a un segundo plano el dominio territorial, impulsando el poder económico y
más tarde el político. De ahí que a finales de esta centuria, el grupo social que
se ha convertido en el motor de la economía balmasedana, se estamentaliza y
comparte su poder con un clero abundante y enriquecido.
El siglo XVII, por el contrario, viene marcado por una crisis generalizada
que se detecta con claridad a todos los niveles. Desde el punto de vista demográfico, la epidemia de peste que asoló Balmaseda a fines del siglo XVI fue
de tan graves consecuencias, que los efectivos demográficos no comenzaron
a dar señales de recuperación hasta el último cuarto de esta centuria. Crisis de
menor envergadura ralentizaron este proceso; 1638, 1644 y 1650, son años
que coinciden con crisis de ámbito estatal, o el fatídico 1669 con un 60 % de
mortalidad infantil.
En el aspecto económico, las crisis y las recuperaciones se alternan cíclicamente, frenando cualquier posibilidad de desarrollo, al menos durante la primera mitad de siglo. En la segunda parte de la centuria, el crecimiento mantuvo una constante tendencia alcista aunque de escaso volumen anual.
La agricultura, que en Balmaseda había ido dejando paso a un sector secundario cada día más potente, apenas influía en la economía general, a excepción
del vino-txakolí, considerado como el producto esencial de la villa, en detrimento de otros artículos.
Los antiguos banderizos que eran propietarios de casas, tierras y sobre todo de
censos, detentan los cargos más importantes del consistorio y con ello el poder, limitando el avecindamiento y reglamentando toda la estructura de mercado de la villa. Controlan la aduana y en muchos casos los géneros que por ella
pasan, en base a los apoderamientos de los comerciantes castellanos.
Los segundones de estas familias banderizas, afectados por el mayorazgo, eligen la milicia (caso del Almirante Urrutia), los altos cargos de la Administración (como los Ortes de Velasco), aparecen como mercaderes en otras plazas
(así don Juan de Trucíos en Sevilla), o eligen el camino de la emigración
hacia América, conformando el prototipo del indiano, como es el caso de don
Juan de la Piedra, en Panamá.
- 43 -
En cuanto al clero, que ha visto descender su número pero no su poder, se verá
inundado con obras pías, fundaciones y capellanías varias que, sufragadas por
los indianos en muchos casos, permitirán detentar cargos benefíciales mejorados a favor del estamento clerical. No hay que olvidar que buena parte de
los miembros del clero pertenecen a familias principales de la villa, lo que les
permite acceder a los mejores cargos eclesiásticos.
La estabilización de la población que se produce a lo largo del siglo XVIII,
hacía prever la transformación hacia un ciclo demográfico moderno. Sin embargo esa tendencia se ve abortada por un comienzo de siglo sumamente bélico, que mantuvo los bajos niveles demográficos de la centuria anterior. Sólo a
partir de 1720, y al mismo tiempo que en el resto del país, se puede hablar de
una recuperación de la población en Balmaseda.
Aún así, las crisis no desaparecen de forma completa, lo que sumado al elevado número de confrontaciones militares que se suceden a lo largo de esta
centuria, imposibilita el despegue demográfico que ya se estaba produciendo
en Europa. Balmaseda habrá de esperar un siglo, para que la confluencia de
factores favorables permita la realidad de ese hecho poblacional.
1.3.- La crisis del Antiguo Régimen
En el aspecto económico, si bien la primera mitad del siglo XVIII conoce una
clara recuperación, a partir de 1750 entrará la villa en una profunda crisis,
esta vez definitiva, por cuanto va a coincidir con la apertura de una nueva vía
de acceso a la Meseta, por Orduña, lo que provocará la desaparición del tráfico
comercial.
Hasta esa segunda mitad de siglo contaba la villa con un espléndido comercio
lo cual, unido a la recuperación que vivía el sector ferrero, hacía presagiar una
centuria floreciente. Sin embargo, en la década de 1750 - 1760, estos dos pilares básicos de la economía balmasedana entrarían en crisis por dos motivos
fundamentales.
En primer lugar y como causa de mayor trascendencia está la construcción de
la nueva vereda Bilbao-Burgos por la Peña de Orduña, lo que supuso el eclipse del tráfico mercantil del antiguo camino Real que unía Castilla con Bilbao
a través de Balmaseda. Se cumplía así la tesis de Braudel según la cual “las
villas-mercado son lo que son los caminos que las alimentan, y su desapari-
- 44 -
ción es una condena a muerte irreversible para ellas”. De esta forma quedó
Balmaseda relegada de los circuitos comerciales, lo que supuso el inicio de su
decadencia.
Como segunda causa en esta situación de crisis hay que señalar la influencia
negativa que sobre el sector ferrero habría de ejercer la naciente revolución
industrial. A ello ha de sumarse el vertiginoso descenso sufrido por las exportaciones de hierro que, al igual que sucede con el comercio de la lana, se vieron afectadas por las medidas tomadas desde la Corte en 1763, contra el libre
comercio vascongado, lo que hizo perder a éste toda posible competitividad.
La coyuntura finisecular del siglo XVIII fue para Balmaseda la peor de
toda su historia; su próspero mercado decae al verse apartado de los principales circuitos comerciales; sus ferrerías apenas consiguen dar salida a su
producción y como colofón, desde 1793 va a sufrir los efectos de casi un siglo
de constantes conflictos bélicos.
Contrariamente a lo que esta situación haría sospechar, el ámbito social mantiene plenamente su vigor. El mundo artesanal pervive en razón a sus bienes
de consumo necesarios, y más cuando la población se encuentra en un momento expansivo.
La «aristocracia» va a consolidar sus mayorazgos, de tal forma que sólo ocho
notables, detentan más del 40% de la propiedad de la villa. En su inmensa
mayoría han canalizado sus antiguos censos, así como el posible capital adquirido a través del comercio, hacia propiedades tanto rústicas como urbanas,
siendo solamente tres individuos dueños de ferrerías. Minoría que, además,
detenta o ha detentado el poder municipal, configurando dos clases de autoridades consistoriales: los Altos Cargos, a los que sólo ellos podían acceder; y
los Regidores o Cargos Menores, al frente de los cuales encontramos básicamente a los comerciantes. Entre ambos, se va a mantener el insalvable abismo
social con quienes ejercían oficios mecánicos.
La idea tantas veces repetida de que el siglo XIX fue una centuria que marcó
nuestro retraso frente a Europa, se convierte en una realidad para Balmaseda,
y las curvas demográficas reflejan una situación que semejará a las crisis del
siglo XVII. Desde el punto de vista poblacional, el siglo XIX fue un siglo de
desolación, siendo especialmente crítico el período entre 1793 y 1890; cinco
guerras, varias epidemias y un marcado e imparable declive económico, lo
confirman.
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Vista de Balmaseda. Anónimo. Año 1794
La inestabilidad se aferra a la curva de defunciones mientras el crecimiento
intenta mantener una suave tendencia alcista, gracias a una natalidad sostenida. Es posible sospechar que, sin guerras, Balmaseda se hubiese incorporado
a un ciclo demográfico moderno quizá ya desde 1782, y que aún dándose
epidemias, éstas hubiesen incidido de forma irrelevante en el crecimiento poblacional. No fue este el caso, y el tan deseado despegue se retrasará hasta
1855, y de manera ostensible a finales de 1890, casi un siglo más tarde que en
el resto de Europa.
Hasta este momento, y favorecidas a menudo por las propias guerras, las crisis patógenas se sucederán cíclicamente: cólera (1834, 1855-1856, 1868 y
1878), viruela en 1874, ... a las que se suman: tisis, fiebres y tifus; sin olvidar
las enfermedades infantiles que periódicamente afectaban a este contingente
poblacional.
Por otra parte, no hizo falta esperar a la Ley de 1812 para que los mayorazgos
desaparecieran en Balmaseda. Bastó para ello la guerra de 1808 con Francia, y
así, tras el gravísimo incendio del 8 de noviembre de ese año, algunos grandes
propietarios se vieron obligados a enajenar sus bienes en subasta, aunque con
escaso éxito. Los beneficiarios de esta situación son, por tanto, los arrendatarios, que pudieron acceder a la propiedad de los bienes mediante compra, o
a causa del abandono por parte de sus primitivos propietarios. Aún sin estos
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hechos, el absentismo, crónico a partir de este momento, los convertirá en
arrendadores-propietarios con total libertad de maniobra en sus nuevas pertenencias.
Toda la sociedad está en crisis y en ella se perciben ya los aires de cambio
social, anunciados por dos etapas bélicas: la postguerra de 1812-1820 y la primera confrontación civil de 1835. Tras ellas se escondía la muerte y el declive
industrial y comercial, agudizado por el eclipse del viejo Camino Real.
El ritmo mortecino de la industria ferrera, sin ninguna modernización a lo
largo del siglo XVIII, acabó con la misma, ante el frenético empuje de la
revolución industrial. El uso del carbón piedra frente al vegetal de madera,
supuso sin lugar a dudas su ocaso, propiciando el que los escasos industriales
que restaban en el sector reconvirtieran el mismo, en su gran mayoría hacia el
sector primario.
En 1861 sólo quedaban tres martinetes como último vestigio de un próspero pasado; la gran crisis de 1835-1860 había terminado por desgastarlos, y la
guerra carlista de 1875, hizo desaparecer los restantes.
Una industria obsoleta, la apertura del nuevo camino de Orduña y la pérdida
de los circuitos comerciales vascos, elementos todos ellos coetáneos, sumen
a Balmaseda en un ocaso económico del que parece no vaya a poder recuperarse.
A finales de siglo, con la llegada del ferrocarril, “pulmón de acero” para la
villa, ésta vio renovadas sus ilusiones, su comercio e incluso su industria; de
manera que la mano de obra que los talleres de La Robla empleaban, se convirtió en la base del nuevo vecindario.
Los indianos que regresaban al hogar, y la siderurgia moderna que hizo su
aparición en esta centuria, habrían de cambiar paulatinamente el sombrío pasado decimonónico.
En definitiva, Balmaseda conoció sus mejores días, tanto en el siglo XVI,
como en la primera mitad del siglo XVIII, pero sin que los apartados analizados -población, economía y sociedad- se mantuvieran, ni al mismo ritmo, ni
en idénticos niveles.
La población, con una dinámica propia de un ciclo demográfico antiguo, pervivió hasta los umbrales del siglo XX. Estabilizada en el siglo XVIII, se desar- 47 -
ticula completamente en el siglo XIX, con una constante corriente emigratoria
que nunca decayó.
A falta de nobleza, los antiguos banderizos conforman la oligarquía que, detentando los cargos públicos municipales, acaban controlando la industria y
el comercio, consolidando sus propiedades en el siglo XVIII. Tras el hundimiento económico, ciertos matices proletarios se atisban en el siglo XIX, ya
que en 1863 el propio Ayuntamiento en sus actas, emplea el término “clase
proletaria” refiriéndose a peones, braceros y carboneros.
Esta centuria decimonónica contempló también la desarticulación económica
del sector mercantil e industrial que, habiendo sido espléndidos y expansivos
-ya incluso en el siglo XVI-, entraron en una profunda crisis durante los siguientes siglos, y fueron condenados definitivamente con la apertura del camino de Orduña. Este hecho habría de incidir en la ruina comercial balmasedana,
en conjunción con una industria obsoleta y sin futuro.
1.4.- El paso a la Edad Contemporánea
Determinar con cierta precisión el final real del Antiguo Régimen en Balmaseda, no es por tanto excesivamente complicado; este hecho que ya se atisba
hacia finales del siglo XVIII en los aspectos económico y demográfico, aunque todavía no en lo social, se fue agudizando paulatinamente a lo largo del
siglo XIX de forma desacompasada, ya que cada uno de estos tres sectores
reseñados tuvo un final concreto, pero cronológicamente dispar.
Balmaseda sufrió una evolución lenta pero inexorable desde una época de
relativo esplendor, en los siglos XV y XVI, pasando por momentos de estancamiento o de claro retroceso, en las centurias siguientes, hasta encontrar ya
en la época contemporánea, un cierto resurgimiento económico.
La industria ferrera se había quedado obsoleta en el siglo XIX perdiendo el
tren de la revolución industrial y fue desapareciendo paulatinamente. El comercio, por su parte, quedó herido de muerte con la pérdida del Camino Real,
el cual hacia 1770, como ya hemos dicho, fue trasladado a la nueva vereda por
la Peña de Orduña.
A estas evidentes catástrofes económicas, no fueron tampoco ajenas las cinco etapas bélicas -con sus difíciles postguerras- que entre 1794, Guerra de
la Convención) y 1874 (Tercera Guerra Carlista) asolaron la villa. El suceso
más severo de esta época fue el incendio provocado por las tropas francesas,
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en noviembre de 1808. Balmaseda ardió por los cuatro costados durante la
Guerra de la Independencia.
En Balmaseda el final del Ciclo Demográfico antiguo se sitúa en torno al año
1890; el Económico llega con la crisis industrial en el periodo 1835-1850 y
el Social se inicia con las guerras contra Francia y la primera conflagración
Carlista, para consolidarse entre 1860-1875, con la inminente proletarización
finisecular que habría de ser ya un proceso irreversible.
Como Resumen General puede considerarse que los elementos cruciales del
desarrollo histórico de la villa han sido los siguientes: (9)
• Su posición geo-estratégica, que la sitúa en la entrada vizcaína del Camino Real desde Castilla, determinó y configuró su mercado, el comercio
y la aduana.
• Su marco geográfico, en un entorno de montañas, ríos y bosques, con
elementos vitales para la creación de ferrerías.
• La calidad de sus gentes, gentes laboriosas y emprendedoras, que cuando
no encuentran su medio de vida en su lugar natal, no dudan en traspasar el
mundo para desarrollar sus proyectos. Hay balmasedanos en el gobierno, en
la corte, en la milicia, en el comercio andaluz, en las minas de América. Almirantes, capitanes, mercaderes, gobernadores de ultramar. Una riqueza de
gentes que dan prestigio a su tierra y la ayudan con legados y fundaciones.
• La llegada del Ferrocarril, en un momento de aguda crisis económica,
a finales de un siglo lleno de vicisitudes guerreras, la creación de esta línea
habría de sacar a la villa de su colapso económico y proporcionarle nuevas
posibilidades de desarrollo. Con el fin del siglo llegó el Ferrocarril a la villa
y con él ganó nuevos vecinos; y diversos cambios estructurales.
A estos aspectos positivos se contraponen sin duda otros de signo contrario,
que también conviene señalar:
• La apertura del nuevo Camino Real por Orduña; esta nueva vía de
comunicación entre Castilla y el Señorío se abrió en la segunda mitad del
siglo XVIII (1770). Balmaseda se opuso a él lo mejor que pudo, sin conseguirlo, pues suponía la desaparición de la Aduana y gran parte de su actividad comercial, como así sucedió.
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• Un difícil siglo XIX, porque esta centuria estuvo llena de guerras, epidemias y desgracias sin cuento. Un siglo que habría de encarnar de forma
dramática toda la crisis del Antiguo Régimen, pero también la aparición de
las formas demográficas, sociales y económicas modernas.
Su población, sometida a crisis, epidemias, migraciones y guerras, fue pasando de los 580 habitantes que tenía a finales del siglo XVI, a los 1.690 del año
1796, los 2.410 en el año 1857 y los 3.226 de fines del XIX. Su censo actual
es de 7.735 habitantes. (10)
A través de todos estos avatares Balmaseda ha llegado a ser lo que es hoy.
Quien quiera entender el cómo y el por qué de esta querida villa encartada deberá asomarse irremisiblemente al pozo de su rica historia. El presente hunde
sus raíces en el pasado y entre ambos configuran siempre el futuro.
Los balmasedanos en América
Conviene no olvidar el gran papel que tuvo Balmaseda fuera de los pequeños
límites de su contorno municipal. Unos límites que se quedaron pequeños,
porque bastantes hijos de esta villa los extendieron a través del océano, hasta
el llamado Nuevo Mundo.
A través de las páginas de este libro entraremos en la aventura de de los balmasedanos que cruzaron el Atlántico, se instalaron en tierras americanas y allí
desarrollaron una labor cuando menos encomiable. Como veremos, un balmasedano estuvo implicado en el Descubrimiento de América, y muy pronto, en
1504 otro balmasedano, Sancho de Urrutia, partió como comerciante para el
Nuevo Mundo, que entonces era apenas la Isla Española o de Santo Domingo.
Allí comienzan las aventuras, quizás también las desventuras, de las personas
naturales de esta villa, que pisaron suelo americano y aparecen en estas páginas. Este libro quiere ser también un tributo a todos los balmasedanos que
dejaron su lugar natal para emprender la aventura americana.
Si la recuperación de esta memoria histórica puede contribuir, de alguna manera, a que los balmasedanos de hoy se sientan orgullosos de su pasado, el
esfuerzo habrá merecido la pena.
NOTAS
(1).- “Si que se tiene constancia de una calzada romana que atravesaba la zona, comunicando
las tierras castellanas con los puertos cantábricos; y es por tanto previsible que dada su situa-
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ción estratégica, existiera allí al menos un enclave militar”. HEROS, Martín de los. “Historia
de Valmaseda”. Año 1926, T. I. pp. 18. También en ITURRIZA Juan Ramón de. “Historia de
Bizkaia”. Manuscrito, año 1867. T. 3, cap. 20.
(2).- BASAS, Manuel “Importancia de las Villas en la estructura histórica del Señorío de Bizkaia”. Bilbao 1975. Durango fue la 2ª villa fundada y con Carta Puebla adjudicada en el año
1297.
(3).- GÓMEZ PRIETO, J. “Balmaseda, siglos XVI-XIX, Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen”. Diputación Foral de Bizkaia. (D.F.B.) Dep. de Cultura. Bilbao 1991. 412 pp.
(4).- GONZÁLEZ CEMBELLÍN, J.M. “Los Privilegios Reales y Señoriales obtenidos por Balmaseda durante la Edad Media” en “Balmaseda, una historia local”. D.F.B. Bilbao 1991. pp.
13 - 22.
(5).- GÓMEZ PRIETO, J. op.cit. pp. 42.
(6).- Ibídem. op.cit. Cap. I, punto 1.2., “El Encuadre Urbano”. Dibujo pp. 36
(7).- ACASUSO, Ignacio “La Aljama Judía de Balmaseda” pp. 33 - 41, en “Balmaseda, una
historia local” D.F.B. año 1991. El más antiguo y conocido libro sobre este tema lo realizó
RODRÍGUEZ HERRERO, Ángel, “Balmaseda en el siglo XV y la aljama de los Judíos” D.F.V.
1947. No cabe olvidar la excelente obra de CANTERA BURGOS. F., “Las Juderías medievales
en el País Vasco”. Revista Sefarad. T. 31, 1971, 308 pp.
(8).- BACHE GOULD, Alice (1984). “Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en
1492”. Madrid: Real Academia de la Historia. Consultado el 25 de noviembre de 2016.
(9).- GÓMEZ PRIETO, J. Introducción del libro “Balmaseda, Una Historia Local”. Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao 1991.
(10).- PADRÓN Municipal de Población I.N.E. Balmaseda Año 2017.
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PARTE PRIMERA
Los Pioneros y los primeros Pasajeros de Balmaseda hacia
el Nuevo Mundo
Capítulo 2
LOS PIONEROS: PEDRO DE TERREROS Y LOS
HERMANOS URRUTIA
Capítulo 3
LOS PASAJEROS A INDIAS DE BALMASEDA:
SIGLOS XVI Y XVII
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Capítulo 2
LOS PIONEROS: PEDRO DE TERREROS Y LOS
HERMANOS URRUTIA
Al margen de la Reconquista, y tras ser liberada la capital andaluza, Sevilla
siempre ejerció de imán para los vascos, por su apertura hacia el Atlántico,
donde ya dominaban los navíos portugueses que recorrían las costas africanas.
Por ello, seguro que más de un balmasedano, y no solo los Urrutia, estaba
afincado en la capital andaluza bastante antes del descubrimiento del Nuevo
Mundo. Por otra parte, es bien sabido que una buena parte de los comerciantes
andaluces de la época tenía origen vascongado. (1)
Mirando hacia América, el fenómeno de la gran expansión vasca hacia el nuevo continente pasa por el sur de Andalucía. No cabe duda que Sevilla y Cádiz
sirvieron de plataforma de los vascongados hacia el Mundo Nuevo, de donde
llegaban noticias de riquezas, que constituían un acicate al espíritu dinámico
(hombres de acción), emprendedor y aventurero de los vascos más allá del
amparo de sus montañas.
A través de mis estudios sobre la historia de Balmaseda, he percibido el trasfondo de la emigración en todas las épocas, sin que las Encartaciones hayan
sido ajenas a este fenómeno, antes bien alimentaron estas corrientes de forma continuada. Pero sin duda esta emigración no siempre fue de gentes sin
fortuna ni preparación, frecuente error conceptual, sino que en muchos casos
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los encartados emigraron a América para ejercer el comercio, la milicia o la
actividad minera.
2.1.- Pedro de Terreros, Maestresala de Cristóbal Colón entre 1492
y 1502
Posiblemente una de las grandes sorpresas de este libro sea el encontrar a un
balmasedano participando activamente en la gran historia del Descubrimiento
del Nuevo Mundo. Ya en los tiempos de la defensa de mi Tesis Doctoral, en
1985, algo se decía de ello pero, más parecía una “leyenda urbana” que otra
cosa y no lo tuve en cuenta al no formar parte del tema principal de la investigación. Ahora, ya centrada en el tema americano, no se le puede obviar, y más
cuando la Real Academia de la Historia lo ha reconocido en sus estudios sobre
el V Centenario en 1992, incluyéndolo en sus biografías de más de 45.000 personajes de la Historia de España (2). Veamos qué dice de este balmasedano.
Alicia B. Gould. Madrid 1984. R.A.Hª.
Pedro de Terreros nació hacia 1461 en la villa de Balmaseda y murió en
Jamaica en 1504. Lo define como conquistador -yo diría mejor descubridormaestresala y marino. Se había casado con una mujer de Sevilla, María Herrera Camacho, que era pariente de los Pinzón. Vivía en Palos donde nacieron
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sus hijos; uno de los cuales, de nombre Francisco, acompañó a su padre en el
tercer viaje colombino e intervino en la toma de posesión de tierra firme que
hiciera Pedro en nombre del Almirante por encontrarse éste enfermo.
Fue hombre apreciado por los Colón; sabía leer y escribir, algo poco frecuente
a fines del siglo XV e hizo testamento antes de embarcarse en el primer viaje
de 1492, lo que demuestra que algunos bienes tendría sobre los que poder
disponer. Sus descendientes mantuvieron, veinte años después de la muerte
del Almirante, un pleito sobre unas cantidades debidas por los Colón a los
Terreros. Pedro de Terreros, siendo marino, entró como maestresala a las órdenes de Colón y con Juan Quintero de Algruta fueron los únicos marineros
que acompañaron a Colón en los cuatro viajes.
El Capitán era el responsable máximo de la nave, la autoridad suprema a bordo en lo que a los hombres de mar se refiere y debía imponer la disciplina de
manera rigurosa en lo tocante a la navegación. Pero el Maestre era el segundo
de abordo ejerciendo el mando directo sobre el resto de la tripulación. Debía
ser un buen navegante pues dirigía las maniobras y se encargaba del buen uso
y funcionamiento de la carga y la administración de víveres y espacios. El
Contramaestre se encargaba de manera directa de la ejecución de las órdenes
e inspeccionaba la carga y la limpieza de la nave.
Primer viaje de Colón; 1492
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Pedro de Terreros, en el primer viaje colombino, fue tripulante de la “Santa
María”. Esta nao capitana pertenecía a Juan de la Cosa cartógrafo y navegante de Santoña y se hundió el día de Navidad de 1492, en la costa norte de la
Isla Española, en la actual Haití. Sus restos sirvieron para construir el Fuerte
Navidad. Juan de la Cosa viajó como segundo en los dos primeros viajes. (3)
En el segundo periplo Terreros volvió a enrolarse en la nueva “Santa María”, conocida popularmente como la “Marigalante”. Con él viajaban también
tripulantes del primer viaje, como Juan de Moguer, Bartolomé Torres, Juan
de Jerez, Cristóbal Caro y Diego Leal. Si el primer viaje fue el del Descubrimiento, este segundo tenía como objetivo volver al Fuerte Navidad en la isla
Española.
Salió Colón desde Canarias y llegó en sólo veintiún días a la Dominica. El
2 de enero de 1494 fundó La Isabela, primera población creada en el Nuevo
Mundo, en la costa norte de La Española. A pesar de participar en estos dos
primeros viajes, es por el tercer viaje colombino por lo que Pedro de Terreros
ha pasado a la historia.
Cuando Colón arribó a las costas españolas tras su segundo viaje, comenzó
a preparar el tercer viaje. El 30 de mayo de 1498 salieron de Sanlúcar de
Barrameda seis naves y seiscientos hombres. En la isla del Hierro la flota se
dividió en dos: tres naves mandadas por Pedro de Arana irían hacia Isabela la
Nueva (Santo Domingo); las otras tres, bajo el mando de Colón, bajaron hasta
Cabo Verde. De allí, tras adentrarse en el océano, llegaron a una isla que bautizó como Trinidad (31 de julio). Estaban frente a Punta Galea, en el extremo
suroriental de la isla; a la mañana siguiente se detuvieron junto a otro cabo,
que llamó de La Playa.
Colón cruzó el estrecho, al que se le dio el nombre de Boca de Serpiente;
gracias a la ayuda de vientos favorables, atravesó por esta boca y luego, navegando hacia el norte, halló tranquilidad y que el agua era dulce; al Este vio lo
que le pareció el extremo de la isla de Trinidad, y lo llamó Cabo Boto, la isla
Delfín, la de Caracol y el cabo Lapa. El 1 de agosto llegaron a Punta Bombeador que Colón bautizó como Sancta. El día 4 de agosto fondearon los barcos
en la punta de la Península de Paria y decidieron desembarcar al día siguiente.
Fue el primer contacto con la Tierra Firme; era el 5 de agosto de 1498.
Cuando llegaron a Paria, Colón ya estaba enfermo, tenía una grave afección
en los ojos, además de padecer artritis, por lo que bajó a tierra el capitán de su
navío: Pedro de Terreros, quien tomó posesión del continente americano, al
comprobar la expedición que estaba en “tierra firme”.
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Fue pues el balmasedano Pedro de Terreros, el primer europeo que pisó
Tierra Firme o sea el continente americano. Bajó a tierra acompañado por
Andrés del Corral y Hernando Pacheco. Los nativos los recibieron muy amistosamente y les obsequiaron casabe, frutas y bebidas fermentadas.
El 13 de agosto, Colón comenzó a navegar hacia occidente por la costa septentrional de la península de Paria. El 15 de agosto puso proa a La Española.
Después de explorar el golfo de Paria y pasar por el oeste de la isla Margarita,
las tres naves llegaron a Santo Domingo.
La totalidad de la costa venezolana fue recorrida por Alonso de Ojeda, que
había partido junto a Américo Vespucio y a Juan de la Cosa, encargado de
cartografiar la costa. Juan de la Cosa dibujó el primer mapa del Nuevo Mundo
en el año 1500, siete años antes del conocido mapa de Martín Waldseemüller.
Pedro de Terreros participó también en el cuarto y último viaje de Colón a
América, que se inició en mayo de 1502 y se componía de cuatro carabelas.
Aunque salieron el 9 de marzo de Cádiz, debido al mal tiempo volvieron a
puerto, zarpando definitivamente el día 11 de mayo. Algunos historiadores
creen que el objetivo de este viaje era encontrar la tierra de las Especias.
La nave que estaba al mando era La Capitana, comandada por Colón. Pedro de
Terreros capitaneaba La Gallega, una nao de sesenta toneladas y cuatro palos.
Su propietario era Juan Quintero, contramaestre de La Pinta en el primer viaje.
Terreros estaba al mando de un escudero, nueve marinos, trece grumetes y un
paje. El 25 de mayo salieron de Maspalomas, Gran Canaria, hacia el oeste,
llegando a La Martinica a mediados de junio.
El 24 de junio llegaron a la desembocadura del río Ozama, donde esperaba
Ovando para regresar a España con una flota de treinta naves. Pedro de Terreros fue enviado a hablar con Ovando para intercambiar la carabela Santiago por otra, ya que ésta no le gustaba a Colón. Terreros también informó
a Ovando de la proximidad de un huracán, recomendándole que retrasara su
partida unos días. Ovando negó el permiso solicitado por Terreros para entrar
y decidió salir de la desembocadura del Ozama. La flota de Ovando fue destruida casi por completo por el huracán, salvándose la de Colón, aunque con
destrozos visibles. Pedro de Terreros logró salvar su nave La Gallega.
Las carabelas fueron reparadas en Azúa y salieron el 14 de julio en dirección a
Cuba. Sin embargo, a partir de este punto la navegación se complicó y se vol- 59 -
vió lenta. Desde el 15 de septiembre hasta el 14 de mayo de 1503, exploraron
Nicaragua, Costa Rica y Panamá, pasando la Navidad de ese año 1503 cerca
del actual canal de Panamá. En enero llegaron a un río que bautizaron como
Belén, lugar donde se vieron obligados a abandonar la carabela dirigida por
Terreros, La Gallega, debido a su mal estado.
Decidieron volver a La Española, pero a la altura de Portobello tuvieron que
dejar a La Vizcaína. Los marineros que aún vivían fueron repartidos entre la
Santiago y La Capitana. El 25 de junio de 1504 llegaron a Puerto de Santa
Gloria (Jamaica). Sin embargo, la situación no mejoró. Colón estaba enfermo,
y los pocos marinos que aún quedaban con él pasaron penalidades. Esta situación motivó que Diego Méndez, capitán de La Capitana desde la muerte de
Diego Tristán, viajara en una canoa en busca de ayuda a la isla La Española.
Pedro de Terreros murió en esta isla de Jamaica, antes del viaje que realizó
Méndez y que sacó de la isla a Colón y al centenar de marineros que aún vivían. Era el año de 1504.
2.2.- Los hermanos Urrutia, los primeros comerciantes con el Nuevo Mundo
En el comercio situamos a los Urrutia -Sancho y su hermano Juan- que aparecen también en Sevilla al olor del negocio americano. Los dos hermanos
realizan florecientes transacciones entre ambas orillas del Atlántico que acabarán derivando hacia el comercio de esclavos, cuando sus hijos aparezcan en
escena. Vamos a ver la rapidez con que esta familia vizcaína se implanta en el
comercio americano, y la fecha temprana de 1523 en que ya enviaban cupos
de esclavos negros a América. (4)
En los años inmediatamente posteriores al descubrimiento de América, la Corona de Castilla mantuvo el monopolio regio sobre el comercio y sobre los
viajes con las Indias hasta 1503. Ese año, los Reyes Católicos crean la Casa
de Contratación de Sevilla, como el organismo encargado del comercio entre
España y América y para controlar también el flujo de pasajeros que iban y
venían de las Indias.
Con ello se levanta el anterior derecho exclusivo, y en razón de esto muchos
comerciantes del país, y entre ellos los hermanos Sancho y Juan de Urrutia, naturales de la villa de Balmaseda, pero viviendo en Sevilla, salen de esta
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ciudad hacia América, como queriendo lanzarse al comercio y al océano. Mejor
ocasión no iban a tener, por ser en principio aquel, el único puerto desde el que se
realizaban expediciones a Indias, y se podían iniciar relaciones comerciales con
las regiones recientemente descubiertas.
Casa de Contratacion de Sevilla, siglo XVI
¿Quiénes eran estos Sancho y Juan de Urrutia, que procedentes de la villa de Balmaseda, llegan a Sevilla en los años del descubrimiento, dispuestos a emprender
una aventura comercial con las Indias?.
Es necesario remontarse a mediados del siglo XV para encontrar la rama de los
Urrutia en Balmaseda. Esta rama al igual que las de Zalla y Avellaneda, provenía
de la casa troncal de los Urrutia de Gordejuela (5). En este valle, encontramos un
Sancho Ortiz de Urrutia como Escribano Real en el año 1472; y es probable que
este Sancho Ortiz de Urrutia, sea el mismo que aparece en 1487 como propietario
en Balmaseda (6), en el Inventario de Bienes Raíces. De hecho la hipótesis de ser
el padre de Sancho y Juan es bastante verosímil.
Desde la Casa de Contratación de Sevilla, se expedían de forma rigurosa los permisos de viaje o embarque a las Indias. Sancho y Juan de Urrutia, como vizcaínos
de origen, podían aducir en su favor la Hidalguía Universal, por lo que seguramente no debieron encontrar impedimento alguno, tanto para el permiso de viaje
como para el ejercicio del comercio con Indias. (7)
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Por otra parte, ya en aquellos años iniciales del siglo XVI, hacia 1508, los
vizcaínos, como entonces se solía designar a los vascos, contaban con un gran
predicamento en la Casa de Contratación de Sevilla, donde su predominio llegó a ser casi absoluto en los años posteriores. Hacia 1510, un vizcaíno, el Dr.
Sancho Matienzo, aparece como tesorero en dicha Casa.
De los dos hermanos Urrutia, Juan se queda en Sevilla y Sancho parte hacia
las Indias. Este primer viaje se habría realizado a finales de 1507 o comienzos
de 1508. Según Otte (8) tendría a la sazón Sancho de Urrutia unos 30 años.
No sabemos su fecha de nacimiento, ya que las partidas de bautismo no dan
comienzo en Balmaseda hasta setiembre de 1536. Y lo mismo sucede con su
hermano Juan.
Debió de realizar una intensa labor en la Isla Española, donde sin duda estableció las bases de su futuro comercio trasatlántico. Y creemos lo hizo en la
actividad comercial porque su nombre no aparece como Encomendero en el
Repartimiento de Alburquerque del año 1514.
Como es sabido, la Encomienda era practicada para la utilización de los indígenas como mano de obra en el cultivo del campo, actividad en la que no
estaba implicado Sancho de Urrutia. Y sin embargo Fernando el Católico le
concede Cédula de Vecindad en marzo de 1508, porque se quiere ir a vivir a
la Isla Española, por lo que le otorgan...” caballerías, tierras y otras cosas que
se acostumbran y se le conceda también el derecho a encomendar Indios”. (9)
2.3.- La vida y el entorno de los Urrutia
En 1514 Sancho Ortiz de Urrutia lleva ya 6 años en la Isla Española. Y seguía
sin tener encomendados. Entretanto, en febrero de 1512 habían llegado a Santo Domingo otros vascos. Juan Ortiz de Matienzo, uno de los tres jueces de
apelación en Indias y sobrino del tesorero de la Casa de Contratación, aparece
en esa fecha acompañado por su hermano Pedro y su primo Pedro Ortiz de
Matienzo (10). Nada más llegar estos, Sancho Ortiz de Urrutia comienza a
hacer negocios con ellos . Y es que para entonces, a Urrutia se le conoce como
“persona que ya tiene rango y fortuna”.
Ambas cosas, rango y fortuna, las consiguió en colaboración con su hermano
Juan Ortiz de Urrutia que desde Sevilla le abastecía de las mercaderías apropiadas. Juan y Sancho establecieron así una entente comercial entre Sevilla y
Santo Domingo, línea de negocios a la que se fueron uniendo progresivamente
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otros vascos importantes, ya fuesen los Matienzo o varios más que citaremos.
Las mercaderías que Juan enviaba a Sancho se pueden conocer a través de los
registros. Así, en Sevilla el 25 de enero de 1513, Juan consigna a su hermano,
estante en Santo Domingo, 9 barriles que contenían herrajes: clavos, hierros y
azadones, junto con cuchillos de Vergara y puñales vizcaínos. Además le envía telas, sobre todo lienzo y terciopelo, así como ropas: camisas, sombreros
etc. Se embarcaron en la nao Santiago cuyo Maestre era Juan de Ylumbe. Su
destino era Isla Española y San Juan. (11)
Con la llegada de los Matienzo, los negocios de los Urrutia se incrementaron y
acaban por asociarse con ellos; comerciaron así por todas las Antillas entonces
conocidas, realizando expediciones de manera constante. Tras la conquista de
Cuba que se inicia en 1511, comenzaron los intercambios de productos entre
Santo Domingo y esta nueva isla, llevando allí ropa y mercancías diversas, en
tanto regresaban las naves a la isla Española con cazabe (pan de yuca) y carne
cubana.
Sancho Ortiz de Matienzo. De la Casa de Contratación. 1508
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Sancho Ortiz de Urrutia fue también uno de los primeros vizcaínos en traficar
con Tierra Firme. En 1519 aparece como armador de viajes de rescate a la
costa de Cumaná, donde participa en las expediciones perleras. En 1521, Sancho arma una carabela para las Islas Lucayas (12), a fin de transportar varios
indios a la isla Española. Montó esta armada con Juan Ortiz Matienzo, que era
Oidor de la Audiencia de Santo Domingo, y contaba para ello con la debida
licencia del Gobernador de la Española, Diego Colón.
Al parecer el piloto de la nave de dicha expedición Pedro de Quexo, debió
de perder el rumbo y tras varios días de navegación, descubrió ciertas tierras
situadas 30 º al Norte de la Española, a las que por ser el día de San Juan Bautista, bautizaron con dicho nombre. “Entraron por un río, vieron que era tierra
fértil y rica, que tenía un Señor jefe indio y que había perlas”. (13)
Tal descubrimiento, el más septentrional hecho hasta el momento, no podía quedar en silencio y por ello Juan López de Matienzo se aprestó, al regresar a Santo Domingo, a relatarlo en la Audiencia. Allí lo escuchó uno de
sus oidores, el Ldo. Lucas Vázquez de Ayllón, que nada más llegar a Castilla
refirió en la Corte todo lo sucedido, dando una versión muy personal de los
hechos. Bien por su propia astucia, bien por uso de la legalidad vigente, el
Ldo. Ayllón consiguió del rey Carlos I una Real Provisión de “Población y
Gobernación” de las nuevas tierras en Junio de 1523.
Esta Provisión le permitía proseguir el descubrimiento de más islas, siempre
que no pasase la demarcación del Tratado de Tordesillas. También podía rescatar y contratar oro, plata, perlas y piedras preciosas con la sola obligación de
pagar el diezmo del oro. Le dio la exclusividad por 6 años, en los que ni navíos
ni otras personas pudieran llegar a las islas, que serían solo para él. Pero sí
podía llevar religiosos, ornamentos y servicios de culto que él debía pagar con
las rentas. Y a los indios de aquellos lugares los debía de pagar como libres y
no como encomendados. (14)
Corría ya el año 1525 y durante la ausencia de Ayllón, Matienzo y Urrutia
habían armado dos carabelas con un coste de 600 pesos en oro, entre las vituallas, los sueldos y los rescates para caciques. Entraron por el mismo río de la
vez anterior y recorrieron 250 leguas más de costa, a la que marcaron y señalizaron. En esta nueva expedición habían dejado misioneros y gente, trayendo
a Santo Domingo algunos indios.
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Conseguir una Real Provisión para esta armada fue tarea larga y costosa, puesto que apenas llegaban barcos de España. En la metrópoli, la situación era
tensa entre el rey Carlos I y el rey de Francia. Los viajes por el Atlántico eran
difíciles y ello retrasaba los correos. Los galeones debían esperar incluso meses para formar convoyes de una mayor seguridad.
El regreso, al igual que la partida, no siempre se hacía en el momento deseado.
Lo normal era esperar plaza en un barco a veces durante semanas, que podían
convertirse en meses si debía organizarse en Flota para escapar mejor a los
ataques corsarios (15). Por la guerra con Francia era difícil enviar carabelas a
América y por ello no dejaban salir para allí más que “navíos grandes e muy
armados” que “no venían navíos a causa de los Corsarios franceses que no
dejaban pasar para estas partes navíos pequeños”.
Algunos años antes, hacia 1515, Sancho había empezado a trabajar con otro
mercader vizcaíno, Domingo de Ochandiano, que más tarde sería Contador de
la Casa de Contratación. El mes de abril de ese año, Ochandiano que habitaba
en Sevilla, colación de Santa María, otorga un poder (16) a Pedro de Matienzo
y Sancho de Urrutia, en Santo Domingo, para que cobren diversas cantidades
de un mercader guipuzcoano estante en San Juan; de forma similar lo había
hecho con anterioridad el Ldo. Juan Ortiz de Matienzo, Juez en Santo Domingo para que cobrase en su nombre varios créditos suyos.
Las relaciones entre ambos parecen inmejorables y en ese sentido Sancho acabará otorgando un poder general para que Ochandiano se encargue de llevar
sus negocios en Sevilla. Este poder se lo otorgó durante un viaje que Sancho
realizó el año 1517 a Sevilla. (17)
Al menos un par de años debió de permanecer Sancho en Sevilla, puesto que
se fecha su regreso a Santo Domingo el 17 de abril de 1519, a bordo de la nao
del Maestre Alonso del Algarve. En su viaje llevó un esclavo negro que pertenecía a su hermano Juan, vecino de Sevilla (18). De nuevo en Santo Domingo, Sancho sigue trabajando con Juan, al que envía un cargamento con 1.231
pesos de oro en mayo de 1522. Curiosamente, no figura su hermano como receptor, sino Domingo de Ochandiano al que sustituye en su posible ausencia,
Antonio de Recalde. Es cierto que con ambos, mantenía excelentes relaciones,
fruto de la estancia de Sancho en la capital hispalense. Y a su partida, Sancho
le dio los poderes incondicionales ya citados.
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De este documento se deduce el comercio en perlas, oro y piedras preciosas
que Sancho Ortiz de Urrutia realizaba desde Indias, todos con su seguro correspondiente, que por entonces se fijó en un 5% (19). Uno de sus socios en
estas mercancías debía ser Francisco de Urista, vasco con el que realiza protocolos sobre cantidades considerables de pesos en oro. Como remitente de
perlas lo hace entre Cubagua y San Juan en noviembre de 1522 (20) para otro
mercader vasco Clemente de Ochandiano que comercia en Santo Domingo
con su hermano Martín.
De esta manera se percibe un triángulo comercial a tres bandas:
1 - Domingo de Ochandiano en Sevilla como Contador de la Casa de Contratación.
2 - Su hermano Clemente en San Juan, recibiendo perlas desde Cubagua.
En 1527 obtuvo el cargo de Tesorero Real de Cubagua y en noviembre de
ese mismo año Carlos I le nombró Regidor de Nueva Cádiz en la isla de
Cubagua, con numerosos Privilegios.
3 - Su otro hermano Martín en Santo Domingo dedicado al tráfico trasatlántico que sin duda Domingo recibe en Sevilla.
Una de las Carabelas de Colón
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En cuanto a los hermanos Urrutia, Juan Ortiz envía otro cargamento a Sancho
en marzo de 1523. Será el último pues Juan fallece ese mismo año. La muerte
de su hermano Juan debió afectar mucho a Sancho que, a pesar de sus florecientes negocios y de los honores alcanzados, -entre los que se encuentra su
nombramiento como Regidor de Puerto Príncipe en Cuba (actual ciudad de
Camagüey) y tenedor de los Bienes de Difuntos en la Española- cada vez deja
más los asuntos en manos de su hijo Juan, que desde 1.520 estaba con él en
América.
A finales de 1525 Sancho Ortiz de Urrutia se asienta definitivamente en Sevilla, donde a su vez, va dejando también, cada vez más los negocios en manos
de su sobrino Juan de Urrutia, hijo de Juan Ortiz, que mientras tanto iba trasvasando progresivamente sus negocios a Tierra Firme (21). Con estos cambios, la segunda generación de los Urrutia toma el relevo, y con ellos los negocios tendrán un cariz especial en el que la trata de negros hará su aparición.
2.4.- Los dos primos Juan de Urrutia
Desde Sevilla, los dos Urrutia, Sancho el tío y Juan el sobrino, siguen comerciando con América en donde se ha quedado el otro Juan de Urrutia, hijo de
Sancho. La ruta comercial aun estaba centrada en dos puntos: Santo Domingo
y Cubagua. En la Isla Española y su capital Santo Domingo, Sancho tiene al
menos dos factores que reciben los cargamentos y llevan su distribución.
Era uno Lucas Endrino, persona de gran influencia por ser yerno de Pedro
Gallego, Mariscal de la isla (22), que le remitía en 1527 oro, perlas, azúcar y
otras cosas. El otro factor era Sancho de Monasterio, mercader bilbaíno que
al menos en dos ocasiones, les envió remesas de dinero por las mercaderías
recibidas (23). En Cubagua es Antón López el mercader que les factura el
negocio de las perlas.
A partir de 1525 Juan (hijo de Sancho) comienza un activo comercio con Nueva España en donde se llega a instalar definitivamente, abandonando presumiblemente los negocios con Cubagua. Según Otte, Juan se dedicó a la minería
y fue uno de los grandes navieros del país donde llegó a tener varias plazas
de negocios y una gran hacienda (24). En el año de 1525, Juan de Urrutia ya
es vecino de la ciudad de México, donde era mercader, minero y socio de varios comerciantes, llegando a comprar una carabela a Pedro de Heredia. Entre
1527 y 1528 era capitán y propietario en la capital novohispana. En 1529
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regresa a Sevilla donde, a finales de noviembre, aparece en una apelación ante
el Consejo de Indias.
Es lógico que ambos primos continuasen haciendo negocios, ya que Juan el
sevillano (hijo de Juan) hacía regularmente envíos a Veracruz en Nueva España, donde seguramente su primo Juan tenía una de sus bases comerciales.
Pero a las mercaderías ordinarias de enseres, telas, etc. se va a añadir a partir
de 1525 la mercancía humana de los esclavos negros atrapados en África. (25)
Los empresarios instalados en Indias eran una mezcla de mercaderes, navieros
(armadores) y prestamistas. Con la conquista española los indios americanos
comenzaron a sufrir las enfermedades europeas. La Leyenda Negra sobre España señala que hubo un genocidio. Más bien la viruela, el sarampión, la varicela, la tisis y hasta los simples catarros mermaron rápidamente la población
indígena; por el contrario las enfermedades tropicales afectaron a los europeos
que se enfermaron de la fiebre amarilla o la malaria. Con los pocos españoles
que fueron llegando a América y que, sin embargo, organizaron los cultivos
y la minería, se vio la necesidad de reemplazar la mano de obra indígena que
había desaparecido. Nació así, no solo el cazador de esclavos (baquiano) que
llevaba indios de las islas Lucayas a otras islas, sino el mercader de esclavos
africanos. (26)
Son los portugueses los que trasladan este comercio del Mediterráneo al Atlántico. Ellos ya mercaban con esclavos y con oro en África desde 1441, avanzando por las costas atlánticas del Golfo de Guinea. Las Islas de Cabo Verde
fueron la gran base del tráfico de esclavos y Lisboa se convierte mas tarde en
un floreciente puerto negrero. Con ello el esclavo africano pasa de simple servidor doméstico a ser una fuente indispensable de trabajo en las plantaciones.
(27). Los portugueses sabían aprovechar las enemistades que las diferentes
tribus de cada zona tenían entre sí. Así, una tribu les “cazaban” los negros de
otras tribus sin que los portugueses tuvieran que hacer nada. Solamente los
recibían y los pagaban con buenos regalos a los jefes.
La esclavitud crece con el descubrimiento de América. Los primeros esclavos
africanos fueron transportados en 1501 y a partir de entonces, el tráfico a través del Atlántico se convirtió en una de las más rentables actividades comerciales. Fue explotado por los holandeses, franceses e ingleses y a ese tráfico se
debió en parte el desarrollo de Nantes, Burdeos y Liverpool.
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A mediados del siglo XV, en España había una importante población cautiva.
En Sevilla, por ejemplo, existían los esclavos urbanos que casi siempre eran
moros prisioneros de guerra, turcos o berberiscos, apresados en el Mediterráneo. Así en 1504 varios moriscos fueron vendidos en pública subasta en Las
Gradas. (28). Pero eran esclavos domésticos, un personal de servicio dócil
y barato y cuya posesión daba además un gran prestigio social. En muchos
casos acompañaban a sus amos hasta América, como adscritos a su señor. El
mismo Sancho de Urrutia recibe uno en 1519, enviado por su hermano Juan
desde Sevilla.
En el siglo XVI los esclavos se comerciaban por medio de Licencias que emitían generalmente los Reyes, pasándose más tarde a los Acuerdos Internacionales (29). El rey Carlos dio licencias para llevar negros a Haití, Cuba,
Jamaica y Puerto Rico. Y por ello la trata de negros fue practicada por los
españoles, que transportaban los esclavos cazados por los portugueses en las
costas de Angola.
De las múltiples facetas como comerciante que Juan de Urrutia tuvo en Sevilla, nos ha llamado la atención su participación en la trata de negros. Precisamente por lo que para nuestra mentalidad actual supone el gran contraste
entre su actividad mercantil con esclavos y la gran religiosidad de que siempre
hizo gala.
Esta religiosidad la demostró construyendo una hermosa capilla en San Severino de Balmaseda, hecho que le hizo famoso para todos los historiadores.
Casualmente la búsqueda de otros documentos sobre emigrantes de las Encartaciones, nos llevó a cotejar legajos sobre actividades de Juan de Urrutia
como comerciante vizcaíno asentado en Sevilla. Y, posteriormente, un artículo
de Enrique Otte que hablaba en parte de este tráfico negrero nos decidió a
ahondar más en el asunto.
En 1523 Juan pierde a su padre Juan Ortiz de Urrutia y se hace cargo de sus
negocios. De ese mismo año es el primer documento que sobre la trata de esclavos por Urrutia hemos encontrado. Dice:
“El día 25 de octubre del año 1523, sacaron Francisco de Urista e Juan de
Urrutia en las naos de Pedro del Araudo e Juan Vizcayno e Francisco Gutiérrez e Çespedes e Juan Guijalmo y Christoval Vara e Baltasar de Chaves e
Christoval Roldan, quarenta e çinco esclavos negros por cédula de Estevan
Centurion”. (30)
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El 12 de enero de 1526, Urrutia pide licencia al rey Carlos V para llevar 3040 esclavos que destinará a las explotaciones perleras de Cubagua. El rey le
contesta desde Toledo, permitiéndole concertar este cupo con las personas
que tienen cargo de pasar a las Indias los 4.000 esclavos de su Licencia Real,
siempre que pague los derechos oficiales de Almojarifazgo. (31)
Realizan el viaje a cargo del mercader Antón Lopes, arribando a Cubagua el
13 de abril. Allí, el Alcalde Pedro Ortiz de Matienzo no les permite descender,
y deben dejarlos en otras islas porque no resistirían el viaje de vuelta. En 1527
sale otra carabela con 30 negros más para Cubagua. Al llegar son encarcelados
y la Casa de Contratación monta pleito a los cargadores. Se les acusa de viajar
sin licencia al no haber pagado el almojarifazgo (2 ducados por cada esclavo),
llegando a tener pleito criminal por el Consejo de Indias. Estas dificultades
les deciden a dejar de comerciar desde 1529 con Cubagua y vuelven a hacerlo
con Santo Domingo.
Juan de Urrutia tiene como socio Factor a Lucas Endrino que recibe pagos de
Sevilla y también de Nueva España. A él le da un poder general para negociar
todo tipo de mercaderías, citando expresamente el oro, la plata, harinas, vinos,
aceites, sedas, paños, lienzos, armas y esclavos/as.
En 1530 recogen 60 esclavos de Cabo Verde para Puerto Plata en Santo Domingo. Al ser grande la carabela suben a 22 más pero sin licencia, lo cual
le supuso un nuevo pleito. Desde 1532 se asocia con Gonzalo de Ugarte de
Marquina (32) y envía diversas partidas de negros durante los años siguientes;
algunas de cierta importancia con cifras de 80 o 105 esclavos por viaje. Por
fin, el 28 de septiembre de 1535 empieza a enviar esclavos al Perú con acémilas, para que sirvan de arrieros.
2.5.- Juan de Urrutia hijo. El final de una saga
Este año de 1535, Juan de Urrutia (hijo de Juan) hace su primer testamento
el 1 de diciembre; dice sentirse enfermo pero aún le restarán 14 años de vida.
Soltero, sin mujer y sin hijos, era un hombre rico con una fortuna estimada
en 60.000 ducados (en valor actual aproximadamente 1.600.000 euros). Dice
ser hombre de palabra y buen mercader y se declara muy creyente y profundamente cristiano. (33)
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Capilla de Urrutia en San Severino
Pensando en la muerte y en su panteón, Urrutia había pedido permiso al Cabildo y Regimiento de Balmaseda, para construirse una capilla lateral en la
parroquia de San Severino. Se lo conceden el 14 de diciembre de 1534 y se la
encarga a Juan de Rasines afamado arquitecto residente en Sevilla. Las obras
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duraron hasta 1541. El altar, que es la joya de la capilla, representa un calvario
con hermosa imaginería de la escuela de Guiot de Beaugrant, aunque se atribuye el Cristo a Martínez Montañés y se dice traído de Sevilla. (34)
En 24 de diciembre de 1535 Carlos V da licencia de 1.000 esclavos a Diego
Martínez, mercader portugués que le cede a Juan de Urrutia 120 de las licencias. El 24 de diciembre, Urrutia embarca 116 esclavos traídos desde Cabo
Verde y 4 más de otros sitios, con destino a Veracruz. (35)
Durante los años 1535 y 1536, trabaja con Hortuño de los Hoyos, natural de
Portugalete. En 1535 es enviado a Cabo Verde para recoger 55 esclavos. Y
en 1536 envía 116 más en la nao Sancti Spiritus con el Maestre Juan de Balmaseda. Pero los portugueses no pueden capturar a tantos y solo embarcan
a 75 negros. También en 1536 Andrés de Lantadilla, comerciante burgalés,
le encarga 100 más para el Perú; y cierra un trato con Urrutia en 1538, para
mantener una línea directa entre la Isla Santiago en Cabo Verde y Veracruz en
Nueva España. Preparó y llevó la negociación del trato Pedro de Mollinedo,
criado balmasedano de Juan de Urrutia.
Como consecuencia de todo lo anterior, entre 1538 y 1543 se producen diversos envíos de oro y plata que salen de Veracruz con destino a Sevilla, a nombre
de Juan de Urrutia. Diferentes maestres capitanean 15 naves que en 20 viajes
arriban a Sevilla con 4.284 Pesos de oro y 2.557 Marcos de plata. Estos envíos
incrementan mas todavía el capital de Urrutia. (36)
La preocupación por la “otra vida” se hace cada vez más fuerte en Juan de
Urrutia, que va preparando cuidadosamente sus propiedades materiales y la
salvación de su alma. En 1543 vuelve a pensar en la muerte y teniendo ya
terminada su capilla en la parroquia de Balmaseda, funda en ella una doble
Capellanía. Así agradece las facilidades dadas para la construcción, al tiempo
que instituye memorias perpetuas para pedir por su salvación. Encarga las
Capellanías a su primo Juan de Machón y al bachiller García de Velasco, ambos clérigos beneficiados de San Severino; tenían una asignación de 30.000
maravedíes de renta perpetua cada año, que él mismo pagará mientras viva y
que se saldarán sobre las propiedades de su herencia en Sevilla, una vez que
haya fallecido. (37)
De los años siguientes muy poco se sabe de sus negocios con América. Cabe
pensar que los últimos tiempos, hasta su muerte en 1549, viviera de las rentas
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procedentes más de su actividad prestamista que de la comercial; razón bastante obvia, dada su gran fortuna y el espíritu desconfiado de que hacía gala
Juan de Urrutia. Decide dar la libertad a sus esclavos domésticos, mediante
varias escrituras de ahorramiento y libertad, (38) que el 10 de marzo de 1543
firma ante un escribano de Sevilla. La primera se refiere a su esclava favorita,
una blanca de 30 años llamada Esperanza, a la que dota con 30.000 maravedíes y Carta de Libertad para cualquier Alcalde, Juez o Justicia.
Hace lo mismo con su esclava de color Lucía de 40 años “de nación de negros” y a su hijo Juan Capira, de 8 años, que había nacido en Tierra Firme,
y a su otra hija Ana, de 1 año y medio; a estos les asigna también 30.000
maravedíes. Las otras dos hijas de Lucía, María de 9 años y Juana de 6, se las
encomienda a Esperanza con la cual van a vivir, incluso cuando ésta se casa
con Diego Sánchez. (39)
Va dejando en orden sus papeles, dando poderes a sus cercanos para recaudar,
demandar y cobrar sobre sus bienes y negocios. Confía para ello en Alonso
de Urrutia que vive con él en Sevilla; en Sancho de Monasterio residente en
Bilbao y en su hermano el maestro Diego de Urrutia, vecino de Balmaseda. En
1549 hace su último testamento en el que sus 162 puntos dejan atados y bien
atados sus bienes terrenales y sus abundantes mandas piadosas. Ese mismo
año muere y será enterrado en su Capilla del Santo Cristo de la Misericordia
de la parroquial de San Severino de la villa vizcaína de Balmaseda. (40)
NOTAS
(1).- RONQUILLO RUBIO, Manuela “Los Vascos en Sevilla y su tierra durante los siglos XIII,
XIV y XV. Fundamentos de su éxito y permanencia”... D.F.B. 2004. 415 pp.
(2).- DICCIONARIO BIOGRÁFICO DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA 50 volúmenes. Madrid. Año 2009.
Este Diccionario completa el trabajo iniciado por ALICE B. GOULD en el año 1942 que identificó a 87 participantes en el primer viaje de Colón. Demostró que solo cuatro de ellos habían
tenido problemas con la ley, desmontando así el tópico de que la mayoría eran criminales convictos. También probó que no hubo ningún inglés, irlandés o europeo septentrional en aquella
nave. Alice B. Gould fue una excelente historiadora estadounidense afincada en España, que
estudió principalmente los viajes de Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, de forma
que, actualmente, se conoce a todos los “pasajeros” que participaron en los cuatro viajes a
América con Colón.
(3).- http://dbe.rah.es/biografias/8652/pedro-de-terreros. Texto de Cecilia Suárez Cabal (UPVEHU). Juan de la Cosa dibujó el 1º mapa del Nuevo Mundo en 1500, siete años antes del
conocido mapa de Martín Waldseemüller.
(4).- GÓMEZ PRIETO, J. “Una familia vizcaína en los inicios de la Trata de Negros en el siglo
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XVI: los hermanos Urrutia”. Asociación Española de Americanistas. Vitoria-Gasteiz. 1994.
Publicada en “Comerciantes, Hacendistas y Nautas” U.P.V. Bilbao, 1996. pp. 191-202
(5).- URRUTIA y LLANO J. Mª. “La Casa Urrutia de Avellaneda” p. 96.
(6).- Ibídem. p. 96 y 99. GONZÁLEZ HERRERO, A. “Balmaseda en el siglo XV y la Aljama de
los Judíos” p. 66. corresponde al folio 70 r. del Inventario.
(7).- (A.P.S.): Archivo de Protocolos de Sevilla, Fondos de América, oficio XV, libro 2. fol. 563.
13 de octubre de 1513. Nunca renunciaron a su vecindad en Balmaseda y como tal aparecen
en contratos realizados en Sevilla.
(8).- OTTE, E. “Los Mercaderes vizcaínos Sancho Ortiz de Urrutia y Juan de Urrutia”. Caracas, 1963. Las partidas de bautismo en Balmaseda no comienzan hasta septiembre de 1536.
Sancho debió nacer entre abril y octubre de 1478, fecha que aparece en su declaración de 18
de diciembre de 1517 de apoyo al Ldo. Matienzo. Ver A.G.I. Justicia, leg 42, fol. 375.
(9).- CODOIN I, 1. pp. 50 y ss. Repartimiento de Rodrigo de Albuquerque. El Auto de Vecindad
en A.G.I., Indiferente General leg. 418, año 1508.
(10).- Sancho y los Matienzo debían conocerse desde la llegada de los Urrutia a Sevilla, donde
los Matienzo ya tenían cargos importantes relacionados con América. Se desprende de sus
declaraciones en A G.I., Justicia leg 42, f. 373 v. testigo VII: Pedro Ortiz de Matienzo era hijo
de Díego Ortiz de Matienzo a su vez hermano de la madre de Juan Ortiz de Urrutia. Llegó a
ser Alcalde Mayor de Cubagua.
(11).- A.G.I. Contaduría, leg.1071 fol. 399. Fecha 12 de marzo de 1513.
(12).- Ver OTTE, E. Lo cita en “Los Mercaderes vizcaínos...” p. 9, nota 2.
(13).- Ver A.G.I., Justicia leg 3, 3º. Aquí, “Pedro de Quexo, piloto y capitán de la Armada de
Sancho de Urrutia, hago Auto de Posesión…”. dejaron allí varias cruces de piedra con el
nombre de S.M. y la fecha.
(14).- A.G.I. Justicia leg.3, nº 3.
(15).- Ibídem
(16).- A.P.S oficio IV, libro II, fol. 628. A 19 de abril de 1515.
(17).- A.P.S. oficio XVII, reg. 36. s.f.. A 20 de marzo de 1517.
(18).- A.G.I. Contratación leg. 5760 libro I. f. 20. A 17 abril de 1519.
(19) .- A.G.I. Contratación, leg. 2439 fol. 1. A 29 de mayo de 1522.
(20).- OTTE E. “Los Mercaderes vizcaínos...” p. 10 nota 2. Cita a A.G.I., Patronato leg. 179,
reg. 1. nº 2, de ese año 1522.
(21).- A.G.I., Contratación, leg 1079 fol. 7. Marzo de 1523 . Desde Sevilla, Juan de Urrutia
intervendrá por mediación, en el pleito que se instruye en Santo Domingo contra el Ldo. Ayllón
por la presunta usurpación del Gobierno de varias islas.
(22).- OTTE. E. “Los Mercaderes vizcaínos ...” p 12, nota 4.
(23).- A.G.I. Indiferente General, leg 1.801. Año 1520.
(24).- A finales de 1530, Juan de Urrutia, hijo de Sancho, es vecino de la ciudad de México. Así
aparece en una apelación ante el Consejo de Indias el 20 de noviembre de ese año.
(25).- A.G.I. Contratación, leg 5760, libro I fol. 20. El día 27 de Abril de 1519, sacó Sancho de
Urrutia en la nao del Maestre Alonso de Algava, un esclavo negro por cédula de Gaspar (sic).
Obviamente se trataba de un doméstico de Sevilla.
(26).- VEGA FRANCO, Marisa. “El tráfico de esclavos con América”. Prólogo de Enriqueta
VILA en “Los Asientos Portugueses”. Año 1977.
(27).- En su “Brevísima relación de Las Indias”. Fray BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, era el
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apóstol de los derechos humanos de los indígenas, pero no le importó hacer apología del tráfico negrero: “para que los mansos indios no tengan que trabajar, lo mejor es traer negros que,
como no tienen alma, pueden servir para cualquier cosa “Ed. México 1951. Verlo en ROCA
BAREA M. E. “Imperiofobia y Leyenda Negra”. Ed. Siruela. Madrid 2016, pp. 308.
(28).- DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. “Orto y ocaso de Sevilla” Diputación de Sevilla, 1946 pp. 101.
(29).- VEGA FRANCO ibídem.
(30).- A.G.I. Contratación, leg. 5760, libro 1º fol. 20.
(31) .- A.G.I. Indiferente General, leg 1382 A.
(32) .- A.G.I. Indiferente General, leg 422, libro 14.
(33) .- A. P. S. Sig. 9143, Oficio XV, libro 2.
(34).- A.G.I., Indiferente General. leg 1092. Información de la Calidad y Riqueza de Juan de
Urrutia. 13 mayo de 1536.
(35).- A.G.I. Justicia, leg 753. En el folio 39 cita las mercancías que al llegar a Veracruz no
se vendieron. Y sobre los esclavos cita textualmente “... 6 negras y 2 negrillas, las 3 negras
paridas con sus criaturas; la una muy mala de un pie e las dos flacas y viejas que están enfermas... Iten 10 negros con uno que recibí ya en la cárcel preso, del cual se ha de pagar la pena.
De ellos, enfermos, en especial uno que está esperando la muerte, el cual murió mientras le
estaban mirando...”. Los relatos sobre la caza de los negros en su medio ambiente aparece
claramente en los documentos del A.G.I. Justicia, leg 1154, nº 8, 3ª pieza.
(36).- A.G.I. Indiferente General, leg 1801, años 1538 -43. Relación del oro y plata que llega
de Veracruz, recibidas por Juan de Urrutia en Sevilla.
(37).- A. P. S., Sig., 9157, oficio XV, año 1543 folio 1.300 y ss.
(38).- RODRÍGUEZ, Pablo. “Cartas de Libertad” en Diccionario de fuentes para la historia
de la familia. Murcia. Año 2000 pp.49 a 52.
(39).- A.P.B. “Papeles varios II”, leg.12, año 1560. Fundación de Capellanía.
(40).- Copia de la Fundación sacada del Archivo Parroquial de San Severino. Balmaseda.
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Capítulo 3
LOS PASAJEROS A INDIAS DE BALMASEDA
No es fácil imaginar la conmoción que supuso la noticia del hallazgo de un
Nuevo Mundo. Un temblor recorrió la piel de la península en una llamada de
esperanza y de aventura. Tal debió ocurrir en el País Vasco, y no sólo en las
villas de los puertos del litoral cantábrico, sino aún en las del interior, aunque
algunos de sus marineros ya estaban presentes en las naos de Colón.
Aun antes, pero sobre todo, desde las primeras horas del Descubrimiento, Andalucía fue tierra de promisión de la “gens” vasca, que ya había hecho su
acto de presencia en Sevilla, bajo el mando del almirante Bonifaz, durante la
reconquista de la ciudad el año 1248. Si Andalucía significaba para los vascos
abundancia y riqueza (aceite, trigo, vino), de que carecían en su tierra, en el
siglo XVI el río Guadalquivir y Sevilla, el principal puerto en el sur de la península, se van a convertir en la arteria comercial por excelencia, entre Europa
y América. Por ahí va a discurrir la actividad de muchos vascos en Sevilla.
Aunque a decir verdad y en época un poco más tardía, estarán más comprometidos y serán más numerosos en Cádiz y en su comercio con las Indias.
Como ya quedó dicho, desde al menos dos siglos antes del Descubrimiento, ya
estaban los vascos en Sevilla, (1) y su intervención en la empresa americana se
intensifica a partir de 1512. Ocupan altos puestos en la Magistratura, Hacienda
y Escribanías; tienen empleos en instituciones, establecimientos y oficinas,
- 77 -
y de modo especial en los diversos ramos del comercio de Indias, dirigido e
impulsado por la Casa de Contratación.
Los vascos disfrutaron del comercio indiano desde sus comienzos. Un elevado
porcentaje de navíos fabricados en los astilleros de Vasconia, circulaban por
la Carrera de Indias y canalizaban el transporte de mercancías entre el norte y
Sevilla; disposiciones especiales protegían las industrias metalúrgicas, reservando a los vascos el comercio del hierro y de las manufacturas metálicas en
general, con las Indias. En Sevilla se ubicó una importante colonia de vascos
dedicados al comercio con América, ya sea directamente o sirviendo como
agentes de casas comerciales radicadas en Vascongadas; también encontramos
un gran número actuando en las flotas como maestres o pilotos de navíos.
Los vascos afincados en Sevilla ejercían un fuerte control del Consulado de
Cargadores a Indias; raro es no encontrar un apellido vasco entre los componentes de la directiva, es decir, entre Prior, Cónsules o Diputados; miembros
de familias vascas formaban parte de los Cabildos de la ciudad, tanto del Civil
como del Eclesiástico. (2)
En la Casa de Contratación, creada en 1503, en los tres cargos de Juez, Factor
y Tesorero, encontramos vizcaínos como Matienzo y Ochandiano, ya citados,
y muchos guipuzcoanos que han sido los más investigados por los historiadores. Todos ellos ocupaban cargos a partir del siglo XVI.
Eran buenas gentes de mar, pilotos experimentados, maestres de naos, y a
fines del siglo XVI y durante todo el siglo XVII, van a ser almirantes reconocidos en el Océano, como tantos priores y miembros en el Consulado.
Poseían el monopolio del hierro en la ciudad y con las Indias. Varios historiadores, tanto vascos como sevillanos, hablan de “todo género de hierro, armas,
lanzas, etc., que se llevan y venden en Sevilla y a las Indias Occidentales en
las flotas que salen de Sevilla”. Presencia numerosa y cualificada en actividades diversas, como trasunto y espejo adelantado de lo que iban a ser y a obrar
en América.
Así habla de este tema José Garmendia Arruabarrena, sacerdote, miembro de
Eusko Ikaskuntza y excelente historiador de Zaldibia, al que tuve la suerte
de conocer en 1991-92, cuando yo investigaba en los archivos sevillanos. (3)
Esta investigación me llevó a descubrir a los hermanos Sancho y Juan de
Urrutia, ambos de Balmaseda, a cuya azarosa vida y negocios he dedicado el
- 78 -
anterior capítulo. También me introdujo en la emigración de los balmasedanos
hacia el Nuevo Mundo y todas sus ramificaciones de los siglos posteriores.
Pude aprovechar para recoger las fichas de los encartados hasta el siglo XVIII,
con cuyo material inicié hace tiempo, el trabajo de investigación sobre “Los
Encartados y América”. (4)
3.1.- La llamada de América
En el largo período que va de comienzos del siglo XVI hasta finales del XIX,
fueron múltiples los motivos que indujeron a los balmasedanos a emigrar de
su tierra. Sin duda, son las crisis económicas ya señaladas, la causa máxima
de la emigración decimonónica desde Balmaseda. La mayoría de familias de
recursos precarios deciden marchar a América en busca de mejores condiciones de vida. Con la partida de los habitantes más pobres se mitiga en buena
medida la depauperación de la villa; si bien entre ellos, marcharon también
elementos jóvenes, con recursos y preparación, que son los más dinámicos y
emprendedores.
En todo el País Vasco se da una emigración selectiva, sin una aparente necesidad económica perentoria, pero como consecuencia directa de la estructura
troncal de la familia vasca. La prosperidad del caserío familiar comporta la
conservación de casa y apellido durante siglos, mediante el hecho de que toda
la herencia familiar recaiga en el primer varón. Así, mientras el primogénito
- 79 -
permanece en la casa familiar y las hermanas esperan a casarse, un indeterminado número de varones habían de buscarse su propia vida, llegando algunos,
sin embargo, a alcanzar posiciones relevantes de la escala social. Hablamos
del mayorazgo. (5)
El aliciente de América debió de prender bien en el ánimo de los balmasedanos, sobre todo con la llegada de buenas noticias. Estas sin duda, incitaron los
deseos de la gente, que en Balmaseda comenzó a emigrar y siguió haciéndolo
en siglos posteriores cada vez en mayor escala. Las incomodidades de tan
largo viaje no les parecían disuasorias a los osados viajeros de la época. Quizás porque no existía el “confort”, palabra y hábito del que hoy no podemos
prescindir; o porque su espíritu de aventura y/o de conquista era más fuerte
que nada; y quizás también en bastantes viajeros la necesidad y la vida pobre,
les hacían ver América como un sueño a su alcance. En los tres casos era otro
mundo, el que esperaba al final del viaje; para qué preocuparse demasiado por
la travesía si les esperaba un Nuevo Mundo.
El Comercio, y por ende la riqueza, podría definirse como una primordial causa migratoria. En el siglo XVII los vizcaínos acapararon buena parte del monopolio comercial americano estableciéndose en Sevilla y en Cádiz, y abriendo desde allí sucursales en América, casi siempre bajo el control de parientes
cercanos, lo cual dio origen a comunidades de comerciantes con poder, sobre
todo en los núcleos mineros más importantes de México y Perú.
La cuantificación de estas causas permite observar una dicotomía de la emigración balmasedana, por el hecho de que marchan no solamente vecinos con
poca preparación, sino también gente instruida y de buena formación.
Hay emigrantes con pocos recursos durante los cuatro siglos estudiados; algunos parten prácticamente con lo puesto, mientras que a otros les espera un
empleo u ocupación -proporcionado por sus familiares- al llegar a América. Si
en los siglos XVI y XVII se van con el sueño, no siempre cumplido, de llegar
a ricos, bastantes de los que emigran en el siglo XIX suelen hacer fortuna muy
rápidamente y regresan, convertidos en indianos, al cabo de algunas décadas.
(6)
- 80 -
Sevilla y su puerto en el siglo XVI. Alonso Sánchez Coello 1576-1600
A los emigrantes mejor preparados culturalmente, sus estudios y/o cargos en
España les permiten llegar a América para el desempeño de una labor militar
o funcionarial especifica. Esta seguridad de ingresos no impide que intenten
también acumular fortuna, por lo que, a sus quehaceres habituales, añaden con
frecuencia el ejercicio, directo o indirecto, del comercio.
3.2.- El viaje hasta el Nuevo Mundo
Por diversos motivos el comercio con América se había organizado en grandes
flotas que hacían el recorrido anualmente. Sólo un máximo aprovechamiento
de los puestos y puertos naturales de avituallamiento, podían dar a la travesía
un mínimo de seguridad. Por eso la experiencia fue marcando un camino, una
ruta de Indias que las flotas no tardaron en seguir inflexiblemente. Cuando los
documentos oficiales de la época hablan de la Carrera de Indias, se refieren a
este camino invisible que seguía sistemáticamente el tráfico americano. Han
sido los investigadores López Gutiérrez y Sánchez Núñez, junto con José Luis
Martínez, quienes han hecho una buena síntesis sobre estas flotas, capítulos y
condiciones del viaje, fianzas, instrucciones del rumbo a seguir, inspección de
las naos, terminología marítima, bastimentos y la vida a bordo.
“No era fácil entonces comenzar un viaje al Nuevo Mundo: el primer obstáculo lo constituía la llegada al lugar de embarque (Sevilla), cosa bastante
difícil en aquellos tiempos con caminos intransitables y escasos mesones ó
ventas en el trayecto. Luego había que conseguir el permiso de traslado que
- 81 -
debía expedir la Casa de Contratación, la cual, si bien en un principio lo
hacía sin dificultad para fomentar el poblamiento de las Indias, luego los
trámites se hicieron más rigurosos, exigiendo certificados de buena conducta, no ser gitano, ni esclavo, etc. También tenían restricciones especiales las
mujeres, los extranjeros y religiosos. Cuando ya se tenía el pasaje había que
llevar consigo todo cuanto necesitase para su persona y alimentación (solo
la tripulación era alimentada) así como todo tipo de enseres para cocinar y
también el ajuar completo para dormir.
El tratado de Tordesillas entre España y Portugal. 1529.
Fuente: España Ilustrada.
El acomodo de los pasajeros y su múltiple equipaje, a veces para 3 meses de
viaje, era el siguiente problema. Y aunque algo de divertimentos se organizaba en el barco, en realidad se ansiaba oír el grito de “¡tierra!”, preparándose
cada uno con sus mejores galas para recibirla.
A todo lo anterior se podían sumar otros riesgos como la piratería y los naufragios. Los atacantes podían ser de tres tipos: el pirata, el corsario y el
bucanero, que eran los peores. Para la defensa de esto que fue aumentando
con el tiempo, se organizaron en convoyes protegidos por barcos de guerra y
algunas veces galeras. Los primeros corsarios fueron franceses que ya ata- 82 -
caban directamente a los puertos, y más tarde serían imitados por los ingleses, holandeses, etc. A veces el naufragio no era el peor problema del viaje;
aunque existir, existieron. Pese a todos los relatos y dificultades, la ilusión de
llegar a ese nuevo mundo y nuevas tierras compensaba sobradamente.
Con el tiempo todo fue mejorando y con ello aumentó la emigración y el comercio de forma que, si bien en un principio las Indias dependían de España,
en la segunda mitad del siglo XVI. España se volvió cada vez más dependiente
de las Indias. El ansia de mejorar, de superarse, etc., lleva a las gentes masivamente a “cruzar el charco”, y todas las penurias que este traslado traiga
consigo serán superadas con esperanza en una vida mejor. (7)
3.3.- Lugares de destino y actividades
Nueva España, Cuba y Perú, por este orden, son los tres puntos que gozaron
de las preferencias emigratorias de los balmasedanos.
De Nueva España, los lugares de máxima atracción fueron, sin duda, los centros mineros de Chihuahua, Guanajuato y Zacatecas, todos ellos con extracción y exportación de plata hasta principios del siglo XVIII.
De la isla de Cuba fue La Habana el gran centro polarizador de emigrantes,
sustituyendo durante el siglo XIX a México, tras lograr esta colonia su independencia.
Y en tercer lugar fueron los centros mineros de Potosí (en el Alto Perú), otro
núcleo de suficiente atractivo, conjuntamente con la ciudad de Lima.
Pero también hubo balmasedanos en Venezuela (La Guayra y Caracas), en
Chile, en Colombia (Cartagena de Indias); así como en Guatemala y Panamá.
En una aproximación a las actividades que los emigrantes balmasedanos desarrollaron en tierras americanas, aquellas pueden desglosarse en al menos cinco
diferentes categorías: Todas saliendo en esta obra.
• Los Mercaderes de Plata en las minas ya citadas. (8)
• Comerciantes en general y en algunos casos asociados también a los metales.
• Los Funcionarios civiles en las más diversas instituciones.
• Cargos Militares en todos sus rangos hasta Gobernadores.
• Oficios de diversa índole.
- 83 -
3.4.- Los Pasajeros a Indias
El término Pasajero puede tener diversas acepciones pero, en nuestro caso, es
toda persona que realiza un viaje en algún tipo de medio de transporte, sin ser
quien lo conduce y sin formar parte de la tripulación. Según esto, para ir como
Pasajero a las Indias, había que comprar el billete, con él se fijaba la fecha de
viaje y ya quedaba fichado el pasajero para los Archivos de Indias.
Había quien obtenía el billete de forma inmediata. Nos referimos a los trabajadores de la Armada que iban en los galeones, a los viajeros en comisión oficial
ó los que habiendo regresado a España, volvieran de nuevo a América.
Estamos convencidos de que fueron muchos más pasajeros a las Indias que
los que figuran en las listas oficiales. Como ejemplo, ¿por qué los hermanos
Urrutia que ya conocemos no aparecen en lista de ningún tipo? Quizás porque
eran comerciantes y no conquistadores, ni fundadores. La primera vez que
se viajaba a América se llenaba la correspondiente ficha. No había fichas de
regreso aunque sí las hubiera de Bienes de Difuntos, como luego veremos.
El valor de los Archivos
Es muy frecuente que la búsqueda de antepasados, obligue a consultar fuentes
diversas sobre personas que se han trasladado de país. Un punto de partida
para esa búsqueda, consiste en determinar si la persona investigada está registrada como viajero.
Sobre viajeros a América, destino habitual de los españoles, existe un catálogo
impreso: Archivo General de Indias, (A.G.I.), Catálogo de pasajeros a Indias
durante los siglos XVI, XVII y XVIII. (9)
Este catálogo, ampliado, ha sido incorporado al Portal de Archivos Españoles
PARES. Y como complemento a lo anterior, sobre emigración española a Iberoamérica en la época contemporánea, existe el portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos.
El Archivo General de Indias fue creado en 1785 por el rey Carlos III, que
quiso reunir toda la documentación referente a las colonias españolas, siendo
Sevilla la ciudad escogida para ello. Es tan rico en documentación el período
que abarca (400 años) y el contenido de sus 43.000 legajos, que se archivan
en 9 Km de estanterías lineales y 80 millones de páginas documentales. Más
- 84 -
de 8.000 mapas y dibujos completan este legado, que no sólo abarca España
e Iberoamérica, sino también países como Estados Unidos, Filipinas, Brasil o
incluso China o Japón.
Por todo ello, este Archivo General de Indias es uno de los más importantes del mundo. Es un auténtico privilegio que sus paredes atesoren tantos
nombres e historias sobre nuestros antepasados. En 1987, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, formando un gran conjunto con la
Catedral, la Giralda y los Reales Alcázares de Sevilla.
Archivo General de Indias en Sevilla. Patrimonio de la Humanidad
Por su parte, el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, en sus centenares
de legajos constituye una abundante y larga memoria de los testamentos y
poderes de numerosos vascos. Tiene dos secciones específicas, la de Contratación, que refiere todo lo relacionado con el archivo del periodo de la
Casa de Contratación de Cádiz, pues esta Casa fue trasladada desde Sevilla en
1717, que es extraordinariamente importante; y la del Consulado, que era el
llamado Consulado de Cádiz, una organización comercial que podría ser similar a las actuales Cámaras de Comercio, y que tiene también una importancia
enorme a nivel histórico.
- 85 -
La Sección de Contratación del Archivo General de Indias, contiene el archivo
de la Casa de Contratación de Sevilla, y entre sus series están las de asientos
de pasajeros. Informaciones y licencias es una, y otra la de Libros de Asientos de pasajeros.
La serie de “Informaciones y licencias” comprende las informaciones o probanzas que tenían que presentar en la Casa de Contratación, todos los que querían “pasar a las Indias” y las licencias que eran expedidas por el presidente y
jueces oficiales de la Casa.
En dichas informaciones debían acreditar que no eran de los prohibidos, es
decir, que no eran judíos, moros o conversos, ni juzgados y reconciliados por
la Inquisición, sino que tenían que ser de origen cristiano viejo. Por tanto,
en estos expedientes se encuentran muchas veces partidas de bautismos y de
matrimonios, que aportan datos biográficos y genealógicos, no sólo de los
pasajeros, sino también de las personas que les acompañaban, como mujer,
hijos, criados, deudos, etc.
Abarca los años 1534 a 1790 y comprende 7 volúmenes. Toda esta serie de
informaciones y licencias de pasajeros, están actualmente digitalizadas dentro de las actividades del Proyecto de Informatización del Archivo. Por ello
ha sido necesario realizar una descripción individualizada de cada uno de los
expedientes, y esta descripción puede ser consultada, en la parte de la base de
datos que contiene la información correspondiente a la sección de Contratación e Indiferente General.
La serie de “Libros de asientos de pasajeros”, abarca los años 1509 al 1790.
En estos libros se registraban los nombres de los que pasaban a las Indias,
cuando habían obtenido la licencia correspondiente de la Casa de Contratación, lo que se verificaba en el momento de embarcar, y se hacía constar en el
asiento el nombre de la nao y el del maestre que la mandaba.
Basándose en dichas series se publicaron los tres primeros volúmenes del
“Catálogo de pasajeros a Indias durante los siglos XVI, XVII y XVIII”, redactado por el personal facultativo del A.G.I., bajo la dirección de don Cristóbal Bermúdez y con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (C.S.I.C.), que abarcan los años de 1509 a 1559 y que fueron
publicados entre 1940-1946.
Entre los años 1980-86 se publicaron los siguientes volúmenes IV al VII, que
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incluyen los datos correspondientes a 1560-1599. El Archivo ha continuado
trabajando en estos catálogos de Pasajeros y se pueden consultar en la base del
sistema de información del archivo.
Carmen Galbis. A.G.I.
Para facilitar la consulta de la documentación referente a los Pasajeros, se microfilmó en 1977 la serie que contiene los “Libros de asientos de pasajeros”,
entre los años 1509 a 1701, y que consta de 11 rollos en película de 35 milímetros. Esta publicación del “Catálogo de pasajeros”, interrumpida durante
tantos años, y que es de suma utilidad para los estudios demográficos, tan de
- 87 -
moda, y útiles en los tiempos actuales, es por tanto, más fácil de consultar
ahora.
Una vez afincados en Sevilla los funcionarios representantes de la Corona
para el cuidado de su Real Hacienda, y resultando insuficiente la aduana de
Cádiz, los Reyes decidieron, finalmente, crear y establecer en Sevilla la Casa
de Contratación de las Indias, en el año de 1503, institución parecida a la
Casa das Indas que ya tenían los portugueses para supervisar su tráfico comercial con la India oriental.
La Casa de la Contratación quedó ubicada, en principio, en el edificio de las
Reales Atarazanas, inmediato al río Guadalquivir, en el Arenal de Sevilla y,
poco tiempo después, se trasladó al Alcázar, quedando situada en el ala o sala
de los Almirantes, abierta a la plaza que lleva su nombre, donde funcionó hasta
1717, en que fue trasladada a Cádiz. Nace, pues, en principio, como factoría,
lonja privilegiada y depósito de todas las mercancías que habían de llevarse a
las Indias y traerse de ellas, y al mismo tiempo, como administración de los
ingresos que la Corona había de obtener de todo aquel tráfico comercial. Lo
podemos ver en sus Ordenanzas:
“... para que en ella se recojan y estén el tiempo que fuere necesario todas
las mercaderías e mantenimientos e todos los otros aparejos que fueren para
proveer todas las cosas necesarias para la contratación de las Indias e para
las otras yslas e partes que nos mandaremos...”. (10)
De todas estas funciones derivaba la complicada organización de su funcionamiento. Tenía un presidente, tres jueces-oficiales, tres oidores, un fiscal, un
alcaide, un alguacil mayor y otros muchos funcionarios y dependientes. El
despacho de los asuntos se dividía en dos salas: la de Gobierno, formada por
el presidente y los jueces-oficiales, que entendía todas las materias concernientes al trato y negociación con América, y a la recaudación y manejo de los
bienes de Real Hacienda; y la de Justicia, integrada por los oidores y el fiscal,
que entendía en los pleitos y causas civiles y criminales, surgidas de los tratos
comerciales y en las naves que realizaban el tráfico con las Indias.
Las Fuentes documentales citan a Sancho Ortiz de Urrutia, de la estirpe de
Avellaneda, como mercader con las Indias hacia el año 1508; pero además,
un análisis de las series de Pasajeros a Indias, aun con todas las limitaciones
que estos pasaportes comportan, permite conocer al menos, a 19 de los balmasedanos que se trasladaron “oficialmente” a América durante el siglo XVI.
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3.5.- Pasajeros a Indias de Balmaseda: Siglos XVI - XVIII
SIGLO XVI
Fecha de embarque
Apellido
Nombre
Destino
1512/02/27
Puente
Juan de la
No consta
1512/02/27
Bolinar
Pedro de
No consta
1513/09/02
Carranza
Diego de
No consta
1535/07/23
Valmaseda
Juan de
Río de la Plata
1536/04/24
Urrutia
Juan de
Puerto Rico
1537/01/04
Velasco
Juan de
Perú
Hijo de Diego de Velasco y de María Sarabia, vecinos de Balmaseda. Presumible
pariente de Pedro de Velasco
1537/01/04
Velasco
Pedro de
No consta
Hijo de Pedro de Revilla y de María de Velasco, vecinos de Balmaseda
1538/03/13
Matienço
Diego de
Santo Domingo
1538/04/03
Cruz (*)
Francisco de la
Nueva España
1538/09/27
Golibar
Diego de
Tierra Firme
1555/00/00
Gaona
Juan de
Perú
A Juan de Gaona le acompaña su criado Dionisio Rojas natural de Antequera
1565/09/05
Bergaray
Francisco de
Perú
1566/04/26
Velasco Carranza
Juan de
Nueva España
1578/00/00
Somorrostro y ZuJuan de
Nueva España
malabe
Va con su mujer Isabel Carvajal Guevara. Como Alguacil Mayor de las Minas de
Zacatecas
1578/00/00
Salcedo de la Puente
Nueva España
Va como criado de Juan de Somorrostro
1579/01/12
Zumalaver (**)
Marcos de
Nueva España
1579/01/26
Bruceña
Lope de
Perú
1590/04/06
Cruz
Juan Antonio de la Nueva Granada
Juan Antonio de la Cruz, soltero, va en compañía de Francisco Velázquez, Escribano
de Cámara de la Audiencia del Reino de Nueva Granada.
1590/06/26
Uribarri
Santiago de
Nueva España
1593/01/22
Balmaseda
Antonio de
Nueva España
Va acompañado de Ana Ortiz su mujer natural de Chipiona y de sus hijos Pedro,
Juana, Catalina y Beatriz
1593/01/27
Cruz Hurtado
Miguel de la
Perú
Miguel de la Cruz va como criado del Dr. Pedro Ordoñez Flores, Inquisidor real
Fuente. A.G.I. Libros de Pasajeros a Indias. Elaboración propia
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(*).- Francisco de la CRUZ, natural de Balmaseda, que partió como Pasajero el
3 de Abril de 1538, falleció en Nueva España el año 1595. Sus herederas fueron
sus hermanas: Francisca, Mª Sainz, Isabel y Beatriz de la Cruz. En 1590 Juan
Antonio de la CRUZ, posible hijo del anterior, fue Pasajero para Nueva Granada
el día 6 de Abril.
(**).- Marcos de ZUMALABE (Zumalaver), estaba bautizado el 1 de Marzo de
1545 en San Severino de Balmaseda. Era hijo de Juan de Zumalabe y Ortiz de
Haedo y de Catalina Hernández de Salinas y Terreros. Marcos tiene la gloria de
ser de los primeros que comenzó a labrar el hierro y cobre con el procedimiento
de los martillos de agua ó martinetes; técnica y proceso desconocidos en el resto
de España. Parece ser que en 1579 estaba viudo y quizás por eso se embarcó para
América.
Entre los años 1512 y 1593, estos emigrantes tienen como destino favorito Nueva
España (Virreinato de México); cuatro de ellos salieron para Perú, alguno para
Nueva Granada (actual Colombia) y en 1535, un tal Juan de Valmaseda parte para
el Río de la Plata.
En su inmensa mayoría eran solteros, aunque también consta que algunos regresaron al cabo de los años, para volver a cruzar el océano, esta vez con su mujer y
algún hijo. No todos hubieron de ser simples emigrantes movidos por la falta de
recursos, aunque sin duda algunos sí que lo fueron.
Hay excepciones realmente interesantes, como las de Miguel de la Cruz Hurtado,
hijo del Escribano Público de la villa D. Francisco de la Cruz, que emigró en
1593; o la de Marcos de Zumalabe, nieto del ferrero del mismo nombre, antiguo
cargo municipal y propietario, que lo hizo en 1579.
SIGLO XVII
Fecha de embarque
1603/03/20
Apellido
Villar
Nombre
Pedro del
Destino
Venezuela
Hijo de San Juan de Villar y de María de Ventades, va como criado de Pedro de Villanueva
1631/05/05
Llamos
Francisco de los
Venezuela
Hijo de Hernando de los Llamos y de María Santiago de Bayzabal. Va como criado
de Bartolomé de Monesterio
1633/04/15
Puente Verastegui (a) Francisco de la
Tierra Firme
1680/12/05
Soberado (b)
Manuel de
Quito
Como criado de Juan de Orozco, Corregidor de la Ciudad de San Francisco de Quito
1695/02/07
Belasco (c)
Joaquín S.J.
Perú
Fuente. A.G.I. Libros de Pasajeros a Indias. Elaboración propia
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En el siglo XVII, solamente aparecen cinco personas con origen de Balmaseda y
sus circunstancias personales son absolutamente dispares. Veamos algunos:
(a).- Francisco de la Puente Verastegui está casado y es mercader. Se va a Tierra
Firme, el 15 de Abril de 1633, por un período de tres años, para vender y beneficiar las mercaderías que lleva consigo en el viaje.
(b).- Manuel de Soberado (ó Sobrado), es soltero y embarca el 5 de Diciembre
de 1680 con destino a Quito. Va como criado de D. Juan de Orozco, Corregidor
de la ciudad de San Francisco de Quito.
(c).- Joaquín de Belasco (ó Velasco), era padre jesuita y embarca el 7 de Febrero
de 1695, con destino a Perú. Será el nuevo Superior de la Misión de Juli a orillas
de Lago Titicaca.
Los Jesuitas sustituyeron a los Dominicos, que abandonaron Juli en 1574 por discrepancias con la política del Virrey Francisco de Toledo. Así los jesuitas se harían cargo de Juli el 9 de noviembre de 1576, con la idea de formar un seminario
de lenguas, para capacitar a sus religiosos en los idiomas indígenas de la región.
Juli fue la primera misión jesuítica formada en Sudamérica y tuvo una importancia esencial en la conformación de los otros poblados, tanto por la experiencia
urbana acumulada cuanto por la estructura de carácter administrativo y económico que devengó este experimento (11). La Misión de Juli se encontraba sobre el
Camino Real de Cusco a Chuquiabo (La Paz), lo que conllevaba el tener que
atender huéspedes “por estar en camino tan pasajero”.
Ellos edificaron casi todas las iglesias que aún subsisten y que, como conjunto,
están declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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SIGLO XVIII
Fecha de embarque
1701/03/01
Apellido
Bringas Paliza
Nombre
??
Destino
Perú
Hijo de Domingo y Lorenza. Como criado de Mancilla y Villavicencio, Corregidor de
Andahuaylillas en Perú
1706/03/01
Travesedo Lazcano
Severino de
Nueva España
Hijo de Sebastian y de Antonia. Criado de Severino Lazcano Salazar, alcalde mayor
de Singuilucan y Tulancingo, Nueva España
1732/07/26
Vestes
Mauricio de
Nueva España
Como criado de Antonio de Soberrón, mercader
1753/04/18
Llano y La Azuela
Juan Antonio de
Nueva España
1753/04/18
Asúnsolo y La
Lorenzo
Nueva España
Azuela
Va como criado de Juan Antonio de Llano y La Azuela a Veracruz
1754/12/24
Puente
Manuel de la
Perú
1754/12/24
Mercader y factor
Marure
Francisco de
Mar del sur
Mercader y factor. Lleva a su Criado Gabriel de la Mella
1754/12/24
Mella
Gabriel de la
Mar del sur
1759/01/02
Va como criado de Francisco de Marure
Puente
Jose de la
Mar del sur
Va como criado de Domingo Azcuénaga, mercader
1769/11/08
Villar
Pablo del
Nueva España
Escribano. Viaja a Veracruz con Simón López de Pantaleón, mercader de Cádiz
1776/04/26
Heros
José Antonio de los Nueva España
Mercader, vecino de Cádiz
Fuente. A.G.I. Libros de Pasajeros a Indias. Elaboración propia
(*) Severino Lazcano Salazar, que era Alcalde Mayor de Singulica y Tulancingo
en la Nueva España, lleva como criado a Severino Travesedo Lazcano. Año 1706.
(**) Probablemente se trate del balmasedano Severino Lazcano Antuñano, bautizado en San Severino en 1666 y tío materno de Severino de Travesedo Lazcano.
Es probable que se hubiera cambiado el apellido Antuñano de su madre, por el de
Salazar que era el 3º apellido de su padre Lope Lazcano Ligorria Salazar.
- 92 -
Licencia de embarque de Marcos de Zumalave Haedo A.G.I., Contratación,
5228, N.1, R.46. Transcripción.
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3.6.- Los Bienes de Difuntos. Pasajeros fallecidos en América
Con toda certeza una vez que el pasajero había embarcado en el navío designado
al efecto, se iniciaba una dura y ardua aventura en la que nadie podía vaticinar
si se trataba de un viaje de ida y vuelta o simplemente de ida. Muchos de estos
pasajeros llegados a tierras americanas, se establecieron en ellas, y llegándoles el
día de la muerte, ésta les sorprendía o bien en alta mar o en la propia ciudad de
destino.
Los Autos de Bienes de Difuntos son los bienes dejados por los españoles fallecidos en las Indias, o durante el viaje de regreso; o por los que dejan unos bienes
en América y se mueren en España. Al viajar a menudo solos, no tenían herederos
residentes en Indias y se planteaba el problema de quién podría ser el sucesor
legítimo de los bienes del difunto.
La finalidad era cumplir con las últimas voluntades de los fallecidos: mandas
testamentarias y obras pías, y evitar los grandes fraudes que de ordinario se experimentaban, en ocultar y robar los bienes de los que morían sin tener cerca de
sí quienes los heredasen. El Juzgado de Bienes de Difuntos, a partir de 1550, se
encargaba del Inventario de los Bienes en las Indias, después de la lectura del
testamento y de la subasta de los bienes del difunto. La primera disposición es de
la Ordenanza de agosto de 1504.
Para el estudio de la historia de las familias es una fuente valiosa y relativamente
nueva. Permite conocer el Patrimonio gracias al Inventario detallado de todos los
bienes, las fortunas de los emigrantes a Indias, la causa de la muerte en destino,
las mandas, las actitudes ante la muerte con el testamento, las preocupaciones religiosas; la elección de los herederos y sus relaciones afectivas, la solidaridad que
unía al difunto con su familia peninsular “teniendo más amor a los lugares donde
nacieron y se criaron que a las tierras donde han ganado lo que dejan”. (12)
Tras esta primera parte, la segunda etapa le incumbía a la Casa de Contratación,
sea en Sevilla desde 1510, o de Cádiz a partir de 1717. Se trataba de localizar
a los herederos que vivían en España, por medio de “una Carta de Diligencia”
mandada a las justicias de los pueblos, para que los herederos apareciesen con las
justificaciones de su derecho, y al final se entregaba el dinero con “el Acta de Entrega”. Si no aparecían los herederos, la Real Hacienda se quedaba con los bienes.
En estos documentos suele haber unas cartas entre los que estaban en Indias y
los que estaban en España. Como ejemplo: una mujer le escribe a su hermano
que está en Santo Domingo para que “se restituya a esta tierra… pues está sola
- 94 -
habiendo fallecido su esposo e hijos y desea su venida”. Esta documentación de
bienes de difuntos permite establecer un lazo entre España y las Indias; y habría
de completarse con las Licencias de Pasajeros a Indias.
El Puerto de Sevilla. Impreso en París hacia 1730
Al producirse esta situación se ponían en funcionamiento una serie de mecanismos conducentes al cumplimiento de la voluntad del finado, que eran protagonizados por el Juzgado de Bienes de Difuntos. Resultan numerosos los testimonios de autos seguidos contra pilotos y maestres de navíos por embarcar sin
licencia a pasajeros en su nao. (13)
La corona castellana había manifestado desde los inicios de la llegada al continente americano, una enorme preocupación por los bienes de estas personas que
fallecían al otro lado del Atlántico. Por esta razón, a partir de 1550, comenzó a
funcionar una jurisdicción especial denominada Juzgado de Bienes de Difuntos,
a cuyo frente se encontraba un juez con unas atribuciones específicas y concretas.
Relación de algunos Difuntos balmasedanos
• Francisco Ortes de Velasco. Este señor había hecho testamento en Cartagena de Indias, donde residía, el año de 1600. En él dispuso un legado para
el “Trigo de los Pobres”, que ayudara a los labradores en la sementera. Ver
capítulo 4.2 (14)
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• Bernal de Bruceña, natural de Balmaseda (Vizcaya). En el año 1579 fue
como Pasajero a Perú un Lope de Bruceña, natural de Balmaseda. En el A.G.I.
está el Auto sobre los Bienes de Difuntos de este pasajero, de los años 1603-09,
que murió abintestato en Potosí (Bolivia) en 1603, dejando como herederos a
Juan y María de Bruceña, sus hijos que eran naturales y vecinos de Valmaseda.
(15)
• Juan de Sabugal, natural de Balmaseda (Vizcaya), finó en el Real de Santa
Fe, minas de Guanajuato en Nueva España, con testamento. Año 1614. En el
A.G.I. están los Autos sobre bienes de difuntos: Juan de Sabugal, natural de
Valmaseda (Vizcaya), difunto en el Real de Santa Fe (Minas de Guanajuato,
Nueva España). Funda capellanía y Obras pías (Ver Capítulo 4.3). Heredera:
Catalina Gómez, viuda de Francisco Maldonado. Años 1614 / 1628 Balmaseda (16). Existe confusión con Juan Subrigal de la Fuente que finó en el mismo
sitio pero no tiene ficha en el A.G.I.
• Diego de la Puente de Altamira, natural de Balmaseda (Vizcaya) y fallecido
abintestato en Guadalajara de Indias. Año 1690. En el A.G.I. están los Autos
sobre este difunto. Reclama los bienes Antonio de la Mella, marido de María
Cruz de Sobrado Puente que era sobrina del difunto Año 1691 Balmaseda,
Guadalajara (Nueva España). (17)
Precisamente un año antes de su fallecimiento, en el año 1689, Antonio de la
Mella, como marido y conjunta persona de María Cruz de Sobrado Puente y
Altamira, vecinos de Balmaseda y cuñado y hermana respectivamente de Diego de la Puente, trabaja con el fiscal, sobre la adjudicación de 8.566 pesos que
se hallaban en las arcas de la Casa de Contratación de Sevilla, que habían sido
remitidos desde Guadalajara, con cargo a los bienes de Diego de la Puente. No
hubo una respuesta fiscal hasta el año 1698.
Ver en el APENDICE, la carta que Ortuño de Vergara en Lima, envía a su
hermano Francisco de Vergara en Balmaseda. (18). Ortuño de Vergara no aparece en la lista de pasajeros a Indias porque era militar; pero su carta es muy
interesante pues nos permite conocer la vida en Perú (él llegó en 1542) y las
actividades que desarrollaba. También aparece en el mismo apartado la petición
de licencia de su hijo Francisco para ir en compañía de su padre.
NOTAS
(1).- RONQUILLO RUBIO, M. “Los vascos en Sevilla y su tierra durante los siglo XIII, XIV y XV.
Fundamentos de su éxito y permanencia”. Bilbao. D.F.B. 2004. 414 pp.
(2).- GARCÍA FUENTES, Lutgardo “El Comercio español con América 1650-1700” Dip. Prov. de
- 96 -
Sevilla. Año 1982. pp. 25-26
(3).- GARMENDIA ARRUABARRENA, José “Guía de Vascos en el Archivo General de Indias”.
Sociedad de Estudios Vascos 1988. Y también su otra excelente obra “Cádiz, los vascos y la carrera de Indias” de S. E. V. 1989.
(4).- GÓMEZ PRIETO, J. “El eje Vizcaya - Sevilla / Cádiz - América. El papel de los Encartados en
la Emigración y el Comercio con América. Siglos XVI al XIX. Gobierno Vasco. Beca “Los Vascos
y América 1992”.
(5).- GÓMEZ PRIETO J.- “La Emigración Vizcaína hacia América: Los Indianos de Balmaseda.:
SS. XVI al XIX”. En “La Emigración española a Ultramar, 1492-1914” (A.E.H.M.) Tabapress.
Madrid 1991. pp. 157-166.
(6).- GÓMEZ PRIETO,J. “Emigrantes, indianos y fundadores” en “Balmaseda, una historia local”. Bilbao. D.F.B. 1991.
(7).- MARTÍNEZ, José Luis. “Pasajeros a Indias. Viajes transatlánticos en el siglo XVI”. Alianza
Universidad. Año 1983.
(8).- Hay una excelente bibliografía sobre “Minería y Sociedad Americana”. ver BAKEWELL,
P.J. “Minería y Sociedad en el México colonial. Zacatecas (1546-1700)”. F.C.E. México 1976. y
también BRADING, D.A. “Mineros y comerciantes en el México borbónico. (1763-1810)”. F.C.E.
México 1975. Aportan datos de los balmasedanos, apoyando la hipótesis relativa a su poderío en
aquellas tierras.
(9).- GALBIS, Carmen y otros autores. “Catálogos de Pasajeros a Indias”. Son 7 tomos en 8 libros
para el siglo XVI. Madrid. 1980. Min. de Cultura.
(10).- Ordenanzas de la Casa de Contratación. Alcalá de Henares 1503. Art. 1. Ver también José
de Veitia y Linage en el prólogo de su obra “Norte de la Contratación de las Indias”. Salamanca
1672.
(11).- GUTIÉRREZ, Ramón “Historia urbana de las Reducciones Jesuíticas Sudamericanas: continuidad, rupturas y cambios (siglo XVIII). La misión jesuítica de Juli (Perú )”. pp. 14 y ss.
(12).- GUTIÉRREZ-ALVIZ, Francisco: “Los bienes de difuntos en el derecho indiano”. Sevilla,
1942.
(13).- En A. G. I. Contratación, 185 y 5 expedientes más. Expedientes 267; 573; 319; 464; 614;
5702. Ver la obra de GARCÍA LÓPEZ, Mª B. “Los Autos de Bienes de Difuntos en Indias”. Revista
Nuevo Mundo, Mundos Nuevos. Mayo 2010.
(14).- A.G.I. CONTRATACIÓN 260A, N1,R2 Auto de Bienes de Difuntos de Francisco Ortes de
Velasco 1604.
(15).- A.G.I. Contratación, 267A,N.3, R.2 Auto de Bienes de Difuntos de Bernal de Bruceña 1603.
(16).- A.G.I. Contratación, 319A, N.1, R.11 Auto de Bienes de Difuntos de Juan de Sabugal 1614.
(17).- A.G.I. Contratacion,464, N.4, R.10 Auto de Bienes de Difuntos de Diego de la Puente Altamira 1690.
(18).- A.G.I. Indiferente General 2078; Carta 424. Año 1558. Ortuño de Vergara en Lima, a su
hermano Francisco de Vergara, en Balmaseda.
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PARTE SEGUNDA
Fundaciones en Balmaseda: Convento de Clarisas,
Capellanías y Obras Pías
Capítulo 4
LOS PRIMEROS BENEFACTORES
Capítulo 5
EL CONVENTO DE SANTA CLARA, FUNDACIÓN
INDIANA
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Capítulo 4
LOS PRIMEROS BENEFACTORES
Por regla general, los emigrantes balmasedanos a Indias, llevan a su tierra natal
en el corazón. Por eso, en cuanto hacen una cierta fortuna, suelen enviar contribuciones y donaciones. Por ello les he llamado Benefactores, como un término
ajustado a su labor en pro de su villa nativa. En los siglos XVI y XVII todas las
aportaciones llevadas a cabo por estos emigrantes, estaban relacionadas con la
necesidad que sentían de asegurarse la salvación eterna. Para ello invertían en
misas y legados para capellanes que rezasen por sus almas, o bien en ayudas diversas para los pobres. Lo podemos ver en el siguiente cuadro.
BENEFACTORES EN BALMASEDA DESDE INDIAS
NOMBRE
Juan de la Puente
Francisco Ortes de Velasco
FECHA
1571
1600
RESIDENCIA
Potosí (Perú)
Cartagena de Indias
FUNDACIÓN
Pósito de Trigo
Trigo de Pobres
Juan Sabugal de la Puente
1611
Minas de Guanajuato Indotadas
Antonio de Trucíos
1620
Zacatecas (México)
Capellanía
Juan de la Piedra
1643
Panamá
Convento Clarisas
Fr. de la Puente Verástegui
1664
Tierra Firme
Dio el 5º de sus bienes
Agustín de Rado y Vedia
1693
Indias
Custodia, altar y palio de plata
Francisco de Herboso
1696
Lima
Custodia de plata y alhajas
Miguel de Villa
1699
Huancavélica
Custodia y 1000 pesos
José de Larrazabal
1751
Lima
Terno de Plata
Hilario de Taramona
1802
Lima
Hospital Nuevo
Elaboración propia. www.balmasedahistoria.com/
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4. 1.- Juan de LA PUENTE y el Pósito de Trigo
El Cuadro de los Benefactores balmasedanos en Indias que en su tiempo incorporé a mi tesis en 1985, que se ha usado y citado de forma continuada, ha sido
engrosado con nuevas aportaciones. Vamos a asomarnos someramente a las vidas
de estos protagonistas, que beneficiaron a su villa natal, desde tierras americanas,
y además enmarcadas en la época que les tocó vivir. Es posible que hubiera más
aportaciones, porque todos los emigrantes llevaban a su pequeña villa en el corazón.
En un pequeño análisis de los datos del cuadro adjunto, vemos que aparecen 11
donantes, de los que solamente 3 dan aportaciones directas a los indigentes de la
villa. Son los dos primeros, ambos para “pobres”, y el último, en este caso para el
“hospital”. Todos los demás hicieron contribuciones de carácter religioso.
Cerro del Potosí - CIX
Juan de la Puente murió en Potosí, lugar del Alto Perú y actualmente en suelo de
Bolivia, en 1571. Si todo lo que acabo de exponer fuera cierto, era un auténtico
luchador y por eso, no me extraña que a lo largo de su vida hubiera hecho una
gran fortuna. Se supone que este balmasedano debió llegar a Potosí, durante la
- 102 -
explotación minera, pues su muerte se produjo en la segunda mitad del siglo XVI,
siendo un hombre que había acumulado una gran fortuna como queda dicho. Según
su testamento legó 500 ducados de oro al Ayuntamiento para comprar trigo, que tras
almacenarlo, se repartiera a los pobres de la villa en épocas de escasez y hambres. (1)
Todos conocemos la famosa expresión de “Vale un Potosí...” que Cervantes hiciera
famosa. Y precisamente en 1567 se edificó en aquel lugar la primera Casa de Moneda de Potosí. Era por tanto un símbolo de riqueza y poder. Aún hoy, es imposible
calcular la cantidad de plata que se extrajo de esa montaña, desde que comenzó su
explotación, hacia 1545. “En monedas y lingotes, en caravanas de mulas y en flotas
de galeones, los españoles sacaron unas 35.578 toneladas finas de plata del Cerro
Rico de Potosí entre 1545 y 1825”, según Joseph Barclay Pentland (1797-1873)
geógrafo, naturalista y viajero irlandés. Según el periodista español Ander Izaguirre: “Con la cotización actúal de la plata, esa cantidad equivale a unos 17.000
millones de dólares”. (2)
Siendo Balmaseda una zona deficitaria en grano, que se traía de Castilla, aún así
tuvo un Pósito de Trigo, que sin embargo no lo creó la municipalidad, sino que fue
una fundación privada. Un Pósito se entendía como una especie de crédito rural de
cereales que, en tiempos del Antiguo Régimen, servía para paliar las consecuencias
de una cosecha exigua. Pero, precisamente por eso, fue una de las primeras ayudas
llegadas de América para beneficio de toda la villa.
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El día 20 de Setiembre de 1573 se dictó el Decreto de Creación, al tiempo que la
Orden de Gobierno del Pósito abría un libro municipal llamado “Arca de Misericordia”. El Pósito de trigo de Balmaseda no fue creado por la Municipalidad, como
en el caso de otras ciudades y villas sino que fue una fundación particular. (3)
Con el dinero recibido se creó un Pósito de grano, básicamente de trigo, cuya
administración llevaba el Ayuntamiento por medio de un Mayordomo. La compra
se efectuaba en los meses de julio-agosto, cuando el grano, recién cosechado,
estaba más barato y se guardaba en el Pósito hasta que escaseaba -coincidiendo
por lo general, con los máximos precios- momento en que se vendía el trigo en
la villa. La ganancia así obtenida, se empleaba en pan cocido o en grano para los
más necesitados. Con ello, se ayudaba a los pobres y al mismo tiempo, se procuraba trigo a los vecinos pudientes, aunque fuese a precios elevados. (4)
Con esta noble intención comenzó a funcionar el Pósito, que pasaría por diversas
vicisitudes, irregularidades y malas cuentas, a lo largo de su breve existencia: 65
años. La pésima gestión de este Pósito por parte de sus mayordomos terminó con
el hacia 1620 y ningún intento para rehacerlo tuvo fruto. (5)
No parece que las compras se hicieran siempre en julio-agosto como se estableció
inicialmente, y a veces, cuando la necesidad era acuciante, no se esperaba a la
venta y el trigo se repartía directamente a los pobres. En ocasiones, se tomaba dinero prestado del legado y se devolvía más adelante; esto ocurrió con la peste de
1599, cuando todo el dinero era poco para subvenir a las necesidades de la villa.
Como en el año 1607 aún no se había devuelto lo tomado, el Arzobispo excomulgó a los encargados en tanto no hicieran la devolución. (6)
Por lo general, el trigo se solía vender a los pudientes que, en épocas de escasez,
eran los únicos capacitados para pagar los altos precios que alcanzaba el grano;
pero, en 1613, los pobres de Balmaseda se quejaban de que esto sólo se hacía
cuando el precio era alto; en cambio, si éste era bajo, no lo compraban los ricos,
sino que se obligaba a los pobres a hacerlo. Se decidió anotar en un libro la relación comprada y la cantidad adquirida. Esta obligación pareció cortar el negocio
que a sus administradores les producía el Pósito y por ello, entre 1615 y 1626,
no se realizan anotaciones, por lo que se desconoce lo que pasó en este período.
Aún habría un intento de recrear el Pósito unos 200 años más tarde. En diciembre
de 1856, varios vecinos acomodados en la villa, bajo el patrocinio del Ayuntamiento, formaron una asociación para crear un Pósito de trigo, harina y maíz ante
la escasez y carestía que se avecinaba, destinando todo el beneficio que se obtu-
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viese a la Casa de Beneficencia; pero todo terminó a finales del siguiente agosto,
tras unos meses de experiencia. Entre los socios fundadores estaban: Alejandro
de Antuñano, Gregorio de Balparda y León de Trucíos. (7)
4. 2 .- Legados recibidos durante el siglo XVII
Algunas de estas contribuciones a su villa natal, las podemos conocer por la inagotable Historia de Balmaseda que Martín de los Heros terminó de escribir hacia
1860 y fue publicada por la Diputación de Vizcaya en 1926. Aquí resumimos los
datos principales realimentados por investigaciones propias.
Francisco ORTES DE VELASCO y el Trigo de los Pobres
Ortes de Velasco hizo testamento en Cartagena de Indias, donde residía, el año de
1600. Dispuso un Legado de 3.500 pesos, que diera origen al mantenimiento de
un Pósito de 100 fanegas de trigo, con el fin de ayudar a los labradores al tiempo
de la sementera, lo que posibilitaba tener cosecha al menos ese año. Acompañó
el legado con otras limosnas y fundaciones piadosas para sus parientes y para los
pobres. (8)
Francisco de la PUENTE VERáSTEGUI y su legado a San Severino
Este balmasedano era Caballero de la Orden de Alcántara, para lo que fue investido en el año 1650, y además vecino de Sevilla, desde donde, sin ninguna duda,
habría de llevar sus negocios con Las Indias. En el año 1664 realizó un envío del
Quinto de sus bienes, por valor de 6.000 pesos, a la iglesia de San Severino. ¿Es
este el mismo Francisco de la Puente Verástegui, casado y mercader, que aparece
como Pasajero a Indias con fecha 15 de Abril de 1633?. Es muy posible que así
sea. En su ficha de pasajero se dice: “partió para Tierra Firme por un período de
tres años, para vender y beneficiar las mercaderías que lleva consigo en el viaje”.
Según esto llevaba allí casi 30 años.
Martín de ASÚNSOLO y la lámpara para el Santísimo
Los Asúnsolo al igual que los Azuela, fueron toda una saga de militares en América. Desde la misma ciudad de Sevilla y de la de Lima, el capitán Martín de
Asúnsolo hizo varias remesas de alhajas de plata y ternos para la iglesia de San
Severino; entre ellas una lámpara de plata de cerca de 100 libras para la Capilla
Mayor, y le añadió 300 pesos además, para que con sus réditos se alumbrase la
lámpara.
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Agustín de RADO Y VEDIA. Residente en Indias
Al regresar fue Alcalde de Balmaseda en 1693, donó a la iglesia una custodia,
un frontal de plata maciza para el altar mayor, una silla de respaldo forrada de
lo mismo, un palio con ocho varas también de plata, además de ocho cálices, un
terno de oro y varias cosas más.
Parroquia de San Severino de Balmaseda
Francisco de HERBOSO y ASÚNSOLO, Capitán vecino de Lima - Perú
En 1696 envió desde Perú una custodia de plata sobredorada, una cruz y otras
alhajas. Era caballero de la orden de Santiago.
Miguel de VILLA, Capitán y vecino de Huancavélica
En el año de 1699 envió a San Severino 1.000 pesos para una Memoria de misas,
y también una custodia de plata repujada.
Huancavélica fue otro de los grandes centros de minas del Perú. Situado en la
zona central peruana, la ciudad que fue llamada inicialmente Villa Rica de Oropesa, fue fundada el 4 de agosto de 1571. Allí, la Mina Santa Bárbara fue el más
importante yacimiento de mercurio en todo el continente americano, hasta la
aparición de las minas de California a mediados del siglo XIX.
El mercurio era el único insumo indispensable para la refinación del oro y la
plata, los cuales constituían los elementos principales de la economía de las colo-
- 106 -
nias hispanoamericanas entre los siglos XVI y XVII. De esta manera, atendió la
demanda de las minas de plata de Potosí y Oruro (Alto Perú, actual Bolivia), San
Luis Potosí (México), Cerro de Pasco (conocido entonces como el Cerro Mineral
de Yauricocha), etc., e incluso aportó mercurio a Nueva España cuando Almadén
-localidad española con minas de cinabrio- no era capaz de hacerlo. Su esplendor
fue decayendo hacia el siglo XVIII, tanto por problemas geológicos como contractuales con los asentistas de aquella ciudad.
Joseph de LARRAZÁBAL y el terno de plata
Joseph de Larrazabal (Layrazabal) había nacido en Balmaseda, donde fue bautizado en San Severino el 30 de noviembre de 1695, por el beneficiado don Vicente
de Tramarría. Eran sus padres Mateo de Larrazabal y Catalina de Pagasaortuondo, vecinos de la villa.
Habiendo pasado a Indias se instaló en Lima, capital del Perú y allí hizo testamento el año de 1751 (tenía por tanto 56 años), y en él declara lo siguiente: “Tengo muy presente que salí muy muchacho de mi lugar en el que los ornamentos
de tela blanca que dio don Agustín de Herrado (Rado?) a San Severino estarán
muy ajados y me hallo en ánimo de que a mi costa se hagan unos nuevos de tisú.
Mandará comprar una pieza de Cambrai batista para corporales; y hechos y
guarnecidos con sus encajitos finos correspondientes al género los mandará repartir a las iglesias de mi lugar Balmaseda en San Severino, San Juan, Clarisas
y Carmelitas con una pieza más de Holanda para purificadores también guarnecidos con sus trencillas; y para guardar los ornamentos doblados se comprarán
las varas de bayeta blanca que fueran necesarias para que no se maltraten”.
Ejemplos de ternos sacros
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Para cumplir este deseo, se envían desde el puerto de El Callao - en el navío Nª
Sª del Pilar y San José que está próximo a hacer viaje hasta Cádiz-, 1.500 pesos
en doblones de cordoncillo del cuño nuevo de esta ciudad de Lima, costeados
hasta su desembarque; y un cajón con 400 marcos de plata labrada de exquisitas
alhajas todas de iglesia, dedicadas y ofrecidas a la iglesia de San Severino, para
que sirvan a la creación de un Terno de tisú de oro, fabricado en León de Francia.
Y hemos añadido 500 pesos más en doblones para que haya caudal suficiente a la
paga de los indultos, costos y conducción desde su llegada a ese reino.
Deja en herencia a su hermana Lorenza 2.000 pesos y además, hace también un
Legado, por valor de otros 5.000 pesos. que... “Una vez suplidos todos los gastos
de conducción de todo lo citado y demás derechos, se remitiesen al padre Prior
del Convento de Carmelitas Descalzos de esta villa de Balmaseda, para que imponiéndose dicha cantidad con el consentimiento del cura y vicario de ella como
patrono que desde luego le nombra se hiciese una Fundación de Misas cantadas
y rezadas perpetuas en el referido convento y con la expresión de que en caso
de que dicho prelado omita alguna de las pensiones que en dicha fundación se
señala, es su voluntad que pase la expresada cantidad al beneficio de dicho cura
y vicario”. (9)
Todo esto está consignado en primer lugar al padre Jacinto Alcíbar de la Compañía de Jesús, que hace viaje en dicho navío del Pilar y va a incorporarse al colegio
de San Ignacio de Loyola en Guipúzcoa; y en segundo lugar a don Diego la Piedra, gran amigo del difunto, “de quien podrá usted haber recibido también los
1.040 pesos que le he remitido con dicho señor, para acabar de costear el rico
ornamento que había encargado para la iglesia”.
Don Diego de la Piedra, era natural de Limpias y fue Caballero de Santiago. Residió en Cádiz y ostentó el cargo de Diputado de Comercio y Consulado de Perú.
Hilario de TARAMONA, residente en Lima hizo donación en el año 1802 de
una cierta cantidad para el Hospital Nuevo.
4. 3. – Capellanías y Obras Pías
Las Capellanías eran fundaciones perpetuas por las que una persona segregaba
de su patrimonio varios bienes, y formaba con ellos un vínculo que se destinaría
a la manutención (o Congrua) de un clérigo, quien quedaba por ello obligado a
rezar cierto número de misas por el alma del fundador o de su familia. Las Capellanías exigen una vinculación: la masa y estructura de los bienes ha de conservarse como una unidad indivisible. En el siglo XVII la Congrua mínima exigida
- 108 -
a un clérigo para que pudiera ordenarse estaba en los 50 ducados anuales; es decir
este era el valor de las propiedades donadas, que habrían de servir de sustento al
clérigo encargado de que se celebrasen las misas.
Casi siempre se apoyaban en el valor de tierras y casas, aunque también podían
dejarles dinero o metales preciosos, así como censos, juros o cualquier otro tipo
de bien de valor. Lo verdaderamente importante era que pudieran generarse unas
rentas para dos cosas: el sustento del clérigo y que él pudiera celebrar las misas
encargadas.
Una de las razones de más peso para fundar una capellanía era la inversión que
pretendía asegurar la salvación del alma del fundador y de sus familiares. Es
además el afán de ser recordado, de permanecer y de mantener la preeminencia
social. Y además era un signo de prestigio social, de ahí que los hacendados en
América las pusieran en marcha. Y era común el tener siempre un miembro de la
familia destinado a ello. Y también se evitaba la temida disgregación del patrimonio de la familia. En resumen, con ello no solo se cuidaban las almas sino también
la riqueza familiar. (10)
Casi todas las familias principales de la villa acabaron por fundar su propia Capellanía. En este proceso destacan tres hechos muy significativos. En primer lugar,
las Capellanías balmasedanas nacieron a menudo unidas a los Mayorazgos, cuando, por lo general, solían ser fundaciones más independientes. Además, muchos
de los fundadores de Capellanías eran ricos comerciantes que habitaban lejos de
su villa natal, especialmente en Sevilla, donde ejercían el comercio, o en América, donde traficaban con metales preciosos. Por último, todas ellas eran creaciones laicas, si bien, al menos cuatro de ellas, se podrían también señalar como
Capellanías colativas familiares, al encargarse como capellán a un eclesiástico
consanguíneo a la familia que dotaba.
Pero, toda capellanía ha de mantener una unidad indivisible, por eso en su gran
mayoría, se creaban por gente rica y propietarios que podían mantenerlas unidas
y costearlas. Los bienes vinculados eran en su mayoría tierras y/o casas, aunque
también se podía dejar dinero, metales preciosos, juros, censos y cualquier otra
cosa valiosa. Todo con tal de que las rentas pudieran sostener los gastos necesarios para la celebración de las misas y para el sustento del clérigo que las decía.
Pero, no todo acababa ahí. Una capellanía, al ser una fundación perpetua para los
citados grupos sociales, era también una estrategia familiar que determinaba la
posibilidad de destinar a ello a un miembro de la familia (antes siempre se decía
que toda buena familia -fuera rica o pobre- debía de tener un sacerdote en ella; no
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solo daba honor a sus familiares sino que era una boca menos que alimentar en la
mesa). Se esté o no de acuerdo con ello, el sacerdote destinado a la fundación ya
tenía su vida resuelta en el mundo. (11)
Y algo más, el clérigo sabia mantener el patrimonio familiar reunido, no lo gastaba. Y sobre todo no creaba nunca una nueva rama familiar porque no se casaba.
Cuando el muriese toda las propiedades revertirían de nuevo a la familia. Y ya por
último, estás propiedades estaban exentas de cargas fiscales por ser oficialmente
bienes eclesiásticos. Por tanto las Almas y los Bienes de la Familia estaban a
salvo conjuntamente.
Los protocolos notariales son una de las principales fuentes para el estudio de
las Capellanías, porque ellos se podían establecer en vida del fundador constituyendo un tipo de documento independiente, o por el contrario, se erigían tras la
muerte del creador, apareciendo entonces como una claúsula más del testamento.
Después de todo lo dicho creo que no se puede dudar del valor de estas Capellanías, Obras Pías y similares, para la Historia de la Familia. Todo tipo de
escrituras, las líneas de parentesco, genealogías, estrategias familiares, etc., son
esenciales para los investigadores, sean oficiales o sean privados. Sobre todo ello
existen fondos de máximo valor documental en el Archivo General de Indias, en
el Histórico Nacional de Madrid, en el General de la Nación de México, etc. pero
también en los Históricos de Protocolos, los Catedralicios y por supuesto en los
Parroquiales.
Capellanía de Juan de URRUTIA
Entre los balmasedanos residentes en Sevilla, destacaba don Juan de Urrutia,
que tenía en 1543 a medio construir su capilla, donde luego fue enterrado. Poseía
una dotación de dos Capellanías de misas en San Severino, con 30.000 maravedíes de tributo anual contra unas casas suyas censadas en la capital hispalense,
además de otra fundación en el monasterio sevillano de San Francisco, en la llamada Capilla de los Vizcaínos. Tras su muerte en abril de 1560, dos comisionados
del Cabildo se trasladaron a Sevilla para poner las casas en renta. (12)
Pensando en la muerte y en su panteón, Juan de Urrutia, había pedido permiso
al Cabildo y Regimiento de Balmaseda, para construirse una capilla lateral en la
parroquia de San Severino. Se lo conceden el 14 de diciembre de 1534 y se la encarga a Juan de Rasines, afamado arquitecto residente en Sevilla, quien terminó
las obras en 1541. El altar, que es la joya de la capilla, representa un calvario con
hermosa imaginería de la escuela de Guiot de Beaugrant; y el Cristo atribuido a
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Martínez Montañés, se dice que fue traído desde Sevilla. (13)
El año de 1535, Juan de Urrutia hace su primer testamento el 1 de diciembre; dice
sentirse enfermo pero aún le restaban 14 años de vida. Soltero, sin mujer y sin
hijos, era un hombre rico con una fortuna estimada en 60.000 ducados. Dice ser
hombre de palabra y buen mercader, y se declara muy creyente y profundamente
cristiano. (14)
En 1543 la doble Capellanía que tenía fundada, se la encarga a su primo Juan de
Machón y al bachiller García de Velasco, ambos clérigos beneficiados de San Severino; tenían una asignación de 30.000 maravedíes de renta perpetua cada año.
Capellanía de Gabriel de la BÁRCENA
En la misma ciudad de Sevilla instituyó en 1619, don Gabriel de la Bárcena,
una capellanía en el altar de Santa Catalina, sobre un censo de 1.500 ducados.
Don Gabriel era por entonces patrono de otra fundación que en San Severino
había creado Diego de Balmaseda, hermano de su abuelo; éste a su vez, había
hecho lo propio en el Convento de San Francisco de Sevilla, con base en el almojarifazgo que, a razón de 19.115 Maravedíes / año, cobraba su familia. (15)
El almojarifazgo era un impuesto aduanero que se pagaba por el traslado de
mercancías que ingresaban o salían del Reino de España, o que transitaban entre
los diversos puertos (peninsulares o americanos), equivalente al actual arancel.
Los que lo cobraban se llamaban almojarifes, nombre que también llevaban los
tesoreros encargados de la totalidad de la Real Hacienda.
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Almojarife es término de origen árabe equivalente al de “inspector”. Este impuesto fue suprimido en 1783, siendo refundida su recaudación dentro de los
aranceles.
4.4.- Capellanías fundadas desde Indias
Los balmasedanos afincados en Indias también crearon capellanías en su villa
natal y así, a comienzos del siglo XVII, encontramos estas fundaciones, en las
que el Capellán debía de ser algún pariente suyo, hasta el 4º grado, que rezase
misas por el alma del fundador. Durante el siglo XVI hubo dos Capellanías de
Indianos: la de Trucíos y la de Sabugal. Y dos Obras Pías: una conjunta a la
Capellanía de Sabugal y otra a la fundación del convento por Juan de la Piedra.
En ambos casos destinadas a Dotes para mujeres pobres que o bien se casaran o
bien profesaran en religión.
Capellanía de Antonio de TRUCÍOS
Antonio de Trucíos, que residía en Zacatecas en Nueva España, hizo un envío
que consistía en una barra de plata quintada de 556 pesos y varios tomines de oro,
a su hermano Juan de Trucíos, vecino de Sevilla, donde vivía en la Colación de
San Salvador, para que el valor de dicho envío se invirtiera en censos de renta regular y segura. Y que sus intereses permitieran mantener la fundación, constituida
en el año 1627 por un tercer hermano, Vicente de Trucíos, como albacea de esta
fundación de Capellanía indiana en Balmaseda. (16)
Capellán de esta fundación debía de ser algún pariente hasta el cuarto grado; por
ello recayó el cargo en D. Juan de Allende, balmasedano y estudiante en la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca. (17)
Zacatecas es una ciudad radiante que conserva en su naturaleza la principal riqueza minera del mundo. Es un lugar que supera cualquier expectativa y debe
admirarse tanto por fuera como por dentro. Para ser testigo de esto, es necesario
visitar la Mina el Edén, cuya historia comienza apenas 40 años después de la
fundación de la ciudad en 1546.
La época de mayor auge de esta mina fue durante los siglos XVII y XVIII en la
que la producción se basaba en plata y oro principalmente. Debido a las inundaciones en sus túneles y a la cercanía con la ciudad, en 1960 finalizó su explotación; tiempo después fue ambientada para el turismo, siendo la mina más visitada
del país por turistas nacionales y extranjeros. La Mina el Edén como tal, abrió sus
puertas el 1 de Enero de 1975, ofreciendo un recorrido por su interior.
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Capellanía y Obra Pía de Juan de SABUGAL y LA PUENTE
La segunda Capellanía de renta indiana fue creada por Juan de Sabugal y la
Puente, vecino y mercader en las minas de Guanajuato (Nueva España), con
un valor de 7.000 pesos, para que fuesen invertidos y, con sus réditos, dotar a
doncellas o viudas jóvenes y pobres que quisieran contraer matrimonio siendo
huérfanas.
A esta fundación suya, Sabugal la llamó la Obra Pía de Calixto para Casar Indotadas y la fundó en el año 1634 con la cantidad que le adeudaba Diego Gutiérrez
Caifate, que era mercader en México. Fue enviada a Balmaseda para ser utilizada
en dos mitades: una en la Capellanía y la otra mitad en la Obra Pía de Casar Indotadas. (18)
El origen de la ciudad de Guanajuato fue el descubrimiento de las fabulosas minas de plata, que la convirtieron a fines del siglo XVIII en el principal productor
de ese metal entonces conocido a nivel mundial. No parece haber duda que fue
en el año de 1548 cuando se empiezan a trabajar los primeros tiros de minas en
Rayas y Mellado; y que es ese mismo año cuando desde estos tiros se descubre la
famosa veta madre de Guanajuato. Esta prodigiosa veta corre a lo largo de los
cerros que limitan la cañada guanajuatense por el norte y el nororiente, dejando
en la superficie terrena una constelación de minas, tiros y bocaminas, que constantemente persiguen el quebrado trayecto de la veta.
La Mina de Valenciana, fue la más rica de la ciudad y aún sigue en activo. Al
final del siglo XVIII y principios del XIX, esta mina producía dos terceras partes
de toda la plata de Guanajuato que se exportaba a España y Asia. La plata de la
mina de Valenciana ayudó a mantener el Imperio Español y sus Colonias.
(19)
NOTAS
(1).- GÓMEZ PRIETO, Julia. “Balmaseda, Una historia local”. Bilbao 1991. Ver también www.
balmasedahistoria.com. Cabe preguntarse ¿eran 500 ducados de oro una gran fortuna?. En su
equivalente actúal y según la web: “www.todoexpertos.com”, un ducado eran 11 reales castellanos
o sea 375 Maravedís . Esto pueden ser unos 27 euros actuales; por ello la cifra de los 500 ducados
serían ahora unos 13.750 euros.
(2).- IZAGUIRRE, Ander, “Potosí: narrativa”. Año 2017. Basado en Sarjeant, W.A.S., “Joseph
Pentland’s early geological and geographical work in Bolivia and Peru” in S. Figueiroa and M.
Lopes (eds.), Geological sciences in Latin America. Scientific relations and exchanges. (Papers
presented at the XVII INHIGEO Congress, Campinas, SP, Brazil, July 19-25, 1993). Campinas
Brazil: Universidade Estadual de Campinas. Instituto de Geociencias, pp. 11-27.
(3).- Al igual que en Sevilla, Burgos o Toledo, por citar algunas, en Valladolid fue un hecho muni-
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cipal. Ver BENNASSAR, B., “Valladolid au siècle d’Or”; París 1964; p. 77.
(4).- Archivo Municipal de Balmaseda. (A.M.B.) Libro de Decretos, Reg 13, f.17v, de 20 de Setiembre de 1573. A.M.B. Libro del Arca de Misericordia, Reg. 12.
(5).- GÓMEZ PRIETO, Julia “Balmaseda, siglos XVI-XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen”. D.F.B. Bilbao 1991. pp. 171. Punto 10.3.2.
(6).- A.M.B., Libro del Arca de Misericordia, reg. 12, f. 66. Nueva Orden de Gobierno del Pósito de
Trigo. Libro mucho más interesante por los precios del grano, que por lo que en sí fuera el Pósito,
de corta vida y oscuras contabilidades. Ver A. M. B., Decretos, reg. 16, f. 178, 28 septiembre 1607.
(7).- A.M.B., Acuerdos, reg. 74, f. 79, 12 diciembre 1856.
(8).- GONZÁLEZ CEMBELLÍN, Juan Manuel, “América en el País Vasco”. Colección América y
los Vascos. 1993. Gob. Vasco. pp. 108 - 110.
(9).- Archivo de los Carmelitas de Vitoria. Ejecutoria de los RR.PP Carmelitas de Balmaseda y el
Cabildo Eclesiástico. Año 1763.
(10).- PRO RUIZ, J. “Las Capellanías: familia, iglesia y propiedad en el Antiguo Régimen”. Hispania Sacra nº 41 (1989) pp. 585-602.
(11).- MOLINIE-BERTRAND, A. “Diccionario de Fuentes para la Historia de la Familia. Capellanías”. Universidad de Murcia. Año 2000. pp 37-42.
(12).- A.G.I., Indiferente General. leg. 1092. Información de la Calidad y Riqueza de Juan de Urrutia,13 mayo de 1536. También A.P.B. Papeles Varios II, leg.12. Año 1560.
(13).- A.P.B. Fundación de Capellanía de Juan de Urrutia. 27 de abril de 1560.
(14).- A.P.S. (Archivo de Protocolos de Sevilla). sig. 9143. Oficio XV, Libro 2.
(15).- A.P.B. Papeles Varios II, leg.12 Año 1619.
(16).- A.P.B. Libro de la Capellanía de Trucíos. s.f. Año 1627.
(17).- BAKEWELL, P.J. “Minería y Sociedad en el México Colonial. Zacatecas 1546-1700”. México, 1976. p.294. Base en datos del A.G.I.
(18).- A.P.B. Libro de la Obra Pía de Calixto. Año 1634.
(19).- CANUDAS SANDOVAL, E. “Las venas de plata en la Historia de México”. Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco. 3 vols. Año 2005.
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Capítulo 5
EL CONVENTO DE SANTA CLARA, FUNDACIÓN
INDIANA
Hemos visto en el capítulo anterior como el Clero de Balmaseda se vio inundado por las Obras Pías, Fundaciones y Capellanías, casi todas sostenidas por los
Indianos, que se volcaron hacia su villa natal. Aún faltaba la más importante y
solemne de todas las fundaciones: un Convento. Y este fue el de Santa Clara
extramuros.
Un convento es un establecimiento religioso, generalmente cristiano, donde los
clérigos/monjas llevan una vida piadosa en comunidad. A diferencia de los monasterios, los conventos suelen estar en las ciudades o villas, y sus clérigos no
viven en clausura sino en contacto con el pueblo. Son las monjas las que viven
en Clausura.
El convento presenta una organización arquitectónica y social específica, que depende de la orden religiosa que la fundó. La Fábrica es el edificio y se dice también de una iglesia. De ahí los llamados Libros de Fábrica que eran los libros de
cuentas eclesiales. Pero un Convento es mucho más que un lugar de oración y de
vida espiritual, y un foco de adoctrinamiento religioso, sin ser esto de importancia excepcional. Además de su labor de salvación religiosa y manifestaciones de
devoción y piedad, cada Convento tenía para sus Fundadores un matiz especial.
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En otro sentido se puede afirmar que un Convento era y fue, mucho más que una
institución de vida religiosa: un convento era un Centro de Poder. Y cabe preguntarse el significado y el impacto de un nuevo convento en las estructuras de
poder locales. Porque la fundación de un Convento no dejaba impasible a nadie y
menos al Cabildo Eclesiástico y al Poder Municipal de la villa.
La existencia de un Cabildo Parroquial muy fuerte con diez Beneficiados, para
una población corta (unos 550 habitantes), pudo ser la causa de la inexistencia de
órdenes religiosas masculinas en la villa vizcaína de Balmaseda a lo largo de los
siglos XVI y XVII. Más extraño parece que no existiera ningún monasterio de
monjas, cuando en otras villas más o menos similares, vivían desde principios del
siglo XVI comunidades de mercedarias, agustinas o dominicas (1). En Balmaseda las clarisas no habrían de llegar hasta mediado el siglo XVII y esto, por gracia
de una donación privada.
Resulta extraño que a mediados del siglo XVII aun no existiera ningún convento
en esta villa, algo inaudito para una sociedad cuyos excedentes femeninos alimentaban los monasterios, donde solo se admitían doncellas y no mujeres casadas ni viudas. Cabe recordar aquí el trinomio Honor - Mujer - Convento. Era una
forma de vida para las que no se casaran, ya que en épocas históricas anteriores
las mujeres no vivían solas. Así aparecía en 1792 cuando las Ordenanzas Municipales de Balmaseda, prohibían que las mujeres (doncellas) viviesen solas, sino
con padres o parientes (2). Y como mucho, en algunas familias existía una figura
femenina, “la tía soltera”, que, por diversas circunstancias, no había contraído
matrimonio ni abrazado la vida religiosa pero cuidaba de sus padres y hermanos.
En realidad, un convento era mucho más que una institución de vida religiosa;
detrás había una historia social. Tener un monasterio y, sobre todo si se ubicaba
en un buen edificio conventual, era motivo de orgullo para un lugar, y mucho más
para la zona donde se edificaba.
Los matrimonios de posición social acomodada y carentes de hijos fueron el prototipo de las fundaciones monásticas, en las que debía nombrarse un Capellán y
unos Patronos, se pedían Dotes y se invertía en Censos y Juros. Y aquí es donde
aparece el poder económico, que se refuerza por el hecho de que los “excedentes”
de mujeres de grandes familias, ingresaban en el centro y mantenían contactos
con su rama familiar. (3)
Para muchas familias, sobre todo si eran principales, era un timbre de honor tener
monjas en la familia. Y, por eso mismo, los conventos eran alimentados por doncellas de familias grandes, que siempre tenían reserva de plaza. Por tanto esto ya
enlaza con la Historia Social.
- 116 -
5.1.- Fundación del Convento de Santa Clara
La mayoría de las inversiones que se hicieron en estos tiempos tenían como fin la
salvación de las almas, y en este contexto, Juan de la Piedra Verástegui, rico comerciante balmasedano residente en Panamá, fue mucho más allá que la creación
de las capellanías o de las obras pías que hemos visto en el capítulo anterior. Juan
de la Piedra tenía una hija que era monja clarisa en el convento de San Martín de
Don, cercano a Frías, en el norte de Burgos, y en estas circunstancias, pensó que
su fortuna y su hija se merecían la fundación de un Convento en su villa natal.
D. Juan de la PIEDRA VERÁSTEGUI era un cargador y mercader de plata, vecino de Sevilla, que llevaba largos años de residente en Panamá. Allí, en al año de
1643, por encontrarse enfermo y temiendo lo peor, hizo testamento “esperando
flota o galeón para volver a España”. En el disponía que, a su fallecimiento, su
albacea y hermano Francisco, residente en Sevilla, recibiera sus bienes y comenzase el plan de la fundación.
Juan había nacido en Balmaseda un 9 de octubre del año 1588, siendo hijo de
Juan de la Piedra Campos y de María Magdalena Burgos Verástegui; tuvieron
5 hijos, cuatro varones y una mujer que era la mayor en edad. Eran estos: María (1587), Joan (1588), Pedro (1590), Diego (1596) y Francisco (1598). Joan
y Francisco estaban instalados en Sevilla desde donde comenzaron a llevar sus
negocios por América. Joan debió de irse al nuevo continente y por ello en el año
de 1643 -con 55 años de edad- pide “auxilio” desde Panamá al sentirse enfermo.
Pero hay algo curioso en estos hermanos de la Piedra Verástegui. Como vemos
este era el segundo apellido de la madre y por ello -según las pautas actualessu nombre auténtico debía ser Joan Piedra Burgos. Sin duda queda mucho más
vizcaíno Verástegui y le ayudaba a integrarse mejor entre los vizcaínos en tierras
americanas. Esta alternancia y cambio o elección de apellidos fue bastante habitual en tiempos históricos pasados. Esto puede dificultar la búsqueda de las actas
bautismales y las posteriores conformaciones familiares durante siglos.
Testamento de Juan de la PIEDRA: Bienes
- Otorga testamento en marzo de 1643 en Panamá
- Fallece en septiembre de 1644 en Panamá
- Francisco de la Piedra Verástegui, su hermano, fue su albacea. Residía en Sevilla
- Llegan los bienes a Sevilla en septiembre de 1646. Fueron los siguientes:
• 45.282 pesos de plata doble por valor de 362.256 Reales (Rs).
• 64 cajones de Añil con 12.513 libras (valor de 6,5 Rs. de plata la libra) por valor
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de 83.593 Rs. de plata. (4)
• 90 marcos de plata labrada y otras joyas que ya estaban en España empeñadas
en diversas personas.
• Escritura de Tributo de 15.000 Rs. sobre el Señoraje de la Casa de la Moneda. (5)
• Dos escrituras por valor de 4.200 Rs.
Se tasaron la plata y el añil, y se procedió a su venta. Luego S. M. el Rey, se sirvió
despachar Juros por las correspondientes cantidades. Se pagaron 2.000 Ducados
en el Albaceazgo y la expedición de los Juros.
Así se recoge en este testamento, que todavía obraba en el Archivo del Convento
de Clarisas de Balmaseda en los años finales de los 1970, cuando pudimos investigarlo. Un magnífico archivo, por cierto, que custodiaba su Abadesa, Madre
Mercedes, a la que siempre agradeceremos sus facilidades y atenciones, ya que
permitió conocer la historia, fundación y evolución del convento hasta su desaparición en 1984. Esperamos y deseamos que allá donde se encuentre actualmente
aquel Archivo, se mantenga en buen estado.
Al fallecer D. Juan de la Piedra en septiembre de 1644, su hermano Francisco,
Albacea testamentario, se encargó del traslado de los bienes desde América y los
recogió cuando llegaron a Sevilla en septiembre de 1646. El legado consistió
finalmente en un total de 46.672 Reales y 24 maravedíes. (6)
El Ayuntamiento, que vio con mucho interés la Fundación, instó a todas las partes
implicadas, a acelerar el proceso testamentario, a fin de conseguir lo más rápidamente posible los permisos y licencias necesarios. En 1652 los patronos del
futuro convento estaban ya “rompiendo un sitio en la parte del campo para la
fábrica del Seminario”. (7)
El conjunto fue construido extramuros, en la salida situada al oeste de la Villa, en
el camino hacía el Valle de Mena y Burgos, junto al arroyo que viene de Pandozales y cercano a una de las siete puertas abiertas en las murallas de la Villa. Las
obras del convento finalizaron en el año 1662 y es en 1666 cuando la Orden de
Santa Clara toma posesión del nuevo edificio. La obra de la iglesia no fue terminada hasta 1675.
Viaje y Toma de posesión de las Madres Fundadoras
Con la licencia del Arzobispado de Burgos, el 28 de octubre de 1666 salieron del
Convento de Clarisas de San Martín de Don, las madres fundadoras bajo la autoridad de Sor María Jacinta de la Puente, que habría de ser la primera Abadesa del
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nuevo convento balmasedano. La acompañaban doña Ana María de la Puente y
Agorreta; doña Ana María Miguel del Río y doña Juana Manuela Langarica, que
eran religiosas de coro y velo negro; también vino Clara de Valderrama que era
donada (8). (Ver apéndice Cap. 5).
El viaje desde San Martín de Don hasta Balmaseda lo hicieron en 4 jornadas:
El jueves 28 de Octubre de 1666, parten de S. Martín de Don hacia Quintana de
Martín Galíndez en el Valle de Tobalina, llegando a dormir en el Convento de
Nª. Sª. de Rivas en Nofuentes. De allí, el viernes 29, bajan a Medina de Pomar,
donde pasan la siguiente noche. Prosiguen el sábado 30 hacia Villasana de Mena
para pernoctar. Al siguiente día, el domingo 31 de octubre, salen hacia Balmaseda
pasando por El Berrón. Allí como límite del Señorío de Vizcaya, son recibidas
por el Alcalde, el Juez y los Regidores municipales; así como el Vicario de San
Severino, Juan de Verástegui. No podía faltar el Arzobispo de Burgos, también
balmasedano, D. Enrique de Peralta y Cárdenas.
Hay también balmasedanos que les acogen con danzas, música y arcabucería
entre un gran regocijo. Con todo ello se evidencia la importancia que le daban al
nuevo convento pues, sin duda, era un gran acontecimiento para la villa. El día
tres de noviembre por la mañana se celebró una solemne función en San Severino, en la que se impusieron los hábitos a seis novicias de la villa, entre ellas
Catalina de la Piedra, que era deuda del fundador.
Claustro del Convento
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A continuación las autoridades se llegaron hasta el nuevo edificio donde el obispo
procedió a bendecir toda la fábrica del convento y entronizar en ella el Santísimo
Sacramento. Acto seguido las nuevas clarisas entraron en su clausura. Entre las
nuevas profesas se encontraban algunas hijas de las mejores familias de la villa,
con buenas aportaciones a la fundación. (9)
• Doña Ana de Urrutia, con 800 ducados de dote, de la estirpe del Almirante
y terrateniente Urrutia
• Doña María Zumalabe, con 700 ducados de dote, de conocida familia de
ferreros y comerciantes de cobre
• Doña Francisca Victoria, con 800 ducados de dote
• Doña María de Arroyos, deuda del fundador
• Doña Bernarda de Orrantia, deuda
• Doña Ángela de Verástegui, deuda
• Doña María de Verástegui, deuda
• Doña Antonia del Solar, deuda
• Doña María de Entrambasaguas, deuda. (Ver Apéndice Documental Cap. 5).
5.2.- La vida en el Convento de Santa Clara
Las 16 nuevas clarisas comenzaron su vida en el monasterio, que estaba formado
por 20 celdas, el claustro, un zaguán, un locutorio, horno, un granero, bodega,
refectorio, cocina más recocina y enfermería; además de una huerta que abarcaba
1.870 brazas de a 7 pies.
Capitulaciones con el Cabildo
El Régimen y Gobierno del Monasterio había de ser supervisado periódicamente
por el Arzobispo metropolitano de Burgos, de cuya diócesis dependía Balmaseda,
en tanto que los dos Cabildos de la villa, el Eclesiástico y el Municipal, eran los
segundos Copatronos del convento. Este último punto se convirtió enseguida en
una fuente de conflictos, lo cual obligó a todas las partes interesadas a la conformación de unas Capitulaciones que fijasen las posiciones y competencias de cada
cual. (10)
Se firmaron las mencionadas Capitulaciones el día 30 de Diciembre de 1665 ante
el escribano D. Tomás de Cueto, contando con la aprobación diocesana. Fueron
largas y prolijas en sus 24 capítulos, y de su lectura y análisis se desprende una
evidente preocupación del Cabildo Parroquial, ante la nueva situación que se
planteaba. Los 10 beneficiados eclesiásticos temen la competencia que el convento pueda crearles, tanto en fieles como en limosnas, dado que las Clarisas iban a
habitar en la zona extramuros del Barrio de la Plaza y Puerta del Campo, donde
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se agrupaba mucho vecindario.
Los capitulados más importantes se concretan en estos cinco temas:
• Las Clarisas solamente obedecerán la autoridad del Arzobispo de Burgos por
siempre jamás.
• Nadie podía ser enterrado en la iglesia del Convento, excepto los Patronos y
sus esposas.
• La Comunidad pagaría sus diezmos al Cabildo, sin contar los de la fábrica y
la huerta.
• Se fundarían dos Capellanías en el Convento, dotadas con 300 ducados una,
que sería además el Confesor, y la otra con 200 ducados, a fin de cumplir las
misas por el fundador.
• La Comunidad debería tener siempre cuatro hermanas legas como servicio,
no pudiendo tener ni ayas ni criadas seglares.
El referido a los diezmos era sin duda el capitulado que más perjuicio habría de
causar a los Curas Beneficiados. Con la obra de fábrica perdió el Cabildo toda la
renta del ámbito de la huerta y clausura del Convento, que era muy amplio, y de
cuyos terrenos los Beneficiados solían sacar anualmente más de cincuenta cántaras de chacolí, porque ese lugar se hallaba ocupado sobre todo por viñas-parrales.
Para resarcir al Cabildo de las citadas pérdidas, las monjas se obligaron a pagar la
cantidad anual de 100 reales, o bien a entregar por una sola vez 2.000 ducados de
principal, para que los Beneficiados pudieran rentarlos en fincas. Se decidió esta
segunda opción, haciéndose la entrega el año de 1672. (11)
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Elecciones
En el interior de la clausura, los diversos cargos que por elección debían desempeñar las monjas, estructuraban la vida, el trabajo y las obligaciones de cada miembro
de la Comunidad.
Las elecciones se celebraban rigurosamente cada tres años, en presencia del Señor Arzobispo o de su Visitador General, que asimismo realizaba la inspección
completa del convento, revisando todas sus instalaciones y repasando los Libros
de Cuentas. Tras la inspección era costumbre “tomar la secreta” a todas las monjas. Era esta una práctica por la cual el visitador iba llamando en privado a cada
religiosa, por su orden de antigüedad, y le pedía información sobre la observancia
de las Reglas y Estatutos de la Orden y del Convento.
Tras una Misa del Espíritu Santo y en presencia del notario, se procedía a la elección de los cargos del Convento, designándose a la Abadesa solamente por mayoría absoluta. Una vez era elegida esta, todas las monjas le rendían obediencia,
designándose a continuación una Vicaria, tres Consiliarias, etc., y una maestra de
novicias. (12)
El reglamento interior
Diversos indicios documentales dan a entender que la vida en el Convento no era
tan dura ni tan estricta como se pudiera pensar. El individualismo y la “obligada
vocación” de algunas monjas, hicieron necesario un estricto Reglamento de Régimen Interno del que entresacamos estas dos observaciones. (13).:
• Se procurará que todas vayan vestidas de manera similar, sin sobresalir y sin
portar joyas ni velos de seda o ropas de colores profanos.
• Que las monjas se traten con humildad, cortesía y atención, sin decirse palabras descompuestas.
Cada día terminaban sus quehaceres con los oficios, que “por lo destemplado de
la tierra” se rezaban a las siete en invierno y a las ocho en verano. El régimen
de comidas era bueno y variado; tomaban media libra de carne con su tocino (o
pescado) para comer y dos huevos para cenar, acompañando ambas comidas con
un plato de verdura de principio y fruta para postre, así como medio cuartal de
pan y un cuartillo de vino para cada una. Hacían seis comidas extraordinarias al
año y con las sobras de cada día, más garbanzos o sopa, se ayudaba a los pobres
de la villa. (14)
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5.3.- La economía conventual
Fue este un convento de economía holgada, que si bien no tuvo nunca grandes
posesiones, si contó con rentas y dotes en cantidad suficiente. Las Clarisas fueron
además unas buenas administradoras, que tenían por norma invertir de inmediato
cualquier dinero que llegase a sus arcas.
La donación del fundador ascendió en el remanente de sus bienes, a la cifra de
1.586.856 maravedíes. Cuando el Rey Felipe IV dio su Real Licencia para la fundación el 23 de Marzo de 1665, tuvo a bien convertir esta cantidad en tres Juros
de papel sellado de 528.952 maravedíes cada uno, hechos sobre los Derechos de
Adelantamiento de los partidos de Burgos, Palencia y Valladolid (15). Este saneado comienzo de la economía conventual, permitió disponer de unas rentas con
capacidad de inversión que las Clarisas supieron aprovechar.
Las rentas
El Monasterio tuvo a lo largo de un siglo, aproximadamente entre 1742 y 1852,
unos buenos ingresos en concepto de Censos y Juros, pagados en moneda de
Real. (Puede verse la relación en el Apéndice Documental).
Las cuentas presentan datos por trienios según el mandato de cada abadesa, excepto en 1751/52 en que murió la elegida durante su primer año de gobierno.
Los ingresos fueron constantes y con un promedio de 15.735 reales trienales,
marcándose máximos que ascienden a casi 30.000 reales en fechas inmediatamente anteriores a la Guerra de la Convención (1793-95), así como dos etapas de
mínimas rentas, que coinciden precisamente con dos épocas desamortizadoras: la
de 1811-14 con los franceses y la de 1837 con Mendizábal.
Las inversiones
Las Clarisas fueron buenas inversoras en censos y rentas de la Administración
Pública y de otras entidades con apoyo oficial. La mayoría de estos censos se
imponían a corto plazo, máximo de tres años, renovables y algunos de ellos, caso
de las abacerías, por un solo año. Por el hecho de tener los juros de fundación en
la Corte, una buena parte de las rentas provenientes de allí, las fueron invirtiendo
en los Cinco Gremios Mayores de Madrid. La invasión francesa les dejó sin
rentas de los Gremios a partir de 1809.
Los Censos en la Villa de Bilbao se colocaron, unos en la Prebostad, que pagaba
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el Consulado, el primer año al 3% y los otros dos al 2%; otros Censos en las Abacerías y Carnicerías bilbaínas (16). (Puede verse la relación en el apéndice).
Las Clarisas invirtieron en los Concejos encartados, como los de Galdames y
Güeñes, con Censos renovados durante muchos años. En el siglo XIX continuaron las inversiones en municipios, que en su gran mayoría tuvieron como destino
la financiación de obras y la expansión de la red viaria. Las etapas bélicas habían
dejado exhaustas las economías particulares y por supuesto las del Señorío y las
Villas, y las Clarisas aprovecharon este momento para invertir en la financiación
de caminos. Tal es el caso de las imposiciones en el Consulado de Santander y
Camino Nuevo de La Rioja, con 26.000 reales al 4,5 %, o los otros 40.000 reales
al 5 % destinados al Camino de Castro durante los años de 1830 (17).
Los inmuebles
La gran mayoría de las Propiedades inmobiliarias del Convento tenían dos fuentes. Por un lado las Dotes y propiedades que aportaban las religiosas; y por otro
legados piadosos de los vecinos de la Villa. Todos estos bienes, tanto urbanos
como rústicos, los tenían en diversos tipos de arrendamientos. Entre ellos poseían
un piso en la calle del Medio destinado a casa del Preceptor.
Hacia 1790 los bienes urbanos de la Comunidad se habían triplicado. Cuando
José I suprimió las Ordenes monásticas, se incautó de sus patrimonios y los convirtió en Bienes Nacionales. En el remate que se celebró en Bilbao el 6 de Agosto
de 1811, de las propiedades del Monasterio de Santa Clara solamente se sacó a
pública subasta la casa de la calle de la Cuesta, que mereció una oferta de 1.458
maravedíes. (18)
Las dotes
Fueron un apartado considerable de los ingresos conventuales. No hay que olvidar
que las novicias, hasta que llegaban a profesar, pagaban por su manutención 40
ducados anuales, pero mientras tanto su dote ya producía rentas a lo largo del noviciado. La dote mínima de ingreso se fijó en 200 ducados, cifra que no estaba al alcance de todas las economías. Por ello el fundador creó un Fondo para Indotadas,
que facilitara el pago de esa cantidad a las jóvenes que, deseando profesar como
clarisas, no dispusieran de caudales para dote. Este Fondo lo dirigió en un principio
a mujeres de su entorno familiar, y en su defecto, a otras doncellas desheredadas de
la Villa e incluso de las cercanías.
En el Archivo conventual existe un único Libro de Donadas, en el que se han inscrito las Dotes de un siglo, entre 1729 y 1829, que da un total de 307.319 reales. (19)
- 124 -
A todos estos ingresos habría que añadir las donaciones particulares, a veces de
origen piadoso, y otras de familiares de religiosas, que dejaban su herencia a
los fondos del Monasterio (20). Tanto con las dotes como con las donaciones,
las Clarisas fueron completando la obra de fábrica, así como la iglesia y otras
dependencias anexas.
5.4.- La Preceptoría
El mandado testamentario de D. Juan de la Piedra alcanzaba también a otros
ámbitos próximos a la Fundación; por eso, con su legado, no solo se edificó el
convento y la iglesia, sino que se creó el Fondo para Indotadas ya citado, se designaron unos Patronos que supervisaran la marcha del convento, y se estableció
la creación de una Preceptoría aneja al monasterio.
D. Juan de la Piedra no olvidó las Misas perpetuas que encargó en su memoria
y por la salvación de su alma. Pero también quiso ayudar a la educación e instrucción de los niños de Balmaseda. Para ello, la fundación del Convento llevó
añadida la creación de una Preceptoría de Gramática, para que los jóvenes recibieran educación e instrucción por medio de un Preceptor, al que podría ayudar
un Repasante. Los Patronos del Convento y el Cabildo Eclesiástico de la Villa
debían encargarse de adjudicar la plaza de Preceptor, con un sueldo asignado
también para el ayudante. Pomposamente se le llamaría Cátedra de Latinidad,
haciéndose cada vez más exigentes las oposiciones para acceder a ella.
Órgano barroco de Sta. Clara. Año 1777. Foto García Muñoz
- 125 -
Cuando el fundador creó Santa Clara no quiso que fuese únicamente una casa de
oración, sino también un centro de enseñanza de Gramática y Buenas Costumbres para los hijos de la Villa. Para ello mandó que se construyese una casa, con
su escudo de armas en la fachada, con dos aulas para los discípulos. El preceptor debía de ser un sacerdote, con buena fama y costumbres, que fuese hombre de
letras y al que ayudarían uno o dos pasantes.
Esta Preceptoría solamente pudo mantenerse gracias al apoyo del Ayuntamiento,
que comprendió el beneficio que reportaba su existencia. Así, cuando en 1718, las
monjas, por estar escasas de rentas, dejaron de pagar sus estipendios, y cuando algunos años más tarde se repitiese tal situación, la corporación municipal decidió
litigar con el Convento por incumplimiento de concordia. (21)
El pleito fue largo y costoso, resolviéndose ante el Consejo de Castilla de manera que, aunque las Clarisas obtuvieron la razón, se vieron obligadas a pagar al
Ayuntamiento los atrasos, por un valor de 70.363 reales, que la villa colocó en
los cinco Gremios Mayores de Madrid, para con sus rentas seguir pagando al
Preceptor. (22)
El Regimiento Municipal nunca quiso abandonar este servicio, que en 1790 acogía 32 alumnos, de los que 20 no pagaban por ser pobres. Tan importante era su
labor que los niños salidos directamente de sus aulas, pasaban a examinarse por
libre, a mediados del siglo XIX, en un Instituto de Segunda Enseñanza. (23)
Los Patronos
El fundador nombró como primeros Patronos del Convento a Pedro de la Piedra
Carranza y a Juan de Arroyos, sus primos, para que se ocupasen del cumplimiento estricto del legado. Debían recibir una renta de 200 ducados anuales, con seis
años de carencia, y con la obligación expresa de encargar misas por la memoria
del testador. El cargo fue hereditario y conllevaba el privilegio de poder ser enterrado en el convento, junto con su esposa.
Como Copatronos se designaron a los dos Cabildos de la Villa, el Municipal y
el Eclesiástico, delimitándose las competencias por medio de las Capitulaciones
citadas en el punto 5.2.1. No por ello dejó de haber fricciones entre los cuatro
Patronos, por cuestiones de preeminencia, como por ejemplo, quién debía ocupar
la presidencia en los actos litúrgicos del Convento.
- 126 -
Los Pleitos
Las Clarisas no pleitearon con el Cabildo eclesiástico. Las relaciones fueron, si
no del todo excelentes, al menos normales y sin grandes tensiones entre los Beneficiados de la Villa y las religiosas de Santa Clara.
Con el Regimiento las cosas fueron bien distintas. Además de otras controversias,
los tres grandes temas de litigio fueron la Preceptoría (ver punto 5.4), el Campo de las Monjas y los Impuestos de Abastos. Todos los pleitos fueron largos y
costosos, y ninguna de las partes regateó esfuerzos ni dinero con tal de ganarlos.
En cuanto al denominado Campo de las Monjas que se extendía frente al Convento, el Ayuntamiento trató de plantar árboles para ornato y paseo de los vecinos.
Las Monjas interpusieron pleito aduciendo fundamentalmente cuestiones de moralidad, preservación de clausura y lugar para procesiones extra conventuales. La
sentencia en grado de recurso fue favorable al Convento.
Sobre el pago de tributos, las religiosas se consideraban exentas, por lo cual litigaron con el Regimiento, por ejemplo contra la percepción de la sisa sobre las
mercaderías que llegaban al Convento, traídas por los arrieros. En unos casos
aducían su situación extramuros y en otros, como en el siglo XIX, la escasez de
recursos. (24)
5.5.- Epílogo
En mayo de 1855, en plena desamortización de Madoz, un informe oficial sobre
el convento señalaba que ninguna de las monjas ni tampoco la Comunidad como
tal, disfrutaban de pensión del Estado, antes bien, se sostenían con el producto de
sus cortos bienes así como de limosnas de almas piadosas. Desconocemos lo que
ocurrió durante la desamortización, si bien sabemos que la Comunidad conservó
únicamente la fábrica del Convento, la iglesia y una huerta con cementerio de
unos 8.000 metros cuadrados. A falta de datos documentales, esta información se
ha trasmitido verbalmente a través de generaciones de religiosas.
Durante la contienda civil de 1936-39, las religiosas más jóvenes se trasladaron
a varios conventos del norte de la provincia de Burgos, permaneciendo en el
edificio solamente las de mayor edad. Las estrecheces que sufrieron trataron de
paliarlas los propios balmasedanos, en situación bastante similar, acercándoles
alimentos a través de las tapias del convento.
En las últimas décadas del siglo XX, se hacía ostensible el deterioro de la fábrica
- 127 -
conventual, siendo enormemente gravosa su reparación y mantenimiento, por lo
que, tras los permisos pertinentes del Obispado y del Vaticano, la Comunidad
decidió vender su propiedad en los años 1980, por un valor de 30 millones de
pesetas. Su condición de Monumento Histórico Artístico provincial, declarado en
1984, impidió su demolición y su nuevo propietario, tras una excelente restauración, lo convirtió en el Hotel y Restaurante San Roque.
Actualmente, el complejo hotelero sigue funcionando y su eje central sigue siendo el claustro, por el que tantas Clarisas pasearon y rezaron a lo largo de los
cuatro últimos siglos. (25)
La Iglesia del convento, que posee unos magníficos Retablos y un Órgano barroco de 1777, fue cedida por el Obispado de Bilbao, para ser hoy en día el Museo y
Centro de Interpretación de la Pasión de Balmaseda. En sus puertas da comienzo
cada Jueves de la Semana Santa, la famosa representación de la Pasión Viviente
que, siendo más que centenaria, ha hecho famosa a esta villa en todo el mundo.
NOTAS
(1).- El Ayuntamiento de Balmaseda pagaba rentas de juros a las Clarisas de Castro y de Medina
de Pomar, en razón de sendos favores reales, concedidos desde finales del siglo XV. Archivo Municipal de Balmaseda, reg. 39. Libro Privilegio de las monjas de Castro.
(2).- ORDENANZAS MUNICIPALES, Año 1792. Título Séptimo, Capítulo 20 “que a las mozas solteras no se las permita vivir solas”. GÓMEZ PRIETO, Julia. Colección Malseda, Tomo I, pp. 251.
(3).- ATIENZA LÓPEZ, A. “Tiempos de Conventos: Una historia social de las fundaciones en la
España Moderna”. Universidad de La Rioja. Año 2008. 590 pp.
(4).- El añil, colorante azul obtenido de una planta de la familia de las indigoferas, ya era utilizado
en el Viejo Mundo antes del Descubrimiento de América. Por otra parte, en el Nuevo Mundo, el
color azul era también extraído de la planta conocida como “jiquilite”. Se utilizaba por los habitantes de Mesoamérica, desde épocas muy tempranas, para teñir las vestimentas sacerdotales y de
los señores nobles. Los Reyes de España apoyaron su producción y durante la Colonia, El Salvador
se convirtió en el principal productor del añil del Reino de Guatemala, alcanzándose el máximo
apogeo en el siglo XVII.
(5).- El Señoraje o Señoreaje era el beneficio que percibía la autoridad de las Casas de Moneda,
por acuñar una pieza cuyo valor intrínseco era menor al nominal.
(6).- Archivo Convento Clarisas de Balmaseda (A.C.C.B.). Testamento de Don Juan de la Piedra.
Año 1643. Las ventas se hicieron a finales de 1646 en Sevilla.
(7).- A.M.B. Libro de Decretos Reg. 26 f. 139v. de 30 de Agosto de 1652.
(8).- A.C.C. B. Libro de Elección de Abadesas f. 6v. También en GÓMEZ PRIETO, J., “Vida y Economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda: 1666-1984”. Estudios de Deusto, nº extra
1988. pp.481-494.
(9).- A.C.C.B. Acta de Fundación 4 de Noviembre de 1666. Al folio 4 aparece la inspección de la
obra de fábrica previa a la Licencia Arzobispal, el 10 de Julio de 1662
(10).- A.C.C.B. Capitulaciones celebradas por el Convento de Santa Clara impresas en 1679.
(11).- A.C.C.B. Carta de pago del Cabildo eclesiástico de los 2.000 ducados de lo capitulado en
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las Concordias. Año de 1672.
(12).- A.C.C.B.. Libro de Elección de Abadesas f.6v.
(13).- A.C.C.B. Libro de Fundación del Convento f. 26 y ss. Visita del año 1672.
(14).- A.M.B. Reglamento de la Junta de Caridad y Reglas para los pobres de Balmaseda punto
13.2. Hacia el año 1783 s.f.
(15).- A.C.C.B. Licencia Real y Concesión de Juros, hoja impresa en 1667.
(16).- A.C.C.B. Libro de Censos del siglo XVIII s.f. A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos f. 198.
(17).- A.C.C.B. Libro de Cuentas y Razón de los Bienes del Convento s.f. Se firmó la escritura con
los Cónsules y Prior del Consulado del Mar de Santander, el 25 de Agosto de 1804.
(18).- Archivo General del Señorío de Vizcaya. (A.G.S.V.) Bienes Nacionales Reg. 2 Leg. 1 Años
1810-12.
19).- A.C.C.B. Libro de Donadas s.f.
(20).- A.C.C.B. Libro de cuentas de Don Juan de los Llamos s.f. Mariana de Villarprego y los
Llamos entró de novicia en 1767, con 30 años de edad y 1.000 pesos de a 20 reales de dote. Pudo
profesar clarisa gracias al envío hecho por su hermano F. Javier desde Guatemala, a donde había
llegado en 1756 a casa de su tío Joaquín de los Llamos, calificado Comisario del Santo Oficio de
la Inquisición.
(21).- En 1790 las Clarisas vieron disminuir las Rentas de los Juros del fundador, por lo que tuvieron que prescindir del Repasante por falta de dinero.
(22).- Ver el pleito en Archivo Histórico Nacional (A.H.N.) Consejos leg. 1749/25, año 1793. Ver
la resolución en A.M.B. Libro de Acuerdos Reg. 58 f. 26, Agosto de 1793.
(23).- A.M.B. Libro de Acuerdos Reg. 71 f.214, 31 de Marzo de 1851.
(24).- Archivo del Corregimiento de Vizcaya (A.C.V.) leg. 767 nº 11.
(25).- El 16 de Abril de 1984 las ocho Clarisas se trasladaron a su nueva residencia en Loiu, en
un convento de nueva factura, que habrían de compartir con otra comunidad de Clarisas llegadas
del desaparecido Convento de las Calzadas de Mallona en Bilbao.
- 129 -
- 130 -
PARTE TERCERA
Fundaciones en Lima - Perú y en Matanzas - Cuba,
siglo XVII
Capítulo 6
FUNDADORES EN LIMA, PERÚ
Capítulo 7
FUNDACIÓN DE MATANZAS EN CUBA
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- 132 -
Capítulo 6
FUNDADORES EN LIMA - PERÚ
Potosí, un lugar del Alto Perú, era una importante ciudad que creció al lado de la
mítica montaña de plata y que deslumbró por siglos a la imaginación europea. En
ella los vascos se hicieron ricos y poderosos, gracias a su entrega al trabajo y su
habilidad para los negocios.
A finales del siglo XVI, en el año 1580, la comunidad vasca de Potosí controlaba
el 80% de las 132 fábricas mineras; además tenía una buena mayoría en este municipio que contaba con 12 regidores, de los que la mitad eran vascos; y sobre todo
dominaba el mercadeo de la plata, pues de doce mercaderes mineros, ocho eran
vascos. Se sabe que desde los primeros años de esa centuria un grupo de vizcaínos
solían reunirse en el Convento de San Agustín, con el propósito de dar forma a
una hermandad que los agrupara, tal y como sucedió años después. No extraña por
tanto que allí se constituyese la Hermandad de ayuda mutua, en el templo de los
agustinos del lugar, aunque de momento no se oficializaron los estatutos.
En los inicios del siglo XVII era también importante el número de vascos residentes en Lima, y muchos de ellos formaban parte del sector más representativo
y poderoso de los comerciantes que desarrollaban sus labores en la capital del
virreinato peruano. Y lo mismo que en Potosí, ocurrió por aquellos años en la
Ciudad de los Reyes (Lima), donde algunos vascos se reunían, con iguales fines,
en el Convento de San Agustín. (1)
- 133 -
6.1.- La primera Hermandad Vascongada de América. Lima, 1612
Iglesia Monasterio de San Francisco de Lima
La primera cofradía que se organiza y se oficializa en América, es la fundada
en Lima el 13 de febrero de 1612. Para ello, importantes comerciantes vascos
de la capital del Virreinato de Nueva Castilla se reunieron para dar poder a los
siguientes “caballeros hijosdalgo de la nación vascongada: Olarte, Cortabarría,
Urdanibia, Urrutia, Arrona y Rezola” con el fin de comprar a D. Luis de Mendoza
y Ribera la capilla del Santo Cristo, en el brazo izquierdo del crucero de la iglesia
del Convento de San Francisco, para instalar en ella la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu y también una bóveda subterránea.
Se adquirió la capilla en la “Iglesia de Santo San Francisco” con el propósito
de dedicarla al culto de nuestra Señora de Aránzazu. Una capilla que tendría por
objeto ser punto de reunión de la Hermandad Vascongada, más conocida luego
como Cofradía de la Virgen de Aránzazu, reservándose la cripta para el entierro
exclusivo de los miembros de la Hermandad y sus descendientes.
Siete años más tarde se aprobaban las primeras Constituciones que regirían la
“Congregación y Hermandad de los Caballeros Hijosdalgo que residen en la
Ciudad de los Reyes”. Las definitivas se sancionaron en 12 de Abril de 1636, en
que el número de cofrades pasaba ya de cien miembros.
- 134 -
Fueron 105 los hermanos fundadores de esa primera Cofradía en Lima. Se conserva el nombre de todos ellos porque dejaron estampada su firma en el libro de
elecciones de la Hermandad. Su procedencia: 35 de Guipúzcoa, 9 de Navarra, 7
de Álava y 5 de la Hermandad de las Cuatro Villas (San Vicente de la Barquera,
Santander, Laredo y Castro Urdiales). De Vizcaya fueron 49 y de ellos 5 eran de
Balmaseda. Sus nombres: Sebastián de Allende; Francisco de Bedia y Juan de
Bedia, hermanos; Severino de Cueto y Juan de Rado y Vedia. (2)
Esta primera Cofradía (Congregación y Hermandad) fundada en América, estipula
en el preámbulo de sus estatutos que: “El fin de esta Hermandad y congregación
a mayor gloria de Dios Ntro. Señor y de la Santísima Virgen Ma. su Madre, es
unirse y confederarse todas las personas caballeros hijodalgo”. En primer lugar,
estaría conformada la corporación por los residentes en Lima que fueran naturales
de Vizcaya y de Guipúzcoa, al igual que sus descendientes, así como los oriundos
de Álava, de Navarra y de las “cuatro villas”: Se estableció como misión primordial de la Hermandad la de “ejercitar entre sí y con los de su nación obras de
misericordia y caridad cristiana así en vida como en muerte”. (3)
La segunda cláusula puntualiza los requisitos indispensables para pertenecer a la
Hermandad: “... porque la nobleza y limpieza de sangre es donde Nuestro Señor
ayuda mucho a la virtud y buenas obras el ser hijos y descendientes de buenos,
se ordena para mayor decoro de esta Congregación que todos los que hubieren
de ser recibidos en ella sean originarios de las partes y lugares de suyo referidas
o sus descendientes por vía de varón, nobles y limpios, de conocido nacimiento y
opinión...”. Estaban expresamente excluidos los que desempeñasen alguna ocupación calificada de infame.
A la par de su campo de acción espiritual como cofradía canónicamente instituida, la Hermandad desarrollaría un plan de socorros mutuos. Las obras de caridad
consistían en visitar a los enfermos acogidos en los hospitales; sorteo de dotes
para huérfanas pobres y recorrer las cárceles por si hubiese en ellas miembros de
la hermandad presos por deudas, a fin de asistirlos en su defensa, o si la deuda
fuese por una suma moderada, la institución se subrogaría para su cancelación,
con cargo de reembolso de honor adquirido con ella.
La Función principal del instituto se celebraría con toda solemnidad cada 3 de
Mayo, pero también se realizaban cultos de gran aparato en la festividad de la
Purificación (2 de Febrero), de la Anunciación (25 de Marzo), de la Asunción (15
de Agosto) y de la Purísima (8 de Diciembre). (4)
- 135 -
El 27 de diciembre de ese mismo año de fundación de 1612, concluidos los trámites de la compra, se convocó a una reunión para elegir mayordomos y redactar
estatutos; los cuales rigieron durante más de dos siglos la Hermandad limeña, y
que son muy parecidos a los redactados años después en México, Santiago de
Chile y otras ciudades con el mismo fin: poner en funcionamiento una Cofradía
de la Virgen de Aránzazu, que congregara en exclusiva a los vascos. Con ello se
probaba que lo ocurrido en Lima no fue un hecho aislado ni circunscrito a esa
ciudad, sino un propósito compartido por todos los vascongados.
La conjunción de dos elementos distintivos, el idioma y la desconfianza, hizo que
los vascos siempre funcionaran en grupo; y esta tendencia a la diferenciación, a
sentirse distintos, a ser comunidad con carácteres propios, hizo que muy pronto
los vascos de América comenzaran a congregarse en reuniones exclusivas, que
fueron tomando forma institucional, deseosos de diferenciarse y hacer causa común entre ellos.
La voluntad de singularizarse, de tener identidad propia, es la que anima a este
y otros estatutos en México, en Santiago de Chile más tarde; aunque sin llegar
a desatinos. Por ejemplo, los mayordomos limeños que deciden el nombramiento de Capellanes para las capellanías que la Cofradía sostiene, deben cuidarse
de que los aspirantes demuestren primero que nada solvencia moral, capacidad
intelectual, don de gentes y sólo en último término están obligados a preferir a
originarios del País Vasco o vascos americanos. (5)
Todos eran importantes comerciantes de la ciudad, lo que es otra muestra de la
dedicación a los negocios de los vascos en América. Aunque en Potosí, donde en
realidad se inician informalmente estas asociaciones, hay que añadir a los hombres de empresa, los numerosos técnicos que dirigían en las minas la amalgama
del mercurio con la plata, a los llamados Azogueros.
También se recogen las viejas costumbres de los euskaldunes señalándose que
“la igualdad debe ser respetada hasta en la muerte”. Ni asiento ni sepultura que
diferencie a unos de otros y, más aún, “esto ha de ser de tal manera indispensable” que no hay autoridad alguna que pueda “innovar o dispensar” esta disposición. Igualdad que se extiende hasta el caso de “personas pobres originarias de
dichas provincias y descendientes de ellas (fallecidas en la ciudad), las cuales
o por descuido o por falta de noticia no hayan sido registradas... se ordena que
los tales se hayan de enterrar y se entierren en la capilla a costa de la Hermandad....”. También se sepultaban en la bóveda los hijos de vascos temporalmente
en el Perú. (6)
En un Inventario del año 1710 se explica cómo la Virgen de Aránzazu - que pre- 136 -
sidía el altar mayor de la capilla - estaba vestida con un traje de 180 esmeraldas
y el velo tenía 64 diamantes. Las cuotas de los cofrades eran de 25 pesos anuales
y su tesorería patrocinó numerosas Obras Pías, aunque no soportaba tener a mendigos y pedigüeños en sus puertas, lo cual le acarreó no pocos problemas con las
autoridades eclesiásticas.
La Cofradía de Lima tuvo vida ininterrumpida hasta el siglo XIX y en 1857,
proclamada ya la independencia peruana y establecida la República, eran 278
sus miembros, cifra significativa en la Lima de ese entonces. Sólo en 1865 entra
en disolución y es absorbida por la Beneficencia Pública de la ciudad, en cuyos
archivos constan todos sus datos históricos y económicos. (7)
6.2.- Otras Cofradías de Nª. Sª. de Aránzazu en América
Puede que nos resulte extraña la gran devoción que la Virgen de Aránzazu suscitaba en América. Esta devoción va ligada a la Orden Franciscana y por extensión
no solo a los guipuzcoanos, pues fue nexo de unión y cohesión de oriundos de
Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Reino de Navarra. Y además se extendió a todo el
territorio donde los vascos desarrollaban sus empresas, minas, haciendas y casas
encomendándolas a la virgen. También San Ignacio de Loyola tuvo su predicamento, como se ve en la capital mexicana. (8)
Tanto es así que este nombre de Nª.Sª. de Aránzazu, se asocia a las Cofradías
mexicanas de Veracruz, Zacatecas, Guadalajara - Jalisco, Puebla y San Luis Potosí . Aunque la más conocida y que aún pervive es la de México capital, llamada
Colegio de San Ignacio de Loyola o “Colegio de las Vizcaínas”.
Idéntica Cofradía a la estudiada en Lima, se llegó a fundar en la capital mexicana, aunque con diferentes fines, ya que esta instituación se creó para que diese
educación y formación a las mujeres. Sus impulsores tenían una elevada posición
en los diferentes aspectos de la vida novohispana. Pertenecían a la Real Sociedad
Bascongada y procedían del clero, la nobleza, la cultura y la empresa, contando
con innumerables nexos en el mundo económico, que los vinculaba a su vez a
medianos mercaderes, modestos industriales o simples trabajadores. Pero no hemos conseguido identificar entre ellos a ningún balmasedano.
En 1732, cincuenta miembros tomaron el acuerdo de fundar el Real Colegio de
San Ignacio de Loyola, para niñas naturales y oriundas de las Vascongadas, y
cualesquiera otra de raza española; amparando también a las viudas. Con ello,
en Nueva España se abría una renovación pedagógica que lucharía por otorgar a
la juventud femenina posibilidades educativas, semejantes a las que los hombres
tenían. (9)
- 137 -
En 1734 comenzaron las obras del Colegio y Asilo y tras diversas vicisitudes,
tanto con el Rey Fernando VI como con el Papa Clemente XIII, fue inaugurado
por el Arzobispo de México el 3 de Febrero de 1767; como albergue para 500600 niñas pobres, doncellas y viudas sin recursos se le comenzó a llamar “El
Colegio de Las Vizcaínas”, institución que aun existe y es sede de la R.S.B.A.P.
de México. (10)
Colegio de las Vizcaínas en México D.F. Fuente: M X City
6.3.- El Señor de los Milagros. Lima, 1684
Una de las manifestaciones religiosas que más multitudes congrega en todo el
Perú y acaso en el mundo entero, es la del Señor de los Milagros. Todos los años
por el mes de octubre, hábitos morados, medallas y escapularios comienzan a
ser usados por miles y miles de peruanos. Es el mes de penitencia, mes de procesiones, en que la imagen del Cristo de Pachacamilla sale a recorrer las calles
de Lima, y de las ciudades y pueblos del Perú. El centro de esta devoción es el
templo de las Carmelitas Descalzas Nazarenas en la Avenida Tacna de Lima, y
por eso comenzamos este apartado con la historia de este santuario, cuyas raíces
nacen de la labor de un balmasedano. (11)
Lima fue fundada un 6 de enero de 1535, fiesta de los Reyes Magos y por esta
razón se la llamó Ciudad de los Reyes. Situada en la región agrícola conocida por
- 138 -
los indígenas como Limaq, Lima fue el nombre que adquirió con el tiempo. Fue
la capital del Virreinato del Perú y la más grande e importante ciudad de América
del Sur durante la época imperial española. Su fundador fue Francisco de Pizarro
y creció rápidamente ya que, hacia 1650, la ciudad de Lima contaba con alrededor de 35.000 habitantes.
En el siglo XVI Hernán González, encomendero de Pachacámac adquirió algunos terrenos en Lima, entre ellos la llamada Huerta de Pachacamilla. Este nombre
vino de que estaba cuidada por indígenas provenientes de Pachacámac, gran centro ceremonial desde la era pre-incaica. Eran indios mal cristianizados que adoraban en secreto una imagen de Pachacámac, el antiguo dios de los terremotos.
Este culto perduró con el paso del tiempo y fue transmitido a los negros esclavos
del lugar. En el siglo XVII los indios desaparecieron y los negros angolas reemplazaron la imagen de Pachácamac por una de Cristo crucificado. Se sabe que,
desde 1650, estos negros formaron una cofradía y se reunían para rendir culto a
la imagen y construirle una ermita. No extraña que con el tiempo aquella zona se
llegara a conocer como Santa Cruz. (12)
Los negros de Perú “cazados” por los portugueses en las costas africanas de Angola, encontraron en esta devoción una válvula de escape para su situación de
opresión. Por eso fueron constituyendo Cofradías, con el permiso eclesial; tenían
unos 100 miembros y estaban dirigidas por un Mayordomo y a cargo de un retablo o una capilla de una iglesia de Lima. Los locales de la cofradía servían para
bautizos, bodas y reuniones y se dice que, incluso, daban préstamos para que sus
miembros se hicieran libertos.
En 1655 ocurrió un devastador terremoto que estremeció Lima y El Callao, y
causó gran pánico entre la población. Derrumbó templos, mansiones y por supuesto las casas más frágiles, originando miles de muertos y damnificados. Toda
la ermita se hundió salvo la pared con el Cristo pintado que no se derrumbó ni
sufrió daño alguno.
Esto fue considerado un auténtico milagro; a esto se añadió “otro milagro”, el del
negro Antonio León que sufría un tumor sin curación posible. Pero tras sus visitas y devociones al Santo Cristo de la ermita, el tumor se fue reduciendo y acabó
por desaparecer. La noticia del “milagro” se propagó rápidamente y aumentó el
número de devotos. Esta es la síntesis de la pequeña historia del nacimiento y
devoción por el Cristo de los Milagros de Pachacamilla.
- 139 -
La noticia de varios hechos milagrosos atribuidos a la imagen mural atrajo el
interés del público y la pintura comenzó a ser conocida como el “Señor de los
Milagros”. No todas las reuniones celebradas en el lugar eran de naturaleza edificante y, por ello, la autoridad pública mandó borrar la imagen. Pero todos los
intentos de suprimir la pintura fueron en vano; la imagen no desaparecía y con
ello iba aumentando la fama del Cristo.
El mismo Virrey Conde de Lemos se personó en el lugar y ordenó que se le
construyera una ermita. Su inauguración fue la fiesta de la Exaltación de la Santa
Cruz del año 1671, y en esos mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar
continuidad y decencia al culto religioso, nombró como primer mayordomo de
la Cofradía del Santo Cristo de los Milagros a don Juan de Quevedo y Zárate. El
segundo mayordomo fue Juan Gonzalo de Montoya y Juan López de Saavedra
el tercero.
Por estas fechas hará su aparición en Lima, un balmasedano peculiar que no solo
va a cambiar su propia vida sino también la del Cristo de los Milagros. Veamos
su vida y su obra.
6.4.- Sebastián de ANTUÑANO y LAS RIVAS
Sebastián de Antuñano y las Rivas era natural de la villa vizcaína de Balmaseda,
donde fue bautizado el 20 de enero de 1652, en su parroquia de San Severino.
Era hijo legítimo de Miguel de Antuñano y de María San Juan de Rivas, ambos
de la misma villa. Sus padrinos de bautizo fueron Valentín de Aréchaga, sargento
mayor, y su esposa Casilda de Verástegui. Le confirió el sacramento el bachiller
Miguel de la Presa, cura y beneficiado de dicha parroquia. (13)
Antuñano, en 1667, a los 14 años de edad se embarcó en Cádiz rumbo al Perú con
el fin de hacer fortuna. Después de muchos peligros a causa de la lenta y larga
travesía de esos tiempos, y haber sufrido graves quebrantos en su salud, llegó a
Lima a comienzos de 1668. El clima de la capital no le fue muy favorable, pues
siguió padeciendo trastornos y enfermedades. Ya restablecido y aclimatado, y
al poco tiempo de residir en Lima, tuvo la suerte de trabajar para el acaudalado
mercader Nicolás de Olabarrieta, Caballero del hábito de Santiago, también balmasedano y protector suyo. Desde allí hizo dos viajes de negocios a las ferias de
Portobello y Tierra Firme, consiguiendo una pequeña fortuna.
Como era un joven instruido, serio y formal, logró desempeñar el cargo de cajero
de su protector, quien, por razones de negocios, a fines de 1669, lo envió nueva- 140 -
mente a España. Desembarcó en Cádiz a comienzos de 1670 y desde ese puerto
se dirigió a la Corte de Madrid donde permaneció hasta 1671.
En la capital española estuvo viviendo en la calle Atocha, frente al convento de la
Santísima Trinidad y Redención de Cautivos de la orden de los padres Trinitarios
Descalzos. Y con motivo de esta vecindad y sus firmes creencias católicas comenzó a visitar con mucha frecuencia, la cercana iglesia para orar ante la imagen
del Cristo de la Fe. (14)
Estas repetidas visitas fueron moldeando el misticismo que lo caracterizaría toda
su vida y que fue enriquecido por un suceso extraordinario acaecido en Madrid,
pero cristalizado en Lima. Este acontecimiento fue el siguiente: una de las muchas veces que estuvo reclinado a los pies de la efigie del Cristo de la Fe, sintió
de improviso como un llamado sobrenatural o íntimo convencimiento de estar
destinado para “cuidar de una obra de mucha honra y gloria de Dios”, según
manifestaría posteriormente en sus “Memorias”.
Con la mente puesta en esta revelación y como tenía pensado regresar al Perú,
creyó necesario reunir dinero para poder cumplir con su destino, y con este fin
salió a los pocos días de la Corte de Madrid, pasó por Sevilla y llegó a Cádiz. De
este puerto zarpó con rumbo al Perú. Ya en Lima, el 5 de Julio de 1684, entra a
conocer la ermita del Señor de los Milagros y allí vivirá un acontecimiento que
le cambiará la vida.
Su pensamiento retrocedió al año 1671 cuando estaba en Madrid postrado a los
pies de la efigie del Cristo de la Fe y sintió el llamado del Señor. Fue al contemplar el Cristo de Pachacamilla, cuando siente la misma voz interior que le susurra
claramente: “Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi
culto” (15). Puesto de rodillas ante la imagen, le ofrece un servicio incondicional
hasta la muerte.
Iba a tener muchas dificultades, luchas, contratiempos y a conocer la humana
ingratitud, pero en ese momento se retiró satisfecho, feliz y alborozado por la
revelación que definía su destino.
Sebastián de Antuñano realizó los trámites necesarios y fue nombrado Cuarto
Mayordomo. Era en 1684 y habían transcurrido treinta y tres años desde que el
inspirado negro esclavo angoleño plasmara la figura del Redentor Crucificado en
la pared del local donde se reunía su cofradía.
- 141 -
Sebastián de Antuñano y las Rivas. Fuente: José Antonio Benito
Sebastián, en cumplimiento de su predestinada misión, inició averiguaciones
para conocer al propietario del lugar, pues había observado que la capilla era
pequeña y había necesidad de arreglar y mejorar el contorno. Durante dos largos
años el buen propietario estaba decidido a vender, se hizo la tasación del lugar la
cual fue muy elevada para esa época, pues ascendía a un monto de 6.500 pesos,
más otros 500 que pedía para firmar la escritura. Aceptó Antuñano y acordaron
que el pago debía de hacerse a censo perpetuo, irredimible y al 4%, exigiendo el
vendedor que no figurase el terreno ocupado por la capilla, haciendo constancia
en la escritura que era una donación hecha por él.
Al verse propietario del lugar, Sebastián de Antuñano decidió realizar sus planes
de ampliar la capilla para convertirla en iglesia y eliminar el muladar cercano; así
como trasladar un matadero de carneros que estaba adjunto y que despedía unos
horribles olores. Pero todo le resultó muy caro y su pequeña fortuna desapareció.
Aun así hizo construir una modesta casa para vivir en ella y poder atender mejor
al culto y veneración del Cristo de Pachacamilla. Y los devotos le ayudaron con
apoyos de todo tipo.
- 142 -
Multitudinaria Procesión por las calles de Lima llenas de devotos en hábito
morado del Santo Cristo.
Aun habría de suceder el destructor terremoto de octubre de 1687. Un seísmo que
se había hecho notar desde el mes de enero de ese año con ligeros temblores cada
mes. Fue el 20 de Octubre y a media noche, fueron cayendo iglesias y mansiones.
La gran sacudida final sucedió a las 6 de la mañana. El “gran milagro” fue que la
pared con el mural pintado del Santo Cristo en Pachacamilla, se mantuvo intacta.
(16)
Esa misma tarde Sebastián de Antuñano sacó en procesión un lienzo que era
copia del mural. Este hecho, al que se unieron algunas curaciones milagrosas,
hicieron del Santo Cristo “el Señor de los Milagros” y así se le conoció desde
aquellos momentos, hasta la actualidad.
La devoción se extendió como la pólvora y aumentaron las procesiones y también los milagros. Esto fue determinante para que el Cabildo de Lima nombrase
al Señor de los Milagros como Patrono de la Ciudad. Sucedió en 1715; ese año
la procesión fue muy multitudinaria, tanto como lo son hoy día las varias que se
celebran a lo largo del mes de Octubre, siendo la más importante la del día 28,
fecha que recuerda la de otro gran terremoto y maremoto ocurrido en 1746.
El Santo Cristo fue declarado más tarde, Patrono de todo el país, convirtiendo
con el tiempo su festividad, en la principal celebración católica peruana y una
de las procesiones más grandes del mundo. Mientras tanto, el lugar comenzó a
renacer del seísmo, al tiempo que crecía la Casa y Santuario del Santo Cristo de
- 143 -
los Milagros. Allí, a su lado, vivió Sebastián y cuidó de la Cofradía como cuarto
mayordomo de la misma. Se dice que “andaba vestido de pardo y con una caña
en la mano al estilo ermitaño” y con su gran humildad se había conquistado el
aprecio de todos. (17)
6.5.- El Monasterio de Madres Nazarenas. Lima, 1702
En aquellas inmediaciones se hallaba también el pequeño convento de las Beatas Nazarenas que pasaban por grandes dificultades. Sebastián de Antuñano les
ofreció que se trasladasen al santuario donde fundaron el Monasterio de Madres
Nazarenas Carmelitas Descalzas, que allí permanece aún desde el año 1702. En
un gesto de identificación con ellas, Sebastián de Antuñano adoptó la vestimenta
morada, y desde entonces su ejemplo fue seguido por los devotos del Santo Cristo. De esa manera las procesiones llevan a sus cofrades, vestidos de morado con
el hábito nazareno y una soga blanca a la cintura.
Cuando Antuñano comenzaba a disfrutar del reconocimiento a sus esfuerzos, una
extraña enfermedad debilitó sus fuerzas y sintió cercano su fin. Había hecho testamento el 17 de Diciembre de 1716 y habiendo recibido los Santos Sacramentos,
falleció la noche del día 20 de Diciembre en su “beaterio”, a la edad de 64 años.
Había ejercido el cargo de Mayordomo del Cristo de los Milagros durante 33
años. (18)
- 144 -
Sus restos reposan en el Santuario de Las Nazarenas, en la pared del crucero, y
junto a su querido Cristo de los Milagros, como lugar de eterna peregrinación.
Bajo una placa con la siguiente inscripción: “Aquí yacen los restos del Hermano
Sebastián de Antuñano, nuestro cofundador de nación vizcaíno-español, quien
desde el año 1684 se consagró a promover el culto y devoción a Nuestro Señor
de los Milagros y cooperó eficazmente a la fundación del Beaterio de Nazarenas,
actual Monasterio de Carmelitas Descalzas Nazarenas”.
Placa mortuoria de Sebastián de Antuñano en Lima. Foto: E. Gómez
En la actualidad, la imagen del Señor de los Milagros de las Nazarenas es la
más popular del Perú y cuenta con millones de devotos, particularmente en las
multitudinarias procesiones de octubre, “mes morado”, en Lima, en todo el Perú
y en el mundo. El monasterio sigue regentado por Carmelitas Descalzas en una
calle (Avda. Tacna) y en una zona no demasiado alejada del centro histórico de
Lima. Es curioso que, en la misma acera y calle, se sitúan correlativamente la
casa-Santuario donde falleció Santa Rosa de Lima; la casa natal donde vívió y
murió San Martín de Porres “Fray Escoba”; y el Monasterio de las Nazarenas
con el Señor de los Milagros. Todo ello constituye un gran conjunto espiritual y
religioso de la ciudad de Lima.
Epílogo: La Procesión del Señor de los Milagros
El lienzo que mando confeccionar Sebastián de Antuñano es el que sale en procesión en nuestros días. Este lienzo fue restaurado el año 1991 por los especialistas
del Museo Pedro de Osma. La procesión del Señor de los Milagros se realiza
tradicionalmente en el mes de octubre. Sale desde el Monasterio de las Nazarenas
el primer Sábado de Octubre y regresa al Santuario en la noche. Posteriormente el
Cristo de Pachacamilla recorre la ciudad de Lima los días 1, 18 y 28 de Octubre.
Finalmente su último recorrido procesional se realiza el 1 de noviembre en el que
la imagen sale del Santuario de las Nazarenas y regresa al Monasterio hasta el
próximo año.
- 145 -
NOTAS
(1).- LOHMANN VILLENA, Guillermo. “La ilustre Hermandad de Nª. Sª. de Aránzazu de Lima”.
En “Los Vascos y América . Ideas, hechos, hombres”. Madrid. Fundación BBV, 1990. pp. 203-213.
(2).- IGARTUA, Francisco. “Diccionario Histórico Biográfico de los Vascos en el Perú…”. Euskal
Etxea de Lima. Año 2011.
(3).- LOHMAN, op. cit pp. 206-210.
(4).- Ibídem.
(5).- IGARTUA, Francisco. op.cit.
(6).- BASAS FERNÁNDEZ, M. “Relato de un viaje desde el puerto del Callao al de Cádiz en 1721,
escrito por un Corregidor bilbaíno a su vuelta del Perú”. En Revista de Indias (Madrid. 1965),
XXV, núm. 101-102, pág. 300.
(7).- IGARTUA, Francisco, op.cit.
(8).- GARRITZ RUIZ, Amaya, “Nª Sª de Aránzazu en Nueva España” U.N.A.M. Inst. Inves. Históricas. México. Ver también “Nuestra Señora de Aránzazu en la Nueva España”, en Óscar Álvarez
Gila e Idoia. Arrieta, eds., “Las huellas de Aránzazu en América”, San Sebastián, Guipúzcoa,
Eusko Ikaskuntza, 2004, pp. 69-88 (Lankidetzan, 28).
(9).- Ibídem.
(10).- MURIEL, Josefina. “Los Vascos en México y su Colegio de las Vizcaínas”. U.N.A.M. 1987
(11).- UNZUETA A., “La Orden del Carmen en la evangelización del Perú”. Biblioteca Carmelitano-Teresiana del Perú, Tomo X, Ed. El Carmen Vitoria. 1992 p.221.
(12).- BANCHERO CASTELLANO Raúl. “Historia del Mural de Pachacamilla” . Lima 1995. 260
pp.
(13).- Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia ( A.H.E.B. ). Libro de bautizos de la parroquia de
San Severino de Balmaseda 1640-1658, fol.123 v.
(14).- BANCHERO CASTELLANO R. op. cit. pp. 62.
(15).- BANCHERO CASTELLANO, R. “La verdadera historia del Señor de los Milagros”. Lima:
Inti-Sol, 1976.
(16).- VARGAS UGARTE R. “Historia del Santo Cristo de los Milagros”. Lima 1966.
(17).- Ibídem.
(18).- Archivo General de los Carmelitas Descalzos. Vitoria. Papeles varios.
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Capítulo 7
FUNDACIÓN DE MATANZAS EN CUBA
La fundación de una ciudad en Las Indias era, desde luego, un evento muy solemne; sobre todo cuando, como en el caso de Matanzas, era un lugar ya poblado
desde los primeros tiempos de la Colonia. Hubo que esperar al balmasedano Severino de Manzaneda, para “situar en los mapas” esa población.
7.1.- El fuerte y la ciudad de Matanzas
De entrada, el nombre de Matanzas impresiona; nos inclina a pensar inmediatamente en una probable masacre de los conquistadores sobre los indios, aunque en
este caso es todo lo contrario. Es el padre Bartolomé de las Casas quien refiere
en sus Crónicas cómo en el año 1509, en la bahía de Guanimar, los aborígenes
atacaron a un grupo de españoles que navegaban por esa zona. El cronista Bernal
Díaz del Castillo en su obra Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, hace referencia al origen del topónimo de esta ciudad e incluso los nombres
de tres de los supervivientes del ataque. En recuerdo de aquel suceso, en 1513 la
ensenada de Guanimar adoptó el nombre de Matanzas y al fundarse la ciudad el
12 de octubre de 1693, se le llamó San Carlos y San Severino de Matanzas.
Matanzas está situada en la bahía del mismo nombre, localizada unos 100 Km al
este de La Habana y 40 Km al oeste de Varadero; sobre la costa norte de la isla
de Cuba y en pleno estrecho de Florida. Tanto la Bahía de La Habana como la de
Matanzas forman dos ensenadas abrigadas y seguras, para el sistema de Flotas
que se empleaba en el comercio español con América.
- 147 -
Matanzas, como hemos dicho, había existido como un lugar de población desde
principios de la época colonial, pero no fue oficialmente poblada y fortificada
hasta 1693. La nueva ciudad, atravesada por dos ríos, pertenece a una segunda
oleada de fundaciones urbanas, llevadas a cabo por el notable gobernador colonial, Severino de Manzaneda, hacia el final de la dinastía de los Austrias. La primera fue Santa Clara, situada en la zona central de la isla, al norte de Cienfuegos,
y que fue fundada por Manzaneda en el año 1689 con el nombre de Santa Clara
del Cayo.
Habida cuenta de la seguridad geográfica que ofrecía la Bahía de Matanzas, el
gobernador Manzaneda le propuso al rey la creación / fundación de una ciudad
en aquel lugar. Veamos quien era Severino de Manzaneda y como llegó hasta allí.
7.2.- Severino de MANZANEDA y SALINAS DE ZUMALABE
Don Severino de Manzaneda y Salinas de Zumalabe había nacido en la villa
vizcaína de Balmaseda, en el antiguo Señorío de Vizcaya, en el año 1644. Fue
bautizado en su magnífica iglesia parroquial y se le dio el nombre del patrono de
la villa. Pertenecía a una antigua y distinguida familia, sino muy pudiente, sí de
rico linaje, en posesión del patronazgo de la Anteiglesia vizcaína de Galdácano
(hoy Galdakao). (1)
En su juventud eligió formarse en el Ejército imperial español, desarrollando una
destacada trayectoria a lo largo de los 20 años que desempeñó la profesión militar. Así, logró ascender a Capitán de Infantería de Caballos Coraza y a Mariscal
de Campo, participando en las campañas de Sicilia, El Rosellón, y Flandes, que
por aquel tiempo eran posesiones españolas. En 1689 solicita la obtención de
una Licencia del Ejército y ese mismo año es nombrado Gobernador y Capitán
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General de Cuba, cargo que mantiene hasta 1697.
El 20 de octubre de 1689 llegaba a La Habana el Maestre de Campo Severino de
Manzaneda, remplazando al General de Artillería Diego de Viana al frente del
Gobierno de la Isla de Cuba. Se mantendría en ese puesto hasta el 2 de octubre de
1697, cuando fue sustituido por el General de Galeones Diego de Córdova Lasso
de la Vega. Manzaneda era además Caballero de la Orden Militar de Santiago. (2)
Como nuevo gobernador, Severino de Manzaneda continuó las labores de ampliación de las murallas de La Habana que habían comenzado sus predecesores.
También ordenó la construcción de barcos longos, un tipo de pequeñas galeras,
para la defensa de las costas. Fue ascendido después de cuatro años de Gobierno a la Presidencia de la Audiencia de Santo Domingo. Leví Marrero, un sutil
estudioso de la historia de Cuba, le saluda como “uno de los más inteligentes y
más constructivos gobernadores de la época colonial cubana”. No dio nada por
sentado y reconoció la idoneidad de la propuesta para la fortaleza de Matanzas.
El poblamiento y la fortificación de Matanzas fue una decisión estratégica. Desde
mucho antes, sin embargo, la región ya había desempeñado un papel destacado en
la economía local del sistema de Flotas. La Habana era esencialmente un depósito de suministros fortificado; Matanzas era parte de su retaguardia productiva.
“Quien controlara La Habana podía controlar los accesos al Nuevo Mundo, y
quien hacía eso tenía un estrangulamiento en las Indias”. (3)
Debido a las flotas, la demanda de alimentos, cueros y sebo -este último producto, esencial para hacer velas- superaron con creces los recursos de la modesta
población de La Habana, y Matanzas estimuló pronto la vida económica. La cría
de ganado y cerdos, que se reproducían prodigiosamente en la isla después de su
introducción inicial, fue una especialización local. La preservación de la carne
requiere sal, y la explotación de saladares se hacía por lo menos desde 1587, en
que se autorizó la extracción de sal de la Punta de Hicacos, salinas estratégicas
situadas cerca de lo que hoy es Varadero.
Muy pronto, al poseer Matanzas buen fondo de puerto y abundancia de agua buena, atrajo la atención de bucaneros y filibusteros; buques de pabellón holandés,
francés é inglés arribaban para reponer su abastecimiento de agua y realizar el
comercio con los lugareños, siempre dispuestos a operar al margen de la ley para
obtener suministros muy necesarios, incluyendo esclavos. Los consumidores de
Matanzas y sus socios de contrabando figuraban como tales en todos los informes
reales de La Habana a la Corona en 1679.
- 149 -
Los buques de los Países Bajos y otras naciones entraban en el puerto con el
pretexto de cargar agua y madera, antes de aventurarse en el Canal de Bahamas,
y al tiempo comerciaban con la gente local que se aprovechaba de los precios de
telas y mercancías. (4)
Como ya hemos mencionado, por aquel entonces, quien controlaba La Habana
controlaba los accesos al Nuevo Mundo, y por ello era tan esencial la situación
y la condición del puerto de Matanzas. Por eso mismo se había recomendado la
fortificación costera del lugar, espoleado bastante a menudo por piratas ingleses
y holandeses.
Para apoyar un mayor poblamiento se decidió la construcción de un fuerte que
protegiera la entrada del puerto y para ello, se tomó como ejemplo el fuerte de
San Marcos en la ciudad San Agustín en La Florida. Habría de ser y fue Severino
de Manzaneda el encargado de ejecutarlo y por esto precisamente se le recuerda
en Cuba, como el constructor del Fuerte de San Severino Matanzas.
En esta zona del Océano Atlántico, los vientos alisios y las corrientes marinas
impulsaban a los barcos hacia Europa. En ese camino se encontraban con Puerto Rico que era la primera Antilla mayor en proveer de agua, de albergue y de
suministros a los barcos que navegaban en la ruta de las Américas desde Europa
y desde la costa occidental de África. Además esta isla contaba con una bahía
profunda, la actual San Juan, que proporcionaba un puerto excelente y fácil de
defender.
No es de extrañar por tanto, la construcción de un complejo y masivo sistema de
fortificaciones que aún perduran a través del tiempo y siguen asombrando a los
visitantes. Este conjunto formado por el Castillo de San Cristóbal en el este y el
Castillo de San Felipe -más conocido como el Morro- en el oeste, impedían la
entrada al puerto interior donde, -según los ingleses, holandeses y franceses -, España guardaba riquezas incalculables de oro, plata, piedras preciosas y especias
de las demás zonas de Centro y Suramérica. Cabe recordar que Puerto Rico fue
posesión española desde 1508 a 1898.
Este sistema de fortificaciones de San Juan marcó el cenit de la ingeniería militar durante los siglos XVI y XVII, cuando la guerra y el comercio se hacían en
barcos de vela. Nos damos cuenta que este bastión era inexpugnable al recorrer
el espectacular Paseo del Morro, junto al mar y al exterior del castillo del mismo
nombre. Desde allí se observa, al otro lado de la bahía, el Fortín de San Juan de
la Cruz, en el Cañuelo, a una media milla de distancia y visible desde el Morro.
- 150 -
Parece un islote inofensivo, pero desde allí se lanzaba fuego cruzado contra las
embarcaciones que osaban virar hacia el sur delante del Morro. Como prueba
cabe decir que en 1595, el británico Francis Drake fue derrotado en la bahía de
San Juan por los cañones del Morro.
Plano actual de la ciudad de Matanzas
Algo muy parecido hubo de ocurrir, muchos años después, en Cartagena de Indias, con el intento de invasión del Almirante Vernon en el año 1741, donde el
- 151 -
famoso y tullido almirante vasco Blas de Lezo, usando las fantásticas fortificaciones de aquel puerto logró derrotar a los ingleses.
Quiero agradecer desde aquí al Dr. Miguel Américo BRETOS, el fascinante relato que ha escrito sobre su ciudad natal de Matanzas. El historiador Bretos es
“Senior Scholar” ó Profesor Emérito de la Smithsonian Institution de Washington y autor de varios libros y artículos sobre Cuba, Florida y Yucatán. De su
último libro “MATANZAS, The Cuba nobody knows” tuvo a bien remitirme, en
lengua castellana, el capitulo 3, donde se relata la construcción del Castillo en
la ciudad de Matanzas y la historia que le rodea. (5)
7.3.- La fundación de Matanzas, 1693
La ciudad de Matanzas, está sobre la bahía del mismo nombre y en la desembocadura de los ríos de San Juan y Yumurí, que la dividen en tres secciones, comúnmente llamadas Matanzas, Pueblo Nuevo y Versalles. Era el río San Juan el corazón verde de los grandes bosques; su tierra roja pegajosa alimentaba los gigantes
arboles que se disparan hacia arriba en busca de la luz en la parte superior del dosel
selvático.
La calidad de la madera de Cuba se convirtió en legendaria; tanto que el rey
Felipe II insistió en utilizar maderas preciosas cubanas para la carpintería de El
Escorial y tomó en ello un interés personal. Su mano a menudo aparece en las
cuentas del Monasterio reclamando madera cubana, o exigiendo que “sin debate
o dificultad de ningún tipo, los patrones carguen los materiales necesarios de Su
Majestad”. (6)
La madera era un material estratégico para construir buques y Matanzas se convirtió en la base avanzada de la industria de la construcción naval, que floreció
en Cuba durante el período colonial (7). Mapas de Matanzas muestran prácticamente toda la región como destinada a “los cortes de madera del Rey” hasta la
albores del siglo XIX, con el gran desarrollo de la producción del azúcar.
La caña de azúcar llegó temprano, si bien a una escala modesta. En 1598, el
gobernador Juan de Maldonado Barnuevo informó a la Corona sobre campos de
caña que existían en Matanzas desde hace más de cuarenta años (8). Alrededor de
1620, Francisco Díaz Pimienta, un navegante, soldado, contrabandista y pionero
escritor, construyó un Trapiche o molino de azúcar movido por agua en el Río de
Cañas, uno de los afluentes del sistema fluvial del río San Juan.
En 1690 el rey de España, por real cédula de 25 de septiembre, ordenó poblar la
- 152 -
bahía y puerto de Matanzas. La Real Orden lo decía expresamente: (9)
“… bajo la protección del mencionado castillo se debe plantar un asentamiento
en el sitio que se indica en el mapa de (Cuba), una fértil y agradable ubicación
adyacente al río de Matanzas, fácil de defender y saludable, con aire limpio y el
buen aspecto. (la nueva ciudad) tiene dos puertas en lugar de las dos llaves que
esta ciudad (de La Habana) tiene, y que simbolizan los dos reinos (de España
y las Indias) y, dado que Matanzas y su castillo se encuentran en el puerto que
controla tanto el Antiguo y el Nuevo Bahama Canales, que es la manera a través
de la que navegan las flotas, el tesoro y el comercio de viajes a los reinos (de
España)...”. (10)
Así, el 12 de octubre de 1693 el Mariscal Severino de Manzaneda, Capitán General y Gobernador de Cuba, fundó el asiento con el nombre de San Carlos y San
Severino de Matanzas; y dio población a treinta familias oriundas de las Islas
Canarias, a las que repartió el terreno que correspondía al lugar, más cuatro caballerías de tierra (unos 8.000 m2), y el corral. Al mismo tiempo se puso la primera
piedra del templo el 13 de Octubre de 1694.
Es un lugar común de historia de Matanzas que la ciudad se pobló con familias de
las Islas Canarias, reclutadas para ese fin según lo autorizado por la Real Orden
de 1682. La población desde Canarias era un esquema diseñado y subsidiado por
el gobierno español, y formaba parte de un plan más amplio para estimular la
migración de las islas Canarias a la isla caribeña. El programa duró varios años y,
en consecuencia, (sin duda hubo) muchas más personas que se supone cruzaron a
Cuba como Pasajeros a Indias.
El primer buque de colonos canarios específicamente para el proyecto de Matanzas fue el “Nuestra Señora del Rosario, San Diego y San José.”. Zarpó de
Tenerife al mando del capitán Pascual Ferreira el 15 de julio de 1684, y llegó a La
Habana con cuatro familias -treinta y seis personas- con destino a Matanzas (11).
En el curso de un poco menos de una década, entre 1684 y 1693, un total de 470
aspirantes a colonos -73 familias en total- pasaron a La Habana, a la espera allí
de asignación definitiva, sobreviviendo lo mejor que podían hasta ese momento.
Debido al interés de la Corona en no perder la pista de los posibles colonos, cada
uno de ellos era descrito minuciosamente. Así, el “Nuestra Señora del Rosario
y San Francisco Xavier,” que zarpa de Tenerife el 24 de septiembre de 1689, al
mando del capitán Luis Cordero, trajo nueve familias y cincuenta y seis personas
a bordo, incluidos aperos, herramientas y animales.
- 153 -
El importante papel logístico que desempeñaba la comarca matancera estaba fuera de toda duda. En la década de los veinte del siglo XVII, cayó sobre la Corte
española un auténtico bombardeo de rumores sobre posibles ataques holandeses
con la intención de establecerse y fortificarse en Matanzas, cuya finalidad última
sería la de apoderarse de La Habana y, en consecuencia, de toda la isla, mediante
un ataque efectuado por el interior. Ya desde 1650, los países europeos fueron
clavando aguijones sobre el cuerpo de la Monarquía Católica, en esa especie de
zona ventral que para el Imperio Español fue el paisaje antillano, (Barbados, Curazao, San Martín, Nieves, Tortuga, San Cristóbal, Antigua...) hasta el punto que
el Gobernador de La Habana hace llegar en 1653 a la corte que “con 500 hombres
armados podían conquistar Matanzas, sin que desde La Habana se les pudiera
hostigar ni por tierra ni por mar”.
Las incursiones de franceses e ingleses en 1681, año en que efectuaron dos entradas a saco en poco tiempo en el ingenio de Matanzas dejándolo arruinado, provocaron que la Corona tomase parte en el asunto. Se pensaron hacer mediciones y
planificación de la futura zona poblada. Pero… todo se sigue retrasando al ser La
Habana casi el único punto fuerte de la isla. Además la situación europea donde
las ambiciones de Luis XIV, rey de Francia, obligan a la exhausta monarquía
hispana a mantener un estado de guerra casi continuo y, también, por la congénita
debilidad de la persona real, a la sazón Carlos II.
Aun pasaron doce años para que las recomendaciones sugeridas por Fernández de
Córdoba alcancen el plano de la realidad. No será hasta el sábado 10 de octubre
de 1693. cuando den comienzo las operaciones de delineación de la futura población y el fuerte se demorará aún más. Todo irá retardándose hasta el gobierno
del ilusionado y activo Severino de Manzaneda, eficaz propulsor de medidas y
de cambios en la vida habanera, donde tenía un cargo interino. La Corona, conocedora de sus desvelos, lo premiaría con la presidencia de la Audiencia de Santo
Domingo.
Otro inconveniente esgrimido es la falta de mano de obra. Para subsanarlo se pide
la compra de cien esclavos con destino a la fortificación. Se remite nuevamente
dinero que esta vez sí se invertirá en Matanzas y no en reparar las murallas de La
Habana, aunque verdaderamente lo necesitaban.
Con 30.000 pesos y en las postrimerías de 1692, se allanan todas las dificultades,
y en 1693 comienza a caminar con los pregones de la obra, el pase del gobernador Manzaneda y del ingeniero Juan de Herrera y Sotomayor a Matanzas a fin de
iniciar la fortificación y los preparativos para que las familias venidas de Canarias
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pasen a habitarla.
7. 4.- La nueva población de Matanzas
El 25 de enero de 1693, el ingeniero militar Juan de Herrera y Sotomayor, desplazado a Matanzas en unión del gobernador Manzaneda y el escribano Juan de Uribe Oceta, procedieron a efectuar las primeras mediciones destinadas a enmarcar
el casco urbano de la futura ciudad, a orillas del río de San Juan-Matanzas y del
canto de la ciénaga que formaba el río Yumuri en su curso bajo La figura delimitada “tenía en su área 235 cordeles de a 48 varas en cuadro cada uno”. Nueve
meses después, de nuevo el gobernador, prácticamente con el mismo séquito,
más el obispo Compostela, viajó a Matanzas dispuesto a dejar fundada la ciudad
e iniciadas las obras de su castillo, como así sucedió efectivamente.
En opinión de Severino de Manzaneda, “el lugar de la fundación no pudiera
venir mejor ni queriendo con lo marcado en las Leyes de las Indias, respecto a
sus aguas, temperamento y terreno, así por lo eminente y defendido que está por
todas partes”. A la nueva población le fue adjudicada por Manzaneda una jurisdicción de seis leguas en todo su contorno, pero éste sugirió al rey la concesión de
un término municipal mucho mayor. La población se fundó sobre 500 caballerías
de tierra, que estaban baldías por el temor que habían generado las continuas invasiones de piratas y que pertenecían al convento de Santa Clara de La Habana.
El viernes 9 de octubre de 1693, el escribano Uribe levantó el plano de lo que
había de ser la primitiva ciudad y al día siguiente señaló la plaza de armas, cuyo
frente miraba hacia el puerto y sus costados daban a los dos ríos (Matanzas y Yumuri), con unas dimensiones de 100 varas en dirección este-oeste y una profundidad de 150 varas en sentido norte-sur. Dejó delineadas además, tres calles de a
diez varas de ancho cada una. En la plaza marcó tres solares y medio a distribuir
a partes iguales para casas de aduana y del alcalde mayor, que ocuparon todo el
frente de dicha plaza de armas.
Pasó luego a efectuar la división del terreno en cuadras, a las que dio de superficie
un rectángulo de 120 varas de longitud por 80 de anchura, capaces para 8 solares
de 30 varas de fachada por 40 de fondo cada uno.
Se dedicó toda una cuadra para el edificio de la iglesia que, en líneas generales,
se pensó de tres naves con un fondo de 50 varas repartidas así: 8 para el atrio, 36
para el cañón o nave principal y 6 para la sacristía. Las dos naves laterales tendrían una anchura de 6 varas y la iglesia estaría rodeada en todo su perímetro por
una calle de 8 varas de ancho.
- 155 -
El resto de la cuadra sería utilizado para la construcción de las casas del clero.
Verificadas todas estas mediciones, el obispo bendijo la primera piedra, la colocó
en el lugar donde había de levantarse el Altar Mayor y ofició el Santo Sacrificio
con la liturgia correspondiente a San Carlos, a quien invocó por titular y patrono.
A continuación, el gobernador en virtud de las facultades que le otorgaban las
leyes de Indias, constituyó y tituló la ciudad de San Carlos y San Severino de
Matanzas.
El primer libro de bautismos de la nueva parroquia de registros indica que el 14
de octubre de 1689, Fray Diego Evelino había bautizado un negro, nativo del
Congo, esclavo de don Santiago de Arrate, quien fue llamado José. Unos días
más tarde, el prelado unió en matrimonio a dos nativos de San Francisco de la
Rambla, en la isla de Tenerife. La original iglesia parroquial, que era una mala
choza de techo de paja, estaba lista para los servicios el 8 de septiembre de 1695,
cuando el primer párroco, Fr. Sebastián Ruiz Benítez, había instalado el Santísimo Sacramento en la presencia del cabildo y las autoridades. (14)
Cuando se hubo completado, el castillo de San Severino era la más oriental de las
defensas de La Habana, marcando el perímetro defensivo exterior de la capital en
esa dirección. Se le llegaba a comparar con su gemelo el Castillo de San Marcos
en San Agustín de la Florida que fue construido entre 1672 y 1695.
La principal misión del castillo matancero era vigilar el puerto, prevenir actividades ilegales y poner fin al contrabando. Pero lo cierto es que hizo mucho más
que eso, ya que tuvo una importante inversión social en este asentamiento. Con la
importancia política y económica del fuerte, Matanzas dejó de ser una población
en una precaria frontera y un nido de malhechores fiscales, por lo que se convirtió
en una joven y dinámica ciudad nueva, con castillo y todo.
Ya a comienzos del siglo XVIII, Matanzas tenía unas bases nuevas, con Cabildo,
Alcalde, Párroco, Guarnición y Castillo y sus datos documentales comenzaron a
ser registrados por los Notarios. Dejó de ser un grupo de chozas miserables en
torno a una pequeña iglesia para convertirse en una ciudad. Era una “urbe condita” (como Toledo y Sevilla) y tiempo después se la llegó a conocer como “la
Atenas de Cuba”. (15)
7.5.- El castillo de San Severino de Matanzas
Como queda dicho, el Castillo de San Severino fue en sus inicios la Fortaleza
de San Carlos de Matanzas. Fue la primera y más importante edificación de la
ciudad desde su fundación. Típica construcción militar renacentista, ejemplo de
- 156 -
asimilación del sistema difundido por franceses e italianos en los siglos XVI y
XVII. Conformó el sistema defensivo de la ciudad, y encierra un conjunto de
valores históricos, arquitectónicos y funcionales que lo hicieron merecedor de la
condición de Monumento Nacional en el año 1978. (16)
El Castillo de San Severino de Matanzas comenzó a construirse en mayo de 1693
después de numerosos avatares desde su concepción en 1680 por el ingeniero
militar Juan de Císcara, en plano que verificaba además la fundación de la ciudad.
La larga demora en los inicios de la edificación se debió a la falta de dinero y
mano de obra. Esta se constató finalmente en 1693 después de haberse aprobado
la Real Cédula de 1682 que autorizaba la ejecución del citado proyecto de Císcara
y el Capitán General Joseph Fernández de Córdoba.
Plano del Castillo de San Severino realizado por el ingeniero militar Antonio
Arredondo en 1734. Fuente: Progressus
Cinco meses antes de los actos fundacionales de San Carlos de Matanzas se encontraban en el paraje de Punta Gorda, Pedro Beltrán de Santa Cruz, asentista
habanero, con cuarenta esclavos propios trabajando en la obra; además de una
pequeña guarnición y el ingeniero militar Juan de Herrera Sotomayor, quien después de fallecido Císcara se ocupó de dicho proyecto y sería definitivamente el
autor de la planta de la fortaleza.
- 157 -
En 1734 quedaría finalizada la traza fundamental de San Severino y en 1736 la
Plataforma de San Juan, su primer frente defensivo. Sin embargo, la construcción
del inmueble se concluiría hacia 1745.
Esta etapa inicial de ocupación tuvo como colofón la destrucción de la fortaleza
permanente abaluartada en 1762, cuando su gobernador, Antonio García Solís, la
dinamitara ante lo que él pensó fuera un inminente ataque inglés. Las labores reconstructivas se comenzaron en 1772 con la llegada del ingeniero militar Joaquín
de Peramas y se extendieron hasta 1789.
Durante toda esta primera centuria de existencia San Severino funcionó como
la principal fortaleza de Matanzas, además de Aduana de la ciudad. En el Siglo
XIX esta situación variaría y ocurrirían cambios internos para ser usada y acondicionada como prisión militar y después como cárcel en el siglo XX.
La arquitectura de la fortaleza
El diseño básico proviene del ideal geométrico basado en un cuadrado, siendo
símbolo de la ciudad ideal y del castillo medieval. Por tanto la fortaleza sería de
cuatro baluartes, y de ahí su denominación de Castillo.
San Severino en su traza, cumplía las llamadas tres reglas indispensables: Firmeza, Simetría y Comodidad, lo que aún se puede apreciar. La firmeza estaba dada
por la seguridad en la técnica constructiva y perfecto tratamiento de la fábrica.
- 158 -
Las medidas y condiciones o calidad de materiales debían responder a tal consistencia. Por su parte, la simetría requería que todas las líneas y ángulos de la traza,
así como sus magnitudes y proporciones fueran equidistantes, lo que redundaría
en una composición regular.
Entre el 31 de enero y el 8 de octubre de 1695 se adelantó en los siguientes elementos: el foso en toda su circunferencia con 2000 varas de profundidad en la
mayor parte y en otras con dimensiones menores y mayores, es decir, era completamente irregular.
Todo lo realizado hasta ese entonces siguió las pautas del arte de construir fortificaciones que actualmente se observan en esta edificación. Se utilizó la técnica
del sillar, es decir, sacar de las canteras los sillares perfectamente labrados y a
escuadra unas con otras.
Esta primera etapa de ocupación que debió comenzar hacia fines del Siglo XVII
con el nombramiento de Gobernador del Castillo (1697), se caracterizó por la culminación constructiva del inmueble y la inserción de su comandante y tropa en la
vida de la naciente ciudad. En 1762, los ingleses toman La Habana y a partir del
abandono de la Isla por parte de las tropas anglosajonas se dio comienzo al cuarto
plan defensivo que implicó la construcción de nuevos recintos fortificados y la
reedificación de algunos en estado ruinoso como San Severino en Matanzas. (17)
El 26 de mayo de 1772 llegó a Matanzas el ingeniero Joaquín de Peramas para
dar principio y dirigir la restauración de la fábrica de San Severino. Al parecer la
reconstrucción de los deterioros mayores del inmueble, es decir, muros y sillares,
se concluyó hacia 1776. Finalmente el 28 de abril de 1780, se daba fin a su composición por el albañil Benito Barrera. Se habían tardado tres años.
Después de transcurrida esta etapa reconstructiva (1772-1789) el Castillo de San
Severino recuperó su estatus de vigía, protector de la ciudad y su puerto.
La prisión
El Castillo de San Severino de Matanzas fue una fortaleza militar y como tal,
también funcionó como prisión. Este término que se entiende como recinto penal,
ocasionó muchas disputas entre el comandante de la fortificación y las autoridades civiles. San Severino fue una prisión en el Siglo XVIII pero con sus características propias, que no le hicieron constar como cárcel. Una polémica en el siglo
XVIII fue causada por la inexistencia en Matanzas de una cárcel pública, pues
hacía que todo tipo de imputados fueran llevados a la fortaleza. Fue adaptado
- 159 -
como prisión definitivamente desde 1819 hasta 1898.
Con la segunda habilitación del puerto de Matanzas en 1818 y la ampliación de
los derechos comerciales de la ciudad, aumentó considerablemente el trasiego
de buques y mercancías en la rada yumurina, así como cambió de manera considerable de aspecto la establecida urbe. El Siglo XIX comprenderá los años de
esplendor económico de la considerada Atenas de Cuba. Creciendo la ciudad, se
engrandeció su arquitectura y su sistema defensivo.
Por su parte, San Severino durante el siglo XIX sufrió un largo proceso de transformación en el cual, llegó a cambiar su función. En principio destinado a la
defensa del sector marino que lo consagró como vigía del puerto y la ciudad, varió hacia una situación pasiva que lo inutilizó un poco ante la defensa del sector
terrestre.
San Severino, en la centuria decimonónica, se consolidará como presidio. Las
circunstancias históricas y políticas que vivirán Cuba y Matanzas durante el siglo
XIX afianzarán este carácter. (18)
Orden y uso interno
En el período entre 1818 y 1850 la dirección de las fortalezas que comprendieron
el sistema defensivo matancero, estuvo en el Castillo de San Severino. En este
inmueble se guardaba la pólvora necesaria para las demás fortificaciones y a
partir del mismo se verificaba el reconocimiento y arreglos de las municiones y
pertrechos de sus dotaciones.
Otro aspecto de la vida interna de la fortaleza fue el servicio religioso, aunque
establecer cómo se llevaba a cabo durante estos años es difícil, dada la escasez
de información. No obstante, se ha podido determinar que contó con un capellán
que celebraba misa en la capilla; sin embargo, por la información global analizada y los planos del siglo XIX estudiados, se podría afirmar que esta desapareció
en la segunda mitad de la centuria decimonónica.
La defensa marítima
El castillo-fortaleza de San Severino de Matanzas tuvo un papel protagónico en
la defensa marítima del puerto y la ciudad, aunque sea citado pocas veces como
construcción defensiva, lo cierto es que formaba parte de ella. La relación entre
la comandancia de la fortaleza y las autoridades aduaneras se consolidó con la
segunda habilitación portuaria, efectuada en 1818. El castillo fue entonces un
- 160 -
punto importante en la vigilancia y cuidado del orden en la rada y por extensión
de la ciudad.
El castillo en la actualidad: El Museo Nacional de la Ruta del Esclavo
Después de su declaración como Monumento Nacional en 1979, la responsabilidad del inmueble se vio transferida a la Dirección Provincial de Cultura. Ya en
los años 90 dieron comienzo los trabajos de restauración y acondicionamiento
del Castillo, a fin de materializar allí el Museo Nacional de la Ruta del Esclavo,
proyecto realizado con la participación de la UNESCO.
El museo fue inaugurado el 16 de junio de 2009 y su tarea es preservar el legado
africano en las tierras cubanas. Cuenta con 4 salas de exposición permanente
donde a través de los objetos museísticos se presentan la vida e historia de la fortaleza y el legado de la esclavitud en la provincia de Matanzas. Estas son: la sala
de Arqueología, la de la Esclavitud, la de los Orisha y una cuarta sala dedicada a
los Combatientes en la etapa revolucionaria. (19)
NOTAS
(1).- En el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia AHEB, aparece su acta de bautismo bajo el
nombre de Severino García de Mançaneda y (no Salinas de) Çumalave, hijo de Andrés García de
Mançaneda y de María de Çumalave. Fecha de Bautismo 19 de octubre de 1644. APB (Archivo
Parroquial de Balmaseda). Libro de Bautizados nº 5 fol. 047 r.
(2).- “Relación de Servicios del Maestro de Campo de Infantería Española Don Severino de Manzaneda Salinas de Zumalabe”, AGI Indiferente General, 131. También: “Copia de autos hechos
de lo que se ha obrado en la nueva población de San Carlos y San Severino de Matanzas, año de
1693”. AGI, Santo Domingo, 457.
(3).- MARRERO, Leví. “Historia Económica de Cuba” Año 1984.
(4).- MARTÍNEZ CARMENATE Urbano. “Historia de Matanzas” . Año 1999. Pp. 36-37.
(5).- BRETOS Miguel Américo “Matanzas: The Cuba nobody knows”. University of Florida Press,
Año 2010. El Sr. Bretos me pidió información necesaria sobre Balmaseda, cuna del fundador de
Matanzas. Mis aportaciones y algunos grabados sobre la villa vizcaína aparecen en su citado libro.
Fue un fructífero intercambio de datos y el nacimiento de una grata amistad.
(6).- Real Cédula, Lisboa, 16-9-1582, AGI, Santo Domingo 1122. En general sobre preocupación
del rey Felipe II por las maderas de Cuba, véase MARRERO, Leví.: “Cuba: economía y sociedad,
tomo II” pp.121-127.
(7).- Entre 1700 y 1797 unos 142 buques fueron construidos en La Habana, incluido el mayor
buque de la línea, “La Santísima Trinidad”, perdido en Trafalgar en 1805. Ver HARBRON John
D. “Trafalgar and the Spanish Navy”, pp. 52-53. Sobre la construcción naval antes de 1700 ver
MARRERO, Leví, “Cuba: economía y sociedad”, Tomo IV, pp. 73-96. Para una visión general de
árboles productores de madera en Cuba véase FERNÁNDEZ ZEQUEIRA, M.: “Cuba y sus árboles”, Año 1999. pp. 67-84.
(8).- Francisco Díaz Pimienta (1594-1652) fue uno de los más notables personajes en los inicios
de la historia cubana. Véase MORENO FRAGINALS, M. “Cuba/ España, España/ Cuba. Historia
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Común”. Año 1995 pp.87-91.
(9).- Cédula Real, 14-04-1682, AGI, Santo Domingo, 457.
(10).- “Manzaneda a la Corona”, 3-11-1694, AGI, Santo Domingo, 457.
(11).- AGI, Santo Domingo, 457. El legajo contiene una lista de cada barco, vela, descripción
personal y el origen de los colonos, junto a la correspondencia administrativa. Es interesante la
obra de CASTILLO MELÉNDEZ. F. “Participación de Canarias en la Fundación de Matanzas”
VI Coloquio de Historia Canario-Americana (Aula Canarias-Noroeste de África). Las Palmas de
Gran Canaria 1984.
(12).- AGI, Indiferente General, 1266.
(13).- La Audiencia de Santo Domingo fue el primer tribunal de la Corona española en América;
llamada también Audiencia y Cancillería Real. Estaba bajo la jurisdicción del Virreinato de Nueva
España, y su Presidente era al mismo tiempo, Gobernador de la Capitanía General de Santo Domingo. Manzaneda fue su Presidente de 1699 a 1702.
(14).- LÓPEZ-HERNÁNDEZ, I. J. “Proyectos y procesos para la fundación y defensa de la ciudad
cubana de San Carlos de Matanzas. Fortificación y urbanismo entre 1681 y 1693”. Anuario de
Estudios Atlánticos, nº 64: 064-002, 2018, pp. 1-15.
(15).- BRETOS M.A. op.cit. pp. 61 y ss.
(16).- Ibídem.
(17).- Ver: https://www.ecured.cu/Castillo_de_San_Severino.
(18).- Ver: http://www.cubainformacion.tv/index.php/historia/56159-castillo-de-san-severino-lamas-importante-edificacion-de-la-ciudad-de-matanzas-desde-su-fundación.
(19).- HERNÁNDEZ GODOY, Silvia y otros. (2005). “Guión Museológico y Museográfico Sala de
Arqueología del Museo de la Ruta del Esclavo”. Castillo de San Severino. Matanzas. Inédito.
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PARTE CUARTA
Desde Sevilla y Cádiz hasta América: Comerciantes y Cargos
Capítulo 8
COMERCIANTES CON AMÉRICA EN EL SIGLO XVIII
Capítulo 9
CARGOS Y FUNCIONARIADO EN AMÉRICA:
SIGLOS XVIII Y XIX
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- 164 -
Capítulo 8
COMERCIANTES CON AMÉRICA EN EL SIGLO XVIII
Cádiz fue la capital comercial de España en el siglo XVIII y la ciudad respiraba
por y para América. Después de una historia milenaria en el ámbito mediterráneo,
Cádiz resurge para facilitar las travesías atlánticas y se consolida como capital del
monopolio comercial con América, en razón a sus condiciones geográficas. Además, América fue el motor que movió a mucha gente a dejar sus tierras de origen,
para instalarse en este extremo meridional de España. Una vez considerado que
Cádiz vivía en función del comercio con América, sobre todo en este siglo XVIII,
nada de lo que suceda en Cádiz será ajeno al Nuevo Mundo, y esto en mayor
medida que ninguna otra ciudad española; Cádiz será por tanto americana. (1)
Los gestores del comercio formaron el Consulado de Cargadores que, poco a
poco, fue creando en esta ciudad andaluza una burguesía comercial no autónoma,
formada por al menos los 3.252 individuos registrados como comerciantes o similares, más las colonias de extranjeros que allí se registraron, radicaron y tuvieron descendencia. Se percibe además un deseo palpable de ascender en la escala
social, especialmente por parte de las gentes llegadas del interior peninsular, aun
siendo una emigración selectiva.
Desde 1717, el puerto de Sevilla dejó paso al de Cádiz para el comercio con América. La causa principal fue sin duda, el poco fondo que el río Guadalquivir, y especialmente la Barra de Sanlúcar, presentaba para unos navíos cada vez mayores
y más cargados. A esta causa se añade que durante el siglo XVIII, la economía
- 165 -
española era incapaz de satisfacer la demanda procedente de su imperio americano; y por ello tenía que recurrir a las manufacturas europeas para completar la
carga de los navíos de la Carrera de Indias.
La salida y llegada de las flotas de Indias a través de la bahía de Cádiz era un
verdadero espectáculo que no dejaba indiferente a nadie; estaban los familiares
y amigos que viajaban en ellas y las noticias acerca de su suerte; ya sea por los
negocios que les estaban vinculados, el empleo que atraían, o la oferta de productos, muchos de ellos exóticos, expuestos más tarde en las tiendas del pequeño
comercio. Todo este universo era impulsado por los comerciantes y hombres de
negocio que lo manejaban. El llamado Consulado de Cargadores a Indias, establecido en Sevilla en 1543, agrupaba a una parte sustancial de ellos con diferentes
procedencias; aquellos que, bajo la protección de la Corona, hacían posible que
el comercio entre España y América fuese una realidad y los navíos pudiesen
cumplir su cometido. De ahí la importancia de dicha institución para entender
uno de los hechos más relevantes de la historia de España, de su Imperio y de la
propia Europa: la Carrera de Indias, de la que se derivaba un trasiego permanente
de hombres y mercancías a través del Atlántico, así como la llegada al viejo continente de los deseados metales preciosos, que, con su presencia, posibilitaban los
intercambios, la formación de fortunas y a la larga, el desarrollo de una importante burguesía mercantil.
Cabría distinguir, dos términos precisos que encontramos en este lugar de comercio: el Mercader y el Hombre de Negocios. Mercader se aplicaba tanto al
Comerciante que operaba al detalle, al por menor, en el mercado local, como al
que regentaba una tienda de géneros de diferentes especies. En cambio el término Hombre de Negocios se reservaba solo para aquellos que negociaban al
por mayor, invirtiendo el capital propio o el ajeno, en operaciones especulativas,
bien en el comercio con América o en otros lugares europeos y diversas aéreas
comerciales.
Por su parte, el término Cargador se aplicaba a todos aquellos que registraban
mercancías con destino a las Indias. Y estos eran los integrados en la Matrícula
del Consulado. Esta variedad de términos demuestra la complejidad del grupo
mercantil, y esto se va a revelar en los protocolos notariales de la época.
8.1.- Sevilla y Cadiz en la Carrera de Indias
El comercio con América, que monopolizaba Castilla, experimentó un gran desarrolló que se centró en los puertos castellanos del Atlántico, muy especialmente
en Sevilla por su situación meridional y su perspectiva hacia las islas Canarias. Y
- 166 -
fue ante todo una fuente de intercambios comerciales.
La bahía de Cádiz. National Geographic.
Parece que de América solo se trajera oro y plata. Estos metales llenaban en parte
los navíos que regresaban del Nuevo Mundo. Pero esos mismos barcos llegaban
a América repletos de animales, productos como ropas, manufacturas, herramientas, etc. Todo lo necesario para poder habitar aquellas tierras y mantenerse allí.
Iban llenos de todas las cosas que existían y se usaban en Europa.
Se llevaba al Nuevo Mundo lo que allí no existía: las semillas para plantar y las
herramientas para sembrar: trigo, cebada, arroz, etc. hortalizas y frutas; animales
de carga y trabajo: mulas, asnos, caballos. Los indígenas conocían los pavos y las
gallinas, pero no los animales ovinos, bovinos ni porcinos. También se transportaban telas, todo tipo de utensilios, mueblaje para la vivienda, etc.
Se comenzaron a traer hacia Europa aquellos productos, especialmente alimentos,
que solamente existían en América: patatas, maíz, cacao, yuca, tomate, pimiento,
piña, pita; también el tabaco, la madera de palosanto, aves y pájaros exóticos, etc.
Pero, sin duda, lo más valioso y atractivo eran los metales preciosos como el oro
y la plata. Y esta fue la base de la auténtica “llamada de América”, que atrajo a
tantos emigrantes.
- 167 -
Era Castilla la que suministraba una gran parte de aquellos productos que cruzaban el Océano. El comercio con las Indias fue un monopolio castellano, que
por razones obvias fue ubicado en Sevilla, por ser el puerto mejor situado para
las rutas atlánticas desde siempre. La flota de Indias estaba compuesta de barcos
mercantes escoltados por barcos de guerra, que protegían el convoy de los ataques de los piratas ingleses y holandeses.
Pero no debe olvidarse que Sevilla está a orillas de un río y los barcos que lo navegaban iban creciendo en cantidad, en tamaño y en tonelaje. Así poco a poco, la
ciudad fue perdiendo la posibilidad de mantener su potencial comercial. Y la causa fue algo tan meramente geográfico, como la Barra de Sanlúcar de Barrameda,
que obstaculizaba el acceso marítimo al río desde su desembocadura.
Sevilla se hundió porque el río se hundió. Había muchos bajíos, lo que obligaba a
navegar solamente con mareas altas, con vientos a favor, exclusivamente durante
el día, alijando barcos para aligerar la carga... Aun así, muchos barcos se hundían
en esas arenas fluviales o incluso topaban con restos de pilares sumergidos de
puentes antiguos. A partir del siglo XVII, los barcos fueron creciendo en tamaño,
lo que obligó a dragar el río, aunque no se consiguió mucho. Y los barcos hundidos eran un peligro serio para la navegación. Se tardaba casi tanto en ir desde
Sevilla a Sanlúcar como de Sanlúcar a Canarias. Finalmente, los barcos preferían
atracar en Cádiz o Sanlúcar, aunque lo cierto es que los grandes galeones casi
nunca llegaron a Sevilla.
Por tanto la ciudad de Cádiz comenzó a disfrutar del monopolio del comercio con
América desde esa fecha de 1717, y eso fue el motivo principal para la atracción
de inmigrantes a esta ciudad, donde los vascos, que ya eran significativos en Sevilla, llegaron a ser el segundo colectivo más importante, detrás de los propios
andaluces; por antigüedad, número y escala social. Y con los vascos, claro, estaban los balmasedanos. (2)
El tráfico naval con América estaba organizado mediante el sistema de flotas y
galeones. Tenía sus bases en ordenanzas del siglo XVI, y su origen estaba en la
necesidad de proteger a los navíos españoles del ataque de barcos corsarios.
En teoría, cada año debían salir dos flotas desde Cádiz, una para Nueva España y
otra rumbo a Tierra Firme. La primera estaba integrada por los navíos cuyo destino era Veracruz, Honduras y las Antillas. La segunda la formaban los barcos que
iban al istmo de Panamá, Cartagena de Indias, Santa Marta y otros puertos de la
costa septentrional de América del Sur.
- 168 -
La ruta de los galeones
Para volver a la Península se reunían en Cuba ambas flotas, y hacían juntos el viaje de regreso. No obstante, en la práctica, estas flotas no salieron todos los años;
de hecho, entre 1680 y 1716, las flotas de Nueva España zarparon cada dos años,
aproximadamente y los galeones cada cinco rumbo a Tierra Firme.
En 1739, la Corona decidió suprimir el sistema de flotas y galeones por el de registros sueltos, para ofrecer mayor seguridad a los barcos, debido a la guerra que
sostenía España contra Inglaterra. Esta solución temporal vino a demostrar, tanto
los inconvenientes como las ventajas de ambos sistemas. Y en el año 1754 se
volvió a establecer el sistema de flotas para Nueva España, quedando los registros
sueltos para las rutas a Tierra Firme. (3)
8.2.- Los vascos en Cádiz
Desde el punto de vista urbanístico, el crecimiento de la ciudad de Cádiz comenzó en la segunda mitad del siglo XVII, motivado por el aumento de la población
a raíz de la llegada de muchos foráneos. La construcción de casas se multiplicó a
costa de los terrenos que hasta el momento habían ocupado las viñas y huertas. En
esos años se edificaron la mayoría de las iglesias de la ciudad y llegaron nuevas
órdenes y congregaciones religiosas que permanecieron desde entonces en Cádiz
(como jesuitas, agustinos y franciscanos). Muchas se establecieron en la plaza
por ser un lugar de paso hacia América. La calle Nueva era el corazón de la vida
económica de Cádiz desde el siglo XVI. En ella se contrataban los negocios, se
obtenían los préstamos y se formaban nuevas compañías mercantiles.
- 169 -
Ya en los siglos anteriores XVI y XVII, había sido Sevilla la receptora de estos
comerciantes. Un eje, por tanto, Sevilla - Cádiz al que se unirá más tarde Jerez,
porque en cada siglo, hubo un balmasedano que descolló en estas ciudades: Juan
de Urrutia en el siglo XVI; Gabriel de la Bárcena y Juan de Trucíos en el siglo
XVII; los tres en Sevilla. En el siglo XVIII Felipe de los Heros en Cádiz y finalmente, Francisco de Orrantia, en Jerez de la Frontera, a mediados del XIX. Se
puede constatar que, donde había comercio, siempre había algún balmasedano. (4)
Julia Gómez Prieto
EL EJE: BIZKAIA,
SEVILLA/CADIZ Y AMERICA.
LOS ENCARTADOS EN
LA EMIGRACION Y EL
COMERCIO CON AMERICA
SIGLOS XVI - XIX
Boca “Los Vascos y América” 1.992
www.BalmasedaHistoria.com
Incluso en el siglo XIX este eje se extenderá hasta Jerez, donde, al menos tres
balmasedanos: Francisco de Orrantia, Joaquín de Menoyo y Mariano Lambarri,
comerciaban tanto con hierros como con vinos (5). La mayoría de los citados,
detentaron cargos públicos en Concejos y Aduanas, y sirvieron de agentes de
casas comerciales del País Vasco. El contingente de balmasedanos afincados en
- 170 -
Sevilla ejerció un fuerte control en el Consulado de Cargadores, ocupando puestos directivos al tiempo que formaban parte de los Cabildos -tanto el Civil como
el Eclesiástico- de la ciudad hispalense. (6)
Cádiz, gracias al monopolio comercial con América en el siglo XVIII, experimentó una evolución y transformación única y atípica en el conjunto de las ciudades españolas. Esto la convirtió en una ciudad donde se hablaban las lenguas
más diversas, circulaban libros y periódicos de los más diferentes orígenes y se
mezclaban mentalidades y costumbres de lo más dispares. Sin duda, todo ello iba
a abonar el camino que se plasmó en 1812 con la liberal Constitución de Cádiz.
Los vizcaínos, junto con los guipuzcoanos, habían hecho la contribución a la historia de América desde el principio, con importantes marinos y conquistadores.
Y no eran extraños al comercio, porque en los siglos anteriores, ya eran conocidos en el comercio de Sevilla, y por tanto llegaron de nuevos a Cádiz, pero con
amplia experiencia a sus espaldas. Aunque no todos los comerciantes lo eran por
vocación, el País Vasco aportó a este nuevo Consulado 446 personas, entre ellas
22 oriundas de Bilbao y otras 22 de San Sebastián.
8.3.- Las mujeres en el comercio gaditano
Aunque dicho comercio con América siempre fue considerado un negocio de
“hombres”, en Cádiz la realidad era distinta, puesto que solía ocurrir que el fallecimiento del comerciante obligaba a la mujer a hacerse cargo de la liquidación del
negocio del marido difunto. Y esto suponía un proceso largo en el que la viuda se
veía obligada a adquirir conocimientos y técnicas legislativas comerciales.
Así pues, con el paso del tiempo, a mediados del siglo XVIII era frecuente ver
mujeres viudas, casadas y solteras administrando el negocio comercial, adquiriendo técnicas de compra-venta y comerciando con mercancías.
En 1771, de los 396 mercaderes en Cádiz, al menos 112 eran mujeres, tal como
afirmaba el tratadista Juan de Hevia Bolaños, “las mujeres no podían ejercer legalmente cargo público pero el oficio de mercader no se consideraba un cargo
público y por lo tanto el oficio de mercader podía ser llevado perfectamente por
una mujer”.
Los comerciantes fueron tasados según las utilidades para la única Contribución
que comenzó en abril de 1771. Toda esta actividad quedó registrada en la enorme
documentación que se guarda en el A.G.I., Archivo General de Indias en Sevilla;
si bien los Protocolos Notariales del Comercio se guardaban en los Archivos de
Cádiz que son de una gran riqueza.
- 171 -
Mujeres Mercaderes en Cádiz siglo XVIII. Fuente: CADIZ.3000 historias no
contadas
BALMASEDANOS MATRICULADOS EN EL CONSULADO DE CÁDIZ
Nº Registro
282
283
990
1.405
1.408
1.778
1.937
1.966
3.160
Nombre
Andrés de la Azuela
Juan de Urrutia
José de Urrutia
Dionisio de Asúnsolo y la
Azuela
Pedro de Asúnsolo y La
Azuela
Nicolás Manuel Fernández
del Campo
José Antonio de los Heros
Juan Bautista de los Heros
Juan Antonio de Llano y
La Azuela
Francisco Marure
Diego de la Mella y Marure
Jose Antonio de Villar
Fuente: RUIZ RIVERA, J.B. (8)
- 172 -
Año
1730
1732
1737
1775
1786
1771
1776
1756
1753
1754
1766
1758
Los viajeros extranjeros también vieron esa particularidad gaditana con sorpresa,
cómo las mujeres participaban en tertulias de carácter político y literario. Por
supuesto, esto generaba en Cádiz una especie de matriarcado y la mujer era considerada abiertamente como la cabeza de familia, e incluso existía en determinadas
familias una igualdad en el negocio familiar, ya que también se daba el caso de
que el marido realizara el viaje a las Américas, mientras la mujer se quedaba en
Cádiz llevando las labores administrativas del negocio. (7)
8.4.-. Las Mandas Testamentarias de balmasedanos en Cádiz
El hecho de ser comerciante significaba una gran movilidad y por supuesto frecuentes viajes al continente americano. Viajes peligrosos por la distancia al Nuevo Mundo, por e landeses, por los contagios y enfermedades... y muchas otras
eventualidades que podían suceder y a menudo sucedían en estos desplazamientos.
No es extraño que se hiciera testamento antes de iniciar algunos viajes, sobre todo
si la situación familiar o económica del viajero, había cambiado desde la última vez que hizo el desplazamiento. Arduo trabajo tenían los Notarios de aquella
época y hoy los investigadores de los protocolos. Raro era el mercader que solo
hubiera testado una vez. Veamos cómo lo hicieron los balmasedanos en Cádiz. (9)
Lorenzo de la AZUELA Y VELASCO
Este balmasedano, cuyos dos apellidos son del padre pues su madre se apellida
Santa María, fue bautizado en San Severino el 1 de Octubre de 1705 y era residente en Cádiz. Como comerciante viajando a América, hizo su Primer Testamento el 18 de Mayo de 1748, próximo a salir para la villa de Madrid y en su
ausencia nombra tres Albaceas para que cuiden su legado. Como era soltero deja
de heredera a su madre. Y en su falta, la herencia pasaría a manos de su hermana
-Micaela de la Azuela- en cantidad de un tercio. Otras dos terceras partes serían
para Lucia de la Azuela, vecina de Bilbao; Francisca de la Azuela - esposa de
Joaquín de Asúnsolo; Ana María e Isabel de la Azuela sus hermanas que eran
vecinas de Balmaseda.
Su Segundo Testamento lo hizo el 5 de Octubre de 1774, estando ya casado y
con tres hijos. Presenta las Capitulaciones que hizo para su Matrimonio en 1757
ante el mismo notario anterior Juan Vicente Mateos. Cita sus propiedades como
sus dos casas principales: calle Ancha de la Jara y otra en la del Señor San José. El
valor de ellas, los gastos de capital que llevó su esposa al matrimonio, sus débitos
y créditos, están reflejados en sus libros y papeles. Con ellos los albaceas harán
monto de la herencia para sus hijos.
- 173 -
Lorenzo era familiar del Santo Oficio de la Inquisición, comerciante matriculado
en la Carrera de Indias. Deja estipulado que sus hijos, José Ignacio y María Antonia (el tercero Juan Adrián acaba de fallecer), se dividan la herencia a partes
iguales, con traspaso a los demás cuando uno muera antes. Si fallecen los dos
que todo pase a Juan Antonio de Llano y Azuela su sobrino y para Lorenzo de
Asúnsolo y Azuela, ambos sobrinos y residentes en México. Sus albaceas fueron
comerciantes gaditanos.
Su Tercer Testamento y al parecer el definitivo, lo realizó el 4 de Marzo de 1776,
ante Manuel Ruiz Montero, escribano público de S.M. y del número perpetuo de
la villa de Balmaseda. En este testamento se describen las propiedades que mantenía en Sevilla y Cádiz y que dejaba repartidas a su familia. Para entonces ya
había fallecido su esposa Juliana Gómez de Cañedo en 1773, y su hijo pequeño
Juan Adrián. El escribano Ruiz Montero hizo público el testamento, tras el fallecimiento de Lorenzo de la Azuela y Santa María (10), sucedido en Cádiz donde
residía.
Lo relatamos aquí precisamente por formar parte de la vida privada de estos balmasedanos gaditanos. Al margen de su trabajo y tarea cotidiana, tenían una vida
personal que raras veces se cita. Aquí vamos a asomarnos a ella y entraremos en
su familia, parientes, y el aprecio que tenía por todos ellos. Tras un larguísimo
recitatorio en los primeros puntos del testamento, en la Cláusula 10ª aparece los
siguiente:
“… fundar dos Mayorazgos para sus dos hijos, José Ignacio y María Antonia,
con 150.000 ducados cada uno, que es el valor de fincas, así como haciendas,
tierras, cortijos, dehesas, censos y demás, sobre los principales del Cortijo de
Espartinas y las casas de la calle Ancha de la Jara; de forma que el Cortijo sea
para mi hijo José Ignacio y las Casas de Cádiz para mi hija María Antonia. Con
la advertencia de que la vinculación perteneciente a esta mi hija la dejo a voluntad de mi sobrino Don Lorenzo de Asúnsolo que es su esposo”.
Ordena a sus albaceas que... “a la mayor brevedad tras su fallecimiento funden
y establezcan los citados dos vínculos o mayorazgos, y que faltando algunos de
mis hijos, el otro accederá a la parte con preferencia del mayor sobre el menor y
del varón sobre la hembra”.
“... y acabando cuantos linajes y descendencias tengo llamadas, estos dos vínculos recaerán en el Hospital de Enfermos que está fundado en Balmaseda, para
cura y regalo de los pobres enfermos, decencia y aseo y cuantos menesteres de
camas, ropas, sabanas, colchones, almohadas y paños sean precisos y necesarios”.
- 174 -
“Y la otra mitad de la renta se refundirá y convertirá en Dotes para Casar a Doncellas Pobres de a 200 ducados cada una de la misma villa, prefiriendo a las de
mi misma línea y que sean huérfanas; y a falta de naturales a las que lo fueran del
Valle de Mena, el Berrón, Bortedo, Antuñano, Arza, Santa Coloma y San Pelayo.
Para ello nombro Patrono y Administrador Perpetuo de este legado al Cabildo
Eclesiástico de la villa de Valmaseda”. En Valmaseda Señorío de Vizcaya a 4 días
del mes de Marzo de 1776. Lo firma el Notario Manuel Ruiz Montero.
Francisco de MARURE Y ARENAS
Había nacido en Balmaseda en diciembre de 1711. Hizo su Testamento, ante el
notario Matías Rodríguez, el día 9 de Diciembre de 1754 y lo realizó para poder
viajar a Lima en el Navío “Nuestra Señora del Pilar”. Era soltero y deja el caudal
y bienes que constan en sus papeles a sus hermanos Isidora Bonifacia de Marure que era esposa de Gabriel de la Mella, comerciante de Cádiz; y a Joaquín de
Marure, presbítero y vecino de Balmaseda. Gabriel de la Mella había nacido en
Balmaseda el 12 de Abril de 1712, y acompañó a su cuñado Marure, como criado, a Perú, en donde estaban el año de 1754. (Ver Cuadro 12.7, Balmasedanos en
otros países de América).
Su segundo Testamento data de 10 de Junio de 1758, año en que seguía soltero
y próximo a ausentarse de Cádiz. Deja su herencia, al igual que en 1754 a sus
hermanos y cuñado.
José del VILLAR Y LA VÍA
José del Villar llegó a hacer hasta 3 Testamentos, todos ante Pedro Felipe de
Montes, cuyas razones vamos a conocer. El primero, del día 3 de noviembre de
1761, lo hizo siendo Capitán y Maestre del Navío “La Concepción” con el que
estaba próximo a partir para Veracruz (México). Ya estaba casado desde 1756 y
tenía varios hijos; su mujer no trajo Dote alguna, pero él aportó 6.000 pesos de
capital. Designa a su mujer Clara de Arévalo como tutora de sus hijos y nombra a
dos Albaceas en las Indias: Pedro Moreno y Gabriel de Arteaga.
El segundo documento es de fecha 23 de Enero de 1766; era Maestre de Fragata
y estaba próximo a iniciar otro viaje desde Cádiz, en la fragata “Santa Bárbara”,
que iba a emprender la travesía al Mar del Sur y el puerto de El Callao de Lima.
Ha aumentado considerablemente su capital hasta 16.000 pesos; su esposa está
embarazada y tiene más hijos, para los que hace tutores a su mujer y a Lorenzo
de La Azuela.
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El tercer testamento, firmado el 17 de Octubre de 1771, como Contramaestre
de la fragata “Santa Bárbara” y comerciante de Indias, es el más prolijo de todos.
Sigue con su esposa y tiene 3 hijos porque los demás se han ido muriendo de
pequeños. Presenta un caudal de casi 30.000 pesos, pero una gran parte la tiene
invertida o está pendiente de pago; y cita a sus acreedores, incluidas las ganancias a riesgo en la provincia de Honduras. Lega a su tío Lorenzo del Arco casi la
mitad de su fortuna. (11)
8.5.- Las Vizcainías de Balmasedanos en Cádiz e Indias en el siglo XVIII
Las Vizcainías han sido uno de los aspectos más estudiados de la mentalidad
hispana durante la Edad Moderna, por causa de la búsqueda del ennoblecimiento.
No cabe duda que, en efecto, gran parte de la población, deseaba incorporarse
al estamento que había adoptado la idea del Honor. Las redes de Paisanaje y de
Parentesco eran muy importantes, al igual que lo era el demostrar que el valor de
la Hidalguía era natural de los vizcaínos.
Esto contrasta con una creencia bastante extendida, según la cual los emigrantes
a América eran personas con escasos recursos, que marchaban a las Indias para
escapar de la miseria, incluso de la marginalidad y de la delincuencia. Era este
un argumento muy mal intencionado, incluso entre los Criollos, que intentaban
así destacar sobre los recién llegados, quienes demostraban su dinamismo nada
más llegar. (12)
Comencemos por tanto por aclarar el concepto de Vizcainía, ya que en Balmaseda como en todo el Señorío de Vizcaya, no existió la nobleza como cuerpo
estamental, al estar instaurada la Hidalguía Universal de los Vizcaínos. No era
por tanto una sociedad corporativa al estilo de la española, sino que presentaba
unos matices propios y definidos, de los que queremos destacar el citado término
de Vizcainía.
En palabras del profesor Domínguez Ortiz “la Vizcainía era una nobleza realmente democrática” (13). Si bien se trasluce en ella un paralelismo con el problema de la “Limpieza de Sangre”, que tanto preocupaba en Castilla, la mentalidad
hidalga vizcaína era distinta de la española. El hidalgo español tenía conciencia
de noble y por ello el trabajo manual iba en contra de su concepto del honor. Pero
la hidalguía vizcaína era forzosamente compatible con el comercio y también con
el trabajo manual. De ahí la expresión de Domínguez Ortiz.
Como rasgo importante debemos notar que los vizcaínos eran hidalgos por el
mero hecho de nacer en Vizcaya; con lo cual su probanza de la hidalguía se re- 176 -
ducía al hecho de demostrar su lugar de nacimiento y el de sus padres. Con ello
se superponen dos términos que comportan una correspondencia: Vizcainía era
igual a hidalguía y viceversa.
Esta hidalguía suponía además que, en relación con otras tierras, el vizcaíno ostentaba el título de Infanzón. Esto podía dar lugar a que un vizcaíno en Castilla
fuera siempre un infanzón pero, si se trasladaba a residir allí, su trabajo habitual
chocaría con su calidad de hidalgo.
Por el contrario los que desde fuera vinieran a residir en Vizcaya, deberían probar
su limpieza de sangre, ya que según el Fuero: “en Vizcaya no se avecinden los
que fueren de linaje de judíos y moros; y los que vinieren han de dar información de su linaje” (14). En razón a esto la limpieza de sangre de los vizcaínos
era absoluta, pues... “es un país que no tuvo contacto con otros pueblos y cuyos
matrimonios se verificaban siempre entre sí o con forasteros avecindados”, cuya
hidalguía y limpieza estaba siempre debidamente probada.
Por tanto, no se admitía a la Vecindad, ni tampoco a la Residencia, a los forasteros
que no probaran su nobleza y limpieza de sangre en el país de origen; siendo expulsado del territorio todo aquel que no lo verificase, lo cual se cumplió siempre
por sus Justicias ordinarias con extremado rigor. (15)
Entre los vascos en Cádiz, los de Balmaseda fueron pocos, pero sin duda poderosos. Todos los citados detentaron cargos Públicos en los Concejos y Aduanas, al
tiempo que servían de agentes de casas comerciales del País Vasco. El contingente de balmasedanos afincados en Sevilla ya había ejercido un fuerte control en el
Consulado de Cargadores, ocupando puestos directivos, al tiempo que formaban parte de los Cabildos -tanto civil como eclesiástico- de la ciudad hispalense.
Lo mismo iba a suceder en el Consulado Cargadores de Cádiz, en donde quiero
destacar a algunos de ellos.
Lorenzo de ASÚNSOLO Y LA AZUELA
Lorenzo de Asúnsolo y la Azuela era natural de Balmaseda, donde fue bautizado
el día 7 de Junio de 1740, siendo su padre Joaquín de Asúnsolo nacido el 13 de
Diciembre de1701 y su madre Francisca de la Azuela. Era nieto por línea paterna
de Mateo de Asúnsolo, bautizado en Zalla el 24 de Setiembre de 1656, y de
Manuela de Angulo. Era biznieto de Domingo de Asúnsolo, nacido en Zalla el
8 de Junio de 1625 y Ángela de La Losilla. Y tataranieto de Pedro de Asúnsolo,
bautizado en Zalla a 12 Setiembre de 1593, y Catalina de Zoquita.
- 177 -
Lorenzo presentó su partida de Vizcainía el 1 de Marzo de 1787 cuando ya era
Comerciante matriculado en el Consulado de Cádiz.
Había en aquella época una Cargadora de Indias de excepción: María Antonia
Azuela, cuyo nombre aparece en muchos documentos de notarías y textos legales, así como su importancia en los círculos de jueces, notarios y personalidades
públicas de la ciudad de Cádiz, todos ellos relacionados con el comercio colonial.
Curiosamente, María Antonia Azuela, obedeciendo a su padre, Lorenzo de la
Azuela y Velasco, también comerciante y del Consulado gaditano, fue obligada
a contraer matrimonio con su primo el comerciante Lorenzo de Asúnsolo y la
Azuela, generando en 1774 un escándalo digno de mención en la prensa de la
época. Como era la costumbre, María Antonia, al casarse, tenía que ceder todos
sus bienes y negocios para que los dirigiera su marido; pero ella, a pesar de todo,
fue bien consciente de sus derechos de propiedad. (16)
Un divorcio en el año 1793
Al ver que su marido estaba gastando todo su patrimonio en negocios mercantiles
arriesgados e improductivos, intentó evitar que malgastara toda su fortuna, e inició un Pleito de Divorcio en 1793. Como era de esperar, María Antonia afrontó
el escándalo público, en una de las pocas demandas de divorcio en la que intervinieron familias de Cargadores de Indias. El proceso judicial se llevó a cabo en
la Corte Diocesana, donde se procedía sistemáticamente a llamar a testigos que,
de forma pública, relataban la vida íntima de la pareja, y acabaron destruyendo la
reputación de ambos profesionales del comercio. No es éste el lugar para exponer
detalladamente aquellos relatos, que se pueden consultar no obstante en PARES.
(17)
Cabe indicar a este efecto, que el elemento femenino radicado en Cádiz fue un
sujeto muy activo y dinámico, donde las mujeres tomaban sus propias iniciativas
y participaban en un mundo dominado y pensado por hombres, pero que hicieron
valer sus derechos de manera pública en igualdad. Esto generaba una paradoja,
ya que la discriminación era evidente, pero también muchos hombres reconocían
públicamente el valor social de las actividades realizadas por mujeres, mostrando
así un discurso de exclusión muy contradictorio. (18)
Por cierto que Lorenzo de Asúnsolo y la Azuela era hermano de Joaquín de Asúnsolo y la Azuela, que en 1805 era Gobernador de Chile, y por esta razón fue nombrado Alcalde de Honor por el Consistorio de Balmaseda en ese año.
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Nicolás Manuel FERNÁNDEZ DEL CAMPO
Nicolás Manuel Fernández del Campo fue bautizado en Balmaseda el día 5 de
Febrero de 1741, y era vecino de Jalapa de la Feria en Nueva España, donde presentó su Vizcainía el 12 de Julio de 1790. Sus padres eran Francisco Fernández
del Campo, natural de Balmaseda y Manuela Ruiz Quintano, casados en 1721.
Manuel de la PUENTE GALLARZA
Manuel de la Puente Gallarza era hijo de Francisco y Josefa, bautizado en Balmaseda el 14 de Diciembre de 1730 y vecino de Santiago de Chile donde presenta
su Vizcainía el 13 de Abril de 1775. Se quedó en Santiago, Partido de Santiago,
Intendencia de Santiago, Capitanía General de Chile, Imperio Español. Allí se
casa con Juana de Urra y Díaz, natural de Santiago y fallecida hacia 1805. (19)
Tuvieron 10 hijos de los que fueron varones los tres mayores: José Manuel, José
Joaquín y Pedro de la Puente y Urra. Los siete hijos restantes fueron todas mujeres: Magdalena, Antonia, Juana, Teresa, María Francisca, Ana María y Josefa
de la Puente y Urra. Todas, salvo Teresa y Ana María estaban casadas y todos en
Santiago.
Resumiendo, hubo un total de nueve balmasedanos que, entre 1753 y 1786, pertenecieron a este Consulado de Cádiz; entre ellos dos Asúnsolo y Azuela; otros
dos Heros (José Antonio y Juan Bautista) y los ya citados Marure, Fernández del
Campo y Villar; además de Mella y Llano.
8.6.- Los Bienes de difuntos
- Joseph FERNÁNDEZ del CAMPO HERNÁIZ, nacido en Balmaseda un 26
de Enero de 1753. Era Sargento mayor de las Islas Marianas cuando falleció con
solo 30 años; fue en Binondo, Islas Filipinas, en el año de 1783. Antes había hecho testamento y por eso en 1787 se hicieron Autos sobre sus bienes siendo los
herederos sus padres Juan Fernández del Campo y Teresa Hernaiz. (20)
- José Antonio DE LOS HEROS, con fecha 26 de Abril de 1776, presenta Expediente de información y Licencia de Pasajero a Indias, como mercader y vecino
de Cádiz donde pertenecía al Consulado de Mercaderes, con el nº 1.405, en el año
1776. Quería partir para Nueva España y aparece en el A.G.I. (21)
Suponemos que debió de regresar, aunque desconocemos la fecha. Sí consta que
murió en Cádiz en 1787, dejando Testamento (22). Con esta fecha aparece en el
- 179 -
A.G.I., en la Base de Bienes de Difuntos, el Auto sobre los bienes de José Antonio
de los Heros, natural de Balmaseda, hijo de José de los Heros y de María Antonia
Manzanal, difunto en Cádiz.
NOTAS
(1).- CARRASCO GONZÁLEZ, Guadalupe. “Comerciantes y Casas de Negocios en Cádiz (16501700)” Universidad de Cádiz 1997.
(2).- RAVINA MARTÍN, Manuel “Vascos en Cádiz. Una nueva fuente para su estudio”. Boletín de
la R.S.B.A.P, Tomo 39, número 3-4. Año 1983. pp. 593 - 607.
(3).- MARTÍNEZ DEL CERRO GONZÁLEZ, Victoria E. “Una comunidad de comerciantes: navarros y vascos en Cádiz. (Segunda mitad del siglo XVIII)”. Junta de Andalucía. Centro de Estudios
Sevillanos. Sevilla 2006.
(4).- GARCÍA FUENTES,L. “El Comercio español con América. 1650-1700.” Sevilla. Escuela de
Estudios Hispano-Americanos, 1980. p.86. Es sabido que buena parte de la burguesía comercial
andaluza de la época es de origen vasco.
(5).- Documentos de Archivo Privado. Fondos de la Correspondencia Familiar de los Antuñano de
Balmaseda. Cartas de varias fechas del siglo XIX.
(6).- BUSTOS RODRÍGUEZ, M. “El Consulado de Cargadores a Indias: 1700-1830”. Universidad
de Cádiz, 2017.
(7).- SOTO, Fernando de: “Las Cargadoras de Indias hasta 1812”. Cádiz, 2017. ZARZA RONDÓN, Gloria de los Ángeles. “Mujer y Comercio Americano en Cádiz a finales del siglo XVIII”.
Universidad de Cádiz, Dep. Historia Moderna, 2012.
(8).- RUIZ RIVERA, J.B., “El Consulado de Cádiz. Matrícula de Comerciantes: 1730-1823”. Diputación de Cádiz, 1988. 350 pp.
(9).- GÓMEZ PRIETO, J. “El eje Bizkaia - Sevilla / Cádiz - América. El papel de los Encartados
en la Emigración y el Comercio con América: SS. XVI al XIX”. Beca “Los Vascos y América”.
1992. Inédito.
(10).- Lorenzo de la Azuela y Velasco y Lorenzo de la Azuela y Santa María son en realidad la misma persona. Velasco era el segundo apellido de Bartolomé de la Azuela y Velasco, su padre. Santa
María era el primer apellido de su madre, Santiaga de Santa María. Fue bautizado el 1 de octubre
de 1705 en San Severino de Balmaseda.
(11).- GÓMEZ PRIETO, J. “El eje Bizkaia - Sevilla / Cádiz - América...” op.cit.
(12).- PÉREZ LEÓN, Jorge “La fuerza del origen y los mecanismos de integración social de los
vascos en el Perú”. XV Congreso Intern. de Americanistas. Bilbao 2012.
(13).- DOMÍNGUEZ ORTÍZ, A. “Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen”.
Prólogo. Madrid 1973.
(14).- FUERO VIEJO DE VIZCAYA, Año 1526. Tít. I, Ley XIII.
(15).- LAFARGA A. “Vizcaya. Informaciones de Vizcainías, Nobleza y Genealogías”. Diputación
de Vizcaya. Bilbao 1975. pp. 13-27.
(16).- ZARZA RONDÓN, Gloria de los Angeles “Mujer y Comercio Americano...”.- op.cit. p.69.
(17).- Archivo Histórico de Protocolos de Cádiz (A.H.P.C.) Not. 11. Protocolo Notarial 2190. Demanda de Divorcio. 1793.
(18).- https://ocultismocadiz3000.blogspot.com.es/2017/03/las-cargadoras-de-indias-hasta-1812.html
(19).- A.H.E.B.: Manuel de… y también en “es.geneanet.org”.
(20 ).- “Bienes de difuntos: José FERNÁNDEZ del CAMPO HERNAIZ”, en (A.G.I.) Archivo Ge-
- 180 -
neral de Indias. ES.41091.AGI/10.5.11.692//CONTRATACION,5685,N.2. Año 1783.
(21 ).- “Bienes de difuntos: José Antonio DE LOS HEROS” en Archivo General de Indias (A.G.I.)
ES.41091.AGI/10.42.3.316/CONTRATACIÓN,5521,N.171 Año 1776.
(22).- A.G.I., CONTRATACIÓN, 5702, N. 4 Año 1787.
- 181 -
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Capítulo 9
CARGOS Y FUNCIONARIADO EN AMÉRICA:
SIGLOS XVIII Y XIX
Fueron los vascos quienes fundaron las principales ciudades que conformaron la
red urbana del lado noroccidental de la Nueva España, entre ellas Guadalajara,
Zacatecas, Sombrerete, Durango, San Luis Potosí y algunas poblaciones de Sinaloa, Chihuahua y Nuevo México. En este amplísimo territorio descubrieron e
iniciaron la explotación de las zonas mineras, fundaron mayorazgos, difundieron
sus cultos religiosos y emprendieron otros esfuerzos para afianzar la presencia
de la Corona de Castilla. En estas primeras empresas destacaron los hermanos
Oñate, los Ibarra, los Zaldívar, Rodrigo del Río de Loza y Francisco de Urdiñola,
entre otros, quienes, sin lugar a dudas, fueron los pioneros de la colonización en
esta región y los fundadores de importantes estirpes.
Por haber sido conquistadores y pobladores sobresalientes, los vascos obtuvieron
cargos públicos de primer nivel, encomiendas y mercedes reales cercanas a las
principales fundaciones. Además de esas regalías que obtuvieron como recompensa, los buenos matrimonios que concertaron desde un principio fueron determinantes para consolidar su situación. Las uniones matrimoniales, la adquisición
de la tierra, los privilegios adquiridos y el control que ejercieron los vascos notables, fueron delineando regiones de influencia, las cuales mantuvieron controladas por varias generaciones.
- 183 -
9.1.- Los vascos en México
Al concluir el siglo XVI, Guadalajara, Zacatecas, Durango y el sur de Sinaloa -en
donde se localizaba el complejo minero de Copala/Moloya/El Rosario-, se habían
consolidado como núcleos de pobladores de origen vasco.
En estas cuatro jurisdicciones, los miembros de origen vascongado ya habían logrado tejer estrechas redes familiares que se prolongaban hasta Nuevo México, y
construir grandes latifundios y empresas mineras que fueron la base de su poder. (1)
Los vascos que obtuvieron éxito en la Nueva España se afiliaron a la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, poco después de haber sido fundada.
Se calcula que entre 1771 y 1793 se inscribieron alrededor de medio millar de
socios. De los que radicaban en Guadalajara 21 aparecen matriculados en los
registros, 36 residían en Zacatecas, Fresnillo y Sombrerete, 7 en Durango y 1
en Sonora. Cuando menos los de Guadalajara eran, en su mayoría, personajes
ilustrados que compartían las preocupaciones, las aspiraciones y las inquietudes
del siglo de las luces, en cuyas bibliotecas se encontraba, entre otros libros, la
obra de Manuel de Larramendi, “El Arte de la lengua vascongada”, publicada
en Salamanca en 1729.
Los vascos más poderosos e influyentes de Guadalajara celebraron una junta en
el Convento de San Francisco el 3 de julio de 1774, con licencia de la Audiencia
y del obispo Antonio Alcalde, para fundar una cofradía dedicada al culto de la
virgen de Aránzazu con el propósito de estrechar los lazos de solidaridad, ayudarse mutuamente y fortalecer su identidad. Quien se echó a cuestas la tarea de
agrupar y mantener unidos a los nacidos en las provincias vascongadas y a sus
descendientes, fue Tomás Basauri, un vasco criollo. El hecho de que haya sido
un americano el convocante para construir una capilla dedicada a la Virgen de los
vascos, indica que la tradición asociativa de este grupo estaba bien arraigada, aún
entre los nacidos en el Nuevo Mundo. (2)
En las primeras décadas del siglo XVIII, el vizcaíno Esteban de Arreburu había
hecho construir una capilla a Nuestra Señora de Aránzazu, a un lado del templo
de Nuestra Señora del Pilar, a la que acudieron los vascos hasta que se edificó
la del convento de San Francisco. En 1742, Matías de la Mota Padilla, autor de
la obra “Historia del reino de la Nueva Galicia en la América septentrional”,
observó que la devoción a las imágenes del Pilar y Aránzazu se había extendido
notablemente, y que los vecinos les celebraban novenarios y festividades.
Disponemos de otros datos que dan cuenta de que el culto a la Virgen de Aránza- 184 -
zu se había difundido, incluso, a los centros mineros: una mina del Real de Mezquital del Oro que se explotaba en la década de los cuarenta, llevaba su nombre;
en las jurisdicciones de Tequila y Badiraguato, Sinaloa, encontramos otras minas
llamadas Aránzazu. En este último lugar el propietario era Miguel de Irigoyen.
También el nombre de la patrona de los vascos fue impuesto a algunas embarcaciones. Como ya se dijo, una de las fragatas que partieron de San Blas a las Californias y Alaska en las postrimerías del siglo XVIII para reconocer los límites
entre las posesiones de España e Inglaterra, orgullosamente llevaba el nombre de
Nuestra Señora de Aránzazu. (3)
Si en el año 1612 se había fundado la Cofradia de Nª. Sª. de Aránzazu en Lima,
en 1681 se fundó la del mismo nombre en México. La finalidad de esta Cofradía
de la Virgen de Aránzazu era muy clara: unir a los originarios de las provincias
vascongadas para buscar su bienestar; por consiguiente, los requisitos para ser
cofrades eran limitantes: se requería ser nativo o descendiente de los territorios
vasco-navarros y tener limpieza de sangre. ¿Pueden interpretarse estas condiciones como una muestra de exclusivismo étnico? El empleo de conceptos como
“nación” y “beneficio exclusivo” o reservado exclusivamente para este grupo,
apuntan en ese sentido. Sea como sea, esta cofradía es, por otro lado, una manifestación del poder de los vascos y una evidencia de la exclusividad que compartían. (4)
Nª Sª de Aránzazu en Lima
- 185 -
El análisis del comportamiento de estas familias indica que desde que se establecieron en la región noroccidental de lo que hoy es México, buscaron unirse
para promover y defender sus intereses frente al poder real, representado por el
Virrey; que trataron de conservar y difundir algunos elementos de su cultura, y
que procuraron mantenerse ligados con sus lugares de origen, como ya se ha dicho. Muchos vascos que vivieron en las ciudades noroccidentales, por ejemplo,
fundaron capellanías en el sitio donde habían nacido y dejaron legados para sus
parientes que vivían en las provincias vascas. Su alto grado de cohesión y su espíritu solidario son dos elementos sustantivos que destacan la idea de grupo, del
nosotros frente a los otros.
En el siglo XIX los empresarios nacionales y extranjeros invirtieron fuertes sumas de dinero en diversas actividades, a pesar de la inestabilidad política. En
Guadalajara, por ejemplo, hubo un grupo empresarial que se alió en diferentes
momentos con militares y con alguno de los bandos políticos que se disputaban
el poder, para facilitar la realización de sus negocios. En este complejo periodo
destacó el vizcaíno encartado Francisco Martínez-Negrete, cuya fuerza económica mantuvieron sus descendientes hasta el siglo XX. Además de él, los vascos
que residieron en esta ciudad fueron inversionistas destacados y sobresalieron en
otras actividades. (5)
Según todo lo anterior, se puede decir que la presencia vasca en México hunde
sus raíces hasta el siglo XVI. Ejemplos de esa impronta son las ciudades fundadas ya mencionadas, entre ellas, Guadalajara; la construcción de innumerables
edificios públicos y privados, laicos y religiosos, que recuerdan el poderío de
los vascos; los cultos de la Virgen de Aránzazu y de San Ignacio de Loyola; los
numerosos apellidos que provienen de las provincias vascongadas; y, finalmente,
la cultura empresarial que difundieron desde esa centuria. (6)
En suma, en el noroeste mexicano, como en otras regiones del país, los vascos dejaron una huella imborrable. Los estudios recientes nos revelan que la comunidad
vasca tuvo más preferencia por la Nueva España que por otro reino americano,
por su enorme riqueza minera y por el lucrativo comercio que se estableció con
las Filipinas desde el puerto de Acapulco, y con España a través de Veracruz. A
las ciudades con vocación mercantil, a los puertos y a los centros mineros arribaron durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX, centenares de vascos en
busca de la fortuna. Ahí construyeron sus nuevos hogares, afrontaron múltiples
adversidades para realizar su sueño y ahí descansan en paz. (7)
- 186 -
9.2.- Los Alcaldes “ad Honorem” de Balmaseda
Es evidente la gran influencia política que los vascos tenían en América, y entre
ellos los vizcaínos, controlando desde cargos de responsabilidad una gran parte
de la estructura administrativa española. Por eso no es extraño que el Ayuntamiento de Balmaseda, en reconocimiento a su prestigio -y quizás también en
agradecimiento público- se decidiera a conceder el Título de Alcaldes Honorarios
de la villa, a los balmasedanos más destacados. (8)
AÑO
ALCALDE AD HONOREM
CARGO
1669
1670
1671
1742
1788
1792
1794
1796
1797
1798
1799
D. Diego Machón de Ahedo
D. Bartolomé del Sabugal
D. Sebastián de Allende Salazar
D. Gregorio del Portillo
D. José de Urrutia
D. Agustín García
D. José de Zumalabe
D. Felipe de los Heros Asúnsolo
D. Nicolás Fdez. del Campo
D. Manuel de los Heros Asúnsolo
D. Nicolás de Antuñano
-
1800
1801
1802
1803
1804
1805
1806
1807
1815
1816
1817
1818
1819
1820
Marqués de los Llanos
D. Manuel del Villar y Gorosabel
D. Nicolás Fdez. y Mallo
D. Celestino Ortíz de la Riba
D. José R. de Antuñano y Terreros
D. Joaquín de Asúnsolo y Azuela
D. Juan Elguezabal y Machín
D. Francisco de Santiago y S. Pelayo
D. Francisco de Retes y Heros
D. Ramón de Basualdo y Villa
D. F. Javier Telechea y Llona
D. Martín de los Heros
D. Domingo Regoyos y Achocarro
D. Andrés de Villa y Miranda
Brigadier
Cap. Artillería
Tte. Coronel
Ejército
Real Aduana
Gobernador
Corte
Corte
Com. Caballería
-
LUGAR
RESIDENCIA
Puebla
Perú
Indias
Caracas
Indias
La Guayra
Madrid
Cádiz
Jalapa
Indias
Madrid
Vélez-Rubio
Puebla
Cádiz
Puebla
Chile
Chihuahua
México D.F.
Lima
Madrid
Madrid
Madrid
México
Fuente: Archivo Municipal de Balmaseda A.M.B. - Libros de Decretos. Elaboración propia. Ver http://www.balmasedahistoria.com
- 187 -
Era este un título simbólico, de carácter honorífico, que no llevaba implícito el
ejercicio del cargo asignado y por supuesto sin retribución alguna. Su única contrapartida era defender el nombre de la villa y velar por sus intereses materiales o
espirituales en la medida de lo posible.
El cuadro resume los Alcaldes “Ad Honorem” nombrados por el municipio entre
los años 1669 a 1820, que fueron un total de 25.
Por Centurias, 3 Alcaldes “ad Honorem” fueron nombrados en el siglo XVII, 8
lo fueron en el XVIII y 14 en el siglo XIX.
Geográficamente encontramos que de los 25 designados, 9 residían en España,
cinco de ellos en Madrid y 3 en Andalucía. En América residían 11, de los cuales
2 en Perú, 2 en Venezuela (Caracas y La Guayra), y 7 en México. Estos últimos,
los más numerosos, residían 3 en Puebla, 2 en México capital, uno en Jalapa y
otro en Chihuahua.
En cuanto a los Cargos que detentaban, llama la atención que la mitad de los
nominados fueran militares de graduación.
Si atendemos a las épocas de nombramiento:
• Desde 1788 a 1792 se otorgó la distinción 5 años seguidos.
• Entre 1796 y 1807 también se concedió todos los años, así como entre 1815 y 1820.
• Ninguno más se dio a partir de 1821.
Relaciones de méritos y servicios de los vascos en el Archivo General de Indias: A.G.I.
Como las mismas palabras “méritos y servicios” expresan, consisten éstas en la
exposición de servicios prestados al Rey y a la Corona en los diversos cargos u
oficios, en campañas militares, bien de tierra o mar, en títulos adquiridos en las
Universidades o en servicio de la Iglesia.
Quien conozca la organización y administración social de la vida española del siglo XVI y siguientes y sus instituciones, puede imaginar acertadamente un campo muy vasto y variado. Con estas exposiciones se pretendía acceder a un oficio,
a un título, la obtención de un favor, un puesto más elevado, un hábito, etc. así
como la ayuda a la resolución de la pobreza y miseria a las que muchos, en sus
servicios no recompensados, habían llegado por diversas circunstancias.
Estas relaciones se enviaban a la Secretaría del Consejo y Cámara de Indias de
- 188 -
las diversas Negociaciones de Nueva España o del Perú, Secretaría de Guerra de
Indias o Secretaría de Guerra de Parte de Tierra o de la Mar. Muchas eran copias
de las Relaciones originales que quedaban en las secretarías mencionadas, constando día, mes y año. (9)
El Consejo de Indias nació en 1524. A fines del siglo XVII estaba formado por un
Presidente, un Gran Canciller, ocho Consejeros letrados, un Fiscal y dos Secretarios; uno que se encargaba de los negocios del Perú y otro de los de la Nueva
España. Los asuntos y problemas militares de América incumbían al Consejo,
teniendo así funciones militares, pero éstas pasaron luego a la Junta de Guerra de
las Indias, formada por el Presidente del Consejo y cuatro Consejeros de Guerra.
Todos los asuntos que trataba el Consejo eran de carácter secreto, y las resoluciones, mediante “consultas”, se elevaban al Rey, que decidía.
De estas Relaciones de Méritos y Servicios de los vascos en el Archivo General
de Indias, hemos extraído las correspondientes a balmasedanos o incluso hijos o
nietos de balmasedanos, que ejercieron cargos relacionados con América, en las
diversas facetas de Cargos Públicos, Cargos Eclesiásticos y Cargos Militares.
9.3.- Los Cargos Públicos
Con el paso del tiempo, varios balmasedanos llegaron a destacar en Altos Cargos
de las Instituciones y la Administración colonial, dando con ello lustre a su
tierra natal. Veamos a los más significativos por orden cronológico:
• Francisco de BALMASEDA, escribano de cámara de su Majestad en el Consejo Real de las Indias dice “que sirve a más de 32 años en la secretaría del
Consejo y 12 años sirviendo los dos oficios de Gobernación y Justicia juntos por
ausencia en enfermedad y muerte de Ochoa de Luyando, que se halla pobre y
con derecho a una escribanía en las minas de Pachuca en Nueva España”. Fue
nombrado para este último cargo en el año 1580. (10)
• Francisco de SOPANDO MOLLINEDO, Caballero de la Orden de Calatrava,
que en 1598 era el Secretario del Consejo de Indias. (11)
- Juan Joseph de SALZEDO fue Gobernador de la Isla de Trinidad, en el Caribe, entre los años 1746 al 1752. La Provincia de Trinidad se había creado en 1525
y en 1596 pasó a formar parte de la Provincia de Guayana, siendo supervisada por
la Real Audiencia de Santo Domingo. Desde 1739 formó parte del recién creado
Virreinato de Nueva Granada bajo la supervisión de la Audiencia de Bogotá. A
partir de 1797 pasó al dominio de la corona británica. (12)
- 189 -
• Diego de URRUTIA Y DE LOS LLAMOS, hijo de Pedro de Urrutia y de Casilda de Los Llamos, nació en Balmaseda el 12 de Julio de 1562, siendo bautizado
en S. Severino. En su Relación de Méritos expone que: “Sirvió en la Armada
mas de 40 años, habiendo estado a las órdenes del Marqués de Santa Cruz, en la
famosa expedición del año 1583, contra franceses y portugueses que se negaban
a reconocer la autoridad de Felipe II, ya rey de Portugal desde el año 1580 sobre
las Islas Azores. Sirvió luego a las órdenes de Juan Núñez de Recalde que era
General de Galeras. En 1587, preparándose ya la“Armada Invencible”, trabajó
en el apresto de la armada que el Adelantado de Castilla trasladó a Lisboa.
Desde 1588 sirvió en la flota de Nueva España, primero a las órdenes de D. Sancho Pardo, como capitán y en 1595 con el general Juan de Escalante y Mendoza;
muerto el cual en navegación hacia Cartagena de Indias, le sucedió en la plaza
de Almirante. Con una constante actividad prestó, en diversos puestos, eminentes
servicios durante su larga vida militar. En 1607 seguía como Almirante de la flota de Tierra Firme. En el Juicio de Residencia no se le encontró cargo alguno.
A este Juicio de Residencia en el derecho indiano, se sometían obligatoriamente
todos los que cesaban en un desempeño público. En 1614 había solicitado un
hábito de Caballero de la Orden de Santiago, al tiempo que reclamaba el sueldo
que había ganado como Almirante, tras los ya citados mas de 40 años. Murió de
avanzada edad, fundó una capellanía y está enterrado en la Capilla del Cristo de
la Misericordia de San Severino. (13)
• Andrés de BALMASEDA, era miembro del Cabildo de la ciudad de México,
donde adquirió el oficio en 1622. Había servido antes en diversas alcaldías mayores y era, probablemente, descendiente de Gabriel de Balmaseda, mercader que
pasó al N.E. de Nueva España y que radicaba allí desde 1568. Puede que fuese
además allegado de los Balmaseda que hacia aquellos mismos años, actuaban en
el comercio sevillano. (14)
• Francisco de HERBOSO y LUZA nació en Lima en Marzo de 1679. Era hijo
de Francisco de Herboso y Ochoa de Asúnsolo, Caballero de la Orden de Santiago, nacido en Balmaseda y bautizado el 23 de octubre de 1639; y de la dama
limeña Antonia de Luza. Francisco sirvió con grado de Capitán en el presidio de
Valdivia, Chile.
Entró en la carrera burocrática desempeñándose como Contador Real Mayor del
Tribunal de Cuentas, Consejero honorario de Hacienda y en 1715, Presidente de
la Audiencia de Charcas, Bolivia, Alto Perú. Falleció en Chuquisaca, Bolivia, el
14 de julio de 1733. Era suegro de Matías de Astoraica, Contador Real.
- 190 -
• Joseph Antonio de ARECHE y ZORNOZA, nacido en Balmaseda en 1728
y bautizado el 5 de Agosto, era hijo de Marcos Areche Puente y de Ángeles de
Fuentes Santurce y Zornoza. Se licenció en bachiller en 1751. Desde 1752 fue
miembro de la Junta de gobierno del Colegio de Santa Catalina de los Verdes de
la Universidad de Alcalá de Henares. Se licenció y doctoró en dicha Universidad
en derecho canónico en 1756. Opositó a esa cátedra en 1759 y fue suplente varias
veces. (15)
Fue designado por Carlos III Oidor de la Audiencia de Manila el 14 de julio
de 1765, cargo que no llegó a ocupar aunque partió de Cádiz en 1767 hacia su
destino. Pero aún en inicio de camino para Filipinas, fue requerido por el virrey
de México para ocupar la vacante de la Fiscalía del Crimen de su Audiencia. El
trabajo de Areche ganó su estima rápidamente y un año después los ministros solicitaron al monarca que fuera nombrado de forma permanente (13 de noviembre
de 1767).
Retrato de Areche y Licencia de Embarque con 2 criados, ropa y libros 1765
Areche ascendió a Fiscal de la Real Audiencia el 17 de enero de 1774 y causó
una buena impresión a José de Gálvez durante su visita a la Nueva España, por
su laboriosidad y disciplina. Apoyaba el reformismo borbónico, lo cual le acarreó
maniobras subterráneas como la denuncia repetida de estar en posesión de libros
prohibidos, incluidos la Enciclopedia de Diderot y los “nefandos” libros de Voltaire.
- 191 -
Fue miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País a la que ofreció diversas donaciones, entre ellas una pepita de platino de tres onzas del Perú.
Cuando Gálvez fue designado Secretario de Estado para las Indias (1776), nombró a Areche visitador general del Virreinato del Perú, Chile y Provincias del Río
de la Plata, y simultáneamente, miembro del Consejo de Indias. Algo después era
admitido en la orden de Carlos III, como caballero pensionista. Areche quiso llevar a cabo las reformas encomendadas por Carlos III para modernizar el gobierno
de Indias pero chocó, como era frecuente, con el poder virreinal, en este caso la
semi soberanía del navarro Manuel de Guirior, y con la extrema dificultad de la
compleja sociedad peruana.
Nombrado visitador general por Real Cédula del 11 de marzo de 1776, llegó a
Lima el 14 de junio de 1777. Su visita fue áspera y concitó la malquerencia de la
burguesía criolla -en especial funcionarios, mercaderes, plateros y hacendados-,
que puso como escudo el poder virreinal. Guirior escribió a la Metrópoli en 1779
indicando que “no conviene tener un jefe tan autorizado dentro de unas provincias tan distantes como éstas”. Se enfrentó a una serie de motines, entre los cuales, el más importante fue la sublevación el 4 de noviembre de 1780 del cacique
de Tungasuca, en la región de Cuzco, José Gabriel Condorcanqui, conocido como
Tupac Amaru, que ayudó a aplastar.
Pese a ello, debido a su impopularidad, cayó en la desgracia de Gálvez por lo que
fue llamado a la metrópoli en 1781. Volvió a desempeñar su puesto en el Consejo
de Indias y el 27 de mayo de 1789, tras la muerte de Gálvez, recibió la jubilación
forzosa como ministro, con sólo un tercio de su sueldo y destierro de la Corte.
Lleno de amargura, se retiró a la villa de Bilbao. Sólo el 23 de mayo de 1794
fueron atendidos sus amargos memoriales y se levantó el destierro, percibiendo
media paga. Falleció en Bilbao el 28 de octubre de 1798. (16)
• Andrés Mariano de la QUINTANA, bachiller en Filosofia y en las Facultades de Canones y Leyes. Abogado de la Real Audiencia de las Provincias de la
Nueva España. Era hijo de Juan de la Quintana, natural de Balmaseda en las Encartaciones del Señorío de Vizcaya . Vecino y Alcalde ordinario provincial de la
Hermandad de Antequera, y de Petronila Ortes de Velasco, natural de Antequera.
Nieto por línea paterna de Martín Ortes de Velasco, así mismo natural de la villa
de Balmaseda, caballero de Calatrava, Corregidor teniente de Capitán general
y Alcalde ordinario que fue de la ciudad de Antequera. Andrés Mariano era por
tanto criollo de primera generación. (17)
- 192 -
9.4.- Los Cargos Eclesiásticos
Son cinco los balmasedanos o criollos balmasedanos, que hemos encontrado en
la Relación de Méritos y Servicios, ejerciendo cargos eclesiásticos en América.
Uno en Cuba, uno en Perú, uno en Guatemala y dos en Antequera de Oaxaca, en
la Nueva España, hoy México.
• Julián de BALMASEDA, clérigo-presbítero del obispado de Cuba y tenencia
de cura de la iglesia parroquial de la ciudad de La Habana. En 1648 era teniente
y estuvo presente en el contagio de la ciudad en 1649 (18). Hijo de Agustín Hurtado de Balmaseda y de Ana de Cartagena y Leiva, natural de la isla de Jamaica.
Siendo su padre Alcalde y Procurador General de esta isla. Información hecha en
La Habana en 1658. (19)
• Miguel de LABARRIETA, licenciado, cura de la Doctrina de Soraya; Vicario
y juez eclesiástico; Comisario de la Santa Cruzada de la Provincia de Aymaraes,
en el obispado de Cuzco. Criollo, natural de la ciudad de Lima, donde nació en
1668; colegial de aquella ciudad, bachiller y licenciado en cánones. Hijo del capitán Nicolás de Labarrieta y Zumalabe, Caballero de la Orden de Santiago, natural
de Balmaseda; su madre fue Sebastiana de Medrano y Salazar. Nieto por línea
paterna de Agustín de Labarrieta y de Sebastiana de Zumalabe.
• Juan Joseph ORTES DE VELASCO, bachiller, examinador sinodal del obispado de Oaxaca y cura del Sagrario de la Iglesia Catedral de Antequera en Nueva
España. Estudió en el Colegio de la Compañía de Jesús de Antequera. Era hijo de
Martín Ortes de Velasco -caballero de la Orden de Calatrava, natural de Balmaseda- y María Ruiz de Torres, vecina de Antequera. Año 1749. (20)
• Pedro de Alcántara de la QUINTANA, doctor canónigo de merced de la Catedral de Antequera de Oaxaca en la Nueva España. Criollo natural de esta ciudad.
Hijo de Juan de la Quintana y Heros -natural de Balmaseda (donde nació en
1676) y Alcalde ordinario que fue de Antequera- y D.ª Petronila Ortes de Velasco, natural de ella; nieto de Juan de la Quintana y María de los Heros y Llanos,
vecinos de Balmaseda y por la materna también oriundo de la misma villa. Aporta
libro de genealogía. Pedro de Alcántara fue Abogado de la Real Audiencia de la
Nueva España, catedrático de Filosofía, examinador sinodal. Relación de Méritos
de 1748 y 1749. Era hermano del ya citado Andrés Mariano de la Quintana. (21)
• Joaquín de los LLAMOS, que en 1767 era Beneficiado en la ciudad de Guatemala y al mismo tiempo ejercía de Comisario de la Santa Inquisición en Gua- 193 -
temala. Tenía una sobrina de 30 años en Balmaseda, Mariana de Villarprego y
los Llamos, que profesó como novicia en el Convento de Santa Clara, con una
dote de 1.000 pesos de a 20 reales, dados por su citado tío. El envío lo efectuó su
hermano Francisco Javier, que desde 1756 vivía y servía en la casa de su tío el
Comisario Llamos en Guatemala. (22)
9.5.- Los Cargos Militares
A través de las Relaciones de Méritos y Servicios encontramos a tres balmasedanos y un criollo del mismo origen, ejerciendo Cargos Militares en América,
algunos de ellos de gran importancia, tanto en el Ejército como en la Marina, así
como en los presidios o baluartes fronterizos de defensa, amparo y pacificación
territorial.
• Joaquín Pablo de VEDIA Y LA QUADRA, nacido en Balmaseda el 30 de Julio de 1731. Fue el Coronel de los Reales Ejércitos, que pasó al Río de la Plata
en 1761, como Oficial de la expedición que contra los portugueses comandaba el
entonces Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, Pedro de Cevallos. No
obstante su juventud, se distinguió en la toma de la Colonia del Sacramento y en
la reconquista de la Provincia de Río Grande, así como también en la ocupación
de los fuertes de Santa Teresa, de San Miguel y de la Villa de San Pedro, en la
mencionada Provincia de Río Grande. (23)
Se radicó en Montevideo (Uruguay), donde fue Alcalde y Gobernador de Armas en 1766. Falleció en esta ciudad el 19 de Agosto de 1773. Había contraído
matrimonio en la capital uruguaya el 12 de Febrero de 1763 con María Teresa
Ramallo, natural de Buenos Aires (hija de Vicente Ramallo, natural de Galicia, y
de María Antonia García de Orcaxo), siendo padres de Lorenzo Antonio de Vedia
y Ramallo.
• Lorenzo Antonio de VEDIA Y RAMALLO, nacido en Montevideo el 10 de
agosto de 1765, tuvo por profesión la milicia. A comienzos del año 1820 ascendió
a Teniente Coronel del Ejército y ese mismo año, el 6 de abril, fue nombrado Jefe
Político de Vizcaya, título dado entonces a los Gobernadores Civiles, en sustitución de D. Antonio Leonardo de Letona. Viviendo en Bilbao, atendía los bienes
que había heredado del Mayorazgo de los Vedia en Balmaseda. Los Vedia eran
una familia grande y numerosa, por lo que la acumulación de propiedades con
el paso de los años se efectuó rápidamente. En 1793, el mayorazgo en poder de
Lorenzo Antonio tiene por administrador en Balmaseda a Rafael Asúnsolo. Como
muestra en 1796, percibió unas rentas por valor de 7.527,20 Reales de vellón,
- 194 -
provenientes de 9 casas, 3 caserías, 2 pisos, 3 bodegas, 5 huertas y 8 parrales. Era
el segundo mayorazgo en rentas y propiedades en la villa detrás del de Ortes de
Velasco. (24)
Montevideo en el siglo XVIII. Por Carlos Menck Freire
Casó en Bilbao el 19 de octubre de 1800, con Magdalena de Goossens y Ponce de
León, por lo que emparentó con familias de comerciantes y rentistas de la capital
bilbaína. De este enlace nació Enrique de Vedia y Goossens escritor y diplomático, Jefe Político (Gobernador Civil) de diferentes provincias, Secretario de la
Gobernación del Reino. Fue también Cónsul de España en Liverpool y Jerusalén,
donde le sorprendió la muerte en 1863 cuando preparaba su regreso. (25)
• Manuel de la AZUELA Y CORTÁZAR, gobernador interino de las Provincias
de Sonora y Sinaloa en la Nueva España, había nacido en Balmaseda en 1732,
siendo hijo de Francisco de la Azuela Mollinedo y de Baltasara Cortazar. Muy
joven llegó a Nueva España (actual México), pasando en seguida a la región
septentrional del virreinato. El 1 de enero de 1763 obtuvo plaza de alférez de la
Compañía Presidial de Horcasitas y 16 días después ascendió a teniente con
motivo del fallecimiento del teniente Antonio Sánchez, muerto por los apaches en
acción de guerra. Este grado le daba el carácter de segundo jefe de la expresada
unidad, y a la salida del capitán Tienda de Cuervo quedó con el mando de ella,
hasta el 20 de junio siguiente, en que se presentó el teniente coronel Pineda.
En 1767 aplacó a los indios mayos que se habían alborotado, acompañó al padre
Gil de Bernabé a la fundación de la misión Carrizal, y el gobernador de Sonora
y Sinaloa, Coronel Mateo Sastré, lo nombró su teniente. Al ocurrir el deceso de
- 195 -
éste asumió el mando político y militar de las Provincias el 15 de marzo de 1773,
y lo conservó hasta fines de mayo siguiente en que recibió orden del virrey de
Nueva España de entregar el gobierno al capitán Bernardo de Urrea. Durante su
corta gestión destituyó al teniente general de los Álamos, don Juan Agustín de
Iriarte.
Presidio dibujado por José de Urrutia hacia 1769. Fuente: ub.edu
Posteriormente formó parte de la “Expedición Sonora” que encabezó el coronel
Domingo Elizondo, encargado de perseguir y someter a las tribus rebeldes, y se
distinguió por su valor en diversas acciones de armas, y por la actividad con que
persiguió a los apaches en numerosas expediciones. En 1778 ascendió a capitán
y se le dio el mando de la Compañía de Fronteras en lugar del capitán Vildósola
y en su hoja de servicios constan las siguientes notas: “Aplicación mucha. Conducta buena. Valor conocido.”
En el año 1787 era Capitán de Caballería en el presidio de San Bernardino de Fronteras en Sonora. En 1788 fue comisionado por el comandante general de Provincias Internas para recoger a los apaches prisioneros, que había tomado el teniente
coronel Esteban Echegaray, en una expedición que había llevado hasta el río Gila,
para conducirlos al presidio de Janos y de allí a la Villa de Chihuahua. (26)
- 196 -
Desempeñó el mando de la Compañía de Fronteras hasta 1790, año en que fue
substituido por el capitán Mata y Viñolas. Cierto es que era casi imprescindible
ser oriundo del País Vasco para trabajar en los Presidios, ya que en el siglo XVIII,
los presidios de Fronteras fueron dirigidos por capitanes de origen vasco. Es el
caso de Manuel de la Azuela, que dirigió el Presidio de San Miguel de Horcasitas, en esta época. Es interesante saber que Presidium es un vocablo latino que
significa “protección y defensa” y eran las Fortalezas ubicadas en las zonas de
frontera, que permitían combatir a los indios hostiles. En este lugar eran habituales los encuentros con los apaches que Azuela debía de sosegar. Era miembro
de la R.S.B.A.P. de Chihuahua desde el año 1779. Falleció en el año 1790 en la
frontera de Sonora a los 57 años de edad.
• Joaquín de ASÚNSOLO Y LA AZUELA, bautizado en Balmaseda el 5 de
enero de 1758. Era hijo de Joaquín Lorenzo de Asúnsolo y de María Antonia de
la Azuela que eran primos y cuyo divorcio hemos comentado en el capÍtulo anterior. En 1797 se encontraba en el Puerto de Guayaquil, como Capitán de Fragata.
Ante la necesidad de reforzar este puerto sobre el Río Guayas, el 21 de Febrero
de 1805, el Virrey Marqués de Avilés, le autorizó el gasto de 1.087 pesos en la
fabricación de un bote para la Capitanía, que se fabricó en el Astillero de Guayaquil, especializado en la construcción de los navíos de la Armada Virreinal. Era
este el mayor astillero que había en las Indias, según testimonio de Jorge Juan,
ingeniero naval y científico español que midió la longitud del meridiano terrestre
demostrando que la Tierra está achatada en los polos. (27)
Sin duda por su valía fue ascendido a Gobernador de Chile. Precisamente por
desempeñar este cargo, en 1805, se le hizo Alcalde ad Honorem de la Villa de
Balmaseda. Ver 9.2 de este capítulo.
• Vicente Ignacio de ZUMALABE, nació en Balmaseda el 3 de agosto de 1735,
siendo bautizado en S. Severino. Fueron sus padres Luis Antonio de Zumalave y
María Antonia Jaureguibeitia. Estuvo 11 años en la Armada de guardia marina y
llegó a ser Alférez de Navío. Hacia 1770, pide la alcaldía mayor de Mechoacán,
Teutíla ó la de S. Felipe y S. Miguel del distrito de la Audiencia de México. También la de Guagotenango y Totonicapa en Guatemala .
9.6.- Dos personajes en América
Me quiero referir, antes de terminar este capítulo, a dos personajes nacidos en
Balmaseda y muy famosos en su época. Los he tratado sucintamente porque su
vida tendrá una mejor exposición en mi próximo libro de “Balmaseda, Cuna de
- 197 -
Ilustres”. Estuvieron en América un tiempo y por ello he querido citar sus andanzas en aquellos territorios.
• José de URRUTIA Y LAS CASAS, nació en La Herrera/Zalla, casi en la linde
con Balmaseda (Vizcaya), el 16 de noviembre de 1739. Era el segundo hijo de
Feliciano de Urrutia y Zamitiz y de María Agustina de Las Casas y La Cuadra.
Su familia era una de las más ilustres del Señorío de Vizcaya; el padre, oficial del
Ejército, era el décimo Señor del Mayorazgo de Urrutia; la madre, era sobrinanieta de Sebastián de La Cuadra, marqués de Villarías y Secretario de Estado y
del Despacho del rey Felipe V.
Realizó los estudios de Latinidad en Balmaseda con mucho aprovechamiento
y, con quince años cumplidos, ingresó de cadete (6 de abril de 1755) en el Regimiento de Infantería de Murcia, que estaba de guarnición en Pamplona. Durante
al menos tres años se seguía, en la “Academia Regimental”, un programa de estudios muy completo: Educación Militar, Formación Moral, Instrucción Militar,
Aritmética, Geometría, Fortificación, Artillería, Ortografía y Geografía e Historia
de España. El cadete Urrutia debió de destacar en los estudios porque tres años
después (16 de febrero de 1758) alcanzó el grado de subteniente.
En el último trimestre de 1759, recién llegado a España su nuevo rey, Carlos III,
Urrutia remitió la solicitud de ingreso en la Academia Militar Superior. Un mes
antes de iniciarse el primer curso (enero de 1760) se incorporó a la guarnición de
Barcelona para realizar los trámites previos a su admisión. Se estudiaban cuatro
cursos de nueve meses cada uno, sin solución de continuidad. El 23 de abril de
1763 la dirección de aquel centro le entregó el certificado de aprovechamiento
que había obtenido al finalizar los estudios. Al mando del capitán general Juan
de Villalba y Angulo la flota española zarpó de esta ciudad el 4 de septiembre de
aquel mismo año. Dos meses después Urrutia desembarcó en el puerto de Veracruz.
Uno de los generales que habían acompañado a Juan de Villalba, el mariscal de
campo Cayetano Pignateli, marqués de Rubí, recibió la orden del Rey (agosto de
1765) de reconocer todos los presidios de la frontera, revistar las compañías de
Infantería que las guarnecían y proponer, a la vista de su situación, las medidas
más convenientes que mejorasen la defensa de aquél territorio. El virrey, marqués
de Croix, que acababa de suceder al marqués de Cruilles, designó al subteniente
Urrutia para formar parte de esta comisión, en calidad de “ingeniero delineador”. (28)
- 198 -
Por su parte, el Rey había nombrado directamente al capitán ingeniero Nicolás
Lafora para acompañar al marqués de Rubí como “ingeniero ordinario”. Se trataba de una expedición que debía recorrer casi tres mil leguas. En la primavera
de 1766 salieron de Zacatecas con dirección a Durango, Chihuahua, El Paso, etc.
Dos años después finalizaron su recorrido. El informe del marqués de Rubí, muy
detallado, ocupó casi noventa páginas y cuando lo entregó en la Corte llevaba
incluidas las cuatro hojas del “Mapa que comprende la frontera de los dominios
del Rey en América Septentrional” y los planos de veintiún presidios, todos ellos
delineados por Urrutia, que ya había sido ascendido al empleo de teniente.
Por el buen trabajo realizado, Urrutia no regresó a España con su regimiento
pues el Virrey le retuvo durante un año para que continuara con sus labores cartográficas. En este tiempo Urrutia confeccionó planos de diversos puntos de la
costa occidental y del interior del territorio. En la primavera de 1769 se autorizó
su regreso a España. Llegó a La Coruña en agosto y se trasladó a la Corte donde
entregó correspondencia del virrey. Como consecuencia de un informe de dicha
autoridad sobre el trabajo realizado por Urrutia, el secretario de Indias le encargó
la confección de más copias de los planos realizados. En julio de 1770, por sus
méritos, fue ascendido a capitán “graduado”.
Almirante don José de Urrutia y las Casas. Auñamendi Eusko Ikaskuntza.
Jamás regresó a América pues guerreó en Canarias, Menorca y Gibraltar. Recorrió varios países europeos, y ayudó a Rusia, frente a Turquía, en el sitio de
- 199 -
Crimea. En 1791 ya era coronel. Y en 1795, tras la Guerra de la Convención francesa, llegó a Capitán General. El genial pintor Francisco de Goya, realizó en 1798
un magnifico retrato del General Urrutia que se expone en el Museo del Prado de
Madrid. La pintura le representa en actitud de mando, vistiendo el uniforme de
campaña de Capitán General. Fue soltero toda su vida y murió el 1 de marzo de
1803 en Madrid, siendo enterrado en La Almudena. (29)
• Ramón GIL DE LA CUADRA Y RUBIO, nació en Balmaseda el 8 de Julio de
1774 y llegó a ser político, ministro y diplomático.
Era hijo de Joaquín Gil Cuadra, administrador de la Aduana de Valmaseda, y Vicenta Rubio de Berriz Urbina. Su nombre aparece citado de formas muy diversas.
En el Bautismo era Gil Rubio; pero él firmaba tanto Ramón de la Quadra, como
Ramón Gil de la Quadra o Ramón Gil de la Cuadra.
Se tienen noticias de la existencia de al menos dos hermanos; Francisco, nacido
en Gijón, que fue canónigo de Solsona (1833) y Burgos (1843); y Severina, nacida en Balmaseda, que contrajo matrimonio con Pedro de Alcántara de Espínola.
En su partida de defunción se señala que murió soltero, aunque algunos autores
le atribuyen la paternidad de un hijo en América.
Ramón Gil de la Cuadra y Rubio
Figuraba en el pasaporte (23 de noviembre de 1787) de su tío Pedro José Soriano, teniente letrado y asesor del Corregimiento e Intendencia de la provincia de
Guanajuato, casado con una hermana de su madre, quien se dirigía a su destino
- 200 -
acompañado de su familia y de su sobrino Ramón Gil. Se señala que tras finalizar
su formación universitaria viajó por diversas colonias españolas (América y Filipinas) y por la India inglesa.
Algunos autores indican que participó en la comisión encargada de estudiar los
límites entre las colonias y Estados Unidos. El 8 de agosto de 1810 fue nombrado
oficial supernumerario de la Secretaría de Estado de Hacienda de Indias, puesto
que un año más tarde (23 de octubre de 1811) recibió en propiedad. En 1812 se
le trasladó a la nueva cartera de Gobernación de Ultramar. Murió en Madrid el 11
de Enero de 1860, a los 86 años.
Redactó: “La Carta Esférica de una Parte de la Costa Septentrional y Meridional
de la Isla de Cuba desde Punta Icacos y Cayo de Piedras hasta el Cabo San Antonio, con la Isla de Pinos y Cayos adyacentes”. La Habana, Dirección Hidrográfica, 1837. (30)
NOTAS
(1).- OLVEDA LEGASPI, J. “Los vascos en el Noroccidente de México. Siglos XVI- XVIII”. El
Colegio de Jalisco, Jalisco, 1998. 197 pp.
(2).- OLVEDA LEGASPI, J. “Los vascos en...”. op. cit. Ver ponencia en www.vascosmexico.com
(3).- RODRÍGUEZ - SALA M.L. “De San Blas a la Alta California. Los viajes y diarios de Juan
Joseph Pérez Hernández”. Editorial UNAM. Año 2006. 300 pp. Fecha en página 37.
(4).- OLVEDA LEGASPI, J. “La cofradía de la Virgen de Aránzazu”. Zapopan, El Colegio de
Jalisco-Instituto Ignacio Dávila Garibi, 1999.
(5).- LIZAMA SILVA,G. “Llamarse Martínez-Negrete. Familia, redes y economías en Guadalajara,
México. Siglo XIX”. El Colegio de Michoacán. Año 2014. 394 pp.
(6).- En el capítulo 15 hablamos de varios balmasedanos como Cosca en Güimas; Hernández Gorrita, Mendía y Quintana en Mazatlán.
(7).- OLVEDA LEGASPI, J. Ver ponencia op.cit.
(8).- GÓMEZ PRIETO,J. “Emigrantes, Indianos y Fundadores”. En “Balmaseda, una historia
local”. Diputación Foral de Bizkaia. Año 1991. pp. 57 a 72.
(9).- GARMENDIA ARRUABARRENA, José. Diccionario biográfico vasco: “Méritos, servicios
y bienes de los vascos en el Archivo General de Indias”. http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/
vasconia/vas12/12009332.pdf
(10).- A.G.I. Signatura: GUADALAJARA, 230, L.1, F.136R-137R. Comprende dos Cédulas y una
Provisión: Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, para que den licencia a
Francisco de Balmaseda, para pasar a Indias con un mozo (extracto). 1557-11-30 Valladolid. Real
Cédula a la Audiencia de Guadalajara para que, siendo hábil para el oficio, reciba como escribano
del juzgado de las minas de Avino a la persona designada por Francisco de Gálvez y Francisco
de Balmaseda. Real Provisión a Alonso de Cisneros, nombrándole registrador y canciller de la
Audiencia de Guadalajara, por muerte de Francisco Ortiz, por designación de Francisco de Balmaseda, escribano de cámara del Consejo de Indias.
(11).- DE LOS HEROS, Martín. “Historia de Valmaseda”. Edición La Gran Enciclopedia Vasca.
Bilbao 1978. Tomo II. p. 500.
- 201 -
(12).- GÓMEZ PRIETO, J. “Emigrantes…” Op. cit.
(13).- DE LOS HEROS, M, op. cit., Tomo II, pp 500 y 519. Ver también “Juro a favor de Diego
Urrutia”. Archivo: ES.47161.AGS/2.13.2.3//CME,589,24. Primera mitad del siglo XVII. Archivo
General de Simancas.
Título de la unidad: “Copia de carta de Diego de Urrutia, gobernador de Porto Longone, a Carlos Ardia, secretario de la embajada de España en Génova, sobre las medidas convenientes ante
la amenaza de la Armada francesa en Italia: noticias sobre los movimientos de dicha Armada”.
Archivo General de Simancas (A.G.S.) Signatura: EST,LEG,3601,52.
Ver también ES.28079.AHN/1.1.13.8.4//OM-CABALLEROS_SANTIAGO,Exp.8362
Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Diego de Urrutia de
los Llanos, natural de Balmaseda. 1625 Consejo de Órdenes (España).
(14).- MARTÍNEZ SALAZAR, A. “Los Vascos en México” pp. 104. Gobierno Vasco. Año 1992
(15).- ES.41091.AGI/10.42.3.303//CONTRATACIÓN,5509,N.3,R.22. 14 – 4 1766.
Expediente de información y licencia de pasajero a indias de José Antonio de Areche (y Zornoza),
oidor de la Audiencia de Manila, natural de Balmaseda, hijo de Marcos de Areche y de Ángela de
las Fuentes, a Nueva España, con los siguientes criados:
- Francisco Antonio Vizcaya, natural de Balmaseda, hijo de Severino Vizcaya y de Ana María Quintana. - Miguel de Azaña, natural de Illescas, hijo de Juan de Azaña y de Isabel Madrigal.
- “Licencias de pasajeros, criados, ropa y libros a Areche”.
ES.41091.AGI/23.6.131//FILIPINAS,343,L.12,F.361R-362R
A.G.I. “Nombramiento de oidor de Manila a José Antonio de Areche”. Signatura:
FILIPINAS,343,L.12,F.342V-347R.
Real Provisión concediendo título de Oidor del Número de la Audiencia de Manila a José Antonio
de Areche y Zornoza. 1765-7-14 Madrid.
Certificación de méritos del Doctor José Antonio de Areche Zornoza, natural de Valmaseda, colegial huésped de Santa Catalina Mártir de los Verdes y opositor a las cátedras de leyes y cánones de
la universidad de Alcalá. (Alcalá, 10 de junio de 1764). Comprende Fol.292-293v.
(16).-http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/areche-zornoza-jose-de/ar-143237/
(17).- A.G.I., Indiferente General 169, 257 y 1508.
(18).- Primer contagio de fiebre amarilla en La Habana. 1649. Gran Epidemia. ver LÓPEZ SÁNCHEZ, J. Investigador de la ACC. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Año 2011.
(19).- Consultar en A.G.I. “MÉRITOS: Julián de Balmaseda”. ES.41091.AGI/23.15.189//
INDIFERENTE,195,N.38. 25 de Junio de 1659.
(20).- Título de la unidad: “MÉRITOS: Juan José Ortés de Velasco” ES.41091.AGI/23.15.227//
INDIFERENTE,233,N.29. 29 de octubre de 1749. Contiene
1748-07-06. Antequera de Oaxaca. Testimonio de diversos títulos y licencias a favor del bachiller
Juan José Ortés de Velasco. -1749-10-29. Minuta de relación de méritos y servicios. -S.F. Petición
de Diego Luis de Velasco con Relación de méritos y servicios del bachiller Diego Luis de Velasco
de 29 de octubre de 1732.
(21).- “MÉRITOS: Pedro Alcántara de la Quintana”. ES.41091.AGI/23.15.230//
INDIFERENTE,236,N.11.
ES.41091.AGI/23.15.226//INDIFERENTE,232,N.39 Contiene: Año 1748-10-05. Antequera. Certificado de partida de bautismo de Pedro Alcántara de Quintana. - Año 1748-10-05. Antequera. Certificación títulos y méritos del doctor Pedro Alcántara de Quintana. Año 1749-08-29. Testimonio
de Real Provisión y nombramiento de cura y beneficio de San Matías Xalatlaco.
(22).- GÓMEZ PRIETO, J. “Vida y economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda: 1666-
- 202 -
1984”. Letras de Deusto, nº extra 1988, pp.245-255.
(23).- http://www.euskalnet.net/laviana/gen_bascas/vedia.htm
(24).- GÓMEZ PRIETO, J. “La propiedad en Balmaseda en la segunda mitad del siglo XVIII”.
Revista Letras de Deusto, Vol. 16, Nº 36. Sep-Dic. 1986. p.84. U. de Deusto.
(25).- A.H.E.B. Balmaseda. Parroquia de San Severino. Libro de Bautizados nº 18. folio 186. Consultar en GÓMEZ PRIETO, J. “Las memorias de Vedia”. Colección Malseda I. Ayto. de Balmaseda
1995. pp. 2-111.
(26).- ALMADA, F. R.: “Diccionario de Historia, Geografía y Biografía Sonorenses” (Cuarta Edición). Hermosillo. Gobierno del Estado de Sonora, Instituto Sonorense de Cultura. Año 2010.
(27).- SÁNCHEZ BRAVO, Mariano. “La decadencia de nuestros astilleros coloniales”. Ver en
https://www.pressreader.com/ecuador/memorias.
(28).- http://dbe.rah.es/biografias/26516/jose-de-urrutia-y-las-casas
(29).- GARMENDIA ARRUABARRENA, José. “Diccionario .. op.cit.”. Ver en A.G.I., I.G., 171 y
173.
(30).- RIVAS SABATER, Natalio. “Apuntes para una Biografía de Ramón Gil de la Cuadra”. Ed.
Propia. Mad 2008. 70 pp.
- 203 -
- 204 -
PARTE QUINTA
Pioneros de la Técnica y la Industria de México
Capítulo 10
JUAN DE LA GRANJA Y LA CREACIÓN DEL TELÉGRAFO EN
MÉXICO
Capítulo 11
ESTEBAN DE ANTUÑANO Y LA INDUSTRIA TEXTIL MEXICANA
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- 206 -
Capítulo 10
JUAN DE LA GRANJA Y LA CREACIÓN DEL
TELÉGRAFO EN MÉXICO
Juan de la Granja. Retrato al óleo por Pelegrín Clavé
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Entre tantos balmasedanos en América, fundadores, benefactores, funcionarios,
religiosos, militares, emprendedores, comerciantes, etc. hay uno que va a destacar
en un campo específico y distinto: el de la innovación técnica. Juan de la Granja,
fue estudiante de Comercio en Madrid y sin duda había participado en el negocio de sus padres que eran industriales del hierro en la villa. Ante una situación
política adversa, decidió exiliarse en América, en la Nueva España, hoy México,
y allí conformó una vida nueva, por el camino de lo que hoy podemos llamar la
tecnología. Tuvo una vida rica en trabajo, en amigos, en relaciones y en negocios.
De la Granja intentó realizar sus planes en varios países, antes de recalar en la
República mexicana. Y al final su nombre ha quedado unido indefectiblemente a
la historia tecnológica, pero también política, de México. Su vida, sus aventuras y
sus cartas comerciales, bien merecen una obra particular que con el tiempo saldrá
a la luz.
Este personaje, a pesar de haber nacido en España, de donde no salió hasta los 29
años de edad, se convirtió en una de las personalidades más importantes e influyentes que hubo en México durante las décadas de los años 1830 y 1840. Entre
las muchísimas empresas que llevó a cabo, Juan de la Granja será reconocido por
ser el impulsor e introductor del Telégrafo Magnético en México, un avance que
modernizó el país azteca y lo metió de lleno en la nueva era de las telecomunicaciones.
La historia del telégrafo en México empieza con Juan de la Granja, que jugó un
carácter protagonista a mediados del siglo XIX, y tal como reza el epitafio de
su tumba en 1853, fue: “El primero que estableció en la República el telégrafo
electromagnético”.
10.1.- Juan de la GRANJA: sus inicios
Según su biógrafo Luis Castillo Ledón, Juan de la Granja habría nacido en la
villa vizcaína de Balmaseda un 24 de Junio del año 1785 y presumiblemente fue
bautizado en su parroquia de San Severino. Estos datos son repetidos una y otra
vez por todos sus biógrafos, si bien su ficha de bautismo no aparece en ninguno
de los libros parroquiales consultados. (1)
Siguiendo a su biógrafo, Castillo Ledón, sus padres eran dueños de una fundición
de hierro dulce en Balmaseda y tenían un buen nivel económico, por lo que pudieron darle una buena formación, que habría de comenzar por estudiar Comercio
en Madrid. En realidad, de su infancia y vida en sus primeros años en Balmaseda
sabemos muy poco, por no decir nada.
- 208 -
A pesar de contar con los recursos para llevar una buena vida y educación normal,
se mudó a Madrid a la edad de quince años, decidido a convertirse en comerciante. Allí permaneció, incluso durante la invasión francesa; pero cuando la situación
política en 1814, con el regreso de Fernando VII, se le hizo insostenible, decidió
exiliarse a América -a los 29 años- a donde llegó por el puerto mexicano de Veracruz. (2)
Ya en la capital azteca se propuso desarrollar su instinto de negociante e instaló
un comercio, con tanto éxito que las actividades mercantiles le llevaron por todo
el país y por los Estados Unidos. Además, para que sus empresas fueran protegidas por México en sus negociaciones con los Estados Unidos, pidió y recibió la
nacionalidad mexicana.
En los siguientes años su vida fue un constante ir y venir por la frontera de Río
Grande, ya que tampoco eran buenos tiempos en México, con el estallido de la
Guerra de Independencia contra España en 1810. Por ello se traslada a EE.UU,
desde donde regresará a México capital en 1820. Apenas permaneció un año aquí
pues la independencia mexicana de 1821 le obligaría a exiliarse de nuevo en el
país vecino del norte.
Su excelente don de gentes le ayudó a la hora de relacionarse rápidamente con
influyentes personas que le facilitaron las cosas en el momento de instalarse cómodamente en su nueva nación de acogida. Pero la inestabilidad política del país
a causa de la Guerra de Independencia propició que no terminasen de salir a flote
los negocios puestos en marcha por De la Granja.
Además, al negarse España a reconocer la Independencia de México, los súbditos
de la Corona que habitaban en suelo mexicano se vieron en una situación difícil.
De tal manera que en diciembre de 1827 el Congreso Mexicano decretó la expulsión de los españoles que hubieran llegado al país después de 1821. (3)
10.2.- Juan de la Granja en los Estados Unidos
Desde el puerto de Tampico se embarcó para Nueva York, ciudad donde se instaló. Allí, se dio cuenta de la hostilidad que existía por parte de los norteamericanos
hacia el colectivo hispano. A mediados de la década de 1820, monta una imprenta y una librería propias en idioma español, en la capital neoyorquina. En agosto
de 1838 pone en marcha el primer periódico escrito íntegramente en español que
se publicó en Estados Unidos, “El Noticioso de Ambos Mundos”, con el que
tratará de defender los intereses tanto españoles como mexicanos.
Rápidamente, y gracias a sus mordaces artículos y editoriales, se ganó una enor- 209 -
me reputación dentro de la sociedad hispanoparlante, con la que ayudó enormemente a los exiliados españoles que arribaban desde México. Por sus servicios a
la nación mexicana fue nombrado Cónsul General de México en los Estados Unidos el año 1842, de donde regresaría nuevamente cuatro años más tarde, debido al
deterioro de las relaciones entre ambos países por causa de la cuestión de Texas.
El motivo no fue otro que la invasión por parte del vecino del norte, del territorio
mexicano de Texas y la consiguiente ruptura de relaciones diplomáticas en 1846.
De la Granja, entonces, se ve obligado a abandonar los Estados Unidos en noviembre de ése año, regresando de nuevo a México en enero de 1847.
El Presidente en funciones, Valentín Gómez Farias, pide a De la Granja que publique un manifiesto sobre la guerra contra Estados Unidos, para concienciar a la
población, el cual esboza, pero nunca publica como tal, ante su descontento por la
situación en México, que describe así en su epistolario: ... “nadie puede concebir
un desconcierto tan espantoso de ideas como el que reina en éste país. Aquí ni
hay gobierno, ni quien sepa gobernar, ni quién entienda, ni quiera entender los
verdaderos intereses nacionales, ni hay más que caos. El que quiere manda y el
que quiere obedece. Es una anarquía mansa...”. (4)
Su importante influencia en las esferas más destacadas de la sociedad hispana en
Norteamérica le abrió multitud de puertas, recibiendo un gran número de propuestas de negocios en los que participar. Pero uno de los proyectos que más le
tentó fue introducirse en política, viajando hasta el Estado de Jalisco y siendo
elegido diputado por esta circunscripción, tras adquirir la nacionalidad mexicana.
Juan de la Granja, ya como diputado en 1848 y 1849, mantenía amistad con varios conservadores como José María Gutiérrez Estrada, quien, como Lucas Alamán, sostenía que el país necesitaba una monarquía para eliminar las continuas
guerras internas y así poder gobernar en paz a un país de enorme potencial.
Debido a su cargo, a Juan de la Granja le tocó vivir muy de cerca el conflicto
entre Estados Unidos y México, que por su gran interés, vamos a explicar someramente a continuación.
El conflicto territorial entre México y Estados Unidos 1846-1848
Lo cierto es que México estaba profundamente arruinado, empobrecido por los
11 años de guerra que desembocaron en su Independencia (1810 - 1821). Con el
objetivo de mejorar su economía, el gobierno impulsó la colonización de los vastos territorios del norte; entre ellos las Californias (Baja y Alta), Nuevo México
y Texas.
- 210 -
Para ello, permitiría vender cantidades de terreno a bajo precio, a crédito y con
exención de impuestos y de aduanas por cinco años, a todo extranjero que quisiera convertirse en ciudadano mexicano y se comprometiera a acatar las leyes
del país.
Como consecuencia de ello, un gran número de colonos procedentes de otros países, se asentaron en las fértiles planicies de Texas y se convirtieron en ciudadanos
legales; entre ellos, lógicamente, una multitud de estadounidenses. Así, por cada
mexicano llegó a haber por aquél entonces ocho angloparlantes.
El conflicto armado se inició por las pretensiones expansionistas de los Estados
Unidos, cuyo primer paso fue la creación de la República de Texas -a la que el gobierno mexicano consideraba un territorio rebelde que podía reconquistar-, sobre
una parte del espacio de Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo México. A
este hecho, se sumaba la demanda de las indemnizaciones al gobierno mexicano,
por los daños causados en Texas durante la guerra de independencia, de ese antiguo territorio coahuilense. (5)
- 211 -
Todo ello, añadiendo los intereses estadounidenses en adquirir los territorios de
Alta California y Nuevo México, en gran parte por el descubrimiento de considerables yacimientos de oro, provocó la invasión del territorio mexicano por parte
del ejército de EE.UU. y la consiguiente conflagración entre ambos países.
La Guerra no terminó con la victoria de Estados Unidos y la firma del Tratado
de Guadalupe-Hidalgo, oficialmente llamado “Tratado de Paz, Amistad, Límites
y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos
de América”. El refrendo del Tratado tuvo lugar el 2 de febrero de 1848, y con
él, lo que hoy son California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas -todos ellos
actuales estados de los Estados Unidos de Norteamérica- dejaron de ser territorio
mexicano. Y también lo fueron partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas
y Oklahoma.
El resultado final: México perdió más de la mitad de su territorio, que pasó a manos de los Estados Unidos. Además, se estableció el río Bravo o río Grande como
la línea divisoria entre Texas y México y este río formó la definitiva frontera entre
México y los Estados Unidos de América. (6)
Birreinato de Nueva España en 1800
- 212 -
Así era México antes de la guerra y así quedó tras la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo
10.3.- El telégrafo en México: instalación y evolución
Al regreso de Nueva York, Juan de la Granja se instala en Querétaro, nueva capital de la nación, y sigue dedicándose al comercio, en tanto que es nombrado
Diputado por Jalisco en el Congreso Nacional de 1848. Allí conoció a Lucas
Alamán, y también fue allí donde vio la oportunidad de poner en marcha su proyecto tecnológico. Por decreto del 10 de mayo de 1849, se le otorgó a Juan de la
Granja la primera concesión en exclusiva para que, con una subvención de 2.500
pesos (fijada extraoficialmente), estableciera los primeros telégrafos, con el plan
de unir en una primera línea México D.F. con el puerto de Veracruz en el Golfo
de México y ambos con Acapulco, en la costa del Pacífico. (7)
Fue en Nueva York donde Juan de la Granja, había presenciado la puesta en operación de la primera línea telegráfica en el mundo, lo que despertó en él un enorme interés por llevar tan novedoso y útil medio de comunicación a México. Y
como buen comerciante, enseguida advirtió los beneficios que tal servicio habría
de dar a México y la posibilidad, para él, de realizar un buen negocio.
Comenzó a abrir pequeños comercios de librerías e imprentas, para los que consiguió que se le adjudicara la concesión en exclusiva para la explotación del telégrafo cuya instalación de líneas impulsó e invirtió todo su capital.
Antes de la aparición del telégrafo, las diligencias y el ferrocarril permitieron
concebir el territorio de una manera distinta, ya que con cada uno de ellos era
- 213 -
posible lograr comunicaciones más rápidas, así como transportar personas o mercancías a sitios más lejanos en menos tiempo. No obstante, la verdadera velocidad de transmisión de la información se alcanzó con la llegada del telégrafo a
mediados del siglo XIX.
El telégrafo es la primera tecnología que se implementó de manera intensa, económica y políticamente, en el territorio nacional y es un claro ejemplo de cómo
con ello, el país cambió a un nuevo orden espacial y abandonó otro.
Con la aparición del telégrafo se aceleró no solo la transmisión de información
sino también la vida social de los mexicanos de esa época. Asimismo, permitió
una modernización del Estado, hubo un incremento de la actividad económica y
política, además de que revolucionó las telecomunicaciones y la manera de concebir el territorio y cómo trabajar en él.
A su llegada a México, Juan de la Granja ya sabía quiénes eran los proveedores de
los aparatos y quiénes los estaban construyendo, lo que le decidió definitivamente
a traer la red telegráfica. Aunque su interés principal era lograr comunicaciones
desde México con los puertos de Europa y Asia, en un inicio sólo se pudo colocar
la red telegráfica del puerto de Veracruz hasta la Ciudad de México.
Así, se hizo una demostración pública enviando un telegrama entre el Palacio Nacional y el Colegio de Minería como queda constatado en el epitafio del mausoleo
de Juan de la Granja: “El primero que estableció en la república el telégrafo
electromagnético”. Fue casi un año después, cuando se inaugura por el presidente
- 214 -
Mariano Arista la primera línea telegráfica que comunicaba la Ciudad de México
con el poblado de Nopalucan, hoy bautizado como Nopalucan de la Granja, en el
Estado de Puebla. (8)
El 5 de noviembre de 1851 se instaló el primer tendido de telégrafo en México
en un tramo de 180 kilómetros. Y el 10 de noviembre se estableció la primera
conexión.
Tras comprobarse su perfecto y efectivo funcionamiento, el presidente del país,
José Joaquín de Herrera, dio luz verde para la implantación de este nuevo medio
de comunicación, siendo Mariano Arista, sucesor de Herrera en el cargo presidencial, quien un año después impulsaría férreamente la instalación de líneas
telegráficas por las principales poblaciones del país.
Juan de la Granja fue nombrado para el cargo de Gerente General de Telégrafos y
su reputación en el país cada vez era mayor, siendo considerado como uno de los
grandes impulsores hacia la modernidad que estaba teniendo México.
La primera oficina de telégrafos en la capital mexicana, se instaló en la casa que
hacía esquina de las calles de las Damas y San Felipe Neri, hoy de República de
El Salvador y Bolívar respectivamente.
Las personas se agolpaban a las puertas de la oficina para poder ver la magia de
comunicarse a distancia por medio del extraño artefacto. Un empresario, Hermenegildo Villa Cosío, invirtió ciento cincuenta mil pesos para avanzar en las comunicaciones. Muy pronto, el 19 de mayo de 1852, quedaron unidas las ciudades de
México y Veracruz, y después Orizaba, Córdoba, Puebla, Guanajuato y Morelia.
En poco tiempo, todo el país se había enlazado por la red telegráfica y México
entraba en una nueva era de magia y comunicación.
Paulatinamente empezaron a cubrirse los puntos más importantes a lo largo del
territorio nacional, hacia el noreste y noroeste; el primer contacto con la frontera
de Estados Unidos ocurrió en 1873. Cabe destacar que en esos momentos también empezaba a tomar auge la comunicación de Nueva York y Boston con la
capital Washington, a través de esta tecnología.
En una primera etapa, el telégrafo fue reservado y controlado para empresas particulares; sin embargo para 1867 el gobierno liberal obtuvo el control de esta
tecnología. Con esto llegó un crecimiento de la red, pero también un bajo rendimiento de la misma, que no fue reorganizada hasta 1891, con la creación de la
Dirección General de Telégrafos y la Escuela de Telegrafía, ambos con el fin de
mejorar este servicio.
- 215 -
Durante el llamado Porfiriato -el período histórico mexicano comprendido entre
1876 y 1911, durante el gobierno autoritario del general Porfirio Díaz-, las líneas
telegráficas alcanzaron más de 40.000 kilómetros de longitud y contaba con más
de 400 oficinas en todo el país, debido a la fuerte inversión extranjera por la que
abogaba el mandatario. El telégrafo formó parte de las piezas clave durante el
período revolucionario (1910-1917), e incluso para la organización del derrocamiento de Porfirio Díaz.
El desarrollo del telégrafo en México fue impulsado por el presidente Porfirio
Díaz para modernizar la nación. Permitió la inversión extranjera para desarrollar
la industria minera, la petrolera, los ferrocarriles y también la telegrafía. El telégrafo fue el inicio del desarrollo de las telecomunicaciones, que habrían de traer
la radio y el teléfono y muchos años después la televisión.
- 216 -
Además, conforme fue creciendo su red se definieron los espacios económicos
más importantes y se reafirmó la centralidad de la Ciudad de México, ya que en
ésta se concentró y consolidó el poder político y económico, lo que coincidió con
un crecimiento demográfico y un auge urbano.
De acuerdo con el historiador Héctor Mendoza Vargas, el telégrafo fue importante para que Porfirio Díaz permaneciera tantos años como presidente, pues fue el
primer gobernante que ejerció el poder con base en la inmediatez de saber lo que
ocurría en todo el país. De esta manera, a través de telegramas, era informado
rápidamente de los problemas en las distintas regiones y, en consecuencia, podía
tener mayor control.
Como nunca antes en otra época, esta tecnología fue utilizada con fines de control
y vigilancia social, pues para finales del siglo XIX ya existía una red que cubría
regiones recónditas del país, desde donde se informaba a la Ciudad de México.
En México, además, el telégrafo se inició al mismo tiempo que en Estados Unidos, España e Inglaterra. Esto permitió crear un nuevo orden espacial en el mundo y cambió la relación entre sociedades.
Por tecnologías como el ferrocarril y el telégrafo la Ciudad de México se convirtió en el centro del país, ya que así la capital se comunicaba a todo el territorio
nacional.
A la muerte de Juan de la Granja en 1853, los accionistas de la empresa telegráfica nombran en 1854, como Director a Hermenegildo Villa Cosío, que además de
ser el principal accionista fue el albacea de De la Granja, quien no dejó familia.
Después los directores de la empresa serían Cayetano Rubio, Manuel J. de Llano
y José de la Vega.
La segunda línea telegráfica, nombrada “del interior”, que enlazaría la Ciudad
de México con la de León, Guanajuato, se inicia a finales de 1853, que celebran
las autoridades locales con el Gobernador Octaviano Muñoz-Ledo. Por su parte,
William G. Stewart, compadre y socio de Juan de la Granja se vuelve contratista
de líneas hacia El Bajío y el Norte. (9)
Hacia 1867, después de la restauración de la República, el gobierno federal volvió a otorgar concesiones para el tendido y funcionamiento de líneas telegráficas
a diversas empresas particulares y a los gobiernos de los estados. Para 1885 ya
existían 15.570 km de líneas tendidas.
- 217 -
El 8 de diciembre de 1880 los telégrafos quedaron sujetos a la autoridad federal,
con lo cual creció considerablemente la longitud de las líneas. En 1885 se creó la
Dirección de Telégrafos Federales que regularizó el servicio en el país.
En 1887 se inició el servicio internacional con Guatemala y en 1897 con Estados
Unidos. A fines del siglo XIX se realizó la primera conferencia internacional entre México y Estados Unidos por medios telegráficos.
El 28 de octubre de 1879 el Congreso de la Unión aprobó un contrato entre la
compañía estadounidense Western Union y el gobierno mexicano, para tender un
cable submarino de Veracruz a Estados Unidos, pasando por Tampico. El 10 de
marzo de 1881 quedó inaugurada la línea telegráfica entre Veracruz, Tampico y
Brownsville. En julio de 1882 se inició la comunicación por cable subterráneo
entre Salina Cruz, en el estado de Oaxaca, y las repúblicas centro y sudamericanas. En 1898 la extensión de este tipo de líneas era aproximadamente de 2.200
kilómetros.
10.4.- En Memoria de Juan de la Granja
El gran y decisivo paso de la instalación y evolución del telégrafo, en el que tan
involucrado estuvo Juan de la Granja no pudo ser disfrutado durante demasiado
tiempo por éste, pues falleció el 6 de marzo de 1853 aquejado de una pulmonía.
El nombre de Juan de la Granja se ganó un lugar destacado en la Historia de
México. Tras su fallecimiento, la población de Nopalucan pasó a llamarse Nopalucan de la Granja, en honor a tan insigne hombre. (10)
EN ESTA CASA DE TACUBA 51 Y 53 ESQUINA CON ISABEL LA CATÓLICA
VIVIÓ JUAN DE LA GRANJA (1785-1853), DIPLOMÁTICO Y EMPRESARIO,
INTRODUCTOR DEL TELÉGRAFO EN MÉXICO.
Se puede decir que Juan de la Granja fue uno de los cuatro vascos que más contribuyó a cambiar la historia del México contemporáneo. Y es cierto que se le ha
recordado mucho y de distintas maneras, por ejemplo se ha conservado la Casa
donde vivió el diplomático y empresario mucho tiempo. (11)
Sus restos mortales se encuentran en el Panteón de San Fernando de la Ciudad
de México, que es el cementerio dedicado a los héroes y personalidades del siglo
XIX. Allí están también sepultados otros personajes ilustres como Benito Juárez
García e Ignacio Zaragoza Seguín.
- 218 -
No abundan en el panteón esculturas de los difuntos, sino más bien obeliscos,
lápidas y templos. Entre las excepciones, además de las de la tumba del citado
presidente Benito Juárez, tal vez la mejor es la de Juan de la Granja. La escultura,
de bella factura, le sitúa en actitud sedente y relajada. (12)
Tumba de Juan de la Granja en el Museo - Cementerio Panteón de San Fernando de México. Foto de Gustavo Thomas
En México es recordado por el desarrollo del telégrafo y en su epitafio se dice:
“El primero que estableció en la República el telégrafo electromagnético”. En el
frontal de la tumba hay un placa conmemorativa donde se puede leer lo siguiente:
“El personal de Telégrafos Nacionales a la memoria del insigne Don Juan de la
Granja México D.F. 5 nov. 1967”
Sello Conmemorativo. Año 2000. Correos de México
Con ocasión de cumplirse 150 años de la instalación telegráfica en México (1850
- 2000) el Estado mexicano editó un sello de Correos conmemorativo, con un
valor de 150 pesos. El sello lleva la eifigie de Juan de la Granja junto a un aparato
telegráfico, y en el fondo se percibe la cara de Thomas A. Edison. (13)
- 219 -
Museo de Telecomunicaciones de Nopalucan de la Granja.
Recordemos que el lugar que recibió el primer mensaje de telégrafo en la nacion,
fue Nopalucan, llamado a partir de entonces Nopalucan de la Granja en su honor;
y en ella se encuentra el Museo Regional de Telecomunicaciones, ubicado precisamente en el edificio a donde llegó esta primera comunicación. Además en un parque municipal, se levanta una estatua erigida en honor de Juan de la Granja.(14)
- 220 -
El Museo Regional de Telecomunicaciones cuenta con dos salas de exhibición en
la que se muestran aparatos de comunicación, radio y televisión que datan desde
el año 1929 hasta la actualidad. Alberga los materiales, elementos, información y
equipo necesario para descubrir el desarrollo de la telefonía, radiocomunicación,
radiotelefonía, televisión y comunicación vía satélite en México, además de la
galería de honor la cual muestra biografías de importantes científicos de los medios de comunicación, tales como Samuel Morse, André Marie Ampère, Thomas
Alba Edison y Juan de la Granja.
En 1991, pasados 140 años del citado acontecimiento, una Placa recuerda semejante evento en Nopalucan. (15)
NOTAS
(1).- CASTILLO LEDÓN, Luis. “Epistolario de Juan de la Granja”. México.1937. pp V .Tampoco
aporta ningún vecino con este nombre en las Fogueraciones del siglo XVIII.
(2).- GÓMEZ PRIETO, J. “Hijos ilustres de Balmaseda”. En “Balmaseda, una historia local”
D.F.B. Dep. Cultura.1991. pp 85 - 96.
(3).- http://www.elem.mx/obra/datos/206780. La Expulsión de los Españoles de México: 1821 1828.
(4).- CASTILLO LEDÓN, Luis. op.cit.
(5).http://tiempo.com.mx/noticia/85033Mexico_pierde_mitad_de_su_territorio_en_tratado_guadalupe_ocampo_30_de_mayo_1848_hoy_historia/1
(6).- https://muyeducativo.com/historia/tratado-de-guadalupe-hidalgo/
(7).- RUELAS, Ana Luz. “México y Estados Unidos en la revolución mundial de las Telecomunicaciones”. Univ. Nacional de México. Año 1990.
(8).- “Semblanza histórica del Telégrafo al Satélite“ Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
México
(9).- Ibidem.
(10).- ROSAIN, Gorka: “Pioneros vascos del periodismo en el continente americano”. Euskonews
y Media, nº 239. Enero 2004.
(11).- https://www.cultura.gob.mx/turismocultural/destino_mes/cd_mexico/museos.html. http://turismoenpuebla.com/portal/art282/MuseoRegionaldeTelecomunicaciones.html
(12).- https://jorgalbrtotranseunte.wordpress.com/tag/panteon-de-san-fernando/
(13).- Sello de Correos conmemorativo de Juan de la Granja. Fuente: Filostamps-wordpress
(14).- Museo Telecomunicaciones Puebla. Foto: Placesmap.n
(15).-https://www.gob.mx/telecomm/acciones-y-programas/museo-del-telegrafo-117516.
El Panteón formó parte de un convento edificado en el siglo XVIII fundado por religiosos franciscanos que originalmente se establecieron en Querétaro. Al trasladarse a la Ciudad de México fundaron un Colegio de Propaganda Fide en el hospicio de San Fernando. Con las Leyes de Reforma
una parte del convento fue derribado en 1860, aunque se conservaron la iglesia y el panteón donde
descansan los restos de hombres ilustres como Benito Juárez, el último personaje inhumado ahí.
En el 2006 el Gobierno de la Ciudad publicó un acuerdo en la Gaceta Oficial del Distrito Federal
para crear el Museo Panteón de San Fernando, adscrito a la Secretaría de Cultura a cargo de su
administración y del impulso de su programa cultural.
- 221 -
- 222 -
Capítulo 11
ESTEBAN DE ANTUÑANO Y LA INDUSTRIA TEXTIL
MEXICANA
ESTEBAN DE ANTUÑANO.- Una figura relevante en los inicios de la industrialización de México.
- 223 -
Estevan de Antuñano (él siempre lo escribía con V) fue un industrial de Puebla
de Zaragoza, o simplemente Puebla, en el Estado méxicano de Puebla, que establece en el decenio de 1830 importantes fábricas de hilados y tejidos de algodón
en México, con telares automáticos tipo Arkwright, fabricados en los Estados
Unidos. Antuñano transforma con ello la antigua manufactura textil colonial. Es
un personaje visionario de la economía manufacturera en México, que además
propone que se construyan en el país las principales herramientas y se realicen las
reparaciones de máquinas necesarias. Publica, por otra parte, diversas obras de
pensamiento sobre la industria en México y propuestas varias sobre la economía
y la política.
La monumental ciudad de Puebla tiene dedicados un bulevar y una estatua a este
preclaro hijo suyo.
11.1.- Esteban de ANTUÑANO, retazos de su vida
Esteban Domingo Inocencio Antuñano Rodríguez nació en Veracruz, Estado de
Veracruz, el 26 de Diciembre de 1792, siendo bautizado en la iglesia de la Asunción.
Era el cuarto hijo de un acaudalado emigrante vizcaíno, José Anselmo Antonio
de Antuñano Fernández del Campo, bautizado en Balmaseda el 10 de enero
de 1751, pulpero o comerciante al por menor, y de su esposa Juana Josefa Rodríguez, de origen criollo, con la que se casa en 1787. Tuvo Esteban tres hermanos:
José Francisco (1787), Agustín (1788) y Teodoro (1791) siendo él, el más pequeño de los cuatro. (1)
Su padre, que no pertenecía a la rama acaudalada de los Antuñano, emigró a
América, y se instaló en Veracruz, donde en poco tiempo llegó a poseer varias casas. Su pulpería estaba ubicada en las afueras de la ciudad, en un terreno que era
del Ayuntamiento. Con un tamaño considerable, le permitió comenzar una actividad comercial, y al mismo tiempo operar como comisario de barrio encargándose
del cobro de las rentas para el Ayuntamiento. José Anselmo pudo acceder así a
una movilidad social mayor que la existente en España en aquellos momentos. (2)
El hijo primogénito de José Anselmo, y hermano mayor de Esteban, José Francisco, se hizo sacerdote y pasó a cumplir sus funciones en Puebla, donde falleció en
1850. Era hombre discreto que nunca quiso cargos eclesiásticos, pero que había
conseguido entrar en el círculo de amistades importantes del patriciado poblano.
Tras la muerte del segundo hijo de José Anselmo, Agustín, el tercer hijo, Teodoro,
fue destinado por su padre, a sucederle en la dirección de la pulpería.
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Con la sucesión en el negocio asegurada con Teodoro, y con un miembro en la
iglesia, José Francisco, el último hijo, Esteban, podía alejarse de sus padres sin
quebrantar el equilibrio familiar.
Según Miguel Ángel Quintana, biógrafo de Esteban, fue enviado a Balmaseda
con solo diez años, para recibir formación con un tío suyo, Miguel de Antuñano,
con el que convivió durante 10 años.
En la villa encartada sin duda conoció la industria vascongada, y es muy posible
que Esteban se entusiasmase con los martinetes y molinos que en aquella época
funcionaban en Balmaseda, entre ellos los de su familia. Desde 1795, Martín de
Antuñano ferrero de profesión por tradición familiar, era el gerente del Martinete
de la Carnicería, así como del Molino del Campo. El primero lo compartía con su
hermano Joaquín y con Mª Josefa de Orrantia. (3)
Al cabo de un tiempo, nuestro personaje se traslada a Inglaterra con el objeto de
completar su educación, y allí entra en contacto con la naciente industria de las
máquinas, que le dejará impresionado de por vida. Sin duda alguna, las fundiciones de hierro, el carbón mineral, las industrias laneras y algodoneras, la ganadería
y otras agroindustrias dejaron en el joven una huella imborrable. Es también lógico pensar que en Inglaterra leyera los tratados de economía de François Quesnay
y tomara contacto con las doctrinas de Adam Smith, que más tarde, trataría de
poner en práctica en México. Allí también aprendió inglés y los usos del comercio internacional.
En 1812 regresó a Veracruz donde comenzó a dedicarse al comercio, quizás influido por su padre y su suegro, que ya lo ejercían. Y para ello se asoció con Andrés Vallarino. Cuatro años después mudó su residencia a la ciudad de Puebla, encargándose de los negocios de su primo Antonio Pasalagua y de Lorenzo Carrera.
El día 19 de Diciembre de 1818 contrajo matrimonio en Puebla, con Bárbara
Ávalos y Varela, cuyo abuelo era un rico hacendado, dueño de numerosas propiedades en la región de Atlixco, Estado de Puebla. De hecho su abuelo, antiguo
emigrante de La Coruña (España), al igual que su hijo Carlos, tío de Bárbara,
eran almaceneros y consiguieron tener propiedades en aquella región. Esteban y
Bárbara tuvieron diez hijos entre los años 1819 y 1840. Y ella tenía 6 hermanos.
Desde luego fueron una familia numerosa. (4)
Esteban fue contemporáneo de la “Casa de los Muñecos” de Puebla. Más adelante
en dicha casa, tendría su “Almacén de Hilados” y fue precisamente allí donde falleció Antuñano en 1847. El conjunto es un extraordinario ejemplo de fachada ba- 225 -
rroca poblana: en la base, lambrín de cantera gris; sobre éste, un tapetillo formado
por ladrillos de arcilla roja y azulejos. Y lo más llamativo: formados con mosaico
de azulejo, son las dieciséis figuras antropomorfas presentadas en un momento
que detiene sus movimientos. Actualmente es la sede del Museo Universitario de
la BUAP, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, siendo Patrimonio de la
Humanidad al igual que el resto del casco antiguo de esta ciudad. (5)
Puebla. La Casa de los Muñecos. Foto de Angulo 7
Para la década de 1820 encontramos a Antuñano plenamente integrado a la actividad económica y política de la ciudad de Puebla. En un manifiesto dirigido
al Emperador Agustín de Iturbide, el 21 de agosto de 1821, informándole acerca
de la instalación del nuevo Tribunal del Consulado de Puebla, aparece la firma
del teniente Antuñano. El 11 de abril del año siguiente Antuñano figura entre los
firmantes de un documento expedido por el ayuntamiento, exhortando a la población a cooperar en el avituallamiento de la Milicia Nacional. El 22 de diciembre
de 1823 se signa el Acta de Federación del Estado Libre de la Puebla de los Ángeles y al pie aparece la rúbrica de Antuñano. (6)
Prestó servicios militares en el Regimiento del Príncipe y, después de la Independencia, en la Milicia Republicana. Organizó en 1829 el Batallón del Comercio de
Puebla, que comandó como jefe honorario, y en el que alcanzó el grado de coronel del Batallón 21 de la Milicia Nacional local. Al fin se retiró de la milicia. (7)
Pero la actividad pública de Antuñano no se redujo a brindar apoyo al gobierno.
Hacia 1830 se fundó en la ciudad de Puebla la Sociedad Patriótica para el Fo- 226 -
mento de las Artes, ocupando nuestro personaje el cargo de tesorero dentro de la
junta directiva. La nueva entidad era una sociedad por acciones, constituida con
el fin de apoyar a los artesanos locales, mediante la introducción de herramientas
y máquinas que sirvieran para incrementar la productividad, y reducir los costos
de producción. Tres años después, Antuñano llegó a publicar algunas reflexiones
sobre la necesidad de favorecer el desarrollo de las artes, las cuales podrían dar
razón de su interés por participar en la Sociedad Patriótica. (8)
En 1831 Antuñano adquirió por 1.000 pesos, 20 acciones de la Sociedad Patriótica, cediendo por dos años sus utilidades al hospicio de la capital poblana. Para
entonces, estando en paz con el gobierno y con sus conciudadanos, Antuñano
se entregó en cuerpo y alma a la edificación de su primera fábrica de hilados de
algodón: “La Constancia Mexicana”.
Para Antuñano resultaba imprescindible ocupar en actividades productivas a la
gente ociosa y generar riqueza; por ello la asociación entre capital y trabajo era
necesaria. El empleo alejaría a sectores amplios de la población de las revueltas
políticas y desterraría del país “el pernicioso espíritu de partido”. Armado con
estas convicciones Antuñano emprendió su labor industrial.
11.2.- “La Constancia Mexicana”: creación y desarrollo
En su casa, tiempo antes de iniciar la construcción de su primera fábrica, el industrial en ciernes acondicionó un pequeño laboratorio experimental, con el objeto
de analizar fibras, tinturas, materiales y artificios similares a los que conoció en
España e Inglaterra. A mediados de 1831 Antuñano -en sociedad con Gumersindo
Saviñón- comenzó la construcción de “La Constancia Mexicana”. También ese
mismo año se creó una junta para promover la industrialización de las principales
ciudades del país, pero las ideas eran tan utópicas, que parecían un sueño. …Esto
hizo que sus iniciadores, con desaliento, terminaran abandonando la idea.
En 1832 sufrió un atentado atribuible a sus ideas respecto a la relación obrero-patronal. Desplazó a los artesanos y difundió las ideas burguesas. Propuso medidas
como crear Juntas Directivas de la industria; colonizar las costas; introducir nuevas especies animales y vegetales; recompensar a inventores; ampliar la infraestructura de comunicaciones; elaborar estadísticas y cartas geográficas; impedir el
atesoramiento y la usura; combatir al contrabando; reducir días feriados; mejorar
el sistema fiscal; impedir el consumo de alcohol; establecer la industria de bienes
de producción; proteger la industria. Escribió peticiones, artículos y folletos.
Pero Antuñano, resolvió emprender por sí solo el reto de establecer una Fábrica
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dedicada a confeccionar hilados y tejidos de algodón; cortó sus relaciones comerciales de importación con Norteamérica y Europa y destinó todo su capital a
la consecución del objetivo pensado. Para tal fin, ambos socios adquirieron una
hacienda próxima a la ciudad y su condición de pioneros les permitió ubicarse
en el lugar más propicio para aprovechar las aguas del río Atoyac, indispensables
para el funcionamiento de las máquinas que proyectaban instalar. (9)
Compró el Molino de Santo Domingo y comenzó a construir el edificio. Se vio
entonces en la necesidad de recurrir al “Banco de Avío”, establecido por el ministro Lucas Alamán (10) y creado con el fin de estimular la industria. Con el
nuevo financiamiento Antuñano mandó comprar a Estados Unidos la maquinaria
de Arkwrigt de 3.840 husos. Cuenta como aún siendo considerado su proyecto
absurdo e irrealizable, no abandonó la empresa y llegó a sufrir en unión de su
numerosa familia, al grado de no contar a veces con lo indispensable para la
subsistencia diaria. Intentó acelerar la remisión de la maquinaria, enviando a un
empleado con la comisión de contratar operarios para las mismas.
Se embarcó la maquinaria en Filadelfia en junio de 1833 y en agosto llegó a
Veracruz, en donde la recibió su amigo Del Paso y Troncoso quien le facilitó el
envío de la maquinaria a Puebla, que no obstante tardó mas de un año en llegar.
Después de algunos problemas con los operarios y la calidad del algodón, para
1835 la fábrica comenzó a hilar de manera constante haciendo honor a su nombre
“La Constancia Mexicana”.
Antuñano envió otra misión de compras de maquinaria y después de no pocas
demoras y dificultades fue embarcada en Nueva York en febrero de 1837. Sin embargo el navío naufragó en las costas de Florida, cerca de Cayo Hueso. La fracción de la maquinaria rescatada por el bergantín “Argos”, corrió la misma suerte,
pues éste también se hundió. El encargado de la gestión se dirigió entonces a
Filadelfia para la adquisición de mas maquinaria, y por increíble que parezca, esta
misión de compras también fracasó por el nuevo hundimiento del navío también
en las costas de Cayo Hueso - Alcatraces.
Antuñano insistió y mandó construir mas maquinaria, la cual sufrió esta vez una
demora por el bloqueo francés a los puertos mexicanos; esta perseverancia hizo
exclamar a uno de sus contemporáneos que…. “el ejemplo del Señor Antuñano ha proporcionado a la industria en Puebla un impulso decisivo, además de
ofrecer el más extraordinario ejemplo en la lucha en contra de lo que llaman los
hombres “mala suerte”, que aniquila a los débiles pero sirve de acicate a los
fuertes”.
- 228 -
En 1838, Antuñano entró en otros ramos de la industria como fue la fabricación
de vidrio plano, loza fina y papel. Además de ser el principal industrial de su
época, también difundió sus ideas acerca de la naciente industria algodonera, con
panfletos dedicados a promoverla, que tenían la finalidad de convencer de que el
progreso estaba en el desarrollo industrial, pues la industria, apoyada con modernos métodos tecnológicos, era el único medio de asegurar el progreso económico. Hablaba de la necesidad de desarrollar en el país “un espíritu de empresa”,
lamentando que los mexicanos no lo tuvieran por haberlo despreciado por tanto
tiempo los españoles.
Propuso y presionó al gobierno para la prohibición de importar textiles extranjeros, como un medio para alcanzar el éxito de la industria algodonera, al mismo
tiempo que ejerció una campaña para disminuir las barreras arancelarias del algodón procedente de Nueva Orleans.
Don Esteban de Antuñano. Litografía. Circa 1847
El proceso de montar la fábrica duró cerca de tres años y medio, y resultó complicado en extremo. Las fortunas personales de Antuñano y Saviñón se agotaron
pronto y la instalación de la fábrica irritó a ciertos segmentos de la población.
- 229 -
Antes hemos citado que, según narra Miguel A. Quintana, en el año de 1832 hubo
tentativas de asesinar al propio Antuñano; y a finales de año, “cuando Santa Anna
entró triunfante a Puebla en una de tantas revoluciones, Antuñano fue llevado
preso ante él, bajo la acusación de pretender la ruina de las hilanderas y los
tejedores”. (11)
A estos problemas y conflictos hicieron alusión Antuñano y Saviñón en un folleto
publicado en 1835 donde cita que “La ayuda del gobierno fue fundamental para
sacar a flote la empresa industrial”. En diciembre de 1832, la junta directiva del
Banco de Avío decidió asignar a “La Constancia Mexicana”, la maquinaria que
estaba destinada a la Compañía Industrial de Puebla. Hacia finales de 1833 Antuñano recibió un préstamo por 36.000 pesos, con el cual pudo rescatar la maquinaria que tiempo atrás había adquirido en Estados Unidos y que, por falta de pago,
no había podido recoger aún. En 1834 fue aprobado un préstamo por 60.000
pesos y, al año siguiente, se le otorgó otro por 30.000. No fue sino hasta 1838, ya
aplicada la prohibición de importar hilo e hilaza de algodón, cuando Antuñano
pudo terminar de finiquitar su adeudo con el Banco de Avío.
Primera fachada exterior. Zona donde se inició la construcción de la Fábrica
y el puente dando de frente al Río Atoyac. Fuente: Yo soy Puebla.com. Foto de
Sergio Flores López
Pero volvamos al relato de los obstáculos que dificultaron la instalación de la
fábrica. El principal problema fueron los excesivos gastos y los imprevistos. Los
técnicos extranjeros que vinieron a instalar las máquinas y capacitar a los opera- 230 -
rios mexicanos, cobraron salarios muy altos y, por lo general, no representaron
una ayuda significativa para los propietarios de la fábrica. Por último, el cólera
hizo estragos entre los lugareños, generando a los dueños del establecimiento fabril gastos extraordinarios. A pesar de las dificultades y obstáculos, el 7 de enero
de 1835 “La Constancia Mexicana” abrió sus puertas.
Puebla resultaba un buen lugar para el establecimiento de fábricas textiles cuando
menos por dos razones: su ubicación estratégica al encontrarse situada entre Veracruz y la ciudad de México, y por la amplia tradición textil que poseían los artesanos de la región. Un cálculo conservador indica que hacia 1830 la capital tenía
aproximadamente 40.000 habitantes (12). La población ocupada era del orden de
14.000 personas y cerca del diez por ciento de ésta la conformaban tejedores e
hilanderos. Por cada tres tejedores había un hilandero en la ciudad.
Cuando comenzó a funcionar, “La Constancia Mexicana” tenía en operación
2.500 husos, contaba con dos máquinas despepitadoras ubicadas en Veracruz, y
daba trabajo a 120 operarios que hilaban 350 libras de algodón al día. En un principio la factoría sólo estaba equipada con maquinaria para hilar, pero para 1843
ya se fabricaban también tejidos.
No obstante haber sido un escritor prolijo, Antuñano dejó sólo escasas referencias
al funcionamiento interno de su fábrica. En un opúsculo publicado en 1843, el
industrial afirmaba que en “La Constancia Mexicana” la jornada laboral duraba
16 horas, teniendo los operarios hora y media para comer y descansar (13). También sabemos con certeza que Antuñano empleaba fuerza de trabajo infantil y femenina en su factoría. En un folleto redactado en 1837, el industrial residente en
Puebla esgrimió las ventajas económicas y morales que conllevaba el trabajo de
mujeres y niños. Brevemente las podemos resumir así: 1) Se fortalecía el ingreso
familiar; 2) se elevaba el nivel moral de la familia y se incrementaba su cohesión;
3) se podía acceder a mejores viviendas, con el consecuente reforzamiento de las
condiciones de higiene y salud familiares.
Es posible que el empleo de mano de obra infantil y femenina haya permitido a
Antuñano pagar salarios bajos. En otro lugar del escrito que acabamos de citar, el
industrial incluye algunos datos sobre las familias que trabajaban. en “La Constancia Mexicana”, en donde queda constatado que laboraban en ésta, niños de
seis y siete años de edad. No se aclara en el texto si vivían o no los trabajadores en
las inmediaciones de la fábrica (situada a legua y media de la ciudad de Puebla),
hecho que se volvió común en las factorías de las décadas posteriores.”
- 231 -
El terreno que ocupaba la fábrica tenía una superficie de 69.600 metros cuadrados, era de forma elíptica, con un diámetro mayor de 360 metros de norte a sur y
la transversal de 320 metros de este a oeste. El conjunto fabril estaba integrado
por tres secciones. La primera sección se localizaba en la parte exterior. Aquí se
construyeron las viviendas de los trabajadores, de una sola planta y alrededor de
un amplio patio; en esta sección se edificó una capilla en la que se veneraba a la
Virgen de Guadalupe, patrona de la factoría.
Antiguo telar abandonado. Fuente: Puebla Dos222
Por el centro de la factoría cruzaba el río San Jerónimo. Para acceder a la segunda
sección fabril se construyeron varios puentes que permitieron el paso del jardín
al área administrativa y espacios productivos. La fachada original, que construyó
Antuñano, que accede a la tercera sección ya habiendo cruzado el río, tiene en el
centro un medallón sobre el dintel de lo que fue un balcón, que registra la fecha
de fundación y el nombre de sus fundadores. La construcción original, que es la
obra gruesa, maciza, con edificios muy antiguos y altos, sufrió más tarde modificaciones. Fue el establecimiento fabril de mayores dimensiones en el siglo XIX.
“La Constancia Mexicana”, ex fábrica de hilados y tejidos, es uno de los ejemplos
más valiosos de patrimonio industrial del país. Tuvo una vida útil de 156 años.
Al principio los trabajadores no estaban de acuerdo con el establecimiento de
la industria. Antuñano estuvo a punto de ser linchado por los artesanos, quienes
se sintieron desplazados por la creación de la fábrica. A pesar de esto, continuó
industrializando el algodón, convirtiéndolo en hilo y después en tela. En el desarrollo económico regional, cumplió un papel relevante en la formación del prole-
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tariado industrial, ya que un gran número de campesinos dejaron sus actividades
agrícolas para incorporarse a la vida fabril. (14)
A partir de la década de 1830 se dio una experiencia pionera en el ámbito internacional en la mecanización industrial, con la edificación de docenas de fábricas textiles, la mayoría de ellas dotadas de grandes espacios arquitectónicos, una
compleja infraestructura hidráulica y equipo productivo moderno para su tiempo.
Entre ellas en México se encontraba “La Constancia Mexicana” (segunda textilera artesanal y primera textilera a vapor y diesel) y “El Mayorazgo” (primera
textilera de manera artesanal), y “La Covadonga”, estas tres, de gran arraigo en el
Estado de Puebla; “El Hércules” en Querétaro, “La Experiencia” y “Río Grande”
en Jalisco, entre muchos otros centros famosos en Nayarit, Durango, Veracruz,
Oaxaca, etc.
11.3.- Antuñano, economista y escritor
Esteban de Antuñano fue militar, economista, industrial y también escritor. El 4
de noviembre de 1838, publica en la ciudad de Puebla una obra titulada “Economía política de México”, que comprende “Las ideas vagas para un nuevo plan de
hacienda pública”. En esta obra, Antuñano muestra de forma por demás amplia,
el conocimiento de las ideas económicas de la época y especialmente las de Adam
Smith.
Fuente: Biblioteca La Fragua
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Como escritor, Antuñano fue bastante prolífico, y publicó, además de la ya citada,
las siguientes obras, en orden cronológico:
• Manifiesto sobre el Algodón (Puebla, 1833).
• Teoría fundamental de la industria algodonera en México (1840).
• Doce cartas para la historia de la industria moderna de algodones (Puebla,
1843).
• Economía política en México (1844).
• Documentos para la historia de la industria moderna en México (1845).
• Embrión político de regeneración social (Puebla, 1846).
Sin duda la mejor biografía de E. Antuñano es la realizada por Miguel Ángel
Quintana en 1957. Las publicaciones sobre este prócer son muy abundantes, más
en forma de artículos que como libros. También existen varias Tesis sobre este
tema; quiero mencionar especialmente la de Evelyne Sánchez, que trabaja con la
metodología de la “Escuela Histórica Francesa de los Annales”; la misma con
la que elaboré mi Tesis Doctoral entre los años 1974 a 1985. Y precisamente agradezco a esta historiadora las varias citas que realiza de mis trabajos.
11.4.- Antuñano, prócer de la ciudad de Puebla
El 9 de febrero de 1847, el Honorable Congreso del Estado de Puebla declaró
“Ilustre fundador de la industria fabril de la República y benemérito del Estado al
ciudadano coronel Estevan de Antuñano”. De esta manera, el poder público hacía
un reconocimiento a la labor económica y política desarrollada a lo largo de más
de 30 años, en la ciudad de Puebla, por el empresario nacido en el puerto de Veracruz. El documento legislativo, breve y escueto, fundamentaba con el siguiente
argumento la distinción otorgada al prominente industrial:
“…V.S. fue el primero que lanzándose en medio de la incertidumbre, arriesgó su
fortuna y porvenir para proporcionar a su país la prosperidad y el adelanto en un
ramo de tanta importancia, como lo es la industria, y es un deber de los pueblos
reconocer los sacrificios de aquellos hombres que, llevados de ideas verdaderamente filantrópicas, mejoran su posición y procuran su bienestar...”. (15)
Al fin, después de construir una segunda fábrica de hilados y tejidos, a la que
le dio el nombre de “La Economía”, los tres elementos que una vez se opusieron a sus planes: gobierno, obreros e industria le hicieron justicia de forma casi
póstuma. El gobernador del Estado de Puebla, Domingo Ibarra Ramos, emitió el
decreto arriba mencionado, a menos de un mes de su fallecimiento.
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Estatua de Antuñano en Puebla
Pocas semanas después del reconocimiento otorgado por el Congreso, a los 55
años de edad, murió el benemérito industrial y fue enterrado en la ciudad de
Puebla.
El fallecimiento de Antuñano, tuvo lugar el 7 de marzo de 1847, a escasos dos
meses de la toma de Puebla por el ejército norteamericano; y es quizá debido a
este hecho que no exista ningún periódico poblano que lo consigne. Hugo Leicht
asevera en su libro que sus restos fueron depositados en la Iglesia del Carmen, en
la cripta de la Capilla de la Virgen, pero al haber tenido remodelaciones posteriores sus restos desaparecieron definitivamente. (16)
11.5.- “La Constancia Mexicana” en la actualidad
Esteban de Antuñano fue dueño del establecimiento hasta su muerte. En 1860
pasó a ser propiedad del industrial Pedro Bergés de Zúñiga, algunos meses antes
del fallecimiento de la viuda de aquel, Bárbara de Avalos quien, en su testamento,
reconoce tener solamente “… una casa en el Barrio alto de San Francisco”, lo
que, tras toda la vida y trabajo de su esposo, era como estar en la ruina. (17)
Después de Esteban, ningún Antuñano fue miembro de las instituciones locales, y
ningún contrato comercial relativo a sus actividades se encuentra en los Archivos
- 235 -
Notariales de Puebla, hasta 1870 por lo menos. El industrial estaba lejos de haber
creado la dinastía que hubiera deseado, y no legaba más que una herencia inmaterial mantenida y ampliada gracias a las necesidades del Estado de Puebla. (18)
Alrededor de 1934 la familia Barbaroux adquirió la factoría, en la que se mantuvo
hasta 1960. Miguel Barbaroux fue el último propietario de la fábrica y la cedió
a los obreros como saldo finiquito del pasivo laboral que contrajo con ellos. Los
trabajadores siguieron administrando la factoría hasta 1976.
En 1991 cerró definitivamente sus operaciones. Fue expropiada por el gobierno
del estado de Puebla en 2001, y se anunció la construcción de un Centro Nacional
de las Artes y un proyecto para rescatar el inmueble, debido a su daño estructural.
Por otro lado, las fábricas que han cerrado dejan un vacío casi fantasmal, son
los llamados Baldíos Industriales. No cabe olvidarse de lo que fue la industrialización y por ello este patrimonio industrial pasa a formar parte del patrimonio
histórico nacional. De ahí nació un proyecto de Eco-museo y de convertir este
monumento histórico en un centro cultural de interés internacional.
El 24 de febrero de 2012 se inauguró en “La Constancia Mexicana”, la Sede Nacional de las Orquestas Sinfónicas y Coros de la Fundación Esperanza Azteca en
Puebla el edificio se recuperó y remodeló con el apoyo del Gobierno de Puebla y
de la Fundación Azteca del Grupo Salinas. (19)
Centro cultural La Constancia en la actualidad
Progresivamente se ha extendido este complejo cultural que ahora tiene un alto
interés turístico para Puebla, con la instalación de dos museos más de los tres ya
- 236 -
existentes. Se trata de la Casa de la Música Mexicana y el Museo del Automóvil, que se suman a la Casa de Viena en Puebla, el Museo del Títere y el Museo
Infantil.
En la misma zona se encuentran el Parque de La Constancia, la Fonoteca en el
edificio que correspondía a la Agencia del Ministerio Público Norte, el Parque
Lineal Hermanos Serdán y un hotel de cadena Hilton Garden.
En la actualidad la antigua fábrica “La Constancia Mexicana”, se ha convertido
en el gran Centro Cultural que una ciudad como Puebla, Patrimonio de la Humanidad desde el año 1987, se merecía tener. (20)
NOTAS
(1).- SANCHIZ J. “Familias novohispánicas. Un sistema de redes”. Investigaciones históricas.
Universidad Nacional Autónoma de México UNAM. año 2013.
(2).- SÁNCHEZ Evelyne. “Las élites empresariales y la independencia mexicana”. Ed. Plaza y
Valdés. México 2013. pp. 63-68. Quizás el mejor de todos los libros sobre Esteban de Antuñano.
245 pp.
(3).- GÓMEZ PRIETO, J. “Balmaseda, ss. XVI al XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen”
D.F.B. Bilbao 1991. pp. 338.
(4).- QUINTANA, M.A. “Estevan de Antuñano. Fundador de la industria textil en Puebla”. México
1957. Vol. I
(5).- JUÁREZ BURGOS, A. “La Casa de los Muñecos “. Univ. Autónoma de Puebla. Col. V Centenario. 1991.
(6).- AGUSTÍN DE ITURBIDE “fundó” el Primer Imperio Mexicano y “reinó como Agustín I”
entre 1821 y 23 en que abdicó el 19 de marzo y se embarcó hacia Europa. Finalizada esta etapa
de Agustín I, Centroamérica se independizó de México e Iturbide fue acusado como traidor por el
Congreso. En el marco de la Segunda Invasión Francesa en México, la siguiente etapa del Imperio
estuvo a cargo de Maximiliano de Habsburgo, denominado como Maximiliano I y cuyo mandato
se extendió desde 1864 a 1867.
(7).- “Manifiesto del nuevo Consulado de Puebla”. Imprenta Moreno. Puebla 1821. 4 pp.
(8).- “El Patriota” 9 setiembre 1829. P 2. Condumex.
(9).- ANTUÑANO, E. “Industria fabril, el algodón, pan de los pobres y origen de las virtudes de
los mexicanos”. Puebla. 1833. 55 pp.
(10).- TENENBAUM, Bárbara A. “México en la época de los Agiotistas, 1821 - 1857” y “Los
Agiotistas en México hacia 1840”. Colegio de México UNAM.
Agiotista, se dice de una persona que vive del préstamo y la especulación. Agiotismo es la especulación abusiva y sin riesgo para obtener un lucro inmoderado, con perjuicio de terceros. Antuñano
por poco cae en manos de los agiotistas.
(11).-.CRUZ HERNÁNDEZ Graciela: Un mexicano excepcional: Esteban de Antuñano. Por IDIHPES 2017.
(12).- Revista Miomed, año 1994, vol 5, nº 4 , pp 221
(13).- SÁNCHEZ E. , op. cit.
(14).- Fuente: Tecnológico de Monterrey.
(15).- Documentos para la historia de la industrialización de México (1833-1846). Secretaría de
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Hacienda de México. Año 1979. 641 pp. Y en PEREDO, Roberto. Diccionario Enciclopédico Veracruzano. U.V.
(16).- LEICHT Hugo, “Las Calles de Puebla”. Original de 1936, facsímil de 2015. p. 28.
(17).- SÁNCHEZ , E. op. cit. p. 201.
(18).- Ibídem p. 207.
(19).- Ver: www.fundacionazteca.org) y http://www.esperanzaazteca.org/.
(20).- Este tema de “La Constancia Mexicana” nos trae a la memoria el caso de la “Fábrica de
Boinas La Encartada”, que un indiano de Balmaseda, Marcos Arena Bermejillo, fundó en 1892 en
su villa natal. Un siglo más tarde, en 1992, dejó de funcionar y tras varios años cerrada y diez años
más de restauración integral, nació en 2006 la Fundación Boinas La Encartada - Kultur Ingurunea, con el objetivo de conservar, difundir y gestionar el enclave de la antigua Fábrica.
Por fin el 10 de enero de 2007 se abrió al público con el nombre de Museo Textil de la Industria
Vasca. De ella hablamos en el capítulo 16 de este libro, titulado “El Regreso de los Indianos Emprendedores”.
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PARTE SEXTA
Mirando hacia América en el siglo XIX: México, Cuba,
Perú y el Cono Sur
Capítulo 12
LA EMIGRACIÓN HACIA AMÉRICA EN EL SIGLO XIX
Capítulo 13
LA EMIGRACIÓN A CUBA EN EL SIGLO XIX
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Capítulo 12
LA EMIGRACIÓN HACIA AMÉRICA
EN EL SIGLO XIX
El principal motivo para ir a “hacer las Américas” en el siglo XIX, es más una
huida que otra cosa. Cierto es que antes se rehuía la pobreza (cosa no del todo
exacta en el caso de Balmaseda), pero ahora se huye de una falta de futuro en el
caserío, de las Guerras Carlistas y sobre todo del Servicio Militar obligatorio desde 1876. Si a esto se une el espíritu emprendedor del vasco y -muy a menudo- la
llamada de otro familiar emigrante, la cuestión ya no tiene vuelta de hoja. Los
emigrantes tratan siempre de volver a su tierra originaria, pero no todos lo consiguen. Sin embargo, aunque este sueño de su vida no puedan hacerlo realidad, jamás pierden del todo los lazos de unión con su villa natal. Es este un sentimiento
recíproco constatado entre Balmaseda y sus hijos instalados en América.
12.1.- Hacer las Américas en el siglo XIX. Emigrantes y Comerciantes
La política emigratoria española según la Real Orden de 1853, establecía que
solamente podían emigrar aquéllos que tenían pasaporte, y lo hacían con destino
a las colonias españolas o a las nuevas Repúblicas de América Central y del Sur
y México, donde existía representación española que podía prestar protección
al emigrante. Los requisitos para obtener un pasaporte no estaban al alcance de
la mayoría: era necesario tener el permiso de padres, tutores o esposos según el
sexo, edad y estado civil; no tener impedimento legal ni estar encausado criminalmente; y sobre todo haber depositado 6.000 reales, u otorgado escritura de una
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fianza suficiente, en caso de estar en edad de servicio militar, es decir entre 18 y
23 años. Parece fuera de toda duda que el perfil medio de los emigrantes era el
siguiente: varón, joven y soltero en búsqueda de nuevas oportunidades de trabajo.
A pesar del carácter masivo y prolongado del proceso migratorio en términos
generales, este no fue un fenómeno extendido, sino que migraba aquel que podía
y tenía con qué lograrlo. Y esto porque el proceso migratorio implicaba un costo
relativamente alto, y los más pobres no podían realizarlo a menos que alguien los
financiara o pudieran ahorrar para ello. De esta manera lo que se observa es que
la migración se hacía a partir de un sistema denominado “en cadena”, es decir,
primero llegaban unos, se establecían; una vez establecidos hacían traer a sus
parientes o amigos cercanos, y de esta forma el flujo fue continuo a lo largo del
siglo XIX. Los migrantes eran principalmente jóvenes solteros de entre 20 y 30
años, que cuando menos sabían leer y escribir, lo cual los dotaba con los elementos necesarios para conseguir un empleo e iniciarse en actividades comerciales
en su lugar de destino.
Los jóvenes salían de estos pueblos del norte de España con la convicción de que
en América lograrían un mejor futuro, y con ello hacerse ricos y ascender en la
escala social. Y después de haber logrado cierto éxito, poder volver a su terruño
español a gozar del capital acumulado y disfrutar de una excelente posición económica. No obstante, la principal razón de la emigración vasca a América durante
el siglo XIX fue la precariedad económica de esta región. Por tanto, lo que queda
claro es que su capital y su fortuna se los iba creando cada uno durante su vida
productiva. Aunque bien es cierto que algunos poseían un gran tesón e inteligencia, llegando a alcanzar fortunas inmensas en pocos años.
Al establecerse al otro lado del Atlántico, la vida de estos emigrantes estaba llena
de privaciones, sacrificios y ahorro con objeto de poder regresar cuanto antes a
España. Los que lo consiguieron lo hicieron normalmente a edad madura y con
la intención de llevar una vida plácida los últimos años de su vida, disfrutando de
lo que habían atesorado durante su juventud. Con frecuencia esto se tradujo en
la construcción de una casa, que fuera representativa de su estatus, al tiempo que
tendieron a convertirse en benefactores de las localidades en las que habían nacido, promoviendo la construcción de escuelas, hospitales, iglesias, etc. o dejando
legados testamentarios a tal efecto. (1)
En primer lugar, la típica figura del mundo de los negocios en América, era el
comerciante individual, y más tarde las sociedades, con la práctica de organizar
- 242 -
empresas con varios socios, que allí era casi desconocida. La nueva América no
poseía ninguna de las grandes instituciones corporativas comerciales y financieras que se habían desarrollado en Europa.
El comerciante comenzaba su carrera detrás de un mostrador, y la mayor parte
de ellos manejaban una tienda durante toda su vida. La habilidad mercantil era
esencialmente individual, y el éxito de una persona dependía principalmente del
grado de confianza que era capaz de inspirar a los demás comerciantes. Se acumulaban fortunas con la inteligencia y perseverancia de toda una vida, y el capital
de operación se aumentaba reinvirtiendo las utilidades y procurándose crédito
externo y depósitos.
Ciertas instituciones eclesiásticas y algunas viudas o funcionarios ricos confiaban
sus fondos a algún comerciante, generalmente a un interés del 6 por 100. Es muy
natural que estos depósitos solo se hicieran en casas mercantiles bien establecidas, y casi nunca a comerciantes jóvenes y principiantes. Además, tenemos la impresión de que dichos depósitos eran menos importantes que los créditos a corto
plazo, concedidos por otros negociantes. El porcentaje de utilidad que se obtenía
en el comercio no era suficientemente alto, como para permitir que dependiera de
depósitos que costaban un interés del 5 por 100. (2)
Si bien el ahorro y el talento mercantil podían crear juntos una fortuna, la muerte
o una esposa muy fértil podían destruirla. En la Nueva España tenían vigencia
las leyes castellanas sobre herencias, las cuales establecían que todo el capital
adquirido durante el matrimonio, pertenecía por partes iguales a los cónyuges, de
manera que a la muerte de uno de ellos, el que sobrevivía tenía derecho únicamente a la mitad de los bienes.
La parte correspondiente al difunto se dividía entonces entre sus hijos en partes
iguales, tanto hombres como mujeres. La misma suerte aguardaba a la otra mitad
correspondiente al superviviente. Esta igualitaria distribución entre los herederos
estaba modificada por dos excepciones. Una tercera parte de los bienes de una
persona, llamada la mejora, podía ser segregada del resto para dejársela al hijo
predilecto, y del mismo modo, una quinta parte, llamada precisamente quinta,
podía ser legada libremente a otras personas o para obras caritativas. Es claro que
estas leyes favorecían la disolución continua del capital acumulado.
Así pues, el comerciante próspero tenía una gran probabilidad de que su negocio
desapareciera a su muerte, de que se subastaran las mercancías en existencia, y de
- 243 -
que lo así obtenido, fuera dividido entre su viuda e hijos. No podía convertir su
empresa en una sociedad con acciones, ni satisfacer a sus herederos con la compra de bonos y acciones que produjeran un interés, porque no existían.
¿Cómo entonces podía evitar la disolución de su fortuna? El modo mejor era retirarse completamente del comercio e invertir todo su capital en tierras. Entonces
podía establecer un vínculo, llamado mayorazgo, sobre sus haciendas, el cual,
una vez otorgado a alguno de los herederos, se convertía en exención del proceso
divisorio acostumbrado. Tal arreglo generalmente era paralelo a la ambición tan
común en los mercaderes ricos, de fundar una familia noble.
Ni en la Península ni en el Nuevo Mundo fomentaron los comerciantes españoles
que sus hijos continuaran sus actividades, sino que por el contrario, si tenían éxito, querían siempre “dar carrera a los hijos”, educándoles para las profesiones y
para el servicio del gobierno, en una palabra, para hacerlos señores.
Por otra parte, en muchos casos era provechoso conservar la firma de la familia,
porque la suspensión súbita de las operaciones mercantiles o una rápida subasta de las existencias, generalmente comportaban pérdidas económicas. Por ello
muchos comerciantes se las arreglaban para casar a sus hijas con los jóvenes
ayudantes a quienes empleaban para hacerse cargo de sus establecimientos. Estos
jóvenes ya eran prácticamente socios porque en general ganaban, como comisión, una cuarta o una tercera parte de las ganancias; a menudo vivían en la casa
de su patrón, y en muchos casos eran parientes, más comúnmente sobrinos, del
comerciante.
Sello de 40 maravedies del año 1831
¿Qué mejor método de perpetuar el negocio de la familia que traerse a un sobrino
pobre, darle preparación, hacerle socio y luego casarlo con una hija? En cualquier
forma, este fue el sistema mediante el cual muchas casas mercantiles de la ciudad
de México sobrevivieron a la muerte de su fundador. La verdad es que varias de
- 244 -
las firmas más grandes llegaron a serlo gracias a la inteligencia y a la reinversión
de, por lo menos, dos generaciones de comerciantes.
El comercio colonial no puede ser comprendido totalmente sin la exposición de la
extraña sociología de que dependía gran parte de su estructura. Todas las pruebas
de que disponemos indican que generación tras generación, desde la Conquista
hasta la Independencia, los inmigrantes españoles dominaron el comercio colonial. La mayoría de los almaceneros de la ciudad de México, muchos comerciantes ricos de las ciudades de provincia y una gran parte de los comerciantes
menores, eran todos originarios de la Península.
Y donde, sin duda, lo desarrollaron mejor fue en la Nueva España o sea en México. Hemos podido reunir una lista de los balmasedanos encontrados en México
durante el siglo XIX. Los más famosos y mejores empresarios, comerciantes y
más tarde banqueros, se han estudiado en los capítulos catorce y quince, habiendo
dejado el capítulo trece exclusivamente para la isla de Cuba.
12.2.- La Emigración Vasca
Las causas de la emigración vasca contemporánea son distintas entre sí, pero
unidas en una maraña casuística que configuran un todo homogéneo, que explica
por qué los vascos emigraron a América, en la etapa contemporánea (siglos XIX
y XX). No es un fenómeno aislado sino que tiene que ver con otras migraciones
españolas, sobre todo de la Cornisa Cantábrica y Cataluña, y por supuesto con las
europeas. Para que haya emigraciones masivas de un país a otro, tienen que darse
condiciones aptas de acogida en el país de destino, a la vez que condiciones de
salida migratoria en el país de origen. (3)
De esta forma, en el País Vasco, a lo largo del siglo XIX, se está produciendo
la más radical de sus transformaciones socioeconómicas, con el paso de una sociedad agrícola-pastoril a una sociedad industrializada. Este fenómeno se da a
partir de 1850, y sobre todo de 1875, con lo que ello conlleva. Comienza así una
pérdida de la identidad social vasca por la merma del valor económico del sector
primario, con una paulatina transformación del paisaje agrícola, y un aumento
del paisaje urbano, debido a la inmigración masiva de gentes de fuera, llegadas al
calor de la industrialización.
Este cambio se articuló en base al mineral de hierro vasco (sobre todo vizcaíno),
de buena calidad (el mejor, junto al sueco) y explotable a rás de suelo. Hay que
- 245 -
imaginarse el cambio social brusco de este proceso en el campesinado vasco.
Esto trajo consigo, en buena medida, las dos Guerras Carlistas que asolaron el
País Vasco, entre 1833-1839 y 1872-1876, así como la defensa de la tradición
socioeconómica vasca frente al liberalismo que venía de la mano de la industrialización.
Esta ideología proponía la Desamortización con la pérdida del poder de la Iglesia;
la modificación foral, el cambio de mentalidades y la igualdad ante la Ley. Todo
ello unido a la primacía de los sectores secundarios y terciarios frente al primario,
y el traslado de las Aduanas vascas del interior a las costas. Por último, algo de lo
que ya hemos hablado y de la máxima importancia: el servicio militar obligatorio.
Las guerras civiles carlistas fueron ganadas por los liberales que provenían, fundamentalmente, del ámbito urbano, por lo que la vieja rivalidad vasca entre campo (tierra llana) y ciudad, volvió a aflorar, y los agricultores vascos se vieron
perdedores. Prefirieron muchos de ellos pasar a América, como de costumbre a
México y más tarde a Uruguay y Argentina, donde podían ser campesinos poseedores de tierras, y no tener que trabajar en fábricas, cuyos dueños eran generalmente liberales, a los que rechazaban profundamente. Además, los propios
desastres de la guerra impulsaron a muchos vascos a emigrar desde tempranas
fechas. Muchos de ellos acabarían ingresando en las filas de los contendientes en
las guerras civiles, que asolaron la América contemporánea.
Además de estas guerras, más sus desastres, hay que contar con que en el siglo
XIX y primer tercio del siglo XX, se sucedieron importantes crisis cíclicas en el
agro vasco, que también contribuyen a explicar estas salidas migratorias. Como
consecuencia de la firma del Acuerdo Proclama de Somorrostro, Cánovas del
Castillo, Jefe de Gobierno, firmó la Ley de 21 de julio de 1876 por la que, en
adelante, los jóvenes vascos acudirían al servicio militar obligatorio, en igualdad
de condiciones que el resto de los españoles. (4)
Como resultado, aparecen prófugos y desertores de un servicio militar que duraba tres años, y que llevaba a los jóvenes vascos a las guerras coloniales de
Marruecos, Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Aparece la figura del sustituto por la
que los burgueses pagaban a terceras personas y evitaban así que sus hijos fuesen
al ejército.
Hubo otras dos causas que explican la emigración vasca hacia América contemporánea. Por una parte el aumento de la población en el País Vasco como conse-
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cuencia de las mejoras sanitarias y natalicias al calor de la Revolución Industrial,
que hicieron pasar la población del País Vasco de 535.539 personas en 1787 a
986.023 en 1910. (5)
Este hecho a su vez, provocó -y más aún si cabe- problemas en la repartición del
caserío. A nadie se le escapa pensar que el País Vasco no es precisamente una
llanura, y que su accidentado territorio impide la fragmentación del mismo.
Fuente: El Matriarcalismo Vasco por Andrés Ortiz – Osés.
Por ello, el Fuero de 1526 permitía la herencia del caserío y sus pertenencias a un
descendiente directo o tronquero, que normalmente era el hijo mayor aunque no
obligatoriamente; podía ser una hija a la que se casaba con un “indiano”, como
sucedía en Navarra, por ejemplo. El heredero tenía que hacerse cargo, junto a su
esposa, del mantenimiento de sus padres, y el resto de hermanos eran apartados
de la herencia, con una teja o con el árbol más alejado del caserío, aunque podían
seguir conviviendo en la misma casa, sin cobrar y trabajando en las actividades
agropecuarias y ferronas.
Este panorama, lejos de ser idílico, como ha demostrado Julio Caro Baroja, provocaba enormes fricciones familiares por lo que los no herederos optaban por
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la emigración a América, la carrera en la Administración española o el servicio
religioso.
Si concebimos la emigración como un negocio lucrativo, hay que hablar de los
ganchos y las agencias de emigración como factor muy importante. El emigrante
hipotecaba su economía a cambio de trabajar en el país de destino, para saldar su
deuda, en ocasiones para otro vasco.
En 1880 el cónsul general de Uruguay en el País Vasco (Vitoria), ofrecía en los
periódicos vitorianos maravillosas condiciones para aquellos vascos que quisieran emigrar a su país, y en 1873, este mismo cónsul, enviaba un informe al
Ministro de Relaciones Exteriores de su nación, en el que mostraba su interés
por los vascos como… “hombres trabajadores y fuertes para el trabajo físico.
Además son católicos fervientes...” y conocían por otra parte, el idioma español
pues en las escuelas de primeras letras, por aquellas fechas, ya era obligatorio su
aprendizaje.
Todos estos factores se unirían, pues, para hacer de la emigración un negocio, en
el que participaron también armadores y capitanes, además de ganchos y agentes,
con la complacencia de las autoridades rioplatenses. Claro está que ninguno de
estos procesos hubiese tenido lugar, si no hubiese habido una predisposición por
parte de las repúblicas americanas para acoger inmigrantes.
Esto se explica por dos razones. La primera se debe a que tras la independencia
de la metrópoli, muchos de los nuevos países sólo tenían pobladas las capitales
y las costas. Algo indispensable para el desarrollo era el progreso económico del
campo, y para ello había que poblarlo. Ya desde comienzos del siglo XIX se identificaba el progreso económico con población (la utopía agraria). El presidente
argentino Alberdi lo dejó claro: “gobernar es poblar”.
Y la segunda se basaba en la idea de que había que mezclar la sangre latina hispana, con anglosajona para mejorar la raza y prosperar. Y los vascos encajaban en
este esquema, por las razones que ya se han apuntado: eran trabajadores, católicos y conocedores del idioma español.
Por ello, se conjugaron esta simbiosis de factores de ambos lados del Atlántico,
que explican la abultada emigración vasca contemporánea, emigración que empieza desde los años veinte del siglo XIX, continúa creciendo hasta los cincuenta,
y luego decae para remontar a partir de 1875, y hasta la Guerra Civil española
(1936-1939). Y no cabe olvidar el sistema de llamadas de aquellos emigrantes
que ya se habían instalado al otro lado del Atlántico. (6)
- 248 -
Como hemos venido constatando a través de los capítulos anteriores de esta obra,
los vascos comenzaron a emigrar a México desde el siglo XVI. Se establecieron
en Zacatecas y conquistaron la zona desde allí hacia el norte, como lo atestigua
el hecho de que Durango, en tiempos coloniales, llevara el nombre de Nueva
Vizcaya. Desde los primeros tiempos de la conquista los comerciantes vascos se
hallaban ya en la Nueva España (ver el caso de los hermanos Urrutia de Balmaseda en el capítulo 2).
Ejemplo de Caserío antiguo
Además el Nuevo Mundo era un mercado importante para el hierro que Vizcaya
producía. Precisamente a los vascos, famosos por su espíritu industrioso e independiente, ha sido atribuida la raíz del carácter nacional chileno, por una parte, y
los éxitos económicos de la región de Antioquia en Colombia, por la otra.
Durante tres siglos los vascos tuvieron un papel igualmente preponderante en la
formación del carácter y las actividades de la comunidad española en México. En
el siglo XVIII aparecen los montañeses como nuevo grupo dominante en Nueva
España, de manera que en 1712, el puerto de Santander, con la construcción del
Camino de Castilla al mar Cantábrico, (de ahí su incorporación sorprendente a
la antigua región de Castilla la Vieja), comienza a rivalizar con el de Bilbao y
ambos se benefician del nuevo Reglamento de Comercio Libre de Indias que se
establece en 1778. (7)
El tema de la Vizcainía ya ha sido tratado en el capítulo 6, y ciertamente pasaba
que una vez en América, todos los españoles eran considerados hidalgos y por
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ello añadían el “Don” a su nombre, algo que siempre ha sido peculiarmente español. Ya en aquellos tiempos se decía en las colonias que a todos los “gachupines”
se les daba el “Don” y se les trataba con gran respeto, teniéndose todos por nobles, de la clase que fuera, pues solo con ser europeo bastaba. (8)
12.3.- La estrategia de la emigración y la preparación del emigrante
La inmigración española durante la segunda mitad del siglo XIX disfrutó el perfil
de una inmigración privilegiada: se caracterizó por ser cuantitativamente insignificante, pero con un desmedido peso en la política, la vida profesional y el
empleo. (9)
La migración se presentó bajo el sistema comanditario y en cadena, tanto para las
ciudades principales como para la provincia. Una vez establecido el tío, hermano
u otro pariente que lo trajo, y con una buena posición económica, le permitía traer
sobrinos, a los cuales mantenía en posiciones misérrimas, supuestamente para
enseñarles a trabajar bien, mientras que él, “ahorrando” el sueldo de empleado,
reinvertía y aumentaba su capital. El nuevo residente llegaba a emplearse en el
comercio del pariente, barriendo o atendiendo tras el mostrador. Así se mantenía
el sistema jerárquico bien delimitado que permitía al empleador enriquecerse a
costa del trabajo. Si el pariente no tenía hijos el empleado se convertía en heredero. De lo contrario, éste buscaba su independencia. Bajo esta situación la oferta
era mayor a la demanda, pues había muchos sobrinos que querían convertirse en
Indianos. (10)
Esta característica prevaleció sobre todo en el centro del país: Veracruz, Puebla
y la Ciudad de México. Debe destacarse en este punto el rol que desempeñó el
español en el norte de México como agente socioeconómico, pues desarrolló un
papel estratégico en la acumulación de importantes capitales. Esto le permitió
prestar los servicios de agentes crediticios y adquirir experiencia empresarial, y
con ello la diversificación en la industria fabril, bancos, agricultura especializada,
ganadería, explotación forestal, minería, transportes y servicios.
En el noroeste, la proporción de inversionistas españoles no tuvo la misma magnitud cuantitativa de inversiones que en el centro y norte, pero sí causó un impacto en el desarrollo económico regional. Cabe citar la ciudad y puerto de Mazatlán
a la que, por la presencia de balmasedanos, hemos dedicado el capítulo 15. No
en vano fue la “sede central” de las empresas y negocios de Martín Mendía y sus
socios. (11)
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Para establecerse como comerciantes se requería de un pequeño capital, característica que identificaba a algunos españoles que llegaban a México muy jóvenes y
disponían de pocos recursos. El mayor problema era que el ciclo formativo de capitales y de experiencia empresarial requería de varios años. Sin embargo tenían
a su favor la manera de desempeñarse en el ámbito mercantil, de forma similar a
sus colegas de origen mexicano.
La emigración significa siempre una ruptura que además avoca a una aventura
incierta y no deseada, porque padece del mayor desamparo. Por ello era a menudo
una estrategia familiar, para elegir al más fuerte, tanto de cuerpo como de espíritu, y organizar su ida y su establecimiento en el destino.
Para los vascos era un fenómeno habitual en sus vidas, que se trasmitía de padres
a hijos, en varios siglos y sucesivas generaciones. Además no era una emigración
general sino muy focalizada, en núcleos locales muy ubicados. Casi se establecía
por coordenadas grupales más que individuales, y lo cierto es que el grueso de
esta corriente emigratoria encartada se dirigió hacia Nueva España, lo que se
refleja, entre otras cosas, en el propio patrimonio artístico que atesora esta región
-Las Encartaciones-, procedente de donativos americanos. (12)
Uno de los obstáculos más firmes que se oponen a la idea de que la emigración
a América era consecuencia directa de la pobreza es, precisamente, el alto costo
que suponían los viajes ultramarinos, en aquella época previa a la navegación a
vapor. En general la historiografía que ha alentado esta corriente interpretativa,
ha olvidado el hecho capital de que no emigraba quien quería sino quien podía.
Los elevados gastos que suponía el traslado a América exigían, generalmente,
una implicación del grupo familiar en su financiación. A excepción de unos pocos casos, en los que se reflejan auténticas emigraciones “a la ventura”, la norma
general es la del grupo familiar amparando con sus bienes, a sus miembros emigrantes. Una vía expeditiva sería primeramente, la propia enajenación y venta de
algunos bienes inmuebles, como casas o fincas, para la subvención del pasaje. Sin
embargo, y significativamente, no se ha encontrado ningún caso en el País Vasco,
donde fueron otros los sistemas elegidos. (13)
Una de estas opciones, fue el endeudamiento, mediante censos u otros medios
similares, a fin de obtener el capital necesario para “financiar la emigración”.
En muchos casos, estas “ayudas” se entendían como préstamos a cuenta de las
correspondientes legítimas paterna y materna, que les corresponderían a los emi- 251 -
grantes, por herencia, tras el fallecimiento de sus padres. Este hecho tendría su
reflejo, lógicamente, en la redacción de las cláusulas testamentarias.
También es frecuente que los parientes ya afincados en América, en el otro extremo de la red familiar, con mayores posibilidades económicas, costeen pasaje y
licencia. Los trasvases de dinero o “remesas” eran un medio habitual de relación
entre los emigrados en Indias y sus familias, constituyendo además un importante
factor de capitalización de la economía de la sociedad originaria.
Pero más interesante aún, por lo que tienen de ejemplo del carácter planificado y
no coyuntural de la emigración, son los casos en los que la financiación del viaje
-y su misma realización-, ya está determinada y resuelta mucho antes de que el
posible emigrante haya pensado en marchar, o incluso antes de que haya llegado
a la edad propia para ello. La lógica familiar llevaba a prever y promover el surgimiento de futuros emigrantes no vocacionales en su seno, independientemente
de la influencia de las cambiantes condiciones económicas, sociales o políticas.
Junto con la financiación, otro elemento preparatorio incide, nuevamente, en el
carácter organizado y premeditado de la emigración: el establecimiento de un
plan para la “formación y educación del futuro emigrante”. La posibilidad de
hacer carrera en América, ya fuera en el comercio o al servicio de algún poderoso
funcionario de la alta administración indiana, que eran los dos destinos más frecuentes de los encartados en este periodo de finales del siglo XVIII y comienzos
del XIX, quedaba condicionada al grado de preparación intelectual del emigrante.
Hallarse “instruido en la escuela”, es decir, haber acreditado el dominio de lectura
y escritura, y de las cuatro reglas de cálculo y contabilidad, eran generalmente
el paso previo y necesario para que el joven tuviera posibilidades reales de prosperar en su nuevo destino. De este modo, el aporte pecuniario familiar también
se dirigía, durante los años previos a su partida, a surtirle de este bagaje de conocimientos. En muchas ocasiones, esta capacitación intelectual era la condición
expresa bajo la que los emigrantes eran aceptados por quienes iban a ejercer de
patrones y mentores suyos en América.
Veamos el caso concreto de las Escuelas de Balmaseda: (14)
“Según nos informa el Excmo. Sr D. Antonio García Alix, existe en España, en
Valmaseda (Vizcaya), una Escuela de Comercio en la que se procura que los
alumnos adquieran con la mayor extensión posible, los conocimientos geográ- 252 -
ficos referentes a los países americanos, en que suelen establecerse muchos de
los jóvenes de aquella provincia. Es la Escuela fundada en 1892 por D. Martín
Mendía y Conde, indiano natural y vecino de Valmaseda. El Sr. D. Pio Garagorri, Alcalde de dicha villa, a quien me dirigí en demanda de antecedentes precisos, se ha servido enviarme nota detallada de la organización y plan de enseñanza de la Escuela”.
“En efecto se concede en ella tal importancia a la Geografía, que esta signatura
se cursa en los 6 semestres en que se dividen los estudios. Varios de los alumnos
que los han terminado, desempeñan cargos más o menos importantes, en Casas
de Comercio de México, Orizaba, Guaymas, Buenos Aires, Junín, Villa Constitución, Ramos, Montevideo, Santiago de Chile, La Habana, Cárdenas, Matanzas y
otras poblaciones de América”.
Enrique de Hurtebise con sus alumnos en la Escuela de Comercio
12. 4.- Los Mecanismos de la Emigración
La persistencia de la emigración hacia América a lo largo del tiempo, tuvo como
resultado que numerosas familias encartadas contaran con algunos de sus miembros ya instalados, generalmente en puestos administrativos o en la carrera co- 253 -
mercial, en las principales plazas peninsulares como Madrid o Cádiz, y ultramarinas como Lima, Buenos Aires, y muy especialmente México.
Los reclamos a través de cartas para que sus parientes los acompañaran en sus
negocios -generalmente sobrinos- son así, una pieza documental presente en una
buena parte de las licencias obtenidas por estos emigrantes para pasar a Indias.
(15)
Son los mismos emigrantes los que citan su preparación profesional en el momento de solicitar su licencia. Entre los encartados, hay una categoría que presenta una proporción realmente notable: los que se declaran como “criados”. Bajo
este concepto, sin embargo, se esconde una gran ambigüedad, ya que englobaría
desde los ayudantes y miembros del servicio doméstico, hasta otros cargos como
los hombres de confianza o administradores de los bienes de la persona a la que
sirven. No obstante, dos son los grupos en los que principalmente vamos a poder
integrar a los criados encartados, grupos que hemos venido a denominar, respectivamente, “criados de comercio” y “criados de pluma”.
Los “criados de comercio” representan el grupo más numeroso, ya que una gran
mayoría de los emigrantes mencionan en su petición de licencia, su dedicación
al comercio; sin embargo algunos por su corta edad, todavía no pasarían de la
categoría de aprendices.
Otra característica digna de reseña en la mayoría de los emigrantes “del comercio”, cuya partida queda reflejada, de una u otra manera, en los registros notariales, es que su destino preferente eran las casas de comercio propiedad de sus
tíos maternos. Resulta difícil discernir si esto responde a la mera casualidad, o es
reflejo de alguna peculiaridad propia de la sociedad vasca, y más concretamente
de la encartada.
La peculiar forma de financiación del viaje del emigrante mediante el adelantamiento de las legítimas paterna y materna, se entendía que podía repercutir en el
capital que iba destinado a las dotes de sus hermanas, quienes generalmente no
emigraban, y para las cuales su salida más favorable pasaba por un buen casamiento. El emigrante contraía, de este modo, una sutil deuda inmaterial, que le
obligaba para con sus hermanas y su descendencia, por la cual el emigrante se
vería comprometido a auxiliarlas o “aliviarlas” en sus cargas, tanto por medio de
las mandas de dinero en efectivo, como reclamando a sus sobrinos, los hijos de
aquellas, para ayudarle en el negocio y continuar la cadena de la empresa familiar.
Hemos denominado, por otra parte, “criados de pluma” a aquellos emigrantes
- 254 -
que, con esta denominación, actuaban como escribientes, administradores o ayudas de cámara, por lo general acompañando a altos funcionarios destinados en
América. Se trata de una tipología en algunos aspectos similar a la de “criados
de comercio”, pues también solían ser personas jóvenes, varones y con una preparación intelectual previa. Sin embargo el mecanismo de vinculación de estos
criados con sus señores era diferente.
Barco transatlántico María Cristina
Así, por ejemplo, en una primera impresión no se observa que tuviera ninguna
importancia el criterio familiar o de paisanaje; pero pudiera ser que nos encontremos ante un caso de “reemigración”, es decir, de personas que primeramente han
emigrado a la Corte, donde han iniciado su carrera instalándose al servicio de la
persona que, posteriormente, ha obtenido el correspondiente nombramiento para
pasar a Indias.
Esta emigración “de pluma”, en todo caso, parece ser que ofrecía unas mayores
garantías de éxito y ascenso social, en el que tenían tanta importancia la fidelidad
como la competencia profesional, a lo que habría que añadir, indudablemente, la
categoría del cargo al que había sido promovido su señor.
12.5.- Las Licencias de Embarque y de Trabajo
Así como en los siglos anteriores se hacían los “Catálogos de Pasajeros a Indias” que hemos citado y utilizado en el capítulo 2 de este trabajo, en el siglo
- 255 -
XVIII se establecen las series de “Expedientes sobre Licencias de Embarque”,
que comprenden la concesión de licencias para pasar a la Isla de Cuba (hay algunos también hacia Puerto Rico y Santo Domingo), y tiene como tipo documental
fundamental el expediente, siendo los más completos en información los correspondientes al Consejo de Indias. Lo componen un total de 3.677 expedientes.
Las solicitudes de embarque se elevan en su mayor parte, a través de los Jueces de
Arribadas o Comandantes de Marina del Tercio Naval del puerto por donde el pasajero desea salir, y que no siempre son informadas positivamente. El solicitante
manifiesta su oficio o empleo, si lo tiene, y su naturaleza y/o vecindad, y expone
los motivos por los que desea marchar a América. La obligatoriedad de dar razón
de la naturaleza, filiación y destino estaba establecida ya en las Ordenanzas de la
Casa de Contratación, para que si el pasajero moría en las Indias, constara donde
vivían sus herederos y sucesores. (16)
Los motivos de viaje que exponen los solicitantes suelen ser el de emigrar para
trabajar o reunirse con parientes o personas ya establecidas; el de ir a gestionar
asuntos personales o intereses comerciales en la isla; o el de regresar a su patria,
en el caso de los criollos que han venido a España por cualquier causa.
Dicho motivo debía justificarse fehacientemente con una carta original del pariente o persona que reclama al que emigra, o cualquier otro tipo de documento,
como el pasaporte con el que vinieron, en el caso de los que desean regresar, o
una información hecha ante autoridad competente.
También suelen aportar un traslado de la partida de Bautismo o cualquier otro
documento alusivo a la filiación, y de Matrimonio, para el caso de mujeres casadas reclamadas por sus maridos, así como el Permiso legalizado ante notario
del padre o tutor, si el pasajero es menor, y de la esposa o la madre si es casado
o hijo de viuda.
Finalmente el solicitante presenta un certificado de buena conducta, suscrito
en principio por el párroco y posteriormente, a partir de 1804, por el alcalde del
pueblo de su naturaleza o vecindad, y en los expedientes más completos, certificación de no estar matriculado en la marina, alistado en el servicio al Rey, ni tener
deudas con la Real Hacienda, pleito pendiente o cualquier otro impedimento para
salir de la península.
El trámite administrativo de los expedientes es sencillo: un resumen o extracto de
la instancia y circunstancias del solicitante, al dorso de la misma o en hoja aparte;
anotación de la fecha del “Visto” para el caso del Consejo de Indias; y resolución,
- 256 -
que se anota simplemente al final del extracto o al margen de la instancia, o se
materializa por minuta de Real Cédula en el caso del Consejo, y en forma de Real
Orden o minuta de pasaporte impreso, en el caso de los demás organismos productores, dirigido en todos los casos a los Jueces de Arribadas correspondientes.
La Licencia de Trabajo para Comerciante: Juan de YANDIOLA
- 257 -
La preparación del Cajero (y futuro comerciante) era estricta y severa, y su juventud se consumía en la asfixiante monotonía de la existencia tras un mostrador.
Así la perseverancia y la sobriedad eran las características distintivas de aquellos
hombres, y el resultado fue la creación de una “casta” y no de una clase social.
Se constituyó una “élite” colonial diferente, tanto por sus concepciones como por
su preparación, de la de peninsulares y criollos con quienes convivían. En gran
medida, el éxito económico de este “emigrante” puede explicarse porque era amo
y señor de los dos caminos que con mayor seguridad conducían a la riqueza en el
México colonial: el Comercio y el Matrimonio. Y nos recuerda la manida expresión de “al Patrimonio por el Matrimonio”, tan utilizada en estas ocasiones; o
sencillamente “un matrimonio de conveniencia”.
El vizcaíno, en este caso balmasedano, se incorporaba a un gran grupo fraternal
de parientes y compatriotas que se dedicaban todos al comercio, y los primeros
años que pasaba como cajero, le permitían no solo aprender los elementos del
oficio, sino también establecer un número de contactos útiles para su futuro. Una
vez acabado su entrenamiento, su patrón, que a menudo era su pariente o su paisano, le convertía en socio ó bien, si establecía su propio negocio, le proporcionaba capital y mercancías a crédito.
El siguiente texto del líder liberal mexicano y tejano, Lorenzo de Zavala es suficientemente ilustrativo de la vida semi monástica que muchos jóvenes emigrantes padecieron:
“Iban consignados a algún pariente que había hecho allí negocio, y entraban
en su noviciado. Por la mañana temprano se vestían para ir a la iglesia a oír
la misa diaria. Después volvían a casa a desayunar con el chocolate; abrían el
almacén y se sentaban a leer algún libro de devoción después de arreglar las
cuentas. Almorzaban a las nueve y a las doce cerraban sus tiendas para comer y
dormir la siesta. A las tres se rezaba el rosario y se abría después de este rezo la
tienda hasta las siete de la noche en que se volvía a rezar el rosario y se cantaban
algunas alabanzas a la Virgen… Los dependientes seguían por lo regular a sus
amos, y muy pocas veces se separaban de ellos. Las conversaciones se reducían
al precio de los efectos que no ofrecía muchas variaciones… No había papeles
públicos, no había teatro, no había sociedad, no había bailes, ni ninguna de esas
reuniones en que los hombres se ilustran por las discusiones, o de las que los dos
sexos procurando agradarse mutuamente, refinan el gusto, endulzan sus costumbres y perfeccionan la naturaleza”. (17)
Además los emigrantes tenían preferencia en el “mercado del matrimonio” de
- 258 -
manera que, muchos peninsulares (vizcaínos) que ya habían triunfado, hacían venir a sus sobrinos con la esperanza de que se casaran con sus primas, y heredaran
y continuaran el negocio familiar, del mismo modo que algunas viudas se casaban
con el cajero de su difunto marido. También las hijas criollas empujadas por el
consejo y el ejemplo de sus madres, además del cariño que sentían por el padre,
tendían a escoger por esposo a hombres de su misma casta. De esa tal endogamia
muchas casas mercantiles mantuvieron su supervivencia y los vascos no iban a
ser menos. (18)
Cabe mencionar aquí un clarísimo ejemplo de encartado, (previo al de otro: Martínez- Negrete cuya trayectoria comentaremos en el capítulo 14), que aclara absolutamente el entramado parental de todos estos asuntos. Juan Antonio de Yermo y
Larrazábal, encartado natural de Gueñes - Sodupe en Bizkaia, había emigrado a
México, Nueva España, donde el año 1780 ya era rico mercader. Entonces invitó
a unos sobrinos, entre ellos Gabriel Joaquín (n.1757) y Juan Antonio (1760) de
Yermo Bárcena, a que se le unieran en el Nuevo Mundo. El primero, Gabriel, se
casó con su prima y así accedió a las propiedades de su tío, haciéndose cargo de
la administración de la hacienda que éste tenía en Cuernavaca. Posteriormente,
con un costo de 200.000 pesos, la transformó en un ingenio capaz de producir un
millón de libras de azúcar al año. Un recorrido parecido siguieron los demás sobrinos, con lo que se gestaron tres generaciones de Yermo en Nueva España. (19)
Generación tras generación, nuevas oleadas de inmigrantes mantenían el control
europeo de la economía en la Nueva España. Y normalmente, al prestigio social
le seguía el poder financiero y/o viceversa. Algo que veremos más adelante y
con más detalle en el Capítulo 14 sobre la Familia Bermejillo de Balmaseda en
Guadalajara y en México D.F.
Con el Reglamento de Comercio Libre de Indias que se establece en 1778, llega la
liberalización comercial -cuya repercusión en México no vamos a relatar ahoray con ello trajo la prohibición de que los Alcaldes mayores pudieran emprender
operaciones comerciales. Como consecuencia, varios comerciantes-capitalistas,
para intentar reducir sus pérdidas por estos cambios, decidieron abandonar el
comercio.
Y al mismo tiempo decidieron invertir sus capitales en la agricultura, la minería y
las finanzas. Así fue su apoyo a la minería de extracción de plata de Zacatecas, o
el caso explícito del ya mencionado Gabriel de Yermo, que convirtió la hacienda
de su tío en Cuernavaca en un gran ingenio azucarero.
- 259 -
12. 5.- La Emigración desde Balmaseda a México. El marco socio-histórico
AÑO
MÉXICO
BALMASEDA
1795
Guerra de la Convención
1802
Deudas y hambre. Venta plata Iglesias
1808
1810
Invasión francesa. Quema Balmaseda 8 nov
Grito de Dolores. Sublevación de Miguel Hidalgo
1811
Derrota y ejecución del Cura Hidalgo
1812
Levantamiento de José María Morelos en Oaxaca
1814
1815
Deuda y pobreza. Emigran muchos vecinos
Constitución de Cádiz
Regreso de Fernando VII. Absolutismo
Derrota y ajusticiamiento de Morelos
1820
Levantamiento de Riego. Trienio liberal
1821
Plan de Iguala. Declaración de Independencia
1822
Agustín de Iturbide, emperador de México
1823
Destronamiento de Agustín de Iturbide
1824
Proclamación de la República Federal de México
1833
Gobierno de Antonio López de Santa Ana
Comienza la I Guerra Carlista
1836
Independencia de Texas y Anexión a la Unión norteamericana
Los Carlistas entran en Balmaseda
1839
100.000 hijos de San Luis. Década ominosa
Derrota Carlista. Abrazo de Bergara
1846
Guerra entre México y Estados Unidos
1848
Derrota de México. Tratado de Guadalupe Hidalgo.
Estados Unidos se anexiona a los Territorios del Norte
1854
Revolución liberal de Ayutla
1855
Destitución y exilio de Antonio López de Santa Anna
Rebrote guerrillero. Hostilidades
1856
Leyes de Reforma. Desamortización de bienes
eclesiásticos
1857
Constitución liberal moderada
España rompe relaciones con México
1858
Benito Juárez Presidente de la República
Guerra con Marruecos. Emigración
1861
Bancarrota y suspensión de pagos de la deuda externa
1862
Intervención francesa en México
1864
Maximiliano de Habsburgo Emperador de México
Invasión de flotas en Veracruz
1865
1867
Guerra con Perú
Derrota y fin de la intervención francesa. Fusilamiento de Maximiliano en Querétaro
1868
1872
Revolución Gloriosa. Exilio de Isabel II
Muerte de Benito Juárez
Comienza la II Guerra Carlista
1876
Porfirio Díaz Presidente. Comienzo del Porfiriato
Carlistas y realistas ocupan Balmaseda
1893
Plan de Desarrollo Económico de José Yves Limantour
1898
1910
España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas
Francisco I. Madero, Plan de San Luis. Inicio de la
Revolución mexicana. Fin del Porfiriato.
Cuadro de elaboración propia. Julia Gómez Prieto
- 260 -
La primera mitad del siglo XIX fue un período que se caracterizó por una marcada inestabilidad política, crisis económica y agitación social, tanto en México
como en España. En el primero, después de consumada la Independencia, en un
ambiente de constantes levantamientos militares y golpes de estado, los diferentes gobernantes mexicanos se dieron a la tarea de construir un nuevo proyecto
de nación y de reconstruir la economía. Sin embargo, también se enfrentaron
a situaciones exógenas como fue la defensa de la soberanía ante los diferentes
ataques militares de otros países. Por su parte, en España, una vez superada la
invasión napoleónica y bajo el nuevo contexto de haber perdido la Corona española la mayoría de sus colonias americanas, el pueblo español tuvo que enfrentar
diversos pronunciamientos políticos y una crítica situación económica. Es bajo
este entorno histórico-económico que vamos a encontrar una serie de migraciones de España a México que, en nuestro caso de estudio, dio como resultado la
formación de un grupo de comerciantes - banqueros que se destacó por su activa
participación económica tanto en México como en España.
Todo lo señalado en el punto 12.3 de este presente capítulo, “La emigración vasca
del siglo XIX”, guarda su correlación con los acontecimientos socio políticos que
hemos incluido en el cuadro anterior. Esto permite comprender mucho mejor la
difícil situación que se vivió, a lo largo del siglo XIX, tanto en España como en
las nuevas repúblicas americanas. Aunque en el cuadro se reflejan únicamente los
acontecimientos sucedidos en México durante esa época, esto no quita para que
toda Latinoamérica haya vivido un proceso complejo y difícil en la misma centuria, dado que fueron consecutivas y sucesivas las independencias de cada uno de
estos nuevos países. Estas terminaron definitivamente en 1898 con la emancipación de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
- 261 -
12.7.- Balmasedanos en México durante el siglo XIX
NOMBRE
NAC.
PADRES
AÑO
LUGAR
PROFESIÓN
Acebal Iñarritu Castor del
1834
Martín / Benita
1856
C. México
Artista
Allende Victor
-
-
1856
Cuernavaca
Hacendado
Antuñano Terreros José Ramón
1769
Juan / María
1804
Puebla
No consta
Banquero
Arena Bermejillo Benito
1841
Alejandro / Melchora
1885
C. México
Arana Echevarría Pedro Ángel
1814
-
-
Durango
-
Arena Bermejillo Marcos
1850
Alejandro/Melchora
1889
C. México
Banquero
Azpitarte Damborena Ángel
1871
Eusebio / Elena
C. México
Comerciante
Azpitarte Damborena Baldomero
1873
Eusebio / Elena
1887
Veracruz
Comerciante
Bermejillo Ybarra José María
1839
Cosme / Bonifacia
1840
Cuernavaca
Hacendado
Bermejillo Eustaquio *
-
-
1870
Toluca
No consta
Bermejillo Ibarra Pío
1820
Cosme / Bonifacia
1854
C. México
Banquero
Bermejillo Luis *
-
-
1855
Cuernavaca
Hacendado
Bermejillo Ybarra Eugenio
1815
Cosme / Bonifacia
1838
Cuernavaca
Hacendado
Berrmejillo Ybarra Nicolás
1830
Cosme / Bonifacia
1848
Cuernavaca
Hacendado
Careaga Quintana Martín
1838
Bernardo / Teresa
1838
Mazatlán
Comerciante
Carrera Antuñano Lorenzo
1795
Pedro / Antonia
1842
C. México
Comerciante
Castañeda Francisco *
-
-
1829
Zacatecas
Mercero
Cosca Cariaga Pedro
1850
Juan / Dolores
h.1870
Guaymas
Comerciante
Escudero Careaga Isaac
1862
Cayetano / Vicenta
1862
-
Comerciante
Fernández Fuentes Juan
1852
Antonio / Juliana
1852
Mazatlán
no consta
Fernández Vivanco Eduardo
1881
Domingo / Emilia
1929
C. México
Comerciante
Hernández Gorrita Juan Bautista
1832
José / Mª. Josefa
h.1850
Mazatlán
Comerciante
Hernández Moneta Antonio
1881
Antonio / Paula
1894
Orizaba
Comerciante
Ibañez Marcos Arturo *
1874
-
1906
Ciudad Madero
(Tamaulipas)
Tenedor de libros
Ibargüen Sota, María
1886
Gabriel / María Ana
1887
C. México
Su hogar
Ibargüen Zamanillo Leoncio
1887
Celestino / Faustina
1903
Gómez Palacio
(Durango)
Empleado
Izaguirre Arizqueta Baltazar
1854
Marcelo / Celedonia
1854
Mazatlán
Comerciante
López Bolívar Fabian
1870
Valentín / Vicenta
1871
C. México
Empleado
López Bolívar Pío
1867
Valentín / Vicenta
1871
C. México
Empleado
Manzanedo Goya Nicolás
1873
Salustiano / Ciriaca
1873
C. México
Comerciante
Mendía Conde Julián
1845
León / Vicenta
h.1865
Mazatlán
Comerciante
Mendía Conde Martín
1841
León / Vicenta
h.1860
Mazatlán
Comerciante
Osante Segura Pedro
1858
Pablo / Bonifacia
1858
Mazatlán
Comerciante
Patrón Hernández Victor
1869
Juan Bautista /
Anselma
h.1890
Mazatlán
Aprendices
Patrón Hernández Alfredo
1863
Juan Bautista /
Anselma
h.1890
Mazatlán
Aprendices
- 262 -
NOMBRE
NAC.
PADRES
AÑO
LUGAR
PROFESIÓN
Patrón Hernández Gustavo
1873
Juan Bautista /
Anselma
h.1890
Mazatlán
Aprendices
Querejeta Urrutia Paulino
1871
Rufino / Máxima
-
Ixtlán de Juárez
(Oaxaca)
Empleado
Quintana Echevarría José María
1826
José María /
Hermenegilda
-
Mazatlán
Rivas Travesedo Silvestre
1741
Miguel / María
1795
México
Ruibal Cosca Delfín
1893
Enrique / Faustina
1907
Hermosillo
Empleado
Ruibal Cosca Ana
1896
Enrique / Faustina
1908
Heroica Nogales
Ama de casa
Ruibal Cosca Luis
1882
Enrique / Faustina
1896
La Paz (B.
California)
Contable
Ruibal Cosca Teófilo
1884
Enrique / Faustina
1927
C. México
Comerciante
Sarriegui Ibarra Pablo
1825
Juan Ygnacio /
Vitoria
1860
C. México
No consta
Sota Larrús Agustín
1877
Luis / Dolores
-
-
Empleado
comercio
Tramarría Gil Romualdo (*)
1777
Nicolás / Alfonsa
1795
Nueva España
Empleado
comercio
Trucíos San Vicente Eladio
1868
Juan Cruz / Catalina
1868
Mazatlán
No consta
Ureta Sollano Nicolás
1880
Aquilino / Mercedes
1894
Córdoba
Empleado
comercio
Ureta Sota Rufino (**)
1860
-
1877
-
Propietario
Ureta Sota Tomás
1848
-
1864
Orizaba
Agricultor /
Campesino
Urquijo Santibañez José
1873
Patricio / Lorenza
1873
C. México
Comerciante
Valle Abásolo Juan
1880
Domingo / María Cruz
1881
Mazatlán
Comerciante
Villa Villa Dámaso
1887
Dámaso / Regina
1899
C. México
Comerciante
Yandiola y Olabarrieta Juan de
1794
Juan J. / M.
Bentura
1821
Durango
No consta
Comerciante
* Romualdo Tramarría Gil pide licencia de embarque para trabajar en el comercio
de Silvestre Rivas Travesedo en Nueva España.
** No hay partida de bautismo en Balmaseda
Fuentes:
A.G.A. Archivo General de la Administración. Asuntos Exteriores. Sección C1
ES 41091 A.G.I. Archivo General de Indias. Sección Ultramar
PARES. Movimientos Migratorios Iberoamericanos
12.8.- Balmasedanos en otros países de América y Filipinas
A lo largo de esta investigación han aparecido balmasedanos presentes en muchas
partes de América, desde los Estados Unidos hasta Argentina y Chile. El Virreinato de Nueva España, en época colonial y más tarde el México independiente
fueron, junto con Cuba, los principales destinos de la diáspora balmasedana hasta
- 263 -
la primera parte del siglo XIX. Ya en la segunda mitad de esa centuria comenzó
también una corriente migratoria más modesta hacia los países del Cono Sur y
principalmente el Río de la Plata.
El antiguo Reino de Nueva Granada, hoy Venezuela, Ecuador y Colombia, junto
con Perú, fueron zonas de menor emigración balmasedana. A continuación presentamos un pequeño cuadro que hemos elaborado, necesariamente incompleto,
con las informaciones que tenemos sobre los establecidos en Argentina, Chile,
Guatemala, Perú, Venezuela y Uruguay, principalmente de los siglos XVIII y
XIX. (20)
BALMASEDANOS EN OTROS PAISES DE AMÉRICA Y FILIPINAS
NACIMIENTO
PADRES
FECHA
LUGAR
Julián Joaquín de Riva y del Corte
1758
Manuel / Teresa
1818
Río de la Plata
Martín Mazón Pérez *
-
-
1858
Buenos Aires
Claudio Rufrancos Dúo
1842
Ceferino / Bibiana
1862
Buenos Aires
Ángel Bermejillo Palacio
1887
Francisco / Agustina
1907
Buenos Aires
1758
Joaquín / Francisca
1805
Chile
1730
Francisco / Josepha
1775
Santiago
1687
Santiago
1756
Guatemala
-
1756
Guatemala
1769
Juan Luis / M.
Cornelia
1835
Guatemala
1853
Felipe / Faustina
1880
Guatemala
1840
Cusumalguapa
ARGENTINA
CHILE
Joaquín de Asúnsolo y Azuela
Gobernador de Chile. Ver Cap. 9.4
Manuel de la Puente Gallarza
Alcalde del Cabildo de San Felipe (El Real), Corregidor de Aconcagua
Francisco de Herboso Asúnsolo
1639
Joaquín / Francisca
Caballero de Santiago, General de la Mar del Sur y Presidio del Callao
GUATEMALA
Francisco Javier de Villarprego y
Los Llamos
1734
Benito / Teresa
Hermano de Mariana de Villarprego. Monja Clarisa en Balmaseda
Joaquín de los Llamos*
-
Tío de Francisco y de Mariana. Comisario del Santo Oficio
José Ramón Antuñano Terreros
Antiguo residente en Puebla, México
Hermenegildo Ureta Sota
Creó la Finca Cafetera. “La Bola de Oro” en Chimaltenango
José de Antuñano y Tellitu*
-
-
- 264 -
BALMASEDANOS EN OTROS PAISES DE AMÉRICA Y FILIPINAS
NACIMIENTO
PADRES
FECHA
LUGAR
1711
Juan / María
1754
Lima
1712
Francisco / Teresa
1754
Lima
PERU
Francisco Marure
Mercader y factor en Cádiz
Gabriel de la Mella Beranga
Se fue al Mar del Sur con Francisco Marure
Hilario de Taramona Cacho
1749
Joseph / Ana
1802
Lima
Manuel de los Heros y Asúnsolo
1763
Andrés / María
1798
Lima
Francisco de Retes y Heros
1736
Lorenzo / María Santos
1815
Lima
Manuel Felipe de Antuñano *
Cónyuge María Concha de Tordesillas
-
-
1832
Lima
Josefa de las Bárcenas de Llano.
Viuda de Llano
1772
Francisco / Clara
1834
Lima
Isidro Lámbarri Roldán
1857
José María / María Cruz
1894
Arequipa
1698
Gaspar / Matías
1742
Caracas
1759
Ignacio / María
1792
La Guayra
1731
Andrés / Isabel
1766
Montevideo
1819
Montevideo
Alcalde ad Honorem
Era Viceconsul de España en Arequipa y Cuzco
VENEZUELA
Gregorio del Portillo Loyba
Notario. Alcalde ad honorem
Agustín García Lambarri **
Capitán de Artillería. Alcalde ad honorem
URUGUAY
Joaquín Pablo de Vedia y la Quadra
Coronel de los RR. Ejércitos. Alcalde y Gobernador de Armas
Lorenzo Antonio de Vedia y Ramallo
1765
Joaquín P. / M. Teresa
Mayorazgo de los Vedia en Balmaseda. Padre de Enrique de Vedia
Pedro de Acasuso Ostolaza
1835
Manuel / Micaela
1861
Montevideo
1753
Juan / Teresa
1783
Binondo I.F.
Comerciante
ISLAS FILIPINAS
Joseph Fernández del Campo
Hernáiz
Hizo testamento y murio en Binondo. Sargento Mayor de Islas Marianas
(*).- No se encuentra partida de bautismo
(**).- Nacido en Gordexola
- 265 -
NOTAS
(1).- PÉREZ FUENTES, Pilar “La emigración española a América en los siglos XIX y XX”. Madrid. Editorial Entre 2 orillas.
(2).- BRADING D.A. “Mineros y Comerciantes en el México borbónico (1763-1810)”. México
F.C.E. 1976. p. 145.
(3).- AZCONA, José Manuel. “Causas de la emigración vasca contemporánea”. Euskonews &
Media. 24-31 Marzo 2000. https://es.wikipedia.org/wiki/Inmigraci%C3%B3n_en_M%C3%A9xico
(4).- AZCONA PASTOR J.M. “Los paraísos posibles. Historia de la emigración vasca a Argentina
y Uruguay en el siglo XIX”. Universidad de Deusto Bilbao 1992. p.73.
(5).- GARCÍA-SANZ MARCOTEGUI, A. “La evolución demográfica vasca en el siglo XIX (17871930)”. Actas II Congreso Mundial Vasco. Año 1987. Vol.IV. Ed.Txertoa. San Sebastián 1988.
(6).- AZCONA PASTOR. J. M. “Causas de la Emigración...”. op. cit.
(7).- PALACIO ATARD. V. “El Comercio de Castilla y el Puerto de Santander en el siglo XVIII”.
C.S.I.C. - Escuela de Historia Moderna. Madrid 1960. pp. 51-70.
(8).- Durante los siglos XVI y XVII el término “gachupín”, más tarde de carácter despectivo, se
extendió con éxito en toda Hispanoamérica, para designar al español peninsular advenedizo, en
contraposición al criollo establecido. Era una palabra muy usada entre los comerciantes en la
Carrera de Indias, y cuya etimología es dudosa y aún discutida. (Ver este término y sus variantes
en el Diccionario de la R.A.E.).
(9).- GRIJALVA DÍAZ, Ana Isabel.
(10). - CERUTTI Mario. “El empresariado de origen español en el norte de México (1850-1920)”.
Incluido en la Revista de Historia Económica, año XVII, número especial, 1999.
(11).- Ibídem.
(12).- GONZÁLEZ CEMBELLÍN, J.M. “América en el País Vasco. Inventario de elementos patrimoniales de origen americano en la Comunidad Autónoma Vasca”. EJ-GV. Vitoria1993 pp.107152 (Bizkaia).
(13).- ÁLVAREZ GILA, O. y RUIZ DE GORDEJUELA, J. “La emigración como estrategia familiar: encartados y ayaleses en México y América, siglos XVIII y XIX”. En “Los vascos en las
regiones de México, siglos XVI - XX” Tomo VI p. 105. U.N.A.M. México 2002.
(14).- Boletín de la Real Sociedad Geográfica año L, p. 368, Julio de 1908. Así aparece en la obra
“Las Memorias de Enrique Hurtebise. Una vida intensa entre Madrid, Balmaseda y México. 18671943”. Ed. Julia Gómez Prieto. Balmaseda 2017. p. 55.
(15).- ÁLVAREZ GILA, O. y RUIZ DE GORDEJUELA, J. “La emigración…” op. cit.
(16).- “Recopilación de Leyes de Indias”. Libro Noveno, Título II, Ley XLVII (1680).
(17).- ZAVALA, Lorenzo de “Albores de la República”. México Empresas Editoriales 1949. Citado
por RUIZ DE GORDEJUELA, J. en “Los Vascos en el México decimonónico: 1810-1910”
(18).- BRADING. D.A. op. cit. p. 154. CRIOLLO: persona que es descendiente de europeos y ha nacido en un país hispanoamericano. De hecho, “la independencia de muchas repúblicas americanas
fue decisión de los criollos”. Así Bolívar, San Martín, etc. eran criollos.
(19).- https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_de_Yermo. BRADING. D.A, op. cit. p. 162.
(20).- http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios.
- 266 -
Capítulo 13
LA EMIGRACIÓN A CUBA EN EL SIGLO XIX
Las independencias americanas se sucedieron a lo largo de principios del siglo
XIX y fueron como una cadena de acontecimientos que ya hemos desgranado.
Todas fueron importantes pero, sin duda, la independencia de México habría de
ser vital para la isla de Cuba.
El 20 de diciembre de 1827 el Congreso de los Diputados de México decretó la
expulsión de los españoles. La medida aprobada en la noche del 6 de diciembre
disponía que fueran expulsados los “desafectos”, los capitulados, los llegados
después de 1821, el clero regular y los españoles solteros que no hubieran tenido
domicilio conocido durante los dos años anteriores. Se otorgarían exenciones a
los peninsulares de más de 60 años de edad o que estuvieran incapacitados físicamente para viajar, y a los que a juicio del Presidente y del Gabinete hubieran
proporcionado servicios distinguidos a la causa de la independencia, y acreditado
su afección a las instituciones.
El exilio de los peninsulares deportados duraría hasta que España reconociese la
independencia de México, y los españoles exceptuados de la expulsión tenían que
jurar fidelidad a la República, lo cual comprendía la renuncia de su lealtad al rey
Fernando VII. El debate sobre la indeseable presencia de los españoles trascendió
del Congreso a la prensa, y de las reuniones secretas de las logias a los movimientos populares armados, en franca manifestación de hostilidad contra los intrusos.
- 267 -
El decreto de expulsión se justificó, en gran parte, por la situación de anarquía
imperante y por el temor de que el descontento llegase a poner en peligro la estabilidad del gobierno. Pero lejos de ser el punto final, la ley no fue más que otro
episodio en los enfrentamientos, mientras el ambiente político se convertía en
escenario idóneo para intrigas y conspiraciones.
Comenzó entonces un exilio voluntario cuyo principal destino fue la Isla de Cuba.
Desde diciembre de 1827 a febrero de 1829, según Sims, salieron de México
1.711 españoles; de ellos al menos la cuarta parte llegaron al puerto de La Habana. Allí piensan establecerse para recuperar sus pérdidas en el comercio y los
gastos del obligado viaje. (1)
13.1.- La isla de Cuba y el Puerto de la Habana
MAPA DE CUBA e Islas Vecinas
La isla de Cuba fue desde siempre destino favorito de la emigración española y
más especialmente a partir de la primera década del siglo XIX; en este siglo, de
cada dos españoles que emigran desde España, uno lo hace a la Isla. En realidad
hubo una política de atracción de mano de obra blanca barata para solucionar la
desaparición de la trata de negros. Gran Bretaña y España, en 1817, llegaron a
adquirir el compromiso de perseguir y concluir este tráfico, pero la medida nunca
- 268 -
se cumplió porque la producción de azúcar necesitaba de mano de obra económica y la trata continuó.
La Bahía de La Habana era considerada una de las más seguras del Caribe y
de América. Tiene forma de bolsa, con un canal de entrada estrecho y profundo.
Posee una ubicación estratégica, tanto geográfica como económicamente, debido
a su confluencia con el Estrecho de la Florida, el Golfo de México y el Canal
Viejo de Bahama.
Los constantes ataques de corsarios y piratas durante los primeros años del siglo
XVI, así como los permanentes asedios expansionistas de Francia, Inglaterra y
Holanda, obligaron a la Corona española a establecer un sistema defensivo para
proteger el acceso de la bahía y su puerto.
Fue a partir de 1561, con la decisión de concentrar la Flota de Indias en el puerto
de La Habana antes de su viaje a España, cuando la ciudad comenzó un floreciente desarrollo, y con ello el establecimiento de los primeros núcleos residenciales
y edificios públicos a lo largo del litoral del puerto.
El puerto de La Habana. Los muelles en primer término. La Habana queda
enfrente.
El Puerto de La Habana surgió con el Puerto de Carenas, fondeadero de naves en
los primeros tiempos del descubrimiento y donde la villa de San Cristóbal de La
Habana fue fundada en 1514. Con el tiempo se convirtió en el punto de concentración de las flotas que se dirigían a España, y más tarde en el mejor astillero de
la Armada Española, El Arsenal.
- 269 -
Esto trajo como consecuencia el aumento del comercio y de las riquezas de la
clase dominante de la villa. Y para su protección se creó un sistema defensivo de
fortalezas y murallas que la bordeaban, y se rellenaron playas y manglares para
construir muelles y atraques que facilitaran el arribo de los buques. Todo lo cual
desarrolló las construcciones civiles que desbordaron los limites de esas murallas.
Sobre la isla de Cuba y su capital, Antonio de las Barras Prado nos relata aspectos
muy concretos de las mismas. (2)
“La isla de Cuba, por su situación geográfica debajo del trópico de Cáncer, está
expuesta a los rigores de un sol abrasador, pero como todos los países de la zona
tórrida, goza del beneficio de los vientos alisios (…) modificando notablemente la
temperatura y haciéndola muy soportable. Las costas en general son muy bajas y
poco saludables por efecto de las emanaciones de los manglares que abundan en
ellas. Estos manglares forman bosques de arbustos que nacen a orillas del agua,
en un fondo cenagoso cargado de materia orgánica y en ellos se cría una verdadera plaga de mosquitos de varias especies que llaman jenjenes, zancudos…
El Puerto de La Habana en 1898. Foto: Paul Fearn / Alamy / Aci
Y su capital, La Habana, tiene una mínima altitud sobre el nivel del mar lo que
hace que los efectos del calor y la humedad se sientan mucho y la fiebre amarilla se cebe aquí más que en otros puntos de la Isla. Esta enfermedad, -continúa
diciendo el mismo autor-, según la opinión más admitida, proviene de las ema- 270 -
naciones deletéreas de los manglares y los pantanos que hay en puntos no muy
distantes, las cuales son transportadas por las brisas”.
El primer brote de fiebre amarilla que se produjo en la Isla fue en 1620 y no se
repitió hasta 1649, teniendo en esta ocasión un carácter más permanente.
El 13 de julio de 1804 se estableció en La Habana la Junta Central de Vacunación,
a propuesta de la Real Sociedad Patriótica de Amigos del País, creada en 1793.
Esta institución acometió entre sus muchas funciones, la de luchar contra dos de
los problemas sanitarios principales del país: la fiebre amarilla y la viruela. Por lo
general los centros asistenciales cubanos eran muy buenos, sobre todo el Centro
Vasco. (3)
Bastante se ha escrito sobre la emigración a Cuba y sobre sus emigrantes, del
viaje a la isla y el comienzo de una nueva vida, sobre todo para los que se exiliaron desde México. Tras estas peripecias y su posterior asentamiento, los llegados
solían referirse a los temas principales con bastante insistencia. Estos eran: el
comercio, el clima y las enfermedades, el tabaco y la belleza de la isla. Cuesta
mucho habituarse a las nuevas costumbres, al clima y al carácter. “Y cuesta menos habituarse a las mulatas maravillosas, simpáticas y sensuales que, además
quieren mejorar la especie teniendo hijos con españoles ó europeos en general.
Así los niños son más blancos ya que cuando tienen un hijo negro se da un “saltoatrás”. Ciertamente prefieren ser queridas de un blanco que esposas de un
negro”. (4)
13.2.- El Comercio, el tabaco y el alcohol
Desde el siglo XIX puede decirse que Cuba, llamada “La Perla de Las Antillas”,
como colonia era más poderosa que la propia metrópoli, desde el punto de vista
económico. Había una vigorosa élite en La Habana y además la isla era una vieja amalgama de familias de hacendados: productores de azúcar, propietarios de
esclavos, militares y funcionarios llegados de la metrópoli, así como una amplia
gama de comerciantes y empresarios hispano - cubanos. Era una base del sistema
y del comercio azucarero con mano de obra esclava, traficada por los ingleses. (5)
En las últimas décadas del siglo XVIII, Cuba emprendió una profunda transformación que la habría de convertir en el mayor exportador de azúcar, el principal
producto del comercio mundial durante ese período. Y así continuó durante las
primeras décadas del siglo XIX, siendo Cuba la principal productora y exportadora de azúcar. Pero en los dos temas, azúcar y esclavos, aparecen cada vez mas
entrelazados Cuba, Estados Unidos, Gran Bretaña y España.
- 271 -
A partir de 1860 hay una pérdida paulatina de los mercados europeos para el azúcar cubano. Gran Bretaña se interfiere cada vez más en las relaciones entre Cuba
y España. Cabe recordar que los ingleses tenían muy cerca su gran colonia, Jamaica, colmada de azúcar y de esclavos negros. Pero, además el tráfico marítimo
entre Cuba y Europa estaba, en un 50 % al menos, en manos de barcos ingleses.
De manera que los fletes directos La Habana - Londres, se centraban en exportar
el azúcar de sus colonias en detrimento del cubano. También se observa esa implicación en las corredurías de buques y en el comercio de otro gran producto de
Cuba, el tabaco.
En todo este engranaje, es incuestionable la importancia que tuvo el comercio en
el crecimiento económico de la Isla a lo largo del siglo XIX. Este capital comercial ocupó desde finales del XVIII y comienzos del XIX, la función central del
capital social, dominando prácticamente todas las esferas de la vida económica
de la Isla. (6)
El Comercio controló y desarrolló el transporte marítimo y terrestre, con objeto
de mover toda la producción del país hacia los principales puertos para su exportación; de la misma forma estos comerciantes, mediante la inversión de grandes capitales, controlaron los sistemas de almacenaje y embarque y realizaron
inversiones que permitieron controlar la fabricación de envases, con vistas a la
exportación de los productos del país, especialmente bocoyes (barriles), toneles
y cajas.
Pero la principal función del capital comercial fue la de servir de vínculo entre el
productor y el mercado para el cambio y venta de mercancías. Este sector estuvo
formado por dos grandes estamentos: a) los grandes Comerciantes Mayoristas,
generalmente especuladores de azúcar y otros productos agrarios, que en las primeras décadas del siglo XIX comenzaron a asociarse para afrontar negocios de
mayor monta, y b) los Comerciantes Minoristas, que dependían de los primeros
para el abastecimiento de sus tiendas, almacenes y casas de comercio, que al
margen de los norteamericanos, estuvo controlado por emigrantes provenientes
de la metrópoli. (7)
Este número fue aumentando a lo largo del siglo, de tal forma que entre 1765 y
1824, el numero de comerciantes españoles inscritos en las licencias de embarque
sumaba 625, mientras que entre 1825 y 1835, es decir en solo diez años, la cifra
ascendió a 1.556.
Los parientes en América suelen aconsejar a sus familiares que quieren emigrar,
- 272 -
como lo dice esta carta:... “el que viene a América, tiene que sufrir muchísimo
el espíritu, trabajar incesantemente y tardar mucho tiempo en tener dinero… la
casa donde debes dirigirte cuando desembarques es el almacén de loza y cristal
de los Sres. Melget y Hermanos, en la calle del Obispo número 14”. Los emigrantes no llegaban a millonarios pero trabajando vivían con dignidad e iban
incrementando su patrimonio. Algunos de ellos, sin embargo, hicieron notables
fortunas creando grandes negocios. (8)
El Tabaco era el segundo gran producto de Cuba que sustentaba tanto su fabricación como su exportación. Hacia 1865 existían en la isla más de 1.700 Fábricas
de Tabaco, en su mayoría en manos de españoles que allí no eran extranjeros.
Para trabajar el tabaco los mejores lugares eran Cifuentes o Pinar del Río que, se
decía, cultivaban el mejor tabaco del mundo. Como ejemplo estaba la empresa
tabaquera “La Madama”, propiedad de los alemanes hermanos Upmann desde
1844. La Flor de Tabacos de Partagás apareció en 1827 y se hizo grande 20 años
después con la llegada de gran capital. Desde entonces ha sido una marca fetiche
de Cuba.
Desde el año 1865 las fábricas de tabaco contaban con un curioso empleado: el
Lector. Leía éste, en voz alta, novelas de la literatura universal, prensa y hasta
recetas de cocina, para hacer más llevaderas las horas de monótono trabajo de los
torcedores de hojas, y de paso ayudar culturalmente a los empleados. De estas
lecturas salieron los curiosos nombres de las Vitolas de los puros: Montecristo,
Romeo y Julieta, etc. No han aparecido en nuestras investigaciones, hasta ahora,
balmasedanos implicados en la industria tabaquera cubana.
Por cierto otro nexo entre Cuba e Inglaterra eran los comerciantes andaluces con
intereses en puertos británicos: el Grupo Anglo liberal de Españoles en Londres
(GAEL). Los comerciantes gaditanos habían tenido ya un gran papel a través de
la comercialización del Sherry, el vino de Jerez.
Aquí debo de citar a dos balmasedanos que no estando en América sí hacían
negocios con los vinos andaluces desde Cádiz, como Francisco de Orrantia,
establecido en Jerez como cosechero en 1837, y su sobrino Agustín Antuñano
Orrantia, que también se asentó allí años más tarde. (9)
La relación anglo cubana fue ampliando sus operaciones de correduría de buques
y el comercio de los productos cubanos, y se implican en la distribución de estos
productos -azúcar y tabaco sobre todo- en el mercado interior británico y en otros
mercados europeos y del imperio inglés.
- 273 -
Es muy probable que el primer balmasedano en pisar suelo cubano, Pedro de Terreros, maestresala de Cristóbal Colón (ver capítulo II), pudiera probar el “ron de
Cuba”, pues consta que ya en 1493, de regreso de su segundo viaje a América, el
Almirante Colón trajo los primeros plantones de la caña de azúcar. Los indígenas
habían descubierto sus virtudes de elixir, al exprimir los tallos para tomar el dulce
jugo, y obsequiaban con él a los recién llegados. Después, el trapiche, las refinerías y los ingenios azucareros trabajados por esclavos africanos, se encargaron
de multiplicar la producción; y a finales del siglo XVI Cuba era considerada la
reserva azucarera del mundo. (10)
Aduana de La Habana-Isla de Cuba Pintoresca-1839- Frédéric Mialhe- University of Miami Libraries Digital Collections
Las fincas azucareras recibían el nombre de ingenio; junto a la superficie agrícola
dedicada al cultivo, se edificaron las casas que albergaban los molinos o trapiches, y los demás artefactos destinados a extraer el jugo de la caña y obtener la
sacarosa cristalizada. Fue Canarias la que recibió los primeros plantones de caña
de azúcar llegados del Nuevo Mundo. (11)
De esta manera, al lado del armador inglés surge la figura del comerciante y sobre
ambos reposa el grueso de las relaciones Cuba - Gran Bretaña. Ahora los créditos
otorgados desde Londres a individuos de la élite cubana giran en torno a los fletes. Se les une una corriente financiera que trasciende los ámbitos portuarios para
recalar en el sector servicios de las ciudades, en el negocio azucarero y tabaquero.
- 274 -
Pero también se invirtió en los primeros proyectos ferroviarios, pues es sabido
que la Cuba colonial tuvo el primer ferrocarril español, antes que en la metrópoli
(12); y en el sector de la minería del cobre que hizo llegar al mundo de los negocios cubanos al gran banquero y a los prestamistas ingleses. Este es el caso del
santurzano Cristóbal de Murrieta. (13)
13. 3.- La belleza de La Habana
Frente a todo lo anterior, Cuba, y sobre todo La Habana, tenían una poderosa
atracción para el emigrante. Cuba siempre fue “La Perla de Las Antillas”, el primer puerto al que se arribaba desde España y el lugar de concentración de la Flota
Española, fuera de la Armada o del comercio.
Pero lo cierto es que desde la segunda mitad del siglo XVI, el Puerto de Carenas,
como lo denominaron los españoles, fue el más importante entre las dos Américas y entre éstas y el Viejo Continente. Su poderosa fuerza de atracción como
ciudad se explica por la excepcional importancia geoestratégica de su puerto, que
la hizo, junto con Cartagena de Indias, pieza clave de todo el sistema defensivo
español en el Nuevo Mundo. (14)
La Habana colonial fue un importante enclave comercial, junto con México y
Lima. Era también una de las ciudades más populosas de América y la más poblada de Cuba. Contaba en 1691 con una población intramuros de 12.000 habitantes,
de los cuales aproximadamente el 70% eran individuos libres y blancos, mientras
que el 30% restante lo constituía una población mestiza de indios, negros y mulatos libres, junto a un amplio segmento de negros esclavos, generalmente dedicado
a las tareas productivas, de servicios o a las obras de construcciones militares.
A pesar de la preocupación concejil por el mejoramiento de las calles, aún en
1770, estas se encontraban en pésimo estado. El imprescindible ir y venir de
carretas cargadas de azúcar y otros productos hacia el muelle de embarque, las
tenían destrozadas; esto sumado al movimiento de calesas de particulares, dificultaba el tránsito por las principales calles del recinto amurallado. A esto había que
agregar que la mayoría de las calles se inundaban cuando llovía o se desbordaba
la Zanja Real.
Las calles habaneras, en el siglo XVIII, tenían, además, otro problema no menos
importante: la suciedad, pues casi todos los vecinos, al faltar el alcantarillado,
lanzaban las aguas sucias y los desperdicios a la vía pública, contribuyendo a que
los malos olores y los insectos inundaran desagradablemente el ambiente. (15)
- 275 -
La ciudad se asentaba a orillas de una inmensa rada natural que conformaba un
gran puerto al abrigo de las olas. Estas chocaban contra el Malecón y a él se
asomaba la bocana del puerto, protegido por dos Castillos (la Punta y el Morro).
Todo el Casco Antiguo (hoy llamado Habana Vieja) estuvo rodeado de Murallas
y sus calles eran estrechas para protegerse mejor del sol tropical; pero con un gran
tráfico de carruajes, calesas y carretas como ya se ha dicho.
No fue hasta el mandato del Gobernador y Capitán General, D. Luis de las
Casas, en la década de 1790, cuando se comenzó un plan de higienización, pues
se concluyó el empedrado de las calles y plazas y se realizaron trabajos de alcantarillado; además se depuró y encañó el agua de la Zanja Real y comenzó la
recogida de basura. Fueron muy buenos tiempos para La Habana porque por las
mismas fechas, el citado capitán general fundó la Sociedad Económica de Amigos del País.
TEATRO DE TACON Habana-Isla de Cuba Pintoresca-1839- Frédéric MialheUniversity of MCollections
Aún hoy se conservan los edificios antiguos del puerto, la Aduana donde atracaban los navíos (y valga el detalle, hoy atracan los barcos de Cruceros). Asomada
a la Plaza de San Francisco con su convento, allí convergían las más importantes
arterias de la época. La calle Obispo, la más antigua que data del siglo XVI,
nace sobre el año 1519, después de la fundación de San Cristóbal de La Habana.
Allí estaban hacia 1870 los mejores comercios de la ciudad (Almacenes como
- 276 -
“El Encanto” o “El Nuevo Amanecer”) donde compraban sus galas las damas
elegantes. Es el corazón de “La Habana Vieja”, declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad en 1982.
Otras calles importantes eran Mercaderes o la calle Oficios que unía San Francisco con la Plaza de Armas. Era esta plaza el núcleo de la ciudad antigua ya en
1584 y en ella se hallaba el Palacio de los Capitanes Generales, que era el centro
administrativo de la colonia. La calle O´Relly repleta de escaparates. etc.
Qué se encontraban estos emigrantes que llegaban a Cuba y La Habana, nos lo
cuenta el citado Antonio de las Barras, en el libro que escribió hacia mediados
del siglo XIX, de gran valor documental y hasta medio ambiental para la época.
“Llegue a esta capital preocupado, con la idea que vamos todos los españoles de
que este país está por civilizar, y no fue poca mi sorpresa cuando me encontré con
una hermosa ciudad que nos llevaba cincuenta años de ventaja en toda clase de
adelantos” (…) y añadía, “En general el ornato público está muy bien atendido
en La Habana, sus principales calles y vías de comunicación se han adoquinado
y los paseos y jardines se conservan con esmero. Las calles de tierra que se estropean con las lluvias torrenciales y el gran paso de los carruajes, van siendo
cada vez en menor número”. (16)
Y continúa Antonio de las Barras; “El extranjero encuentra en esta ciudad todo
lo que tiene un pueblo civilizado. Tiene un buen teatro, el de Tacón de 1838, tal
vez el mejor de América, buenos cafés como el de la Dominica, Escauriza y el
Louvre, restaurants, circos lujosos y elegantes como el Chiarini y el de Nixon en
los que mucha parte del año hay espectáculos, bailes, exhibiciones diversas de
fieras, fenómenos de la naturaleza, panoramas gigantescos y en fin, diversiones y
distracciones se encuentran en La Habana con profusión, todo lo que puede exigir un pueblo adelantado en cuanto a esplendidez y grandeza, y con mas abundancia en los cuatro meses frescos del año, es decir de noviembre a febrero”.
En el Apéndice Documental está la toma de La Habana por los norteamericanos,
tras la explosión del acorazado “Maine”, el 15 de febrero de 1898 en puerto ,
capital de la isla.
13.4.- Las Licencias de balmasedanos hacia Cuba
Todos los que llegaban a Cuba, fuesen de México, de España o de otros lugares
necesitaban una licencia para el viaje y la entrada en la Isla.
- 277 -
La Licencia era pues el documento necesario e imprescindible que emitía la Casa
de la Contratación de Sevilla, y que permitía el paso legal de los futuros emigrantes al continente americano, a lo largo de todo el periodo colonial. Este documento constaba de las siguientes partes:
• La petición del emigrante donde hace constar sus datos personales y manifiesta su deseo de viajar a América.
• Copia de la Real Cédula que otorgaba la posibilidad de emigrar.
• Información sobre limpieza de sangre, que incluía la declaración de tres testigos y debía de ir acompañado de una certificación de bautismo.
• Si el solicitante era casado y no iba acompañado de su esposa, debía presentar
la conformidad de ésta con una declaración expresa.
• Y por último y en ocasiones, con la idea de facilitar la concesión de la licencia, los futuros emigrantes adjuntaban cartas privadas de familiares ya asentados en América. (17)
Las series denominadas “Expedientes sobre licencias de embarque” que se
encuentran en la Sección de Ultramar, fueron remitidas al Archivo General de
Indias por el Ministerio de Ultramar, con nota de entrega firmada en Madrid el
10 de noviembre de 1887, junto con el resto de la documentación que integra la
Sección X: Ultramar del A.G.I. (Archivo General de Indias).
La serie de “Licencias de embarque a la Isla de Cuba” que por clasificación
geográfica están en los fondos de la Sección de Ultramar (18). Tras la revisión y
ordenación del Inventario de la Sección de Ultramar, en el año 2000, se volcó en
la Base de Datos local de ARCHIDOC. Dicha información fue transferida a partir
de 2003 a los portales del sistema de información de los archivos estatales AER
y PARES. Y desde 2008 se han ordenado y descrito en éste último cada uno de
los expedientes que comprende la serie. Por último en 2011 se inicia su incorporación al Portal de Movimientos Migratorios Iberoamericanos en la página web
http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios
Entre los años 1820 y 1879 constan oficialmente 17 balmasedanos con Licencia de
Embarque a Cuba, todos ellos con destino a La Habana. La gran mayoría declaran
ser comerciantes. También que han sido llamados para ejercer como asistentes de
Comercio de otros familiares ya establecidos. Veamos cuatro ejemplos:
• Solicitud de Licencia de Embarque de Juan de Haro. Año 1825
• Licencia de Embarque para Valentín de Cariaga. Octubre 1820
• Licencia de Embarque de Blas de Osante. Año 1832
• Licencia de Embarque de José María de Azpiri. Octubre 1820
- 278 -
Juan de HARO. AÑO 1825. Licencia de Embarque
Juan Bautista de Haro y Sainz había nacido en Balmaseda en 1805. Era el segundo hijo varón de Isidoro de Haro y Tramarría (Balmaseda 1774) y de María
Sainz Gómez casados en San Severino de Balmaseda en 1801. En 1826 Juan
Bautista marchó a Cuba llamado por Dionisio de Tellechea y Orrantia (Balmaseda 1798) que hacia 1820 había llegado a La Habana para integrarse en el comercio de la capital. A partir de ahí se pierde su pista pero es seguro que no regresó
a Balmaseda ya que no le encontramos en partidas de defunción o matrimonio
posteriores a su marcha. (19)
Licencia de Embarque de Juan de HARO. Año 1825. PARES
Transcripción .- Juan de Haro, natural de la Villa de Balmaseda, Encartaciones
de Vizcaya, soltero de 20 años de edad.
Solicita Licencia de Embarque para Puerto Rico o La Habana a casa de unos
paisanos con objeto a emplearse en el comercio y sostener a su anciana madre
viuda y desvalida.
- 279 -
Presenta la partida de bautismo y una información de 4 testigos recibida a instancia de su madre Dª. María Sainz con citación y conformidad del síndico de
Balmaseda, que acredita su nobleza, estado de soltero, y buena conducta, sin
haber tomado la más leve parte en el abolido sistema constitucional. Añadiendo
tres de los testigos que su padre falleció pocos meses hace. Y el Alcalde, al interponer su autoridad y decreto judicial, dice le consta lo mismo como notorio. En
el Consejo de 26 de septiembre de 1825, le piden que justifique el punto a donde
se dirige y sujeto que lo llama.
Valentín de CARIAGA. AÑO 1820. Licencia de Embarque
Valentín de Cariaga y Mazón fue bautizado en San Severino de Balmaseda un
14 de febrero de 1802. Era el tercer hijo del matrimonio formado por Severino
Cariaga Villa (Balmaseda 1771) y María Ángela Mazón Ursueguía, que se habían
casado en San Severino de Balmaseda en 1797. En 1820 aparece en una solicitud
de licencia de embarque para La Habana, llamado por su primo Manuel de Careaga y Larena, del comercio de la capital cubana, y que el mismo año reclama a
José María de Azpiri Pereda, del que dice ser pariente. No consta que regresase a
Balmaseda. (20). A.H.E.B.
Nº 291. 13 Octubre 1820
Licencia concedida a D. Valentín de Cariaga, natural y residente en Balmaseda, de estado
soltero, para pasar a La Habana con el objeto de que ayude a su primo D. Manuel de
Cariaga de aquel comercio. Por el puerto de Santander.
En el borde izquierdo: que el Juez de Arribadas le expida el Pasaporte si no hubiere
impedimento legal.
Señor: Valentín de Cariaga, natural y residente en la villa de Balmaseda, provincia de
Vizcaya, a V.U. respetuosamente expone que su primo D. Manuel de Cariaga, vecino y
del comercio de la ciudad de La Habana desea llevarlo a su compañía para auxiliarle en
su trabajo y apareciendo por los documentos adjuntos que el exponente se halla soltero
y con permiso de su padre para emprender el viaje y sin estar ligado a obligación alguna.
A.V.U. suplica se sirva dar su permiso para que en el puerto de Santander y por el Juez
de Arribadas o Comandante en él, no se le ponga dificultad al embarcarse en el
primer buque que se ofrezca. Favor que espera de la bondad de V.U. al que Dios
guarde muchos años.
Valmaseda, 3 de octubre de 1820. Firmado: Valentín de Cariaga
Fuente: Movimientos Migratorios Iberoamericanos, A.G.I. Ultramar, 339 N.116.
- 280 -
Blas de OSANTE. AÑO 1832. Licencia de Embarque
Blas de Osante y Bolíbar había nacido en Balmaseda en 1816. Era hijo de Antonio de Osante (Dosante en P.B.) y Palacio (Zalla Otxaran 1791) y de Josefa Bolíbar
Palacio (Zalla 1801). Antonio y Josefa se habían casado en San Severino de Balmaseda en 1808. Tuvieron seis hijos, cinco varones y una hembra, tres nacidos en
Zalla - Otxaran y tres en Balmaseda. Blas era el cuarto de los hijos y también de
los varones. Tenía Blas familiares en Cuba. Entre otros, su tío paterno Celestino de
Osante y Palacio (Zalla - Otxaran 1794) que marchó a la isla antillana hacia 1820,
estableciéndose en el comercio de La Habana. En 1832, con 16 años, Blas también
marchará a Cuba reclamado por su tío Celestino para integrarle en el negocio.
Nunca regresará. (21)
José María de AZPIRI. AÑO 1820. Licencia de Embarque
José María de Azpiri y Pereda había nacido en Balmaseda en 1800. Era el sexto
hijo y único varón del matrimonio formado por Juan Agustín de Azpiri e Yrazabal (n. Marquina - Xemein 1758) y Magdalena Pereda Velasco, casados en San
Severino de Balmaseda en 1784. José María Azpiri aparece en 1820 en Expediente
de Licencia de Embarque hacia Cuba llamado por su pariente (desconocemos el
parentesco) Manuel de Cariaga y Larena, (Balmaseda 1788), que estaba en Cuba
desde principios del siglo XIX y que ese mismo año reclama también a su sobrino Valentín de Cariaga y Mazón para ayudarle en el comercio. A partir de 1820
perdemos su pista, aunque nos consta que no regresó por lo menos a Balmaseda o
Bizkaia, ya que no aparece en los registros de partidas de defunción o matrimonio.
(22)
Con la lectura de esta Licencias de Embarque se comienza a comprender el entramado familiar y/o de amistad que había entre bastantes “emigrantes “ a Cuba. Veamos ahora el caso de Francisco de Arteche y su esposa Benita de Osante y Cariaga.
Francisco de ARTECHE y YARTO había nacido en Güeñes, en las Encartaciones de Bizkaia, en 1816. En 1848 contrajo matrimonio en la iglesia de San Severino, con la balmasedana Benita de Osante y Cariaga. De esa unión nacieron
cuatro varones: José María, que llegaría a ser un eminente empresario, y político,
presidente de la Diputación de Bizkaia; Segundo, Francisco y Rafael.
Benita de Osante tenía familiares en Cuba, desde años atrás. Por línea paterna, Celestino de Osante y Palacio, hermano de su padre Juan, nacido en Otxaran - Zalla
en 1794, se había instalado en La Habana desde 1820, donde ejercía labores de
comercio. El hijo de su tío Antonio, primo de Benita, Blas de Osante y Bolíbar,
nacido en Balmaseda en 1816, había sido reclamado en 1832 por su tío Celestino,
para ayudarle en el comercio de La Habana.
- 281 -
Por línea materna, el hermano mayor de su madre Facunda, su tío Manuel de
Cariaga y Larena, nacido en Balmaseda en 1788, estaba en Cuba desde principios
del siglo XIX. Los Larena tenían intereses en Cuba desde el siglo anterior. También trabajaba Manuel en el comercio de La Habana, y de hecho, en 1820, había
llamado a su lado a su joven primo Valentín de Cariaga y Mazón y, junto con él,
a su también pariente José María de Azpiri y Pereda.
A mediados del siglo XIX Francisco de Arteche administraba desde Balmaseda
una serie de propiedades inmobiliarias en La Habana, a través de intermediarios
locales que desde Cuba le suministraban mensualmente información del estado
de las propiedades y las rentas correspondientes. (23)
Es de suponer que estos bienes inmobiliarios de La Habana, gestionados por Francisco de Arteche, estaban ligados de alguna manera, a la presencia de la familia
de su esposa, de los Osante y los Cariaga, en la isla caribeña desde principios de
siglo. Las llamadas de los parientes en Cuba se pueden percibir y comparar en el
siguiente cuadro 13.5.
13.5.- Balmasedanos en La Habana, siglo XIX
ALGUNOS BALMASEDANOS EN LA HABANA SIGLO XIX
NOMBRE
NAC
PADRES
EN CUBA
NOTAS
Juan Zulueta Zornoza
1795
Francisco / Ángela
1815
Le llama Domingo de Aldana
Valentín Careaga Mazón
1802
Severino / María Ángela
1820
Le llama su primo Manuel de Careaga
José María de Azpiri Pereda
1800
Agustín / Magdalena
1820
Le llama su pariente Manuel Careaga
Alejo Zulueta Zornoza
1803
Francisco / Ángela
1820
Le llama su hermano Juan Zulueta
Juan de Haro Sainz
1805
Isidoro / María
1826
Le llama Dionisio Tellechea
Blas Osante Bolíbar
1816
Antonio / Josefa
1832
Le llama su tío Celestino Osante
Manuel Careaga Arena
1789
Manuel / María Antonia
1848
Le llama Juan Manuel de Larena
Leonardo Fernández Gauna
1819
Josef / Rosa
1848
En licencia pone Bernardo
José Fernández Yarte
1827
Rafael / Antonia
1852
¿José Cruz Fernández Ugarte?
Francisco de la Tejera y Jangui
1822
Cándido / María Carmen
1855
¿Francisco de la Tejera Jaúregui?
En 1863 estaba en México
Castor Acebal Inarritu
1834
Martín / Benita
1863
Miguel Tellechea Machín
1833
Eustaquio / María
1867
Ignacio Iglesias Arteaga
1842
Cándido / Francisca
1877
Mariano Orrieta Ibarra
-
-
1879
¿Gorrita Ibarra?
Pablo Ibarra Ibarra
-
-
1879
No hay partida de bautismo
En la licencia de Juan de Haro
Dionisio Tellechea Orrantia
1798
Francisco / María
ca.1820
Celestino (D) Osante Palacio
1794
Juan Manuel / Teresa
ca.1820
(n.Zalla) Tío de Blas de Osante
Juan Manuel Larena Bárcena
1777
Joseph / María Antonia
-
En la licencia de Manuel de Careaga
Fuentes: ES 41091 A.G.I. Archivo General de Indias. Sección Ultramar.
A.G.A. Archivo Gral. de la Administración. Asuntos Exteriores. Sección C1.
PARES, Movimientos Migratorios Iberoamericanos
- 282 -
13.6.- Un Rentista de la Habana: Francisco de Arteche
Hace algún tiempo llegaron a mis manos, por pura casualidad, seis cartas personales y comerciales de la correspondencia de un balmasedano, Francisco de
Arteche, propietario inmobiliario en La Habana, a mediados del siglo XIX.
A través del análisis de su contenido, se pueden conocer algunos aspectos interesantes de la vida comercial y económica de la isla en aquella época, relacionados
con la villa encartada (24). Aparecen temas económicos de diversa índole:
• Bancarios y diversos efectivos.
• Alquileres de las Casas en La Habana; hipotecas, etc.
• Relaciones comerciales con entidades de Londres y París.
Los Alquileres
El Sr. Francisco de Arteche, residente en Balmaseda, era propietario de las siguientes fincas urbanas, en el centro de La Habana:
• C/ Bernaza, una céntrica calle situada entre O´Reilly y la calle Sol.
• C/ Obispo, vía perpendicular a la calle anterior que llega desde la Plaza de Armas.
• C/ San Ignacio, cerca de la Plaza Vieja y la Catedral.
El Remitente de las cartas, Manuel de la Ayuela, administrador en Cuba del Sr.
Arteche, le envía las rentas de los alquileres y de sus gastos, correspondientes a
diversos meses entre Junio de 1859 y Octubre de 1868.
Rentas de los Alquileres más los Gastos (en Pesos).
RENTAS DE LOS ALQUILERES MÁS LOS GASTOS (EN PESOS)
FECHA
ALQUILER
GASTOS
NOTAS
Junio 1859
670,50
200,00
Junio 1865
890,28
162,20
Mayo 1866
881,28
83,30
Agosto 1866
872,28
1.700,44
Letra
Octubre 1868
982,60
307,37
Las Relaciones Comerciales
En cuanto a las Relaciones Comerciales, las citadas cartas no son muy explícitas, pero permiten extraer algunas informaciones de cierto interés.
- 283 -
Asocian Santander, La Coruña y Cádiz como los puertos españoles que tienen
fletes directos entre La Habana y Londres. Así es como llegan las especias de
Ceilán al puerto cántabro y el vino de Jerez a la capital inglesa.
Se citan Letras recibidas de Londres y de Paris (ver foto). Y se habla de una crisis
bancaria en agosto de 1857 que se salva con 6 millones de pesos para el Banco
Español. Es una época convulsa pues menciona que en 1865 se desata una crisis
que genera pánico en el sector financiero, al tiempo que sube el valor del oro en
Estados Unidos.
El Sr. Ayuela informa de su viaje a Londres, vía Santander, así como del desplazamiento del Sr. Cristóbal de Murrieta a Nueva York en setiembre de 1866. Señala
también que en la Aduana de La Habana se comienza a pagar la Redención de
Censos. (25)
Los créditos que se otorgan a los fletes y al comercio, muchos llegados de Londres, hacen surgir la figura del Comerciante que, desde el Puerto de La Habana,
pasará al sector servicios de las ciudades, en donde aparecerán el gran banquero
y los prestamistas. Eran representantes de armadores, banqueros e industriales
británicos en la isla. Este es el caso de Santiago Drake y los banqueros Kleinwort
y Cohen, navieros de Londres y de Liverpool que parecen mantener contactos
comerciales con el balmasedano Francisco de Arteche, lo mismo que A. Seillien
y Cía. de Paris.
Cheque de pago para Francisco de Arteche. Año 1857. Fuente Particular
NOTAS
(1).- SIMS, H.D: “La expulsión de los españoles de México (1821-1828)”. Madrid 1975.
(2).- DE LAS BARRAS PRADO, A. “La Habana a mediados del siglo XIX. Memorias” Madrid
1926. pp. 66. De las Barras escribió entre 1852 y 1865, sobre su estancia en La Habana como de-
- 284 -
pendiente general en la casa comercial Noriega, Olmo y Cía. En 1926 su hijo Francisco editó estas
Memorias, con el título de “La Habana a mediados del siglo XIX”. Este trabajo es una pequeña
joya para entender cómo era la vida en esta ciudad colonial.
(3).- Ibídem.
(4).- ÁLVAREZ, M. T. “La Indiana”. Novela histórica. Editorial La Esfera de los Libros. 2014 pp.
177.
(5).- Márquez Macías, R: “Comercio e inmigración: los comerciantes españoles en La Habana
1833-40”. Colaboración en “El sistema atlántico español (siglos XVII-XIX)” / Carlos Martínez
Shaw (ed. lit.), José María Oliva Melgar (ed. lit.), Año 2005.
(6).- Ibídem.
(7).- MÁRQUEZ MACÍAS, R. op. cit. pp. 3. La correspondencia sobre el particular la hemos encontrado en los fondos del Archivo de las Encartaciones, en el Museo de Avellaneda, a donde han
llegado procedentes de la Familia de las Rivas. Agradecemos a su director Javier Barrio y al equipo del Archivo, las facilidades que nos han dado para poder investigar estos fondos.
(8).- ORTIZ, Pedro. “Cartas privadas de Francisco de Arteche de Balmaseda”. Años 1859- 1868.
Agradezco expresamente al Sr. D. Pedro Ortiz residente en Las Vegas y en Madrid, coleccionista
filatélico, su gentileza al enviarme copia de algunas cartas.
(9).- GÓMEZ PRIETO, J. “Correspondencia privada de los hermanos Antuñano, años 18241851”. Inédita.
(10).- https://www.ecured.cu/Historia_del_ron_en_Cuba
(11).- https://www.revistadelibros.com/articulos/los-ingenios-de-azucar-de-cuba
(12).- En 1837 se construyó, con capital inglés, la línea La Habana- Güines, al servicio de los ingenios azucareros. El 12 de octubre de 1834, la Reina de España Isabel II, autoriza la construcción
de la primera línea de Tren entre La Habana - Güines. Sería el primer ferrocarril en América Latina y el primero también de España. El desarrollo de los ferrocarriles en Cuba tuvo como motor a
la industria azucarera, la cual necesitaba un medio de transporte eficaz para el traslado del azúcar
y las mieles hacia los puertos para su exportación.
(13).- Cristóbal de Murrieta y Mello, era nacido en Santurce y emigró al Perú donde comenzó con
negocios mineros y llegó a abrir casa mercantil en Arequipa, con su hermano Francisco. Tras la
independencia de Perú, se trasladó a Londres y se convirtió en banquero. http://dbe.rah.es/biografias/65688/cristobal-de-murrieta-y-mello. Falleció en Londres en 1869.
(14).- RODRÍGUEZ GARCÍA, M. “Vida y ambientes en La Habana intramuros del siglo XVIII”.
pp. 24
(15).- DE LAS BARRAS PRADO, Antonio. op.cit.
(16).- Ibídem.
(17).- MÁRQUEZ MACÍAS, Rosario “La Habana en el siglo XIX. Una visión a través de la emigración”. Ubi Sunt?: Revista de historia, ISSN 1139-4250, Nº. 23, 2008. pp. Me he permitido citar todo
este “discurso” por su gran utilidad tanto para búsquedas personales como familiares, respecto de
los antepasados habidos en América. También como un nuevo conocimiento de lugares de búsqueda y acceso para los investigadores en general.
(18).- Referencia: ES 41091. AGI/ 36.768. “Ultramar. Licencias para Cuba”. Ver.
BAHAMONDE, Ángel y CAYUELA, José, “Hacer las Américas. Las élites coloniales españolas en
el siglo XIX”. Madrid. Alianza Ed/Quinto Centenario, 1992, pp. 306-312
(19).- Todos los datos y relaciones de las 5 personas que viene a continuación han sido encontrados
en dos fuentes imprescindibles: A.H.E.B., Partidas Sacramentales y PARES: Movimientos Migratorios Iberoamericanos.
- 285 -
(20).- PARES, Movimientos Migratorios Iberoamericanos.
(21).- A.H.E.B.
(22).- Ibidem
(23).- Ibidem. Francisco de Arteche.
(24).- Carta de F. de Arteche
(25).- Ibidem.
- 286 -
PARTE SÉPTIMA
Comerciantes y Familias de Balmaseda en México
Capítulo 14
REDES FAMILIARES EN GUADALAJARA:
LOS BERMEJILLO
Capítulo 15
COMERCIANTES EN LA COSTA DEL PACÍFICO
MEXICANO
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- 288 -
Capítulo 14
REDES FAMILIARES EN GUADALAJARA:
LOS BERMEJILLO
Los movimientos de población y la industrialización van juntos, pues el desarrollo económico moderno a lo largo del mundo, requirió trasvases sustanciales de
poblaciones, facilitando técnicamente el proceso y abaratándolo, mediante nuevas y cada vez mejores comunicaciones, y por supuesto, capacitó al mundo para
mantener una población mucho mayor.
La primera mitad del siglo XIX fue un período que se caracterizó por una marcada inestabilidad política, crisis económica y agitación social tanto en México
como en España. En el primero, después de consumada la Independencia, en un
ambiente de constantes levantamientos militares y golpes de estado, los diferentes gobernantes mexicanos se dieron a la tarea de construir un nuevo proyecto de
nación y de reconstruir la economía. Sin embargo, también se enfrentaron a situaciones exógenas como fue la defensa de la soberanía ante los diferentes ataques
militares de otros países.
Por su parte, en España, una vez superada la invasión napoleónica y bajo el nuevo contexto de haber perdido la Corona española la mayoría de sus colonias americanas, el pueblo español tuvo que enfrentar diversos pronunciamientos políticos
y una crítica situación económica. Es bajo este ámbito histórico-económico que
vamos a encontrar una serie de migraciones de España a México que, en nuestro
- 289 -
caso de estudio, dio como resultado la formación de un grupo de comerciantesbanqueros, que se destacó por su activa participación económica tanto en México
como en España. (1)
En este capítulo vamos a conocer a los principales miembros de la colonia española que, debido a su labor de comerciantes-banqueros, se convirtieron en verdaderos agentes promotores del desarrollo capitalista. Gracias a su capital creado
y acumulado en México, conocido en la historiografía hispanoamericana como
capital indiano, algunos de ellos también promovieron la formación de sociedades bancarias en diferentes ciudades de España, entre las que destacó Madrid.
Como veremos a lo largo de este trabajo, ciertos nombres tendrán un papel predominante en la economía mexicana durante la década de los cincuenta y sesenta
del siglo XIX, pero se fueron desdibujando del mercado nacional a partir del
triunfo del liberalismo republicano. Y otros más, que también sobresalieron en la
época del agiotismo, de la pura especulación comercial, en México (1821-1857)
y que gracias a sus estrategias empresariales lograron perdurar en la economía
mexicana hasta entrado el siglo XX.
Una vez identificados estos emigrantes españoles, que con el paso del tiempo se
convirtieron en comerciantes - banqueros en México, veremos por qué salieron
de sus lugares de origen y por qué la República Mexicana, sobre todo la capital
del país, fue un espacio de atracción para ellos, a fin de resaltar las diferencias
y similitudes en la formación y modernización del sistema bancario español y
mexicano. (2)
El comercio desempeñó una función crucial en los imperios de la temprana época moderna. Los comerciantes se convirtieron en los agentes principales de su
expansión y de su mantenimiento. Hilaron redes que rebasaban y transgredían
fronteras políticas y límites de clase, de parentesco o de etnicidad.
Una de las características que interesa resaltar en su proceso de migración, son las
redes sociales que desarrollaron probablemente desde antes de llegar a México.
La historiadora mexicana Clara Lida (3), señala que el uso de las redes familiares
fue una de las características principales de las inmigraciones españolas, durante
la segunda mitad del siglo XIX en México, y esto vamos a verlo reflejado en la
familia de los Bermejillo, llegados a México desde Balmaseda. Llama la atención
que los vascos destacaron por su activa participación en los diferentes sectores de
la economía mexicana.
- 290 -
A lo largo de este libro hemos encontrado oriundos de Balmaseda en distintas
regiones de México, si bien han sobresalido ciudades como Puebla y México
capital, por la importancia de Esteban de Antuñano y de Juan de la Granja respectivamente.
Pero en el siglo XIX, con los grandes cambios en la historia del país, se dio una
mayor dispersión de balmasedanos en territorio mexicano. Así hemos ubicado las
dos zonas más importantes: la Costa del Pacífico noroeste y el Estado de Jalisco.
En el primer caso destacaron sobre todo los puertos de Mazatlán y Guaymas. En
el segundo, la capital, Guadalajara.
14.1.- La Familia como centro de poder
En la costa la actividad principal fue el comercio marítimo y en Guadalajara el
comercio de una gran ciudad, que potenció paulatinamente la aparición de la
Banca. En ambos lugares y en ambas actividades destacaron balmasedanos, no
solo a nivel personal, sino fundamentalmente en la creación de redes comerciales, industriales y de poder, utilizando algo bastante común que es la familia.
- 291 -
Como vamos a ver en el caso de algunas familias de la época, parece cumplirse
el famoso dicho satírico de “al patrimonio por el matrimonio” (4), ya que es habitual que bajo las redes comerciales, industriales, etc. haya relaciones de amistad
y familiares.
De hecho no se puede comprender cabalmente el éxito de la familia Bermejillo, mejor dicho de los hermanos Bermejillo, sin tener en cuenta su implicación
con un importante encartado, previamente emigrado a México, que les recibió
en Guadalajara y les integró dentro de su red familiar a través de casamientos:
Francisco Martínez-Negrete, de quien hablaremos más adelante.
La Familia como estructura de larga duración, ocupa un lugar decisivo en el análisis del conjunto de la estructura social y sobre todo como élite de poder. Una
Red Familiar no es sino el conjunto de familias que suelen estar vinculadas por
tres factores que le confieren una unidad y homogeneidad, que le permiten constituirse como estructura de larga duración y de poder:
a) Las alianzas a través del matrimonio.
b) Las alianzas a través de los negocios.
c) La participación en asociaciones políticas o socio-culturales.
Una parte de la estructura del poder político tras la independencia, estará compuesta por familias primarias, entendiendo por primarias aquellas familias principales que Balmori denomina “notables”, que por su acumulación económica,
por su estrategia de establecer ventajosas alianzas matrimoniales y de negocios,
por el manejo y establecimiento de redes regionales de largo alcance, han podido vertebrar la estructura social y política logrando sobrevivir a los avatares de
la historia (independencia, intervenciones extranjeras, porfiriato y revolución),
siendo las continuidades más comunes que las rupturas.
Tras la independencia estas familias empiezan a configurarse en torno al poder
sobre las principales fuentes de riqueza en la región: el agua y la tierra. El principal factor de excedente económico de estas familias va a estar vinculado a la
tierra, mientras que el de acumulación de poder político va a estar determinado
por el control de los cargos locales o, en su defecto, por el establecimiento de
lazos con quienes detenten el poder.
A través de la combinación de estos dos factores mencionados, pero sobre todo a
través de los casamientos y estrategias matrimoniales, y obviamente de la repro-
- 292 -
ducción de sus miembros, se establecen relaciones de amistad y consanguinidad
que se extienden verticalmente a través de lazos sanguíneos, como mecanismo de
acaparamiento o acercamiento del poder político y el económico.
Así pues, la familia se muestra como empresa básica, grupo de amistades y como
una estructura de poder; porque a través de las relaciones entre las personas que
esta establece dentro de su mismo grupo y con el resto de la sociedad, va actuando como principal fuente de acumulación y concentración de poder. (5)
Según esta autora, Balmori, la familia es una combinación de tipos de dominio
y de diferentes formas de legitimación y en ello radica su estrategia de dominación; las redes familiares ejercen un tipo de dominio tradicional carismático que
se traduce en relaciones clientelares y de subordinación basadas en la lealtad, la
confianza y la afinidad de grupos.
Por ello, los vínculos familiares y de amistad encontraron en la administración
estatal, un campo propicio para su desarrollo. Los dos fueron fruto de relaciones
solidarias, en un caso sellado por la sangre y en otro establecido espiritualmente
por conveniencia mutua entre las partes. En la integración de una élite política en
el Estado, destacan casi siempre los vínculos de parentesco y de amistad. En los
vínculos de parentesco integramos:
a) Los grados de consanguinidad (hermanos, tíos, primos, sobrinos)
b) Afinidad (cuñados)
c) Espirituales (padrinos)
d) Religiosos (matrimonios)
En general, parte de la élite local mantuvo un grado de parentesco con algunas de
las principales figuras del ámbito de familias.
14.2.- Una red familiar y económica: los Martínez - Negrete
En el siglo XIX los empresarios nacionales y extranjeros invirtieron fuertes sumas de dinero en diversas actividades, a pesar de la inestabilidad política. En
Guadalajara, por ejemplo, hubo un grupo empresarial que se alió en diferentes
momentos con militares y con alguno de los bandos políticos que se disputaban
el poder para facilitar la realización de sus negocios. En este complejo período
destacó el vasco Francisco Martínez-Negrete, cuya fuerza económica la mantuvieron sus descendientes hasta el siglo XX.
- 293 -
Francisco Martínez-Negrete y Ortiz de Rozas había nacido en Lanestosa, pequeña villa de la orilla occidental de las Encartaciones de Vizcaya, en la linde con
Castilla, hoy Cantabria, un 18 de Febrero de 1796, del matrimonio formado por
Matías Martínez-Negrete (1755-1823) y María Joaquina Ortiz de Rozas Cano
(1766-1834).
Lanestosa era, según el magnífico “Diccionario” de Pascual Madoz, (6), en los
años 1845-1850, una villa de 83 casas con tan solo 54 Vecinos (233 almas), con
una industria de 3 molinos harineros y un comercio consistente en 9 tiendas de
lienzos y comestibles (7). Realmente había poco futuro en aquel pequeño lugar.
Así lo debió de entender el joven Francisco que salió de su tierra natal con solo
20 años, hacia 1815-16. Y prácticamente sin nada.
Estuvo residiendo en Francia al menos 2 años, luego pasó a Inglaterra varios
meses y se trasladó a los Estados Unidos. Desde allí cruzó a Nueva España donde
Francisco tenía ya familia, pues varios parientes por parte de su madre, los Ortiz
de Rozas, se habían establecido hacía un tiempo en Guadalajara, Jalisco.
Sin embargo, en principio se instala en Mazatlán (Sinaloa) donde sin duda se
inicia en la actividad comercial, pues ya había establecida allí una “colonia” de
encartados, y entre ellos varios balmasedanos. Pero sin duda, su mayor apoyo fue
Juan Manuel Caballero, también de Lanestosa (n.1769), quien le apadrinó en los
negocios, junto con su socio comercial José Palomar y Rueda (Magdalena, Jalisco, 1807), criollo de familia oriunda de Aragón.
Caballero ya llevaba algunos años en México y era comerciante. Se había implicado también en la política local, como Prior del Gran Consulado de Guadalajara.
Era un personaje destacado que al morir dejó toda su fortuna a obras benéficas de
la capital tapatía e hizo albaceas testamentarios a Francisco Martínez-Negrete y
a José Palomar.
En Mazatlán, Francisco contrajo sus primeras nupcias en 1823 con María Trinidad
Roncal Bátiz (1804-1830), de 19 años y originaria de la ciudad minera de Cosalá
en Sinaloa, criolla nacida en México, pero de ascendencia vasca por ambas líneas
familiares. Trinidad no aportó capital alguno al matrimonio, pero le dio a Francisco 5 hijos, que nacieron entre 1824 y 1830. Tan solo sobrevivió el primogénito,
Jose María, y con los últimos dos hijos gemelos, nacidos en Lanestosa, falleció la
esposa. Años antes, en 1822 Francisco se había trasladado a Guadalajara, como Vice-cónsul de España, dejando Mazatlán, pero no las buenas relaciones adquiridas.
- 294 -
A la muerte de su primera esposa, Martínez-Negrete volvió a casarse el 30 de
agosto de 1835 con una sobrina suya en segundo grado, de 18 años: María Josefa
Alba Ortiz de Rozas (1817-1879), en la parroquia del Sagrario Metropolitano de
Guadalajara, siendo su testigo Juan Manuel Caballero (8). La familia materna de
María Josefa era criolla, oriunda de Lanestosa por su abuelo Juan Francisco.
Ambos esposos fueron comerciantes, empresarios, prestamistas que supieron
vincularse al poder político y a la sociedad local, con lo que amasaron una gran
fortuna, que luego heredaron sus hijos. Tuvieron 8 hijos entre los años 1836 y
1848. Solo 2 fueron varones, Eustaquio que murió con 7 años y Francisco, el
último en nacer y sin embargo, el mayor heredero de sus padres.
Pero el gran tesoro de Martínez - Negrete fueron sus 6 hijas. También su mejor
inversión, pues por medio de sus matrimonios, supo crear una extensa red de
relaciones familiares, de intereses económicos y de poder. Lo podemos ver en
detalle, en el siguiente cuadro:
- 295 -
REDES FAMILIARES DE LA FAMILIA MARTÍNEZ-NEGRETE
PADRE FRANCISCO
MARTÍNEZ-NEGRETE
MATRIMONIO
DESCENDENCIA
Francisco Martínez-Negrete y
Ortiz de Rozas (1796-1874)
1823 - María Trinidad Roncal
Batiz (1804-1830)
5 Hijos entre 1824-1830
Francisco Martínez-Negrete y
Ortíz de Rozas (1796-1874)**
1835 - Josefa Alba Ortiz de Rozas
(1817-1879)
8 Hijos entre 1836-1848
HIJOS DE MARTÍNEZNEGRETE ALBA
MATRIMONIO
DESCENDENCIA
Ignacia Martínez-Negrete Alba
(1836-1899)
1853 - Pío Bermejillo Ybarra
(1820-1882)
11 Hijos entre 1853-1872
Dolores Martínez-Negrete Alba
(1840-1929)
1861 - José María Bermejillo
Ybarra (1839-1904)
15 Hijos entre 1862-1886
Josefa Martínez-Negrete Alba
(1841-?)
1865 - Justo Fernández del Valle
Álvarez (1841-?)
13 Hijos entre 1866-1884
Rosalia Martínez-Negrete Alba
(1844-?)
1860 - Manuel Fernández del
Valle Álvarez (1835-?)
8 Hijos entre 1869-1884
Lorenza Martínez-Negrete Alba
(1837-1863)
1862 - Agapito Fernández Somellera (1826-1881)
Sin hijos
Francisca Martínez-Negrete Alba
(1846-1904)
1866 - Agapito Fernández Somellera (1826-1881)
10 Hijos entre 1867-1881
Francisco Martínez-Negrete Alba
(1848-1912)
1868 - María del Refugio Cortina
Santana (1849-?)
8 Hijos entre 1869-1884
Francisco Martínez-Negrete Alba
(1848-1912)
1898 - Rosario Morfín Miramontes (1865-1955)
Sin hijos
* Enviudó en 1 año
** Segundas nupcias
GÓMEZ PRIETO, J. Elaboración propia a partir de Geneanet.org
A sus 6 hijas las casó con comerciantes españoles de Guadalajara, de forma que
dio origen a una red de parentesco y clientela familiar con al menos 3 de las mejores familias del lugar.
María Ignacia Martínez-Negrete Alba, la mayor, casó en 1853, a los 17 años
con el balmasedano Pío Bermejillo Ybarra que tenía a la sazón 23 años. Tuvieron
11 hijos en 23 años.
María Dolores Martínez-Negrete Alba, casó a los 21 años con José María Bermejillo Ybarra, de 22 años y hermano de Pío y también de Balmaseda. Tuvieron
15 hijos en 24 años.
Lorenza Martínez - Negrete Alba, casó a los 25 años con Agapito Fernández
Somellera, (Limpias, Cantabria, 1826), que tenía 36 años. Murió Lorenza prematuramente sin hijos.
- 296 -
Francisca Martínez-Negrete Alba, de 20 años, casó con su cuñado viudo Agapito Fernández Somellera. Tuvieron 10 hijos en 14 años
María Josefa Martínez-Negrete Alba, casó a los 24 años, con Justo Fernández
del Valle Álvarez, (Grases, Villaviciosa, Asturias, 1841) de 24 años. Tuvieron 13
hijos en 18 años.
Rosalía Martínez-Negrete Alba, casó a los 16 años con Manuel Fernández del
Valle (Grases, Villaviciosa, Asturias, 1835), su cuñado, de 25 años. Tuvieron 15
hijos en 24 años.
Eustaquio Martínez-Negrete Alba. Murió con 7 años.
Francisco Martínez-Negrete Alba, casó a los 20 años con María del Refugio
Cortina Santana, de 19 años, de familia criolla originaria de Cantabria. Tuvieron
8 hijos en 15 años.
Francisco enviudó después de 1884, y volvió a casarse ya con 50 años, con María del Rosario Morfín Miramontes, de 33 años y no tuvieron hijos. (10) Ver
en Apéndice Documental Capítulo 14. Cuadro Geneanet de Francisco MartínezNegrete y Ortiz de Rozas.
Por tanto, las cuatro familias (Martínez - Negrete, Bermejillo, Fernández del Valle y Fernández Somellera), crearon poderosos lazos de sangre: todos eran cuñados y sus hijos eran primos. En nuestra opinión, es de todo punto impresionante
el hecho de que Francisco Martínez - Negrete, en el espacio de 32 años, llegase a
tener a su alrededor, 13 hijos y 72 nietos. También el poder familiar y la influencia económica que pudo llegar a alcanzar, con su política matrimonial dentro de
la élite comercial española en la ciudad tapatía. También cabe preguntarse qué
hubiera conseguido en su vida Martínez - Negrete, si hubiera permanecido en su
villa natal de Lanestosa.
El patrimonio de la familia Martínez - Negrete
Francisco Martínez - Negrete y Ortiz de Rozas fue socio de José Palomar y Rueda
para la fundación de la fábrica de Atemajac llamada también “La Prosperidad
Jalisciense” y de la fábrica de papel de El Batán. Creó asimismo la compañía de
tranvías de tracción animal de la ciudad de Guadalajara y fue tesorero en la construcción de la Penitenciaría de Escobedo, en donde hoy se encuentra el Parque de
la Revolución.
- 297 -
Martínez - Negrete era propietario además de varias Haciendas, entre ellas “La
Labor” de Tepic, Estado de Nayarit, “El Castillo” en Juanacatlán, Jalisco, y la
“Hacienda de Buenavista”, actualmente Vista Hermosa de Negrete, Estado de
Michoacán.
La Hacienda de “El Castillo” contaba con 12.349 hectáreas de terreno. Francisco
trasladó peones a un área llamada “Los Capulines”, a unos cuantos metros del
margen izquierdo del río Grande de Santiago, cerca de la caída de agua de El
Salto de Juanacatlán (11), los cuáles construyeron casas de adobe y madera de
tule, además de corrales de adobe y ladrillos para almacenar la cosecha y sus
instrumentos de labranza. En canoas cruzaban el río para llegar al pueblo de Juanacatlán que era jurisdicción de Zapotlanejo, para hacer sus compras y recibir los
servicios espirituales.
Al margen izquierdo del río Grande de Santiago, cerca de la caída de agua se
instaló un molino o trapiche movido por fuerza animal y se canalizó el agua para
regar los surcos de caña. Ya terminado el producto se transportaba a Guadalajara
en carretas tiradas por yuntas de bueyes. Se sembraba caña, garbanzo y alfalfa;
a dicho lugar se le empezó a llamar la Hacienda “El Molino”. Las Haciendas de
“El Castillo”, “La Azucena” y “El Molino”, en lo que hoy es el municipio de
El Salto, Jalisco, formaban un solo latifundio del que era propietario Francisco
Martínez - Negrete.
Tanto el padre Francisco Martínez-Negrete Ortiz de Rozas, como el hijo, Francisco Martínez-Negrete Alba, fueron empresarios de éxito; pero si el éxito se mide
por la acumulación de capital, el padre, partiendo de casi nada, hizo una fortuna
que llegó a sumar 586.000 pesos, una cantidad muy importante si se compara con
las fortunas que otros miembros de la élite tapatía llegaron a acumular.
El éxito de su hijo Francisco Martínez-Negrete Alba fue mayor, pues de un
capital inicial de 710.000 pesos que heredó de su padre, llegó a acumular una
fortuna de 1.582.814 pesos, es decir, duplicó su caudal. Pero -siempre existe un
pero- casi todo lo debía. Según sus inventarios en 1901, su pasivo ascendía a
1.309.593 pesos, lo cual se tradujo finalmente en una catastrófica quiebra para la
familia Martínez-Negrete. (12)
Como hemos visto, los vínculos inter familiares entre los Martínez-Negrete, los
Fernández del Valle, los Fernández Somellera y los Bermejillo constituyeron el
sólido capital de dichas familias. Mediante aquellos se intercambiaban favores,
lealtades y bienes materiales e inmateriales, que redundaban en beneficios para
- 298 -
todas las familias e individuos involucrados en la red.
14.3.- La familia Bermejillo en México
Los Bermejillo habían nacido todos en la villa de Balmaseda, en las Encartaciones de Vizcaya. Es esta una zona de transición entre el País Vasco y Cantabria por
el lado occidental; y entre la depresión vasca y la subida a la submeseta norte por
el lado meridional. Como ya vimos en el capítulo 1, la villa se ubica en el límite
entre Vizcaya y las tierras de Burgos, habiendo sido durante varios siglos una
villa-mercado con una economía saneada y constante movilidad de gentes. (13)
La idea tan manida, de que el siglo XIX fue una centuria que marcó el retraso
español frente a Europa, se convierte en una realidad palpable para Balmaseda,
y así las curvas demográficas reflejan una situación que semejará a las crisis del
siglo XVII. Desde el punto de vista poblacional, el siglo XIX fue un siglo de
muerte y desolación, siendo especialmente crítico el período comprendido entre
1793 y 1890; y sobre todo las cinco etapas bélicas -con sus difíciles postguerras- que entre 1794 (Guerra de la Convención) y 1874 (Tercera Guerra Carlista),
asolaron la villa. El suceso más severo de esta época fue el incendio que provocaron las tropas francesas: en noviembre de 1808, Balmaseda ardió por los cuatro
costados durante la Guerra de la Independencia. (14) Ver también el Capitulo 1
de este libro.
Con esta situación secular no era nada extraño el fenómeno de la emigración de
los balmasedanos hacia América. Según expresión frecuente de la época, “poco
futuro se percibía”. Por todo ello el número de emigrantes de la villa fue muy
importante, como se puede observar en la lista, forzosamente incompleta, que
aparece en el apéndice final de este libro.
Y ahora volvamos con la familia Bermejillo Ibarra, cuyos 4 hijos partieron hacia
el Nuevo Mundo, en tanto que sus padres y hermanas se quedaban en Balmaseda.
Ya hemos visto cómo dos de ellos, Pío y José María, entran en el entorno familiar
y económico de Francisco Martínez-Negrete padre.
Poco a poco, los yernos se incorporan a los negocios de la familia; tanto que,
en 1862, Manuel Fernández del Valle y José María Bermejillo pasan a formar
parte como socios de la Casa Comercial Martínez-Negrete y Cía. Entre todos
fueron adquiriendo propiedades rústicas y urbanas, que les servían de aval para
la petición de créditos. Además de comerciantes, se convirtieron en industriales
textiles mediante la compra de fábricas en apuros o provenientes de herencias.
También de fábricas de jabón, harina, aceite y hasta refrescos. (15)
- 299 -
Con los ingresos formaron grandes capitales, en base a los cuales se fueron convirtiendo en prestamistas, de tal manera que ayudaban a instituciones y altos
cargos del Gobierno cuando lo necesitaban. Y por ello eran protegidos por las
altas esferas. Los préstamos también se hacían a los particulares, con preferencia a los pequeños comerciantes; y no puede hablarse de usura, puesto que aún
no existían los Bancos oficiales y ellos ejercían esa labor. Cierto es que con los
morosos irrecuperables, se fueron haciendo con propiedades de todo tipo que
asentaron aún más su fortuna y poder.
LOS CUATRO HERMANOS BERMEJILLO IBARRA EN MEXICO
NOMBRE
NAC
EN MÉXICO
CASAMIENTO
FALLECIMIENTO
1.- Eugenio Bermejillo Ibarra
1815
1838
1845
1858
2.- Pio Bermejillo Ibarra
1820
1848
1853
1882
3.- Nicolas Bermejillo Ibarra
1830
1848
--
1856
4.- Jose María Bermejillo Ibarra
1839
1858
1861
1904
GÓMEZ PRIETO J. Elaboración propia. Fuente: Geneanet.org
El apellido Bermejillo tuvo su casa solar en el barrio homónimo de Güeñes, en
las Encartaciones de Bizkaia. De allí pasó a Balmaseda, donde aparece ya en Partidas de Bautismo, en la iglesia de San Severino desde principios del Siglo XVII.
Si bien utilizando distintas grafías según las partidas: Bermejillo, Bermegillo,
Vermegillo, Vermejillo.
En cuanto a los ascendientes de los Bermejillo Ibarra en Balmaseda, aparece
José de Bermejillo y las Rivas como nacido en esta villa en 1733, y su hijo mayor
Rafael Bermejillo y Zubiaga en 1765 (16). Su primogénito fue Cosme Antonio
de Bermejillo y Machín que, aunque nacido en Balmaseda, bautizado en San Severino un 28 de septiembre de 1796, era residente en Burgos, por lo que llegó a
presentar su Información Genealógica ante el Teniente Corregidor de Balmaseda
en el año 1815. Y lo hizo porque un año antes -3 de octubre de 1814- se había
casado en San Severino, con María Bonifacia de Ibarra y Gorrita, natural de la
villa, bautizada en la misma parroquia un 14 de mayo de 1795, siendo ambos
contrayentes de 18 años de edad.
Cosme y Bonifacia venían los dos de familias pródigamente numerosas y por
ello, parece casi lógico que tuvieran 11 hijos nacidos entre 1815 y 1839, es decir
en un período de 24 años. De ellos 6 fueron varones, tal y como vemos en el
apéndice documental, aunque Pedro y José murieron muy jóvenes.
Ver en Apéndice Documental Capítulo 14.
Cuadro Geneanet
- 300 -
Con Eugenio Bermejillo Ibarra comienza la saga de esta familia en tierras
mexicanas. Este primogénito fue el primero en emigrar en el año de 1838 con
23 años y a él le siguieron Pío y Nicolás en 1848, siendo el último José María en
1858. Todos ellos se casaron en México con jóvenes criollas. Las demás hermanas, Melchora Antonia, Estefanía, Catalina, Paula e Hipólita, se habían quedado
en Balmaseda con sus padres, Cosme y Bonifacia. Más tarde la hermana mayor
Melchora Antonia, se casó en 1840 en Balmaseda con Alejandro Arena Ribas;
de los 10 hijos que tuvieron, los varones Benito, Marcos y Pío Arena Bermejillo,
emigraron también a México, probablemente llamados por sus tíos maternos los
Bermejillo. Es muy posible además que el primero de ellos, Benito, que en 1858
tenía 17 años, se marchase ese año con su tío José María.
Es probable que Eugenio estuviera relacionado con la minería de cobre, ya que le
encontramos casado el 3 de febrero 1845, en la localidad minera de Santa Clara
del Cobre, en la región del Lago Pátzcuaro en el Estado de Michoacán, con María
de Jesús Menocal Solórzano, nacida en la villa de Pátzcuaro, con antepasados
cubanos llegados de la isla caribeña a Nueva España en el siglo XVIII.
Eugenio, fue por tanto, el pionero de esta saga cuyos descendientes, en la segunda generación ya no nacieron en Balmaseda, sino en México, Madrid e incluso
San Sebastián; pero, a los que citaremos, pues realizaron excelentes matrimonios
y consiguieron buenos patrimonios.
A través de las actas notariales mexicanas sabemos que Eugenio y Pío Bermejillo Ibarra trabajaron juntos entre 1850 y 1854, en el negocio familiar que luego
veremos. Al parecer por problemas de salud, Eugenio regresó a España en 1854,
radicándose en Bilbao, donde nació su última hija, y posteriormente en Madrid,
donde falleció, cuatro años más tarde, en 1858, a los 43 años. Pío quedó al frente
de todos los negocios en suelo mexicano (17), con la ayuda de su hermano Nicolás, que estaba en México desde 1848.
La tragedia de la hacienda de San Vicente Zacualpan
De las vivencias que Pío Bermejillo tuvo en tierras mexicanas, seguramente ninguna tuvo el dramatismo de la tragedia que afectó a la familia por los sucesos
acaecidos a finales de 1856.
Por esos años la explotación y administración de haciendas y ranchos por los
españoles, muchos de ellos de origen vasco navarro, generó tensiones en su contra, por parte de pobladores locales tradicionales. Cada propietario pedía ayuda
a dueños de Haciendas próximas, como era normal en las relaciones entre ellos.
- 301 -
Pero en enero de 1855, se produjeron distintos robos y saqueos que estaban relacionados con la orden del líder mexicano del sur, Juan Álvarez, de “fusilar a todos
los españoles”, en el contexto de los violentos levantamientos militares contra
el dictador Antonio López de Santa Anna, que protegía a los colonos españoles.
Algunos hacendados fueron asesinados y los campesinos incendiaban los campos
de caña, las tiendas, etc. Llegó a crearse un ejército privado de los hacendados,
para su defensa, que incluso perpetró alguna matanza. Para los campesinos, estos
agravios fueron generando una especie de “odio racial”, que podía explotar en
cualquier momento.
En 1856, Pío Bermejillo era dueño de las fincas de San Vicente Zacualpán, Dolores y Chinconcuac que había comprado 3 años antes, para la plantación de
caña y producción de azúcar. De las tres, la más importante era la Hacienda San
Vicente Zacualpán, ubicada en lo que hoy es el municipio de Emiliano Zapata,
muy cerca de Cuernavaca, capital del Estado de Morelos. Su hermano Nicolás,
que la administraba, tuvo diferencias con un arrendatario suyo, llamado Trinidad
Carrillo, que criaba ganado vacuno en fincas próximas. Este ganado invadió la
Hacienda San Vicente, y produjo daños en la plantación de caña. Los Bermejillo,
en consecuencia, le suspendieron el contrato de arrendamiento, de lo cual Trinidad juró vengarse uniéndose para ello a unas partidas de 30 malhechores que
había por la zona.
Las tres Haciendas fueron asaltadas pero los sucesos más graves ocurrieron en la
de San Vicente. Con engaños y traiciones los asaltantes entraron en la Hacienda
y en la mañana del 18 de diciembre de 1856, asesinaron a sangre fría, tanto a
Nicolás, que entonces tenía 26 años, como al joven de 15 años Juan Bermejillo
y otros tres españoles empleados en la finca, acribillándolos a balazos y robando
además mucho dinero de la Hacienda. Afortunadamente Pío no estaba esa noche
en San Vicente, y gracias a ello pudo salvar la vida. El mismo Pío trasladó los
cadáveres de sus familiares y empleados a Cuernavaca, donde fueron enterrados.
El suceso conmocionó a toda la nación, e incluso tuvo repercusiones políticas
importantes. Como consecuencia de este acontecimiento luctuoso, el gobierno
español rompió relaciones diplomáticas con México, por entender que el nuevo
gobierno liberal alentaba el odio contra los hacendados españoles.
A los 20 años del suceso, en 1876, Pío Bermejillo hizo levantar un monumento
conmemorativo en los jardines del atrio de la Catedral de Cuernavaca, donde
figuran los nombres de Nicolás y Juan Bermejillo, Ignacio Tejera, Víctor Allende
y León Aguirre y la fecha 18 de diciembre 1856. R.I.P. (18).
- 302 -
Monumento a los asesinados en la Hacienda de San Vicente. En Cuernavaca
Acto de ejecución de los asesinos de la Hacienda de San Vicente
14.4. - La casa comercial “Bermejillo y Cía”
Entre los años de 1840 a 1854 Eugenio estaba al frente de la dirección y administración de la empresa “Bermejillo y Cía.”. En 1854, como ya hemos visto,
Eugenio regresa a España y Pío pasa a desempeñar el mando de la empresa familiar; posteriormente, cuando Pío regresa a Madrid, José María se incorpora a la
dirección general.
- 303 -
Pío Bermejillo Ibarra había nacido en Balmaseda en Julio de 1820. Era una
persona de arranque y con carácter que, sin duda, estaba dispuesta a hacer fortuna en América; y mucho más en una sociedad como la que se ha descrito en el
capítulo 12.
Había llegado a México hacia 1848 y estuvo a cargo de la empresa hasta finales de la década de los setenta; durante el Porfiriato, fue uno de los accionistas
implicados en la creación del Banco Nacional Mexicano y más tarde del Banco
Mercantil Mexicano.
A su regreso a España aún pudo desarrollar una breve carrera política como Diputado (19). También invirtió una parte de su capital mexicano en acciones del
Banco de España donde llegó a ser Consejero. Pío murió en 1882. Sus restos mortales reposan en la Sacramental de San Isidro, donde se erigió el panteón familiar,
proyectado por el arquitecto Isaac Rodríguez Avial. (20)
Por su parte, su hermano José María se hizo cargo de la dirección de la empresa
desde 1880 hasta la fecha de su muerte en Ciudad de México, en el año 1904.
Ver en Apéndice Documental Capítulo 14.
Cuadro Geneanet
Los Bermejillo empezaron sus actividades hacia 1838, con la llegada del hermano mayor, Eugenio, cuando la firma mercantil estaba ubicada en la Ciudad de
México. Se dedicaba a la compraventa de productos de abarrotes (jamones, vino
tinto, chiles, etc.), tanto mexicanos como españoles, a la exportación de azúcar y
a la importación de azogue, o mercurio que se usaba en las minas de plata.
Con los beneficios del negocio, fueron obteniendo los recursos que proporcionaban una liquidez suficiente para comenzar con la compra y venta de bienes raíces,
que les fue permitiendo a su vez otorgar préstamos a los particulares e incluso al
gobierno mexicano. Con las ganancias, resultado de esa actividad de prestamistas, pudieron invertir en otros sectores de la economía. Por eso no es de extrañar
su participación en la industria, la minería, la agricultura, los transportes, etc.
Las casas comerciales de ese momento, generalmente, actuaban bajo las mismas reglas del mercado, es decir, otorgaban créditos comerciales con una tasa
de interés que oscilaba entre el 6% y el 24% anual. Las sumas prestadas a los
particulares se garantizaban a través de la hipoteca de activos como eran casas
habitacionales, casas para uso comercial, haciendas, fábricas, acciones, valores o
bienes producidos. Si el deudor no lograba pagar la deuda total, capital más inte- 304 -
reses, en el plazo de tiempo previamente determinado, el prestamista tenía todo
el derecho de apropiarse del bien hipotecado. Los bienes obtenidos a partir de las
hipotecas, eran arrendados o vendidos, por encima de su valor de adquisición,
lo que generaba ganancias al prestador. En el caso de los créditos otorgados al
gobierno, éstos se registraban con una tasa de interés anual del 24% a través del
uso de los instrumentos de la deuda pública.
Es la historiadora Bárbara Tenenbaum quien señala que los comerciantes-prestamistas, no sólo le otorgaron recursos al gobierno para los gastos de la administración pública, sino que también se dedicaron a construir caminos, medios de
transporte y a invertir en las actividades estratégicas de la economía mexicana,
como fueron la industria, la minería y la agricultura. “En general, prefirieron reinvertir en México a pesar de las invasiones, de la constante inestabilidad política,
de la inseguridad general, de una infraestructura en deterioro y anticuada, y de los
sucesivos gobiernos inestables”. (21)
La firma mercantil “Bermejillo y Compañía” fue una de las más activas durante el período de estudio. Por cuestiones de espacio, sólo mencionamos algunos
ejemplos en los que se ilustra perfectamente su labor de prestamistas. Así el 31 de
julio de 1851 se concedió un crédito por 600.000 pesos a los hermanos Cayetano
y Francisco Rubio y a Fernando Collado, para que estos pudieran continuar sus
labores comerciales. El préstamo se otorgó con una tasa de interés del 6% anual,
con hipoteca de una casa ubicada en Querétaro. El plazo del mismo fue de un año
y cuatro meses.
En el caso de los recursos dirigidos al gobierno, vemos cómo en el período de
1854 y 1855, ante la necesidad de fondos monetarios y a fin de hacer frente al
ejército liberal de Juan Álvarez, el gobierno conservador de Antonio López de
Santa Anna solicitó un empréstito a los principales comerciantes de la ciudad de
México. La Casa “Bermejillo y Compañía” le prestó 45.000 pesos.
Podemos observar la manera en que la firma Bermejillo actuaba como prestamista. Las sumas de capital más altas eran dirigidas a los particulares, mientras que
al gobierno en turno le concedía menores cantidades. Es posible que esto se debiera a que prefería arriesgar mayores montos de capital, con aquellos deudores
que podían garantizar el pago, a través de la hipoteca de bienes urbanos, rurales,
acciones, bienes de producción o diversos valores. Con ellos siempre podían cobrar pero, en cambio, con un gobierno que estaba tan endeudado, a los hermanos
Bermejillo les parecía mucho más difícil poder cobrarle la deuda.
- 305 -
Por su parte, durante once años (1862 a 1873), otro de los hermanos Bermejillo, el
más joven, José María, había trabajado al lado de su suegro en la firma “Francisco Martínez-Negrete y Compañía”. Recordemos que Martínez-Negrete era uno
de los empresarios más ricos de la región del occidente de México y una vez que
José María contrajo nupcias con María Dolores Martínez-Negrete Alba, su hija,
el comenzó a trabajar con dicha familia. El objetivo principal de la casa eran las
actividades financieras, por lo que lograron extender sus redes económicas desde
el Bajío, la región geográfica, histórica y económica del Centro Norte-Occidental
de México, hasta el Noroeste en el Estado de Sinaloa.
De esta forma, las familias Bermejillo Ibarra y Martínez-Negrete tenían una participación significativa en el mercado financiero mexicano, destacando las regiones del centro y occidente de la República. Por lo que podemos comprobar que su
unión familiar fue la base para la construcción de una gran red económica, como
ya hemos comentado en el punto 14.2.
Otro de los negocios que llamaron la atención de la “Casa Bermejillo”, fue el de
las Compañías de Seguros. El 8 de enero de 1865, Pío Bermejillo junto con los
empresarios y financieros Cayetano Rubio, Vicente Escandón, Germán Landa, R.
Rincón Gallardo y Rosendo Prada formaron “La Previsora” y “La Bienhechora”, dos compañías de seguros mutuos contra incendios y de vida. Esto muestra
su interés por diversificar sus inversiones, dentro de las actividades financieras
que ya venían emprendiendo desde tiempo atrás. Además si el gobierno les solicitaba préstamos, para solventar los gastos de guerra, esto indica sin ninguna duda,
el importante papel que jugaron comerciantes-prestamistas como los Bermejillo,
en la economía mexicana. (22)
Hacendados azucareros e industriales textiles
Como muchos otros comerciantes-prestamistas, la familia Bermejillo e Ibarra no
sólo se limitó a las actividades mercantiles y financieras, sino que participaron en
otros sectores de la economía mexicana, como fueron la agricultura y la industria.
Esto pudieron realizarlo como ya hemos visto gracias a las ganancias que obtuvieron con su labor de comerciantes y prestamistas, lo que les permitió tener una
capacidad de liquidez tan necesaria en esos momentos.
Primeramente, Pío Bermejillo tuvo la oportunidad de invertir en Haciendas azucareras. En abril de 1853 compró a Anacleto Polidura, hacendado oriundo de
Santander (1822), las fincas de San Vicente, Dolores y Chinconcuac, ubicadas
en las proximidades de Cuernavaca, capital del Estado de Morelos. Anacleto las
- 306 -
vendía en representación de su esposa Josefina Eguía Yoanni; los padres de esta
última, por cierto, Agustín Eguía y Justa Yoanni, se habían casado en Balmaseda
en 1825.
Las propiedades adquiridas constaban de edificios, ganado, tierras, derechos de
agua, aperos, maquinaria para moler azúcar y demás existencias necesarias para
realizar la producción. La transacción se realizó por importe 340.359 pesos, de
los cuales 275.349 había que entregar para cubrir una serie de gravámenes y el
resto se pagarían al señor Polidura y a su esposa en partes iguales, con una tasa
de interés del 6%. Eugenio Bermejillo actuó como fiador para garantizar el pago
restante. (23)
Así, Pío Bermejillo se convirtió en uno de los hacendados azucareros más importantes de la región de Morelos y formó parte de una nueva generación de empresarios agrícolas, que buscaban la reactivación del campo. Esto era a través de la
implementación de medidas modernas, como fueron la disminución de costos a
través de la concentración de la tierra, centralización de los ingenios azucareros,
cambios en la forma de producción, control de la mano de obra e introducción de
tecnología.
Según la historiografía mexicana, en las décadas de los sesenta y setenta, las
Haciendas azucareras de Pío Bermejillo, junto con las de Isidoro de la Torre y la
familia Ycazbalceta, fueron de las más productivas. Éstas se insertaron en una
fuerte competencia por el mercado, contra otros productores azucareros de Puebla, Veracruz y Michoacán.
Pío Bermejillo también dirigió sus inversiones al sector industrial, en particular
a la rama textil. En 1864 compró al empresario vasco Tomás Carrera la fábrica
“La Magdalena Contreras”, ubicada a lo largo del río Magdalena, en los pueblos de Contreras, San Jacinto, Puente Sierra y Tizapán, en el valle de México.
Su producción principal eran los hilados y tejidos, y sus orígenes databan del
siglo XVI, cuando se iniciaron las primeras tareas artesanales para la confección
de telas. (24)
La manera en cómo Bermejillo adquirió la fábrica nos muestra el modo de operación de este comerciante-prestamista, ya que la obtuvo por debajo de su valor
real. Al momento de la venta la propiedad estaba valorada en 300.00.00 pesos.
Sin embargo, la adquirió por 266.000 pesos, y con muchas facilidades, pues los
pagos que realizó fueron muy cómodos, siendo una pequeña cantidad inicial al
contado y el resto en tres plazos, entre 1864-1867, al 6 % de rédito.
- 307 -
Estas facilidades se dieron porque sus antiguos propietarios se encontraban arruinados y la fábrica presentaba graves problemas financieros, que le impedían seguir trabajando. Sus dueños anteriores, Tomás Carreras y Pedro Pasalagua, habían
contraído varias deudas con la casa comercial “Barrón, Forbes y Compañía”, con
el “Banco de Londres, México y Sudamérica” así como con otros prestamistas,
para poder comprar maquinaria y echar a andar la producción. Sin embargo, los
costos eran mayores que las ganancias y prácticamente tuvieron que rematar la
fábrica. Esta fue una excelente oportunidad de inversión para Bermejillo, pues de
esta manera pudo acceder a una nueva actividad y convertirse así en empresario
industrial. (25)
“La Magdalena Contreras” registró importantes niveles de producción durante
el tiempo que estuvo bajo la administración de Pío Bermejillo. Esto sin duda
fue posible gracias al respaldo financiero que tenía su dueño, como comerciante
y prestamista. Por ejemplo, en 1879 la fábrica ocupó el segundo lugar nacional
de producción de tejidos de lana y algodón. El primer lugar lo tenía la compañía
“Hércules”, ubicada en Querétaro.
14.5.- Pío y José María Bermejillo: el éxito empresarial
Poco a poco, y gracias a las utilidades obtenidas en el comercio y el préstamo, los
Bermejillo invirtieron en otros sectores de la economía tales como la industria, la
agricultura, la minería, la banca y los servicios.
A pesar de su éxito económico, Pío Bermejillo conoció también el fracaso en
algunos negocios. Así sucedió por ejemplo, cuando aprovechando la Ley de Desamortización de Lerdo de Tejada en 1856, compró bienes urbanos que pertenecían a la Iglesia, pero poco después se vio obligado a devolverlas al Estado, con
la ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, promulgada por el Gobierno
de Benito Juárez de 1859, perdiendo con ello importantes cantidades de dinero.
Como ya hemos mencionado, mientras Pío Bermejillo se encargaba de la dirección y administración del negocio familiar, su hermano, José María, trabajaba
al lado de su suegro Francisco en la casa comercial de éste en Guadalajara, la
“Compañía Martínez-Negrete”. Durante los 11 años que trabajaron juntos José
María pudo adquirir la experiencia y los recursos económicos necesarios para el
buen desarrollo de sus propios negocios.
Alrededor de 1880, Pío Bermejillo decidió regresar a España. En Madrid desarrolló una breve carrera política, como diputado, bajo el reinado de Alfonso XII
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(ver Nota 19). También invirtió parte de su capital, hecho en México, en acciones
del Banco de España. Pío Bermejillo puede ser definido como un empresario
dinámico y versátil, que diversificó su capital en diferentes sectores de la economía mexicana y española, como fueron el comercio, el préstamo, la industria, la
banca, los servicios y la agricultura. El mayor éxito económico de Pío Bermejillo
en México fue su labor de prestamista, ya que gracias a los créditos que concedió,
su casa mercantil se convirtió en una de las principales proveedoras de recursos
financieros al gobierno mexicano y a la economía en su conjunto. Pío murió en
1882, recién cumplidos los 62 años. (26)
Ver en Apéndice Documental Capítulo 14.
Cuadro Geneanet
La Hacienda “El Castillo” en El Salto de Juanacatlán
En 1875 Dolores Martínez-Negrete Alba, esposa de José María Bermejillo e Ibarra, adquiere de su padre Francisco Martínez-Negrete Ortiz de Rozas y de Valente Quevedo por herencia y venta respectivamente, la Hacienda “El Castillo”,
ubicada en el Salto de Juanacatlán, en Tonalá, Jalisco, no lejos entonces y hoy
integrado dentro del Área Metropolitana de Guadalajara, capital del Estado.
En la Hacienda “El Castillo”, Dolores Martínez-Negrete, instaló una fábrica de
tequila, pues en aquellos tiempos la mayoría de las Haciendas se dedicaban a esta
actividad.
Pocos años después, José María Bermejillo decidió cultivar trigo y le encargó
a Eduardo Collignón la construcción en el margen izquierdo del río Grande de
Santiago, un edificio en el cuál instaló un molino de harina llamado del “Sagrado
Corazón”, además de levantar casas para sus trabajadores. Era tal su entusiasmo
por el molino, que decidió construir una Hacienda cerca de éste, de dos niveles y
con vista a la preciosa cascada de El Salto, y a la que llamó “Jesús María”.
Dentro de la Hacienda estaba la casa grande, edificio de dos pisos, construido a
unos 60 metros después de la caída de agua, y que era la residencia de la familia Bermejillo Martínez-Negrete. Contaba con amplios corredores, espaciosas y
confortables habitaciones, y un estratégico mirador protegido y enverjado para
admirar la cascada; también fue construida una capilla, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y cuyo primer capellán fue Timoteo Martín del Campo. Al poniente sobre la calle se encontraba un jardín y la residencia para visitas, la casa del
administrador y las casas de los peones.
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La Fábrica de Hilados y Tejidos “Río Grande”.
El 15 de mayo de 1888 el tren había llegado a Guadalajara, y poco después de haberse construido la estación en el “El Castillo”, el molino quedó comunicado con
la estación por tranvías de mulas, aunque posteriormente José María Bermejillo
compró una locomotora.
Francisco de Jesús Martínez-Negrete Alba le compró a su hermana María Dolores unas hectáreas cercanas a la nueva Hacienda “Jesús María”, con el objeto de
construir la Fábrica de Hilados y Tejidos “Río Grande”, que comenzó a edificarse
en 1889.
El 17 de mayo de 1896 comienza a trabajar la Fábrica de hilados y tejidos “Río
Grande”, con la razón social de “Compañía Industrial Manufacturera”. Este es
uno de los últimos proyectos industriales del siglo XIX en Jalisco, llegando gente
de muchas partes de la República Mexicana. La colonia industrial formaba un
sistema cerrado aislado del exterior por murallas y cercas donde convergían y se
fusionaban: la fábrica, el lugar de trabajo con todas sus instalaciones y la colonia
con todos sus servicios, donde coexistían obreros, empleados y patrones con sus
respectivas familias.
En 1904 se declara en quiebra la fábrica textil “Río Grande”. La deuda contraída
con el Banco de Jalisco para la construcción empezó a ser una carga, y para 1905
es rematada a los franceses Cuzin, Fortuol Bec, Lebré y Brun dueños de casas
comerciales que impulsarían la industria textilera en El Salto.
La Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Guadalajara
El 18 de julio de 1892, ante el notario Emeterio Robles Gil, los Sres. José María
Bermejillo y cuatro socios más, se integran en una sociedad con el nombre de
“Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Guadalajara, S.A”. La Compañía haciendo uso de la concesión otorgada por la Secretaría de Fomento para el agua,
edifica a corta distancia de la caída de agua de El Salto de Juanacatlán, una casa
de máquinas para instalar tres turbinas “Loffer”, las cuales movían cuatro generadores de corriente directa cada una de las cuales alimentaban lámparas de arco
en serie para el alumbrado público de Guadalajara. Se puso en marcha el 24 de
junio de 1893.
Este hecho convierte a la “Compañía de Luz y Fuerza Motriz, S.A” y a su planta
de El Salto, en la primera Hidroeléctrica para el servicio público de la República
Mexicana y la primera de este tipo en América, pues la instalada en las Cataratas
del Niágara en el Estado de Nueva York, se puso en marcha dos semanas después.
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Y la segunda en el mundo, puesto que en Inglaterra existía otra que la superaba
en potencia. (27)
José María Bermejillo Ibarra, por tanto, se convirtió en el nuevo líder de la
familia Bermejillo cuando dejó el puesto su hermano. De 1884 a 1904 se hizo
cargo de la gerencia de la firma Bermejillo, la cual representaba también, los
intereses de sus sobrinos, los hijos de Pío. La labor empresarial de José María se
caracterizó por su marcado interés en la minería mexicana. Durante su administración, la Casa Bermejillo otorgó diversos créditos a diferentes compañías mineras. Su participación en dicho sector lo convirtió en uno de sus representantes en
la Comisión Monetaria de 1903, la cual tenía el objetivo de estudiar las posibles
consecuencias de la adopción del patrón oro sobre la economía mexicana.
José María Bermejillo puede ser considerado como un empresario innovador,
debido a que accedió a un nuevo mercado, el de la industria eléctrica de Guadalajara, gracias al buen uso que le dio a los recursos naturales que se encontraban
en su Hacienda, de la cual era propietario junto con su esposa.
También fue miembro de diferentes asociaciones españolas en México, como
El Casino Español y la Cámara de Comercio Española. Estos eran espacios
idóneos donde se podía acceder a la información del mercado, entablar nuevas
relaciones económicas y diseñar nuevos proyectos de inversión, en el Casino
Español no sólo se congregaban los miembros más distinguidos de la colonia española, sino también los miembros de la elite económica de la ciudad de México.
Esta institución tenía una estrecha relación con el presidente Porfirio Diaz y su
gobierno.
De hecho, familias como la de los Braniff, los Scherer, los Pimentel y Fagoaga,
los Escandón, además de personajes notorios como Pablo Macedo y Luis Barroso
Arias, que se encontraban muy cercanos al Presidente Porfirio Díaz y a José Yves
Limantour, Secretario de Hacienda y Crédito Público, formaban parte de la red
de negocios de José María Bermejillo.
Con Thomas Braniff por ejemplo, compartió labores en la Junta Calificadora para
el pago de impuestos de la industria textil. Más adelante los Braniff unieron lazos
familiares con los Bermejillo, cuando Lorenza Braniff, hija de Thomas, se casó
en 1909 con Luis Bermejillo Martínez-Negrete, marqués de Mohernando, hijo de
Pío Bermejillo Ybarra. (28)
Por todo ello se puede concluir que la creación y consolidación de las redes familiares y económicas de los Bermejillo en México, muestran la buena integración
de esta familia en tierra mexicana.
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José María Bermejillo perteneció a la primera generación de banqueros de la
ciudad de México. No es difícil reconocer que muchos de los prestamistas de la
segunda mitad del siglo XIX, se convirtieron en los principales promotores de la
fundación de bancos a lo largo de todo el país. José María fue socio accionista
de los Bancos Nacional Mexicano y Mercantil Mexicano y del Banco Nacional
de México (29). También formó parte del consejo de administración de dichas
instituciones. De tal forma que se puede concluir que los hermanos Bermejillo
estuvieron en el centro del mercado financiero mexicano, ya sea como prestamistas o bien como banqueros. Además no es casual que al mismo tiempo que José
María canalizaba sus inversiones a la banca mexicana, su hermano Pío hacía lo
mismo en la banca española.
José María Bermejillo Ybarra murió en Ciudad de México en 1904, dejando una
cuantiosa fortuna de más de 3 millones de pesos a su esposa Dolores MartínezNegrete Alba, que le sobrevivió 25 años hasta 1929. Su hijo Andrés Bermejillo
Martínez-Negrete, quien trabajó a su lado desde muy joven, tomó las riendas del
negocio familiar, convirtiéndose así en el nuevo líder de la familia Bermejillo
en México.
14.6.- La segunda generación de los Bermejillo
La segunda generación de la familia Bermejillo no sólo heredó la fortuna económica, sino también las redes de parentesco y de negocios de la primera. Esta
nueva generación estaba conformada por:
1.- Los hijos de Pío Bermejillo:
Destacaron los tres últimos, Luis, Francisco Javier y María Emilia, básicamente
por sus relaciones familiares y de títulos. Pero fue Luis el que con su primo Andrés, hijo de José María, tomó las riendas de la nueva casa. Veamos sus familias.
• Luis Bermejillo Martínez-Negrete, Marqués de Mohernando (Ciudad de
México 1868-1928). Casado el 16 de diciembre 1909 con Lorenza Braniff Ricard (1882-1975).
• Francisco Javier Bermejillo Martínez-Negrete, Marqués de Bermejillo del
Rey (San Sebastián 1870 - Ciudad de México1949). Casado el 11 de enero
1894 en Sagrario - Ciudad de México, Distrito Federal con Julia Schmidtlein
García-Teruel (Ciudad de México 1873-1912).
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• María Emilia Bermejillo Martínez-Negrete (Ciudad de México 1872 Tánger 1944). Casada el 19 de septiembre 1891 en Madrid con Rodrigo Figueroa Torres, Duque de Tovar (Madrid 1866-1929).
2.- Los hijos de José María Bermejillo: sobresalió en especial
• Andrés Bermejillo Martínez-Negrete (Tlaquepaque, Guadalajara, Jalisco
1867). Casado el 4 de Julio 1891, en Sagrario - Ciudad de México con Guadalupe Cortina Cuevas (Ciudad de México 1869).
3.- Los hijos de Agapito Fernández Somellera, en especial Gabriel Fernández Somellera Martínez-Negrete. (Guadalajara, Jalisco 1870), Casado el 25 de
Abril de 1894, en Sagrario - Ciudad de México con Dolores Bermejillo Martínez-Negrete (Guadalajara, Jal. 1870).
Especialmente, estos cinco citados, tenían el compromiso de conservar el estatuto
de poder y riqueza que les habían legado sus padres, sino también el de mantener
y consolidar las redes empresariales y de parentesco en las que crecieron. De esta
forma, los Bermejillo entablaron vínculos de parentesco con miembros de la élite
española. Tenemos el caso de María Emilia Bermejillo, hija de Pío, quien contrajo nupcias con el duque de Tovar. Por su parte, una de las hermanas de Andrés,
Virginia, celebró un enlace matrimonial con el hijo del marqués de Valtierra.
Mientras que los hermanos Luis y Francisco Javier Bermejillo, hijos de Pío, recibieron los títulos nobiliarios de marqués de Mohernando y marqués de Bermejillo
del Rey, respectivamente, por parte del rey Alfonso XIII. Además Luis contrajo
nupcias con Lorenza Braniff hija del destacado empresario Thomas Braniff.
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Por su parte, Andrés Bermejillo, hijo de José María, se unió en matrimonio con
Guadalupe Cortina Cuevas, quien era hija de Francisco Cortina Icaza, miembro
de la elite económica y política de la Ciudad de México. También consolidó su
relación de parentesco con la familia Fernández Somellera. Esto se debió al enlace nupcial de Dolores Bermejillo, hermana de Andrés, con su primo Gabriel
Fernández Somellera, hijo de Agapito y de Francisca Martínez-Negrete. Por todo
ello, Gabriel y Andrés reforzaron su relación: eran primos, pasaron a ser cuñados
y además ambos eran socios en las empresas que habían sido de su abuelo Francisco Martínez-Negrete. (30)
Andrés se convirtió en el administrador de los bienes de su primo Luis Bermejillo, pues recordemos que éste radicaba en España. También fue el administrador
de las propiedades de su primo Fernando Fernández Somellera y el albacea testamentario de la madre de éste, Francisca Martínez-Negrete Alba.
En 1906, Luis y Andrés decidieron reorganizar el negocio familiar; Luis aportó
el 75% del capital mientras que Andrés el 25% restante. Los primos Bermejillo
decidieron que Andrés estaría al frente de la dirección y administración de la
empresa. Él sería el único responsable de las decisiones de inversión, de la organización de los recursos (humanos, naturales y financieros) y en general, del buen
desarrollo de la empresa.
Durante la administración de Andrés Bermejillo, la casa comercial continuó otorgando créditos a los sectores productivos, en especial a la minería. Bajo la coyuntura de la crisis monetaria de 1907-1909, la firma Bermejillo, nuevamente
se convirtió en la proveedora de recursos financieros para impulsar la actividad
económica de México.
Andrés, al igual que su padre y su tío, se caracterizó por diversificar su capital,
por lo que podemos considerarlo también como un empresario dinámico y versátil. Mostró interés en la industria eléctrica (Jalisco), la minería (en el centro y
norte del país), la especulación con bienes urbanos (en la Ciudad de México), el
comercio y el préstamo. Además de participar como socio accionista de dos empresas de tipo social: una escuela y un asilo.
A pesar del éxito económico que habían registrado los primos Bermejillo, en
1911 decidieron liquidar la casa comercial. Y esto coincidió con el fin del Porfiriato y el comienzo de la Revolución mexicana que generó una situación de incertidumbre política, económica y social que impactó negativamente sobre todos
los negocios.
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Finalmente se puede concluir que pese a los vaivenes políticos y económicos, el
mayor éxito de la Familia Bermejillo fue la permanencia de su Casa Comercial,
“Bermejillo y Compañía” como una de las principales firmas de la Ciudad de
México, durante por lo menos 60 años.
NOTAS
(1).- TENENBAUM, Bárbara.“Banqueros sin bancos: el papel de los Agiotistas en México (18261854)”. F.C.E. México. Año 1985, p.24.
(2).- LIDA, Clara E. “Una inmigración privilegiada. Comerciantes, empresarios y profesionales
españoles en México en los siglos XIX y XX”, México, Alianza, 1994, pp. 16-41.
(3).- Ibídem.
(4).- Denominada como “Tercera ley de Parkinson” que dictó en plan satírico, el historiador naval inglés Cyril N. Parkinson. Él aplicaba esta ley a la burocracia, la administración pública, las
grandes empresas y las grandes familias.
(5).- BALMORI Diana, “Las alianzas de familia y la formación del Estado en América Latina”.
México F.C.E. Año 1990.
(6).- MADOZ, Pascual. “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones
de Ultramar”. Tipografía de Madoz y Sagasti. Madrid 1845, 16 tomos. Tomo Vizcaya-Bizkaia.
p.126.
(7).- Ibídem. Aunque muy pequeña, Lanestosa era una villa de 2 calles alargadas y empedradas
y una plaza cuadrada con soportales, con Ayuntamiento, la parroquia de San Pedro y una fuente
pública, así como escuela de ambos sexos con 51 alumnos. Tenía voto en las Juntas de Guernica y
marcaba 24 Fogueras.
(8).- LIZAMA SILVA, Gladys. “Llamarse Martínez-Negrete. Familia, redes y economía en Guadalajara, México, siglo XIX”. Zamora. El Colegio de Michoacán. 2013, 394 pp.
(9).-https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es&n=martinez+negrete+ortiz+de+rozas
&oc=0&p=francisco.
(10).- LIZAMA, óp. cit.
(11).- Las Cataratas de Juanacatlán están situadas sobre el río Grande de Santiago, en el Estado
de Jalisco, en las cercanías de la ciudad de Guadalajara y a unos 15 km aguas abajo del importante lago de Chapala. Se ubican entre los municipios metropolitanos de Juanacatlán y El Salto.
El salto de agua posee un desnivel de 20 m. y abarca unos 160 m en forma de herradura. Históricamente denominadas el “Niágara de México”, desde comienzos de la década de 1980 la zona ha
sufrido una severa degradación medioambiental.
(12).- GONZÁLEZ OREA, Taira.“Redes empresariales y familiares en México: el caso de la Familia Bermejillo. 1850-1911”. U.N.A.M. Fac. de Historia. Año 2008.
(13).- GÓMEZ PRIETO, Julia. “Balmaseda siglos XVI al XIX, una villa vizcaína en el Antiguo
Régimen”. D. F. B. Año 1991. 405 pp. Cap I pp. 27-43.
(14).- GÓMEZ PRIETO, Julia. “Paz y Guerras” en “Balmaseda, una historia local / tokiko historia”. pp.74-83. D.F.B. Año 1991.
(15).- GONZÁLEZ OREA, Tayra. “Los hermanos Bermejillo e Ibarra: una historia de éxito empresarial en el México decimonónico”. U.N.A.M. México Año 2008.
(16).- http://www.euskalnet.net/laviana/gen_bascas/bermejillo.htm
(17).- GONZÁLEZ OREA, T, op. cit
(18).- RUIZ DE GORDEJUELA URQUIJO, Jesús “Vivir y morir en México, 1750 – 1900”. Ed.
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Nuevos Aires, Madrid, 176 pp. Varios historiadores mencionan que el joven Juan Bermejillo era
sobrino o incluso hijo de Pío Bermejillo, dato que no hemos podido corroborar en fuentes documentales.
(19).- CONGRESO DE LOS DIPUTADOS - HISTÓRICO DE DIPUTADOS 1810-1977: Pío Bermejillo Ibarra: Elecciones: 21.8.1881. Legislatura: 1881-1882/1882-1883. Circunscripción: Madrid.
(20).- El Cementerio está situado en el distrito de Carabanchel y se fundó en 1811. Tiene muchas
tumbas de personajes célebres y se le describe como el jardín romántico de Madrid para descubrir
la Historia y el Arte
(21).- TENENBAUM, B. op. cit.
(22).- GONZÁLEZ OREA, Tayra. “Los hermanos…” op.cit. pp.51.
(23).- Ibídem.
(24).- TRUJILLO BOLIO Mario, “La fábrica La Magdalena Contreras (1836-1910). Una empresa
textil precursora en el valle de México”, en Carlos Marichal y Mario Cerruti (coord.). “Historia
de las grandes empresas en México, 1850-1930”. México, FCE, 1997, pp. 245-248.
(25).- GONZÁLEZ OREA Tayra. “Los hermanos…” op.cit.
(26).- Ibídem.
(27).- GONZÁLEZ OREA, Tayra “Redes empresariales…” op.cit. Lo publica “El Mercurio de
Guadalajara en 1893”.
(28).- https://geneanet. org / Familia Braniff.
(29).- GONZÁLEZ OREA Tayra. “Los hermanos…” op.cit. pp.68.
(30).- https://geneanet.org / Familia Fernández Somellera.
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Capítulo 15
COMERCIANTES EN LA COSTA DEL PACÍFICO
MEXICANO
En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolló una intensa actividad comercial
entre México y Estados Unidos, tanto por vías terrestres, con California y Arizona, como marítimas, entre los puertos de Guaymas, Estado de Sonora y San
Francisco de California. En esta actividad participaban inmigrantes de diferentes
nacionalidades, y en el caso de España, llegados fundamentalmente del norte,
entre los años 1800 y 1900, gentes muy avezadas y con una larga trayectoria de
actividad comercial.
Comenzó el florecimiento de Guaymas por las características de su puerto, por el
intercambio marítimo con la ciudad portuaria de Mazatlán en el Estado de Sinaloa, y también con el apoyo del ferrocarril con EE.UU.
Y así, el extremo sur de Sinaloa había contado desde 1830 con este importante
centro de desarrollo empresarial: la ciudad-puerto de Mazatlán, a la que dedicamos en buena parte este capítulo.
15.1.- La Costa Noroeste de México
La costa noroeste de México viene marcada por dos hitos geográficos interconectados: la Península de Baja California y el Golfo de California. El Golfo, también
llamado Mar de Cortés o Mar Bermejo, es una extensión del océano Pacífico que
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se adentra más de 1.000 km, y se ubica entre la Península de Baja California y los
estados de Sonora y Sinaloa, al noroeste de México.
En este entorno geográfico destacan dos puertos comerciales: Guaymas y Mazatlán. El puerto de Guaymas se encuentra a unos 700 km al interior del Golfo, en
las costas continentales del Estado de Sonora. Por otra parte, Mazatlán, Estado de
Sinaloa, se ubica a la entrada del Golfo, frente al Cabo San Lucas, que marca el
extremo meridional de la Península de Baja California, y alberga un puerto más
abierto y próximo al Océano Pacífico.
Alrededor del Mar de Cortés se abrieron estos dos puertos al libre comercio con
el exterior. Esta actividad se añadía a la minería y a la pesca que eran las tradicionales de esta región,
La situación geográfica de Mazatlán convirtió a este puerto en el más importante del occidente mexicano, por donde entraban los grandes buques de cabotaje
desde principios del siglo XIX. Fue por tanto el gran puerto comercial sobre el
Océano Pacífico y solamente el auge de San Francisco en la California de Estados
Unidos consiguió hacerle sombra. A partir de 1840 comenzó el asentamiento de
comerciantes extranjeros: ingleses, franceses y alemanes principalmente. Y también españoles, entre ellos los Fernández Somellera que giraban en la órbita de
los Martínez-Negrete de Guadalajara. (1)
Mapa de México con sus ciudades
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En el N.O. la proporción de financieros españoles no tuvo la misma magnitud
cuantitativa de inversiones que en el centro y norte, pero si causó un impacto en
el desarrollo económico regional. Se puede medir el enfoque capitalista que los
peninsulares desarrollaron bajo la diversificación empresarial. Aunque la tendencia de dichos inmigrantes es el comercio, ello no impidió su paulatina incursión
en la minería, la industria, la agricultura, la ganadería y la prestación de servicios.
Para establecerse como comerciantes se requería de un pequeño capital, aunque
en su mayoría los españoles que llegaban a México eran muy jóvenes y disponían
de pocos recursos. El mayor problema era que el ciclo formativo de capitales y de
experiencia empresarial requería de varios años. Sin embargo tenían a su favor la
manera de desempeñarse en el ámbito mercantil, de forma similar a sus colegas
de origen mexicano. (2)
El Estado de Sonora, a finales del siglo XIX, no estaba desarrollado, pero participó en la mecanización de los sistemas productivos en la minería, con nuevas
técnicas de extracción. También en las industrias de transformación, sobre todo
en telas y en la producción de harina de trigo.
15.2.- Pedro COSCA y CAREAGA en Guaymas, Sonora
La Heróica Guaymas de Zaragoza -conocida como “La Perla del Mar de Cortés”- es una ciudad y un puerto importante del estado mexicano de Sonora. En
1539, los barcos exploradores Santa Águeda y Trinidad, enviados por Hernán
Cortés al mando del capitán Francisco de Ulloa, llegaron a la bahía de Guaymas.
El capitán decidió darle el nombre de “puerto de puertos”, debido a la grata impresión que dio a los conquistadores el lugar. Se bajó a tierra a tomar posesión en
nombre del Rey de España, dándole el nombre de “Bahía de la Posesión”, a lo
que hoy es la Bahía de Guaymas. El 31 de agosto de 1769 se fundó el pueblo de
San José de Guaymas por decreto emitido por el Marqués José de Gálvez desde
la ciudad de Álamos.
Toma la ciudad su nombre de la tribu Guaimas - nombrados por diversos historiadores también como Guaymas, Uayemas, Gueimas, Baymas o Guaymi. Era un
pueblo perteneciente a la etnia seri, que habitó junto con los Upanguaymas, en
dicho territorio.
Situada a 135 kilómetros al sur de la capital estatal, Hermosillo, Guaymas es
uno de los puertos denominados “de Altura”, en la costa del Pacífico mexicano.
Es una de las principales ciudades productoras de camarón en el norte del país y
anteriormente también fue destacada por su captura de ostras.
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Pedro de Cosca y Cariaga, nacido en Balmaseda, era hijo de Juan de Cosca
Vizcaya y de Dolores de Cariaga Yturbe. Fue bautizado en la iglesia parroquial
de San Severino el 18 de Enero de 1850. Había llegado de joven a Guaymas y allí
se casó con Enedina Vázquez, con la que tuvo una única hija llamada Dolores.
Desde 1850 ya estaban los Echeguren de Arcentales establecidos allí, y en 1880
llegó Gaspar Zaragoza, vizcaíno de Elantxobe, que años después formó la Compañía Minera Zaragoza S.A. en 1894. Y en ella integró a su coterráneo Pedro
Cosca, junto con 6 españoles más y un alemán.
Al igual que los comerciantes que florecieron en Sonora, específicamente en Guaymas durante el Porfiriato, Cosca debió de iniciar sus propias actividades mercantiles sobre 1880. Desde esos años, compaginaba negocios con José G. García
y Gaspar Zaragoza, obteniendo jugosas ganancias a través del comercio de artículos extranjeros y nacionales. Pedro Cosca inicialmente formó parte de la casa
comercial “Velarde y Cosca” establecida en Guaymas, y las mercancías europeas
para dicho comercio las recibían vía marítima en el puerto de Mazatlán. (3)
- 320 -
Años después, Cosca integró a Zaragoza en la compañía comanditaria de su nombre, “Casa Comercial de Pedro Cosca”, donde tenía como asociada a la más
importante sociedad mercantil establecida en Mazatlán: “Wöhler, Barting y Sucesores” integrada por tres ingleses y un español, que aportaron cada uno 10.000
pesos y con los que formaron más tarde una Cía. Comanditaria.
En 1898 Cosca y García decidieron separar sus capitales de la casa comercial
para formar cada uno su propia empresa; y continuar explotando el mercado que
ya habían cubierto a través del comercio con productos nacionales y extranjeros.
El 14 de Mayo de 1889 Pedro Cosca instituyó el “Canaco” o Cámara Nacional
de Comercio local de Guaymas, que fue la segunda en el país, después de la ya
establecida en Ciudad de México. La Cámara contaba con la siguiente directiva:
Presidente: Pedro Cosca; Vice-Presidente: Cayetano L. Íñigo; Tesorero: Rafael
Escoboza; Vocales: Francisco Von Borstel, Francisco Seldner. Juan Pedro Cammou y Guillermo Robinson. (4)
CANACO: Primera Cámara de Comercio de Sonora en Guaymas.
Fuente: Jorge Murillo Chisem. 10/08/2015
Al cubrir el mercado local también otorgaron créditos en especie, y varios de
ellos tuvieron que ser cobrados a través de juicios mercantiles. Pedro formó entonces la casa comercial “Cosca y Cía.”, en tanto que García fundó la casa comercial “García Brancas y Cía.”, ambas con sede en Guaymas. Los dos recurrieron
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al cobro de los créditos por la vía legal y estas cantidades fueron invertidas mas
tarde en tierras de cultivo. (5)
Pedro Cosca y Cía. Sucs. Almacenes en Guaymas
https://es.slideshare.net/octaviovalle/fotos-antiguas-de-guaymas
Los socios eran laboriosos, trabajadores y hábiles comerciantes, que dieron gran
prestigio al estado de Sonora. Serían unos 15 los personajes que conformaban la
oligarquía de Sonora y fueron los eslabones importantes de las empresas de la
región. Con la idea de formar nuevas empresas y de fortalecer las ya existentes,
en 1897 se constituyó también el Banco de Sonora con 28 accionistas fundadores.
El Testamento de Pedro Cosca y Careaga
Cosca había hecho Testamento en 1883 y en él aparece como comerciante de nivel económico alto. Dejaba como Albacea testamentario a su esposa y, en caso de
fallecimiento de esta, a su padre Juan Cosca; así como a Martín y Julián Mendía
Conde, ambos naturales de Balmaseda y a la sazón residentes en Mazatlán, lo que
nos índica la relación entre ellos.
Y dice así en la trasmisión de su herencia:
“…Mi legítima esposa, Enedina Vázquez, había aportado al matrimonio 20.000
pesos (veinte mil pesos), de los cuales están 12.000 pesos, (doce mil pesos) a
intereses en la casa de “Velarde y Cosca” de la cual soy socio, y los restantes
8.000 pesos (ocho mil pesos) me los prestó en varias épocas para meter como
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capital en la referida casa. Dicha casa arrojó el Balance practicado el último del
mes pasado un saldo á mi favor de 13.900 (trece mil novecientos pesos), de los
cuales deseo que una vez pagado todo a mi referida esposa y hecha la liquidación
del negocio, el resto sea mi única heredera mi hija legítima Dolores; así también
dejo a la misma lo que pagué a la compañía de seguros de vida “Equitable”, en
la cual estoy asegurado por la cantidad de 5.000 pesos (cinco mil pesos). Deseo
también que de los intereses del capital y valor de póliza se le entregue a mi
padre mientras viva, la mitad mensualmente, siendo la otra mitad para manutención y educación de mi referida hija”. (6)
Foto http://www.colson.edu.mx:8080/testamentos/principal.aspx
El testamento consta de una hoja en papel común y el sobre lacrado respectivo,
en buen estado de conservación. Fue el propio Notario quien en 1883, realizó el
acta del testamento, en la casa del testador. Pedro Cosca falleció el 5 de octubre
de 1900, en la ciudad de San Francisco de California. El día 15 de Octubre se
publicó que el funeral de Pedro Cosca tuvo una de las concurrencias más grandes
que se habían visto en Guaymas. “…tras el féretro iban 200 caballeros de luto
riguroso, trescientas damas, los niños de las escuelas, y más de 3.000 vecinos
de Guaymas… puede calcularse en unos 2 km el espacio que ocupó el cortejo
fúnebre”. (7)
Como estaba previsto, a su fallecimiento, en la empresa se quedó su mujer Enedina, pero solo como socio capitalista y habiendo aportado 25.000 pesos en la
sociedad; con ello, el valor total de ésta, ascendió a 75.000 pesos en moneda
fuerte de plata del cuño mexicano. La “Compañía Cosca” se prorrogó en 1905 y
cerró definitivamente en 1911, pasando a manos de Gaspar Zaragoza, su antiguo
socio. Por su profesión y por su filantropía en Guaymas, el CANACO de la ciudad levantó una escultura en busto de alabastro a Pedro Cosca, su fundador, de
unos 70 cmts., que presidió la sede de esta institución, hasta que en el año 2009 el
huracán “Jímena” dañó fuertemente la construcción. Está previsto que en breve
se proceda a su restauración y el edificio vuelva a honrar a su fundador que de
nuevo presidirá su hall de entrada. (8)
- 323 -
En el Cementerio de Guaymas, con una superficie de seis hectáreas, se encuentra,
desde mediados del siglo XIX, el viejo panteón del puerto. A menos de 100 m.
del mar, en la llamada “Costa Azul” de la cabecera municipal, es sin duda uno
de los destacados monumentos históricos de la ciudad, que refleja la identidad, la
historia y la cultura de la región.
A la izquierda y en la orilla se ubican algunas tumbas que recuerdan a comerciantes de la época, como es el caso del balmasedano Pedro Cosca y Careaga, que
descansa eternamente en suelo mexicano. (9)
15.3.- Balmasedanos emprendedores en Mazatlan, Sinaloa
En la amplia bibliografía consultada, es muy recurrente que entre los vascos asentados en Mazatlán, aparezcan bastantes balmasedanos.
Para el conocimiento de una parte de estos emprendedores, hemos contado con
la inestimable contribución que, desde Mazatlán, nos ha enviado doña Teresa
Patrón de Letamendi. A los datos básicos que ella ha aportado, se han añadido
las investigaciones pertinentes. Se refieren a tres familiares ascendientes suyos,
abuelo, bisabuelo y tío bisabuelo, que fueron emprendedores en Mazatlán.
Juan Bautista Atanasio HERNÁNDEZ y GORRITA
Juan Bautista Atanasio Hernández y Gorrita había nacido en Balmaseda. Fue
bautizado en San Severino el 3 de mayo de 1832. Era hijo de José Hernández de
Ondazarros, natural de Villaverde de Trucíos, y de la balmasedana María Josefa
de Gorrita y Chávarri, que tuvieron 7 hijos. Los abuelos paternos eran Mariano
Hernández y Martina de Ondazarros San Cristóbal y los maternos, ambos de
Balmaseda, Roque Manuel de Gorrita Cortázar y María Hipólita de Chávarri y
Heros. (10)
Procedía Juan Bautista de una familia acomodada y debió emigrar a México en
torno a los años 1850/52; no es improbable que lo hiciera en compañía de su futuro socio y compañero en Mazatlán, el también balmasedano Martín Careaga de
la Quintana, del que luego hablaremos.
Será también Hernández Gorrita, la “cabeza de puente” de familiares que emigrarán más tarde, como sus tres sobrinos Alfredo, Víctor y Gustavo Patrón Hernández, hijos de su hermana menor Anselma.
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Regresó a la península en torno a los años 1885/86, aunque aún hizo algún viaje a
México más tarde. Fijará su residencia en Madrid, donde hizo lo mismo su socio
Martín Mendía, y ambos se construyeron en torno a 1890, sendas casas de recreo,
casi gemelas, en su villa natal, en el “Paseo de la Banqueta”, dirección Castro
Urdiales, de las que sólo sobrevive una.
Hernández Gorrita se casó en México con María Soledad Torres, con quien tuvo
dos hijas. La mayor, Antonia, nacida en 1855, aparece casada en Balmaseda el 7
de Junio de 1886 con Saturnino Felipe Urrutia Ybarra (1855-1921), que actuará
como representante legal de su suegro en diversos negocios y como albacea testamentario del mismo.
La segunda hija, María Dolores, nacida en 1860, también se casó en Balmaseda
el 24 septiembre de 1892 con Bernardino Melgar Álvarez de Abreu, Marqués de
San Juan de Piedras Albas (1863-1942), nacido en Mondragón, y a quien debió
de conocer en San Sebastián o en Madrid.
Juan Bautista tuvo además con Laura Acuña Osuna, hija de Tomás y María Engracia, otra descendiente, Laura Hernández Acuña, nacida en 1871 y que casó
en Balmaseda el 14 de junio de 1894 con Félix de la Torre Eguía (1867-1911),
reconocido arquitecto, editor y político balmasedano. Laura falleció en 1966 con
95 años.
La hermana de Juan Bautista, Anselma Leonarda Hernández y Gorrita, nació
en Balmaseda el 21 de Abril de 1834 y contrajo matrimonio en San Severino el 2
de octubre de 1862 con Juan Bautista Patrón Landesa originario de Bilbao, hijo
de Francisco Javier Patrón Solar y de Antonia de Landesa Zabala. Este Francisco
Javier, suegro de Anselma, era santanderino; aparece ya registrado en el comercio
de Bilbao en 1813, con tienda de géneros en el Portal de Zamudio. Más adelante,
en 1827, tenía en la calle de La Cruz una tienda de quincalla; en 1836, tenía otra
casa en la calle Ascao nº 33 y en 1847 era dueño de una casa en la calle Sombrerería. En 1859 solicita permiso para edificar una manzana de casas entre la Plazuela
de la Cruz y las calles Sombrerería y Princesa (hoy calle Libertad).
Juan Bautista y Anselma tuvieron cuatro hijos: Alfredo (n. 1863), Julia (n.1867),
Víctor (n.1869) y Gustavo (n. 1873). A sus tres hijos varones, como veremos, los
encontramos en Mazatlán, llamados por su tío Juan Bautista Hernández Gorrita.
Julia se hizo monja y murió en Madrid en 1894, en el Convento del Sagrado Corazón de Jesús en Chamartín de la Rosa. (11)
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Víctor José Francisco PATRÓN HERNÁNDEZ
Había nacido Víctor en Bilbao el 17 de Octubre de 1869 y fue bautizado al día
siguiente en la iglesia de San Nicolás de Bari. Era el tercer hijo de la balmasedana Anselma Leonarda Hernández y Gorrita y Juan Bautista Patrón Landesa, y
por ende sobrino de Juan Bautista Hernández y Gorrita, quien lo trae a Mazatlán
hacia 1890-92 junto con sus hermanos Alfredo y Gustavo. El primero, Alfredo,
fallecería en Mazatlán muy joven, sin descendencia, y el segundo pasó a residir
en Hermosillo, Sonora.
Víctor llegó a Mazatlán con poco más de 20 años, para trabajar en la Casa “Hernández, Mendía Sucesores”. Con el tiempo, como socio de dicha firma, llegó a
ser consejero de varias empresas de la ciudad y Presidente de la Cámara de Comercio de Mazatlán en el año de 1904.
Posteriormente residió en Estados Unidos por espacio de casi veinte años, de
donde regresó a Mazatlán en 1934. Por motivos de salud duró escasos tres años
en la presidencia del Banco Occidental. Fallecería en Mazatlán en 1962 con 93
años.
Víctor Patrón Hernández contrajo matrimonio en 1897 en Mazatlán con Teresa
Careaga Acuña, nacida en 1872, hija de Martín Careaga de la Quintana, balmasedano y socio en Mazatlán con Hernández Gorrita. Víctor y Teresa tuvieron cinco
hijos: Víctor, Martín, Alfonso, Teresa Julia y María del Carmen Lucía. (12)
Martín CAREAGA DE LA QUINTANA
Martín era nacido en Balmaseda. Aparece en su partida de bautismo con el nombre de Martín Ygnacio Cariaga (sic) Quintana. Hijo de Benancio Cariaga Yturbe
y de Teresa de la Quintana Osante. Fue bautizado en San Severino el 2 de Febrero
de 1838.
Como ya hemos dicho, probablemente llegó a Mazatlán con su paisano Juan Bautista Hernández Gorrita hacia 1850.
Se casó en 1866 con Laura Acuña Osuna, (13) con quien procreó a Laura, José
Carlos, José Ricardo, Teresa de Jesús (esposa de Víctor Patrón Hernández), María Engracia y María Manuela.
Los hermanos Mendía y Conde
A continuación vamos a conocer a los hermanos Martín y Julián Mendía y Conde,
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que también hicieron fortuna, tuvieron negocios y fueron destacados emprendedores en Mazatlán. Martín fue, sin duda, el más grande de los indianos que
tuvo Balmaseda, a donde regresó a finales de siglo y ayudó en importantes obras
sociales. De estas obras hablaremos en el capítulo 16. Ahora nos centraremos en
sus someras biografías y sus actividades en México.
Martín José MENDÍA Y CONDE
Era el hijo primogénito del matrimonio compuesto por León Mendía Garrastazu,
natural de Balmaseda y de Vicenta Conde Sojo, natural de Villasana de Mena,
que tuvieron otros 5 hijos: Federico (1843), Julián Clemente (1845), Francisca
Juana (1848), Aniceto Manuel (1852) y Aurora (1855).
Martín fue bautizado en la iglesia parroquial de San Severino el 5 de febrero de
1841. Falleció en Balmaseda el sábado 6 de septiembre de 1924, soltero y sin
descendencia. (14)
Martín Mendía y Conde había emigrado a América muy joven, a pesar de que
sus orígenes no eran especialmente modestos, puesto que sus progenitores tenían
diversas propiedades. Partió en primera instancia a Chile, y más tarde a México,
donde hizo una gran fortuna, gracias a actividades comerciales, así como explotaciones agropecuarias y mineras, radicadas en la localidad de Piaxtla en el Estado
de Sinaloa. Por fin se instaló en la ciudad de Mazatlán con su hermano Julián,
cuatro años más joven.
En Mazatlán constituyó diversas sociedades comerciales con otros socios, como
la Casa “Hernández y Mendía y Cía.” en 1877, y posteriormente la Casa “Hernández, Mendía y Sucesores” en 1894.
Julián Clemente MENDÍA Y CONDE
Julián Clemente había sido bautizado en San Severino el 24 noviembre de 1845.
Emigró a México después de su hermano mayor Martín. En junio de 1905 falleció en la ciudad balneario de Vichy, en Francia. En Mazatlán dejaba a Soledad
Iribarren y sus hijos menores María Aurora, José María, Rafael y Soledad, y
como comanditado a su hijo mayor Martín Mendía Iribarren. Fue un activo socio
de su hermano en empresas y sociedades comunes. (15)
Según nos cuenta Teresa Patrón de Letamendi la fortuna de los Mendía y su relevancia en la villa de Mazatlán, obedece, por un lado, a la meteórica carrera profesional de los hermanos Martín y Julián, y también a la vinculación empresarial
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con su paisano Hernández Gorrita. Ambos hermanos emigraron a México en la
década de 1860 y, algunos años después, también viajará a ese país su hermana
menor, Aurora.
15. 4 .- Martín Mendía y Conde, un emprendedor en Mazatlán
Martín Mendía y Conde. Por Juan de Barrueta 1892
La ciudad de Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, fue fundada como ya hemos
dicho, en 1531 por los soldados de Hernán Cortés; existió primero como un presidio ó fortaleza militar de frontera y se abrió como puerto en 1822 alcanzando,
con la Aduana, el primer puesto de la costa como puerto de altura. Desde entonces no paró de crecer la población de comerciantes, casi todos extranjeros. Tenía
relación con los puertos de Asia y sobre todo con San Francisco, el gran puerto
de California desde 1776, hasta que los yanquis se hicieron con todo el Norte de
México en la Guerra de 1846- 1848, como ya vimos en el capítulo 10 sobre Juan
de la Granja. (16)
En Mazatlán, el papel de los comerciantes extranjeros durante el siglo XIX fue
muy relevante, porque la actividad comercial sería el punto de penetración para
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el desarrollo de otras actividades económicas. Ellos no sólo serían los representantes del capital comercial, sino que debido al desarrollo de su misma actividad,
invierten sus ganancias en actividades productivas que les traen múltiples beneficios y les permiten el control de la economía local.
La situación geográfica favorable del puerto de Mazatlán fue el principal factor
que influyó para que los pobladores de los centros mineros del sur de Sinaloa
-Cosalá, San Ignacio, San Sebastián (Concordia) y El Rosario- , descargaran por
estas playas buques de cabotaje a principios del siglo XIX. (17)
Mazatlán se abrió al comercio internacional a partir del decreto de las Cortes
Españolas en 1820. En sus inicios el punto de desembarque se ubicaba en San
Félix (Puerto Viejo-Playa Norte). Posteriormente el fondeadero se cambió a la
Ensenada sur, denominada en sus primeros años Puerto Ortigosa, en homenaje
al comerciante de San Sebastián, Concordia, que solicitó la petición. En 1827 se
estableció en Mazatlán la primera oficina de gobierno, subalterna de la aduana del
presidio de Villa Unión.
Sin embargo, Mazatlán logró ser el puerto mexicano más importante de la costa
del Pacífico gracias a su intenso tráfico comercial, y los puertos de Guaymas, San
Blas y Manzanillo, en sus inicios, estuvieron en su esfera de influencia, pues en
el puerto se asentaron las principales casas comerciales de importación y exportación que monopolizaban el comercio del occidente de México.
El área de predominio del comercio de Mazatlán se restringió con el auge de San
Francisco de California, pero surgió a su vez un sistema costero regional, que
integraba todos los puertos del Pacífico mexicano,
El auge del comercio en Mazatlán se produjo a partir de 1840 con el asentamiento
de comerciantes extranjeros -europeos y norteamericanos-, que encontraron en
este puerto, una región integrada por núcleos mineros con suficiente población a
la que había que abastecer. (18)
En 1846 había en Mazatlán 51 casas comerciales en manos de extranjeros, de las
cuales once eran las más importantes, entre ellas una francesa, dos norteamericanas, dos españolas y seis alemanas, con capitales que oscilaban entre 50.000 y
600.000 pesos cada una. Para 1874 el número se redujo a 34 casas comerciales de
las cuáles once eran consideradas de primera clase y entre ellas siempre estuvo la
de “Hernández , Mendía y Sucesores”.
En cuanto a la nacionalidad de las embarcaciones que realizaban el comercio
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exterior en Mazatlán, predominaba la inglesa, cuya supremacía fue disputada a
partir de mediados del siglo XIX por los navíos con pabellón de Estados Unidos,
lo cual se explica por el intenso tráfico que había con San Francisco. Se estima
que anualmente llegaban al puerto de Mazatlán entre treinta y cuarenta barcos
extranjeros.
Joaquín Redo y Balmaceda y la sociedad “Hernández, Mendía y Cía.”
Joaquín Redo y Balmaceda, nacido en Victoria de Durango, México, en 1833,
era un prominente empresario y político de Sinaloa. Siendo muy joven se había
trasladado a la ciudad de Culiacán, donde conoció a Alejandra de la Vega, su
futura esposa, hija única de la familia de la Vega, muy poderosa política y empresarialmente.
Gracias a su familia política y amistades, Joaquín se había abierto con gran éxito
un camino en los negocios; además de sus intereses en la industria de transformación y en el comercio, se había adentrado en la minería, los transportes marítimos -llegó a tener su propia línea de barcos mercantes- y se convirtió también en
propietario de fincas rústicas y urbanas. (19)
Era uno de los hombres más ricos e influyentes del Estado de Sinaloa. Gran amigo del general y presidente Porfirio Díaz, fue designado Senador por Sinaloa,
cargo que ostentó durante más de 30 años.
En 1866, los balmasedanos Juan Bautista Hernández y Gorrita, Martín y Julián
Mendía y Conde, se unieron con Joaquín Redo y Balmaceda, para formar una
sociedad conjunta, “Redo, Hernández y Cía.”
Durante la segunda mitad del siglo XIX Mazatlán se había convertido en la sede
de muchos almacenes comerciales de inversionistas extranjeros; uno de los más
emblemáticos sería el que fundaría precisamente esta Sociedad citada, y al que
pusieron por nombre “La Torre de Babel”.
La elección que hicieron para la situación de su finca no podía ser más acertada,
pues adquirieron un edificio en el centro de la Calle Principal, en el que establecieron casi de nuevo y completo, el que sería el más importante y más lujoso de
de los grandes almacenes comerciales, existentes en ese momento en Mazatlán.
Para hacernos una idea de su categoría, veamos la descripción, seguramente publicitaria, en transcripción literal, que treinta años después de su fundación, hace
de este Comercio, una revista en el año 1898. (20)
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“La finca es de dos pisos con un mirador que domina todo el puerto y permite
descubrir en lontananza los pueblos inmediatos. El piso bajo está destinado al
escritorio, a la tienda y a los salones de muestras. Estos tres departamentos son
muy amplios, divididos entre sí por grandes portadas con artísticos cristales, con
los cielos y paredes estucadas, con los aparadores y muebles de madera fina del
país. El piso es de lozas blancas y negras.
Almacenes “La Torre de Babel” en Mazatlán
El aspecto general es en extremo agradable. En los patios interiores están los
almacenes, con sus techos elevados, sus puertas macizas, su suelo de cemento romano. Cuatro son estos depósitos de mercancías y los efectos de ropa, los
abarrotes, los del país y los granos tienen su respectivo lugar. Veinte empleados
atienden las respectivas labores. El segundo piso está reservado para las habitaciones del personal.
Sólo en una variada sección especial de avisos se podrían enumerar las variadas
clases de telas de algodón, lana, lino, seda, que están de venta en este establecimiento y la infinidad de artículos de lujo y corrientes. Son especialidades de la
casa los Madapolanes Imperiales e ingleses, y los linos de Irlanda.
Las esteras, las cortinas, los muebles de Viena, la loza y cristalería para mesa,
cuanto se puede desear para surtir un elegante hogar se encuentra allí reunido y
a precios muy módicos. Importan directamente efectos japoneses de todas clases
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y especialmente sedas, abanicos y esteras.
El principal género de esta casa es la Lencería, de la que compra fuertes cantidades en Manchester, Hamburgo, Paris, Nueva York y Barcelona; que se reciben
por todos los vapores, y anualmente embarcan por buques de vela que parten de
Hamburgo, vía el Estrecho de Magallanes con destino a Mazatlán.
Cada mes los principales manufactureros de tabacos de Veracruz hacen remesa
de sus productos más escogidos y los fumadores en busca de puros y cigarros de
primera calidad, están seguros de satisfacer sus más extravagantes exigencias.
Se añadió un almacén, construido exclusivamente, para depositar en él las remesas de café que sus propios agentes en los lugares cosecheros les hacen; son
dueños de los cafetales situados en la mejor zona cafetera del Estado de Oaxaca
-Camila, Bismarck, Palo de Arco, Copalita, Llano Oscuro, Pacífico, El Paraíso y
El Retiro- y exportan sus productos a todos los mejores mercados de Europa. Se
han invertido en esta obra 6.000 pesos.
En el ramo comercial de la Harina, estos señores tienen la agencia exclusiva
del acreditado Molino El Hermosillense, de Hermosillo, y constantemente tienen
existencia de harina nueva de la citada marca.
Para hacerse una idea de la importancia de los negocios de esta firma diremos
que importan sus cargamentos en buques europeos y en los vapores de La Mala,
añadiremos que las cantidades de abarrotes, artículos de mercería, implementos
para la agricultura y la minería, y sobre todo, artículos del país que diariamente
reciben o mandan a algún puerto de la costa, no pueden justamente estimarse,
pero las existencias a la vista y valorizadas con prudencia pasan en su totalidad
de la respetable suma de 500,000 pesos”. (21)
A lo largo de más de 30 años - 1866/ 1897- la evolución de la sociedad fue enorme, abarcando casi todas las ramas comerciales, no solo de géneros propios del
comercio, sino además, los relacionados con transporte, seguridad, riesgos y pagos. Fueron importadores, exportadores, agentes marítimos, agentes de seguros
y banqueros.
Eran, en efecto, Importadores operando sobre todas las principales plazas de
la República Mexicana, Nueva York, San Francisco. Londres, París. Hamburgo,
Madrid, Barcelona, Bilbao, Santander, Balmaseda, etc.
Eran también agentes de los vapores de las compañías marítimas “Royal Mail
- 332 -
Steam Packet Co” conocida como la “La Mala Real Inglesa del Pacífico”, de
“La Veloce Navigazione Italiana a Vapore” y de la “Trasatlántica de Hamburgo”. Llevaban asimismo la representación de la Compañía de Seguros contra riesgo marítimo “British and Foreing Marine Insurance Company” y de la
“Compañía Magdeburguesa” de Seguros contra incendio.
Fueron también Banqueros de la “California Powder Works”, empresa suministradora de pólvora para las minas. Y Agentes de Venta para los estados de
Sonora, Sinaloa y Baja California de los productos de las fábricas “Toledo Steel
Works”, de Sheffield Inglaterra; de “Ropeways Syndicate”, de Londres, así como
de las máquinas de coser “Domestic”. (22)
Los socios que siempre residían en Mazatlán, en el año 1898, eran Genaro García
Chávarri, Presidente de la Compañía Minera de Pánuco, los señores Maximino
Rivero, Víctor Patrón Hernández y Eduardo P. Villanueva. (23)
El socio principal era Julián Mendía, que desde 1897 residía en Barcelona, para
atender mejor todas las transacciones que hacía la casa con Europa, ya fueran de
compra o de venta, ya de carácter bancario.
El negocio de “La Torre de Babel” prosperaría hasta 1912, cuando la revolución
obligaría a sus dueños a cerrar. El edificio fue demolido en 1964, en cuyo solar
actualmente se levanta el Hotel Central.
15.5.- La casa comercial “Hernández, Mendía y Cía” y su evolución
La firma “Hernández Mendía y Cía.” según consta en apuntes de historia, siempre tuvo la buena disposición de apoyar económicamente al Ayuntamiento de
turno, cuando se requería la participación de particulares, para llevar a cabo obras
en beneficio de la ciudad.
En el período anterior a 1880, debido a la mala situación de las finanzas públicas,
los comerciantes de Mazatlán fueron una de las principales fuentes de financiación de los gobiernos federal y local, lo cual les permitió convertirse en grupos de
presión política, y obtener grandes concesiones, como la recaudación de la renta
del tabaco y de las aduanas; esta última facilitó la introducción de cuantiosos
contrabandos en complicidad con las mismas autoridades.
Después de 1880, con la estabilidad política, el reordenamiento de las finanzas
públicas y la aparición de los bancos, la situación anterior cambió, y sólo se
otorgaron préstamos a los ayuntamientos para la construcción de obras públicas,
- 333 -
como la de los mercados de Mazatlán y El Rosario.
Además de los créditos estatales, estos “comerciantes-prestamistas” concedieron
créditos de tipo comercial y personal, a corto y medio plazo, con un interés del
9% anual, menor al que regía antes de 1880 (del 12% al 15%), y con garantía
hipotecaria de bienes raíces urbanos, rurales y unidades de producción.
De este modo, comerciantes extranjeros de Mazatlán se apropiaron de numerosos
terrenos, casas, empresas mineras, haciendas, fábricas, etc. a cuenta de créditos
no liquidados.
El Teatro Rubio
En este contexto la firma “Hernández, Mendía y Cía.”, apoyó al Ayuntamiento de
Mazatlán para la construcción del futuro Gran Teatro, el Teatro Rubio, hoy Teatro
Ángela Peralta.
Los registros históricos mencionan que en Mazatlán, en el siglo XIX, funcionaban cinco teatros, siendo el de más fama y renombre el Teatro Rubio.
El terreno en el que se levantaría era propiedad de Manuel Rubio. En 1869 tramitó ante las autoridades municipales los permisos necesarios para la edificación de
un teatro. La construcción empezó bajo la dirección de Andrés L. Tapia, pero la
inesperada muerte de Rubio, ocurrida en 1870, por el naufragio de un vapor en el
que viajaba rumbo a San Francisco, hizo que se paralizaran los trabajos durante
un tiempo. La viuda de Rubio, Vicenta Unzueta, prosiguió la construcción, lo que
permitió que el teatro pudiera ser inaugurado en febrero de 1874.
Sin embargo la edificación se vio encarecida mucho más de lo planeado, y tanto
Rubio como después su viuda, adquirieron importantes deudas con varias casas
comerciales locales. La señora Unzueta se vio imposibilitada para liquidar las sumas que adeudaba y el teatro fue sacado a remate y adjudicado a Martín Mendía
en 1875.
De acuerdo al documento inscrito en el Registro Público de la Propiedad, el 20 de
noviembre de 1875 se realizó la venta judicial del teatro:
“…Fincas número ocho y altos y bajos denominados “Teatro Rubio y Hotel Iturbide” que forman un ángulo al noroeste de la Manzana 14, cuartel quinto. Los
altos del teatro Rubio se componen de catorce piezas y la casa de altos y bajos
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que sigue, llamada “Hotel Iturbide” y que forma el expresado ángulo noroeste,
tiene en los bajos dos piezas chicas, con almacén pequeño y otro de tres naves con
arcos de mampostería, una tienda, caballeriza, aljibe común, recámaras, corredor
cubierto de persianas, una cocina y un cuarto de madera”.
Dichas fincas fueron vendidas por la suma de treinta mil pesos. Para garantizar
una buena remodelación los Mendía contrataron a los constructores de moda, al
ingeniero Andrés Tapia y a Santiago León. Así, de ser un teatro popular, el Rubio
se convirtió en un fastuoso recinto teatral, con el segundo piso de pórtico y un
tercer nivel de balcones. Contaba con 1.366 localidades y los mejores adelantos
técnicos de la época, comenzando así su período de gran esplendor, de manera que
se convirtió en el centro de reunión de la crema y nata de la burguesía mazatleca
del siglo XIX. (24)
En 1880 Mendía vendió el teatro a su compatriota y socio comercial Juan Bautista Hernández Gorrita, quien lo terminó y reinauguró en febrero de 1881. A partir
de entonces y por más de 50 años el Teatro Rubio fue una de las mejores salas de
espectáculos de la costa del Pacífico mexicano.
Juan Bautista Hernández regresó a España antes de finales del siglo XIX y el
teatro fue administrado por terceros. La ausencia del propietario trajo consigo
que al inmueble no se le diera el mantenimiento que hubiera sido deseable, y fue
viniendo a menos con el paso de los años.
Cambios en las Sociedades “Redo, Hernández y Cía.” y “Hernández, Mendía y Cía.”
Fue al hilo de la existencia de tan numerosas sociedades comerciales, cuando en
el año 1884, los comerciantes de Mazatlán determinaron la creación de la Cámara de Comercio, después de la de México D.F. y Monterrey, en razón del gran
tráfico de barcos en el puerto. (25)
A lo largo de estos años (1866-1912), la Sociedad única “Redo, Hernández y
Cía.” cambió de nombre y de socios varias veces. En 1876, cuando Joaquín Redo
fue designado senador, abandonó la sociedad y poco tiempo después, a principios
de 1878, entraron como nuevos socios, Gerardo Garamendi y José Abásolo que,
estuvieron poco tiempo. El nuevo nombre fue “Hernández, Mendía y Sucesores”.
En 1892 eran socios capitalistas Julián y Martín Mendía, Juan Bautista Hernández Gorrita, y Genaro García Chávarri, contando la sociedad con un capital de
- 335 -
50.000 pesos. En 1894, aparecen corno socios Julián y Martín Mendía, Genaro
García Chávarri, Víctor Patrón Hernández, y como industriales, Maximino Rivero y Eduardo P. Villanueva.
Como ya hemos visto Julián Mendía, desde 1897 residía en Barcelona, y allí
atendía todos los negocios. Su hermano Martín regresó a España en 1885, instalándose en Madrid, pasando los veranos en Balmaseda -donde se construyó una
bella casa- y viajando de vez en cuando a San Sebastián y París.
La administración y dirección de la sociedad quedó a cargo de todos los socios,
si bien a los Mendía se les reconocieron algunos privilegios especiales. Se les
permitía disponer de la suma de 250 pesos mensuales, con cargo a sus cuentas
y sin intereses. Se convino también que Mendía y García podrían residir donde
les conviniere, mientras que los demás socios quedaban obligados a residir en
Mazatlán. (26)
Únicamente Mendía y García podrían vender o hipotecar los bienes inmuebles de
la misma sociedad. Esta conservaba las mismas obligaciones establecidas en el
contrato anterior para los negocios particulares de Julián y Martín Mendía. Las
demás cláusulas permanecieron sin cambio, especificándose que Patrón, Rivero y
Pérez Villanueva no podrían por su cuenta emprender negocios de ninguna clase.
Además se daba libertad a Mendía y a García para que pudiera realizar negocios
particulares, siempre y cuando no fueran de la misma índole de la sociedad. Por
su parte, la sociedad quedaba obligada a “cuidar y atender como propios, sin
cobrar comisión, ni más gastos que los que indispensablemente se hicieran”, los
negocios particulares de Juan B. Hernández, Martín y Julián Mendía.
En junio de 1905, fallecería -en el balneario de Vichy, Francia- Julián Mendía.
Con ello se volvió a constituir una nueva Sociedad bajo la razón social “Hernández, Mendía, Sucesores, S. en C.”, en la que participaron como socios comanditarios Soledad Iribarren, Vda. de Julián Mendía y sus hijos menores María Aurora,
José María, Rafael y Soledad; y como comanditados Martín Mendía Iribarren,
Genaro García, Maximino Rivero, Víctor Patrón y Eduardo Pérez Villanueva.
(27)
La nueva sociedad, que tuvo una duración hasta el 30 de junio de 1909, continuó
con los negocios de la anterior y se hizo cargo de su activo y pasivo. Igualmente
se encargó de la continuación de la sociedad en comandita que habían establecido
en Hermosillo bajo la razón social de “Roldán y Honrado, S. en C.” El capital
- 336 -
social asignado fue la suma de 450.000 pesos que generaría intereses a favor de
los socios a razón del 6% anual.
Sabemos que Martín Mendía tuvo intereses en otros medios no comerciales. Así
la Sociedad “Hernández, Mendía y Sucesores (HM y S)” tenía intereses en las
Minas de San José de las Bocas (1885) en Cosalá; Cuatro Reales (1891) en Concordia; y El Yauco (1886) en El Rosario. Pero, a nivel particular Martín Mendía invirtió personalmente 20.000 pesos en Mina La Hortensia de Mazatlán y
100.000 pesos en la Minera de Pánuco.
En cuanto a empresas Industriales, los socios lo hicieron también de manera individual, en la constitución de la “Compañía Jabonera La Unión”, en el año 1900.
Hay también aportaciones en el sector de la agricultura. Así la casa “HM y S” y
sus socios, fueron propietarios de los siguientes terrenos: El Quilele y La Savia
(1888) en Villa Unión; Barras de Piastra (1892) y Potrero de Manjaneses (1894)
en San Ignacio y de las fincas cafetaleras El Porvenir, Copalita, Pacifico, Retiro
y Paraíso (1892) en Pochutla, Oaxaca.
Martín Mendía y Conde hizo Testamento en Madrid el 16 de Junio de 1924 ante
el notario Dimas Adánez y Horcajuelo. En él fue enormemente generoso con su
villa natal, tal y como se refleja en el capítulo 16 de este libro. Pero no solo con
Balmaseda, sino que legó partidas a Villasana de Mena, tierra natal de su madre;
a Madrid capital; a lugares de Andalucía, a instituciones de Bilbao, etc... (28)
No se olvidó de Mazatlán, lugar donde vivió un cuarto de siglo y donde hizo
su gran fortuna. Dejó una buena cantidad para construir un pabellón nuevo en el
hospital civil de Puerto de Mazatlán.
NOTAS
(1).- GUILLÉN VICENTE, A. “El triángulo de oro del Golfo de California. Mazatlán, Guaymas
y La Paz en la conformación de un mercado regional (1848-1910)”. Revista Región y Sociedad
vol.13 nº.22. Hermosillo jul./dic. 2001.
(2).- CERUTTI, Mario. “Empresarios españoles en el norte de México (siglos XIX y XX)”. Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey. 1997.
(3).- GRIJALVA DÍAZ, A. I. “Comerciantes españoles en Guaymas, 1880-1910” * agrijalva@
posgrado.colson.edu.mx
(4).- MURILLO CHISEM, J. Revista RECIENTES 10/08/2015.
(5).- GRIJALVA DÍAZ. A. I. “Banca, crédito y redes empresariales en Sonora, 1897-1976.” El
Colegio de Sonora. 2016.
(6).- “Testamentos de Sonora, 1786-1910”. Nº 872. Año 1883”. Texto original.
(7).- Texto de Claudia Alejandri en www.expreso.com.mx., 8 octubre 2018.
- 337 -
(8).- Ibidem.
(9).- PACHECO MORENO, B. “Guaymas, el viejo panteón” 4-1-2016
(10).- http://internet.aheb-beha.org/bautismos
(11).- http://internet.aheb-beha.org/casamientos
(12).- Ibidem para las dos Actas.
(13).- Según la ficha de Geneanet: “Laura Acuña Osuna: Relación en Mazatlán, Sinaloa, México,
con Juan Bautista Hernández Gorrita (1832-1901). Y Laura Acuña Osuna Casada el 8 Enero de
1866, Mazatlán, Sinaloa, México, con Martín Careaga Quintana”.
(14).- http://dbe.rah.es/
(15).- Los hermanos Mendía y Conde habían estado -no sabemos si trabajando o como pequeños
asociados- en la Casa Comercial “La Voz del Pueblo” que abandonaron hacia 1865 para formar
“La Torre de Babel”. Ver: “Sinaloa Ilustrado”. Año 1898 pp.139-141. Ver datos de Teresa Patrón de Letamendi.
(16).- https://muyeducativo.com/historia/tratado-de-guadalupe-hidalgo/
(17).- ROMÁN ALARCÓN, R. A. “Auge y decadencia de la minería en Sinaloa 1910-1950” Facultad de Historia. Universidad Autónoma de Sinaloa.
(18).- ROMÁN ALARCÓN. A. “Comerciantes extranjeros de Mazatlán y sus relaciones en otras
actividades, 1880-1910”. Revista de la Facultad de Historia. Universidad Autónoma de Sinaloa.
Vol. I, nº 5. Abril 1992. pp. 44-51.
(19).- https://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_Redo_y_Balmaceda
(20).- RUIZ DE GORDEJUELA J. “Los vascos en el México decimonónico, 1810-1910”.
R.S.B.A.P., año 2008, pp. 443.
(21).- file:///C:/Users/uno/Downloads/158257043-Southworth-J-R-Sinaloa-Ilustrado.pdf. pp 125
y ss.
(22 ).- Ibidem.
(23).- Fuente imprescindible sobre el siglo XIX en Mazatlán es “Sinaloa Ilustrado”. J.R.
Southworth, publicada en Noviembre de 1898, bajo el auspicio del Gobierno del Estado de Sinaloa. Reeditada en facsímil en 1980.
(24).- MENDIETA VEGA, R. A., “El Puerto de Babel: Extranjeros y hegemonía cultural en el
Mazatlán decimonónico”. Un. Aut. de Sinaloa año 2010.
(25).- ROMÁN ALARCÓN, R.A. “El transporte marítimo en Mazatlán en el siglo XIX” U.A.S. 47 pp.
(26).- RUIZ DE GORDEJUELA
(27).- Datos de Teresa Patrón de Letamendi.
(28).- Testamento de Martín Mendía. En Madrid a 16 de Junio de 1924. Solo cinco meses antes
de morir, el 6 de Setiembre del mismo año.
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PARTE OCTAVA
Los Indianos inversores en Balmaseda: la Herencia Material
Capítulo 16
EL REGRESO DE LOS INDIANOS EMPRENDEDORES
Capítulo 17
LA HERENCIA MATERIAL DE LOS INDIANOS
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- 340 -
Capítulo 16
EL REGRESO DE LOS INDIANOS EMPRENDEDORES
El término Indiano, utilizado en sentido estricto, hace referencia al emigrante
que regresó de América con una inmensa fortuna. No obstante, esta acepción es
empleada de forma más amplia para designar a los que consiguieron volver al
país de origen con independencia de su fortuna.
Con mucha frecuencia emigraron dentro de lo que se ha dado en llamar cadenas
migratorias, según las cuales, una vez que algún individuo conseguía afianzarse y
reunir cierto capital, reclamaba la presencia de otros familiares y allegados.
Al establecerse al otro lado del Atlántico la vida de estos emigrantes estuvo llena
de privaciones, sacrificios y ahorro con objeto de poder regresar cuanto antes a
España. Los que lo consiguieron lo hicieron normalmente a edad madura y con
la intención de llevar una vida plácida los últimos años de su vida, disfrutando de
lo que habían atesorado durante su juventud. Con frecuencia esto se tradujo en
la construcción de una casa que fuera representativa de su estatus, al tiempo que
tendieron a convertirse en benefactores de las localidades en las que habían nacido, promoviendo la construcción de escuelas, hospitales, iglesias, etc., o dejando
legados testamentarios a tal efecto.
Esta faceta filantrópica propició que en muchos casos recibieran distintos homenajes a cargo de sus convecinos, como la creación de un monumento conmemorativo, el encargo de un retrato -en ocasiones póstumo- con objeto de instalarlo
en un edificio público, la imposición de su nombre a una calle o plaza, etc. (1)
- 341 -
Los indianos se convirtieron, a menudo, en líderes locales en la época del caciquismo (finales del XIX y comienzos del XX), período en el que grandes contingentes de jóvenes, especialmente de regiones con fácil salida al mar, como Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco, Cataluña y Canarias, se vieron obligados
en esa época, a lo que se denominaba “hacer las Américas”, a emigrar en busca de
una mejor fortuna en países iberoamericanos como eran Brasil, Cuba, Argentina,
Uruguay, Chile, Venezuela o México. En algunos casos acudían reclamados por
sus familiares ya establecidos en esos lugares, formándose negocios de notable
éxito. Sin embargo, una buena parte no tuvieron tanta suerte, y no encontraron un
mejor destino en América que el que aquí tenían.
Los que lograron amasar verdaderas fortunas y decidieron volver años más tarde
a sus lugares de origen, procuraban prestigiarse adquiriendo algún título de nobleza, comprando y restaurando antiguas casonas o pazos, o construyendo palacios de nueva planta, en un estilo colonial o ecléctico muy vistoso, que pasaron
a llamarse “casonas” o “casas de indianos” que en algunas zonas, como en Asturias, son particularmente abundantes. A menudo incorporaban en sus jardines
unas palmeras como símbolo de su aventura en tierras tropicales. También establecían su mecenazgo en instituciones de beneficencia o culturales, subvencionando la construcción de escuelas, iglesias y casas consistoriales, construyendo y
arreglando carreteras, hospitales, asilos, traídas de agua y de luz eléctrica, etc. La
literatura y el arte hicieron referencia muchas veces a la historia de la emigración
a América y al retorno de los indianos.
La emigración de vascos del entorno rural hacia América fue históricamente muy
importante, y se mantuvo e incrementó incluso, protagonizada por las zonas rurales, en el período de industrialización de finales del XIX y comienzos del XX,
a pesar de que simultáneamente, se producía una inmigración interior del campo
a la ciudad y de otras regiones españolas hacia las zonas urbanas e industriales
vascas.
16.1.- La Memoria y el Regreso
Los emigrantes tratan siempre de volver a su tierra originaria, pero no todos lo
consiguen. Sin embargo, aunque este sueño de su vida no puedan hacerlo realidad, jamás pierden del todo los lazos de unión con su villa natal. Es este un sentimiento recíproco constatado, entre Balmaseda y sus hijos instalados en América.
Con el regreso definitivo a su tierra, aparece la figura peculiar del Indiano, persona generalmente enriquecida y con ganas de utilizar su fortuna. En pleno siglo
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XIX, estos capitales americanos hubieran supuesto una aportación vital a la economía balmasedana, si se hubieran invertido o destinado a proyectos y empresas
que modernizasen las obsoletas estructuras industriales de la villa.
Pero estos emigrantes, que en América fueron dinámicos comerciantes, empresarios o avispados funcionarios, al regresar no lo son en absoluto. No invierten en
hechos productivos, sino que levantan palacetes, arreglan iglesias y hacen regalos
a su Virgen, como símbolo de riqueza ante sus convecinos. Con ello solamente
inmovilizan capitales en bienes suntuarios.
Pero la idea del regreso puede adquirir, según fuentes documentales, otras connotaciones mas sentimentales que la mera presencia física. Algunos emigrantes
“retornaban” de manera simbólica, por medio de las donaciones a la Villa, las
fundaciones y hasta con sus cargos y honorabilidad. Era un recuerdo en la distancia, mantenido con la materialidad de sus legados.
La mayoría de los emigrantes no regresan a Balmaseda, siendo muchos los que
se quedan en América y, si llegaron solteros, se casan allí, formando una familia
criolla americana (2). Detallemos a continuación, las diferentes “formas de regreso” que los emigrados americanos de Balmaseda, ejercieron a lo largo de los
siglos.
Formas de Regreso:
1.- No regresan físicamente pero reciben honores: Alcaldes Ad Honorem:
Ver los Cargos y los Lugares de residencia en el capítulo 9.2.
2.- Fundaciones con capitales enviados desde América
Ver los Caps. 4 y 5
A.- Fundaciones Religiosas;
• Convento de Clarisas: Comunidad monástica y Preceptoría
• Capillas: Santo Cristo de Juan de Urrutia en San Severino
• Capellanías: la de Trucíos y la de Sabugal, entre otras
• Obras Pías: Terno de Plata y otras
B.- Fundaciones Sociales:
• Pósito de Trigo
• Dotes para Casar doncellas pobres
• Arca de la Misericordia
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3.- Regreso en Vida, siglo XIX. Fundaciones Sociales.
• Pío Bermejillo, padre e hijo y las Escuelas de Niños/as
• Martín Mendía, la Academia de Comercio y Dibujo y Las Escuelas
• Marcos Arena y la Fábrica de “Boinas La Encartada”
Veamos a continuación, con más detalle, la biografía de estos cuatro últimos retornados, que regresaron en vida, si bien a uno de ellos, podemos calificarlo como
criollo, es decir hijo de balmasedano, pero nacido ya en tierras americanas. Los
cuatro personajes tienen en común su procedencia americana: México.
16.2.- Pío BERMEJILLO E IBARRA. Indiano y Benefactor
Recordemos brevemente los datos biográficos de Pío Bermejillo Ibarra mencionados en el Capítulo 14. Indiano y benefactor, nació en Balmaseda en 1820 en el
seno de una familia humilde. Emigró a México, al igual que otros parientes, dentro de una típica cadena migratoria. En América reunió una importante fortuna
gracias incialmente a la explotación de yacimientos de plata, para seguir después
con otros negocios de comercio y financieros. Regresó a España en edad ya avanzada y falleció en 1882. (3)
Había contraído matrimonio en México con Ignacia Martínez-Negrete Alba, con
quien tuvo once hijos. Regresó definitivamente a España en 1880, instalándose
en Madrid, donde gozó de una posición preeminente, llegando a ser Diputado. El
ascenso social alcanzado por este linaje queda ratificado por el hecho de que los
tres hijos menores de la pareja recibieron títulos nobiliarios, ya que a Luis Bermejillo Martínez-Negrete se le concedió la merced de Marqués de Mohernando,
mientras que Francisco Javier Bermejillo Martínez-Negrete, el único nacido en
España (San Sebastián 1870), recibió el Marquesado de Bermejillo del Rey. Por
su parte, Emilia Bermejillo Martínez- Negrete se casó con el Duque de Tovar. (4)
Su residencia en la capital de España no fue obstáculo para que mantuvieran el
contacto con la localidad natal del patriarca, donde vivían algunos parientes. En
sus últimas voluntades, Pío Bermejillo Ibarra legó ciento veinticinco mil pesetas
con objeto de que se realizaran obras de beneficencia en su villa natal. Una de sus
hijas, Ángela Bermejillo Martínez-Negrete, casada con su primo balmasedano
Serafín Salcedo Bermejillo (n.1852), y albacea testamentaria de su padre, decidió
invertirlas en la construcción de una Escuela Pública.
Este edificio fue erigido en un solar de propiedad municipal, que previamente había estado ocupado por un inmueble destinado a lo que se conocía entonces como
- 344 -
Cátedra de Latinidad. Las obras de edificación de este centro escolar, proyectado
por el arquitecto Severiano Sainz de la Lastra, concluyeron en 1888. (5)
Antiguas Escuelas Públicas Pío Bermejillo de Balmaseda
Además, en 1892, los ediles decidieron bautizar una de las calles del centro de
la villa con el nombre del indiano. Por este decreto municipal, la calle del Medio
pasó a llamarse calle de Pío Bermejillo Ibarra. (6)
Según consta en los archivos de la sacramental de San Isidro de Madrid, Pío
Bermejillo Ibarra falleció en agosto de 1882 y fue inhumado en el cementerio de
Mallona, donde reposaron hasta el 28 de octubre de 1885, en que fueron trasladados al Panteón familiar del citado San Isidro de Madrid.
Su condición de benefactor de Balmaseda fue seguida y perpetuada por su hijo
Pío como veremos a continuación.
- 345 -
16.3.- Pío BERMEJILLO Y MARTÍNEZ-NEGRETE Benefactor Criollo
Pío Bermejillo y Martínez-Negrete. Ciudad de México. 1860 - París 1899
Su padre, Pío Bermejillo e Ibarra, del que acabamos de hablar, emigró al país
azteca, donde hizo una gran fortuna. Su madre, natural de Guadalajara, Jalisco,
Ignacia Martínez-Negrete Alba, era hija de Francisco Martínez-Negrete y Ortiz
de Rozas, natural de Lanestosa, y cabeza de una gran red familiar. Ver capítulo
14.2. (7) Pío Bermejillo y Martínez-Negrete vivió como rentista gracias a la privilegiada situación económica de su familia. Los últimos años de su vida transcurrieron en París.
Un mes antes de fallecer, a los 39 años y soltero, había otorgado testamento en la
capital francesa, con fecha 13 de Marzo de 1899. En el mismo ordenaba la inversión de 70.000 pesetas, en la adquisición de Deuda Pública española, con objeto
de emplear los dividendos derivados, en la instrucción primaria de niños y niñas
católicos de Balmaseda, a partes iguales. Una cantidad similar fue legada para el
Hospital de la Villa. Posteriormente, se creó una fundación para administrar las
rentas derivadas de aquel capital. Por otra parte, también destinó cuatro mil pesos
mexicanos para el arzobispado de México El resto de su fortuna lo legaba a su
familia, nodriza y sirvientes. (8)
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Testamento de Pío Bermejillo Martínez-Negrete. París 1899.
Seguidamente la corporación municipal balmasedana encargó la realización de
un retrato póstumo del benefactor para que, a modo de homenaje, colgara de las
paredes del salón principal. Este lienzo, que hoy forma parte de los fondos del
Museo de Historia de Balmaseda, fue pintado por Francisco Díaz Carreño, quien
lo firmó en Madrid en 1889. (9)
Asimismo, en sus últimas voluntades Pío Bermejillo Martínez-Negrete mostró
su deseo de ser enterrado en una iglesia, preferentemente en alguna de San Sebastián, aunque dejaba la elección definitiva de este pormenor en manos de su
hermano Luis.
Tras recibir los legados correspondientes, la corporación municipal balmasedana ofreció a la familia la posibilidad de que el bienhechor fuera inhumado en la
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iglesia de San Severino, en uno de los arcosolios del templo, que hasta entonces
acogía una antigua sepultura. Así, finalmente: “trajeron a Valmaseda los restos
de este desprendido hijo suyo el 11 de Abril de 1904, dándoles sepultura donde
queda dicho, el mismo día, entre las 4 y 6 de la tarde. Salieron hasta la estación
de esta Villa a recibirlos el clero con manga alzada, escuelas públicas, de Comercio, de las Hijas de la Cruz, PP. Misioneros, Ayuntamiento, etc. acompañados de
casi todo el pueblo”. (10)
Posteriormente, en 1906, el escultor Agustín Querol diseñó para esta tumba un
tímpano, presidido por El Ángel de la Caridad, que es de estilo modernista y
que fue costeado por el citado Luis Bermejillo Martínez-Negrete. A comienzos
del siglo XX, el boceto de esta obra apareció reproducido en algunas revistas y
libros. (11)
16.4.- Martín MENDÍA Y CONDE, Indiano y Benefactor
Posiblemente, Martín Mendía y Conde sea el Indiano más conocido y querido
por todos los balmasedanos. No es de extrañar, por tanto, que su estatua sedente
presida la Plaza de San Severino, frente a la monumental iglesia parroquial. Cabe
preguntarse por qué fue tan querido. Vamos a verlo.
Martín Mendía y Conde. Lienzo de Juan de Barroeta. Año 1892
Hijo primogénito del matrimonio formado por León Mendía Garrastazu y Vicen- 348 -
ta Conde Sojo, nació en Balmaseda, bautizado el 5 de Febrero de 1841, en una
familia de seis hermanos. Emigró a Chile y México, pese a que, a diferencia de
la mayoría de los indianos, sus orígenes no eran especialmente modestos, puesto
que sus progenitores tenían diversas propiedades. En América comenzó a hacer
fortuna, sobre todo en el país azteca, gracias a explotaciones agropecuarias y mineras, radicadas en la localidad de Piaxtla en el estado de Sinaloa (12). Toda su
trayectoria americana ha sido tratada en el capítulo 15 al que remitimos a nuestros
lectores.
En el año de 1885, con unos socios fuertes en México, su hermano Julián en Europa (Barcelona) y un comercio viento en popa, Martín Mendía regresa a España.
Había hecho una carrera meteórica y una gran fortuna en poco más de 40 años.
Tras su retorno a España se instaló en Madrid y se mandó construir una “casa de
indiano” en Balmaseda para pasar los veranos, entre junio y octubre, de manera
que estaba temporadas en cada sitio; al tiempo que viajaba a París, sur de Francia
y a San Sebastián de forma esporádica.
Es curioso ver su interés por los aeroplanos franceses de la época y que llegó
a probar en París. Martín siempre estaba al día de lo último en tecnología que
se presentaba en Francia y allí, precisamente en 1911, llegó a probar un avión
Deperdussin -que había comprado- y con el que fue uno de los primeros “mexicanos” en volar en aeroplano cuando tenía 70 años. (13)
En su ausencia, su cuñado Isidro de Asúa San Millán, actúa como representante
legal de sus intereses en Balmaseda y Bizkaia. Estaba casado Isidro con Francisca
Mendía, y era el padre de Pedro de Asúa y Mendía, arquitecto y sacerdote asesinado en la Guerra Civil, y de Marcela y Luis, solteros, que residieron en el chalet
familiar de los Asúa, junto a las “Escuelas Mendía” hasta su muerte.
También participó Martín Mendía en el gobierno municipal como Concejal, nombrado en 1 de Julio de 1897 -siendo Alcalde don Alejandro de Pisón- y en cuyo
grupo detentó la Comisión de Hacienda. (14)
A su villa natal dedicó muchos de sus afanes y una gran parte de sus recursos económicos. Se dice que llegó a prestar dinero en varias ocasiones al Ayuntamiento
de turno, con lo que ayudó a solventar momentos difíciles para Balmaseda. De
acuerdo con una actitud frecuente entre los indianos, acometió diversas obras e
hizo numerosas donaciones en las que demostró una especial preocupación por
las cuestiones de la enseñanza.
Martín Mendía y Conde hizo Testamento el 16 de Junio de 1924, solamente 5 me- 349 -
ses antes de morir, ante el Notario de Madrid Don Dimas Adánez y Horcajuelo.
Allí compareció….
“Don Martín Mendía Conde, mayor de edad, soltero, propietario, vecino de Valmaseda, con capacidad legal para atestar y en consecuencia redacta este instrumento en los siguientes términos”: (15).
- Profesa la religión católica, apostólica, romana en la que ha vivido, vive y
quiere seguir y morir.
- Que es natural de Valmaseda e hijo de D. León y Doña Vicenta, ya difuntos;
hallarse soltero y carecer de descendientes y ascendientes.
- Ordena que su cadáver sea amortajado con el hábito de San Francisco y trasladado al Panteón familiar en el camposanto de Valmaseda. Y mnda que se digan
por su alma las Misas llamadas de San Gregorio.”
Tras este preámbulo pasa a desarrollar los mandados que lega, bien en metálico
como en terrenos, fincas, etc, tanto de España como de México.
Hizo una distribución de sus bienes que alcanzó para unas 30 disposiciones. De
ellas 27 fueron donaciones en metálico para diferentes asociaciones, hospitales,
colegios, etc.; tanto de Balmaseda como de Villasana de Mena (localidad natal de
su madre), Madrid, Andalucía y Mazatlán (México).
Con anterioridad al testamento, Martín Mendía ya había hecho cuantiosas donaciones a su villa natal. En sus últimas voluntades, siguió apoyando algunas de
ellas. De todas hacemos a continuación un breve resumen:
• En 1890, con 175.000 ptas., fundó una Escuela de Comercio y Academia
de Dibujo, donde tuvo especial cuidado de formar a los alumnos en la asignatura de Geografía, sobre todo como ayuda a la emigración de balmasedanos a
tierras americanas. (16)
• Esta Escuela de Comercio quedó inicialmente instalada en el inmueble que
acogía las Escuelas públicas (ya citadas) erigidas en 1888 gracias al legado
de otro indiano balmasedano, Pío Bermejillo Ibarra. Y años después, en 1905
Mendía donó unos terrenos, anejos al citado centro escolar, con objeto de que
sirvieran de lugar de recreo para los estudiantes. Este solar posibilitó la configuración de la plazuela de las Escuelas, nombre con el que aún hoy es conocido este espacio público.
- 350 -
• En 1892 pagó 35.000 pts. por el Órgano Cavaillé y Coll de San Severino,
aparte de aportar una cantidad anual para el mantenimiento de una plaza de
organista en el templo. (17)
• En 1892 también, donó 50.000 pts. para configurar un Paseo público entre
los dos puentes más antiguos de la villa, a lo largo de la margen derecha del
río Cadagua, desde el puente de la Muza hasta la estación del ferrocarril. Es el
paseo que lleva actualmente su nombre.
• Al tiempo contribuyó con 10.000 ptas. a la terminación de las Obras de Saneamiento de la villa, especialmente las de los Barrios de la Magdalena y el
Cubo; con la condición de que desapareciera antes de 4 años, la servidumbre
municipal sobre los terrenos que él había adquirido a doña Amalia Gorrita.
• En 1919 entregó al municipio otro inmueble con el objeto de acoger el Cuartel de la Guardia Civil, en la salida hacia Burgos.
Para Obras Benéficas destinó lo siguiente :
• Dio 60.000 ptas. para el Hospital y casa de Beneficencia de Balmaseda, “…
con la condición de mantener en todo tiempo un capellán que celebre misa diaria en la capilla del asilo; así como cuidar de la parte moral de los asilados”.
• Donó 50.000 ptas. al Colegio de las Hijas de la Cruz para que con esta renta
se mantuviera y educara…” a 4 niñas pobres de Balmaseda, huérfanas de
padre y madre, ó en su defecto, de uno de ellos”. Las condiciones eran “...
ingresar entre los 6 y los 10 años de edad, recibiendo además de la enseñanza
elemental y doctrina cristiana, clases de coser, repasar, algo de cocina y quehaceres de la casa.” Dejarían de estudiar… “cuando cumplan 16 años y ya
puedan dedicarse al servicio doméstico o a su propio hogar”.
• Dio otras 50.000 ptas. a la Asociación de Damas de San Vicente de Paul para
socorrer a viudas necesitadas con hijos, o bien para enfermos pobres. La cantidad debía ser invertida en obligaciones de la Sociedad Hidroeléctrica Española.
• Hasta 20.000 ptas. dispuso para los Claretianos de Balmaseda, con el fin de
contribuir a las obras de la Capilla que estaban en proyecto de construcción, y
que habían de ser solo para ese fin, ya que no se entregarían si no se hiciera la
obra. Pero finalmente sí se realizó, y gracias a este mismo prócer, se levantó en
1925 la Iglesia de la Comunidad que, de estilo neogótico y dedicada al Corazón
de María, aún pervive en la Villa, como teatro y centro cultural Klaret Antzokia.
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En distintas ocasiones aportó cantidades para la dotación de maestros y la adquisición de material escolar, así como para distintas obras de infraestructura urbana
y mejoras en el cementerio municipal.
En el Testamento, y del resto de su capital, aún quedó bastante para distribuir
entre su familia y servidores.
Las Escuelas Mendía
En 1920 puso en marcha su gran obra, las Escuelas Mendía, que levantó, extramuros, y que pagó con una Fundación de 570.000 ptas. (18). En realidad con
ese dinero mandó comprar acciones del Banco de España para, con sus intereses,
mantener la Fundación de sus Escuelas a lo largo del tiempo.
Un vecino de Balmaseda -Joseba Andoni de la Serna- aporta unos Apuntes curiosos sobre la construcción del edificio de estas Escuelas, según lo que en su
tiempo, le había transmitido su progenitor.
“Se construyó el complejo educativo entre 1914 y 1919/20 y en Enero de este
último año, comenzó su andadura como escuela de enseñanza; fue arquitecto
del proyecto, el sobrino del señor Mendía, D. Pedro de Asúa y Mendía, el cual
dirigió todo el proceso de construcción y la instalación de la maquinaria y demás
elementos. Las vigas principales y parte del maderamen del tejado, procedían de
la zona de Somocurcio y la piedra que compone su zócalo y los remates esquinales, procede de una cantera que se preparó en la Baluga, en la carretera que sube
a la finca del monte Sabugal.
Trabajaron en su construcción innumerables personas y de diferentes gremios,
entre los que se cuentan como carpinteros a los señores Bueno, Martínez y De la
Serna (mi abuelo); que luego formaron uno de los primeros talleres de ebanistería que se instalaron en Balmaseda, junto al vallado de esta obra y justamente
donde está el acceso a los garajes del complejo hotelero que hay cerca del citado
colegio.
Comenzó su andadura este colegio, sin haber concluido la obra y durante el primero y segundo curso, los citados carpinteros, continuaron con su remate, siendo
recuerdo de mi padre de como, él y mi abuelo, trabajaba durante las horas de
clase en la colocación de puertas interiores y demás detalles”. (19)
Esta gran obra de Martín Mendía se levantó por tanto, en terrenos propios extramuros pero cercanos al Convento de Santa Clara. Todo lo dejó perfectamente
- 352 -
acordado en su testamento, en la “sección quinta” de la que hemos hecho un
resumen de lo estipulado. (Ver Apéndice Documental Cap. 16).
Edificio de las Escuelas Mendía, llevadas por los Maristas desde 1920
Reconocimientos a Martín Mendía y Conde
En 1892, como prueba de reconocimiento por su generosidad, fue nombrado hijo
predilecto de la localidad natal y además se bautizó una calle -la Bajera- con su
nombre (20). Asimismo, la corporación municipal balmasedana encargó un retrato del indiano al pintor Juan de Barroeta, con objeto de que colgara en una de las
aulas del centro escolar que había fundado. Actualmente este lienzo forma parte
de los fondos del Museo de Historia de Balmaseda. (21)
Mendía recibió la Gran Cruz de Beneficencia en 1921. En ese momento se abrió
una suscripción popular en Balmaseda con objeto de costear aquella condecoración.
Martín Mendía, gran benefactor de la villa, falleció soltero, en su residencia de
Balmaseda, el sábado 6 de Septiembre de 1924. Su entierro fue una impresionante manifestación de duelo de toda la población, que hizo una recaudación pública
para encargar la citada estatua sedente.
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Tal y como había ordenado en su testamento, su cadáver fue amortajado con el
hábito de San Francisco y trasladado al Panteón familiar en el camposanto de
Balmaseda, y por su alma se dijeron las Misas llamadas de San Gregorio. (22)
Placa en la Casa Natal de Martín Mendía. Calle Correría nº 10
Aunque no mencionaremos aquí las demás Donaciones que Martín Mendía dejó
en su Testamento ya a nivel familiar, es lógico pensar que sus hermanos y sobrinos fueron los beneficiados del monetario. Y a su hermana Anselma le dejó la
Casa chalet de Balmaseda.
Pero si cabe decir que, a pesar de los casi 2 millones de pesetas que legó a Balmaseda, hizo otras muchas donaciones en Madrid, Bilbao y Villasana de Mena que
fuera la tierra natal de su madre.
Y tampoco se olvidó de dejar 40.000 ptas. pagaderas en moneda mejicana con
sujeción al cambio, para contribuir a la construcción de un nuevo pabellón en
el Hospital civil del puerto de Mazatlán; a la realización de otras obras “que
convenga llevar a cabo en dicho establecimiento”. El importe de este legado se
habría de entregar en la ciudad mexicana, a Don Jenaro García o a Don Víctor
Patrón, para que a su vez, lo transmitieran a quien correspondiese.
La villa le preparó un homenaje del que se hizo eco el diario El Sol. (23)
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Retrato de Martín Mendía en edad avanzada
16.5.- Marcos ARENA BERMEJILLO, Indiano e Inversor
Natural de Balmaseda en cuya parroquia de San Severino fue bautizado el 26 de
Abril de 1850, Marcos era sobrino carnal de Pío Bermejillo e Ybarra. Hijo de su
hermana mayor Melchora Bermejillo Ybarra que, nacida en 1818 en Balmaseda, se casó el 4 de Junio de 1840 - a la edad de 22 años - con Alejandro Arena
Ribas, natural de Santecilla, en el Valle de Mena.
Apendice Documental cap 16
Cuadro de Genealogía
Marcos Arena Bermejillo, casó a los 32 años con Elena Canesi Vallarino de 24
años y nacida en Veracruz. La boda se celebró en la parroquia de San Miguel Arcángel de la ciudad de México. Quiere esto decir que aunque nacido en España,
estaba ya instalado en tierras mexicanas. Eran 10 los hermanos Arena Bermejillo, de los que cinco se casaron en México y solo dos hermanas - Cristina y Lucía
- lo hicieron en Balmaseda, con vecinos de esta villa. (24)
- 355 -
Marcos Arena saldría de Balmaseda con sus hermanos, Benito y Pío, hacia 1868,
para trabajar en los negocios de sus tíos Bermejillo Ybarra. Benito tenía 27 años,
Marcos 18 y el pequeño Pío solo 15 años. Iban por tanto en familia para aprender
y trabajar en los negocios de sus familiares ya instalados en México.
Presumiblemente los dos mayores habían recibido estudios especializados, orientados a su futura dedicación: de comercio en Balmaseda y Bayona, y en esta
última ciudad, también idiomas: francés y algo de inglés.
Los tres se casaron en México y los tres hicieron viajes a la Península a fines de
siglo: Benito casó con Soledad Toriello Vallarino en México en 1876, con la que
tuvo 4 hijos. Marcos, como se ha dicho, casó con Elena Canesi Vallarino, prima
de Soledad, en México en 1882 y tuvieron 4 hijos. Por último Pío casó en México en 1890 con la balmasedana María Dolores Sota Larrus (n.1865), y criaron
a 3 hijos. Luis Sota Larrus, (n. en Balmaseda 1863), hermano de María Dolores,
también estaba en México y era cuñado de Benito Arena, pues estaba casado con
María Luz Toriello Vallarino, hermana de Soledad. (25)
Por medio de un artículo publicado en una revista de la época - “El Tiempo Ilustrado”,1908 - podemos descubrir aspectos curiosos en la vida de estos balmasedanos emigrados a México, lo cual ha resultado de gran interés. Veamos lo que
nos cuenta esta revista en el Apéndice Documental. (26)
Alejandro Arena Toriello era el primogénito de Benito Arena Bermejillo, quien
había tenido otros tres hijos: María Concepción, Rosario y Andrés.
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Las hermanas de Marcos, Encarna (n.1855) y Amalia (n.1858) Arena Bermejillo
también emigraron a México más tarde. La primera regresó después de casarse
con Casto de la Mora Obregón (Santa Olaya de Iguña, Cantabria, 1851), que
entre otros negocios, impulsará la Vidriera de Arija, Burgos en la que el propio
Marcos fue accionista y de la que salieron los “vidrios” para las ventanas de la
fábrica “La Encartada” en 1892.
Marcos fija su residencia en Bilbao (zona de Abando) hacia 1888 (sus últimos 3
hijos nacen aquí), pero hasta 1907/10 no se instala de forma permanente. Mantiene casa en Bilbao, pero “viaja por el mundo”. (27)
En México tuvo a sus dos hijos mayores José y Luis Arena Canesi, y siendo éstos pequeños regresó a su tierra natal, con una ya considerable fortuna que tenía
intención de invertir en la creación de un negocio textil en Balmaseda. No en
vano había visto nacer este tipo de industria en México y, pensando en su tierra,
no lo dudó ni un momento. Entró en contacto con otros vecinos y compañeros y
en 1892 se puso manos a la obra.
La Encartada S.A. Un “negocio indiano”
El negocio no fue solamente suyo, porque participaron también Martín Mendía y
Conde y Juan Bautista Hernández Gorrita, entre otros; pero Marcos llevó siempre
la voz cantante y pareciera casi únicamente obra suya. El primer Consejo estuvo
presidido por Martín Mendía, siendo Marcos Arena el Director Gerente.
La Fábrica de Boinas La Encartada se situó en el Barrio del Peñueco, en Balmaseda, en la salida hacia el Valle de Mena, aprovechando la base de una ferrería
que el Concejo de Balmaseda había instalado allí a fines del siglo XV. Luego fue
vendida a particulares y a mediados del XIX fue remodelada y convertida en molino de cuatro pares de muelas. Su concesión y salto de agua sería aprovechado
después por la nueva fábrica. (28)
Los tejidos fabricados inicialmente fueron exclusivamente Boinas, cuya producción se vendía en mercados no cercanos. Más tarde se confeccionaron mantas y
- con la Guerra Civil - material de abrigo para las tropas. La maquinaria procedía
íntegramente de Inglaterra y los obreros llegaron en parte del Valle de Mena y
en parte de la propia villa. Se fundó la Sociedad con un Capital inicial de 500.000
pesetas y una duración de 50 años. Al edificio fabril de gran tamaño, se añadieron
las viviendas de obreros, una capilla que a veces hacía las veces de escuela, y
espacios para el esparcimiento.
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Los cambios de la moda en el vestir y otras vicisitudes económicas abocaron al
cierre de la fábrica en 1992. Por tanto había cumplido un siglo exacto de vida.
Las instalaciones aunque necesitadas de una restauración, mantenían sobre todo
la maquinaria inicial en excelente estado. (29) Se pensó en darle un uso no industrial a la que fuera magnifica fundación indiana.
Tras varios años cerrada y diez años más de restauración integral, nació en 2006
la Fundación Boinas La Encartada - Kultur Ingurunea, con el objetivo de
conservar, difundir y gestionar el enclave de la antigua Fábrica.
Por fin el 10 de enero de 2007 se abrió al público con el nombre de Museo Textil
de la Industria Vasca.
La visita a este Museo, antigua Fábrica de origen indiano, es muy recomendable
y cumple con varios objetivos de máximo interés:
1.- Con ella nos informarán de la procedencia del capital, las cantidades que se
invirtieron, y una breve semblanza de los inversores.
2.- La tecnología que incorpora y cómo se diseña esta obra por personajes que
no actúan como “rentistas”, sino que supervisan directamente la marcha de la
empresa. Que se implican personalmente en la elección y compra de los equipa-
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mientos, porque su aspiración es crear una empresa de proyección internacional.
Por eso mismo, no sólo se informan en los centros más importantes de Europa
en ese aspecto, sino que el propio Marcos Arena realiza varios viajes para visitar
y conocer in situ lo que se les ofrece, y supervisa directamente el montaje de la
maquinaria. Por ello la fábrica alberga un 80% de tecnología foránea.
3.- El tipo y orientación del negocio dada la experiencia de todos los socios en
el sector, y en concreto del textil, que ocupa un importante capítulo en sus casas
comerciales; así como la experiencia de algunos en la industria directamente,
como el propio Arena como consignatario y representante de su tío en los negocios textiles de éste, etc.
4.- Se explica la creación de una factoría especializada, no dedicada al suministro
directo de la industria vasca (cordeles, sacos, toldos, etc. que son más habituales), y su orientación al gran mercado trasatlántico porque “tiran” de sus propios
conocidos en América para abrir el mercado en México y Argentina, mandando
muestras y nombrando representantes en plazas de estos países. (30).
NOTAS
(1).- PALIZA MONDUATE, Maite. “La imagen del indiano como símbolo de estatus: retratos de
indianos vascos de la edad contemporánea”. Congreso Internacional Imagen Apariencia. Universidad de Murcia , 2009
(2).- GÓMEZ PRIETO, Julia “La emigración vizcaína hacia América. los indianos de Balmaseda:
siglos XVI-XIX”. De la misma autora: “Emigrantes, indianos y fundadores”, en “Balmaseda. Una
historia local “. Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1991, págs. 57-72.
(3).- “ Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia”. En adelante: DBERAH Biografías. Pío Bermejillo e Ybarra. Texto de Paliza Monduate, Maite
(4).- Ibídem
(5).- El proyecto es del arquitecto Severiano Sainz de la Lastra, año 1887. Ver: Escuelas Bermejillo. Escritura fundacional de 13 Marzo 1899. Archivo del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz.
(6).- Por Decreto Municipal del año1892, Libro de Registros nº 81, la calle del Medio pasó a
llamarse calle de Pío Bermejillo.
(7).- DBE-RAH Biografías. Pío Bermejillo e Ibarra.
(8).- Testamento de Pío Bermejillo y Martínez- Negrete, en Registro de Fundaciones del País
Vasco. Reg – Biz- 51 Caja 1. Archivo del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz.
(9).- Francisco Díaz Carreño (n. en 1840), discípulo de Federico de Madrazo (1815-1894) y especialista en retrato y pintura de historia lo firmó en 1889. Ver PALIZA MONDUATE, Maite, “La
imagen del indiano como símbolo de status. Retratos de indianos vascos en la edad contemporánea
“. Univ. de Salamanca.
( 10).- GÓMEZ PRIETO, Julia. “Memorias de Enrique Hurtebise. 1867 – 1943”. Edición 2017,
pp. 115. (Nota del Autor)
(11).- PALIZA M. “El sepulcro de Pío Bermejillo. Una obra perdida de Agustín Querol”, en Revista Goya n.º 315 (2006), págs. 345-354.
(12).- DBE-RAH “Biografías...”. Martín Mendía y Conde. Al parecer también debió estar en las
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minas de Chile pero no se ha encontrado la referencia.
(13).- Datos facilitados por Alfonso Flores de la Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos
(14).- A.M.B. Libro de Actas Registro nº 83. 1 de Julio de 1897. Elecciones Municipales.
(15).- Registro de Fundaciones del País Vasco. Reg – Biz - 27 Caja 1. Fundación Mendía Conde.
Escritura fundacional de 16 de Junio de 1924 que incluye Testamento. Archivo del Gobierno Vasco,
Vitoria-Gasteiz.
(16).-. Ver Boletín de la REAL SOCIEDAD GEOGRÁFICA año L, pp. 368, Julio de 1908. Así aparece en la obra “ Las Memorias de Enrique Hurtebise Una vida intensa entre Madrid, Balmaseda
y México. 1867 – 1943. “. Ed. Julia Gómez Prieto. Balmaseda 2017. Pág. 55.
(17).- GÓMEZ PRIETO, J. Ver: “Los Órganos de las Iglesias de Balmaseda” en http://balmasedahistoria.blogspot.com/2016/.
(18).- Registro de Fundaciones del País Vasco. Reg – Biz- 29, Caja 1. Escuelas Mendía Conde
Escritura fundacional de 16 de Junio de 1924. Archivo del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz.
(19).- Ver en: josebandoni-s.iespana.es/mendia_conde.htm
(20).- La Calle Bajera, paralela al río Cadagua, pasó a llamarse Calle de Martín Mendía.
(21).- Juan de Barroeta y Anguisolea (Bilbao, 1835 - 1906) fue una de las figuras más representativas del retrato en el País Vasco. Varias de su obras se pueden ver en el Museo de BB.AA. de Bilbao.
(22).- LASUEN, B. “ Monumentos a vizcaínos ilustres “. Bilbao, Bilbao Bizkaia Kutxa, 1995, págs.
28- 30.
(23).- El diario madrileño EL SOL, del miércoles 12 de Octubre de 1921. Ver apéndice documental.
(24).- Ver: https://www.myheritage.es/names/marcos_arena%20bermejillo
(25).- https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es&n=arena+bermejillo&oc=0&p=
(26).- Revista : El Tiempo Ilustrado, de fecha 13 Set. de 1908
(27).- La Encartada es “ un almacén histórico de Indianos” que a menudo es visitado por sus descendientes. Todos ellos provienen de México: María José TORRECILLA. Técnico e historiadora
del Museo
(28).- GóMEZ PRIETO J. “Balmaseda, siglos XVI-XIX. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen” Capítulo 19: el Sector Ferrero. pp. 327-344
(29).- Una excelente publicación es “La Encartada S.A. Fábrica de Boinas” Dip. F. Bizkaia. Cultura. Bilbao. 1991. 35 pp.
(30).- Visita explicada por María José TORRECILLA. Historiadora y Técnico del Museo
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Capítulo 17
LA HERENCIA MATERIAL DE LOS INDIANOS
Como final de este libro, nos ha parecido importante fijarnos en las huellas auténticas que los indianos, desde el siglo XVI al XX, han dejado en el acervo monumental de su villa natal. Al margen de sus Fundaciones y ayudas que ya hemos
visto y que en su tiempo fueron de un enorme impacto en la sociedad balmasedana, hemos querido subrayar varios elementos patrimoniales que aún perduran y
que podemos disfrutar durante nuestra visita a la villa.
Quizás para entender la transformación de una región por las obras civiles y privadas que produjeron los indianos enriquecidos regresados a su terruño, habría
que imaginar cómo fueron estos lugares, antes de los legados de sus benefactores.
Ellos siempre estuvieron pendientes de las necesidades de sus lugares de origen,
destinando a su desarrollo cuantiosas sumas. Fruto de ello son las transformaciones parciales y a veces más completas que experimentaron esas localidades.
Edificaciones de todo tipo: escuelas, iglesias, mansiones y sobre todo obras de
infraestructura como carreteras, puentes, redes de agua corriente, etc.
Aunque de manera discreta los balmasedanos de otras épocas también ayudaron
a Balmaseda. El Ayuntamiento sabía quiénes estaban en América y, de vez en
cuando, les hacía peticiones para las Mejoras de la Villa.
Con fecha 19 de Marzo de 1797, se decreta pedir dinero a los balmasedanos
residentes en América para efectuar reparaciones en la iglesia de San Severino.
Los primeros en contestar fueron la Marquesa de Legarda, D. José Antonio de
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Areche y D. José de Arnaiz que donaron importantes cantidades cada uno. (1)
En el año 1852 se pidió de nuevo ayuda para instalar Fuentes Públicas en la Villa
y en 1880 para urbanizar las calles y reformar la Plaza de San Severino: “todo
ello se hizo con fondos remesados desde América por algunos buenos hijos del
pueblo, en quienes la distancia no ha amortiguado el amor y el cariño al suelo
natal”. (2)
Según un autor de la época:…“En este municipio (el autor se refiere a Balmaseda), a lo largo del siglo XIX, dentro de las carencias habituales en aquella época,
la enseñanza se había impartido en locales, que estaban en un estado penoso...
las escuelas estaban en una situación tan deplorable...”. En diez años, comenta
el autor, las donaciones de dos familias indianas dedicadas a la educación transformaron totalmente esta condición. La foto que nos presenta la Escuela de Martín Mendía en Balmaseda es más que elocuente al respecto. Este estudio está
centrado en el aporte de familias indianas que lograron una gran respetabilidad y
honores debido a sus donaciones. Por todo ello, este trasvase de España a América y de América a España no deja de causar asombro. (3)
Quizás cabe preguntarse cómo era Balmaseda antes de las aportaciones de los
Indianos durante los siglos XIX y XX. No hay más que ver cuántos edificios, enteros o participados, supusieron sus legados. Por ello invitamos al lector curioso
a realizar “La Ruta de los Indianos” por Balmaseda. Consta de los siguientes
puntos de visita:
Edificios Religiosos: Capilla de Juan de Urrutia en San Severino
Convento de Santa Clara extramuros de Juan de la Piedra
Edificios Residenciales: Casas de Indianos: Villa Lola y Chalet Mendía
Edificios Educativos: Escuelas Bermejillo y Escuela de Comercio Mendía
Edificios Industriales: Fábrica de Boinas la Encartada de Arena Bermejillo
Artes Decorativas diversas:
Retratos: Pío Bermejillo Martínez-Negrete; Martín Mendía en el Museo de Historia
Estatua: Martín Mendía en la Plaza San Severino
Tumbas: Pío Bermejillo y M. Negrete; Benito Arena Bermejillo en San Severino
17.1.- Edificios Religiosos: Capilla y Convento
Capilla Urrutia en la Parroquia de San Severino
En el lado norte de la Iglesia de San Severino, ocupando un espacio por donde
hasta entonces se situaba la muralla, se levantan dos capillas, siendo la más im- 362 -
portante la del Santo Cristo o de Urrutia, que es una de las más bellas del Renacimiento regional. El suyo es un planteamiento codificado, dentro de lo que se
conoce en la historia de la arquitectura como “capillas ochavadas burgalesas”,
que se caracterizan por una manera de pasar de la planta cuadrada a la ochavada,
mediante trompas y por el sistema decorativo cairelado de la bóveda estrellada
de ocho puntas.
Se debe esta joya arquitectónica a un solvente cantero montañés, Juan de Rasines, maestro de amplia trayectoria en Castilla, La Rioja y Bizkaia y así lo recuerda una inscripción en la pared. Estaba ocupado en ella en torno a los años
1541- 42 y por iniciativa del comerciante balmasedano Juan de Urrutia, radicado
en Sevilla.
Placa en la Capilla Urrutia
Tiene esta capilla un Retablo del Santo Cristo que excede con su fama a Bizkaia.
Es uno de los más importantes retablos peninsulares, no por su tamaño sino por sus
valiosas figuras con magnífica composición y gran vigor expresivo dentro de una
opción del Renacimiento.
La imaginería se centra en el tema de la Pasión. En el zócalo Camino del Calvario, Resurrección y Quinta Angustia, todos de relieves policromados. En los
plintos de la columnas San Sebastián y San Francisco. En el cuerpo, imagen del
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Crucificado, entre María y San Juan y a su lado, en las jambas y a menor tamaño,
San Pedro y San Andrés, todas policromadas. En el arco el Padre Eterno, surgiendo entre nubes.
Capilla Urrutia
La representación del Calvario se acompaña de escenografía pincelada ( la ciudad de Jerusalén ), es de un solo cuerpo sobre banco y de una sola calle, siendo
un gran escenario para el Calvario. Caben en él las figuras de Cristo, más la de
San Juan y la Virgen Dolorosa, al pie de la cruz; además de San Pedro y San Andrés, a diferente escala, figuras movidas y expresivas.
Esta opción y expresión la acuña en Bizkaia el Taller de Guiot de Beaugrant,
escultor franco - flamenco que se afinca en Bilbao en 1533, cuando contrata el
desaparecido retablo de la iglesia de Santiago. A él se atribuye, fundamentalmente, este mueble de la Capilla de Juan de Urrutia en Balmaseda, que lo debió de
hacer en la década de 1540. (4)
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El Órgano de la iglesia de San Severino
El órgano de San Severino fue una Donación de D. Martín Mendía y Conde,
indiano balmasedano que aportó, como ya hemos visto, 35.000 pesetas para su
construcción en el año de 1892. Es un órgano de Sistema Mecánico, con una disposición en forma de dos Manuales de 56 notas, y un Pedaleo de 30 notas. Con
elegante exterior llena el trascoro, sobre la puerta principal de la iglesia.
Trascoro con órgano y vidriera detrás
Su constructor fue Arístides Cavaillé-Coll, el creador de órganos francés y más
importante fabricante del siglo XIX; había nacido en 1811 en el seno de una familia del sur de Francia, fabricantes de órganos, cuyo padre le inculcó el amor
por este instrumento. Al fin se radicaron de forma definitiva en Toulouse en 1827.
El actual órgano de la parroquia de San Severino en Balmaseda fue trabajado
por esta empresa cuando ya estaba asociada con Charles Mutin, que mantuvo la
producción hasta la II Guerra Mundial. Fué por tanto, un Cavaillé - Coll montado
por Mutin. (5)
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El convento e iglesia de Santa Clara
El convento de Santa Clara está situado extramuros de la villa, nada más cruzar
el Arroyo del Abedular, y es una masa con los volúmenes muy bien marcados el
que proyecta un templo de una nave con crucero señalado en planta más cabecera
y nave de tres tramos, el central de estos reservado para el acceso. Esta distribución en planta tiene al exterior reflejo en una cruz dominada por un potente
prisma cúbico debajo del que se esconde la cúpula, por encima de la que aparece
la linternilla. Como en todos los conventos, el tramo de los pies sirve de comulgatorio abajo y de coro arriba.
El edificio se aboveda con sistema de albañilería, cañones penetrados por lunetas
para ventanas adinteladas y cúpula rebajada al centro, decorada con placas lisas
radiales y lo demás con elementos geométricos abstractos .
El tramo segundo es el que acoge el acceso; no se enluce sino que muestra una
esmerada sillería. Se abre al “Campo de las Monjas” y desde hace muchísimos
años sirve de marco a algunas de las escenas de la Pasión Viviente que se representa en Balmaseda cada Semana Santa. Tiene dos niveles; el bajo ofrece un paso
en medio punto entre pilastras y el otro es un moderado ático con hornacina para
la imagen de Santa Clara más los escudos del fundador a sus lados, todo muy
severo.
Además, al centro, bajo la hornacina, está la piedra fundacional. La iglesia posee
espadaña en el muro de cierre a los pies sobre la residencia. Es de dos pisos y
un vano para las campanas. De perfil agudo, por tanto, va cargada de pináculos
piramidales. (6)
En 1675 se terminaba ésta en lo esencial, siendo entonces el maestro responsable
Francisco Martínez de Arce, que doce años después, en 1687, estaba aún en Santa
Clara terminado la sacristía y la espadaña.
El convento de Santa Clara de Balmaseda es uno de los edificios conventuales
femeninos mejor caracterizados de Bizkaia. Posee una estructura de dos plantas,
gran patio central de tipo claustro con columnas y un pozo en el medio. En la
gran reforma que lo transformaría en un Hotel, hacia 1992, se acristaló el Patio
y a él se asoma el piso superior donde están distribuidas las habitaciones, en las
antiguas celdas conventuales. En la planta baja se sitúan el Refectorio (que hoy
es comedor), los establos (que hoy son salones de eventos) y la sala de visitas que
hoy conforma el bar.
Esta fórmula estructural la pone de moda la orden carmelitana y luego es imitada
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con pocas variantes por otras en todas partes, en Gordexola por ejemplo, cuyo
convento de Santa Isabel, también de Clarisas, es casi intercambiable con el de
Balmaseda, y como él una versión simplificada del barroco.
El interior de la Iglesia esta ornado por 5 bellos Retablos, a veces difíciles de
contemplar por el entramado de luces dispuesto por el Centro de Interpretación
de la Pasión de Balmaseda, al que está dedicado este espacio eclesial.
Del siglo XVII son los dedicados a San José y San Francisco y del siglo XVIII
son los dos retablos de Nuestra Señora y de la Dolorosa. El Retablo Central está
dedicado a Santa Clara, y rematado por un Calvario. Es barroco con decoración
vegetal y tres calles formadas por cuatro columnas salomónicas. Tiene cuatro
relieves y varias imágenes, siendo todo el conjunto del siglo XVII.
Escudos de la iglesia del Convento
17.2.- Edificios Residenciales: Casas de Indianos
En la actualidad la villa todavía conserva algunos elementos de notable interés a
pesar de los edificios que han desaparecido, demolidos en el tiempo.
También llamadas Casonas de Indianos, son casas unifamiliares al estilo de hoteles ajardinados con muros enverjados que, en este caso, fueron financiados por
Indianos y sus capitales americanos; con ello demostraban su riqueza sobradamente en su lugar natal.
Comenzamos por los Palacetes de La Magdalena: ubicados en el barrio de este
nombre, en la salida de Balmaseda hacia Arcentales, Sopuerta y Castro Urdiales
y que formaron un conjunto de gran valor patrimonial y estético.
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Chalet Mendia
El edificio responde a los modelos eclécticos europeos de fin del siglo XIX y
recoge el estilo clásico de la arquitectura italiana. Está situado en el paseo de La
Magdalena junto a Villa Lola. (7)
Se construyó para D. Martín Mendía y Conde nacido el día 5 de Febrero del año
de 1841 en la calle Correría n.10 de Balmaseda, donde se le recuerda con una
sencilla placa de mármol blanco.
El arquitecto del proyecto fue su sobrino Pedro de Asúa y Mendía. (6). Don Martín murió el 6 de setiembre de 1924 a los 83 años dejando en su testamento una
gran suma de dinero para distintos proyectos y obras benéficas, tanto en Balmaseda como para Villasana de Mena, localidad natal de su madre.
Como reconocimiento a su labor y costeado por todos los balmasedanos se erigió
un monumento en su memoria realizado en mármol blanco por el escultor Higinio de Basterra en 1927. (8)
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Villa Lola
El palacete es de principios del siglo pasado. El industrial Crisanto Julián Calvo
Ulacia, aunque nacido en Otxaran- Zalla, mandó construir esta casa en Balmaseda como residencia estival en el entonces paseo de “La Banqueta”, hoy conocido
como La Magdalena.
El indiano, que provenía de La Habana, ordenó levantar un palacete exento de
estilo ecléctico de tres plantas, con cubierta de pizarra al estilo inglés y formas del
neomedievalismo belga. A la casa se le denominó “Villa Lola” en honor a su esposa, María Dolores Marcela Alegría San Vicente, con la que se casó en 1889. La
casa pasó a sus tres nietas, tras el fallecimiento de su único descendiente varón.
Posteriormente éstas la vendieron, estando años abandonada hasta que el ayuntamiento, ante el elevado coste de su rehabilitación la sacó a subasta, siendo adquirida para la construcción de doce viviendas en su interior manteniéndose la
fachada original. (9)
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17.3.- Edificios Educativos: Las Escuelas
La Preceptoria
Este edificio, anexo a la iglesia de Santa Clara se construyó en el año 1653, y
lo hizo el cantero Pedro Ozeja. Se consideró como el primer centro docente de
la villa. Está adosado al cuerpo de la Iglesia y es un edificio de tres plantas con
soberbios escudos del fundador. Actualmente son viviendas particulares.
Las Escuelas Pío Bermejillo
Son más que centenarias pues datan del año 1887 y se construyeron gracias a un
legado de Pío Bermejillo e Ibarra. Es edificio apaisado con dos pabellones unidos a otro central, el de acceso, asomado a una amplia plaza, la de las Escuelas.
Ofrece al exterior su fachada de sillería de caliza gris perforada por las ventanas
de las aulas orientadas a Poniente. Al centro se enfatiza algo el acceso respecto
de los otros dos bloques, rematándose en un frontón de pendientes rectas bajo el
cual aparecía la inscripción “Escuelas Públicas” con caracteres metálicos, hoy
desaparecido.
El estilo de un post neoclasicismo deslavado, es el que propone el proyecto del
arquitecto de origen balmasedano residente en Madrid, Severiano Sainz de la
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Lastra, año 1887. (10). Actualmente es la sede de la Kultur Etxea Municipal que
es uno de los focos culturales más importantes de Balmaseda. El edificio cuenta
con dos plantas, disponiendo de más de 1.600 m2 de superficie construida.
Junto con el Klaret-Antzokia al frente y el Museo de Historia de la Villa, ubicado
en la iglesia de San Juan a un lado, constituyen un espacio que lleva el nombre de
Pío Bermejillo e Ibarra. Además en el mismo edificio de las antiguas escuelas se
ubican ahora la Biblioteca y el Archivo Histórico Municipal.
Las Escuelas de Martín Mendía
Sin salir del entorno del benefactor Martín Mendía se dedica el edificio de las
Escuelas Públicas de Balmaseda, emplazado a la salida hacia Castilla. Es un grupo escolar considerable dispuesto en tres bloques soldados unos a otros, dos con
frente torreado de tres pisos perpendiculares a la calle, más otro apaisado, más
bajo que aquellos, de dos pisos y un poco retranqueado uniéndolos
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El eje de la fachada lo recalca un pintoresco y estrecho acceso doble en arco
apuntado que se cobija luego dentro de otro más grande de medio punto. Una
“peineta” rompe la línea del tejado para letrero con la inscripción: “Escuelas
Mendía” escritas en caracteres góticos, bajo una pequeña espadaña para el reloj
y la cruz. (11)
Las Escuelas de Martín Mendía es un edificio muy querido en Balmaseda. Data
del año 1920 y es obra del arquitecto Pedro de Asúa, que aplica un lenguaje ecléctico., con recurrencia a lo clásico y a lo medieval, y hasta a la arquitectura regionalista. Es, en definitiva, un centro escolar de objetiva calidad arquitectónica.
17.4.- Edificios Industriales: La Encartada
La Fábrica de Boinas La Encartada, se encuentra situada a las afueras del núcleo urbano de Balmaseda, en el Barrio de El Peñueco. Su fundación obedece a
la iniciativa de un indiano de la villa, Marcos Arena Bermejillo, que había hecho
fortuna en México. En 1892, junto a los industriales Santos López de Letona y
Domingo de Otaola de Bilbao, y los balmasedanos Martín Mendía y Conde, con
Juan Bautista Hernández Gorrita, levantará en este lugar de su villa natal una
fábrica dedicada al ramo textil de la lana y, preferentemente, a la confección de
boinas de este género.
Con un capital inicial de 500.000 pts., se eligió el emplazamiento de un antiguo
molino harinero, y se construyó el conjunto industrial que básicamente ha llegado intacto hasta nuestros días. Mantuvo hasta su cierre una línea de producción
integral, que adquiría la materia prima en crudo y procedía al hilado de la misma,
para después dedicarse a la confección, tanto de boinas (su principal producto),
como de mantas, línea que tuvo escasa vida productiva, inaugurándose en las primeras décadas de siglo XX y que se abandonó al final de la Guerra Civil, al igual
que otros artículos como bufandas o pasamontañas.
Una vez cerrada la fábrica y dado su alto interés patrimonial, se procede, por
parte de la Diputación y el Ayuntamiento de Balmaseda, a la restauración del
conjunto para destinarlo a museo vivo del ramo textil de la Industria vasca.
La Fábrica
El conjunto lo forman en la actualidad varios edificios, entre los que se encuentran, además de la fábrica propiamente dicha, las casas que fueron levantadas
para alojar a sus operarios: una casa con pisos inmediata a la fábrica (1892-94),
y otro grupo alineado junto a la carretera BI-636, formado por un bloque de seis
viviendas (principios siglo XX) y adosado a él un segundo elemento que corres- 372 -
ponde a la capilla, que compartió esta dedicación con la de escuela de barriada
hasta mediados del siglo. Contó además con una vivienda exenta para el alojamiento del encargado.
Los Pabellones Fabriles
Forman un grupo compacto, compuesto por un bloque rectangular de cuatro plantas, al que se adosan lateralmente seis crujías dispuestas en sentido transversal y
de menor altura. Sus paramentos externos se rasgan con amplios ventanales de
iluminación. Internamente la disposición básica destinaba la planta inferior a las
secciones de almacenaje, taller mecánico, tratamientos iniciales de la lana (lavado, desengrasado...) y algunas otras tareas “sucias” (tinte, batanado), mientras
que en la primera planta se localizaban las secciones relacionadas con la confección y las oficinas.
La planta superior recibe diferentes usos: en la zona frontal de acceso se encuentra la que fuera casa del director gerente, que habitualmente era un miembro de
la familia Arena, y una pequeña terraza cubierta, mientras que en el resto de la
planta se encontraban las secciones de acabado, empaquetado, embalajes y expedición del producto. Para la circulación interna se contaba con un montacargas
que ponía en comunicación las tres plantas.
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La Maquinaria
Mecánicamente La Encartada reúne un conjunto de maquinaria de gran valor, en
gran parte original (es decir, de fines del siglo XIX) y de época. Todo el accionamiento se ha venido haciendo con el concurso de una turbina hidráulica alimentada con un canal de derivación desde el río Cadagua. Actualmente la turbina es
una “ francis” de la casa Volth (1910), que sustituyó a la primera horizontal de
1892. Gracias a ella, no sólo se suministraba un remanente eléctrico para la iluminación, sino que se hacían girar los embarrados que, con sus correspondientes
poleas y correas, movían cada una de las máquinas de fabricación.
En general el conjunto mecánico se encuentra muy bien conservado, destacando
sin duda elementos singulares como la mula selfactina, una máquina de hilado
que data de 1892 y procede de la casa Platt Brothers de Inglaterra, como buena
parte del resto de los ingenios originales (desmotadora, batuar, cardas, canilleros,
etc.), aunque también existen algunos de tecnología francesa (dinamo, algunas
cardas). En la sección de mantas, creada algunos años después de la fundación,
destacan dos grandes telares jacquard (uno alemán y otro catalán) y el resto de la
maquinaria procede fundamentalmente de Bélgica.
La Encartada constituye sin duda un ejemplo singular dentro del panorama industrial de Bizkaia. Por un lado, recoge un sector industrial poco representado
en el territorio, el textil lanero, que fue motor de implantación de los avances
técnicos de la nueva era fabril. Por otro, aún más interesante, se ha mantenido
casi inalterado desde su fundación y tanto su enclave, su colonia obrera, su sistema de embarrados como su maquinaria, generan un ambiente de gran capacidad
evocadora, trasladándonos a los inicios de la revolución industrial como museo
vivo de esa etapa. (12)
17.5.- Artes Decorativas: Retratos, Estatua y Tumbas
Retratos de los indianos de Balmaseda, siglo XIX
De cara a comprender y conocer la idiosincrasia y el aspecto de este colectivo, el
género del retrato tuvo una gran importancia. Por lo que respecta a la imagen, cabe
decir que con frecuencia fue especialmente distinguida y por sí sola evidencia la
transformación experimentada por estos hombres tras su agitada peripecia vital.
Habitualmente, estas obras tienden al ennoblecimiento de las figuras a través de
la pose, los ademanes, la indumentaria, los complementos o el mobiliario que las
rodea, algo que es perceptible en casi todos los ejemplos, tanto en los encargados
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por los propios representados, como en los costeados por los poderes públicos de
las localidades que se habían visto beneficiadas por las donaciones de algunos de
ellos.
Por lo demás, la retratística de los indianos coincide a grandes rasgos con la de la
burguesía y la nobleza de la época, clases sociales con las que estos emigrantes
trataron de relacionarse e identificarse, y sobre todo de la imagen de sí mismos a
la que aspiraban, tendente en gran medida a su ennoblecimiento.
Así, a menudo aparecen en estas obras con un porte elegante y distinguido, con
ropas y joyas lujosas y en medio de una ambientación igualmente efectista e
incluso ostentosa, recursos con los que se trataba de abrumar al espectador, que
rápidamente captaba la condición y la posición de los retratados.
Durante muchos años, los principales Retratos de los Indianos de Balmaseda han
estado instalados en el Salón del Ayuntamiento, donde lucían de manera espléndida. Pero a raíz de la apertura del Museo de Historia de la Villa, en la antigua
iglesia de San Juan, fueron trasladados a su nuevo lugar ya definitivo.
Nadie mejor que Maite Paliza Monduate, Profesora de la Universidad de Salamanca y de ascendencia encartada, nos puede describir estos cuadros. (13)
Retrato de Pío Bermejillo Martinez - Negrete
Ejemplo representativo de este tipo de retratos de aparato es el de Pío Bermejillo
Martinez - Negrete (1860-1899) (es un óleo sobre lienzo; 2’20 m. x 1’30 m.). En
realidad se trata de una copia de otro retrato en paradero desconocido. La ejecución de esta obra recayó en el sevillano Francisco Díaz Carreño (n. en Sevilla
1836), discípulo de Federico de Madrazo (1815-1894) y especialista en retrato y
pintura de historia, quien lo firmó en 1889.
En la obra en cuestión aparece representado de cuerpo entero, sentado de lado
en un sillón tapizado en tonos oro y rosa con acabado de flecos en la parte de las
patas, sobre cuyo respaldo la figura apoya el brazo izquierdo. Viste camisa blanca
de cuello rígido, lazo negro y pantalón, levita y chaleco del mismo color. Del último cuelga la cadena del reloj. Con porte elegante y distinguido que parece innato
y natural, posa frontalmente con las piernas cruzadas, sobre las que descansa su
mano derecha.
La figura se recorta sobre un cortinaje rosáceo, recogido por un cordón dorado,
detrás del cual se vislumbra una chimenea de mármol, sobre la que se aprecia un
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candelabro, mientras que a la izquierda del efigiado se ve parte de un mueble,
probablemente un aparador.
El modelado blando, la expresividad de la mirada clara, la elegancia, etc. apuntan hacia las recetas propias del retrato romántico que habían sido difundidas en
nuestro país años atrás por el citado Federico de Madrazo, aunque para nuestros
intereses en este estudio puede resultar muy significativo que, por el contrario,
el tratamiento del fondo es más ostentoso de lo habitual en este estilo, por lo que
cabría preguntarse si en el cuadro original fue una concesión al propio Bermejillo. (14)
El hecho de que esta copia fuera costeada por el consistorio balmasedano y la
finalidad de la misma nos sitúa ante un caso relativamente frecuente en el retrato indiano. De los casos conocidos cabe concluir que estos comitentes también
debieron considerar la imagen elegante y atildada de los indianos adecuada para
su cometido.
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Retrato de Martín Mendía y Conde
También el indiano balmasedano Martín Mendía y Conde (1841-1924), fue inmortalizado de tres cuartos en un retrato que lleva la rúbrica de Juan de Barroeta y Anguisolea (1835-1906), el retratista por antonomasia de la sociedad
bilbaína del siglo XIX y discípulo de Federico de Madrazo.
Esta obra (óleo sobre lienzo; 2’25 m. x 1’50 m.), que actualmente se conserva
en el Museo de Historia de Balmaseda, data de 1892 y fue encargada por los
miembros de la corporación municipal para colocarla en la Academia de Dibujo
y Comercio fundada por el indiano.
En esta ocasión, el benefactor posó ante Barroeta, dispuesto de pie de tres cuartos de frente, recortado sobre un fondo neutro fuertemente iluminado en la parte
derecha y con un sencillo cortinaje recogido a la izquierda. Hombre de largas y
pobladas patillas, bigote y mosca, viste camisa blanca de cuello rígido, corbata de
lazo negra y levita y chaleco de este mismo color.
De su figura emana serenidad y naturalidad, aspecto este último reforzado por la
disposición adoptada, con el brazo izquierdo apoyado en el respaldo de una silla
y dejando caer el brazo derecho. Mucho menos ostentoso que el ya comentado
de Pío Bermejillo, sin embargo el ennoblecimiento y la elegancia de la figura de
Martín Mendía son innegables. Todo ello es propio del estilo de Barroeta, pintor
especialmente ascético, que apenas hizo concesiones al abarrocamiento a la hora
de tratar los fondos de los cuadros; a su vez fue muy sobrio en la propia representación de las figuras. (15)
Todo ello es característico del retrato romántico español que estaba en su apogeo
en la época de formación del artista en Madrid y que sin duda pudo conocer de
primea mano, gracias a su relación con el citado Federico de Madrazo. No obstante, el modelado del bilbaíno es menos blando de lo usual en este estilo.
Estatua de Martín Mendía y Conde
La obra fue realizada en 1927 y tiene una superficie pulida. La figura es sedente
y de proporciones naturales. El asiento está constituido por un bloque geométrico
que tiene una textura uniforme. El cuerpo se inclina levemente a la izquierda y
apoya sus manos en un largo paraguas. El rostro es pensativo, severo y realista.
Vigilante, observa el paso del tiempo desde la altura. Una captación estática cuya
pulida plasmación tiene algo de neoclásica.
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Su autor Higinio de Basterra, nacido en Bilbao el 11 de enero de 1876, donde
falleció el 18 de febrero de 1957, estudió profundamente la cultura clásica y se incorporó a la Asociación de Artistas Vascos y Artes Plásticas en 1913. Según decía
Basterra, su pasión por Rodin estaba en Bilbao y es indiscutible que la estatua de
Martín Mendía nos puede recordar al gran escultor francés.
Estatua de Martín Mendía en Plaza de San Severino de Balmaseda.
Obra de Higinio de Basterra de 1927
Fue un escultor de lápidas y las obras de sus tumbas se encuentran en los cementerios de Bizkaia: en Derio, Begoña, Deusto, Gernika, Santurtzi y Plentzia.
Basterra fue un escultor influyente y fructífero, trabajando en las estatuas de más
alto nivel, teniendo en cuenta algunos de los nuevos caminos impresionistas que
venían de Rodin. (16)
Tumbas en el interior de San Severino
De las 5 tumbas que hay en los muros de la iglesia, las dos más cercanas a la cabecera en el muro sur y nave de la epístola, son dos tumbas tardo góticas que fueron
reaprovechadas a principios del siglo XX para alojar los restos de dos miembros
de la familia Bermejillo.
Se trata como podemos leer en las cartelas de bronce que hay al pie de las tumbas,
de unos estilos modernistas.
1/ La tumba de Pío Bermejillo y Martínez-Negrete (1860-1899) Relieve de
Agustín Querol - 1906.
Pío Bermejillo Martínez-Negrete fue un criollo balmasedano hijo de Pío Bermejillo Ibarra. El hijo aquí enterrado murió en París, y donó 70.000 pesetas para
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que se continuara la labor educativa que había empezado el padre. En agradecimiento se ofreció a sus hermanos enterrarlo en la iglesia de San Severino aprovechando una de las tumbas tardo góticas vacías que había. (17)
Los familiares aceptaron y encargaron decorar la tumba a un afamado escultor
español de la época, Agustín Querol, ( n. Tortosa 1860 ). Éste decoró el tímpano
con un relieve en mármol blanco en estilo modernista, en el que utilizó la temática del Ángel de la Caridad dando limosna a un grupo de menesterosos, aludiendo
así a la cualidad de benefactor del difunto.
2/ La tumba de Benito Arena Bermejillo (1841-1895) Relieve de José Quintana - 1910.
Benito Arena Bermejillo era hermano de Marcos Arena Bermejillo, fundador de
la fábrica de Boinas La Encartada y sobrino de Pío Bermejillo e Ibarra. Fue enterrado aquí unos años más tarde que su primo lo fuera en la otra tumba, y en esta
ocasión la familia encargó a un escultor de menos renombre decorar el tímpano
con un relieve que no desentonara con el anterior. Así se utilizó el mismo material
y en éste caso la iconografía es la del Ángel Custodio, que acompaña al difunto
en su paso al más allá. En cuanto al estilo escultórico éste es clasicista y mucho
más académico en su ejecución que el realizado por Querol. (18)
Su autor es José Quintana, un escultor cántabro con taller en Santander, donde
trabajó el palentino Victorio Macho. La obra es de 1910 y tiene componentes modernistas. Una influencia que se manifiesta tanto en el adelgazamiento sensitivo
de las figuras como en las componentes curvilíneas de los contornos que dan a
la escena una clara sensación de ligereza y limpieza. El “art nouveau” también
se observa en los signos ornamentales y los entrelazados motivos florales de las
oscuras cartelas. (19)
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Los dos sepulcros ajustan su formato a sendos arcos apuntados. La temática de
cada uno es diferente pero tienen el similar hilo conductor de la presencia de un
ángel custodio. Un ser andrógino que protege el lugar con el vuelo de sus alas
asimétricas u ofrece una corona en señal de reconocimiento dando consuelo a la
familia del fallecido.
17.6.- Ruta de los indianos
Al margen de las Fundaciones y ayudas que en su tiempo fueron de un enorme
impacto en la sociedad balmasedana, hemos querido subrayar varios elementos
patrimoniales que aún perduran y que podemos disfrutar durante nuestra visita a la
villa. Quizás para entender la transformación de una región por las obras civiles y
privadas que produjeron los indianos enriquecidos regresados a su terruño, habría
que suponer cómo fueron estos lugares, antes de los legados de sus benefactores.
Ellos, siempre estuvieron pendientes de las necesidades de sus aldeas y pueblos,
destinando a su desarrollo cuantiosas sumas. Fruto de ello son las transformaciones parciales y a veces más completas que esos pueblos experimentaron. Edificaciones de todo tipo, escuelas, iglesias, mansiones y sin olvidar obras de infraestructura como carreteras, puentes, redes de agua, etc. Este estudio está centrado
en el aporte de familias indianas que lograron una gran respetabilidad y honores
debido a sus donaciones. Por todo ello, este trasvase de España a América y de
América a España no deja de asombrar.
Creaciones indianas
SS. XVI-XVII
Edificios Religiosos: San Severino, Capilla de Juan de Urrutia, Órgano Cavaillé y
Coll. Dos sepulturas y el Convento de Santa Clara por Juan de la Piedra.
SIGLO XIX
Edificios Educativos: Escuelas Bermejillo y Escuela de Comercio Mendía
Edificios Residenciales: Casas de Indianos: Villa Lola y Chalet Mendía
Edificios Industriales: Fábrica de Boinas la Encartada de Arena Bermejillo.
SIGLO XX
Artes Decorativas diversas:
Retratos: Pío Bermejillo e Ybarra; Martín Mendía en el Museo de Historia
Estatua: Martín Mendia en Plaza San Severino
Tumbas: Pío Bermejillo M-Negrete; Benito Arena Bermejillo en San Severino
Casas de Indianos: Chalet Mendía, Villa Lola.
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PLANO DE BALMASEDA
(1) Capilla de los Urrutia en San Severino.
(2).- Órgano.
(3).- Dos tumbas: Pío Bermejillo M. Negrete, Benito Arena Bermejillo.
(4).- Estatua de Martín Mendía.
(5).- Edificios: Escuelas Bermejillo.
(6).- Escuela de Comercio.
(7).- Convento de Santa Clara extramuros: La Iglesia y el Hotel.
(8).- Casas de indianos: Villa Lola, Chalet
Mendía.
(9).- Casa natal de Martín Mendía.
(10).- Museo de Historia: Retratos de Pío
Bermejillo Martínez-Negrete, Martín
Mendía y Conde.
(11).- Fábrica de Boinas la Encartada.
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NOTAS
(1) .- A.M.B.- Libro de Acuerdos, reg 21, f. 97. 19 Marzo 1797
(2) .- A. M. B. Libro de Acuerdos , reg 64, f. 8. Decreto de 5 Mayo de 1852
(3).- PALIZA MONDUATE, Maite . “ El mecenazgo de los Indianos en el País Vasco. Personajes,
sagas y su vinculación con el arte y la filantropía (siglos XIX-XX) “. Universidad de Salamanca En
“Arte y Mecenazgo Indiano del Cantábrico al Caribe” Luis Sazatornil Ruiz (Editor) Universidad
de Cantabria. Año 2007
(4). BARRIO LOZA, Jose Ángel. “ Ocho siglos de arte, patrimonio y monumentos en Balmaseda”
. Conferencia en el VIII Centenario de la Villa, año 1999. También en “ Monumentos nacionales
de Euskadi: Vizcaya.”. Año 1985. Gob. Vasco. Cultura . 340 pp. Página 18.
(5).- GÓMEZ PRIETO, J. “ Los Órganos de las Iglesias de Balmaseda “ en http://balmasedahistoria.blogspot.com 18/12/2016. Ver también SALABERRIA, Miguel. “ Órganos de Bizkaia “ D.
F. B. Cultura, 1992. pp. 21.
(6).- BARRIO LOZA, Óp. Cit. año 1999.
(7).- Balmaseda y tu. Álbum 4 de agosto de 2016. Casonas de Indianos.
(8).- http://dbe.rah.es/biografias/35265/pedro-asua-y-mendia
(9).- http://casonasdeindianos2.blogspot.com.es/2010/11/9-villa-lola-balmaseda.html
(10).- BARRIO LOZA, Jose Ángel. Óp. Cit. año 1999.
(11).- Ibídem.
(12).- TORRECILLA M. Jose. Técnica - Historiadora en el Museo de Boinas La Encartada.
(13).- PALIZA MONDUATE, Maite. “La imagen del indiano como símbolo de status. Retratos de
indianos vascos en la edad contemporánea. U. de Murcia 2008-2009
(14).- Ibídem. Pio Bermejillo Martinez – Negrete
(15).- Ibídem. Martín Mendía y Conde
(16).- Esta escultura estuvo muchos años delante de las Escuelas Mendía, como homenaje a su fundador. Con ocasión del VIII Centenario de la Fundación de Balmaseda, fue trasladada al centro de
la villa, frente a la iglesia de San Severino. Allí todos los balmasedanos le pueden saludar a diario.
(17).- PALIZA MONDUATE, Maite . “ El sepulcro de Pío Bermejillo Martínez-Negrete, una obra
“perdida” de Agustín Querol”. Revista Goya nº 315. Año 2006, pp. 345 – 354
(18).- José Quintana. Año 1910 www.Bizkaia.net
(19).- Fuente : Balmaseda y Tú. 8 de Agosto del 2016
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APÉNDICE DOCUMENTAL
Capítulo 2:
Cédula para Sancho de Urrutia. Marzo de 1508
Capítulo 3:
Una carta de Lima para Balmaseda. Agosto de 1558
Capítulo 5:
Censos y Juros del Convento de Santa Clara de Balmaseda.
Fundación del Convento y Viajes de las Fundadoras
Capítulo 13:
La guerra y la pérdida de Cuba
Capítulo 14:
Cuadro Geneanet de Cosme Bermejillo y Machín.
Cuadro Geneanet de Pío Bermejillo Ibarra
Cuadro Geneanet de José María Bermejillo Ibarra
Capítulo 16:
Homenaje de la villa de Balmaseda a Martín Mendía y Conde.
Escritura de “Fundación Escuelas Mendía”, año 1924.
La Finca de los Arena Bermejillo en México.
Cuadro de Genealogía de Marcos Arena Bermejillo
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Capítulo 2
CÉDULA DE VECINDAD PARA SANCHO ORTIZ DE URRUTIA,
DADA POR EL REY FERNANDO EL CATÓLICO.
Archivo General de Indias. A.G.I. Sevilla. Indiferente General, Leg. 418.
18 Marzo 1.508
EL REY
DON FREY NICOLÁS DE OVANDO COMENZADOR MAYOR DE LA HORDEN DE ALCANTARA MI GOVERNADOR DE LAS YSLAS E TIERRA FIRME DEL MAR 0CEANO POR QUE (SANCHO ORTIZ DE URRUTIA) NOS
HA MUCHO SERVIDO E AGORA SE QUIERE YR A BIVIR A ESA YSLA ESPAÑOLA, YO VOS ENCARGO E MANDO QUE LES DEYS EN ELLA UNA
VEZINDAD CON LAS CAVALLERIAS DE TIERRAS E OTRAS COSAS
QUE A LAS PERSONAS DE SU MANERA SE ACOSTUMBRAN DAR CON
TANTO QUE LA RESYDA E GOZE SEGUND E POR LA FORMA E MANERA QUE LOS OTROS A QUIEN SE AN DADO VEZINDADES SE HAZE
SEGUND QUE POR MI ESTA MANDADO Y ANSYMISMO LE ENCOMENDEYS LOS YNDIOS QUE VOS PARESCIEREN QUE PUEDEN BIEN ESTAR
A SU ENCOMIENDA E ADMINISTRACION PARA EL SE SYRVA DELLOS
Y ELLOS SE APROVECHEN DEL EN LAS COSAS DE LA FEE E VESTUARIO Y OTRAS COSAS QUE ALLA SE ACOSTUMBRAN_ FECHA EN BURGOS A (XVII) DE MARÇO DE QUINIENTOS E OCHO AÑOS_ YO EL REY.
SEÑALADA DEL LICENCIADO ÇAPATA. SEÑALADA DEL SECRETARIO
CONCHILLOS.
DEM URRUTIA. EN XVII DE MARO SE DIO OTRA VEZINDAD A URRUTIA
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Capítulo 3
UNA CARTA DE LIMA PARA BALMASEDA en Agosto de 1558.
El historiador hispano alemán Enrique Otte, gran especialista en la investigación
de los fondos del Archivo General de Indias, publicó en 1988, el libro “Cartas
privadas de Emigrantes a Indias.1540 -1616”, donde sacó a la luz 650 cartas,
escritas por emigrantes en Indias, a sus familiares en España, en las que se reflejan los sentimientos, dificultades, las ilusiones, las frustraciones, alegrías, necesidades de aquellos que habían cruzado el océano para buscar una nueva vida en
el Nuevo Mundo.
Estas cartas se encontraban en los Expedientes de Licencias de Embarque que
Enrique Otte había ido manejando en el A.G.I. Las misivas mostraban una sorprendente faceta humana y emotiva, más allá de los fríos documentos oficiales y
burocráticos, que sacaba a la luz el aspecto más humano de la emigración
Tenemos la fortuna de que una de las cartas seleccionadas por Otte, la clasificada
con el número 424, es la de un balmasedano, Ortuño de Vergara, que remite
la misiva a su hermano Francisco de Vergara residente en Balmaseda. La carta
está fechada en la Ciudad de los Reyes, hoy Lima, capital del Perú, en Agosto
de 1558.
La carta, escrita en un elegante castellano de la época, hace ya más de 450 años,
nos transmite la emoción de un expatriado en América, que cuenta sus cuitas y
preocupaciones con la intimidad de una carta a sus deudos más cercanos a los
que no ve desde hace mucho. Pero también nos transmite una información rica
en detalles, que atravesando los siglos nos acerca hacia aquella realidad histórica.
Archivo General de Indias ( Sevilla ); Indiferente General 2078; Carta 424.
Ortuño de Vergara en Lima, a su hermano Francisco de Vergara, en Balmaseda.
Los Reyes, 28.VIII.1558 Señor hermano:
Porque sin ésta tengo escritas a v.m. dos o tres veces, y a la señora mi madre
lo mismo, y muy largo, en ésta seré breve. Yo vine del pueblo donde soy vecino
a esta ciudad de Lima, que hay ciento y cincuenta leguas, y donde yo estoy se
llama Moyobamba, que es hacia la provincia de los Chachapoyas. Vine aquí a
tratar ciertos negocios con el señor visorey de parte del pueblo y mía, el cual
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me ha hecho muchas mercedes, así para el pueblo como para mí, en que me ha
confirmado los indios que tenía, y me dio otros trescientos indios más, los cuales
de presente no sirven, porque están de guerra, y todo lo uno y lo otro podrá ser
hasta seiscientos indios, y no dan de presente más de la sustentación. Andando
el tiempo podrá ser que den algún provecho. Y cierto en este tiempo no es poco
en esta tierra tener segura la comida y una casa en que hombre se albergue,
porque prometo a v.m. que hay en ella hartos más perdidos que en España. Yo he
sido en esta tierra muy mohíno, y muchas cosas que me han sucedido, las cuales
por ser prolijas y no dar pena a vs. mds. no las escribo, aunque con todo esto,
bendito Nuestro Señor, jamás he dejado de servir a su majestad en todo lo que
se ha ofrecido con mi vara (?) y caballo, y a mi costa como hijodalgo, y siempre
me eché como tal en todos mis negocios, y por estar pobre jamás he habido lugar
de enviar alguna cosa a la señora mi madre, sí quiero hacerlo y hombre es obligado, y si fuere viva, se lo diga v.m., y viendo letra suya proveeré de la miseria
que tuviere para ayuda de pasar vejez. Y ahora no lo envío, porque lo toma todo
el rey. No me dejen de escribir largo de todo lo de por allá, porque lo tengo gran
deseo, y si me hallara conque honestamente poder ir a esa tierra, cierto lo deseo,
y si me escribiere v.m., venga la carta de tal manera que, aunque se abra, porque
pasa por muchas manos, se pueda bien ver sin pesadumbres. Y v.m. me la haga
de me enviar mucho recaudo. El traslado de la probanza que v.m. hizo de nuestra
hidalguía, y. que diga cómo está en el Perú un hermano suyo de padre y madre,
que se llama Ortuño de Vergara, vecino de la ciudad de Santiago de los Valles de
(?), porque yo me holgaré mucho con ella, y venga bien autorizado, que no me
hará ningún daño a Pedro de Mollinedo, que la encamine a Pedro de la Cruz o
a Iñigo Cortes, que están aquí en Lima, donde me parto a la fecha de ésta para
mi casa. A todos mis hermanos y hermanas dé v.m. -mis besamanos, y a la señora
mi madre, si fuere viva, que haya ésta por suya, y le beso las manos, y que me
escriba largo, si alguna necesidad hay, que yo la proveeré de lo que tuviere. A
todos esos señores amigos míos, a Juan López de la Puente y Hernando de Salinas y todos los demás a cada uno por sí dé v.m. mis besamanos, y que, pues Dios
los ha guardado en su natural y no andar siempre en guerra y trabajos como
yo, que Dios les ha hecho muchas mercedes, y al cabo desterrado de mi natural,
que cierto les tengo más envidia que mancilla, aunque yo digo a v.m. que, si la
renta de aquí la tuviere en esa tierra, y aún la mitad, que no les tuviera envidia,
pero acá vale todo caro y todo se gasta, y más que hubiese, y, bendito Dios, que
lo pobre jamás falta para andar como hombre de bien. V.m. me la haga de no se
descuidar en me escribir con toda brevedad, y si ser pudiese, v.m me negocie con
el cuñado de v.m., el fraile, que se dice Pedro Hurtado de la Puente, que por su
parte y por parte del señor Lope Hurtado se me envíen cartas para este visorey
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y de los caballeros que v.m. le pareciere por allá que se negocie, que, pues yo Io
he servido en esta tierra, se me dé bien de comer_ Y si v.m. me hace la merced de
lo negociar, tendrá v.m. tanto descanso que nadie de allá lo tenga más, porque
este visorey es deudo de estos señores, que es el marqués de Cañete, y se llama
don Hurtado de Mendoza, y si v.m. negociare algo, me envíe un hijo suyo con
ello, y a mucho recaudo, porque en esta tierra hace mucho al caso favor, y si ser
pudiere haber una carta del señor condestable, hará mucho al caso que Pedro de
Velasco, el de Ungo, lo puede alcanzar a don Hernando de Velasco. No deje v.m.
de poner toda diligencia en ello, pues le cabrá su parte y, como digo, enviarlo a
mucho recaudo, aunque sepa venir a la corte a negociarlo, y si algo me quedó
de mi padre, se venda para ello, que yo lo daré por bien por ésta firmada de mi
nombre_
Y porque ésta no es para más, Nuestro Señor dé a v.m. la salud y prosperidad que
yo para mí deseo. Escribo ésta para que sepan que Dios ha sido servido de me
guardar de tantos peligros, y que soy vivo, aunque ya estoy todo cano de trabajos
y sin edad. De esta gran ciudad de Los Reyes de Lima, y de agosto 28 de mil y
quinientos y cincuenta y ocho años.
A todos esos señores amigos míos y mis cuñados y hermanas que me escriban, si
mis hijos fueren vivos y alguno viene por acá, holgarme con él. Muy espantado
estoy que después que de esa tierra salí jamás he visto letra de por allá ni de v.m.
ni de la señora nuestra madre, no sé qué sea la causa. Besa las manos de v.m. su
verdadero hermano, que más que a sí le ama
Ortuño de Vergara (A mi señor hermano Francisco de Vergara, en la villa de
Balmaseda).
COMENTARIOS A ESTA CARTA DE ORTUÑO DE VERGARA
Quien era Ortuño de Vergara
Esta curiosa carta la escribe Ortuño de Bergara natural de Balmaseda, a su hermano Francisco de Vergara residente en la villa. Está fechada en la Ciudad de
los Reyes, actual Lima, capital del Perú un 28 de agosto de 1558. No podemos
confirmar con total certeza si Ortuño era nacido en Balmaseda ya que en la fecha
en que escribe la carta tiene desde luego más de 22 años, y los primeros registros
de bautismo en Balmaseda comenzaron en septiembre de 1536. Desde luego el
apellido Bergara y Vergara, también con la grafía Bergaray y Vergaray aparece
ya en registros de bautizados en Balmaseda en los años 1542 y 1545.
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Donde se encontraba Ortuño de Vergara
Afirma Ortuño que….”desde Lima hay ciento y cincuenta leguas, y donde yo
estoy se llama Moyobamba, que es hacia la provincia de los Chachapoyas.” En
efecto la ciudad de Moyobamba, es una ciudad del norte del Perú, capital de la
provincia homónima y del departamento de San Martín, en la vertiente occidental
de la cordillera de los Andes, en el valle de Alto Mayo, ya en la Amazonía. Fue
la primera ciudad fundada por españoles en la selva peruana y de Moyobamba
partían misioneros, soldados y comerciantes, fundando poblaciones en la Amazonía peruana.
La ciudad había sido fundada con el nombre de Santiago de los Ocho Valles de
Moyobamba, el día de Santiago, 25 de julio de 1540, por Juan Pérez de Guevara,
conquistador, descubridor y fundador de la región de los Chachapoyas. Fue el
propio Francisco Pizarro quien le había encomendado la fundación de la ciudad
y el poblamiento de toda aquella región.
Es probable que Ortuño de Vergara hubiese ido a América como soldado de fortuna, y acaso participó en algún momento, en las guerras de conquista del Perú,
que habían comenzado en 1533 y que no finalizarían totalmente hasta 1572. La
propia capital, Lima, fundada como Ciudad de los Reyes en 1535 tenía poco más
de 20 años cuando Ortuño escribe esta carta en agosto de 1558.
Ortuño de Vergara Encomendero
Otro aspecto interesante que nos transmite la carta, es por medio de la siguiente
frase:
“…. que Vine aquí a tratar ciertos negocios con el señor visorey (sic por virrey)
de parte del pueblo y mía ……..en que me ha confirmado los indios que tenía, y
me dio otros trescientos indios más…,”
Esto quiere decir que Ortuño de Vergara era Encomendero, es decir que tenía
una Encomienda. Era ésta una institución que permitía consolidar la dominación
del espacio que se conquistaba, puesto que organizaba a la población indígena
como mano de obra forzada de manera tal que beneficiaran a la corona española.
Mediante la encomienda se recompensaba a aquellos españoles que se habían
distinguido por sus servicios y de asegurar el establecimiento de una población
española en las tierras recién descubiertas y conquistadas. La encomienda también servía como centro de culturización y de evangelización obligatoria. Los
indígenas eran reagrupados por los encomenderos en pueblos llamados “Doctri- 388 -
nas”, donde debían trabajar y recibir la enseñanza de la doctrina cristiana a cargo
generalmente de religiosos pertenecientes a las Órdenes regulares. Los indígenas
debían encargarse también de la manutención de los religiosos.
Ortuño de Vergara, hidalgo vizcaíno
Ortuño, oriundo de Vizcaya, tenía la consideración de hidalgo, y así en esta carta
dirigida a su hermano, solicita a éste la merced de hacerle llegar la carta de hidalguía que Francisco habría solicitado... “traslado de la probanza que v.m. hizo de
nuestra hidalguía”. Con tal motivo menciona a dos personas residentes en Lima
en aquellos momentos, Pedro de la Cruz e Iñigo Cortes, que por sus apellidos, y
por entenderlos como conocidos de su hermano Francisco, y de un tal Pedro de
Mollinedo, podemos suponer que eran oriundos o en todo caso habitantes de la
villa de Valmaseda.
La familia balmasedana de Ortuño de Vergara
Sobre la familia de Ortuño podemos deducir algunos datos a partir de su carta. Al
igual que con aquel, tampoco contamos con la partida de bautismo de su hermano
Francisco. No obstante es probable que sea quien aparece en la partida de bautismo de quien sería su hijo Francisco Vergara Puente, bautizado el 15 de agosto
de 1545 en San Severino. Y esto lo deducimos porque Ortuño hace referencia a la
familia política de su hermano Francisco
“y si ser pudiese, v.m me negocie con el cuñado de v.m., el fraile, que se dice
Pedro Hurtado de la Puente, que por su parte y por parte del señor Lope Hurtado……..”
Es decir que Francisco estaría casado con la hermana del Fray Pedro Hurtado
de la Puente, En partidas de bautismo posteriores a 1536, solamente aparece un
Francisco de Vergara (Vergaray o Bergaray), casado con una María de la Puente
como padres de Francisco de Vergaray Puente (15 Agosto 1545), María de Bergaray Puente ( 5 Agosto 1548) y de Casilda Bergaray Puente (23 Diciembre 1554),
Teniendo en cuenta que Hurtado es nombre o apellido patronímico, que los párrocos usaban a su discreción en las partidas y que la grafía de la época era insegura y poco normativa, podríamos aventurarnos a conjeturar que este Francisco
de Vergaray sería el hermano de Ortuño.
Por cierto, un Francisco de Vergaray aparece en 1542 casado con María Presa y
padres de un Sebastián Vergaray Puente (17 mayo 1542)
- 389 -
.- “A todos esos señores amigos míos y mis cuñados y hermanas que me escriban,
si mis hijos fueren vivos y alguno viene por acá, holgarme con él….” Sabemos
que en ese mismo año de 1558 su hijo Francisco de Vergara solicita licencia para
pasar a Indias a vivir con su padre. Adjuntamos la carta de solicitud y los documentos que Francisco añade a su solicitud
Capítulo 5
CONVENTO DE SANTA CLARA
Censos y Juros: Ingresos totales en Reales
SIGLO XVIII
AÑOS
INGRESOS
1742/45
1745/48
1748/51
1751/52
1752/55
1755/58
1758/61
1761/64
1764/67
1767/70
1770/73
1773/76
1776/79
1779/82
1782/85
1785/88
1789/92
1792/95
1795/98
1798/01
Rs. 15.364
Rs. 14.943
Rs. 13.661
Rs. 4.356
Rs. 14.268
Rs. 14.021
Rs. 13.284
Rs. 14.243
Rs. 15.185
Rs. 17.176
Rs. 17.256
Rs. 16.224
Rs. 19.115
Rs. 21.259
Rs. 29.213
Rs. 29.875
Rs. 29.435
Rs. 16.374
Rs. 17.250
Rs. 18.852
SIGLO XIX
AÑOS
INGRESOS
1801/04
1804/07
1807/10
1810/13
1813/14
1814/17
1817/20
1820/23
1823/26
1826/29
1829/32
1832/35
1835/38
1838/41
1841/44
1844/46
1846/49
1849/52
Rs. 19.209
Rs. 23.066
Rs. 18.311
Rs. 7.637
Rs. 6.848
Rs. 22.765
Rs. 16.568
Rs. 13.974
Rs. 26.139
Rs. 27.064
Rs. 24.504
Rs. 19.620
Rs. 5.441
Rs. 12.915
Rs. 25.893
Rs. 10.273
Rs. 15.908
Rs. 13.898
Fuente: A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos.
Censos y Juros: Ingresos totales por Censuarios en Reales
- 390 -
CENSUARIOS
1764-69
1832-35
1849-52
Principal
Renta
%
Principal
Renta
%
Principal
Renta
%
11.000
37625
3,5
11.000
37625
3,5
-
-
-
Concejo de Güeñes
11.000
207-2
2
11.000
207-2
2
11.000
207-2
2
Ciudad de Orduña
22.000
990
1,5
22.000
990
1,5
22.000
990
1,5
Madrid Cinco Gremios
12.100
59132
5
Bilbao-Abacerías
66.000
3.960*
6
66.000
3.960*
6
66.000
5.280*
8
Concejo de Galdames
Bilbao-Prebostad
44.000
2.640*
6
44.000
2.640*
6
44.000
2.640*
6
Bilbao-Tres Comunidades
41.800
2.508*
6
10.500
210*
2
10.500
1.050*
10
Concejo de Gordejuela
23.650
640
2,7
Villa de Elgoibar
33.500
1.005
3
33.500
1.050*
3
Villa de Valmaseda
12.000
360
3
12.000
360
3
Correos de Santander
26.000
1.170
4,5
Camino de Castro
40.000
2.000
5
Vereda Durango-Bermeo
2.804
62-17
3
Fuente: A.C.C.B. Libro de Censos Antiguos y Libro de Censos
* Rentas de tres años
FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE SANTA CLARA EN LA VILLA
DE BALMASEDA
ARCHIVO DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE BALMASEDA.
Libro de Visitas y Elecciones. F. 5. Balmaseda. 26 de Octubre de 1.666.
Don Enrique de Peralta y Cardenas por la gracia de Dios y de la Santa Sede
Apostólica Arzobispo de Burgos del Consejo de su Majestad por cuanto Juan de
la Piedra natural que fue de esta villa por el testamento debajo de cuya disposición murió, otorgado en la ciudad de Panamá en los veinte y ocho de Marzo y
año pasado de mil seiscientos cuarenta y tres ante Agustín de Recalde escribano
de su Majestad mando que pagadas sus deudas mandas y legados que hizo se
fundase un convento de monjas de la Orden de Santa Clara con renta suficiente
para el sustento de las religiosas y conservación de él; y que en ejecución del dicho testamento las personas quienes llamó por patronos en virtud de las licencias
de su Majestad y señores Arzobispos nuestros antecesores han hecho y edificado
en esta villa con la renta que está impuesta, una casa convento con iglesia, en el
interim que se fabrica otra más capaz, y las oficinas necesarias; y nos, deseando
- 391 -
que con toda brevedad se cumpla y ejecute la voluntad y santo celo del fundador
habiendo llegado a esta dicha villa y constándonos por vista de ojos que hicimos
de la mayor comodidad decencia y seguridad de dicha casa convento donde las
religiosas que hubieren de entrar pueden vivir y permanecer a mayor gloria de
Dios Nuestro Señor y ejemplo público en práctico encerramiento y clausura, y
asimismo de la iglesia en él por ahora dispuesta para ser colocado en ella el Santísimo Sacramento y ofrecerle con los santos sacrificios de la Misa; y porque las
que entrasen por religiosas novicias y para mayor perfección de vida acabado el
año de noviciado profesaren en la religión tengan otras, que como experimentadas y capaces en las cosas de ella las instruyan en sus reglas y estatutos, perfección de vida, gobierno espiritual y temporal del convento, teniendo noticias bastantes de la mucha virtud, religión, capacidad y experiencia de las Madres Doña
María Jacinta de la Puente Abadesa actual del muy religioso convento de San Miguel del lugar de San Martín de Don, Orden de Santa Clara y nuestra obediencia
doña Ana María de la Puente y Agorreta, doña Ana María Miguel del Río, doña
María Samaniego, doña Manuela Fernández de Manzanos, doña Juana María de
Langarica, religiosas de coro y velo, y Clara de Valderrama donada en él, hemos
acordado de traerlas por fundadoras de dicho nuestro convento y poniéndolo en
ejecución permitimos y damos licencia a las dichas religiosas para que sin incurrir en pena ni censura alguna puedan salir de la clausura del dicho convento, y
mandamos que la Madre Presidenta y demás religiosas de él, no se lo prohiban, y
que las acompañadas y asistidas de los Licenciados don Juan de Verastegui, don
Mateo de Salazar, Vicente de Trambarria, Juan de las Cerrajerías, beneficiados y
capellán de esta dicha villa a quienes nombramos, puedan ser traidas vía recta,
con toda decencia y autoridad, echados los velos sobre los rostros a ellas, a la
casa y sitio que por nos se disputare, donde estén hasta que entren a poblar y vivir
dicho convento, y porque en la distancia de catorce leguas de camino que hay, es
preciso hayan de hacer noches y mansiones a los medios días para descansar y
tomar algún sustento que el día que salieron de dicho convento de San Martín de
Don, vayan a sipear y hacer medio día al de religiosas de Santa Clara de Nuestra
Señora de Rivas y encargamos a la Madre Abadesa y religiosas de él, que para
el efecto las admitan dentro de su clausura, y hacer noche al de San Pedro de la
villa de Medina de Pomar, orden de San Agustín y nuestra obediencia y desde
allí al de Santa Ana de Villasana, de la misma orden y obediencia, donde harán
noche y mandamos a las Madres Abadesa y Presidenta y religiosas de los dichos
dos conventos las admitan dentro de sus clausuras para hacer noche, y que los
días siguientes a ellas, las entreguen a las dichas personas nombradas, para que
se prosigan sus jornadas sin hacer mansión en otra ninguna parte hasta esta dicha
villa, y como así se ejecutare se pondrá por fe a continuación de este despacho, y
- 392 -
un traslado de él se entregará a la Madre Presidenta del dicho convento de donde
siempre conste y este original con lo en su virtud ejecutado, se pondrá en el libro
que se ha de formar para la recepción de religiosas del dicho nuevo convento.
Dado en la dicha villa de Balmaseda a veintiseis del mes de octubre de mil seiscientos sesenta y seis años. Firmado : Enrique Arzobispo de Burgos.
Tabla de las fundadoras que vinieron a este convento desde el de San Miguel de
San Martín de Don, orden de nuestra madre Santa Clara.
• doña María Jacinta de la Puente, Abadesa
• doña Ana María de la Puente y Agorreta
• doña Ana María Miguel del Río
• doña Juana Manuela Langarica
todas religiosas de coro y velo negro
• Clara de Valderrama, donada
Tabla y memoria de las Novicias que en el día tres de noviembre de mil seiscientos sesenta y seis entraron dentro de la clausura del convento de nuestra madre
Santa Clara extramuros de esta villa de Balmaseda; a quienes en el mismo día
por la mañana dió los hábitos de bendición en la parroquia de San Severino, el
ilustrísimo señor Don Enrique de Peralta y Cárdenas. Arzobispo de Burgos del
Consejo de su Majestad.
1 - doña Catalina de la Piedra, deuda del fundador
2 - doña Francisca Victoria, con 800 ducados de dote
3 - doña María de Arroyos, deuda del fundador
4 - doña Ana de Urrutia, con 800 ducados de dote
5 - doña Bernarda de Orrantia, deuda
6 - doña Angela de Verastegui, deuda
7 - doña María Zumalabe, con 700 ducados de dote
8 - doña María Verastegui, deuda
9 - doña Antonia del Solar, deuda
10 - doña María de Entrambasaguas, deuda
Han de pagar cada una 40 ducados de alimentos en cada un año, de los que estuvieren sin profesar; propinar, derechos de sacristía; se tomaron en escrituras en
testimonio de Tomás de Cueto, escrivano de número de esta villa. Firmado Juan
Antonio García.
- 393 -
VIAJE DE LAS FUNDADORAS DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE BALMASEDA DESDE SAN MARTIN DE DON, A ESTA VILLA
ARCHIVO DEL CONVENTO DE SANTA CLARA DE BALMASEDA. Libro
de Elección de Abadesas. F. 6 V. Balmaseda. 28 /30 octubre de 1.666.
El dicho Juan de Verastegui certifica como salieron sobre las 10 horas del día
del Convento de San Martín de Don (donde la Madre doña María Jacinta de la
Puente era abadesa), echándose los velos sobre el rostro y habiendo llegado dicho
día después de medio día en vía recta a un lugar del valle de Tobalina llamado
Quintana de Martín Galindez fue necesario hiciesen un alto y bajasen de la litera. Dicha Madre abadesa y sus religiosas se entrasen en una casa y sala de ella
a descansar por cuento a su merced y a doña María de Samaniego les sobrevino
achaque y se recobraron y sosegaron cosa de una hora y se partió de dicho lugar
en continente.
Se llegó al Convento de Nuestra Señora de Rivas de la Orden de Santa Clara dicho día jueves 28 de octubre de este presente año por la tarde a cosa de una hora
antes del anochecer y se hizo notorio el exhorto y orden de su ilustrísima el señor
Arzobispo a doña Isabel de los Ríos abadesa de dicho convento quien obedeciendo abrió su puerta reglar y recibió dichas religiosas a donde hicieron noche.
Partieron del dicho convento de Rivas el viernes por la mañana a cosa de las 10
horas del día que se contaron dos y nueve del presente mes de octubre y vía recta
se caminó a la villa de Medina de Pumar y fuera de los muros y puerta de San
Francisco se entró en dicha villa y se llegó al Convento de San Pedro de religiosas
de San Agustín sujetas a la jurisdicción de su ilustrísima el Arzobispo Nuestro
Señor y se apearon las dichas religiosas y fueron recibidas por la abadesa y demás monjas del dicho convento en su clausura y para que así consta lo firma en
Medina de Pumar dicho día por la tarde a cosa de las 4 horas.
Sábado que se contaron treinta de octubre de 1.666 por la mañana a cosa de las 9
horas salieron de la dicha clausura dichas fundadoras y vía recta se caminó para
la villa de Villasana en la forma que manda su ilustrísima el Arzobispo Nuestro
Señor y se llegó a cosa de las 2 de la tarde a la venta de la Aya y allí se apearon y
estuvieron dichas religiosas en el portal de dicha venta a un lado del descansando
en el interim que se dio secado a las cabalgaduras e un continente dentro de 1 hora
se partió siguiendo en la vía recta y llegó dicho día por la tarde a media ora antes
del anochecer al convento de Santa Ana de Villasana de religiosas de la Concepción franciscanas sujetas a la jurisdicción del Arzobispo Nuestro Señor en donde
- 394 -
y su clausura fueron recibidas por la Presidenta y monjas del dicho convento y
quedaron en él dicha noche.
Domingo postrero día del dicho mes a cosa de las 10 horas de la mañana salieron
de la clausura de dicho convento de Santa Ana de Villasana las dichas fundadoras
y se partieron en vía recta en la forma que se ordena por el mandato de su ilustrísima para la villa de Balmaseda acompañados por diputados, por su ilustrísima
y por otros caballeros y sacerdotes que se agregaron en el valle de Mena y salían
de la dicha villa de Balmaseda otros muchos caballeros e hijosdalgos al lugar del
Berrón y prosiguieron su viaje y en entrando en la jurisdicción de este muy noble
y muy leal Señorío de Vizcaya llegó en forma la villa, es a saber su alcalde y juez
ordinario en ella y su procurador general con coatro regidores y disponiéndose el
acompañamiento se entró en la villa donde fueron recibidas con grandes festejos
danzas, juegos tiros y arcabucería y otras muestras de monstraciones todo dedicado al servicio de Dios y al de su ilustrísima el Arzobispo Nuestro Señor y por el
vicario de su iglesia el Licenciado Juan de Verástegui y demás diputados fueron
entrados y recibidos en las casas del Licenciado Don Andrés de Manzaneda que
están inmediatas y contíguas a las que su ilustrísima habita en dicha villa y para
que así conste lo firmo. Juan de Verástegui.
Capítulo 13
LA GUERRA Y LA PERDIDA DE CUBA
Este texto se corresponde a la Toma de La Habana por las tropas de Estados
Unidos, tras la explosión del acorazado “Maine” que estaba atracado en los
muelles de la ciudad.
Fuente : es.wikipedia.org / guerra hispano – estadounidense
La Guerra de Cuba (o Guerra de 1895) es el nombre con el que se conoce a la última guerra por la independencia de los cubanos contra el dominio de los españoles y se trata de una de las últimas guerras americanas contra el Reino de España.
En esta Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, España perdió los territorios
de Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y Guam, que pasaron a ser dependencias coloniales de Estados Unidos, y que, sobre todo, supuso la desaparición definitiva
del Imperio Español en América.
El resto de posesiones españolas de Extremo Oriente fueron vendidas al Imperio
alemán mediante el tratado hispano-alemán del 12 de febrero de 1899, por el cual
- 395 -
España cedió a este Imperio sus últimos archipiélagos: las Marianas (excepto
Guam), las Palaos y las Carolinas, a cambio de 25 millones de marcos.
Económicamente la guerra cambió el transcurso de la economía en España, ya
que después de la guerra grandes cantidades de capital en poder de los españoles
en Cuba y los Estados Unidos fueron devueltos a la península e invertidos en
España. Este flujo masivo de capital (equivalente al 25% del producto interno
bruto de un año) ayudó a desarrollar las grandes empresas modernas en España en
las industrias del acero, química, financiera, mecánica, textil, astillero y energía
eléctrica. De hecho, la pérdida de las últimas posesiones coloniales en América
y en Oceanía fue un factor que sin duda alguna, ayudó a España a mantener la
neutralidad en las dos guerras mundiales del siguiente siglo.
En el caso de Cuba, su fuerte valor económico, agrícola y estratégico ya había
provocado numerosas ofertas de compra de la isla por parte de varios presidentes
estadounidenses (John Quincy Adams, James Polk, James Buchanan y Ulysses S.
Grant), que el gobierno español siempre rechazó. Cuba no solo era una cuestión
de prestigio para España, sino que se trataba de uno de sus territorios más ricos
y el tráfico comercial de su capital, La Habana, era comparable al que registraba
en la misma época Barcelona. Todo terminó con la explosión del “Maine”, el 15
de febrero de 1898, en el puerto de La Habana, donde estaba atracado el yate
del magnate de la prensa norteamericana Randolph Hearst que dio la noticia de
forma inmediata y culpó a España del “ atentado “
Capítulo 14
CUADRO GENEANET DE COSME BERMEJILLO MACHÍN
CUADRO GENEANET DE PÍO BERMEJILLO IBARRA
CUADRO GENEANET DE JOSÉ MARÍA BERMEJILLO IBARRA
- 396 -
Ficha Genealógica de Cosme Bermejillo Machín
Cosme Bermejillo Machín
Nombre alias: Cosme Antonio
Nacido en 1796 en Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Bautizado el 27 de septiembre 1796
Fallecido el 30 de noviembre 1861 a la edad de 65 años
Padres
Padre: Rafael Sebastián Bermejillo Zubiaga (31 años)
Madre: María Ventura Machín Heros
Hermanos y hermanas
Apellido
Fecha
Cónyuge
Hijo(s)
Trinidad María Micaela Bermejillo Machín
07/06/1789 - 30/12/1808
Antonio Bermejillo Machín
11/01/1792 -
Josefa Bermejillo Machín
04/02/1794 - 11/04/1869 Domingo Ybarra Acebal
5
Cosme Bermejillo Machín
1796 - 30/11/1861 Bonifacia Ybarra Gorrita
11
Manuel Ubaldo Bermejillo Machín
16/05/1799 - 09/04/1810
Mauricio Gregorio Bermejillo Machín
22/09/1801 -
María Asunción Manuela Bermejillo
Machín
12/05/1804 -
Dorotea Bermejillo Machín
José María Errasti
06/02/1808 - 12/10/1892 Veresigartu
Felipe Leonardo Bermejillo Machín
06/02/1808 -
María Teresa Bermejillo Machín
14/10/1811 -
Antonio Zabalveytia Saracho
9
4
Casamiento(s) e hijo(s)
Bonifacia Ybarra Gorrita 1795-1850
Casados el 3 de octubre 1814 en Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España. Esposo: 18 años - Esposa: 19 años
Hijo(s)
Eugenio Bermejillo Ybarra
Fecha
Lugar de nacimiento
06/09/1815 - 22/10/1858 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Melchora Antonia Bermejillo Ybarra
1818 - 21/04/1871 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Pío Bermejillo Ybarra
1820 - 13/08/1912 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Pedro Bermejillo Ybarra
1822 -
Estefanía Bermejillo Ybarra
1824 - 03/03/1902 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Catalina Bermejillo Ybarra
1827 - 11/06/1880 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
José Bermejillo Ybarra
1829 -
Nicolás Bermejillo Ybarra
1830 - 18/12/1856 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Paula María Bermejillo Ybarra
1833 - 30/07/1877 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Hipólita Bermejillo Ybarra
1836 - 07/05/1919 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
José María Bermejillo Ybarra
1839 - 01/09/1904 Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Exportación propuesta por Geneanet - Árbol genealógico: Seminario de Genealogía Mexicana - https://gw.geneanet.org/sanchiz
- 397 -
1/1
Ficha Genealógica de Pío Bermejillo Ybarra
Pío Bermejillo Ybarra
Nacido en 1820 en Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Bautizado el 11 de julio 1820 en San Severino Abad
Fallecido el 13 de agosto 1912 a la edad de 92 años
Padres
Padre: Cosme Bermejillo Machín (24 años)
Madre: Bonifacia Ybarra Gorrita (25 años)
Hermanos y hermanas
Apellido
Fecha
Eugenio Bermejillo Ybarra
Cónyuge
06/09/1815 - 22/10/1858 María de Jesús Menocal Solórzano
Hijo(s)
4
Melchora Antonia Bermejillo Ybarra
1818 - 21/04/1871 Alejandro Arena Ribas
10
Pío Bermejillo Ybarra
1820 - 13/08/1912 María Ignacia Martínez-Negrete Alba
11
Pedro Bermejillo Ybarra
1822 -
Estefanía Bermejillo Ybarra
1824 - 03/03/1902 Felipe Salcedo Alexandre
10
Catalina Bermejillo Ybarra
1827 - 11/06/1880 Domingo Borruel Ceresuela
3
José Bermejillo Ybarra
1829 -
Nicolás Bermejillo Ybarra
1830 - 18/12/1856
Paula María Bermejillo Ybarra
1833 - 30/07/1877 Ángel Palacio Palacio
7
Hipólita Bermejillo Ybarra
1836 - 07/05/1919 Pablo Galíndez Landaluce
8
José María Bermejillo Ybarra
1839 - 01/09/1904 María Dolores Martínez-Negrete Alba
15
Casamiento(s) e hijo(s)
María Ignacia Martínez-Negrete Alba 1836-1883
Casados el 23 de octubre 1853 en Guadalajara, Jalisco, México. Esposo: 33 años - Esposa: 17 años
Hijo(s)
Fecha
María de los Ángeles Bermejillo MartínezNegrete
02/08/1854 - 22/05/1897 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Josefa Bermejillo Martínez-Negrete
Lugar de nacimiento
1856 - 09/01/1893 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Pío Cosme Bermejillo Martínez-Negrete
1857 -
María Dolores Bermejillo Martínez-Negrete
1858 - 09/09/1899 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Ciudad de México, Distrito Federal, México
Pío Bermejillo Martínez-Negrete
1860 - 09/04/1899 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Manuela Bermejillo Martínez-Negrete
1861 -
Lorenza Bermejillo Martínez-Negrete
28/10/1863 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
María Elena Bermejillo Martínez-Negrete
14/09/1864 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
Luis Bermejillo Martínez-Negrete
23/01/1868 - 23/11/1928 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Francisco Javier Bermejillo MartínezNegrete
María Emilia Bermejillo Martínez-Negrete
Guadalajara, Jalisco, México
San Sebastián-Donostia, Guipúzcoa, País Vasco,
24/11/1870 - 31/12/1949 España
02/03/1872 - 31/12/1944 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Exportación propuesta por Geneanet - Árbol genealógico: Seminario de Genealogía Mexicana - https://gw.geneanet.org/sanchiz
- 398 -
1/1
Ficha Genealógica de José María Bermejillo Ybarra
José María Bermejillo Ybarra
Nacido en 1839 en Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Bautizado el 9 de febrero 1839 en San Severino Abad
Fallecido el 1 de septiembre 1904 a la edad de 65 años en Ciudad de México, Distrito Federal, México
Padres
Padre: Cosme Bermejillo Machín (43 años)
Madre: Bonifacia Ybarra Gorrita (44 años)
Hermanos y hermanas
Apellido
Fecha
Eugenio Bermejillo Ybarra
Cónyuge
Hijo(s)
06/09/1815 - 22/10/1858 María de Jesús Menocal Solórzano
4
Melchora Antonia Bermejillo Ybarra
1818 - 21/04/1871 Alejandro Arena Ribas
10
Pío Bermejillo Ybarra
1820 - 13/08/1912 María Ignacia Martínez-Negrete Alba
11
Pedro Bermejillo Ybarra
1822 -
Estefanía Bermejillo Ybarra
1824 - 03/03/1902 Felipe Salcedo Alexandre
10
Catalina Bermejillo Ybarra
1827 - 11/06/1880 Domingo Borruel Ceresuela
3
José Bermejillo Ybarra
1829 -
Nicolás Bermejillo Ybarra
1830 - 18/12/1856
Paula María Bermejillo Ybarra
1833 - 30/07/1877 Ángel Palacio Palacio
7
Hipólita Bermejillo Ybarra
1836 - 07/05/1919 Pablo Galíndez Landaluce
8
José María Bermejillo Ybarra
1839 - 01/09/1904 María Dolores Martínez-Negrete Alba
15
Casamiento(s) e hijo(s)
María Dolores Martínez-Negrete Alba 1840-1929
Casados el 4 de septiembre 1861 en Sagrario - Guadalajara, Jalisco, México. Esposo: 22 años - Esposa: 21 años
Hijo(s)
Fecha
Lugar de nacimiento
Francisco de Paula Bermejillo Martínez-Negrete
1862 -
Tlaquepaque, Jalisco
José María Bermejillo Martínez-Negrete
1863 -
Guadalajara, Jalisco, México
Lorenza Bermejillo Martínez-Negrete
1864 -
Guadalajara, Jalisco, México
Dolores Bermejillo Martínez-Negrete
1866 -
Guadalajara, Jalisco, México
Andrés Bermejillo Martínez-Negrete
1867 -
San Pedro Tlaquepaque, Guadalajara
Rosa Bermejillo Martínez-Negrete
1869 - 17/06/1905 Guadalajara, Jalisco, México
Dolores Bermejillo Martínez-Negrete
1870 -
José María Bermejillo Martínez-Negrete
1872 -
Guadalajara, Jalisco, México
Bilbao, Vizcaya, País Vasco, España
Salvador Bermejillo Martínez-Negrete
24/01/1875 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
Carlos Bermejillo Martínez-Negrete
24/01/1875 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
Lorenza Bermejillo Martínez-Negrete
26/09/1877 - 26/12/1951 Guadalajara, Jalisco, México
Concepción Bermejillo Martínez-Negrete
24/02/1881 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
1883 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
María Bermejillo Martínez-Negrete
Virginia Bermejillo Martínez-Negrete
26/01/1886 - 21/12/1954 Ciudad de México, Distrito Federal, México
Margarita Bermejillo Martínez-Negrete
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Capítulo 16
Transcripción literal de la Escritura de Creación de la “FUNDACIÓN ESCUELAS MENDÍA”, el 16 de Junio de 1924
FUENTE : Registro de Fundaciones benéfico – docentes. Gobierno Vasco/ Eusko
Jaurlaritza . Nº Registro BIZ – 27. Mendia Conde . Balmaseda. Testamento 16 –
06 – 1924. Reconocimiento 20 – 01 – 1931.
“En terreno propio se ha levantado a mis expensas, con la denominación de Escuelas Mendía,, un edificio destinado a la enseñanza, de la cual están encargados
los hermanos Maristas desde el mes de octubre de mil novecientos veinte, por el
sistema de Escuelas graduadas.
Actualmente está dividida en cinco grupos, cuatro dedicados a la enseñanza elemental, ampliada ésta en el otro grupo y además, en éste, dan sus clases de comercio, mecanografía, dibujo y nociones de francés y desde hace dos meses ha
dado comienzo la enseñanza relacionada con las clases de la Escuela de Artes y
Oficios, la cual tomará el necesario incremento a poder ser a principios del año
próximo, contando para ello con la ayuda de la Excma. Diputación de la Provincia de Vizcaya; por lo tanto en lo concerniente al régimen y administración de
todo lo que se relacione con la Escuela de Artes y Oficios, tendrá intervención la
referida corporación provincial.
Faltando hacer algunas obras relacionadas con las “Escuelas Mendía”, verbigracia la terminación del frontón, etc. etc. así como la adquisición de maquinaria
para la Escuela de Artes y Oficios, material para la clase de dibujo, e igualmente
un reloj para el frontispicio, es su voluntad que, de no haberlo llevado a cabo durante sus días, se gaste en ello lo que sea necesario, a su muerte, hasta la cantidad
de cuarenta mil pesetas.
Como capital para levantar las cargas de la fundación de las Escuelas Mendía,
señala el otorgante la cantidad de quinientas setenta mil pesetas o la que sea precisa para completar la adquisición de doscientas acciones del Banco de España,
las que habrán de ponerse á nombre de la referida fundación, ateniéndose con sus
productos al pago de los sueldos y gastos que exigiere el entretenimiento de la
institución, reposición de material escolar y premios a los alumnos más aplicados
y que observen mejor conducta: de modo que las rentas todas se inviertan en pro
de la enseñanza en la institución creada.
Si, como es de esperar, durante varios años las rentas superaran a los gastos,
ordena que los sobrantes se empleen en la compra de acciones del Banco de España, en previsión de que, con el tiempo, haya necesidad de emplear mayor can- 400 -
tidad en el sostenimiento de la institución o que se juzgue conveniente dar mayor
amplitud a la enseñanza; prohibiendo en absoluto que bajo cualquier pretexto y
por personas extrañas a la junta de patronos se distraigan aquellas en subvenir a
necesidades distintas, aunque fueren similares, pues, para tal caso, quiere y es
voluntad del testador que el capital de la institución, con edificios y demás accesorios pase a ser propiedad de sus parientes más próximos, quienes disfrutarán
de sus beneficios.
Siendo esta institución de carácter particular, no tendrá el protectorado del Gobierno mas intervención que la puramente precisa de velar por la moral pública
y por el cumplimiento de las leyes en cuanto con la fundación se relacionen, pues
releva el testador a los patronos, de la obligación de rendir cuentas, formación de
presupuestos periódicos de gastos y cuanto pudiera significar injerencia extraña
alguna en el régimen y administración de la fundación por parte de los organismos del Gobierno, de la Provincia y del Municipio facultando por el contrario a
los patronos para el nombramiento de maestros y profesores, separación de los
mismos, reglamentación de las escuelas, extensión de la enseñanza con instituciones post-escolares y cuanto estimaren conveniente a la voluntad del otorgante
que no es otra cosa que instruir y educar al pueblo, en el santo temor de Dios,
para que lleguen a ser, especialmente los pobres, honrados padres de familia y
ciudadanos útiles a la patria.
La edad para el ingreso en las escuelas elementales no excederá de la de ocho
años y en la de comercio de doce, teniendo derecho a ésta los niños de la escuela
municipal, siempre que hubiese plaza vacante, pues disfrutarán de preferencia los
alumnos del propio colegio.
El ingreso en la clase de dibujo y Escuela de Artes y Oficios, podrán hacerlo los
jóvenes hasta la edad de catorce años, teniendo derecho preferente los que hayan
cursado en la institución, así como los hijos de empleados y obreros de la Compañía del Ferrocarril de la Robla, e igual los naturales de Valmaseda, procedentes
de la escuela municipal, pero bien entendido que, todos habrán de sujetarse a las
reglas y disciplina del colegio.
De considerarse necesario podría establecerse una clase de dibujo para adultos,
caso que lo creyere conveniente la junta de patronos. Para la administración y
régimen de la fundación, se constituirá a perpetuidad una junta compuesta de
siete patronos.
Serán los primeros en concepto de propietarios Don Prudencio Ortiz del Conde,
Don Isidro Luis de Asúa, Don Martin y Don Pedro de Asúa y Mendía y Don Martin Mendía Iribarren y los Señores Alcalde y cura párroco de Valmaseda y como
suplentes de los cinco primeros, para que los sustituyan por ausencia o enferme- 401 -
dad, a Don Julián y Don Luis de Asúa y Mendía, Don Rafael Mendía, Don Julio
Manuel y Don Braulio Ortiz Novales. A medida que vayan falleciendo los cinco
primeros deberán ser sustituidos por estos últimos en el orden citado y los supervivientes en unión de los señores Alcalde y cura párroco y los suplentes deberán
nombrar a quienes hayan de completar los cinco suplentes, debiendo recaer el
nombramiento de preferencia en alguno de los parientes más cercanos al testador.
La junta elegirá a uno de los patronos de sangre para el cargo de presidente y
al designado le sustituirá en caso de ausencia, enfermedad u otra imposibilidad
accidental, el patrono de más edad. La misma junta de patronos de la institución
se encargará también, con excepción de los Sres. alcalde y cura párroco de todo
lo relacionado con los legados establecidos en clausula anterior, de cincuenta mil
pesetas en favor del Colegio de las Hijas de la Cruz, de Valmaseda Señoras de
San Vicente de Paul, de dicha Villa.
Si por cualquier causa no pudiesen dar las clases en la institución de los hermanos
maristas se encomendará este servicio a profesores que procedan de los Hermanos de la Doctrina Cristiana o Salesianos, o de las Escuela del Ave María, de las
del Sr. Siurot, de Huelva, u otras análogas.
Homenaje de la Villa de Balmaseda a Martín Mendía y Conde
(Extracto literal de la noticia que publicaba el diario madrileño “ EL SOL “,
el miércoles 12 de Octubre de 1921.)
“La villa de Valmaseda (Vizcaya) comenzó a preparar un homenaje a su bienhechor don Martín Mendia y Conde. La manifestación popular se ha iniciado con
motivo de haberle sido concedida la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia al señor Mendía, quien con su esfuerzo y su fortuna personal ha dotado
a la Villa de Valmaseda de escuelas, costeando paseos, lugares de esparcimiento
para los escolares, reforma de la iglesia de San Severino y otras mejoras locales
que alcanzaron a establecimientos benéficos etc. etc.
En diferentes ocasiones acudió en auxilio del municipio, falto de recursos para
hacer frente a atenciones perentorias. Donación suya al Ayuntamiento es la antigua casa cuartel de la Guardia Civil y en años de escasez de trabajo alivió con
dinero y especies distribuidas a menesterosos y enfermos por causa de las terribles crisis por las que atravesó la villa de Valmaseda.
Esta le nombró su hijo predilecto y rotuló una calle con su nombre. Además
de la Gran Cruz de Beneficencia, otorgada ahora, el gobierno a petición del pue- 402 -
blo había premiado anteriormente los filantrópicos rasgos del Sr. Mendía y Conde
nombrándole Caballero de la Orden de Carlos III.
La generosidad, el cariño que derramó sobre Valmaseda su modesto benefactor,
van a ser ahora compensados por el anhelo popular de la villa, que no permite al
Ayuntamiento sufragar los gastos que supone el regalarle las insignias y pide que
se abra una suscripción con cuota máxima reducida, a fin de que todos puedan
contribuir a ellos.”
La Finca de los Arena Bermejillo en México
Revista “ El Tiempo “ . Año 1908 . México
“Muy cerca de la pintoresca villa de Tlalpán y a 1 km de la estación de Huipulco,
se encuentra una hermosísima finca de campo que lleva por nombre “ San Juan de
Dios “ y de la cual es propietaria la honorable dama, Sra. Soledad Sorriello (sic.
por Toriello), Vda. de Benito Arena Bermejillo.
Esta finca es una bella residencia veraniega que legó a su esposa el Sr D. Benito
Arena Bermejillo, caballero español que a fuerza de una trabajo activo, constante
y laborioso, logró hacer en México una envidiable fortuna. La Hacienda mide 29
caballerías y posee magníficos terrenos, casi todos de regadío, para la siembra
de cereales y hortalizas. Pero lo que constituye su mayor riqueza, es la cría de
ganado vacuno de raza suiza y holandesa, de la más fina clase y cuyos magníficos ejemplares han figurado año tras año en los certámenes de ganadería de
Coyoacán, habiendo obtenido las más altas recompensas.
Hay actualmente en San Juan de Dios, mas de 600 ejemplares, todos finísimos,
siendo unos importados y otros nacidos en la hacienda bajo excelentes condiciones. La ordeña produce más de 200 litros diarios de leche
Es el representante de tan importante casa D. Alejandro Arena Toriello, joven
activo, inteligente y con gran espíritu de empresa, al que secunda su hermano
Andrés. Se había construido una calzada desde la Estación hasta la hacienda que
fue ampliada más tarde con un tranvía.”
- 403 -
Ficha Genealógica de Marcos Arena Bermejillo
Marcos Arena Bermejillo
Nacido en 1850 en Balmaseda, Vizcaya, País Vasco, España
Bautizado el 26 de abril 1850 en San Severino Abad
Padres
Padre: Alejandro Arena Ribas
Madre: Melchora Antonia Bermejillo Ybarra (32 años)
Hermanos y hermanas
Apellido
Fecha
Cónyuge
1841 -
Isabel Arena Bermejillo
1843 -
Cristina Arena Bermejillo
1844 -
José Cecilio Arena Angulo
Lucía María Arena Bermejillo
1846 -
Gumersindo Pedro Angoitia Arruza
Marta Arena Bermejillo
1848 -
Marcos Arena Bermejillo
1850 -
Elena Canesi Vallarino
6
Pío Arena Bermejillo
1853 -
María Dolores Rita Sota Larrus
7
Encarnación Paula Arena Bermejillo
1855 -
Casto Mora Obregón
6
Amalia Arena Bermejillo
1858 -
Claudio Gutiérrez-Solana Barquín
5
Severiano Arena Bermejillo
Soledad Toriello Vallarino
Hijo(s)
Benito Arena Bermejillo
09/01/1861 - 03/06/1904 Rita Arena Velázquez
4
4
3
Casamiento(s) e hijo(s)
Elena Canesi Vallarino 1858Casados el 23 de enero 1882 en San Miguel Arcángel - Ciudad de México, Distrito Federal, México. Esposo: 32 años
- Esposa: 24 años
Hijo(s)
Fecha
Lugar de nacimiento
José Arena Canesi
17/07/1883 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
Luis Arena Canesi
19/06/1885 -
Ciudad de México, Distrito Federal, México
María Concepción Arena Canesi
26/08/1888 -
Bilbao, Vizcaya, País Vasco, España
Ángel Arena Canesi
25/06/1892 -
Bilbao, Vizcaya, País Vasco, España
Alejandro María Luis Arena Canesi
13/12/1893 -
Bilbao, Vizcaya, País Vasco, España
Dolores Arena Canesi
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- 410 -
OBRAS DE LA AUTORA
JULIA GÓMEZ PRIETO
ARTÍCULOS EN REVISTAS DE HISTORIA
“Fuentes para la Historia de la Primera Guerra Carlista. Fondos de la correspondencia familiar
de los Antuñano de Balmaseda”
Letras de Deusto, vol. 14. N° 29. Universidad de Deusto. Bilbao Año 1984, pp. 135-150
“Confirmación de los Fueros, Usos y Buenas Costumbres de la Villa de Balmaseda por la Reina
Doña Juana”
Hecha en Sevilla el 18 de Junio de 1511” Estudios de Deusto, vol. 3 Universidad de Deusto. Bilbao
3. Junio 1985, pp.29 - 38.
“La Propiedad en Balmaseda en la 2ª mitad del siglo XVIII”
Letras de Deusto, vol. 6, n° 36. Universidad de Deusto. Bilbao Dic. 1986, pp. 77 - 90
“Vida y economía del Monasterio de Santa Clara de Balmaseda: 1666-1984”
Letras de Deusto, n° extra 1988, Universidad de Deusto. Bilbao pp.245 – 255
“La Emigración Vizcaína hacia América: Los Indianos de Balmaseda. Ss. XVI al XIX” en “La
Emigración española a Ultramar, 1492-1914” A.E.H.M. Madrid 1991. pp. 157-166
“Una familia vizcaína en los inicios de la Trata de Negros en el siglo XVI: los hermanos Urrutia”
Asociación Española de Americanistas. Vitoria-Gasteiz. 1994.
Publicada en “Comerciantes, Hacendistas y Nautas” U.P.V. Bilbao, 1996. pp. 191 – 202
“La villa de Balmaseda en los siglos XVII y XVIII”. Tesina de Licenciatura. Año 1974.Facultad
de Historia. Universidad de Deusto. Bilbao. 345 pp
“La Historia de Balmaseda en Comic para niños” VIII Centenario 1999.
Colabora J.M. González Cembellín, Año 1999. 68 pp.
“Balmaseda. Guía de Visita”
Ed. Everest. Año 1999. 62 pp.
“Memorias de Enrique Hurtebise. Una vida intensa entre Madrid, Balmaseda y México”.
Autoedición. Año 2017. 150 pp. Comprende las
“ Narraciones histórico-descriptivas de la Capital de las Encartaciones” . de Enrique Hurtebise. Año 1905. Autoedición. pp. 81-151
- 411 -
II Congreso Mundial Vasco: Sección Historia. Bilbao.
- “Organización y Gobierno Municipal de la villa vizcaína de Balmaseda en el Antiguo Régimen”.
- “El Montazgo en la villa de Balmaseda: siglos XVI-XIX”
- “La población de Balmaseda: siglos XVI- XIX”
Actas del Congreso: Tomo III, pp. 71-84 y 209-224; Tomo IV, pp. 47-64. Año 1987
“Balmaseda cumple 800 años”
Revista Euskal-Etxea de Promoción Exterior. Gobierno Vasco. Nº 40, Octubre 1998.
“Balmaseda Jacobea”
Peregrino, Revista del Camino de Santiago. Nº. 62, Diciembre. 1998
“Balmaseda, tierra de Indianos”
Revista Euskal-Etxea de Promoción Exterior. Gobierno Vasco. Nº 42, Febrero 1.999.
“La gestión cultural de un Centenario: Balmaseda 1.199 – 1.999”
Congreso Internacional de Ciudades Monumentales e Históricas. Granada, Febrero 2.002
LIBROS
“Balmaseda, siglos XVI-XIX, Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen. Población, Sociedad y
Economía. Siglos XVI al XIX”.
Diputación Foral de Bizkaia. Departamento de Cultura. Bilbao 1991. 412 pp.
Tesis Doctoral. Facultad de Historia. Universidad de Deusto. Bilbao
Estudia la etapa desde 1500 al 1900 según los siguientes temarios:
- Balmaseda en su marco histórico- geográfico (Tesis doctoral) pp. 27 – 43
- Historia y evolución de su Población: 1525 – 1875. pp. 47 – 107 )
- Los Grupos de Poder y las Relaciones Sociales: pp. 11 -176
- El Ámbito Económico Público y Privado: pp. 179 – 250
- Elementos dinamizadores de la Economía: Mercado. Abastos, Txakoli, Montes y Ferrerías: pp.
251 – 345
“Balmaseda. Tokiko historia. Una historia local”
Diputación Foral de Bizkaia. (D.F.B.) Dep. Cultura. Bilbao 1991. 124 pp.
Con los siguientes contenidos:
- Páginas de la Vida Cotidiana: pp. 43 – 56
- Emigrantes, Indianos y fundadores: pp. 57 – 72
- Paz y Guerras en el siglo XIX. pp. 72 – 84
- Hijos Ilustres de la villa: pp. 85 – 96
“Fuentes Historiográficas de Balmaseda”
Colección Malseda Tomo I. Ayto de Balmaseda, año 1995, 263 pp.
Contenidos:
- Vida y obra de Enrique de Vedia: pp. 2-33
- Memorias de la Villa de Balmaseda: pp. 34 – 112
- Balmaseda a través de los Historiadores: pp. 113 – 212
- Ordenanzas Municipales del año 1792: pp. 213 - 263
- 412 -
“Fuentes Documentales, Públicas y Privadas: de 1522 a 1899”
Colección Malseda tomo II. Ayto de Balmaseda, año 1995, 273 pp.
Contenidos:
- Las Fogueras de Balmaseda, siglo XVIII, pp. 4 – 70
- Fuentes Documentales Municipales, 1522 – 1890: La Villa, Relaciones Exteriores, Comunicaciones, Beneficencia, Pósito , Hospital. Abastos, Txakoli, Montazgo, Ferrerías, Aduana y Guerras,
pp. 74 – 179
- Fuentes Documentales Eclesiásticas , 1561 – 1868 : Cabildo y Órdenes Religiosas : pp. 180 – 220
- Fuentes Documentales Notariales , 1541 – 1899 : Familia, Contratos, Pagos y Arrendamientos.
“El eje Bizkaia - Sevilla / Cádiz - América. El papel de los Encartados en la Emigración y el
Comercio con América: SS. XVI al XIX”
Beca “Los Vascos y América”, Gobierno Vasco , 1992. Inédito. 244 pp. Comprende :
- El siglo XVI : Los Urrutia. Pasajeros a Indias.
- El siglo XVII : Encartados Pasajeros a Indias. Genealogías. Órdenes Militares
- El siglo XVIII: Encartados en Cádiz. Vizcainías de Encartados
- El siglo XIX : La Emigración de los pobres y el regreso de los Indianos . Fuentes.
“Correspondencia privada de los hermanos Antuñano, años 1824 - 1851”
Trabajo inédito
PUBLICACIONES DIGITALES
WEB : BalmasedaHistoria.com
- Cronología Histórica de Balmaseda
- Archivos, Fuentes y Bibliografía
- Población, Sociedad y Economía : 1500 –1900
- Obra histórica varia
- El VIII Centenario de Balmaseda:1199 - 1999
BLOG: balmasedahistoria.blogspot.com
“La Invencible Compañía Farisaica”, en la Semana Santa Balmasedana de 1865
Las Funciones y el Articulado de creación de esta curiosa Sociedad. Ed. 2014
Balmaseda en la Primera Guerra Carlista
La Correspondencia de los hermanos Antuñano. Ed. 2016
Paisaje vegetal y fauna en Balmaseda desde el siglo XVI. Ed. 2016
Un interesante apunte histórico: las Fogueraciones de Balmaseda
Cómo conocer los vecinos de Balmaseda y sus propiedades en los siglos XVII y XVIII.
Ed. 2016
“Los Órganos de las Iglesias de Balmaseda” en 18/12/2016
Nace la Cofradía de la Putxera y Olla Ferroviaria en Octubre 2017
- 413 -
EXPOSICIONES
“Balmaseda una Historia Local”: Dirección Científica.
Documentación y textos. Oct.-Dic. 1991. Bilbao.
Diputación Foral de Bizkaia. Sala de Exposiciones.
“Balmaseda en su Historia”: Dirección Científica.
Textos y Guión del video. Enero – Marzo 1992.
Balmaseda. Iglesia del Convento de Santa Clara.
CONFERENCIAS
“Enrique de Vedia y Goossens: Político, Diplomático y Escritor”
Ateneo de Balmaseda. 24 de Enero de 1995
“La Mujer a través de la Historia de Balmaseda”
Asociación Zoko-Maitea de Balmaseda. 8 de Marzo 1995
“La vida cotidiana en una Villa Vizcaína, en siglos pasados”
Ateneo de Balmaseda. 24 de enero de 1996
“La familia como elemento demográfico y social en Balmaseda, a través de su Historia”
Asociación Zoko-Maitea de Balmaseda, 8 de Marzo de 1996.
“Las Obras Públicas en la Historia de Balmaseda”
Ateneo de Balmaseda. 22 de enero de 1.998
“ Balmaseda una villa de conventos” . Hotel San Roque. Mayo 2016
“Fundación e Historia del Convento de Santa Clara de Balmaseda”
350 Aniversario de la Fundación del Convento de Santa Clara
Hotel San Roque. Balmaseda. Noviembre 2016
Balmasedanos en América entre 1507 y 1923.
Lección de Ingreso como Socia de Número en la R.S.B.A.P.
Bilbao. Mayo de 2017
DE PRÓXIMA PUBLICACIÓN
- “La Mujer en Balmaseda”
- “Balmaseda, una villa de Ilustres”
- “Los Encartados en América”
- 414 -
INDICE ONOMÁSTICO POR APELLIDO
Abásolo José 335
Acebal Iñarritu Castor: 262, 282
Acuña Osuna Laura: 325, 326, 338
Adánez y Horcajuelo Notario Dimas: 337,
350
Aguirre León: 302
Alamán Lucas: 210, 213, 228
Alba Ortiz de Rozas María Josefa: 295,
296
Albuquerque Rodrigo de: 74
Alcalde Antonio Obispo: 184
Alcibar Jacinto S.J.: 108
Aldana Domingo: de 282
Alegría San Vicente María Dolores: 369
Algarve Alonso del: 65
Algava Alonso de: 74
Allende Juan de: 112
Allende Salazar Sebastián de: 187
Allende Sebastián de: 135
Allende Víctor: 262, 302,
Álvarez Juan: 302, 305
Ana (Capira) hija de Lucía esclava: 73
Antuñano Agustín de: 224, 273
Antuñano Alejandro de: 105
Antuñano Esteban o Estevan de: 9, 10, 21,
26, 29, 205, 223-237
Antuñano Joaquín de: 225
Antuñano José Anselmo Antonio de: 224
Antuñano José Francisco de: 224
Antuñano Manuel Felipe de: 264
Antuñano Martín de: 225
Antuñano Miguel de: 140, 225
Antuñano Nicolás de: 187
Antuñano Teodoro de: 224
Antuñano y la Rivas Sebastián de: 9, 29,
36, 140-145
Antuñano y Terreros José Ramón de: 187,
262
Arana Pedro de: 58, 262
Araudo Pedro del: 69
Ardia Carlos: 202
Aréchaga Valentín de: 140
Areche Puente Marcos: 191
Areche y Zornoza Joseph Antonio de: 191,
192, 202, 361
Arena Bermejillo Amalia: 356, 404
Arena Bermejillo Benito: 262, 301, 356,
362, 379, 380, 381, 404
Arena Bermejillo Cristina: 355, 404
Arena Bermejillo Encarna: 356, 404
Arena Bermejillo Lucía: 355, 404
Arena Bermejillo Marcos: 238, 262, 301,
355-359, 362, 372, 379, 380, 383, 404
Arena Bermejillo Pío: 301, 356, 404
Arena Canesi José: 356, 404
Arena Canesi Luis: 356, 404
Arena Ribas Alejandro: 301, 355, 393, 404
Arena Toriello Alejandro: 356, 403
Arena Toriello Andrés: 403
Arena Toriello María Concepción: 356
Arena Toriello Rosario: 356
Arista María no: 215
Arnaiz José de: 362
Arrate Santiago de: 156
Arreburu Esteban de: 184
Arroyos Juan de: 126
Arroyos María de: 120, 393
Arteche Osante José María: 281
Arteche Yarto Francisco: 36, 281-285
Astoraica Matías de: 190
Asúa San Millán Isidro de: 349, 396
Asúa y Mendía Julián de: 402
Asúa y Mendía Luis de: 402
Asúa y Mendía Martín de: 396
Asúa y Mendía Pedro de: 349, 352, 368,
372, 402
Asúnsolo Angulo Joaquín de: 177
Asúnsolo Dionisio de: 172
Asúnsolo Martín de: 105
Asúnsolo Mateo de: 177
Asúnsolo Pedro de: 172
Asúnsolo Rafael de: 194
Asúnsolo y la Azuela Joaquín de: 29, 163,
179, 187, 197, 264
Asúnsolo y la Azuela Lorenzo de: 92, 174,
177- 179, 197
Ávalos y Varela Bárbara: 225, 235
Avilés Virrey Marques de: 197
Ayllón Licenciado: 64, 74
Ayuela Manuel de la: 283
Azaña Juan de: 202
Azaña Miguel de: 202
Azcuénaga Domingo: 92
Azpiri Pereda José María de: 278, 280, 282
Azpitarte Damborena Ángel: 262
Azpitarte Damborena Baldomero: 262
Azuela Ana María de la: 173
Azuela Andrés de la: 172
Azuela Bartolomé de la: 180
Azuela Francisca de la: 173, 177
Azuela Isabel de la: 173
Azuela Lucía de la: 173
Azuela Manuel de la: 195, 197
Azuela María Antonia de la: 178
Azuela Micaela de la: 173
Azuela Mollinedo Francisco de la: 195
- 415 -
Azuela y Santa María Lorenzo de la: 174,
176,180
Azuela y Velasco Lorenzo de la 173,
176,178, 180
Balmaseda Andrés de: 190
Balmaseda Francisco de: 111
Balmaseda Gabriel de: 190
Balmaseda Juan de: 72
Balmaseda Julián de: 193, 202
Balparda Gregorio de: 105
Barbaroux Miguel: 236
Bárcena Gabriel de la: 111, 170
Bárcenas de Llano Josefa de las: 264
Barclay Pentland Joseph: 103
Barrera Benito: 159
Barroeta Juan de: 348, 353, 360, 377
Barroso Arias Luis: 311
Basauri Tomás: 184
Basterra Higinio de: 355, 368, 378
Basualdo y Villa Ramón de: 187
Bayzabal María Santiago de: 90
Beaugrant Guiot de: 72, 110, 364
Bedia Francisco de: 135
Bedia Juan de: 135
Belasco Joaquín S.J.: 90, 91
Beltrán de Santa Cruz Pedro: 157
Bergaray Francisco de: 89, 386,
Bergaray Puente Casilda de: 386
Bergaray Puente Francisco de: 386
Bergaray Puente María de: 386
Bergés de Zúñiga Pedro: 235
Bermegillo Palacio Ángel: 264
Bermejillo Ángela: 344
Bermejillo del Rey Marqués de: 312
Bermejillo Eustaquio: 262
Bermejillo Ibarra Catalina: 397, 398, 399
Bermejillo Ibarra Estefanía: 397, 398, 399
Bermejillo Ibarra Hipólita: 397, 398, 399
Bermejillo Ibarra José María: 262, 296,
299-301, 306, 308- 312, 383, 396, 397,
398, 399
Bermejillo Ibarra Melchora Antonia: 355,
397, 398, 399, 404
Bermejillo Ibarra Nicolás: 262, 300, 302,
397, 398, 399
Bermejillo Ibarra Paula: 397, 398, 399
Bermejillo Ibarra Pío: 262, 296, 300- 302,
304, 306-309, 344-346, 350, 355, 359, 370,
371, 378, 379, 383, 397, 398, 399
Bermejillo Ibarra Eugenio: 262, 300, 301,
307, 397, 398, 399
Bermejillo Juan: 302
Bermejillo Luis: 262, 313
Bermejillo Martínez-Negrete Andrés: 312314, 399
Bermejillo Martínez-Negrete Ángela: 344,
398
Bermejillo Martínez-Negrete Dolores: 313,
314, 398
Bermejillo Martínez-Negrete José María:
313, 399
Bermejillo Martínez-Negrete Luis: 262,
311, 312, 314, 344, 348, 398
Bermejillo Martínez-Negrete María Emilia: 313, 344, 398
Bermejillo Martínez-Negrete Pío: 346,
347, 359, 362, 375, 377, 378, 380, 381,
382, 398
Bermejillo Martínez-Negrete, Francisco
Javier: 312, 344, 398
Bermejillo y las Rivas José: 300
Bermejillo y Machín, Cosme Antonio de:
300, 383, 397, 398, 399
Bermejillo y Zubiaga Rafael: 300, 397
Bermúdez Cristóbal: 86,
Bernabé Gil de: 196
Bolinar Pedro de: 89
Braniff Familia: 311
Braniff Ricard Lorenza: 312, 313
Braniff Thomas: 311, 313
Bretos Dr. Miguel Américo: 36, 152,
161,162
Bringas Domingo de: 92
Bringas Paliza: 92,
Bruceña Bernal de: 96
Bruceña Juan de: 96
Bruceña Lope de: 89, 96
Bruceña María de: 96
Caballero Juan Manuel: 294, 295
Calvo Ulacia Crisanto Julián: 369
Canesi Vallarino Elena: 355, 356, 399
Cañete, Marqués de: 387
Capira Ana: 73
Capira Juan: 73
Capira Juana: 73
Capira María: 73
Careaga Larena Manuel de: 280, 281 282
Careaga Acuña Teresa: 326
Careaga de la Quintana Martín: 262, 324,
326, 338
Cariaga Dolores de: 262, 320
Cariaga Mazón Valentín de: 278, 280, 282
Cariaga Villa Severino: 280
Cariaga Yturbe Benancio: 326
Carlos I: 64-66
Carlos II: 154
Carlos III: 84, 191, 192, 198
Carlos V: 70, 72
Caro Cristóbal: 58
Carranza Diego de: 89
- 416 -
Carrera Antuñano Lorenzo: 262
Carrera Lorenzo: 225
Carrera Tomás: 307
Cartagena y Leiva Ana de: 193
Carvajal Guevara Isabel: 89
Casas Bartolomé de las: 74, 147,
Casas María Agustina de las: 198
Castañeda Francisco: 262
Cavaillé-Coll Arístides: 365, 380
Centurión Esteban: 69
Cerrajerías Juan de las: 392
Cevallos Pedro de: 194
Chaves Baltasar de: 69
Císcara luan de: 157
Cisneros Alonso de: 201
Collado Fernando: 305
Collignón Eduardo: 309
Colón Cristóbal: 41, 42, 56- 60
Colón Diego: 64
Conde Sojo Vicenta: 327, 349
Condorcanqui José Gabriel (Tupac Amaru
II): 192
Cordero Capitán Luis: 153
Córdova Lasso de la Vega Diego de : 149
Corral Andrés del: 59
Cortés Hernán: 319, 328
Cortés Iñigo: 386, 389
Cortina Cuevas Guadalupe: 313
Cortina Icaza Francisco: 313
Cortina Santana María del Refugio: 296,
297
Cosa Juan de la: 58, 59, 73
Cosca Vizcaya Juan de: 320, 322
Cosca y Careaga Pedro de: 262, 319- 324
Cruz Beatriz de la: 90
Cruz Francisca de la: 90
Cruz Francisco de la: 89, 90
Cruz Hurtado Miguel de la: 89, 90
Cruz Isabel de la: 90
Cruz Juan Antonio de la: 89, 90
Cruz María Sainz de la: 90
Cruz Pedro de la: 386, 389
Cuadra Sebastián de la: 198
Cueto Severino de: 135
Cueto Tomás de: 120, 393
Çumalave María de: 161
Del Paso y Troncoso: 228
Díaz Carreño Francisco: 347, 359, 375
Díaz del Castillo Bernal: 147
Díaz Pimienta Francisco: 152, 161
Díaz Porfirio: 216, 217, 260, 311, 330
Drake Francis: 151
Drake Santiago: 284
Echegaray Coronel Esteban: 186
Echeguren Familia: 320
Elguezabal y Machín Juan: 187
Elizondo Coronel Domingo: 196
Endrino Lucas: 67, 70
Entrambasaguas María de: 120, 393
Escandón Familia: 311
Escandón Vicente: 306
Escudero Careaga Isaac: 262
Esperanza (esclava blanca): 73
Espínola Pedro de Alcántara de: 200
Evelino Fray Diego: 156
Felipe IV: 123
Fernández de Córdoba José Capitán General: 154, 157
Fernández de Manzanos Manuela: 392
Fernández del Campo Francisco: 179
Fernández del Campo Hernaiz Joseph: 179,
264
Fernández del Campo Nicolás: 152, 172,
179
Fernández del Valle Alvarez Justo: 296,
297
Fernández del Valle Manuel: 296, 297
Fernández Fuentes Juan: 262
Fernández Gauna Leonardo: 282
Fernández Somellera Agapito: 296, 297,
313
Fernández Somellera Fernando: 314
Fernández Somellera Martínez-Negrete
Gabriel: 313, 314
Fernández Ugarte José: 282
Fernández Vivanco Eduardo: 262
Fernández y Mallo Nicolás
Fernando el Católico: 62, 383
Ferreira Pascual Capitán: 153
Figueroa Torres Rodrigo, Duque de Tovar:
313
Flores Alfonso: 360
Fuentes Santurce y Zornoza Ángeles de:
191
Galibar Diego de: 89
Gallego Pedro: 67
Gálvez José de: 191, 192, 319
Gaona Juan de: 89
Garagorri Pío: 253
García Jenaro: 333, 335, 336
García Chivarra Genaro: 333
García de Mançaneda Andrés: 161
García de Orcas María Antonia: 194
García José G.: 320
García Juan Antonio: 393
García Lambarri Agustín: 187, 264
García Solís Antonio: 158
Garmendia Gerardo: 335
Gil de la Cuadra Joaquín: 200
Gil de la Cuadra Ramón: 200, 201, 203,
- 417 -
405
Gil de la Cuadra Severino: 200
Gómez Farías Valentín: 210
González Hernán: 139
Goossens y Ponce de León Magdalena de:
195
Gorrita Cortázar Manuel de: 324
Gorrita y Chivarra. Mª. Josefa de: 324
Granja Juan de la: 21, 29, 207-210, 213215, 217-221
Guarir Manuel de: 192
Guijarro Juan: 69
Gutiérrez Caifate Diego: 113
Gutiérrez e Céspedes Francisco: 69
Gutiérrez Estrada José María: 210
Haro Isidoro de: 279
Haro Juan Bautista de: 278, 279, 282
Hearst William Randolph: 396
Herboso y Luza Francisco de: 190
Herboso y Ochoa de Asúnsolo Francisco
de: 101, 190
Heredia Pedro de: 67
Hernán Cortés: 319, 328
Hernández Acuña Laura: 325
Hernández de Ondazarros José: 324
Hernández de Salinas y Terreros Catalina:
90
Hernández Mariano: 324
Hernández Moneta Antonio: 262
Hernández y Gorrita Anselma Leonarda:
325, 326, 328
Hernández y Gorrita Juan Bautista: 27,
262, 324, 325, 330, 335, 338, 357, 372
Heros Asúnsolo Felipe de los: 170, 187
Heros Asúnsolo Manuel de los: 187, 264
Heros José Antonio de los: 92, 172, 179
Heros José de los: 180
Heros Juan Bautista de los: 172
Heros Martín de los: 36, 37, 51, 105, 187
Heros y Llanos María de los: 193
Herrera Camacho María: 56
Herrera José Joaquín de: 215
Herrera y Sotomayor Juan de: 154, 155, 157
Hevia Bolaños Juan de: 171
Hidalgo y Costilla Miguel: 260
Hoyos Hortuño de los: 72
Hurtado de Balmaseda Agustín: 193
Hurtado de la Puente Fray Pedro: 386, 389
Hurtado Lope: 386
Hurtebise Enrique: 265, 359, 360
Ibáñez Marcos Arturo: 262
Ibargüen Sota María: 262
Ibargüen Zamanillo Leoncio: 262
Ibarra Ibarra Pablo: 282
Ibarra Ramos Domingo: 234
Ibarra y Gorrita María Bonifacia de: 300,
397, 398, 399
Iglesias Arteaga Ignacio: 282
Iriarte Juan Agustín de: 196
Iribarren Soledad, Vda. de Julián Mendía:
327, 336
Irigoyen Miguel de: 185
Iturbide Agustín de: 226, 237, 260, 334
Iturriza Juan Ramón de: 37, 51
Izaguirre Arizqueta Baltazar: 262
Jerez Juan de: 58
Jorge Juan: 197
José I: 124
Labarrieta Miguel de: 193
Labarrieta y Zumalabe Nicolás de: 193
Lambarri Isidro: 264
Lambarri Mariano: 170
Landa Germán: 306
Langarica Juana Manuela de: 119, 392,
393
Lantadilla Andrés de: 72
Larena Bárcena Juan Manuel: 282
Larramendi Manuel de: 184
Larrazábal (Layrazabal) Joseph de:101,
107
Larrazábal Mateo de: 107
Lazcano Salazar, Severino de: 92
Lazcano, Antonia de: 92
Leal Diego: 58
Legarda Marquesa de: 361
Lemos Virrey Conde de: 140
León Antonio: 139
León Santiago: 335
Letona Antonio Leonardo de: 194
Leví Marrero: 149
Lezo Blas de: 152
Limantour José Yves: 260, 311
Llamos Casilda de los: 190
Llamos Francisco de los: 90
Llamos Hernando de los: 90
Llamos Joaquín de los: 129, 193, 264
Llamos Juan de los: 129
Llano Manuel J. de: 217
Llano y La Azuela Juan Antonio de: 92,
172, 174
Llanos Marqués de los: 187
López Antón: 67, 70
López Bolívar Fabián: 262
López Bolívar Pío: 262
López de la Puente Juan: 386
López de Letona Santos: 372
López de Pantaleón Simón: 92
López de Saavedra Juan: 140
López de Santa Anna Antonio: 260, 302
Lucía (esclava negra): 73
- 418 -
Luis XIV: 154
Luza Antonia de: 190
Macedo Pablo: 311
Machín Heros María Ventura: 397
Machín y Arteaga Joseph de: 264
Machón de Ahedo Diego: 187
Machón Juan de: 72, 111
Madoz Pascual: 127, 294, 315
Madrazo Federico de: 375, 376, 377
Madrigal Isabel: 202
Maldonado Barnuevo Juan de: 152
Maldonado Francisco: 96
Mancilla y Villavicencio: 92
Manzaneda Andrés de: 395
Manzaneda y Salinas de Zumalabe Severino de: 29, 147-150, 152-155, 161
Manzanedo Goya Nicolás: 264
Martín del Campo Timoteo: 309
Martínez de Arce Francisco: 366
Martínez Diego: 72
Martínez Montañés: 72, 111
Martínez Negrete Matías: 294
Martínez-Negrete Alba Eustaquio: 296,
Martínez-Negrete Alba Francisca: 296, 314
Martínez-Negrete Alba Francisco: 296,
298, 310
Martínez-Negrete Alba Lorenza: 296
Martínez-Negrete Alba María Dolores:
296, 306, 309, 310, 312, 399
Martínez-Negrete Alba María Ignacia: 296,
344, 346, 398
Martínez-Negrete Alba María Josefa: 296
Martínez-Negrete Alba Rosalía: 296,
Martinez-Negrete Familia: 296, 298, 306
Martínez-Negrete y Ortiz de Rozas Francisco: 292-294, 296-298, 306, 309, 346
Marure Francisco de: 92, 172, 175
Marure Isidora Bonifacia de: 175
Marure Joaquín de: 175
Matienço Diego de: 89
Matienzo Dr. Sancho de: 62
Mazón Pérez Martín: 264
Medrano y Salazar Sebastiana de: 193
Mella Antonio de la: 96
Mella Gabriel de la: 92, 175
Mella Marure Diego de la: 172
Méndez Diego: 60
Mendía Garrastazu León: 327, 348
Mendía Iribarren José María: 327, 336
Mendía Iribarren María Aurora: 327, 336
Mendía Iribarren Martín: 327, 336
Mendía Iribarren Rafael: 327, 336
Mendía Iribarren Soledad: 327, 336
Mendía y Conde Francisca: 349,
Mendía y Conde Julián: 29, 262, 322, 326-
328, 330, 333, 335, 336, 338
Mendía y Conde Martín: 29, 251, 253, 262,
322, 325- 327, 330, 334- 338, 344, 348350, 352-354, 355, 357, 360, 362, 365,
368, 371, 372, 375, 377, 378, 380- 383,
400-403
Mendizábal Juan A.: 123
Mendoza Hurtado de: 387
Mendoza y Ribera Luis de: 134
Menoyo Joaquín de: 170
Mercedes Abadesa Madre: 118
Miguel del Río Ana María: 119, 392, 393
Moguer Juan de: 58
Mohernando Marqués de: 311, 312, 313, 344
Mollinedo Pedro de: 72, 386, 389
Monasterio Sancho de: 67, 73
Monesterio Bartolomé de: 90
Montoya Juan Gonzalo de: 140
Mora Obregón Casto de la: 357, 404
Morelos y Pavón José María: 260
Moreno Pedro: 175
Morfín Miramontes María del Rosario:
296, 297
Morse Samuel: 221
Mota Padilla Matías de la: 184
Muñoz Ledo Octaviano: 217
Murrieta Cristóbal de: 284
Mutin Charles: 365
Ochandiano Clemente de: 66
Ochandiano Domingo de: 65, 66
Ochandiano Martín de: 66
Ojeda Alonso de: 59
Olabarrieta Nicolás de: 140, 193
Olavarrieta Agustín de: 193
Oñate Hermanos: 183
Ordoñez Flores Dr. Pedro: 89
Orozco Juan de: 90, 91
Orrantia Bernarda de: 120, 393
Orrantia Francisco de: 170
Orrantia María Josefa de: 225
Orrieta Ibarra Mariano: 282
Ortes de Velasco: 43, 195
Ortes de Velasco Francisco: 95, 97, 101,
105
Ortes de Velasco Juan Joseph: 193, 202
Ortes de Velasco Martín: 192, 193
Ortes de Velasco Petronila: 192,193
Ortiz Ana: 89
Ortiz de la Riba Celestino: 187
Ortiz de Matienzo Diego: 74
Ortiz de Matienzo Juan: 62, 64,65
Ortiz de Matienzo Pedro: 62, 70, 74
Ortiz de Matienzo Sancho: 62
Ortiz de Rozas Cano María Joaquina : 294
Ortiz de Rozas Juan Francisco: 295
- 419 -
Ortiz de Urrutia Juan: 62, 67, 69, 74
Ortiz de Urrutia Sancho: 61, 62, 64, 66, 67,
74, 88, 381, 384
Ortiz del Conde Prudencio: 396
Ortiz Novales Braulio: 397
Ortiz Novales Julio Manuel: 397
Osante Bolíbar Blas: 278, 281, 282
Osante Cariaga Benita: 281
Osante Palacio Celestino: 281, 282
Osante Segura Pedro: 264
Otaola Domingo de: 372
Ovando Frey Nicolás de: 59, 384
Ozeja Pedro: 369
Pacheco Hernando: 59
Pagasaortuondo Catalina de: 107
Paliza Lorenza: 92
Palomar y Rueda José: 294, 297
Papa Clemente XIII: 138
Parkinson Cyril N.: 315
Pasalagua Antonio: 225
Pasalagua Pedro: 308
Patrón de Letamendi Teresa: 36, 324, 327
Patrón Hernández Alfredo: 262, 324
Patrón Hernández Gustavo: 263, 324
Patrón Hernández Víctor: 262, 324, 326,
333, 336
Patrón Landesa Juan Bautista: 325, 326
Peralta y Cárdenas Enrique de: 119, 391,
393
Peramas Joaquín de: 158, 159
Pérez de Guevara Juan: 388
Piedra Campos Juan de la: 117
Piedra Carranza Pedro de la: 126
Piedra Catalina de la: 119, 393
Piedra Diego de la: 108
Piedra Verástegui Francisco de la: 117
Piedra Verástegui Juan de la: 43,101, 112,
117,118, 125, 362, 380, 391
Pimentel y Fagoaga Fernando: 311
Pizarro Francisco de: 139, 388
Polidura Anacleto: 306, 307
Porres San Martín: 145
Portillo Gregorio del: 187, 264
Prada Rosendo: 306
Presa María: 390
Puente Altamira Diego de la: 96
Puente Gallarza, Manuel de la: 92, 179
Puente José de la: 92
Puente Juan de la: 89, 101, 102
Puente María de la: 389
Puente María Jacinta de la: 118, 392, 393,
394
Puente Verástegui Francisco de la: 90,
91,101, 105
Puente y Agorreta Ana María de la: 118,
392, 393
Querejeta Urrutia Paulino: 263
Querol Agustín: 348, 359, 378, 379, 382
Quevedo Valente: 309
Quevedo y Zárate Juan de: 140
Quexo Pedro de: 64, 74
Quintana Ana María: 202
Quintana Andrés Mariano de la: 192
Quintana José: 379, 382
Quintana José María de la: 263
Quintana Juan de la: 192, 193
Quintana Miguel Ángel: 225, 230, 234
Quintana Osante Teresa de la: 326
Quintana Pedro de Alcántara de la: 193
Quintero de Algruta Juan: 57
Quintero Juan: 59
Rado y Vedia Agustín de: 101, 106, 107
Rado y Vedia Juan de: 135
Ramallo María Teresa: 194
Ramallo Vicente: 194
Rasines Juan de: 71, 110, 363
Recalde Agustín de: 391
Recalde Antonio de: 65
Redo y Balmaceda Joaquín: 330, 335
Regoyos y Achocarro Domingo: 187
Reina Juana I: 41
Retes y Heros Francisco de: 187, 264
Rey Fernando VI: 138
Reyes Católicos: 40, 41, 60
Rincón Gallardo R.: 306
Río de Loza Rodrigo del: 183
Ríos Isabel de los: 394
Riva Corte Julián Joaquín de: 264, 345
Rivas María San Juan de: 140
Rivero Maximino 333, 336
Robles Gil Emeterio: 310
Rodríguez Avial Isaac arquitecto: 304
Rodríguez Juana Josefa: 224
Rodríguez Matías: 175
Rojas Dionisio: 89
Roldan Christoval: 69
Roncal Bátiz María Trinidad: 294, 296
Rubio Cayetano: 217, 306
Rubio de Bérriz Urbina Vicenta: 200
Rubio Francisco: 305
Rubio Manuel: 334,335
Rufrancos Dúo Claudio: 264
Ruibal Cosca Ana: 263
Ruibal Cosca Delfín: 263
Ruibal Cosca Teófilo: 263
Ruiz Benítez Fr. Sebastián: 156
Ruiz de Torres María: 193
Ruiz Montero Manuel: 174
Ruiz Quintano Manuela: 179
Sabugal Bartolomé del: 187
- 420 -
Sabugal de la Puente Juan: 96, 101, 113
Sainz de la Lastra Arquitecto Severiano
345, 359, 370
Salazar Mateo de 392
Salcedo Alexandre Felipe 394
Salcedo Bermejillo Serafín 344
Salcedo de la Puente 89
Salinas Hernando de 386
Salzedo Juan Joseph de 189
Samaniego María de 392, 394
Sánchez Antonio 195
Sánchez de Mena Lope 37
Sánchez Diego 73
Santa Rosa de Lima 145
Santiago y San Pelayo Francisco de 187
Sarriegui Ibarra Pablo 263
Sastré Mateo Coronel 196
Saviñón Gumersindo 227, 229-230
Scherer Hugo 311
Schmidtlein García-Teruel Julia 312
Serna Joseba Andoni de la 352
Smith Adam 225
Soberado Manuel de 90, 91
Soberrón Antonio de 92
Sobrado Puente María Cruz de 96
Solar Antonia del 120, 393
Somorrostro y Zumalabe Juan de 89
Sopando Mollinedo Francisco de 189
Soriano Pedro José 201
Sota Larrús Agustín 263
Sota Larrús Luis 356
Sota Larrús María Dolores Rita 356
Stewart William G. 217
Tapia Andrés L. 334, 335
Taramona Hilario de 101, 108, 264
Tejera Francisco de la 282
Tejera Ignacio 302
Telechea y Llona F.Javier 187
Tellechea Machín Miguel 282
Tellechea Orrantia Dionisio 279, 282
Terreros Pedro de 25, 42, 55-60
Tienda de Cuervo Capitán 195
Toledo Virrey Francisco de 91
Tordesillas María Concha de 264
Toriello Vallarino María Luz 356
Toriello Vallarino Soledad 356, 403
Torre Félix de la 325
Torre Isidoro de la 307
Torres Bartolomé 58
Torres María Soledad 325
Tovar Duque de, Figueroa Torres Rodrigo
313, 344
Trambarría Vicente de 392
Travesedo Lazcano, Severino de 92
Travesedo Sebastián de 92
Tristán Diego 60
Trucíos Antonio de 101, 112
Trucíos Juan de 43, 112, 170
Trucíos León de 105
Trucíos San Vicente Eladio 263
Trucíos Vicente de 112
Túpac Amaru II (Condorcanqui José Gabriel) 192
Ugarte Gonzalo de 70
Ulloa Francisco de 319
Unzueta Vicenta 334
Urdiñola Francisco de 183
Ureta Sollano Nicolás 263
Ureta Sota Hermenegildo 263, 264
Ureta Sota Rufino 263
Ureta Sota Tomás 263
Uribarri Santiago de 89
Uribe Oceta Juan de 155
Urista Francisco de 66, 69
Urquijo Santibáñez José 263
Urrea Capitán Bernardo de 196
Urrutia y de los Llamos Almirante Diego
de 29, 190, 202
Urrutia Alonso de 73
Urrutia Ana de 120, 393
Urrutia José de 172, 187
Urrutia Juan de 25, 42, 60 - 78, 89, 110,
111, 114, 172, 343, 362-364, 380
Urrutia Pedro de 190
Urrutia Sancho de 25, 42, 50, 60 - 78, 383
Urrutia y las Casas José de 196, 198- 200
Urrutia Ybarra Saturnino Felipe 325
Urrutia, Feliciano de 198, 199
Valderrama Clara de 119, 392,393
Vallarino Andrés 225
Valle Abásolo Juan 263
Valmaseda Juan de 90
Vara Christoval 69
Vázquez de Ayllón Lucas 64
Vázquez Enedina 320,322, 323
Vedia y Goossens Enrique de 36, 195, 264
Vedia y la Quadra Joaquín Pablo de 194,
264
Vedia y Ramallo Lorenzo Antonio de 194,
264
Vega Alejandra de la 330
Vega José de la 217
Veitia y Linage José de 97
Velasco Carranza Juan de 89
Velasco Diego Luis de 202
Velasco García de 111
Velasco Hernando de 387
Velasco Juan de 89
Velasco Pedro de 89, 387
Velázquez Francisco 89
- 421 -
Ventades María de 90
Verástegui Ángela de: 120, 393
Verástegui Casilda de: 140
Verástegui Juan de: 119, 392, 394, 395
Verástegui María: 120, 393
Vergara de la Puente Francisco: 389
Vergara Francisco de: 96, 385, 387, 390
Vergara Ortuño de: 96, 385, 386, 387, 388,
389
Vergaray de la Puente Casilda de: 389
Vergaray de la Puente Francisco de: 389
Vergaray de la Puente María de: 389
Vergaray de la Puente Sebastián: 390
Vernon Almirante: 151
Vespucio Américo: 59
Vestes, Mauricio de: 92
Viana Diego de: 149
Victoria Francisca: 120, 393
Villa Cosío Hermenegildo: 215, 217
Villa Miguel de: 101, 106
Villa Villa Dámaso: 263
Villa y Miranda Andrés de: 187
Villanueva Eduardo P.: 333, 336.
Villanueva Pedro de: 90
Villar José Antonio del: 172,175
Villar Pablo del: 92
Villar Pedro del: 90
Villar San Juan del: 90
Villar y Gorosabel Manuel del: 187
Villarprego y los Llamos F. Javier de: 129,
264
Villarprego y los Llamos Mariana de: 129,
193, 264
Vizcaya Francisco Antonio: 202
Vizcaya Severino: 202
Vizcayno Juan: 69
Waldseemüller Martín: 59, 73
Yandiola Olabarrieta Juan de: 257, 263
Ycazbalceta Familia: 307
Yermo Gabriel Joaquín de: 259
Yermo Juan Antonio de: 259
Ylumbe Juan de: 63
Zaldívar Hermanos: 183
Zaragoza Gaspar: 320, 323
Zavala Lorenzo de: 258,265
Zulueta Zornoza Alejo: 282
Zulueta Zornoza Juan: 282
Zumalabe José de: 187
Zumalabe Luis Antonio de: 197
Zumalabe Marcos de: 43
Zumalabe María de: 120, 393
Zumalabe Sebastiana de: 193
Zumalabe Vicente Ignacio de: 197
Zumalabe y Ortiz de Haedo Juan de: 90
Zumalaver Marcos de: 89, 90
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Se acabó de imprimir este libro el 12 de Octubre de 2019, en el 527 aniversario
de la llegada de Colón y Terreros a América
L.D.
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