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Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe: Recomendaciones

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Informe de evaluación regional sobre el riesgo
de desastres en América Latina y el Caribe
Recomendaciones para políticas
de desarrollo sostenible
Invertir en Reducción del Riesgo de Desastre para
proteger y proyectar el desarrollo sostenible: más y
mejores flujos financieros para la resiliencia
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Cita: UNDRR (2024), Recomendaciones para políticas del desarrollo, Oficina de las
Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).
2024 OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA REDUCCIÓN DEL RIESGO DE
DESASTRES-OFICINA REGIONAL PARA LAS AMÉRICAS Y EL CARIBE
Para más información, comuníquese con UNDRR:
Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR)
Oficina Regional para las Américas y el Caribe, Calle Luis Bonilla 112,
Ciudad del Saber, Panamá, Panamá.
Tel.: +507 317-1124.
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Informe de evaluación regional sobre el riesgo
de desastres en América Latina y el Caribe
Recomendaciones para políticas
de desarrollo sostenible
Invertir en Reducción del Riesgo de Desastre para
proteger y proyectar el desarrollo sostenible: más
y mejores flujos financieros para la resiliencia
3
4
Introducción
Los desastres amenazan el desarrollo sostenible a nivel global. En América Latina y el Caribe, son
cada vez más frecuentes y devastadores, con un aumento de hasta 38% en el número de personas
afectadas por tormentas y de 19,5% afectadas por inundaciones entre 2019 y 2022 (UNDRR & OCHA,
2023). El 53 % de las pérdidas económicas mundiales por desastres ocurren en la región y 6 de los 10
países del mundo con mayores pérdidas económicas por desastres respecto al PIB están en América
Latina y el Caribe.
La inversión en reducción del riesgo de desastres (RRD) ha probado ser efectiva para proteger
los avances del desarrollo, habilitando recursos para cerrar brechas en la implementación de la
Agenda 2030. Sin embargo, el financiamiento para la RRD continúa siendo mínimo, representando
únicamente el 0,92 % de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que recibe la región. Esta baja inversión
en prevención y resiliencia incrementa las vulnerabilidades y lleva a que muchos países, con grandes
desafíos estructurales y estrechos márgenes fiscales, estén en un estado de continua recuperación
ante desastres.
Los países de la región necesitan marcos habilitadores, sistemas fiscales progresivos y transparentes
para la movilización de recursos, mecanismos presupuestarios robustos e iniciativas multisectoriales
para fortalecer la inversión en RRD. No se trata solo de movilizar más recursos para la RRD, sino también
de asegurar que toda la inversión en desarrollo esté debidamente informada por una comprensión
integral del riesgo y sus efectos cascada. En otras palabras, se trata de blindar las inversiones para
el desarrollo ante el riesgo, evitando que este aumente y asegurando su contribución a la resiliencia.
Al no invertir en la RRD, el mundo está deliberadamente financiando desastres futuros, puesto que
resiliencia y sostenibilidad van de la mano.
El segundo Reporte Regional de Evaluación del Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe
– RAR 24, preparado por la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres
(UNDRR), propone estrategias para fortalecer la inversión y mejorar el financiamiento de la RRD.
A continuación, se presentan sus principales recomendaciones para las políticas de desarrollo
sostenible.
Este documento constituye únicamente un resumen preliminar del RAR24, con algunos de sus
principales hallazgos y conclusiones. El RAR24 en completo será publicado a finales de septiembre
de 2024.
5
El impacto de
los desastres
está creciendo
en la región.
Es necesario
revertir esta
tendencia a
través de la
RRD.
1.
El informe Panorama de los Desastres en América Latina y El Caribe, (UNDRR & OCHA, 2023) muestra que la región
es la segunda región más propensa a desastres a nivel mundial. Entre los años 2000 y 2022, aproximadamente 190
millones de personas fueron afectadas por 1534 desastres. Los desastres afectan de manera desproporcionada a las
mujeres y a las poblaciones vulnerables. Las amenazas climáticas están aumentando su frecuencia y los impactos de
los desastres asociados son cada vez mayores. El informe estima que el número de personas afectadas por desastres
ha aumentado entre los años 2019 y 2022, destacando un incremento de 38 % de las personas afectadas por tormentas
y 19,5 % más de personas afectadas por inundaciones.
Previo al impacto de los huracanes Irma y María en 2017, en la región se encontraban 6 de los 10 países con mayores
pérdidas anuales relativas con respecto a su Producto Interno Bruto - PIB (UNDRR & CRED, 2017). En Dominica, por
ejemplo, las pérdidas y daños por el huracán María ascendieron a 226 % del PIB. Adicionalmente, la región concentra el
5,5 % de la infraestructura expuesta a una o más amenazas a nivel global. A nivel regional se estima que las pérdidas
directas esperadas por desastres en el total de su infraestructura rondan los 58 mil millones de dólares anuales (CDRI,
2023), siendo los sectores de energía, infraestructura vial y telecomunicaciones los de mayor riesgo.
En cuanto a los sectores sociales, la región es la segunda con mayores pérdidas anuales relativas en infraestructura
estimadas para el sector educación, solamente después del Sur de Asia, y la tercera para el sector salud, detrás del (1)
Sur de Asia y (2) Europa y Asia Central (CDRI, 2023).
6
Cuadro 1. Pandemia del COVID-19: Un desastre con múltiples consecuencias
América Latina y el Caribe fue una de las regiones más afectadas por el desastre global de la pandemia*. La región llegó a
concentrar el 15 % de los contagios y el 28 % de las muertes a nivel mundial. Además, la pandemia dejó al descubierto las
lagunas y debilidades históricas de los sistemas de salud de la región y las desigualdades sociales preexistentes. En ese
sentido, las mujeres fueron particularmente afectadas, viendo incrementada la asimetría en las funciones de cuidados, lo
cual, entre otras cosas, significó un retroceso de diez años respecto a la participación laboral.
Los diferentes efectos económicos de la pandemia, como la caída del comercio mundial, de los precios internacionales
de la producción regional y de la demanda interna de los países de la región, produjeron una contracción de 6,7 % del PIB
regional, la mayor en más de cien años, afectando de manera significativa los ingresos públicos. Por su parte, el aumento
sin precedentes del gasto fiscal para hacer frente a la crisis, en un marco de reducción de ingresos, vino acompañado del
deterioro de los balances fiscales.
El impacto económico estuvo desigualmente distribuido, produciendo el mayor aumento de la pobreza y la pobreza
extrema en más de una década. Así, quedaron en evidencia las vulnerabilidades relacionadas con la urbanización
deficitaria, las debilidades de los sistemas de salud, la falta de acceso a servicios básicos, entre otros factores de riesgo
preexistentes en la región.
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL (2022)
Los datos del informe Resiliencia de la Infraestructura Global (CDRI, 2023) estiman que el 70 % de las pérdidas
anuales esperadas en infraestructura a nivel global están vinculadas a amenazas climáticas. Adicionalmente,
se espera que el cambio climático influya hasta en un 6 % en el incremento de dichas pérdidas. En ese sentido,
es fundamental asegurar la coherencia de las políticas y aprovechar las sinergias en las inversiones en RRD y
adaptación al cambio climático.
Para revertir la tendencia de los desastres, es fundamental que los Estados avancen en fortalecer la identificación
de las brechas en el presupuesto destinado a RRD y su incorporación en los marcos financieros. Además, es
imperativo fomentar las inversiones públicas y privadas informadas por riesgo, asegurando que las inversiones
presentes no estén financiando desastres futuros; y desarrollar instrumentos y herramientas innovadoras para
el financiamiento de la RRD como parte de la inversión en desarrollo sostenible.
*El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030) comprende las epidemias y pandemias como desastres de orígen
biológico conexo.
7
GRÁFICO 1. PÉRDIDAS ANUALES ESPERADAS EN SECTORES DE INFRAESTRUCTURA
POR PAÍS A NIVEL GLOBAL – ABSOLUTAS (USD) Y RELATIVAS (%)
Pérdida Anual Esperada (PAE) Absoluta
100,000 (en millones US$)
Estados Unidos
10,000
México
Canadá
Chile
Brasil
1,00
Perú
Ecuador
Guatemala
Costa Rica
Honduras
100
El Salvador
Nicaragua
10
1
Haiti
Guadalupe
Bahamas
Islas Caimán
Barbados
Aruba
Islas Vírgenes
Antigua y Barbuda
San Cristóbal y Nieves
Dominica
Anguilla
Belice
San Vicente y las Granadinas
Montserrat
0.05
0.1
0.2
0.4
0.8
1.6
3.2
PAE relativa (en%)
PAE Absoluta más alta
PAE Relativa más alta - sin SIDS
Fuente: CDRI, 2023
8
PAE Relativa más alta - SIDS
La inversión
en RRD es un
componente
clave para
el desarrollo
sostenible. Sin
embargo, su
financiamiento
es todavía
insuficiente.
2.
La Revisión de Medio Término del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015 - 2030, adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de mayo de 2023, destaca que las inversiones en RRD siguen
siendo insuficientes, resaltando la importancia de fortalecer y ampliar los mecanismos de inversión pública, privada e
internacional informadas por riesgo.
De manera ilustrativa, a través del análisis de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para la región, se puede observar
que el financiamiento actual para la RRD continúa siendo minoritario. Los datos muestran que únicamente el 2,5 % del
financiamiento para el desarrollo se destina a la gestión del riesgo y la respuesta a desastres, donde la prevención y
preparación contribuye únicamente con el 0,92 %.
En ese sentido, para incrementar la inversión, es determinante considerar criterios de RRD en la toma de decisiones
sobre el financiamiento para el desarrollo. Esto se puede lograr a través del uso de análisis y evaluaciones de riesgo,
incluyendo mapas de riesgos o análisis de costo-beneficio, entre otras herramientas disponibles. Por ejemplo, la AOD
relacionada con el medioambiente representó el 5,21 % del total recibido en la región entre los años 2005 y 2021, lo
que representa una oportunidad para la RRD a través de la adaptación al cambio climático (ACC)1.
1
La RRD y la ACC son enfoques complementarios pero distintos. Mientras que la RRD se centra en reducir los impactos de eventos
presentes y futuros de diversa índole, la ACC se enfoca en ajustarse a los cambios climáticos ya ocurridos o anticipados. Aunque ambas comparten
el objetivo de fortalecer la resiliencia de las comunidades y los sistemas, la RRD aborda una gama más amplia de riesgos relacionados con la
ocurrencia de desastres (incluidos los geofísicos, tecnológicos y biológicos, entre otros), mientras que la ACC se concentra específicamente en los
múltiples impactos del cambio climático, no necesariamente limitados a aquellos relacionados con desastres.
9
La inversión prospectiva, que evita el aumento del riesgo existente y la aparición de nuevas manifestaciones, es
particularmente redituable. A través de normativas para la ejecución de inversión pública, la planificación urbana y el
ordenamiento territorial, y la gestión ambiental entre otros, los Estados pueden prevenir riesgos futuros de manera
costo-eficiente.
Por otra parte, la región requiere de un fuerte aumento en la inversión correctiva del riesgo. El valor de la infraestructura
expuesta es de alrededor de 20 billones de dólares (CDRI, 2023), subrayando la necesidad de reducir el riesgo ya
existente en activos, procurando resultados sistémicos que aborden las manifestaciones directas e indirectas del
riesgo y las formas en que están interconectadas. Esta inversión correctiva puede llevarse a cabo por medio de medidas
como el refuerzo estructural de edificaciones y la mejora de los servicios públicos para hacerlos más resilientes, en las
cuales resulta estratégica la articulación del sector privado.
Cuadro 2. Soluciones basadas en la naturaleza con participación del sector privado
Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) son alternativas para abordar los desafíos ambientales y climáticos de manera
sostenible y efectiva, permitiendo la integración de medidas de reducción del riesgo. En Brasil, Nippon Koei LAC, miembro de la
Alianza del Sector Privado para Sociedades Resilientes ante Desastres (ARISE), junto al Departamento de Aguas y Energía Eléctrica
del Estado de San Pablo (DAAE), ha liderado una serie de estudios y proyectos para combatir las inundaciones en el área urbana
central del municipio de Guararema.
Esta iniciativa se basa en la implementación de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) para mitigar los problemas de
inundaciones a través de técnicas de Desarrollo de Bajo Impacto (Low Impact Development - LID), como el sistema innovador de
micro retenciones a lo largo de los cursos de agua, como alternativa a los tradicionales reservorios de detención, popularmente
conocidos como piscinões. Estas intervenciones proponen la hidrología como un modelo integrador, al enfocarse en la micro
gestión, controlar la fuente, utilizar métodos no estructurales y crear un paisaje multifuncional para abordar de manera efectiva los
desafíos de las inundaciones en Guararema.
Fuente: Nippon Koei LAC (2024)
También es importante incorporar componentes de RRD en la gestión compensatoria del riesgo residual. Por ejemplo,
la anticipación de 24 horas y la preparación previa a la ocurrencia de un evento a través de la disponibilidad de
Sistemas de Alerta Temprana (SAT), permite reducir el impacto económico de dicho evento en aproximadamente un
30 %. Aunado a eso, combinar la gestión compensatoria con enfoques prospectivos, tiene la capacidad de proveer
información relevante para reducir efectivamente el riesgo presente, así como para evitar riesgo futuro.
Además, es importante tener en cuenta que, con la creciente frecuencia de fenómenos transfronterizos, se debe
fortalecer la inversión a través de la acción binacional, subregional y regional. Un ejemplo de esfuerzos de este
tipo es la coordinación entre Costa Rica y Panamá para mejorar los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) y la acción
anticipatoria en comunidades a ambos lados del río Sixaola.
10
GRÁFICO 2. INSTRUMENTOS DE FINANCIAMIENTO PARA LA RRD- AYUDA
OFICIAL AL DESARROLLO (AOD)
1,54 % 0,92 %
Emergencia y
respuesta de las
comunidades
afectadas
0,26 %
Prevención y
preparación
ante desastres
97,28 %
Otras categorías
de AOD
Reconstrucción,
alivio y rehabilitación
Fuente: Elaboración propia
11
La inversión
en RRD
requiere
de una
gobernanza
y marcos
habilitadores
robustos
3
Dada la naturaleza sistémica del riesgo y sus efectos en cascada, la gestión integral de la RRD demanda una estrecha
articulación entre diferentes sectores y niveles gubernamentales, así como la participación activa de diversos sectores.
Sin embargo, la Revisión de Medio Término del Marco de Sendai destaca que persiste la falta de coordinación entre
organismos de RRD, ministerios competentes y políticas, lo que obstaculiza la eficacia de las inversiones en RRD.
Resulta fundamental adoptar un enfoque común y coordinado, que involucre a todos los actores pertinentes, poniendo
especial énfasis en la participación de las poblaciones más vulnerables y el fortalecimiento del enfoque interseccional
de la RRD. De esta manera, se fortalece el impacto de la inversión en RRD y su contribución a la reducción de las
desigualdades.
La gobernanza de la RRD requiere de marcos habilitadores como leyes, políticas y planes específicos de desarrollo
sectorial y territorial, así como el diseño de mecanismos de articulación multisectorial a través de Sistemas de
Reducción del Riesgo de Desastres, incluyendo mecanismos de rendición de cuentas.
Cuadro 3. Marcos habilitadores para la RRD en Colombia
En el caso de Colombia, la gestión del riesgo de desastres se integra en el ordenamiento territorial mediante la Ley 1523,
que incluye herramientas de planificación y planes territoriales de gestión de riesgo.
Por su parte, el sistema de ordenamiento territorial está compuesto por varias entidades que incluyen el Departamento
Nacional de Planeación, los Ministerios de Interior, Ambiente y Desarrollo Sostenible y Vivienda, Ciudad y Territorio, entre
otros; así como la participación multinivel a través de representantes de departamentos, áreas metropolitanas, municipios
y distritos.
Los esfuerzos anteriores se complementan con el Plan Nacional de Gestión de Riesgos: Una estrategia de desarrollo
2015-2025 que, a su vez, establece mecanismos de desarrollo territorial, sectorial y ambiental para evitar la construcción
de nuevas dimensiones del riesgo.
12
Fuente: Elaboración propia
A través del Índice de Gobernabilidad y Políticas Públicas de Gestión de Riesgo de Desastres (iGOPP) del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), se evalúa periódicamente la existencia de condiciones normativas, políticas,
técnicas, financieras, entre otras, para la gobernabilidad de la gestión del riesgo de desastre en la región. Con los
datos disponibles al momento de esta publicación, la región muestra una puntuación promedio de 32,70 sobre
100, colocándose en un nivel de clasificación “incipiente”. Esto indica la necesidad de fortalecer y consolidar la
gobernabilidad, especialmente en aspectos relacionados con conocimiento y reducción del riesgo. Los países con
menores resultados se encuentran en el Caribe.
La inversión en marcos habilitadores para la RRD es un elemento fundamental tanto para canalizar más y mejor
financiamiento, como para establecer las condiciones de una acción eficaz a lo largo de la planificación, gestión,
monitoreo y evaluación de la inversión para el desarrollo sostenible.
Estos marcos habilitadores deben incorporar las necesidades de las poblaciones vulnerables y el enfoque de género,
en reconocimiento de la distribución desigual del riesgo. Por ejemplo, en la Ley de Gestión del Riesgo de Desastres de
Bahamas se adoptan estándares humanitarios que consideran las necesidades de los grupos vulnerables en función
de género, edad, discapacidad, pobreza o desplazamiento (Escovar & Balduzzi, 2024).
GRÁFICO 3.
RESULTADOS POR PAÍS DEL INDICE DE GOBERNABILIDAD Y POLÍTICAS
PÚBLICAS EN GESTIÓN DE RIESGO DE DESASTRES (iGOPP)
70
60
50
40
Promedio: 32.70
30
20
10
0
s ca
o ua
á
y rú
a as os ce
ia sil le
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Ho J
Ar
N
Ve
E
iGOPP:
29.10 17.44 20.68 11.82 34.54 34.1131.94 58.01 54.52 31.59 50.56 42.47 38.11 12.08 8.53 38.47 24.94 63.26 49.42 42.63 28.86 51.85 5.59 11.53 29.81 37.09
año: (2018) (2017)
(2018) (2018) (2014) (2016) (2020) (2013) (2019) (2022) (2016) (2016) (2021) (2017) (2013) (2021) (2018) (2013) (2016) (2021) (2016) (2013) (2018) (2017) (2019) (2015)
Rango de iGOPP
0% (minimo) a 100% (maximo)
91-100% Sobresaliente
71-90% Notable
41-70% Apreciable
21-40% Incipiente
0-20% Bajo
Fuente: BID, 2024 (Con los últimos datos disponibles para cada país) https://riskmonitor.iadb.org/es
13
Existen
oportunidades
para incrementar
el financiamiento
para la RRD.
Los Estados
deben diseñar
estrategias
adaptadas a los
contextos locales.
4.
Una estrategia financiera para la inversión en RRD requiere de la combinación de instrumentos que optimicen las
inversiones prospectivas y correctivas, para reducir el riesgo existente y futuro, así como compensatorias, para la
gestión del riesgo residual.
La configuración de una estrategia financiera requiere de una cuidadosa selección de instrumentos que se adapten
al contexto específico de cada país. Sin embargo, desde una perspectiva regional, es posible observar una marcada
preferencia por instrumentos que facilitan el acceso a recursos para la respuesta posdesastre, en detrimento de la
aplicación de instrumentos financieros destinados a incrementar el flujo de recursos para inversiones prospectivas y
correctivas. Dada la costo-efectividad de las inversiones en RRD, es crucial diseñar estrategias que permitan corregir
este desequilibrio para priorizar la implementación de medidas preventivas y de mitigación.
Las estrategias financieras se basan en el conocimiento y la comprensión del riesgo. Por ejemplo, a través del uso de
información sobre recurrencia de amenazas, niveles de exposición, análisis de costo de intervenciones, entre otras,
las entidades encargadas de la planificación y gestión financiera pueden fortalecer la comprensión del panorama
económico del riesgo e identificar requerimientos financieros apropiados.
El financiamiento a través de los sistemas de inversión pública, haciendo uso de partidas presupuestarias específicas,
fondos dedicados y presupuestos especiales para proyectos estratégicos, entre otros, debe ser el componente más
relevante para la canalización de recursos hacia la RRD a nivel territorial. En ese sentido, una articulación multinivel,
que reconozca la importancia de los gobiernos subnacionales y locales, es altamente relevante para la arquitectura de
los flujos financieros destinados a la RRD.
Los instrumentos para retener, diferir y transferir el riesgo juegan un papel importante en las estrategias de protección
financiera de los países, aunque se destinan principalmente a financiamiento posdesastre. A través de préstamos
contingentes, seguros paramétricos y otras medidas similares, los países fortalecen la resiliencia de las finanzas
públicas. En algunos casos, este tipo de instrumentos viene acompañado de recursos de asistencia técnica para
fortalecer la RRD a través del desarrollo de políticas, planes o estrategias a nivel nacional y local.
14
Cuadro 4. Estrategia de protección financiera de Panamá
A través de la Dirección de Inversiones, Concesiones y Riesgos del Estado (DICRE) del Ministerio de Economía y Finanzas
(MEF) de Panamá, se ha estructurado un Marco Estratégico de Gestión Financiera de Riesgo de Desastre.
La estrategia se cimenta en el Fondo de Ahorros de Panamá e incluye la adquisición de seguros paramétricos a través del
Caribbean Catastrophe Risk Insurance Facility (CCRIF), con una cobertura de aproximadamente 60 millones de dólares para
exceso de lluvias y terremotos.
Además, el país cuenta con acceso a créditos contingentes del Banco Mundial (BM), a través del Catastrophe Deferred
Drawdown Option (Cat-DDO), y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del Contingent Credit Facility (CCF), por
400 y 100 millones de dólares, respectivamente. En suma, Panamá cuenta con una protección financiera de aproximadamente
560 millones de dólares. Un monto que se encuentra dentro del rango establecido por el Marco Estratégico de Gestión
Financiera de Riesgo de Desastres, que estima una necesidad de cobertura de entre el 0,5 % y 1,5 % del PIB.
Fuente: DICRE (2024)
El acceso recurrente a estos instrumentos depende de la mejora continua del conocimiento del riesgo, la existencia y
actualización de condiciones normativas y de políticas públicas relacionadas con la reducción de riesgo. Así como de
la mejora de los procesos de planificación y la incorporación progresiva de herramientas para la gestión financiera de
la RRD, entre otras iniciativas que permiten fortalecer la RRD y la resiliencia financiera de los países.
Además de sus propios instrumentos, las entidades multilaterales y algunos organismos internacionales también
apoyan a los países para acceder a recursos de fondos globales para invertir en RRD. Por ejemplo, a través del
Banco de Desarrollo de América Latina – CAF, Ecuador ha tenido acceso a financiamiento por aproximadamente
65 millones dólares por parte del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés), entre créditos y fondos
no reembolsables. Estos recursos están destinados a iniciativas de reducción del riesgo relacionado con el cambio
climático en las comunidades y ecosistemas de las Islas Galápagos. Este financiamiento representa el 56 % del costo
total del proyecto.
Por otra parte, existen cada vez más instrumentos financieros para incrementar la participación de capital privado
en la RRD. En cuanto al sector privado, el crecimiento de bonos temáticos es una oportunidad para iniciativas de
financiamiento mixto, por ejemplo, a través de la estructuración de bonos de resiliencia. Asimismo, los hogares,
comunidades e individuos también canalizan financiamiento que apoya a la RRD, a través de las remesas o iniciativas
de financiamiento social (por ejemplo, crowdfunding), que facilitan procesos de inversión en reducción social del
riesgo.
15
Protección social adaptativa
Rehabilitación, recuperación,
reconstrución, resiliencia (Build back
better, correctiva y prospectivamente)
Respuesta humanitaria
Alerta temprana y acción anticipatoria
Mejoras y fortalecimiento de los medios
de vida
Adapatación al cambio climático,
relacionado con eventos extremos hasta
extensivos
Soluciones basadas en la naturaleza
Obras de ingeniería que disminuyan la
exposición de activos y población, medios
de vida e infraestructuras, a amenazas de
diversa naturaleza
Reforzar o restructurar edificios e
infraestructuras
Reubicar asentamientos humanos o
comunidades
Adapatación al cambio climático,
acciones que prevén amenazas y cambios
a futuro
Fortalecimiento y aumento en la
resiliencia de medios de vida, y oferta de
servicios básicos particularmente para los
más vulnerados y vulnerables
Mitigación del cambio climático
Gestión y conservación ambiental-natural
Planificación territorial y del uso del suelo
acompañado por normas constructivas
conscientes de los niveles diferenciados
de amenaza existente en el territorio
Normas para la ejecución de la inversión
pública (Sistemas Nacionales de
inversión Publica)
Inversión en infraestructura
Ingresos
propios
(tributario y no
tributario)
Deuda
Captura de
plusvalía
Fondo de
Reserva
FUENTES INTERNAS
Transferencia
(gob locales)
Asistencia
oficial para el
desarrolllo
Fondos
globales
Fondos
fiduciarios de los
bancos
multilaterales de
desarrollo
Instituciones
finacieras
bilaterales
Instrumentos
de deuda
FUENTES EXTERNAS
Fuente: Elaboración propia
Bonos
Producto de
mejora del
crédito
Seguros
(mecanismos de
transferencia de
riesgo)
Asociaciones
público-privadas
Privatización o
liquidación en
asociaciones
público-privadas
La financiación
combinada
financiación
colectiva, agregación
y titulación
FUENTES PRIVADAS
GRÁFICO 4. COMPONENTES DE LA RRD, TIPOS DE ACCIÓN E INSTRUMENTOS PARA EL FINANCIAMIENTO
Nota: Los colores claros están asociados principalmente con los impactos indirectos, con un uso condicionado, o en un uso reducido de la medida.
Compensatoria
Correctiva
Prospectiva
16
Remesas
La región requiere
de un impulso
significativo en el
registro, monitoreo
y evaluación del
financiamiento
para la RRD, para
priorizar inversiones
resilientes en
el desarrollo
sostenible.
5.
Existen importantes déficits para el análisis comparativo, temporal y espacial del financiamiento y las inversiones de
RRD. Los principales desafíos se relacionan con la existencia de definiciones diferentes o imprecisas de los conceptos
clave en la RRD, la agrupación de diversas acciones bajo una única categoría genérica de inversión, la carencia de
sistemas de clasificación y/o etiquetado en el ámbito de las acciones e inversiones públicas a nivel local, nacional e
internacional y la ausencia de un vínculo entre las inversiones en RRD y aquellas orientadas a reducir las brechas de
género y otras desigualdades.
Es frecuente que los beneficios de las inversiones en RRD no lleguen a las mujeres ni a las poblaciones vulnerables.
Por ello, es imprescindible incorporar perspectivas de género y enfoques interseccionales en la gestión de inversiones.
Según los datos del Informe del Secretario General de la ONU sobre los avances hacia los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ONU-Mujeres, 2023), solamente el 13 % de los países de la región cuenta con sistemas para el monitoreo
de presupuesto para la igualdad de género. La categorización presupuestaria en función del género y del riesgo permite
identificar brechas y prioridades para que las inversiones en RRD contribuyan a la reducción de las desigualdades, el
aumento de la inclusión y a no dejar a nadie atrás.
Por otro lado, todavía predominan los enfoques de inversión que hacen énfasis en los costos económicos de corto y
mediano plazo. Es importante incorporar una visión de largo plazo que considere la RRD como una inversión costoefectiva, capaz de habilitar la maximización del triple dividendo de resiliencia, generando cobeneficios económicos,
ambientales y sociales.
Aunque existen experiencias significativas, el desarrollo de metodologías de análisis sistémicos del riesgo y sus
efectos en cascada es todavía incipiente. La comprensión de los impactos territoriales, sectoriales, ambientales y
económicos es todavía insuficiente y, aun en los casos en los que está disponible, su utilización efectiva para informar
inversiones continúa siendo un desafío para la gestión integral de la RRD.
La institucionalización y mejora continua de los sistemas de planeación, gestión, monitoreo y evaluación de la
inversión informada por riesgo permite canalizar más y mejor financiamiento para la RRD.
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Cuadro 5. Normativas e instrumentos para la gestión de inversiones en RRD
Guatemala ha realizado importantes avances respecto al fortalecimiento en la gestión de inversión para la RRD. La Política
Nacional para la Reducción del Riesgo en Guatemala 2024-2034 (PNRRD) provee un marco estratégico que, entre sus
ejes, establece la inversión en reducción de vulnerabilidades con enfoque de Gestión Integral de la Reducción del Riesgo
de Desastres (GIRRD), destacando herramientas como el Análisis de Gestión de Riesgo en la Inversión Pública (AGRIP),
las Normas de Reducción de Riesgo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), entre otras.
En cuanto a mejorar el financiamiento para la RRD, el país cuenta con una Estrategia Financiera ante el Riesgo de Desastres.
Entre otras iniciativas, esta incorpora la articulación entre el Ministerio de Finanzas Públicas (MEF), CONRED, Ministerio
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia
(SEGEPLAN), para fortalecer el clasificador de Gestión de Riesgo en la gestión presupuestaria, mejorando la planeación,
monitoreo, evaluación y rendición de cuentas relacionadas con el financiamiento para la RRD. Es importante mencionar
que el clasificador de Gestión de Riesgo forma parte del grupo de Clasificadores Temáticos que, entre otros, incluye los
clasificadores Pueblos Indígenas, Niñez, Juventud y Género.
Desde una perspectiva geográfica más amplia del riesgo, es importante continuar fortaleciendo la gestión de
inversiones a través de estrategias conjuntas entre países y de acción subregional y regional. Se trata de una
oportunidad para mejorar y aumentar el acceso al financiamiento a través de la construcción de sinergias. En ese
sentido, es recomendable establecer un sistema de registro estandarizado que cuente con el consenso de países y
gobiernos. Este debe basarse en criterios, definiciones y categorías comunes, alineadas con el Marco de Sendai para
la Reducción del Riesgo de Desastres y las recomendaciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC), sobre las cuales se han desarrollado metodologías para la gestión presupuestaria de RRD, a fin de garantizar
mayor coherencia y comparabilidad a nivel internacional, nacional y local en el ámbito de RRD y su contribución al
desarrollo sostenible.
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Referencias
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