¡Señor, me siento solo! La Soledad y la Presencia de Dios A. Salmo 27:10 - "Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos". En este pasaje, se resalta la promesa de que, incluso en medio del abandono humano, Dios nunca nos dejará solos. B. Deuteronomio 31:8 - "El Señor marchará al frente de ti. Él estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes". Este versículo enfatiza que, en los momentos de soledad o miedo, la presencia de Dios es constante y reconfortante. B. Salmo 139:5 - "Me rodeas por detrás y por delante, y pones tu mano sobre mí". El Salmo 139 nos recuerda que la presencia de Dios es total, a cubrir cada aspecto de nuestra existencia, incluso en los momentos de soledad. Al desarrollar la predicación, se puede destacar que, a pesar de los sentimientos de aislamiento, la presencia de Dios es una realidad reconfortante. Su amor y cuidado trascienden cualquier soledad que podamos experimentar en la vida.