Subido por PARIS XIMENA C. PIZARRO ESPINOZA

La Democracia en Perú desde el Siglo XIX hasta el Oncenio de Leguía Un Análisis Crítico grupo4

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La Democracia en Perú desde el Siglo XIX
hasta el Oncenio de Leguía: Un Análisis
profundo
Curso: Problemas y Desafíos en el Perú actual
Docente: Aida Rocio Davila Blas
Practica N°1
Integrantes del grupo 4:
● Paris Ximena Catherine Pizarro Espinoza
● Nayeli Yadhira Quispe Vargas
● Jose Felix Saucedo Alfaro
● José Rodrigo Acuña Quiroz
● Dayana Poccore Infante
La Democracia en Perú desde el Siglo XIX hasta el
Oncenio de Leguía: Un Análisis profundo
Introducción:
Después de la independencia del Perú en 1821, el país atravesó un contexto de notable
inestabilidad política y transformación. Esta situación plantea la siguiente interrogante ¿se
vivió una democracia plena durante este periodo hasta el oncenio de Leguía? De hecho, datos
históricos indican que entre 1821 y 1908, el Perú tuvo aproximadamente 50 gobiernos
diferentes, lo que demuestra una alta rotación en el poder. Además, el cambio de siglo trajo
consigo intentos de modernización y reformas bajo diversos gobiernos; sin embargo, estos
cambios a menudo estaban marcados por limitaciones autoritarias. Por ende, el tema que
abordaremos es la presencia o ausencia de democracia desde el siglo XIX hasta el oncenio
de Leguía, con el propósito de reflexionar sobre las condiciones políticas y sociales que
limitaron la consolidación de una democracia plena en este periodo. Para ello, se analizarán
dos aspectos fundamentales: la inestabilidad política y los golpes de Estado, así como el
régimen de Leguía combinó modernización con autoritarismo, limitando libertades políticas y
controlando la oposición.
Desarrollo :
La inestabilidad política ha sido una característica constante del Perú desde su independencia
en 1821. Desde el comienzo, el país se enfrentó a luchas internas entre caudillos y facciones,
lo que llevó a un ambiente de constante tensión y conflicto. Este contexto histórico se complicó
aún más por el papel del ejército, que frecuentemente intervenía en la política, exagerando la
crisis de gobernabilidad. Un claro ejemplo de esto es la sucesión de presidentes que se dieron
en las primeras décadas del siglo, donde muchos llegaron al poder a través de golpes
militares. Según el historiador Mariátegui (1928) afirma que: “la historia del Perú es una
historia de insurrección y violencia”, lo que pone de manifiesto la falta de un sistema político
estable y legítimo. Esta cita mencionada ilustra cómo la violencia y la inestabilidad debilitaron
la posibilidad de un gobierno transparentemente democrático, ya que los cambios de
administración se realizaron más por la fuerza que por la voluntad popular. Las consecuencias
de esta inestabilidad fueron significativas. La alternancia entre gobiernos autoritarios y
liberales provocó un ciclo de desconfianza hacia el sistema electoral, lo que se tradujo en una
percepción generalizada de que las elecciones eran manipuladas y carecían de legitimidad.
Los peruanos comenzaron a ver la política como un campo de batalla donde las élites
luchaban por el poder sin considerar el bienestar de la población. Esta situación debilitó las
instituciones democráticas y creó un ambiente de desilusión que afectó profundamente la
participación ciudadana. Así, el contexto de inestabilidad y la prevalencia de golpes de Estado
se convirtieron en obstáculos insuperables para el desarrollo de una democracia funcional en
el país.
El régimen de Leguía (1919-1930) implementó reformas modernizadoras, pero con un
autoritarismo encubierto que limitó las libertades políticas y controló la oposición. Un claro
ejemplo de ello fue, la Constitución de 1920 y la introducción de congresos regionales
presentados como un avance hacia la democratización del país. Según Ramos (2015)
La Constitución de 1920, impulsada por Leguía, buscó modernizar el aparato estatal,
pero se concentró el poder en la presidencia. Aunque se crearon congresos regionales
como un intento de descentralización, esto no se tradujo en una verdadera distribución
del poder. Además, las reformas implementadas no lograron incluir a sectores
marginados como las clases trabajadoras, los indígenas y las mujeres al momento del
sufragio. (p.56-58)
Esta afirmación subraya cómo, a pesar de los esfuerzos por modernizar el aparato estatal,
las reformas constitucionales no promovieron una verdadera democratización. De igual
manera, estas reformas se ofrecieron como un intento de actualizar el aparato estatal con el
fin de asegurar el bienestar de la ciudadanía, gestionar recursos y preservar el orden social,
pero en la práctica, reforzaron la autoridad del presidente, limitando la efectividad de los
congresos regionales. Esta situación revela cómo, a pesar de la intención declarada de
promover una democracia más participativa, las decisiones de estos congresos estaban
subordinadas al Ejecutivo, lo que evidenció una falta de auténtica distribución del poder. Así,
la concentración del poder en la figura presidencial no sólo contradice los principios
democráticos, sino que también refleja una estrategia de control que socavó las posibilidades
de un sistema político verdaderamente representativo y pluralista. Además, la desconexión
entre el Estado y la ciudadanía se agudizó, creando un clima de descontento y resentimiento
por la falta de inclusión de todos los ciudadanos al momento del sufragio. Este análisis pone
en relieve que las reformas, lejos de avanzar hacia una mayor democratización, contribuyeron
a perpetuar un régimen autoritario enmascarado por un discurso modernizador.
Cierre:
Finalmente, al analizar la inestabilidad política y las limitaciones de libertades políticas durante
el periodo que va del siglo XIX al oncenio de Leguía, se reafirma que no se trató de una
democracia plena. En este sentido, es fundamental reflexionar sobre la importancia de
construir instituciones democráticas robustas que garanticen la separación de poderes y la
participación efectiva de la ciudadanía. Solo así se podrá avanzar hacia una verdadera
democracia plena, donde las reformas no sean meramente superficiales, sino que respondan
a las necesidades y derechos de todos los peruanos.
Bibliografia
Ramos, C. A. (2015). Ley y justicia en el oncenio de Leguía. Pontificia Universidad Católica
del Perú.
Mariátegui, J. C. (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima:
Empresa Editora Amauta.
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