• • Adolescencia y a posterl0rl • Luis Kancyper Introducción El interés por el estudio de este tema surgió desde la práctica analítica al comprobar, a partir de las enseñanzas recogidas de mis analizandos, el lugar protagónico que ocupa el concepto freudiano de a posteriori en relación con los fenómenos que aparecen en la adolescencia. Sostengo que la adolescencia es el momento privilegiado de la resignificación retroactiva, del a posteriori, pues constituye una nueva etapa libidinal, en donde se alcanza por vez primera la identidad sexual genital como un fenómeno psicológico y social. Comenzaré diferenciando dos conceptos que llegan a ser fácilmente confundibles en nuestra teoría y nuestra práctica analíticas. Me refiero al concepto de desarrollo y al concepto de lo histórico en el psicoanálisis en general y en el psicoanálisis del adolescente en particular. El desarrollo no tiene nada de histórico, implementa una temporalidad lineal. Apunta a la descripción de una serie de fases que no tienen nada de individual. * Dirección: Salguero 2334, 3~ "14", (1425) Capital Federal, R. Argentina. 536 Luis Kancyper La historia, en cambio, es una serie de acontecimientos, que son singulares para cada sujeto y marcan la vida de un individuo. Así como la historia apunta hacia lo subjetivo particular. el desarrollo se dirige hacia lo que hay de semejante. Ambos conceptos pueden ser complementarios. Pero el analista no busca el desarrollo sino lo histórico. Puede hacer uso de las referencias del desarrollo para tener mojones de comparación, pero no son la meta a conquistar para el paciente 1. Lo histórico implica el uso de la temporalidad con resignificación del a posteriori, no de un tiempo lineal, sino de un tiempo en torsión. Freud se cuidó muy bien de no ubicar el enfoque genético en el mismo nivel que el enfoque dinámico, tópico y económico porque tal inclusión llevaría a una confusión entre psicoanálisis y psicología evolutiva. Es importante establecer la diferencia esencial entre los conocimientos propiamente analíticos y los resultados de las observaciones de la psicología evolutiva. La psicología evolutiva describe lo general, los acontecimientos según la continuidad genética. En cambio Freud subraya que el concepto del a posteriori forma una parte fundamental de su aparato conceptual en relación con la explicación de la temporalidad y de la causalidad psíquicas. El 6 de diciembre de 1896 escribió a Fliess 2 sobre la hipótesis de que nuestro mecanismo psíquico se establece por estratificación de los materiales existentes en forma de huellas mnémicas, las cuales experimentan de vez en cuando, en función de nuevas condiciones, una reorganización, una reinscripción 10. a] Lo que se elabora con retroactividad no es lo vivido en general, sino electivamente lo que en el momento de ser vivido no pudo integrarse en un contexto significativo. b] La elaboración retroactiva viene desencadenada por la aparición de acontecimientos y situaciones, o por una maduración orgánica, que permiten al sujeto alcanzar un nuevo tipo de significaciones y reelaborar sus experiencias anteriores y e] la evolución de la sexualidad favorece notablemente por los desfasamientos cronológicos que implica en el ser humano el fenómeno de la retroactividad. En Los orígenes del psicoanálisis Freud expresa que todo adolescente guarda huellas mnémicas que sólo pueden ser comprendidas por él al aparecer las sensaciones propiamente sexuales. Desde este punto de vista, únicamente la segunda escena confiere a la primera su valor patógeno: se reprime un recuerdo que sólo a pos- Adolescencia y a posteriori 537 teriori se volvió traumatizante. El adolescente no puede asumir una defensa normal, lo que se haría evitando una percepción desagradable, porque el displacer no proviene de la percepción sino del recuerdo. El concepto de a posteriori apunta a una verdadera elaboración de un trabajo de memoria, que no consiste en la simple descarga de una tensión acumulada, sino en un complicado conjunto de operaciones psíquicas. No se puede reducir la noción de retroactividad trictamente económica de la abreacción. a una teoría es- Para que un sentido emerja se necesitan dos sucesos y un intervalo entre ellos. El sentido habla del encaje de un sentido en el interior de otro, en cuyo orden se instala. El a posteriori que podríamos denominar en un comienzo simplemente cronológico va trocando su sentido hacia un a posteriori lógico, en tanto da cuenta de un tiempo lógico, como operación necesaria, para que el nuevo acontecimiento se transforme en hecho histórico, en un hecho con sentido en el orden del sujeto. El concepto de a posteriori cobra en la teoría y en la clínica un papel trascendental. El principio de continuidad genética implementa un tiempo lineal que apunta hacia la concepción de la historia signada por un destino irrevocable. El sujeto marcado por el simple objeto y el primer año de vida. De esto deriva que todas las formas ulteriores del objeto dependan de la forma más primitiva, es decir de la primera relación objetal observable: la del lactante con el pecho. Se ubica entonces el sujeto como un producto sellado, resultante de acontecimientos externos los cuales justifican y racionalizan su estado presente y determinan su futuro, sin salida. En cambio el principio del a posteriori que implementa un tiempo en continua reelaboración desde el sujeto, apunta a una concepción psicoanalítica de la historia que reabre la posibilidad, siempre renaciente, de desafiar a aquel destino inmutable prefijado por los dioses. Es desde el sujeto, porque lejos de ser una resentida víctima poseída por la historia, es a partir de él, agente activo que organiza y otorga significado a los hechos, configurando el mismo a su propia historia, retrospectivamente. La historia no es el pasado 7. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado. Pero es un pasado que "aún es, todavía". "Lo importante en nuestro trabajo clínico no es restituir el pasado, ni buscar al pasado para revivirlo, sino para re-escribirlo en una diferente estructura. Se trata menos de recordar que de re-escribir. El acento recae más sobre la re-escritura que sobre la reviviscencia. 538 Luis Kancyper Lo revivido es fundamental pero no suficiente. Es el punto de partida que tiene el paciente, pero no es su punto de llegada que es la restructuración" 1• El sujeto se define según como se resignifica; es decir, según como restructura su biografía para transformarla en su propia historia. Negar el a posteriori es negar la posibilidad de que el sujeto acceda a ser, mediante el psicoanálisis, en gran medida, autor responsable y no espectador pasivo de su propio destino. Adolescencia: desafío y desenganche La historia del adolescente nace antes de su nacimiento biológico. Existe un orden simbólico, orden lógico que precede a su nacimiento cronológico. Este orden es el lugar que ocupa el hijo en la fantasmática individual en cada uno de los progenitores y en la pareja. Lugar que estará determinado en relación con el sistema narcisista de la madre y del padre y que se plasmará en una representación. Ser el representante narcisista primario de y para el deseo inconsciente de la madre, de y para el deseo inconsciente del padre, de y para mantener la homeostasis narcisista de la situación del medio. Es a partir de este momento lógico cuando el adolescente comienza a ser identificado en tal rol y en un determinado lugar. Punto de partida de su identidad, y de su identidad sexual. El representante narcisista primario operará durante toda la vida como la referencia constante a partir de la cual el adolescente necesitará efectuar un trabajo de reelaboración diario para conquistar su condición subjetiva de un ser vivo con existencia propia. LecIaire 11 afirma que la práctica psicoanaIítica se funda en el trabajo constante de una fuerza de muerte, la que consiste en matar al niño maravilloso o terrorífico que de generación en generación atestigua los sueños y deseos de los padres. No hay vida sin pagar el precio del asesinato de la imagen primera, extraña, en la que se inscribe el nacimiento de todos. Matar la representación del niño-reyes la condición en la cual en ese mismo instante, el yo empieza a nacer. Pero este trabajo de muerte, de desenganche y renganche, de reinscripción cotidiana, adquiere mayor importancia durante la adolescencia porque es en este período cuando el sujeto atraviesa, al mismo tiempo, una lucha sin tregua, en varios frentes de batalla. Momento en que el territorio de su sentimiento de sí presenta máxima incertidumbre. Adolescencia y a posteriori 539 s. Freud plantea a la adolescencia como una nueva etapa libidinal en la cual las transformaciones que acontecen se deben fundamentalmente a dos aspectos 3. 1] La subordinación de todos los orígenes de la excitación sexual bajo la primacía de las zonas genitales. 2] El proceso del hallazgo del objeto, con mandato genital y más allá de las figuras parentales. Para conquistar a este objeto exogámico, el aparato psíquico necesita sufrir transformaciones especiales. Algunas son comunes a ambos sexos, y otras, particulares para cada uno de ellos a través del recambio de las identificaciones 12. Esto implica un trabajo de elaboración importante, para asumirse no bisexual, sino poseyendo un solo sexo. Este nuevo embate de su realidad de incompletud centra una primera batalla narcisista que sacude a todas sus instancias psíquicas: al yo, al ideal del yo, al superyó, al yo ideal, y preludia la necesaria restructuración. En este sentido y por este sentido la adolescencia reinstala la asunción de la problemática de la castración de la bisexualidad y de la castración simbólica: soportar la incompletud y por ende la diferencia, tanto en el sistema narcisista intrasubjetivo del adolescente como en el sistema narcisista intersubjetiva de y con los padres. Pasaré a enumerarlas basado en el estudio realizado por varios autores. a. Restructuración en el yo del adolescente El yo es, ante todo, un yo corporal, no es solamente un ser de superficie, sino que él mismo es la proyección de una superficie 5. Esta formulación apunta a definir lo corporal, no en términos de cuerpo anatómico, sino en referencia a la imagen del propio cuerpo como algo facticio ", como una configuración que no es dada en forma natural, sino que se adquiere mediante una permanente tarea de construcción que opera desde y para el sujeto. En virtud de las modificaciones corporales características de esta etapa, el adolescente se ve obligado a asistir pasivamente a toda una serie de modificaciones físicas y hormonales que se apoderan de su cuerpo biológico, acompañadas de demandas de impulsos instintivos y de demandas que surgen desde lo social. Varios autores han designado a este proceso de cambio como duelo por la pérdida del cuerpo infantil a que produce un fenómeno de 540 Luis Kancyper despersonalización por la contradicción entre el cuerpo que se va haciendo adulto con una mente que se halla aún en la infancia. Las angustias son consecuencia de la pérdida de lo conocido y de lo acechante ante lo desconocido que surgen desde estos cambios corporales. Mientras que una lectura del a posteriori otorga un sentido diferente a estas angustias. Las nuevas imágenes provenientes de los cambios del cuerpo del adolescente conmueven al patrimonio de las autoimágenes anteriores, las cuales, en esta nueva etapa de maduración orgánica, adquieren un nuevo tipo de significaciones. Las inscripciones anteriores, que no habían alcanzado a adquirir una inscripción simbólica en un contexto significativo: orden simbólico, representante narcisista primario, experiencias traumáticas, cobran en este período de la adolescencia, un efecto y un valor patógenos, retroactivamente, a posteriori. El sentido, dijimos, habla del encaje de un sentido en el interior de otro, en cuyo orden se instala. En cambio, es en la adolescencia cuando surge con mayor dramaticidad el choque entre sentidos. Choque por la imposibilidad de relacionar a las nuevas demandas referidas a su identidad e identidad sexual en el interior de otro sentido, en cuyo orden el adolescente ya había sido inscrito desde los deseos ajenos. Orden que al mismo tiempo en que es resignificado, resulta incompatible de articulación. La colisión entre estos sentidos impide al adolescente ordenar un deseo propio, organizado y discriminado, y ante dicho fracaso surgen las angustias confusionales y de despersonalización. Angustias provenientes no únicamente de la pérdida del cuerpo infantil, sino, y fundamentalmente, del choque ante la incompatibilidad de las nuevas imágenes provenientes de los cambios del cuerpo y el arsenal de las imágenes resignificadas de la historia del sujeto. b. Restructuracián en el superyó e ideal del yo del adolescente Como consecuencia del incremento pulsional, se re actualizan los deseos preedípicos y edípicos, y se impone una modificación en el superyó del adolescente que -a diferencia del superyó en el latente, que funcionaba prohibiendo y castigando a la actividad sexual en generaldebe en este período retractarse y auspiciar el ejercicio genital. El superyó del adolescente presenta una doble función: imponer nuevamente el tabú del incesto y, al mismo tiempo, permitir la sexualidad exogámica, no diferir la pulsión instintiva. Adolescencia y a posteriori 541 Por otro lado, en la adolescencia el superyó ha devenido en una agencia interna, el adolescente es el responsable y depende de su propio superyó. Mientras que durante la infancia la responsabilidad de su conducta era dirigida por las demandas, costumbres y prohibiciones de los padres. El niño cooperaba con ellos fundamentalmente para evitar castigos o pérdidas de amor. En esta etapa, el adolescente debe lograr la independencia respecto a los padres en función de una mayor individuación. Su superyó necesita desprenderse de las primeras relaciones de objeto, suavizando las imagos parentales prohibidoras y reconciliarlas con otras, de padres más reales, sexualmente activos, permisivos, que lo confirmen en su identidad sexual. Distintos autores consideran que la desestructuración temporaria del superyó durante la adolescencia es debida a que el yo trata al superyó como si fuera un objeto incestuoso del cual debe alejarse como hace con sus padres de la infancia. Este alejamiento que incluye la renuncia a los viejos lazos incestuosos con los padres es un proceso doloroso que equivale parcialmente a la pérdida de un objeto de amor. Pero, más aun, él debe renunciar también a las normas éticas e ideales, correspondientes al ideal del yo, las que aunque internalizadas, están todavía muy ligadas al objeto incestuoso. El adolescente debe tolerar el enfrentamiento con el duelo y la revisión de los patrones establecidos, para formar y formular opiniones, ideas e ideales de sí mismos que conducen gradualmente a su "Weltanschauung" '\ a una cosmovisión cuestionadora. Al mismo tiempo, el modelo materno-paterno resulta perimido y no lo capacita al adolescente para obtener su autoestima en el objeto exogámico. Lo más claro que resulta para el adolescente es que necesita alejarse de aquello que hasta ese momento constituyó su fuente de seguridad: sus identificaciones parentales y su ideal del yo. c. Restructuracián en el yo ideal del adolescente La necesidad que se apodera del adolescente, de dejar de ser "a través de" los padres para llegar a ser él mismo, requiere el abandono de la imagen tan idealizada y arcaica parental, para encontrar ideales nuevos en otras figuras, de alguna manera más adecuadas a la realidad. No sólo el adolescente padece este largo proceso sino que los padres tienen dificultades para aceptar el crecimiento a consecuencia del sentimiento de rechazo que experimentan frente a la genitalidad y a la libre expansión de la personalidad que surge de ella. Esta 542 Luis Kancy per situación ha sido denominada por varios autores como duelo por la identidad y el rol infantil y duelo por los padres de la infancia 1::. El yo ideal es concebido como una formación esencialmente narcisista, que tiene su origen, según Lacan " en la fase del espejo y que pertenece al registro de lo imaginario. Mediante el proceso de la idealización el sujeto se propone, como fin, reconquistar el estado llamado de omnipotencia del narcisismo infantil. Tiene implicancia s sadomasoquistas, especialmente la negación del otro correlativa a la afirmación de sí mismo. La amenaza de perder la dependencia infantil "pone a prueba" la estabilidad de los sistemas narcisistas que interactúan entre sí en el plano intrasubjetivo del adolescente y que trasciende al plano intersubjetivo de los padres. Esta amenaza de desprendimiento no sólo reactiva en los padres los duelos del paso del tiempo, ante la pérdida del "nene-que-crece" (temporalidad lineal), sino que al mismo tiempo y fundamentalmente resignifica en ellos en forma retroactiva la asunción de sus propias incompletudes, que a través del hijo obturador-siempre-presente, evitaban asumir. La relación de los padres con el hijo se sustenta estructuralmente, en diferentes grados, sobre la elección de objeto de tipo narcisista \ El adolescente representa para cada uno de los padres y según la ubicación en la fantasmática individual y de pareja: a lo que uno mismo es, a lo que uno mismo fue, a lo que uno querría ser y privilegiadamente a la persona que fue una parte del sí-mismo-propio. De aquí que la restructuración en el yo ideal durante la adolescencia adquiera una conmoción particularmente dramática, por el choque de sentidos, pues reabre a posteriori las heridas narcisistas no superadas en ambas partes especulares. El distanciamiento es vivido como un desgarramiento de la persona que fue una parte del sí-mismo-propio, con la amenaza para el sentimiento de sí de los padres y/o del adolescente de perder al sostén que mantiene la estabilidad de la propia estructura narcisista. Sostén que se nutre a partir de la imagen de los padres salvadores y sobrevalorados para el hijo; y del adolescente idealizado y mesiánico para los padres, reteniéndose ambas partes, a través de un suministro continuo, en una prolongada adolescencia. Este ideal de omnipotencia que bascula entre el adolescente y los padres pone en escena las técnicas de desenganche y de renganche entre acreedores y deudores, entre padres e hijo en un movimiento pendular a través del desafío. Desafío que, si conduce al desenganche (a la discriminación y a la asunción de la incompletud en cada una de las partes comprorneti- Adolescencia y a posteriori 543 das), promueve el crecimiento hacia la individuación del adolescente. Al desafío como inquietud, que quiebra el silencio de las verdades inmutables que al mismo tiempo que cuestiona lo establecido crea productos nuevos, lo denomino "desafío trófico", pues está signado por la pulsión de vida. En cambio el "desafío tanático" se halla signado por la pulsión de muerte, ya que, a través de la provocación sadomasoquista entre ambas partes aliadas, repite compulsivamente el "renganche". El adolescente permanece entretenido en una guerrilla de desgaste con los padres, para quedar finalmente detenido en una seudoindividuación. Resumen En este trabajo, el autor destaca el lugar protagónico que ocupa el concepto freudiano de a posteriori en relación con los fenómenos que aparecen en la adolescencia, momento privilegiado de la resignificación retroactiva, del a posteriori, pues constituye una nueva etapa libidinal, en donde se alcanza por vez primera la identidad sexual genital como fenómeno psicológico y social. Comienza diferenciando dos conceptos que llegan a ser fácilmente confundibles en nuestra teoría y nuestra práctica analíticas: el de desarrollo y el de historia. El desarrollo no tiene nada de histórico, implementa una temporalidad lineal y apunta a la descripción de una serie de fases que no tienen nada de individual. La historia, en cambio, es una serie de acontecimientos individuales para cada sujeto y que marcan la vida de un individuo. Implica el uso de la temporalidad con resignificación a posteriori, es decir, no un tiempo lineal sino un tiempo en torsión. Ambas pueden ser complementarias. El principio de continuidad genética implementa un tiempo lineal que apunta hacia la concepción de la historia signada por un destino irrevocable: el sujeto "marcado" por el primer objeto y el primer año de vida. El principio de a posteriori, en cambio, implementa un tiempo en continua reelaboración desde el sujeto, apunta a una concepción psicoanaIítica de la historia que reabre la posibilidad siempre renaciente de desafiar aquel destino inexorable fijado por los dioses. El sujeto se define según cómo se resignifica, es decir, según cómo restructura su biografía para transformarla en su propia historia. Negar el a posteriori es negar la posibilidad de que el sujeto, mediante el psicoanálisis, acceda a ser, en gran medida, autor responsable y no espectador pasivo de su propio destino. "Adolescencia: desafío y desenganche". Bajo este subtítulo, el autor desarrolla el concepto de orden simbólico descrito por Lacan y retomado por Leclaire como representante narcisista primario para postular que la historia del sujeto nace antes de su nacimiento biológico y que es durante la adolescencia -período signado por el proceso de hallazgo del objeto con mandato genital y más allá de las figuras parentalescuando se produce inevitablemente la colisión de sentidos, tanto en el sistema narcisista intrasubjetivo del adolescente como en el sistema narcisista intersubjetiva de y con los padres. Luis Ka/1Cy per 544 Siempre con el de a posteriori como concepto-eje, se describe la restructuración que se establece en el yo, en el superyó e ideal del yo y el yo ideal del adolescente. Se distingue, por último, entre los conceptos de "desafío trófico" y "desafío tanático". Al desafío como inquietud que quiebra el silencio de las verdades inmutables y crea productos nuevos al mismo tiempo que cuestiona lo establecido el autor lo denomina desafío trófico, pues está signado por la pulsión de vida. En cambio, el desafío tanático se halla signado por la pulsión de muerte, ya que, a través de la provocación sadomasoquista entre ambas partes aliadas, repite compulsivamente el "renganche", y el adolescente permanece entretenido en una guerrilla de desgaste con los padres, quedando finalmente detenido en una seudoindividuación. Résumé ADOLESCENCE ET Ji POSTERIORl L'auteur met l'accent dans ce travaíl sur la place prépondérante du critére freudien d'á postériorí par rapport aux phénornénes qui apparaissent lors de I'adolescence, qui est un moment privílégié de la resignification rétroactive de l'á postériori. II en est ainsi, car il s'agit d'un nouveau stade libidinal, oü pour la premiere fois, l'étre atteint l'identité sexuelle génitale en tant que phénornene psychologique et social. Dans ce travaíl, una prerniere distinction est faite, distinction qui se rapporte deux notions qui peuvent étre facilement confondues aussi bien dans notre théorie que dans notre pratique psychanalytique, c'est-á-dire: la notion de développement et la notion de fait historique. Le développement ne comporte absolument ríen d'historique, il met en oeuvre une temporalité Iinéaire. Ledit développement vise a la description d'une série d'étapes qui n'ont ríen d'individue!. a a L'histoire, par contre, est une série d'événements qui la fois, sont individuels pour chaque sujet et marquent la vie d'un individuo L'histoire implique l'utilisation de la temporalité avec une resignification de l'á postériori, mais il ne s'agít pas d'un temps linéaire sinon plutót d'un temps en torsion. Les deux peuvent étre complémentaires. Le principe de continuité génétique met en oeuvre un temps linéaire qui vise a une conception de l'histoire marquée par un destin irrévocable: le sujet "marqué" par le premier objet et par sa prerniere année. Le principe de I'a postériori, par contre, agit avec un temps qui est constamment reélaboré a partir du sujet et vise a une conception psychanalytique de I'histoire qui a nouveau, permet de défier la destin inexorable, préfixé par les dieux, possibilité qui par ailleurs renait toujours. C'est selon la facón dont le sujet se resignifie, qu'il se définit, c'est-á-dire d'apres la facón dont sa biographie est restructurée, pour la transformer en sa propre histoire. Le fait de nier l'á postériori, signifie la négation de la possibilité qu'a le Sujet, gráce a la psychanalyse, d'arriver en grande mesure a étre un auteur responsable et non pas seulement un spectateur passif de son propre destino Adolescence: défi et dételage. Avec ce sous-titre, l'auteur développe la notion d'ordre symbolique, déja décrite par Lacan et reprise par Leclaire, soit, la notíon de répresentant narcissique primaire pour désigner que l'histoire du Sujet nait avant sa naíssance biologique, et que c'est a ce He étape de l'adolescence -étape marquée par le processus de la trouvaille de l'objet, Adolescencia y a posteriori 545 sous le mandat génital et au delá des figures parentales-, que, de facón inévitable, la collision de sens se produit, d'une part dans le systerne narcissique intrasubjetif de l'adolescent et d'autre part, dans le systeme narcissique intersubjectif des et avec les parents. Sur la base d'une lecture de I'á postériori, l'auteur décrit la nouvelle structuration qui s'établit dans le moi, dans le surmoi, dans l'idéal du moi et dans le moi idéal de l'adolescent. Finalement, il existe dans ce travail, una distinction entre: défi trophique et défi thanatique. Le défi trophique, marqué par la pulsion de vie, est pour l'auteur, le défi en tant qu'inquiétude, qui brise le silence des vérités immuables et qui en meme temps qu'il remet en question ce qui est établi, crée de nouveaux produits. Par contre, le défi thanatique, est marqué par la pulsion de mort, étant donné que par le biais de la provocation sadomasochiste entre les deux parties alliées, il existe una répétition compulsive du "re-attelage", et c'est ainsi que l'adolescent reste occupé par una guerre d'usure avec les parents, pour finalement en rester dans une pscudo-indivíduatíon. Surnrnary ADOLESCENCE AND A-POSTERIOR! The author stresses the central role played by the Frcudian concept of aposteriori in connection with the phenomena that characterize adolescence, a privileged moment of the retroactive re-signification, of the a-posteriori, since it constitutes a new libidinal stage where a genital sexual identity as a psychological and social phenomenon is attained for the first time. He begins by distinguishing between two concepts which can be readily rnistaken in our analytic theory and practice: the concept of development and the concept of the historical. There is nothing historical in development, since it implemcnts a linear temporality. Development has to do with describing a series of phases which are not in the least individual. History, instead, ís a series of events that are individual for each subject principle ot genetic continuity implements a linear time pointing to the conand mark his life. While it implies using a temporality with re-signification of the a-posteríori, and not a linear time. They can be complementary. The ception ot history as marked by an unavoidable fate: the subject "rnarked" by the first object and the first year of life. The principle of the a-posteriori, on the other hand, implements a time which is continuously being re-elaborated from the subject, points to a psychoanalytic conception of history which opens up anew the possibility of challenging the inevitable fate predetermined by the gods. The subject is defined according to the way in which he is re-signífied, that is, according to the way in which he re-structures his biography to make it his own history. To deny the a-posteriori implies denying that the subject, by mean s of psychoanalysis, may come to be, to a large extent, responsible author rather than passive spectator of his own destiny. Adolescence: challcnge and disengagement. Here the autor develops the concept of symbolic order, described by Lacan and taken up by Leclaire as primary narcissistic representative, to indicate that the subject's history begins 546 Luis Kancyper before his biological birth. And that it is during adolescence -marked by the process of finding the object, with genital imperative and beyond the parental tiguresthat the clash of meanings inevitably takes place both in the adolescent's intersubjective narcissistic system and in the intersubjective narcissistic system of and with the parents. From the reading of the a-posteriori, the author describes the re-structuring that takes place in the adolescent's ego, superego, ego ideal and ideal ego. Finally, he discriminates between the concept of trophic challenge and thanatic challenge. Challenge as questioning that breaks the silence of unchangeable truths, which, at the same time that it questions everything established, it creates new products -this is the trophic challenge marked by the life instinct. On the other hand, the thanatic challenge is characterized by death instinct since, through the sado-masochist provocation between both allies, it compulsively repeats the "re-engagernent" and the adolescent remains enmeshed in a mearing guerrilla werfare with his parents and ultimate1y arrested in a pseudo-indivíduation. Bibliografía 1. Baranger, W. (1984), Comunicación personal. 2. Freud, S. (1890), Los orígenes del psicoanálisis. A.E., 3. 3. (1905), Tres ensayos de teoría sexual. A.E., 7. 4. - (1914), "Introducción del narcisismo". A.E., 14. 5. - (1923), El yo y el ello. A.E., 19. 6. Geleerd, E. (1957), "Sorne Aspects of Psychoanalytic Tecnique in Adolescents", The Psychoanalytic Study of The Child. 7. 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