Lucius – Su Historia

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Hace muchos siglos, Lucius era una Marine Espacial de la Legión de los Hijos del Emperador
que seguía a su primarca Fulgrim por toda la galaxia en nombre del Emperador. Lucius lideró
su escolta personal de marines de asalto con tanta pasión y entrega que Fulgrim le ascendió al
rango de alto comandante. Renunciando a toda experiencia que no fuera el arte de combate,
Lucius lució sus muchas cicatrices de batalla con orgullo y, con el tiempo, empezó a identificar
el dolor con el éxito.
En la época en la que los Hijos del Emperador fueron enviados a desafiar la rebelión de Horus,
Lucius ya tenía grandes marcas en su rostro, cabeza y pecho; eran cicatrices fruto de siglos de
batalla que mostraban una forma irregular, que deformaban y distorsionaban sus gestos. Su
flagelación constante y autoinflingida era vista por sus compañeros marines espaciales como
una marca de devoción digna de elogio y piedad. Sin embargo, la verdad era mucho más
siniestra.
Lucius continuó distinguiéndose al servicio del primarca mientras su legión caía en el culto del
caos. Luchó con increíble velocidad y fuerza en las pruebas de gladiadores que Fulgrim
celebraba cuando la legión no podía atacar un mundo desprevenido. Lucius era prácticamente
invencible, una fuerza de la naturaleza que no podía ser controlada. Lucius continuó siendo
invencible hasta que finalmente encontró la horma de su zapato el infame alto comandante
Cyrius. La agonía de la muerte de Lucius fue una experiencia de placer trascendental y
Slaaneshera renuente a dejarle caer en el reino de los muertos. En el transcurso de las
semanas siguientes, la armadura de Cyrius empezó a cambiar y transformarse. Cyrius perdió
todo su cabello a mechones, y unas líneas oscuras que parecían un laberinto de cicatrices
empezaron a surgir en su rostro. En poco tiempo, Lucius había emergido completamente y
todo lo que quedo de su ejecutor fue un grito, subsumido para la eternidad en la armadura de
Lucius.
Desde entonces, Lucius acecha la galaxia como un carnicero sádico y arrogante que no puede
ser asesinado, ya que quienquiera que lo mate solo tiene un pequeño momento de triunfo que
se convierte en horror cuando se da cuenta de que se transforma lenta y dolorosamente en
Lucius.
La armadura que Lucius lleva exhibe los restos de las almas de muchos infortunados que le
proporcionan una gratificante satisfacción. Es experto en el manejo de sus armas, un sable
ornamentado y un látigo demoniaco infestado; y todas sus armas han probado la sangre de
paladines y reyes a lo largo y ancho de la galaxia. Lucius encabeza su partida de guerra con un
carisma antinatural y una confianza total, dando la bienvenida a la muerte con la misma pasión
que el daño que causa a sus enemigos.
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