Subido por PAULA RAMIRES

Como estudiar

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¿Por qué hay que planificar el estudio?
Sencillamente para transformar al
estudio en una experiencia lo más
agradable posible.
Por supuesto, una buena planificación mejorará ampliamente tu rendimiento. Pero ese no es el único
objetivo.
El objetivo es disminuir la ansiedad
y el estrés y que no sacrifiques tu
bienestar para tener una carrera. En
definitiva, estudiás para mejorar tu
calidad de vida y no para disminuirla.
Te juro que podés estudiar una carrera entera sin sacrificar ni siquiera
un fin de semana. Pero esto es posible únicamente si te comprometes
a planificar y a intervenir sobre tus
prácticas cotidianas de estudio.
Si te organizás y empezás todo con
tiempo, te aseguro que vas a estar
utilizando la ley del menor esfuerzo:
• Estudiar un poquito cada día supone mucho menos esfuerzo que
una jornada maratónica de 10 días.
• Si empezás a descansar y a alimentarte bien, tu mente absorberá los
conocimientos con más facilidad y
en menos tiempo.
• Si aprendés a concentrarte y a manejar las distracciones, vas a notar
cómo, en verdad, necesitás menos
tiempo y esfuerzo del que creías
para abordar tus lecturas.
• Si vas a una clase con las lecturas
al día, vas a tardar mucho menos en
comprender el texto y necesitarás
menos repasos. Y así, puedo darte
miles de ejemplos.
Para esforzarse y/o estresarse menos y rendir mejor es indispensable
adquirir 2 hábitos fundamentales:
planificar y dedicarle al estudio un
rato cada día.
Cuando quieras darte cuenta, el estudio formará parte de tu vida y no
será más un acontecimiento trau6
mático. Se trata de integrar el estudio en tu vida cotidiana, con un poco
de esfuerzo cada día para evitar gigantes y pesados esfuerzos.
El primer esfuerzo que hay que hacer es generar estos hábitos. Dale
tiempo, porque en general tardamos entre 20-30 días en afianzar un
hábito. Pero... una vez que lo logres,
la energía que vas a ahorrar te va a
sorprender. Y los resultados, también.
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Calendarizar
Apenas empieza la cursada vamos
a trazar la organización del cuatrimestre o del semestre, según el
caso. Para esto es indispensable
que cuentes con una herramienta
de organización anual, preferiblemente en papel. Esto te va a permitir
tener todo tu material de organización al alcance y sin correr el riesgo
de distraerte en la computadora o
en el celular.
Es posible que no cuentes con todas las fechas importantes desde
un principio. Pero lo más recomendable es que anotes absolutamente todo lo que ya esté fechado. Después te va a resultar más sencillo
agregar fechas de parciales o entregas de trabajos prácticos.
Lo importante es que te quedes con
el esquema base de las fechas del
cuatrimestre o del semestre.
2.1. Prestale atención y anotá a las
siguientes fechas importantes:
• Fechas de inscripciones a materias.
• Qué día empieza y termina la cursada.
• Días de vacaciones.
• Fechas de inscripciones a exámenes.
• Fechas de exámenes finales.
• Fechas de parciales.
• Fechas de trabajos prácticos.
• Fechas de recuperatorios.
• Horarios de cursada de cada materia, tanto teóricos como prácticos.
Todo esto lo vamos a plasmar en
una agenda o planner anual. Esta
planificación va a servirte solo si te
comprometés a actualizarla.
Por eso, es muy importante tener tu
planner siempre a mano así podés
ir haciendo ajustes: modificaciones de fechas de parciales, trabajos
prácticos que te asignan a mitad de
la cursada, posibles cambios debido a la pandemia, etc.
2.2. ¿Qué herramienta usar para
calendarizar?
Podés usar una agenda común o
bien nuestro Planner 2021/22 que,
además de los calendarios, tiene
espacio para objetivos semestrales
y mensuales. Otro beneficio que
tiene es que podés usarlo en tu escritorio y después colgarlo en la pared para tener toda la información
siempre visible. 7
3
Planificar
Muy bien, ya sabés todas las fechas
importantes de tu cursada. Ahora es
momento de trazar la estrategia que
vas a utilizar durante este período.
Lo primero que tenés que preguntarte es: ¿cuánto tiempo por día le vas
a dedicar al estudio?
Hacé una lista de todas las actividades que realizás: sueño, trabajo, ejercicio, esparcimiento, comidas, desplazamientos, etc.
¿Cuántas horas por semana le dedicás a cada actividad? ¿Cuántas
horas tenés disponibles para estudiar?
Antes de planificar a corto plazo decidí cuántas horas le vas a dedicar. Experimentá: probá dedicarle 2hs por
día y evaluá, después de una semana,
cómo te fue. La experiencia te dirá si
tenés que aumentar o disminuir. No
tengas miedo de probar, todo se puede ajustar. El tema es acostumbrarse a
planificar.
Es posible que en tiempos de cursada
con dedicarle 1 ó 2 horas sea suficiente.
Del mismo modo, en época de parciales y de finales, es posible que tengas
que aumentar a 3 ó 4.
Por supuesto que tenés que permitirte cierta flexibilidad. Es probable que
un imprevisto no te permita cumplir
con tu día de estudio. Pero tenés que
tratar de compensar ese tiempo en
la misma semana.
Se trata de buscar un equilibrio para
que el estudio sea lo más disfrutable
posible y para llegar a todo con tiempo.
3.1. Corto plazo
Ya hiciste tu calendario del cuatrimestre/semestre. También decidiste cuántas horas por día le vas a dedicar al estudio.
Lo ideal sería que, si decidiste dedicarle 3 horas por día, trates de hacerlo
de corrido pero con descansos en el
medio.
En algunos casos no es posible, pero
intentá que los momentos de estudio
no estén tan separados entre sí. Pensá
que arrancar siempre es difícil y lleva
un tiempo lograr el pico de concentración (10-15 minutos). Además, probablemente tengas que volver a acomodar los materiales y el escritorio.
Eso lleva tiempo.
Antes de empezar a ponerte objetivos, tenés que tener en claro qué días de la
semana vas a estudiar y
en qué momento del día
lo vas a hacer. Tratá de
que sea lo más rutinario
posible.
Vamos a planificar
mensual,
semanal y diariamente.
Siempre se organiza de mayor a
menor.
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Un poco más abajo te muestro cómo
armar tus objetivos.
Tené presente que estudiar consta de
más tareas que simplemente sentarse
a leer.
También tenés que organizar todo lo
demás: fotocopias, compras en librerías, mails a profesores, reuniones con
compañeros, inscripción a exámenes,
etc.
Toda esa información anotala SIEMPRE.
3.2. ¿Qué herramienta usar para el
corto plazo?
Las agendas no te permiten este tipo
de planificación.
Podés comprarte un cuaderno vacío
(punteado, cuadriculado o liso) y usarlo
como Bullet Journal. Este es un método de organización muy versátil en
el que vas armando diferentes listas
de tareas a tu medida.
Al principio del cuaderno dejás varias
hojas vacías: será tu índice de contenidos
Después, vas armando diferentes planillas. Por ejemplo, una checklist de
tareas del mes, un habit tracker, un
tracker de lecturas, listas de tareas semanales y diarias, etc,
Si te interesa diseñar tu propia Bullet
Journal, te recomiendo que investigues
en Pinterest. Hay muchísimas personas que estudian y usan este método.
Te podés inspirar viendo cómo arman
sus distintas planillas.
De nuestros planners, el más adecuado para este tipo de planificación es
el Pragma Planner ya que cuenta con
planillas para organizar el trimestre, el
mes, cada semana y cada día.
Tené presente que vas a necesitar una
herramienta (o combinación de herramientas) que te permita organizar sí o
sí tanto el mes, la semana y cada día.
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Plantearse
objetivos
Como dijimos, se organiza siempre de
mayor a menor. El ejercicio se trata de
descomponer el objetivo más grande
en muchos mini objetivos que sean fáciles de ejecutar.
La última semana de cada mes, tu
prioridad será ponerte los objetivos
del mes siguiente.
4.1. El mes:
Lo primero que vas a hacer es recurrir
a tu calendario. ¿Qué tenés este mes?
Por ejemplo, tengo que:
• Entregar un trabajo práctico.
• Rendir 1 final.
• Cursar las 2 materias que estoy haciendo y
• Llevar las lecturas al día (¡llevar las
materias al día es una tarea!).
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4.2. La semana:
Todos los domingos o lunes dedicale 15 minutos a organizar la semana.
No te saltees este paso, durante la semana no vas a dedicarte a organizar
sino a ejecutar y ajustar lo necesario.
La clave de tu desempeño va a estar
en armar una buena planificación semanal, cada semana.
Preguntate: ¿qué pequeños pasos
puedo dar esta semana para cumplir
los objetivos del mes?
Siguiendo los ejemplos de más arriba, debería:
• Inscribirme al examen.
• Leer unidad 1 y 2 completas para el
examen final.
• Escribir ¼ del trabajo práctico.
• Cursar martes y jueves.
• Leer los 3 textos de las materias que
estoy cursando.
Ahora tenés que pensar en tus actividades de la semana, más allá del estudio. ¿Tenés turno con el médico o
cualquier otro compromiso? ¿Es una
semana “común” o tenés algún compromiso excepcional?
Básicamente, tenés que armar el es-
quema de tu semana y para eso tenés que pensar 2 cosas:
• Qué días de la semana y a qué hora
vas a estudiar.
• Cuánto tiempo le vas a dedicar cada
día.
Por ejemplo: el lunes de 15 a 17, el martes de 14 a 16, el miércoles de 15 a 18,
etc.
Una vez que tengas listos los objetivos
y el esquema de la semana, vas a organizar las tareas específicas de cada
día. Es importante que hagas esto ahora (aunque después tengas que hacer
ajustes) para que después, cada día,
solamente tengas que leer tus tareas.
En resumen, a principio de la semana (domingo o lunes) vas a:
1. Mirar tu calendario y armar tus objetivos de la semana.
2. Decidir, en base a tus actividades,
qué día y a qué hora vas a estudiar.
3. Decidir cuántas horas le vas a dedicar cada día.
4. Armar tus objetivos de cada día de
la semana.
Acá abajo te muestro ejemplos para
que organices tus objetivos diarios.
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4.3. El día:
Las tareas diarias tienen que ser lo más
pequeñas posibles, son mini-pequeños pasos que te hacen avanzar. Todos
los días, antes de empezar, dedicale
5 minutos a LEER tus objetivos del
día.
Seguimos con el ejemplo del principio del punto 4:
Ejemplos:
• Preparar el final. MAL
• Estudiar 2 horas al día durante 20 días
para rendir el final. BIEN
• Ponerme al día con la materia. MAL
• Dedicar 1 hr al día para ponerme al
Lunes: Inscribirme al examen y leer
unidad 1 (especificar qué textos leer,
siempre).
día con X materia para lograrlo en 10
días. BIEN
Martes: Definir el tema del trabajo
práctico, leer texto de cursada y cursar.
• Hacer trabajo práctico. MAL
• Dedicar 2 horas el lunes, el jueves y el
Miércoles: Seleccionar corpus teórico
para el trabajo práctico y leer la mitad
de la unidad 2 (especificar los textos).
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Un objetivo bien planteado, facilita
enormemente que puedas cumplirlo.
Por eso, hay que practicar y practicar
esto.
viernes al trabajo práctico para hacer
un 70% del mismo. BIEN
Jueves: Escribir mínimo 1 página del
trabajo práctico para darle fuerza de
arranque, leer texto de cursada y cursar.
S.M.A.R.T.,
una técnica para
plantearte objetivos
Viernes: Terminar de leer la unidad 2
y dedicar todo el resto de la jornada a
darle cuerpo al trabajo práctico hasta
llegar a lo propuesto.
Para aprender a ponerte objetivos, lo
primero que tenés que saber es que
son lo contrario a las intenciones.
Objetivos mal
planteados vs.
bien planteados
Muchas veces no cumplimos los objetivos que nos planteamos sencillamente porque no están bien hechos.
Como viste en los ejemplos de más
arriba, decir “ponerme al día con la
materia” es claramente una intención,
una expresión de deseo.
Muy bien, un objetivo nunca debe ser
parecido a una expresión de deseo.
Por suerte, existe la fórmula S.M.A.R.T.
que facilita enormemente la tarea de
ponerse objetivos concretos.
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S.M.A.R.T. (del inglés) significa eSpecífico, Medible, Alcanzable, Relevante y Temporal.
Time blocking
Específico: En lugar de decir “ponerme al día con la materia”, se trata de
expresar: “leer los 6 textos y el trabajo
práctico que adeudo para ponerme al
día con la materia”
Me arriesgo a decir que Time Blocking
fue la primera herramienta de organización que usaste en tu vida. ¿Te acordás de la grilla de horarios del colegio,
donde te fijabas en qué horario y qué
día tenías cada asignatura?
Medible: ¿Cuánto vas a hacer? ¿A qué
resultado querés llegar? ¿Querés terminar la unidad 1? ¿Querés hacer la
mitad del trabajo práctico? Para que
un objetivo sirva, sus resultados tienen
que ser medibles.
Alcanzable: De nada sirve ponerse metas ambiciosas e imposibles de
cumplir. Siempre preguntate si te parece realista la meta. Si te ponés un
objetivo imposible de cumplir, lo único
que vas a lograr es frustrarte.
Relevante: ¿Es importante para vos
este objetivo? ¿o se trata de algo que
hacés por hábito o para complacer a
otras personas?
Temporal: Siempre tenés que especificar CUÁNDO lo vas a hacer y pensar
CUÁNTO tiempo le vas a dedicar.
Si seguís al pie de la letra la fórmula
S.M.A.R.T., el mismo objetivo te va a
dar la pauta de cuáles son los próximos pasos a seguir.
Ya se nota la diferencia con las intenciones, ¿no?
¡Eso es Time Blocking!
Lo triste es que en general nunca más
volvemos a usar ese método. Apenas
terminamos el colegio, la única herramienta de organización que nos arroja
la vida es la agenda tradicional.
Y la agenda tradicional sirve muy poco
para planificar tu estudio.
Time Blocking te puede servir mucho
para organizar tu semana. Pero vas a
necesitar algo extra para planificar el
mes. Además, es probable que no te
entre en cada bloque cada pequeña
tarea u objetivo que tengas. Así que
tené presente que si usas Time Blocking, vas a necesitar herramientas suplementarias (un planner, una bullet
journal, etc.)
7.1. El sistema Time Blocking es muy
útil si:
• Trabajás y estudiás al mismo tiempo.
• Querés tener una rutina con diferentes actividades (ejercicio, lecturas, horarios de comidas, etc.).
• Te cuesta elegir por dónde empezar
a trabajar cada día.
• Sentís que alternas demasiado las ta12
reas y nunca las terminás.
• Se te va el día entero haciendo una
sola cosa y no le prestas atención a las
demás.
• Tenés la agenda muy ajustada.
• Te olvidás de las comidas o de hacer
ejercicio.
• Te cuesta tomarte descansos o tomarte tiempo de ocio.
7.2. ¿Cómo se usa?
dad. No pierdas de vista cuáles son las
actividades más prioritarias del día.
Si te interesa este método, acordate
de plasmar la información de la forma
más concreta posible. Volvé al punto
4 de este apartado (“Plantearse objetivos”), ahí explico cómo ir desgranando
las tareas y cómo hacerlas lo más específicas posibles.
Acá te dejo un ejemplo hecho en
Google Calendar:
Básicamente, se trata de gestionar la
semana a partir de dividirla en bloques.
A cada tarea o actividad hay que preasignarle:
• Un día
• Un horario de inicio y
• Un horario de cierre.
Hay una diferencia con la grilla del
colegio: acá no vamos solamente a
agendar las actividades relacionadas
al trabajo o al estudio. Vamos a ponerle fecha y hora a más actividades.
Podés incluir descansos, horarios de
comida, momentos de esparcimiento,
la hora en la que te vas a dormir, etc.
Por supuesto que no es necesario que
le asignes fecha y hora a TODO. Pero si
sentís que estás en una situación muy
caótica, mientras más actividades
planifiques, mejor. Después, a medida
que más te organices, ganarás más talento en el arte de improvisar.
Cuidado: existen imprevistos y es probable que precises de cierta flexibili13
8
Estudiar de día
o de noche
• Chequéa bien que tu luz no genere
Lo mejor es estudiar de día para no alterar tu reloj biológico. Además, la iluminación natural favorece mucho más
la concentración que la artificial.
Generate una rutina
Sin embargo, a muchas personas les
resulta imposible estudiar de día: por
trabajo, distracciones en la casa durante el día, etc.
Una vez que el cuerpo se acostumbra
a algo, cambiarlo resulta muy difícil.
Esto puede ser bueno o malo, según
el caso.
Si solamente podés estudiar de noche,
te dejo algunos tips:
Si tus horarios te lo permiten, lo ideal
sería estudiar todos los días a la misma
hora. De esta forma, vas a generar un
acostumbramiento difícil de quebrar.
• Prestale DOBLE atención a la planifi-
ni reflejos ni sombras.
cación para no pasar la noche en vela.
• Nunca jamás sacrifiques tus horas de
sueño profundo. Cuidado, porque por
tu horario corrés el riesgo de dormir
poco y volverlo hábito.
• Tratá de armarte una rutina para estudiar siempre a la misma hora.
• Conseguí una buena iluminación que
apunte directo a tu mesa de estudio.
Probablemente necesites una luz para
el ambiente y una luz complementaria
en el escritorio.
• Considerá utilizar una luz de temperatura fría para tu lámpara del escritorio. Puede servirte si tenés problemas
para concentrarte. Pero cuidado, fijate
que no altere tu horario de sueño.
• Si sos una persona diestra, la iluminación debe provenir desde tu lado izquierdo. Si sos una persona zurda, desde el derecho.
En caso de no poder siempre en el
mismo horario, tratá de enlazarlo con
otras actividades, por ejemplo:
Estudio siempre 1 hr antes de la clase.
Estudio después de entrenar.
Estudio siempre apenas me levanto.
Estudio siempre 20 minutos después
de almorzar.
También podés crearte una rutina para
sentarte a estudiar, por ejemplo:
• Me preparo un mate.
• Mientras tanto, libero la mesa.
• Como un refrigerio.
• Despliego el material del día en la
mesa.
• Pongo música ambiente.
• Me siento a estudiar.
Si repetís eso varias veces, te va a resultar casi automático. Está bueno siempre tener comida en el cuerpo antes
de sentarte a estudiar.
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Procrastinación
Todos procrastinamos un poco y está
bien. Pero lo más importante es identificar:
¿Qué es aquello que tendés a procrastinar?
Quizás te cuesta la primera lectura de
un texto, quizás escribir trabajos prácticos, asistir a clase o resumir. Puede
ser cualquier tarea, pero tenés que tenerlas identificadas.
¿Cuál es la excusa que te ponés para
postergarla?
Quizás te parece poco importante o te
parece tan importante que querés dedicarle un día entero (que nunca llega).
Quizás simplemente es desgano. De
ahora en más, cuando estés por postergar algo, frená un minuto a pensar
esto.
10.1. Causas de la procrastinación
10.1.1. Perfeccionismo
Si te estás proponiendo objetivos muy
ambiciosos, te va a costar mucho enfrentar la situación de empezar a estudiar. Entiendo: quizás tenés muy atrasada una materia y te propusiste leer
500 páginas en una mañana. Pero ese
objetivo es muy pesado y tu cuerpo va
a sentir mucha resistencia para empezar.
Otro ejemplo: querés hacer el mejor
trabajo práctico del mundo y por eso
no superás nunca la etapa de investigación. Pasan 5 días y no escribiste ni
una sola página.
Las metas ambiciosas y el perfeccionismo te llevan a la parálisis porque te
producen ansiedad. Proponete metas
cumplibles y tenete paciencia.
La clave es identificar cuál es el pequeño primer paso y empezar.
10.1.2 Desgano
Si te falta motivación, te recomiendo
prestarle atención a tus momentos de
ocio.
¿Te estás permitiendo hacer tus actividades más vitales? ¿Estás durmiendo
lo suficiente? ¿Estás haciendo algún
tipo de ejercicio?
Moverse genera energía. Hacer actividades lúdicas y que te gusten, te estimula y aumenta la creatividad. No
pierdas de vista esto:
tenés que brindarte momentos de
auto-cuidado
y
de estimulación
creativa. La vida
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no puede ser puro rigor. También considerá darte algún tipo de recompensa después de estudiar (más abajo te
doy algunas ideas).
10.1.3 Miedo
Puede ser tanto miedo al éxito como
al fracaso. Puede ser miedo a no llegar a tiempo con una materia o miedo
porque estás desorganizado y no sabés bien ni cuánto hay que estudiar.
¿Cuál es tu miedo? Tu tarea es identificarlo, ponerle nombre para que sea
más fácil domarlo. Por ejemplo:
Si es miedo al fracaso, asegurate de
cumplir tus horas de estudio.
Si tenés miedo a no llegar, planificá el
examen con tiempo.
El miedo quizás no es del todo eliminable, pero sí se puede reducir si tenés
la certeza de que te estás ocupando
del problema. Mientras más te ocupes, menos te vas a preocupar.
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Para tener éxito con tus materias, son
mucho más importantes los hábitos
que la inteligencia o la memoria. Tené
en cuenta que los hábitos se incorporan de a poco. Así que, si estás muy
fuera de entrenamiento, te sugiero
que intentes muy de a poquito porque
si no te vas a frustrar.
Por ejemplo, si estás durmiendo 6 horas diarias, es muy improbable que logres dormir 8hs de un día para el otro.
Empezá probando dormir 6hs y media durante 15 días, después probá aumentar a 7hs y así sucesivamente.
1
2
“El sapo primero”
El sapo es una metáfora de Brian Tracy para referirse a una tarea:
• Muy importante
• Desagradable para vos
• Y que solamente podés hacerla vos
Regla de los
2 minutos
Él recomienda empezar el día haciendo esa tarea para lograr tener una
mente despejada el resto del día. Suele pasar que cuando tenemos una tarea compleja o fea por delante, la procrastinamos pero pensamos en eso
durante todo el día. Esto genera que
no te puedas concentrar en nada, finalmente.
Esta sencilla regla plantea que si tenés una tarea que puede realizarse en
2 minutos: no la anotes, simplemente
hacela en el momento.
Aplicá esta regla no sólo para el estudio. Imaginate que tenés una tarea
muy pesada de tu vida personal: eso
no te va a permitir concentrarte en tu
estudio.
A la hora de estudiar esto puede aplicar varias cosas: inscribirte en un examen, mandarle un mail a un profesor,
pedirle los apuntes a alguien por whatsapp, etc.
Pero también aplica para pensar tus
tareas cotidianas estudiantiles.
Por ejemplo, quizás te cuesta mucho
hacer esquemas de los textos que leís-
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te. Tratá de empezar el día haciendo
esa tarea por 2 motivos:
porque mi cerebro estaba acomodando la información.
• Todavía no tenés fatiga acumulada
del día
• Te la sacás de encima, lo cual te va a
motivar a seguir haciendo otras tareas.
3
Dormir 8hs diarias
Para estudiar usás tu cerebro y tu cerebro rinde mejor si dormiste lo suficiente.
Pensalo así: si dormiste bien, vas a necesitar menos tiempo para absorber
el conocimiento, tu cabeza va a estar
más rápida.
Es un win-win: dormís más (lo cual es
delicioso) y aprendés en menos tiempo.
Es indispensable empezar a considerar al sueño como parte del estudio.
No se trata solo de recuperar energía:
durante la noche los conocimientos se
afianzan, se almacenan, se asocian y
pasan a nuestra memoria a largo plazo.
Durante toda mi carrera me pasó de
soñar con lo que había estudiado en el
día. Al principio pensaba que era que
estaba obsesionada, con el tiempo me
di cuenta que lo soñaba simplemente
4
Planificá tus
comidas
Una buena alimentación es el mejor
combustible para estudiar. Funciona
igual que el sueño: si comiste bien, vas
a necesitar menos tiempo y menos
esfuerzo para estudiar.
Entonces, hay que empezar a planificar las comidas y tratar de:
• Comer siempre a la misma hora
para crearte una rutina.
• Planificar las comidas.
• Planificar las compras.
• Planificar y cocinar comida para
freezar.
Adquirí el hábito de todos los domingos fijarte qué tenés en la heladera y
en la alacena. En base a eso, planificá
tus compras y los platos que vas a preparar.
Te sugiero que tengas una lista de todos los platos que te gustan y que sabes preparar, así cada semana es más
fácil elegirlos.
Con toda esa información, podés distribuir los platos en los días de la semana.
Te conviene repetir algunos porque es
imposible comer algo diferente todos
los días, a menos que le dediques bastante tiempo. Acá el objetivo es optimizar.
19
Freezá: esta es la clave, el freezer es
tu mejor aliado. Organizá jornadas de
producción para llenar tu freezer y que
lo único que tengas que hacer es sacar
una porción y descongelarla al horno
o en la cacerola.
Para esto te recomendamos los videos
de Meal Prep de Paulina Cocina, son
un excelente ejemplo de cómo optimizar tus comidas de todos los días.
También es indispensable que te imprimas un menú semanal y que lo tengas siempre a la vista. Si querés uno,
tenemos un Menú Semanal gratis para
que te descargues desde nuestra página.
• Todos los domingos completá tu
menú semanal.
• Programá tus compras para salir la
menor cantidad de veces posibles.
• Comé siempre a la misma hora.
• No te saltees comidas.
• Intentá comer la mayor cantidad posible de comida elaborada/casera y no
ultraprocesados.
• Programá jornadas para freezar comida.
Dedicale al estudio
un rato todos los días
En resumen:
• Imprimite varios menúes semanales
para tener a mano.
• Hacé una lista de tus platos preferidos y que sepas preparar.
Esto es a lo primero a lo que hay que
acostumbrarse. Si venís estudiando en
jornadas maratónicas, probablemente
esto te parezca una pesadilla.
Pero si estudias un poco cada día, tu
cuerpo va a dejar de sentir que estudiar es algo pesado y vas a tener mucha más predisposición para encararlo.
Depende de qué estés estudiando y
cuántas materias estés haciendo. Pero
es muy probable que con 2 a 3 hs al
día estés bien.
Preguntate… ¿cuánto tiempo por día
le querés dedicar al estudio? y en base
a eso organizá un esquema que te lo
permita.
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6
Llevá las materias
al día
Si lográs llevar las materias al día, los
momentos de examen o de trabajos
prácticos te van a resultar muchísimo
más fáciles.
Si ya estás cursando y estás atrasado
con las lecturas, tu primer objetivo debería ser ponerte al día. No le restes
importancia.
Planificá una estrategia para ir poniéndote al día de a poco con cada una. No
pretendas ponerte al día en pocos días
porque vas a prestarle menos atención
a las demás materias o exámenes.
Proponete dedicarle una cierta cantidad de horas semanales únicamente
a este propósito.
que tomaste en la clase anterior
• Apenas termina la clase, agendá: ponele fecha y horario a las lecturas que
tenés que hacer para la próxima. No lo
dejes librado al azar.
• Repasá los apuntes que tomaste durante la clase al día siguiente de escribirlos.
• No dudes en preguntarle al profesor
cualquier duda que tengas: ya sea durante la clase o por mail.
• Ponete en contacto con tus compañeros de cursada. Son tus aliados.
• Si te gusta estudiar con más personas,
proponele a tus compañeros armar un
grupo de estudio. Pueden tener reuniones semanales o quincenales para
charlar sobre los contenidos y ponerse
al día entre todos.
Por ejemplo: “esta semana voy a dedicar 4hs a ponerme al día con 2 materias: 2 horas para cada 1”. Hacelo sin
prisa pero sin pausa.
• Tratá de nunca faltar a clase.
6.1. Te dejo algunos tips para llevar
tu materia al día:
• Siempre tené encima algún texto de
• En general, el profesor siempre te
avisa con qué textos van a trabajar la
siguiente clase. Siempre leé el texto
ANTES de la clase, no después. Esto es
para aprovechar mejor la clase y para
poder hacer preguntas durante la misma.
• Si te sirve, considerá grabar las clases.
una materia para aprovechar “momentos muertos”. Quizás te quedás atascado por el tráfico, te deja esperando el
médico, etc. En esos casos, no lo dudes y ponete a adelantar tus lecturas.
• Repasá antes de la clase los apuntes
21
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Tomá apuntes
en clase
Siempre tomá apuntes en clase, no
importa cuándo leas esto.
7.1. Te dejamos algunos tips:
• Tené siempre tu cuaderno, lapicera y
resaltador al lado.
• No copies textualmente lo que diga
tu profesor. Anotá ideas claves y, sobre
todo, cuando de ejemplos concretos
que no estén en los textos.
¡Nunca, pero nunca, te castigues! Lo
único que vas a lograr es bajar tu autoestima.
Los premios tienen que ser proporcionales al esfuerzo que hayas hecho. Es
decir, si leíste durante una hora no vale
que te premies viendo 3 horas de una
serie.
• Prestá atención y anotá cuando rela-
En cambio, si lograste algo muy grande (aprobar un final difícil), la recompensa puede ser gloriosa: no estudiar
durante 3 días enteros, por ejemplo.
ciona 2 textos o autores diferentes entre sí.
8.1. ¿Con qué premiarte?
• Creá tus propias abreviaturas y símbolos para escribir más rápido.
• Dejá un renglón entre una idea y otra.
• Usá flechas.
• Si perdés el hilo, dibujá un signo de
interrogación grande, dejá un espacio
y seguí de largo inmediatamente. Después podés reponer esa información
con un compañero.
• Si estás en una clase online que queda
grabada y perdés el hilo, simplemente
anotá el minuto y seguí de largo.
8
pués de cumplir tus objetivos.
Premiate
La motivación es un aspecto muy importante a la hora de estudiar. Para
mantenerla alta, está bueno que empieces a implementar premios des-
No es recomendable que te premies
con comida porque la alimentación
es demasiado importante como para
que dependa de tus logros. Quizás un
chocolate o algún gustito de vez en
cuando, sí. Pero tus premios no deberían ser siempre comida. Comer bien
es una necesidad, no un premio.
Tampoco es ideal que los premios
siempre estén relacionados con consumir o con gastar dinero. Si aprobaste un final, por ejemplo, puede ser que
te compres algo que te gusta. Pero los
premios es mejor no ligarlos siempre
con consumo. Cuidado.
Te dejo algunas ideas de premios
que podés darte:
• Darte una ducha mientras escuchas
música.
• Tomar un baño relajante.
22
• Salí a dar un par de vueltas por tu ba-
• Hacer jornadas maratónicas de estu-
rrio.
dio.
• Mirá un capítulo de tu serie favorita.
• Desligarte del estudio hasta que te-
• Hacé una videollamada con alguien
nés una fecha de entrega o de parcial.
que querés.
• No dedicarte tiempo de auto-cuida-
• Tomate una siesta corta de 15 minu-
do (comer rico, dormir bien, hacer ejercicio).
tos.
• Jugá a algo que te guste.
• Quedate más tiempo en la cama.
• No dedicarte tiempo de ocio. Disfrutá de las cosas que te gustan, tienen
que tener espacio.
Cuando te enfrentes con tareas complicadas, acordate de esta fórmula:
“Cada vez que haga ____ , me voy a
premiar con ____”
De esa forma, tu cerebro va a asociar
ambas actividades y cada vez te va a
resultar más fácil cumplir tu tarea.
9
Hábitos que no
• Hacer comentarios negativos sobre
vos mismo. No seas tu peor enemigo: hacés lo que podés. Focalizate en
lo que podés mejorar y trazá un plan
para ir de a poco.
• Estudiar con muchos distractores: un
escritorio desordenado, las paredes llenas de información visual, estar en un
lugar con mucho ruido, etc.
• Estudiar con el celular al lado.
• Estudiar siempre a distintas horas.
• Estudiar siempre en distintos lugares.
• Estudiar en la cama.
23
1
Espacio
Postura
Para estudiar es fundamental tener un
espacio que te resulte cómodo y agradable. También es importante que elijas un lugar fijo para estudiar para no
estar todos los días pensando dónde
te vas a sentar. Esto te va a facilitar la
tarea y te vas a acostumbrar más rápido a iniciar la jornada.
No es recomendable estudiar en la
cama, por ejemplo. Lo mejor es:
Puede ser tu habitación o algún otro
lugar de la casa. Lo importante es que
delimites el lugar y te prepares tu escritorio. Tiene que estar lo más vacío
posible y con la menor contaminación
visual posible también (evitá tener un
póster justo en frente de tus ojos, por
ejemplo).
Juntá todos tus materiales: resaltadores, lapiceras, textos, programas, cuadernos, planner, calendario, etc. Todo
esto lo tenés que tener al alcance de
tu mano.
Si vivís con más gente y utilizas un espacio común para estudiar, podés tener una caja donde guardes todos tus
materiales. De esta manera, cada vez
que tenés que estudiar, llevás tu caja y
desplegás todos tus materiales. Al terminar, guardas todo y te llevás la caja a
tu habitación y listo.
Siempre dejá ordenado tu espacio de
trabajo, de esa forma te va a resultar
mucho más fácil sentarte a estudiar la
próxima vez. Sentarte en un lugar caótico nunca es algo tentador: tenés que
facilitarte la tarea de empezar. Hacele
un favor a tu yo del futuro.
2
• Sentarse apoyando los pies en el suelo.
• Tener las piernas en un ángulo de 90
grados y la espalda derecha.
• Antebrazos sobre el escritorio.
• Materiales a 30cm de los ojos.
• Si estás trabajando en computadora,
procurá tener el monitor a la altura de
los ojos, además de todas las sugerencias anteriores.
Iluminación y
temperatura
Aunque no lo creas, la temperatura influye muchísimo. Por eso, en verano es
recomendable estudiar a primera hora
de la mañana, cuando las temperaturas no llegan a los 30 grados. La temperatura ideal es de 18 a 24 grados, es
decir, templado.
Otro factor importante es la ventilación. Tratá de elegir un lugar que puedas ventilar seguido. El aire viciado
genera fatiga y podés perder tu concentración.
Con respecto a la iluminación, no caben dudas que la mejor es la iluminación natural.
25
3
Elegite el espacio de tu casa que sea
más luminoso. En lo posible, siempre
intentá estudiar durante el día para
aprovechar esto. Sino, procurate una
buena iluminación artificial porque esforzar la vista quema tus recursos y tu
energía. Leé más sobre esto en el apartado “¿Estudiar de día o de noche?”.
4
Celular lejos
Estudiá siempre lejos del celular o por
lo menos silenciá las notificaciones o
dejalo dado vuelta.
Para estudiar no hacen falta miles de
horas, pero hay que economizar la
atención para que puedas hacerlo en
poco tiempo.
Si te distraes 1 minuto con el celular,
te va a llevar 15 minutos volver a sumergirte de lleno en lo que estabas
haciendo. Realmente, no justifica. Lo
único que vas a lograr es extender tu
tiempo de estudio o, peor, no cumplir
tu objetivo.
5
Diccionario
Lo ideal es que tengas un diccionario
siempre cerca. De esta manera, te evitas entrar al celular para buscar la palabra. Agarrar el celular es peligroso a
la hora de estudiar por el enorme estímulo visual que te genera. Por eso, recomiendo fuertemente al diccionario
en papel.
6
Tené tu planner
al lado
Esto es muy importante porque suele
pasar que, cuando nos concentramos,
mágicamente se nos ocurre la lista de
compras pendientes del súper o que
tenés que sacar turno con el dentista.
Tener tu planner al lado es fundamental para anotar cualquier idea que se
te cruce (esté relacionada al estudio o
no) y poder continuar con tu tarea con
tranquilidad.
No le restes importancia a esto porque las preocupaciones no te dejan
26
avanzar. Hay que evitar a toda costa
tener pendientes flotando por tu cerebro. Sacar tus ideas de la cabeza y
anotarlas es clave para tener una mente despejada y poder continuar con tu
tarea prioritaria. Solamente si ya sabés
que lo anotaste te vas a poder relajar.
7
Concentración
La concentración es escasa y efímera.
En general, no nos podemos concentrar por largos períodos de tiempo. La
única forma de garantizar una buena
concentración a lo largo de todo el día
es intercalando el trabajo con recreos
regularmente.
Cuidado con las interrupciones.
Avisale a las personas con las que vivís
que tenés un horario de estudio y que
no estás disponible. Buscate un lugar
apartado y si no podés, tendrás que
ser firme con tus convivientes.
Silenciá las notificaciones y avisale a
tus amigos y familiares que tenés un
horario en el que no deberían interrumpirte a menos que sea una emergencia.
Con respecto al estudio, hay algunos truquitos:
• Si ves que te estás desconcentrando,
intentá pasar a una actividad más dinámica.
Por ejemplo, si estás leyendo, probá
pasar a escribir un trabajo práctico o a
dibujar un esquema. Probá, sino, agarrar la lapicera y resumir cada párrafo
haciendo una anotación al costado.
Tratá de buscar alguna actividad en la
que tengas un rol más activo.
• Si se asoma la desconcentración,
proponete un objetivo corto: “Leo 3
páginas más y freno”, por ejemplo. Si,
después de leer esas 3 páginas, sentís
que volviste a entrar en ritmo: podés
seguir. Sino, claramente es momento
de un recreo.
• Cuando te estás desconcentrando
tenés que hacer ALGO. No te fuerces a
seguir leyendo prestando poca atención: FRENÁ. No te digo que abandones, sino que frenes. Quizás es momento de descansar un poco, de tomar
agua o de comer algo.
• No combatas las olas de concentración: aprendé cuál es tu ritmo y surfealas. La concentración sube y baja
como olas. Al cabo de 10 minutos de
empezar, es probable que ya estés en
el pico de concentración que durará 30-40 minutos aproximadamente.
Después, empieza a descender otra
vez.
8
Técnica Pomodoro
La Técnica Pomodoro consiste en usar
un temporizador para dividir el trabajo en bloques de tiempo. Este método
pretende ajustarse a las olas de concentración garantizando el descanso
necesario entre bloque y bloque.
27
Para esto podés usar el clásico reloj común o de cocina o alguna aplicación,
hay miles.
Para celular existe Focus To-Do y para
la computadora https://pomofocus.io/
¡Cuidado con distraerte si utilizás algún dispositivo electrónico!
Originalmente, el método propone hacer bloques de 25 minutos y cerrarlo
con 5 minutos de descanso.
Transcurridos los 25 minutos, ya hiciste 1 pomodoro.
Después de 4 pomodoros, el período
de descanso debe ser de 20 minutos
antes de volver a sumergirte de vuelta
en una actividad.
9
Descanso
Más allá de dormir las 8hs diarias, es
necesario que te tomes descansos
dentro de tus jornadas de estudio.
Tu capacidad de prestar atención disminuye a lo largo del día, por eso es
recomendable que cada recreo sea un
poco más largo que el anterior.
Por ejemplo:
Si te cuesta mucho concentrarte, podés entrenarte haciendo bloques más
pequeños incluso. Por ejemplo, de 15 o
20 minutos.
Del mismo modo, los bloques pueden
ser también más largos. Por ejemplo
de 35 o 40 minutos.
Esto requiere que hagas tu propia experimentación para conocer tu ritmo.
Lo importante es que te quedes con
esto: dividí tu atención en bloques y
garantizá tu descanso entre ellos.
Si lo hacés, vas a ver cómo tu capacidad de concentración aumenta cada
vez más.
Primer bloque de 40 minutos de estudio → 5 minutos de recreo
Segundo bloque de 40 minutos de estudio → 10 minutos de recreo
Tercer bloque de 40 minutos de estudio → 15 minutos de recreo
Cuarto bloque de 40 minutos de estudio → 20 minutos de recreo
El ejemplo es ilustrativo. Podés hacer
los primeros 2 recreos de 5 minutos,
el tercero de 10 y el último de 20. Lo
que tenés que tener presente es que
es probable que necesites más tiem28
po de descanso a medida que hagas
más bloques.
Actividades que podés hacer para
relajarte en esos recreos:
• Ejercicios de respiración.
• Elongar.
• Caminar un poco en el espacio para
estirar las piernas.
• Escuchar 1 o 2 canciones que te gusten.
• Charlar con alguien.
• Hacerte algo para comer o tomar.
• Salir al balcón/patio/ventana para tomar aire.
No es recomendable que abandones
por completo tu lugar de estudio. Es
decir, no vayas al supermercado, por
ejemplo. Tratá de mantenerte lo más
cerca de tu escritorio posible y, al mismo tiempo, relajar tu mente y tus
músculos.
10
Empezar
ción al máximo.
Momento de lectura
Este es el momento más importante
de todo el proceso de estudio. De la
calidad de tu lectura va a depender
gran porcentaje de tu éxito. Hay que
evitar “leer por leer”: cuando leés pero
en verdad ya estás pensando en otra
cosa.
La lectura la podemos dividir en 2 momentos diferentes:
11.1. Lectura global
Antes de empezar un texto tenés que
examinarlo. Leé muy bien el título y sus
subtítulos, asegurate que sabés bien
quién es el autor, a qué corrientes pertenece y cuándo fue escrito. El contexto siempre ayuda.
Como ya dijimos, tu capacidad de
prestar atención disminuye a lo largo
del día.
Por eso, lo más recomendable es:
• Empezar por los materiales más complejos de comprender.
• Empezar por aquellas tareas que te
cuestan más a vos. Por ejemplo, quizás
tenés dificultad para armar cuadros sinópticos o para sentarte a escribir. No
lo dudes, empezá siempre por esas tareas. Aprovechá tu pico de concentra29
11
Lee todo el índice y observá bien cómo
está estructurado el material. Pueden
ser capítulos, diferentes ensayos, entrevistas, infografías, etc.
Es importante entender bien la arquitectura del texto: ¿se divide en 3 partes? ¿cuántos apartados tiene? Mirá
bien cómo se llama cada uno, esto te
va a ayudar mucho a entender dónde
estás parado a medida que vas leyendo.
Si tenés tiempo, aprovechá este momento para escanear visualmente el
contenido: ver los diferentes temas y
el mensaje general del texto. Para eso
detenete en las primeras oraciones de
cada párrafo, en cursivas, negritas y
subrayados propios del texto.
11.2. Lectura comprensiva
Llegó el momento que requiere mayor
capacidad de concentración.
Acá vas a leer detenidamente cada
oración y apenas veas que no entendiste algo, volvé para atrás. No es una
película, si te perdiste una parte no va
a ser fácil seguir entendiendo el razonamiento.
Cuando no comprendas lo que estás
leyendo:
• Releé y tratá de escribirlo con tus palabras o hacé un esquema
• Leé el párrafo en voz alta y de forma
pausada
• Volvé unos párrafos más arriba.
• Seguí leyendo un poco para ver si el
contexto completa la idea.
• Recurrí al diccionario y buscá definiciones/sinónimos. Un sinónimo puede
salvarte la vida.
Siempre leé con una lapicera en la
mano y con un resaltador y un diccionario al lado. Vamos siempre a subrayar y a anotar.
12
Tips para subrayar
• Lo más recomendable es hacer una
primera lectura sin subrayar. Es muy
difícil saber qué es lo más importante
de un texto si no lo conocés. Si no te
dan los tiempos para esto, probá leer
un apartado sin subrayarlo y en cuanto lo termines, lo subrayás. De esa manera vas avanzando de a bloques.
• Otra opción es que subrayes con lápiz en esa primera lectura. Después
volvés a leer lo subrayado y borrás lo
que no sirve mientras resaltas aquello
que sí resultó importante.
• Subrayar todo es lo mismo que no
subrayar nada, cuidado con eso. No podés tener el 60 o 70% del material subrayado porque no vas a saber a dónde volver. Además, si la mayoría está
subrayado, lo que más va a llamar tu
atención después es aquello que esté
blanco.
• Identifá lo más importante: definiciones, fechas, conclusiones, conceptos,
razonamientos, palabras claves, comparaciones, etc.
• Podés tener diferentes colores que
asignes a diferentes conceptos: rosa
para fechas, amarillo para conceptos,
30
etc.
• Probá combinar el resaltado con la
lapicera. Por ejemplo, encerrar un concepto en un círculo o rectángulo, poner
corchetes para enmarcar una definición, o señalar con un signo de exclamación una conclusión importante.
• Si se te ocurre relación con otro texto,
• Subrayá especialmente sustantivos y
ciación (por ejemplo, “esto me hace
acordar a tal película”) anotalo a un
costado sin dudarlo.
verbos. Evitá los artículos y los adjetivos.
• Evitá subrayar oraciones demasiado largas o párrafos enteros. A veces
es necesario, pero si lo hacés todo el
tiempo no estás pudiendo priorizar.
13
la definición y escribila en el mismo
apunte.
Tips para anotar
Escribir sobre el texto es una forma
de comprender y fijar el conocimiento. Además, te va a facilitar también la
memoria visual. Lo más importante
es que lo hagas siempre con tus palabras.
¿Qué anotar en los textos?
• Parafraseá y escribí con tus propias
palabras todo razonamiento importante. Si una idea es compleja, pensala
y escribila las veces que sea necesario.
Sacá una flecha y anotá tu razonamiento o reflexión o recurrí a tu cuaderno si
lo necesitás. Esto suma 1000 puntos a
la hora de repasar.
• Anotá al lado de cada párrafo una
palabra o una pequeña oración que lo
sintetice.
• Si no entendés una palabra, buscá
sacá una flecha y escribila.
• Si tenés una duda, anotala ahí mismo
• Si se te ocurre un ejemplo o una aso-
• Marcá con lapicera todos los ejemplos prácticos que veas en el texto, es
mejor que subrayarlos. Podés señalar
el párrafo con corchetes, por ejemplo,
y escribir al lado “ejemplos”.
Esquemas para
la comprensión
del texto
14
Apenas termines el texto, lo ideal es
volver a mirar todo lo que subrayaste.
¿Le hace justicia al texto tu subrayado
o falta/sobra información?
Aprovechá este momento porque todavía tenés el texto fresco y no hace
falta que leas palabra por palabra para
comprenderlo. Por eso, es el mejor momento para hacer un esquema para
jerarquizar la información que leíste.
Podés hacer uno bien sencillo, casi incluso como una ficha donde ponés:
• Nombre del texto y autor.
• Ideas principales.
31
• Ideas secundarias.
• Tus propios ejemplos y conclusiones.
Para esto te van a servir las anotaciones que hiciste sobre el material. Dale
importancia a esto porque todo lo que
sea expresado con tus propias palabras va a ser muchísimo más fácil de
memorizar o de recordar.
El último ejemplo es una forma muy
sencilla de esquematizar, al punto de
que podés ir haciéndolo incluso a medida que vas leyendo.
A continuación, diferentes formas de
hacer esquemas para mejorar la comprensión de tus materiales:
14.1. Mapa mental
Es una especie de araña cuyo centro es
un concepto o idea de la que se desprenden diferentes conceptos. Parecido a un brainstorming. Sirve cuando
estás manejando mucha información
y querés construir un material que te
permita absorberlo de forma visual.
14.2. Mapa conceptual
Es una forma de esquematizar mucho más rígida que un mapa mental.
Se trata de organizar la información a
partir de conceptos claves que nos llevan de unos a otros en un mapa estructurado con cuadros y líneas.
Se desarrolla en una estructura de árbol, de arriba hacia abajo. Todos los
conceptos que estén a la misma altura gozan de la misma importancia.
Ejemplo:
(fuente: Montserrat Gómez)
32
14.3 Cuadro comparativo
Este es el clásico cuadro de doble entrada donde podés diferenciar, por ejemplo,
las ideas de distintos autores con respecto al mismo tema.
Ejemplo:
(fuente: Universidad Da Vinci de Guatemala)
33
1
Ansiedad
Antes que nada: sentir ansiedad frente
a los exámenes es muy común. Pero
si sentís que tenés mucha ansiedad
(más allá de los exámenes), lo mejor
que podés hacer es recurrir a un profesional. Acá nos vamos a referir a la
clásica ansiedad que sentimos frente
a un examen y no a un síndrome en
particular. Si sentís dudas con respecto a tu ansiedad, no tengas vergüenza de pedir ayuda: creeme que somos
muchas personas las que estamos en
la misma situación.
La ansiedad provocada por fechas de
exámen en general están relacionadas con el miedo: miedo al resultado,
a no llegar a tiempo con
las lecturas, o porque
desconocés la dimensión exacta de lo que
tenés que estudiar, por
ejemplo.
Para reducir este tipo de ansiedad, entonces, vamos a tener que trabajar sobre todas esas incertidumbres. Eso lo
vamos a ver un poco más adelante.
Antes, es preciso aclarar que para reducir la ansiedad, lo más importante es
que respetes a rajatabla tus momentos de descanso y de alimentación.
Asegurate de cumplir con tus 8hs de
sueño diarias y planificá atentamente
las comidas de todas las semanas en
las que tengas que estudiar. Esto va
a generar que tu organismo tenga la
energía y el combustible necesario y,
además, vas a ahorrarte preocupaciones y tiempo.
Para mantener a raya la ansiedad, también es importante que en esas épocas
no te prives de hacer actividades que
te gustan y que te brindes momentos
de relajación: con tus amiguis, tu familia, jugar a algo, ver una película, etc.
Pero... lo más importante para domar
este tipo de ansiedad es hacer una correcta planificación para que te sientas en control de la situación.
Programa
El primerísimo de todos los pasos antes de rendir un examen es conseguir
el programa. No podés planificar el estudio de una materia si no sabés bien
qué textos la componen ni cuántos
son con total seguridad.
El programa se va a transformar en
35
2
una lista de tareas espectacular para
todo tu proceso de estudio. Lo vas a
tener siempre con vos, a tu lado, en tu
mesa de trabajo junto con tus apuntes,
tu planner, tu lapicera y resaltadores.
Además, a medida que vayas repasando cada texto, le vas dando tick a cada
texto ya leído. Tachar tareas siempre
es gratificante y da mucha motivación
para seguir. Aprovechalo.
¿Por qué es tan importante el programa?
Porque te va a permitir comprender la
estructura de la materia. Estamos en
el momento de integrar todos los conocimientos y de relacionarlos entre sí.
Tenemos que entender cuál es el propósito de la materia, cómo se estructura, a qué apunta.
¿Cómo se encadena la unidad 1 y la 2?
¿Qué relación podés hacer entre las
unidades?
El programa es la arquitectura de la
materia, por eso tenés que leerlo con
detenimiento. El orden de las unidades y de los textos no es un capricho:
tiene un motivo. Descubrilo.
3
Planificación
Esta es la clave del éxito a la hora de
rendir un examen. El éxito no es solamente aprobar: la situación es exitosa
si aprobaste sin maltratar tu cuerpo y
tu mente en el proceso.
Si lográs atravesar el examen con una
buena planificación, tu cuerpo no va a
sentir resistencia para volver a preparar otro examen. La buena experiencia
te va a dejar una predisposición alta
para la próxima vez.
En cambio, si cada situación de rendir
te lleva a la descompostura por el poco
tiempo disponible, lo más probable es
que la próxima vez te cueste sentarte
a estudiar (y lo vas a hacer cuando no
te quede otra, bajo presión).
Y así, se renueva el círculo vicioso donde siempre empezás a último momento.
3.1. Planificá y calculá CUÁNDO empezar
La clave fundamental es sencillamente EMPEZAR CON TIEMPO.
Además, puede pasar que se te haya
traspapelado algún texto y que, por lo
tanto, no lo tengas. Este es el momento para verificar que tengas todo y para
empezar a conseguir todo aquello que
te falte.
Suena trillado, pero es la pura verdad.
Hacelo una sola vez y vas a ver cómo
después no vas a querer hacerlo de
otra forma.
Hasta no tener el programa impreso y
conseguir la totalidad de los textos, no
se empieza con la planificación.
El tiempo que necesites para preparar
la materia va a depender muchísimo
de la cantidad de contenido que tengas que estudiar. Esto es algo que vas
a tener que examinar bien.
36
Calculá siempre mínimo 3 o 4 días
para el repaso. Los días previos a un
examen no son para absorber conocimientos, son para asimilarlo, asociarlo
y asentarlo.
Si estás preparando una materia anual
en la que tenés tomos y tomos de bibliografía, probablemente no te alcancen los 3 días de repaso. Pero te voy a
presentar 2 escenarios para que te des
una idea de cómo calcular los tiempos.
2 escenarios:
1. Tenés mucho tiempo de anticipación
Supongamos que tenés que estudiar
20 textos y que cada texto te lleva 2
horas de lectura. Necesitás 40hs de
estudio y dejar los últimos 3 días para
el repaso.
Siempre hacete esta pregunta: ¿cuánto tiempo diario querés/podés dedicarle al estudio?
Si solamente querés dedicarle 2 horas
por día, entonces vas a necesitar:
20 jornadas de estudio (si es de lunes
a viernes, son 4 semanas)
+ los 3 días de repaso
= 31 días
Si querés, siguiendo el ejemplo, dedicarle 4 horas por día, necesitarás:
10 jornadas de estudio (2 semanas)
+ 3 días de repaso
= 17 días
2. Faltan 15 días para el exámen
Pueden ser 15, 20, 25. El punto es que
no lo estás planificando con suficiente anticipación como para poder dedicarle muy poco tiempo de estudio al
día. En el ejemplo anterior, vimos que
podemos preparar un examen durante 31 días si queremos dedicarle poco
tiempo a diario.
Supongamos que:
• Faltan 20 días para el examen
• Tenés que leer y repasar 26 textos
• Necesitás 3 días de repaso
Lo primero que vamos a hacer es restarle 3 días a los 20 que tenés. En términos prácticos, tenés 17 días para
estudiar los textos.
Si vas a aprovechar los 17 días de corrido (sin días de descanso) el resultado arroja que tenés que estudiar 1,5
textos por jornada.
Si de los 17 días solamente vas a sentarte a estudiar 13 días, el resultado
arroja que tenés que estudiar 2 textos
por jornada.
Si comparamos el escenario 1 y 2, lo
que notamos es que en el primer caso
tenemos mucho más margen de acción. Podemos pensar y decidir cuántas horas le vamos a dedicar por día y
nos permite armar jornadas de estudio realmente cortas y a medida.
Cuando partimos con un tiempo acotado para estudiar, no nos queda otra
37
que cumplir con lo que nos arrojan las
cuentas si es que queremos llegar a
tiempo. Como ves, acá perdemos margen de acción. Quizás la fórmula nos
dice que tenemos que leer 3 textos
por día cuando a vos te gustaría leer
solo 1...
Ambos casos están bien planificados
y son posibles. Pero el segundo no termina de ajustarse a vos: vos te ajustaste a él.
Acá vemos claramente la importancia
de incorporar la planificación a la hora
de estudiar para volverlo algo placentero. En definitiva, se supone que estudiás algo que más o menos te gusta. Transformalo en una experiencia lo
más bella posible.
3.2. Planificá las jornadas
Ya sabés cuántos días vas a estudiar y
cuántos textos (o cuántas horas) vas a
estudiar cada día.
Ahora, es momento de plasmar todo
esto Y MÁS en tu planner.
Preparar un examen consta de más
tareas que simplemente estudiar: quizás tenés que pedir apuntes, imprimir
algo, inscribirte, mirar algún material
en video, etc.
Reuní todas las tareas que no sean estudiar y anotalas. Ahora vamos a planificar TODO.
Vamos a organizarlo de forma semanal y diaria.
38
3.2.1. La semana
El domingo o el lunes temprano, vas a
anotar todas las tareas de la semana
y vas a distribuir en los diferentes días
con qué texto vas a trabajar.
Reservate 15 minutos como mínimo
para este proceso.
La idea es hacer una lista de tareas de
la semana como materia prima para
confeccionarte listas diarias de trabajo.
Durante la jornada de estudio, lo mejor sería solamente ver tu lista del día y
no distraerte con absolutamente nada
más.
3.2.2. El día
Tu lista del día tiene que ser muy concreta: “Estudiar unidad 3 y 4 y repasar
unidad 1”, por ejemplo. Para ver esto
en profundidad volvé al punto 4 de la
primera parte del e-book (“Plantearse
objetivos”).
No estudies ni más ni menos que lo
que te propusiste. Lo importante de
4
Resumen
El resumen sirve para 2 cosas:
1. El proceso mismo de resumir es una
forma muy poderosa, en sí misma, de
estudiar
2. Es también un material que va a sustituir al texto original a la hora de repasar
Por esos 2 motivos, hay que tomarse
muy en serio el momento de resumir.
En pocas palabras, un resumen es una
versión reducida del texto pero expresada con TUS palabras y expresiones
propias.
Esta versión, si bien reducida, debe
tener todos los elementos necesarios para comprender el texto original.
Además, debe ser un texto coherente
que tenga sentido por sí mismo. Esto
es para que cuando repases, no necesites tener al lado el texto original.
Nunca, pero nunca, se trata de copiar
frases textuales. Muchísimo menos
transcribir párrafos enteros. Si haces
eso, estás armando un extracto del
texto más que un resumen.
este tipo de planificación es que sea
equilibrada, por lo tanto de nada sirve
una jornada en la que hagas el doble
de lo previsto. Corres muchísimo riesgo de quebrar la rutina y la planificación que te creaste a tu medida.
Para este momento, se supone que ya
leíste el texto, lo subrayaste y tenés algunas notas hechas también. Te van
a servir mucho los apuntes de la clase
y también cada anotación que hayas
hecho en los márgenes del texto.
39
4.1. Tips para ANTES de empezar a
resumir
un esquema: escribí oraciones completas.
• Identificá el tema general y los sub-
• Podés agregar tus propias conclusio-
temas.
nes en párrafos aparte, donde se note
bien que se trata de tu voz y no de la del
autor. A esto se le llama resumen comentado. Puede ser útil si encontraste relación con otro autor, por ejemplo.
Cuidado con esto, no te extiendas.
• ¿Qué tipo de texto es? ¿Cuáles son
sus partes? ¿Cuántas partes/capítulos tiene? Podría ser, por ejemplo: introducción + desarrollo + conclusión
(si es un texto expositivo, un ensayo o
una narración) o hipótesis + argumentación + conclusión (si se trata de un
texto argumentativo).
• Identificá cuáles son las ideas principales y las secundarias. Las demás,
serán detalles y no entran en el resumen.
• Pensá cuáles son las relaciones entre
las ideas principales y las secundarias.
Si hiciste un esquema a la hora de leer,
te va a servir mucho en este momento.
Si no lo hiciste y el texto te parece algo
complejo, hacé un esquema antes de
empezar a resumir. Te va a servir como
hoja de ruta para empezar.
• Evitá empezar los párrafos diciendo
“En este texto…” o “El texto dice…”. No
se trata de hacer una narración (a menos que estés resumiendo una narración, en cuyo caso tampoco vas a empezar diciendo “En este texto…”).
• Evitá poner demasiados ejemplos, a
menos que hayan sido pensados por
vos. En ese caso, señalá que se trata
de un ejemplo tuyo. Tratá de no desarrollar el ejemplo entero: abrevialo porque te vas a entender.
• Evitá las descripciones detalladas.
• De ser posible, elegí usar el tiempo
presente.
4.2. Tips para resumir
• No resumas párrafo por párrafo ya
que muchos directamente serán eliminables. Siempre se trata de extraer
las ideas y desarrollarlas con tus palabras.
• Siempre empezá por lo general y se-
• Tratá de usar voz activa (Juan come
chocolate) y no la voz pasiva (el chocolate es comido por Juan). La voz activa
permite una lectura más fluida.
• Si se te dificulta escribir con tus palabras, no dudes en consultar un diccionario de sinónimos. Es una herramienta de gran utilidad para resumir.
guí por lo específico. Lo específico no
se explicaría sin lo general, no te saltees conceptos ni ideas. Respetá el desarrollo del pensamiento del texto.
ser más largo que el 30% del original.
• El resumen no es ni un telegrama ni
• Al final del resumen, elaborá una bre-
• En general, un resumen no debería
40
ve conclusión (aprox 1 párrafo). Esto sería el “resumen del resumen”.
• Lo más práctico es hacer el resumen
en computadora. Después podés imprimirlo y resaltar con colores los conceptos claves. Cuidado, ¡tampoco lo
llenes de color!
5
Repaso y
autoevaluación
Ya terminaste de hacer un esquema
y/o de resumir todos los materiales
para el examen.
Ahora solamente queda repasar. Lo
ideal es que no vuelvas a los textos
originales a menos que te encuentres
con una duda específica o con algún
problema.
Lo mejor sería que dispongas de varios
días para este momento para que sea
menos tedioso. De esta forma, podés
ir alternando repasos con autoevaluaciones. Por ejemplo, un día repasas 2
textos y después autoevaluás tus conocimientos sobre el texto que repasaste ayer.
El repaso es fundamental porque solo
con la repetición el contenido logrará
afianzarse en nuestra memoria a largo plazo. Hay que volver, volver y volver sobre los materiales.
5.1. Tips para repasar
mismo texto. Hay que darle tiempo al
conocimiento para que se afiance. Por
eso es muy importante empezar con
anticipación.
• Planificá qué día vas a repasar cada
texto y anotalo en tu planner. Lo mismo con las autoevaluaciones. Armate
un sistema donde vayas alternando
entre esas 2 tareas.
• Lo mejor es hacer varios repasos,
aproximadamente 4 por cada texto.
• El primer repaso es al que le vas a
dedicar más tiempo. La primera vez
que vuelvas a leer los materiales que
armaste (resumen o esquema), tenés
que hacer una lectura comprensiva.
Fijate si tenés que resaltar algo, hacer
alguna anotación, etc. Tratá a tus materiales como si fuera la primera vez
que los lees.
• Los siguientes repasos serán cada vez
más cortos y en cada uno de ellos vas
a retener un mayor porcentaje de información que en el anterior. La fuerza
está en la repetición. Aprovechalos, se
va poniendo cada vez más fácil. Te lo
prometo.
• El último repaso debe ser un sobrevuelo por los temas. Ya no es momento de escribir ni de resaltar nada.
• Tené siempre encima algún material de repaso para leer mientras viajas
en un colectivo o mientras esperás al
dentista.
• Lo más recomendable es que hagas
repasos espaciados en el tiempo, es
decir, no repasar 3 veces en un día el
41
5.2. Tips para autoevaluarte
• Sentate con tu esquema/resumen/
temario y mirá por arriba los conceptos
o títulos. Ahora, cerrá los ojos y pensá
si podés completar la información. En
cuanto te trabes: mirá la hoja, identificá la respuesta y volvé a intentar con
lo que sigue inmediatamente.
• Si es para un examen escrito, mirá
también los temas y títulos y agarrá
una hoja en blanco. Hacete preguntas concretas y escribí todo lo que te
acuerdes. Sin miedo, hacé lo que puedas e intentalo varias veces.
• Si tenés un esquema, probá reproducirlo tal cual pero sin mirarlo. Hasta
que te salga bien.
• Si es para un examen oral, elegí un
tema y practicá hablar en voz alta mientras haces gesticulaciones o caminás.
Te va a ayudar a fijar los conceptos.
Sirve mucho también para exámenes
escritos.
• También podés grabarte para escucharte después en momentos “muertos”: mientras caminás por la calle,
cuando lavas los platos, etc.
• Si no podés hablar en voz alta, hacelo
sin hablar, no hay problema. Mirá por
la ventana y elaborá toda la respuesta mientras “mirás un punto fijo”. No
importa si te trabás o si lo hacés muy
lento. Si sos capaz de llegar al razonamiento sin leer, estás realmente logrando afianzar el conocimiento. Si te
trabás un poco, mirá tu material y seguí con otra cosa.
• También podés probar repasar con
tarjetas o fichas. De un lado, ponés una
pregunta y del otro la respuesta. De
esta forma, vas agarrando diferentes
preguntas y tratando de contestarlas.
Cuando te trabás, mirás la respuesta
del otro lado y seguís con la próxima.
• Enseñale a alguien. Puede ser un
compañero o hasta alguien con quien
vivas. Muchas personas están dispuestas a escucharte hablar un rato para
ayudarte. ¡Mi hermana escuchó la preparación de la mayoría de mis finales
orales! Sin dudas, enseñar es la mejor
de todas las formas de estudiar. Ahí
te das cuenta perfectamente en qué
contenido estás haciendo agua. Si tu
examen es oral, no dudes en probar
esto. Sin embargo, sirve para cualquier
modalidad, te lo aseguro.
• Recolectá experiencias de exámenes
anteriores. Quizás conseguís cuestionarios o guías para practicar. Incluso
podés charlar con compañeros y armar entre todos bastantes preguntas
para repartirse. ¡No tengas vergüenza!
Si es un examen oral, te interesará saber qué preguntas hacieron y a qué
autores les dan más importancia. Preguntá todo lo que puedas.
5.3. Tips para memorizar
•_Visualizá en imágenes las palabras
difíciles que tenés que memorizar. ¿A
qué asociás la palabra, a qué te hace
acordar? ¿Rima con algo que te sea familiar? Asociá una imagen a la palabra.
•_Repetí y repetí en voz alta.
•_Integrá los elementos que tenés
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que memorizar armando una historia,
como si fuera un cuento.
• Armá frases o versos coherentes con
las palabras que tengas que memorizar.
• Armá una canción o una rima con las
palabras que te cueste recordar.
• Si tenés que memorizar muchas palabras, armá una palabra nueva con
las iniciales de cada una.
• Si tenés que recordar fórmulas complejas, asociá las letras a palabras que
conozcas o cosas que te gustan. Por
ejemplo, si tenés que recordar la doble
cadena de nucleótidos del ADN (ATCG) y te gusta el Tango, podés pensar
Anibal Trolio - Carlos Gardel (AT-CG).
6
El día antes
de rendir
El día anterior a un examen no es para
estudiar y casi te diría que tampoco es
para repasar.
Lo que no aprendiste hasta ese día, no
lo vas a aprender para el examen. Eso
hay que aceptarlo. La máxima prioridad que tenés que tener el día antes
de rendir es mantener a raya la ansiedad. Para eso vamos a:
• Dormir sí o sí 8hs. Pasar la noche en
vela es excesivamente nocivo para tu
cuerpo y para tu mente. Dormir es una
parte fundamental del proceso de estudiar. No lo desaproveches justo este
día tan importante.
• Si el día anterior al examen todavía te
falta contenido para estudiar, resigná
el tema. Ya no lo vas a aprender. Priorizá asentar los conocimientos que ya
sabés (para esto la clave es dormir). Si
es mucho lo que no sabés a esta altura, considerará no presentarte. No vale
la pena estresarse tanto para encima
reprobar.
• Tratá de mantener tu rutina cotidiana. Si hacés ejercicio: ¡hacelo sin dudarlo! Respetá tu menú semanal y tus
horarios de comida.
• Prepará todo lo que necesitás para
el examen: apuntes, hojas, lápiz, ropa
cómoda para ponerte, etc. Dejá todo
listo desde el día anterior.
• No te pongas a repasar frenéticamente. A lo sumo, hacé un sobrevuelo por
los temas recurriendo a los esquemas
y resúmenes que hayas hecho. De ninguna manera vuelvas a los textos originales, eso ya fue.
• Hacé actividades relajantes: un buen
baño relajante, escuchar un disco que
te guste, elongar. Tratá de distraer tu
atención del examen lo máximo posible. Si lográs relajación, todo lo que hayas estudiado te va a brotar con mucha más naturalidad.
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7
Tips para exámenes
escritos
• Antes que nada, lee absolutamente
todas las consignas. Todas. Nunca, jamás, te saltees este paso.
• Leé bien qué te está pidiendo cada
pregunta. A veces la ansiedad nos
hace querer contestar lo que sabemos
sin leer bien la consigna. ¿Te pide que
describas, que compares o que resumas? Prestá atención a ese tipo de palabras para saber la estructura que vas
a necesitar desarrollar.
• Si al terminar de leer las preguntas, se
te ocurren un par de ideas para cada
una, anotalas en lápiz para que no se
te olviden. Esto es solo para ideas generales, después lo vas a borrar y desarrollar bien.
• Empezá por la pregunta que te resulte más fácil contestar y dejá para el
final la más difícil. Si empezás por la
más difícil, te puede pasar que pierdas
1 hora y no tengas tiempo para contestar las preguntas que SÍ sabés. ¡Sacate
las fáciles de encima!
• Tené presente el tiempo sin obsesionarte. Si notás que te estás trabando,
dejá 5 o 6 renglones vacíos y pasá a la
siguiente pregunta. No te preocupes,
si después querés agregar algo y no te
entra en esos 5 renglones, agregá un
asterisco.
bemos lo suficiente y abandonamos
la pregunta sin más. Imaginate que si
el examen tiene 4 preguntas, no contestar una supone un 25% de la calificación. Intentalo, aunque sea breve.
• Siempre, siempre, siempre revisá todas las preguntas antes de entregar el
examen. Esto es para ver sobre todo
si tu redacción es comprensible, chequear errores de ortografía y para ver
si se te ocurre algo que podrías agregar. Acordate, siempre se puede agregar un asterisco.
• Cuidá mucho la prolijidad. Si tu examen es caótico, al profesor le va a molestar. Pensá que va a leer muchísimos
más exámenes que el tuyo.
• Sobre los asteriscos: si necesitás usar
más de uno, simplemente ponés *1, *2,
*3, etc. Pero muchísimo cuidado con
esto, tenés que dejársela fácil al profesor. Si sos de agregar asteriscos, poné
el doble de esfuerzo en tu prolijidad y
redacción.
Tips para exámenes
orales
• Siempre tené preparado un tema
• No dejes preguntas sin contestar.
para empezar el examen. La mayoría
de los profesores aceptan con gusto
que empieces hablando vos. Esto es
genial porque si empezás vos, marcás
el rumbo del examen y te mostrás seguro y confiado con la materia. Elegí el
tema que más claro tengas.
Tampoco te digo que inventes, pero
muchas veces pensamos que no sa-
• Estudiá en voz alta. Podés usar las fichas o tarjetas con preguntas y con44
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testarlas oralmente. Si te cuesta hacerlo en soledad, pedile a alguien que
sea tu oyente.
• No aprendas todo de memoria. Esto
es peligroso porque podés llegar a trabarte y no saber por dónde seguir. El
problema de estudiar de memoria es
que si se cae un eslabón, se cae la cadena completa. Por eso, intentá comprender bien los conceptos para poder
definirlos en pocas palabras.
• Los esquemas son ideales para repa-
• Empezá por las que sepas con más
confianza la respuesta y dejá para el
final las más difíciles.
• Tapá las respuestas y esforzate en
pensar la respuesta correcta para que
las opciones no te confundan.
sar para exámenes orales.
• Marcá las respuestas en lápiz. Cuan-
• Pensá ejemplos propios para los te-
do revises el examen, corroborá tus
respuestas y recién ahí marcá con lapicera la correcta.
mas más importantes. Esto le da la
pauta al profesor de que entendiste el
tema.
• Preparate para poder relacionar los
diferentes textos y autores entre sí. Una
pregunta como esa, si no la tenés preparada, podría desestabilizarte. Además, si sabés relacionar los textos entre sí, el profesor también pensará que
entendiste la materia y te va a hacer
menos preguntas.
9
pregunta resta puntos o si no afecta a
la calificación. Si contestar mal te baja
puntos, mejor no arriesgarse en caso
de no saber la respuesta con seguridad.
• Lee muchas veces la pregunta para
ver si no hay alguna “trampa” en la redacción. Una sola palabra puede cambiar por completo la pregunta.
Tips para exámenes
multiple choice
• Estudiá igual que para un exámen escrito. No subestimes este tipo de exámenes. Suelen ser “tramposos”.
• Lee todas las preguntas antes de empezar.
• Tené presente si contestar mal una
45
• Poné muchísima atención a palabras
Te dejo algunos tips:
técnicas. Suelen hacer preguntas capsiosas con eso.
• Antes que nada, el día que repruebes
• Si ves una palabra muy informal, desconfiá. Probablemente están corroborando si sabés los tecnicismos.
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Tips para exámenes
virtuales
• Avisale a las personas con las que vi-
• Al día siguiente ya podés empezar a
reflexionar: ¿por qué reprobaste?
• Nunca faltes cuando un profesor dé
vís el horario de tu examen para asegurarte tranquilidad en ese momento.
las notas de los exámenes. Suelen indicar los errores generales antes de los
recuperatorios.
• Prepará tu escritorio con 20 minutos
• Si el examen fue escrito, el profesor
de anticipación para dejar a mano todo
lo que necesites: algún esquema, papel, lápiz, auriculares, agua, algo para
picar, etc. No tengas nada extra cerca.
probablemente te marcó las respuestas que estaban incorrectas o incompletas. Prestale mucha atención a eso,
no mires solamente tu calificación.
• Con la misma anticipación, encendé
• Si hubo diferentes temas, encargate
tu computadora y dejá abierta la plataforma en la que vas a rendir.
• Si es con tu celular, prepará el espacio para que quede apoyado en algún
lugar cómodo.
• No tengas abierta ninguna otra pestaña ni aplicación.
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dedicate a hacer algo que te guste. No
te sientes inmediatamente a pensar
en el recuperatorio. Primero, recuperate vos. La situación es estresante y
te merecés un día de tregua.
de preguntarle a tus compañeros cuáles eran sus preguntas y usá eso como
guía de estudio.
• Si el examen fue oral, preguntate: ¿te
traicionaron los nervios? ¿Qué preguntas te hizo que directamente no pudiste contestar? ¿Con qué contenido
tambaleaste? Todo eso, anotalo.
• Preguntale a tus compañeros qué
¿Qué hacer si
reprobás?
No te preocupes, a mi también me
pasó. Siempre se puede volver a rendir
y el promedio no es lo más importante
de la vida.
preguntas les hicieron en su examen
oral, siempre.
• Reprobar no es fracasar. Buscale el
lado positivo: ya sabés cómo evalúa el
docente. Tenés mucha más información que la primera vez que rendiste.
Aprovechá esto.
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• Examiná cómo te organizaste: ¿cuántas horas le dedicaste? ¿Cuántas lecturas hiciste? ¿Armaste tus propios
resúmenes? ¿Pudiste hacer varios repasos? Hacé los ajustes necesarios.
• Averiguá la próxima fecha de examen
y organizate con MUCHA anticipación.
Vas a tener que estudiar toda la materia de vuelta y de principio a fin.
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Conclusión
Lo más difícil de estudiar es que nadie
nos enseño cómo hacerlo. Desde el
jardín de infantes vamos recolectando diferentes métodos, la mayoría con
escaso éxito.
La clave es el ensayo/error: planificar y
experimentar. Tu ritmo es único y sos la
única persona que puede descubrirlo.
A lo largo de este texto te dejamos diferentes consejos y técnicas para administrar tu tiempo y tu atención. ¡Animate a probar y a introducir cambios
en tu vida cotidiana!
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