Subido por Ruben Álvarez

Lecutra Rapida Tecnias de Estudio JR

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ANTONIO BLAY FONTCUBERTA
LECTURA
RÁPIDA
PRINCIPIOS Y TÉCNICAS QUE PERMITEN
MEJORAR ÍA RAPIDEZ,
LA COMPRENSIÓN Y LA RETENCIÓN
EN TODA CLASE DE LECTURAS
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EDITORIAL IBERIA, S.A
Plato, 26 - 08006 Barcelona
El autor desea expresar su agradecimiento a todos sus colaboradores
por su eficaz y cordial ayuda en la realización del libro, y en particular
a Ana M. Cuevas y a José M. Goíii.
Diseño de la cubierta
Celia Valles
Octava edición 1998
© Editorial Iberia, S.A., 1998
ISBN: 84-7082-0I4-I
Depósito legal B. 25.405-1998
Printed in Spain
A & M Gráfic, s.l.
INTRODUCaON
LEER: EXIGENCIA DE NUESTRO TIEMPO
Y EFICACIA DE LAS TÉCNICAS ESPECIALIZADAS
Dentro de la vida moderna la lectura ocupa un lugar
importantísimo. Las exigencias de la vida profesional,
el deseo de una mayor información cultural o la necesidad de estar al tanto de las últimas novedades en el
ámbito nacional o mundial, exigen de nosotros muchas
horas de dedicación a la lectura en la prensa, libros,
informes o documentos.
Saber leer más y mejor es una de las habilidades
más preciosas que puede adquirir el hombre moderno.
Muchos no se dan cuenta hasta qué punto sus lecturas
son deficientes y mal aprovechadas. Otros quizá nunca
han pensado en la posibilidad que existe de mejorar
realmente su capacidad como lectores. De hecho, nunca se nos ha hablado de lectura corno un arte a perfeccionar y sobre los modos de conseguirlo.
Parece que se da por supuesto que por el mero hecho de ser adultos y de haber seguido algunos estudios
ya estamos capacitados para leer bien y que no hay
nada más a conseguir o mejorar.
La experiencia demuestra que esto no es así. En
países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia han
sido muchísimos los ingenieros, doctores, abogados y
hombres políticos que han realizado cursos de lectura
rápidat y han podido comprobar y admirarse de los
progresos inesperados que han realizado en este punto.
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ANTONIO BLAY
Nosotros mismos hemos podido constatar este mismo
hecho en nuestros cursos prácticos de lectura.
Esto no es producto de ningún truco o artificio especial Se funda en el estudio sistemático de los mecanismos que intervienen en la lectura, y en la aplicación
práctica y metódica de las consecuencias que de ahí se
derivan.
En este libro presentamos una descripción detallada
de los principios básicos y de todas las técnicas modernas que en relación con la lectura rápida se están
practicando hoy día en los países más avanzados, técnica y económicamente.
Estas técnicas han demostrado que, por sorprendente que ello parezca, una función tan usual como es
la lectura es susceptible de ser mejorada tanto en calidad — nivel de comprensión, asimilación y atención —
como en rapidez; y esto en proporción, verdaderamente
extraordinaria.
En efecto, llegar a doblar tan sólo la velocidad habitual representa reducir a la mitad el tiempo exigido
por determinadas lecturas. Si tenemos presente el inmenso valor del tiempo en nuestra era de organización
y de rendimientos óptimos, y por otra parte la ineludible necesidad de una constante y copiosa información
en toda actividad profesional de cierta altura, se comprenderá fácilmente el enorme interés práctico que
representan estas técnicas para todas las personas
que se preocupan por mejorar su eficiencia.
Los resultados de los cursos de lectura son realmente notables y plenamente comprobados por la experiencia. Por eso el esfuerzo relativo que supone el someterse al entrenamiento propio de un curso de lectura
rápida, queda ampliamente compensado para la persona tanto desde el punto de vista económico, como
LECTURA RÁPIDA
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profesional; e incluso por las nuevas posibilidades y
horizontes que se le abren en orden a poder mejorar
y acrecentar su propia formación cultural.
Se trata de la adquisición de un nuevo hábito o habilidad de cuyas ventajas se beneficiará durante toda
su vida.
El aprovechamiento que se obtiene en los cursos de
lectura se refieren a dos aspectos: la rapidez y la comprensión.
Piensan algunas personas que la mejor comprensión
de un escrito es proporcional a la lentitud con que se
lee. Esto, como veremos a través del libro, no es así en
modo alguno. De hecho las técnicas de lectura correctamente aplicadas producen paralelamente un doble incremento: en la comprensión y en la rapidez.
Se han hecho abundantes estadísticas en todos los
países en donde se desarrollan cursos de lectura sobre
los resultados obtenidos. Estos resultados, directamente comprobados por nosotros en nuestros propios alumnos, manifiestan que el incremento de la velocidad oscila entre un 50 % y un 100 % con respecto a la velocidad inicial En cuanto a la comprensión, se nota una
mejoría que va del 10 % al 20 %.
La relación entre la velocidad de lectura y el nivel de
comprensión es lo que determina la eficiencia real de un
lector. Técnicamente se expresa mediante la fórmula:
V X C
E =
100
Es decir, que la eficiencia en la lectura se obtiene multiplicando la velocidad expresada en palabras
por minuto, por la comprensión expresada en tanto por
ciento, y dividiendo el producto por cien.
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ANTONIO BLAY
Si nos atenemos al incremento de la eficiencia, que
es lo que realmente indica el provecho sacado por los
alumnos, los resultados obtenidos demuestran que es
posible conseguir como término medio el doblar o triplicar la eficiencia inicial.
CONTENIDO Y PLAN DEL PRESENTE LIBRO
En este libro hacemos un estudio sistemático de
tos principios en que se basa la lectura rápida y las
técnicas más eficaces para conseguir un positivo incremento de su eficiencia. Según nuestro conocimiento no
existe ningún libro — no ya en lengua española, sino
incluso en la inglesa, que es casi la única lengua en
que existe bibliografía sobre este tema — que haya
hecho una recopilación de los procedimientos y experiencias que sobre las diversas facetas de la lectura
rápida se han llevado a cabo hasta la fecha en Estados
Unidos, Inglaterra, Francia e Hispanoamérica. Por todo
ello, creemos que con el presente libro prestamos un
servicio útil a todos los lectores de habla española.
La obra está dividida en tres partes fundamentales.
La primera se dedica al estudio de la percepción, las
condiciones materiales y psicológicas que se requieren,
los mecanismos de acuerdo con los cuales funciona, y
finalmente los defectos y modos de corregirlos.
La segunda parte trata de la comprensión. Se hace
un estudio del modo como se organizan y estructuran
las ideas dentro de un escrito y luego se dan las técnicas más adecuadas para lograr una comprensión óptima de lo que se lee. Además del estudio objetivo del
texto en sí, se insiste en la actitud subjetiva del lector
como factor importante para llegar a una comprensión
LECTURA RÁPIDA
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plena, así como en la forma de desarrollar y perfeccionar su capacidad crítica. También se indican los medios
para llegar a una mejor y más firme retención de lo
leído.
En la tercera parte se hace un estudio concreto sobre las técnicas más especializadas aplicables a escritos
de índole diversa, corno textos de estudio, documentos,
cartas,
literatura.
Con esto esperamos que el lector podrá formarse
una idea clara y precisa de los fundamentos en que se
basan las técnicas de lectura rápida y de su aptitud
para lograr los notables resultados que se proponen.
Sin embargo, debemos prevenir contra la ilusión de los
que piensen que con una información superficial o con
leer algo sobre el modo de mejorar la lectura puedan
alcanzar resultados estables y positivos. La lectura rápida es un arte eminentemente práctico y por eso sólo
un ejercitamiento y un entrenamiento sistemático pueden dar los resultados apetecidos. No obstante, el conocimiento claro de los principios y técnicas de lectura
es de la máxima utilidad para poder realizar un entrenamiento inteligente. En este sentido creemos que la
lectura de esta obra resultará para el lector de verdadera utilidad como una orientación teórica y práctica de
gran valor. Se trata de comprender claramente este
medio estupendo que se nos ofrece y de saber cómo
utilizarlo, para luego poder aplicarlo conscientemente
y con el máximo provecho a todas nuestras lecturas.
PARTE PRIMERA
PERCEPCIÓN
La lectura es un proceso que fundamentalmente
abarca dos aspectos: la percepción visual y la comprensión mental de lo leído. j \ m b p s aspectos son susceptibles de un estudio detallado y existe la posibilidad
de mejorarlos enormemente.
La eficacia de la lectura depende de que estos dos
aspectos estén suficientemente desarrollados. Los cursos de lectura son esencialmente un entrenamiento
inteligente tanco para mejorar nuestra habilidad perceptiva como la capacidad y rapidez de comprensión.
Algunos autores niegan curiosamente la posibilidad
de mejorar nuestra percepción visual por medio de
entrenamiento.
Insisten en que la lectura es ante todo un proceso
mental y según ellos los movimientos defectuosos de
los ojos no son la causa, sino el efecto o el síntoma
de una actitud mental deficiente mientras leemos.
Es indudablemente cierto que una actitud mental
correcta ejerce desde el inconsciente una eficaz dirección que dinamiza el proceso de percepción visual.
Pero no se puede negar que, según lo confirma la
experiencia, los resultados son todavía mejores cuando
se dedica la debida atención al adiestramiento directo
de los mecanismos visuales, como paso previo para una
lectura completa e inteligente.
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ANTONIO BLAY
En esta parte vamos a estudiar detenidamente todo
lo que se refiere a la percepción, sus mecanismos y
modo de mejorarlos.
En relación con la lectura, la percepción significa la
captación visual de las palabras escritas. En la medida
que esta capacidad de captación sea más rápida y más
segura, la percepción será más perfecta.
CAPITULO
PRIMERO
CONDICIONES
PREVIAS
Antes de entrar directamente en el tema de la percepción conviene recordar algunos factores circunstanciales, materiales o psicológicos, que son condiciones
necesarias para una buena percepción.
a)
CONDICIONES MATERIALES
Las condiciones materiales se refieren a la adecuada iluminación, buen estado de los ojos y ausencia
de fatiga en los mismos.
ILUMINACIÓN
La iluminación es algo muy importante. Si no es
adecuada los ojos caen rápidamente en la fatiga y el
rendimiento decrece inmediatamente. La luz natural
es la más indicada y la que mejor soportan los ojos.
Si se ha de leer con luz artificial se pueden obtener
condiciones altamente satisfactorias procurando que
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ANTONIO BIAY
haya en la habitación un doble foco de iluminación:
uno general que sirve de iluminación de fondo, y otro
local que ilumina directamente el trabajo o la lectura
que estamos realizando. La iluminación general y la local no han de ser demasiado diferentes, aunque la
general conviene que sea algo más débil que la local.
El ojo tiene una tendencia refieja a mirar hacia la
parte más iluminada, y si la luz local fuese más débil
habría una tendencia a desviarse hacia afuera que
produciría una tensión y en consecuencia una rápida
fatiga. La simple luz local no es suficiente porque la
retina del ojo se acomoda al grado de iluminación
general. Hay que evitar también los contrastes fuertes
de luz y sombra, para lo cual son más adecuadas las
pantallas transparentes. Los focos deben colocarse de
modo que los ojos no sufran los efectos directos de su
resplandor.
No creemos que sea práctico para el lector el que
añadamos datos y cifras sobre el número de lumens
o watios a aplicar. Las indicaciones que hemos dado
inteligentemente combinadas pueden crear un ambiente muy confortable para cualquier trabajo serio y prolongado. Simplemente debemos observar que una vez
alcanzado un buen grado de iluminación el rendimiento del trabajo no aumenta apreciablemente aunque se
siga intensificando la iluminación. Este punto crítico
de óptima iluminación puede variar de unas personas
a otras, y la experiencia personal es el mejor indicador.
ESTADO DE LOS OJOS
Otra condición indispensable para la buena percepción es el estado de los ojos. Muchas personas
LECTURA RÁPIDA
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creen que su vista es perfectamente normal, y no se
dan cuenta de sus defectos cuando son ligeros. Si al
leer los ojos se fatigan muy pronto, o se producen frecuentes dolores de cabeza, es aconsejable acudir al
oculista. Lo más probable es que haya necesidad de
corregir la vista.
Aparte de estas molestias anormales que exigen la
intervención del especialista, el hecho de leer produce
una fatiga normal en los ojos. Sin embargo, podemos
aprender a descansar y a relajarlos, lo cual hace posible una mayor duración y rendimiento en el trabajo.
Para esto es aconsejable un procedimiento muy sencillo, llamado «palming». Cuando sentimos que los ojos
están cansados conviene hacer una pausa. Quitar los
ojos del libro y mirar otra cosa: el techo de la habitación, el cielo a través de la ventana, o cualquier otra
cosa. Después se pone las palmas de las manos sobre
los ojos, de modo que se haga una oscuridad total.
No hay que oprimir nunca los globos oculares. En
esta posición y gracias al calor de las manos los ojos
se distienden y se relajan. Al principio es posible que
observen algunos destellos luminosos; hay que esperar a que desaparezcan. Luego, pasados unos segundos
más, se puede abrir de nuevo los ojos y nos encontraremos listos para reemprender la lectura.
Esto se puede repetir varias veces a través de la
lectura si sentimos necesidad de hacerlo. También
puede ser útil hacer ligeros masajes alrededor de
los ojos y especialmente en la región de los temporales.
Para superar la posible fatiga también es muy
recomendable hacer pequeñas pausas con relativa frecuencia. Bastan unos pocos segundos, un minuto quizá,
durante los cuales permanecemos con los ojos cerrados.
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ANTONIO BLAY
O mirando a lo lejos, procurando que nuestra mente se
relaje plenamente.
En cuanto al momento de hacer estas pausas el
tiempo más indicado no es precisamente cuando aparece la fatiga, sino justamente un poco antes. De esta
manera uno no llega a sentirse cansado, o al menos
no se cansa tan rápidamente. Estas pausas, tratándose
de la lectura, no deben ser muy prolongadas, pues de
otro modo uno se desconecta demasiado del trabajo
y luego se produce una pérdida de tiempo para ambientarse de nuevo en lo que estaba haciendo. Por otra
parte, las pausas voluntarias son mejores que las que
se hacen de un modo más o menos inconsciente o
subrepticiamente.
b)
CONDICIONES PSICOLÓGICAS
Además de las condiciones materiales que acabamos de enumerar, hay otros requisitos psicológicos que
influyen extraordinariamente en el rendimiento de la
lectura. Estos requisitos influyen directamente no sólo
en la simple percepción sino que tienen también gran
importancia en el aspecto de la comprensión.
Los requisitos psicológicos indispensables para lograr una lectura eficiente son: la tranquilidad, la distensión y la atención.
TRANQUILIDAD
Por tranquilidad queremos indicar el conjunto de
circunstancias que crean en nuestro alrededor un ambiente agradable y sereno, y que hacen que nos sinta-
LECTURA RÁPIDA
21
mos cómodos durante el trabajo. Una habitación que
nos sea familiar es preferible a un local que nos resulte
extraño aunque pudiera parecer más adecuado.
La novedad puede ser causa de distracciones o de
cierta especie de curiosidad o de inquietud interior.
Cuanto más confortables nos sintamos en relación al
ambiente, más fácilmente podremos prescindir de los
estímulos externos para centrarnos totalmente en nuestro trabajo.
También es importante que física y corporalmente
nos sintamos con toda comodidad, con tal de que la
excesiva comodidad no nos haga caer en la somnoliencia.
DISTENSIÓN
La distensión se refiere a ese estado interior de relajamiento, libre de tensiones y de preocupaciones perturbadoras. Toda tensión exige un gasto de energía
que es desviada de nuestra finalidad principal, disminuyendo así nuestra capacidad verdadera de trabajo,
aparte de la perturbación y desasosiego que introduce
en nuestra mente.
Las tensiones pueden ser de dos clases: físicas y
emotivas.
Las tensiones físicas se manifiestan en ciertas contracciones de determinados músculos. Pueden localizarse en distintos puntos del cuerpo: piernas, diafragma, mandíbulas, frente. Aunque su efecto no aparezca
muy perturbador siempre suponen un gasto inútil de
energía y sobre todo impiden que la mente esté completamente tranquila y serena.
Las tensiones emotivas son las producidas por las
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ANTONIO BLAY
preocupaciones, por los problemas, por los disgustos
y también por los deseos vehementes más o menos
incontrolados. Éstas, sobre todo, son las que hacen
imposible que la mente se mantenga serena, abierta y
receptiva ante lo que leemos o ante cualquier trabajo
que realicemos.
Esta actitud de la mente es extraordinariamente
importante si queremos llegar a ser realmente eficientes en nuestro trabajo.
Por desgracia no se acostumbra a darle importancia que tiene, y todavía se olvida más el poner los
medios y el esfiaerzo necesario para lograr este estado
mental.
Esencialmente este estado significa, no solamente
ausencia de preocupaciones, sino un estar despierto,
sereno, y al mismo tiempo totalmente abierto y receptivo para captar toda la información que pueda llegar
a nuestra mente a través de los sentidos.
En la medida que adoptamos profundamente esta
actitud aumenta enormemente nuestra capacidad de
percibir y de comprender rápidamente y al mismo
tiempo de lograr una completa asimilación, de cuanto
leemos.
Es la actitud de quien estando de verdad interesado
por algo, se mantiene totalmente sereno y tranquilo.
Esta serenidad es precisamente lo que nos permite
captar bien todo, ser conscientes de todo lo que perciben nuestros sentidos y al mismo tiempo nos garantiza
una extraordinaria agilidad y flexibilidad para poder
comprender e interpretar correctamente toda la información recibida.
Los efectos de esta falta de serenidad mental interna los hemos podido comprobar en multitud de ocasiones. Uno busca muy afanosamente un objeto en una
LECTURA RÁPIDA
23
habitación o un dato en un libro, y pasa una y otra
vez por delante del mismo sin llegar a descubrirlo.
Existe la actitud de búsqueda, pero la falta de serenidad nos impide ver lo que tenemos delante.
ATENCIÓN
El último de los requisitos psicológicos que hemos
mencionado es la atención.
En realidad, todas las demás condiciones que hemos
mencionado, materiales y psicológicas, son una preparación indirecta, un quitar los estorbos, para poder
aplicar libremente toda nuestra atención. La atención
es la llave fundamental de la percepción y de la
comprensión.
Aún más, nuestro nivel de percepción, de comprensión y de retención están estrechamente ligados con
nuestra capacidad de saber atender y concentrarnos
en lo que hacemos.
MEDIOS PARA MEJORAR LA ATENCIÓN
Para mantener y mejorar nuestra atención podemos
emplear varios recursos, además de cumplir todos los
requisitos previos enumerados hasta aquí.
En primer lugar, hay que advertir que la simple
voluntad o propósito de poner atención a algo suele
ser, en general, insuficiente para conseguir y mantener
el grado de atención adecuado.
Es importante la intención de concentrarse y constituye el primer paso para alejar de nuestra mente
pensamientos ajenos al tema. Pero hay otros motivos
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ANTONIO BLAY
que movilizan más aficazmente nuestra capacidad de
concentración. Son el interés, la finalidad consciente,
y la lectura activa.
INTERÉS
El motivo más poderoso para despertar nuestra
atención es el interés. Cuando algo tiene para nosotros
un gran interés no tenemos que realizar ningún esfiaerzo para concentrarnos. Por el contrario, nuestra atención es más bien arrastrada de un modo irresistible
hacia el objeto.
Alguien podría pensar que, por muy cierto que sea
esto, el problema está en que muchas de las cosas que
tenemos que leer carecen de interés para uno. Aunque
esto sucede así con fi-ecuencia, no hay que pensar que
sea una dificultad insuperable. Es posible despertar y
dirigir nuestro interés hacia campos y temas cada vez
más amplios. De hecho, todo puede ser leído con interés. Los buenos lectores son precisamente los que han
sabido ensanchar al máximo el área de sus intereses.
Al encontrarse con un texto que parece aburrido y
fastidioso el lector haría bien en recordar el consejo
que nos da Frangois Richaudeau: «¿Ka intentado usted
hacer que se abra su espíritu hacia otros campos diferentes de los temas que ordinariamente le agradan y
entretienen? Esta es una facultad que los buenos lectores han sabido cultivar. Usted puede hacer lo mismo.» (F. RICHAUDEAU, "Cours de Lectura rapide".)
Cuando nos enfrentamos con una lectura nueva, con
un tema desconocido, con algo que quizás nos parece
dificil y aun árido, no debemos ceder al desaliento.
No pensar nunca que aquello es algo totalmente inaccesible para nosotros. En el peor de los casos podemos
LECTURA RAPE)A
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encontrarnos que nuestra actual preparación nos impide abordar con plena eficacia un tema determinado;
pero de aquí no se puede deducir que lo que allí se
dice carece de importancia o que nosotros nunca seremos capaces de comprenderlo.
El secreto para movilizar nuestro interés es cultivar
una sana curiosidad de espíritu. Hacerse a sí mismo
algunas preguntas estimulantes puede significar el impulso necesario para saltar la barrera del miedo o de
la indiferencia ante una lectura o un libro nuevo.
El arte de saber despertar y ampliar nuestros intereses es algo que se puede aprender y mejorar progresivamente.
Leer de esta manera es enriquecer el espíritu continuamente, abriéndose a todos los aspectos del saber
y de la cultura.
Si consideramos la lectura como un medio de enriquecimiento espiritual, y si sabemos dar a este deseo
la máxima amplitud nunca tendremos problema por
falta de interés. Esto no quiere decir, naturalmente,
que todas nuetras lecturas hayan de ser serias o buscar un fin inmediato de formación o instrucción. Podemos leer, si queremos y cuando queramos, simplemente para distraernos. Lo que queremos decir es que un
espíritu abierto a todos los aspectos del saber podrá
abordar con plena dedicación y atención toda clase de
lecturas, lo cual le permitirá adquirir una verdadera
cultura en toda la extensión de la palabra.
FINALIDAD CLARA
Otro medio para mantener constante la atención
es leer con una finalidad clara y consciente. La persona
que va leyendo cada cosa como va viniendo sin saber
26
ANTONIO BLAY
claramente por qué o para qué lee lo que está leyendo,
con facilidad se despistará. Será una lectura desarticulada, sin solidez, carente de profundidad.
Una finalidad concreta, un objetivo preciso, además
del interés del que acabamos de hablar desde un punto
de vista más general, dinamizará todas nuestras facultades concentrándolas en el punto que buscamos.
LECTURA ACnVA
El leer activamente es también otro recurso muy
eficaz para lograr una atención perfecta a lo que leemos. La lectura activa se realiza cuando el lector no
se limita a seguir y comprender simplemente el pensamiento del autor, sino que es él mismo el que piensa
también con su propio pensamiento. Hasta cierto punto
este tipo de lectura se transforma en una especie de
conversación entre lector y autor.
«En realidad la concentración en la lectura debería
hacerse de un modo tan activo y espontáneo como si
se tratase de una discusión o conversación.» (ERic DE
LEEUW, "Read better, read faster".)
Es como si a través de la lectura el lector fuera
expresando clara y conscientemente su postura ante las
afirmaciones del escritor. Unas veces será de conformidad, otras de duda o de oposición, a veces una exigencia de una prueba o de una aclaración más extensa.
No se trata de hacer un comentario o una crítica
exhaustiva de lo que leemos. Esto en lugar de centrarnos nos apartaría del pensamiento del autor. Se trata
de una actitud crítica dentro del mismo pensamiento
del autor. Es un ver hasta qué punto el pensamiento,
las afirmaciones, las pruebas y las conclusiones del
LECTUEÍA RÁPIDA
27
autor me parecen justas y aceptables, o hasta que
punto son insuficientes para mí, o necesitan una ulterior confirmación.
Con esto dejamos expuestas las condiciones previas,
tanto materiales como psicológicas para lograr el máximo de nuestras lecturas.
Ahora podemos pasar al estudio del primer aspecto
de la lectura: la percepción, o mecanismos visuales,
y el modo de mejorarlos.
CAPITULO II
MECANISMOS VISUALES
La lectura pone simultáneamente en juego dos mecanismos inseparables: la vista y la comprensión mental. Si uno de ellos falla, en cualquier sentido, de
inmediato se reflejará este defecto en la eflciencia
total de la lectura.
Dejando para más adelante el estudio y el modo
de mejorar la comprensión, vamos a tratar ahora
detalladamente sobre los mecanismos de la percepción
visual.
PERCIBIMOS CONJUNTOS
En primer lugar hay que destacar que los experimentos realizados sobre la lectura demuestran que la
percepción es un fenómeno global de integración. Esta
tendencia se va haciendo cada vez más clara e intensa
conforme la persona va madurando psicológicamente.
Esto quiere decir que la lectura va evolucionando
desde el punto de vista de la percepción, hacia la captación de conjuntos cada vez más amplios.
30
ANTONIO BLAY
El primer paso, el más elemental, es la lectura letra
por letra. Es la etapa del niño que aprende a leer.
Este modo de leer es luego superado al descubrir la
existencia de un conjunto, muy simple todavía, al que
damos el nombre de sílaba.
En esta etapa aún no puede decirse que exista una
lectura verdadera, pues en realidad no hay una auténtica actividad mental de interpretación. Las sílabas
no tienen en sí significado alguno. La lectura por sílabas es todavía un proceso demasiado mecánico.
El paso siguiente tiene lugar cuando el niño descubre la palabra entera como una unidad global con un
significado propio. Aquí ya tenemos una verdadera
lectura, aunque muy elemental todavía.
Este es un hecho fundamental que ha sido puesto
de relieve por los modernos estudios psicológicos. No
leemos las letras, ni las sílabas: lo que leemos son las
palabras directamente, consideradas como un conjunto
total. Por eso los más recientes métodos de enseñanza
de lectura para los niños en vez de comenzar por el
aprendizaje de las letras y sílabas, presentan directamente al alumno palabras enteras, acompañadas de su
imagen o dibujo correspondiente. Desde el punto de
vista lógico parece que el orden a seguir debería ser:
letras, sílabas y palabras. Pero si tenemos en cuenta
el funcionamiento psicológico de la percepción, el orden
correcto es el inverso: primero la palabra como algo
que tiene en sí un sentido completo, y sólo después
es cuando podemos comprender el porqué y el para
*qué de las letras.
Podemos realizar un experimento sencillo que nos
convencerá fácilmente de que al leer son las palabras
lo que leemos como conjuntos y no las letras o las
sílabas por separado.
LECTURA RÁPIDA
3J
A continuación encontrará usted dos páginas con
un grupo de palabras distribuidas en columnas. Lea
las palabras de la primera página de arriba abajo,
columna tras columna, a la mayor velocidad posible.
Para poder realizar bien este ejercicio conviene que
se ayude con una cartulina, o una hoja de papel, en
donde haya practicado una ranura de Vi cm. de alto
por 3 cm. de ancho. A través de la ranura usted sólo
podrá ver una única palabra. Cuando esté preparado
vaya deslizando la cartulina sobre las tres columnas
de palabras sucesivamente. Deslice la cartulina lo más
rápidamente posible no deteniéndose más que el tiempo justo para poder captar el significado de cada
palabra. Al terminar de leer la primera página anote
los segundos que haya tardado en hacerlo.
Haga lo mismo con las tres columnas de la página
siguiente, anotando también los segundos que tarde
en leerla:
ANTONIO BLAY
ser
del
sino
el
como
peso
con
aquí
con
eso
tema
dos
uno
otro
masa
sol
solo
tal
la
usar
vez
para
pie
vida
que
algo
cada
mal
casi
pues
sin
yo
vino
por
van
mi
más
mano
arte
sal
vez
cosa
mesa
nada
tu
no
moda
luz
idea
ojo
ya
hay
todo
ella
era
cruz
son
los
toma
esto
LECTURA RÁPIDA
verdadero
animal
principal
palabra
existir
energía
posible
nosotros
ambición
capacidad
solidez
cobarde
conseguir
ejercicio
provecho
seguro
lentitud
ejemplo
rapidez
exterior
inútil
escribir
riqueza
necesidad
velocidad
gimnasia
conducta
secreto
facilidad
valores
cualidad
lectura
plenitud
ventana
desarrollo
interés
siempre
serenidad
máximo
preocupación
carácter
estudiar
realidad
dominio
profundo
persona
condición
poderoso
entonces
experiencia
externo
protestar
despierto
pobreza
negocio
difícil
impulso
consulta
cantidad
interior
34
ANTONIO BLAY
Las palabras contenidas en la primera página son
más bien cortas (de 3 ó 4 letras). En total suman
201 letras.
Las palabras de la página siguiente son más largas
y totalizan 471 letras, es decir, 2 y Vi veces más.
Si usted compara el tiempo que ha invertido en leer
cada una de las páginas observará que para leer la
segunda no ha empleado un tiempo 2 y Vi veces mayor.
Esto le prueba claramente que su lectura no ha
sido letra por letra, ni siquiera sílaba por sílaba.
Este mecanismo es muy importante y ofrece una
base segura para poder aumentar nuestra rapidez de
lectura.
Es muy posible que el tiempo que usted ha invertido en leer la segunda página haya sido superior al
de la primera, a pesar de que el número de palabras
es el mismo. Esto indica que su habilidad para leer
las palabras como conjuntos puede ser perfeccionada.
Éste es precisamente uno de los primeros objetivos,
aunque no el más importante, de los cursos de lectura.
Hacer que se desarrolle plenamente su capacidad
de leer cada palabra, como un conjunto global de un
solo golpe de vista.
Esto requiere que usted se familiarice con las palabras, con su forma o silueta. Que cada palabra se
convierta para usted en , un símbolo de significado
pleno. Del mismo modo que al ver un caballo pintado
inmediatamente, de un golpe de vista, nos viene la imagen y la idea del animal, así cada palabra en su conjunto, por su «silueta», debe ser capaz de evocar en
usted, inmediatamente, la idea correspondiente.
Pero, como vamos a ver, este no es más que el
primer paso en el mejoramiento de nuestra percepción.
LECTURA RÁPIDA
35
CAMPO VISUAL
Acabamos de ver cómo la lectura tiende a ser un
proceso de integración, de interpretación de conjuntos
más que de análisis. Esto lo hemos visto por lo que se
refiere a las palabras aisladas, en sí mismas.
Por nuestra capacidad de percepción puede extenderse mucho más allá de una simple palabra. A pesar
de que el estado actual de muchos lectores apenas
llega a ser de una lectura palabra por palabra, la realidad es que existe la posibilidad de leer a través de
conjuntos más amplios.
Los experimentos y los estudios realizados por el
gran oftalmólogo Emilio Javal sobre el movimiento de
los ojos al leer, le permitieron llegar a la conclusión
de que un lector hábilmente entrenado puede llegar a
abarcar en un solo golpe de vista de 15 a 20 signos,
es decir, unas tres o cuatro palabras.
Inmediatamente se comprende la enorme diferencia
que hay entre un lector «palabra por palabra» y otro
que sea capaz de leer de una sola vez grupos de varias
palabras.
El desarrollo de esta habilidad se logra en los cursos de lectura mediante ejercicios o textos especialmente preparados de modo que la distribución de las
palabras en grupos cada vez más amplios va estimulando la capacidad latente del alumno hasta lograr
una notable amplitud de su campo de visión.
Para poder leer captando de una sola vez un grupo
de varias palabras es necesario estar atento y concentrado en la lectura.
Algunos autores afirman que esto es lo único que
habría que desarrollar. Según ellos los ojos no nece-
36
ANTONIO BLAY
sitan ni pueden ser entrenados porque de por sí ya
tienen una gran capacidad y amplitud de visión. Nosotros creemos que hay que distinguir entre la capacidad de visión que tienen nuestros ojos, y el uso real
que hacemos de ella. Evidentemente la mayor parte de
personas no suelen hacer uso, o mejor dicho, no saben
hacer uso de esa capacidad.
Los ejercicios prácticos a que antes nos referíamos
tienen por objeto hacernos ver cuáles son nuestras
posibilidades y estimularnos y enseñarnos a adoptar
la actitud mental apropiada para poder leer a través
de estos conjuntos más amplios de varias palabras.
FIJACIONES
El movimiento de los ojos mientras leemos está
directamente relacionado con la rapidez de percepción
y sobre todo con la amplitud de visión, o con el campo
visual, que hayamos conseguido desarrollar.
Tenemos la impresión de que al leer los ojos se van
deslizando de un modo continuo a lo largo de cada
línea. Pero en realidad no es así. Nuestros ojos recorren
cada línea dando pequeños saltos y haciendo pequeñas
paradas en diversos puntos de la línea. Es en estas
paradas cuando el ojo ve el texto escrito; cuando se
mueve, cuando hace el salto de un punto a otro, no
puede ver nada. Cada una de las paradas que realiza
el ojo al recorrer la línea escrita es lo que se llama
fijación.
Los estudios y experimentos realizados sobre el
movimiento de los ojos han demostrado que en estas
paradas o fijaciones se invierte el 90 % del tiempo
empleado en la lectura.
LECTURA RÁPIDA
37
Los movimientos intermedios son muy rápidos y
sólo ocupan un 10 % del tiempo total.
Este mecanismo ofi'ece la posibilidad de acelerar
enormemente la velocidad de la lectura. Esto podría
realizarse en dos sentidos. Por una parte disminuyendo
el tiempo dedicado a cada fijación, y por otra haciendo
que el número de fijaciones por línea sea más pequeño.
Si nos atenemos al simple hecho de la percepción,
visual se ha comprobado que en sólo 1/100 de segundo es posible ver un grupo de palabras que totalicen
hasta 20 letras-espacio. Pero en la lectura nunca se
alcanza este ritmo porque además de la percepción
visual el cerebro necesita un tiempo para interpretar
los signos y captar su significado. Esto exige alrededor
de 1/5 de segundo.
Esta debería ser aproximadamente la duración de
cada fijación. Pero sólo los buenas lectores reducen
al mínimo el tiempo de cada fijación.
Sin embargo hay que reconocer que el ahorro de
tiempo que puede hacerse al disminuir la duración de
cada fijación no suele ser en general muy grande,
aunque puede suponer un tercio, o más, del tiempo
empleado.
Es sobre todo en el segundo aspecto, en lo referente
al número de fijaciones por línea, donde el ahorro
de tiempo puede ser verdaderamente considerable.
El lector deficiente hace las fijaciones más largas,
pero sobre todo hace muchas más fijaciones que las
necesarias.
Teniendo en cuenta que el campo visual puede llegar a abarcar unas cuatro palabras se deduce que el
número de fijaciones puede y debe reducirse a tres o
dos por cada línea, en vez de las seis o siete que suelen
hacer los lectores no entrenados.
38
ANTONIO BLAY
A modo de ejemplo le ponemos a continuación un
texto distribuido en fijaciones. El punto indica el lugar
donde el ojo se detiene, y la raya la amplitud del
campo visual. El mismo texto está repetido tres veces.
El ejemplo a) contiene tantas fijaciones como palabras.
Así lee la persona poco acostumbrada a leer. En el
ejemplo b) el mismo texto se lee en cuatro fijaciones
en vez de siete. Así es como suele leer la persona que
tiene costumbre de leer, pero sin entreno en las técnicas de lectura rápida. El ejemplo c) es el modo
habitual de leer que puede conseguir una persona
entrenada.
Ejemplo:
a)
La lectura rápida es un logro apasionante.
El éxito es una cuestión de trabajo.
b)
La lectura rápida es un logro apasionante.
El éxito es una cuestión de trabajo.
c)
La lectura rápida es un logro apasionante.
LECTURA RÁPIDA
39
El éxito es una cuestión de trabajo.
Vea el ahorro tan grande de tiempo que supone el
modo de leer según el ejemplo c) comparado con el a).
Sin tener en cuenta que las fijaciones que hace c)
pueden ser más breves que las de a), y atendiendo
simplemente al número de fijaciones realizadas, vemos que c) lee casi cuatro veces más aprisa que a).
Ya se ve de inmediato las enormes posiblilidades
que esto significa en orden a la rapidez y al ahorro
de tiempo en la lectura.
Pero para conseguir este ritmo de dos o tres fijaciones por línea no basta la simple habilidad perceptiva.
Es preciso una buena concentración mental a fin de
poder captar los conjuntos de palabras como algo que
tiene un significado, como algo a través de lo cual se
nos comunica un pensamiento.
De hecho siempre que la actitud mental es defiente
al campo visual se estrecha. La amplitud mental es
condición indispensable para poder hacer uso de toda
nuestra capacidad de visión y de percepción. Pero
este es un tema que lo trataremos más detenidamente
al hablar de la comprensión y de la actitud mental
correcta.
CAPITULO
III
DEFECTOS EN LA PERCEPCIÓN Y DEL
APRENDIZAJE
LAS REGRESIONES
Uno de los defectos que más perjudican a la rapidez de la lectura es el hábito de volver atrás para ver
de nuevo lo ya leído. Esto es lo que se llaman las
regresiones.
Hay ciertamente algún tipo de regresiones que están
justificadas, pero hay muchos casos en que el regresar
no está justificado aunque lo pudiera parecer. Estas
son las regresiones que hay que evitar a toda costa.
Examinaremos en primer lugar cuáles son los motivos por los que uno siente la tendencia a regresar.
En general se pueden agrupar en tres clases:
a)
b)
c)
no haber captado la idea
no haber captado bien alguna palabra
hábito de regresar.
a)
Si se trata de querer volver atrás porque no
42
ANTONIO BLAY
hemos captado la idea hay que precisar más a qué se
debe esta falta de comprensión.
Puede ser que se trate de un texto difícil, o cuyo
estilo es muy complejo y oscuro. Aquí, realmente estaría justificado el volver atrás. Sin embargo aun puede
ser más aconsejable seguir adelante hasta completar
por lo menos el párrafo entero. Esto proporcionará, en
la mayoría de los casos, una visión de conjunto que es
quizá lo que necesitábamos para una comprensión
más completa. De modo que lo más eficaz sería completar la lectura de todo el párrafo y volver luego sobre
el pasaje que había quedado oscuro; o incluso a veces
volver a leer todo el párrafo. Esto resultará más práctico que hacer una o varias regresiones esporádicas
que nos harían perder más tiempo y que no acabarían
de aclararnos la idea de un modo total.
Otras veces la razón por la que no captamos algunas
ideas se debe simplemente a falta de atención. Es preciso recordar, en este caso sobre todo, que la lectura
debe ser siempre algo activo. Leer activamente significa leer con un propósito determinado, tener nuestro
interés movilizado hacia algo y enfrentarse con el texto
escrito con la actitud de quien busca o quiere algo. Si
lio lo hacemos así no debe sorprendernos que nuestra
atención se ausente con frecuencia.
b) Algunas veces puede ocurrimos que no percibimos bien una palabra o, a causa de su grafismo, la
confundimos con otra parecida. Si a través del contexto
nó podemos deducir cuál era la verdadera identidad
de la palabra confundida la única alternativa será el
volver atrás y asegurarnos de qué se trata. Pero el
verdadero remedio es hacer desaparecer la causa de estas confusiones. Supuesto que no haya problema de
LECTURA RÁPIDA
43
atención, se trata de un defecto de rapidez y precisión
en la percepción. Los ojos pueden adiestrarse a ver
con más rapidez y precisión. Para esto existen diversos
tipos de ejercicios que agilizan la visión y mejoran
notablemente la capacidad de percepción. Algunos
autores muestran gran desconfianza frente a cualquier
clase de entrenamiento de los mecanismos de la visión.
Sin embargo, aunque es cierto que la lectura es sobre
todo un proceso mental, también hay que reconocer
que los mecanismos visuales pueden ser perfeccionados y agilizados, como lo demuestran los resultados
obtenidos en los cursos prácticos de lectura, y no hay
por qué despreciar esta posibilidad real.
c) Finalmente, otra de las causas de las regresiones
es el hábito o costumbre de volver atrás. Esta costumbre suele venir enmascarada y falsamente justificada
por una excesiva preocupación de no perder nada, de
asegurarse que hemos entendido bien todo lo anterior
y por el deseo de grabarlo y retenerlo mejor. Pero
esto es una equivocación. Aparte del tiempo enorme
que se pierde, estas repetidas regresiones no son garantía, en modo alguno, de una mejor comprensión y
retención. En realidad ocurre todo lo contrario. Cada
vez que se vuelve atrás se rompe el hilo del pensamiento y al interrumpir su desarrollo normal se pierde
de vista la finalidad última y su estructura global,
para quedar enredados en uno u otro de sus aspectos
parciales. Por eso no es nada extraño que los lectores
excesivamente cuidadosos, que vuelven continuamente
atrás para no dejar escapar nada, sean los que más
se quejan y los que más dificultad encuentran en llegar
a una comprensión total de lo leído.
44
ANTONIO BIAY
La solución acertada consiste en seguir siempre adelante aunque nos parezca que no hemos captado plenamente la idea. Si lo hacemos así, además de contrarrestar el mal hábito de regresar, descubriremos
con asombro que habíamos entendido más de lo que
pensábamos. De hecho, nuestros ojos y nuestro cerebro
captan más cosas de las que somos conscientes, y lo
único que necesitan es seguir todo el desarrollo del
pensamiento para que cada aspecto particular cobre
de nuevo relieve y se estructure orgánicamente en el
conjunto. Este modo de leer activo y dinámico, que
va directa y rápidamente hacia la visión global del
conjunto, es la forma más adecuada para llegar a una
comprensión más plena del todo y de los detalles, así
como el medio más fácil de asegurar su retención.
Para aquellos lectores que son excesivamente escrupulosos con el texto, que están pendientes de cada una
de las palabras a fin de que nada se les escape, y que
en todo momento están dispuestos a volver atrás para
asegurarse de que han cogido bien las ideas, conviene
recordarles unas observaciones que nos hacen los profesores de la Universidad de Columbia en su «Reading
Improvement Programm»: «Durante muchos años se
creyó que los lectores rápidos eran descuidados y superficiales. Se suponía que leyendo rápidamente no se
podría captar el significado tan bien como a través
de una lectura lenta. Se pensaba que leer con lentitud
era necesario para leer con seguridad. Cuando se hicieron las experiencias estas suposiciones se vinieron
abajo. Entonces se comprobó que el <'factor comprensión» de los lectores rápidos era mucho mejor que el
de los lectores lentos. Y la razón de esto radica en
el modo de trabajar de nuestro cerebro.»
Como hemos visto, excepto en el caso de tratarse
LECTURA RÁPIDA
46
de un texto verdaderamente dificil, debemos aspirar
a eliminar totalmente el hábito de regresar en nuestras
lecturas. Sin embargo, hasta que consigamos leer y
comprender todo cuanto leemos sin necesidad de ninguna regresión, aún podemos hacer otra cosa que nos
ayudará a eliminar cuanto antes este hábito. Si al
leer una frase se nos escapa su significado, no debemos regresar de inmediato. Hay que seguir adelante
hasta completar el párrafo. Si al final el pensamiento
sigue oscuro y no hemos podido aclarar nada, será
entonces el momento de regresar.
Pero lo más importante es que tratemos de ver
por qué se nos escapó el pensamiento y localizar exactamente la dificultad. Esto al principio puede exigirnos
un poco más de esfuerzo y de tiempo, pero es lo que
nos enseñará más eficazmente a estar despiertos y a
pensar realmente mientras leemos. A la larga este
adiestramiento supondrá no sólo una notable economía
de tiempo, sino sobre todo una extraordinaria eficiencia en todas nuestras lecturas.
Nos queda por mencionar un caso en que las regresiones deben ser admitidas sin ningún reparo. Es
cuando se trata de estudiar con el propósito de memorizar, especialmente cuando se trata de libros técnicos
con abundancia de datos que es preciso retener. Pero
incluso en este caso la actitud activa e inteligente
frente al texto nos permitirá una más rápida comprensión y asimilación con un menor número de repasos.
LA SUBVOCALEACION
La vocalización consiste en leer las palabras en
voz alta o en acompañar la lectura con el correspon-
48
ANTONIO BLAY
va directamente a la idea, sin agarrarse ni depender de
la palabra concreta escrita, ya va bien. En cuanto a la
subvocalización-actividad-mental podemos decir que es
una habilidad nueva y se relaciona con la capacidad de
pensamiento abstracto. Cuanto mayor sea esta capacidad menor será la necesidad de pronunciación-interna.
Es claro que una gran capacidad de abstracción hará
que nuestras lecturas sean cada vez más ágiles y más
plenamente asimiladas.
De aquí se deduce cuál es el único remedio efectivo
contra el defecto de la vocalización o subvocalización.
El remedio consiste en leer activamente, es decir, en
leer estando pendiente de captar directamente las
ideas del autor. En la medida que nuestra mente se
conecta con la mente y el pensamiento del autor las
palabras pasarán a un segundo plano, siendo un simple modo de expresión, uno de los muchos que podía
haber empleado el autor, al que no hay que aferrarse
como a lo más importante. Lo único importante es la
idea que se nos trasmite.
CAPITULO
IV
CARACTERÍSTICAS DE LA BUENA PERCEPCIÓN
En los capítulos anteriores hemos estudiado cómo
funcionan los mecanismos de la percepción visual mientras leemos. Hemos indicado la posibilidad y el modo
de mejorarlos así como los defectos a evitar.
Aquí queremos ofrecerle una especie de resumen
o vista panorámica de lo que debe ser una percepción
visual perfecta y de las cualidades que debe poseer.
Podemos enunciarlo de esta forma: la percepción
perfecta debe ser:
— rápida
— precisa
— amplia
— rítmica
Recordemos y comentemos brevemente lo que significa cada una de estas cualidades:
Rápida. Nuestros ojos deben ser capaces de percibir
en una fracción de segundo una palabra o un conjunto
de palabras, al mismo tiempo que nuestra mente capta
el significado de las mismas.
50
ANTONIO BLAY
Precisa. La rapidez de la percepción no debe ser un
obstáculo para la precisión. De hecho si falta la precisión no hay una verdadera percepción. La falta de
precisión es lo que conduce a confundir o a tomar
una palabra por otra. Percepción precisa quiere decir
percepción segura. Todo el entrenamiento sobre la
rapidez de la percepción debe ir acompañado por el
esmero en la precisión. Entonces el progreso es verdadero y seguro.
Amplitud. El buen lector aprovecha al máximo toda
la capacidad de visión que tienen los ojos. En una sola
fijación o golpe de vista es posible abarcar tres o cuatro palabras. Para conseguir esta amplitud de percepción es fundamental una actividad mental centrada y
despierta. Por eso el entrenamiento para ensanchar
el campo visual debe ser al mismo tiempo un adiestramiento mental para estar atentos y pendientes en primer lugar del significado que se esconde tras las
palabras escritas.
Ritmo. El ritmo en la lectura es el resultante de
la rapidez y de la amplitud de la percepción. Leer
rítmicamente significa ir distribuyendo regularmente
las pausas o fijaciones a través de cada una de las
líneas escritas. El ritmo es nuestra manera de andar
por un escrito. Cuando la mente sabe adonde va, es
decir, cuando sigue con inteligencia el desarrollo de
las ideas, y cuando la percepción visual ha alcanzado
un buen grado de rapidez y amplitud, surge de modo
espontáneo un estilo de leer sumamente ágil y cómodo.
El ritmo no hay que considerarlo como algo rígido
e invariable; es más bien una cierta armonía, suavidad
y regularidad. El ritmo se rompe cuando uno lee a
LECTURA RÁPIDA
51
sacudidas, con paradas y arranques bruscos, o cuando
uno siente la tendencia, más o menos frecuente, de
regresar sobre lo que acaba de leer.
Leer con ritmo es ir avanzando suave pero firinemente sobre cada línea del texto a través de un número
regular de fijaciones, que son medidas y realizadas,
más que por un automatismo rígido de los ojos, por la
misma mente que con una actitud flexible y abierta
dirige con plena lucidez todo el proceso de la lectura.
Este modo de leer tiene la ventaja de ser, no sóiQ
más eficaz, sino también mucho más descansado. Los
ojos no tienen que hacer esfuerzos inútiles para realizar regresiones u otros movimientos bruscos, y además
el hecho de poseer un gran campo visual y de poder
en consecuencia reducir al mínimo el número de fijaciones por línea, hace que les ahorremos gran cantidad
de movimientos con la consiguiente disminución de
esfuerzo y de fatiga.
Hasta aquí hemos visto cómo funcionan las mecanismos visuales durante la lectura, y qué condiciones
debe reunir la percepción visual para que la podamos
considerar perfecta.
Pero esto no constituye más que una parte del entrenamiento que se realiza a través de los cursos de
lectura. Ni siquiera es ésta la parte más importante.
Lo esencial de la lectura es la comprensión y la
actividad mental correcta.
Ya le hemos insinuado anteriormente, pues, incluso
la misma percepción visual no puede llegar a ser perfecta si falta esa actitud mental correcta.
En los próximos capítulos iremos examinando los
diversos aspectos relacionados con la comprensión.
PARTE SEGUNDA
LA COMPRENSIÓN
El lenguaje oral u escrito es esencialmente un medio de comunicación. La importancia de los símbolos
o de las palabras es simplemente relativa, en cuanto
que son instrumentos o vehículos del pensamiento.
Cuando nos encontramos con un libro, con un artículo o con cualquier clase de escrito, nuestro deseo
principal, nuestro auténtico propósito debe ser conocer
y descubrir ese pensamiento que el autor tenía en la
mente y nos ha querido transmitir a través de las
palabras.
Es muy importante tener clara conciencia de esta
finalidad, pues aunque parezca muy lógico que debe
ser así, en realidad son muchas las personas que emprenden sus lecturas de una forma bastante mecánica,
sin saber exactamente por qué o para qué están leyendo.
Es igualmente importante saber cuáles son los patrones, esquemas o moldes generales que puede adoptar la expresión del pensamiento. En cierto modo vienen
a ser como el camino que ha escogido el autor para
explanar su pensamiento. Si estamos familiarizados con
todos los posibles modos de expresión nos será mucho
más fácil reconocer en un momento dado cuál es el
camino que ha escogido el autor para llegar hasta
nosotros con su pensamiento, y nosotros, por nuestra
56
ANTONIO BLAY
parte, estaremos en las mejores condiciones para poder
recorrer el mismo camino en sentido contrario y llegar
hasta la misma fuente del pensamiento, es decir, la
mente y la intención del autor. Sólo entonces hay una
verdadera lectura, cuando se establece esta comunicación entre el lector y el autor.
En este capítulo estudiaremos los modos básicos
de la expresión del pensamiento, centrándonos alrededor de dos puntos fundamentales:
—• el estudio del párrafo como unidad de pensamiento, y
— el estudio de la estructura global de un artículo
como patrón general de la expresión del pensamiento.
CAPITULO V
EL PÁRRAFO COMO UNIDAD DE PENSAMIENTO
En la escritura los párrafos vienen indicados por el
uso del punto y parte. Pueden estar constituidos por
una sola frase, pero en general incluyen varias frases
u oraciones completas. Lo esencial del párrafo es que
todo él gira alrededor de una sola idea. Al menos así
debería ser, y como norma general es así. Ya veremos
más adelante las excepciones que pueden presentarse
y el modo como debemos manejar estos párrafos.
a)
ESTUDIO DEL PÁRRAFO NORMAL
Primeramente nos detendremos en el estudio de lo
que podríamos denominar párrafo normal, su estructura interna y sus modalidades. Esta será la base para
saber luego reconocer los párrafos anormales que podamos encontrar.
El estudio de los párrafos es de suma importancia.
Como dice N. B. Smith: «Ninguna técnica puede ayudarnos tanto a mejorar nuestra lectura como el apren-
58
ANTONIO BLAY
der a leer bien cada párrafo.» (1). Y según P. Leedy:
«La manera cómo una persona lee cada párrafo, indica
si ha alcanzado la habilidad y madurez característica
del lector verdaderamente eficiente» (2).
Al enfrentarnos con un párrafo lo primero que debemos hacer es considerarlo como una unidad de pensamiento. A través de las palabras y de las distintas frases que lo componen debemos estar pendientes de encontrar cuanto antes la idea básica, fundamental, que
el autor nos ha auerido comunicar.
L A FRASE P R I N C I P A L
Normalmente esta idea viene expresada en una de
las frases del párrafo. Es lo que llamaríamos la frase
principal. Todas las demás se agrupan de un modo
natural y lógico alrededor de la frase principal, de
modo que cada una de ellas no hace más que ampliar,
concretar o presentar diversos aspectos de la misma
idea central. La habilidad en leer un párrafo consistirá,
pues, en descubrir de un modo rápido y seguro esta
idea central y la frase que la representa.
La colocación de la frase principal dentro del párrafo no es uniforme. Muchas veces va al principio,
pero puede encontrarse igualmente en medio o al final
del párrafo.
Los párrafos más fáciles de leer son aquellos en que
la idea principal viene expresada en la primera frase.
El lector no tiene ya que esforzarse en buscarla a través de todo el párrafo, y además a la luz de esa idea
central se puede leer las demás frases con gran rapi(1) N. B. SMITH: «Read Faster and get more from Your Reading».
(2) P. LEEDY: «Improve your reading».
LECTURA RÁPIDA
59
dez y facilidad de comprensión, pues todas ellas no son
más que una confirmación o explanación de lo que se
ha dicho en primer término.
Vea, por ejemplo, el párrafo siguiente:
«La convergencia de pensamientos hacia un
objetivo bien definido favorece la elocución incluso en razón de la animación que ella da a todas
las facultades psíquicas.
De dos hombres cuyos medios fueran idéncos, si uno concibiera un objetivo preciso al cual
subordinase todas sus actividades fisicas y morales, muy pronto se expresaría incomparablemente
mejor que el otro. Así se observa a veces un cambio considerable, ocurrido en algunos días, en la
manera de hablar de un individuo. La facilidad,
la elegancia, le han venido como por arte de
magia, y es porque la repercusión en sí mismo
de una avidez fuerte, súbita, tenaz, ha centrado
toda su vida psicológica en torno de una preocupación predominante. Inversamente: que la adversidad desorganice momentáneamente la vida mental de aquel que hasta entonces había elegido un
polo hacia el cual tendía, y la coherencia de su
verbo se resentirá en seguida.»
En este párrafo la idea central está claramente expresada en la primera frase: «La convergencia de pensamientos hacia un objetivo bien definido favorece la
elocución.» Todo lo demás es el desarrollo lógico del
contenido de esta frase.
Si la frase principal se encuentra al final de párrafo
el lector encontrará que ella viene a ser como la afirmación definitiva o la conclusión general de todo el
60
ANTONIO BLAY
párrafo. Las otras frases no hacen sino preparar el
terreno por medio de consideraciones y afirmaciones
parciales que apuntan progresivamente hacia la conclusión final. Es como una maduración interna del pensamiento que llegado el momento oportuno puede ya
expresarse de un modo pleno y total.
El lector advertirá que se trata de un párrafo de
esta clase cuando las distintas frases que va leyendo
parecen ser otros tantos esfuerzos del pensamiento por
ir abriéndose el camino hacia una verdad o afirmación
más amplia y general. Su mente deberá estar alerta y a
la espera de que aparezca esta frase crucial que resumirá y completará todo el esfuerzo precedente dándole
su pleno sentido y significado.
El párrafo siguiente es de este tipo:
«Antiguamente, los canales navegables existían sólo en los países llanos. Sin embargo, el
hombre no tardó en aventurarse a tareas más
dificiles, llevando ]a comunicación sobre el agua
a las zonas montañosas, incluso más allá de las
líneas divisorias de aguas. Hoy día, el problema
técnico estriba más que nada en las enormes
dimensiones y en la obtención del agua necesaria
para estos gigantes de la navegación, pues, las
antiguas obras son verdaderos pigmeos al lado
de las actuales. Hoy día, las diferencias de nivel
y las líneas divisorias se vencen mediante esclusas escalonadas o elevadores de buques. Profundas incisiones abren el dorso de las montañas.
Túneles para buques cruzan, como ríos vacíos,
las montañas. Puentes cruzan por encima de carreteras, ferrocarriles y ríos. Él máximo triunfo
son los canales marítimos, ya unan océanos o
LECTURA RÁPIDA
61
mares a través de desiertos, montes y selvas, ya
en forma de canales lleven el tráfico transoceánico hasta el interior de los continentes. De esta
manera, en la actualidad, las comunicaciones marítimas son un fenómeno usual donde ani; '^> era
casi desconocido.»
Después de una enumeración en la que el autor pasa
revista al desarrollo de las vías navegables, la última
frase es un verdadero resumen de todas las consideraciones precedentes.
Otras veces la frase principal puede ir en medio del
párrafo. Aquí el pensamiento estará desarrollado, en
general, a manera de un movimiento pendular. La primera parte del párrafo será un preámbulo o una preparación que culminará con la aparición de la idea
central. La segunda parte será una prolongación de
esta idea a modo de aclaraciones, confirmaciones o
consecuencias.
Observe cómo se va desarrollando el pensamiento
en el párrafo siguiente:
«El hombre, por sus sentimientos y sus costumbres, tiende a considerar como carente de
toda trascendencia su capacidad para modificar
la estructuración de la tierra en comparación
con las fuerzas naturales. Se suele hablar con
complacencia de la debilidad del hombre, que
lucha como un enano frente a la gigantesca naturaleza. Esta subestimación estaba justificada en
tiempos pretéritos, pero ya ha sido superada y
no es válida hoy en día. Por intrascendente que
sea la potencia física del hombre aislado, su fuerza es enorme por la asociación y por las directo-
62
ANTONIO BLAY
ees del ingenio humano. Estas fuerzas han modificado radicalmente la faz de la tierra en amplias
regiones. El proceso que han seguido desde los
principios de la humanidad, hasta bien adentrados los tiempos históricos, apenas tiene interés.
Sin embargo, se incrementó de manera ingente
desde que, a partir de 1300, hizo su aparición
la era de la máquina y el poder del hombre empezó a multiplicarse bajo el signo de la técnica
mecánica que florecía. Hoy día se ejercen acciones sobre la naturaleza con un vigor antes insospechado.»
Después de unas frases introductorias en las que el
autor va desechando las posibles objeciones llegamos
a la mitad del párrafo donde encontramos claramente
formulada la idea central: «Por intrascendente que sea
la potencia física del hombre aislado, su fuerza es
enorme por la asociación y por las directrices del ingenio humano.» A partir de este punto las demás frases
no hacen más que explicar el alcance y el modo como
se ejerce la fuerza del hombre sobre la naturaleza.
LOCALIZACION DE LA FRASE PRINCIPAL
Cuanto acabamos de exponer es de suma importancia para que el lector sepa qué actitud mental debe
adoptar cuando empieza la lectura de cualquier párrafo. Esta actitud mental es la que le permitirá sintonizar rápidamente con el movimiento del pensamiento
dentro del mismo párrafo, y la que le hará capaz de
descubrir con seguridad el momento en que el pensa-
LECTURA RÁPIDA
63
miento llega a su punto culminante, es decir: la frase
central.
No obstante en orden a localizar con más facilidad
la frase principal podemos señalar otra técnica suplementaria que puede ser de gran utilidad.
Hemos partido del supuesto de que cada párrafo
contiene una idea principal, y solamente una. Esto es
lo normal, aunque, como ya hemos observado, puede
haber excepciones.
Lo primero que debemos hacer, en consecuencia, es
observar cuál es la palabra que más se repite y que
domina todo el párrafo. Esta palabra representará un
objeto, una persona, una cualidad, algo, en fin, en torno
a lo cual gira toda la exposición.
No es preciso que sea la misma palabra la que se
repita. A veces veremos que el autor emplea sinónimos,
o que en algunas frases emplea un pronombre. Lo importante es darse cuenta de que en todos estos casos
se está refiriendo siempre a la misma idea, al mismo
objeto.
Una vez que hemos localizado e identificado esta
palabra, estamos ya en condiciones de poder encontrar
la frase central del párrafo. En general todas las frases
tendrán alguna relación con la palabra clave, pues
todo el párrafo gira alrededor de la misma. Pero la
cualidad básica de la frase principal es siempre su
carácter global o de inclusividad. En cierto modo ella
encierra en sí todo lo que se expone en las demás
frases.
La frase prmcipal será, pues, aquella donde se establece la afirmación más amplia, más general, y que
puede considerarse como el resumen de todas las
demás.
64
ANTONIO BLAY
COMPROBACIÓN DE LA FRASE PRINCIPAL
Para asegurarse de que la elección ha sido correcta
hay dos medios que pueden ayudarle.
En primer lugar si usted suprime la frase principal
notará que el párrafo queda como truncado o incompleto. No aparece claro el significado de] párrafo como
conjunto. Mientras que si suprime una frase secundaria apenas si varía el sentido general del párrafo.
El otro medio de comprobación consiste en ir leyendo una por una las restantes frases del párrafo, y
antes o después de cada una, repetir de nuevo la frase
principal.
Si la elección fue realmente acertada veremos cómo
cada una de las frases se relaciona de un modo natural
con la frase central formando ambas un todo bien
lógico y coherente.
IDEAS O FRASES SECUNDARLAS
Aunque pueden encontrarse a veces párrafos que
no contienen más que una idea y una sola frase, lo más
frecuente es que cada párrafo esté compuesto por un
conjunto de diversas frases. Una de ellas suele expresar la idea del autor de un modo más claro y más total
que el resto: es lo que llamábamos la frase principal.
Ella contiene la idea central del párrafo. Las demás
frases le sirven al autor para explanar de un modo
más detallado todos los aspectos e implicaciones, que
él tenía en la mente, cuando escribió la frase principal.
Ya hemos visto la importancia que tiene el saber
localizar rápidamente la frase principal. Esto nos pone
LECTURA RÁPE)A
65
directamente en posesión del núcleo central del párrafo. Descubrir la frase principal es captar de inmediato la esencia misma del párrafo.
Esta habilidad, abre enormes posibilidades para el
lector. Leer pendiente de las ideas es introducir un
valioso elemento de dinamismo en la lectura. Saber,
captar y comprender con rapidez la idea central es
iluminar de golpe todo el conjunto del párrafo poniéndonos en situación de poder recorrer rápidamente todo
su contenido. La correcta comprensión de la idea principal nos da la posibilidad de comprender acertadamente el valor y alcance de las diversas partes complementarias que integran el párrafo.
En el capítulo anterior expusimos el modo de llegar
a descubrir con seguridad y rapidez la idea central de
cada párrafo.
Pero para perfeccionar el modo de leer cada párrafo
es muy útil también que tengamos una idea clara del
modo como las demás frases del párrafo, las frases
secundarias, pueden ir ampliando, desarrollando o matizando la idea expuesta en la frase principal. Esto es
lo que vamos a ver ahora.
En general, hay cuatro formas o maneras de explanar la idea central a través de las frases secundarias:
— por repetición
— por contraste
— por ejemplificación
— por justificación
Por repetición: cuando se mantiene exactamente el
mismo contenido de la frase principal, variando simplemente las palabras. Muchos de los párrafos que
comienzan estableciendo la idea central en su primera
66
ANTONIO BLAY
frase, suelen terminar con otra frase, semejante a la
primera en la que a modo de conclusión se vuelve a
repetir la idea fundamental. Pero también pueden encontrarse este tipo de frases en cualquier otra parte
del párrafo.
Por contraste: estas frases son muy eficaces para
hacer resaltar la idea principal. El autor quiere impresionarnos y dejar bien claro cuál es su verdadero pensamiento, indicando y rechazando de plano lo que no
es su pensamiento.
Por ejemplificación: los ejemplos sirven para hacernos comprender el alcance de la idea principal a través de casos y aplicaciones concretas. Una verdadera
comprensión de la idea central haría superfluos los
ejemplos, de modo que pueden, muy bien, ser pasados
por alto cuando existe esa comprensión. Pero en la
práctica los ejemplos suelen ser una de las mejores
ayudas para llegar a comprender de verdad lo que
iba implicado en la afirmación general.
Por justificación: este tipo de frases contienen razones o argumentos que apoyan la afirmación establecida
en la frase principal. Ayudan a su mejor comprensión
en el sentido de que una idea se entiende más profundamente en la medida que conocemos mejor cuáles
son los fundamentos lógicos o racionales que la sostienen y apoyan.
Estos son los diversos modos cómo las frases subordinadas contribuyen a aclarar y desarrollar el contenido de la idea principal.
A modo de ejemplo vamos a transcribir un párrafo
LECTURA RÁPIDA
67
algo extenso sacado de la obra La incógnita del hombre,
de Alexis Carrel.
«Cualesquiera que sean nuestras penas o nuestras alegrías, y la agitación del mundo, nuestros
órganos apenas si varían su ritmo interior. Los
cambios químicos de las células y de los humores
continúan imperturbables. La sangre late en las
arterias y corre a una velocidad casi constante
por los innumerables capilares de los tejidos.
Existe una notable diferencia entre la regularidad
de los fenómenos que se producen dentro de
nuestro cuerpo y la extraordinaria variabilidad
de nuestro medio ambiente. Nuestros estados orgánicos son muy estables. Pero su estabilidad no
equivale a un estado de reposo o de equilibrio.
Se debe, por el contrario, a la incesante actividad
de todo el organismo. Para mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación se requiere un número
inmenso de procesos fisiológicos. La tranquilidad
de los tejidos está asegurada por medio de los
esfuerzos convergentes de todos los sistemas funcionales. Y cuanto más violenta e irregular es
nuestra vida, mayores son estos esfuerzos. Porque la brutalidad de nuestras relaciones con el
mundo cósmico no debe nunca turbar la paz de
las células y de los humores de nuestro mundo
interior.»
En este párrafo no existe una palabra única que
se repita a lo largo de las distintas frases; pero sí
podemos observar la presencia de varias palabras semejantes que desempeñan el papel de palabra domi-
68
ANTONIO BLAY
nante y que apuntan a un mismo objeto o tema fundamental: ritmo, imperturbables, constante, regularidad, estables, estabilidad, reposo, equilibrio, constancia,
tranquilidad.
¿Cuál es la frase en que el autor hace la afirmación
más general sobre la palabra o tema dominante?
Quizás usted ya la haya descubierto. Es la primera:
«Cualesquiera que sean nuestras penas y nuestras alegrías, y la agitación del mundo, nuestros órganos apenas si varían su ritmo interior.»
Observe como las demás frases no son más que un
desarrollo o explanación de la frase principal. Cada
una aporta un matiz particular o aclara una faceta
especial del tema fundamental.
Unas repiten la misma idea principal:
«Los cambios químicos de las células y de los
humores continúan imperturbables.»
Otras son ejemplos:
«La sangre late en las arterias y corre a una
velocidad casi constante por los innumerables
capilares de los tejidos.»
O contienen una comparación:
«Existe una notable diferencia entre la regularidad de los fenómenos que se producen dentro
de nuestro cuerpo y la extraordinaria variabilidad
de nuestro medio ambiente.»
O insisten de nuevo en la idea principal:
LECTURA RÁPIDA
69
«Nuestros estados orgánicos son muy estables.»
O rechazan una falsa idea de lo que es el ritmo interior:
«Pero su estabilidad no equivale a un estado
de reposo o de equilibrio.»
O exponen su verdadera causa:
«Se debe por el contrario, a la incesante actividad de todo el organismo.»
O indican los medios que aseguran la tranquilidad
del ritmo:
«Para mantener la constancia de la composición de la sangre y la regularidad de su circulación se requiere un número inmenso de procesos
fisiológicos.»
«La tranquilidad de los* tejidos está asegurada
por medio de los esfuerzos convergentes de todos
los sistemas funcionales.»
O hacen una comparación:
«Y cuanto más violenta e irregular es nuestra
vida, mayores son estos esfuerzos.»
O exponen de nuevo la idea principal haciendo resaltar su .carácter básico dentro de la vida orgánica:
«Porqua la brutalidad de nuestras relaciones
con el mundo cósmico no debe nunca turbar la*
70
ANTONIO BLAY
paz de las células y de los humores de nuestro
mundo interior.»
IMPORTANCIA DE LEER POR LA IDEA
El lector que haya desarrollado su habilidad para
descubrir con rapidez la idea central de cada párrafo,
y que al mismo tiempo tenga una idea clara de los
diversos modos como puede ser ampliada y comentada
a través de las distantas frases del párrafo, está en
posesión de una de las técnicas más eficaces para realizar el mejor tipo de lectura.
Por una parte tendrá asegurada una perfecta comprensión del pensamiento exacto del autor, gracias a
su habilidad en reconocer las frases principales. Por
otra parte su lectura podrá ganar en agilidad y en
velocidad según sus deseos y la finalidad que pretenda.
En efecto, su destreza en advertir el papel que cada
frase subordinada desempeña en relación a la idea
central le hará comprender con facilidad cuando puede*
acelerar la rapidez en la lectura de estas frases conformándose con una simple ojeada superficial.
Esto lo podrá hacer cada vez con más eficacia en
la medida que capte con mayor rapidez la idea central,
y que le baste una simple mirada para adivinar en qué
sentido amplía esta idea central cada una de las frases
secundarias.
Esto, desde luego, exige un entrenamiento metódico
y constante. Es preciso ejercitarse en el examen de
muchos y diversos párrafos para dominar perfectamente esta técnica. Precisamente una parte muy importante de nuestros cursos orales de lectura está destinada a desarrollar en los alumnos la capacidad de leer
y manejar con perfección toda clase de párrafos.
LECTURA RÁPIDA
71
No hay que desanimarse por el pequeño esfuerzo
inicial que esto supone, pues queda ampliamente compensado por el ahorro de tiempo y por el extraordinario aumento de comprensión que este entrenamiento
trae consigo.
b)
PÁRRAFOS-EXCEPCIÓN
Hasta aquí hemos hablado en el supuesto de que
cada párrafo tiere una sola idea central, es decir, de
los párrafos normales. Ahora examinaremos los párrafos-excepción que no se ajustan a este patrón general.
En principio podemos afirmar que el lector que se
ha entrenado en buscar en cada párrafo la idea central
sabrá reconocer y manejar con facilidad los párrafos
anormales que se vaya encontrando.
PÁRRAFOS CON MAS DE UNA IDEA
Una primera clase de párrafos que se apartan de la
regla general son los que contienen más de una idea
importante, esto es, dos frases distintas que es necesario tener en cuenta si no se quiere perder nada de
lo esencial del párrafo.
Aquí podría tratarse de un párrafo que es realmente
uno, o de un párrafo que sólo en apariencia es uno,
es decir, que de hecho hay dos párrafos q dos unidades
diferentes de pensamiento, aunque externamente vayan
unidos a modo de un solo párrafo. En este casO; si a
mitad de párrafo hiciéramos punto y aparte, nos resultarían dos párrafos completos de tipo normal.
Cuando se trata de un párrafo único pero con dos
72
ANTONIO BLAY
frases principales, el lector deberá integrar el contenido de ambas en una sola frase, que será la que representará la verdadera idea central del párrafo. En este
caso la idea resultante suele ser compleja, es decir, que
abarca dos o más aspectos sustanciales de la misma
cosa. Si el autor ha usado dos frases, en vez de una,
para expresar la idea central, el motivo suele ser un
deseo de mayor claridad en su exposición. A veces es
más fácil darse a entender con dos frases más cortas
que una larga. Pero el lector ha de estar sobre aviso y
comprender que las dos son igualmente importantes
en orden a una comprensión total del párrafo. Es precisamente esta unidad la que él debe recalcar al tratar
de enlazar en una sola las dos frases del texto.
Veamos un ejemplo de esta clase de párrafos:
«Luis Pasteur, hijo de un curtidor que había luchado en las tropas de Napoleón, trabajó infatigamente para convertirse en químico. En Lille estudió las fermentaciones en la fabricación de alcohol, descubriendo que no las motivaba, según se
creía, un cambio químico, sino la acción de las
bacterias, nombre dado recientemente a los microorganismos descubiertos con el microscopio.
Tras muchas controversias, sus teorías fueron
aceptadas y así se fundó la bacteriología. Pasteur
aplicó su estudio de la bacteria a las enfermedades, primero de animales y plantas y luego del
hombre. Descubrió que la epidemia que hacía estragos entre los gusanos de seda arruinando una
importante industria de Francia, debíase a una
bacteria y mostró el modo de combatirla. Luego
estudió el mortal ántrax del ganado, también debido a bacilos, aplicó el método de vacunación
LECTURA RÁPIDA
73
usado por Jenner para la viruela e inoculó con
éxito al ganado un cultivo de bacilos del ántrax.
Asimismo aplicó el principio inoculativo al tratamiento de la hidrofobia. Habiendo descubierto
tras muchos trabajos que los perros se inmunizaban mediante la vacuna, inoculó a un ser humano
y, como el remedio tuviera éxito, su tratamiento,
paulatinamente, fue aceptado en todo el mundo.»
(R. FLENLEY, Historia del Mundo, pág. 223.)
Aquí se destacan dos aspectos fundamentales de los
trabajos de Pasteur que deben aparecer en la frase que
sirva de resumen a todo el párrafo: a) el descubrimiento de la acción de las bacterias; b) la aplicación de su
estudio a los animales y al hombre.
Así, pues, la idea central del párrafo podría expresarse con esta frase: «Pasteur descubrió la acción de
las bacterias en las fermentaciones, y aplicó su estudio
a las enfermedades de animales, plantas y luego del
hombre.»
SIN FRASE PRINCIPAL
Otras veces, por el contrario, nos podemos encontrar con párrafos en los que no existe ninguna frase
que podamos considerar lo suficientemente amplia o
representativa como para encarnar la idea central del
mismo. Esto ouede ser debido a dos causas: o bien el
párrafo no contiene ninguna idea central; o bien la
idea central está diluida a través de todo el párrafo.
El primer caso: falta de idea central se puede dar
principalmente en los llamados párrafos de transición.
Estos párrafos son una especie de puente que unen dos.
74
ANTONIO BLAY
párrafos con ideas más bien dispares. El autor se sirve
de ellos cuando quiere llevarnos de un modo suave de
una a otra idea justificando, o simplemente preparando,
el cambio de rumbo en su pensamiento.
En el segundo caso la idea central se encuentra,
como hemos dicho, diluida a través de todo el párrafo.
En general suele tratarse de frases de carácter narrativo o enumerativo, todas con afirmaciones de una importancia semejante y en todo caso parcial.
Aquí es el mismo lector el que ha de saber extraer
la idea central. Para ello debe identificar, en primer
lugar, la palabra clave sobre la cual giran todas las afirmaciones parciales. Después, considerando todo lo que
se ha dicho de la palabra clave, componer una frase suficientemente amplia y general que englobe todas las
afirmaciones particulares. La capacidad de realizar esta
síntesis, por medio de una frase única, sería el refiejo
de nuestra auténtica capacidad de comprensión.
El siguiente párrafo es un ejemplo de esta clase:
«Los remadores eran expertos, pero la embarcación estaba sobrecargada, y comenzó a llenarse
de agua cuando se hallaron a la mitad del estrecho. Se hicieron frenéticos esfuerzos para sacarla
de allí, pero sin resultado. La barca se hundió, y
desapareció, y algunas de las cajas que transportaba se hudieron con ella, mientras otras quedaron flotando. Sus dos tripulantes hubieron de nadar en aquella rapidísima corriente, entre rocas
salvajes.» (WILLARD PRICE. El maravilloso Amazonas, pág. 69.)
Este párrafo puede resumirse así: «A pesar de
los esfuerzos y pericia de los remadores, la barca.
LECTURA RÁPIDA
75
que estaba sobrecargada, se hundió, y los dos tripulantes tuvieron que nadar en aquella rapidísima corriente.»
CAUSAS DE LOS PÁRRAFOS-EXCEPCIÓN
La aparición de los párrafos anormales puede tener varias causas. En primer lugar, no todos los escritores tienen la misma claridad de pensamiento, ni poseen
el mismo grado de habilidad para expresarse y darse a
entender con facilidad. Esto puede reflejarse en la existencia de párrafos truncados o en los que la unidad
lógica interna no aparece muy clara.
Otras veces la división de los párrafos obedece a razones convencionales más que a leyes lógicas. Así, la
costumbre de escribir con párrafos muy cortos, imitando el estilo de los artículos y reportajes periodísticos,
suele dar lugar a grupos de párrafos que muy bien podrían ir incluidos como frases de un párrafo conjunto,
pues entre todos ellos no se hace más que desarrollar
una sola idea básica. Lo importante es que el lector se
dé cuenta de la unidad lógica que forman a pesar de su
aparente división externa.
También existen los párrafos de «apariencia». Aquí
el autor se guía principalmente por el aspecto externo
del texto escrito. Una página en que aparezcan pocos
puntos y apartes se presenta siempre como algo demasiado sólido y ya de entrada da la impresión de dificultad y pesadez. Para salvaí esta apariencia de agilidad
el autor puede decidir la introducción de un punto y
aparte si cree que un párrafo se está alargando demasiado, aunque su pensamiento no haya llegado a su
completo desarrollo. Una vez más, será el lector el que
76
ANTONIO BLAY
descubrirá las verdaderas unidades lógicas de pensamiento, a pesar de las apariencias externas.
Por suerte la existencia de párrafos anormales no
suele ser excesiva y sobre todo no es difícil descubrirlos y manejarlos con acierto, siempre que haya precedido, como ya hemos dicho, el estudio y la práctica con
los párrafos normales. Si el lector está bien adiestrado
en la práctica de leer cada párrafo en función de su idea
central, considerándolos como una unidad de pensamiento, nunca se sentirá desorientado cuando tenga
que enfrentarse con un caso de estos.
CAPITULO VI
CURSO DEL PENSAMIENTO
En el capítulo anterior hemos visto cómo cada uno
de los párrafos ha de ser considerado como una unidad de pensamiento. Lo fundamental de la lectura es
descubrir esa idea, ese pensamiento central que se nos
comunica.
Pero el pensamiento no es algo estático dentro del
párrafo, sino algo dinámico, algo que sigue un movimiento, un proceso a lo largo de las distintas frases del
párrafo.
La frase principal establece con claridad el pensamiento central y marca la dirección básica del movimiento. Las demás frases, al mismo tiempo que van
desarrollando el contenido de la idea central, son también como otros tantos estadios o períodos en la evolución y movimiento del pensamiento.
A este despliegue progresivo de la idea central es
a lo que llamamos curso del pensamiento. Lo característico de este movimiento consiste en que no siempre
es estrictamente progresivo o de dirección única. A lo
largo del párrafo podemos observar que a veces se detiene, que retrocede, o que reacciona para ponerse de
78
ANTONIO BLAY
nuevo en la misma dirección y sentido de la frase principal.
Son detenciones en el desarrollo del pensamiento
las aclaraciones marginales que hace el autor, las reflexiones incidentales, o las dudas que se plantea y que
una vez resueltas, le permiten proseguir su exposición
inicial.
Otras veces, no sólo se detiene, sino que, en cierta
forma, retrocede en la exposición de su idea, quizá para
buscar unos antecedentes, o quizá para proponer unas
objeciones que inmediatamente él mismo nos solucionará.
Estas variaciones en el curso del pensamiento, esta
diversidad de frases y de funciones, son otros tantos'
medios que emplea el autor para ir aclarando su pensamiento y para lograr un mayor impacto y fuerza de
impresión en la mente del lector. La finalidad es siempre la misma, hacer resaltar el contenido y la dirección
de la idea central.
a) EXPRESIÓN GRÁFICA
Gráficamente se puede expresar el curso del pensamiento subrayando con una flecha hacia la derecha
aquellas frases que siguen un movimiento progresivo
en la misma dirección de la idea principal. Las frases
en que el pensamiento retrocede o se opone a la idea
principal pueden indicarse con una flecha hacia la izquierda. Finalmente un línea de trazos discontinuos
puede servir para señalar los sitios en que el curso del
pensamiento se detiene por unos momentos.
El siguiente ejemplo le servirá para ver esto con
claridad: Al principio de cada frase, o de cada período
LECTURA RÁPIDA
79
importante, se indica, por medio de las flechas convencionales, el papel que desempeña en el desarrollo del
curso del pensamiento.
«El lector atento podrá reconocer, cómo, a pesar de la agitación y de la prisa de la vida moder<
'•
na, a pesar de los grandes desplazamientos en las
<«.
:
:
:
:
cantidades económicas, los problemas político<
•
económicos siguen siendo los mismos a través de
•
los años, aun cuando, de vez en cuando, cambien
las personas, y por mucho que puedan transfor<
<
marse las instituciones. La lucha por la correcta
comprensión politicoeconómica forma parte, pasando por encima de los años y los decenios, de
las libres conquistas de una libre ordenación so^
•
cial.» (LUDWIG ERIIARD, Bienestar para todos.)
Observe como leyendo únicamente las frases subrayadas con una flecha directa el pensamiento del autor
queda claro y completo. Sin embargo, al contrastarlo
con las objeciones apuntadas en los otros períodos, la
idea central aparece mucho más reforzada.
El buen lector debe ser capaz de observar este flujo
del pensamiento dentro de cada párrafo. En cada mo-
80
ANTONIO BLAY
mentó debe ser consciente en qué punto se encuentra
dentro del movimiento del pensamiento. Leer de este
modo es realizar una lectura verdaderamente activa, es
decir, es un pensar mientras leemos. Cuandp uno lee
con esta actitud descubre más fácilmente, la lógica interna que preside el desarrollo de todo el párrafo. Y no
sólo puede seguir exactamente todas las fases del desarrollo del pensamiento, sino que incluso en muchas
ocasiones podrá adelantarse y prever cuáles serán los
próximos pasos que dará el autor. Esto proporciona a
la lectura una extraordinaria agilidad que repercute
directamente en la misma rapidez y velocidad sin perjuicio alguno para la comprensión, pues es precisamente la mayor comprensión la que nos permite recorrer
el texto más rápidamente.
b)
PALABRAS SEÑALES
Para poder seguir con más facilidad el curso del
pensamiento existen varias palabras que, a modo de señales, nos indican las incidencias y variaciones de su
desarrollo. El lector debe saber cuáles son y comprender todo su alcance, pues suponen una gran ayuda para
seguir con precisión el pensamiento.
En general podemos distribuirlas en tres grupos:
palabras que indican un avance en el curso del pensamiento; palabras que señalan una detención del pensamiento; y finalmente, palabras que nos advierten que
va a venir una contraposición en relación con la dirección general del pensamiento principal.
LECTUR4 RÁPIDA
81
PALABRAS-AVANCH
Las palabras-avance nos indican que las frases que
ellas encabezan son un paso hacia adelante en el desarrollo de la idea principal.
En general, la mayor parte de las frases de un párrafo se desarrollan en el mismo sentido que la idea
principal; pero las frases encabezadas por las palabrasavance tienen una especial significación o representan
una mayor insistencia en ese sentido.
Las principales palabras-avance son: y, también, asimismo, igualmente, del mismo modo, además, otra vez,
de nuevo, así, en consecuencia, por consiguiente, dado
que, puesto que, finalmente, en resumen, en conclusión.
Dentro del significado general de avance en el pensamiento, hay entre ellas varias diferencias de matiz,
como veremos a continuación.
Y
Esta es la más común de todas las
palabras-avance. Une ideas de igual
importancia en relación al contexto
general.
TAMBIÉN
ASIMISMO
Unen ideas que tienen gran semejanza, pero al mismo tiempo sugieren que la nueva idea va a añadir
algo de nuevo.
ADEMAS
Esta palabra nos advierte, sobre todo, que se va a añadir algo, que estamos ante un avance claro del pensamiento, aunque siempre dentro
de la misma dirección de la idea
principal.
82
ANTONIO BLAY
ASI,EN CONSECUENCIA
Estas palabras introducen frases o
ideas que pueden tener gran importancia en el desarrollo del pensamiento. Generalmente se tratará de
una frase que será no sólo una consecuencia de todo lo anterior, sino
una verdadera frase resumen de
todo lo dicho. De aquí la especial
atención que debemos prestar a las
frases encabezadas con estas palabras.
DADO QUE
PUESTO QUE
Estas palabras nos anuncian y nos
preparan para seguir el desarrollo
de una frase que implicará una consecuencia racional o lógica del pensamiento.
FINALMENTE
EN CONCLUSIÓN
Con estas palabras el autor nos indica que ya ha expuesto todas las
ideas que tenía en su mente relacionadas con un punto determinado y
que se dispone a darnos la conclusión final o el resumen general.
PALABRAS-PAUSA
Otras palabras nos indican que, con relación a la
idea principal, las frases por ellas introducidas no suponen ningún avance ni retroceso en el desarrollo del
curso del pensamiento. Son frases que podrían ser suprimidas sin que él texto sufriera ninguna modificación
LECTURA RÁPIDA
83
sustancial en su significado. La finalidad de este tipo
de frases es simplemente aclaratoria.
He aquí algunas de las palabras-pausa que introducen frases aclaratorias:
porque, si, supuesto que, con tal que, por ejemplo, como, tal como, especialmente.
PORQUE
Introduce una simple explicación a
modo de causa o justificación. La
idea principal no se modifica con
esta frase. Sólo se expone su fundamento o motivación.
SI
SUPUESTO
QUE
CON TAL QUE
La frase encabezada con estas palabras nos indican la condición o situación concreta que es preciso que
se dé, para que lo expuesto en la
idea principal sea verdadero o realizable en la práctica.
POR
EJEMPLO
Esta palabra nos dice que el autor
se dispone a aclararnos con un caso
concreto lo que nos ha querido decir a través de una afirmación general.
COMO
TAL COMO
Estas palabras introducen frases
que son también ejemplos concretos, pero con la característica de
que suponen una cierta comparación con otros datos, hechos, o situaciones.
84
ANTONIO BLAY
ESPECIALMENTE
También esta palabra nos sugiere
la introducción de un ejemplo, pero
aquí la finalidad consiste en hacer
resaltar cómo el contenido de la
idea principal se realiza especialmente en algún caso o en alguna
circunstancia más determinada.
PALABRAS-RETROCESO
Entre todas las palabras que nos orientan y nos
ayudan a descubrir y seguir el curso del pensamiento,
quizá sean las más significativas las que llamamos palabras-retroceso. Su carácter es más llamativo porque
introducen frases o expresiones que se oponen al curso
normal del pensamiento. Generalmente, el curso del
pensamiento sigue dentro del párrafo un sentido progresivo directo. Pero a veces el autor, para hacer resaltar más su pensamiento, se sirve de estos cambios de
dirección, de estas frases-oposición, que representan lo
que él rechaza, lo que él no piensa, las posibles objeciones que él trata de resolver y anular. De este modo
el auténtico pensamiento del autor sale robustecido y
reafirmado.
Cuando nos encontramos con una palabra-retroceso
quiere decir que se va a producir un inmediato cambio
de dirección en el curso del pensamiento. Pero hay que
tener en cuenta que este cambio de dirección se produce directamente en relación a lo dicho en la frase anterior. Como regla general será también una oposición
u objeción a la idea central y a la marcha general del
párrafo; pero si la frase anterior era ya, ella misma,
una oposición a la idea central, entonces las palabras-
LECTURA RAPE)A
85
retroceso indican que se vuelve a tomar de nuevo el
curso directo del pensamiento, y probablemente, con
un mayor vigor y energía.
Veamos ahora las principales palabras-retroceso.
Los comentarios que hacemos sobre cada palabra tienen un valor general. Representan el significado que
tienen estas palabras en la mayor parte de los casos
en que son empleadas. Pero puede haber alguna excepción.
PERO
SIN EMBARGO
Indican que se reemprende de nuevo el curso directo del pensamiento
tras una objeción formulada de un
modo expreso o tácito.
EN REALIDAD
DE HECHO
Vuelta al ritmo directo, tras la exposición de una objeción o de una
situación falsa.
SIN EMBARGO
NO OBSTANTE
CON TODO
A PESAR
DE TODO
Vuelta al ritmo directo tras una objeción u oposición.
AL CONTRARIO DE
AL REVÉS DE
Nos preparan para retornar al ritmo directo tras el simple enunciado
de una posible objeción que queda
virtualmente descartada.
A PESAR
DE QUE
AUNQUE
PRESCINDIENDO DE
Indican que la frase que viene a
continuación expresa una objeción
real o posible, que se opone a la
idea principal del párrafo.
86
ANTONIO BLAY
ANTES QUE
MÁS BIEN QUE
EN VEZ DE
Oposición que envuelve una comparación.
POR OTRA
PARTE
EN CAMBIO
Oposición con carácter de alternativa.
MIENTRAS
QUE
POR EL
CONTRARIO
Oposición rotunda a lo dicho en la
frase anterior.
c)
SIGNOS DE PUNTUACIÓN
Acabamos ce ver cómo las palabras señales son una
gran ayuda para poder seguir con facilidad y con precisión el desarrollo del curso del pensamiento a través
del párrafo. Esto nos permite llegar de un modo más
rápido a una comprensión más acertada y completa de
la idea central.
Pero aún existen otras ayudas que el autor nos brinda y que los buenos lectores saben aprovechar al máximo. Son los signos de puntuación.
Los signos de puntuación tienen por finalidad hacer
que el lector pueda andar con facilidad por el texto sin
confusiones ni contratiempos. Un texto sin signos de
puntuación sería una masa informe de palabras difícil
de manejar y de entender.
Algunos llegarían a ser casi ininteligibles. Fíjese en
el siguiente párrafo, en el que se han suprimido los
signos de puntuación.
«Una observación todavía acerca del empleo
LECTURA RÁPIDA
87
que venimos haciendo del término «primitivo»
empleo no por autorizado por el uso más acorde
con la verdad científica y con la propiedad técnica nosotros bien sabemos que el «salvaje» no es
el «primitivo» que hay mucha ganga en este último vocablo de los prejuicios evolucionistas según
los cuales la vida como la civilización habían debido empezar por lo elemental que una observación más fiel sobre las sociedades no civilizadas
revela en el salvajismo más bien un caso de enfermedad decadencia o aborto que la manifestación de una infancia.»
Vea ahora el mismo párrafo en forma original:
«Una observación, todavía, acerca del empleo
que venimos haciendo del término «primitivo»;
empleo, no por autorizado por el uso, más acorde
con la verdad científica y con la propiedad técnica. Nosotros bien sabemos que el «salvaje» no es
el «primitivo»; que hay mucha ganga, en este último vocablo, de los prejuicios evolucionistas, según los cuales la vida como la civilización habían
debido empezar por lo elementa^; que una observación más fiel sobre las sociedades no civilizadas
revela en el salvajismo más bien un caso de enfermedad, decadencia o aborto, que la manifestación
de una infancia.» (EUGENIO D'ORS, El secreto de la
Filosofía, pág. 234.)
El lector que está atento a los signos de puntuación
capta más de un escrito. Los signos de puntuación introducen matices en la expresión del pensamiento, y
nos revelan con frecuencia la importancia que el autor
88
ANTONIO BIAY
da a las distintas frases y afirmaciones. Por otra parte,
los signos de puntuación nos van presentando, a modo
de grupos de palabras, los distintos pasos o escalones
en el movimiento progresivo del pensamiento.
Cuando el lector sabe apreciar el valor de los signos
de puntuación todo el texto va cobrando relieve especial ante sus ojos, el terreno queda más claramente
perñlado y su recorrido por el texto escrito se hace
mucho más rápido, ágil y dinámico.
Los signos de puntuación se convierten entonces en
una especie de palabras nuevas, o de indicaciones u
orientaciones que nos ofrece el mismo autor, para que
podamos llegar más fácilmente hasta su propio pensamiento.
A continuación haremos un breve comentario sobre
los principales signos de puntuación, y lo ilustraremos
con algunos ejemplos.
(.)
El punto
Este signo de puntuación es el más familiar; no suele pasar inadvertido ni para los lectores menos entrenados. Su significado es también obvio. Indica que heñios llegado al final del desarrollo de un pensamiento
o de una idea.
(; )
Punto y coma
El punto y coma nos advierte que hemos llegado en
cierto modo a un final, no precisamente de una idea,
pero sí de un aspecto de la idea. Lo que viene a continuación pertenece a la misma idea, pero el enfoque, la
LECTURA RÁProA
89
dirección o la presentación va a cambiar notablemente.
Ejemplo:
«El suelo de Amazonas está entretejido de vegetación de bosque salvaje. Es aquella una región
donde la lluvia es diez veces más frecuente que en
la nuestra; el sol es ardiente, y un depósito de
terreno queda lleno de vegetación en pocas semanas. Y por la época de la crecida anual no queda
allí superficie disgregada que pueda ser arrastrada por las aguas. Lo cenagoso de aquel río es debido a la erosión del subsuelo en las orillas. Después de la erosión de aquel subsuelo, queda allí
un formidable amasijo de raíces; su espesor dependerá del tiempo que haya permanecido sin ser
perturbado; y aquel amasijo con su terreno superficial, y sus matojos, bejucos y árboles, es el más
apto para quebrarse y soltarse y flotar río abajo.»
(WILLARD PRICE, El maravilloso Amazonas, página 74.)
( : ) Dos puntos
Este signo de puntuación se emplea al final de un
juicio o de una afirmación que el autor se dispone de
inmediato a aclarar o a desarrollar de un modo más detallado. Lo que sigue a los dos puntos no es más que
una explicitación de lo que el autor tenía en la mente al
hacer la afirmación precedente.
Ejemplo:
«Como verá el lector más adelante, todas nuestras acciones, incluso las más elementales y ordi-
90
ANTONIO BLAY
narias, obedecen en última instancia a un doble
impulso fundamental: el de la plena autoexpresión y el de la plena concienciación de nuestro ser.
Sepámoslo o no, seamos o no conscientes de ello,
toda nuestra vida no es otra cosa que el desarrollo de este sencillo y profundo argumento que
puede sintetizarse en una sola idea: la autorrealización total.» (A. BLAY FONTCUBERTA. Energía Personal, pág. 12.)
(,)
Coma
Este pequeño signo de puntuación es el que se emplea más abundantemente y también el que con más
frecuencia suele pasar inadvertido. Pero los buenos
lectores advierten prontamente su presencia y saben
aprovechar todas las indicaciones que les ofrece para
realizar la lectura con mayor rapidez y comprensión.
La coma puede aparecer en el texto de varias formas diferentes o en diversas combinaciones. Puede ir
sola, puede presentarse a pares, puede haber varias comas sucesivas o, finalmente, puede ir acompañada de
una conjunción. En cada caso su significado o valor
cambia notablemente.
1)
Una coma sola
Es relativamente frecuente encontrarse con frases
que comienzan por una conjunción. Por ejemplo, con
las palabras: cuando, si, como, aunque, después que, ya
que, mientras, a fin de. Estas palabras nos indican que
la primera parte de la frase no contiene)*; la idea fun-
LECTURA RÁPIDA
91
damental sino que se trata de una simple oración subordinada. El lector atento estará alerta a la aparición
de una coma que indicará la terminación de la parte
subordinada y dará paso a la afirmación o idea fundamental.
A veces este inciso subordinado puede encontrarse
al final de la frase. Entonces la aparición de la coma
nos advierte que la idea básica ya está dicha, y que las
últimas palabras contienen una idea menor dependiente de la principal.
Ejemplo:
«Si todavía hubiera dudas respecto a los medios auxiliares que hay que utilizar en la instrucción de vendedores, puede ser útil consultar a
personas que hayan tenido experiencia práctica
en la utilización de diversos tipos de tales medios
auxiliares. Pero tanto si se está en duda como si
no, resulta siempre conveniente ensayar primero
varias clases de materiales auxiliares.» (JAMES H .
DA VIS, Manual para la formación de vendedores,
pág. 184.)
2)
Dos comas correlativas
Las comas correlativas equivalen a un verdadero
paréntesis. Introducen en medio de la exposición general del pensamiento un pequeño grupo de palabras que
contienen solamente una simple aclaración o explicación que ayudan a la mejor comprensión de toda la
frase. Pero en rigor podrían ser totalmente omitidas sin
variar en nada el significado de la frase.
La diferencia entre este caso y el anterior está en
92
ANTONIO BLAY
que aquí el significado general queda intacto, aunque
se suprimiesen las palabras que van entre las dos comas, mientras que en el caso anterior se trataba de
algo que se añadía realmente a la idea principal a modo
de un detalle complementario, de una condición o de
una circunstancia temporal.
Hay casos, no obstante, en que dos comas correlativas pueden contener también una idea subordinada a
semejanza de lo dicho en el primer caso. Entonces suelen estar presentes las conjunciones que antes enumeramos.
Ejemplo:
«Del lado de la economía volvió a alegarse cada
vez más, en contra de mi proyecto, que la economía no podía ser empujada a una competencia ilimitada mientras el Estado, con sus impuestos,
siguiese quitando a los sujetos económicos partes
tan cuantiosas del fruto de su trabajo.» (LUDWIG
ERHARD, Bienestar para todos, pág. 142.)
3)
Varias camas sucesivas
Este es el uso de la coma más fácil de distinguir.
Cada una de las comas va precedida de una palabra o
de un pequeño grupo de palabras. La nota característica es que todas las palabras, o grupos, guardan entre sí
una gran semejanza. En este caso se trata bien de una
reiteración de un mismo concepto, bajo diversos aspectos o facetas, bien de una simple enumeración de los
elementos componentes de un conjunto.
LECTURA RÁPIDA
93
Ejemplo:
«La mejor película, el mejor gráfico, el más
adecuado modelo, de poco sirven si son utilizados
por un mstructor que no conozca a fondo cómo
sacar de ellos el máximo partido. Esto equivale a
decir que los instructores de ventas han de prepararse previamente para poder utilizar con eficacia los medios auxiliares de instrucción.» (JAMES
H. DA VIS, Manual para la formación de vendedores, pág. 184.)
4)
Una coma seguida de una conjunción
Las conjunciones usadas en este caso son: , y...
pero... , porque... , ni...
Estas comas, así usadas, indican que nos encontramos ante un pensamiento que es realmente nuevo y
diferente con respecto a lo dicho en la parte anterior
a la coma. El lector podría perfectamente sustituir la
coma y la conjunción por un punto, de modo que resultasen dos frases distintas. El significado seguiría siendo exactamente el mismo.
Ejemplo:
«La técnica de la atención, como la del sobreesfuerzo, tiene la ventaja de que no, exige condiciones externas, y es compatible con todas las actitudes particulares e individuales y con todo tipo
de trabajo y actividad.» (A. BLAY FONTCUBERTA.
Energía Personal, pág.
161.)
94
(?)
ANTONIO BLAY
Signo de interrogación
¿Cuál es la finalidad del autor al emplear el signo
de interrogación? Simplemente llamarnos la atención
sobre lo que nos va a decir. Los signos de interrogación no contienen ninguna idea básica, ni tampoco subordinada, ningún detalle nuevo, ninguna explicación.
Solamente son una llamada a nuestra curiosidad, a
nuestro interés, con el fin de prepararnos mejor para
captar la idea que nos va a exponer el autor.
Con esto terminamos la enumeración y el comentario de los signos de puntuación más importantes. El
ser consciente de los signos de puntuación y el comprender su valor y significado le permiten al lector manejar el texto con más agilidad y soltura. Gracias a
ellos sabe en qué frases debe detenerse y prestarles una
mayor atención, y cuándo le es posible retornar a un
ritmo más rápido y veloz por tratarse de frases accesorias o simplemente explicativas. De este modo el texto pierde su aparente monotonía y se convierte en algo
lleno de relieve, al mismo tiempo que la lectura llega
a ser una actividad mucho más inteligente.
CAPITULO
VII
SIGNIFICACIÓN
Al estudiar los párrafos los hemos considerado
como unidades independientes. Cada párrafo tiene una
idea central. A su vez los distintos párrafos de una artículo o de un capítulo son otras tantas ideas que en
conjunto forman como el esqueleto o armazón de un
escrito. Hemos visto también cómo el pensamiento del
autor se va desarrollando a modo de una corriente o
proceso gradual, en el cual pueden aparecer a veces
puntos de detención e incluso el retroceso.
Cuando uno sabe captar las ideas principales y es
capaz de seguir el desarrollo de las mismas a través de
las distintas frases del texto, podemos decir que está
en condiciones de comprender y asimilar la materialidad de un escrito.
Pero con frecuencia hay otros factores, otros aspectos, que estaban presentes en la mente del autor y que
no fueron trasladados literalmente al texto escrito.
Y no porque carezcan de importancia, sino porque el
autor los ha omitido deliberadamente.
Estos aspectos semiocultos pueden ser varios: los
motivos que le han inducido al autor a escribir, la fina-
96
ANTONIO BIAY
lidad que persigue, las consecuencias que se derivan de
sus afirmaciones, lo que él pretende conseguir del lector sea convenciéndole de algo o induciéndole a obrar
de una manera determinada, los sentimientos que él
quiere provocar en los demás.
Todos estos aspectos, que en general podríamos definirlos como la finalidad o intencionalidad última del
autor, es lo que se denomina la significación de un
escrito.
Algunas veces la significación puede aparecer claramente indicada en el texto, pero es más frecuente que
el autor la omita, para que sea el mismo lector quien
saque las consecuencias.
Esto quiere decir que no basta con leer las palabras
y descubrir su contenido inmediato para que la lectura
sea completa. La escritura, y por tanto la lectura, son
un medio de comunicación entre autor y lector. Y esta
comunicación no es total hasta que uno no llega a ponerse en contacto con la mente misma del autor. Lo
importante no son, pues, las palabras, sino el pensamiento y la intención del autor. De aquí que al leer
cualquier escrito debamos siempre preguntarnos: ¿qué
pretende el autor con esto; cuál es su intención; hay
algo más detrás de las palabras; qué consecuencia se
saca de aquí? Es decir: ¿cuál es la significación de este
escrito?
LA UNTOAD DE PENSAMIENTO
La suma de las ideas centrales más la significación
es lo que constituye la unidad de pensamiento. Como
se ve está formada de dos elementos: uno objetivo:
las ideas, lo que ha sido materialmente expresado a
LECTURA RÁPIDA
97
través de las palabras; y otro subjetivo: la intención
del autor, su finalidad.
La verdadera lectura debe llegar siempre a la captación completa de estos dos aspectos. Ésto se logra
más fácilmente si uno piensa al leer que no tiene delante un simple escrito, un simple conjunto de palabras,
sino el pensamiento de un ser humano que quiere comunicarse y hacerse entender. Entonces despertará en
nosotros el mismo interés de una persona viva y trataremos de captar no sólo sus palabras y sus ideas,
sino también sus motivaciones e intenciones.
Es decir, a través de la captación de lo que se llama
la unidad de pensamiento la lectura se transformará
en una actividad de gran contenido humano, en un verdadero diálogo.
CAPÍTULO V I I I
ESTRUCTURAS DEL PENSAMIENTO
La importancia y extensión que hemos dado al estudio de los párrafos está plenamente justificada porque los párrafos representan las unidades claves fundamentales de un escrito. Imposible llegar a la comprensión total de ningún texto sin poseer la habilidad
de descubrir en cada párrafo cuál es su idea principal
o central.
Pero todo escrito, capítulo o artículo, tiene normalmente muchos párrafos. Y así como entre las frases y
palabras de un párrafo vimos que existe una unidad y
cohesión, representada por la idea central, así también
todos los párrafos de un artículo pueden reducirse a
una unidad superior.
En realidad el mejoramiento de la comprensión,
que es el principal objetivo de los cursos de lectura
rápida, consiste precisamente en el desarrollo de esta
capacidad de llegar a una visión de conjuntos cada vez
más amplios, que nos permitan abarcar progresivamente todas las partes de un escrito, hasta reducirlo a una
unidad que es la que da al todo su sentido pleno y su
cohesión interna.
100
ANTONIO BIAY
En este capítulo trataremos el modo de llegar a descubrir esas unidades más amplias en torno a las cuales
se organiza todo un artículo o escrito. Con este fin haremos un detallado estudio de las llamadas estructuras
del pensamiento. Pero antes conviene que a modo de
introducción digamos algo sobre las diversas clases o
géneros de escritos.
A)
CLASES DE ESCRITOS
En general los escritos podemos distribuirlos en dos
grandes grupos:
a) escritos subjetivos
b) escritos objetivos.
á)
LOS ESCRITOS SUBJETIVOS
La característica fundamental de este tipo de escritos radica en la participación formal del autor, en cuanto tal individuo, en el desarrollo de la exposición. Al
contrario de lo que sucede en los escritos objetivos, en
los que lo fundamental son las ideas en sí mismas, o
los hechos como algo externo al autor, en los escritos
Subjetivos lo importante es el mismo autor, lo que él
piensa o lo que él siente, o cómo vive él una situación
Concreta determinada.
Un escrito subjetivo es en realidad una verdadera
Creación artística en el sentido de que es una autoexpresión del propio autor. Aunque en un escrito subjetivo podemos encontrar ideas y hechos, siempre se
presentan como vividos en primera persona; en consecuencia, la nota dominante de esta clase de escritos
LECTURA RÁPIDA
101
podemos decir que es el aspecto personal. El autor nos
va exponiendo sus estados de ánimo, sus reacciones,
sus vivencias, en una palabra, sus sentimientos.
Dentro de los escritos subjetivos, cabría distinguir
tres clases según su elemento predominante:
— narración de acciones
— descripción pura de sentimientos
—• descripción de paisajes, o situaciones concretas.
Y es muy normal que estos tres elementos vayan
combinados dentro de un mismo escrito.
b)
ESCRITOS OBJETIVOS
Como antes dijimos, en esta clase de escritos lo
importante son las ideas en sí mismas, en su aspecto
impersonal de /erdades universales, o los hechos, pero
considerados también como algo externo e independiente del autor.
Esta clase de escritos admite dos subclases importantes:
— escritos informativos
— escritos explanatorios.
Los escritos informativos tienen por finalidad la descripción, narración o enumeración de una serie de datos, hechos o cualidades.
Los documentos y gran parte de obras científicas
tienen esta finalidad informativa a través de la aportación y consideración de datos concretos.
Los escritos explanatorios tienen un carácter más
teórico y giran alrededor de ideas, teorías, argumentos y consideraciones lógicas. En los escritos explanatorios cabe hacer también una doble subdivisión:
— escritos de investigación
102
ANTONIO BLAY
— escritos de exposición.
Los escritos de investigación suelen partir de un
problema o de una pregunta, cuya respuesta o solución
se trata de buscar.
Los escritos de exposición parten por el contrario
de una afirmación clara, y el resto del artículo está
dedicado a su desarrollo o demostración.
Con el objeto de que el lector tenga una visión de
conjunto más clara, colocamos a continuación un cuadro sinóptico de las diversas clases de escritos:
• subjetivos (sentimientos, acciones, descapciones)
1
/informativos (datos hechos,
cualidades)
1 objetivos /
(de investigación
I
/ explana- <
V
\ torios
( de exposición
B)
CLASES DE ESTRUCTURAS
Saber reconocer a qué clase o género pertenece un
escrito es el primer paso. Pero lo más importante para
poder llegar a una rápida conprensión global del mismo es conocer a fondo las posibles estructuras del pensamiento.
Estructura de un escrito quiere decir el modo particular como está organizado desde el punto de vista
lógico. Las estructuras de pensamiento responden a la
misma naturaleza de la mente, que trabaja y actúa según unas leyes que le son inherentes; son las leyes lógicas del pensamiento.
El conocimiento de las estructuras de pensamiento
LECTURA RÁPIDA
103
es de una gran utilidad, pues nos capacita para reconocer y seguir con facilidad la organización interna de
todo el escrito. No sólo gana la comprensión, sino que,
gracias a ella precisamente, la rapidez de la lectura puede aumentar considerablemente. Conociendo cuáles son
las estructuras y sus elementos correspondientes uno
puede remontarse hasta una visión global de todo el
artículo, de modo que sin perder nunca esta visión de
conjunto puede leconocer en cada momento en qué
punto exacto del desarrollo del pensamiento se encuentra, e incluso prever cuáles serán los próximos pasos
a dar. De este modo la lectura se convierte en algo
sumamente dinámico, inteligente y activo, pudiendo alcanzar grados extraordinarios de rapidez y eficiencia.
Esta visión global que se mantiene siempre presente
como una luz que va iluminando cada una de las partes, nos permite apreciar también la importancia relativa de las distintas ideas que van surgiendo. Gracias
a ella uno comprende cuándo puede acelerar su velocidad por tratarse de partes secundarias dentro de la
estructura general, y cuándo por el contrario se encuentra ante puntos claves, ante las ideas más importantes, sobre las cuales conviene detenerse y fijar especialmente la atención. Esto nos ahorra el perder tiempo innecesariamente con los puntos y pasajes que son
simplemente accidentales, y por otro lado nos asegura
una correcta comprensión del verdadero pensamiento
del autor al saber descubrir y captar los puntos esenciales del escrito.
Pasemos ya al estudio de las estructuras del pensamiento.
104
ANTONIO BLAY
a)
ENFOQUES DIVERSOS
Según los diversos autores hay distintos modos de
enfocar esta cuestión:
En el Reading Improvement Program, de la Universidad de Columbia, se reducen a tres los tipos fundamentales de estructuras:
1.^ The 1-2 Pattern. — Idea principal seguida de los
detalles.
2.^ The 2-1 Pattern. — Detalles seguidos de la idea
principal.
3.^ The 1-2-3 Pattern. — Idea principal, desarrollo,
sumario.
Muchas veces, sobre todo en los casos 1.° y 3.°, a la
exposición de la idea principal puede preceder una introducción o una anécdota preparatoria.
N. Banton Smith, en Read/áster and get more -from
your reading, propone cinco tipos de estructuras diferentes:
1.^ Sharing-Experience Pattern,
Fundamentalmente consiste en una exposición que nos hace el autor de sus propias vivencias o experiencias.
2.^ Question-Answer Pattern.
Aquí el escrito comienza con la formulación
de una pregunta o de un problema que luego se
intenta resolver.
3.^
Imparting-Information Pattern.
Son los escritos informativos con abundancia
de detalles y datos concretos.
5.^ Substantiated-Facts Pattern.
En este caso el autor comienza el artículo
diciéndonos claramente su opinión sobre un
LECTURA RÁPIDA
105
punto dado, para pasar en seguida a exponer
sus razones y argumentos.
5.^ Substantiated-Facts Pattern.
Mediante la enumeración de unos hechos claros y ciertos se llega objetivamente a establecer
una conclusión firme e imparcial.
Por su parte, Eric de Leeuw nos presenta en Read
better, Read ¡áster un esquema más simplificado de las
posibles estructuras. En último término las reduce a
dos tipos básicos:
1. Investigating
2. Explaning.
Para cada uno de ellos señala algunas variantes:
1. Investigating:
Problem — discussion — conclusions
Facts — analysis — conclusions
Facts — Analysis Statement of problem
Áreas of investigation — implications, conclusions
2. Explaining:
And this, and this
descripciones
do this, then this
procedimientos
and then, and then
narraciones
because of this, then this
argumentaciones
Francois Richaudeau, en Cours de lecture rapide,
resume en dos procedimientos las formas de exposición:
1.° Procede d'exposition classique:
Que comprende: exposición de la tesis, hechos que la demuestran y conclusión.
2.°
Procede d'exposition foisonnant:
En donde la exposición de la idea general va
implicada y semioculta a través de una acumulación de hechos y de anécdotas.
106
ANTONIO BLAY
Claude Philippe, en Méthode frangaise de lectura rapide, reduce a tres las estructuras de organización de
los escritos. «Después de haber analizado cientos de textos objetivos, tales como informes, tesis, discursos, memorias, artículos científicos, etc., hemos podido comprobar que tres estructuras esenciales de organización
se encuentran en todos estos textos»:
1.^
La structure «Probleme ~ Solution»
2.^
La structure de faits
3/
La structure de démonstration.
A nuestro juicio, esta clasificación es la más útil
desde el punto de vista pedagógico. Por una parte, es
muy clara y sencilla, y por otra, es lo suficientemente
amplia como para poder abarcar y ser aplicada con naturalidad a los diferentes casos particulares.
Esta es la clasificación que en líneas generales seguimos en nuestros cursos orales de lectura. Como verá
el lector, en ella pueden englobarse de un modo lógico
todas las estructuras presentadas por los distintos autores, formando una síntesis fácil de comprender y de
retener.
b)
LAS TRES ESTRUCTURAS BÁSICAS
Las estructuras del pensamiento pueden reducirse
a tres:
1. Estructura de hechos
2. Estructura problema-solución
3. Estructura tesis-demostración.
Estas son las estructuras básicas, A veces pueden
combinarse, dando lugar a una estructura más compleja, pero en último término todas se derivan y pueden
LECTURA RÁPIDA
107
reducirse a estas tres. Veamos ahora cada una de estas
estructuras y sus elementos característicos.
1.
Estructura de hechos
Esta estructura se emplea siempre que se trata de
redactar un informe o de hacer una descripción. Desde
el punto de vista lógico es la estructura más elemental
y la más fácil de reconocer. Está compuesta simplemente por una serie de datos, hechos o informaciones
que el autor quiere darnos a conocer.
Es la estructura característica de lo que hemos llamado escritos subjetivos y también de los escritos informativos.
Al encontrarse con un escrito cuya estructura es de
«hechos», el lector debe tratar de descubrir rápidamente los siguientes puntos:
— cuál es el tema tratado
— cómo han sido agrupados y clasificados los datos
o hechos de cada sección
— qué aspecto particular del tema es tratado en
cada sección
—• cuál es el lazo que da unión y cohesión a todos
los aspectos particulares.
Según que esta estructura se aplique a un escrito
subjetivo u objetuvo da lugar a dos estructuras derivadas. Son las que N. B. Smith llama «Sharing-Experience Pattern» y «Imparting-lnformation Pattern», que
nosotros denominamos: estructura «hechos-experiencias» y «hechos-información».
Aunque desde el punto de vista lógico ambas son
semejantes y muy fáciles de distinguir, desde el punto
108
ANTONIO BLAY
de vista práctico de su lectura tienen una notable diferencia.
La estructura «hechos-experiencia» no sólo es fácil
de reconocer sino que es también muy fácil de leer.
En este tipo de lecturas se puede aplicar la velocidad
máxima de que uno es capaz, pues las dificultades de
comprensión están reducidas al mínimo. Todo lo que
el lector debe de hacer es tratar de participar y, en cierto modo, de vivir en sí mismo las experiencias y los
sentimientos que el autor nos describe y quiere comunicarnos.
Esta es la actitud correcta que debemos adoptar
ante este tipo de escritos y la que hace posible que podamos seguir y disfrutar de la narración como si se
tratase de una comunicación oral entre lector y autor.
Por el contrario, la estructura «hechos-información»
es con frecuencia difícil de leer, no por dificultades de
comprensión, sino porque ordinariamente contiene gran
número de datos y detalles concretos Aquí es donde
hay que tener en cuenta de un modo especial los puntos que antes hemos indicado, sobre todo si nuestro
deseo es memorizar los datos más importantes.
2.
Estructura problema-solución
En la estructura problema-solución podemos distinguir tres elementos esenciales:
—• planteamiento del problema
— discusión
— solución
Estos tres elementos son fundamentales y siempre
se hallan presentes. Algunas veces pueden encontrarse
LECTURA RÁPIDA
109
ciertos elementos complementarios como son: las consecuencias: implicaciones o aplicaciones.
La estructura problema-solución es relativamente fácil de descubrir. Tiene además otras ventajas. El hecho
de encontrarnos desde el principio con una pregunta o
con un problema a resolver excita la curiosidad del lector y despierta su interés. Por otra parte, la pregunta
o el problema inicial es un poderoso punto de referencia en torno al cual se pueden ir asociando con facilidad todos los aspectos y detalles particulares. Por
esto es de gran importancia que el lector comprenda
bien el planteamiento exacto del problema; qué es realmente lo que está en duda o lo que se busca. La recta
comprensión del problema planteado es la condición
esencial para poder comprender bien y seguir con facilidad todo el resto del artículo.
Dentro de la estructura problema-solución cabe señalar dos modalidades importantes, que se reflejan
principalmente en el planteamiento del problema.
Son los dos tipos de organización que señala Eric
de Leeuw bajo el epígrafe «investigating», es decir, estructuras de investigación:
a) problema — discusión — solución
b) hechos — análisis — problema — discusión —
solución.
En el primer caso se trata de un problema teórico
de carácter conceptual. Puede ser un problema filosófico, político, religioso o moral, pero planteado de un
modo general en relación con sus fundamentos lógicos
y racionales.
En el segundo caso se trata de un problema práctico. Aquí el punto de partida son unos hechos concretos, una situación determinada. Esta situación da
lio
ANTONIO BLAY
origen a un estado de confiicto para el que es preciso
buscar alguna solución.
El segundo elemento de la estructura problema-solución es la discusión. Consiste en el examen ordenado
de los orígenes, causas y efectos que se relacionan con
la situación-problema. A través de la discusión se van
estudiando todos los aspectos del problema. En realidad, es en esta parte donde se elabora su solución. Después de haber estudiado las diversas posibilidades y de
haber ido descartando los caminos falsos es cuando se
va perfilando la verdadera solución. Esta llega en un
momento dado como un fruto maduro que se desprende lógica y naturalmente de todo lo dicho en la discusión precedente.
Como hemos indicado, este tipo de estructuras es
relativamente fácil de leer. Además da la oportunidad
para una lectura notablemente veloz cuando el lector
está interesado por la solución. En este caso, después
de haber entendido el planteamiento del problema, se
puede pasar rápidamente sobre la discusión hasta encontrar la solución, que siempre se hallará hacia el
final del artículo.
3.
Estructura tesis-demostración
Lo característico de esta estructura es su comienzo.
Ya en los primeros párrafos, a veces en el primero, se
expresa de un modo categórico una afirmación, o una
opinión. No se trata de una simple posibilidad o suposición. Es una opinión clara y firme. Es lo que el autor
piensa y cree, y que luego tratará de demostrarlo a fin
de que también los demás acepten su punto de vista.
Esta estructura es muy importante. Responde a un
LECTURA RÁPIDA
111
proceso fundamental del espíritu humano. Esta es la
estructura que empleamos siempre que queremos demostrar o convencer a otro de alguna cosa.
Ordinariamente se utiliza esta estructura en los discursos forenses, en los editoriales, en los discursos
políticos y en gran número de artículos técnicos y científicos.
Además de los dos elementos esenciales de esta estructura, que son;
a)
b)
Tesis
Demostración,
puede haber otros elementos adicionales o complementarios:
c)
Significación
d)
Consecuencias: implicaciones, aplicaciones.
La tesis es la afirmación inicial que el autor establece de un modo claro y categórico.
La demostración está constituida por el conjunto
de razones y argumentos que va alegando el autor para
justificar su opinión.
A veces los argumentos no son puramente racionales. Se citan hechos y datos concretos que vienen en
apoyo de la tesis establecida. En la medida que un artículo sea más filosófico, los argumentos aducidos serán primordialmente de carácter lógico y racional. Por
el contrarío, en los artículos científicos suelen abundar
los argumentos sobre hechos, datos o experiencias.
En este último caso suele presentarse una interesante derivación de la estructura tesis-demostración; es
112
ANTONIO BLAY
la que N. B. Smith denomina «Substantiated-Facts Partera», o la llamada «thunderstorm technique» en el
curso de lectura «Reading improvement program» de
la Universidad de Columbia. Aquí el autor suele invertir el orden normal tesis-demostración, para comenzar
directamente con la acumulación de datos, hechos y
pruebas. Sólo al final nos presentará su tesis a modo
de conclusión.
Este estilo de exposición suele ser particularmente
convincente y persuasivo.
Aparte de los dos elementos esenciales: tesis y demostración, ya hemos dicho que puede haber otro u
otros elementos adicionales: la significación y las consecuencias.
La significación representa lo que el autor quiere
conseguir de nosotros. A veces no será posible distinguir en un artículo una significación especial. Esto sucede, por ejemplo, cuando la finalidad del autor es
solamente convencernos o demostrarnos la verdad de
su tesis. Pero en otras ocasiones la defensa de la tesis
no es más que un paso preliminar. Una vez que nos ha
convencido, el autor espera y nos incita a que obremos,
en consecuencia, de un modo determinado. Esto es lo
que sucede con mucha frecuencia en los discursos políticos.
Las consecuencias tienen un aspecto más impersonal
que la significación. Son algo que se deduce lógicamente, por sí mismo, de la verdad de la tesis, independientemente de la voluntad, deseo o intención del autor.
Tienen un carácter totalmente objetivo.
Si las consecuencias vienen impuestas por las leyes
lógicas, en el sentido de que, una vez demostrada la
tesis, la verdad de ésta trae consigo la verdad de otras
afirmaciones parciales, entonces tendríamos las impli-
LECTURA RÁPIDA
113
cacionesl lógicas. Esto es característico de los escritos
intelectuales o filosóficos.
En lo$ escritos técnicos y científicos las consecuencias tienen el carácter de aplicaciones prácticas. Después de establecer una verdad científica o una ley física, se deduce la conveniencia o la necesidad de obrar
de cierto modo determinado. Estas son las aplicaciones.
El reconocimiento de la estructura tesis-demostración es al¿o más difícil que el de la estructura hechos
o problema-solución. Muchas veces será necesario leer
dos o tres párrafos para darnos cuenta de ella. Es importante que uno se dé cuenta con precisión qué es lo
que el autor trata de defender. Sólo entonces estará
uno en disposición de poder apreciar el valor de los
argumentos y su fuerza probatoria.
El dominio de las estructuras u organización interna de cada artículo es de la máxima importancia para
el lector. Esta habilidad puede costar un poco llegar a
dominarla perfectamente. Pero las ver tajas de poseerla
bien son enormes. Se puede decir, en verdad, que el
modo de leer de una persona queda transformado radicalmente cuando uno es capaz de descubrir con seguridad la estructura u organización interna de cada artículo y de seguir cada una de sus partes relacionándolas continuamente con la visión global del conjunto
de acuerdo con el plan general de toda la exposición.
Esto requiere un trabajo de ejercitamiento imprescindible. La lectura rápida es algo eminentemente práctico. No basta conocer la teoría, hay que aplicarla a la
práctica si uno quiere aprovechar realmente todas las
ventajas que ofrece. Ni hay que desanimarse porque al
principio parece que uno va más lento que antes en sus
lecturas. Durante la primera parte del período de entrenamiento los alumnos tienen la impresión de ir más
114
ANTONIO BLAY
despacio. Esto es inevitable en todo ejercítamiento
práctico. Se trata de adquirir un hábito y una técnica
nueva de lectura y esto requiere un tiempo mínimo de
asimilación. Pero en la medida que a través ae los diversos ejercicios prácticos va uno consiguiendo dominar realmente la nueva habilidad, es cuando! una persona se convierte en un lector realmente eficiente.
CAPITULO
IX
ASPECTOS SUBJETIVOS DE LA COMPRENSIÓN
El estudio que hemos hecho hasta el momento sobre el tema de la comprensión ha girado en torno a los
aspectos objetivos de la lectura, especialmente el estudio de los párrafos y de las estructuras del pensamiento.
En este capítulo estudiaremos los aspectos subjetivos de la comprensión, es decir, el lector en sí mismo
y en particular la actitud mental correcta que debe
adoptar para hacer sus lecturas de un modo más provechoso.
La lectura sólo llega a ser realmente eficiente cuando se transforma en un verdadero diálogo entre autor
y lector. La lectura entendida como simple actividad
receptiva es una lectura extremadamente pobre. Como
en todo diálogo o proceso de comunicación, es preciso
que esté presente una doble actitud: por una parte
ha de haber una apertura sincera hacia el pensamiento
del autor, y por otra parte una reacción consciente ^y
reflexiva de uno mismo frente a los conceptos leídos.
Si falta alguno de estos dos elementos la lectura será
algo defectuoso o deficiente. La existencia real de estos
dos elementos es incompatible con el mero dejarse lie-
116
ANTONIO BLAY
var por las palabras escritas de un modo enteramente
pasivo, como si lo único que tuviéramos que hacer es
dejar pasar, sin más, las palabras escritas a través de
nuestros ojos. La verdadera lectura ha de ser, por el
contrario, algo esencialmente activo y dinámico. Sólo
así podremos llegar hasta el verdadero pensamiento del
autor y elaborar luego nuestra respuesta personal.
DIRIGIRSE DIRECTAMENTE AL PENSAMIENTO DEL AUTOR
Para llegar a descubrir el pensamiento del autor
hay que tener en cuenta todo lo que hemos dicho al
hablar de los párrafos y de las estructuras del pensamiento. Especialmente uno debe procurar estar siempre pendiente de las ideas y no de las simples palabras. Éstas deben ser consideradas como un simple
vehículo del pensamiento, y como tales de una importancia relativamente mucho menor. Debemos comprender claramente eme cuánto más agarrados estemos a
las palabras y a las formas concretas de exposición
tanto más difícil nos será llegar hasta la pura idea y
pensamiento del autor.
LAS ACTITUDES PERSONALES
Otro factor que puede perjudicar notablemente la
buena comprensión son las propias ideas y actitudes.
Es perfectamente lógico y natural que cada uno tenga
sus propias ideas sobre el tema o el problema tratado
por el autor. Pero en el momento de leer hemos de procurar olvidarlos, siquiera por un momento, a fin de
poder entender mejor el punto de vista del autor.
LECTURA RÁPIDA
117
Usted habrá presenciado alguna de esas discusiones
acaloradas en que después de gastar mucho tiempo y
esfuerzo, cada uno termina como había empezado. Ninguno de los interlocutores se ha tomado la molestia de
escuchar realmente al otro. Cada uno se ha limitado a
exponer, repetir y reiterar su modo particular de ver
el problema sin dedicarle la debida atención a la opinión del contrario. En vez de un diálogo o de una conversación, puede decirse que no ha habido más que dos
monólogos alternantes.
Algo semejante puede ocurrir en la lectura. Uno
puede estar tan pendiente de sus propias ideas que el
pensamiento del autor quede para él oscurecido y aun
totalmente desfigurado. Espontáneamente uno tiende a
escuchar y aceptar de los demás sólo aquellas cosas
que están de acuerdo con las propias ideas e intereses.
El efecto de esta tendencia aparece claramente demostrado en una significativa experiencia que realizó
el psicólogo Eric de Leeuw y que él mismo describe en
su libro Read better, read -faster. Para ello escogió
a un grupo de jefes de empresa. Confeccionó una lista
en la que figuraban todas las cosas relacionadas con el
trabajo de la empresa sobre las cuales estaban de acuerdo y eran del agrado de todos los jefes participantes.
Por otra parte anotó todas las cosas que evidentemente
resultaban desagradables para todos. Luego, con la
ayuda de las dos listas confeccionó una tercera, pero
de modo que aparecían consignadas sólo algunas de
las cosas en las que estaban de acuerdo y todas las
cosas que les eran desagradables. Esta lista le fue entregada al primer Jefe para que la leyera y luego escribiese de memoria los puntos que él recordaba. La lista
redactada por el primer jefe fue entregada al segundo
para que hiciera lo mismo, y asi sucesivamente. En la
118
ANTONIO BLAY
lista redactada por el último de los jefes se obmprobó
que estaban consignadas todas las cosas que eran del
agrado de todos, incluso las que habían sido* omitidas
deliberadamente en la lista entregada al primer jefe,
y, por el contrario, muchas de las cosas desagradables
habían sido olvidadas.
Esta experiencia demuestra de un modo evidente
hasta qué punto las opiniones y los gustos personales
pueden influir en la lectura. Ellas hacen que creamos
ver en un texto más de lo que contiene realmente o
que pasemos por alto lo que realmente dice.
De este modo nos perjudicamos a nosotros mismos,
pues nuestro verdadero interés radica en saber tomar
un contacto exacto con la realidad, tal como es en sí.
Tratándose de la lectura, esta capacidad de percibir
objetivamente el contenido de un texto sólo se puede
obtener cuando uno se esfuerza sinceramente por adoptar la posición y el punto de vista del propio autor.
Como dice Frangois Richaudeau en su Cours de leeture rapide: «Para ser un buen lector es necesario un
esfuerzo concentrado y una cooperación total con el
autor... Una gran sensibilidad al tono y a las ideas
adoptadas por el autor mejora la velocidad de la lectura y la comprensión del texto.»
Esto no quiere decir que hayamos de renunciar a
nuestro modo de pensar. Significa que mientras nuestro modo de pensar se interfiera en nuestras lecturas
existe el peligro casi inevitable de deformar el verdadero pensamiento del autor. Debemos dejar aparte, al
menos por unos momentos, nuestro perjuicio, simpatías o antipatías, y sólo entonces estaremos en disposición de comprender todo el alcance de las opiniones y
puntos de vista del autor. Además, ésta es la mejor
preparación, la única preparación efectiva, para poder
LECTURA RÁPIDA
119
luego adoptar una actitud crítica, que sea verdaderamente objetiva y razonable, frente al pensamiento del
autor. Esto nos permitirá enriquecernos de verdad cualquiera que sea el resultado final de nuestra reflexión
personal posterior: bien aceptar totalmente, o rechazar
de plano el pensamiento del autor, o bien modificar en
algo nuestros propios puntos de vista.
LA ANTICIPACIÓN
Para llegar a comprender bien el pensamiento del
autor debemos adoptar una actitud de simpatía y de
aceptación como acabamos de ver. Pero hay un nuevo
recurso que incrementa enormemente nuestra capacidad de captación: es lo que se llama la anticipación.
La anticipación consiste en prever lo que va a venir
después. Si uno se ha despojado de sus propios pjs<juicios y ha logrado sintonizar con el pensamiento del
autor le será mucho más fácil anticipar lo que irá viniendo. El desarrollo del pensamiento es algo lógico;
la actitud y los sentimientos del autor guardan una
coherencia interna consigo mismos Por eso, en la medida que uno entra dentro de esta corriente de pensamiento y se pone en armonía con el modo de sentir
del autor, la lectura se hace mucho más fácil y comprensible. Uno puede avanzar por el texto con gran
rapidez y comodidad, como si se tratase de un camino
conocido y familiar.
La capacidad de anticipación depende también de
otro factor, que son los conocimiento^ previos del lector. Cuanto mayor sea el conocimiento que tenga sobre un tema, más fácil le. será el poder anticipar. Sin
embargo, la anticipación es siempre posible y desea-
120
ANTONIO BLAY
ble, incluso sobre los temas que para el lector resultan
más o menos desconocidos. En algunos casos la anticipación se reducirá a un conjunto de preguntas en
torno al tema general de la lectura.
Aun más, estas preguntas previas que surgen en la
mente del lector cuando se enfrenta con un texto constituyen la base principal de la anticipación. «La llave
para anticipar el pensamiento del autor — dice Eric
de Leeuw — es preguntar. Esto abre la mente y desencadena el flujo espontáneo de ideas y de nuevas preguntas.»
La anticipación se puede hacer y se debe hacer
antes incluso de comentar la lectura de un artículo.
Pongamos por caso que uno se dispone a leer un artículo titulado «El hambre en el mundo». Inmediatamente se puede uno formular varias preguntas:
— ¿es universal o afecta sólo a algunos países?
— ¿proporcionalmente, a qué cantidad de población
mundial afecta este problema?
— ¿la existencia del hambre se debe a falta de recursos, o a que los recursos existentes no son debidamente aprovechados?
— ¿los países afectados han recibido ayuda de otros
países más ricos?
— ¿qué es lo que se ha hecho concretamente hasta
la fecha para aliviar este problema?
— ¿qué es lo que actualmente está en proyecto?
— ¿qué perspectivas existen para una solución total
y definitiva del problema?
Después que uno se ha formulado estas preguntas,
la lectura subsiguiente adquiere una vivacidad y un
interés extraordinarios. Muchas veces nos sorprenderemos al comprobar cómo las contestaciones provisionales que nosotros mismos nos habíamos dado eran
LECTURA RÁPIDA
121
notablemente acertadas, otras veces estaremos ansiosos
de encontrar la contestación a alguna de las preguntas
que nos habíamos formulado. En todo caso, esta actitud en la lectura nos dispone eficazmente para captar
y asimilar con mucha mayor fuerza y rapidez el pensamiento y las ideas expuestas por el autor.
Por lo demás, la anticipación la podemos practicar
no sólo al comenzar a leer, sino también a lo largo de
toda la lectura. Continuamente podemos prever el próximo paso en el desarrollo del pensamiento o formularnos una nueva pregunta sobre lo que el autor acaba
de exponer o afirmar.
Este modo de leer dinamiza y abre la mente mucho
más eficazmente que la simple concentración mental,
sin formular preguntas, sobre lo que estamos leyendo.
«La verdadera lectura es realmente pensar. La mente
del lector experto se mantiene activa durante la lectura: observando, preguntando, refiexionando, sacando
conclusiones». (P. LEEDY, Improve your reading.)
LA EVALUACIÓN CRITICA
La lectura, decíamos al principio del capítulo, debe
ser un diálogo entre el autor y el lector. La primera
fase es escuchar al autor. Captar su pensamiento auténtico sin deformarlo con nuestros prejuicios o ideas
preconcebidas. Este diálogo cobra nueva animación
cuando nosotros, por medio de la técnica de anticipación, nos vamos interesando cada vez más profunda- tf
mente en la prohibición planteada por el autor.
(/t^icrow)
Queda un último paso a realizar para que se complete este diálogo autor-lector. ¿Qué es lo que yo pienso
sobre lo que dice el autor? ¿Estoy de acuerdo con su
122
ANTONIO BLAY
pensamiento, con su modo de exponerlo, con su argumentación? Esto es lo que constituye la evaluación
crítica.
La evaluación crítica puede hacerse desde varios ángulos o puntos de vista. Se puede juzgar el fondo o la
forma de un escrito: el valor y la verdad de su contenido, o su corrección literaria y artística.
^t
Aunque toda evaluación crítica es siempre >4$jetiva, en el sentido de que es uno personalmente el que
da su propio juicio sobre algo, no obstante la evaluación que se refiere al contenido tiene un carácter más
bien objetivo, mientras que la que se refiere a la forma
es de por sí preferentemente subjetiva. El primer tipo
de evaluación busca la verdad objetiva, el segundo depende más de los gustos personales.
En relación con la evaluación literaria o artística,
Claude Philippe, en su Méthode frangaise de lecture
rapide, da algunas orientaciones sencillas pero que
pueden ser muy útiles, ya que no se trata de llegar a
hacer una crítica literaria exhaustiva.
El lector puede llegar a formarse un juicio bastante acertado examinando algunos puntos relativamente
fáciles de apreciar.
— ¿qué fin persigue el autor al escribir este libro?
— ¿este fin tiene un valor en sí?
— ¿qué medios ha usado para conseguir su fin?
— ¿los medios son manifiestos o están sutilmente
disimulados?
— ¿la realización de la obra ha sido hecha con cuidado y esmero?
— ¿la obra responde al fin que se proponía el
autor?
«Si el fin del autor parece tener sentido y si los
medios que emplea parecen adecuados a su objetivo.
LECTURA RÁPIDA
123
uno puede deducir con probabilidad que la obra es de
valor.» (CLAUDE PHILIPPE.)
Sin embargo, desde el punto de vista de la lectura
inteligente y eficaz, la actitud crítica más útil es la que
se refiere al fondo o contenido de un texto. Es decir,
la que se relaciona con la verdad o falsedad de la exposición.
En rigor se puede hacer una distinción entre lo que
un autor defiende y los argumentos o razones en
que pretende apoyar su opinión. Puede darse el caso
de que la opinión defendida sea verdadera, pero los
argumentos aducidos sean falsos. No obstante, en general, si las razones son falsas o insuficientes lo normal
es que la conclusión sea también falsa.
Por el contrario, una sólida argumentación, rigurosa y precisa en todos sus pasos, nos llevará con seguridad a una conclusión verdadera.
El objetivo de la evaluación crítica es el examen
de la argumentación y de su fuerza probatoria. A través de la evaluación el lector quiere llegar a la verdad
objetivaba la verdad de los hechos en sí.
Como veremos más adelante, se han dado por diversos autores muchos consejos y orientaciones, ciertamente muy útiles, sobre el modo de hacer una correcta
evaluación. Sin embargo, el factor más importante es
uno mismo. En primer lugar difícilmente podrá una
persona dar un juicio acertado sobre ningún tema si
no posee de antemano unos ciertos conocimientos o información. De aquí la importancia de la cultura previa
personal. Por otra parte se requiere un buen sentido
para saber apreciar hasta'qué punto una información
es completa o incompleta, o hasta qué punto determinadas fuentes de información son dignas de crédito o
no. Finalmente es también de la máxima importancia
124
ANTONIO BLAY
que una persona haya desarrollado en grado suficiente la capacidad de enfrentarse con toda suerte de hechos y de razonamientos con espíritu abierto y objetivo, superando los prejuicios y gustos personales que
le impedirían ver la verdad de las cosas en sí.
Por eso Paul Witty insiste con razón en la importancia del lector mismo como el factor más fundamental para poder realizar una correcta evaluación.
«La fuente principal para la evaluación de sus lecturas
debe ser usted mismo. Si usted lee de un modo activo
y crítico, incrementará su habilidad para comparar lo
que lee con lo que ya sabía acerca del tema. También
llegará a conocer qué clase de lecturas son dignas de
crédito y cuáles no.» (Paul Witty, How to become a
better reader.)
Pasando ahora a los aspectos más concretos y prácticos sobre el modo de hacer la evaluación, vamos a recoger en primer lugar las sugerencias ofrecidas por
Claude Philippe en Méthode jrancaise de lecture rapide. Según este autor, la evaluación de un escrito puede
hacerse en tres partes o etapas:
a) evaluación de las informaciones
b) evaluación de las interpretaciones
c) evaluación de las intenciones
Este esquema puede aplicarse en principio a cualquiera de las tres clases fundamenfales de estructuras:
tesis-demostración, problema-solución y hechos.
La evaluación de las informaciones se realiza examinando si los datos o hechos aportados por el autor son
exactos, si no han sido deformados, si la información
es exhaustiva, si han sido omitidos datos de especial
importancia.
En relación a la interpretación hay que ver si la
interpretación dada por el autor a las informaciones
LECTURA RÁPIDA
125
es acertada, si no ha sido violentada o desviada de un
modo tendencioso, si es lógicamente correcta.
Finalmente, el último paso es la evaluación de las
intenciones. Aquí va incluido el estudio de la significación de todo el escrito, y también de la conclusión
o de la solución del problema, según el tipo de estructura de que se trate. Lo que hay que examinar en este
tercer paso es la legitimidad y solidez de la conclusión
o solución, si son las únicas que podían darse, si han
sido probadas y establecidas, si son aceptables o no.
Este esquema es muy claro y tiene la ventaja de
abarcar la totalidad de un escrito o artículo.
Hay otros autores que se centran más en los defectos de la argumentación y enumeran los fallos más
notables en que se puede incurrir. Su utilidad práctica
es muy grande. Esta es la línea seguida por Paul D. Leedy en su libro sobre lectura rápida: Read with speed
and precisión, Pero la enumeración más completa de
los errores de argumentación se encuentra en el libro
de R. H. Thouless, Straight and crooked thinking.
Aquí vamos a recordar solamente los fallos más
importantes o más frecuentes y que pueden ofrecer
un mayor interés para el lector.
DEFECTOS PRINCIPALES EN LA EXPOSICIÓN
a)
Empleo de palabras emotivas
Por palabras emotivas se entienden aquellas palabras, generalmente adjetivos, que espontáneamente despiertan en el oyente una reacción, sea agradable o desagradable, y en consecuencia le incitan automáticamente a aceptar o rechazar una proposición determinada.
126
ANTONIO BLAY
Si oímos decir que «los ejércitos romanos eran fuertes y valientes en la batalla», notamos que surge en
nosotros un sentimiento de admiración y de aprobación; pero si nos dicen que «frente a sus enemigos luchaban con fiereza y crueldad», de inmediato se produce en nosotros el desagrado y la reprobación.
Un mismo hecho puede ser descrito y matizado de
forma que provoque agrado o disgusto. Así, por ejemplo, podemos decir que una persona es muy «constante» o que es muy «tozuda». Muchas veces el empleo de
estos adjetivos responde solamente a la actitud personal del autor frente al hecho en sí, o al deseo que tiene
de lograr que nosotros aceptemos o rechacemos alguna
opinión o cosa concreta.
El buen lector debe estar alerta ante el empleo de
las palabras emotivas y no dejarse arrastrar por su indudable fuerza persuasiva.
Una palabra emocional, un adjetivo, una calificación,
nunca es un argumento. Su empleo podrá ser acertado
y estar de acuerdo con la realidad, pero eso hay que
probarlo. Sin embargo, en muchas ocasiones, en muchos discursos, sobre todo en los discursos políticos, la
mayor fuerza de persuasión radica en el empleo de palabras emotivas Frente a ella la verdadera argumentación, las razones firmes y objetivas, apenas si ocupan
un lugar insignificante.
b)
Generalización indebida
Tiene lugar cuando se hace una afirmación o se
anuncia una cualidad que parece involucrar a la totalidad de un grupo, cuando la realidad es que sólo de
algunos puede hacerse dicha afirmación.
Si decimos: «A los españoles les gusta* los toros».
LECTURA RÁPIDA
127
O «Los ingleses son de carácter flemático», estamos haciendo dos afirmaciones que incurren en el defecto
que comentamos. En ambos casos uno tiende a interpretar la fiase como si «todos» los españoles y «todos»
los ingleses tuvieran la cualidad enunciada.
Al leer fiases de este tipo uno debe preguntar: ¿qué
amplitud tiene esta afirmación?, ¿hasta qué punto es
verdadera? Ordinariamente bastará con introducir la
palabra «todos» en el sujeto de la oración para que descubramos su inexactitud.
c)
Demostración
por
ejemplos
seleccionados
Se incurre en este defecto cuando se pretende demostrar algo aduciendo solamente ios ejemplos o casos
concretos que favorecen la opinión del autor.
Al lector toca en este caso valorar la fuerza de la
argumentación. Él deberá apreciar si los casos citados
son tan contundentes que es imposible la existencia de
otros ejemplos que invaliden su fuerza probatoria;
pero, en general, deberá pensar en la conveniencia de
estudiar e investigar aquellos casos distintos que tienden a demostrar lo contrario, y comparar su fuerza
con los argumentos aducidos por el autor. Si sus conocimientos en la materia son suficientes, esto lo podrá
realizar por sí mismo; si no, puede ser imprescindible
la consulta de otros autores de ideas opuestas para
llegar a una valoración más objetiva y realista.
d)
Desviación
La desviación puede darse tanto al defender una
opinión como al atacar la opinión del contrario.
128
ANTONIO BLAY
En esencia la desviación consiste en apartarse del
tema central en discusión para detenerse en la consideración de una cuestión incidental en la que el autor
se encuentra más fuerte y seguro.
El engaño está en creer que al ser demostrada la
cuestión incidental, queda también probado el asunto
principal.
e) El argumento del término medio
El argumento del término medio no suele considerarse como defecto en la argumentación; antes al contrario, al ver que una persona nos presenta su opinión
como el término medio entre dos puntos de vista extraños, nos sentimos inclinados a admirar su ponderación
y a aceptar en consecuencia su misma opinión.
Sin embargo, el hecho de presentar una afirmación
como término medio no es ninguna garantía de su verdad. Una afirmación sólo puede considerarse verdadera
en la medida que se asienta en razones firmes y sólidas, no por simple comparación con*otras afirmaciones. Además, apenas si hay njiíguna proposición que no
pueda ser considerada como término medio en relación
con otras opiniones aún más extremistas.
f) Argumentos
ilógicos
Se llaman argumentos ilógicos aquellos que no se
desarrollan según las leyes lógicas del pensamiento.
Son argumentaciones que en realidad no prueban lo que
aparentan demostrar por falta de ilación o coherencia
interna. De esta clase de argumentaciones se dice que
LECTURA RÁPIDA
129
no concluyen. En los manuales de lógica se hace una
extensa relación de los silogismos y de sus diversos
modos, así como de los errores o falacias de argumentación. Aquí sólo estudiaremos los más importantes
desde el punto de vista práctico.
1.
Término medio no distribuido.
Examinemos el siguiente argumento:
«Las ilusiones nacen de la tendencia que tienen los hombres a creer como verdadero aquello
que es conforme a sus deseos. La creencia en la
vida eterna responde a uno de los mayores deseos
del hombre, que a todo trance quiere escapar de
la muerte y de la aniquilación. De acuerdo, pues,
con el funcionamiento de los mecanismos psicológicos del hombre, hemos de considerar que la
creencia en la vida eterna es una simple ilusión.»
Ante este argumento uno puede sentirse un poco
desconcertado y no ver muy claro hasta qué punto es
firme y válido o no. Lo característico de estos falsos
argumentos es que en la práctica suelen presentarse
de un modo tan oculto y disimulado, a través de un
montón de palabras, que se hace difícil descubrir a primera vista el error o la falta de lógica en la argumentación. Pero basta reducirlos a una forma simple y
esquemática para que se ponga de manifiesto el fallo
del argumento.
Expresado del modo más simple, el argumento anterior puede enunciarse así:
«Las ilusiones nacen de los deseos, // la crencia en la vida eterna responde a un deseo, // lúe-
130
ANTONIO BLAY
go la creencia en la vida eterna es una ilusión.»
Este argumento, por su forma, es exactamente igual
al siguiente:
«Los países sudamericanos son repúblicas, //
Francia es una república, // luego Francia es un
país sudamericano.»
El error de esta argumentación consiste en que el
término medio (el término común a las dos premisas)
no está tomado en sentido universal en ninguno de los
dos casos. Los países sudamericanos son repúblicas,
pero no «todas» las repúblicas existentes. Del mismo
modo, al afirmar que las ilusiones nacen de los deseos,
no afirmamos en modo alguno que «todos» los deseos
den lugar a ilusiones. Puede haber, entonces, otros
deseos que no den lugar a ilusiones.
Cuando una argumentación ha sido reducida a su
forma más simple y esquemática, es fácil descubrir si
desde el punto de vista lógico es correcta o no. Si aún
quedase alguna duda se pueden sustituir las palabras
o nombres concretos por otros ejemplos mejor conocidos, pero manteniendo siempre la misma forma de la
argumentación.
También hay que distinguir entre la validez lógica
o probable de la argumentación y la verdad de la conclusión. La conclusión puede ser verdadera, pero la argumentación empleada puede ser falsa.
Si decimos:
Los animales son seres vivientes.
El hombre es un ser viviente.
Luego el hombre es un animal.
LECTURA RÁPIDA
131
La conclusión es verdadera, pero la argumentación,
que tiene la misma forma de las que hemos visto antes,
es falsa. En vez de hombre podríamos decir: «las plantas son seres vivientes», y la falsedad de la argumentación quedaría patente.
2. Condición — consecuencia
Con frecuencia se emplean argumentaciones que
empiezan de este modo:
Si se cumple A, entonces también se cumple B.
Por ejemplo:
Si en un país no hay cultura no puede haber
democracia
Demos por supuesto que esta primera afirmación
sea verdadera. A partir de esta primera afirmación, y
por ser ella verdadera, ¿qué otras afirmaciones válidas
pueden deducirse?
Examinemos la siguiente argumentación:
«En un país donde no hay cultura en el pueblo
es imposible que haya democracia.
»Como en Rusia no existe la democracia, quiere decir que- el pueblo es inculto.»
Si admitimos que la primera afirmación es verdadera, ¿podemos estar seguros de que la conclusión es
también verdadera?
Tal como está enunciado el argumento, y dado el
tema que trata, nos podríamos sentir inducidos a creer
que es válido y que la conclusión es verdadera.
Sin embargo, desde el punto de vista lógico, el argumento es totalmente falso.
132
ANTONIO BLAY
Para comprobarlo podemos reducirlo a su forma
más simple y esquemática:
«Si no-cultura, no-democracia.
»No hay democracia, luego no hay cultura.»
De esta forma es fácil advertir que la conclusión
es ilegítima. Pero aún lo podemos ver mejor sustituyendo las palabras por otros ejemplos:
«Si hace mal tiempo, Juan no sale de casa.
»Hoy Juan no salió de casa, luego hizo mal
tiempo.»
La conclusión es falsa. Juan pudo no haber salido
de casa por otro motivo diferente.
Este tipo de argumentación «condición-consecuencia» se usa con bastante frecuencia. La dificultad de
reconocer si la argumentación es legítima o no se presenta principalmente cuando el tema tratado reviste
cierta complejidad, o cuando la sencillez de la argumentación queda oculta por el empleo de un número excesivo de palabras. Por eso conviene reducirla a una forma esquemática.
Como resumen vamos a presentar los casos en que
esta argumentación es correcta y los casos en que no
lo es.
La premisa base es siempre de este tipo:
«Si A, entonces B.»
Tanto A como B pueden ser dos oraciones afirmativas o negativas indistintamente.
A partir de esta premisa base pueden hacerse cuatro argumentaciones: dos correctas y otras dos incorrectas:
LECTURA RÁPIDA
133
Correctas:
1° Si A, entonces B.
Se da A, luego también B.
2.° Si A, entonces B.
O
No se da B, luego tampoco A.
Incorrectas:
3.° Si A, entonces B.
Se da B, luego también A.
4.° Si A, entonces B.
'ño se da A, luego tampoco B.
3. Argumento en círculo.
Este es un tipo de argumentación errónea, que aunque no tan frecuente como los dos anteriores, también
se suele emplear algunas veces.
El razonamiento en círculo consiste en demostrar
una afirmación tomando como argumento, o como
parte del argumento, la verdad de lo que precisamente
se quiere demostrar.
En esquema esta argumentación se puede expresar
de este modo:
A es verdad porque B es verdad
B
porque C
C
porque A
Por muy largo o complicado que sea, cuando un argumento circular se expone de forma esquemática es
muy fácil advertir su falsedad, que en último término
radica en dar por demostrado lo que se quiere demostrar.
g)
Argumento especulativo
Consiste en querer demostrar cuestiones de hecho
134
ANTONIO BLAY
fundándose en el mero raciocinio mental. En otras palabras: es deducir lo que es la realidad a partir de lo
que uno piensa que debería ser.
Históricamente ha sido muy frecuente el uso de este
tipo de argumentos. Muchos pensaron que la Tierra
era el centro del Universo, y que no era la Tierra, sino
el Sol el que giraba alrededor de la Tierra, porque lo
contrario iba en contra de la doctrina revelada, tal
como ellos pensaban que había que interpretarla. Los
comunistas piensan que la lucha de clases es algo inevitable y que la implantación de la dictadura del proletariado es un paso necesario para el establecimiento
de la sociedad perfecta y sin clases.
Todo esto no pasan de ser especulaciones, como
también sería otra especulación el pensar que el hombre no puede haber evolucionado de los monos porque
lo superior no puede derivar de lo inferior.
En todos estos casos de trata de cuestiones prácticos y sólo los hechos y la experiencia pueden demostrar la verdad de una u otra de las afirmaciones.
Lo que acabamos de decir no es, en modo alguno,
una condenación del pensamiento abstracto o de la intuición intelectual. De hecho, uno de los factores que
más han contribuido al progreso de las ciencias han
sido las especulaciones e intuiciones de algunos sabios
geniales. La intuición desempeña un gran papel, ella
abre el camino y apunta hacia soluciones nuevas. Pero
han de ser luego los hechos, las comprobaciones experimentales, las que den el refrendo a las afirmaciones
más o menos teóricas o apriorísticas del intelecto.
Este tipo de argumento especulativo se desliza con
mucha frecuencia en las discusiones o en las exposiciones escritas. Resulta mucho más fácil y más cómodo
afirmar que las cosas son tal como nosotros pensamos
LECTURA RÁPIDA
135
que deberían ser, que no molestarnos en recoger toda
clase de pruebas y hechos que nos revelarían cómo son
las cosas en realidad.
h)
Cambio de significado de un término en el curso
de la argumentación
En todo argumento se dan unas premisas y una conclusión. Las premisas sirven para poner de relieve ciertas relaciones existentes entre los términos que luego,
aparecen en la conclusión. Cada término aparece, pues,
a través de la argumentación repetido dos o más veces.
Una argumentación que en cuanto a la forma y desde el punto de vista lógico fuese correcta, sería, sin
embargo, totalmente errónea y carente de fuerza probatoria si cada uno de los términos no fuese empleado
siempre con el mismo significado.
Veamos el siguiente ejemplo:
«Todas las masas son irresponsables y faltas
de inteligencia.
»La democracia es.el gobierno de las masas.
»Luego la democracia es el gobierno de los
irresponsables y faltos de inteligencia.»
Lógicamente esta argumentación tiene una forma
correcta. La primera premisa puede ser que la consideremos algo dudosa, ptro aunque la admitiésemos
como cierta la conclusión no quedaría en modo alguno
probada.
El fallo del argumento está en el uso de la palabra
masa, que se emplea con distinto sentido en las dos
premisas. Cuando se dice que las masas son irrespon-
136
ANTONIO BLAY
sables y faltas de inteligencia hay que entender que se
trata de los grupos numerosos de personas que se encuentran reunidas en un lugar y participan en alguna
actividad común. Sin embargo, en la segunda premisa
la palabra masa tiene un significado bastante diferente,
pues se refiere al conjunto de todos los ciudadanos de
un país.
i)
Analogía imperfecta
Otro tipo de argumentación deficiente es el que se
basa en analogías imperfectas.
La analogía consiste esencialmente en una comparación que se amplía legítima o ilegítimamente.
Dos cosas pueden ser semejantes porque ambas
poseen varias cualidades comunes. El argumento analógico consiste en pretender que esta semejanza se extiende también a otras cualidades desconocidas.
Supongamos que Juan y Pedro son dos muchachos
inteligentes, que les gusta el deporte y* también la
pintura. Si, basados en estas semejanzas conocidas,
dedujésemos que a Juan le gusta la música porque a
Pedro también le gusta, estaríamos haciendo una argumentación analógica.
Normalmente el argumento analógico no se aduce
de un modo tan abierto como el que acabamos de
hacer. Pero en las conversaciones, discusiones y explicaciones, se suele usar muy frecuentemente analogías
implícitas.
A veces el argumento analógico puede fallar, no sólo
por ampliación indebida de cualidades comunes, sino
en su misma base, porque ni siquiera existe la semejanza inicial que se pretende.
LECTURA RÁPIDA
137
Un ejemplo de analogía implícita es la siguiente
afirmación: «Con la edad la lucidez de la mente va
decreciendo como una lámpara de aceite que se consume.»
Si con esto queremos demostrar que las facultades
mentales decrecen inexorablemente así como sucede
con una lámpara que se apaga poco a poco, estamos
empleando un argumento totalmente falso. A la mente
se le puede comparar con la luz, y en cierto modo es
acertada la semejanza. Pero no está sometida a las
mismas leyes que rigen los procesos luminosos materiales. El ejemplo aducido puede servir para explicar
lo que pasa en muchos casos; pero no vale para demostrar que necesariamente tenga que suceder así. De
hecho podría y debería ser al revés.
Lo más peligroso de las argumentaciones analógicas
es su gran fuerza de persuasión. Basta que nos presenten un argumento en forma de analogía, diciendonos que: «"A" es así, de la misma manera que sucede
con "B"», para que quedemos fuertemente impresionados.
Hemos de saber distinguir entre la gran utilidad
que tienen estas comparaciones para manifestarnos de
una manera clara el pensamiento del autor, y su fuerza,
como argumento, para probar lo que el autor nos
dice.
j)
Argumento de autoridad
El argumento de autoridad consiste en querer demostrar la verdad de alguna opinión basado en el
hecho de que personas de prestigio y de ciencia han
pensado lo mismo.
138
ANTONIO BLAY
Ciertamente el hecho de que personas competentes
sustenten una opinión determinada es un dato en
favor de dicha opinión.
Sin embargo, hemos catalogado el argumento de
autoridad entre los argumentos defectuosos en el sentido de que a veces es mal usado por quien pretende
defender algo, y sobre todo mal interpretado por quien
lee o escucha.
El argumento de autoridad es mal usado cuando
tratándose de temas como religión o filosofía, se aduce
la opinión de una persona que es competente en otros
campos como la física o la biología.
Esto es ilegítimo en la medida que se quiere sacar
partido del prestigio que posee una persona en un tipo
determinado de conocimientos para aplicarlo sin más
a otros asuntos diferentes. Sin embargo, cuando el lector no es muy consciente, fácilmente se deja impresionar por el impacto del prestigio y tiende a aceptar
las opiniones que se le presentan apoyadas de esta
forma. Uno debiera estar atento para no dejarse sugestionar por esta clase de argumentos.
Hay otros casos en que el empleo del argumento de
autoridad es totalmente legítimo. Un científico, un astrónomo, por ejemplo, que emite sus teorías basado
en sus estudios y observaciones merece ciertamente
crédito y confianza. Está en su pleno derecho cuando
espera de sus lectores un cierto grado de interés y de
aceptación.
No obstante, el verdadero motivo para aceptar sus
opiniones no debe descansar en el hecho de que éL
nos las diga sino en la bondad de las razones en que
las apoya. Es decir, que nuestra aceptación no ha de
ser ciega, sino razonable. El valor de lo que llamamos
prestigio profesional parte de la presunción de que
LECTURA RÁPIDA
139
cuando una persona competente defiende alguna opinión, podemos suponer que tiene sus buenas razones,
para defenderla; pero la aceptación plena y definitiva
de sus opiniones debe descansar en la bondad misma
de sus razones, vistas y examinadas, en la medida de
lo posible, por nosotros mismos.
Otro tanto podemos decir cuando se invoca la autoridad de la tradición o de la costumbre. Hay, en verdad, muchas tradiciones y costumbres que están plenamente justificadas. Pero cuando nosotros aceptamos
una tradición simplemente por ser tradición, adoptamos una actitud incorrecta. Una tradición tiene valor
en la medida que se funda en razones que fueron válidas y que siguen siendo válidas en la actualidad.
Vemos, pues, en resumen, que la incorrección del
argumento de autoridad radica en que desvía la atención del lector del examen de las razones objetivas
hacia la consideración del prestigio de una persona
o de una tradición. El argumento de autoridad obra
por sugestión. Aunque el prestigio puede estar muy bien
ganado, a lo más que tiene derecho es a que le dediquemos una atención seria, nunca una aceptación ciega
de sus puntos de vista sin el debido examen de las
razones objetivas en que se apoya.
Todo el estudio que acabamos de hacer sobre la
evaluación crítica y el examen de los argumentos deficientes podría resumirse en un pequeño esquema, que
según nuestra experiencia en los cursos orales de lectura, resulta muy comprensible y muy fácil de aplicar
a la práctica.
Los razonamientos defectuosos pueden serlo por
tres motivos fundamentales:
— por tendenciosidad
140
ANTONIO BLAY
— por falta de rigor lógico
— por desviación
Entre los argumentos tendenciosos se encuentran
los que emplean palabras o razonamientos emotivos,
así como las apelaciones injustificadas al principio de
autoridad, y el empleo de ejemplos seleccionados.
Entre los argumentos carentes de rigor lógico, además de los enumerados anteriormente bajo este epígrafe, se pueden incluir la generalización indebida y las
analogías imperfectas.
En cuanto a la desviación, es uno de los defectos
en que se incurre con más frecuencia en las conversaciones. Conviene estar alerta porque a veces puede
aparecer también en algunos escritos.
CAPITULO X
TÉCNICAS ESPECIALES PARA LOGRAR UNA
LECTURA DE MÁXIMA RAPIDEZ DE
COMPRENSIÓN
El entrenamiento de la percepción visual unido al
incremento de nuestra capacidad de comprensión forman la base sobre la que se asientan los estupendos
resultados que se pueden obtener del curso de lectura
rápida.
Con todo, la persona que ha conseguido ya un notable grado de perfección en la percepción y en la comprensión, puede todavía aplicar algunas técnicas nuevas
que incrementarán extraordinariamente su capacidad
de leer.
Nos referíamos a:
— la lectura telegráfica
— la lectura de reconocimiento
— la lectura de información
142
ANTONIO BLAY
LA LECTURA TELEGRÁFICA
Ya le hemos recordado anteriormente que uno no
puede llegar a una comprensión perfecta mientras esté
agarrado a las palabras materiales del texto. Leer es
comprender las ideas que están detrás de las palabras.
Las palabras no son más que un medio de expresión
del pensamiento. Cuando una persona lee palabra por
palabra creyendo que la correcta comprensión de un
escrito depende del relieve con que capta cada palabra,
no hace en realidad más que embrollar la mente y dificultar la verdadera comprensión. En la medida en que
uno concentra la atención en el medio o instrumento
en sí, corre el riesgo de perder de vista la comprensión
global del pensamiento. Aun más, ni siquiera todas las
palabras tienen la misma importancia como medios de
comunicación del pensamiento.
Paul Leedy trata muy acertadamente este aspecto y
se lamenta de que «algunos lectores nunca llegan a
darse cuenta que no todas las palabras tienen igual
importancia». (Paul Leedy, Improve your reading.)
Para convencernos hasta qué punto existen en cada
escrito multitud de palabras que son innecesarias basta
que pensemos en lo que hacemos al poner un telegrama. Un telegrama bien redactado es plenamente inteligible; y sin embargo, comparado con la redacción original puede contener hasta un 50 % menos de palabras.
Veamos, por ejemplo, el texto siguiente:
«Hay normalmente una reacción de desánimo
cuando se habla de la posibilidad de transformación interior. Reacción que proviene de la creencia o temor de que todo cuanto se pueda decir
LECTURA RÁPIDA
143
sobre transformación del carácter y de la personalidad es pura teoría, son maneras, palabras,
muy bonitas quizás y muy poéticas, pero que a
fin de cuentas uno seguirá irremediablemente con
sus problemas, con sus defectos y con sus debilidades, puesto que, digan lo que digan, esto no
hay quien lo cambie.» (A. BLAY FONTCUBERTA. Energía Personal.)
Este texto podríamos reducirlo, sin perder ninguna
idea principal ni secundaria, del modo siguiente:
«Hay normalmente reacción desánimo cuando
se habla de transformación interior que proviene
de creencia que todo cuanto se puede decir sobre
transformación carácter es pura teoría palabras
bonitas, que uno seguirá irremediablemente con
sus problemas, defectos, debilidades.»
El texto original tiene 81 palabras, el texto reducido
sólo tiene 37. Es decir se ha reducido el texto en algo
más del 50 %. Sin embargo, se mantiene íntegramente
el pensamiento del autor. Incluso puede usted advertir
que si lee el texto original fijándose principalmente en
las palabras seleccionadas y pasando un poco por encima de las demás palabras el pensamiento fundamental
resalta de un modo más claro y comprensible.
Esta técnica puede aplicarse a toda clase de escritos. En todos es posible esta reducción pues el modo
corriente de hablar y expresarse así como las exigencias de las leyes gramaticales obligan al empleo de
gran cantidad de palabras que podríamos llamar de relleno. Lo que al lector interesa son las palabras de
significado pleno.
144
ANTONIO BIAY
La aplicación de esta técnica tiene muchas ventajas.
En primer lugar todas las lecturas quedan enormemente simplificadas, pues, en general, casi todos los
textos pueden reducirse al menos hasta un 40 % de
sus palabras. Esto trae consigo un gran ahorro de tiempo y al mismo tiempo un incremento de la velocidad. Además la simplificación del texto y la subsiguiente clasificación de las ideas produce otro efecto
notable: una gran disminución del esfuerzo y de la
fatiga, tanto visual como mental.
No obstante, la lectura telegráfica no significa leer
menos o perderse algo del texto.
El modo correcto de hacer este tipo de lectura consiste en ir pasando la vista por todas las palabras, pero
fijándose solamente en aquellas que son necesarias
para la comprensión del pensamiento.
Mientras los ojos se van deslizando, es la mente la
que piensa y selecciona lo que es de verdadero interés.
No se pierde nada del texto, no se deforma en modo
alguno el pensamiento o las ideas; al contrario, se
gana en la velocidad de la lectura y se captan las ideas
con más claridad. Quien ha conseguido la habilidad de
leer así tiene la impresión de ir como volando por encima del texto y de moverse con una gran soltura y
fiexibilidad.
La condición para lograr este tipo de lectura es la
práctica y el entreno previo en los aspectos percepción
y comprensión de que hemos hablado en los artículos
anteriores.
Aquí, en efecto, se pide un máximo rendimiento
tanto a nuestra percepción visual como a nuestra capacidad de comprensión. Por otra parte es preciso también que ambas funciones se realicen de un modo tan
espontáneo y automático que no se interfieran mutua-
LECTURA RÁPIDA
145
mente. El recorrer el texto rápidamente con la vista
no debe impedir la concentración de la mente en las
ideas y en el desarrollo del pensamiento. A su vez esta
atención de la mente a las ideas no debe significar
ningún obstáculo para que los ojos vayan recorriendo
rápidamente el texto de modo que ofi'ezcan a la mente
todo el material verbal sobre el cual la mente realizará
la oportuna selección.
Muchas personas pueden encontrar dificultad en
coordinar ambas fianciones. Una vez más es cuestión
de práctica y de ejercitamiento. Una de las cosas en
que más insistimos durante los cursos orales de lectura es en la necesidad de realizar los ejercicios correspondientes a cada lección. Siendo la lectura rápida una
habilidad eminentemente práctica, ha de ser la práctica la que nos proporcione esa habilidad. Por lo demás,
no es tanto el esfiaerzo que se requ.'ere como el método
y la constancia en el aprendizaje. Y comparado con los
resultados, este pequeño esfiaerzo queda ampliamente
compensado teniendo en cuenta las enormes ventajas
que de la lectura rápida puede sac^r el buen lector
para toda su vida. Ahorro de tiempo, en prifi-ier lugar,
pero sobre todo la posibilidad real de adquirir una
cultura mucho más amplia y sólida. Amplia porque
aumentan las posibilidades materiales de leer; y sólida
porque todo cuanto se lee se hace con mayor poder
de comprensión y de asimilación.
QUE ES EL «SKIMMING»
Otra técnica especializada es la que los americanos
llaman el «skimming». A través de esta técnica el lector
aplica a sus lecturas la máxima velocidad posible. Esta
146
ANTONIO BLAY
técnica supone la aplicación de todos los conocimientos y habilidades de lectura previamente explicadas.
La palabra «skimming» significa en inglés la acción
de quitar la nata o crema a la leche. Aplicada a la lectura quiere decir el arte de sacar de un escrito lo más
importante, lo esencial, o lo que uno busca de un modo
particular.
En la técnica del «skimming» podemos distinguir
varias modalidades diferentes. La terminología empleada por los autores no es uniforme para expresar las
diversas clases de «skimming», ni tampoco la clasificación.
Paul Leedy distingue dos tipos de «skimming»:
«skimming for the main idea» y «skimming for details».
El «skimming» de las ideas principales busca en un
escrito identificar solamente lo fundamental del mismo. El «skimming» de los detalles responde al deseo
del lector de encontrar un dato o un hecho concreto
que le interesa de modo especial.
N. Banton Smith reserva el nombre de «skimming»
solamente para el caso de la lectura que se hace para
sacar una impresión global de un artículo, y de sus
ideas centrales. Por el contrario, cuando se trata de localizar datos particulares emplea el nombre de «scanning».
Norman Lewis emplea una terminología y una clasificación especial al distinguir tres clases de «skimming»:
— slight skimming
— parcial skimming
— complete skimming
En realidad se trata de una gradación en el modo
de enfocar y de realizar el «skimming» de ideas. El
«skimming» completo busca tan solo la idea o ideas
LECTURA RÁPIDA
147
fundamentales. El «skimming» parcial procurar captar
no sólo las ideas principales, sino también algunos
detalles de importancia. Él «skimming» superficial exige un lectura más amplia del texto. Aquí se trata de
captar todo el pensamiento, tanto las ideas principales
como las secundarias y los detalles. Solamente se prescinde de las palabras que no son necesarias para seguir
el pensamiento del autor.
En el Reading Improvement Program, de la Universidad de Columbia, se define el «skimming» como:
«una técnica avanzada de lectura que permite al lector
ver lo que desea sin tener que leer cada frase y sin
perder el hilo del pensamiento del autor».
Entre los autores franceses, Francois Richaudeau
distingue entre «écrémage» y «repérage». Define el
«écrémage» como la reducción del número de palabras
leídas sin que sufra la comprensión general del texto
leído. Por el contrario la finalidad del «repérage» es
buscar una información especial.
Claude Philipe nos ofrece un cuadro más amplio y
más completo de los distintos tipos de lectura. En primer lugar hace una distinción entre «lecture de reconnaissance» y «lecture d'information».
La lectura de reconocimiento consiste en una primera toma de contacto con un escrito o un libro. Su
finalidad es formarnos una idea previa de la obra para
ver si nos puede interesar y encontrar en ella lo que
deseamos.
La lectura de información tiene por objeto captar
toda o parte de la información de una obra con la
máxima economía de tiempo. Aquí el citado autor hace
una triple división:
— lectura de información superficial:
cuando se
148
ANTONIO BLAY
busca una idea de conjunto, pero sin entrar en
detalles.
— lectura de información parcial: cuando uno busca solamente ciertos datos.
— lectura de información completa: que nos permite descubrir la significación completa de la
obra.
Según Claude Philippe el «écrémage» no habría que
confundirlo con la lectura de información; sería solamente una de las técnicas más importantes de la lectura de información. En el «écrémage», que tiene por
fin: «dejar de lado las partes menos interesantes para
sacar las más sustanciales», distingue a su vez tres
grados:
— «écrémage de mots»: en el que el lector sólo se
fija en las palabras que tienen sentido pleno y
pasa por alto las palabras auxiliares.
— «écrémage d'idées»: cuya finalidad es seleccionar las ideas principales, dejando de lado las
secundarias.
— «écrémage de structures»: que busca identificar
la estructura de organización del pensamiento
que está latente en un escrito.
Como hemos visto, hay distintos modos de enfocar
el estudio de la técnica del «skimming». Algunos apenas
hacen ninguna diferencia entre las diversas modalidades de «skimming». Otros introducen bastantes divisiones y subdivisiones. Todo depende del punto de
vista que se adopte. Desde el punto de vista teórico
pueden señalarse tantas divisiones como diferencias
de matiz o modalidad en el objeto perseguido. Desde
LECTURA RÁPIDA
149
el punto de vista práctico se tiende a cierta unificación en la medida que las técnicas fundamentales que
se requieren descansan en unos principios que son
comunes.
Dejando aparte lo que hemos dicho sobre la lectura
telegráfica, y que sólo algún autor la asimila como una
de las modalidades del «skimming», nosotros creemos
que la clasificación más útil y comprensible para el
alumno es la que distingue dos tipos de «skimming»:
— aquel en que uno busca una información o un
dato determinado, y
— aquel en que uno trata de formarse una idea
general, pero exacta, del contenido de un escrito.
Al primero podemos llamar lectura de reconocimiento-particular; y al segundo lectura de informacióngeneral.
LA LECTURA DE RECONOCIMIENTO
Hay muchas ocasiones en que uno sólo necesita
conocer un dato, un hecho, una información muy concreta. En este caso el leer todo el texto sería una
pérdida de tiempo totalmente innecesaria.
Más o menos toda persona que está en esta situación comprende la posibilidad que existe de ahorrar
mucho tiempo y esfuerzo. El problema está en saber
aplicar de un modo acertado y metódico el procedimiento adecuado.
En primer lugar la búsqueda puede versar sobre
una palabra concreta, una fecha, una idea determinada.
Una condición indispensable para que el lector pueda
150
ANTONIO BLAY
realizar una lectura de reconocimiento rápida y segura
es que haya desarrollado suficientemente la rapidez y
precisión de su percepción visual. Esto es absolutamente necesario tratándose de localizar palabras o
números. En caso contrario las pérdidas de tiempo
debidas a la lentitud de la percepción y a las confusiones de unos vocablos con otros suelen ser muy
grandes; aparte de la sensación de inseguridad con
que se realiza todo trabajo. Con frecuencia subsiste
el temor de haber pasado por alto algunos datos o de
no haber sacado toda la información posible.
Cuando se trata de localizar ideas sobre algún tema
concreto, además de la habilidad perceptiva, se requiere también cierta agilidad y flexibilidad mental. En
este caso habrá siempre alguna palabra que expresará
el tema o la idea que queremos buscar. Siempre que
encontremos en el texto dicha palabra podemos esperar obtener alguna información nueva. Pero no será
suficiente que nos limitemos a localizar en el texto
una sola palabra. Es preciso que estemos también
alerta a todas las palabras que por ser sinónimos o por
su significado se relacione directamente con la palabra
que podríamos llamar clave. Todos estos casos significarán nuevas informaciones sobre la idea que buscamos.
Por eso el lector debe desarrollar la capacidad de
reconocer las ideas aunque vengan expresadas con
palabras diversas. En los cursos de lectura esto es
objeto de un entrenamiento especial a través de un
tipo determinado de ejercicios, en los que el alumno
se acostumbra a asociar de un modo inmediato todas
las palabras que tienen el mismo significado.
Antes de comenzar la lectura de reconocimiento es
muy importante saber con claridad qué es 10 que se
LECTURA RÁPIDA
151
busca. Si el lector comienza la lectura sin tener en
su mente una idea clara ele lo que busca corre el peligro de caer a los pocos momentos en una gran confusión. Por eso conviene detenerse unos instantes y visualizar con la mayor intensidad posible lo que uno
quiere encontrar. Después, una vez comenzada la lectura, hay que evitar el dejar distraerse por otras ideas
que encontremos eventualmente. Si realmente son interesantes podemos decidir volver de nuevo sobre esas
ideas, pero desde el punto de vista del objetivo que
nos habíamos propuesto al iniciar la lectura de reconocimiento sería un error permitir que nuestra atención
se dispersase hacia puntos distintos. Sólo una atención bien dirigida y continuada nos permitirá sacar
el máximo de información tanto en cantidad como en
calidad.
En la búsqueda del objetivo ha de evitarse también
el desorden. Hay personas que al intentar localizar
algo en algún libro lo hojean al azar, mirando aquí o
allí sin ninguna clase de método. Naturalmente los
resultados tienen que ser muy deficientes. Lo más indicado es leer en primer lugar el índice de la obra. Si nos
fijamos atentamente en los títulos y subtítulos encontraremos ciertas palabras que pueden indicarnos con
gran aproximación los lugares donde podemos encontrar lo que buscamos. Basta que nos fijemos bien en
sus significados y en las posibles relaciones con las
ideas o temas que tratamos de localizar.
Después de haber examinado el índice podemos
dirigirnos ya directamente a los puntos más apropiados
del texto. Este último paso, que nos proporcionará
finalmente la información que deseamos, hay que hacerlo también de un modo correcto. No es aconsejable
ir saltando líneas, o mirar desordenadamente la página
152
ANTONIO BLAY
del texto. El método acertado es ir pasando la vista
por todo el escrito pero sin leer propiamente. Es un
simple ver más que un mirar intencional. La vista debe
ir recorriendo el texto muy rápidamente hasta encontrar lo que estamos buscando.
Anteriormente hemos hablado del campo visual y
de la importancia que tiene en la lectura. Normalmente
cuando leemos usamos nuestra amplitud de campo visual sólo en sentido horizontal. Abarcamos con nuestra vista además de la palabra que estamos mirando,
las que se encuentran a la derecha y a la izquierda.
Pero nuestro campo visual puede también ampliarse
en sentido vertical. Puede llegar como mínimo a abarcar dos o tres líneas del texto. Cuando se ha desarrollado esta capacidad la velocidad en la lectura de reconocimiento alcanza cifras verdaderamente extraordinarias.
Otro detalle muy importante, y que hay que tener
presente durante todo el proceso, es que debemos
mantenernos constantemente serenos y relajados, aunque interiormente muy despiertos. Entonces es cuando
la amplitud de nuestro campo visual es aprovechada
al máximo. Toda tensión o nerviosismo no hace más
que reducir nuestras capacidades receptivas. Por otra
parte esa actitud interna de atención clara y serena,
es la más apropiada para descubrir los puntos o pasajes que nos interesan, por encontrarse allí la información que buscamos. Cuando antes de comenzar la lectura hemos fijado en la mente con claridad lo que
buscamos, y cuando la búsqueda se hace en esa actitud
serena y despierta, es la misma mente consciente la.
que de un modo automático nos advertirá siempre que
llegamos a un punto interesante del texto.
Este tipo de lectura tiene muchas aplicaciones
LECTURA RÁPIDA
153
prácticas. Siempre que una persona necesita ampliar
su información sobre cualquier tema referente a sus
estudios o a su trabajo profesional, puede hacer uso
con gran provecho y ventaja de esta técnica de lectura.
Incluso desde el punto de vista cultural la persona
está en posesión de una preciosa habilidad que le permitirá el acceso fácil y seguro a multitud de informaciones y conocimientos que ampliará notablemente su
horizonte mental.
LECTURA DE EMFORMACION GENERAL
La lectura de información es la que tiene por objeto
formarse una idea general, pero exacta, del contenido
de un escrito.
Para el hombre moderno este tipo de lectura puede
ser una de las habilidades más útiles y provechosas.
Continuamente nos estamos lamentando de la falta de
tiempo para leer Hay multitud de obras, de revistas,
de artículos que desearíamos leer y que tenemos que
resignarnos a dejarlos. La lectura de información nos
ofrece posibilidades que quizá ni habíamos sospechado.
N. Banton Smith llega a decir que: «La persona que ha
llegado a poseer bien la técnica del «skimming» raramente se queja de no tener tiempo para dar abasto
al material de lectura con que tiene que,enfrentarse.»
Sin embargo, no hay que confundir este tipo de
lectura con un modo de leer superficial. Eso sí, para
realizarlo bien es necesario dominar perfectamente
todas las técnicas estudiadas anteriormente y haber
desarrollado ampliamente tanto nuestra capacidad de
percepción como de comprensión. La lectura de información es como la cumbre de todas las técnicas y exi-
154
ANTONIO BLAY
ge el dominio y la aplicación inteligente de todas ellas.
En todo escrito hay algo que el autor ha querido
comunicarnos, y que viene sintetizado en las ideas
principales. Sobre la importancia y significado de las
ideas principales de cada párrafo ya hablamos al tratar de la comprensión. Aun más, cada escrito está
organizado de acuerdo con alguna de las posibles
estructuras del pensamiento, que también hemos estudiado. La estructura introduce un orden y una jerarquía entre las ideas principales. La lectura de información consiste esencialmente en descubrir con rapidez,
con precisión y con seguridad, esa estructura básica
junto con las ideas claves que forman el meollo de
cualquier escrito.
Para lograr esta meta, el alumno que ha llegado a
este punto del desarrollo del curso de lectura ya tiene
casi todos los elementos o instrumentos necesarios.
Necesita, sin embargo, una cierta práctica para poder
aplicar coordinadamente todos los conocimientos que
posee, y tener en cuenta algunas orientaciones y actitudes particulares que dirijan su trabajo al objetivo previsto.
OBSTÁCULOS Y PREJUICIOS
Uno de los obstáculos que encuentran algunas personas para realizar este tipo de lectura es lo que llamaríamos excesiva meticulosidad con el texto. Son personas que no se quedan satisfechas si no han leído
detenidamente todas las frases y todas las palabras.
Si no lo hacen así experimentan la sensación de haber
realizado un trabajo incompleto, defectuoso e incluso
totalmente inútil o perjudicial.
LECTURA RÁPIDA
•
155
Es preciso comprender perfectamente en qué consiste la lectura de información, sus fundamentos y lo
justificado de su« objetivos. Ciertamente existen clases
de escrito que deben ser leídos con sumo cuidado y
atención. Esto depende de la misma naturaleza de
algunos escritos, como también del interés del lector.
Pero ante las exigencias concretas que nos presenta
la vida de tener que leer más, y ante las limitaciones
de tiempo que encontramos por otra parte, sería un
error querer reducir la situación a un simple dilema:
o se lee un libro, un artículo, con todo detalle y minuciosidad, o no vale la pena leerlo. Justamente la lectura de información es el medio de deshacer este dilema y el instrumento que podemos adquirir para ampliar nuestras posibilidades de leer; y de leer de un
modo realmente útil y provechoso.
Para aquellas personas que no ven muy claro la
posibilidad de una lectura rápida e inteligente, o que
creen que la mayor comprensión de un texto es proporcional a la mzyor lentitud o al mayor tiempo que
dediquemos a su lectura, podrá serles muy ilustrativo
la siguiente experiencia que realizó Eric de Leeuw y
nos narra en su libro Read better, read faster. A un
grupo de lectores se les dio a leer un largo pasaje que
contenía gran cantidad de detalles innecesarios. Cada
cinco segundos se daba una señal para que marcasen
el lugar de la lectura en donde se encontraban. Terminada la prueba se hizo una comparación sobre el número de palabras leídas por cada lector en los intervalos
de cinco segundos. Se advirtió que algunos de los lectores más rápidos habían leído ciertos pasajes de mayor importancia casi a la misma velocidad que los lectores lentos; sin embargo las otras partes las recorrieron rápidamente y era evidente que habían aplicado
156
*
ANTONIO BLAY
la técnica del «skimming». Entre los lectores medios la
flexibilidad para los cambios de velocidad era menor,
aunque también se notaba cierta práctica del «skimming». Por el contrario los lectores lentos leyeron
todos los pasajes casi a la misma velocidad, excepto
precisamente algunos trozos que contenían detalles
sin ninguna importancia. Al hacer los tests se comprobó que los lectores rápidos habían conseguido una
comprensión del texto mucho mejor que los lectores
lentos.
Este experimento demuestra palpablemente cómo
la lentitud no es de por sí un indicio de una mejor
comprensión. Algunas personas podrán sorprenderse
con esta conclusión, pero si pensamos en el modo de
trabajar de la mente y en las leyes que rigen su funcionamiento veremos que es muy lógico que sea así.
La inteligencia se revela en la capacidad de síntesis y
de organización. Por eso cuando se le oñ'ecen ideas
generales y esquemas bien estructurados, los capta y
asimila con facilidad. Le estamos dando su alimento
propio y natural. Por el contrario, cuando la abundancia de detalles concretos es muy grande, y no se ve por
ninguna parte, o no se sabe descubrir, su estructura
y organización, entonces la mente maneja con dificultad todo este material y tiende a olvidarlo muy prontamente.
Esto es precisamente lo que les ocurre a los lectores
lentos. Dan excesiva importancia a los detalles particulares y a las ideas secundarias con perjuicio de la
visión del conjunto. Al faltarles las ideas claves, su
mente se pierde en un laberinto de datos inconexos y
desorganizados.
Por otra parte, al obligarse a un ritmo rápido de
lectura la mente se dinamiza fuertemente y se polariza
LECTURA RÁPIDA
157
hacia las ideas más esenciales, con una repercusión
inmediata en la calidad de la comprensión.
EN QUE CONSISTE ESENCIALMENTE
Al hablar de la comprensión ya señalamos la importancia de leer siempre pendientes de las ideas, y
de cómo debíamos tratar de ir descubriéndolas detrás de las palabras en cada una de los párrafos. La
lectura de información-general significa el último paso
en esta dirección. En ella uno se encuentra exclusiva- i ^ ^
mente en la búsqueda de las ideas claves.
Esta es una técnica para ser aplicada cuando uno
desea hacerse una idea exacta y correcta sobre el contenido de un escrito en el mínimo de tiempo posible.
No basta con saber prescindir de las palabras que no
son absolutamente necesarias como vimos en la lectura
telegráfica. Hay que saber prescindir también de las
ideas secundarias. La lectura así realizada no será
completa en el sentido de que uno pasa por alto el
desarrollo de las ideas principales, pero no por eso
deja de ser sumamente útil. En último término captar
las ideas claves es captar lo fundamental de un escrito.
Lo importante es saber aplicar esta técnica con rapidez
y seguridad. Que uno sepa prescindir realmente de
las ideas secundarias, y que no deje escapar ninguna
de las ideas fundamentales.
En primer lugar, y sólo a título de información,
enumeraremos algunos métodos de «skimming» que
aparecen insinuados en ciertos libros, pero que a nosotros nos parecen totalmente inadecuados. Tales son:
leer una de cada cuatro o cinco palabras; leer solamente las palabras del centro de la página, o las de un
158
ANTONIO BLAY
margen; leer en diagonal; leer una de cada dos páginas;
y otras recomendaciones semejantes.
Ninguno de estos métodos más o menos mecánicos
aseguran el éxito de la lectura rápida informativa. La
captación de las ideas ha de ser una búsqueda dirigida
inteligentemente por la mente y que debe realizarse
con un gran margen de flexibilidad, incompatible con
ningún proceso mecánico.
La lectura informativa es algo eminentemente personal. Su eficacia depende de la capacidad de síntesis
y de comprensión que el lector haya desarrollado. De
aquí la importancia de todo cuanto hemos dicho al
hablar de la comprensión, y de realizar el oportuno
entrenamiento. En cuanto a la percepción visual, se
requiere que los mecanismos visuales estén a disposición de la mente de modo que puedan ser manejados
con agilidad y flexibilidad.
En particular podemos añadir varios principios o
sugerencias que permiten realizar más eficazmente la
lectura de información.
En primer lugar hay que fijarse con detalle en el
título de lo que se va a leer. Este primer paso nos da
una preciosa información que a menudo es pasada
por alto por muchos lectores. El título nos indica lo
que podemos esperar de un escrito, que no siempre
coincide con lo que nos imaginamos que vamos a
encontrar cuando no nos detenemos, al menos por unos
momentos, a refiexionar sobre él. Esta primera información puede ser ampliada con el examen de los subtítulos y otras posibles subdivisiones. A menudo la
atenta observación de estos epígrafes nos revela también el modo particular como el autor ha enfocado
y desarrollado el tema fundamental. Estas son orienta-
LECTURA RÁPIDA
159
clones que el buen lector nunca debe desperdiciar y
que luego le servirán de gran ayuda cuando comience
la lectura del texto.
En segundo lugar se debe procurar descubrir cuanto
antes la organización o estructura interna del escrito.
Recuerde lo que anteriormente explicamos sobre las
estructuras del pensamiento.
Tratándose de la lectura de información-general esto
es de capital importancia. Cada una de las estructuras
tiene sus puntos culminantes en donde se condena lo
esencial del artículo. La localización de estos puntos
claves sigue también unas normas bastante fijas y
claras. El lector que solamente busca lo esencial de
un escrito podrá encontrarlo muy fácilmente si ya
conoce la estructura u organización del mismo. Supongamos que se trata de la estructura Problema-solución.
Como recordará el lector en esta estructura los elementos esenciales son tres:
— planteamiento del problema
— discusión
— solución.
En una lectura de información-general lo que más
le interesará al lector será conocer cuál es él problema
planteado y cuál la solución dada por el autor. Se ve
de inmediato el procedimiento, que hay que seguir.
Habrá que dirigir la atención al- principio del escrito
para localizar entre los primeros párrafos la exposición del problema. Una vez visto esto podrá pasarse
muy por encima, o hasta casi omitirse toda la parte
central, para dirigirse hacia el final en donde encontraremos la solución.
Si se trata de la estructura Tesis-demostración,
160
ANTONIO BLAY
probablemente será la tesis lo que más nos interese,
y quizá también las conclusiones que eventualmente
saque el autor.
Al abordar la estructura Hechos deberemos tener
en cuenta las variantes que puede ofrecer esta estructura. Después concretaremos qué es lo que más nos
interesa conocer. Podrá ser la naturaleza del tema tratado, o el aspecto bajo el cual es presentado, o el
modo como son asociados los hechos.
Es decir, el conocimiento previo de las estructuras
de pensamiento y de sus posibles variantes, nos permite poder reconocerlas con facilidad en cualquier
nuevo escrito. Y una vez reconocidas podemos dirigirnos, prescindiendo casi de todo el resto, hacia los puntos de mayor interés para nosotros.
Otro punto a señalar es el modo c<5nio deben leerse
los párrafos. Sabemos que cada párrafo es una unidad
de pensamiento que se expresa a través de la frase
principal. Ella contiene la idea central. Al hacer la lectura de información uno debe saber descubrir y limitarse a lo esencial del párrafo. Todas las frases secundarias, todo el desenvolvimiento ulterior, puede y debe
dejarse de lado. Recuerde que estamos tratando de
conseguir en el menor tiempo posible una visión global, aunque clara y exacta, de todo un escrito.
Para saber manejar bien cada párrafo es necesario
que el lector domine y haya practicado sufientemente
lo que ya se explicó en capítulos anteriores sobre este
punto. La habilidad para descubrir con rapidez la idea
central de cada párrafo tiene aquí una aplicación
inmediata. En cada párrafo se ha de ir directamente a
lo esencial; una vez descubierto esto, se deja el párrafo
y se pasa al siguiente.
Los párrafos que haya que examinar dependerá^ del
LECTURA RÁPIDA
161
tipo de estructura, como hemos visto hace poco, y
del interés particular del lector.
El llegar a realizar con perfección la lectura de
información-general supone que el lector vaya desarrollando al máximo su sensibilidad para distinguir entre
lo esencial y lo accidental, así como un cierto sentido
de intuición que le lleve directamente y con seguridad
hacia los pasajes en donde se encuentran las ideas
fundamentales. Aparte de las orientaciones teóricas
que hemos ido ofreciendo, ha de ser sobre todo la
práctica la que dará al lector el dominio efectivo de
estas técnicas.
La lectura de información-general está indicada,
como hemos dicho, cuando uno desee formarse una
idea general pero exacta de un libro o de un escrito,
y no dispone de tiempo para realizar una lectura más
amplia. Sin embargo, hay también otros casos en que
es muy útil su empleo.
Por ejemplo: antes de leer una obra está muy indicado recorrerla en su totalidad para formarse una idea
general de su contenido, de las tesis fundamentales y
del modo de desarrollarlas. Así nos formaremos un
cuadro mental que nos ayudará a comprenderla mejor
y a situar cada detalle particular en su lugar correspendiente en una amplia perspectiva de conjunto.
Igualmente la lectura de información es la técnica
adecuada cuando queremos recordar o repasar un
texto que ya hemos leído anteriormente. Él simple
recuerdo del esquema básico y de las ideas fundamentales será suficiente para que reconstruyamos todo el
argumento de la obra, no sólo en sus ideas generales,
sino también con muchas ideas secundarias y aun
detalles particulares que serán evocados por asociación
lógica.
CAPITULO XI
LA ASIMILACIÓN
Como habrá podido observar el lector, el curso de
lectura rápida ofrece mucho más de lo que su simple
nombre podría parecer. No se trata solamente de un
entrenamiento para poder leer más velozmente, si se
agotan sus posibilidades, dándole al alumno una mayor
capacidad para comprender mejor lo que lee. En realidad es un ejercitamiento a fondo de nuestras facultades mentales, corrige nuestros malos hábitos y nos
enseña a pensar correctamente.
En efecto, el hecho de acostumbrarse a leer estando
pendiente de identificar las ideas fundamentales en
cada uno de los escritos, y de descubrir las escjFíturas &>
y el desarrollo del pensamiento, constituye un verdadero aprendizaje mental.
Cada vez que uno tiene que refiexionar para comparar y distinguir entre el valor relativo de las ideas
principales y secundarias está afinando su capacidad
de juicio y de evaluación. Siempre que uno está pendiente de integrar todos los datos e ideas dentro de
la estructura global de un escrito va desarrollando su
poder de síntesis y de jerarquización.
164
ANTONIO BLAY
Indirectamente esto tiene una benéfica repercusión
en todos los hábitos mentales de la persona. Poco a
poco aprende a organizar correctamente sus propios
ideas y pensamientos. Su mente se hace más clara y
coherente. Aquí se da una mutua interrelación entre
la lectura bien practicada y la mente del lector, que
se va convirtiendo en un instrumento cada vez más
preciso y más útil.
La lectura inteligente adiestra la mente; a su vez la
mente entrenada hace mejor y con más provecho sus
lecturas.
Esta profundización de la mente es uno de los efectos más notables de la lectura correctamente realizada,
que con frecuencia se olvida o se desconoce.
El último paso de la lectura, que es la asimilación
y retención de lo leído, está estrechamente relacionado
con este desarrollo de la mente.
Asimilar es integrar al propio pensamiento las nuevas ideas o datos adquiridos. La capacidad de asimilación es mayor cuando el lector tiene ya algunos conocimientos previos sobre el tema, y especialmente si
estos conocimientos los tiene bien organizados mentalmente. Entonces todos los datos van incorporándose a
los anteriores y se van colocando de modo natural en
el lugar que les corresponde dentro del esquema general.
Si falta este esquema mental previo el lector tendrá
la sensación de encontrarse con un cúmulo de ideas,
datos o informaciones que no sabrá cómo manejarlos
y retenerlos. Cuanto mayor sea la sensación de cosas
nuevas y faltas de conexión más difícil resultará asimilarlas, y prontamente tenderán a borrarse de la memoria. Por el contrario, si los datos nuevos se pueden
relacionar y asociar de modo lógico con lo que ya sabía
LECTURA RÁPIDA
165
el lector, la retención de las nuevas informaciones
queda firmemente asegurada.
Es fácil comprender ahora el papel tan importante
que desempeña la lectura inteligente en beneficio del
lector cualquiera que sea el grado de evolución de su
mente o la amplitud de sus conocimientos sobre cualquier tema.
Si sus conocimientos son escasos o sus esquemas
mentales son muy pobres, la lectura realizada tal como
la hemos explicado a través de esta obra, le irá enseñando a pensar bien y a organizar sus ideas, al mismo
tiempo que le irá equipando con nuevos conocimientos.
Si ya posee un amplio bagaje cultural y su mente ha
llegado a trabajar de un modo claro y ordenado, entonces es cuando podrá sacar el máximo provecho con
la aplicación de las normas de lectura rápida e inteligente.
CAPITULO XII
LA MEMORIA
Muchas personas se quejan de que se olvidan rápidamente de lo que han leído. ¿Cómo conseguir una
memoria más firme y más fiel?
En parte ya hemos contestado a esta pregunta y
hemos dado muchas orientaciones que tienen por resultado el fortalecimiento de la memoria. El acrecentamiento de la memoria no es fruto de ningún truco ni
del empleo de métodos extraños. La memoria no es
más que un aspecto del funcionamiento de la inteligencia. La inteligencia que trabaja ordenadamente retiene mejor los elementos que maneja.
La base de la memoria es la asimilación. Lo que
acabamos de decir en el apartado anterior repercute
directamente en la buena retención. Cuando una persona sabe integrar los nuevos conocimientos relacionándolos con los que poseía anteriormente, haciendo
que entren a formar parte, como elementos vivos, de
conjuntos mentales amplios y claros, el problema de la
memoria está prácticamente resuelto. Y esta es la forma más natural, más lógica y más aceitada de cultivar
la memoria.
168
ANTONIO BLAY
Las reglas nemotécnicas que suelen darse en algunas ocasiones tienen un valor muy limitado, aplicable
tan sólo a casos muy concretos y detallados. El uso de
las mismas difícilmente soluciona los problemas de
memorización y más bien contribuyen a embrollar la
mente con esquemas demasiado artificiales. Y ciertamente estos recursos no prestan ninguna ayuda a la
claridad y la profundidad mental.
El verdadero cultivo de la memoria es el que se
basa en las mismas leyes que rigen nuestros procesos
mentales.
La inteligencia trabaja siempre estableciendo relaciones. Las reglas nemotécnicas se basan en esta capacidad de relacionar y asociar ideas, pero son aplicadas
de un modo arbitrario y convencional. Pero es mucho
más útil y eficaz acomodarse al modo natural de funcionar la mente y aprovechar todas las posibilidades
que esto ofrece.
El problema está, pues, en saber establecer las asociaciones más adecuadas entre los nuevos datos recién
adquiridos y los conocimientos antiguos, y el modo de
realizar esto de la manera más eficaz. A este respecto
será útil saber algo acerca del funcionamiento de la
memoria de acuerdo con los últimos descubrimientos
hechos por los psicólogos.
La memoria comprende tres actividades: aprender,
retener y recordar. De estas tres actividades la única
sobre la cual podemos influir directamente es la primera, es decir, el proceso de aprendizaje o de captación de la información. Las otras dos fases: la retención de lo aprendido y su evocación o recuerdo
voluntario escapan al control directo de la voluntad.
Tan sólo indirectamente podemos influir en ellas en
el sentido de que su correcto funcionamiento está reía-
LECTURA RÁPIDA
169
clonado con el estado fisiológico del organismo. Conservando el organismo sano, elástico y joven, persistirán en su pleno rendimiento, mientras que si el
organismo empieza a endurecerse y cristalizar, inevitablemente disminuirán la retención y el poder de
evocación.
Nosotros nos centraremos en el estudio de los factores que permiten mejorar nuestra capacidad de
aprender, que es el único medio que se conoce hasta
la fecha de poder influir directamente en el buen funcionamiento de la memoria.
Hay que hacer una observación previa que muchas
personas posiblemente desconocen. No existe una facultad general de memoria, en el sentido de que una
vez desarrollada puede aplicarse con éxito a cualquier
tema u objeto. La memoria es siempre especializada.
Hay, por decirlo así, grupos de memorias: memoria
para los números, memoria para los rostros, memoria para hechos históricos, y así sucesivamente. Y estas
clases de memoria son entre sí bastante independientes, de modo que el entrenamiento en un tipo de memoria apenas beneficia al resto=
«En el lenguaje de los psicólogos los efectos del entrenamiento no son «transferibles»; son, por el contrario, relativamente «específicos». (C. A. MACE, The psychology of study.)
Esto es una nueva confirmación de que la memoria
más que un procedimiento mecánico o automático es
una actividad preferentemente intelectual ligada directamente con el funcionamiento de la mente consciente.
Por eso los únicos métodos y medios que garantizan
una memoria eficaz son los que contribuyen a obtener
un aprendizaje inteligente y correcto.
Las condiciones básicas para un buen aprendizaje
170
ANTONIO BLAY
y una firme fijación de las informaciones recibidas
son tres:
— intensidad de la impresión de la idea o ideas
que se quiere recordar
— correcta asociación por medio de la cual unas
ideas quedan ligadas a otras.
— repeticiones oportunas de lo aprendido
INTENSIDAD DE LA IMPRESIÓN
La primera condición para poder recordar bien
una cosa es que se haya grabado en nuestra mente con
fuerza y con claridad. Las impresiones débiles y borrosas es muy dificil, prácticamente imposible, el poder
evocarlas de nuevo de modo satisfactorio.
Existen varios medios para conseguir que las primeras impresiones sean fuertes.
En primer lugar las buenas condiciones físicas contribuyen a vigorizar las impresiones. Si tenemos que
leer algo para retenerlo en la memoria conviene
que procuremos hacerlo cuando nos encontremos frescos y físicamente bien. Entonces nuestras energías son
más abundantes y el resultado de nuestro trabajo será
mejor. Si por el contrario nos sentimos fatigados, quizá con dolor de cabeza o físicamente incómodos o
decaídos, haremos bien en posponer para otro momento la lectura de las cosas que tengamos que memorizar. El bienestar físico es una fuente de energías que
permiten a la mente trabajar con más intensidad y
rendimiento.
La atención es otro requisito indispensable para
lograr una impresión fuerte. Si pasamos la vista sobre
el texto sin concentrarnos bien en lo que estamos
LECTURA RÁPIDA
171
leyendo será imposible obtener ninguna impresión clara
y fuerte de las ideas allí expresadas. Podemos decir
q u e j ó l a firmeza y profundidad de las impresiones depende directamente de la intensidad de la atención.
La atención lleva también consigo una voluntad
clara y decidida de querer aprender, de querer que
aquello que leemos se nos grabe bien en la mente.
Si formulamos este deseo de un modo claro, y con
esta actitud nos centramos en la lectura que estamos
haciendo, la mente obedecerá fielmente nuestras órdenes e irá registrando y guardando todas las ideas que
se le ofrezcan.
El problema está en que a veces es difícil concentrar nuestra atención en lo que hacemos. Desde luego la concentración puede provocarse por un acto de
la voluntad. Uno puede decidir el mantenerse atento
a lo que lee no permitiendo que su mente divague
hacia cosas o ideas extrañas. La fuerza de la voluntad
es una ayuda, y en uno u otro sentido siempre ha de
estar presente. Pero ella sola no es ei único estímulo,
ni el mejor, para provocar nuestra atención y concentración. Si uno hubiera de mantenerse atento sólo por
la fuerza de voluntad esto a la larga provocaría una
tensión con perjuicio incluso de lo mismo que queremos aprender y retener.
Los estímulos más naturales de la atención son el
interés y un propósito u objetivo definido.
El interés es un estímulo tan eficaz que, cuando
existe, la atención brota de un modo espontáneo. No
necesitamos entonces querer atender; mas bien, es
la atención lo que de modo casi irresistible se siente
arrastrada por la atracción del objeto. Claro que en
este momento conviene que no nos dejemos llevar de
un modo mecánico o inconsciente. Para que la reten-
172
ANTONIO BLAY
ción sea óptima es necesario que a través de todo el
proceso esté presente nuestro deseo consciente de que
aquello que leemos se nos grabe. El interés habrá sido
la fiaerza que nos movilizó, pero el deseo claro y consciente de aprender y de retener es lo que garantizará
una memorización perfecta.
Otro estímulo que ayuda a mantener la atención
es el propósito o la finalidad que perseguimos al leer
algo. La finalidad puede ser múltiple. Exigencias del
trabajo profesional, deseo o necesidad de ponerse al
día en cierto tipo de conocimientos, formarse una opinión sobre un tema o unos acontecimientos determinados, necesidad de informarse parí poder tomar una
decisión, etc. El tener un objetivo claro estimula nuestra atención hacia todo aquello que puede ayudarnos
a conseguir lo que buscamos. Muchas veces puede ocurrir que al perseguir un objetivo se mezcle también
el gusto y el interés personal. En este caso tendremos
que las motivaciones de la atención serán muy poderosas y la concentración en lo que leemos se nos hará
mucho más fácil. Pero en la medida que falte el interés la fuerza de voluntad tendrá que venir a mantenernos en nuestro esfuerzo para lograr los objetivos
que nos habíamos propuesto.
ASOCIACIÓN DE IDEAS
La segunda condición básica para lograr una buena
memorización es la correcta asociación de ideas. Como
ya dijimos antes, éste es el punto más importante de
la actividad de la mente en lo que se refiere a conseguir una buena retención.
El doctor Abercrombie dice que: «El hábito de la
LECTURA RAPE)A
173
correcta asociación, es decir, el conectar los hechos
dentro de la mente de acuerdo con sus relaciones reales, y con la manera cómo mutuamente se complementan e ilustran, es uno de los medios principales
de mejorar la memoria; especialmente ese tipo de
memoria que es esencial para una mente cultivada,
y que se funde no en conexiones accidentales o arbitrarias, sino en las relaciones verdaderas e importantes.»
Para ser capaz de elaborar este tipo de asociación
de ideas, es preciso que el lector sepa leer de un modo
plenamente inteligente. La comprensión de lo que lee
ha de ser, en la medida de lo posible, perfecta. Esto
quiere decir que debe distinguir con claridad las ideas
esenciales de las secundarias, y ver cómo están relacionadas. Comprender también de qué manera se relacionan entre sí las ideas principales y cómo se estructuran para formar una unidad superior. Y, finalmente,
relacionar todo este conjunto con sus conocimientos
anteriores.
La mente tiene una gran tendencia a olvidar los
datos que se le presentan aislados o las frases que
no tienen un sentido claro y preciso. De aquí la importancia de llegar a una total comprensión de lo que
queremos encomendar a la memoria y de que se lo
presentemos formando grupos bien lógicos y coherentes. Especialmente cuando se trata de memorizar datos
pequeños o insignificantes, debemos esforzarnos en
descubrir las posibles relaciones que los unen y poner
también de manifiesto su dependencia de una idea
más general que los englobe a todos. Este será el modo
más adecuado para retenerlos con fidelidad.
Como recordará el lector, ya hablamos de algunos
de estos puntos al tratar el tema de la comprensión.
174
ANTONIO BLAY
Y es que la memoria es el fruto de ]a correcta actividad
de la inteligencia- Por eso conforme va avanzando el
curso de lectura los alumnos experimentan una notable mejoría de su memoria aun antes de hablarles de
ella de un modo directo. No obstante conviene dedicar
una atención particular al tema de la memoria no
sólo para recapitular los puntos principales, sino también para dar una visión de conjunto más completa.
y sobre todo para que todos estos principios puedan
llevarse a la práctica de un modo más deliberado y
consciente, y por lo tanto más provechoso.
LA REPETICIÓN
La última de las condiciones básicas para una buena
memorización es la repetición. Más o menos todas las
personas conocen la importancia de ios repasos. Pero
tan importante como el hecho de repasar es el modo
y el tiempo de realizarlo.
Para establecer el modo más conveniente de realizar
los repasos conviene tener presente los resultados de
algunos experimentos que han hecho los psicólogos sobre la manera de producirse el olvido.
Después de leer algo el proceso del olvido comienza
muy rápidamente. Incluso ha comenzado a producirse
en el transcurso de la lectura. Al cabo de unos días,
quizá tan sólo de unas horas, gran parte de lo que
se ha leído cae en el olvido. Después el proceso del
olvido continúa, pero a un ritmo más despacio. El
porcentaje de lo olvidado puede variar según los individuos y según la materia. Pero en conjunto se ha
comprobado que la mayor parte de) olvido se produce
muy pronto después de terminar la lectura.
LECTURA RÁPIDA
175
Como ilustración citaremos el ejemplo aducido
por T. Morgan sobre los resultados de un experimento
realizado entre varios centenares de estudiantes de
bachillerato. Al terminar de leer un pasaje en prosa los
estudiantes no recordaban, como término medio, más
que un 50 por 100 de su contenido. Al día siguiente
sólo recordaban un 30 por 100, y al cabo de dos semanas únicamente el 10 por 100. (T. MORGAN HOW to
study.)
Por el contrario, los efectos de un pronto repaso son
extraordinarios, sobre todo cuando uno no se limita
a leer de nuevo pasivamente el mismo texto, sino que
procura hacerlo de un modo activo viendo lo que él
puede recordar espontáneamente y acudiendo después
al texto para suplir las deficiencias. Esto puede verse
en el resultado de dos grupos sometidos a experimentación.
Al terminar de leer un pasaje los componentes de
uno de los grupos realizaron inmediatamente dos repasos de lo que habían leído, mientras que los del otro
grupo no hicieron ningún repaso. Al cabo de tres semanas el primer grupo recordaba el 80 por 100, mientras
que el segundo tan sólo un 15 por 100.
Vemos, pues, la enorme importancia que tienen los
repasos, sobre todo los que se realizan casi a continuación de realizar la lectura.
En orden a conseguir una buena retención de lo
que se lee está muy indicado el realizar lo que llamamos lectura de información general. Esta lectura nos
proporcionará una visión general del conjunto y un
esquema mental amplio dentro del cual irán colocándose todas las ideas y detalles particulares. Después
de haber comprendido el esquema general y las ideas
fundamentales de un escrito o de un libro, la lectura
176
ANTONIO BLAY
detallada del mismo se convierte, en cierto modo, en
una primera repetición constructiva. Todo irá que'dando en nuestra mente más ordenado y estructurado,
y más firmemente grabado.
También es muy conveniente hacer algunas pequeñas pausas a través de la lectura para realizar un breve
repaso de los párrafos que acabamos de leer. Ya hemos dicho como es muy normal que al llegar al final
de la lectura hayamos olvidado gran parte de lo leído.
Estas pequeñas pausas realizadas de cuando en cuando
en los lugares más apropiados —después de leer varios
párrafos que forman una unidad o una frase del desarrollo del pensamiento— constituirán un verdadero
repaso que contribuirán a fijar con más solidez en
nuestra mente los conocimientos adquiridos. Al llegar
al final ya habremos realizado de hecho el primer
repaso más importante.
Finalmente, al terminar la lectura de todo el escrito
un repaso general al estilo de la lectura informativa
previa es de una utilidad extraordinaria para conseguir
una memorización óptima de lo leído. Incluso este
repaso general puede ser repetido alguna vez más al
cabo de varios días. Con esto quedará bien asegurada
una más firme y larga retención.
Quizá pueda parecer que el poner en práctica estos
medios suplementarios para asegurar la retención suponen una excesiva pérdida de tiempo. En realidad es
todo lo contrario. Cuando uno tiene interés en poder
conservar y recordar las ideas que ha leído, éste es el
jnodo más eficaz y más económico de conseguir lo deseado.
Cuando se realiza la lectura sin estas precauciones
que acabamos de indicar uno corre el riesgo, casi seguro, de encontrarse a los pocos días con la desagra-
LECTURA RÁPIDA
177
dable sorpresa de no recordar casi nada. Si desea volver a recordar lo que leyó se verá obligado a leer todo
de nuevo casi como la primera vez
Por el contrario, estos repasos escalonados exigen
en realidad mucho menos tiempo del que parece y, sobre todo, los efectos tan beneficiosos que producen
sobre la memorización compensan ampliamente el pequeño esfuerzo que suponen.
PARTE TERCERA
APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS DE LECTURA
RÁPIDA A LOS CASOS PARTICULARES
El arte de la lectura rápida abarca una serie de
técnicas que el lector debe conocer y dominar con
perfección. Pero también es importante el saberlas
emplear de un modo adecuado en cada caso particular.
No todos los escritos deben leerse de la misma forma,
e incluso la lectura de un mismo escrito puede hacerse
de modos diferentes según el deseo o la finalidad que
pretende el lector.
En el siguiente capítulo vamos a considerar en general el modo cómo debe leerse un libro y los pasos
que conviene realizar. Después diremos algo sobre el
modo de realizar la lectura de los distintos escritos
según la materia que tratan.
CAPÍTULO X I I I
CÓMO LEER UN LIBRO
Hay muchas personas que al tener un libro entre
sus manos piensan que lo más importante que tienen
que hacer es comenzar a leerlo de inmediato. Y así se
dirigen directamente al texto, a veces al primer capítulo, dejando como cosa sin importancia el prefacio
o la introducción. Todavía se suele dar menos importancia al examen del índice. Esto es una equivocación
desde el punto de vista de obtener una lectura plenamente provechosa. Veamos ordenadamente el método
y los pasos más apropiados.
EL TITULO
En primer lugar se ha de leer el título con toda
atención. Este consejo puede parecer superficial o innecesario. Todas las personas saben por lo menos el
título de la obra que están leyendo. Sin embargo, el refiexionar sobre el título es el primer paso de importancia.
184
ANTONIO BLAY
Piense el lector que lectura inteligente quiere decir
lectura con plena comprensión; y que comprender es
saber ver las relaciones que existen entre las cosas
dentro de una visión global de conjunto. Siempre que
uno lee faltándole esta visión de conjunto está realizando una lectura deficiente. Por eso es. importante
asegurarse desde el primer momento esa visión global
y la posibilidad de establecer una correcta relación
entre las diversas partes y el todo. La lectura del título
es el primer paso en este sentido.
Normalmente el autor escoge el título de su obra
después de pensarlo bien y porque considera que en
él queda resumida la quintaesencia de su pensamiento.
El mejor momento para comprender todo el alcance
del título es al terminar de leer la obra: pero en la
medida que procuramos profundizar y adivinar lo que
se encuentra encerrado tras las palabras del título,
esto nos proporciona de entrada la actitud mental más
adecuada para iniciar la lectura de la obra.
En el título debemos saber encontrar el tema fundamental y el aspecto particular del mismo que es
considerado. Cada tema suele tener muchas ramificaciones y generalmente un libro sólo trata algunos o
alguno de los aspectos posibles. Con frecuencia también podemos encontrar en el título, o en el subtítulo
de la obra, el enfoque particular o el punto de vista
desde el cual se considera el tema tratado.
La comprensión del título nos proporciona desde
el primer momento una visión amplia dentro de la
cual podrán ir colocándose ordenadamente todos los
demás datos e ideas particulares.
LECTURA RÁPIDA
¡85
EL ÍNDICE
El segundo paso que hay que dar es consultar el
índice. La lectura del índice sirve en primer lugar
para confirmarnos la idea que nos habíamos formado,
al leer el título,, sobre el tema y el enfoque general
de la obra. Además encontraremos en él la estructura
y la organización del escrito. A través del índice nos
podemos formar un cuadro mental más completo, distinguiendo las fases principales del desarrollo del tema
e incluso la mutua relación y la importancia relativa
de cada una de las partes. Esto facilita luego el «skimniing» o lectura de información.
LA INTRODUCCIÓN
El tercer paso será la lectura del prefacio o introducción. El examen y la refiexión sobre el índice nos
habrá permitido formarnos una idea más concreta
sobre el objetivo del libro, temas tratados, enfoque y
plan general. Con estas ideas podremos leer con mucho
más provecho y más rápidamente la introducción del
autor. Es de esperar que encontraremos confirmadas
la mayor parte de nuestras ideas y en todo caso entenderemos mucho mejor las explicaciones del autor. En
la introducción nos hablará normalmente de las razones que tuvo para escribir, de los problemas básicos
abordados, de los criterios seguidos en su trabajo, del
plan adoptado, del público a que se dirige, del modo
de emplear el libro de una manera más provechosa.
Al terminar de leer el prefacio se puede decir que
estamos ya familiarizados con el tema del libro. Ya
186
ANTONIO BLAY
sabemos de qué se trata y de qué modo es tratado el
asunto.
Este momento es oportuno para hacer una ligera
anticipación. La amplitud de la anticipación dependerá;
como ya hemos dicho anteriormente, de nuestros conocimientos previos sobre la materia, pero siempre podremos hacer provechosamente algún género de anticipación i ya sea formulando nuestras propias opiniones
sobre el asunto, bien concretándolas en una serie de
preguntas referentes al tema. El interés que esto despierta en nosotros es la mejor preparación para dar
el paso siguiente con la mente dirigida y polarizada
hacia la búsqueda de las ideas fundamentales. Esta
anticipación puede hacerse con respecto a todo el libro
en general y también con respecto a cada capítulo en
particular como paso previo a su lectura.
Los pasos que hemos explicado hasta ahora nos
deben haber proporcionado, si han sido bien realizados, dos cosas: una visión global, amplia, del tema a
estudiar, y unas estructuras generales dentro de las
cuales deberán ir clasificándose las ideas particulares
que vayamos aprendiendo. Por otra parte la anticipación nos habrá estimulado y dinamizado hacia la realización de una lectura atenta llena de interés y con
unos propósitos claros y bien definidos.
LOS
CAPÍTULOS
El paso siguiente es la lectura de cada uno de los
capítulos. ¿En qué orden y cómo debemos leerlos?
En la lectura de los capítulos podemos distinguir
dos partes: una la perteneciente a la fase de lectura
de información general o «skünming»; y otra a la lee-
LECTURA RÁPIDA
187
tura detallada o completa del libro. En esta segunda
fase la lectura de los capítulos deberá hacerse ordenadamente; pero esto no es necesario en la primera
fase.
LECTURA DE INFORMACIÓN
Para hacer la lectura de información general algunos autores, como Eric de Leeuw, aconsejan inspeccionar el primero y el último páp?afos y las primeras
líneas de los restantes párrafos; en los demás capítulos
se puede hacer un «skimming» más libre. Esta regla
tiene su razón de ser dada la significación especial
que suelen tener el primero y el último capítulo,
pero puede haber casos en que esto no sea lo más adecuado.
Al realizar la lectura de información general habrá
algunos capítulos que merecerán ser examinados con
mayor atención. Si el lector ha hecho un cuidadoso
examen del índice y a través de la anticipación ha
concretado sus intereses y sus objetivos, podrá determinar con facilidad cuáles son los capítulos más relevantes donde encontrará las ideas más importantes
de toda la obra. A veces podrán coincidir con el primero y el último capítulo, pero no siempre será así.
Dependerá principalmente del plan seguido por el
autor y en parte también de los intereses del mismo
lector.
Una vez determinados" los capítulos a examinar,
deberán ser leídos aplicando las indicaciones que dimos al hablar de la lectura de información general.
Como resultado obtendremos una visión global, pero
exacta, de la postura fundamental del autor, de las
188
ANTONIO BLAY
tesis básicas de la obra, y de las soluciones generales
que se dan a la problemática planteada.
A continuación puede hacerse, en la medida que se
juzgue conveniente, una ligera supervisión de los restantes capítulqs. Si el lector se ha fijado bien habrá
observado que todos los pasos propuestos siguen un
orden lógico que se acomoda al modo de funcionar de
la mente. La mente comprende bien las ideas generales; y los detalles e ideas particulares sólo las asimila
perfectamente cuando son presentados poniendo de
manifiesto sus relaciones entre sí y sobre todo con
las ideas más generales.
Esto es precisamente lo que va haciendo el lector
al seguir los pasos indicados. Se parte de una visión
global, lo más clara y consciente posible, y paso a
paso se va enriqueciendo con otras ideas según su
relativa importancia jerárquica. De este modo se construye una estructura sólida y firme apta para ser bien
comprendida, asimilada y retenida por la mente deí
lector.
LECTURA DETALLADA
El último paso de la lectura de un libro consiste en
la lectura ordenada y detallada de cada capítulo. En
general aquí debe repetirse el mismo ciclo explicado
con respecto a la lectura del libro en conjunto. Siempre será un ir de lo general a lo particular; claro que
tratándose de un capítulo la visión general del mismo
estará supeditada a la visión global de toda la obra.
Al comenzar la lectura de cada capítulo nos habremos de fijar con detalle en el título y en los subtítulos
o subdivisiones. Con esto tendremos una idea exacta
LECTURA RÁPIDA
189
del punto concreto tratado en dicho capítulo, así como
de la estructura general del mismo. Después se ha de
consultar el índice para no olvidar el lugar exacto
que ocupa dentro del conjunto de toda la obra. Este
detalle es importante incluso para la correcta compresión del mismo capítulo. Después, a través de una
lectura de información procuraremos captar las ideas
principales del capítulo, y finalmente realizaremos la
lectura completa del texto teniendo en cuenta los detalles y las ideas secundarias.
REVISIÓN FINAL
Al terminar de leer toda la obra sera muy bueno
hacer una recapitulación general, fijándonos en el índice y quizá repasando con la técnica del «skimming»
alguno de los capítulos principales. Esta revisión final
tiene una gran semejanza con la visión global de las
primeras fases porque se mueve dentro del ámbito
de las ideas generales; pero se diferencia porque ahora
la visión global se presentará cargada de mucha mayor
riqueza y contenido.
Esta revisión final no debería omitirse nunca. El
tiempo y el esfuerzo que requiere es relativamente
muy pequeño, pues las ideas están todavía frescas en
la mente. Sin embargo, la utilidad de esta revisión es
extraordinaria en orden a lograr una fijación más clara
y duradera de lo que se ha leído.
CAPITULO XIV
ESCRITOS ESPECIALES
Hemos visto, en general, cuál es el medio más adecuado para leer un libro. En principio esas indicaciones pueden aplicarse a la lectura de cualquier escrito.
Sin embargo, entre los distintos libros hay grandes
diferencias según sea su tema y su naturaleza. Esto
exige cierta flexibilidad para adaptar las técnicas a
cada caso concreto e incluso conviene tener en cuenta
algunos recursos particulares que se acomodan mejor
a cada una de las circunstancias.
Según el tema y el tipo particular de lectura exigido,
podemos hacer de los escritos tres grandes grupos:
a)
Lectura de estudio: es propia de los escritos
científlcos. A este grupo pertenecen las lecturas
que hay )%C que hacer por razón de estudios
carreras universitarias, o ampliación de los
respectivos conocimientos.
b)
Lectura de obligación profesional: aquí van incluidos los documentos legales, cartas de negocios, e informes técnicos.
192
ANTONIO BLAY
c)
Lectura de entretenimiento: que abarca la literatura, novelas y en general todo lo que está
comprendido bajo el nombre de lectura-ficción.
A esto añadiremos algunas consideraciones sobre
las diversas clase de gráficos y el modo de leerlos. Los
gráficos suelen emplearse con mucha frecuencia, y de
modo especial en algunos tipos de escritos como son
los de carácter científico y en los informes técnicos.
a)
Lectura de estudio
En el desarollo de este tema seguimos en líneas
generales la exposición que hace Paul Leedy en su
libro Read with speed and precisión, que es, a nuestro
juicio, el autor que trata el asunto del modo más claro
y más adecuado a nuestro propósito.
Dentro de los escritos que exigen una lectura de estudio mencionaremos especialmente dos clases de textos, que son los que normalmente pueden tener un
mayor interés para el lector: los que se refieren a las
ciencias sociales, y los referentes al campo científico
propiamente dicho. Entre los escritos de carácter social se encuentran principalmente la historia, la psicología, la sociología, la economía. Entre los escritos
científicos nos referimos de modo especial a la biología, ia química, la geología, la físicaLa enumeración que acabamos de hacer no es
exhaustiva y tiene simplemente un carácter de orientación. No vamos a considerar en detalle cada una de
las especialidades posibles, pues esto rebasa el propósito y la finalidad de esta obra. Daremos, no obstante,
algunas indicaciones generales respecto a cada uno de
LECTURA RÁPIDA
193
los dos grupos señalados, que podrán servir de guí?
y ofrecen una notable ayuda a los estudiosos.
Tanto al leer un escrito de carácter científico como
sociológico conviene tener en cuenta cuatro fases, o
pasos a dar, con el objeto de obtener una lectura más
provechosa.
Primero. Realice una lectura de información general
o «skimming» con el objeto de obtener una visión
global de conjunto y de ver cuál es la estructura y
organización del escrito.
Segundo. Trate de escribir de memoria el esquema
de organización en dicho escrito. Si lo consigue hacer
exactamente habrá realizado bien el paso primero, que
tratándose de una lectura de estudio reviste una importancia extraordinaria. Si advierte que su memoria
falla o que no es capaz de precisar con seguridad las
distintas partes de la estructura general vuelva a mirar el texto.
Tercero. Lea de nuevo el texto de modo completo
para ir captando las ideas, los hechos y los detalles
particulares, y ver en qué parte de la estructura general encajan y por qué.
Cuarto. Sin mirar al texto, pero teniendo pelante el
esquema de organización que hizo en el paso segundo,
trate de recordar los datos y detalles particulares
poniéndolos por escrito y asignándolos a las partes
correspondientes del esquema general.
Si logra realizar bien los pasos descritos en segundo
y cuarto lugar, sin tener que mirar al texto, puede
confiar en haber conseguido una acertada comprensión
del escrito.
194
ANTONIO BLAY
ESCRITOS DE CARÁCTER SOCIAL
Los cuatro pasos que acabamos de explicar son
aplicables, como hemos dicho, a cualquier clase de
lectura de estudio. Tratándose de escritos de tipo sociológico existen algunos otros recursos que pueden
ser empleados con ventaja.
— Use siempre que sea necesario libros de consulta,
como atlas, diccionarios o enciclopedias. Particularmente el estudio de la historia debe hacerse constantemente con una referencia directa al lugar geográfico
de los hechos. Esto no es solamente una ayuda para
grabarlos mejor en la memoria, sino que en muchos
casos su misma localización es una explicación, al
menos parcial, del porqué de ciertas situaciones históricas y de su desarrollo. En el estudio de la economía y de la sociología hay ciertos datos de carácter
general que conviene tenerlos presentes, tales como
estadísticas de producción o de población, ya sean
nacionales o regionales, y que pueden encontrarse fácilmente en los diccionarios o enciclopedias.
— Acostúmbrese a leer teniendo siempre a mano,
papel y lápiz Haga frecuentemente esquemas personales o gráficos ilustrativos de lo que está leyendo.
Por medio de los gráficos y esquemas destaque los
puntos fundamentales del escrito y ponga de manifiesto las mutuas relaciones. Un esquema bien hecho
le servirá para ver de un modo claro e intuitivo lo
esencial de un escrito, ayudándole a obtener una comprensión más completa y una retención más firme.
—• Si los libros son suyos no dude en subrayarlos
o en hacer notas marginales. Los libros son unos ins-
LECTURA RÁPE)A
195
trunientos de trabajo. Como instrumentos deben ser
usados, y su utilidad depende de la habilidad del que
los usa y del modo como son usados. Un texto subrayado y anotado es un texto trabajado; un texto que ofrece
más, sobre todo para el mismo que lo ha trabajado.
No obstante, hay que evitar la confusión de los que
creen que por el mero hecho de subrayar una palabra
o una frase, ésta queda automáticamente comprendida y grabada en la memoria. También hay que evitar
el abusar excesivamente del subrayado. Un texto en
que casi todo está subrayado es un texto en que, para
los efectos prácticos, nada ha sido subrayado, nada destaca de modo especial.
El subrayado tiene una sola finalidad: hacer que el
texto escrito cobre más relieve ante los ojos del mismo
lector. Conviene, pues, hacerlo de un modo inteligente
y de acuerdo con el interés o el propósito del que lo
lee. En algunas ocasiones bastará con hacer resaltar
las frases esenciales, otra convendrá subrayar algún
dato determinado, o quizá cierta correlación de especial importancia que existe entre los hechos enumerados.
En cuanto a las notas marginales pueden ser de muchas clases. Pueden consistir en alguna o algunas palabras a modo de breve comentario, o en signos convencionales con un significado preciso para el lector. Una
línea vertical, por ejemplo, puede ser para indicar los
pasajes más importantes. El interrogante puede emplearse para denotar duda o disconformidad con lo
que dice el autor. Un signo de admiración puede señalar una idea nueva para nosotros y que deseamos estudiarla y comprobarla más detenidamente.
— Muchos libros, especialmente si son de estudio,
traen al final de cada capítulo una lista de preguntas
196
ANTONIO BIAY
sobre el tema tratado. Son una buena oportunidad para
que comprobemos hasta qué punto nuestra comprensión del texto ha sido satisfactoria. En general el autor
ha escogido aquellas preguntas que están relacionadas
con los puntos más importantes de la explicación, de
modo que si las podemos contestar acertadamente es
una garantía de que hemos sabido captar lo fundamental y comprenderlo correctamente.
Con vistas a un futuro repaso es una buena idea
anotar junto a cada pregunta la página del libro en
donde se encuentra explicado el punto correspondiente.
— Para un estudio más amplio lea cuidadosamente
la bibliografía que le ofrece el autor, bien al final de
cada capítulo o al terminar toda la obra. En general,
suele tratarse de textos básicos o fundamentales dentro
de la especialidad indicada.
ESCRITOS CIENTÍFICOS
Los escritos de tipo científico tienen unas características especiales en lo que se refiere a su estructura
y a su léxico. Teniendo en cuenta estos rasgos comunes entre ellos, se pueden dar algunas orientaciones
que resultan más apropiadas para su lectura.
— Ordinariamente, al final de cada capítulo suele
encontrarse un sumario o resumen general del mismo.
Es una magnífica ayuda que nos ofrece el autor para
lograr una máxima comprensión del texto, y que nunca
debe ser pasada por alto. Pero no nos debemos limitar
a una lectura superficial del mismo. El sumario contiene siempre las ideas fundamentales del tema expuesto en el capítulo. Una lectura atenta del mismo debe
hacernos reconocer y recordar lo que acabamos de leer.
LECTURA RÁPIDA
197
ayudándonos a poner el debido énfasis en estos puntos
fundamentales. Es también conveniente que en el mismo sumario anotemos al margen de cada apartado o
división las páginas del texto en donde viene desarrollado el punto respectivo. De esta manera lo podemos
convertir en una especie de índice adicional que sobre todo en el momento del repaso nos será particularmente útil.
— Al hablar de la lectura en general ya hemos indicado la importancia que tiene el leer con un propósito
claro. Tratándose de escritos científicos este propósito ha de ser también bien preciso y definido. Normalmente el tema abordado por esta clase de textos se
refiere a asuntos muy concretos y bien delimitados.
Por lo tanto el propósito que dinamizará nuestro interés podrá expresarse, la mayor parte de las veces, a
través de alguna pregunta breve y concisa. Por ejemplo:
¿Cuál es la ley que regula el comportamiento de los
gases? O: ¿Cómo se obtiene y qué cualidades tiene tal
ácido?
— Con bastante frecuencia ocurre que un tema determinado no es tratado totalmente bajo un solo epígrafe, sino que dados los posibles puntos de vista o de
acuerdo con sus diversas aplicaciones, se suele hacer
alusión al mismo en varias partes o capítulos del libro.
Con el fin de lograr una visión más completa y exhaustiva es muy conveniente consultar simultáneamente todos los lugares respectivos. Esto ayuda a lograr un
conocimiento más integrado y sistemático con repercusión favorable tanto en la comprensión como en la
retención. Los lugares paralelos pueden encontrarse con
ayuda del índice de materias; desde el punto de vista
práctico resulta muy útil anotar en el mismo texto, al
margen, las páginas correspondientes.
198
ANTONIO BLAY
— Es característico de los libros científicos el empleo de palabras técnicas y especializadas que pueden
significar una dificultad para el estudiante. Estas palabras exigen una cuidadosa atención, pues su comprensión es necesaria para poder entender bien el texto.
Las palabras técnicas no son tan dificiles como a primera vista pueden parecer. No son palabras escogidas
de modo arbitrario, sino que constituyen de por sí una
verdadera definición de la cosa a que se refieren. Frecuentemente son palabras compuestas de varios elementos: raíces, prefijos y sufijos, tomados por regla
general del griego o del latín. El conocimiento de las
principales raíces griegas y latinas puede ser de gran
ayuda en este sentido, pues nos indican directamente
el significado de las palabras de ellas derivadas.
Un buen medio para aprender y familiarizarse con
estos términos es el empleo de pequeñas fichas. En una
de las caras de la ficha se pone el nombre de la palabra que queremos aprender y en la otra cara se anota
el significado, origen y elementos que componen la palabra. De cuando en cuando se hace un repaso de todas
las fichas, procurando acordarse del significado de cada
palabra sin tener que mirar el dorso. De este modo, en
un tiempo relativamente breve, se consigue incorporarlas definitivamente al propio vocabulario.
— A veces sucede que el lector no acaba de comprender la explicación que da el texto sobre un tema
o punto determinado. En estos casos es conveniente
consultar otras obras de diferentes autores. El ver
otros puntos de vista contribuye notablemente a una
mejor comprensión de los puntos dificiles. Las aclaraciones conseguidas pueden luego ser transcritas a modo
de notas marginales en el mismo texto de estudio-
LECTURA RÁPIDA
b)
199
Lectura de obligación profesional
Otro género de escritos muy especializados son los
que tienen que manejar diariamente los hombres de
negocios y los profesionales de las clases más diversas.
Muchos de ellos tienen que dedicar gran parte, quizá la
mayor parte de su jornada laboral, a la lectura de cartas, documentos e informes. El saber manejar adecuadamente todo este material representa no sólo un gran
ahorro de tiempo, sino también una mayor eficiencia
en el propio trabajo con un esfuerzo menor y una menor fatiga.
No vamos a repetir aquí todo lo que hemos dicho
a través de todo el libro sobre los principios y las diversas técnicas de lectura rápida e inteligente. Ellas
constituyen la base principal para una lectura eficaz.
Dando por conocido y asimilado todo lo anterior, aquí
añadiremos únicamente aquellos detalles o recursos
particulares que son de especial aplicación al tipo de
lectura que ahora tratamos.
CARTAS DE NEGOCIOS
Normaimemo el hombre de negocios tiene que comenzar su jornada diaria revisando una buena cantidad de correspondencia. Su habilidad debe consistir en
ir directa y rápidamente a lo esencial sin omitir ningún detalle importante. Con este proposite se pueden
dar varias recomendaciones:
— Después de haber visto quién escribe la carta,
eche sobre ella una ojeada general. Ordinariamente las
cartas no contienen más que uno o dos puntos impor-
200
ANTONIO BLAY
tantes. Es lo que el remitente nos quiere decir. Posiblemente podrá descubrirlos en esta primera ojeada.
No obstante, puede haber cartas más complicadas en
que esto no aparezca tan claro o que dado el asunto
exijan una mayor atención.
— Por regla general las frases iniciales y finales de
las cartas son fórmulas de pura cortesía en las que
no es necesario detenerse. Lo esencial de la carta suele
encontrarse en la parte central. Ahí es donde uno debe
fijarse más detenidamente. Una vez descubierto el contenido o el propósito de la carta se hace posible reemprender un ritmo más acelerado de lectura, pues los
subsiguientes párrafos no suelen ser más que consideraciones complementarias que no añaden generalmente
ningún dato importante.
— Al leer una carta aplique ampliamente la técnica
de la lectura telegráfica, que ya hemos explicado en
otro lugar. Las cartas pueden ser reducidas a lo esencial mediante la eliminación de las palabras innecesarias en una medida mucho más extensa que los textos
impresos ordinarios. No es raro poder llegar a eliminar hasta el ochenta por ciento del texto original.
— Las normas que dimos acerca de los párrafos no
son aplicables en general a las cartas, pues sus párrafos suelen ser más bien convencionales. Lo que se presenta como varios párrafos distintos pueden ser frecuentemente simples fragmentos de un párrafo más
amplio. La división de la carta en párrafos es una cosa
muy subjetiva del remitente, que más que a la unidad
del pensamiento suele atender a otros motivos, como el
deseo de una presentación más clara y agradable.
— Subraye en las cartas las frases que expresan lo
esencial de su contenido, y especialmente aquellos puntos a los cuales quiere usted responder. Indique al mar-
LECTURA RÁPIDA
201
gen con un breve comentario o fí'ase el sentido de su
respuesta o las observaciones pertinentes. Estas anotaciones le ahorrarán mucho tiempo cuando se disponga
a dar la contestación. Es también aconsejable contestar
inmediatamente aquellas cartas que sean de fácil respuesta o que no exijan ninguna consulta o deliberación ulterior. Con esto se evita el tener que leerlas de
nuevo, ahorrándose con ello el tiempo consiguiente.
DOCUMENTOS LEGALES
Otro tipo de escritos que debe manejar con cierta
fí'ecuencia el hombre de negocios o el profesional son
los documentos legales.
Los documentos legales revisten una especial dificultad para el lector común, que proviene de su estilo
y de su presentación. En general están redactados en
un estilo que se nos hace demasiado confuso y pesado.
La acumulación de datos, circunstancias y considerandos hacen de los textos legales algo bastante complejo
y difícil de captar con rapidez y exactitud. El lector
poco habituado fácilmente se pierde entre las formas
y frases interminables del tradicional estilo forense,
que suele ser el extremo opuesto de la brevedad, claridad y concisión a que se tiende en el estilo moderno.
Para manejar esta clase de documentos es muy útil
aplicar la técnica que describe Francois Richaudeau en
su libro Cours de lecture rapide y que podríamos llamar la técnica del «Sujeto-Verbo-Complementos».
Cuando en un texto legal hemos identificado estos
tres elementos todo se aclara y simplifica. Estas son
las tres informaciones fundamentales que hemos de tratar de captar lo más rápidamente posible.
202
ANTONIO BLAY
El sujeto representa el tema, el asunto, la persona
o la cosa sobre la cual se va a pronunciar el legislador.
El verbo significa lo que el legislador ordena o establece acerca de la cosa expresada por el sujeto. Finalmente, el complemento o los complementos completan
la idea del verbo o expresan las circunstancias particulares bajo las cuales la ley mantiene todo su vigor.
Cada párrafo debe ser examinado en este orden. El
reconocimiento del sujeto nos servirá para saber de
entrada si el artículo correspondiente nos interesa o no.
Si el sujeto hace referencia al asunto que buscamos
entonces se procede a los pasos siguientes examinando
atentamente a través del predicado verbal y de los complementos el contenido de la ley y las circunstancias
en que se aplica.
Cuando decimos que el sujeto de la frase o del párrafo expresa el asunto o tema sobre el que versa la
ley nos atenemos a lo que sucede habitualmente. En
algún caso, no obstante, podría venir representado por
otra palabra que no hiciera el oficio de sujeto, pero
esto no es lo normal. Por lo demás, cuando uno aplica
esta técnica, fácilmente aprende a destacar los elementos fundamentales, aunque haya alguna anomalía en lo
que se refiere a su función ordinaria desde el punto de
vista gramatical.
El empleo del subrayado es muy práctico tratándose de esta clase de documentos. Son precisamente
los tres elementos fundamentales «Sujeto-Verbo-Complemento», los que deben ser subrayados. De este modo
el texto se hace mucho más claro e inteligible al poner
de relieve lo ¿sencial del mismo.
LECTURA RÁPIDA
2C8
INFORMES TÉCNICOS
Los informes técnicos son escritos muy especializados y que versan sobre algún punto muy concreto dentro de algún aspecto o rama del conocimiento. En general tienen un carácter práctico. Pueden referirse, por
ejemplo, a la exposición de nuevos procedimientos de
fabricación, a la posibilidad de aplicar a la industria
algún nuevo descubrimiento, a los resultados de una
determinada operación mercantil, a la situación del
mercado nacional o internacional, etc.
Los informes técnicos suelen tener una apariencia
más bien seca y austera, lo cual los hace muy poco
atractivos excepto para aquellos que están directamente interesados por su contenido.
Sin embargo, tiene la ventaja de seguir un cierto
orden o tener una organización interior bastante clara.
Muchas veces este orden u organización interna es puesto de manifiesto de un modo patente por el mismo
autor mediante el empleo de títulos y subtítulos adecuados. Éstos sirven de una gran ayuda para realizar
el «skimming» previo que nos dará una idea del tema
tratado y del enfoque bajo el cual es presentado. Aun
en los casos en que la organización del escrito no aparece de un modo explícito, a través de las correspondientes divisiones y subdivisiones, no por eso suele faltar esa organización interna. En este caso una de las
finalidades del «skimming» previo será descubrir la organización o estructura que el autor ha seguido al redactar el escrito.
Además de esto, el «skimming» previo sirve también para que el lector se haga una idea sobre el contenido del artículo y sobre su interés relativo, con lo
204
ANTONIO BLAY
cual podrá decidir si vale la pena dedicarse más a
fondo a su estudio o no.
Otra ventaja que suelen presentar estos escritos es
la existencia de un sumario o resumen, que generalmente se encuentra al final del artículo, aunque algunas
veces puede venir al principio. Su lectura atenta es
también muy útil como paso preliminar a la lectura
detenida del artículo.
También es interesante observar la construcción
o estructura de los primeros párrafos. Los autores de
escritos técnicos no suelen estar interesados por la
elegancia literaria, sino que desean sobre todo presentar claramente unos datos, o el resultado de unas investigaciones, a la consideración del lector. En consecuencia, su estilo es en general bastante igual y uniforme. Esto quiere decir que si observamos el lugar
en que están colocadas las ideas principales dentro de
los primeros párrafos, podemos suponer con gran probabilidad de acierto que en lugar semejante encontraremos las ideas principales de los párrafos restantes.
Otra característica de los informes técnicos es la
abundancia de datos o informaciones concretas. Esto es
interesante desde el punto de vista documental. Por
medio de dichos datos el autor nos da cuenta de todas
sus observaciones, experiencias o trabajos de investigación. Estos datos son precisamente la base y el fundamento sobre el cual él construye su teoría o intenta
llegar a una explicación de la realidad.
Desde el punto de vista del lector la parte documental puede tener muy diversa importancia. Puede suceder que sean precisamente los datos lo que más le
interese, bien porque él también desea hacer un estudio
exhaustivo de la materia, o porque quiere comprobar
personalmente las conclusiones que presenta el autor.
LECTURA RÁPIDA
205
Pero puede suceder también que la parte documental carezca de interés inmediato para el lector. Dando
por correcto todo el trabajo de observación o de investigación, lo que él desea saber son las conclusiones, hipótesis o teorías a que dicho trabajo ha dado
lugar.
En este caso la lectura de los informes técnicos
puede simplificarse enormemente. Por regla general
bastará leer detenidamente sólo el principio y el final
del escrito, pasando por la parte central de un modo
más rápido y superficial. En efecto: ordinariamente
los primeros párafos del informe sirven para darnos
una idea general del problema o para ambientarnos
ante la situación que se trata de examinar. La parte
central suele estar dedicada al estudio pormenorizado
de cada detalle. Esto es lo que se puede omitir o pasar
muy por encima, sin que por ello quede perjudicada en
absoluto la plena comprensión de los últimos párrafos,
en donde normalmente encontraremos las conclusiones
a que ha llegado el autor.
c)
Lectura de entretenimiento
La lectura es uno de los medios más importantes
para ampliar nuestros conocimientos y nuestra cultura. El alcanzar la máxima capacidad de comprensión en
todas nuestras lecturas es lo que garantiza la consecución de ese objetivo. Por eso la principal finalidad
de este libro ha sido el mostrar el camino y los medios adecuados para alcanzar un grado óptimo de comprensión y de retención.
Por otra parte la lectura forma con frecuencia una
parte importante de nuestras obligaciones o trabajo
206
ANTONIO BLAY
profesional. Este aspecto es lo que acabamos de tratar
en los artículos precedentes.
Pero, además, la lectura constituye también uno de
los mejores medios de distracción y esparcimiento. Muchas personas gustan de dedicar una buena parte de
su tiempo libre a la lectura de libros o artículos que
tratan de sus materias o temas favoritos. Con esto proporcionan un agradable descanso a su espíritu al mismo tiempo que ensanchan sus horizontes mentales.
La lectura de entretenimiento puede versar sobre
los tópicos más diversos. Aquí el único criterio a seguir
son los gustos y aficiones del lector. En cuanto al modo
de leer cabe también la más absoluta libertad. Uno lee
para descansar y disfrutar con su lectura. No hay prisas ni urgencias de ninguna clase. Tampoco hay regla
fija. Que la lectura haya de ser más lenta o más rápida,
más superficial o más a fondo, es algo que el lector lo
decidirá libremente según su propio gusto o interés.
Sin embargo, lo más frecuente es que las personas
que buscan un descanso o entretenimiento a través de
la lectura se dirijan hacia las obras de carácter literario
como las novelas, las obras dramáticas, la llamada literatura-ficción y a veces la poesía.
A pesar de que esta clase de lectura tiene un carácter eminentemente subjetivo y que la apreciación de
sus valores y el gusto y satisfacción que se encuentra
en ellas depende en gran parte de las aptitudes y disposición del mismo lector, es posible, sin embargo, dar
algunas orientaciones que pueden servir de ayuda para
sacar un mayor provecho de su lectura. Más que normas o reglas fijas, se trata de algunas indicaciones que
facilitan la labor del lector y le ayudan a adoptar la
actitud más correcta.
En primer lugar diremos algo acerca de las nove-
LECTURA RÁPIDA
207
las. En toda novela podemos distinguir dos elementos:
los personajes que actúan, y el ambiente en que se
desenvuelve la acción.
Leer bien una novela exige por una parte compenetrarse con los protagonistas, llegando a conocerlos e
incluso a familiarizarse con ellos y con su manera de
ser. Por otra parte, es preciso que seamos conscientes
del ambiente en que se mueven los personajes. En algunas novelas este aspecto alcanza una importancia
muy grande, hasta tal punto que el modo de ser y de
actuar de los protagonistas sólo se puede comprender
plenamente cuando los consideramos en relación con el
ambiente y las circunstancias dentro de .las cuales se
va desarrollando su vida.
Para llegar al conocimiento de los personajes y de
su carácter hemos de estar atentos a las descripciones que nos va haciendo el autor sobre cada uno de
ellos. Pero no debemos limitarnos a esto. Hay otro medio más eficaz, más dinámico, más semejante a lo que
pasa en la vida ordinaria, ya lo que hacemos en el
trato con las personas que conocemos. Consiste en observar sus palabras, sus reacciones, su modo de obrar.
En muchas novelas modernas este es el único medio
de llegar a conocer el carácter de cada personaje, pues
el autor evita toda descripción sistemática sobre las
cualidades o defectos de los protagonistas. Es su modo
de hablar y actuar lo que nos revela su modo de ser.
Como se ve, para leer bien una novela debemos
tratar de adentrarnos un poco en el mundo de los protagonistas y participar de sus sentimientos y reacciones, como si se tratase de vivir una situación real y
concreta. Las buenas novelas pretenden ser una pintura
de la vida real, o al menos de alguno de sus aspectos.
Para comprender bien su contenido debemos intentar
208
ANTONIO BLAY
adentrarnos en su trama profunda y procurar compenetrarnos con el cómo y el porqué de cada una de las
acciones y sentimientos de sus protagonistas.
Como hemos dicho, también la parte ambiental tiene
su importancia. A través de las diversas descripciones
sobre lugares y paisajes el autor nos da a conocer las
circunstancias externas en que se mueven los personajes. Sin esta visión ambiental la acción quedaría demasiado descarnada y fría, y con mucha frecuencia
resultaría casi incomprensible. Pero al leer las descripciones debemos tener en cuenta que lo importante no
es retener y aprender cada uno de los detalles externos.
Lo importante es que captemos el ambiente en su conjunto. Que nos formemos una idea de cómo afectan a
los personajes el ambiente, las circunstancias, el lugar
en que se mueven. Del mismo modo como nosotros
podemos decir que nos encontramos bien o mal en un
sitio determinado, o que el ambiente donde estamos
nos agrada o desagrada. A este efecto cada detalle particular no ha de ser leído por sí mismo, sino en relación con el conjunto, viendo qué es lo que aporta, en
sentido positivo o negativo, a la impresión general.
Esto quiere decir que las descripciones pueden, y aun
conviene leerlas, de un modo rápido, fijándose tan sólo
en los detalles más significativos que son los que determinan la visión de conjunto.
Sin embargo, ya hemos dicho antes que en esta clase de lecturas no hay reglas fijas que deben ser seguidas con preferencia a otras. Si lo que uno desea es
disfrutar y paladear la descripción de un paisaje, entonces hará bien en saborear cada detalle particular
procurando evocar todas las resonancias y gozando de
la belleza resultante de la combinación de todos los
matices particulares.
LECTURA RÁPIDA
209
Finalmente, en relación con las novelas hay que tener en cuenta que son muy pocas las que se limitan a
ser una simple historia o narración. Casi todas ellas,
y desde luego las más importantes, contienen una verdad, una doctrina o una tesis, que el autor intenta expresar a través de la trama de toda la novela. En este
sentido hay novelas que podríamos llamar filosóficas,
sociológicas, religiosas.
En consecuencia el lector debe saber descubrir cuál
es esa idea que el autor ha querido exponer. Generalmente vendrá expresada a través de las palabras y opiniones del protagonista principal, o de los azares y situaciones más destacadas por las que atraviesa su existencia. Hay que saber, pues, estar atento al fondo sin
dejarse sugestionar, o ser simplemente arrastrado, por
el colorido y variedad de los incidentes superficiales
y secundarios.
Respecto a la lectura de las obras dramáticas podemos repetir lo mismo que acabamos-de decir sobre las
novelas. La principal diferencia radica en que las obras
dramáticas han sido compuestas para ser representadas y no leídas. La representación escenográfica suple
en los dramas las descripciones típicas de las novelas.
Los personajes y el ambiente en que se desenvuelve la
acción son vistos y vividos directamente.
Cuando uno lee una obra dramática debe tratar de
ver e imaginar toda la escena con sus circunstancias
ambientales, así como el carácter y temperamento de
los personajes. A este propósito son útiles las indicaciones que suelen aparecer al principio de cada acto
o escena, pero muchas veces son insuficientes. El desarrollo mismo de la acción de la conversación ofrece
también nuevas indicaciones que ayudan a reconstruir
toda la escena. La lectura de las obras dramáticas exige
210
ANTONIO BLAY
del lector que desarrolle y emplee todos los recursos de
lo que podríamos llamar su imaginación teatral.
Vamos a decir también unas pocas palabras acerca
de la poesía. Aquí es mucho más difícil, casi imposible,
descender a normas y detalles concretos. La poesía más
que ningún otro género literario es eminentemente subjetivct La apreciación de una obra poética depende
también principalmente de la formación, sensibilidad
y gustos del lector. Dentro de un plan de orientaciones generales haremos algunas indicaciones que nos
parecen ser las más útiles para poder apreciar mejor
las obras poéticas.
En la poesía adquiere una importancia extraordinaria el elemento imágenes, palabras, sonido, musicalidad. Las ideas o los sentimientos que encierra una poesía podrán expresarse vulgarmente en lenguaje común
y ordinario. Pero perderían ese encanto especial que
tienen dentro de la expresión poética.
Esto quiere decir que al leer poesía uno debe atender no sólo a las ideas, sentimientos y estados de ánimo que se describen, sino que además uno debe dejarse empapar de la belleza de las imágenes, así como
también de la armonía y musicalidad del ritmo, procurando evocar y vivir todas las resonancias afectivas y
emocionales que esto despierta en uno mismo.
La poesía es una verdadera obra de arte. Es la expresión de una vivencia profunda llena de belleza y de
armonía. Es la vivencia que tiene el poeta y que trata
de expresar y de comunicarnos. La lectura de la poesía
debe conducirnos, en la medida de lo posible, a evocar
también en nosotros esta vivencia profunda de la verdad y de la belleza.
Esta es, pues, la actitud fundamental que uno debe
adoptar al abordar la lectura de obras poéticas.
CAPITULO
XV
LECTURA DE GRÁFICOS
Dada la frecuencia con que modernamente son empleados los gráficos como medio de expresión, nos parece oportuno dedicar unas palabras a su estudio.
Los gráficos tienen la gran ventaja de su sencillez
y claridad. Un simple gráfico puede presentarnos en
un espacio muy limitado una cantidad de información
que de ser transmitida verbalmente exigiría un gran
número de palabras. Además, el gráfico nos presenta
todo el conjunto de datos de un modo patente, intuitivo y directo. Esta es la razón por la que su uso se ha
extendido tanto, lo mismo en los escritos científicos
e informes técnicos, como en textos de historia, sociología, economía, psicología, etc.
El fundamento de los gráficos radica en la naturaleza numerable de los datos y en la posibilidad de establecer entre ellos una relación. El autor William
Playfair, que fue, a principios del siglo xix, el pionero
en el empleo y difusión de los métodos gráficos, expresó esto diciendo que: «Todo lo que puede ser expresado con números, puede ser expresado con líneas.»
(Citado por P. LEEDY en Improve your reading.) Po-
212
ANTONIO BLAY
demos decir, pues, que los gráficos son un conjunto de
datos numéricamente expresados y mutuamente interrelacionados.
La mutua interrelación de los datos es algo muy
importante. De hecho los gráficos pueden considerarse
como una verdadera comparación o correlación entre
los datos de una, dos o más magnitudes. De aquí resultan también gráficos distintos de una, dos o más dimensiones. Generalmente los gráficos más usuales son
los bidimensionales. Las magnitudes que entran en
relación pueden ser muy diversas, por ejemplo: la temperatura y la presión en los gases, el tiempo transcurrido y el crecimiento, la cantidad de luz y la aceleración de ciertos procesos químicos, y muchos otros.
Los gráficos pueden ser también diferentes según el
punto particular que se proponen ilustrar. Hay asuntos que pueden presentarse con más claridad a través
de. un mapa o de un cuadro que de un cuadro lineal.
Enumeraremos brevemente las clases más importantes de gráficos y algunas de sus aplicaciones.
TABLAS
Aunque las tablas no son gráficos en el sentido estricto de la palabra, pueden considerarse como algo
intermedio entre los gráficos propiamente dicho y la
explicación puramente verbal. En realidad, las tablas
son gráficos en evolución.
En las tablas los datos son ordenados en filas y
columnas, y cada uno ocupa el lugar correspondiente
según su relación bidimensional con respecto a dos
magnitudes distintas. Éstas vienen expresadas en los
encabezamientos de los ejes vertical y horizontal.
213v
LECTURA RAPE)A
Para sacar toda la información contenida en ttíia,
tabla no basta con advertir la relación expresada por
los datos en particular, hay que saber observar el lugar que ocupa cada dato con respecto al conjunto. De
este modo se descubre la tendencia general y el significado que pueden tener los datos más destacados. Sólo
así se puede llegar al conocimiento de la situación real
expresada a través de las cifras.
Como ejemplo, veamos esta
TABLA 57: COMPARAaON ENTRE MAYORISTAS EN GENERAL Y DE ESPECLUJDADES,
EN ARTÍCULOS DE GRAN CONSUMO, 1929, 1935, 1939 Y 1948
(% del
total)
de
1929
1935
1939
1948
1929
1935
1939
1948
tos:
En general
Especialidades
M e r c e r í a y noveda-
489
633
295
1268
297
1321
303
1902
80,0
20,0
72,3
27,7
69,2
30,8
62,0
38,0
des:
En general
Especialidades
801
2 784
306
3 301
222
3875
182
5 284
30,6
69,4
27,0
73,0
17,4
82,6
19,0
81,0
5 919 3 833
7 080 12156
3 942
12 045
4 265
6 263
63,8
36,2
68,1
31,9
66,6
33,4
70,6
29,4
610
519
772
571
673
1480
93,6
6,4
90,5
9,5
91,4
8,6
72,5
27,5
Clase
de
establecimientos
Ventas
Número
negocio
Drogas y medicamen-
Abacería:*
En general
Especialidades
Eerretería:
En general
Especialidades
932
290
(Tabla 57: Estudio de los mercados)
E. A. Duddy; pág. 335
214
ANTONIO BLAY
Se observará en la tabla que las empresas dedicadas
a especialidades suelen ser más pequeñas que las de
ramo general. La necesidad de realizar un esfuerzo de
venta más intensivo, el menor promedio de ventas y el
hecho de que los gastos tengan que derramarse sobre
un número más reducido de artículos explican que la
proporción de los gastos de funcionamiento respecto
a las ventas sea superior en el caso de los mayoristas
de especialidades.
Consideremos esta otra
TABLA 66:
RESUMEN DE ESTABLECIMIENTOS FABRILES, CLASIFICADOS POR SO
VOLUMEN REPRESENTADO POR EL NUMERO DE EMPLEADOS,
Es ta blecimientos
Clase, por número de em,'
picados
Total
1-4
5-9
10-19
20-49
50-99
100 - 249
250-499
500-999
1000-2499
^500 y más
1947
Valor de los productos
'Número
Porcentaje
j 1i i 1
del total
Cantidad
(se omiten
'
Porcentaje
, , , , ,
del total
240881
100,0
$74425 825
100,0
70384
46 622
40 645
40 016
18 672
14323
5 555
2 729
1431
504
29,2
19,3
16,9
16,6
7,8
6,0
2,3
1,1
0,6
0,2
$ 905 693
1446 978
2601176
6 050 163
6593104
11793823
10 450 830
10 128 788
11619386
12835 884
1,2
1,9
3,5
8.1
8,9
15,9
14.0
13.6
15.6
17.3
{Tabla 66. Estudio de los mercados)
E. A. Duddy; pág. 379
LECTURA RÁPIDA
215
Observando los datos se ve que más de la mitad de
la producción fabril se halla concentrada en menos
del 5 por ciento del número total de establecimientos.
— Gráficos de evolución. En estos gráficos se comparan ordinariamente dos magnitudes. Su objeto es
mostrar el proceso de desarrollo que experimenta una
magnitud de acuerdo con las variaciones que tienen lugar en la otra. Se suelen representar por medio de
una cuadrícula. Las líneas extremas de la izquierda y
de abajo, llamadas eje de ordenadas y eje de abcisas,
representan las dos magnitudes que se comparan. A la
distancia existente entre cuadro y cuadro, o entre línea
y línea, se le asigna un valor nunjérico convencional,
según convenga en cada caso. La gráfica resultante es
una línea en la que cada uno de sus puntos indica el
valor que adquiere una de las magnitudes cuando la
otra tiene un valor determinado.
Un ejemplo de esta clase de gráficos lo constituyen
aquellos que se refieren al desarrollo industrial de un
país. Aquí las magnitudes que se comparan o relacionan son el tiempo, expresado en años, y el volumen de
actividad industrial correspondiente a cada año. Por
medio del gráfico se observa inmediatamente cuál ha
sido el ritmo del progreso, y si ha habido baches p estancamientos en el camino.
Comentario. Este gráfico nos revela un hecho notable. Hasta finales del siglo xix el número de los animales mantiene más o menos la misma relación que
el desarrollo del género humano. Las curvas discurren
casi paralelas. Las necesidades de alimentos y vestidos,
así como de animales de trabajo y para las comunicaciones va en aumento con el incremento de la pobla-
216
ANTONIO BLAY
ción. Sin embargo, a partir de 1900, la invención del
motor y el empleo del combustible imponen un cambio fundamental. El vehículo a motor empieza a sustituir a los animales en el trabajo y en las comunicaciones. Mientras aquél no pasa de ser objeto de lujo, las
consecuencias no se ponen apenas de manifiesto. Sin
embargo, allá por el año 1930 se presenta una brusca
alteración, que coincide con la gran crisis económica
de los años treinta. El movimiento ascensional se detiene bruscamente. Las reservas de animales domésticos
¡íi. SIRVAS ÍE ANIMU.ES DOMÉSTICOS DE LA TIERRA EN
1950 (en millones de cabezas)
Asnos r.
cy¡fm-
Ríulfa
Europa
Asia
(sin
(ton la
la
t.'RSS)
ÍIRSS)
Australia/Occania.
America del
Sur
América
Norte
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~2-
328
3-0
67
39
7
10
6
240
I.I
663
=69
es3
164
73
62
30
4
se mantienen hasta hoy día al mismo nivel aproximadamente, con considerables oscilaciones. Estas gigantescas oscilaciones dependen en muchas ocasiones de
las condiciones atmosféricas, por ejemplo, de una intensa sequía o de una cosecha deficiente.
Observe como teniendo a la vista el gráfico correspondiente toda esta información se hace más comprensiva y, gracias a la naturaleza visual del gráfico, se
queda grabada en la mente con mucha más fuerza y
persistencia.
— Gráficos de comparación. Ordinariamente están
compuestos por una serie de barras o columnas de di-
LECTURA RÁPIDA
217
ferente altura. Con ellas se trata de mostrar de un
modo intuitivo la diferencia que existe entre varias entidades, sean personas, organizaciones, países, etc., en
lo que se refiere a la posesión de un tipo determinado
de cualidades o bienes. Si queremos, por ejemplo, establecer una comparación entre Estados Unidos, Rusia
y Venezuela en lo que se refiere a la producción de
petróleo, podemos hacerlo mediante tres columnas de
igual anchura, pero cuya altura sea proporcional a la
cantidad de petróleo que cada uno de ellos produce por
año. Esto es mucho más expresivo y se graba en la
mente de un modo más claro y estable que la lectura
de tres cifras aisladas.
— Gráficos de estructura. Estos gráficos, llamados
también organigramas, suelen adoptar la forma de^ croquis, esquemas o cuadros sinópticos, y tienen múltiples
aplicaciones. Pueden servir, por ejemplo, para exponer
de un modo claro la organización y funcionamiento de
una gran empresa industrial, comercial o administrativa. Si uno quiere explicar cuáles son los distintos
• cargos de la empresa, las relaciones que existen entre
ellos y los diferentes grados de mando o jerarquía dentro de la organización, difícilmente podrá conseguirlo
de un modo satisfactorio a través de solo palabras. Por
necesidad la explicación tendría que ser bastante extensa y siempre con peligro, desde el punto de vista
del lector, de que resulte demasiado complicada y confusa. Sin embargo, un simple croquis o esquema puede
poner de manifiesto casi sin palabras toda la organización y estructura de la empresa.
Este tipo de gráficos también es aplicable cuando
se trata de ilustrar los procesos más complicados de
fabricación. Hay muchas industrias que en la elabora-
LECTURA RÁPIDA
219
Ción de sus productos no siguen lo que llamaríamos un
proceso lineal. En determinados momentos se presentan varias alternativas, debidas a la elaboración de algunos subproductos que son susceptibles de distintos
tratamientos y transformaciones. Un simple esquema
puede dar una visión global de todo el proceso y de las
diferentes posibilidades y diversificaciones, que se presentan a lo largo del mismo, con mucha más claridad
y precisión que una explicación de tipo puramente
oral.
— Gráficos de disttibución. Sirven para ver la importancia relativa que tiene cada una de las partes en
relación con las demás y con el todo que forman en
conjunto.
Supongamos por ejemplo que se trata de saber la
composición del Parlamento de un país de acuerdo con
el número de parlamentarios que posee cada uno de los
partidos existentes. Esto se puede representar por medio de un circulo dividido en varios sectores. Cada uno
de los sectores representaría a un partido. La amplitud
de cada sector sería proporcional al número de parlamentarios que posee cada partido. Con un simple golpe
de vista puede verse de inmediato cuáles son las partidos más fuertes y si quizá hay alguno que él solo alcanza la mayoría absoluta de todos los votos.
Hay otras muchas situaciones en que son aplicables
estos tipos de gráficos. Por ejemplo: la distribución de
toda la población de la Tierra por cada uno de los continentes; el destino que da el Estado a los impuestos
de la nación, expresado en los distintos sectores de inversión; la composición de la población de un país según la diversidad de creencias religiosas de los ciudadanos, etc.
220
ANTONIO BLAY
El empleo de los gráficos facilita enormemente la
expresión y transmisión de la información. Su lectura
es, en general, muy fácil y comprensible.
Sin embargo, el lector no debe dejarse engañar con
la aparente simplicidad de los gráficos. El peligro está
precisamente en creer que dada su sencillez basta una
mirada superficial para comprenderlos. Muchas veces
uno puede engañarse creyendo que ya lo ha entendido
o interpretado correctamente. Al leer los gráficos nunca
se ha de tratar de suponer o adivinar.
Los gráficos son siempre claros y sencillos si se toman algunas precauciones. En primer lugar, uno debe
leer atentamente la leyenda o explicación que suele
acompañar a cada gráfico. Cada gráfico tiene una finalidad concreta, y se propone aclarar un punto determinado. Esto es, pues, lo primero que uno debe captar:
qué punto o qué aspecto de la realidad se propone explicar el gráfico.
Luego uno debe observar las magnitudes que entran
en juego. Como ya hemos dicho, todo gráfico es una
comparación entre los datos de una o varias magnitudes. Es necesario que uno descubra la naturaleza de la
mutua interrelación o influencia que existe entre las
magnitudes y los datos respectivos. En muchos gráficos, sobre todo los lineales, a cada intervalo se le asigna un valor determinado. Es preciso darse cuenta
exacta de ello, y observar si el valor relativo es el mismo en todas Jas direcciones. Con frecuencia los intervalos del eje de ordenadas y el de abcisas representan,
por medio de intervalos semejantes, valores totalmente
distintos.
Para la completa comprensión de la realidad expresada en los gráficos hay que observar también la tendencia general que revelan los datos. A este fin uno se
LECTURA RÁPIDA
221
ha de fijar en los valores máximos y mínimos así como
en la abundancia o escasez de los valores medios.
Es decir, en resumen, que los gráficos deben considerarse como el refiejo de una situación real presentada a través de una comparación. Para interpretarlos
correctamente es preciso ser consciente del valor relativo de los datos, de su mutua relación, y del aspecto
o punto concreto que se propone ilustrar el gráfico.
APÉNDICE I
IMPORTANCIA DEL VOCABULARIO
Evidentemente, para llegar a ser un buen lector
es de capital importancia poseer un amplio vocabulario. Sin un conocimiento exacto del significado de las
palabras es imposible lograr la comprensión total y fiel
de lo que leemos. La pobreza de vocabulario se traduce
inevitablemente en comprensión deficiente.
Por eso todo el que aspira a sacar el máximo provecho de sus lecturas debe procurar estar en posesión
de un extenso y abundante vocabulario.
La primera condición que se requiere para poder
lograr este objetivo es tener una fina sensibilidad fiente a las propias deficiencias. Hay personas que ante
palabras que en realidad no conocen, o que conocen
sólo a medias, no se sienten insatisfechas. Se engañan
B sí mismas creyendo que ya las han entendido. Aunque
la idea general que sacan de un escrito sea con fiecuencia confiasa y diluida, no sienten el interés por un
mayor rigor y precisión. Naturalmente sus conocimientos pecarán siempre de vaguedad, y llegada la hora de
ser empleados, o aplicados a la práctica, se mostrarán
totalmente desarticulados e inoperantes.
226
ANTONIO BLAY
La actitud correcta es la del lector que está siempre
alerta para no confundir lo que él piensa que dice un
texto o una frase, con lo que la frase dice realmente.
Esto exige un conocimiento claro y seguro de cada una
de las palabras.
Para llegar a poseer un amplio vocabulario se pueden dar varias indicaciones. Primeramente hay que
contar con un buen diccionario y estar dispuesto a
consultarlo siempre que haga falta. Pero para que sea
más provechosa la consulta del diccionario ha de hacerse de un modo inteligente.
El principio fundamental que le llevará indudablemente a adquirir un extenso vocabulario consiste en
no dejar pasar nunca una palabra nueva o desconocida
sin averiguar su significado exacto. Pero antes de dirigirse al diccionario es muy aconsejable detenerse en el
estudio del contexto. Muchas veces esto le permitirá
llegar a descubrir el significado de la nueva palabra;
al menos de un modo aproximado. Desde luego que no
se ha de conformar con este conocimiento vago o aproximado, pero el hecho de haber estado reflexionando
sobre su posible significación dispone a la mente para
poder captar y grabar mejor en la memoria el significado exacto que luego encontraremos en el diccionario. Por otra parte, la consulta del diccionario no
debe concretarse a buscar únicamente el significado
que tiene la nueva palabra en el caso concreto en que
la hemos encontrado. Con frecuencia las palabras admiten matices diferentes de significación, o incluso significados totalmente diversos, según el contexto en que
son empleadas. Los buenos diccionarios no se limitan a
dar los posibles significados de un modo escueto, sino
que a menudo los ilustran con frases y ejemplos. La
consideración detallada de todas sus posibles acepcio-
LECTURA RÁPIDA
227
nes es lo que nos proporcionará el conocimiento verdadero de una palabra.
Una vez hecha de este modo la consulta al diccionario, conviene volver de nuevo a la frase real del texto
para fijarnos de nuevo en la palabra buscada y en el
sentido" preciso con que ha sido empleada en este caso
particular. Hay que tener siempre en cuenta que el significado de las palabras se aprende y se graba mucho
mejor cuando las consideramos en relación con el contexto en que se hallan insertas, lo que ayuda a conseguir una comprensión y asimilación más completas.
A veces se aconseja también la confección de listas
o de fichas pequeñas en las que se anotan las palabras
desconocidas con el fin de repasarlas y estudiarlas hasta que uno las domine perfectamente. Este método puede ser muy útil, pero insistimos en que junto a las
palabras anotadas conviene consignar no sólo su significado, sino también frases o ejemplos concretos sacados, a poder ser, de nuestras mismas lecturas.
En orden a conseguir un léxico más rico en matices
y en precisión es también muy útil conocer bien las
diferencias que existen entre las llamadas palabras
sinónimas. En realidad no existen palabras verdaderamente sinónimas, es decir, que signifiquen lo mismo.
Siempre hay alguna diferencia de grado o de matiz en
su significación. Su exacto conocimiento nos permite
llegar a una comprensión más sutil y más precisa del
pensamiento expuesto por el autor, sobre todo de los
buenos autores literarios, que siempre se distinguen
por el uso preciso y adecuado de cada palabra.
El método a emplear es también fundamentalmente
el mismo. Consulta del diccionario y, sobre todo, observación, a través del contexto y de los ejemplos concretos, del valor y significado de cada palabra.
APÉNDICE
II
INSTRUMENTOS MECÁNICOS PARA EL ENTRENAMIENTO EN LA LECTURA
Terminaremos el libro recogiendo algunas ideas y
opiniones sobre los instrumentos mecánicos que pueden emplearse en el entrenamiento de la lectura rápida.
Donde más se han extendido ha sido en América,
país muy inclinado al uso de los medios técnicos y en
el que predomina la creencia de que los artefactos mecánicos pueden aplicarse a la solución de todos los problemas.
Muchos de los centros que se dedican a dar cursos
de lectura para adultos cuentan con estos instrumentos. Pero existen igualmente otros centros que no hacen uso de ellos. Como veremos, la opinión sobre la
utilidad real de estos instrumentos está muy dividida.
Haremos en primer lugar una enumeración y una
breve descripción de los principales instrumentos utilizados.
Existen dos clases de instrumentos: los instrumentos de diagnóstico y los instrumentos de entrenamiento propiamente dicho.
230
ANTONIO BLAY
INSTRUMENTOS DE DIAGNOSTICO
Entre los instrumentos de diagnóstico el más usado es el oñalmógrafo. Sirve para fotografiar, o mejor
dicho filmar, los movimientos de los ojos durante la
lectura. Con el oñalmógrafo se dirige un rayo de luz
a la córnea del lector. El rayo refiejado se recoge a
través del objetivo y la cintcuqueda impresionada apareciendo en ella una línea en zigzag semejante a una
escalera. Los trazos horizontales responden a los movimientos de traslación de los ojos y los verticales a
los puntos de fijación. Mediante el examen del oftalmograma se pueden observar los movimientos regresivos,
si existen, el número de fijaciones por línea, y el tiempo empleado en cada una de las fijaciones. De este
modo se puede medir, en cierto modo, la perfección
de los hábitos de lectura de una persona.
INSTRUMENTOS DE ENTRENAMIENTO
Los instrumentos principales de entrenamiento son
tres: el taquistoscopio, el acelerador (o «reading pacer») y los films de lectura.
El
taquistocopio
El taquistoscopio tiene como finalidad el ampliar el
campo visual del lector. Consiste en una especie de
cámara que se utiliza para proyectar en una pantalla
una serie de frases o números de amplitud creciente.
Cada frase permanece en la pantalla durante un breve
LECTURA RÁPE)A
231
espacio de tiempo. El instrumento se puede controlar
eléctricamente de modo que el tiempo de exposición
sea cada vez más corto.
Los «pacerse
En segundo término están los instrumentos que sirven para estimular y acelerar la velocidad de la lectura.
Tienen el nombre genérico de «reading pacers». El tipo
más común consiste en un instrumento provisto de una
barra o regla horizontal que se va deslizando hacia
abajo a una velocidad dada. La velocidad del desplazamiento se puede controlar y aumentar a voluntad. Al
colocar el instrumento sobre el texto que se quiere
leer, la barra se va desplazando hacia abajo obligando
al lector a mantener un ritmo de lectura suficientemente rápido.
Otra modalidad de los «reading pacers» consiste en
un aparato parecido a un televisor, que contiene en su
Interior una cámara con un film escrito. El texto es
proyectado sobre la pantalla línea por línea a la velocidad deseada.
Al final de nuestro volumen, encontrará el lector las
reproducciones de las fotos de algunos de estos aparatos; reproducciones que hemos podido ofrecer mediante la benévola autorización de los Centros que recomiendan su uso.
Films de lectura
Pero quizá los más perfectos de todos son los films
de lectura publicados por la Universidad de Harvard.
232
ANTONIO BLAY
Cada film contiene un artículo completo, dividido en
varias secciones. Cada sección se proyecta íntegra en la
pantalla durante un tiempo determinado. Mientras el
texto permanece visible en la pantalla se va iluminando y haciendo resaltar sucesivamente una frase tras
otra, o mejor dicho grupos de palabras, que responden
a las correspondientes fijaciones que debe hacer el lector. La colección está forma-da por una serie de films
que están graduados según su velocidad. En los más
lentos cada línea se divide en cinco fijaciones, mientras que los más rápidos sólo contienen dos.
DIVERSAS OPINIONES SOBRE SU UTILIDAD
Estos son los principales medios mecánicos que suelen emplearse como auxiliares en el entrenamiento de
la lectura. ¿Cuál es su eficacia real? Para responder a
esta pregunta comenzaremos por recoger la opinión de
varios autores que se han destacado por su dedicación
al estudio y a la práctica de los medios más adecuados
para incrementar la eficacia de la lectura.
Paul Leedy, en Improve your reading, dice que
todos estos instrumentos «son básicamente artificios
o recursos para incrementar la motivación y el esfuerzo
disciplinado». Sin embargo, «la misma motivación y la
misma disciplina pueden ser conseguidas, por regla general, mediante el empleo inteligente de algunos recursos muy simples y caseros». Cita, por ejemplo, el uso
de una tarjeta convenientemente perforada que puede
hacer el papel de un taquistoscopio. «Y no piensen
— añade — que por ser tan sencillos estos recursos son
ineficaces. Ellos emplean los mismos principios básicos que los costosos equipos mecánicos.»
LECTUR4 RÁPIDA
233
Nila Banton Smith, en Read ¡áster and get more
from your reading, nos recuerda en primer lugar las
diferencias de opinión que existen en relación al uso de
los instrumentos mecánicos. Mientras unos creen que
son realmente útiles, otros piensan que su eficacia ha
sido muy exagerada. Concretamente en relación con el
taquistoscopio <das opiniones están fiaertemente divididas en pro y en contra de este tipo de instrumento
de lectura. Se oye cada vez más frecuentemente la opinión de que la velocidad de la lectura idepende más de
la rapidez con que el cerebro puede captar y asimilar
las ideas, que de la velocidad con que los ojos pueden
registrar las impresiones visuales. Otros ponen toda su
confianza en el taquistoscopio y aseguran que es su instrumento más útil en la enseñanza de la lectura».
Sin embargo, N. B. Smith afirma claramente que
«es posible alcanzar un alto grado de velocidad en la
lectura sin el uso de los instrumentos». Su opinión
parece muy acertada cuando dice que: «el principal
valor de los instrumentos es doble: constituyen un
estímulo para intentar leer más rápidamente, y le demuestran a uno cómo puede realmente leer más rápidamente cuando se ve obligado a ello». No obstante,
advierte que la velocidad alcanzada durante el entrenamiento mediante los instrumentos no será una consecución estable y duradera a no ser que se realice un
amplio entrenamiento con material de lectura presentado en condiciones normales.
Mucho más severa es la opinión que nos da Eric de
Leeuw en Read better, read faster. «No el taquistoscopio — dice — ni los «fiasher» tienen ningún valor
porque... el lector ya tiene una capacidad visual extraordinaria: el lector lento, de hecho, mira muchas veces
el texto escrito porque sus espacios o campos visuales
234
ANTONIO BLAY
se sobreponen excesivamente.» Más adelante añade
taxativamente: «los instrumentos para ampliar el campo visual carecen de utilidad; es claro que ellos ni aumentan la velocidad, ni mejoran la .comprensión».
En cuanto al grupo de los «pacers» o aceleradores
y films de lectura, aunque reconoce que tienen un cierto valor en cuanto estímulos, sostiene sin embargo que
presentan «las desventajas inevitables de los métodos
mecánicos, los cuales, al inducir hábitos infiexibles, pueden perjudicar la comprensión». De aquí deduce el citado autor que si en algún caso son usados estos instrumentos, hay que saber hacerlo siendo conscientes de
sus peligros y limitaciones. En todo caso nunca habrán
de constituir más que una parte subordinada del entrenamiento global. Finalmente, termina haciendo alusión
a su experiencia personal y afirmando que después de
haber empleado los films de lectura de Harvard, también «hemos obtenido los mismos satisfactorios resultados sin usar dichos films».
Por último, mencionaremos la opinión de Cari Heyel en su libro Organizing your Job in management,
publicado por American Management Association of
New York: «En los casos donde existen problemas de
lectura, los aparatos que se venden no son de ninguna
manera la solución. En verdad, algunos de estos dispositivos tienen tan poca relación con la dificultad esencial como la puedan tener ciertos específicos contra la
enfermedad que pretenden curar... Ahora se pone más
atención a las calificaciones de los que profesionalmente se dedican a dar clases para la instrucción y
orientación en la lectura, que contribuirán a que el
hombre de negocios se ayude a sí mismo.»
LECTURA RÁPIDA
235
MODO DE USAR IOS INSTRUMENTOS
A través de las citas que acabamos de hacer el lector ya se habrá formado alguna opinión sobre el valor
y la utilidad de los instrumentos mecánicos. Por nuestra parte, creemos, de acuerdo con los estudios y observaciones que hemos realizado, que los instrumentos
pueden emplearse como un recurso subordinado en el
aprendizaje de la lectura rápida, pero sólo en lo que se
refiere al aspecto de la percepción visual. En lo que
atañe al mejoramiento de la comprensión su uso es
totalmente inadecuado. Más bien diríamos que la pueden entorpecer cuando se emplean los instrumentos de
una forma abusiva o indiscriminada.
De entre todos los aparatos, el que ofrece más utilidad práctica es seguramente el taquistoscopio. Aunque de ningún modo podemos decir que sea imprescindible, sin embargo su uso adecuado, estimula la
percepción, haciendo que llegue a ser más rápida y precisa. No obstante, hay que procurar que el alumno se
mantenga siempre en un perfecto estado interior de
distensión y relajamiento, aunque siempre bien despierto y atento. La tendencia que tenemos a ponernos
tensos y nerviosos cuando uno pretende conseguir algo,
se ve aún más incrementada si se emplean los métodos
mecánicos de aceleración. Entonces el efecto es el contrario de lo que nos proponemos, pues uno se encuentra más torpe y no puede hacer ningún progreso efectivo. Es la actitud de distensión interna, sobré cuya
importancia ya hablamos al tratar de las condiciones
psicológicas de la percepción, sobre la que hay que
vigilar aun más cuando se hace uso de los instrumentos mecánicos. Quizá la falta de rendimiento que algu-
236
ANTONIO BLAY
nos autores achacan al uso de estos instrumentos se
debe a que son empleadas sin insistir suficientemente,
de cara al alumno, en la necesidad de adoptar esa actitud interna de tranquilidad y distensión.
De todas formas, si bien es cierto que los instrumentos pueden ser útiles para mejorar la percepción
cuando son bien empleados, también es cierto que hay
otros métodos más fáciles y sencillos, y que son igualmente eficaces. Tales son los ejercicios que se suelen
hacer en los cursos orales de lectura con vistas a mejorar la percepción, y cuya total eficacia la hemos podido constatar prácticamente en los cursos que venimos dando en nuestro propio centro de estudios.
ADLER, MORTINER, J., Cómo leer un libro. Ed. Claridad, Buenos Aires, 1961.
BAKER, WILLIAM, D., Director General Education State University of New York. Reading Skills. Prentice-Hall. Englewood Cliffs, N. J.
BELLOWS, ROGER, President of Psicology Department Rutgers, The State University. Executive skills. Their Dynamics and Development. Prentice-Hall, Inc. Englewood
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CONQUET, ANDRÉ. Lisez mieux et plus vite, Ed. du Centurión,
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HEILMAN, ARTHUR W. Director of the Reading Laboratory
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Books. Columbus Ohio, 1966.
HEYEL, CARL. Cómo organizar el director su propio trabajo,
Deusto, Bilbao, 1965.
KORNHAUSER ARTHUR W., Profesor de la Universidad de
Chicago. El arte de aprender a estudiar. Ed. Iberia, Barcelona, 1960.
LACAU, MARÍA HORTENSIA. Didáctica de la lectura creadora.
Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1966.
LEEDY, PAUL D., Associate Professor of Education The Ame-
240
ANTONIO BLAY
rican University. Improve your reading. A guide to greater speed, understanding and enjoyment. Me Graw-Hill,
New York, 1956.
LEEDY, PAUL D. Read with speed and precission. Me GrawHill, New York, 1963.
LEEUW, MANYA AND ERIC. Read better, read faster. A new
approach to efflcient reading. Penguin Books. Hardmondsworth, Middlesex, England, 1966.
LEWIS, NORMAN, División of General Education, New York
University. How to read better and faster. Thomas y
Crowell Co., New York, 1966.
LUR. Lectura rápida. San Sebastián.
MABERLY, NORMAN C. Fórmer Director of Instruction and
Research Dynamic Reading Institute, Incorporated. Dynamic speed reading, The New American Library, New
York, 1966.
MADDOX, HARRY. HOW to study. Pan Books, London, 1963.
MARES, COLINS Efflcient Reading. The English Universities
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MEENES, MAX, Professor of Psychology at Howard University. Cómo estudiar para aprender. Ed. castellana, Paidos,
Buenos Aires, 1965.
MIRA Y LÓPEZ, EMILIO. Cómo estudiar y cómo aprender.
Ed. Kapelusz, Buenos Aires, 1959.
MORGAN, CLIFFORD, T. How to study. Me Graw-Hill New
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PHILIPPE, CLAUDE Métode frangaise de lecture rapide. Ce1er, París, 1965.
RICHAUDEAU, FRANCOIS, Directeur general de "Culture, Art,
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GAUQUELIN, MICHEL ET
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de LTnstitut de Psychologie de l'Université de París,
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SMITH, NILA BANTON, Profesor of education at New York
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Prentice-Hall, Englewood Cliffs, N. J., 1965.
THOMPSON, HELEN M., Professor of Education and Director
LECTURA RÁPIDA
241
of the Thompson Reading Clinic. The art of being a
successful student. Washington Square Press, 1964.
THOULESS, R. H., Professor of Psicology at Cambridge University. Straight and crooked thinking. The English
Universities Press, London, 1963.
WEBSTER, OWEN. Read well and remember, a guide to efficient reading. Owen Webster. Hutchinson of Londen,
1965.
WITTY, PAUL, Professor of Education and Director of the
Psycho-Educational Clinic, Northwestern University. How
to become a better reader. Sciencie Research Associates,
Inc. Chicago, 1962.
o
hH
o
w
Introducción, Leer: exigencia de nuestro tiempo y
eficacia d e las técnicas especializadas . . . .
5
PARTE PRIMERA. PERCEPCIÓN
13
Capítulo primero. Condiciones previas . . . .
a) Condiciones materiales
Iluminación.
Estado de los ojos.
b) Condiciones psicológicas
Tranquilidad.
Distensión.
Atención.
Medios para mejorar la atención.
Interés.
Finalidad clara.
Lectura activa.
17
17
Capítulo II. Mecanismos visuales.
. .
Percibimos conjuntos
Campo visual
Fi
j
aciones
.29
29
35
36
.
20
Capítulo III. Defectos en la percepción y en el
aprendizaje
Las regresiones
La subvocalización
41
41
45
Capítulo IV.
ción
49
Características de la buena percep-
246
ÍNDICE
PARTE SEGUNDA. LA COMPRENSIÓN
53
Capítulo V. El párrafo como unidad de pensamiento
a ) Estudio del párrafo normal
. . .
La frase principal.
Localización de la frase principal.
Comprobación de la frase principal.
Ideas o frases secundarias.
Importancia de leer por la idea.
b) Párrafos-excepción
Párrafos con más de una idea.
Sin frase principal.
Causas de los párrafos-excepción.
Copítulo VI.
Curso del pensamiento
. . . .
57
.57
71
77
a) Expresión gráfica
b) Palabras señales
Palabras-avance.
Palabras-pausa.
Palabras-retroceso.
c) Signos de puntuación
78
80
Capítulo VIL Significación
La unidad de pensamiento
95
96
Capítulo VIII. Estructuras del pensamiento .
A) Clases de estructuras
a) Los escritos subjetivos.
b) Escritos objetivos.
B) Clases de estructuras
a) Enfoques diversos.
b) Las tres estructuras básicas.
I. Estructura de hechos.
86
.
99
100
102
ÍNDICE
2. Estructura problema-solución.
3. Estructura tesis-demostración.
Capítulo IX, Aspectos subjetivos de la comprensión
Dirigirse directamente al pensamiento del autor.
Las actitudes personales
La anticipación
La evaluación crítica
Defectos principales en la exposición .
a) Empleo de palabras emotivas.
b) Generalización indebida.
c) Demostración por ejemplos seleccionados.
d) Desviación.
e) El argumento del término medio.
f) Argumentos ilógicos.
g) Argumento especulativo.
h) Cambio de significado de un término en
el curso de la argumentación,
i) Analogía imperfecta,
j) Argumento de autoridad.
115
116
116
119
121
125
Capítulo X. Técnicas especiales para lograr una
lectura de máxima rapidez de comprensión,
.
La lectura telegráfica
Qué es el "skmming"
La lectura de reconocimiento.
.
.
.
Lectura de información general
Obstáculos y prejuicios
En qué consiste esencialmente
141
142
145
.149
153
154
157
Capítulo XI.
.
.163
. . .
167
170
L a asimilación.
Capítulo XII. L a memoria . . .
Intensidad de la impresión
.
.
.
248
ÍNDICE
Asociación de ideas
La repetición.
17 2
.174
PARTE TERCERA. APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS
DE LECTURA RÁPIDA A LOS CASOS PARTICULARES
179
Capítulo XIII. Cómo leer un libro.
El título
El índice
La introducción
Los capítulos
Lectura de información
Lectura detallada
Revisión final
.183
183
185
185
186
187
188
189
Capítulo XIV. Escritos especiales.
a) Lectura de estudio
Escritos de carácter social.
Escritos científicos.
b ) Lectura d e obligación profesional
Cartas de negocios.
Documentos legales.
Informes técnicos.
c) Lectura de entretenimiento.
.191
192
. . .
Capítulo XV. Lectura de gráficos.
Tablas
199
.205
.211
212
Apéndices
223
Apéndice I. Importancia del vocabulario
Apéndice II. Instrumentos mecánicos para el entrenamiento e n l a lectura
. . . .
Bibliografía.
225
.229
237
Descargar