UN DOMINGO 31 DE MAYO DE 1970 A LAS 15,23 HORAS, HUARMEY FUE DESTRUIDO POR UNO DE LOS TERREMOTO CONSIDERADO COMO DE MAYOR INTENSIDAD SÍSMICA EN EL MUNDO. Un día como hoy 31 de Mayo, hace 35 años, se produjo en el departamento de Ancash, uno de los mas devastadores sismos a nivel mundial, que ocasionó cerca de 70 mil muertos y la destrucción total de los pueblos del departamento de Ancash, desde aquellos ubicados en su zona costera de hermosas playas, hasta los que se asientan en los bellos paisajes de la Cordillera Blanca y Cordillera Negra. que recorren de Sur a Norte su territorio. El epicentro de tan devastador sismo, fue ubicado por el Instituto Geofísco del Perú en el océano Pacífico frente a la zona central de la costa del Perú, ubicada entre Huarmey y Chimbote, zona donde se encuentran las fallas de las placa continental Sudamericana con la placa de Nazca. Al respecto un Informe del Proyecto Placa de Nazca” (1972-1980) señala en sus resultados “fallas de la placa continental cuyas rocas metamórficas continentales se extendían por lo menos hasta el borde del zócalo y que los sedimentos habían crecido a lo largo de la pendiente continental inferior. Fallas geológicas detectadas precisamente, frente a las localidades de Chimbote y Huarmey, ubicadas entre 9.5-11.5° Latitud Sur en el Departamento de Ancash”, placas que al friccionarse produjeron un 31 de mayo de 1970 un sismo de magnitud 7,6 a 7,8 (escala de Richter) con un epicentro ubicado a 30 kilómetros mar adentro “en la zona donde la Placa de Nazca subduce a la Placa Sudamericana y los sismos son frecuentes puesto que su ubicación se encierra entre la Falla de Mendaña y la Dorsal de Nazca en la región central del Perú que es la zona donde se han dado el mayor número de sismos de gran magnitud y con consecuencias más graves para la vida humana, el patrimonio y el desarrollo del país, durante todas las épocas de su historia. Debido a la magnitud del sismo, la ciudad de Huarmey fue totalmente destruida, ya que se encontraba dentro de las ondas principales del epicentro sísmico. Narrar, para una nueva generación de Huarmeynos, lo acontecido en aquella fecha, contribuirá a tomar las previsiones y medidas de seguridad para prevenir catástrofes de esta envergadura, y tomen conciencia de la tragedia ocurrida; y para quienes vivieron tan trágicos momentos, es volver nuestras retinas hacia el pasado y hurgar en nuestra memoria hechos tristes y dolorosos de una realidad vivida, de ver como sus casas, construidas mayormente de adobe y quincha eran totalmente destruidas, como si una bomba atómica caída frente al mar de la costa de Huarmey, y cuyas ondas expansivas, producidas luego de un ruido estremecedor , produjera que la corteza terrestre se deslizara, abriéndose grietas y se ondulara, que era casi imposible mantenerse en pie, y muchas de las personas perdían el equilibrio y caían, y muchos entrelazados, tomados de las manos, como formando un cordón humano al centro de la Calle Nueva, esperando quizás lo inevitable ser aplastados por el derrumbe de las casas, que con un ruido estrepitoso caían sus paredes, cuyos bloques de adobes destrozados caían y golpeaban los pies de las personas; y en contados segundos el derrumbe total de las casas, seguida de una polvareda que formó una inmensa nube gris, que cubrió todo el cielo de Huarmey y que se alzaba hacia el cielo, alcanzando alturas casi inimaginables de 30 a 50 metros, que hacían imposible la visibilidad durante varios minutos, acompañado de los gritos, llantos, quejidos de heridos, de nuestros familiares, niños, ancianos, mujeres y hombres, y el clamor de la gente para que se calmara la furia devastadora de la naturaleza; y luego la carrera desesperada entre los escombros a ambos lados de las calles, y la angustia de la búsqueda entre las casas destruidas por el sismo, para ubicar y rescatar a los familiares y personas que habían quedado atrapadas en su interior. Lo acontecido, aquel domingo 31 de mayo de 1970, a las tres con 23 minutos de la tarde, tal como quedó señalado en el reloj que ostentaba la hermosa torre de la Iglesia Matriz de Huarmey, que resistió a tan fuerte sismo, y que posteriormente se ordenó su demolición; mas no así resistió el fenómeno telúrico el hermoso altar mayor de la Virgen del Rosario que fue totalmente derruido por las ondas sísmicas, quedando solo en pie restos de la parte central del Altar Mayor donde se encontraba ubicada la Virgen del Rosario, Patrona de nuestra ciudad de Huarmey, ha quedado registrado como uno de los sismos mas devastadores ocurridos en la historia de la ciudad de Huarmey. Él mismo efecto devastador se tuvo en el Puerto de Huarmey, la Caleta de Culebras, así como todas los pueblos y caseríos ubicados en la carretera Huarmey-Aija, y aquellos ubicados en la carretera hacia el Molino y caseríos aledaños de esa zona. En el Puerto de Huarmey y la Caleta de Culebras, aparte de la destrucción de las viviendas, se produjo luego un fuerte maretazo, que ocasionó la destrucción de algunas embarcaciones pesqueras, y cuyas aguas debido al fuerte y gran oleaje producida por las ondas sísmicas se salieron fuera de la orilla de la playa hasta unos doscientos a trescientos metros aproximadamente. Las consecuencias fatales o mortales de dicho sismo, pudieron haber sido mayores en Huarmey, aparte de la destrucción total de las viviendas, el sismo pudo haber causado una tragedia mayor de haberse producido el derrumbe del Cine Grau, lo que hubiera ocasionado la muerte de cientos de niños y jóvenes. Coomo era un día domingo, la mayor parte de familias acostumbraban a reunirse en reuniones familiares, mas aún que se daba inicio a un campeonato mundial de Fútbol en México, donde nuestro país participaba, y por aquellas épocas las funciones matinales o de la tarde de los cines Libertad y Grau, eran tan concurridas, que la mayoría de niños y adolescentes se encontraban disfrutando de aquellas funciones, solo el cine Libertad, ubicado en la avenida principal, se derrumbó como consecuencia del sismo, pero las grandes vigas que soportaban el techo y las paredes, y las bancas de madera que tenía dicho cine, permitió salvar la vida de muchos niños que se refugiaron debajo de ellos, hicieron que amortiguaran el derrumbe total de las paredes, y casi la totalidad de los niños pudieron salvarse. en el caso del cine Grau, ubicado en la calle Nueva, si logró soportar el sismo, ya que sus estructuras era de material noble, pero de haberse derrumbado, hasta hoy día estaríamos lamentando una de las mayores tragedias de haber ocurrido la muerte de cerca de trescientos niños y jóvenes que se encontraban en el cine. Posterior, a la ocurrencia del sismo, la ciudad de Huarmey quedó como si hubiere padecido un bombardeo, casi la totalidad de las viviendas se derrumbaron, y las pocas que quedaron en pie, quedaron inhabitable por el peligro eminente de su caída , por las continuas réplicas en menor intensidad del sismo. Transcurridos unos veinte minutos de ocurrido el hecho telúrico, el cielo se ensombreció, pasando de un sol que brillaba radiante en el cielo huarmeyano, a una oscuridad que se conjugaba con la tristeza de la población afectada por tan inmenso desastre, lo que fue acompañado con fuertes vientos y las rèplicas o temblores que no cesaban, durante aquel día 31 de mayo y los días siguientes del mes de Junio de 1970, proviniendo a continuación una lluvia, que pareciera como si desde el cielo se derramara lágrimas de dolor por el desastre ocurrido en Huarmey y todo el departamento de Ancash. Durante todo el resto del día y la noche las réplicas sísmicas continuaron, y los pobladores de Huarmey, pernoctaron en las calles o las huertas, características en aquellas épocas de las casas en Huarmey, tratando de guarecerse del inclemente clima frío, vientos helados y una persistente llovizna; muchos de nuestros familiares y vecinos que vivían en la Avenida Alberto Reyes, pernoctaron bajo la copa de los árboles de ciruelos, y otros árboles que se tenía en la huerta que poseía mis abuelos, así como otros familias a la espalda del cine libertad, y que sirvieron en aquella aciaga noche de morada, asimismo en las diversas calles y zonas de Huarmey, los pobladores buscaban lugares seguros para protegerse de la inclemencia del clima. El sismo que sufrió la población de Huarmey, fue como si la naturaleza descargará toda su furia devastadora en aquellos segundos, que se convirtieron en interminables, como si hubiera querido descargar toda su fuerza a través de las grietas, que como cual reguero de pólvora se abrían paso en el suelo , brotando de su interior en algunas zonas de Huarmey, agua de color oscuro negruzca; muchas de estas grietas permanecieron por un prolongado tiempo, como huellas o cicatrices de aquel devastador terremoto, mostrando como si a través de ellas la tierra hubiese emitido sus rugidos , dando a conocer en forma estremecedora la fuerza telúrica de su inmediata ondas sísmicas expansivas destructivas. Hoy en día Huarmey, se ha convertido en un ciudad moderna, que resurgió de sus heridas, convertida hoy en provincia, que busca lograr su progreso y desarrollo, basado en el esfuerzo y trabajo de sus pobladores, la inmensa riqueza marina que guardan sus aguas costeras, la belleza natural de sus diversas playas, consideradas entre las mas hermosas del Perú, y la producción tan fructífera de variados alimentos agrícolas que se siembran en sus campos de cultivo; pero a cambio de esta modernidad, se ha perdido parte de su pasado histórico, reflejado en sus grandes casonas, casas huertas, Iglesia Colonial, y de la belleza, encanto y hermosura de su verdor y frutas que daba sus chacras y huertas que se encontraban cercanas al casco urbano de la ciudad, como una campiña que reverdecía en el centro de dos desiertos ubicados hacia el norte y sur de su ubicación geográfica, que le valió que importantes personajes de la historia del Perú, la consideraran uno de los oasis entre dos desiertos.