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Práctica de mediación - Práctica
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Nerea Company Miquel, 4ºA Derecho
PRÁCTICA SOBRE MEDIACIÓN
-Lectura de la Directiva 2008/52/CEE sobre mediación en asuntos civiles y mercantiles
-Lectura de la Ley 5/2012, de 6 de julio (BOE 7 julio) de mediación en asuntos civiles y
mercantiles
Tras la lectura de ambos textos, contestar a las siguientes cuestiones:
1.- La Directiva 2008 ¿regula la mediación civil y mercantil para asuntos
transnacionales, para asuntos transnacionales y nacionales, o para asuntos
transnacionales, internacionales y nacionales?
Hay que fundar la respuesta y explicar las diferencias entre los tres.
En la consideración 8ª de la Directiva 2008/52/CEE se establece que “las disposiciones
de la presente Directiva solo se refieren a los procedimientos de mediación en litigios
transfronterizos, pero nada debe impedir que los Estados miembros apliquen dichas
disposiciones también a procedimientos de mediación de carácter nacional”.
De igual forma, en el artículo 1.2 de la Directiva se establece que “la presente Directiva
se aplicará, en los litigios transfronterizos, en los asuntos civiles y mercantiles, con la
salvedad de aquellos derechos y obligaciones que no estén a disposición de las partes en
virtud de la legislación pertinente. No se aplicará, en particular, a los asuntos fiscales,
aduaneros o administrativos ni a la responsabilidad del Estado por actos u omisiones en
el ejercicio de su autoridad soberana (acta iure imperii).”
Por consiguiente, la Directiva sólo regula la mediación civil y mercantil para asuntos
transnacionales, pero permite que los Estados miembros apliquen sus disposiciones, si
quieren, a los procedimientos de mediación de carácter nacional.
Ahora ya tenemos claro que la Directiva regula tan sólo la mediación para asuntos
transnacionales, pero ¿tenemos claro qué es y la diferencia que tiene con los asuntos
internacionales y nacionales? Pues bien, el art. 2 de la Directiva 2008/52/CEE nos dan
una definición de qué se entiende por asunto transfronterizo.
El artículo 2 de la Directiva dice que:
“1. A efectos de la presente Directiva, se entenderá por litigio transfronterizo aquel en
que al menos una de las partes está domiciliada o resida habitualmente en un Estado
miembro distinto del Estado miembro de cualquiera de las otras partes en la fecha en
que:
a) las partes acuerden hacer uso de la mediación una vez surgido el litigio, o
b) un tribunal dicte la mediación,
c) sea obligatorio recurrir a la mediación a tenor de la legislación nacional, o
d) a efectos del artículo 5, se remita una invitación a las partes.
2. No obstante lo dispuesto en el apartado 1, a efectos de los artículos 7 y 8 de la
presente Directiva, también se entenderá por litigio transfronterizo aquel en el que se
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inicie un procedimiento judicial o un arbitraje tras la mediación entre las partes en un
Estado miembro distinto de aquel en que las partes estén domiciliadas o residan
habitualmente en la fecha que contempla el apartado 1, letras a), b) o c).
3. A efectos de los apartados 1 y 2, el domicilio se determinará de conformidad con los
artículos 59 y 60 del Reglamento (CE) no 44/2001.”
En cuanto a las diferencias, vamos a analizar primero la existente entre los conceptos
“asunto internacional” y “asunto transnacional”. Mientras que el ámbito espacial del
término “asunto transnacional” es, como pone de relieve el artículo, entre personas
residentes o domiciliadas en países de la Unión Europea, el ámbito del término “asunto
internacional” es mucho más amplio, pues se referiría a controversias entre partes de
cualesquiera estados (entre personas residentes o domiciliadas en terceros estados o
entre una persona o varias domiciliadas o residentes en un tercer estado y otra u otras en
la UE), es decir, de la comunidad internacional en su totalidad. Por ello es que la
Directiva sólo regula la mediación civil y mercantil en el ámbito de la Unión Europea.
Por otra parte, a diferencia del litigio transfronterizo e internacional, un litigio nacional
es aquel en que no existe elemento de extranjería, sino solo elementos del propio Estado
(partes, objeto en conflicto…). Por ejemplo, una mediación estatal sería aquella entre
dos españoles a causa de una disputa por la repartición de la herencia de su madre.
2.- Al trasponer la Directiva 2008 a la Ley 5/2012 española, ésta ¿regula
mediaciones nacionales? ¿transnacionales? ¿internacionales? Explicar la respuesta
con preceptos también.
En el preámbulo de la Ley 5/2012, en concreto en el apartado IV, se establece que “en el
título I, bajo la rúbrica «Disposiciones generales», se regula el ámbito material y
espacial de la norma, su aplicación a los conflictos transfronterizos, los efectos de la
mediación sobre los plazos de prescripción y caducidad, así como las instituciones de
mediación.”
De igual forma, el artículo 2.1, al establecer el ámbito de aplicación de esta ley, señala
que “esta Ley es de aplicación a las mediaciones en asuntos civiles o mercantiles,
incluidos los conflictos transfronterizos, siempre que no afecten a derechos y
obligaciones que no estén a disposición de las partes en virtud de la legislación
aplicable.
En defecto de sometimiento expreso o tácito a esta Ley, la misma será aplicable cuando,
al menos, una de las partes tenga su domicilio en España y la mediación se realice en
territorio español”.
Además, el artículo 3 de esta misma ley nos señala qué se entiende por conflictos
transfronterizos, diciendo a tal efecto que:
“1. Un conflicto es transfronterizo cuando al menos una de las partes está domiciliada o
reside habitualmente en un Estado distinto a aquél en que cualquiera de las otras partes
a las que afecta estén domiciliadas cuando acuerden hacer uso de la mediación o sea
obligatorio acudir a la misma de acuerdo con la ley que resulte aplicable. También
tendrán esta consideración los conflictos previstos o resueltos por acuerdo de
mediación, cualquiera que sea el lugar en el que se haya realizado, cuando, como
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consecuencia del traslado del domicilio de alguna de las partes, el pacto o algunas de
sus consecuencias se pretendan ejecutar en el territorio de un Estado distinto.
2. En los litigios transfronterizos entre partes que residan en distintos Estados miembros
de la Unión Europea, el domicilio se determinará de conformidad con los artículos 59 y
60 del Reglamento (CE) n.o 44/2001 del Consejo, de 22 de diciembre de 2000, relativo
a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en
materia civil y mercantil”.
Por tanto, la Ley española 5/2012 regula tanto mediaciones nacionales como
transnacionales, identificando a tal efecto qué se entiende por conflicto transnacional.
Cabe destacar que la definición de conflicto transnacional aquí contenida varia levente
con la expuesta en la Directiva 2008/52/CEE, pues tiene una definición de “conflicto
transfronterizo” más amplia (no lo limita a la UE).
3.- ¿Puede aplicarse la Ley española 2012 a un conflicto surgido como
consecuencia de la compra de un televisor a una tienda de electrodomésticos siendo
que el mismo resulta defectuoso y no se le quiere devolver el dinero al cliente?
Explicar respuesta.
No, porque según el artículo 2.2 de la Ley 5/2012, quedan excluidos del ámbito de
aplicación de esta ley, entre otras, la mediación en materia de consumo. Queda excluida
en cuanto debe tener su propia normativa.
Por tanto, no sería aplicable para este caso la Ley española 5/2012 sobre mediación en
asuntos civiles y mercantiles, sino que debería acudirse a la ley concreta sobre
mediación en materia de consumo, en caso de que la haya. Como en España sí la hay, la
ley aplicable en este caso es la 7/2017, de 2 de noviembre, por la que se incorpora al
ordenamiento jurídico español la directiva 2013/11/UE, del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 21de mayo de 2013, relativa a la resolución alternativa de litigios en
materia de consumo.
4.- Uno de los pilares esenciales de la mediación es la confidencialidad. ¿Pueden no
cumplir con este deber de confidencialidad los mediadores en algún caso? Explicar.
Aunque el deber de confidencialidad impide revelar la información que hubieran podido
obtener los mediadores derivada del procedimiento y, de igual forma, impide que estén
obligados a declarar o aportar documentación en un procedimiento judicial o en un
arbitraje sobre la información y documentación derivada de un procedimiento de
mediación o relacionada con el mismo, hay unas excepciones establecidas en el artículo
7 de la Directiva 2008/52/CEE y en el artículo 9.2 de la Ley 5/2012.
El art. 7 de la Directiva establece:
“1. Dado que la mediación debe efectuarse de manera que se preserve la
confidencialidad, los Estados miembros garantizarán, salvo acuerdo contrario de las
partes, que ni los mediadores ni las personas que participan en la administración del
procedimiento de mediación estén obligados a declarar, en un proceso judicial civil o
mercantil o en un arbitraje, sobre la información derivada de un procedimiento de
mediación o relacionada con dicho proceso, excepto:
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a) cuando sea necesario por razones imperiosas de orden público en el Estado
miembro de que se trate, en particular cuando así lo requiera la protección del
interés superior del menor o la prevención de daños a la integridad física o
psicológica de una persona, o
b) cuando el conocimiento del contenido del acuerdo resultante de la mediación
sea necesario para aplicar o ejecutar dicho acuerdo.
2.Lo dispuesto en el apartado 1 no impedirá a los Estados miembros aplicar medidas
más estrictas para proteger la confidencialidad de la mediación.”
Como bien establece este apartado 2, lo dispuesto en el apartado precedente no impide a
los Estados miembros aplicar medidas más estrictas. Así lo ha hecho España en el
artículo 9.2 de la Ley 5/2012 al establecer que las únicas excepciones al deber de
confidencialidad del mediador serán:
a) Cuando las partes de manera expresa y por escrito les dispensen del deber de
confidencialidad.
b) Cuando, mediante resolución judicial motivada, sea solicitada por los jueces
del orden jurisdiccional penal.
Por tanto, en estos casos dos casos no se generará responsabilidad para el mediador,
aunque revele información derivada del procedimiento de mediación. Es decir, serán los
dos únicos momentos donde puedan no cumplir con su deber de confidencialidad.
5.- Diferencia entre neutralidad e imparcialidad en mediación.
Por un lado, la neutralidad conlleva que el mediador deba servir equitativamente a las
partes durante todo el desarrollo del procedimiento. Deberá velar porque dispongan de
la información y el asesoramiento suficientes, así como potenciar el ejercicio de la
conducta activa tendente a lograr su acercamiento, no pudiendo el mediador imponer
solución o medida concreta alguna. Siempre deberá tener la equidistancia entre las
partes, pues es una garantía esencial de la institución de la mediación.
Así, el art. 8 de la Ley 5/2012 establece: “Las actuaciones de mediación se desarrollarán
de forma que permitan a las partes en conflicto alcanzar por sí mismas un acuerdo de
mediación, actuando el mediador de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 14”.
Por otro lado, la imparcialidad exige que no concurra ninguna posible relación personal,
contractual o empresarial con una de las partes, ni tampoco que tenga un posible interés
directo o indirecto en el resultado que pudiere llegar a alcanzarse en mediación, ni
tampoco haber actuado anteriormente a favor de una o varias de las partes en cualquier
circunstancia. Una vez que se lo comunique a las partes, habrá dos opciones; que una
parte prefiera apartarlo del procedimiento o que ambas acuerden que continúe en la
mediación.
Así, el art. 7 de la Ley 5/2012 establece: “en el procedimiento de mediación se
garantizará que las partes intervengan con plena igualdad de oportunidades,
manteniendo el equilibrio entre sus posiciones y el respeto hacia los puntos de vista por
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ellas expresados, sin que el mediador pueda actuar en perjuicio o interés de cualquiera
de ellas”.
6.- Tanto la Directiva como la Ley española hacen referencia a los efectos de la
mediación sobre los plazos de prescripción y caducidad. Qué significa y cómo
actúa. Poner ejemplo.
En la Directiva 2008/52/CEE se hace mención al efecto de la mediación sobre los
plazos de caducidad y prescripción en el artículo 8. Dice así:
“1. Los Estados miembros garantizarán que el hecho de que las partes que opten por la
mediación con ánimo de solucionar un litigio no les impida posteriormente iniciar un
proceso judicial o un arbitraje en relación con dicho litigio por haber vencido los plazos
de caducidad o prescripción durante el procedimiento de mediación.
2. Lo dispuesto en el apartado 1 se entenderá sin perjuicio de las disposiciones sobre
plazos de caducidad o prescripción incluidas en los acuerdos internacionales en que
sean partes los Estados miembros”.
En la Ley 5/2012 se hace referencia a ello en el artículo 4, que dice así:
“La solicitud de inicio de la mediación conforme al artículo 16 suspenderá la
prescripción o la caducidad de acciones desde la fecha en la que conste la recepción de
dicha solicitud por el mediador, o el depósito ante la institución de mediación en su
caso.
Si en el plazo de quince días naturales a contar desde la recepción de la solicitud de
inicio de la mediación no se firmara el acta de la sesión constitutiva prevista en el
artículo 19, se reanudará el cómputo de los plazos.
La suspensión se prolongará hasta la fecha de la firma del acuerdo de mediación o, en
su defecto, la firma del acta final, o cuando se produzca la terminación de la mediación
por alguna de las causas previstas en esta Ley.”
En síntesis, podemos decir que, si las partes deciden ir a mediación y se cumplen los
requisitos del art. 4 de la Ley 5/2012, se suspenderá la prescripción o la caducidad de
acciones, para que la mediación, si no se consigue un acuerdo en ella, no sea un
impedimento para acudir al proceso judicial posteriormente.
Un ejemplo sería si Doña Carmen y Doña Elena, que son hermanas, tuvieran una
controversia por quién es la verdadera dueña de la finca familiar en Toledo. Doña
Carmen fue a vivir 27 años a Londres y cuando volvió se encontró que su hermana
Elena había ocupado la finca y afirmaba ser ella la dueña. El plazo de prescripción de la
acción reivindicatoria que Doña Carmen pretende interponer es de 30 años, por lo que
aún puede acudir a los tribunales. Sin embargo, su hermana Elena la convence de antes
de ir al proceso judicial, acudir a una mediación. El mediador que han designado ambas
recibe la solicitud el 19 de septiembre (quedando 2 años y 7 meses para que prescriba la
acción de Doña Carmen). El 26 de septiembre se firma el acta de la sesión constitutiva,
por lo que se cumple el plazo de quince días naturales a contar desde la recepción de la
solicitud del art. 4 de la Ley 5/2012. Como se cumple este requisito, se suspende la
prescripción de la acción desde la fecha en que consta la recepción de la solicitud de
inicio de la mediación por el mediador (19 de septiembre).
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Una vez terminado el procedimiento de mediación no se alcanza un acuerdo. Se firma el
acta final el 29 de abril. El procedimiento ha durado 6 meses y ahora Doña Carmen se
pregunta cuánto tiempo le queda para que prescriba su acción reivindicatoria. Como la
suspensión del plazo se prolonga hasta la firma del acta final y una vez firmada se
reactiva, el día 29 de abril aun le quedaran los 2 años y 7 meses que tenía el día en que
el mediador recibió la solicitud.
7.- La relación jurídica existente entre el mediador y las partes ¿qué naturaleza
jurídica tiene? ¿es contractual o extracontractual? Explicar la respuesta.
La relación surgida entre las partes y el mediador no es abordada por la Directiva
2008/52/CE de forma expresa. El texto sólo hace una referencia indirecta en su art. 9º al
referirse a la mediación como una prestación de servicios. Esto parecería apoyar la
condición contractual del servicio “prestado”.
Más explícita resulta la Ley 5/2012. En ella existen elementos de referencia suficientes
para considerar que la Ley apuesta por calificar como contractual la relación establecida
entre el mediador y las partes. El tenor de su art. 14 apoya esta opción al establecer que
la aceptación de la mediación “obliga a los mediadores a cumplir fielmente el
encargo…”; un encargo realizado de forma conjunta y voluntaria que el mediador
acepta, también de forma plenamente voluntaria. Su consideración como relación
contractual tendrá importantes consecuencias sobre todo a la hora de establecer la
responsabilidad del mediador.
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