Subido por Marcial Suarez Puyen

COMERCIO LAMBAYEQUE

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La miel que discurre entre
Lambayeque y
Estados Unidos
Rompe barreras e ingresa al exigente mercado
norteamericano
inaccesibles y no sólo por sus elevados costos sino
también porque la titulación de tierras en el Perú es
un problema sin resolver.
Ante los eternos problemas, el padre de Delfín decidió
cambiar de rubro y dedicarse a la producción de miel;
después de todo vivía en una zona de Chiclayo donde,
hace medio siglo, había llegado un docente extranjero
llamado Carlos Weiss, quien impulsó la apicultura entre
los pobladores de Íllimo. Sus 14 hijos, incluidos Delfín,
se dedicaron entonces a producir miel.
“Miraba desde niño cómo mi padre aprendía del
maestro Weiss. Comenzó aprendiendo la técnica de la
crianza de las abejas y poco a poco empezó a adquirir
colmenas hasta llegar a sumar 200. Eran colmenas artesanales”, recuerda Delfín.
Desde hace cuatro años exporta miel a Estados Unidos, mercado en el cual ha logrado colocar 40 toneladas de este producto.Todavía no puede hacerlo directamente porque su negocio es aún pequeño y depende de un intermediario; sin embargo, está buscando la
forma de vender su producto directamente.
Delfín Sánchez Sandoval es el apicultor, oriundo del
distrito chiclayano de Íllimo, que en el año 2000 encontró un nuevo mercado para la miel que producía
desde los 16 años. Su padre fue apicultor y le heredó
al morir en 1972 diez colmenas artesanales, con las
cuales comenzó un negocio familiar que le permitía
subsistir.
En realidad, la historia familiar de este pequeño empresario siempre se remitía al intento por sobrevivir.
Dedicado a la agricultura de subsistencia en una pequeña parcela, su padre decidió que esta actividad en
el Perú era poco menos que llevar a cabo cada mañana una odisea: la producción es adquirida a ínfimos
precios por intermediarios que luego la venden a los
mercados de las principales ciudades del Perú a precios mucho mayores que a veces quintuplican lo que
pagaron al agricultor; los créditos del sistema financiero para desarrollar una agricultura tecnificada son
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LAMBAYEQUE
“Cuando heredé las colmenas, tenía 16 años y
comencé a dedicarme formalmente a la apicultura. En 1979 fui contratado como técnico
de una empresa de propiedad social de Chulucanas en Piura, donde debía desarrollar la apicultura. Pero los problemas entre dirigentes
me obligaron a renunciar”, sostiene.
En 1983, el joven apicultor vivía de nuevo en Chiclayo
y se dedicó exclusivamente a producir miel. “pero entonces llegó el Fenómeno de El Niño me dejó con 20
de las 120 colmenas que adquirí. Pasaron los años y seguía comprando más colmenas hasta que en 1998 volvió el Fenómeno del Niño y el río La Leche arrasó con
más de un centenar de mil colmenas, y a mi me dejó
únicamente con 30. No me quedé con los brazos cruzados y casi sextupliqué las colmenas a base de mucho
esfuerzo. Logré vender mi miel de abeja en el mercado local y limeño a precios que me generaron ganancias”, anotó.
Luego de volver a levantar su negocio, el siguiente paso que consideró Delfín fue la modernización de su
negocio. Las colmenas que heredó de su padre eran
artesanales. Pero si quería desarrollar un negocio que
fuera más allá de la subsistencia, debía tecnificar sus
colmenas.Y eso hizo. Actualmente sus colmenas cuentan en la parte inferior con maderas tapizadas con una
malla al centro en cuyas celdas las abejas depositan la
cera sin problemas. Incluso la nueva técnica para construir una colmena permite superponer pequeñas maderas a modo de celdas pequeñas en cada una de las
cuales las abejas depositan la miel.
Cuando se realiza la cosecha de la miel de abeja se retira la madera (a modo de cajón de cómoda) y se saca la malla de donde se extrae la cera de miel que posteriormente es sometida a un proceso de destilación
sin la utilización de insumos químicos.
RUMBO AL EXTERIOR
Casado y con tres niños necesitaba crecer más. En el
año 2000, uno de sus hermanos estableció un contacto con una persona que trabajaba en una empresa exportadora que acopiaba miel de abeja de la zona. Delfín decidió aprovechar la opción y tentar suerte con
grandes compradores.
Es así que decide vender su producción a la firma Impesco Perú S.A., una compañía que acopia miel en Chiclayo. La empresa comenzó pagándole S/. 2.50 por cada kilo de miel. No era un buen precio pero era mejor que seguir intentado colocar toda su producción en
el mercado local, al cual tampoco había descuidado. Pero esta vez tenía un nuevo cliente.
quinas para hacer colmenas, un inmueble para ofrecer
su producción localmente, además de ampliar el número de sus colmenas.
“En enero de este año vendí a Coligar - empresa exportadora- un total de 5 toneladas de
miel, por las que me pagaron 5.50 nuevos soles por kilo.Al final de la campaña, cuando comercialicé 4 toneladas destinadas al mercado
externo, me cotizaron la miel a S/. 3.50 por kilo”, precisa.
El curtido apicultor lambayecano reconoce que la nutritiva y aromática miel de abeja norteña ha traído
grandes satisfacciones económicas a esta numerosa familia. “Mis ganancias se han incrementado con el volumen de miel exportado. En estos casi cuatro años he
obtenido ganancias que superan los 10 mil dólares.
Con la agricultura no lo hubiera conseguido. Hoy puedo proyectar el futuro de mis hijos jóvenes. Los dos
primeros, de 16 y 15 años, desean estudiar negocios
internacionales. Uno de mis hijos está involucrado con
la apicultura. Con sus conocimientos actuales de computación, logró ingresar a portales web e informarme
sobre el precio que se cotiza la miel en el exterior. Mis
hijos también me ayudan para mejorar mi producción
y obtener dividendos”, refiere orgulloso.
CALIDAD
Al entrar en el circuito de los acopiadores, conoció a
otras empresas que también llegaban a Íllimo: Norperú, Derintar y Coligar, quienes compraban la miel de la
zona para enviarla al extranjero.
Las transacciones que pudo hacer con este grupo de
exportadores le generaron considerables ganancias
que le permitieron en este periodo adquirir una camioneta casi nueva para trasladar su producción; má-
Pero el cambio no sólo ha sido familiar. Una vez que ingresó al mercado externo, aún de manera indirecta,
Delfín debió buscar las formas de mejorar su producto, además de incrementar el volumen de producción
en razón de una mayor demanda del mismo Recurrió
a su creatividad y optó por el mecanismo de trashumancia, es decir transportar sus colmenas a bosques
secos ubicados en Piura, Cajamarca y Chachapoyas, lo
que le ha permitido obtener una producción anual
promedio de 100 kilos de miel. “En estos puntos del
país aprovecho la flora apícola de especies como el ceibo, el eucalipto o el trébol”, precisa.
Su capacidad de innovación también requería de
orientación. Motivado por aprender más, asistió a talleres de capacitación en la Universidad La Molina (Lima) para mejorar su producción “He acudido a cuanto evento nacional, congresos ligados al tema apícola
se han dictado en el país y he aprendido mucho y todo eso pongo en práctica en mis faenas cotidianas”,
refiere.
Destacó que incluso su producción de miel es vendida localmente con su propia marca denominada “El Paraíso”. “Tengo una buena cartera de clientes que adquiere habitualmente mi producción así como empresarios nacionales que llevan mi miel hasta la capital.Ya
soy un poco conocido”, recuerda con humildad Delfín.
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El grupo de clientes que actualmente tiene se formó
paulatinamente. Los primeros los consiguió porque a
la tierra de Íllimo siempre llegan comerciantes a adquirir la miel en grandes volúmenes. A estos mismos comerciantes les gustó la producción de Delfín y procedieron a adquirirla. Hoy sus pedidos los recibe por teléfono y mantiene contacto permanente con sus primeros clientes.
que Carlos Weiss introdujo abejas muy dóciles italianas; no utilizábamos equipo, tan solo una mascara para trabajar y las teníamos cerca de la casa. En 1983 una
institución gubernamental hizo un viaje a Brasil y trajo
a Lambayeque las reinas africanizadas, cuyas colmenas
eran netamente productoras pero eran abejas muy
nerviosas que atacaban a todo el que se movía y era
imposible trabajar con estas especies”, recuerda.
El empresario afirma, por experiencia, que para lograr
un crecimiento económico sostenido de esta actividad
es necesario capacitarse, tecnificarse además de estar
debidamente asociado.
Refiere que los apicultores locales tenían miedo porque este tipo de abejas habían matado a productores
víctimas de una letal intoxicación, por lo que deciden
eliminar esta especie y trabajar únicamente con abejas criollas.
Espera a corto plazo exportar, junto a otros apicultores illimanos, a Estados Unidos y Alemania. Por lo
pronto, está impulsando la formación de la Asociación
de Productores Apícolas de Lambayeque (APAL), de la
que hoy es presidente.
“La miel de Íllimo es nutritiva, extraída de la
floración del algarrobo con un color claro, 18%
de humedad concentrada y aroma fuerte que
es diferente a la del zapote que es una miel
mas suave y de color ámbar pero igual de
agradable”, asegura el apicultor.
BUSCANDO LA ASOCIATIVIDAD
“A través de APAL, queremos acopiar la miel de los
asociados que hoy suman más de un centenar para exportarla directamente con una sola marca: Lambayeque. Además de obtener mayores ganancias que se
quedarían en los bolsillos de los illimanos, se instalaría
una planta donde se homogenizaría la producción, se
envasaría, empacaría y desde allí transportarla para su
posterior exportación. Estamos desarrollando este
proyecto hoy con el apoyo del gobierno regional, del
municipio provincial de Lambayeque y la asistencia de
la Organización No Gubernamental del Centro de Investigación, Capacitación, Asesoría y Promoción (Cicap)”, señaló Delfín que centra en esta iniciativa local
todas sus esperanzas de darle un valor agregado a su
producción.
Sus sueños van más allá: planea que APAL instale una escuela de capacitación apícola para
instruir a los jóvenes en esta potencial actividad económica.
El apicultor norteño nos confiesa que existen algunos
comerciantes que tratan de quebrar la unidad de esta
asociación, no obstante la mayoría ha entendido que
necesitan agruparse para negociar ventajosamente con
sus intermediarios.
“La mayoría de apicultores lambayecanos salieron de íIlimo, conocida como la Capital de
la Miel y fueron buscando más campos y se
asentaron en otras localidades como Olmos,
Jayanca, entre otras zonas boscosas”, refiere.
Explica que las abejas que se utilizan en la apicultura local son de raza criolla, pero existe un 30% de procedencia africana. “Utilizamos la abeja criolla natural por52
LAMBAYEQUE
Delfino indica que se les explica a los apicultores de
APAL la necesidad de trabajar bien.“Aunque se molestan cuando detectamos que su producto no es apto
para venderlo al exterior, rechazamos su miel, previa
explicación del problema. Tenemos sólo un 5% de rechazo de miel de nuestros asociados, la que es utilizada para producción de hidromiel (vino de miel) para el
mercado local”, subraya.
Asegura que las empresas exportadoras nunca han rechazado la miel de esta asociación porque es analizada
en el laboratorio del gobierno provincial de Chiclayo,
que identifica por lote y propietario el producto. Asimismo, determina si es apto, o no, para su envío al exterior.
MAYOR INVERSIÓN
Sin embargo, para exportar directamente su producto al mercado externo requiere de una inversión de 5
mil dólares únicamente para realizar los trámites de
adecuación del producto a normas internacionales de
estandarización de calidad. “Se tiene que pagar a una
certificadora internacional para que verifique la manera en que producimos la miel de abeja y luego nos
proporcione un visto bueno para exportar sin problemas”, refiere.
Refiere que para la certificación internacional se tiene
que recurrir a empresas certificadoras que envían,
previo pago de una tarifa, a supervisores que verifican
minuciosamente cómo producen la miel de abeja los
productores locales.
Estos supervisores deben verificar, en primer lugar, que
estos productores no utilicen insumos químicos para
la destilación de este producto además que deben
reunir ciertos estándares de calidad como el hecho
que la miel no contenga humedad inferior al 18% y
otros requisitos técnicos que demuestren que los apicultores producen la miel de abeja en forma orgánica,
es decir en forma sana y libre de impurezas.
“Estas certificadoras no realizan el trabajo
una sola vez sino que analizan su producción
durante varias campañas de la cosecha. Al final, estas visitas les permiten entregar un documento que certifica la buena calidad del
producto y éste puede ser enviado al exterior”, anota Delfín.
Consideró que ahora es necesario contar con un adecuado laboratorio de análisis de la miel de abeja dentro del local de la APAL. “Este laboratorio debe reunir a los mejores biólogos de esta zona para que analicen las muestras de la miel que producimos y así garantizamos la confiabilidad de nuestro producto.
ALGUNAS CIFRAS
En Illimo trabajan 100 familias que se dedican
a la producción de miel de abeja y manejan
entre sí 7 mil colmenas que producen
anualmente alrededor de 350 mil kilos de miel.
En la Región Lambayeque se produce al año
cerca de 800 mil kilos de miel de abeja de
algarrobo. Por cosecha emplea a un promedio
de 8 o 10 personas y 2 personas para el
mantenimiento de las colmenas.
En Lambayeque se produce la miel utilizando
la floración del algarrobo o zapote que se
concentran en los bosques secos semidensos
de Illimo, Mórrope, Jayanca, Motupe, Olmos así
como en Ferreñafe.
En promedio de cada colmena produce
anualmente 50 kilos de miel de abeja.
SU PROPIO LABORATORIO
“Actualmente, este servicio nos lo brinda el laboratorio de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de
Lambayeque o el laboratorio del Municipio de Chiclayo hasta donde debemos acudir para hacer los exámenes al producto. Ambas entidades nos cobran 50
soles por el servicio. Pero aún con estas certificaciones, las empresas exportadoras también realizaban
otros análisis y ellos quieren que asumamos este costo. Pero todavía no podemos y mientras llegamos a
un acuerdo, ahora las exportadoras asumen el costo
del análisis sin perjuicio del precio inicial pactado por
la venta del kilo de miel”, subraya.
Se estima que entre el 2000 y lo que va del
2004, Lambayeque ha exportado, vía
intermediación de empresas exportadoras
como Norperú, Impesco Peru S.A, Derintar,
y Coligar, alrededor de mil 500 toneladas
de miel que han ingresado en su mayor parte
al mercado norteamericano.
El precio máximo que pagaron las
exportadoras por kilo de miel en Lambayeque
fue de 5.50 nuevos soles y ahora se cotiza
en un dólar 72 centavos.
Pero además los apicultores están analizando la forma
de formar un laboratorio en su zona de trabajo.
El mercado nacional es también bondadoso con estos
apicultores. Sin embargo, Delfino Sánchez aclara que
los que dañan este fructífero mercado son algunos comerciantes que venden miel industrial como si se tratara de miel de abeja
“En Lima nuestra miel es vendida a precios
que oscilan entre 15 y 20 soles. Falta promocionar nuestro producto. Podemos vender directamente a los empresarios nacionales una
sana y nutritiva miel a precios que generen
ganancias para ambos”, aseguró.
Por lo general, la empresa cuenta con tres trabajadores
que básicamente son familiares, entre primos y sobrinos.Todos ellos se concentran en el mantenimiento de
las colmenas. Únicamente en época de cosecha, la empresa de Delfino contrata 10 personas más.
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El largo camino de
la exportación
de café orgánico
Un grupo de agricultores une sus cosechas y esfuerzos para
salir de la pobreza
gencias de los mercados internacionales respecto a este producto. A partir de esta certificación, la ONG comenzó a vender en 1995 el café en Estados Unidos.
Pero la relación entre la ONG y los pequeños productores no transcurría por un camino llano. Rojas Díaz refiere que Cicap otorgaba créditos a los productores de
café, quienes al percibir que se trataba de una ONG, no
cancelaban sus créditos, haciendo así inviable la posibilidad de generar alguna actividad empresarial.
Es entonces cuando los directivos de Cicap decidieron
separar las labores de la ONG de las actividades comerciales que comenzaban a desarrollar. Así se creó
Proassa.
Lambayeque, la región con mayor proyección de crecimiento económico del Perú, recibió en los últimos nueve años 3 millones de dólares, provenientes de la exportación de café orgánico, el cual fue vendido a mercados internacionales por la empresa “Promotora de la
Agricultura Sustentable S.A (Proassa) en alianza estratégica con la Central de Cafetaleros del Nororiente
(Cecanor) y la Organización No Gubernamental "Centro de Investigación, Capacitación, Asesoría y Promoción" (Cicap).
Únicamente en lo que va del 2004, Proassa ha
exportado al mercado orgánico así como al
Mercado Solidario 15 mil quintales de café orgánico.
Víctor Rojas Díaz, Presidente del directorio de PROASSA, explica que esta empresa lambayecana desarrolla
una experiencia innovadora que surge ante la necesidad de ejecutar una labor más especializada de mercadeo y exportación de café orgánico, producto que antes era exportado por la ONG Cicap.
Cicap había iniciado en 1992 la producción de café orgánico de Lambayeque promoviendo la unión de pequeños productores. Desde entonces hasta 1994 siguió
todo un proceso que le permitió obtener la certificación del producto, es decir que alcanzó a cubrir las exi54
LAMBAYEQUE
Rojas Díaz, subraya que “las primeras experiencias del
Cicap fueron transferidas a Proassa, pues cuando Cicap
va creciendo como empresa era una ONG, por lo tanto desarrollaba acciones contrapuestas”. Por un lado
promovían proyectos de desarrollo y por otro ejecutaban actividades comerciales cuya lógica es distinta porque toda empresa maneja criterios de rentabilidad. Por
ello se decidió crear Proassa pero sin desligarse Cicap,
que sigue brindando el asesoramiento técnico.
Con un capital social de 7 mil soles (poco más de 2,100
dólares) -de los cuales la mitad era del Cicap y el resto
de los trabajadores de la ONG que compraron acciones individuales- se formó la empresa, la cual veía en el
mercado orgánico un horizonte de posibilidades. A este esfuerzo se unieron los pequeños productores de las
zonas del nororiente del país.
Pero se necesitaba más dinero. Cicap optó por hipotecar un inmueble ante el sistema financiero local y esto
les permitió a estos nuevos empresarios acceder a un
préstamo de 60 mil dólares. “Cuando nos fuimos capitalizando a través de las exportaciones, nos liberamos
de esta cuenta. Mantenemos un prestigio en el sistema
financiero local que nos abrió, incluso sin garantía, una línea de crédito desde hace 4 años con una entidad holandesa de cooperación al desarrollo de pequeños productores del tercer mundo (Cardaid) que desembolsa
anualmente un fondo revolvente de 250 mil dólares”,
refiere el máximo ejecutivo de Proassa.
Cuando comenzó a exportar, Proassa decidió fortalecer su relación con los pequeños productores de café
orgánico de las zonas de Penachí (Lambayeque), La Florida (Cajamarca) y Lonya Grande (Amazonas), quienes
se agrupan en la organización intermedia Cecanor, la
cual asume la responsabilidad gremial y canaliza los servicios productivos de sus asociados además de acopiar
la producción del producto.
“Teniendo una organización fortalecida, ingresamos al Mercado Solidario integrado por países como Estados Unidos, Canadá y Europa
que otorgan un premio por la calidad del sano
café exportado además de premiar la capacidad organizativa de los pequeños productores
cafetaleros que protegen su medio ambiente”,
indica Rojas Díaz.
"Este mercado nos paga actualmente un precio de
140.88 dólares por quintal de café orgánico exportado
y este valor se encuentra muy por encima del promedio que se obtiene por la venta del café convencional
que alcanza un promedio de 60 dólares por quintal, no
existiendo en el Perú similar producto que tenga esta
ventaja", afirma.
A ello se suma que, por la producción de café orgánico, el mercado internacional también brinda un premio
especial de pagar 25 dólares por quintal por encima del
precio que se cotiza en la bolsa de Nueva York. "Es decir, si la bolsa indica que este producto tiene un precio
de 60 dólares el mercado internacional, paga 85 dólares por este tipo de producto", explica.
Proassa reúne a 1,800 pequeños productores de Lambayeque que cultivan 2,714 hectáreas con tecnología
ecológica, a las cuales se suman otras 1,330 hectáreas
que se encuentran en la fase de transición para convertirse en áreas ecológicas. Esta área de cultivo le permite a la región ofertar 31 mil quintales de café orgánico
al mercado del exterior.
Según sus ejecutivos, esta empresa genera 18 mil 500
puestos de trabajo por campaña tras la selección del
café así como 300 mil dólares de premio por campaña, lo que redunda en beneficio de los pequeños productores cafetaleros.Todo un récord en un país que ostenta un 12% de desempleo y un subempleo del orden
de casi 45%.
Detalla que el 60% del premio lo recibe cada productor, un 20% es para la organización a fin de ejecutar actividades de capacitación, un 10% se destina a sus organizaciones de base y el otro 10% se dirige a incrementar su participación accionaria en Proassa.
"Estos premios han permitido beneficiar indirectamente
a sus comunidades como por ejemplo en Penachí se ha
construido, con apoyo económico de los comités de
base, la carretera La Ramada-Murujaga que tiene una
extensión de 8 kilómetros así como la construcción de
la vía Penachí-Kerguer en una extensión de 3.8 kms.
Con el premio del año 2003, construirán su local comunal.En Amazonas se ejecutó el mejoramiento de la vía
Lonya Grande-Yungasuyo, Lonya Grande-New York,
además de la construcción de sus locales comunales",
afirma el presidente de Proassa.
CLIENTES EXTRANJEROS
CIFRAS DE EXPORTACIÓN
“Cicap nos dejó una buena cartera de clientes entre la
que destaca la empresa norteamericana Organic Products, que es el principal distribuidor de café orgánico
en Estados Unidos y Canadá y con la cual nosotros
mantenemos una exclusividad. Ellos nos compran únicamente a nosotros en el Perú y nosotros sólo le vendemos a esta empresa para que lo comercialice en Estados Unidos”, precisa.
El año pasado Proassa cerró sus actividades con la exportación de 15 mil quintales de café orgánico.
Menciona además que cuentan con otros clientes en
Europa como Trading de Holanda, el más grande operador de productos orgánicos de este país. Asimismo,
le venden su producción a las empresas Arvid Nordquist (Suecia) y Supremos de Bélgica. Pero tienen otros
clientes más.
“Por razones de seguridad, siempre realizamos esfuerzos para ampliar nuestros mercados a Europa a pesar que es más exigente y los
precios son menores a los que ofrece el mercado americano”, resalta.
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"Pagaron por nuestro café orgánico un precio
promedio de 107.81 dólares por quintal, cifra
que nos ubica en un nivel preferencial dentro
de las empresas peruanas dedicadas a la comercialización de café en el exterior", se enorgullece el presidente de Proassa.
La empresa proyecta crecer 20% más que el año anterior.
En febrero del 2004 acudió a la Feria Mundial de Productos Orgánicos de Nëureland (Alemania), donde tuvieron
contacto con empresarios alemanes interesados en el café
orgánico lambayecano. Se enviaron muestras a 31 empresas importadoras, a fin de concretar posteriores pedidos.
Pero si bien se tiene un futuro prometedor, los problemas nunca faltan. Este año, la producción de Proassa crecerá apenas en un 10% debido a la presencia de la enfermedad de la broca que atacó algunas plantaciones cafetaleras. La plaga está siendo combatida con la aplicación de técnicas mecánicas y, paralelamente se ha intensificado las charlas de capacitación orientadas mayormente al recojo de todos los granos de café que sirven
como hospederos de la plaga.
Pero si bien hay dificultades, la empresa tiene claro que
una de las claves del éxito es la diversificación de sus mercados así como la puesta en marcha de un programa de
mejora continua de la calidad del producto.
Sus promotores se encuentran convencidos que es necesario estar al tanto de cómo cambia el mercado y lo que
requieren los clientes para que la empresa tenga la capacidad de atender a sus requerimientos sobre todo en calidad, puntualidad en la entrega de pedidos y dar seguridad de estabilidad. Después de todo, los empresarios foráneos pretenden una relación comercial de largo plazo.
Por ello, entre sus planes futuros, esta empresa tiene como
objetivo explotar otros cultivos como menestras, mango,
palto, limón y panela orgánica que tienen buena demanda
en el exterior si cuentan con certificación orgánica.
Refirió además que es necesario participar en ferias internacionales donde se puede llegar a ampliar sus mercados
además del continúo perfeccionamiento del equipo profesional y productivo que fortalezca a la empresa con iniciativas innovadoras.A esto se suma un trabajo articulado
entre productores, Proassa y Cicap que garanticen los volúmenes y la calidad del producto.
TRABAS CON EL ESTADO
El presidente de Proassa sostuvo que entre las principales trabas que el Estado peruano les pone se encuentran
los continuos problemas con la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) que –dijo- sólo
actúa como un ente recaudador sin entender cómo
opera la pequeña economía del país.
“Continuamente nuestros pequeños productores
sufren el decomiso de su mercadería que la tienen que traer desde un alejadísimo centro poblado hasta la provincia en ese desplazamiento los
inspectores de la Sunat intervienen la mercadería
por no contar con guía de transporte no existiendo ningún ánimo de evadir impuesto lo que pasa
es que esta mercancía tiene que llegar hasta el local del Cecanor que es un ente formal que paga
todos los impuestos al Estado pero eso no entienden los representantes de la Sunat”, anotó.
Los pequeños productores ni siquiera saben como llenar los formularios de Sunat para solicitar su RUC.“Esto es problemático porque nosotros tenemos que
cumplir con nuestros pedidos. Cecanor paga los impuestos pero la Sunat no entiende esto. Hace poco le
decomisó en Corral Quemado un cargamento de café
de un productor de Rodríguez de Mendoza y lo llevó
al local de Jaén. Imagínese la pérdida de tiempo y en la
que además se tuvo que pagar un 15% de impuesto,
tras cotizar el valor total de la carga”, insistió.
A este problema se suma el mal estado de las carreteras, situación que encarece el producto a tal punto que
cuesta más trasladar un quintal de Amazonas a Chiclayo
que enviar similar cantidad de Paita a Europa.“Subsanando estos inconvenientes se ha calculado que tendríamos
un ahorro de 600 dólares por contenedor (375 quintales de café) que enviamos al exterior”, aseguró.
Respecto a la posible suscripción del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos expresó que esta
negociación sería una buena oportunidad para establecer
una relación más clara con el principal mercado para el
comercio exterior que representa los Estados Unidos.
“Con el café no habría ningún problema, pues
Estados Unidos no produce el amargo producto por lo que se podría negociar en adecuadas
condiciones para nuestro país”, concluyó.
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LAMBAYEQUE
Cerámica refractaria con
motivos moches ingresan
al mercado de EE.UU.
La empresa comenzó haciendo macetas artesanales
La historia de sus vajillas y adornos, producidos
en su fábrica Crislor,se remonta a su padre,quien
fue el encargado de edificar este próspero negocio. En 1986 su padre instaló en Ferreñafe un comedor popular dirigido a personas en extrema
pobreza, a las cuales inculcó la necesidad de trabajar para salir adelante. Contrató los servicios
de un conocido alfarero natural de Mórrope,Alberto Coronado, quien ensañaba a los asistentes
al comedor cómo fabricar macetas de arcilla.
El siguiente paso de su padre fue encontrar una mina
de donde pudiera extraer la arcilla que necesitaba.
Hasta ese momento, trabajaba con arcilla de Mórrope
pero los lugareños protestaron por el uso de sus tierras. El padre del empresario encontró una mina de
caolín en Kañaris, localidad ubicada en la sierra de Ferreñafe. Luego de los trámites respectivos, obtiene la
autorización para explotar el lugar.
La cerámica refractaria con motivos lambayecanos ingresa al mercado norteamericano desde el año 2001,
cuando el empresario Francisco Alejandro Muro
Ugarte envió un primer contenedor con 300 cajas de
vajillas y adornos.
En lo que va del año, ha enviado tres contenedores
con la misma cantidad de cajas. Su principal destino
por ahora es Miami pero en este momento se encuentra en proceso de conquistar clientes en Baltimore, Nueva York y Boston, donde ha ubicado posibles
compradores de cerámica artesanal fina.
Sus productos llegan a los consumidores norteamericanos a través de los supermercados como Okala en
Florida, pero también trabaja con tiendas independientes.
La facilidad con la que Muro Ugarte se maneja en Estados Unidos se explica porque él ha vivido en ese
país cinco años, durante los cuales se casó con una
ciudadana cubana americana e hizo muchos amigos.
Estos vínculos le permiten incrementar sus contactos
en ese mercado.
Para entonces, su padre había formado una alianza estratégica con Coronado para elaborar macetas. “En
ese momento llegué de Estados Unidos luego de más
de cinco años de residencia y ví que era una gran alternativa comercializar estos peculiares productos artesanales en el exterior. Mi padre ya había vendido significativas piezas de arcilla como vajillas y adornos (ceniceros, jarrones, vasijas) a sus amigos, familiares y al
mercado local”, recuerda el empresario.
Les propuso mejorar la calidad de la producción incorporándole el vidrio a la línea utilitaria, lo que generó que tenga más acogida entre los compradores. Su
padre con el tiempo le transfiere la fábrica.
CLIENTES NACIONALES
Y EXTRANJEROS
Como gerente general de la fábrica tenía muchas metas, entre ellas ampliar su mercado. “Acudía con mi
mercadería a ferias como la conocida Feria del Hogar
(Lima), la del Cerro July (Arequipa).Traspasé las fronteras y acudí a ferias de Chile y Argentina donde he
conseguido la mayor parte de mis clientes nacionales
y extranjeros”, precisa.
En sus ocasionales viajes a Estados Unidos, el empresario decide llevar sus productos artesanales para ser
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mostrados entre sus amigos. “Gente amiga me compró increíblemente vajilla y adornos a precios que duplicaban lo que pagaban mis clientes en el Perú. Esto
me incentivó y decidí incursionar con mayores volúmenes a Estados Unidos, donde se paga cero arancel
por el ingreso de estos productos no tradicionales”,
nos refiere sumamente alentado por ésta facilidad,
agregando que la única exigencia que tiene que cumplir es que el vidrio no contenga plomo. “Nuestro enlosado no contiene plomo y fue admitido para ser exportado”, asevera.
En el año 2001 armó su primer contenedor
con piezas tanto de la línea utilitaria como de
adornos y empezó a comercializarla personalmente en Ferias de Estados Unidos. “Hablo perfectamente el inglés lo que me permite no sólo trabajar en ferias donde acuden
hispanos-americanos sino netamente americanos que son los que pagan más que los primeros”, manifiesta.
Explica que en las ferias de Miami, que se realizan los
últimos viernes de cada mes en la famosa calle Ocho
de esta ciudad, ha logrado vender su mercadería a cubanos, argentinos, mexicanos y venezolanos. “Estos
clientes me han animado a acudir más al norte (unas
80 millas de Miami) donde existen zonas turísticas
donde, por el crudo invierno bajan a Miami americanos de Virginia, Baltimore, New York , Boston que
compran y pagan más por esta fina cerámica artesanal”, indica.
Incluso tiene acceso a una revista donde se registran
las 200 mejores ferias de arte y manualidades finas
más importantes de Norteamérica. “Aquí cobran
unos 600 dólares por exhibir la mercadería durante
tres días pero es ventajoso acudir porque la gente que
asiste tiene dinero y paga por lo que uno pide por sus
productos”, anota.
COMPARANDO PRECIOS
Muro Ugarte sostiene que compradores americanos
le adquieren una olla de arcilla a 35 dólares sin la mínima murmuración; en tanto en el Perú le pagan 50
soles por el mismo producto.“Definitivamente el mercado americano nos genera ventajosas ganancias por
lo que decidí exportar mi mercadería”, añade.
Precisa que en el mercado americano también introduce su mercaderia a través de supermercados como
Okala (La Florida), donde envía pedidos de lotes de
ollas, vajillas, previa concertación de precios con el
propietario
A partir de su experiencia ha podido llegar a la conclusión que no existe un tipo de vajilla o adornos que
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LAMBAYEQUE
tenga más salida que otro. “Lo que varía es tal o cual
iconografía moche y los colores. Por ejemplo turistas
alemanes siempre me piden tazas de color celeste”,
asegura.
Agrega además que la iconografía moche expresada
en algunos jarrones o vasijas les agrada mucho.“En Estados Unidos existe compradores compulsivos y hay
que aprovechar esa estratégica ventaja de producir en
soles y ganar en dólares”, advierte el empresario local.
LAS TRABAS DEL ESTADO
Pero no todo le ha salido color de rosa al empresario que decidió apostar por su país ya que desde hace tres años mantiene un litigio con la empresa eléctrica del norte (Electronorte), que en el año 1987 les
cobraba por tarifa de luz 300 nuevos soles.
“Todo estaba bien pero instalamos otro horno eléctrico para quemar más piezas de cerámica en la fábrica lo que generó que la empresa eléctrica lambayecana nos inflara la tarifa, cobrándonos 2,800 nuevos soles.Trabajábamos en el mismo horario y con similar horno lo que significaba que, por regla de tres
simple, teníamos que pagar 600 soles pero casi nos quintuplicaron la tarifa de energía. Cómo trabajar y dar empleo cuando las empresas de servicios, en lugar de incentivar al empresariado, lo hunden”, señala mortificado el
empresario.
Para acabar con los problemas, instalaron un transformix (aparato que mide digitalmente la electricidad);
sin embargo los técnicos de la citada empresa eléctrica siempre llegaban bajo la apariencia de medir el consumo para alterar las cifras. “Tras detectar esta situación mi padre interpuso una denuncia ante el organismo Supervisor de la Inversión en Energía (OSINERG)
y con pruebas certificadas notarialmente del consumo
se aceptó nuestra queja, por lo que llegaron a la fábrica especialistas de OSINERG que comprobaron el
poco consumo eléctrico de nuestra empresa e inclusive, los robos del que fuimos objeto por años por
parte de Electronorte. Esto pasó al Poder Judicial de
Lambayeque y hoy, luego de muchos años de litigio está por salir la sentencia. El jefe de Electronorte quiso
llegar a un arreglo extrajudicial con mi padre, pero hemos dicho no. Nos tendrán que devolver hasta el último centavo”, asevera.
Añade que esta situación actualmente no le permite
crecer empresarialmente porque hoy les han cortado
la energía en la fábrica que abarca una extensión de
600 metros cuadrados. “Ahora alquilo un horno en el
distrito de La Victoria donde llevó a quemar todas las
piezas de cerámica. En noviembre de este año tendré
transporte en barco de 2200 dólares. “Tengo
un gasto de 3,000 dólares. Eso es lo único que
pago para exportar mi mercadería”, sostiene.
otro nuevo contenedor (300 cajas) para ser exportado a Estados Unidos” subraya.
El gerente de Crislor señaló que entre sus principales
clientes localmente figura la empresa peruana de Café Altomayo, la cual para sus actividades promocionales les solicita piezas. “Estamos culminando con su pedido pero no podemos aceptar otro pedido de una
empresa de detergentes que desea 60 mil piezas
mensuales de vasijitas porque no contamos con energía y tenemos que trasladarnos hasta la Victoria lo cual
nos complica el trabajo”, relata.
En el mercado local abastece a reconocidos restaurantes tradicionales de Arequipa, Lima, Lambayeque y
Piura así como a empresas de licores como Tabernero que en una actividad promocional envasó su sangría en jarritas confeccionadas por Crislor.
“Ahora nos buscan empresas que venden gas para
que le hagamos su ofertas promocionales de tazas
con platos con su logo empresarial pero no podemos
recibir sus pedidos por la energía”, insiste mortificado.
La empresa ha construido un horno para que funcione con combustible de pajilla de arroz. “Voy a experimentar con esta energía hasta esperar que llegue el
gas a esta ciudad y no tenga que usar la electricidad”,
señala.
NI UNA PIEZA ROTA
Respecto a sus exportaciones, el empresario refiere
que él mismo embala su mercadería y hasta el momento no ha registrado ninguna pérdida por roturas.
“Yo mismo embalo las 300 cajas protegiendo cada una
de las piezas primero con papel blanco para no mancharlas y luego le incorporo papel picado a la caja para que no se balancee y se rompan las unidades hechas a base de arcilla. No he tenido ningún problema
a la fecha”, señala.
Para ingresar a los Estados Unidos paga al
agente aduanero del Perú 400 dólares, al broker americano 400 dólares y un flete por el
Aunque reconoce que la opción de exportar le genera considerables ganancias.“Lo importante no es el dinero. Lo puedo ganar con mayor facilidad viviendo en
ese país, pero deseo hacer empresa en mi Perú sacando mi producción al exterior y dando trabajo a la gente que menos tiene”, reflexiona trasluciendo una gran
sinceridad en sus palabras pero agrega, que hay organismos burocráticos peruanos que desalientan al inversionista. “Creo que esto cambiará algún día”, dice
aseverando que en países desarrollados las autoridades apoyan decididamente a sus empresarios porque
son los generadores de riqueza e impiden que haya
pobreza en sus pueblos.
CIFRAS DE EXPORTACIÓN
En cuanto a la mano de obra señala que su fábrica da
empleo a 8 jóvenes de los cuales tres son mujeres y
se encargan de colocar las asas en las tazas así como
del vidriado y de limpiar las imperfecciones. Los varones trabajan en el moldeado de las piezas y en la confección de las mismas. “Un reconocido alfarero cajamarquino y yo realizamos el torneado de las piezas”,
refiere indicando que no es difícil ejecutar eficientemente estas labores artesanales que, en época de
abundantes pedidos ha llegado a dar empleo a 22 personas que trabajan por horas sobrándoles tiempo para sus estudios.
Manifiesta que los diseños iconográficos moches plasmados en sus piezas de cerámica son recogidos de catálogos y revistas que ha adquirido en el país para variar sus diseños de vasijas, platos, tazas, etc.
“Tengo en mente incorporarle a las ollas una
trenza de paja para hacerla más presentable”, nos manifiesta.
Respecto al Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos indica que no habría ningún problema con
estos productos artesanales hecho a base de arcilla ya
que hoy ingresan con arancel cero al mercado americano. “Continuarían las ventajas lo que nos alienta”,
nos expresa Francisco Alejandro.
Finalmente, adelanta que tiene proyectado adquirir a
corto plazo una máquina industrial que produce 500
piezas de cerámica por hora. “Esta realiza el torneado
según el molde que le coloquen, con lo cual se utilizaría más mano de obra local para colocar las asas, limpiar las imperfecciones u otros detalles tras la rapidez
con que se confeccionan las piezas”, refiere comparando las 300 piezas que hoy confecciona diariamente
con su tecnología artesanal.
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Confecciones peruanas
a
de
llegan los casinos
Las Vegas
La historia de una empresaria que comenzó tejiendo vinchas
unía los bordes a mano. Mis primeras compradoras
fueron las compañeras de la oficina. “Luego comenzaron a comprarme las vecinas y familiares. Me mandaban hacer vinchas para sus hijas y sobrinas de acuerdo al color de la prenda que iban a vestir. Tuve tanta
acogida que dejaba a consignación mercadería en el
mercado Modelo de Chiclayo, al que invadí con estas
vinchitas”, recuerda ahora.
LO PRIMERO ES CAPACITARSE
La capacitación en Senati fue dando sus frutos y contrató a una joven que sabía tejer perfectamente
chompas. Fue su primera operaria y observando su
trabajo, Lupe aprendió a tejer piezas más largas. Parte
de las buenas utilidades que obtuvo las guardaba celosamente porque su gran anhelo era comprar un lugar donde pudiera vender sus productos.
Hace dos décadas inició su negocio con apenas un taller de tejido mínimo que funcionaba en casa de su
madre y que le permitía hacer vinchas para escolares.
Ahora exporta sus prendas a los casinos de Las Vegas
(Estados Unidos), ciudad donde Lupe Graciela Fernández Castillo colocó 300 prendas de vestir a principios del año 2004.
La historia de esta mujer emprendedora era muy distinta en 1984, cuando era una eficiente secretaria del
Sindicato de Choferes Profesionales de Chiclayo. La
violencia doméstica también era cotidiana en su vida
pero llegó un momento en que decidió cortar con todo ello y se trasladó a casa de su madre. Allí encontró
una vieja máquina de tejer de propiedad de su hermana. Compró la máquina en cuotas y decidió aprender
a confeccionar chompas.
60
Entre los año 85 y 86 alcanzó cierto éxito económico. En 1986, Chiclayo experimentó un intenso frío, lo
que generó una gran demanda de chompas. La entonces microempresaria tuvo que trabajar con mayor
ahínco. Las madrugadas las dedicada a tejer y así fue
perfeccionando su labor al punto de tener prendas de
muy buena calidad. Los clientes se mostraban satisfechos y recomendaban a Lupe y eso generó un incremento en la demanda de sus servicios. Pero mantenía
su trabajo de secretaria.
En octubre de 1986, sus ganancias y un préstamo del Banco de Materiales le permitieron
construir una casa con dos ambientes. Optó
por renunciar a su trabajo de secretaria para
dedicarse plenamente a su taller de tejidos.
Mantuvo su trabajo como secretaria pero a las 6 de la
tarde estudiaba en el Servicio Nacional de Adiestramiento Técnico Industrial (Senati) de Chiclayo, donde
buscaba perfeccionar sus conocimientos en gestión
empresarial.
Ante la demanda de sus chompas, solicitó un préstamo al Banco Industrial –ya desaparecido- para adquirir una remalladora industrial. Hasta entonces, este
servicio debía buscarlo fuera de su taller. Abarató con
ello sus costos y pudo ahorrar para comprar dos máquinas industriales usadas que le permitieron diversificar su oferta: ya no vendía chompas únicamente sino
también buzos y polos de algodón.
Comenzó por tejer largas tiras para elaborar vinchas
de colores y aunque no tenía máquina remalladora,
Con los nuevos productos comenzó a buscar nuevos
compradores. Observó que un mercado cautivo era
LAMBAYEQUE
la confección de uniformes escolares.Acudió entonces
a los colegios con una carta de colores y una muestra
de telas.Visitó primero los centros educativos más conocidos y con mayor capacidad económica de solvencia, en las localidades cajamarquinas de Santa Cruz,
Cajamarca, Cutervo así como Piura y Tumbes.
En agosto del 2000 viajó a Suiza llevando consigo
abundante información sobre las micro y pequeñas
empresas peruanas luego de recibir una ardua preparación por parte de instituciones ligadas al quehacer
empresarial en Lambayeque. En Suiza expuso ante
unas 5 mil personas.
Pero Lupe Fernández no se mantenía tranquila con
sus éxitos. Continúo capacitándose y asistió a todos
los eventos de confeccionistas que se realizaban en
Chiclayo hasta que en febrero de 1994 se inscribió como socia en la joven Asociación de Confeccionistas
de Lambayeque, donde se relacionó con empresarios
locales.Y siguió asistiendo a más reuniones de capacitación en desarrollo empresarial.
“Lleve muestras de mis confecciones como
polos, chompas y otras prendas de vestir que
generaron gran interés en empresas de confeccionistas suizos. Obtuve un pedido de 500
polos de algodón”, refiere.
LA IMPORTANCIA DE UNIRSE
Cuatro años después de especializarse en temas empresariales fue elegida presidenta de la Asociación de
Confecciones de Chiclayo, donde permanece dos
años, durante los cuales gestiona ante instituciones públicas la descentralización del programa social de compras escolares. El grupo logró que se asigne a Lambayeque un presupuesto de un millón de soles para adquirir buzos, resultado a partir del cual se formalizaron
60 microempresarias de confecciones que luego ocuparon el tercer puesto en los concursos públicos convocados a nivel nacional por el Estado peruano.
Al cumplir un aniversario la Asociación, Lupe Fernández invitó al entonces presidente de la Cámara de
Comercio y Producción de Lambayeque, Fortunato
Salazar, quien al ver la gran convocatoria de microempresarios les propone integrar la lista para representar
a este gremio de confeccionistas en el seno de la institución empresarial. El grupo gana las elecciones.
El gremio de confeccionistas –recuerda Lupe- nunca
tuvo un sillón en la Cámara de Comercio de Lambayeque. Pero a partir de ese momento contaba con
una directora en la Cámara: Lupe Fernández.
En el año 2000 el gobierno de Suiza invita al
Perú a participar en la “Conferencia Anual de
la Micro y Pequeña Empresa Alternativa para
la erradicación de la pobreza”.
Lupe fue la candidata que presentó el Ministerio de Trabajo para representar a nuestro
país en esta reunión. Tras pasar una rigurosa
selección al igual que otros candidatos fue entrevistada personalmente por el embajador
de Suiza en el Perú, quien después de unos
días la citó en la Embajada para decirle: “No
me equivoco; es usted la persona que va a representar al Perú”.
INGRESO INFORMAL
A MERCADOS EXTERNOS
Sin embargo, la empresaria aclara que éste no fue su
primer envío de mercadería al exterior, pues entre
1998 y 1999 recibió la visita de algunos familiares que
residen en Estados Unidos, quienes al ver sus chompas solicitaron toda una colección para los parientes.
“Incluso me dijeron que podía darles unas muestras
para enseñarles a su compañeros de labores del Casino Mirage de las Vegas”, anotó.
Los compañeros de trabajo de uno de sus primos le
solicitaron chompas similares. El pedido era de 80
prendas y le pagaban por cada una de ellas 25 dólares.
“Las chompas eran de tallas grandes X y XL
y a base de dralón. Nunca me pagarían en
Chiclayo ese precio. Aquí pagan por esas
prendas como máximo 25 soles”, subraya
Lupe.
Posteriormente envía informalmente similares volúmenes de prendas que la ayudan a incrementar sus
ganancias locales, las cuales hasta ese momento se generaban por la exclusividad en la confección de uniformes para colegios con alta población escolar en Chiclayo. Fernández piensa que el gran paso para iniciarse en la exportación es responsabilidad de los propios
empresarios en la búsqueda de nuevos mercados. Es
por ello que decide informarse de los beneficios del
ATPDEA (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas)
para los confeccionistas que querían hacer negocios
con Estados Unidos.
Reunió todos los requisitos para tramitar su visa y el
24 febrero del 2004 viajó a Las Vegas llevando el pedido de 300 prendas (chompas, gorros y chalinas).
Los colores solicitados fueron el blanco y el negro. Las
prendas estaban destinadas al personal del casino Mirage de Las Vegas.
El contacto con esta empresa fue a través de un familiar que anteriormente recibió el pedido del Jefe de
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Logística de este casino. “Al llegar a Las Vegas visité a
este ejecutivo llevando las muestras de otros productos. “Tenía un intérprete porque el problema para relacionarme con ellos es el idioma inglés. Les mostré
las prendas de vestir y quedaron encantados por lo
que me dijeron que a fines del 2004 me solicitarían
un lote de chompas. Los casinos tienen un personal de
10 mil personas, es un gran mercado”, precisa.
ALIANZAS CON OTROS
CONFECCIONISTAS
Doña Lupe considera que las prendas locales no tienen nada que envidiar a los productos importados
porque son fabricados con excelente calidad de materia prima y finos acabados, no obstante reconoce
que el mayor problema que tienen los confeccionistas
peruanos es que no producen a gran escala. Por ello
recomendó a los pequeños empresarios a asociarse
para ingresar con mayores volúmenes al mercado externo.
“Los pequeños confeccionistas no estamos
en capacidad de poder cumplir con entregar
los grandes pedidos solicitados por las empresas del exterior.Tenemos que aprovechar
el ATPDEA, un sistema donde hay un broker
de Estados Unidos que nos cobra un porcentaje de acuerdo al pedido. Sin embargo, a mayor volumen la tarifa de este intermediario
disminuye. Por 46 kilos tuve que pagar US$
210 dólares y pagué US$190 por flete pero
entiendo que por más de 100 kilos el costo
baja”, explica.
62
LAMBAYEQUE
Insiste que en Chiclayo nadie le pagaría más de US$
10 por sus tejidos. Por eso se encuentra sumamente
satisfecha con su ingreso al mercado norteamericano.
UN PASO HACIA EL FUTURO
Pero nuevamente Lupe no se queda con lo que obtiene. “Actualmente algunos jóvenes de Senati están
realizando prácticas pre-profesionales en mi empresa
y están ordenando todo lo concerniente a la administración y a la contabilidad para empezar a sistematizar
la información en la computadora. “Voy a adquirir una
computadora y le instalarán un software que permita
ubicar las etapas en las cuales puedo reducir mis costos de producción”, anota.
Refiere que iniciará una etapa de capacitación para todo su personal, integrado por 20 personas.
Ahora recuerda que comenzó con una máquina usada y hoy en su taller cuenta con 18 aparatos como 2
máquinas recubridoras, 2 tejedoras, 1 bastilladora, 1
cortacinta, 1 cortadora, 4 remalladoras y 6 máquinas
de costura recta así como una bordadora.
Finalmente, Lupe considera que la tarea del
Estado, a través de Prompyme y Mincetur, es
capacitar a los empresarios para lograr la estandarización de la calidad de las confecciones peruanas para ingresar a mercados europeos.“La calidad de nuestros productos es indiscutible y lo comprobé en mi viaje a Suiza
pero requerimos una estandarización del producto”, sostiene.
El retorno de
King Kong a Nueva York
Los primeros clientes fueron peruanos pero luego
conquistaron a mexicanos y a otros centroamericanos
En su primera versión, la película nos muestra
al gigante King Kong colgado del Empire State. La versión actual nos muestra otra vez a
King Kong, pero esta vez en forma de dulce
peruano que llega a Nueva York, Los Angeles,
New Jersey y Miami. Y es que desde hace 20
meses, la empresa Consorcio Agroindustrial
Inversiones Llampayec SAC exporta mensualmente una tonelada métrica del dulce
lambayequano a Estados Unidos.
Si bien este dulce se elabora actualmente en varias
ciudades norteñas del Perú, su origen nos remite a
Lambayeque, donde una de sus habitantes –según una
leyenda que circula por allí- inventó esta mezcla de leche fresca, masa, majarblanco, piña y maní, a la cual le
puso el nombre de King Kong precisamente porque
por entonces se exhibía en la ciudad la famosa película. El gigantesco gorila era similar al enorme postre
que acababa de inventar.
La empresa se encuentra a 9 kilómetros al
norte de Chiclayo y, según el gerente general,
Bartolomé Carrillo Vilcabana, los envíos son
permanentes sin existir temporadas altas o
bajas respecto a la demanda.
Y es que los peruanos que residen en las ciudades
norteamericanas donde hoy se puede adquirir un King
Kong peruano siempre extrañan este dulce y recurren
a él cada vez que pueden como una forma más de
acercarse a la tierra que dejaron atrás. Pero además
Nueva York, Los Angeles New Jersey y Miami concentran la mayor población latina en Estados Unidos. De
modo que no sólo se trata de peruanos afectos a este dulce, sino también de colombianos, mexicanos,
costarricenses, venezolanos, ecuatorianos, entre otros.
Sin embargo, son las Fiestas Patrias peruanas
–28 de julio- las que generan mayor demanda
de este dulce.
Llegar a Estados Unidos para vender King Kong entre
la colonia peruana no ha sido fácil. La meta se alcanzó
luego de seis años esfuerzo para ingresar legalmente
y cumpliendo todos los requisitos que la ley estadounidense establece para comercializar alimentos.
Llampayec fue fundada en 1994 y cuenta con una moderna planta de producción cuya capacidad actual es
de 15 toneladas de King Kong al mes.
Entre los dulces exportados por la empresa figuran el
clásico King Kong especial de puro manjarblanco, el
King Kong de 2 sabores (piña y manjarblanco) y de
tres (piña, maní y manjarblanco).
Pero en la diversificación de la oferta está el gran reto de quien cumple su meta de ingresar a un nuevo
mercado. Por ello, la empresa exporta a los mismos
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destinos alfajores rellenos de coco, tejas de pecanas,
chocotejas y barras de manjarblanco. Esta variedad les
ha permitido conquistar a otras colonias latinoamericanas.
"Las barras de manjarblanco son los preferidos
de la colonia latina, especialmente de la mexicana que identifica al King Kong como cajeta o
pastel de manjarblanco", comenta don Bartolomé con un sonrisa y al mismo tiempo nos
confiesa que un corpulento distribuidor peruano de manjares lambayecanos es conocido como "King Kong", no sólo por vender el producto sino por su gruesa contextura física.
Estos precios obviamente son un tanto mayores respecto a la cotización de estos mismos productos en el
mercado local, donde el King Kong de manjarblanco
puro se vende a 20 nuevos soles, el de tres sabores a
15 soles y el de dos 8 nuevos soles, mientras que la
barra de manjarblanco en 10 soles.
El tradicional King Kong de puro manjarblanco. Con peso aproximado de 700 gramos se
cotiza en US$ 4.5; el de 3 sabores en US$ 3.80
y el de dos en US$ 4.00. La barra de manjarblanco en US$ 1.80
El 90% de la maquinaria y equipos de la fábrica son de última generación e incluso los diseños de los envases son elaborados por el
Departamento de Publicidad y Marketing de
la propia empresa.
Si bien en el Perú este tipo de dulces se vende en innumerables sitios, esta comercialización se realiza de
manera artesanal. Pocos son los que han hecho avances en cuanto a empaques y presentaciones. Llampayec envasa sus dulces al vacío y para ello tuvo que importar desde Italia la maquinaria especialmente confeccionada para sellar sin maltratar estos dulces.
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LAMBAYEQUE
te peruanos y todos conocen nuestra planta y la calidad del producto que orgullosamente comercializan",
asevera el empresario.
PERSPECTIVAS
El secreto que no quiere revelar el gerente de la empresa –y por supuesto dueño de la misma- es cómo
mantienen los dulces su frescura inicial, pues éstos se
hacen con insumos seleccionados y sin proceso químico alguno que los preserve. Y aún así duran tres
meses.
Sus planes futuros incluyen consolidarse en el
mercado internacional, especialmente en algunos
países donde se encuentra un mayor punto de residentes peruanos. "Queremos ingresar al mercado
de España y Canadá. Hemos participado en eventos internacionales, donde siempre los pequeños lotes de muestra han tenido aceptación", explica Carrillo.
Bartolomé Carrillo resaltó que cada uno de sus productos que ingresa al mercado de EE.UU tiene un código arancelario del país del norte. "Se ha creado la
partida de nacimiento de un producto peruano en Estados Unidos", recalca con cierta vanidad.
Igualmente afirma que sus inigualables envases constituidos por cajas plastificadas con firmes colores guinda, azul y verde están litografiadas con datos en español e inglés. Además se ha preocupado –como ocurre con todos los productos que expenden en los mercados internacionales- de contar con el característico código de barras, de informar sobre
los aspectos nutricionales, ingredientes, datos
referenciales de la empresa e información turística de Lambayeque. "Y no olvidamos nuestra bandera bicolor que representa el símbolo de calidad de nuestra nación", enfatiza.
Paralelamente están negociando la posibilidad de vender franquicias en El Cairo, y a la
vez buscan socios estratégicos en nuevos
mercados.
Pero además con las utilidades que recibe de este
negocio busca ampliar sus actividades hasta instalar
una planta industrial para la ampliación de la fabricación de productos lácteos como mantequilla, quesos
y yogures.
MERCADO NACIONAL
Carrillo Vilcabana precisa que el 70 por ciento de su
producción local va al mercado limeño donde tiene
una cadena de 6 tiendas distribuidas en 6 puntos estratégicos de la capital. El resto la producción es para
el mercado de Lambayeque, Piura y Trujillo.
"Sin duda nuestras mayores utilidades provienen del mercado externo en la que obtenemos una ganancia del 60%. Sin embargo el
40% de estas utilidades nos permiten ir renovando constantemente la fábrica", puntualiza.
La fábrica cuenta con 20 trabajadores, entre obreros y
técnicos que dependen directamente de esta empresa. "Nuestros distribuidores extranjeros son netamen65
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