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Christine Hugh-Jones Desde el rio de leche

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Desde el río de leche
Desde el
río de leche
Procesos espacio-temporales
en la Amazonia noroccidental
Christine Hugh-Jones
Bogotá, D. C., Colombia
Diciembre de 2011
Consejo Superior
Jaime Posada Díaz (Presidente)
Jaime Arias Ramírez
Rafael Santos Calderón
Fernando Sánchez Torres
Pedro Luis González
(Representante de los docentes)
Diego Alejandro Garzón Cubillos
(Representante de los estudiantes)
Guillermo Páramo Rocha
Rector
Ligia Echeverri Ángel
Vicerrectora Académica
Nelson Gnecco Iglesias
Vicerrector Administrativo y Financiero
Desde el río de leche. Procesos espacio-temporales
en la Amazonia noroccidental
ISBN: xxxxxxxxxxxxxx
Autora: Christine Hugh-Jones
Traductor: Juan Manuel Pombo
Primera edición en español: diciembre de 2011
© Ediciones Universidad Central
Carrera 5 N.º 21-38 Tel.: 334 49 97
Bogotá, D. C., Colombia
Primera edición: Cambridge University Press, 1979
From the Milk River. Spatial and temporal
processes in Northwest Amazonia.
ISBN: 978-0-521-35889-7 paperback
Catalogación en la Publicación Universidad Central
Él pinta monstruos de mar y otros cuentos / Alejandro Cortés González… [et ál.] ; prólogo Roberto Burgos
Cantor ; editora Edna Rocío Rivera Penagos. -- Bogotá : Ediciones Universidad Central, 2011.
149 p. ; 22 cm. -- (Premio Nacional de Cuento. Taller de Escritores Universidad Central ; TEUC-2011)
Concurso de cuentos para egresados del TEUC 2011
ISBN: 978-958-26-0166-9
1.
Cuentos colombianos 2. Literatura colombiana 3. Autores colombianos I. Cortés González,
Alejandro II. Burgos Cantor, Roberto, pról. III. Rivera Penagos, Edna Rocío, ed. IV. Universidad Central.
Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte. Departamento de Humanidades y Letras
863.0108–dc23
PTBUC/RVP
Producción editorial
Departamento de Comunicación
y Publicaciones, Universidad Central
Dirección Editorial
Coordinación Editorial
Diseño y diagramación
Corrección de estilo
Impreso en Colombia-Printed in Colombia
Edna Rocío Rivera Penagos
Héctor Sanabria Rivera
Jairo Iván Orozco Arias
G. Patricia Forero Rodríguez
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni almacenada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del editor.
Contenido
Prefacio
Agradecimientos
15
21
Parte I. Introducción
Objeto de estudio
Entorno físico
Historia de la influencia blanca
Cambios en la forma de vida tradicional
Objeto de estudio
23
24
27
29
33
36
Parte II. Estructura social
Introducción
Las unidades
El modelo
El modelo aplicado
La maloca y sus habitantes
39
40
41
46
51
71
Parte III. La serie de roles especializados
Erosión del sistema
Los roles especializados
Análisis
85
86
88
98
Parte IV. Parentesco y matrimonio
Introducción
Las categorías de la generación-O
Normas y preferencias matrimoniales
Prácticas matrimoniales
Consideraciones generales
111
112
113
119
131
138
Parte V. El ciclo de vida
Introducción
El final de la vida
Eventos después de la muerte
El principio de la vida
La menstruación
Iniciación masculina (He wi)
Síntesis del ciclo de vida
Perpetuación de la sociedad del Pirá-paraná
147
148
148
150
156
179
185
204
208
Parte VI. Producción y consumo
Introducción
La división del trabajo por género
La yuca
La carne: análisis de su producción
Estructuración del tiempo a partir
de la producción y consumo
Interpretación de los alimentos
Plantas cultivadas y modelos sociales
217
218
219
224
245
Parte VII. Conceptos espacio-temporales
Introducción
Espacio-tiempo horizontal
El espacio-tiempo vertical
Síntesis del espacio-tiempo horizontal y vertical
297
298
301
323
334
Parte VIII. Conclusiones
345
Parte IX. Apéndices
Apéndice 1
Los grupos nombrados
Barasana
Bará
Tatuyo
Taiwano
Karapana
Makuna
Apéndice 2
Terminología de parentesco
Términos usados por un yo masculino.
Términos usados por un yo femenino.
355
356
356
357
359
359
360
360
360
362
362
362
364
256
276
287
Índice de tablas
Tabla 1. Comparación del uso de términos para las
unidades socio-estructurales de los Tucano
43
Tabla 2. Conformación de los grupos de la maloca
(ordenados según el tamaño de la población)
73
Índice de figuras
Figura 1. Unidades de la estructura social
52
Figura 2. Los viajes de Anaconda
64
Figura 3. Clasificación tripartita de los ancestros de los
Grupos exogámicos en comparación con las relaciones
matrimoniales entre Grupos exogámicos
68
Figura 4. La maloca y los alrededores
75
Figura 5. Plano del interior de una maloca
78
Figura 6. Relación entre la organización jerárquica
y la organización concéntrica de los roles especializados
88
Figura 7. Organización concéntrica de los roles especializados
y la estructura de la maloca
105
Figura 8. Funcionamiento de los aspectos internos
y externos de los roles especializados
108
Figura 9. Términos de parentesco de la generación-O
114
Figura 10. Terminología de parentesco simplificada
para ego masculino (en forma de “Cuadro Dravídico”)
115
Figura 11. Relaciones de parentesco de la generación-O
(según las relaciones entre los padres de ego y alter).
118
Figura 12. Organización simétrica y continua de los roles
especializados y las categorías de parentesco de la generación-O 143
Figura 13. Transferencia de la actividad
chamánica al cuerpo del cliente
164
Figura 14. Aspectos del desarrollo infantil
167
Figura 15. Metáforas del nacimiento
170
Figura 16. Ciclo de vida del cuerpo
173
Figura 17. Elementos del alma
178
Figura 18. Pérdida del poder espiritual de Romi Kumu
184
Figura 19. Continuidad de las generaciones femeninas
186
Figura 20. Diferenciación del ritual de acuerdo con:
la presencia de He, la presencia de mujeres
y los diseños pintados en el cuerpo
196
Figura 21. Pintura corporal en el ciclo de He wi.
198
Figura 22. Aspectos en la alternancia de las generaciones
210
Figura 23. Procesamiento de la yuca: casabe, jugo y hiari.
225
Figura 24. Procesamiento y productos de la yuca amarga o yuca 227
Figura 25. Diagrama del ciclo de la producción de casabe.
232
Figura 26. Distintas interpretaciones del proceso de separación
de la yuca
244
Figura 27. Comparación entre producción de la carne
y la reproducción
247
Figura 28. Ciclo inverso que se sigue en el mito
del Espíritu Sin-Ano
254
Figura 29. Procesamiento de la coca
259
Figura 30. Estructura temporal a partir del consumo
de alimentos y estupefacientes
262
Figura 31. Producción y consumo de proteínas, yuca y coca
269
Figura 32. Secuencia de la chamanización de alimentos
después del He wi
272
Figura 33. Transformación de los líquidos corporales femeninos 286
Figura 34. Emplazamiento de maloca abandonada
sembrada de ají y tabaco
291
Figura 35. Comparación de los sistemas espacio-temporales
movibles e inamovibles.
302
Figura 36. Superficie de la tierra
304
Figura 37. Modelos alternos de los sistemas fluviales de la tierra 307
Figura 38. Comparación entre un entorno típico de una maloca
y un entorno conceptual de la misma
310
Figura 39. Modelos de la maloca como cuerpo y útero
312
Figura 40. Modelos horizontales del universo como útero
315
Figura 41. Modelos de espacio-tiempo horizontales
318
Figura 42. Comparación de los órdenes u ordenamientos
lineal y concéntrico del eje espacio-tiempo horizontal
322
Figura 43. Modelos alternos de la estructura vertical del cosmos 326
Figura 44. Relación entre los planos verticales de la maloca,
el entorno de la maloca y el universo
333
Figura 45. Relación entre los ejes vertical y horizontal
Este – Oeste del universo
337
Figura 46. Incorporación del Mundo de Abajo
dentro del entorno de la maloca
343
Índice de mapas
Mapa 1. Región del Vaupés.
Mapa 2. El Pirá-paraná y alrededores
27
31
Christine Hugh-Jones
Prefacio
E
l trabajo de campo para este libro se realizó en Colombia
entre septiembre de 1968 y diciembre de 1970. Veintidós meses de este tiempo fue pasado en el campo. Tomé
parte en un proyecto en el cual Stephen Hugh-Jones y yo debíamos
estudiar un grupo de indígenas Tucano1 y Peter Silverwood-Cope
estudiaría un grupo Makú seminómada. Por medio de una cuidadosa selección del campo de trabajo, esperábamos informar sobre cada
parte de la relación simbiótica existente entre los grupos específicos
de Tucanos y Makús. Sin embargo, como sucede con los proyectos
que involucran trabajo de campo, nuestros planes tuvieron que ser
modificados tan pronto hicimos nuestro primer viaje de exploración
por el bajo Pirá-paraná. Habíamos escogido este río porque la mayor
parte de la población tukano-hablantes vivía aún en las tradicionales malocas, pero hasta llegar allí, descubrimos que éstas, rara vez,
eran visitadas por los Makú y que no existían intercambios entre
los tukano-hablantes y los Makú. Peter Silverwood-Cope partió a
estudiar los Makú en el Makú-Paraná, un afluente del Papurí (véase
el mapa 1 y Silverwood-Cope, 1972). Aunque no pudimos continuar
con nuestro plan original, presentamos aquí varias ideas que tienen
los indígenas del Pirá-paraná sobre los Makú.
A lo largo de nuestra estadía en el Pirá-paraná, tuvimos que
evaluar las ventajas de establecer vínculos cercanos con una comunidad individual y las desventajas de tener pocos datos comparativos y depender de unos pocos adultos informantes. Nos decidimos
en favor de un vínculo cercano con una sola comunidad. La decisión
se debió, en parte, a la dificultad de establecer nuestra posición de
“observadores participantes” en más de una ocasión. Descubrimos
que, indudablemente, la forma más satisfactoria y agradable de
realizar nuestra investigación era viviendo en una maloca, compartiendo las comidas comunales y ayudando en las actividades de
producción de la comunidad (en la medida en que nuestros patéticos esfuerzos podían denominarse “ayuda”). De hecho, ésta parecía
1
“Tucano” (Tukanoan en inglés) para este contexto significa indígenas que hablan
lenguas de la familia Tucano oriental (N. de T.).
15
Desde el río de leche
ser la única manera de hacerlo, ya que nos esperaba un largo período de aprendizaje de la lengua y también debíamos disociarnos
de ciertos aspectos del “rol del blanco” si pretendíamos entender
muchas facetas de la cultura indígena. El éxito al establecer nuestra
posición en la maloca dependía de que encontrásemos una forma
de corresponder a la hospitalidad de nuestros anfitriones en forma
generalizada, en lugar de intercambiar nuestros regalos de uno en
uno. Las soluciones a este problema fueron presentándose con el
tiempo y, a pesar de nunca resolverse satisfactoriamente para todos,
el tema de los regalos dejó de ser una tortura para los nervios a lo
largo de los meses.
Aunque permanecimos la mayor parte del tiempo con una comunidad Barasana (del clan Meni Masa, véase el apéndice 1 para la
lista de clanes) ubicada en Caño Colorado (véase el mapa 2), parte
del tiempo acompañamos a nuestros anfitriones en muchas visitas
cortas y realizamos algunas más largas a otras comunidades por
nuestra propia cuenta. Juntos, hicimos largas visitas a los Makuna
(Sāira) en Caño Komeyaka, los Barasana (Kome Masa) en el Piráparaná central y dos comunidades Bará (Munganyarā) en el alto del
Caño Colorado. También visité una comunidad Tatuyo (Hamoa) en
la parte alta del Pirá-paraná.
La economía del Vaupés está marcada por una estricta división
sexual del trabajo. Eso significó que mi esposo y yo pasáramos la
mayor parte del día separados, cada uno ocupado en actividades en
las que habría sido imposible que el otro participara. Hubo momentos en los que el rol femenino me pareció molesto y deprimente.
Aparte de humillaciones tales como tener que desayunar después
de mi esposo y permanecer en el exterior durante la mayoría de
las ocasiones formales, me fastidiaba la convicción de que todo lo
importante sucedía en el mundo masculino y yo no estaba aprendiendo las excitantes cosas de la sociedad del Pirá-paraná: faltaba
siempre unos años para que yo pudiera estar armada de una “conciencia elevada”. Así las cosas, no tenía otra opción que permanecer, la mayor parte del día, en la maloca desierta o acompañar a
mis compañeras en sus repetitivas tareas de trabajar la yuca*. El
progreso parecía lento mientras jardineaba, pelaba, rallaba y cernía. La mayor parte del tiempo era demasiado caliente y fatigoso
para conversar y, cuando no era así, las mujeres solían hablar en
varias lenguas. Debo haber sido una terrible carga, pero mis ami-
16
Christine Hugh-Jones
gas soportaban mi ineficiencia técnica, mis constantes interrupciones y estúpidas preguntas y, de paso, yo aprendía mucho sobre la
vida doméstica. Difícilmente habría podido aprender esas cosas de
otra manera y, probablemente, tampoco habría hecho el esfuerzo
necesario para aprenderlas porque –en ese momento– no sabía que
se convertirían en una parte importante de mi análisis. De hecho,
llegué a disfrutar de la rutina diaria por ella misma, pero fue el
proceso de escribir el que me llevó a apreciar su significado teórico.
Buena parte del análisis que aparece en este libro tiene que ver con
la estructura de la vida cotidiana y su relación con las otras esferas
estructuradas, tales como el parentesco, los mitos y rituales, que
normalmente reciben un tratamiento preferencial en las monografías interpretativas.
Espero que este libro constituya una contribución a la etnografía de los indígenas del Vaupés aunque ese no sea su objeto primario. Mi objetivo es presentar la sociedad del Pirá-paraná como
un sistema integrado. El análisis ha surgido de mi intento por entender los datos cada uno con relación al otro y, por tanto, aunque
obviamente he estado más influenciada por algunos otros tipos de
trabajos, de ninguna manera éste no es un ejercicio de un estilo
particular de interpretación. Originalmente, comencé a escribir sobre la estructura social en el sentido convencional y limitado de la
palabra. Quería presentar un informe de los grupos de parentesco,
la operación de las normas del matrimonio, la discrepancia entre
los modelos ideales y el comportamiento práctico, etc. Abandoné
ese proyecto porque me pareció que la estructura social no se podía
tratar aisladamente y que sus aspectos más interesantes no podían
ser entendidos desde adentro. Sin embargo, en cierto sentido, la
preocupación por la estructura social sigue siendo básica en este
trabajo debido a que mucho del análisis es una respuesta a la pregunta de cómo presentar una sociedad sin límites definidos como
un sistema. No es solamente que los límites de “la sociedad” sean
indistintamente sujetos a fluctuación, la sociedad del Pirá-paraná
es parte de un complejo más amplio cuya característica distintiva
es la ausencia de grupos cerrados. En su lugar, hay muchos grupos
patrilineales exógamos conectados por vínculos matrimoniales en
un sistema de red abierta. Todos estamos familiarizados con los
modelos segmentarios, pero ellos presuponen una unidad primaria,
que incluyen todo. Una vez la norma de exogamia se aplica en los
niveles superiores de las unidades, nos vemos obligados a recono-
17
Desde el río de leche
cer que existe un tipo de sistema muy diferente. Incluso la comprobada, aunque engañosa particularidad del lenguaje común debe
ser desechada como una característica definitoria de “la sociedad”
(o “una sociedad”) porque, en este caso, las lenguas están unidas a
los Grupos exógamos. Creo que es posible representar un sistema
social sin recurrir a la noción de “una sociedad”, pero lo que me ha
convencido de esto es el análisis de los conceptos de tiempo y espacio, de desarrollo del ciclo de vida y de otros fenómenos ajenos a la
esfera del parentesco y el matrimonio.
La naturaleza de mi trabajo, al intentar mostrar las interrelaciones entre diferentes aspectos de la vida indígena, tiene ciertas consecuencias para la forma de este libro. Es difícil presentar la red de
interconexiones del diverso material en una narrativa lineal y, por
ello, se han incluido numerosos diagramas y referencias cruzadas
para ayudar al lector. El estilo de la escritura es, necesariamente, excepcionalmente concentrada debido a la gran cantidad de material
que tenía que incluirse en un espacio razonable. Es fácil dejar pasar
información esencial, pero los subtítulos de los capítulos se enumeran en el índice de materias para facilitar la búsqueda. En todo el
documento he utilizado mitos, pero debido a su extensión, sólo he
incluido versiones muy reducidas o episodios cortos. He introducido
una lista de mitos narrados total o parcialmente en el texto y señalado cuáles de ellos aparecen más completos en la obra de Stephen
Hugh-Jones (2011 [1979]). Aunque las versiones completas de los
mitos a los que hago referencia serían interesantes por sí mismas, no
tienen relevancia directa en el análisis aquí presentado.
Con el fin de recalcar la autonomía relativa de este trabajo, me
he abstenido de salpicar el texto de referencias a trabajos teóricos
estándar. Tampoco, con pocas excepciones, he incorporado datos
de otras personas en el libro, ya sea como evidencia de respaldo
o como material comparativo. Los datos con los que trabajo son
muy similares a los recogidos por otros antropólogos en grupos de
otras zonas del Vaupés y sin duda del Pirá-paraná mismo, pero el
análisis que hago es diferente al de las obras existentes, ya sea por
el tipo de acercamiento teórico (en términos generales, el mío es un
acercamiento estructuralista modificado), el alcance o ambos. Así
mismo, como ya se sugirió que la noción de una sociedad (o sociedades) diferenciada es totalmente inadecuada a lo largo del Vaupés,
entonces, parece teóricamente deseable preservar, en lo posible, el
18
Christine Hugh-Jones
punto de vista de una serie de comunidades pequeñas que habitan
en Caño Colorado. Esto refleja la perspectiva indígena, ya que la
comunidad de cada maloca es el centro de su propio mundo.
En segundo lugar, y a consecuencia de ello, el Vaupés y sus
alrededores son un excelente campo para estudios comparativos,
pero si se fusiona el material de los diferentes grupos, se destruye la
base para la comparación. Este trabajo debe verse como una etapa
anterior a la comparación –un intento de entender una sola perspectiva a fondo con el fin de descubrir lo que puede compararse de
modo significativo–. En tercer lugar, este libro ya es suficientemente largo, sin necesidad de añadirle ejemplos etnográficos.
No obstante, he usado el análisis realizado por mi esposo sobre el ritual de iniciación de los Barasana (S. Hugh-Jones, 2011
[1979]), el cual está basado en nuestro trabajo de campo conjunto.
En algunos sentidos, mi estudio comienza donde el suyo termina.
He ofrecido la “etnografía general” a la que pertenece su trabajo
sobre el ritual de iniciación, pero en este caso, en lugar de análisis
particular que seguiría a la etnografía general, he hecho lo contrario. Nuestros libros pretenden complementarse, más que coincidir.
C.H.J.
Cambridge
Agosto de 1978
19
Christine Hugh-Jones
Agradecimientos
D
ebo mis más sinceros agradecimientos a mucha gente
sin cuya generosidad este libro hubiera sido imposible. Como es apenas obvio, no podré mencionar sino
a unos pocos, pero cualquier persona que haya asumido un empeño
como éste, sabrá que siempre faltarán muchos más.
La investigación que hizo posible este libro fue financiada por el
British Social Science Research Council. Su subvención fue suficiente
para cubrir también parte del tiempo que tomó su redacción. Recibí
además el respaldo del Darwin College y del Board of Graduate
Studies de la Universidad de Cambridge, durante la preparación del
manuscrito. Estoy muy agradecida con todas estas instituciones.
El profesor Sir Edmund Leach supervisó mi tesis doctoral y es
gracias a su comprensión, consejo e inquebrantable apoyo durante
muchos años, que este libro alcanzó su forma presente.
Quiero extender mis gracias más sentidas a la gente de la maloca de Bosco, sobre el Caño Colorado, que nos permitió compartir
sus vidas, sus comidas y su conocimiento. De manera muy particular quiero agradecer a Paulina, quien generosamente cuidó de mí
durante toda mi estadía. La gente de las malocas de Umero, Maximiliano, Ignacio y muchos otros que fueron incomparables anfitriones y calurosos amigos. Todos los habitantes del Pirá-paraná nos
mostraron una forma de vida por la que sentiré siempre admiración
y gran nostalgia. Les pido excusas por cualquier error en el que
aquí haya incurrido.
En Colombia, recibimos la invaluable ayuda y hospitalidad del
profesor G. Reichel-Dolmatoff, del doctor F. Márquez Yánez y a
otros del Instituto Colombiano de Antropología; de monseñor Belarmino Correa, el padre Manuel Elorza y otros de la Prefectura
Apostólica del Vaupés; de Joel y Nancy Stolte, Richard y Connie
Smith, David y Jan Whistler, además de varios pilotos expertos…
todos ellos miembros del Instituto Lingüístico de Verano. El doctor Fred Medem, las familias Bright y Bahamón, Rosnelle Baud
e innumerables personas más que hicieron de nuestra estadía un
placer y nos brindaron toda suerte de ayuda.
21
Desde el río de leche
Tanto durante como desde que se realizó el trabajo de campo, he sacado mucho provecho de las notas de campo, el consejo,
la información, el aliento y la amistad de antropólogos con experiencia entre indígenas suramericanos. Les agradezco, sobre todo,
el espíritu generoso y abierto con el que todo lo anterior me fue
ofrecido. Entre los susodichos amigos cabe mencionar a Bernard
Arcand, Kaj Århem, Patrice Bidou, Irving Goldman, Paul Henley,
Jean Jackson, Pierre-Yves Jacopin, Tom Langdon, Howard Reid,
Peter Rivière y Peter Silverwood-Cope… aunque hubo aun muchos
otros. Quiero darle unas gracias muy especiales a Terry Turner
por haber leído los borradores de este trabajo en muchas etapas
de su elaboración y por la inspiración que fueron sus extensos e
iluminadores comentarios. Me resulta imposible hacer justicia a la
extensión de su ayuda con este texto, pero déjenme decirles que he
hecho un muy buen uso de su raro don de crítica creativa a todo lo
largo del proceso.
Mucha gente aquí en Cambridge me ha tratado con cariño y
simpatía. De manera particular mis hijos, Leo y Tom, quienes han
soportado no pocas interferencias de esta obra, su hermana de papel.
Por último, no tengo manera de agradecer a mi esposo, Stephen, por su contribución a este libro. Utilicé de manera extensa
sus notas de campo, su conocimiento de la cultura Barasana, su
tiempo, su energía y sus considerables habilidades domésticas. El
grueso de este libro fue redactado después de que él ya había terminado su propio análisis de los rituales Barasana y, por tanto, he
contado con las importantes ventajas que lo anterior implica. Decir
que no hubiera podido producir este trabajo sin su ayuda, en este
caso, definitivamente no es un cliché.
22
Parte I
Introducción
Desde el río de leche
Objeto de estudio
L
os indígenas del Pirá-paraná conciben su existencia
como una enmarcada en medio de un cosmos ordenado que se creó en el pasado ancestral. El mundo de su
actual experiencia cotidiana es un residuo o producto de hechos
ocurridos en el pasado, hechos narrados en mitos, cánticos rituales y conjuros chamánicos. Desde su punto de vista, este cosmos
y los hechos míticos asociados a él, controlan su vida social contemporánea y proporcionan un marco moral de referencias para su
comportamiento en el presente cotidiano. En este trabajo, yo opero
al revés: de adentro hacia afuera. En vez de empezar con la cosmología, lo hago con la construcción de las unidades básicas de la
estructura social, como son las familias y los grupos patrilineales a
través del matrimonio y la procreación. Empiezo por mostrar cómo
distintas fases de dicho proceso temporal se asocian a espacios diferentes dentro y alrededor de la maloca y, finalizo mostrando que
los mismos principios “espacio-temporales” subyacen a la estructura del cosmos. Planteo el asunto como si los principios básicos de
la estructura social fueran primarios y el cosmos un reflejo de los
anteriores, pero no quiero con ello implicar que se dé una relación
simple entre las dos de causa y efecto o que deban entenderse como
“infraestructura” y “supraestructura”.
El antropólogo debe considerar el cosmos ancestral como
una proyección imaginaria de la experiencia presente, pero sin
perder de vista que, al mismo tiempo, se trata de una proyección
que a la vez controla la susodicha experiencia presente y hace
parte integral de la misma. Así las cosas, de alguna manera cada
uno de los mundos –el ancestral y el presente de naturaleza cotidiana– regula al otro. Esta interdependencia se verá reflejada a
todo lo largo de mi estudio ya que, a pesar de que, en efecto, me
muevo hacia afuera en la búsqueda del cosmos ancestral, igual
me veo obligada a aludir a mi meta de manera sin parar. De no
poder recurrir al mito y a la exégesis, me sería prácticamente
imposible construir modelo alguno de la cotidianidad presente
y actual, porque me sería imposible “verla”, “visualizarla”. Por
ejemplo, sería virtualmente imposible entender el hecho más
24
Christine Hugh-Jones
elemental sobre la estructura social de la gente del Pirá-paraná
sin antes entender la descendencia “imaginaria” de las anacondas ancestrales y fundadoras.
Con todo, el tema sobre el que trata este libro es mucho más
complejo que lo que el mero aislamiento de un nivel estructural
interno respecto a uno cosmológico externo pueden sugerir, ya
que insisto en mostrar que hay una compatibilidad y coherencia
entre los distintos dominios de la experiencia que, por lo general,
constituyen los títulos típicos de los capítulos de las monografías
de los antropólogos sociales. Demuestro que “estructura social”,
“parentesco y matrimonio”, “ciclo vital”, “política”, “economía” y
“religión” están ideológicamente integrados del mismo modo y,
que también, están inextricablemente interrelacionados en el comportamiento concreto y real. En este sentido, este libro constituye
un esfuerzo por superar las distorsiones y limitaciones que surgen
cuando se establecen aquellas subdivisiones antropológicas que separan los datos y la información de manera que reflejen los intereses profesionales de los antropólogos antes que la naturaleza de las
sociedades que examinan. En el caso de los indígenas del Vaupés, se
presenta una especial razón para evitar esta rígida clasificación de
datos, en tanto que, casi todas las preguntas sobre los aspectos de
la vida se responden justamente a través de la narración de episodios míticos y que el mito, como sabemos, no ofrece ni permite una
cómoda separación en instituciones discretas académicas.
En el mundo real, la gente pasa su tiempo viviendo, tomando decisiones, encontrándose con transformaciones biológicas y
promoviendo cambios a través de su propia actividad. Entonces, a
pesar de que los antropólogos puedan optar por considerar dichas
personas como “actores” que continuamente “expresan relaciones
sociales”, no parece ser esa la manera como las personas implicadas se conciben o consideran a sí mismas. Además (y al mismo
tiempo), obviamente de alguna manera su cultura e instituciones
logran continuarse a pesar de los cambios que no dejan de ocurrir
en todos los frentes. Así las cosas, me atrevo a describir la sociedad del Pirá-paraná en términos de procesos dinámicos que adoptan la forma de ciclos repetitivos. Incluso, los sistemas de clasificación que parecen ofrecer un marco de referencia fijo, “estático”
para la acción positiva, pueden concebirse en términos de procesos dinámicos. Así, la estructura de los grupos de descendencia,
25
Desde el río de leche
del cosmos, del ciclo vital, de una comida y así sucesivamente, son
todas estructuras creadas por movimientos de individuos, seres
ancestrales o cualesquiera otros elementos a lo largo del espacio
y el tiempo. Precisamente, por lo que estas estructuras se crean de
este modo, es que poseen el poder de engendrar ulteriores cambios creativos, por lo menos, es así como yo creo que los indígenas
ven las cosas y que resulta instructivo para el antropólogo que
construye modelos.
En el libro encontraremos una serie de discusiones sobre
cada uno de estos procesos por separado, todos los cuales contribuyen al fenómeno complejo de la reproducción social y por ésta
quiero decir, simplemente, la continuidad de una población con
una cultura reconocible y un conjunto de instituciones sociales.
En el siguiente capítulo, propongo un modelo de estructura del
grupo de descendencia en el Pirá-paraná y discuto sus posibles
relaciones con los datos de donde dicha estructura fue extraída
para empezar. Luego, describo el proceso de reproducción de la
comunidad local a través de la conformación y dispersión de unidades familiares. En el capítulo 3, retomo el sistema de roles especializados asociado a la clasificación interna de los grupos de
descendencia y muestro que su estructura está relacionada con la
formación y la dispersión de unidades de familia y con la variedad de distintos tipos de comunicación con grupos externos que
son a su vez posibles fuentes de esposas. En el capítulo 4, detallo
ciertos aspectos del parentesco y el matrimonio, concentrándome en el papel del matrimonio en la creación de relaciones estrechas entre Grupos exogámicos opuestos, aspectos que promueven
cambios en las redes de relaciones intergrupales con el paso del
tiempo. En el capítulo 5, describo los rituales del ciclo vital con el
propósito de dilucidar los conceptos que los indígenas tienen del
proceso de vida acompañado de sus concomitantes y entretejidos
aspectos físicos y sociales. El capítulo 6 se dedica a los procesos
de producción y consumo, sobre todo, los procesos vinculados con
alimentos y “drogas”. Dejo ver cómo estos están integrados a los
procesos vitales ritualmente elaborados que se esbozan en el capítulo anterior. Por último, en el capítulo 7, discuto los conceptos
de espacio-tiempo que reúnen todos estos distintos procesos y
desarrollo un modelo general del sistema espacio-temporal que
da cuenta de las relaciones que se establecen entre la experiencia
indígena del mundo de hoy en día y el pasado ancestral.
26
Christine Hugh-Jones
Entorno físico
Mapa 1. Región del Vaupés.
El río Pirá-paraná y sus afluentes están ubicados entre los 70
y 71 grados Oeste y el cauce principal cruza la línea del Ecuador
más o menos en la mitad de su curso (ver mapa 1). Esta parte del
Noroeste de la Amazonia se encuentra en territorio colombiano
muy cerca de la frontera con Brasil en una jurisdicción administrativa conocida como la Comisaría del Vaupés.
27
Desde el río de leche
Geológicamente el área hace parte de la franja sur del escudo
de las Guayanas. La mayor parte del territorio se halla a unos 700
metros sobre el nivel del mar con algunos cerros aislados que se
alzan sobre la selva tropical que los rodea. Fuera de unas pocas
áreas arenosas cubiertas por una resistente, pero escasa vegetación
y algunos pantanos donde crece la palma de moriche (Mauritia
flexuosa), el resto del área la cubre un bosque tropical. Desde el
aire, se observa un verde espeso en medio del cual, ocasionalmente
aflora la copa de un árbol; desde el río, lo que vemos es una rica y
variada maraña impenetrable de árboles y plantas trepadoras, pero
una vez en el bosque mismo, a la sombra del alto follaje que lo cubre, el ambiente es húmedo, sombrío y sorprendentemente abierto.
Es solo en el río, donde se cayó un árbol gigantesco o dentro de un
claro artificial en que los colores brillan luminosos y resulta posible
percibir la sensación de espacio y distancia.
La precipitación media para el Vaupés está alrededor de 3.500
mm, pero las variaciones locales y anuales son muy significativas (Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1969). En el curso del año hay dos
épocas de lluvias y dos secas: una larga y seca que va de diciembre a
marzo, luego viene un período de fuertes lluvias que se extiende hasta
agosto o septiembre y, por último, un corto período seco seguido de
más lluvias. La temperatura oscila entre los 20° C y 35° C a lo largo de
casi todo el año, excepto durante el friaje o aru, que es un breve período más frío en el que la temperatura puede descender hasta los 10° C
caracterizado por una llovizna fina. Aun así, incluso en las épocas más
secas llueve con frecuencia; sin embargo, su relativa falta se manifiesta
en el caudal de los ríos. En las épocas más lluviosas del año los ríos
inundan el bosque adyacente y todos los suelos bajos se anegan. En
las épocas de sequía más intensas, bancos de arena, rocas y ramas de
árboles muertos quedan al descubierto sobre los lechos de los ríos.
Los habitantes de esta zona viven dispersos en pequeñas
comunidades de malocas ubicadas en los márgenes de los ríos y
separadas entre sí por jornadas de viaje que pueden tomar desde
una hora hasta un día de camino. Suelen preferir viajar por el río
aunque esto signifique un viaje más largo; sin embargo, existen
también muchos senderos en uso, particularmente en las áreas de
las cabeceras de los ríos.
En el Pirá-paraná y algunos de sus afluentes abundan raudales
y cascadas, accidentes considerados peligrosos, tanto por indígenas
28
Christine Hugh-Jones
como por los viajeros blancos. En efecto, el relativo aislamiento del
Pirá-paraná en lo que concierne a la creciente usurpación de la sociedad y cultura blancas, en muy buena medida se pueden atribuir
a los problemas para viajar y desplazarse. Como es apenas obvio,
la construcción de pistas de aterrizaje misioneras ha sido un factor
importante en el proceso de apertura de la región. Dado que el
Pirá-paraná desemboca al sur del Apaporis y también es accesible
por el sistema hidrográfico del Vaupés, sus habitantes se han visto
influenciados por blancos que llegan por ambas direcciones.
Historia de la influencia blanca
Este libro es en parte una operación de salvamento: dada la
naturaleza del análisis, hago énfasis en los aspectos tradicionales de
la vida indígena a expensas de los rasgos que resultan del proceso
de desculturización. A pesar de que en efecto incorporo procesos de
cambio en mi análisis, se trata de modificaciones dentro de un marco institucional de referencias y no cambios del marco de referencias en sí. Sin embargo, no quiero dar impresiones equívocas con
respecto a la gente que habita en torno al Pirá-paraná tal y como
los conocí en 1970 y, por tanto, el recuento a continuación sobre su
historia reciente es un intento por poner correctamente las cosas
al día: cuando utilizo el “presente etnográfico”, aludo al período
durante el cual llevé a cabo mi trabajo de campo, con seguridad las
cosas son distintas hoy por hoy.
La primera alusión al Pirá-paraná data de mediados del siglo XVIII (Brüzzi, 1962, 22). Sin embargo, fue solo hasta 1965
cuando se estableció el primer reducto de misioneros protestantes norteamericanos adscritos al Instituto Lingüístico de Verano
(ILV). En corto tiempo éste fue seguido de otros puestos del ILV
de manera que, para 1970, ya había cuatro en el Pirá-paraná y que
correspondían a las cuatro principales lenguas que se hablaban a lo
largo de su curso.
La primera misión católica se estableció en 1968. La súbita
afluencia de misioneros se vio acompañada de muchos antropólogos,
aventureros y estudiantes de esto y lo otro, de modo que, aparte de
los caucheros, los indígenas vieron más extranjeros no-indígenas en
unos cuantos años de los que habían visto en centurias. Con todo,
el trauma del cambio no fue tan fuerte como esta súbita afluencia
29
Desde el río de leche
hubiera implicado, debido a que los habitantes de las riberas del Piráparaná vivieron rodeados por todos lados de gente cuyas formas de
vida fueron previamente interferidas de manera mucho más severa
por parte de misioneros y caucheros de lo que sus propias vidas jamás se vieron afectadas. A modo de indicador de lo anterior, cabe decir, que para cuando realizamos nuestro trabajo de campo, tanto en el
curso del Pirá-paraná en zonas colindantes como en el Alto Tiquié,
algunos territorios aislados en el sistema del Papurí (como el Caño
Inambú, donde Jean Jackson hizo su investigación) y, al sur, partes
del sistema del Apaporis, eran las únicas áreas donde los grupos Tucano* todavía vivían en malocas. En muchos casos tales malocas ya
no las construían del mismo tamaño que las tradicionales, pero sí,
por lo menos, conservaban su estructura.
En el área del Pirá-paraná, la incidencia del comercio del caucho se sintió por primera vez al final de la segunda mitad del siglo
XIX y la susodicha industria alcanzó su apogeo en la primera década del siguiente siglo. Luego entró en un gradual eclipse hasta
cuando la Segunda Guerra Mundial trajo consigo un súbito aumento en la demanda. Para 1970, ya corrían rumores de que el
mercado estaba a punto de desplomarse del todo y que se retiraría
el apoyo a la industria. Los caucheros entraron al Pirá-paraná a
través de los ríos Vaupés y Apaporis y, en la mayoría de los casos,
se alzaban a la fuerza con los hombres sanos, con frecuencia matando y violando a las mujeres. Muchos indígenas cuentan cómo
las represalias contra los brutales intrusos se extendieron también
contra aquellos hermanos indígenas que habían conducido a los
intrusos directo a las malocas ocultas. La ubicación de tales malocas era un claro indicador de la actividad por parte de los blancos,
ya que los indígenas huían a las cabeceras de los ríos y ocultaban
los accesos a sus malocas cuando los tiempos se ponían mal y solo
mudaron sus malocas otra vez a los ríos más grandes, cuando los
blancos se habían retirado.
Además de reducir la población y perturbar la vida social de
!NUEVAS
NECESIDADEStal modo, el comercio del caucho introdujo nuevas enfermedades a
para que la
gran escala. Y también cambió, por supuesto, la cultura y aspiramercancía que ciones de las comunidades creando nuevas necesidades para la merlos blancos
cancía que los blancos podían ofrecer. Sin embargo, los caucheros
podían ofrcer!!! jamás pretendieron cambiar deliberadamente la cultura indígena
desde adentro alterando, por ejemplo, los patrones de su vida so-
30
Mapa 2. El Pirá-paraná y alrededores
Christine Hugh-Jones
31
Desde el río de leche
cial y doméstica. Su franco desinterés por cualquier cosa distinta a
una mano de obra que debía ser atrapada dentro de un sistema de
endeude sin salida, que significó que aquellos indígenas que lograban reclutar continuaran su vida tradicional. Para cuando se inició
nuestro trabajo de campo, los métodos de los caucheros eran menos
violentos; sin embargo, muy variables. Muchos de los indígenas
nacidos en el alto Pirá-paraná vivían de manera permanente en emplazamientos caucheros a lo largo del Vaupés o más allá, mientras
que otros habitaban en el bajo Pirá-paraná y trabajaban partes del
año de manera regular en el Apaporis.
Los misioneros jugaron un papel complementario al de los
caucheros: alegando oponerse a la explotación económica de los
indígenas, se dispusieron a convertir y “civilizar”. Los primeros misioneros en entrar al Vaupés colombiano fueron los montfortianos
(Compañía de María - Misioneros Montfortianos), quienes se establecieron a lo largo del Papurí tras un viaje de exploración que se
inició en 1914. Destruyeron malocas y quemaron objetos y bienes
rituales obligando a los habitantes a construir pueblos de adobe y
caña, cada uno con iglesia propia. A pesar de que los métodos con
los que libraron su guerra contra el pecado se atemperaron con el
paso de los años, sobre todo con la sustitución de los montfortianos
por jesuitas-javerianos colombianos en 1949, igual las metas y propósitos siguieron siendo en esencia los mismos hasta cerca de 1970,
cuando se levantó una ola de opinión que cuestionaba de manera
radical las políticas misioneras desde adentro. A medida que los
métodos de persuasión se hicieron más amables, los vínculos entre
indígenas y misioneros se fortalecieron en forma económica. La
mano de obra requerida para la construcción de pistas de aterrizaje
y para alimentar y sostener los cuarteles generales de la misión y
los internados que fundaron, se compró con bienes manufacturados. Así, a medida que estos bienes empezaron a hacerse indispensables, los indígenas se vieron dependientes de los centros de las
misiones, y esto a su vez desató una espiral inflacionaria de demanda de bienes manufacturados. Tales requerimientos se pagaban trabajando para las misiones y esto a su vez aceleró la adopción de los
valores misioneros y aumentó el poder de la misión al incrementar
el capital activo que eran las pistas de aterrizaje, edificaciones, etc.
De este modo, el acto de ganar bienes manufacturados fortaleció la
fuerza de aculturación y creó el deseo de más bienes.
32
Christine Hugh-Jones
Muchos indígenas del Pirá-paraná ya habían visitado centros
misioneros por fuera de la zona del Pirá-paraná, antes, incluso, de
que los misioneros los visitaran a ellos y todos estaban familiarizados con los elementos del cristianismo. El sistema matrimonial
del Vaupés, que requiere que cada hombre encuentre una esposa
lejana al área ocupada por su propio grupo lingüístico, crea una
red de alianzas que facilita la diseminación de la cultura misionera
bastante más allá de los límites de la actividad de la misión. Sin embargo, cuando realicé mi trabajo de campo, las discrepancias entre
la vida en la maloca en el Pirá-paraná y la aldeana de las misiones
en las áreas circundantes parecía haber moderado el intercambio de
mujeres a través de la línea divisoria entre los dos, de manera que la
sociedad del Pirá-paraná, tomada en su conjunto, era relativamente endógena y culturalmente bien diferenciada (gracias a su aislamiento y experiencia distinta frente a los procesos de aculturación)
de la sociedad del resto del Vaupés.
La influencia de los cuatro equipos del ILV trabajando en el
Pirá-paraná durante el tiempo en que realizábamos nuestro trabajo
de campo era casi exclusivamente de índole económica. Su política
consistía en vender mercancías a cambio de trabajo, alimentos y artesanías, además de una reducida ayuda médica. Entretanto, se concentraban en la conversión de unos pocos candidatos que encontraban adecuados. Sea como fuere, en realidad, la mayor parte de su
esfuerzo lo invertían en el aprendizaje de las lenguas. Cada equipo
(una pareja casada en todos los casos en la zona del Pirá-paraná)
pasaba largos períodos en una casita construida al lado de una maloca. Estos períodos se intercalaban con otros que pasaban en una
gran base residencial por fuera del Vaupés desde donde administraban y coordinaban el trabajo con los indígenas colombianos. La
segunda etapa, en la que se llevaría a cabo la evangelización y educación en serio, tendría que esperar hasta que estuvieran listas las
traducciones del Nuevo Testamento y dicha etapa a duras penas si
había empezado en el bastión del ILV más antiguo establecido en el
Pirá-paraná antes de que nosotros nos marcháramos.
Cambios en la forma de vida tradicional
Como resultado de la actividad de los blancos, los indígenas del
Pirá-paraná se hicieron a hachas, machetes y cuchillos de acero, ollas
de aluminio, algunas escopetas, nylon y anzuelos para pesca, hamacas
33
Desde el río de leche
de algodón, ropa, fósforos, chaquiras, etc. Todavía usaban; sin embargo, no pocas ollas de cerámica, algunas hamacas hechas de fibra de
moriche y cerbatanas, todas estas elaboradas por ellos mismos.
Las mujeres se vestían con faldas hechas en casa o con vestidos enterizos confeccionados con textiles industriales de algodón,
mientras que los hombres casi siempre con sus guayucos y, algunas
veces, con pantalones y camisas de confección. Nunca los vimos
usar hachas de piedra, pero los hombres mayores recordaban tiempos cuando habían muy pocas hachas de acero circulando de maloca
en maloca para desmontar las áreas de cultivo.
Estos productos de los blancos debieron haber generado cambios considerables en la economía indígena. El tiempo que requiere
la tala de árboles, la construcción de viviendas, recoger leña y pelar
la yuca se reduce tanto con la ayuda del acero que, sin lugar a dudas,
el potencial de la capacidad productiva tuvo que haber aumentado.
Sabemos, gracias a descripciones de viajeros en el pasado, que el tamaño de la maloca en efecto se ha reducido, pero resulta razonable
suponer que el tamaño de los cultivos ha aumentado. De hecho, es
imposible imaginar lo contrario, ya que incluso hoy por hoy, con la
ayuda del acero, la tala anual toma varias semanas y la labor diaria
de las mujeres cultivando y procesando la yuca (más la recolección
de leña) consume casi todas las horas de luz diurna. Sería imposible
alcanzar el mismo rendimiento con instrumentos de madera, piedra, colmillos, dientes y huesos. Las mujeres mayores hablan de un
buen número de raíces feculosas silvestres comestibles que hoy en
día ya no recogen, esto a su vez también sugiere que la producción
de yuca debió darse antes a menor escala.
"se invert
El uso de escopetas y anzuelos de pesca ha cambiado de manera integral, el modo de cazar y pescar, particularmente en lo que
concierne a sus aspectos sociales. Hoy constituyen un empeño sobre todo individual: el hombre invierte una gran cantidad de tiempo en la búsqueda de la caza o en la espera de que los peces piquen y
al terminar el día regresar con una captura relativamente pequeña.
En el pasado, se invertía mucho más tiempo preparándose para la
captura de pesca y caza: trampas, cerbatanas, dardos, flechas y otros
dispositivos se fabricaban tras un gasto considerable de tiempo y
esfuerzo… con frecuencia un esfuerzo comunal. Mi impresión es
que el resultado de tales métodos tradicionales bien podía ser más
abundante, pero las capturas menos frecuentes dada la mayor esca-
34
Christine Hugh-Jones
la de cada empeño. Valga decir, escopetas, anzuelos e hilos de nylon
no se prestan para expediciones en grupo y bien pudo haber otros
factores adicionales que incidieron en la ruptura de las grandes
malocas para alojar grupos más grandes en muchas regiones. Por
último, para los indígenas mismos no cabe la menor duda de que las
escopetas son responsables de la precariedad de la caza en la mayor
parte del área del Pirá-paraná.
De la mano de los cambios económicos han disminuido las
hostilidades intergrupales. Sin embargo, se trata de uno de los procesos de cambio más difíciles de ponderar porque es evidente que
hubo una fase intermedia en la cual las muertes violentas entre
indígenas estuvieron relacionadas con la actividad de los blancos.
Los indígenas dan dos razones para explicar el cese de hostilidades entre ellos: una, el trastorno, terror y dispersión general de
los grupos causado por la llegada de los blancos; la otra, la orden
expresa de interrumpir las muertes dada por los curas. Con todo,
me atrevo a asumir que independientemente de los efectos directos
o indirectos de los misioneros respecto a las luchas intestinas, la
disminución de dicha violencia ya había empezado mucho antes de
que los susodichos misioneros llegaran. Es probable también, que
la escala de las refriegas hubiera empezado a menguar incluso antes de la llegada de los caucheros al Pirá-paraná, dado que muchos
comerciantes debieron haber conocido y usado esta vía que comunicaba al Vaupés con el Apaporis.
En 1970 todavía vivían algunos indígenas que se habían visto
involucrados en asesinatos aislados, pero no en las incursiones a
gran escala que habían realizado sus antepasados. Prueba de que
los grupos del Pirá-paraná alguna vez fueron guerreros dispuestos
a la lucha, resulta evidente en sus propias historias orales y en el
contenido y propósito explícito de rituales diseñados para alentar
la ferocidad de sus hombres. En términos generales, la mayoría de
su gente sabe y coincide respecto a famosas pugnas intergrupales
y puede incluso rastrear muchas de las migraciones que éstas trajeron como consecuencia.
Además de las luchas y cambiantes alianzas que se dieron entre los grupos Tucano* residentes en esa zona, los indígenas con
frecuencia hablan de un tiempo en el que tribus caníbales azotaron
el Pirá-paraná, incluso señalan una cueva de paredes ennegrecidas
por el humo donde alegan que sus ancestros encontraron refugio.
35
Desde el río de leche
Se suele aseverar que los caníbales eran los barea gawa, probablemente indígenas Baré del Noreste, cerca del canal del Casiquiare y
los hode gawa o Carijonas del Oeste.
Objeto de estudio
En este libro vamos a utilizar los términos “indígenas del Vaupés”, “indígenas del Pirá- Paraná” y los “Barasana”. Cuando quiera que
se utilicen palabras indígenas, éstas serán tomadas de la lengua Barasana a menos que se indique lo contrario. El uso más bien confuso de
los términos amerita alguna explicación. Un buen número de etnias
distintas habitan en el río Pirá-paraná y sus afluentes, entre ellos los
Barasana. El área que cubre el sistema hidrográfico del Pirá-paraná
está ubicada en el Sureste de la Comisaría del Vaupés (en Colombia)
y la parte contigua del Brasil. Los otros ríos de la región del Vaupés
hacen parte del sistema hidrográfico del mismo río Vaupés, mientras
que el Pirá-paraná desemboca en el sur del Apaporis (ver mapa 1).
Los grupos Tucano* del Vaupés siguen patrones culturales
comunes, utilizan las mismas lenguas Tucano-orientales y participan de un sistema social abierto basado en el intercambio de
mujeres entre Grupos exogámicos de descendencia por línea paterna. Entre tales Grupos exogámicos se encuentran los Barasana, Tatuyo, Desana, etc. En términos generales, cada una de estas
unidades exogámicas tiene su propio lenguaje; sin embargo, en
aquellos casos excepcionales en los que los lindes de lengua y de
descendencia no coinciden es enorme la confusión que surge al usar
cualquiera de los dos anteriores criterios para distinguir a los grupos. La confusión se agrava por el uso del español, del portugués,
de la lingua geral (todas lenguas francas de amplia circulación en
el Brasil) y un buen número de lenguas tucanas a la hora designar
a los distintos grupos. Dichos términos los usan misioneros, lingüistas, antropólogos, indígenas y otros… cada uno con sus propias razones para enfatizar ésta o aquella particular característica
que consideran determinante o definitoria1. El término “Barasana”
1
El Instituto Lingüístico de Verano ha complicado aún más las cosas al designar la
lengua Bará como “Barasana del norte” y la lengua Barasana como “Barasana del
sur”. Se dice que lo anterior es cierto debido a que los susodichos consideran el
término “Bará” poco apropiado: Bara significa “embrujo de amor” o “afrodisíaco” en algunas lenguas de la familia tucana.
36
Christine Hugh-Jones
viene muy bien a cuento: se aplica tanto a una lengua que también
hablan los Taiwanos (considerados como una categoría de descendencia) como categoría de descendencia también se incluyen a los
hablantes Makuna (“Makuna” siendo aquí considerada como categoría lingüística). En mi propio caso utilizo “Barasana” únicamente
para referirme a una categoría de descendencia, excepto cuando
está perfectamente claro que hablo de una lengua. El origen de la
palabra Barasana no se conoce es de uso corriente entre blancos,
pero jamás utilizada por los indígenas para auto-denominarse, excepto cuando tratan con blancos.
Dado que los Barasana están obligados a casarse por fuera, de
ninguna manera constituyen una unidad social autónoma y tampoco “la gente del Pirá-paraná”, ya que entre ellos hay miembros
de otros grupos de descendencia que mayoritariamente habitan en
otros ríos, así como mujeres que se han casado, pero que provienen
de fuera y hermanas que a su vez se casarán fuera del área en cuestión. Con todo, mis datos provienen de gente que vive en el Piráparaná y, por lo menos, dicha población cubre varias unidades exogámicas que se casan entre sí. Además, como ya se dijo antes, hay
una tendencia general a la endogamia en la zona del Pirá-paraná
tomada como un todo.
A pesar de las anteriores razones para considerar a la gente del
Pirá-paraná como objeto unitario de estudio, los habitantes de cada
zona geográfica y de cada una de estas comunidades locales, consideran ser el centro de un sistema cada vez más extendido de grupos
que se casan entre sí que, por lo menos en teoría, no tienen límites
geográficos ni sociales. Esto significa que es de crucial importancia reconocer la incorporación de los pobladores del Pirá-paraná al
sistema mayor del gran Vaupés y también sus vínculos con los que
culturalmente hablando son ligeramente distintos a los grupos del
sur, como son los Yukuna, Tanimuka, Letuama y Matapí.
37
Parte II
Estructura
social
Desde el río de leche
Introducción
E
l carácter de la estructura social en el Vaupés es tal
que ningún modelo se acerca a los “hechos” revelados
por el trabajo de campo. El antropólogo debe “armar”
la estructura social a partir de una confusa cantidad de afirmaciones hechas por los indígenas sobre las relaciones de parentesco,
las denominaciones de los grupos, las derivaciones ancestrales, las
afiliaciones lingüísticas, los lugares geográficos, etc. Estas afirmaciones emplean nombres de grupos de descendencia, lenguas y características geográficas y las categorías basadas en estos diversos
criterios no, necesariamente, coinciden unas con otras. Aparte de
eso, una identidad cambiante, ideas conflictivas sobre la membrecía
en los grupos o el estatus de los mismos, así como la división o fusión de grupos, son parte de la naturaleza del sistema tradicional.
Bien puede ser que los grupos que habitan en la región del Piráparaná, al borde de la zona cultural del Vaupés, sean menos estables
que aquellos que viven en el Vaupés mismo o en sus principales
afluentes.
Desde luego, los informes sobre la incertidumbre y fluctuación
de las clasificaciones indígenas o autónomas en otras partes del
mundo no son raros en la literatura antropológica y, con frecuencia,
ha sido posible representar esta capacidad de cambio por medio de
simples modelos segmentarios de la estructura social. Sin embargo, como veremos, en este caso no sería una opción satisfactoria
porque, en un nivel ideal, la organización interna de los principales grupos está establecida: hay una división en cinco subunidades,
cada una de las cuales tiene una ocupación especializada, específica.
Esta división en roles especializados ofrece un modelo indígena explícito que impide la proliferación y confusión de subunidades, pero
a pesar de todo en la práctica se dan cambios cuyo resultado es que
la situación real difiere del modelo en muchas formas.
Debo recalcar que el énfasis de este libro es en las propiedades del modelo. Eso significa que una mera descripción de las
características constantes de la estructura social, con detalles de
los grupos actuales (como en Goldman, 1963, por ejemplo) no es
suficiente. No obstante, el tema de la relación de mi modelo –más
formal– con la práctica contemporánea no puede ser ignorado y
se discutirá en detalle. A medida que el análisis progrese en los
40
Christine Hugh-Jones
próximos capítulos, quedará claro que –aunque el modelo asume
una estructura interna fija para los principales grupos– esa misma estructura fija abarca características dinámicas especialmente
apropiadas para una situación de cambiantes relaciones intergrupales. Sin embargo, los aspectos dinámicos sólo pueden apreciarse
examinando más allá de los límites convencionales de la estructura
social y eso no puede hacerse hasta no establecer el modelo. Para
que la presentación sea lo más clara posible, se describe primero el
modelo y, posteriormente, se discute hasta qué punto es un reflejo
certero de las agrupaciones sociales que las personas reconocen en
la práctica. Este tratamiento de las mayores unidades estructurales
da paso a un informe sobre las comunidades locales y cómo éstas
se reproducen en el tiempo. Antes de concentrarnos en el modelo,
es necesario hacer algunas anotaciones sobre la relación de los indígenas del Pirá-paraná con otros del Vaupés; el uso de términos
técnicos para las unidades socio-estructurales y la relación de estas
unidades con los patrones de filiación lingüística. Déjenme decirles
también, desde el principio, que soy consciente de que gran parte
del material de este capítulo es difícil de entender, pero no creo que
pueda simplificarse sin distorsionar los datos.
Las unidades
Tucanos y Makús
Los indígenas del Vaupés se clasifican en dos categorías principales: Tucanos y Makús. “Tucano*” es, esencialmente, una categoría lingüística que se refiere a la filiación a una u otra de un
grupo de lenguas conocidas como “Tucano orientales” y existentes únicamente en la zona del Vaupés. Debido a que el término
“Tucano” se aplica también a una de las lenguas Tucano orientales
en particular y también a un Grupo exogámico que hablan esta
lengua, el término “Tucano” puede causar confusión. De aquí en
adelante lo utilizaré en su sentido más general de grupos “tucanohablantes” equivalente a “Tukanoan*” en inglés; cuando hablo de
los Tucano como grupo particular hablaré de “Tukano”. La cultura
de todos estos grupos Tucano está basada en el cultivo extensivo
de la yuca y las personas que viven –o solían vivir– cerca a los ríos
41
Desde el río de leche
en grandes malocas. Los grupos que hablan lenguas Arawak y habitan en los límites de la zona Tucano tienen una cultura similar a
la Tucano y no a la Makú.
Los Makú se diferencian de los Tucano, tanto por su lenguaje como por su forma de vida. Hay dos bien diferenciadas lenguas
Makú que, hasta ahora, han resultado muy difíciles de clasificar en
términos de los principales grupos lingüísticos de Suramérica. Los
Makú se ubican en áreas interfluviales en las que llevan una vida
seminómada, alternando entre asentamientos y senderos de caza.
Cultivan la yuca para consumo, pero dependen principalmente de
los productos de la selva, especialmente la caza. Aun mantienen sus
tradicionales intercambios con los grupos Tucano* de las márgenes
del río en los cuales canjean carne, curare (veneno para los dardos de
la cerbatana) y trabajo por productos cultivados (Silverwood-Cope,
1972; Jackson, 1973b). No es claro hasta qué punto los Makú han ido
adoptando gradualmente el estilo de vida de los grupos Tucano en
las últimas décadas, pero su forma de vida actual es definitivamente
más parecida a la de los Tucano que lo reportado en previos informes. Aunque los grupos Tucano del alto y medio Pirá-paraná –de
donde provienen mis datos– no tenían relaciones con los Makú, sus
ideas sobre la cultura Makú son parte integral de su sistema de clasificación social. Cuando menciono a los Makú, me refiero a la concepción de ellos que tienen ciertos grupos Tucano. Muchos aspectos
de esta caracterización tienen poco parecido con los Makú reales o
con las ideas de los Makú sobre sí mismos, según la descripción de
Silverwood-Cope (1972) de los Makú colombianos y Howard Reid
(comunicación personal) sobre los Makú brasileros. La diferencia tal
vez no fuera tan grande en el pasado, pero es probable que hasta
cierto punto siempre haya existido.
Mi uso de los términos técnicos
para las unidades Tucano*
Los Tucano* están divididos en Grupos exogámicos de descendencia patrilineal con otras divisiones internas de acuerdo a la
descendencia patrilineal. En los dos intentos serios que se han hecho para describir la estructura social Tucano, no ha habido sino un
acuerdo parcial con respecto a los términos técnicos para los diferentes niveles de agrupación (Goldman, 1963; Jackson, 1972). Goldman
42
Christine Hugh-Jones
habla de “tribu”*, “fratía” y “sib” entre los Cubeo, mientras Jackson
habla de “fratría”, “agregado lingüístico” y “sib” entre los Bará. Para
facilitar la comparación utilizo el término “fratría” en el sentido de
Jackson, pero uso “clan” en lugar de “sib”1* y uso dos términos: “Grupo exogámico compuesto” y “Grupo exogámico simple” en lugar de
“agregado lingüístico”, como se indica en la tabla 1.
Tabla 1. Comparación del uso de términos para las unidades socio-estructurales de los Tucano
Unidades exogámicas
Goldman
(Cubeo)
Tribu*
---
Jackson
(Bará y
vecinos)
---
C. Hugh-Jones
(Barasana
y vecinos)
---
Fratría
Sib
Fratría
Agregado
lingüístico*
Sib
Fratría
Grupo
exogámico
compuesto o
simple
Clan (sib en
inglés original)
* El autor considera que la característica definitoria es el lenguaje.
El uso que dan estos autores al término “fratría” para unidades
de diferente orden refleja una diferencia significativa en la estructura
social de los Cubeo y Bará ya que, aunque pertenecen a la misma familia lingüística los Bará son una unidad exogámica individual, mientras que los Cubeo están compuestos por tres unidades exogámicas
que se casan entre sí. Sin embargo, creo que al concentrarnos en la
descendencia y exogamia –en lugar del lenguaje– para la definición
de las unidades de la estructura social, los dos grupos pueden ser integrados en un patrón básico común a toda la gente tucano-hablante.
Aun cuando no considero el lenguaje como una característica útil
para la definición de los grupos en ningún nivel estructural en particular, no pretendo subestimar su gran importancia ni sugerir que
se deban pasar por alto las diferencias existentes de tener o no tener
exogamia lingüística entre los Bará y los Cubeo. Simplemente, he
1
En el texto original de 1979 se utilizó el término “sib” donde hoy en día está el término “clan”. Esto por ser consistente con el texto traducido de The Palm and the
Pleiades donde Stephen Hugh-Jones (2011 [1978]) utiliza “clan” en vez de “sib”
en el texto original (N. de T.).
43
Desde el río de leche
intentado plantear un modelo que haga énfasis en las características
comunes y no en las diferencias entre los grupos Tucano*.
Los cuatro tipos de agrupación a los que me refiero son todos
Grupos exogámicos de descendencia patrilineal y utilizo los términos “Grupo exogámico compuesto”, “Grupo exogámico simple” o
simplemente “Grupo exogámico”, escritos con mayúscula inicial,
para referirme a instituciones específicas del Vaupés. Hago la, tal
vez, poco elegante distinción entre “Grupo exogámico compuesto”
y “Grupo exogámico simple” para dar cuenta de un tipo de estructura interna entre grupos de clanes que no ha sido reportada en
la etnografía Cubeo o Bará (la estructura interna de los Grupos
exogámicos se discute en el capítulo 3). Esta distinción no tendrá
importancia en los siguientes capítulos, pues me referiré a ellos
como “Grupos exogámicos” con el fin de evitar el uso del término más complicado. No obstante, es importante hacer la distinción
aquí con el fin de mostrar que el modelo de sociedad que utilizo
corresponde a los grupos que son reconocibles en la práctica.
Una anotación sobre la exogamia y el lenguaje
La unidad a la que he denominado Grupo exogámico compuesto
es, idealmente, una unidad de lenguaje, lo mismo aplica a los Grupos
exogámicos simples cuando existen por sí mismos y no integrados
en un Grupo exogámico compuesto. En la práctica, los límites de las
unidades a este nivel son normalmente coterminales o casi con los límites lingüísticos. Esto significa que en la gran mayoría de los matrimonios del Vaupés, los esposos tienen diferentes lenguas paternas y,
algunas veces, hay cuatro o cinco grupos lingüísticos representados
en una sola maloca. Tanto los hombres como las mujeres hablan la
lengua de su grupo de descendencia toda su vida y sólo utilizan otra
lengua en las siguientes circunstancias2:
2
Esto no crea problemas de comprensión mutua a menos que los participantes
provengan de zonas muy alejadas geográficamente. Cada persona crece en una
maloca con miembros de varios Grupos exogámicos de diversas lenguas y está
expuesta continuamente a todas las lenguas representadas en su campo de interacción social. Como es claro que los niños no pueden aprender la lengua de sus
madres (que hablan las lenguas de otros grupos de descendencia), ni de hombres adultos del grupo de descendencia –ya que pasan la mayor parte del tiempo
separados de ellos– se concluye que tienen que aprender de los niños mayores
con los que residen.
44
Christine Hugh-Jones
•
Si el que escucha no entiende la lengua patrilineal del que habla
–un evento relativamente raro a menos que procedan de grupos
muy distantes–.
•
Cuando imitan o informan sobre algo dicho en otra lengua.
•
Si la persona ha sido criada en una comunidad patrilineal que no es la
suya y que tiene una filiación de lenguaje diferente a la propia. Esto
tampoco es común porque los parientes del niño por el lado del padre
hacen lo posible por evitarlo.
•
Si quien habla es una mujer mayor que ha pasado su vida aislada de
otros que hablan su lengua. En este caso, ella puede hacer un cambio
parcial o total a la lengua de su marido, pero si su lengua es entendida
en la comunidad, bien puede continuar usándola.
De la norma básica de que las lenguas heredadas patrilinealmente son las que se utilizan en cualquier ocasión, se deriva que las
conversaciones entre individuos que hablan diferentes lenguas son
algo común. En cambio, el caso de marido y mujer hablando la misma lengua se considera algo anómalo. Los indígenas aceptan que
los grupos afines algunas veces comparten la misma lengua, pero
lo consideran “malo” e intentan explicar la ausencia de una lengua
en términos de batallas y migraciones. Los Cubeo parecen ser la
excepción ya que no hay evidencia de que consideren la exogamia
lingüística como el estado ideal.
La coincidencia ideal de unidad de lenguaje y límites del
Grupo exogámico lleva a los indígenas a utilizar el lenguaje como
una forma de referirse a la descendencia. Con frecuencia indican
la pertenencia a un Grupo exogámico diciendo que un individuo
“dice…” y repiten una frase hecha en la lengua patrilineal de esa
persona3. Variaciones mínimas en la pronunciación, vocabulario y
estilo de habla son utilizadas para apoyar exigencias sobre la organización interna entre los clanes de un Grupo exogámico. Por
ejemplo, un miembro de un clan intermedio me aseguró que los
mayores de su grupo hablaban con fuerza y exageración mientras
que los del grupo de menor rango balbuceaban.
La investigación de Jackson entre los grupos del Papurí,
que están más cerca al centro del área Tucano que los del Pirá3
Las frases hechas usadas con mayor frecuencia pueden ser glosadas como “así
son las cosas”, así tobahiro bahiaha es la frase escogida para indicar la pertenencia al grupo lingüístico Barasana.
45
Desde el río de leche
paraná, demuestra que la coincidencia ideal de los límites lingüísticos y de descendencia se ajusta casi perfectamente en la
práctica. El número de excepciones entre los grupos del Piráparaná refleja probablemente su posición marginal en el extremo suroccidental del área cultural Tucano, de la misma manera
que la excepcional situación lingüística de los Cubeo, tal vez,
refleja su ubicación en el extremo norte. Sin embargo, las excepciones empíricas a la regla de coincidencia de los límites de
lenguaje y descendencia son tan numerosas entre los grupos
que comparten las características comunes de exogamia en el
grupo de descendencia y clanes jerárquicamente organizados
con los Tucano del centro, que siento justificada al descartar el
lenguaje como característica distintiva de los Grupos exogámicos. Considero que esta decisión puede llevar, eventualmente, a
un mejor entendimiento del rol social del multilingüismo en el
Vaupés debido a que permite tratar la exogamia en el lenguaje
como una variable, en lugar de un rasgo invariable del sistema
(véase Sorenson, 1967; Jackson, 1974).
El modelo
La forma más clara de presentar mi modelo de estructura
social del Vaupés es comenzando con los Grupos exogámicos
y, tras discutir su organización interna, pasar a las unidades
de mayor y menor tamaño. Esto debido a que el Grupo exogámico, con su estructura interna de cinco divisiones, es la parte
más significativa del modelo y las fratrías –agrupaciones más
inclusivas– están mal definidos y son difíciles de entender sin
el conocimiento previo de la naturaleza de los Grupos exogámicos constitutivos. El tema, de hecho, es difícil de captar sin
datos preliminares del tamaño de la población, pero desafortunadamente no conozco fuentes confiables al respecto y sólo
puedo dar indicaciones aproximadas. Un dato oficial que daba
5.280 personas como la población total de la región del Vaupés
(Rodríguez, 1962) resultó ser un total error de cálculo. Las cifras citadas en Dostal (1972, 393-396) sugieren una población
de más de diez mil, divididos en “grupos sociales y lingüísticos”
que corresponden aproximadamente con mi categoría de Grupos exogámicos compuestos (o simples, cuando existen por sí
mismos). Con la ayuda de este análisis podemos calcular cifras
46
Christine Hugh-Jones
de entre doscientos y mil miembros en dichos Grupos exogámicos, siendo los del Vaupés central los de mayor tamaño y
los marginales, los de menor población. Los Tucano son más
numerosos, pero es difícil decir hasta qué punto debido a que
muchos grupos que no se consideran Tucano por descendencia
hablan la lengua Tucano y, por ello, suelen incluirse en los cálculos. En el área del Pirá-paraná, los clanes son de entre uno
y cincuenta miembros, pero en otras partes del Vaupés puede
haber clanes mayores.
Grupos exogámicos
Los Grupos exogámicos son agrupaciones de clanes organizados jerárquicamente, esta estructura toma como modelo la secuencia de nacimiento de un grupo de hermanos del mismo padre. Este
principio del orden de nacimiento, que yo denominaré “jerarquía”,
se encuentra en todos los niveles de organización al interior de la
unidad exogámica, de tal manera que cada individuo, cada subunidad en cada clan y cada clan mismo, ocupa una posición única en
el orden compuesto por unidades similares. Entre los clanes de un
Grupo exogámico hay un “primogénito”, un “segundo”, “tercero”,
etc., hasta el “benjamín”. Cada clan es “mayor” o “menor” con respecto a cualquier otro.
La distinción que he hecho entre Grupos exogámicos compuestos y simples también tiene que ver con la organización interna de los mismos. Existen cinco roles especializados organizados jerárquicamente, cada uno de los cuales es asignado a un clan
individual, de tal manera que cinco clanes componen una unidad
funcionalmente integrada. Estos roles, en orden jerárquico descendente, son: jefe, bailarín/cantor, guerrero, chamán y sirviente.
Un Grupo exogámico simple es una unidad que incluye un juego
de uno de cada rol, mientras un Grupo exogámico compuesto tiene más de un juego de estos roles. Un grupo simple puede existir
por sí mismo o puede ser parte de un grupo compuesto en el cual
dos o más grupos simples están organizados de acuerdo con el
principio de jerarquía de primogénito a benjamín.
Partiendo de las descripciones del comportamiento ideal asociado a los roles especializados de los clanes, la organización interna de dichos roles puede ser presentada así:
47
Desde el río de leche
Jefe y sirviente
roles recíprocos en el campo político-económico.
Bailarín/cantor y chamán
roles complementarios en el dominio metafísico.
Guerrero
rol individual en el campo de las relaciones
intergrupales “naturales” enfocado al exterior
y opuesto a su equivalente en la organización
interna de los Grupos exogámicos afines.
Esto se puede representar de la siguiente manera:
Relaciones políticoeconómicas:
jefe
sirviente
bailarín/
cantor
Relaciones rituales:
Relaciones externas:
Orden de nacimiento
chamán
guerrero
1
2
3
4
5
Por tanto, los roles especializados dan el orden entre los clanes
una característica adicional de simetría con respecto a la posición
central. Esta simetría depende del reconocimiento de tres esferas
de actividad social, cada una de ellas con una forma característica
de interacción social. De esta manera, una jerarquía simple –basada
en intervalos de tiempo (entre nacimientos sucesivos)– se convierte
en un complejo sistema de relaciones, vinculado a un modelo integrado de organización social y cosmológica. Considero que este
modelo tiene un significado especial entre los dispersos y semiautónomos grupos de habitantes de malocas en los que está organizada la gente Tucano* del Vaupés. No es solamente una teoría sobre
cierto tipo de estructura social, también implica la más amplia y
fundamental idea de que existe una organización estructurada de la
sociedad indígena en su totalidad (véase el capítulo 3).
Un Grupo exogámico, compuesto o simple, ocupa un territorio continuo en términos de los ríos que lo definen. Los clanes
de cada Grupo exogámico simple están ordenados a lo largo de
los ríos de tal manera que la jerarquía del primogénito a benjamín
refleja un viaje río arriba, desde la desembocadura a la cabecera
del río. Los Grupos exogámicos simples de un Grupo exogámico
compuesto están ordenados de la misma forma.
48
Christine Hugh-Jones
La fratría
La fratría es una asociación de Grupos exogámicos unidos por
la norma de la exogamia, pero que no ocupan un área continua.
Entonces, existen relaciones de “hermandad” entre ciertos Grupos exogámicos geográficamente distantes. Tales relaciones pueden manifestarse de forma fuerte o débil. La expresión fuerte es
jerárquica: los diversos Grupos exogámicos están ordenados como
un conjunto de hermanos de padre, de la misma forma descrita en
el caso de las unidades menores. La única diferencia formal entre
la organización de más de un Grupo exogámico simple al interior
de un Grupo exogámico compuesto y la organización de Grupos
exogámicos simples o compuestos en una fratría es la separación
geográfica de las unidades en este último caso. Esta distinción formal está apoyada, en la práctica, por el lenguaje compartido y la
conciencia de una identidad común, características que existen en
el ámbito de los Grupos exogámicos, pero no en el de las fratrías.
La forma débil de la estructura de fratrías no es jerárquica y los
diversos Grupos exogámicos están organizados como hijos de madre o “hako rīa” que quiere decir, hijos de la misma madre, pero
de padres distintos. Entre los hijos de madre hay igualdad formal.
Cualquiera de los grupos puede considerar a algunos de sus grupos
hijos de madre como “hijos de madre del tiempo ancestral de despertar o de transformación” (masa yuhiri hako rīa) y a otros como
“hijos de madre” hako rīa, “porque se casan con la gente de nuestra
madre”. Estos últimos podrían denominarse “de facto hako rīa”, personas que no pueden contraer matrimonio porque en la práctica
real del matrimonio los señalan como “afines de nuestros afines”.
De la variabilidad de relaciones entre los Grupos exogámicos constitutivos es evidente que la organización de las fratrías no es muy
definida. Debe ser considerada un límite superior de la organización exogámica en el cual la coherencia entre los puntos de vista de
los diversos grupos falla en forma fundamental.
Debido a que no es fácil mantener una distinción significativa
entre el modelo y su aplicación a la fratría, incluiré aquí algunas
anotaciones más sobre la situación práctica. Mientras los vínculos
entre algunos de los principales Grupos exogámicos –los Tucano
y los Bará, por ejemplo– son universalmente conocidos y estrictamente respetados con respecto a la exogamia, es inútil buscar una
organización general e inequívoca de los Grupos exogámicos del
49
Desde el río de leche
Vaupés diferenciados en fratrías. A veces los grupos denominados
“hermanos (siempre o menor o mayor)” o “hijos de madre” de un
determinado Grupo exogámico se casan con otros grupos que también están clasificados como hermanos hijos de madre por el mismo
determinado Grupo exogámico. Además, la mera existencia de tres
tipos de vínculo entre los Grupos exogámicos –hermanos, hijos de
madre desde los tiempos ancestrales y hermanos de madre de facto–
sugiere que esta forma de organización es débil y variable. Parece
factible que, en la práctica, el nivel de la fratría se vea acentuado
cuando hay un cambio territorial mínimo que permita una mayor
estabilidad a los patrones de casamiento entre Grupos exogámicos.
Por el contrario, parece romperse cuando los Grupos exogámicos
se mueven y se ven forzados a buscar esposas entre nuevos vecinos.
El clan
La organización interna del clan es jerárquica, los pequeños
grupos de descendencia fundados por un progenitor, vivo o recientemente muerto, están ordenados de primogénito a benjamín. La
identificación de unidades al interior de este continuo jerárquico
depende del tamaño de la brecha genealógica entre un grupo de
descendencia y otro. Estas subunidades del clan son simplemente
grupos de descendencia sin nombre, cuyo tamaño y número de integrantes varía con el tamaño del clan y el grado de diferenciación
requerido por el contexto. Tanto un clan completo como una subunidad de él pueden dar origen a un grupo local de descendencia.
El grupo local de descendencia
Cuando uso este término me refiero a un grupo de parientes agnáticos que forman el núcleo de la población de una maloca.
Se diferencia de las categorías anteriores en que descendencia y
residencia funcionan juntas en la determinación de la membrecía
al grupo local de descendencia. También existen muchas personas
que técnicamente no pertenecen a ningún grupo local de descendencia, entre ellos están todas las mujeres casadas que viven con los
miembros del grupo de descendencia de su esposo. Por contraste,
todas las categorías anteriores basadas en criterios de descendencia
son globales en el sentido de que todo individuo pertenece a una
categoría en cada nivel particular –un clan, un Grupo exogámico y
50
Christine Hugh-Jones
una fratría– la membrecía en esos grupos no se pierde por matrimonio ni por cambios de residencia, como sí sucede con el grupo
local de descendencia. Las diversas unidades socio-estructurales
son representadas en la figura 1.
El modelo aplicado
El problema inherente a todos los intentos de definir las unidades de la estructura social en el Vaupés es que los indígenas dan
mayor importancia al tipo de relación (jerarquía, etc.) esbozado en
el modelo anterior que a la definición precisa de los límites sociales.
Ellos no tienen categorías claras equivalentes a las que he usado en
el modelo; en su lugar, utilizan expresiones como “solo gente” (koho
masa), “una pila” (koho tubua), “hijos de un solo hombre” (singu ria) y
“otra gente” (ngaherā), para describir las relaciones entre una gran
cantidad de grupos con nombre. Algunas veces esos grupos tienen
membrecías que coinciden en parte y otras veces actúan como categorías móviles que cubren una población más o menos extensa, dependiendo del contexto. Naturalmente, la pertenencia a un grupo
y la ubicación de la residencia de los informantes influencia las declaraciones sobre la identidad individual o grupal y hay frecuentes
afirmaciones –respaldadas por mitos– de que determinadas aseveraciones de membrecía a ciertos grupos son falsas. A pesar de estas
dificultades, hay un grado bastante alto de coherencia en cuanto al
perfil más amplio de las relaciones intergrupales y lo que difiere,
principalmente, son los detalles de las interrelaciones entre clanes.
Esto se ve también en los intentos de definición de la situación real
realizados por otros etnógrafos (por ejemplo Bruzzi, 1962; Goldman, 1963). En beneficio de otros especialistas del Vaupés, incluyo
mi propio intento para la región del Pirá-paraná en el apéndice 1.
Como se mencionó al principio de este capítulo, el cambio social es parte fundamental de la discusión de la relación del modelo
con la realidad del Vaupés. El modelo que he descrito es el de un
sistema claramente definido y estático que solamente se deshace en
el límite superior de la organización exogámica. He hecho énfasis
en la jerarquía y el número definido de clanes especializados en
cada Grupo exogámico simple, pero en la práctica, hay evidencia
de un continuo cambio en todos los niveles, tanto al interior del
sistema tradicional como por la influencia del hombre blanco. Las
incursiones típicas del sistema de vida tradicional, frecuentemente
51
52
2, 3,
etc.
2
Bailarines/
cantores
Figura 1. Unidades de la estructura social
Grupo
local de
descendencia 1
1.
Jefes
3
Guerreros
Clan
Grupo exogámico simple 1
4
Chamanes
Grupo exogámico compuesto 1
Fratría 1
5
Sirvientes
2,3, etc.
2, 3, etc.
2, 3, etc.
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
producían masacres o la migración de grandes grupos. Aparte de
esto, la pequeñez de los clanes –aun si en el pasado fueron más
grandes– los tiene que haber hecho extremadamente vulnerables a
la fluctuación normal de la población. En cuanto a la influencia de
la sociedad blanca, no hay duda de que ha llevado a una gran despoblación y reorganización de los grupos de la zona. La consecuente
aculturación ha erradicado muchas de las funciones tradicionales
de las instituciones de la estructura social y relajada la cohesión
de las unidades sociales a todo nivel. Todo esto se puede resumir
diciendo que aunque sabemos que siempre ha habido cambios –fusiones, rupturas y transformaciones en la identidad de los grupos
al interior del sistema completo–, sólo a partir de los últimos cien
años podemos señalar la dirección en la que se ha alterado el sistema. La modificación ha llevado a comunidades más pequeñas a un
mínimo de violencia física y a una disminución en la elaboración de
los rituales. Inevitablemente, mi visión de la sociedad e ideología
del Vaupés oscila entre el presente observado y la versión idealizada de los indígenas sobre su pasado con el cual dan sentido al
presente. No veo cómo evitar esta situación salvo limitándome a
la simple descripción etnográfica. Mi mejor opción es dar una idea
general sobre la posible aplicación de mi modelo, que pertenece a
ese imaginario pasado-presente y a la situación encontrada durante
mi trabajo de campo.
Territorio
Aunque la ocupación de un territorio continuo es la característica ideal de cada tipo de categoría de descendencia hasta llegar
–pero sin incluir la fratría–, en la práctica los territorios de los
grupos de descendencia se superponen bastante. Las narraciones
indígenas de la historia de los grupos sugieren que, entre los clanes
o subunidades de estos, ha habido una fuerte tendencia a retornar
–tras épocas de exilio– a su ubicación original en el territorio de
su Grupo exogámico, pero no siempre lo han hecho. A la larga, la
ideología sobre la descendencia tendrá que ajustarse para cortar los
fuertes vínculos existentes entre grupos distantes geográficamente. Los indígenas están en capacidad de describir ejemplos recientes de esto, pero la identidad del grupo de descendencia es tenaz y
nunca hay un patrón claro de territorios continuos y exclusivos de
un grupo de descendencia.
53
Desde el río de leche
Aun cuando las ubicaciones en la parte principal del río y río
abajo son definitivamente consideradas más prestigiosas que los
afluentes o las cabeceras, en los grupos del Pirá-paraná no existe
una correlación exacta entre la jerarquía de descendencia y la ubicación. Sin embargo, en el gran Grupo exogámico compuesto al
que pertenecía la comunidad con la que vivimos sí existía una correlación general para las unidades y Patrick Bidou ha comentado
la estricta correlación mantenida por los subgrupos del clan Tatuyo con el cual él trabajó (1976)4. Goldman describe una clarísima
asociación práctica del mismo tipo entre los Cubeo, pero aun está
por verse si la residencia entre los grupos Tucano* más grandes de
la cuenca del río Vaupés confirman dicha situación.
Nombres de los grupos
En general, los grupos en el nivel de la fratría no tienen nombres; en cambio, los Grupos exogámicos están enumerados y descritos como “una sola gente” (koho huna o koho masa). Los Grupos
exogámicos compuestos o simples cuando existen por sí mismos,
normalmente pueden ser identificados por nombre desde cualquier punto de referencia, pero dichos nombres frecuentemente
no son aceptados como propios por los miembros del grupo. Los
nombres descriptivos del tipo “hijos de tal o cual Anaconda” son
utilizados algunas veces tanto en el nivel del Grupo exogámico
como en el de la fratría.
Los clanes son grupos con nombre de una manera que no lo
son las unidades más inclusivas. De hecho, la identidad de un clan
está tan íntimamente ligada al nombre que, en cierto sentido es el
del clan. Las disputas sobre la pertenencia a un clan toman la forma
de insistir en que una persona o grupo de descendencia pertenece a
un clan específico y no a otro, en lugar de argumentarse los detalles
4
Parece ser que los grupos más orientados cultural y geográficamente hacia el
Apaporis, en el que desemboca el Pirá-paraná, están más cerca del patrón ideal
que aquellos orientados hacia los ríos del sistema del Vaupés. El Pirá-paraná fluye
alejándose de los afluentes del Vaupés y del centro de la cultura del Vaupés. Bien
puede ser que esta característica geográfica plantee conflictos de ideales a aquellos grupos que tienen fuertes vínculos de afinidad con los grupos que viven en el
sistema fluvial del Vaupés. Parte del prestigio de vivir río abajo está asociado con
una mayor interacción social, pero en el caso de estos grupos del alto Pirá-paraná
el residir río abajo representa un mayor aislamiento.
54
Christine Hugh-Jones
genealógicos. Cuando alguien está ausente, es común referirse a esa
persona en términos de pertenencia al clan para evitar el uso del
nombre propio. No obstante, también hay una resistencia a mencionar el nombre del clan de una persona frente a ella y, con frecuencia
en las conversaciones, los individuos reemplazan su nombre de clan
por uno descriptivo más inclusivo. Por tanto, los indígenas hacían
afirmaciones del tipo “No somos Wamutanyarā [nombre de un clan
en lengua Bará], somos descendientes de la Anaconda Pez [nombre de Grupo exogámico]”. Esta leve tendencia a evitar el uso directo del nombre del clan debe analizarse con relación a la aún más
marcada renuencia a usar los nombres personales individuales. Los
nombres de los clanes tienen mucho en común con los nombres
personales, ya que hay nombres despectivos y humorísticos de clan,
de la misma forma en que hay apodos o nombres burlones emparejados con nombres personales masculinos.
La organización interna de los Grupos exogámicos
Existe bastante desorden y confusión con relación al tema del
orden de los clanes al interior de los Grupos exogámicos simples
o compuestos, pero hay una amplia coherencia sobre a qué porción
de la jerarquía pertenece un clan determinado y, normalmente, total acuerdo con respecto al primer y último clan. Aun cuando un
indígena no sabe realmente el orden de un grupo de clanes unidos según la observancia de la exogamia, seguirá la convención de
enumerarlos de primogénito a benjamín, demostrando con ello, la
vigencia del principio jerárquico.
En la práctica, es difícil encontrar ejemplos claros de la asignación de los cinco roles especializados a un conjunto cohesivo
de cinco clanes, aunque los Meni Masa, nuestros anfitriones, pertenecían a uno de esos grupos. Con más frecuencia, un conjunto
de clanes es reconocido como una unidad jerárquica cohesiva; sin
embargo, sólo se conocen algunas de las identificaciones de roles
especializados. Tales conjuntos pueden incluir más de cinco clanes existentes en el presente y, además, una variedad de clanes
extintos cuyo estatus jerárquico no es claro. Sin embargo, la información del Pirá-paraná muestra que, aun cuando, no se pueden
identificar claramente los cinco roles en un conjunto cohesivo de
clanes, la noción de la serie de roles funcionalmente interdependientes ofrece un importante modelo de cohesión. Por ejemplo, un
55
Desde el río de leche
clan en particular es “sus chamanes” no “nuestros chamanes”, lo
cual implica un funcionamiento separado de “ellos” en oposición
a “nosotros”, aun cuando en el resto de los roles no exista entre
“sus” clanes. Lo que en la práctica corresponde a que mi Grupo
exogámico simple está compuesto por unidades limitadas de este
tipo. Estas están normalmente organizadas jerárquicamente al interior de una más amplia jerarquía de clanes que corresponden a
mi Grupo exogámico compuesto. La importancia del modelo de los
roles especializados en la creación de unidades más pequeñas, cohesivas y localizadas en los Grupos exogámicos más grandes, más
poblados y extendidos geográficamente, me lleva a esperar que el
mismo principio funcione en todo el Vaupés. Stephen Hugh-Jones
menciona fragmentos de evidencia de sistemas similares entre los
Baniwa (2011 [1979], 149); Goldman reporta que al menos algunos elementos del sistema existen entre los Cubeo (comunicación
personal) y a Howard Reid, quien visitó recientemente a los Makú,
le dijeron que tanto los Desana como los Tucano se dividen en una
serie de unidades localizadas, cada una conformada por un conjunto de clanes diferenciados por sus roles especializados. Entonces,
parece probable que este tipo de subdivisión se encuentre en todo
el Vaupés y que los grupos centrales –tales como los Tucano*
(cincuenta clanes según Fulop, 1955) y los Desana (más de treinta
clanes según Reichel-Dolmatoff, 1971)– sí correspondan a la categoría de Grupos exogámicos compuestos utilizada en este libro5.
La función del sistema de roles especializados es más problemática. Es un sistema ideológico y, como tal, puede ser analizado
sin importar su funcionamiento práctico: tal es la posición que el
antropólogo se ve obligado a tomar hoy en día. El contenido de las
categorías de roles se puede establecer a partir de los roles individualmente existentes en la sociedad actual –bailarines, cantores y
chamanes– y de las descripciones idealizadas de los otros roles: jefe,
guerrero y sirviente. No obstante, es inevitable especular sobre el
pasado. Los indígenas del clan guerrero de los Meni Masa afirman
5
H. Reid afirma que un informante le dijo que estos grupos estaban divididos en
varias subunidades localizadas, cada una conformada por un conjunto de clanes
especializados. Los roles que él enumeró son los mismos que yo describo, excepto que el de guerrero no existe, con lo cual se tienen cuatro roles. Éste puede
haber sido omitido a propósito, ya que los aculturados Desana y Tucano* son
reacios a reconocer su belicoso pasado.
56
Christine Hugh-Jones
que, en el pasado, su clan ocupaba una maloca independiente al
igual que cada uno de los clanes especializados. Cada uno desempeñaba su papel para beneficio de los demás. Refuerzan esta imagen
de verdaderos clanes especializados diciendo que ellos mismos no
saben bailar porque los Rasegana, sus superiores jerárquicos, eran
“bailarines y cantores” y cumplían ese rol para todo el Grupo exogámico simple. Sólo cuando los Meni Masa decidieron dejar de hacer incursiones, aprendieron de los Rasegana a realizar sus propios
bailes rituales. Actualmente, se menciona ocasionalmente dicho
sistema: los miembros de un clan de “bailarines y cantores” pueden
ser invitados a ejercer su función tradicional en un ritual de otra
maloca; los clanes de “sirvientes” son tratados con menos respeto
que los demás. Pero en general, los roles especializados esenciales
para el funcionamiento de la sociedad actual son realizados por individuos. Los individuos especializados no están confinados a clanes de la misma especialidad, de hecho, tal sistema sería imposible
porque los clanes de un Grupo exogámico simple tienden a estar
muy distanciados para que los individuos de cada uno se reúnan en
un lugar y se beneficien de las habilidades de los otros.
Hoy día, el poseer un rol ritual no exime al individuo de poseer otro, y para cualquiera de los roles especializados hay diversos
grados de aptitud y reconocimiento. En una maloca, normalmente
hay, por lo menos, un individuo con algún grado de aptitud en cada
uno de los roles de jefe, bailarín/cantor y chamán. Se considera
especialmente apropiado que, en el grupo de hermanos que conforman la generación de mayores del grupo de descendientes, la distribución de los roles especializados siga el orden de nacimiento. El
hermano mayor debe ser jefe, el menor chamán y el hermano de la
mitad cantor o bailarín. En un conjunto de grupos de malocas que
se reúnan regularmente para realizar sus rituales, habrá al menos
un chamán importante, un cantor y un bailarín de reconocida fama,
por tanto, la distribución de los roles rituales depende en gran medida del hecho de que son indispensables para el funcionamiento de
la comunidad ritual.
Entre mis datos hay dos principios diferentes trabajando en
lo relacionado con el funcionamiento del sistema de roles especializados. Según las narraciones de los indígenas sobre el pasado, los
roles especializados operan únicamente entre los cinco clanes de
un Grupo exogámico simple. Aunque las relaciones entre ellos es-
57
Desde el río de leche
tán modeladas según las relaciones entre los hombres de un grupo
de hermanos agnáticos en la realidad un tal grupo de hermanos
agnáticos pertenecen a uno u otro clan en particular y, por tanto, no pueden ser diferenciados internamente por dichos roles. Sin
embargo, hoy día, lo que queda del sistema de roles especializados
parece funcionar de acuerdo con un principio segmentario, ya que
el conjunto de roles aparece tanto en los conjuntos de clanes como
en los de hermanos. Hay evidencia de que los roles especializados
también existen entre las sub-secciones de un clan, lo cual sería
totalmente coherente con un principio segmentario. Por su misma
naturaleza, un sistema segmentario de roles especializados excluye
la existencia de un rol especializado individual y sistemático para
cualquier persona, exceptuando tan solo al primogénito y al benjamín de todo el Grupo exogámico. El rol en el clan, en la sub-sección
del clan y entre los hermanos únicamente puede coincidir en el caso
de esos dos individuos, el primero y el último. La ausencia general
de una coherente identificación del rol de los individuos, junto con
la necesidad de cubrir los roles, llevan a un sistema de especialización apoyado más en las aptitudes y ambiciones personales que en
el estatus socio-estructural.
Me gustaría sugerir la hipótesis (que, lamentablemente, nunca podrá comprobarse debido a la progresiva desintegración de
los sistemas sociales tradicionales) de que el principio de “solo
clan” y el principio “segmentario” representan adaptaciones a los
diferentes grados de dispersión geográfica de un Grupo exogámico simple. Según esta hipótesis, el principio de “solo clan” es
el ideal, asociado con el pasado idealizado y con la concentración
de todo el Grupo exogámico simple en un solo lugar; el principio “segmentario” comienza a actuar cuando el Grupo exogámico
simple se dispersa. Es posible que nunca haya existido esa concentración de los Grupos exogámicos simples, ya sea en un solo
lugar o a lo largo de un tramo del río, y que la integración funcional de conjuntos de cinco clanes siempre haya sido una utopía
más que una realidad. Después de todo, los clanes de un Grupo
exogámico simple se prestan mejor para expresar un ideal como
éste que las unidades de los niveles más bajos de la diferenciación
social, porque los clanes tienen nombre y cambian más lentamente que las unidades más pequeñas.
El conjunto de cinco roles parecería, de hecho, estabilizar no
58
Christine Hugh-Jones
sólo la identidad de los clanes sino también la estructura del Grupo
exogámico simple. Es un modelo “conservador” que hace más difícil la incorporación de nuevos clanes externos o la fusión de clanes
internos. Cuando se analiza sin tomar en cuenta los roles especializados, el sistema jerárquico en los clanes de un Grupo exogámico
simple es una fuerza estabilizadora mucho más débil. El principio
jerárquico permite al Grupo exogámico acomodar más fácilmente
grupos externos (aunque más fácilmente en la base de la jerarquía)
y divisiones internas. Además, por sí mismo, el sistema jerárquico
no hace nada para determinar la interdependencia entre clanes hermanos y nada para dividir los grandes Grupos exogámicos compuestos en unidades menores con un alto grado de interacción. La
rígida naturaleza del sistema de cinco roles significa que, por una
parte, el cambio en la composición de los Grupos exogámicos simples es difícil, pero por otra, cuando las migraciones y flujos de población obligan al cambio, el sistema de roles especializados pierde
su coherencia. Existe una constante tensión entre el sistema ideal
y las relaciones prácticas entre los grupos. Aun así, sin importar la
magnitud de la diferencia entre el ideal y la práctica, la situación
práctica es descrita –hasta donde es posible– en términos de los
cinco roles especializados porque ellos representan el orden y la
interdependencia al interior de una unidad exogámica local.
Funciones de las unidades socio-estructurales
En todos los niveles, incluyendo la fratría, la exogamia es una
función fundamental de las unidades sociales basadas en la descendencia patrilineal. Más adelante se discutirá brevemente la forma
en que las alianzas matrimoniales involucran unidades de diferentes niveles. Aparte de la exogamia y la organización interna de los
Grupos exogámicos simples según los roles especializados de los
clanes, las funciones de las unidades exogámicas más grandes se
expresan, principalmente, en los derechos sobre las posesiones rituales. Estos derechos reflejan la estructura de descendencia, de
tal manera que los Grupos exogámicos simples que conforman
un Grupo exogámico compuesto pueden tener posesiones rituales
de forma muy similar, pero no idéntica. De la misma manera, los
Grupos exogámicos –geográficamente distantes– que conforman
una fratría tienen uno o dos derechos en común y estos son frecuentemente citados como prueba de que no deben casarse entre
59
Desde el río de leche
sí. En el nivel más bajo, los clanes de un Grupo exogámico simple
comparten exactamente los mismos derechos sobre la propiedad
ritual y, cualquier diferencia sustancial, es considerada evidencia
de un estatus ilegítimo al interior del conjunto cohesivo de clanes. El principio básico de la distribución de dichos derechos es
claro: la exogamia es el corolario de la descendencia compartida,
y la descendencia compartida recibe su significado del poder ancestral que se transmite por la línea de descendencia patrilineal. La
transmisión de ese poder, como veremos, está íntimamente vinculada con el ritual dominado por el hombre y, por tanto, es correcto
que la variación en los derechos, en las posesiones rituales refleje
los vínculos de descendencia entre los grupos. De hecho, desde el
punto de vista indígena, sería más exacto decir, que las posesiones
rituales son parte del contenido de los vínculos de descendencia.
“Posesiones rituales” es una muy amplia designación que cubre conjuntos de nombres de instrumentos musicales sagrados
(Yuruparí), de nombres personales, de bailes, de cantos sobre los
orígenes ancestrales, tradiciones expresadas en mitos, varios ornamentos rituales, variedades de plantas cultivadas y otra parafernalia ritual. El lenguaje puede incluirse en esta lista ya que aunque no
es “propiedad ritual” en el sentido estricto de la palabra, está idealmente determinado por la descendencia y es el medio de expresión
de muchos de los conjuntos anteriores. Los objetos no rituales y
las técnicas también están asociadas con los grupos de descendencia, de tal manera que los estilos particulares de tejido, la especie
de hoja usada para techar, los platos cocinados, etc., son descritos
como pertenecientes a uno u otro grupo. No obstante, aunque es
imposible hacer una distinción clara y rápida, estos son considerados menos como parte de la naturaleza inherente de los grupos y
más como idiosincrasias circunstanciales.
Hoy día, los miembros de una fratría, Grupo exogámico compuesto o Grupo exogámico simple no se reúnen. En el caso de los
Grupos exogámicos simples no sabemos hasta qué punto esto sea
debido a la dispersión geográfica (véase, p. 12 de este capítulo).
En la práctica, el grupo de la maloca es una unidad virtualmente
autónoma, cooperativa y funcionalmente integrada para efectos de
producción económica, consumo y crianza de los niños. Mientras
esta autonomía se mantiene en la vida cotidiana diaria, la comunidad de la maloca depende de otras comunidades para los arreglos
60
Christine Hugh-Jones
matrimoniales, la asistencia a rituales, la incorporación a una comunidad política más amplia, algunas expediciones comunales de
recolección de alimentos y algunas mercancías. La comunidad de
cada maloca tiene un vecindario o esfera social a su alrededor, de
tal manera que las esferas sociales de las comunidades cercanas
coinciden bastante. Estas esferas consisten en una serie de comunidades que intercambian con regularidad invitaciones rituales con
la comunidad principal y cuyos miembros pueden unirse a dicha
comunidad para expediciones de caza, pesca o de recolección de
frutos de época en la selva.
Las comunidades que conforman la esfera social de una comunidad en particular pueden estar afiliadas al mismo clan, a otro clan
del Grupo exogámico o a otro clan afín: lo común es que se presenten los tres tipos. Las esferas sociales no están muy definidas: la
cercanía geográfica, la descendencia común y los vínculos de afinidad son los tres principales factores para determinar la asistencia
a rituales, pero es frecuente que se desarrollen peleas entre las comunidades así relacionadas y, entonces, la frecuencia de los encuentros disminuye. Parte de la dificultad conceptual para describir la
estructura social del Vaupés, al menos como se encuentra en el área
del Pirá-paraná, es la superposición de un sistema integral basado
en la descendencia, la exogamia y la organización práctica local en
comunidades por maloca, cada una de las cuales percibe a las otras
comunidades como forasteros más o menos distantes.
Es difícil aislar comunidades políticas más amplias debido a que
ya no hay incursiones y ataques con lo cual desapareció la necesidad
de una solidaridad militar. En términos ideales, las relaciones políticas habrían estado dominadas por la estructura interna del Grupo
exogámico simple y las relaciones externas con unidades afines del
mismo tipo. Ahora, las relaciones políticas están atadas a las relaciones matrimoniales, el chamanismo y el prestigio logrado a través de la actividad ritual. La estructura jerárquica de los grupos de
descendencia juega un papel negativo al evitar que quienes están en
posiciones muy bajas en la jerarquía de un Grupo exogámico simple
o clan lleguen a ser líderes de renombre. Sin duda, las relaciones políticas siempre tuvieron estos mismos componentes, pero según las
narraciones indígenas, antes, el recurso de la violencia física llevaba
a alianzas políticas entre numerosas malocas y al surgimiento de poderosos líderes. Ahora existe un gran resentimiento contra los indi-
61
Desde el río de leche
viduos que buscan poder sobre los habitantes de afuera de su maloca;
las amenazas de violencia son relativamente vacías y las diferencias
de prestigio político se logran por la realización de rituales o por la
reputación chamánica. La esfera social compuesta por comunidades
de malocas que asisten regularmente a los mismos rituales es, evidentemente, también el área de funcionamiento práctico del prestigio político. El reconocimiento de individuos importantes tiende a
acercar las esferas sociales de las comunidades de un área geográfica,
de tal manera que se superponen más entre ellas que con comunidades externas a la influencia de dicho individuo.
Algunas veces el jefe de una maloca que realiza rituales con
frecuencia es también chamán (a pesar de la separación ideal de
los roles de jefe y chamán), y tales personas se crean una reputación local que rápidamente se refleja en el exterior, a medida que
se convierten en el blanco de acusaciones de chamanismo maligno
por parte de grupos más distantes. El panorama general es el de
una esfera social alrededor de cada maloca, dichos círculos se superponen de tal forma que se crean áreas relativamente densas de
interacción. Estas zonas muestran una tasa relativamente alta de
endogamia, relaciones más o menos amistosas y estables entre las
comunidades y una vida ritual relativamente autónoma. Sin embargo, no puede haber en ellas dos líderes comunales de amplio
reconocimiento sin que compitan entre ellos, lo cual probablemente
debilita esta cohesión social. Las áreas tienden a estar geográfica y
socialmente definidas, aunque la facilidad de comunicación es obviamente más importante que las distancias en línea recta.
Ideología de la descendencia
En el área del Pirá-paraná, cada Grupo exogámico que esté
por encima del clan proviene de un ancestro anaconda. En algunos casos, estas anacondas representan fratrías, pero generalmente
representan a un Grupo exogámico simple o compuesto. En cualquier caso, hay diferentes versiones sobre el origen de cualquiera
de los grupos y lo mejor que puedo hacer acá es dar un esbozo
general de la naturaleza de las anacondas ancestrales.
Se originaron en el Este, más allá de la Puerta del Agua (Oko
Sohe) que se encuentra en la desembocadura del Río de Leche
(Ōhēkoa Rīaga). El Río de Leche es el principal río de esta tierra y
62
Christine Hugh-Jones
en el cual convergen todos los ríos; los indígenas que han viajado
río abajo con los blancos identifican al Río de Leche con el Amazonas. Las anacondas ancestrales navegaron río arriba por el Río
de Leche, deteniéndose en numerosos lugares caracterizados por la
presencia de rocas y raudales. Estos lugares, en los que danzaron
los ancestros, están asociados a eventos míticos ocurridos en los
viajes ancestrales. El tema de muchos de estos es la obtención original de varios objetos y plantas rituales que son específicas de cada
grupo y son usadas por los vivos para recrear los tiempos míticos.
Algunos de los lugares, particularmente, los más cercanos a la desembocadura del Río de Leche, son mencionados en todos los viajes
de las anacondas, otros están asociados con el viaje de una anaconda en particular. La separación de los viajes es más marcada hacia el
final, porque las anacondas se separaron y viajaron por diferentes
ríos hasta que, finalmente, los clanes derivados de cada anaconda
fueron depositados a lo largo de las rutas. En las etapas finales de
sus viajes –aquellas por los ríos más allá del territorio de los descendientes actuales–, las anacondas nadaron hasta el nacimiento de
varios afluentes y de regreso. Buscaban lugares adecuados para establecerse, pero muchos sitios tuvieron que ser rechazados debido
a los peligros místicos existentes en ellos.
El proceso de poblar la tierra con personas es llamado el “despertar de la gente” (masa yuhi-) y cada clan reconoce una serie de
sitios como sus “casas del despertar”. En esos lugares, las anacondas abandonaron el agua, se convirtieron en grupos de ancestros
y bailaron. Los lugares representan etapas de diferenciación en el
curso del viaje: la “Puerta del Agua” es la puerta de despertar de
todos los Grupos exogámicos; luego están las “casas del despertar”,
comunes a todos los clanes encarnados en una anaconda y, finalmente, las casas del despertar específicas de cada clan (figura 2A).
Existen muchas teorías indígenas sobre la naturaleza precisa
de las anacondas ancestrales y el “nacimiento” de los clanes. Generalmente, se reconoce que los clanes están representados por
secciones del cuerpo de la anaconda, de tal forma que la cabeza o
lengua corresponden al primogénito (jefe) y, de ahí, en orden descendente jerárquico hasta llegar a la cola, que está destinada a ser
el benjamín (sirviente). Según las diferentes versiones, los clanes
“nacen” o son creados en el orden jerárquico apropiado por un vómito sucesivo, por el rompimiento del cuerpo ancestral o por un
63
Desde el río de leche
desembarque como de una canoa. Una vez depositados en sus sitios tradicionales, se los considera unas veces como grupos y otras
como ancestros singulares.
A) LOS VIAJES DE ANACONDA COMO PROCESOS CONTINUOS
TIERRA:
DESTINO
Incremento de la diferenciación
AGUA:
PUERTA DEL AGUA
[ESTE]
B) LOS VIAJES DE ANACONDA COMO CICLOS REPETITIVOS DE 2 FASES
GENTE EN
LA TIERRA
TIERRA (RONDA DE BAILE)
AGUA (ACOMPAÑA NADANDO)
ANACONDA
EN EL AGUA
[ESTE]
Fig.2
Los viajes
de Anaconda
Figura
2. Los
viajes de Anaconda.
La naturaleza de los ancestros anaconda gira alrededor de la
idea de que una entidad única puede ser percibida o concebida en
diferentes formas dependiendo del punto de vista del sujeto que la
experimenta. Una idea común es que las anacondas ancestrales eran
anacondas en el agua, pero cuando salían a tierra en las casas del
despertar o transformar, se cambiaban a grupos de personas que
danzaban y celebraban rituales. Esta idea implica que la dispersión
final de los clanes en tierra es vista como el fin irreversible de una
transformación gradual lograda al abandonar las aguas y reingre-
64
Christine Hugh-Jones
sar en ellas muchas veces (véase la figura 2B). La transformación de
agua a tierra se explica por la comparación de la anaconda con una
canoa de la cual desembarcan las gentes o con una piel o máscara
(sudi) de la cual se despojan al abandonar las aguas. No obstante, debemos concentrarnos en la relación entre el río y la tierra, más que
en los medios mecánicos de la transformación. Esa relación adquiere
aun más sentido por la idea alternativa de que “anaconda” es tan
solo una forma de describir a los ancestros y no tiene nada que ver
con las anacondas actuales. Los ancestros eran procesiones de gentes
que caminaron río arriba por los lechos secos de los ríos, dejando la
huella de sus pies y la parafernalia sagrada en las rocas aún suaves,
donde la vemos aun hoy día. Es sólo desde nuestro punto de vista
actual, de una sociedad en tierra, que estos senderos ancestrales son
ríos y, por ello, los ancestros son “anacondas”. Entonces, tenemos dos
pareceres: uno, que las anacondas ancestrales entre el agua equivalen
a los ancestros en tierra y, la otra, que tierra y agua son distinciones
tardías que repiten la distinción ancestral entre viaje y paradas. Esta
distinción ancestral es mejor descrita en términos más generales
como la distinción entre transformación o creación, y resultado o
producto final. De esta manera, la relación entre agua y tierra, por
una parte y, creación y producto final, por otra, se vuelve análoga. Al
mismo tiempo, hay otra relación asociada a estas dos: aquella entre
la procesión en fila de a uno hacia un destino y bailar en círculo. La
procesión lineal y el baile son las modalidades físicas de las fases de
agua-creación y tierra-resultado.
La importancia de estas relaciones análogas se discutirá más
adelante (p. 8, 15 del capítulo 3).
(Oeste)
Tierra
Agua
Resultados
Creación
Baile circular
Viaje linear
(Este)
Del juego de relaciones mostradas en la figura 2 emergen
ciertas características críticas de las anacondas. Están en las malocas en el agua y también en las márgenes del río; son largas y
65
Desde el río de leche
relativamente indiferenciadas en su forma. Estas dos características las hacen aptas para representar la mediación entre río-tierra
y un orden jerárquico, respectivamente. Sin embargo, a pesar de
la arraigada idea de que los Grupos exogámicos tienen ancestros
anaconda y son de origen acuático, los nombres de las anacondas
mismas sugieren una clasificación de más alto nivel de los Grupos
exogámicos según los “hábitat cósmicos”: agua, tierra y cielo. Sobre
esta base, no es posible organizar los Grupos exogámicos en tres
categorías claras y mutuamente excluyentes, como tampoco lo es
organizarlos en un patrón de fratrías común a todo el Vaupés. No
obstante, los indígenas se refieren a estas categorías en las conversaciones, al igual que en los mitos, como si realmente reflejasen
categorías de descendencia. Sostienen, por ejemplo, que la gente de
la Anaconda de Agua (los Makuna) y de la Anaconda Pez (los Bará)
son la misma gente, por lo cual no deben casarse entre sí, pues todos provienen del agua. En la misma línea de pensamiento, algunas
veces sostienen que sólo esta gente del agua, la verdadera, llegó
originalmente en forma de anaconda, mientras que los ancestros de
los demás grupos son solamente llamados anacondas. De acuerdo
con esto, el fuero para casarse entre sí, la gente de la Anaconda
Pez y los Yeba (Bará y Barasana) es un mito en el que la hija de
la Anaconda Pez, una verdadera anaconda, llega a tierra y se casa
con Yeba que, inicialmente, es un jaguar. Yeba significa “tierra” en
muchas lenguas Tucano* (aunque en Barasana su significado está
restringido a este ancestro) y los Barasana afirman que sus almas
muertas pueden verse en la tierra como jaguares, mientras las de
los Bará se trasladan a malocas bajo el agua. Yeba, además de ser
un jaguar, es hijo de Meni Hino, Meni Anaconda, quien viajó desde
la Puerta del Agua. La gente de la Anaconda Celeste (los Tatuyo)
es el otro grupo afín a los Barasana y, como su nombre lo sugiere,
están asociados con los seres del aire, incluyendo las águilas. El
hecho que algunos grupos puedan ser a la vez (descendientes) de
una anaconda, pero no gente de agua se resuelve en el pensamiento
indígena por el mismo tipo de relativismo que hemos visto funcionar anteriormente en el caso de las anacondas y las personas. Los
indígenas dicen que las anacondas pueden salir del agua a la tierra
o directamente al cielo, cambiando sus máscaras de anacondas por
las de jaguar o águila y, así, aunque cada uno de los tres hábitats
cósmicos tiene su gran criatura depredadora ancestral, dichas criaturas son simplemente transformaciones de sí mismas.
66
Christine Hugh-Jones
No pretendo insistir más en el aspecto etnográfico de este
complicado tema debido a que los más mínimos detalles sobre los
orígenes de los grupos están encarnados en numerosos mitos y ya
hemos visto que no podemos esperar ideologías sistemáticas sobre
el origen. Bidou (1976) presenta un análisis más detallado del caso
de los Tatuyo. Ese trabajo sirve para resaltar el problema, ya que
se recogieron dos conjuntos de información muy distintos sobre la
ideología de los orígenes en dos clanes Tatuyo adyacentes. Esto demuestra la imposibilidad de una noción coherente de ideología Tatuyo. Sin embargo, aunque hay pocos mitos de origen comunes, al
menos hay principios generales subyacentes a todos ellos. Los Grupos exogámicos son todos equivalentes en su posición de ancestros
anaconda y estos ancestros establecen sus territorios, así como un
proceso creativo modelo, para cada uno. Al mismo tiempo, las normas exogámicas crean similitudes y diferencias entre estos grupos.
El análisis del sistema de parentesco y matrimonio mostrará que un
modelo mínimo del sistema de matrimonios del Vaupés exige tres
Grupos exogámicos equivalentes (sean fratrias u otros). Considero
que este hecho puede estar asociado con la clasificación tripartita de
los ancestros anaconda en tierra, agua y aire. La unidad subyacente
a la anaconda, jaguar y águila cumple con el requisito de que los
Grupos exogámicos sean equivalentes. Las relaciones entre los hábitats son triangulares en el sentido de que cualquiera se puede mover
de uno a otro y que cualquier grupo puede casarse con el otro. Los
jaguares, águilas y anacondas reales son mediadores naturales entre
estos hábitats y la inclusión de la Anaconda Pez-Águila como ancestro de un Grupo exogámico (Tucano*) cubre la conexión menos
obvia, aquella entre agua y aire. El patrón triangular de relaciones
entre los tres hábitats y los grupos que se casan entre sí contrasta
con las relaciones jerárquicas entre clanes y hermanos.
Más tarde argumentaré que éstas también se reflejan en la
estructura cósmica del universo, en la cual los mismos elementos
–agua, tierra y aire– están relacionados de otra manera. Estas diferentes relaciones no contradicen de ninguna forma a las primeras
ya que, si mi comprensión de la ideología indígena es correcta, la
incorporación de elementos en diferentes estructuras o procesos en
los que reciben nuevos significados no sólo es posible sino también
una característica esencial de dicha ideología.
67
Desde el río de leche
JEFES
TATUYO
BAILARINES /
CANTORES
CIELO
ej. ÁGUILA
GUERREROS
CHAMANES
SIRVIENTES
BARASANA
BARÁ
TIERRA
ej. JAGUAR
A INTERCAMBIO DE MUJERES
EN GRUPOS EXOGÁMICOS
AGUA
ej. PEZ
B CRIATURAS
ANCESTRALES
COMO MEDIADORES
C GRUPOS EXOGÁMICOS:
ej. TATUYO
NO HAY MATRIMONIO
ENTRE ELLOS
Contrastar con C
Figura 3. Clasificación tripartita de los ancestros de los Grupos exogámicos en compara-
ción
con las
relaciones
matrimoniales
entre Grupos
exogámicos.
Fig.3
Tripartite
classification
of Exogamous
Group ancestors
compared
with marriage
relations between Exogamous Groups.
Origen de los clanes
En este punto debemos retroceder aun más en el pasado ancestral, más allá de las anacondas, para explicar que todos los Grupos exogámicos son hijos del Sol Primigenio y cada uno considera
al Sol como “padre” de su propio particular grupo de ancestros. De
hecho, el Sol, la anaconda ancestral de un grupo determinado y, con
frecuencia, una serie de otros seres antropomorfos con nombre, se
fusionan en algo que es mejor descrito como la “pre-descendencia”.
Estos seres algunas veces están ordenados en generaciones de relaciones padre-hijo, a veces llamados hermano mayor y hermano menor, otras son considerados como manifestaciones separadas de la
misma entidad; en cambio, frecuentemente se da el mismo nombre
a padre e hijo. Las repetidas preguntas de los antropólogos sobre
quién es hijo de quién y qué seres son “el mismo” llevan a peores
confusiones. La única conclusión posible es que las relaciones entre
el nombre y el individuo, entre padre e hijo y entre hermano mayor
y hermano menor, en términos de pre-descendencia no son tres
tipos distintos de relación como lo son hoy día. Los indígenas insisten en que los seres ancestrales originales, llamados colectivamente He masa, no conocían la procreación sexual y tan solo surgieron
68
Christine Hugh-Jones
uno de otro. Teniendo en cuenta que es la periodicidad establecida
por el matrimonio, la reproducción sexual y el crecimiento de las
familias lo que crea generaciones diferenciadas y grupos de hermanos –y también, como mostraré más adelante, sirve para distribuir
los nombres– es entendible que tales distinciones no tengan la misma importancia antes de la reproducción sexual.
El origen de los clanes marca el fin de la era de pre-descendencia. Aunque los clanes son el cuerpo de las anacondas ancestrales,
otras versiones sobre su creación los muestran como productos de
la reproducción sexual. En el mito del matrimonio de Yeba con la
hija de la Anaconda Pez –Yawira–, es claro que el origen del clan
Barasana ocurre simultáneamente con el desarrollo de la reproducción sexual y las alianzas entre los Grupos exogámicos –los indígenas dicen específicamente que el mito describe el origen de todas
esas cosas–. De hecho, la reproducción sexual normal se desarrolla
durante el origen de los clanes, ya que los ancestros de los clanes
mayores nacen después de que Yeba le hace el amor a Yawira con
sus dedos, y los de los clanes más jóvenes son producto de relaciones sexuales normales (véase el apéndice 1).
Los ancestros de los clanes se casaron con mujeres de Grupos exogámicos opuestos y la población de clanes aumentó con las
generaciones. Las historias de esas primeras generaciones de ancestros están típicamente dedicadas a luchas, migraciones, matrimonios y robos de parafernalia sagrada. Aunque incluyen episodios
“imposibles”, son evidentemente diferentes de los mitos a los que
me refiero en este libro: los seres de esas historias son miembros
de grupos existentes o extintos, y no creaturas antropomórficas,
cuerpos celestiales o extraños espíritus. Las historias en las que
aparecen reconocen un mundo poblado por grupos de descendencia compuestos por gente común (ya no He masa): un mundo en el
que ya está establecido el orden social y cósmico. Sin profundizar
en el complicado tema de la relación entre mito e historia, la mejor
forma de explicar la situación; es decir, que puede haber un paralelo
entre la forma en que los indígenas ven la “era de descendencia” y
la manera en que el hombre occidental común ve la historia.
La generación en la que los ancestros de los clanes se establecen y las siguientes, en las que las líneas de descendencia actuales
se establecen, pueden ser toscamente descritas en términos genealógicos y, algunas veces, se incluye la membrecía grupal de las es-
69
Desde el río de leche
posas. Existe poca coherencia entre las versiones de cualquiera de
los grupos, excepto en lo referente a los conjuntos de nombres y la
posición de uno o dos ancestros clave. Las genealogías patrilineales
son narradas haciendo énfasis en los grupos de hermanos hombres
y en la correspondencia entre el orden de nacimiento de estos y el
lugar jerárquico ocupado por sus respectivos grupos de descendientes hoy en día. El narrador siempre señala que la gente de hoy
posee los mismos nombres. En cualquier genealogía que cubra más
de dos generaciones, los nombres de una generación se repiten en
la segunda generación después y, tanto el narrador como el oyente
quedan completamente despistados. Esta alternancia de un número
limitado de nombres, que sigue practicándose hoy, dificulta la acumulación de conocimientos genealógicos. También es coherente
con el marcado énfasis puesto en los vínculos de parentesco agnaticio entre hermanos a costa de los vínculos padre-hijo.
Entre las genealogías de las primeras personas comunes y las
que rastrean el parentesco a partir de las personas actuales hay una
brecha. Ocasionalmente, un personaje relacionado con incursiones,
actos chamánicos especiales o similares, puede ser reconocido en
esas eras oscuras de la historia grupal, y está claro que los indígenas no creen que las últimas dos generaciones ya muertas se agreguen directamente a las generaciones fundadoras. No obstante, en
lugar de necesitar un conocimiento genealógico coherente como
medida del tiempo y la identidad, se contentan con la convicción de
que existen genealogías. Se refieren con frecuencia a un principio
genealógico patrilineal explicando que, en el curso del tiempo, conjuntos de hermanos dan origen a grupos de descendencia ordenados jerárquicamente, pero rara vez pueden dar más de uno o dos de
los nombres clave en tal proceso. El poco énfasis en la genealogía
es algo sorprendente en una sociedad en la cual la membrecía grupal es patrilineal y depende firmemente de la descendencia; espero
demostrar que esto concuerda con otros aspectos de la relación
existente entre el presente y el pasado ancestral.
Finalmente, las credenciales de un auténtico clan radican en
su relación con el pasado ancestral. El clan debe haber llegado de
la Puerta del Agua como parte de un ancestro anaconda y debe
tener una maloca del despertar apropiada. Debe poseer un juego
de instrumentos sagrados He (Yuruparí: véase iniciación, capítulo 5) y varios otros utensilios sagrados derivados del cuerpo de
70
Christine Hugh-Jones
la anaconda (u otra de sus manifestaciones), que hacen las veces
de garantía de ese vínculo ancestral. En esos términos se prueba
que un clan–siempre uno jerárquicamente alto– está reclamando
un falso estatus. Dicen que un relativamente reciente ancestro de
un auténtico clan hizo a sus miembros de uno falso a partir de criaturas salvajes (ratones y lombrices, en dos de las versiones) con el
fin de aumentar su población trabajadora. Luego, cuando intentó
dirigirse al líder de sus trabajadores como “afín” (tenyu), “hijo de
madre” (hako maku) y “hermano menor” (bedi), el líder se rehusó
a responderle. Finalmente, se vio obligado a llamar al advenedizo
“hermano mayor” (gagü). Las historias continúan y muestran que la
parafernalia sagrada que dichos grupos poseen, no es más, que una
colección de objetos comunes.
La maloca y sus habitantes
Conformación de la maloca
La maloca, en el sentido, a la vez de casa y comunidad tiene
como núcleo un grupo local de descendencia; el resto de la población está conformada por las esposas de los miembros de ese grupo
e individuos que denominaré “residentes extra”. Las malocas como
comunidades cambian permanentemente. Además, los indígenas
del Vaupés visitan constantemente a otras malocas y no es fácil
saber si se consideran a esos miembros no locales como residentes
temporales o visitantes a largo plazo. En cualquier caso, esos visitantes nunca son totalmente involucrados en la vida ritual de la
maloca y, rara vez, se les asignan compartimientos separados en el
interior de ella. Estos residentes extra pueden ser del mismo clan,
del mismo Grupo exogámico o de un Grupo exogámico afín al de
los residentes. Si son del mismo clan, su estatus como forasteros
en el grupo local de descendencia se deriva del hecho de que tienen parientes agnaticios más cercanos en algún lugar. Sin embargo,
los hombres casados que son residentes extra casi siempre son de
un Grupo exogámico afín y están relacionados con el grupo local
por un vínculo de afinidad directo, a través de la esposa o madre;
normalmente están esperando para establecer sus propios casas y
cultivos. Evidentemente hay una fuerte resistencia a la confusión o
fusión de aquellos grupos de descendencia que pertenecen al mis-
71
Desde el río de leche
mo Grupo exogámico, pero están separados por sus posiciones en
la jerarquía patrilineal porque es muy raro que se consigan dos de
tales grupos en una sola maloca.
Los miembros del grupo local de descendencia están unidos
por tales vínculos agnaticios, el grupo fundador casi siempre está
representado en los miembros vivos más viejos o la generación
anterior, ya muerta. Entonces, la generación de los mayores está
formada por hermanos agnáticos o primos paralelos patrilineales.
Las comunidades más pequeñas pueden contener una sola familia
nuclear; no obstante, éstas invariablemente viven en malocas demasiado pequeñas para los rituales comunitarios y, por tanto, dependen de alguna maloca cercana más grande para su vida ritual.
Estas malocas grandes se llaman basaria wi, “maloca de baile”. En
el pasado, cuando al parecer estas malocas eran muchísimo más
grandes, los grupos locales de descendencia debían haber tenido
una estructura mucho más profunda y los residentes extra eran,
probablemente, mucho más numerosos. Con el fin de dar una idea
del tamaño y composición de las malocas actuales del área del Piráparaná, incluyo una tabla (tabla 2) obtenida a partir de trece malocas específicas: la maloca donde hicimos nuestro trabajo de campo y
doce de los alrededores que ocupan un área continua, pero de forma
irregular giran alrededor del tramo alto de Caño Colorado. Cada
una de las doce malocas interactúan con la maloca central durante los rituales, pero la regularidad de las interacciones disminuye
hacia la periferia del área. La tabla muestra claramente que la incorporación de residentes extra está restringida a las comunidades
más grandes que siempre viven en “malocas de baile” –aquellas con
un espacio central suficientemente grande para los bailes comunitarios que se realizan en los rituales–.
Uno de los factores que determinan la incorporación de residentes extra es la ambición del jefe de la maloca en aumentar
sus seguidores, de manera que tenga la cantidad suficiente y el potencial económico para llevar a cabo frecuentes reuniones rituales.
Los residentes extra tienen la obligación de comprobar su valor
económico para la comunidad, ya que depende mucho más de la
buena voluntad del jefe que de los miembros del grupo local de descendencia. El continuo excedente económico producido por una comunidad grande y exitosa también juega un importante papel en la
posibilidad de recibir residentes extra. Los residentes extra que se
72
Christine Hugh-Jones
Tabla 2. Conformación de los grupos de la maloca
(ordenados según el tamaño de la población)
Jefe
Miembros
del grupo
local de
descendencia
Esposas de
miembros
del grupo
local de
descendencia
Residentes
extra
Población
total
Tamaño de
la maloca:
de baile /
pequeño
Feliciano
20
6
3
29
B
Santiago
14
4
8
26
B
Cristo
15
6
2
23
B
Rufino
18
6
0
24
B
Bosco*
(Nuestros
anfitriones)
7
3
5
15
B
Atuni
10
1
0
11
B
Manueli
7
2
0
9
B
Américo
5
3
0
8
B
Domingo (1)
6
1
0
7
-
Domingo (2)
4
1
0
5
-
Benjamín
3
1
0
4
-
Pedru
4
0
0
4
-
Pau*
3
1
0
4
-
*El hogar de Pau es también parte del de Bosco, ya que retienen su compartimiento en
la maloca de Bosco y viven allí algunas veces. Las cifras dadas para la maloca Bosco no
incluyen la casa de Pau.
quedan por un período largo y talan tierras para cultivo, rara vez,
están organizados en unidades productivas equilibradas –familias
nucleares (completas o incompletas)– que incluyen cuando menos
un adulto de cada sexo. Dichas unidades productivas tienden a establecer una pequeña maloca para ellos mismos en lugar de tolerar
la autoridad del jefe de otro grupo de descendencia.
Para lo que pretendemos acá, podemos ignorar la existencia
de los residentes extra y limitarnos a ver la vida y organización
interna de la maloca como la comunidad de miembros del grupo
73
Desde el río de leche
local de descendencia y sus esposas6. Los indígenas consideran que
esa es la comunidad ideal y el fuerte deseo de ver a los niños crecer
entre sus parientes patrilineales hablando su lengua patrilineal y
tomando parte en los arreglos matrimoniales y rituales del grupo
de descendencia, evitando muchas desviaciones. El ideal según el
cual una viuda debe casarse con el hermano de su difunto esposo se
cumple con frecuencia y esto también evita que los niños pequeños
abandonen su grupo local de descendencia.
El escenario de la maloca
En el área del Pirá-paraná, no se reconocen linderos territoriales definidos asociados con las malocas o con unidades más inclusivas. Sin embargo, prácticamente todos los accidentes naturales
de la selva o a lo largo del río tienen algún significado en los mitos
de origen de un grupo u otro. Las malocas como comunidades deben estar cerca al sitio del que emergió su clan, pero hay muchos
casos en que no lo están. En esos casos, los miembros de la maloca
enfatizan la distinción entre su territorio ancestral y el actual.
Las malocas se construyen cerca a los ríos o arroyos: tienen un
puerto en el río donde atracan las canoas, las personas se bañan y recogen agua (figura 4). Un sendero lleva del río a la maloca, a la puerta masculina, que se supone mira hacia el Este, aunque en la práctica
no siempre sea así. La maloca está ubicada en un claro arenoso que
se extiende al frente de la puerta masculina y está rodeada de una
chagra donde se cultivan plantas mágicas y comestibles. Entre éstas,
el chontaduro (Gulielma gasipaes) sobresale por encima del techo de
la maloca y sigue señalando el lugar mucho después de que ésta haya
desaparecido. Más allá del claro, hay un área amplia dedicada principalmente a zonas de cultivo que van desde áreas recién desmontadas
hasta otras en variados estados de regresión a su origen selvático.
Dichas chagras están dispersas de acuerdo a la idoneidad de la tierra
y algunas inclusive pueden localizarse en el otro lado del río, pero de
6
Sé solo de una comunidad, en Caño Tatú, un afluente occidental del Pirá-Paraná
en la que esa situación no es la ideal. Allí, dos grupos de descendencia afines conviven en la misma maloca. Uno de los grupos está representado por un hombre
adulto, pero la gente dice que, tradicionalmente, sus hermanos son “socios de
intercambio de los bordes de la casa” (wi karoka tenyua) y siempre residen con
sus afines, ya sea en lados o extremos opuestos de la maloca.
74
Christine Hugh-Jones
todas formas, conceptualmente, conforman una zona continua que
rodea la maloca excepto en el costado del río.
En el extremo femenino, opuesto al río, hay otro sendero que
lleva a la chagra. Este sendero frecuentemente cruza algún pequeño afluente del río principal que sirve como fuente alternativa de
agua y lugar de aseo utilizado por las mujeres para sus labores diarias, dejando libre el puerto para los hombres. Más allá de la chagra
se encuentra la selva (makaroka), conocida en sus límites, pero más
extraña a medida que se aleja de la maloca. La maloca y sus chagras
constituyen un área “social” diferenciada, controlada, en oposición
a la selva indiferenciada (desde este punto de vista). El río que limita esta área “social” por un costado es visto como una fuente de
poder espiritual que conecta la maloca con otras comunidades y
con la fuente del poder ancestral en el Este.
Selva
Chagra
Maloca
Puerta de
los hombres
Patio
Entrada de
las mujeres
Embarcadero
Entrada de
los hombres
Río
prin
c
Chagra
ipal
Puerta de
las mujeres
Qu
ebr
ada
Selva
Figura 4. La maloca y los alrededores
75
Desde el río de leche
La maloca
Aunque los indígenas del Vaupés practican la rotación de cultivos de yuca, es muy difícil determinar la relación entre este método agrícola y los patrones de asentamiento en el tiempo. Tampoco
tengo los datos históricos o ecológicos para intentarlo. No obstante, una tierra apta para el cultivo es una consideración importante
al escoger la ubicación de la maloca y el agotamiento de la tierra es
una de las principales causas dadas por los indígenas para cambiar
de sitio. Por otra parte, parece ser que algunas ubicaciones han tenido poblaciones de buen tamaño durante décadas. Por consiguiente, en algunos lugares existe suficiente tierra agrícola para que los
indígenas establezcan ciclos continuos de cultivo y recuperación
de la selva. Otros motivos para cambiar la ubicación de la maloca
comunal son: alejarse tras la muerte de un miembro importante de
la comunidad; trastearse tras peleas y hostilidades con otros residentes o vecinos; ubicarse más cerca a comunidades con las que recientemente se han establecido alianzas por matrimonio; explotar
mejores recursos de pesca y caza; repoblar territorios ancestrales;
evitar a los blancos o, más recientemente, acercarse a ellos para
tener mayor acceso a mercancías y educación.
Calculo que la vida natural máxima de la estructura de una
maloca es de diez años. Entretanto, es posible arreglar el techo,
pero los postes y las vigas se deterioran. Muy frecuentemente,
la nueva maloca se construye antes de que la vieja se deteriore
del todo. Esto puede ser debido a que la comunidad desea trasladarse por cualquiera de las razones anteriormente enumeradas
o a que quieren tener una maloca más amplia en el mismo sitio
(con todo el prestigio que esto conlleva). Un cambio de maloca,
especialmente, si es un cambio de lugar, acentúa las relaciones
personales al interior de la vieja comunidad ya que sus miembros deben cooperar con el hombre que inicia el cambio o abandona la comunidad. La construcción de una gran maloca exige
una larga época de trabajo comunal y, cuando se ha escogido
una ubicación distante de la actual, hay un período interino y
difícil mientras se establecen los nuevos cultivos. El hombre que
inicia, organiza y recluta exitosamente la mano de obra para tal
actividad adquiere bastante prestigio y, normalmente, el liderazgo de la nueva comunidad. No obstante, ya que gran parte de
ese trabajo lo hace él mismo, no puede ser un hombre mayor. Si
76
Christine Hugh-Jones
aún está con vida algún miembro importante de la generación
anterior, ese hombre seguirá siendo el líder ritual mientras el
joven, su hijo o sobrino, asume gradualmente la responsabilidad
económica y política. Es común que haya un período en el que
la comunidad tiene una condición ambigua ya que pertenece al
hombre mayor, pero es la maloca del joven, ya que la propiedad
de la maloca siempre se atribuye a su constructor.
Aunque el liderazgo se determina, idealmente, por descendencia y corresponde al hermano mayor de la generación más vieja,
hay muchos ejemplos de hermanos menores que asumen el papel
de jefe de la maloca. La construcción de la maloca es el paso más
importante en el proceso de obtención del poder, pero un hombre
ambicioso también construye su reputación como bailarín, cantor o
chamán. Lo ideal es que estos roles rituales especializados sean independientes del liderazgo (según el modelo de los cinco hermanos
con roles especializados interdependientes), pero en la práctica, la
iniciativa personal tiende a enfocarse en más de un rol especializado (véase p. 13 de este capítulo).
El interior de la maloca
Describo la maloca teniendo como referencia la figura 5. Todas
las malocas se ajustan a ese plano básico: no todas tienen el espacio
suficiente para un sendero de baile y no todas tienen un extremo
femenino redondeado, pero eso no afecta la disposición del interior.
La maloca consiste, principalmente, de un enorme techo que
llega casi hasta el suelo. El techo está sostenido por postes verticales inmensos que determinan la estructura del espacio interior.
El techo se orienta en un eje masculino-femenino, de dos aguas en
los extremos cuadrados y el extremo circular, el extremo masculino también es de dos aguas. La pared del extremo masculino está
hecha de láminas de corteza y el exterior está cubierto por dibujos.
Aparte de esta superficie con pinturas especiales, el techo y las paredes están hechas de hojas de varios tipos de palma, estas hojas
del techo están tejidas en tiras de madera de palma y el resto son
maderas nobles; las uniones son atadas con bejucos. En el extremo
opuesto a la puerta masculina está la puerta femenina, y los compartimientos familiares están repartidos a lo largo de las paredes
laterales en el extremo femenino de la maloca.
77
Desde el río de leche
Puerta de las mujeres
F
F
Mampara
7
Camino de la danza
5
F
6
DERECHA
Poste de
la lumbre
3
IZQUIERDA
F
8
4
Camino de la danza
Compartimento 1
de los chamanes
2
Compartimento
de los iniciados
Puerta de los hombres
F
Área de las mujeres
Compartimento familiar
Pared permanente
Pared temporal
Postes de la maloca
Puertas
Figura 5. Plano del interior de una maloca.
78
Christine Hugh-Jones
En la maloca, los individuos están agrupados en familias nucleares. Cada hombre casado del grupo local de descendencia tiene
un compartimiento en el que viven él, su esposa y sus hijos. El
compartimiento incluye un hogar alrededor del cual se cuelgan las
hamacas de la familia. Las reservas de alimentos de la familia son
preservadas por el humo sobre la hoguera y las mujeres cocinan en
ella. Todas las posesiones personales, incluyendo muchos utensilios domésticos, son guardadas en esta área privada. Los hombres
solteros del grupo de descendencia no tienen un compartimiento
privado ya que estos pertenecen a la esfera de la vida conyugal y
crianza de los niños. Después de su iniciación, un niño puede seguir
usando el compartimiento de sus padres durante el día, pero debe
dormir afuera, en el área abierta de la maloca. Cuando se consigue
una esposa, la muchacha entra inicialmente a formar parte del hogar de su suegra e, incluso, puede dormir en el compartimiento
familiar. La nueva pareja debe probar su independencia económica
gradualmente y, en algún momento antes del nacimiento del primer hijo, se les asigna un compartimiento privado.
La norma establecida, que normalmente y no siempre es acatada, es que el jefe ocupe el compartimiento del fondo, junto a la entrada femenina, en el costado derecho de la maloca (mirando hacia
afuera desde la puerta masculina). Aparte de esto y de la tendencia
a que los mayores de las familias estén más cerca a la puerta femenina, no existe un patrón estricto de distribución. Esto resulta de
la forma en que los nuevos compartimientos son obtenidos tras
dividir los ya existentes. Las familias visitantes se ubican en hogares en la periferia, más cerca a la puerta masculina, pero cualquier
joven iniciado que viaja sin esposa duerme separado de su familia
en el centro de la maloca.
En la parte abierta de la maloca se llevan a cabo las comidas comunales, los hombres se reúnen en las noches, y procesan
coca y yuca. En términos generales, ambos sexos utilizan la parte
central de la maloca, pero los hombres tienden a monopolizar el
espacio central hacia el frente y las mujeres el espacio más cercano
a la puerta femenina. Tanto las actividades comunales como las
familiares son parte de la vida de todos los individuos, pero las
partes están equilibradas de distinta manera según el sexo. Para
los hombres, la maloca es ante todo comunal –gran parte de la
propiedad productiva y los utensilios rituales son usados comunal-
79
Desde el río de leche
mente– mientras que para las mujeres, es relativamente privada –la
mayoría de la propiedad productiva es usada en privado y las mujeres están excluidas de las reuniones nocturnas de los hombres y de
muchos aspectos del ritual comunal–.
En las actividades de la vida diaria, los sexos no se limitan
estrictamente a sus extremos de la maloca. Sin embargo, entre más
formal sea la ocasión, más cuidadosamente se acata la diferenciación espacial. La formalidad es apropiada cuando hay visitantes,
especialmente si son muchos y de zonas alejadas, y llegan a su punto máximo cuando se llevan a cabo reuniones rituales en las que
participan las comunidades de varias malocas. Con la presencia de
visitantes, el eje masculino-femenino no sólo se vuelve más vinculante sino que además adquiere otro sentido: visitante-residente.
Al llegar, los visitantes permanecen al lado de la puerta principal:
los hombres permanecen en la parte frontal del centro de la maloca
durante toda su estadía (aparte de comer, bailar en el centro y dormir en la periferia), pero las mujeres y los niños son rápidamente
absorbidos por las actividades femeninas.
Organización social y económica de la maloca
La organización básica de la población de la maloca es en familias encabezadas por miembros del grupo local de descendencia. La
ubicación de las familias en la periferia de la maloca, hacia la puerta
femenina, contrasta con el sitio asignado para dormir a los iniciados
y solteros: en el centro de la maloca. Desde el punto de vista del
desarrollo del grupo local de descendencia, estos jóvenes están en
un punto intermedio entre la infancia y la paternidad. Entonces, en
términos de espacio en la maloca, el ciclo de vida masculino consiste
en dos etapas: un viaje desde la periferia al centro, seguido del viaje
opuesto, de regreso a la periferia. El ciclo de vida femenino transcurre totalmente en los compartimientos periféricos, pero también
está dividido en dos partes: la primera, conviviendo con los parientes
agnáticos y la segunda, con los afines en otra comunidad.
El rol de la familia conyugal como unidad reproductiva va
de la mano de su papel como unidad económica. Cada unidad familiar es casi autónoma en la producción de alimentos. Cada una
posee una chagra cultivada por la esposa e hijas. El terreno puede
ser talado comunalmente por los hombres y luego dividido, o un
80
Christine Hugh-Jones
hombre y su hijo pueden talar el área para que las mujeres de su
familia la cultiven. Algunas veces, un joven iniciado –llegando a
la edad de contraer matrimonio– puede establecer una unidad de
tala y cultivo con una hermana menor y soltera que le siga. La
nueva pareja añade sus productos a los de sus padres, la hermana
llena la canasta de yuca de su madre, el hermano contribuye con
pescado y carne a las provisiones de la familia. De esta manera,
la pareja hermano-hermana se diferencia sólo parcialmente del
resto de la familia. La unidad económica que conforman es intermedia entre sus roles como niños aun aprendiendo bajo la autoridad de sus padres, y la unidad verdaderamente independiente la
formarán cuando contraigan matrimonio.
Los indígenas del Pirá-paraná siguen la costumbre del intercambio de hermanas, el cual significa que el matrimonio de los hijos
va acompañado de la pérdida de las hijas. Por ello, con el matrimonio de una pareja de hijos, la economía familiar recibe un severo impacto. El golpe puede ser gradual si –al principio– la nuera ayuda
a su suegra y la pareja continua contribuyendo a la producción familiar, pero para el momento en que nace el primer hijo de la nueva
pareja, la familia original ha perdido dos productores: un hombre
y una mujer. Esta pérdida evidentemente afecta a los padres de la
familia original, pero las relaciones entre padre e hijo siguen siendo
muy cercanas. Las relaciones entre la madre y la nuera son más
variables directa o indirectamente, la cooperación de la suegra y las
cuñadas solteras tiene una gran influencia en el éxito de los nuevos matrimonios. No obstante, las tensiones causadas por el nuevo
matrimonio en el grupo local de descendencia tienden a ser entre
el nuevo esposo y sus hermanos. El matrimonio de la pareja hermano-hermana mayores comienza con un proceso de distanciamiento
gradual de los intereses económicos de los hermanos hombres. A
medida que se casan y aumenta el número de niños que sostienen,
sus esfuerzos económicos se orientan más hacia la familia que están
procreando. Su forma de vida se hace cada vez más diferente de
la de los jóvenes iniciados que cooperan estrechamente y tienen
tiempo para descansar, hacer visitas y asistir a rituales. En general,
estos jóvenes están relativamente libres de presiones económicas,
pues son miembros de unidades familiares con una alta proporción
de miembros productivos. Sus hermanos casados encabezan las
unidades familiares totalmente opuestas: con una alta proporción
de miembros no productivos (niños pequeños).
81
Desde el río de leche
Aunque el matrimonio es imperativo para la perpetuación de
los grupos locales de descendencia, la división de intereses económicos que inevitablemente se deriva de él significa que también es una
amenaza a la unidad del grupo de descendencia. El mismo tipo de separación entre los miembros del grupo de descendencia puede verse
espacialmente, pues los jóvenes solteros iniciados, que duermen en
el centro de la maloca, posteriormente vivirán en compartimientos
separados. Aun cuando en la dispersión del grupo de hermanos a
lo largo del tiempo hay involucrados todo tipo de factores biológicos, sociales y psicológicos, tenemos buenas razones para describir el
proceso en términos de producción de alimentos –que es un tema tan
importante en la política interna de las comunidades de las malocas–.
Si cada unidad de producción consumiese sus propios productos habría, simplemente, diferentes niveles de consumo en las diferentes
etapas del ciclo de desarrollo de la familia. Pero, en lugar de esto, la
producción familiar va generalmente seguida del consumo general,
cada familia ofrece sus productos en las comidas comunales en el
centro de la maloca (véase p. 172). En la práctica, existe un delicado
balance entre un nivel aceptable de consumo familiar privado y uno
inaceptable, que se interpreta como una retención antisocial de alimentos. Por una parte, en la medida en que se practica el consumo
comunal, éste alivia la carga de las unidades poco productivas. Por
otra, si la población piensa que estas unidades improductivas están
consumiendo sus productos en privado en lugar de contribuir su parte a la comunidad, el resentimiento se apoderará de ellos. En una situación en la cual cada familia es consciente que todas las otras familias están continuamente decidiendo con cuánta comida contribuir,
hay mucho margen para la especulación y los rencores. Cuando esos
sentimientos se vuelven intolerables, la comunidad se divide. Desde
luego, hay muchos otros motivos de división y no pretendo negar
su importancia. Las personas pueden considerar que los otros son
malgeniados, adúlteros, hechiceros, demasiado mandones, violentos,
etc. Sin embargo, aparte de ser el motivo real de muchas disputas, la
producción y distribución de alimentos es el medio perfecto para la
expresión de malos sentimientos. Estos procesos tienen un rol muy
especial en la sociedad de la maloca: la producción de alimentos está
íntimamente vinculada a la reproducción de los grupos locales de
descendencia, y la distribución de la comida es una manifestación
concreta de la tensión que surge entre los intereses familiares y comunales a raíz del proceso mismo de reproducción.
82
Christine Hugh-Jones
Ya hemos visto que el grupo local de descendencia es fundado
por un grupo de hermanos y se rige por jerarquía. Idealmente, es
una copia del sistema de los cinco roles especializados que debe
dar origen a una comunidad bien organizada e integrada –aun más
porque los hermanos fundadores son normalmente la generación
más vieja aún con vida–. Sin embargo, de acuerdo con las reglas
del matrimonio para perpetuar el grupo se debe intercambiar a sus
hermanas por esposas de otro origen. De este modo, se establecen nuevas familias: las generaciones se separan y la unidad de los
grupos de hermanos se destruye. Este proceso divisorio es una característica natural de la reproducción de cualquier grupo, pero es
especialmente fuerte en una comunidad patrilineal, con residencia
patrilineal y matrimonios virilocales. Además, en la sociedad del
Vaupés, este proceso se ve reforzado por el sistema económico que
hace énfasis en la simultánea unión y separación de las unidades
familiares que conforman una maloca. Precisamente es el papel de
las esposas forasteras –dar a luz y criar a los niños– el responsable de la separación de las generaciones y la disolución de los
grupos unitarios de hermanos, por tanto, el matrimonio juega el
mismo papel en la sociedad actual que en el desarrollo general de
la sociedad indígena. Según la ideología indígena, en este desarrollo general, el matrimonio y la reproducción sexual dan término a
la era ancestral original de “pre-descendencia” e inician una nueva
era de “descendencia”, en la que los grupos patrilineales reciben
identidades separadas y se vuelven dependientes de los poderes reproductivos de las mujeres (véase p. 21 de este capítulo). En la era
de “descendencia”, que continua en el presente, el mismo proceso se
ve repetido a pequeña escala para cada generación; el matrimonio
y la reproducción sexual acaban con la unidad del grupo de hermanos y la reemplazan con varias unidades familiares en las que los
hombres dependen de sus esposas y no de sus hermanas.
Este proceso establece una oposición entre dos situaciones
que puede ser expresada o manifestarse de varias formas. La comunidad unificada de la maloca que es opuesta a la organización
familiar; los hombres en su condición de miembros del grupo de
descendencia se oponen al hombre en su capacidad de miembro
de familia; las mujeres como hermanas del grupo de descendencia
son contrarias a las mujeres como esposas en comunidades afines;
los hombres que dan su estructura al grupo local de descendencia
se oponen a las mujeres que cooperan en la reproducción de gru-
83
Desde el río de leche
pos afines. Finalmente, estas oposiciones se relacionan también con
aquella –ya discutida anteriormente– entre la estructura interna
jerárquica, unificada, de los grupos de descendencia y las relaciones
externas de reciprocidad formadas con los grupos afines. Estos no
son patrones extravagantes sino el resultado de procesos que ordenan la reproducción de la maloca. En el resto de este libro, espero
demostrar que también ordenan muchos otros aspectos de la vida
social y económica.
En resumen, podemos aislar dos aspectos de la vida masculina
y dos de la femenina. Cada sexo tiene un aspecto del grupo de descendencia y un aspecto de procreación. Los hombres son hermanos
y esposos, las mujeres son hermanas y esposas. En el caso de cada
sexo veremos que los dos aspectos representan fases opuestas de
un ciclo repetido, de hecho, ya tenemos un ejemplo de esto en el
caso de los hombres y la forma en que se mueven entre distintos
compartimientos familiares y el centro comunal de la maloca a lo
largo de su ciclo de vida.
84
Parte III
La serie de roles
especializados
Desde el río de leche
Erosión del sistema
L
a serie de cinco roles especializados y el funcionamiento práctico o la falta del mismo sistema ya han sido brevemente discutidos. Este capítulo estudia la estructura
interna de la serie y su analogía con otras estructuras o procesos.
Antes que nada, es necesario presentar con mayor detalle el
comportamiento ideal relacionado con los roles. La dificultad para
hacerlo radica, como ya se sugirió, en que los roles de los clanes
a duras penas funcionan en la práctica y, por tanto, me veo obligada a presentar un sistema –que se aplica sobre todo a grupos especializados– en términos de roles especializados individuales. De
los roles especializados desempeñados por los individuos sólo hay
tres bien definidos hoy día: chamán, cantor y bailarín, todos ellos
pertenecientes al ámbito metafísico y reconocidos en un título que
se agrega al nombre personal del experto (así: X-kumu, Y-yoamü y
Z-baya son chamán, cantor y bailarín, respectivamente). Estos tres
roles corresponden solamente a dos de los cinco papeles de la serie, ya que el bailarín y el cantor pertenecen a una misma categoría.
Los otros –jefe, guerrero y sirviente– deben describirse partiendo
de fuentes indirectas, incluyendo afirmaciones sobre el pasado. El
rol del guerrero es el más problemático, ya que el comportamiento
ideal de jefes y sirvientes aún puede verse hoy día, aunque de forma
atenuada, por ejemplo, en la relación entre un líder importante de
maloca y un joven “residente extra”. El rol de sirviente es también
claramente considerado como una versión un poco menos extrema
del rol entre los Makú, que aún habitan en algunas zonas del Vaupés.
Otra complicación radica en el hecho de que la actual ausencia
de tres de los cinco roles, probablemente, ha llevado a modificar los
dos existentes. Los roles inexistentes de jefe, guerrero y sirviente
indican la importancia de: (a) la jerarquía y (b) el uso de la fuerza
física en la organización social. Aunque ambos factores siguen existiendo en el ideal, en la práctica se ven atenuados por los idearios
opuestos de igualdad (entre todos los Tucano*) y paz. Obviamente,
siempre debió haber existido tensión entre estos ideales, ya que una
jerarquía social rígida y las matanzas indiscriminadas eran incompatibles con la perpetuación de las pequeñas sociedades de la selva.
86
Christine Hugh-Jones
Sin embargo, la confrontación con el hombre blanco y la consiguiente aculturación han movido el punto de equilibrio alejándolo
de la jerarquía y la violencia y acercándolo a la igualdad y la paz.
Aun así, la gente asocia ambas, jerarquía y violencia, con todas las
ventajas del pasado –una vida ritual más amplia, la independencia
de los indígenas de los forasteros blancos y la fortaleza física y
cultural de las pasadas generaciones–. Lamentan que ya nadie sepa
dar órdenes y vengar correctamente las fechorías, pero a pesar de
todo, se resienten con aquellos que lo hacen. En lugar de considerarlos líderes u hombres “feroces y valientes”, los ven como “mandones” y “malgeniados”. Bien puede ser que esa ambigüedad en la
opinión pública sea la que lleva a los individuos a tener ambiciones
de liderazgo y a convertirse en especialistas del ámbito metafísico
donde pueden alcanzar un verdadero respeto.
De los expertos metafísicos –bailarines, cantores y chamanes–
los chamanes son los que logran mayor reputación. Aunque son
respetados por aquellos que utilizan sus servicios, las personas de
otras comunidades, frecuentemente, sienten aversión hacia ellos y
les temen por sus peligrosos poderes. Evidentemente, el chamán
–que puede matar a distancia– tiene el supremo poder cuando el
asesinato directo está prohibido por la opinión pública. A medida
que los roles de jefe, guerrero y sirviente se vuelven más irrelevantes para los procesos sociales, el chamán se convierte en el mejor
candidato para la posición de “primero entre iguales” o líder comunitario. Si podemos asumir que anteriormente existieron los guerreros, jefes y sirvientes especializados, podemos imaginar que el
chamán estaba efectivamente controlado por su dependencia de los
otros. Sus poderes metafísicos para matar estaban correspondidos
por los poderes concretos del guerrero y, se dice, que los chamanes
muy peligrosos, frecuentemente, eran asesinados por abusar de su
poder. Tanto el guerrero como el chamán estaban bajo la autoridad
del jefe y dependían económicamente del sistema productivo basado en las relaciones jefe-sirviente. Esto haría del chamán un igual
al bailarín/cantor (con el cual cooperaba en el cuidado metafísico
de la comunidad), lo cual ya no es el caso desde que le han dando
rienda suelta a sus poderes.
La ampliación del rol del chamán al ámbito político-económico ha hecho que los actuales chamanes-líderes renuncien a ciertos
aspectos ideales del rol de chamán que son incompatibles con el
87
Desde el río de leche
liderazgo. Los chamanes deben renunciar al aspecto procreativo
de las mujeres mientras que los líderes deben estar casados y ser
polígamos en lo posible, con el fin de mantener su posición (véase
más adelante). Hay chamanes que no son líderes: algunas veces no
están casados y, con frecuencia, tienen una existencia social relativamente aislada. Por el contrario, los chamanes-líderes siempre
están casados. La gente comenta esta situación, afirmando que los
líderes no pueden ser buenos chamanes. También reconocen incoherencias en la posición jerárquica del chamán-líder al interior
de sus grupos de hermanos. El chamán debe ser un hermano menor
y el líder debe ser el primogénito, por tanto, el chamán-líder queda
equivocado en uno de los cargos.
Los roles especializados
Mencioné que la organización de la serie de roles especializados puede concebirse de dos formas: primero, como una simple
jerarquía derivada de la asociación de serie de roles dada por el
orden de nacimiento de los hermanos, de primogénito a benjamín;
segundo, como una organización bilateralmente simétrica basada
en las interrelaciones de los tres ámbitos (ver, p. 9 del capítulo 2).
Si nos concentramos en los tres dominios, estos pueden organizarse de manera concéntrica con el ámbito político-económico en el
exterior, el ámbito de los guerreros –orientado hacia a fuera– en el
centro, y el dominio metafísico mediando entre los dos anteriores.
De esta manera, se puede construir un modelo que representa,
simultáneamente, la organización jerárquica y la concéntrica.
BAILARÍN / CANTOR
POLÍTICO-EC
ON
INO
Ó
OM
IO METAFÍS
MIN
ICO
DO
ICO
M
D
JEFE
GUERRERO
CHAMÁN
SIRVIENTE
DOMINIO
ORIENTADO
EXTERNAMENTE
Figura 6. Relación entre la organización jerárquica y la organización concéntrica de los
roles especializados.
Fig.6 Relación entre arreglos concéntricos y jerárquicos de los roles especializados.
88
Christine Hugh-Jones
En la siguiente descripción, los roles especializados están ordenados de acuerdo con los tres ámbitos. Desde ya debo hacer énfasis, una vez más, en que estoy analizando las concepciones ideales
de estos roles más que las funciones sociológicas de las instituciones
contemporáneas. Mi informe del contenido de los roles de chamán
y bailarín/cantor está basada, en gran parte, en el comportamiento
actual de los individuos especializados; no hay verdaderos jefes ni
sirvientes, aunque hay poderosos líderes de maloca y “residentes
extra” dependientes; no hay guerreros, aunque hay individuos que
son descritos como especialmente “feroces”.
Ámbito político-económico: jefes y sirvientes
Jefes
Sirvientes
uharā (jefes)
hosa* (sirvientes)
rīhoana (quien encabeza)
gahariana (el del final)
rotirā (personas que dan órdenes)
muno yori masa (los que encienden
los tabacos)
umato moari-masa (instigadores de
trabajo)
moari masa (trabajadores)
*Es también el nombre para el verdadero Makú.
Como primogénito, el jefe va primero en todas las ocasiones en
que el orden de precedencia es observado (saludos, recibir alimentos, coca, etc., conversaciones formales y viajar a pie o en canoa); el
sirviente, como persona de más bajo rango, va último o ni siquiera
participa. La relación de jefe y sirviente es la expresión última del
principio de jerarquía. Ambos están por fuera de los procesos sociales en curso: uno por encima y el otro por debajo de ellos.
El jefe representa a su grupo en las relaciones formales con
grupos externos. Las comunicaciones con grupos externos por
medio del chamanismo, la guerra o las reuniones rituales deben
ser ordenadas e iniciadas por el jefe y luego desarrolladas por el especialista correspondiente. Sin embargo, hay otra forma de comu-
89
Desde el río de leche
nicación con los grupos externos que está fuertemente atada a las
demás y se refleja en las posiciones extremas del jefe y del sirviente
en la jerarquía de roles especializados: el matrimonio. La poligamia
es un privilegio del jefe, mientras que de los sirvientes se dice que
“se casan entre ellos como animales” en lugar de hacer matrimonios
exogámicos como los miembros de los otros clanes. Hoy, existen
numerosos casos en el Pirá-paraná de jefes de maloca con dos esposas y sé de uno que tiene tres mujeres. La poligamia está directamente asociada con el poder político-económico: es una expresión
de su habilidad superior para establecer relaciones afines. A nivel
práctico, el excedente de productos de yuca que da al hogar del líder le permite realizar ritos y, así, ganar prestigio fuera de su grupo
agnático inmediato. Según los informantes, tanto la frecuencia de la
poligamia como el número de esposas por líder han disminuido en
las dos últimas generaciones. La endogamia de los sirvientes tiene
importancia ideológica ya que indica el estatus casi sub-humano
de estos y su ausencia total en las relaciones sociales externas. No
obstante, en la práctica, los matrimonios endogámicos son muy raros e, invariablemente, descritos como incorrectos e incestuosos. A
pesar de ello, hubo un sorprendente ejemplo de matrimonio entre
parientes agnáticos cercanos en el clan de sirvientes de nuestros
anfitriones (guerreros). Las personas decían que tales matrimonios
habían sido comunes en ese clan en el pasado. Este caso fue uno
de los pocos ejemplos que nos fueron señalados sobre la práctica
actual de los roles especializados en el nivel de los clanes1.
Entre las actividades ordenadas por el jefe y realizadas por el
sirviente, las personas nos mencionaron la construcción de malocas, la tala de cultivos de yuca, cultivar y procesar cosechas, traer
alimentos y materiales de la selva, limpiar la maloca, encender los
tabacos, mantener encendida la luz durante la noche y guardar las
1
Los datos de Silverwood-Cope (1972) y Reid (comunicación personal) muestran
que los Makú ven su propia sociedad dividida en grupos exogámicos patrilineales
divididos a su vez en “sibs” o “clanes” que se organizan de acuerdo al orden de
nacimiento. Este modelo ideal es bastante similar al modelo Tucano, pero los dos
autores mencionados encontraron que, en la práctica, los Makú son mucho menos estrictos que los Tucano en el cumplimiento de la exogamia. Las agrupaciones residenciales de los Makú y las residencias mismas incluyen frecuentemente
hombres con relaciones afines entre ellos. Al casarse entre ellos, los miembros
de los clanes Tucano de estatus de sirvientes se están comportando como los
verdaderos Makú.
90
Christine Hugh-Jones
posesiones rituales. Los roles de los sirvientes y jefes algunas veces
se ven como divididos por el sexo, de tal forma que las labores masculinas son realizadas por sirvientes hombres dirigidos por el jefe,
mientras que las labores femeninas son realizadas por sirvientas
bajo las órdenes de la esposa del jefe, pero en últimas, también a
beneficio del jefe.
Si nos concentramos en el aspecto masculino del rol del sirviente, éste también resulta sexualmente ambiguo. El sirviente
puede ser llamado para que traiga agua o haga el aseo –tareas que
normalmente son asignadas a las mujeres–. En las ocasiones rituales, el sirviente debe encargarse del fuego, encender los tabacos y
la iluminación de la maloca. El fuego doméstico normalmente es
controlado por las mujeres y se mantiene aparte de la vida ritual
masculina, por lo cual el rol ritual del sirviente es proteger a los
otros hombres al asumir él ese elemento femenino “contrario al
ritual”. Su ambigüedad sexual es coherente con su tendencia a los
matrimonios endogámicos.
Aunque los sirvientes comparten la designación de los verdaderos Makú (hosa), se diferencian claramente de ellos2. Su estatus de
descendencia como miembros de los Grupos exogámicos Tucano*
les da el derecho a vivir y trabajar entre sus “hermanos mayores”,
mientras que los verdaderos Makú viven distanciados de sus amos
Tucano y alejados de los principales ríos. La relación entre Tucano
y Makú, además de ser de amo y sirviente, es de intercambio de
productos cultivados por los Tucano y productos de la selva y trabajo de los Makú. Los productos de la selva son el curare venenoso
y la caza, así como pieles, dientes y huesos de animales y frutas,
todos los cuales son utilizados para hacer ornamentos rituales. Aun
cuando los sirvientes Tucano son considerados seres civilizados en
comparación con los Makú, en cierto sentido comparten con estos
la proximidad al orden natural. Son seres marginados de la vida
social de la comunidad y constituyen la transición entre lo natural
y lo social. Su trabajo es convertir la selva en zonas de cultivo y
las materias primas en materias procesadas: estos son los procesos productivos que preceden al consumo comunal en las ocasiones
2
Hosa también significa “difícil” y, por tanto, es posible que el nombre compartido
por los grupos de sirvientes Tucano y Makú se refiera a su obstinación (desde el
punto de vista de los grupos dominantes).
91
Desde el río de leche
sociales o rituales. Con respecto al orden de los eventos en las ocasiones rituales, el jefe da la bienvenida a los invitados –con lo que
se inicia la secuencia ritual– y los sirvientes guardan las posesiones
rituales al final del evento. Además de dar por terminado el período
ritual, asumen el rol de encender el fuego durante el rito, un rol
“contrario al ritual” en que normalmente se evita el contacto con
el fuego en contextos rituales. Finalmente, el caso de la secuencia
ritual puede usarse para recalcar la doble naturaleza de la relación
jefe-sirviente. Por una parte, son opuestos como superior e inferior,
extremos positivo y negativo de la jerarquía social, pero por otra
parte, son similares en el hecho de que ambos pertenecen al ámbito
político-económico. Aunque, desde el punto de vista de la secuencia
ritual, el jefe va primero y el sirviente de último, desde la perspectiva de la secuencia total, incluyendo la preparación, la unidad productiva compuesta por el jefe y el sirviente crea la transición entre
el tiempo cotidiano y el ritual al transformar las materias primas
en la chicha de yuca, la coca y el tabaco exigidos en el rito. De esta
manera, el ámbito político-económico va antes del metafísico en el
sentido de que sus productos son un prerrequisito de la vida ritual.
Esta prioridad tiene un aspecto positivo que se manifiesta en la organización e inicio del ritual por los jefes y un aspecto negativo en
el rol natural y de baja posición (estatus) de los sirvientes.
Ámbito metafísico: bailarín/cantor – chamán
Bailarín / cantor
Chamán
keti masa (poseedores del mito)
kumua (chamanes)
bayaroa (bailarines)
werea koa baseri masa (chamanizadores de la cuya de cera de abejas)
yoamarā (cantores)
muno baseri masa
(chamanizador del tabaco)
La categoría del bailarín/cantor cubre a los encargados del
rito, los guardianes del keti. Aunque el término keti se refiere a
cualquier historia sobre eventos míticos o recientes, en este contexto significa historias de “los ancestros” (bukurā keti); un con-
92
Christine Hugh-Jones
junto de literatura oral que corresponde aproximadamente a
nuestro “mito”. Los bailarines/cantores recrean los tiempos ancestrales con danzas y cantos en las ocasiones rituales. La danza
es dirigida por un experto bailarín o, dos de ellos, que se ubica
en el centro de la línea de baile, con los otros bailarines/cantores
repartidos a su lado de acuerdo a sus habilidades. Todos se pintan y visten los ornamentos rituales. En el baile habitual, la línea
se mueve alrededor del sendero de baile alternando la dirección,
cantando y tocando maracas y otros instrumentos. Las mujeres
se unen a la danza en un punto determinado después de comenzar
y la abandonan antes de que termine, es frecuente que bailen con
sus bebés alzados sobre sus caderas.
Entre una y otra sesión de baile, la comunidad masculina de
bailarines/cantores se sienta en largas bancas, los invitados frente
a los anfitriones, al lado de la puerta masculina. Un cantor experto,
sentado en el centro de una de las bancas dirige el canto y los demás repiten sus frases al unísono. Mi comprensión de estos cantos
es muy poca ya que su forma lingüística es muy diferente a la del
lenguaje ordinario y se utilizan muchas sustituciones basadas en
metáforas, metonimias y alusiones míticas, en lugar del vocabulario
cotidiano. Los cantos versan sobre episodios míticos organizados
en el amplio esquema de un viaje de la anaconda río arriba, desde
el Oriente y, más particularmente, con la recepción original de las
plantas, materiales rituales y elementos de comportamiento usados
en la realización de los ritos. Entonces, están muy relacionados con
el mito narrativo, pero se ocupan más del vínculo entre el presente
y el pasado ancestral. Por ejemplo, las etapas de los viajes de la
anaconda casi no pueden contarse en forma narrativa –cuando se
les pregunta sobre ellas, los informantes siempre responden con un
canto–. El término para cantor, yoamu, significa literalmente “uno
que viaja lejos” y la habilidad del cantor es juzgada por el grado
de detalle con el cual sigue el viaje ancestral: los mejores cantores
suben y bajan por todos los pequeños arroyos, incorporando en su
canto los lugares míticos menos conocidos. Las sesiones de canto
en un ritual determinado son llevadas a cabo en un orden establecido y sincronizadas con los eventos con los que están relacionados.
Si aislamos los elementos de baile y canto del ritual, estas
dos actividades son análogas a las dos fases opuestas del viaje de
la anaconda. Viajar río arriba en forma de anaconda es análogo
93
Desde el río de leche
a cantar y detenerse en tierra para bailar es análogo a danzar:
el canto representa la actividad creativa continuada y la danza
representa el resultado de la creación (véase, p. 18 del capítulo 2).
Debido a que la salida final a tierra coincide con la transición de la
era de “pre-descendencia” a la era de “descendencia”, es correcto
que las mujeres y los niños participen en las sesiones de danza,
pero sean excluidos del canto. La especialización en bailarines y
cantores al interior de la categoría general de los keti masa corresponde, entonces a una oposición fundamental entre las dos fases
de la creación. Como categoría unitaria, los keti masa son como los
ancestros cuando estaban en el proceso de convertirse en personas como las de hoy en día.
Hoy, el chamán que celebra el rito es el único que se mantiene
apartado del baile y el canto y no viste las plumas y ornamentos del
bailarín/cantor; sin importar cuál haya sido la situación en el pasado, hoy el resto de la población participa y solamente los líderes de
cada actividad necesitan ser especializados.
Si los bailarines/cantores representan una actividad ancestral
en grupo, es el chamán –como individuo– o un par de chamanes
quienes lo hacen posible. Es él quien trata la chicha, las substancias, la pintura y los ornamentos rituales que convierten el estado
corporal del bailarín/cantor de cotidiano a ritual, de mortal a ancestral. La actividad chamánica los protege contra los peligros del
contacto ancestral y promueve sus efectos benéficos. El chamán
recibe el poder de transformación de los ancestros con los cuales
establece contacto viajando por el cielo.
No todo el rol del chamán es realizado durante el rito ya que
él también trata las comidas para los individuos que están viviendo
cambios de vida (ver, pp. 17 y ss. del capítulo 5) y cura las enfermedades cuando es necesario. En el pasado, los chamanes también
eran responsables de liberar los animales de caza de sus hogares
místicos en la selva. Estos hogares se parecen a las personas comunes, cerros peñascosos, cada uno asociado con una especie en
particular. El chamán viaja en espíritu a estos hogares y abre la
puerta, liberando un número controlado de animales (con un jaguar en cada tanda para cazarlos) por los que debe pagar con las
almas de los niños (ver, p. 200). El chamanismo también está íntimamente asociado con el clima, especialmente con el trueno, como
es de esperarse de los viajes verticales del chamán al cielo.
94
Christine Hugh-Jones
En las conversaciones, se hace la distinción entre los chamanes que sólo “ven” a los ancestros y aquellos que realmente viajan
al cielo; algunos dicen que solamente los grandes chamanes del
pasado podían viajar. También hay graduaciones de la actividad
chamánica, siendo el chamanismo de los alimentos, tras pequeños
cambios de vida, el menos exigente y el más severo, el chamanismo de las cuyas sagradas de cera de abeja y de polvo o rapé del
tabaco durante la iniciación (véanse anteriormente las expresiones
para denominar a los chamanes). El acto de “chamanizar”, base está
asociado míticamente con las aventuras de Anaconda Palo-de-Yuca
(véanse, pp. 14 del capítulo 4 - 261) en las que se hace énfasis en
que los poderes del chamán se derivan del rapé del tabaco del Sol
e implican cruzar las capas verticales del universo. El chamanismo
del nacimiento es adquirido por Anaconda Palo-Yuca en forma de
garrapata, también base, al chupar la sangre de su huésped. Idealmente, los chamanes deben permanecer alejados del aspecto reproductivo de las mujeres ya que “las mujeres y niños son como un
mal (nyase) para ellos”; no deben casarse, tener relaciones sexuales
o consumir comidas picantes (que están asociadas con la sexualidad femenina), aunque sí pueden tener mujeres trabajando para
ellos. El chamanismo se adquiere tras un prolongado período de
aprendizaje que involucra un rito de iniciación especial en el cual el
aprendiz permanece aislado y consume diversas drogas. El aprendiz eventualmente reemplaza (wāsoa-) a su maestro, así que podemos pensar en el chamanismo como un vínculo perpetuo con el
estado ancestral, mantenido por una sucesión de mortales.
Los poderes positivos, dadores de vida y protectores del chamán, están acompañados de poderes destructivos. Idealmente, los
primeros se usan a favor de los parientes agnáticos mientras que
los segundos están dirigidos contra los miembros de grupos externos. Si comparamos los chamanes con los bailarines/cantores,
vemos que los chamanes pertenecen a este mundo, pero tienen la
capacidad de hacer de mediadores con el otro mundo, el mundo
ancestral, mientras que los bailarines/cantores –cuando desempeñan su rol– son parte del mundo ancestral. Ambos terminan siendo
mediadores con el mundo ancestral, pero el poder transformador
del chamán está concentrado en la permanente relación del mundo
ancestral con los procesos naturales o fisiológicos de este mundo,
mientras que el bailarín/cantor se dedica al desarrollo creativo de
los elementos sociales y culturales. Entonces, el chamán se encarga
95
Desde el río de leche
de los alimentos, drogas, enfermedades, crecimiento, sexualidad y
la provisión de piezas de caza entre otros, mientras el bailarín/cantor reconstruye el desarrollo de la cultura Tucano valiéndose de
los productos elaborados –vegetales, pinturas, ornamentos e instrumentos– que son su expresión. La oposición complementaria de
los dos roles también se expresa en la diferencia de sus espacios, ya
que el chamán funciona en un espacio vertical, atravesando capas
cosmológicas, y los bailarines/cantores en espacios horizontales,
viajando río arriba desde Oriente.
Ámbito de las relaciones de competencia
entre grupos: guerreros
Guerreros
guamarā
(los feroces y valientes)
guari yaia
(depredadores feroces – literalmente “jaguares”)
masa sīari masa
(hombres asesinos de hombres)
Hasta dónde es posible descubrir las principales causas de las
incursiones y asesinatos, antes de la pacificación, eran venganzas
por chamanismo maligno, venganzas por asesinatos directos, peleas por mujeres y bienes rituales y, posiblemente, por tierras. Es
imposible saber si las personas se decidían atacar para obtener bienes rituales y tierras o si, simplemente, estos eran redistribuidos
como resultado de las hostilidades iniciadas por otros motivos. Los
indígenas niegan asesinar extraños para obtener esposas. El guerrero dispuesto a matar se cubría el cuerpo con pintura roja. Parece
ser que había un chamanismo especial asociado con el asesinato y
que éste se sometía a estrictas prohibiciones tras el acto. Varios
elementos del ritual masculino, especialmente la “imitación de un
ataque con lanza” durante los ritos de frutas y de iniciación masculina (ver, p. 37 del capítulo 5), están diseñados para convertir a los
hombres en guerreros valientes y feroces que “ven a sus enemigos
como animales de caza”. Otros comportamientos que promueven la
energía masculina manifiesta en la fiereza es bañarse en el río antes
del amanecer y evitar la pereza y el sueño.
96
Christine Hugh-Jones
Es claro que, en el pasado, la guerra, los ritos comunales, el
chamanismo y el matrimonio estaban relacionados entre sí. Eran
las principales modalidades de comunicación entre grupos y una
llevaba fácilmente a la otra. Los indígenas dicen que tanto el intercambio ritual de alimentos –apropiado entre grupos afines–
como las bienvenidas rituales en general son “como luchar”. Ciertamente, en las reuniones rituales hay un notorio elemento de
competencia agresiva, tanto el anfitrión como el invitado intentan
superar al otro en su capacidad para consumir yagé e inmensas
cantidades de chicha. Hoy, los chistes que llenan las pausas entre
bailes y cantos se vuelven rápidamente insultantes y se cuentan
historias de bailes en los que han ocurrido asesinatos a traición y
chamanismo maligno. Tales comportamientos están directamente vinculados al ritual de intercambio de alimentos en un mito en
el que los tántalos (Mycteria americana) llevan un regalo ritual de
hormigas a su suegra (Romi Kumu) y son atacados y asesinados
por Jaguar Saltón (Tāhō yai) al entrar a la maloca. Parece ser
que, entre los hombres jóvenes, también se daban puñetazos y
duelos con garrotes. Entonces, el asesinato debe ser considerado
como un acto extremo perteneciente a una variedad de tipos de
combate que van desde la competencia amistosa, gobernada por
reglas de juego, hasta el uso incontrolado de armas mortales. Tal
situación del pasado, con sus grados de agresión, fiestas traicioneras y alianzas cambiantes, nos recuerda las descripciones de los
Yanomanö (Chagnon, 1968).
Otro ejemplo de los grados posibles de hostilidad se da en el
campo de los procedimientos para conseguir esposas. Los matrimonios que forman parte de un intercambio previamente acordado
se dan pacíficamente, pero el traslado de una esposa en potencia se
vuelve más violento a medida que aumenta la distancia social entre
los grupos de los posibles cónyuges. Aunque las esposas, frecuentemente, son raptadas en incursiones, hay una diferencia clara entre
una redada para matar y una para obtener esposas, como lo muestra el texto Tucano de la página 25 del capítulo 4. Desde luego,
esto no descarta la posibilidad de que una guerra resulte en el rapto
de mujeres o que una redada para conseguir esposa termine en una
matanza; esto sólo significa que las redadas para conseguir esposas
están clasificadas como un acto menos hostil que el asesinato. Dicho de otra manera, la destrucción del poder de procreación patrilineal de otro grupo (matar a un hombre) es una forma más extrema
97
Desde el río de leche
de violencia que el aumento del poder procreador del propio grupo
a expensas de otros (al robar mujeres y así evitar la reciprocidad en
forma de una hermana).
Todos estos ejemplos de gradaciones de hostilidad sugieren
que el ideal del rol de guerrero, que está relacionado con el asesinato (“hombres que matan hombres”), existe como una forma
negativa extrema relacionada con otros tipos de interacción entre individuos (competencia física con gradaciones) y entre grupos
(procedimientos de matrimonio, reuniones rituales, etc.). Volveré a
tratar este punto más adelante (véanse, pp. 17 y ss. de este capítulo)
y luego, una vez más, en el análisis de las prácticas matrimoniales
(ver, pp. 19 y ss. del capítulo 4).
Análisis
La anterior descripción de los cinco roles especializados no
deja duda de la interdependencia existente entre ellos, ya que cada
uno es necesario para la supervivencia y bienestar de cualquier
grupo corporativo en un entorno tradicional. El hecho de que el
Grupo exogámico no es y, tal vez nunca haya sido, un grupo corporativo efectivo no impide que este modelo ofrezca una convincente
expresión de su unidad. El siguiente análisis trata la serie de roles
como un sistema ideológico y explora las relaciones entre los cinco
roles con ayuda de los datos ya presentados.
Analogía con las etapas de la vida
Dijimos que la estructura es “jerárquica” porque la serie
de roles especializados está asociada con el orden de nacimiento
“jerárquico” de los hermanos (grupos o individuos). El orden de
nacimiento de estos hermanos puede entenderse como un orden
político, con el primogénito detentando siempre el máximo poder,
pero cuando examinamos los roles especializados independientemente de las relaciones entre hermanos, parece que este orden
político sólo se refleja en los roles extremos: el jefe y el sirviente.
La posición de estos roles hace que toda la serie parezca de orden
jerárquico, pero de hecho, no hay nada en la naturaleza intrínseca
de los tres roles intermedios (bailarín/cantor, guerrero y chamán)
que explique por qué deben darse en ese orden en particular. Por
98
Christine Hugh-Jones
el contrario, en términos de poder político, hay motivos para considerar que los chamanes son superiores a los bailarines/cantores,
pero tal “superioridad” es contraria al orden de los roles (ver, pp.
3 y ss. de este capítulo). Dado que una jerarquía no puede tener
sino un principio organizador, debemos encontrar otra explicación
para las diferencias cualitativas entre los roles. Una reflexión más
a fondo sobre la composición del grupo de hermanos sugiere una
opción, pues en cualquier momento, el orden de nacimiento se hace
evidente en las diferencias de edad entre los hermanos –o sea, en
su alcance de diferentes etapas del ciclo de vida–. El ordenamiento
de los roles por analogía con el ciclo vital nos da una explicación
adecuada de la secuencia chamán, guerrero, bailarín/cantor. Permítanme presentar la evidencia para esto, comenzando en la base
con los sirvientes.
Ante todo, los sirvientes están por fuera o más allá de la corriente principal de los procesos sociales, separando a sus superiores
de los ínfimos y elementales trabajos productivos que atan a la sociedad a su ambiente natural. De la misma forma, la infancia está ubicada entre el que no ha nacido y el adulto competente socialmente.
Los sirvientes también son sexualmente ambiguos: hay servidores
de ambos sexos, pero incluso los hombres, pertenecen al ámbito femenino con relación al resto de la sociedad masculina. La posición de
los sirvientes es como la de los niños que, sin importar su sexo, no están sexualmente diferenciados hasta que los hombres son iniciados y
abandonan el ámbito femenino. Como los niños, los sirvientes están
bajo la autoridad de todas las otras capas de la sociedad. Al igual que
los niños, que son pre-sociales, en cuanto sean integrados a la vida
social, cuando sean iniciados o alcancen la menarquía, los sirvientes
son pre-sociales en el sentido de que los productos de su trabajo son
consumidos o utilizados en la vida social de sus superiores. A los
sirvientes se les prohíbe comunicarse con otros grupos exogámicos
debido a que no participan activamente en los rituales. Su aislamiento es aún mayor porque se casan entre ellos. Así mismo, los niños se
mantienen apartados de los visitantes y no les dan la bienvenida son
sexualmente inactivos y, por tanto, indiferentes a la preocupación general por los intercambios matrimoniales.
El rol del chamán contrasta fuertemente con el del sirviente.
En lugar de ser un miembro indiferenciado del dominio femenino,
el chamán considera a las mujeres y niños como amenazas. En lugar
99
Desde el río de leche
de casarse con su hermana, él no se casa. En esto, es similar al joven
recién iniciado que es repentinamente separado del dominio de las
mujeres y protegido de su aspecto procreador (ver, capítulo 5). Su
rol como máximo mediador entre el presente y el tiempo ancestral,
y entre los tiempos cotidianos y rituales del ciclo contemporáneo, es
paralelo a la posición del iniciado que se encuentra a medio camino
entre la niñez y la sociedad de hombres solteros que representan la
unidad del grupo de descendencia (ver, p. 43 del capítulo 2). Hemos
visto que la oposición entre unidad familiar y la unidad del grupo
de descendencia es análoga a la que hay entre la actualidad y los comienzos ancestrales: es la misma analogía que funciona para el joven
ya iniciado que se ha unido a los otros hombres solteros del grupo de
descendencia a través del contacto con los ancestros. Es, precisamente, el chamán quien logra la transformación de los niños en jóvenes
solteros al liberar a “los que regresan” en la sociedad heterosexual
tras los ritos de iniciación (véase, p. 36 del capítulo 5).
Desde el punto de vista del desarrollo del ciclo de vida, los
jóvenes iniciados han alcanzado la etapa en que podrán conseguir
esposas para luego establecer un compartimiento familiar y criar
sus hijos. El contacto directo que tienen los guerreros con los Grupos exogámicos externos es, por tanto, análogo al contacto directo
de los jóvenes al conseguir esposas. Así como el rol del guerrero es
el rol especializado que está enfocado al exterior, en el proceso del
ciclo de vida es la etapa del joven casadero la que está enfocada al
exterior. Va seguida de la creación de una unidad familiar e hijos
que serán miembros del grupo de descendencia.
Es importante enfatizar aquí el hecho de que la analogía entre el matrimonio y el rol del guerrero solamente funciona en el
contexto de la más amplia analogía entre los procesos del ciclo de
vida y el sistema de roles especializados. Mientras que el rol del
guerrero es el único dirigido exclusivamente al exterior y no se
complementa con otro rol “interno”, la guerra no es sino una de
las muchas formas de interacción con los grupos externos. El chamanismo y las reuniones rituales son otras formas que también
dependen de la actividad de los roles especializados. Además, si se
consideran la guerra y el matrimonio como formas alternativas de
interacción, éstas se diferencian claramente por su grado de hostilidad. Estos hechos ya han sido mencionados anteriormente (p.
11 capítulo 3) y, aunque no restan valor al actual argumento, sí
100
Christine Hugh-Jones
señalan la necesidad de un análisis más completo del significado
de la serie de roles en el contexto de las relaciones externas de los
Grupos exogámicos. De esto se hablará más adelante (pp. 17 y ss.
de este capítulo) y nuevamente con referencia a las reglas y prácticas matrimoniales (pp. 19 y ss. del capítulo 4).
Los bailarines/cantores son el paralelo de los hombres casados en la etapa en que construyen una familia y se reproducen. En
sus danzas y cantos, los especialistas reproducen la creación de los
grupos de descendencia ordenados jerárquicamente y, en sus roles
familiares, los hombres casados crean grupos de hermanos ordenados jerárquicamente. Las dos fases del ritual, canto (río arriba) y
danza (en tierra) pueden verse como analogías de la relación entre
pene y útero –los elementos creativos opuestos en el proceso de reproducción sexual– cuyo resultado es el grupo de hermanos. Esto
completa una serie de analogías, algunas de las cuales ya han sido
establecidas (véanse, pp. 18 del capítulo 2 y 8 del capítulo 3):
tierra
agua
resultados
creación
baile (con mujeres)
canto (sin mujeres)
era de descendencia
era de pre-descendencia
unidades familiares
unidad del grupo de descendencia
útero
pene
La analogía específica entre las fases del ritual y los elementos
de la reproducción sexual está respaldada por la exclusión de las
mujeres y niños de las sesiones de canto y su inclusión en las de
baile. De hecho, hay un rol femenino especial, intermedio: “responder” al baile (basa kudi-). La mujer que lo cumple se encuentra de
pie en el centro de la maloca y rodeada de bailarines, ella sostiene
a un niño pequeño en su cadera y canta en una nota alta continua,
que contrasta con los sonidos profundos y rítmicos de la danza.
Es tentador considerar a esta mujer como la representación del
producto de los elementos sexuales opuestos, como el feto mismo.
101
Desde el río de leche
Sospecho que esta unidad de mujer y niño representa a la embarazada Meneriyo en la maloca de los jaguares danzantes, pero no
tengo evidencia al respecto. Warimi, el hijo de Meneriyo, tuvo un
nacimiento prematuro y violento cuando su madre fue asesinada
por los jaguares danzantes y fue conocido por sus llantos de tono
alto y gritos ininteligibles (S. Hugh-Jones, 2011 [1979], M.4.D.).
La posición del jefe es paralela a la del hombre casado cuyos
hijos están creciendo. Como el jefe, que tiene autoridad total sobre
los sirvientes, el padre tiene total autoridad sobre sus hijos hasta
que sean iniciados y queden parcialmente bajo el control del chamán y otros parientes rituales (ver, p. 39 del capítulo 5).
El análisis de Stephen Hugh-Jones (2011 [1979]) de los ritos
de iniciación incluye un análisis de la relación entre el sistema de
roles especializados, las categorías de los participantes en los ritos
de iniciación y los diferentes tipos de flautas y trompetas usados
durante estos rituales. Su estudio llega a conclusiones muy similares a las mías sobre la homología entre el desarrollo del ciclo de
vida y la serie de roles especializados. No obstante, haciendo análisis independientes sobre datos más exhaustivos obtenidos fuera
del contexto de los ritos He wi, he podido presentar esta analogía
en mayor detalle. En general, los datos sobre la iniciación –especialmente aquellos relacionados con la clasificación de las flautas y
trompetas de acuerdo con los roles especializados– respaldan fuertemente las analogías descritas.
El proceso de cinco etapas descrito con relación a los cinco
roles especializados evidentemente no cubre todo el ciclo de vida
desde el nacimiento hasta la muerte, ya que comienza y termina
con una relación padre-hijo. Es un ciclo de reproducción social que
cubre una sola generación y la transformación del niño en padre.
En la analogía básica anteriormente establecida entre la serie
de roles especializados y las cinco etapas de la reproducción de una
generación del grupo de descendencia, hay una correspondencia
obvia con la organización del espacio de la maloca. En la discusión
sobre el desarrollo del grupo de la maloca vimos que la infancia
se pasa en el ámbito familiar, representado espacialmente por los
compartimentos familiares de la periferia. Posteriormente, con la
iniciación, los niños se transfieren a una sociedad unificada de jóvenes del grupo de descendencia que duermen en el centro de la maloca. Cuando estos jóvenes se casan, comienzan familias y eso los
102
Christine Hugh-Jones
transfiere nuevamente a los compartimientos periféricos con el estatus de padres. Este es un proceso de creación cíclica y dispersión
de los hombres de una generación del grupo local de descendencia;
el movimiento creativo se da de la periferia al centro y el movimiento de dispersión del centro a la periferia. En el sistema paralelo
de roles especializados, las etapas intermedias de transformación
(iniciación y reproducción sexual) están representadas por los chamanes y bailarines/cantores, respectivamente. Acorde con esto,
ambas operan en el ámbito metafísico cuya función es la mediación
entre el pasado ancestral y el presente. Ya hemos visto que el grupo
unificado de jóvenes contrasta con las unidades de padres e hijos
de los compartimentos familiares de la misma manera en que la era
de “pre-descendencia” de los inicios míticos contrasta con la era
contemporánea de “descendencia”, en la que la reproducción depende de las mujeres. Por esto, los chamanes y bailarines/cantores
ocupan posiciones que son metafóricamente intermedias entre el
pasado y el presente, de acuerdo con sus habilidades especializadas.
Esto se ve respaldado por la posición del sendero de baile: entre el
espacio central –demarcado por los cuatro postes principales de la
maloca– y los compartimentos periféricos y la posición del grupo
de cantores entre la puerta principal y el centro de la maloca (véase,
la figura 5). El análisis, hasta este punto, se resume en la figura 7.
Analogía con las relaciones externas
He hecho énfasis en el aspecto progresivo de las cinco etapas de
la vida –que es intrínseco al grupo de descendencia–, pero la reproducción del grupo de descendencia depende de las relaciones externas con
aquellos grupos que les proveen de esposas. La diferente substancia
de los Grupos exogámicos opuestos, manifiesta en sus hijas casaderas,
debe ponerse bajo control por medio del matrimonio y transformarse
–por la reproducción sexual– en niños del grupo de descendencia. El
paso de la niñez a la paternidad está marcado por el paso de la ausencia
de relaciones afines a la formación y uso de tales relaciones en la etapa
de vida posterior a la iniciación. Si retornamos a la serie de roles especializados, las posiciones extremas de jefe y sirviente están claramente
marcadas por una exogamia (poligamia) y una endogamia exageradas, respectivamente. Esto es suficiente para sugerir que la serie puede
ser leída como una progresión desde relaciones negativas con grupos
externos hacia relaciones positivas con estos mismos. Los pasos de
103
Desde el río de leche
la progresión no son evidentes en la caracterización de los tres roles
del medio porque, aunque los chamanes deben permanecer solteros
(y, por tanto, no son ni endogámicos ni exogámicos), no se mencionan
las prácticas matrimoniales correctas para guerreros y bailarines/cantores. Al igual que con la jerarquía política, la relación jefe-sirviente
establece los extremos y los roles intermedios señalan la transformación de uno a otro de forma menos directa. Siguiendo nuestra anterior
observación de que cada uno de estos tres roles es importante en los
asuntos externos, ahora es posible demostrar que pueden ser clasificados de negativo a positivo de acuerdo con el carácter de las relaciones
externas que producen.
Los sirvientes, en la base de la jerarquía, no tienen contacto
con el exterior. Los chamanes se comunican con los poderes metafísicos destructivos, “viendo” o “viajando” a donde el enemigo, pero
permaneciendo físicamente en la maloca. El guerrero, de hecho, se
desplaza hasta la maloca enemiga usando la misma energía física
para viajar y luchar: el combate es concreto y cara a cara. Los bailarines/cantores actúan frente a los bailarines/cantores invitados en
una relación semiamistosa: su interacción con los forasteros es a la
vez cooperativa y competitiva. Los jefes, en la cima de la jerarquía,
son quienes organizan e inician todas estas formas de contacto.
Dejando de lado los roles extremos de jefe y sirviente, los aspectos de relación con el exterior en los roles intermedios pueden
organizarse así:
Chamanes
Agresión metafísica
Guerreros
Bailarines/cantores
Agresión física directa
Cooperación física directa
mezclada con agresión
controlada
Utilizando la evidencia proveniente de la descripción de los roles especializados, parece ser que cada uno de los cinco roles es doble
–tiene un aspecto interno y otro externo–. Los sirvientes sostienen
la existencia física del grupo de descendencia y no tienen contacto
con grupos externos; los chamanes promueven la vida y el crecimiento interno y utilizan el mismo poder para promover la enfermedad y muerte de los forasteros; los guerreros defienden y protegen
al grupo de descendencia y atacan y asesinan a los forasteros; los
bailarines/cantores constituyen el vínculo con el origen del grupo
104
Christine Hugh-Jones
Hijo:
Familia de
nacimiento
cia
do
Sirviente
Ini
Chamán
Guerrero
Padre:
familia de
procreación
se
y p casa
roc
rea
Bailarín /
cantor
Jefe
PATERNIDAD
JEFE
PROCREACIÓN
BAILARÍN / CANTOR
JUVENTUD
GUERRERO
INICIACIÓN
CHAMÁN
NIÑEZ
SIRVIENTE
Fig.7 Organización concéntrica de los roles especializados y estructura de la maloca.
Figura 7. Organización concéntrica de los roles especializados y la estructura de la maloca.
105
Desde el río de leche
de descendencia y actúan en las reuniones rituales comunales a las
que se invitan forasteros; los jefes gobiernan los asuntos internos
y representan al grupo de descendencia en las relaciones externas.
Expuesto de esta manera, el funcionamiento interno del grupo de descendencia parece estar íntimamente relacionado con su
funcionamiento externo. La serie puede leerse de abajo hacia arriba
como una transformación de la autosuficiencia –que implica relaciones negativas con los grupos externos– a una positiva interdependencia entre grupos. El extremo de la endogamia está conectado a su opuesto de poligamia exogámica por relaciones cada vez
más seguras y controladas. La guerra, por ejemplo, aun cuando es
una forma arriesgada de comunicación negativa, requiere contacto
físico y siempre existe la posibilidad de que el motivo de la disputa
se resuelva en discusiones formales en lugar de llegar a la violencia.
La guerra es, entonces, más controlada y potencialmente constructiva que el chamanismo agresivo, que sólo puede resultar en represalias metafísicas o de guerra.
De forma similar, los intercambios rituales que requieren de
la actuación de los bailarines/cantores representan relaciones más
amistosas que las de la guerra. Sin embargo, en el caso de las reuniones rituales, el resultado de las interacciones entre anfitriones
e invitados puede ser la consolidación o el deterioro de la amistad
(p. 11 de este capítulo). La agresión metafísica, la guerra y el intercambio de invitaciones rituales son, entonces, modalidades alternativas de comunicación entre los grupos y una puede llevar a
otra. Están asociadas a los roles jerárquicamente organizados de
chamán, guerrero y bailarín/cantor de tal forma que la serie de
roles, leída de abajo hacia arriba, representa el proceso de establecimiento de amistades con grupos externos aunque leída de arriba
hacia abajo representa alejamiento. Si se acepta esta interpretación,
parecería que el matrimonio exogámico –que está enfatizado por la
poligamia de los jefes– representa la forma suprema de la “amistad”
o interdependencia entre grupos. Aunque esto es cierto en algunos
vínculos matrimoniales, en otros no lo es, ya que el grado de amistad y confianza mutua entre los grupos vinculados por matrimonio
es muy variable. Por el momento, podemos anticiparnos al análisis
de las normas y prácticas matrimoniales con el fin de establecer
que las relaciones más cercanas, amistosas y mutuamente benéficas
entre los grupos que no son agnáticos son aquellas que se dan entre
106
Christine Hugh-Jones
grupos relacionados por alianzas matrimoniales perpetuas. En el
capítulo cuatro presentaré evidencia que demuestra que las relaciones de alianza perpetua entre grupos son consideradas más seguras
que aquellas que implican el intercambio de invitaciones rituales.
Provisionalmente, asumiré que el rol de jefe en el sistema de roles especializados es análogo a la de alianza perpetua en el orden jerárquico de modalidades de comunicación entre grupos exogámicos.
Los resultados del análisis hasta este punto se exponen en la figura 8.
La anterior interpretación de la jerarquía de roles especializados muestra cómo una progresión del aislamiento y la autosuficiencia hacia una mutua interdependencia social entre grupos se
logra por medio del intercambio de mujeres. Esto es totalmente
coherente con la conclusión anterior de que la jerarquía es análoga
al paso de la infancia a la paternidad. El niño no iniciado no tiene
ninguna interacción significativa con forasteros, la iniciación y el
futuro desarrollo representan el comienzo de tal interacción y su
consolidación en el matrimonio y la reproducción.
También se deduce de mi interpretación que las etapas –ya sea
de modalidades de comunicación con grupos externos o de roles
especializados– también representan las relaciones con forasteros
en una decreciente distancia social, leyendo de abajo (demasiado
lejos para que haya ningún contacto) hacia arriba (vecinos afines
cercanos). La secuencia puede leerse como una progresión temporal para establecer amistad con un grupo específico hasta entonces
desconocido o como una estructura sincrónica en la que todos los
grupos externos pueden ser clasificados de acuerdo a su distancia
social con respecto al grupo de referencia. En la medida en que la
distancia social y geográfica se corresponden, esperaríamos que las
acusaciones de asesinato chamanístico fueran lanzadas contra los
grupos conocidos más distantes, la guerra se hiciera contra grupos menos distantes, las invitaciones rituales se intercambiaran
con grupos moderadamente cercanos y las alianzas matrimoniales
perpetuas se establecieran con los grupos más cercanos. Es difícil
establecer la existencia de tal patrón en ausencia de guerras, pero si
la guerra se combina con el chamanismo agresivo, el modelo resultante de comunicación intergrupal encaja bastante bien en la actual
situación (figura 8).
Es necesario hacer dos aclaraciones sobre la aplicación de este
modelo en la situación actual. La primera y, más específica, tiene que
107
108
Sirvientes
Trabajo productivo
Afines cercanos
Cambio en las relaciones
entre Grupos exogámicos
Grupos distantes
desconocidos
Contacto incrementando
No hay contacto
Destrucción metafísica
ahora
suprimida
Destrucción física
Cooperación tenue
Intercambio de mujeres
Forma de comunicación con
Grupos exogámicos externos
Aspecto externo
Contacto disminuyendo
Figura 8. Funcionamiento de los aspectos internos y externos de los roles especializados.
Chamanes
Cuidado metafísico
Bailarines / cantores
Contacto ritual con el mundo ancestral
Guerreros
Jefes
Control del funcionamiento
interno
Protección física contra los
forasteros
Roles especializados
Funcionamiento del
Grupo exogámico
Aspecto interno
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
ver con el intercambio de invitaciones a los eventos rituales. Dicho
comportamiento es común entre comunidades vecinas vinculadas
por matrimonios así como entre grupos un poco más distantes.
No obstante, los tipos de reuniones rituales varían bastante: la
oposición entre anfitriones e invitados es más fuerte y la hostilidad latente es más evidente, durante los rituales de intercambio de
alimentos. El intercambio ritual de alimentos se organiza normalmente entre comunidades moderadamente distantes y, durante el
rito mismo, es común ver que se incluyen los afines más cercanos
en los grupos de los donantes y receptores. Esta relación ideal entre las partes de un intercambio ritual de alimentos se discutirá
más adelante (p. 15 del capítulo 4) y la variedad de reuniones rituales se menciona en el análisis de los ritos de iniciación masculina
(pp. 36 y ss. del capítulo 5). La segunda aclaración es que el grupo
local de descendencia, más que el Grupo exogámico como totalidad, es la unidad significativa en la mayoría de las interacciones
entre comunidades. He sugerido hasta ahora que los “forasteros”
son todos afines en potencia, pero desde el punto de vista del grupo
de una determinada maloca, eso no es cierto porque muchas de las
comunidades de los alrededores pertenecerán al mismo Grupo exogámico. Los indígenas dicen que el chamanismo agresivo, la guerra
y el intercambio ritual de alimentos son formas inapropiadas de comunicación entre comunidades relacionadas agnaticiamente, pero
las acusaciones de chamanismo, las historias de antiguas batallas y
los patrones reales de intercambio de alimentos no siempre lo confirman. No obstante, los Grupos exogámicos siempre conservan su
función exógama de tal forma que, a pesar de permitirse algunos
intercambios “inapropiados”, las comunidades relacionadas agnaticiamente no se casan entre ellas.
En resumen, los cinco roles especializados están organizados
en orden jerárquico, según el orden de nacimiento de los fundadores de los clanes que poseen dichos roles. También pueden organizarse en un orden concéntrico de acuerdo con los tres dominios
en los que están distribuidos. Mientras la oposición entre los roles
extremos de jefe y sirviente es obvia en la naturaleza de los roles,
el ordenamiento de los roles intermedios –chamán, guerrero, bailarín/cantor– exige una explicación. Se han presentado dos hipótesis
para explicar el orden de los cinco roles. La primera, ve la serie de
roles como análoga a las cinco etapas de la vida de un hombre en
una generación del grupo de descendencia; la segunda, considera
109
Desde el río de leche
la serie de roles como una forma de relacionar el funcionamiento
interno de los Grupos exogámicos con la gama de modelos de comunicación con los grupos externos. Hemos visto que cada rol tiene un aspecto “interno” y otro “externo” y que los aspectos externos, a medida que nos movemos de sirvientes a jefes, representan
la creciente cercanía y seguridad en las relaciones con los grupos
externos. Aunque este argumento parece un tanto especulativo, se
ve reforzado por el análisis de las categorías de parentesco de la
generación-O y el matrimonio, que veremos a continuación. Por
una parte, como las normas y preferencias matrimoniales se expresan en términos de categorías de parentesco, que exigen una amplia explicación, no habría sido práctico incluir la discusión sobre
el matrimonio en el presente capítulo. Por otra parte, el posponerla
ha tenido algunas desventajas porque, como he indicado con frecuencia, el matrimonio está íntimamente relacionado con los otros
tipos de comunicación intergrupal. Por esta razón, me reservo los
comentarios sobre el valor general de la segunda hipótesis hasta el
final del siguiente capítulo.
110
Parte IV
Parentesco
y matrimonio
Desde el río de leche
Introducción
L
a terminología de parentesco Barasana es una variación del Dravídico básico (Dumont, 1953). En este tipo
básico, los miembros de la generación de ego son o
“hermanos clasificatorios” o “primos cruzados clasificatorios”. Los
hermanos clasificatorios del sexo opuesto a ego tienen prohibido el
matrimonio y los primos cruzados clasificatorios del sexo opuesto
a ego tiene n, potencialmente, opción de matrimonio. En la terminología Barasana, existen aun más distinciones entre estas categorías de generación-O. Aunque hay una oposición fundamental
entre miembros del sexo opuesto casaderos y no casaderos, existe
también una graduación de esta condición en términos de sub-categorías. No sería relevante profundizar aquí en una discusión detallada del sistema terminológico completo ni de las categorías de
la generación-O. En su lugar, será suficiente un breve repaso de la
clasificación de la generación-O, el uso de sus términos, las normas
matrimoniales y las preferencias expresadas en términos de éstas. J.
Jackson ha analizado en varias obras una gran cantidad de información sobre las prácticas matrimoniales en el Vaupés y la terminología de parentesco de la generación-O Bará (recolectada en Caño
Inambú); el lector puede referirse a ellas para obtener información
adicional y conocer diversas perspectivas analíticas (1972, 1973ª,
1976, 1977). El sistema terminológico, las normas matrimoniales y
las preferencias descritas por Jackson son muy similares al material
aquí presentado. No obstante, los términos para los primos cruzados bilaterales indiferenciados (tenyua pl., tenyu m., tenyo f., tanto
en Barasana como en Bará), que son de gran importancia para los
Barasana y sus vecinos inmediatos –los Bará de Caño Colorado–
aparentemente no son usados entre los Bará de Inambú.
El énfasis se hará en las categorías de la generación-O debido
a que las normas y preferencias matrimoniales se expresan en términos de éstas. Dichas categorías pueden ser ordenadas en series
de acuerdo con las posibilidades de matrimonio de las mujeres de
cada una y existe evidencia que sugiere una analogía entre estas
series y la jerarquía de roles especializados analizada en el capítulo
anterior. La demostración de esto va seguida por una discusión de
112
Christine Hugh-Jones
las prácticas matrimoniales que muestra que los procedimientos
para conseguir una esposa pueden estar relacionados tanto con las
categorías de la generación-O como con las series de modalidades
de comunicación entre grupos que se derivaron de la jerarquía de
roles especializados del capítulo anterior.
Las categorías de la generación-O
Los términos a los que nos referimos específicamente en
esta sección son términos clasificatorios: se presentan en la figura 9A, con las glosas que utilizaré para ellos. En lo sucesivo,
cuando las glosas aparezcan en el texto entre comillas será para
indicar que los términos a los que se refiere cubren los parientes
primarios y clasificatorios.
En la figura 10 se presenta un modelo simplificado de los términos usados por un ego masculino. No incluye todos los términos
enumerados en la figura 9A, ni los términos individualizadores. Puede
compararse con la lista exhaustiva de términos usados por hombres
y mujeres del apéndice 2. Presentado de esta manera, el sistema terminológico concuerda con un sistema matrimonial de “organización
doble”, en el que las hermanas son intercambiadas entre grupos opuestos. Sin embargo, en la práctica, existen un gran número de Grupos
exogámicos y los miembros de cualquiera de ellos pueden tomar consorte entre una variedad de otros Grupos exogámicos. Las subcategorías de “hermanos agnáticos” y “hermanos uterinos”, por una parte, y
los “primos cruzados patrilineales” y “primos cruzados matrilineales”,
por otra, sólo pueden entenderse en el contexto de esta situación.
En la generación de ego, los hermanos agnáticos, miembros
del Grupo exogámico de ego, se distinguen de los uterinos –aquellos que tienen la misma madre de ego o una madre del mismo
Grupo exogámico que la madre de ego–. Si un “hermano uterino”
también es “hermano agnático”, el vínculo agnático tiene prioridad. A partir de ahora, adoptaré la parcialización patrilineal de los
Barasana y me referiré a los hermanos agnáticos como “hermanos”
y a los hermanos uterinos como “hijos de madre” –una traducción
directa del término Barasana hako rīa–.
Aunque la relación entre hermanos está cubierta por la expresión singu rīa o singu hanerā batia, “los hijos de un solo hombre” o “los
dispersos descendientes de un hombre”, no existe un término ego-
113
Desde el río de leche
A TÉRMINOS DE LA GENERACIÓN-O Y GLOSARIO EN ESPAÑOL
Hermanos mayores
Hermano mayor
Hermana mayor
Hijos de la madre
Hijo de la madre
Hija de la madre
Hijos de la hermana del padre
Hijo de la hermana del padre
Hija de la hermana del padre
Hijos del hermano de la madre
Hijo del hermano de la madre
Hija del hermano de la madre
Hermanos menores
Hermano menor
Hermana menor
Primos cruzados bilaterales
Primo cruzado bilateral
Prima cruzada bilateral
ngana
gagu
gago
hako rĩa
hako maku
hako mako
mekaho rĩa
mekaho maku
mekaho mako
hakoarumu rĩa
hakoarumu maku
hakoarumu mako
bedera
bedi
bedeo
tenyua
tenyu
tenyo
B DIFERENCIACIÓN ENTRE HERMANOS “MAYORES” Y “MENORES”
1
2
3
1
1
2
2
3
4
5
Hermanos mayores
Hermanos menores
Nota: el número indica el orden de nacimiento entre los hermanos
Convención:
hombre o mujer
Figura 9. Términos de parentesco de la generación-O
Fig.9. Términos de parentezco en la generación-O.
114
Christine Hugh-Jones
Agnatos
Afines
ff/mf
+2
ff/mf
fb
+1
fz
be
buamu
ze
mekaho
buamu
mekaho
mb
-2
bedi
mbs / fzs
mbd / fzd
zy
-1
hakoarumu
buamo
mz
by
0
nĩku
nĩko
s
d
tenyu
tenyo
bedeo
maku
mako
zs
zd
ss / zss
sd / zsd
haroagu
haroago
hanami
hanenyo
Nota: los términos individualizadores para P, M, EP, EM, E no se incluyen; tampoco la
totalidad de los términos de la generación-O: véase el apéndice 2 para otros términos.
Figura 10. Terminología de parentesco simplificada para ego masculino (en forma de
“Cuadro Dravídico”).
orientado que abarque a todos los hermanos. Todos los hermanos
son o “mayor” o “menor” que ego. La edad como tal sólo es importante en un grupo de verdaderos hermanos agnáticos; la jerarquía relativa de los hermanos clasificatorios depende del orden de nacimiento
al interior del grupo de hermanos pertenecientes a las generaciones
anteriores. Lo que determina la jerarquía relativa de los verdaderos
primos patrilaterales paralelos es el orden de nacimiento del grupo
de hermanos del padre. Las personas no necesitan memorizar estos
hechos genealógicos porque, como ya se mencionó, el sistema de jerarquía da origen a un orden interno coherente en los grupos de descendencia, en los cuales cada individuo tiene una posición única. La
posición del grupo de hermanos de ego está determinada por la posición de su padre con respecto a otros miembros de su generación y
la posición de ego en su propio grupo de hermanos está determinada
por el orden de nacimiento (figura 9B). El hecho de que la verdadera edad relativa sea ignorada fuera del grupo de hermanos produce
115
Desde el río de leche
una situación en la cual los “hermanos mayores”, los “hermanos del
padre” e, incluso, los “hermanos del abuelo” pueden ser menores que
ego en términos de edad real.
Entre los “hijos de madre”, no existe la distinción entre mayor/
menor: los términos son usados recíprocamente por ego y alter (con la
terminación masculina o femenina correspondiente). Otros usos de los
términos, aparte de aquellos en los que la identidad común al grupo de
la madre de ego o alter es reconocida, son entre co-esposas y esposas
de hermanos, entre co-esposos (que, hasta donde sé, sólo existen en los
mitos) y esposos de hermanas, y entre aquellos que son “afines de afines” entre ellos, por ejemplo, entre el cónyuge de un “primo cruzado”
y un “primo cruzado” de un cónyuge. Es imposible apreciar la forma en
que este último uso funciona si no se entiende la forma en que se diferencian las sub-categorías de “primos cruzados”, pues sólo algunos de
los tenyua de ego se convierten en “hijos de madre” si se casan con otro
de los tenyua de ego; esto depende de la fuerza relativa de los vínculos
del primo cruzado y se discutirá a continuación. En general, todos los
usos del término “hijos de madre” encajan en la descripción general
“afines de afines”, pues en cada caso, están involucrados tres Grupos
exogámicos: el de ego; un segundo del que proviene la madre o esposa
de ego y un tercero que también recibe mujeres del segundo (véase, p.
19 de este capítulo para una discusión más amplia de este punto). Entonces, la relación “hijo de madre”/ “hijo de madre” es de competencia
entre los miembros de diferentes Grupos exogámicos por las mujeres
de un tercer grupo.
La categoría de “primos cruzados” abarca a todos los miembros de la generación de ego que no son hermanos ni hijos de madre. De acuerdo con la lógica del sistema de términos presentado
en la figura 10, los “primos cruzados” clasificatorios son hijos tanto
de mekaho –“hermana del padre” (=MBW)*– como de hakoarumu
–“hermano de la madre” (=FZH)*. Aunque los Barasana ciertamente plantean esto como una propuesta general, en algunos contextos
prefieren diferenciar entre “primos cruzados patrilaterales”, mekaho
rīa, y “primos cruzados matrilaterales”, hakoarumu rīa. En este caso,
los “primos cruzados patrilaterales” son hijos de mujeres que pertenecen al mismo Grupo exogámico que ego y a la generación del
padre de ego; y los “primos cruzados matrilaterales” son hijos de
hombres que pertenecen al mismo Grupo exogámico y generación
de la madre de ego. Así pues, es posible distinguir los primos cru-
116
Christine Hugh-Jones
zados de acuerdo con la membrecía exacta en un Grupo exogámico
de los padres de alter con relación a la de los padres de ego. Las
categorías unilaterales de primos cruzados constituyen una serie
basada en la común membrecía del Grupo exogámico de los padres
de ego y alter. Si la madre de alter es “hermana” del padre de ego en
el Grupo exogámico, pero el padre de alter también es “hermano”
del Grupo exogámico de la madre de ego, al escoger un término
unilateral el vínculo patrilateral tiene prioridad, tal como sucede en
el caso de los primos paralelos bilaterales (figura 11).
Estas subcategorías dejan una categoría residual de primos
cruzados entre los tenyua: aquellos que no pertenecen a un Grupo
exogámico en común con alguno de los padres de ego, pero de todas
maneras, pertenecen a Grupos exogámicos externos. Son considerados como miembros de la generación de ego que no merecen ser
llamados ni “hermanos” ni “hijos de madre”. De los comentarios hechos por los indígenas sobre los términos que utilizan, es claro que
estos “primos cruzados no relacionados” –como los denominaré– a
duras penas hacen méritos para que se les asigne el término de “primos cruzados”. Dichos términos se usan a falta de otros cuando es
necesario dirigirse a miembros no relacionados de la generación-O;
sin embargo, un ego femenino normalmente evitará utilizar los términos cuando saluda a estas personas. Son estos “primos cruzados
no relacionados” los que se convierten en “hijos de madre” al casarse
con un “primo cruzado patrilateral o matrilateral”.
Esta discusión ha sido algo simplificada con el fin de dar
unos antecedentes claros para la discusión sobre la escogencia de
los cónyuges. En el apéndice 2 se describen otros términos de la
generación-O para los parientes políticos. También debo agregar
que tenyu y tenyo pueden glosar como “parejas de intercambio masculinas y femeninas”. Esto se ve ilustrado por el uso de He tenyu,
el término para una persona que no es pariente, pero con quien
se intercambian ritualmente las vestiduras sagradas. Una vez tiene lugar un matrimonio, sin importar los vínculos de parentesco
preexistentes, el esposo y el hermano de la mujer se convierten
en tenyua por excelencia, de tal manera que si uno pregunta quién
es el tenyu de un hombre, la respuesta inmediata es el hermano de
su esposa o el esposo de su hermana. Este hombre no puede ser
un mekaho maku ni un hakoarumu maku. Esto quiere decir que mi
discusión anterior aplica a la determinación de la clasificación de la
117
E
E
118
A
E
A
=
Hija de la madre
hako mako
E
=
Alter
A
A
=
Primos cruzados
residuales
tenyo o sin relación
E
=
Ego
E
A
=
Hija del hermano
de la madre
hakoarumu mako
E
=
Indica verdaderos hermanos
o hermanos clasificatorios.
Ej. del mismo Grupo exogámico.
Convenciones
Figura 11. Relaciones de parentesco de la generación-O (según las relaciones entre los padres de ego y alter).
Hermana mayor
o men0r
gago / bedeo
=
=
Hermana mayor
o men0r
gago / bedeo
=
=
A
Hija de la hermana
del padre
mekaho mako
E
=
A
E
=
=
=
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
generación-O por matrimonios en la generación ascendiente (+1).
Como mostraré, estas categorías son las relevantes para el matrimonio de ego, pero una vez él y sus hermanos comienzan a casarse,
las nuevas relaciones son tomadas en cuenta.
Aunque la mayor importancia de las sub-categorías unilaterales
de “primo cruzado” es en función del matrimonio, estas categorías
no son simples términos descriptivos. Son usadas en el trato diario,
pero principalmente entre individuos de sexo opuesto o entre dos
mujeres. Los hombres tienden a usar el término tenyu al dirigirse a
sus primos cruzados de sexo masculino, incluso si las sub-categorías
son aplicables. Excepto entre dos hombres, el uso de tenyu o tenyo
en el trato se considera técnicamente correcto, pero con frecuencia,
muy incómodo ya que implica un matrimonio potencial. Supongo
que el hecho de que las relaciones entre “primos cruzados” hombres
no conlleve esta incomodidad está relacionado a su estatus como participantes activos en el arreglo del matrimonio. Los términos unilaterales de primos cruzados también implican un matrimonio potencial, pero en lugar de enfatizar la libertad de la actual generación
para escoger sus cónyuges, enfatizan la dependencia de los patrones
matrimoniales de la actual generación en los matrimonios de la generación anterior. En otras palabras, los términos generales tenyu y
tenyo implican “podríamos relacionarnos en matrimonio”, mientras
que los términos unilaterales implican “estamos relacionados por un
matrimonio anterior, lo cual puede implicar que nos relacionemos
por matrimonio en nuestra generación”.
Normas y preferencias matrimoniales
Habiendo establecido que la membrecía en el Grupo exogámico
de los cuatro padres de ego y alter es definitiva en la distribución de los
términos de la generación-O, podemos pasar a las normas y preferencias matrimoniales que se expresan en términos de estas categorías.
Normas negativas
Antes que nada, es importante aclarar que en Barasana no existe
una palabra para incesto. Casarse con alguien de una categoría prohibida está incluido en el verbo yoke-, que también se aplica a las acciones
de los locos, la aparición de malos augurios y las manifestaciones de
119
Desde el río de leche
los espíritus. Las personas que se casan con cónyuges prohibidos son
comparadas con los animales de la selva, especialmente los jaguares
(que son vistos en muchas formas como la contraparte más cercana
del hombre en la selva). De ellos se dice también que han “perdido el
camino” o “confundido el sendero” (ma wisi-). En principio, el único
matrimonio permitido es con una tenyo para el hombre y un tenyu para
la mujer. Es prohibido casarse con un “hermano” o un “hijo de madre”,
pero el matrimonio con un “hermano” se considera peor que aquel con
un “hijo de madre”. En la práctica, el primero es muy raro y muy llamativo debido a la pertenencia de ambos al mismo Grupo exogámico:
los segundos son más frecuentes y menos llamativos porque los miembros de la pareja pertenecen a distintos grupos. En ambos casos, un
vínculo genealógico más fuerte (entre los “hermanos” o, en el caso de
los “hijos de madre”, entre las madres) se considera un mayor obstáculo para el matrimonio que uno más distante.
El matrimonio entre generaciones también está prohibido, aunque es bastante frecuente. Con frecuencia, el estatus generacional
de alter es ambiguo –dependiendo de la forma en que se rastree la
relación–, pero si hay un vínculo genealógico cercano entre ego y
alter, los matrimonios inter-generacionales llevan a inconsistencias
evidentes en el uso de los términos de parentesco. La pareja es criticada y se hacen muchas bromas sobre cómo dirigirse a ellos, pero a
pesar de todo, el matrimonio con alguien de la generación incorrecta
de un Grupo exogámico externo generalmente se considera sólo ligeramente incorrecto. Con respecto a todos los matrimonios fuera
de la categoría establecida de tenyo, pero entre personas de diferentes
Grupos exogámicos, es significativo que los receptores originales de
una esposa en un matrimonio individual tiendan a resaltar la corrección del matrimonio y, así, enfatizar la legitimidad de sus derechos.
No obstante, cuando quienes entregan a la esposa exigen reciprocidad, están más preocupados por llevar a término el intercambio que
por la relación exacta entre los potenciales cónyuges1.
1
Sé de casos de matrimonios con la hija de la verdadera hermana y también con la
hija del esposo de la hermana en un matrimonio anterior. Estos se justifican por
la necesidad de hacer un intercambio cuando la edad y la estructura del grupo
de hermanos impiden el intercambio de una hermana. Aunque son considerados
una buena solución desde el punto de vista de un intercambio justo, las personas
no pasan por alto la confusión causada por el matrimonio con un haroago –algo
comparable con el caso trío en que tales matrimonios oblicuos son “primarios y
fundamentales”– (Rivière, 1969, 273).
120
Christine Hugh-Jones
Normas positivas
Siempre se afirma que un hombre debe casarse con su tenyo
y que la forma correcta de hacerlo es el intercambio de hermanas2. El matrimonio ideal ocurre cuando dos hombres intercambian
hermanas verdaderas en una sola generación. De acuerdo con la
estructura familiar ideal, los niños y niñas nacen intercalados de
tal manera que haya unidades de intercambio: parejas de hermanos
formadas por un hermano mayor y la hermana que nació después
de él. No obstante, el intercambio recíproco se reconoce aun cuando los vínculos entre hermanos sean clasificatorios, pero dentro
del mismo grupo local de descendencia, o cuando el matrimonio
recíproco ocurre en la siguiente generación (matrimonio FZD)*3.
El intercambio de hermanas es coherente con el reconocimiento de
una categoría unitaria de primos cruzados bilaterales, por lo que
hasta ahí el funcionamiento de la norma matrimonial no presenta
problemas. Sin embargo, entre las mujeres clasificadas como tenyo,
la pareja ideal es la verdadera o más cercana hija de la hermana del
padre, clasificada en la sub-categoría de mekaho mako. No habiendo
una mekaho mako cercana, es preferible casarse con una verdadera
o cercana hakoarumu mako y, si ésta tampoco existiera, se escoge
una distante mekaho mako, hakoarumu mako o una “prima cruzada
no relacionada”. La opción menos apropiada es una “prima cruzada no relacionada” –una mujer que no tiene una madre del amplio
Grupo exogámico del padre de ego, ni un padre del amplio Grupo
exogámico de la madre de ego. Aunque escribo como si hubiese una
jerarquía de opciones clara, en la práctica muchos factores influyen
en la escogencia de qué familia o comunidad debe ser contactada
para conseguir una esposa: algunas se discuten más adelante. Para
el análisis actual, las preferencias matrimoniales pueden resumirse
así: la pareja ideal es un “primo cruzado patrilateral” (FZD) genealógicamente cercano, la siguiente opción es un “primo cruzado
matrilateral” (MBD)*4 genealógicamente cercano y estos dos tipos
2
Existe alguna evidencia de que se cree deseable casarse con una mujer de un clan
externo de igual rango al propio: por ejemplo, los “jefes” solo deben casarse con
hijas de “jefes”. Sin embargo, este ideal no se refleja en los patrones matrimoniales existentes.
3
FZD, por sus iniciales en inglés en español significan: F, padre; Z, hermana; D, hija
(N. de T.).
4
MBD, por sus iniciales en inglés significan: M, madre; B, hermano; D, hija (N. de T.).
121
Desde el río de leche
genealógicamente cercanos son preferidos a los primos cruzados
clasificatorios. Obviamente, la distancia genealógica es un asunto
tanto de grado como de contexto; no obstante, habiendo señalado
la prioridad dada a los vínculos de hermandad más cercanos entre
los padres de alter y ego –sobre otros más distantes–, simplificaré
la discusión presentando las preferencias como una serie simple:
mekaho mako, hakoarumu mako, tenyo no relacionada.
Los Barasana describen frecuentemente a otros individuos
como “verdadero tenyua” (tenyua goro), “muy tenyua” o “un poquito
tenyua”. Su propia estimación de la fortaleza de los vínculos entre
primos cruzados coincide con las preferencias matrimoniales y demuestra la prioridad del vínculo patrilateral sobre el matrilateral,
la prioridad de cualquiera de ellos sobre la ausencia de vínculos y la
prioridad general de los vínculos genealógicos más cercanos sobre
los más distantes. No sobra repetir que los “primos cruzados no relacionados” son la forma más débil de primo cruzado: eso es coherente
con el hecho de que se convierten fácilmente en “hijos de madre”.
Obviamente, hasta el punto en que se practica el intercambio
de hermanas, la preferencia por casarse con una mekaho mako no
puede resultar en una preponderancia estadística de matrimonios
con primos cruzados patrilaterales clasificatorios sobre aquellos
con primos cruzados matrilaterales clasificatorios. Como hemos
visto, el término mekaho mako es utilizado tanto en casos de vínculos bilaterales como en casos con sólo un vínculo patrilateral y, por
tanto, es posible que dos socios de intercambio hombres, relacionados como “primos cruzados bilaterales”, reciban ambos una mekaho
mako preferida (figura 11). Pero, cuando los socios de intercambio
son “primos cruzados unilaterales”, si uno se casa con su mekaho
mako, el otro recibirá una hakoarumu mako a cambio, de tal manera
que sólo uno de los socios obtiene a su pareja preferida. Por tanto,
debemos mirar más allá de los patrones matrimoniales existentes
para entender esta preferencia5.
5
Si un análisis de los patrones matrimoniales existentes en una población tan pequeña mostrara hasta qué punto las preferencias se trasladan a la acción, tendría
que haber datos suficientemente exactos para evaluar todas las opciones de esposa disponibles para un individuo. Ya que los datos genealógicos estarían relacionados con personas que ni yo ni mis informantes hemos visto jamás, y dado
que cada persona traslada su residencia frecuentemente, es imposible saber si la
edad, lugar de residencia, estado civil, etc., han hecho a una mujer determinada
una candidata débil, fuerte o imposible en un momento determinado.
122
Christine Hugh-Jones
Primero, es significativo que el matrimonio con la mekaho mako
constituya un intercambio entre dos grupos que se completa en
dos generaciones, mientras el matrimonio con una hakoarumu mako
constituye una réplica del matrimonio de la madre de ego en la
generación anterior. Así, las dos formas se pueden contrastar como
un intercambio retrasado y un flujo de mujeres en una sola dirección. Segundo, la mekaho mako no sólo es la pareja ideal, también es
la pareja legítima –la mujer sobre la cual ego tiene el mayor derecho–. Ego comparte a su más cercana mekaho mako con sus verdaderos hermanos y comparte a su más cercana hakoarumu mako con
sus más cercanos “hijos de madre”, quienes también la consideran
su propia hakoarumu mako. Mientras las relaciones entre hermanos están ordenadas jerárquicamente y la competencia es mínima
–los hermanos mayores solteros tienen derechos prioritarios–, las
relaciones entre los hijos de madre son equitativas en lugar de ordenadas estructuralmente. Además, los hombres “hijos de madre”
rara vez interactúan, ya que son miembros de Grupos exogámicos
diferentes y, frecuentemente, distantes. Por ello, podemos comparar
el derecho prioritario a una mujer (y sus hermanas), que es de los
hermanos de un grupo local de descendencia en el que todos la consideran mekaho mako, con los derechos secundarios a dicha mujer
que están distribuidos entre los miembros de una serie de grupos
locales de descendencia. Estos se consideran unos a otros como “hijos de madre” y la mujer es su hakoarumu mako. Entonces, el matrimonio con la mehako mako representa un intercambio a lo largo de
generaciones y una asignación clara y limpia de los derechos, mientras el matrimonio con la hakoarumu mako es una opción arriesgada,
que incrementa el desequilibrio entre los grupos. Ambos se pueden
contrastar con la tercera posibilidad: intentar casarse con una “prima cruzada no relacionada”, que no está específicamente prohibida,
pero sobre la cual ego no tiene ningún derecho.
Análisis de las normas y preferencias matrimoniales con
relación a los roles especializados
Ahora podemos exponer las normas matrimoniales como una
serie de categorías de mujeres que va desde la totalmente prohibida
hasta la pareja ideal, así:
En el capítulo anterior se sugirió que los aspectos aparentes
de los roles especializados podían leerse como una serie que repre-
123
Desde el río de leche
Hermana
“menor” o
“mayor”
:
“Hija de
madre”
:
“Prima
cruzada no
relacionada”
:
“Hija del
hermano de
la madre”
:
“Hija de la
hermana
del padre”
bedeo /
gago
hako mako
Tenyo
hakoarumu
mako
mekaho
mako
Totalmente prohibida
Prohibida
No prohibida, pero no
aprobada
Aprobada
Totalmente
aprobada
senta relaciones cada vez más positivas, seguras y controladas con
los grupos externos; aquí sugiero que la serie de categorías de la
generación-O tiene el mismo carácter. Si las categorías femeninas
anteriores se reemplazan por aquellas que representan a ambos sexos, tendremos los “hermanos” en un extremo –representando la
estructura interna de los grupos patrilineales (correspondiente con
las relaciones externas negativas)– y los “primos cruzados patrilaterales” en el otro –representando la persistencia del intercambio
matrimonial con un grupo de descendencia externo (relaciones externas positivas)–. En medio se encuentran las personas que no
están genealógicamente relacionadas por un vínculo de afinidad en
la generación de los padres. De hecho, ya he mencionado que estos “primos cruzados” son llamados así porque realmente no hay
otra forma de dirigirse a ellos –se refieren a ellos frecuentemente
como “otra gente”, gente a la que la terminología de parentesco no
aplica–. Las posiciones intermedias están ocupadas por “hijos de
madre”, rivales distantes cuyas mujeres no pueden ser cónyuges e
“hijos del hermano de la madre”, en las que mujeres sí son posibles
cónyuges. La serie, en su totalidad, representa la transformación de
los vínculos entre hermanos en vínculos de alianza perpetua entre
grupos de descendencia opuestos.
He afirmado que la serie de términos de la generación-O, tal
como se aplican a los individuos, tiene algún parecido con la serie
formada por las relaciones externas implícitas en los roles especializados. También tiene semejanza con los roles especializados vistos, por analogía, como etapas de la vida, ya que uno nace “hermano” y adquiere un vínculo afín que se establece con la consolidación
del matrimonio en el nacimiento de los hijos. Tanto la serie de relaciones externas como la de etapas de la vida se derivan de la serie
de roles especializados y, en el mito, se hace referencia directa a la
correspondencia de los términos de la generación-O con esta serie
124
Christine Hugh-Jones
básica de roles especializados. Al mito de la Anaconda Palo-de-Yuca le siguen, explícitamente, los eventos relacionados con el primer
matrimonio exogámico entre el hijo de Anaconda Palo-de-Yuca,
Yeba, y la hija de la Anaconda Pez, Yawira. En esta obra aparecen
otros fragmentos de este extenso mito, pero para versiones más
completas, el lector puede consultar a Stephen Hugh-Jones (2011
[1979], M6 y M7). La versión que presento es muy resumida.
La Anaconda Palo-de-Yuca y el origen
del matrimonio exogámico
Anaconda Palo-de-Yuca creó un hermano menor Guacamayo y
una esposa por sí mismo. Tuvo hijos con su esposa y luego Guacamayo la robó, comenzando una serie de agresiones en las que cada
hermano buscaba deshacerse del otro. Guacamayo que, siendo el
menor, tenía los conocimientos del chamán y engañó a Anaconda
Palo-de-Yuca para que bajara al Mundo de Abajo donde conoció al
Sol. Sol es una clara transformación de Guacamayo (S. Hugh-Jones,
2011 [1979], 232). Anaconda Palo-de-Yuca reclamó a Sol como el
hijo de su madre, pero Sol lo puso a prueba soplando fuego –su tabaco en polvo chamánico– contra él y diciendo: “Si no eres mi hijo
de madre te quemaré: si eres él mi hijo de madre no desaparecerás”.
Anaconda Palo-de-Yuca no sólo logró resistir el calor, también se las
arregló para robar algo del tabaco chamánico y quemar a Sol. Cuando la cresta de plumas de Sol, el depósito de su calor (y uno de los
factores que lo relacionan con Guacamayo) se prendió, Sol reconoció
que Anaconda Palo-de-Yuca sí era su hijo de madre y poseía poderes
chamánicos. Finalmente, Anaconda Palo-de-Yuca retornó a la tierra
como iniciado para descubrir que, durante su ausencia, Guacamayo
había iniciado a sus hijos. Tras más trucos agresivos, Anaconda Palode-Yuca logró quemar a Guacamayo, la esposa robada y sus hijos con
el tabaco de Sol. Guacamayo y la esposa se convirtieron en instrumentos Yuruparí; los hijos se convirtieron en pájaros.
Anaconda Palo-de-Yuca quedó sólo y triste. Luego se casó con
una mujer jaguar que le dio un hijo medio jaguar, Yeba. Yeba se casó
con la hija de Anaconda Pez, Yawira y este matrimonio es reconocido como el origen de las alianzas entre los Grupos exogámicos.
Yawira descubrió una fruta –biti (caucho, Hevea sp.)– que se deshizo
en su regazo y llevó parte a la tierra submarina de su padre; retornó con plantas comestibles. Anaconda Pez amenazó con comerse a
125
Desde el río de leche
Yeba, pero el matrimonio fue consolidado por el regalo ritual de biti
que Yeba entregó a Anaconda Pez. Yeba aprendió a bailar y tomar
yagé en el ritual realizado en el hogar de Anaconda Pez para presentar el biti: esa ocasión es el modelo de todos los rituales de baile
y, en particular, de los rituales de intercambio de alimentos. El pequeño pez Wania (Cíclidos sp.), “primo cruzado” de Yawira (tenyua),
quería matar a Yeba durante el baile.
Posteriormente, el regalo de Yeba fue correspondido cuando
él realizó un baile en la cual Anaconda Pez le ofreció umarí (wamu:
Poraqueiba sericea); las frutas del umarí eran mujeres.
La característica importante del ciclo mítico en este contexto es
que muestra una clara correspondencia entre (a) la relación de hijo
de madre y el chamanismo y (b) el matrimonio unilateral y las danzas
rituales, especialmente aquellas realizadas para el intercambio ritual
de alimentos. Estas correspondencias refuerzan la analogía entre la
serie de categorías de la generación-O, ordenadas según las opciones
matrimoniales de las mujeres y la jerarquía de roles especializados.
(a) La esposa de Anaconda Palo-de-Yuca es tomada por su hermano
menor, así que se convierten en co-esposos: sus vínculos de afinidad
con un tercero común (esposa) los hace menos hermanos –cuyo comportamiento debe estar limitado por el orden de nacimiento–, y más
“hijos de madre”. “Hijo de madre” es la forma apropiada de denominarse mutuamente los co-esposos que no son hermanos clasificatorios (ver, p. 5 de este capítulo). Es apropiado que el resultado final de
que Guacamayo ignore su posición por nacimiento y tome a la esposa
de su hermano mayor sea la cancelación del vínculo de hermanos y
su transformación en instrumento “muerto” Yuruparí. Esto deja a
Anaconda Palo-de-Yuca “solo”. En el Mundo de Abajo se hace la
conexión directa entre la relación del hijo de madre y el chamanismo,
ya que es la igualdad chamánica la que prueba el vínculo de hijos de
madre que une a Anaconda Palo-de-Yuca (APY) y Sol, así:
APY
Hermano
mayor
No
chamán
APY
Hijo de
la madre
Chamán
Guacamayo
Hermano
menor
Chamán
Sol
Hijo de
la madre
Chamán
Inequidad
Equidad
126
Christine Hugh-Jones
(b) El matrimonio de Yeba es la alianza original entre grupos y,
por tanto, podemos asumir que la mujer jaguar representa no a un
Grupo exogámico sino al mundo animal natural. El matrimonio de
Yeba es unilateral: aunque el posterior intercambio de frutas con su
suegro puede parecer una metáfora del intercambio de mujeres, un
análisis más a fondo muestra que, de hecho, el intercambio refuerza
el carácter unilateral de la transacción. Primero, el biti y el umarí se
relacionan como masculino y femenino. El biti aparece en otro mito
como un ser masculino sexualmente activo y, en este Yawira come
las semillas de biti que caen en su regazo cuando la fruta explota.
La comparación con otro episodio de consumo de fruta por una
mujer sugiere que representa la inseminación (S. Hugh-Jones, 2011
[1979], M2A). Las frutas del umarí, por otra parte, se identifican
directamente con mujeres. Yeba recibe una esposa y mujeres-umarí
mientras Anaconda Pez recibe un regalo de “sexualidad masculina”
que, hasta donde tiene que ver con la comunicación de elementos
sexuales, constituye una duplicación de sus propios dones6. Este
intercambio puede identificarse con el repetido movimiento de las
mujeres en una dirección y, por tanto, con el matrimonio con la hija
del hermano de la madre.
De forma muy apropiada, el regalo del yerno al suegro es descrito como el origen de los bailes rituales en general y del ritual de
intercambio de alimentos en particular. Por consiguiente, el baile
nace con la obtención de una mujer afín y es opuesto al chamanismo, que se origina con la pérdida de una esposa incestuosa. Además, la naturaleza masculina del biti, una fruta fecundadora, da al
“origen del baile” –causado por el ingreso del biti al hogar natal de
Yawira– el carácter adicional de una inseminación metafórica. Esto
6
Yeba también entrega carne a Anaconda Pez (S. Hugh-Jones, 1979 [2011], M7H).
La carne es la carne de su propia gente, las aves y animales que Yeba ha matado
con su cerbatana: otros animales y aves acompañan a Yeba como invitados. En
vista del análisis de la producción de carne (ver, pp. 192, 200) se podría argumentar que este regalo de carne es un regalo de substancia femenina, lo cual contradice mi teoría de que los regalos femeninos fluyen sólo en una dirección. Hay
varias razones para rechazar este argumento. La principal es que, en otros contextos, la carne es una sustancia específicamente masculina (véase, el análisis de
la comida de carne, p. 223, y referencias de cómo el regalo ritual de carne ingresa
a la maloca como el pene entra en el útero, p. 208). No es de sorprenderse que
la carne sea sexualmente ambigua ya que se opone al hombre que la caza, pero
se identifica con él como su presa. Debido a estas ambigüedades, solamente he
incluido las frutas cuya sexualidad no es ambigua.
127
Desde el río de leche
concuerda con mi anterior interpretación de la danza (ver, p. 15 del
capítulo 3). En general, existe una correspondencia entre la serie
de roles especializados y las clasificatorias de la generación-O, que
puede presentarse de la siguiente manera:
Hermanos
“Hijos de
madre”
“Primos
cruzados no
relacionados”
“Hijos del
hermano de
la madre”
“Hijos de la
hermana del
padre”
APY/
Guacamayo
APY/Sol
APY/Jaguar
Yeba/Yawira
(Matrimonio
ideal en la
actualidad)
(Sirvientes)
Origen del
chamanismo
(Guerreros)
Origen del
baile
(Jefes)
Es significativo el hecho de que ni en éste ni en ningún otro
mito se mencione el intercambio de mujeres en matrimonio, a pesar de que –en el mundo real– el intercambio de hermanas es un
motivo importante de preocupación. Por consiguiente, la progresión mítica termina con el intercambio unilateral de mujeres, que
se expresa en términos actuales como el matrimonio con la “hija
del hermano de la madre”. Esto sugiere que la serie de eventos
míticos puede verse también como el desarrollo del ideal actual de
intercambio de hermanas entre Grupos exogámicos partiendo de
los orígenes pre-descendencia.
Para retornar a las categorías de términos: no tiene sentido
preguntarse si la serie de categorías consideradas como categorías
de individuos corresponden a algún proceso en curso en el mundo
real. Por ejemplo, aunque una hermana puede ser intercambiada
en matrimonio por una hija de la hermana del padre, ella sigue
siendo hermana y no puede transformarse en miembro de ninguna otra categoría desde el punto de vista de ego. No obstante, si
consideramos los términos en la forma en que los aplican a grupos
enteros los miembros de otros grupos, entonces es innegable que a
lo largo del tiempo el término aplicable a una línea de descendencia
o grupo de un solo nombre, puede cambiar. Hemos visto que otros
clanes o Grupos exogámicos pueden ser clasificados como “hermanos” (mayores o menores) o como “hijos de madre” (ver, capítulo 2).
También pueden ser clasificados como “primos cruzados” (tenyua)
–ya sean cercanos “con los que nos casamos mucho” o débiles “con
128
Christine Hugh-Jones
los que nos casamos poco”– o ngaherā, “otra gente”, con los que
no nos casamos. Desde luego, es un asunto de dogmas de descendencia si un grupo es o no “hermano” o masa yuhiri hako ria “hijos
de madre desde el tiempo de transformación” (ver, p. 211), pero es
una estimación de los patrones de matrimonio reales lo que lleva a
su clasificación como “hijos de madre de facto”, “primos cruzados”
u “otra gente”. Sin embargo, el dogma de descendencia puede, en
últimas, ajustarse para deshacerse de miembros distantes o incorporar extranjeros, de tal forma que la relación entre dos grupos de
descendencia está sujeta a cambios a lo largo del tiempo. Si exponemos la serie de relaciones inter-grupales que corresponden a (y
duplican) las categorías de parentesco aplicadas a los individuos, es
claro que –leyendo de abajo hacia arriba– representan la disolución
de los vínculos de descendencia y la subsiguiente creación de fuertes vínculos matrimoniales.
Grupos
“Hermanos”
“Hijos de
madre”
“Otra
gente”
“Con los
que nos
casamos
poco”
“Con los
que nos
casamos
mucho”
Disolución de los vínculos
de descendencia
Creación de vínculos
de afinidad
Creación de vínculos de
descendencia
Disolución de vínculos
de afinidad
Este proceso modelo podría presentarse. Podemos imaginarnos líneas de descendencia de hermanos quedando geográficamente separadas por sus afines mutuos hasta el punto en que
la interacción entre ellos se vuelve poco frecuente y, entonces,
redefinen su relación en términos del vínculo que comparten con
los afines –se convierten en hijos de madre mutuos–. Si un grupo
deja de crear vínculos matrimoniales con los afines, los que alguna vez fueron hermanos se convierten en “otra gente” para el
otro. En el futuro, se podrán iniciar vínculos matrimoniales entre
grupos no relacionados y llegar a un punto en que se consideren
mutuamente como primos cruzados muy cercanos. Así mismo,
podemos imaginar la transición contraria: de afines a hermanos. De hecho, existe evidencia contemporánea de que realmente
129
Desde el río de leche
se dan cambios entre las etapas adyacentes de este proceso (en
cualquier dirección), ya que las líneas de descendencia pequeñas
son reclasificadas por otros como resultado de las migraciones y
cambios en los patrones patrimoniales. También se dan cambios
más abruptos: alguna vez me describieron un caso de matrimonio
entre grupos de hermanos muy distantes y pertenecientes a los
Grupos exogámicos simples de un mismo Grupo exogámico compuesto. El informante dijo que, con el tiempo, los grupos inmediatos de descendencia de los miembros de la pareja repetirían tal
matrimonio y los dos grupos se convertirían en primos cruzados
mutuos. Sin embargo, el modelo representa el cambio de hermanos a relaciones afines como un proceso gradual, que incorpora
en un solo sistema todas las alternativas de relación entre grupos.
La serie de cinco partes aquí presentada puede ahora ser comparada con los modelos implícitos en ciertas características de la
clasificación social del Pirá-paraná, en particular la existencia del
término “hijos de madre” como algo bien diferenciado del término
“hermanos” (ver, p. 3 de este capítulo) y la evidencia –en todo el
Vaupés– de una clasificación tripartita de los ancestros de los Grupos exogámicos (véase, pp. 23 y ss. del capítulo 2). Estos modelos
tripartitos están muy relacionados con el modelo tripartito de J.
Jackson para los términos de la generación-O basados en las distinciones hechas entre el “hermano”, los “hijos de madre” y los “hijos
de la hermana del padre” en Bará (2011 [1979], 93). La esencia de
su modelo es la idea de que “todo el que no es Makú o blanco, es
pariente” (2011 [1979], 87) esta idea está claramente relacionada
con la noción de que existe una estructura común a todo el Vaupés,
en la cual todo el mundo está clasificado en una de tres categorías,
dependiendo del hábitat del ancestro anaconda (p. 24 del capítulo
2). Estos son modelos de sistemas en los que todos tienen un lugar
y ningún individuo o grupo es desconocido o no relacionado. Por
otro lado, mi modelo de cinco partes aplica a un sistema abierto,
en el cual hay personas y grupos desconocidos o no relacionados
–los “primos cruzados no relacionados” y “otra gente”, así como los
aun-más-lejanos de los que se hablará más adelante (p. 28 de este
capítulo). Normalmente, se considera inapropiada una interacción
amistosa o medio amistosa con esta gente, pero sí gentes “más allá
del parentesco” llegan de viaje o asisten a un rito, se les asignan
términos de parentesco para hacerlos más cercanos. El caso es que
estos términos de parentesco no se derivan de conexiones reco-
130
Christine Hugh-Jones
nocidas por descendencia o matrimonio, sino que son inventados
con el objeto de sostener interacciones cordiales. De hecho, existe
una expresión, yarā kuti- (que significa literalmente tomar posesión
de parientes), para este inventivo comportamiento. Considero que
pueden coexistir un modelo general “cerrado” y un modelo “abierto” de la estructura social en el Vaupés y de hecho coexisten en la
ideología indígena.
Prácticas matrimoniales
Consecución de esposas
Entre los indígenas del Vaupés, el matrimonio determina la legitimidad de los potenciales hijos, da al esposo derechos exclusivos
sobre la sexualidad de la esposa y establece una sociedad económica
entre marido y mujer en la cual cada uno tiene amplios derechos
y deberes con respecto al otro. En Barasana no existe una palabra
para “matrimonio”: “casarse” es simplemente “tomar una esposa/
esposo” (manaho/manahu kutí); tras el nacimiento de los hijos, los
esposos se refieren al otro como “el padre/la madre de mis hijos”.
En la práctica del matrimonio en el Vaupés, es evidente la ausencia de restricciones alimenticias, reclusiones, ritos chamánicos o
rituales comunitarios, algunos o todos los cuales acompañan los
nacimientos, muertes, menstruación e iniciación (ceremonias Yuruparí). El proceso de consecución de una esposa es un proceso cotidiano, que implica la transferencia física de la mujer al grupo del
marido. Si el matrimonio ha de persistir, la pareja debe formar una
sociedad económica y sexual y, finalmente, tener hijos que hereden
su estatus como miembros del grupo local de descendencia. No hay
un momento preciso en el cual se establece el matrimonio, pero la
posibilidad de que dure depende de dos factores: la aceptación de la
situación por parte del grupo local de descendencia de la mujer y el
nacimiento de los hijos. Desde luego, si la comunidad del hombre
considera que la joven es una esposa poco satisfactoria, es probable
que la envíen de regreso a la maloca, pero si ella es infeliz, su destino depende en gran parte de la actitud de su propio grupo local
de descendencia. Si el matrimonio les conviene y, especialmente, si
forma parte de un intercambio matrimonial satisfactorio para la
otra parte, no podrán acogerla de vuelta.
131
Desde el río de leche
Normalmente, si una mujer vive alejada de sus parientes agnáticos, en un grupo local de descendencia perteneciente a otro
Grupo exogámico, donde se sabe que ha formado una sociedad sexual y económica con un hombre, se los considera marido y mujer.
No obstante, las relaciones marido/mujer también son reconocidas
cuando la unión es incestuosa, siempre y cuando la pareja coopere
abiertamente en la producción y crianza de los hijos (cuando hay
hijos) y, entonces el estatus de “marido” y “mujer” depende de un
patrón de interacción entre ellos, más que de una alianza formal
entre grupos opuestos. En la mayoría de los casos, es totalmente
claro si dos individuos son considerados o no “marido y mujer”,
pero se dan ciertos casos en los que las mujeres pueden vivir entre
afines potenciales sin que su estatus de esposas sea claro. Las recién adquiridas posibles esposas pueden no haberse establecido aun
con un hombre en particular o las viudas pueden seguir viviendo
con el grupo local de descendencia de su esposo, sin establecer una
relación matrimonial con el hermano menor del difunto (el comportamiento esperado de las viudas). En estos casos, lo que la gente
toma como evidencia de su estado matrimonial son los detalles de
la vida doméstica entre los dos –si el hombre despeja terrenos de
cultivo para ella, si ella cocina la carne y prepara productos de yuca
para él, si viajan juntos, etc.– Son estos arreglos domésticos los
que distinguen un romance o una relación sexual de un verdadero
matrimonio. En casi todos los casos, un niño nacido fuera de la estabilidad de estos arreglos domésticos es asesinado al nacer y, por
ello, raramente se plantea el tema de la legitimidad de los hijos de
las mujeres no casadas.
Aunque el reconocimiento del estatus de marido y mujer no
depende de que exista el vínculo de parentesco correcto entre ellos,
las relaciones de parentesco sí son de vital importancia en la formación o rompimiento de tal relación. Las contadas uniones incestuosas que existen no habrían sido toleradas si alguno de ellos fuese
miembro de un grupo local de descendencia bien establecido. Hemos visto que la pareja ideal es una mekaho mako verdadera, cercana
y esa es la categoría de mujeres que primero se toma en cuenta.
Estructuralmente hablando, un matrimonio con una mekaho mako
constituye un intercambio por la madre de la joven, pero aunque
esto hace del matrimonio un intercambio en sí mismo, los derechos
y deudas prácticos no pueden ser así percibidos por las dos partes. Por ejemplo, la madre de la joven puede haber constituido una
132
Christine Hugh-Jones
“deuda” en intercambio por la esposa del hermano del padre del
esposo potencial: hay muchas formas en que el no intercambio o el
intercambio de hermanas clasificatorias –en lugar de verdaderas–
distorsionan los patrones de compromisos implicados en el modelo
ideal. Hay una serie de factores que determinan la buena disposición de los padres y parientes cercanos de la joven para dejarla ir y,
entre los principales, está su necesidad de encontrar esposas para
sus hijos. Se tienen en cuenta también la carga de deudas y solicitudes causadas por matrimonios anteriores y la estructura de género
y edad del grupo de hermanos de la joven. Las posibles ventajas de
usar a la niña para establecer nuevas alianzas con otro grupo deben
ser pesadas contra las desventajas de ofender a los pretendientes
con derechos que pueden ser vecinos cercanos. También se toman
en cuenta el carácter general de las relaciones entre los dos grupos
y el carácter del futuro esposo.
Nunca vi a una joven siendo recogida por su futuro esposo o
familia política, pero todo indica que, cuando el matrimonio ha sido
acordado y aceptado con anticipación, ella simplemente acompaña
el grupo pretendiente a su maloca. En tales casos, sus padres le
recomiendan irse sin causar problemas y su madre le entrega unas
pocas y necesarias posesiones femeninas7. Los mismos indígenas
del Pirá-paraná contrastan esta forma pacífica de obtener mujeres
que consideran apropiadas para un matrimonio con la mekaho mako
o cualquier intercambio de matrimonio arreglado entre comunidades afines amigas, con el rapto de mujeres. Es apropiado tomar a la
mujer si un derecho legítimo ha sido rechazado por sus parientes y
7
Otras fuentes mencionan la costumbre de la “captura ficticia” de esposas en el
Vaupés (Bruzzi, 1962, 414; Goldman, 1963, 142), en la cual los parientes de la niña simulan diversos grados de agresión. No encontré ninguna evidencia de esta práctica entre los indígenas del Pirá-Paraná, pues la captura y el uso de la fuerza asociado
a ella era “real” aunque controlado. Aunque el término “captura ficticia” sugiere
un acto lúdico ritual y obligatorio, mi argumento es que el grado de fuerza es escogido a propósito y cumple la misión de lograr ciertos cambios en la relación. No
obstante, no deja de ser pertinente el contraste que hace Goldman entre los matrimonios amistosos entre los Cubeos y los matrimonios más “hostiles” entre Cubeos
y grupos externos: la “captura ficticia” parece estar asociada a estos últimos. Goldman describe un matrimonio externo en el cual un hombre Tatuyo, miembro de
una partida de hombres en busca de esposas, se lleva a una niña Cubeo (no una que
le estuviera destinada) por sorpresa y sin ningún episodio de “captura ficticia”. El
matrimonio repetía uno de la generación anterior, en el cual una joven Cubeo había
sido entregada a ese grupo Tatuyo en particular, con lo cual el estilo contundente
de la fuga del Tatuyo concuerda con mi análisis perfectamente.
133
Desde el río de leche
también si no existe un derecho previo, ya sea como mekaho mako o
por el intercambio prometido por una hermana ya entregada. También es apropiado tomar mujeres de comunidades distantes o muy
distantes, pero el uso de la fuerza no es apropiado en las relaciones
con los vecinos cercanos.
La partida está conformada por el padre u otros parientes cercanos del posible marido; normalmente incluye al futuro marido y,
algunas veces, afines cercanos de su grupo local de descendencia.
Estos hombres parten hacia la maloca de la mujer que han escogido. Su intención puede ser simplemente hacer una solicitud formal
de esa mujer, en cuyo caso deben ofrecer una hermana en intercambio. En otras ocasiones pueden pretender tomar a la joven de noche
o cuando se encuentre trabajando sola en la chagra o recogiendo
agua. También hay tácticas intermedias, tales como atrapar a la
mujer en circunstancias en las que sea poco probable escapar sin
ser detectados, pero en cualquier caso, cualquiera sea la intención,
la aparición de una partida de hombres potencialmente agresiva en
busca de una esposa distingue la ocasión de aquella –menos formal y de negociaciones más personalizadas– entre afines cercanos.
Cuando la partida masculina ejecuta su plan, los eventos subsiguientes están influenciados por la reacción de la comunidad de la
joven. Los atacantes pueden escapar con la mujer antes o después
de una pelea y, en ese caso, la comunidad de la joven puede decidir
perseguirlos inmediatamente o hacer una redada posteriormente.
En el caso de una solicitud verbal rechazada o cuando la partida
es descubierta en el acto de raptar a la joven, hay una amplia gama
de posibles respuestas que van desde las negociaciones verbales –
amables o agresivas– hasta la violencia física. La violencia puede
ir desde peleas leves hasta el uso de armas. Aun hoy en día se dan
amenazas de asesinato, pero es imposible saber qué tan frecuentes
fueron las matanzas en las redadas para obtener una esposa en el
pasado. Creo que los casos extremos de negación rotunda de un derecho sobre una mujer (una mekaho mako o un intercambio por una
hermana ya entregada) o de redadas a un grupo distante y hasta
entonces desconocido, pueden haber llegado al asesinato. Como se
mencionó anteriormente, aunque la guerra y las redadas en busca
de esposas difieren en que las redadas de guerra son actos mucho
más agresivos, es muy posible que cualquiera de ellas haya acabado
convirtiéndose en la otra.
134
Christine Hugh-Jones
Los métodos de consecución de esposas como una función de la distancia social
Los eventos de consecución de esposas, que están parcialmente controlados por las relaciones existentes entre los dos grupos
interesados, establecen el escenario para futuras interacciones entre los grupos. En última instancia hay tres posibles resultados:
la realización en un intercambio tras una secuencia de encuentros
–que pueden ser más o menos violentos–, el establecimiento de un
matrimonio unilateral o que no haya ningún matrimonio. Cada uno
de esos resultados puede ir acompañado de cierto grado de malos
sentimientos entre los grupos y la distancia geográfica necesariamente influye en la probabilidad de una reconciliación entre ellos.
Sin embargo, en general, los tres resultados pueden organizarse en
una serie que ya conocemos. El intercambio es una solución amigable y mutuamente ventajosa; un matrimonio unilateral da origen a
una relación incomoda, pero positiva entre los grupos y la ausencia
de matrimonio lleva a una ausencia de intercambios en el futuro.
Ahora, aunque la redada para conseguir esposa puede llevar a un
intercambio por la contra-redada, el objetivo inmediato de la redada es lograr un matrimonio unilateral. Aparte de eso, la redada es
incompatible con las relaciones amistosas entre grupos cercanos
y afines que deben perpetuarse a través del intercambio amigable
de esposas. La redada es compatible con las interacciones entre comunidades semidistantes. Las formas no agresivas e informales de
obtener esposas se identifican con el intercambio de mujeres y la
interacción entre comunidades vecinas. Más adelante daré más argumentos para respaldar estas identificaciones por el momento, las
series pueden presentarse de la siguiente manera:
Ninguna interacción
positiva
Interacción amistosa/
hostil
Interacción amistosa
Grupo distante
Grupo semidistante
Grupo vecino, cercano
No hay matrimonio
Matrimonio unilateral
Matrimonio
de intercambio
----
Redada
Consecución amigable
de una esposa
135
Desde el río de leche
A ésta se puede agregar parte de las series análogas de categorías de la generación-O para individuos y la de los grupos:
Individuos
“Primos cruzados “Hijos del herma- “Hijos de la herno relacionados” no de la madre”
mana del padre”
Grupos
“Otra gente”
“Con los que nos
casamos poco”
“Con los que nos
casamos mucho”
Ahora podemos regresar al análisis del intercambio ritual de
alimentos que se dio tras el matrimonio de Yeba. Además de las conexiones ya mencionadas entre el matrimonio unilateral, la entrega
ritual de alimentos y el origen de la danza ritual, se hace énfasis en
el comportamiento agresivo de los anfitriones hacia Yeba. Un narrador de mitos me explicó que Anaconda Pez fue agresivo porque
no recibió una mujer a cambio. Tanto su suegro como los peces
pequeños Wania – los primos cruzados de Yeba– querían asesinarlo.
En la única otra narración mítica de un intercambio ritual de alimentos –el regalo de hormigas dado por los tántalos a su suegra
Romi Kumu (ver, p. 11 del capítulo 3)– se da una agresión similar.
Este también es un regalo de quien recibe una esposa a quien la
entrega (Romi Kumu engendra y es, por ello, una dadora de esposas)
y los tántalos también son atacados en la maloca del anfitrión (por
Jaguar Saltón). Por tanto, los mitos también enfatizan el peligro de
los matrimonios unilaterales –un peligro que hace eco a la práctica
de las redadas en busca de esposas–.
No sostengo que el matrimonio con la “hija del hermano de
la madre” se logre siempre por medio de incursiones, mientras el
matrimonio con la “hija de la hermana del padre” se logra siempre
pacíficamente. Tampoco digo que el intercambio ritual de alimentos sea siempre entre las partes de un matrimonio unilateral o que
dichos matrimonios se den siempre entre grupos semidistantes.
En conclusión, no afirmo que necesariamente haya una conexión
práctica entre los términos análogos de las series en una situación
determinada. En cambio, cada serie maneja una variable diferente
en la composición de la “totalidad” de las relaciones sociales entre dos grupos y los términos análogos en cada serie encajan en
una imagen ideal. Entonces, por una parte, las conexiones entre
términos son claras en el mito y en las afirmaciones sobre el com-
136
Christine Hugh-Jones
portamiento ideal. Por otra parte, en la práctica, las relaciones entre individuos o comunidades son complejas y están sujetas a una
diversidad de cambios. También pueden ser percibidas de forma
diferente por cada parte. Además, toda la gama de relaciones intercomunitarias tradicionales ha sido modificada por la pacificación de
los indígenas del Vaupés. Las interacciones muy violentas son, hoy
en día, virtualmente inexistentes y, en consecuencia, la interacción
entre comunidades distantes es mucho menos peligrosa de lo que
solía ser. Aunque podría narrar una serie de historias de casos de
matrimonio, tanto pacíficos como semiviolentos, para respaldar el
argumento de esta sección sobre las relaciones entre las categorías
de parentesco de la generación-O y las prácticas de consecución de
esposas, éstas estarían sujetas a las condiciones recién mencionadas. Dado que estoy interesada fundamentalmente en los modelos
ideales, es más apropiado basarme en un modelo increíblemente
claro de relaciones matrimoniales entre Grupos exogámicos, proveniente de un texto mítico del Grupo exogámico Tucano (Fulop,
1954, 132). Desde luego, habría sido preferible tener un modelo
similar relacionado con el área del Pirá-paraná, pero nunca lo conseguí. Es posible que la fragmentación de los grupos y las numerosas migraciones de la historia reciente de esta área marginal hayan
hecho muy difícil para las gentes del Pirá-paraná imaginar a los
Grupos exogámicos como parte de un patrón más o menos fijo de
relaciones matrimoniales.
Según el texto, un héroe mítico instruyó a un ancestro de los
Tucano sobre las formas correctas de obtener esposas. Antes que
nada, los Tucano deben casarse con alguien externo a su propio
grupo. El héroe nombra otros tres grupos exogámicos en los cuales pueden obtener esposas, aclarando que los Tucano no deben
luchar por ellas sino que el hermano y hermana de un grupo deben
hacer un intercambio con un hermano y hermana de otro grupo.
Continua nombrando otros tres grupos exogámicos y afirmando
que si los Tucano quieren mujeres de ellos tendrán que luchar por
ellas, pero en la lucha sólo tomarán las mujeres –no habrá muertes–. Agrega que estos seis grupos serán “como hermanos” de los
Tucano. El texto lleva una nota a pie de página en que se glosa
“como hermanos” con “amigos íntimos”, lo cual sugiere que el etnógrafo estaba perplejo por el uso de su informante de la palabra
“hermano” en el contexto de las relaciones de afinidad.
137
Desde el río de leche
El texto distingue claramente tres comportamientos: el intercambio pacífico de mujeres, las redadas y la ausencia de matrimonio –los dos primeros son apropiados para determinados grupos
externos y, el tercero, para todos los demás–. Se da a entender que
no hay intercambio entre los grupos que hacen incursiones para
tomar mujeres y que el asesinato sólo es apropiado entre grupos
que no se casan entre sí. Los tres tipos de comportamiento son precisamente los que mencioné en mi análisis y, además, la conexión
entre la ausencia de matrimonio y el asesinato respalda la analogía
entre la serie de roles especializados y los patrones matrimoniales
entre grupos, ya que los guerreros ocupan el rol del medio tal como
la ausencia de matrimonio ocupa la posición media en la serie de
patrones matrimoniales (p. 28 de este capítulo). La asociación de las
series con modalidades más generales de interacción está subrayada por la declaración de que los seis grupos con los que se pueden
casar serán “como hermanos”.
Consideraciones generales
Organización continua y simétrica de los modelos
Antes de abandonar el tema del matrimonio debo comentar la
ecuación de los afines y los “hermanos”. En el terreno quedé confundida y decepcionada al descubrir que, al preguntarle a los indígenas
cómo debían comportarse las personas pertenecientes a las categorías afines de parentesco, me respondían “como hermanos menores”
o “como hermanos mayores” en el caso de primos cruzados y “como
hermanos del padre” en el caso de los hermanos de la madre. Yo había
asumido que había una división conceptual fundamental entre “nosotros” y “ellos” –“agnatos” y “afines” que se reflejaría en los parámetros
ideales de comportamiento–. Francamente, pensé que estas respuestas no tenían sentido. Sin embargo, ahora me parece que el factor de
seguridad e interdependencia en las relaciones con los grupos externos es de inmensa importancia y que, de hecho, sí hay un sentido
en el que los hermanos son como afines cercanos que intercambian
hermanas. Mientras que los hermanos cooperan en la organización de
los asuntos del grupo de descendencia y la vida de la comunidad, los
afines cercanos cooperan proveyendo esposas. En la práctica, los grupos locales de descendencia tienen relaciones mucho más íntimas con
138
Christine Hugh-Jones
los vecinos cercanos vinculados a ellos por alianzas perpetuas que con
los “hermanos” más distantes. Tan cercana es la relación entre afines
vecinos que, incluso, un individuo puede participar en una incursión
de otro segmento de su grupo más amplio con el fin de conseguir una
esposa para uno de sus afines. Así pues, al centrarse en la oposición
entre la jerarquía al interior de los grupos de descendencia y el intercambio recíproco entre los afines, las relaciones entre hermanos se
presentan como diametralmente opuestas a las relaciones entre los
socios de un intercambio de hermanas. Pero, si el enfoque es en las
cualidades generales de seguridad e interdependencia, los dos tipos
de relación son similares y ambas pueden ser opuestas a la relación
con “otras gentes” que no son de confianza. De esta manera, la serie
de categorías de parentesco (aplicadas a individuos o grupos) tiene un
elemento de simetría en torno a la posición central que es análogo a la
organización de los roles especializados en tres dominios.
En el capítulo anterior sugerí que la serie de roles especializados, desde sirvientes hasta jefes, podía ser leída como una serie de
relaciones cada vez más positivas y seguras con los grupos externos. Los sirvientes no tienen relaciones con los grupos exogámicos
externos, y eso se refleja en la declaración de que son endogámicos. Los jefes controlan las relaciones externas y eso se refleja en
su poligamia. Sin embargo, afirmé anteriormente que las relaciones
entre hermanos y entre afines que intercambian hermanas eran parecidas por caracterizarse por la interdependencia y la seguridad.
Esto contrasta con la posición intermedia de “primos cruzados no
relacionados”/ “otras gentes”, con quienes las relaciones son menos
seguras y la interacción es mínima mientras que, en las series formadas por los aspectos externos de los roles especializados, el contraste
es entre los dos extremos de la serie. Esta aparente inconsistencia
exige un comentario ya que hemos declarado que hay una homología
entre la serie de roles especializados y el sistema de categorías de la
generación-O. Por una parte, las funciones de los roles especializados
dirigidas al exterior constituyen una serie que, leída de izquierda a
derecha, representa el fortalecimiento de las relaciones afines:
A)
Relaciones
afines
Relaciones
afines
139
Desde el río de leche
Por otra parte, la serie de categorías de la generación-O puede leerse de izquierda a derecha como la descomposición de las
relaciones de descendencia, seguida por el fortalecimiento de las
relaciones de afinidad. Si las flechas significan procesos positivos
de construcción, llegaremos a lo siguiente:
B)
“Hermanos”
Relaciones de
descendencia
“Otras gentes”,
relaciones
no de descendencia
o afines
“Con los que nos
casamos mucho”
Relaciones
afines
Entonces, sí hay una correspondencia entre las partes del lado
derecho de las dos series (A y B), pero no en el lado izquierdo. No
obstante, la parte izquierda de la serie de categorías de la generación-O puede re-escribirse, extrapolando de la posición central de
“otras gentes” hacia el extremo izquierdo, de tal forma que la serie
como totalidad represente la construcción de relaciones afines con
grupos originalmente más distantes que la “otra gente”. La serie
re-escrita C se corresponde con la A:
C)
Grupos más allá
de “otra gente”
“Otra gente”
“Con los que nos
casamos mucho”
En la práctica, no hay categorías de parentesco aplicables a
los grupos “más allá de otra gente” debido a que no hay interacción con los grupos muy distantes: son, simplemente, “otra
gente” muy distante.
Si la serie C se compara con la serie B original y ambas son
colocadas bajo la serie de los roles especializados, el rol de chamán
parece estar ambiguamente asociado con una etapa de rompimiento de las relaciones de descendencia y previa a la construcción de
relaciones afines, así (ver página siguiente).
Ya sabemos que el chamanismo agresivo y la guerra se consideran poco apropiados entre hermanos clasificatorios, a pesar de lo
cual ocurren (u ocurrían) (ver, p. 22 del capítulo 3). Como hemos
visto, el mito de la Anaconda Palo-de-Yuca también hace énfasis
140
Christine Hugh-Jones
Sirviente
Chamán
Guerrero
Bailarín/
cantor
Jefe
B) “Hermanos”
“Otras gentes”
“Con los que nos
casamos mucho”
C) La “otra gente”
“Otra gente”
“Con los que nos
casamos mucho”
más distante
en el papel del chamanismo en el rompimiento de las relaciones
entre hermanos. No obstante, en la práctica, es frecuente que se
culpe del asesinato chamánico a algún individuo célebre de un grupo distante con el cual no se tienen relaciones. Por tanto, parecería
que la atribución de actos agresivos de chamanismo a diferentes
categorías sociales encaja con la naturaleza ambigua de la segunda
posición en el proceso estructural descrito de cinco etapas.
Esencialmente, esta discusión me trae de regreso al punto sobre los tipos alternativos de organización de los roles especializados, ya que el modelo modificado de las relaciones de la generaciónO que acabo de presentar corresponde a la organización jerárquica
de los roles y el modelo original (con los hermanos y las relaciones por intercambio de hermanas en los extremos) se corresponde
con la organización simétrica en tres dominios (figura 12). Los dos
modelos son en realidad dos formas diferentes de ver la misma estructura, pues las relaciones entre hermanos son la antítesis de las
relaciones por intercambio de hermanas y, por tanto, es coherente
que coexistan, en un extremo de la serie, con la ausencia total de
relaciones con los forasteros.
Valor general de los modelos
Como síntesis de este y el capítulo anterior, sugiero que el valor
de los modelos que he planteado es, primero, que tienen en cuenta los
cambios y, segundo, que incluyen expresiones simultáneas de diferentes tipos de relaciones. El énfasis en el cambio significa que la interacción entre individuos y grupos no necesariamente es la “expresión”
o “reflejo” de una relación ideal entre las partes. En su lugar, aparece
como el resultado de medidas escogidas por cada una de las partes en-
141
Desde el río de leche
tre una serie de alternativas. Las personas pueden decidir mantener el
status quo o cambiarlo a favor de relaciones más cercanas o más distantes. Esto lo pueden hacer por medio de incursiones en busca de esposas, intercambios de hermanas, declarando la guerra, invitando gente
a los ritos, adoptando términos de parentesco particulares, etc. Ellos
escogen una estrategia adecuada, pero luego, cuando intentan ejecutarla, la interacción con otros puede resultar en cambios imprevistos.
Por ejemplo, el intento de realizar un matrimonio unilateral por medio
de una redada puede tener como resultado una contra-redada; luego, el
consiguiente intercambio de hermanas, puede llevar a relaciones muy
cercanas entre las partes y, finalmente, a un traslado de residencia para
estar geográficamente más cerca. Los modelos están organizados de
tal manera que las diferencias de tipo pueden entenderse como diferencias en cantidad a lo largo de las escalas naturales de distancia y tiempo (edad). Aunque los modelos están construidos de tal manera que
los cambios mínimos estarán entre etapas adyacentes, en la práctica,
desde luego, puede haber cambios mayores que dejen de lado las etapas
intermedias. El aspecto dinámico de estos modelos y su capacidad para
expresar diferentes tipos de relaciones entre los elementos o etapas se
discutirá nuevamente en el capítulo sobre la clasificación del espacio y
el tiempo (capítulo 7).
Finalmente, debo aclarar que creo que estos modelos son reconocidos por los indígenas, ya sea conscientemente o en un nivel
más profundo, tanto en la mitología como en sus afirmaciones sobre el comportamiento ideal y la naturaleza de su sistema social.
En las circunstancias actuales, es inevitable que las partes de este
análisis relacionadas con la vida tradicional sean tentativas. Sin
embargo, creo que hay suficiente evidencia para sugerir que al menos se encuentra en el sendero correcto. Cuando me refiero al valor
de estos modelos, me refiero fundamentalmente a su valor para los
grupos indígenas que se acogen a ellos. Son apropiados para una
sociedad abierta (ver, p. 12) compuesta por grupos pequeños, aislados, y unidos entre ellos por un patrón de relaciones constantemente cambiante. No obstante, creo que también son valiosos para
los antropólogos ya que son modelos que describen cómo se dan
los procesos de crecimiento y cambio mientras las instituciones y
estructuras ideológicas permanecen.
Con la ayuda de estos modelos, es posible aclarar un problema
que ha intrigado y confundido a quienes conocen la etnografía del
142
143
SIN RELACIÓN
SIRVIENTE
MÁS ALLÁ
CHAMÁN
PRIMOS CRUZADOS
BAILARÍN / CANTOR
CHAMÁN
DOMINIO
METAFÍSICO
GUERRERO
GUERRERO
DOMINIO
EXTERNO
RELACIONES
INTERGRUPALES
AMBIGUAS
(AMISTOSASHOSTILES)
HIJOS DE LA HERMANA
DE LA MADRE
PRIMOS CRUZADOS
SIN RELACIÓN
RELACIONES
INTERGRUPALES
DISTANTES Y
PELIGROSAS
HIJOS DEL HERMANO
DE LA MADRE
PRIMOS CRUZADOS
SIN RELACIÓN
Fig.12 Organización simétrica y continua de los roles especializados y las categorías de parentesco de la Generación-O.
Figura 12. Organización simétrica y continua de los roles especializados y las categorías de parentesco de la generación-O.
ORGANIZACIÓN
JERÁRQUICA Y
CONCÉNTRICA DE LOS
ROLES ESPECIALIZADOS
B) ROLES ESPECIALIZADOS
ORGANIZACIÓN
CONTINUA Y SIMÉTRICA
DE LAS RELACIONES
INTERGRUPALES
A) TÉRMINOS DE PARENTESCO EN LA GENERACIÓN-O
DOMINIO
POLÍTICO-ECONÓMICO
SIRVIENTE
JEFE
RELACIONES
INTERGRUPALES
CERCANAS Y
SEGURAS
HERMANOS
HIJOS DE LA
HERMANA DEL PADRE
Christine Hugh-Jones
Desde el río de leche
Vaupés: la co-existencia en un solo sistema social de los ideales
opuestos de jerarquía e igualdad. Por una parte, hemos visto que la
organización jerárquica interna de los grupos de descendencia es
reconocida por el uso de términos de parentesco y que el ordenamiento de los clanes y sus sub-unidades es un tema que interesa a
la población. Las diferencias de opinión sobre las posiciones en la
jerarquía dan origen a fuertes emociones y se discuten con frecuencia. Por otra parte, este omnipresente sistema jerárquico parece estar en conflicto con el estilo de vida igualitario de los indígenas del
Vaupés y, de hecho, la jerarquía tiene poco contenido práctico. Los
roles de los clanes son a duras penas desempeñados por sus dueños; los roles especializados individuales son alcanzados más que
asignados de acuerdo con el orden de nacimiento y los individuos
que están formalmente diferenciados en la jerarquía son tratados
en términos más o menos igualitarios. Tradicionalmente, parece
ser que los procesos sociales en curso tenían un gran parecido con
los de muchas sociedades de las tierras altas de Nueva Guinea, con
sus reglamentación a través de de guerras, de intercambios y del
liderazgo de los “hombres grandes”.
Desde luego, una forma de describir el contraste entre jerarquía e igualdad es como una disparidad entre un “modelo indígena
ideal” y “los hechos de la vida”. No obstante, este tipo de descripción no es muy útil porque deja sin explicar la relación entre ellas.
Además, tal descripción no hace justicia a la situación, porque el
“ideal” y la “realidad” no pueden separarse tan fácilmente. La combinación de principios jerárquicos e igualitarios constituye un claro
problema para Goldman, quien describe a los Cubeo como quienes
tienen “el esqueleto de un sistema aristocrático y la carne de un
etos igualitario” (1963, 92). La aparente inconsistencia entre estos
dos aspectos de la cultura Cubeo lo lleva a minimizar en sus observaciones las características jerárquicas y a insinuar que deben ser
remanentes de una cultura superior. A pesar de ello, el hecho de que
la preocupación de los Cubeo por el orden de descendencia esté claramente representada en su obra es un síntoma de su sobresaliente
conocimiento etnográfico. Quedamos con la impresión de que el
orden jerárquico es importante por sí mismo y en los ritos, pero
que tiene poca relevancia en la vida cotidiana. Bidou (1976) lleva
el problema más allá, ya que logra relacionar los principios de jerarquía e igualdad; sostiene que una función del sistema jerárquico
de roles especializados es el control y neutralización del poder. Sin
144
Christine Hugh-Jones
embargo, los indígenas mismos suelen enfatizar el acceso diferencial al poder, el derecho de los hermanos mayores a dar órdenes a
los menores y la obligación de estos a obedecer.
La alternativa de interpretación dada aquí es que el modelo
de roles especializados sirve realmente como una explicación autóctona de las relaciones entre la jerarquía establecida y los siempre cambiantes patrones de interacción basados en el principio
de la igualdad. Estos dos fenómenos son tratados como aspectos
complementarios de una misma estructura –la de los cinco roles
especializados– y, así, aparecen como transformaciones de uno y
otro. Entonces, la diferenciación interna puede ser vuelta hacia el
exterior y desplegado en el campo de las relaciones externas para
diferenciar un campo de grupos externos “iguales” desde un determinado punto de referencia. No obstante, el sistema de roles
especializados es un sistema “ideal” en otro sentido. Los aspectos
complementarios están específicamente divididos entre relaciones
internas y externas de tal forma que el orden jerárquico debería
mantenerse al interior, pero aun así, afuera deberían ocurrir cambios. Esto tiene que ser así para permitir a cada Grupo exogámico
maximizar su posición con respecto a los forasteros, con el fin de
garantizar su provisión de mujeres y su supervivencia económica y
militar en un medio social siempre cambiante. El ideal es una unidad cuya capacidad para sobrevivir en un mundo competitivo sea
un reflejo de la ausencia de competencia interna.
145
Parte V
El ciclo de vida
Desde el río de leche
Introducción
F
undamentalmente, entre los indígenas del Pirá-paraná,
los eventos e ideología asociados con los cambios del
ciclo de vida muestran un tema doble que, supongo, es
universal. Les interesan: (a) la diferencia entre la vida y la muerte
y (b) la diferencia entre los sexos. En este capítulo, tomo el ciclo
de vida como un proceso dual referido, por una parte, a la reproducción fisiológica y espiritual del individuo y, por otra, a la reproducción de las estructuras sociales. Desde luego, los dos procesos
están relacionados por metonimia, ya que la estructura social se
construye por la reproducción biológica de los individuos. Ya he
tratado muchos aspectos de la reproducción de la estructura social por medio del matrimonio exogámico; acá me concentro en la
ideología y el ritual que acompañan los cambios relacionados con
la creación y desarrollo del cuerpo y alma del individuo. En este
capítulo, los principales cambios de este proceso de vida individual
están relacionados con la estructura social, demostrando que la
ideología y el ritual reúnen los hechos biológicos de la vida –tales como el nacimiento, crecimiento, menstruación, reproducción
sexual y muerte– con la existencia de los grupos de descendencia
patrilineal exogámicos1.
El final de la vida
Vida y muerte
La vida y la muerte son fases alternas de un gran ciclo. Los
muertos siempre están llamando a los vivos para que se reúnan con
ellos y los vivos siempre están pidiendo a los muertos que los soco1
Nunca presenciamos las prácticas que rodean un nacimiento, muerte o primera
menstruación y, aunque se realizó un He wi –una ceremonia Yuruparí masculina
(Casa He: véase S. Hugh-Jones, 2011 [1979])– durante nuestro trabajo de campo,
no constituyó una verdadera iniciación. Estos vacíos en nuestra experiencia se
deben simplemente al azar e ilustran el problema de trabajar en comunidades extremadamente pequeñas y aisladas. Las narraciones que presento de rituales del
ciclo de vida, que ni mi esposo ni yo presenciamos, provienen de descripciones de
nuestros informantes.
148
Christine Hugh-Jones
rran en los eventos rituales. Los vivos también instalan las almas
de los muertos en los recién nacidos. En términos espaciales, esta
alternación de vida y muerte está representada por un inmenso río
circular que fluye sobre y bajo tierra. Su parte alta fluye de Oeste
a Este sobre la faz de la tierra y el tramo bajo es llamado Ōhēkoa
Rīaga, Río de Leche. El curso bajo es el Bohori Rīaga (boho- estar
bajo), el Río del Mundo de Abajo, donde van los muertos.
La fase de muerte del ciclo vital es desconocida y no conocible. A nivel práctico, los indígenas concentran sus esfuerzos en
ignorarla. El cuerpo es enterrado bajo tierra, donde los vivos nunca osan ir y varios actos rituales “separan la muerte de los vivos”
(bohori ta-). Los aspectos de la muerte relacionados con la tumba, la
descomposición del cuerpo y la desaparición de un individuo antes
conocido no deben superponerse al mundo de los vivos. No se debe
mencionar a los muertos recientes sin agregar al nombre “el que
terminó de ser”. Las señales de muerte, tales como una cuya sobre
la cara o los gusanos blancuzcos que viven bajo tierra (véase más
abajo), son tratadas con miedo y repugnancia. Un miedo similar
explica la sepultura en vida de los muy ancianos o muy enfermos,
hecho que se ha reportado con frecuencia en el área del Vaupés y
se da esporádicamente en el Pirá-paraná. Este énfasis en la separación entre vida y muerte tiene dos resultados. Por una parte, la
fase de muerte del ciclo vital es la antítesis de la vida –un vacío, un
estado de inexistencia–. Al preguntarle a un indígena sobre la vida
después de la vida, dijo: “Yo aun no he muerto; ¿usted sí?, ¿cómo
puedo saber lo que pasa?”. Por otra parte, ideológicamente y prácticamente, es necesario que la oposición vida-muerte tenga algún
contenido positivo, pues, después de todo, las personas deben hacer
algo con sus muertos, y separan y evitan algo. Por tanto, también
se concibe la muerte como un reflejo de la vida en el cual todos los
elementos y procesos vitales se invierten de forma siniestra. La
demostración más simple de esto es la inversión del flujo del río
en el Mundo de Abajo. Existen varias versiones de lo que sucede
después de la muerte, pero es imposible combinarlas en una sola
teoría debido a que tratan diferentes aspectos de la muerte, en lugar de eventos consecutivos. Sin embargo, todas tienen en común
una relación antitética con la vida. También, dejan grandes vacíos,
ya que dependen de la limitada información ofrecida en los pocos
episodios míticos que tratan el tema.
149
Desde el río de leche
Aquí me concentraré en la separación de los elementos del yo
en la muerte, pero antes de comenzar, debo hacer una distinción
entre los aspectos que he estado describiendo –malos, aterradores y
representativos de la disolución y la descomposición– y el otro aspecto de la muerte: el relacionado con los ancestros “muertos” que
representan el origen de la vida. El contacto con los ancestros, que
se realiza ya sea por medio del chamán o directamente en los ritos
masculinos, es muy peligroso, pero también es condición esencial
de la continuidad de la vida.
Las palabras para “vivir” y “recobrar la salud” tienen la misma
raíz, kati-. De forma similar, las palabras para “morir” y “enfermar”
comparten la raíz riha-. El significado de estas palabras refleja la
noción indígena de vida y muerte porque salud y enfermedad son
estados opuestos y vida y muerte (que se distinguen por la adición de
un sufijo que denota una acción terminada) son sus formas extremas.
Eventos después de la muerte
La práctica
La muerte provoca discursos airados por parte de los hombres,
quienes se extienden sobre las causas de la muerte –prometiendo
venganza si fue causada por humanos–, recuerdan las hazañas del
muerto y lamentan la permanente reducción de sus grupos de descendencia. Las mujeres hacen discursos entre sollozos, pero sin el
elemento de venganza.
El cuerpo es colocado en posición fetal con una cuya sobre la
cara, luego es atado con una cuerda y envuelto en la hamaca del difunto. Posteriormente, lo colocan con los objetos de entierro en un
ataúd hecho de una canoa cortada por el medio y doblada. Los hombres hacen el entierro mientras las mujeres lloran. Los hombres
son enterrados con ornamentos del baile ritual –tocados de plumas,
borlas de piel de mico, etc.– que, en otros contextos, son denominados Bohori gaheuni, objetos del Mundo de Abajo. Las mujeres son
enterradas con su canasto en el cual colocan pintura, un espejo y
otros objetos personales. Las posesiones que no se entierran con
el cadáver deben ser destruidas y, si la persona era importante, la
maloca se abandona. La tumba se hace en el centro de la maloca –
150
Christine Hugh-Jones
para los hombres– y a la entrada del compartimento familiar para
las mujeres, es un hueco hondo con un túnel lateral para el ataúd.
Una vez se ha rellenado la tumba, el chamán “corta la conexión con
la muerte y la tristeza” (bohori ta-) y limpia la maloca con humo de
tabaco, quema cera de abejas y da a los ocupantes tabaco en polvo.
Tras esto, se retoma la vida normal.
Algunas veces hay un proceso de adivinación en el cual se deja
casabe sobre la tumba mientras los ocupantes de la maloca se retiran. Las marcas en la tierra suelta indican la identidad del brujo y la
dirección de la que vino. Una forma de venganza contra los brujos
humanos es hervir una mezcla de substancias tomadas del cadáver
(pelo, uñas, dientes) con ají. El espíritu del brujo se acerca en forma
de abejorro y cae en la olla, momento en el cual el brujo muere.
Las personas sienten terror del espíritu, wāti, del difunto hasta
que se termina el chamanismo. El chaman ahuyenta el espíritu hacia
la selva. Según un informante, lo persigue un enjambre de abejas,
werea, que es liberado por la cera quemada. Hasta hace aproximadamente 20 años, se solía realizar un baile funerario con máscaras –muchas similares a las descritas para los Cubeo (Goldman, 1963, 219 y
ss.)– poco después de la muerte de un hombre importante.
El cuerpo en la tumba
El cadáver permanece en la tumba, donde los tejidos podridos del cuerpo drenan por un agujero hecho para ello en la canoaataúd. Toda la masa de carne, sangre, grasa y piel es llamada líquido corporal, ruhu oko, y se diferencia de los huesos y dientes.
Es importante que la tierra no toque el cuerpo hasta que se haya
podrido totalmente –primero la carne, luego los huesos–. En ese
punto, la canoa también comienza a podrirse y el alma, usu, escapa,
subiendo a esta tierra. El alma toma la forma de un abejorro cuyo
zumbido dice, “Es malo, ustedes viven y yo estoy desapareciendo”.
Cuando los vivos dan el nombre del muerto a un bebé, el difunto
deja de estar molesto y queda satisfecho porque vuelve a vivir.
El cuerpo en el Mundo de Abajo
El Mundo de Abajo es conocido por el de la Visita de La Mujer
Viva allí. Debido a que este mito también es importante para mi
151
Desde el río de leche
posterior análisis de los conceptos de espacio y tiempo, lo presento
en mayor detalle que muchos otros.
La Mujer Viva en el Mundo de Abajo
Cuando agonizaba, un hombre le pidió a su mujer que lo esperara en el cultivo de yuca dos días después de su entierro. Ella
tomó a su pequeño hijo y se encontró con el espíritu de su esposo
–a quien no reconoció a su carácter de espíritu– tal como habían
planeado. Él le ordenó cubrirse los ojos para evitar a las hormigas
de fuego (Solenopsis sp.) y, así, ella llegó al Mundo de Abajo a la
Casa de los Muertos. Allí vivió varias aventuras siniestras con
el agresivo espíritu de su suegra, quien la despreciaba por estar
“viva”. Esta Mujer Espíritu la envió a buscar agua en una vasija
que, al parecer de La Mujer Viva, era una canasta de tejido ralo.
Más tarde, para encender un fuego, intentó prender fuego del ano
de La Mujer Espíritu que brillaba debido al fuego de su cuerpo.
Cuando el hijo de La Mujer Viva sintió hambre, La Mujer Espíritu le ofreció batatas recién asadas en sus axilas y tras sus rodillas, pero para La Mujer Viva, estas batatas eran gusanos blancos.
Al anochecer, el esposo espíritu la llamó a la plaza para que le
despiojara la cabeza –un acto conyugal común–. Ella encontró
su cabello lleno de tierra de la tumba y su mirada fija. Entonces
comprendió que estaba muerto y sollozó por él. Una lágrima cayó
en la rodilla del marido y éste se enfureció. Aunque ella le aseguró
que tan solo era sudor, él se escondió en el depósito de fibra de
yuca y la abandonó del todo.
Luego, ella fue hasta el puerto del Río del Mundo de Abajo
y, aunque La Mujer Espíritu se lo había prohibido expresamente,
miró río abajo. Vio que el río estaba inundado de ornamentos de
danza, los objetos funerarios de los muertos. Más allá estaba el
puerto de la casa de La Guara (Dasyprocta fulginosa) en el Mundo de
Abajo. Nadó entre los objetos funerarios, llegando a la maloca una
época más tarde, para encontrar a La Mujer Guara rallando yuca.
Una vez más, La Mujer Viva no percibe las cosas de la misma manera que sus anfitriones: su olla de ají era realmente de camarones
y las pepas desechadas del fruto de la palma eran larvas comestibles del escarabajo de la palma. La Mujer Guara pretende regalar a
la suegra de La Mujer Viva un paquete de pescado y acepta llevar
a La Mujer Viva de regreso a la maloca. El “paquete de pescado”
152
Christine Hugh-Jones
era realmente raíz de yuca masticada y “envuelta” en las heces de
guara –la evidencia de las redadas de las guaras en busca de yuca–.
La Mujer Guara inició el viaje, corriendo por un sendero en la selva
apropiado sólo para animales, por entre troncos huecos y arbustos
espinosos, hasta que finalmente llegaron a la chagra de yuca del
que las guaras normalmente robaban el producto. Allí, encontraron a la madre de La Mujer Viva lamentando su muerte. La Mujer
Viva y su hijo estaban muertos como espíritus; la mujer fue chamanizada con éxito y regresó a la vida, pero su hijo murió. Este mito
muestra por qué las mujeres sobreviven a las enfermedades graves
mientras los hombres mueren y, también, por qué las mujeres viven
más tiempo que ellos.
Las oposiciones entre el punto de vista de La Mujer Viva
y el de La Mujer Espíritu demuestran que el Mundo de Abajo
es el opuesto de la vida en la tierra: una superficie continua está
llena de agujeros (la olla del espíritu), el alimento de los vivos
son gusanos que consumen cadáveres (las batatas del espíritu) y
tal alimento es asado de una forma asociada con los gusanos que
excavan en lugares del cuerpo que son “semiorificios” (los sobacos del espíritu, etc.). La oposición entre el punto de vista de La
Mujer Viva y La Mujer Guara es más débil y más favorable a La
Mujer Viva, lo cual es coherente con la posición de la maloca de
La Mujer Guara, a medio camino entre el mundo de los muertos
y el de los vivos.
Los indígenas dicen que las aguas del Río del Mundo de
Abajo están compuestas por cuerpos podridos. Los objetos rituales son atados a un palo cuando se entierran con el cuerpo y
se dice que son el alma, usu, que ayuda al cuerpo a flotar en el río.
Esto señala una separación entre el cuerpo, que está destinado
a podrirse y volverse uno con el río y el alma, que se resiste a
ese destino. El alma en la maloca ancestral. También se dice que
el alma va a la casa ancestral del clan del difunto. Algunas veces afirman que el alma de la esposa acompaña a la del marido
y, otras, que regresa a sus propios orígenes ancestrales. Tales
malocas, llamadas casas de transformación o del despertar (masa
yuhiri wi, sing.), son lugares por los que pasaron las anacondas
ancestrales en sus viajes y están ubicados en cerros, formaciones
rocosas y rápidos (ver, p. 23 del capítulo 2). Son malocas bellamente pintadas en las que los ancestros bailan –adornados con
153
Desde el río de leche
finas plumas–, toman chicha y consumen coca perpetuamente.
Los chamanes pueden viajar y ver estos lugares, pero las personas comunes sólo los pueden ver cuando el alma abandona sus
cuerpos en el instante de la muerte. Una mujer me informó que,
cuando deliraba a causa de una mordida de serpiente, estuvo
frente a una maloca de esas y su padre y otros parientes muertos
la invitaban a entrar mientras las mujeres le rogaban que les
ayudara a hacer la chicha. Si hubiese entrado habría muerto y se
habría reunido con su comunidad ancestral.
Los elementos del individuo separados tras la muerte
Antes que nada, es importante aclarar los conceptos usu y
wāti que he traducido como “alma” y “espíritu”. Anatómicamente,
el usu se ubica en el corazón y los pulmones. También es el aliento
(usu koa-, “tomar aliento”, respirar) y está conectado con la animación del cuerpo (usu hèa-, descansar). El alma de un chamán
puede separarse del cuerpo en cualquier momento y experimentar el mundo sobrenatural. Las creencias sobre la naturaleza de
los sueños y alucinaciones son variadas y, con frecuencia, vagas,
pero hay un acuerdo general en que no dependen de que el alma
abandone el cuerpo; para la persona común esta separación se
da únicamente al morir. Así pues, el alma es representada como
algo concreto y también indeterminado, visible para todos como
corazón y pulmones y, también, sólo visible para el chamán. No es
de sorprenderse que el aliento, que pasa por el interior del cuerpo
y al mundo exterior y es obviamente esencial para la vida, sea el
médium del chamanismo. Los chamanes soplan conjuros, chupan
los cuerpos extraños y hacen un uso intensivo del tabaco y el
tabaco en polvo que son inhalados y exhalados. Aunque cada individuo tiene un aspecto sobrenatural manifiesto en el alma, desde
el punto de vista del chamán, los aspectos del individuo –cuerpo
y alma– son también aspectos de todo el universo. Es gracias a
su habilidad para separar estos aspectos de su persona por lo que
puede liberar su alma y viajar entre los dos mundos.
El wāti es un representante del otro mundo, el mundo sobrenatural, que aparece directamente ante los vivos. Para aparecerse
a la gente común debe tener una forma o manifestación concreta
que siempre es la opuesta a la adecuada apariencia o comportamiento humano. La mayoría de los wātia son seres aterradores de
154
Christine Hugh-Jones
la selva, totalmente malvados, pero también hay He wātia, espíritus
ancestrales, que aparecen ante los vivos durante los ritos masculinos Yuruparí (véase, p. 143) y los wātia de los muertos. En el
pensamiento indígena, el “otro mundo” no es un concepto unitario:
abarca el distante mundo natural de la selva, el mundo ancestral y
el siniestro mundo de los muertos recientes2.
Para volver al tema del mundo de los muertos, se ve que los
diferentes relatos dan una variedad de conclusiones. Primero, los
dos aspectos del individuo están claros. En todos los relatos, el cuerpo tiene un destino y el alma o aspecto espiritual otro. El cuerpo
termina pudriéndose: se convierte en agua del Río del Mundo de
Abajo o, en la tumba, se licua y se une con la tierra. En ambos casos
desciende, desciende a la tumba, desciende río abajo, desciende a la
tierra. El alma se resiste a acabarse o desaparecer (yayi-), como lo
entienden los indígenas. Se manifiesta en las plumas que flotan y no
se sumergen, en los espíritus de la maloca del Mundo de Abajo que
permanecen mientras los cuerpos siguen río abajo, en el abejorro que
se rehúsa a desaparecer, en el alma que se instala en el recién nacido
y en la perpetua actividad de la maloca de los ancestros. Siempre
está en una posición más alta en relación con el aspecto corporal. Sin
embargo, la separación de cuerpo y alma es incompleta; es relativa
y contextual porque una y otra dependen de la otra. Así, el cuerpo
que se pudre tiene sus ornamentos del alma y los seres del Mundo de
Abajo y las malocas ancestrales tienen cuerpos, aunque representen
almas. Además de este aspecto doble que refleja la interdependencia
de cuerpo y alma, existe un destino doble del alma misma. Por una
parte, está la tenebrosa maloca del Mundo de Abajo, un inverso de la
vida ordinaria, conectada con el destino del cuerpo en la tumba y, por
otra, están las bellas malocas ancestrales conectadas con el destino
del alma cuando abandona el cuerpo antes del entierro. Para aclarar
aun más el punto, tomemos en cuenta la dieta de estos diferentes
seres. Los espíritus del Mundo de Abajo comen gusanos, que están
mucho más allá de la categoría de “comida” y son totalmente asque2
Existe una tercera categoría, wuho, muy relacionada semánticamente con y sobreponiéndose parcialmente a usu y wāti. Wuho significa “huella” o “residuo”
–algo hecho por el ser u objeto original, pero que no es el objeto o ser mismo–.
Si un personaje mítico se transforma en pájaro, los ejemplares de esa especie de
pájaro que existen hoy en el mundo son su wuho. Wuho está estrechamente relacionado con wuha, sueño y es la palabra más comúnmente usada para “sombra”,
aunque wāti también se usa.
155
Desde el río de leche
rosos; los ancestros comen sustancias rituales que se diferencian de
la comida ordinaria por su pureza: todo lo contrario de los gusanos.
La separación de los elementos del cuerpo que se inicia con la
muerte está resumida en las columnas que aparecen a continuación.
El análisis anterior ha aclarado por qué algunos ítems pueden aparecer en ambas columnas, pero a pesar de ello, el contraste general
es entre “desaparición mala” y “buena resistencia”.
Aspecto del individuo
Cuerpo
Alma
Muerte
Cuerpo sepultado
con bienes
El alma escapa
a la casa ancestral
Entierro
El cuerpo se pudre
en la tierra
El alma habita en
un nuevo cuerpo
Mundo de Abajo
El cuerpo se pudre
en el río
Los espíritus permanecen en la maloca
Cuerpo en el río
El cuerpo se convierte
en agua
Los ornamentos flotan
Seres-alma
Espíritus en el
Mundo de Abajo
Los ancestros en la
maloca de origen
Evaluación del proceso
Mala desaparición
Buena resistencia
El principio de la vida
En lugar de ser una ocurrencia impredecible y repentina, como
la muerte, la creación de vida es gradual y más susceptible al control
social. Por ejemplo, las circunstancias de la concepción (tales como
relaciones de parentesco entre los padres, y el momento y lugar
apropiado para los encuentros sexuales), la integración del recién
nacido en la comunidad y el posterior desarrollo social del niño son
procesos que pueden, hasta cierto punto, ser moldeados socialmente
para dar fe de un determinado sistema ideológico. Además, aunque
los aspectos naturales o fisiológicos de la concepción –crecimiento
del feto y desarrollo posnatal del bebé– se dan de todas formas, siguen estando abiertos a varias interpretaciones y diferentes formas
de orientación. La forma en que una sociedad promueve el proceso
de crecimiento necesariamente refleja una teoría del crecimiento. Comenzaré con las teorías sobre la creatividad sexual y la teoría y práctica del crecimiento del feto y el niño. Los eventos del nacimiento y
posterior nombramiento se tratarán más adelante.
156
Christine Hugh-Jones
Así como encontramos que había diversos relatos sobre los
desconocidos eventos de después de la muerte, también hay diferentes relatos sobre el desconocido fenómeno de la creación del feto,
pero en este caso, también, hay patrones coherentes. No obstante,
la naturaleza general de los procesos de crecimiento es algo diferente de la de los procesos de muerte puesto que la combinación de
elementos sexuales es tan importante. Un análisis de los comienzos
de la vida da una dimensión sexual a la dicotomía cuerpo/alma.
Aparte de iniciarse por una combinación de elementos reproductivos masculinos y femeninos, el crecimiento inicial tiene como meta
la repetición de los mismos procesos reproductivos y esto exige la
diferenciación sexual de los hombres y mujeres maduros. Cuando
veamos los ritos menstruales y de iniciación, se hará evidente que
la dicotomía entre los sexos repite la dicotomía al interior de cada
individuo (de cualquier sexo) que se establece en las primeras fases.
Desarrollo prenatal
Los lugares ideales para el acto sexual son el puerto y la chagra
de yuca, aunque las hamacas de la maloca también son una alternativa.
La mujer embarazada y el padre son llamados guda hako y
guda haku, “madre y padre del relleno (del vientre)”, nombres que
enfatizan su común responsabilidad con el feto y se relacionan con
la posterior tecnonimia por la cual cada padre se refiere al otro
como “el padre/madre de mi hijo/hija”. La mujer no se considera
embarazada hasta que es “llenada” por medio de repetidos actos
sexuales. En ese punto, la “materia del alma” derivada del semen
del padre se ha acumulado suficientemente para formar un feto
“vivo” que comienza a crecer.
La gente dice que las niñas son hechas de la sangre de sus madres y los niños del semen de sus padres, y que las niñas se parecen
a sus madres y los niños a sus padres. También dicen que los huesos
proceden del semen del padre y que las cavidades de los huesos
están llenas de dicho semen (ahea badi). Algunas veces dicen que el
padre hace todo –huesos, piel, carne, etc.– con su semen. Pero, una
vez más, es común que digan que no saben ya que no pueden ver lo
que sucede. De hecho, nunca oí a nadie decir que la sangre de la madre crea la carne del niño aun cuando, de acuerdo con la lógica del
sistema establecido por las otras afirmaciones, eso tendría sentido.
157
Desde el río de leche
Podemos resumir las teorías de la siguiente manera:
1
Semen del padre
:
Sangre de
la madre
:
Cuerpo
:
Niña
2
Semen del padre
:
Sangre de
la madre
:
Huesos
:
?
3
Semen del padre
:
Útero de
la madre
:
Hijo
:
Receptáculo
Aquí me concentraré en las teorías dos y tres, mostrando primero por qué se debe considerar la sangre de la madre responsable
del líquido corporal del feto. Es razonable asumir que la división
pertinente es entre huesos y líquido corporal, debido a que ésta es
considerada la división básica de las substancias del cuerpo en muchos otros muchos contextos.
La sangre menstrual es llamada el líquido corporal de la
mujer, ruhu oko: el uso del término general “líquido corporal” lo
une con otros tejidos suaves y componentes líquidos del cuerpo.
Se piensa que dar a luz priva a la madre de energía vital (katise)
y grasa, dejándola delgada y con la “piel pegada al hueso”. Como
también se dice que la energía vital de la mujer se renueva repetidamente por la acumulación de sangre menstrual, la pérdida de
energía vital tras el parto implica la pérdida de sangre menstrual.
Es obvia también la existencia física del cordón umbilical y la placenta. El cordón está ritualmente vinculado al sistema fluvial de la
tierra y a los tallos de las plantas cultivadas: el contexto del vínculo
no deja duda de que es considerado como una fuente de nutrición
de la madre al feto. Por otra parte, se considera que el contacto de
las mujeres con el pigmento rojo utilizado por los hombres en los
rituales He wi haría que su útero sangrara excesivamente, ya que
dicho pigmento “es” sangre menstrual. Los hombres se untan la
pintura especialmente en el ombligo, el punto preciso en el que el
vínculo materno fue originalmente roto, con el fin de reemplazar su
líquido corporal (ver, p. 46 de este capítulo).
Si todos estos factores respaldan la asociación entre sangre
femenina y líquido corporal del bebé, entonces ¿por qué nadie lo
menciona directamente? Realmente no importa si consideramos la
sangre femenina como una “contribución” al feto (teoría 2) o como
un vehículo de alimentación para el feto hecho de semen (teoría 3),
158
Christine Hugh-Jones
ya que sigue siendo un hecho que el rol creativo de la sangre sólo se
hace explícito en el caso de las niñas (teoría 1). Puede haber sido por
azar que nunca oí esto, pero la omisión encaja con otros elementos
de las creencias del Pirá-paraná. Primero, hay una tendencia a evitar
hacer la distinción entre carne y hueso en el contexto de la muerte
–cabe anotar que los indígenas del Pirá-paraná no exhuman a sus
muertos (y dicen nunca haberlo hecho)– con el fin endocaníbal de
consumir los huesos quemados, como lo hacían algunos otros grupos
del Vaupés (véase, por ejemplo, Goldman, 1963, 249-250). Con la
muerte, la gran oposición entre el alma que permanece y el cuerpo
mortal parece eclipsar la más débil división del cuerpo entre los levemente más duraderos huesos y los más pasajeros líquidos corporales. Esto tiene como resultado un énfasis en la integridad del cuerpo
viviente y un respaldo a la tercera teoría de la concepción. Segundo,
veremos muchos ejemplos de la falta de énfasis en los poderes creativos de las mujeres mortales comunes que, argumentaré, se deriva de
la estructura patrilineal de los grupos de descendencia.
Hemos visto que tanto los huesos como el líquido corporal se
descomponen en la tumba, pero también que los huesos –por ser más
duros– se descomponen por último. No es de sorprender, entonces,
que la fortaleza y resistencia estén relacionadas y se contrapongan
a la debilidad (liquidez) y falta de resistencia física. Por tanto, la resistencia física de las substancias del cuerpo es masculina –como el
hueso– y la descomposición física de las substancias corporales es
femenina –como la sangre y el líquido corporal–. Los indígenas del
Pirá-paraná, al igual que muchos otros grupos amazónicos, consideran a los hombres como “duros” y a las mujeres como “suaves”. Creen
que los hombres tienen mayor fuerza física, tienen mayor capacidad
para soportar las restricciones rituales, resisten el sueño, el hambre,
etc. Las asociaciones sexuales de resistencia y descomposición sugieren inmediatamente una dimensión sexual para los otros temas
contemplados en la dicotomía cuerpo-alma de la página 7 (de este capítulo). En particular, sugieren que el cuerpo es “femenino” y el alma
“masculina”. Esta dicotomía sexual de los aspectos del individuo es
confirmada en muchos otros puntos de este libro.
Desarrollo posnatal
Si analizamos el proceso de crecimiento, éste consiste en el
crecimiento del feto iniciado al “llenarse” de semen y va seguido
159
Desde el río de leche
por el crecimiento del niño ya nacido: estos dos procesos son separados por el nacimiento mismo, al que regresaremos más adelante.
Sin importar la teoría de la concepción, no hay duda que tanto
el padre como la madre son esenciales. Sin embargo, el alma del
feto –creada por la repetida inseminación del padre– no es un ente
diferenciado: veremos que hay otros factores en el alma. De hecho, en el contexto de la vida, el término alma (usu) algunas veces
tiene un significado muy general, casi paralelo al de “vida”. Puede
decirse que cualquier cosa necesaria para la vida añade alma, pero
también hay una ocasión en particular –el nombramiento– en que
un alma diferenciada es transferida al niño: más adelante retomaré
el tema del nombramiento. Durante el progresivo crecimiento del
niño, el alma y el cuerpo se reúnen. Por una parte, la alimentación
añade alma, pero también hace crecer el cuerpo; por ello se dice
que la leche, cosechas, etc., dan alma al niño. Por otra, las personas
dicen que es el chamanismo el que da tales poderes a los alimentos
y que sin él toda la comida sería mortal. Entonces, en la relación
entre chamanismo y alimentación hay una repetición de la relación entre semen y sangre de la madre. En ambos casos hay un
elemento que inicia la vida y un elemento que la nutre o sirve de
medio de transporte para los nutrientes. El primero es masculino,
ya que los chamanes son hombres; el segundo es femenino, ya que
las mujeres son las responsables de la leche y, posteriormente, de la
preparación de los alimentos sólidos. Juntos, estos elementos dan
vida y alma, pero tomados por separado, están relacionados como
alma (masculina) y nutrición (femenina). Al igual que el acto de
inseminación, que está sujeto a un control consciente en una forma
en que el papel femenino en el crecimiento del feto no lo está, el
chamanismo representa el ejercicio del control masculino sobre los
poderes femeninos de producción de alimentos.
Todo lo que el niño consume o utiliza por primera vez debe
haber sido chamanizado. Algunos chamanismos están diseñados
para producir cambios específicos en el individuo y se realizan normalmente durante un período ritual especial; otros buscan hacer
seguras y benéficas las actividades que el individuo realizará con
frecuencia. Así, lo primero que se chamaniza para el bebé es la leche
materna y los frutos de kana (Sabicea amazonensis). El chamanismo
de la kana es un acto particular de dación de vida (véase, p. 18 de
este capítulo), mientras que el chamanismo de la leche busca que
160
Christine Hugh-Jones
su consumo –a partir de entonces– sea seguro. Con frecuencia, los
tratamientos chamánicos combinan la neutralización de peligros y
la activación de los efectos benéficos de las substancias. Antes de
describir el proceso de crecimiento, quisiera explicar un poco más
el chamanismo de los alimentos. Mi información al respecto está lejos de ser completa y no puedo dar sino un esbozo muy general del
tema. La obra de Langdon (1975) incluye mucha más información
sobre las restricciones alimenticias y la ideología que las respalda.
En el capítulo seis de este libro, se discuten con mayor detalle las
series alimenticias.
La mayoría de los peligros potenciales de las comidas se derivan, en últimas, de los eventos míticos en los que figuran varios
animales, plantas y equipos productivos. El peligro proviene no solamente de la naturaleza de las materias primas sino también de
los procesos productivos de atrapar, matar, cortar, atar, quemar,
cocinar, cernir, etc. También puede proceder del sexo y de la etapa
del ciclo de vida de los productores y, así mismo, el peligro puede
ser diferente dependiendo del sexo y la etapa de ciclo de vida del
consumidor. Cuando un individuo come algo o utiliza un objeto,
no está simplemente consumiendo ese artículo terminado: también
está absorbiendo poderes asociados con todo el proceso y las relaciones sociales y físicas relacionadas con él. Esta visión lleva a una
serie de analogías entre procesos de producción, patrones de consumo y procesos de digestión –nos referiremos a algunas de ellas
en capítulos posteriores– y como es lógico también está asociada
con una teoría del cuerpo que da gran valor a la regulación de entradas y salidas. Todo lo que puedo hacer acá es resumir esta visión
del cuerpo y dar algunos ejemplos ilustrativos.
Los peligros para el cuerpo se explican mejor al imaginar el
cuerpo como un recipiente con orificios especiales a través de los
cuales deben ingresar o salir alimentos, excrementos, olores, sonidos, aliento e imágenes visuales, de forma regular y controlada.
La cobertura exterior de este recipiente varía en su permeabilidad,
dependiendo del contexto, de forma que algunas criaturas y chamanes pueden ver a través de ella el alma; otras veces, la cobertura
se abre en heridas. La permeabilidad de la piel y apertura de los
orificios es buena en la medida que permite ingresar cosas buenas y
expulsar cosas malas, pero es mala en la medida en que cosas malas
ingresan y cosas buenas son expulsadas. Desde luego, las opciones
161
Desde el río de leche
son que, sin importar si los orificios están abiertos o cerrados, los
efectos malos se darán junto con los buenos esto se da por (a) la
alternación regular de abrir y cerrar, una especie de moderación
dinámica y (b) por el chamanismo. Acá no pretendo presentar la
evidencia que respalda esta teoría ya que significaría duplicar mucho material que aparece en otras secciones del libro.
La enfermedad entra al cuerpo por las aberturas en la piel y
orificios y, de forma correspondiente, tiende a mostrarse en la disfunción de ellos mismos. Stephen Hugh-Jones ha mostrado, por
ejemplo, que cuando los iniciados son ritualmente abiertos son
propensos a un tipo de enfermedad en la cual el cuerpo literalmente se va desocupando por un ano excesivamente abierto (2011
[1979], 198 y ss.). Hay otras formas en las que la enfermedad
es una repetición de eventos que la preceden: algunos alimentos
pueden introducir al cuerpo elementos del equipo utilizado en su
producción y esos implementos atacan los órganos internos. De
este modo, si se toma una bebida de harina de yuca hervida en
la ocasión incorrecta (cuando el individuo está “muy abierto”),
el palo que fue usado para revolverla revolverá el usu de quien
la toma. Hay una categoría significativa de alimentos descritas
como de “los que llenan el cuerpo con grasa”. Son alimentos grasosos, pero lo más importante parece ser el hecho de que rezumen
grasa mientras se cocinan. Cuando el individuo consume estos
alimentos, se “llena de grasa” y luego el jaguar y las serpientes
ven mágicamente esa grasa y perciben al individuo como “caza
comestible”. Entonces, la comida rezume grasa mientras se cocina y el individuo rezume grasa tras comerla. Estos ejemplos
ilustran el principio general de que las relaciones y procesos externos al cuerpo pueden transferirse al cuerpo mismo.
Tal transferencia es la que se hace por medio del chamanismo de los alimentos. El chaman lanza conjuros sobre una pequeña
muestra de comida ya preparada, espantando los agentes causantes
de enfermedades asociados con todas las comidas de la categoría
representada en la muestra. Entonces, si la categoría es “pescados
grandes”, tendrá que mencionar y vérselas con todo tipo de pescados grandes. El cliente consume la comida y queda protegido,
de tal manera que en el futuro podrá consumir cualquier alimento
de esa categoría (hasta que su estado ritual sufra un cambio). Los
agentes causantes de enfermedades no se espantan del todo; tan
162
Christine Hugh-Jones
solo son alejados de aquellos que comen la muestra chamanizada.
De esa forma, los efectos de los procesos chamánicos son transferidos al cuerpo del consumidor (véase, la figura 13).
El recién nacido depende totalmente de la leche y de los cuidados de su madre ya que tiene pequeños orificios, incontrolados y sin
desarrollar. Mamá, duerme, llora, defeca y orina en intervalos cortos
e irregulares. A medida que crece, aprende a controlar sus orificios:
el llanto cede el paso al habla –en la que debe ejercer otra forma de
control, pues el niño debe hablar la lengua de su padre y no la de la
madre–; el mamar da paso a patrones más regulares de comida y
ayuno y, al mismo tiempo, al consumo de alimentos “más avanzados”;
las frecuentes defecaciones dan paso al control de esfínteres y el niño
aprende a salir para excretar; el sueño se regula gradualmente hasta
coincidir con el ritmo día-noche de la vida en la maloca. Como resultado de esos cambios, el niño adquiere autocontrol e independencia
de su madre y puede establecer relaciones sociales con otros miembros de la comunidad. Esto lo hace a través de la simultánea regulación y ampliación de sus orificios. En cierto sentido, los dos procesos
están naturalmente ligados, ya que los orificios grandes permiten
una mayor entrada y salida a la vez y, por tanto, luego pueden permanecer cerrados por más tiempo. Aunque el niño en desarrollo llega
a ceñirse a la periodicidad de la vida de la maloca, mientras sea sólo
un consumidor que llena sus horas de vigilia con juegos en lugar de
actividades productivas, su integración es sólo parcial. Como en la
mayoría de sociedades, las niñas cambian antes que los niños. Estos
sufren un cambio abrupto en la iniciación.
Estos cambios corporales son habilidades naturales, pero los
nuevos poderes son socialmente guiados, de tal forma que se hable
la lengua correcta y se aprendan los tiempos y lugares adecuados
para cada actividad. Pero también son socialmente guiados de otra
manera por el chamanismo. El recién nacido es guiado por una serie
acumulativa de alimentos cada vez más peligrosos hasta que se adapta a una dieta variada y adulta. Esa misma es la serie que es repetida
de la misma forma o un poco más abreviada tras cada renacimiento
ritual, pero en el caso del bebé recién nacido, el período de tiempo
entre los elementos de la serie es más largo que en cualquier ocasión
posterior. La forma abreviada consiste de menos categorías, porque
una categoría de especial importancia puede ser usada para representar varias consecutivas. La naturaleza de los mitos, los procesos pro-
163
Desde el río de leche
El comienzo de la vida
a) Acto de chamanismo
RÍA DE ALIMEN
O
G
T
TE
MUESTRA
CHAMANIZADA
CLIENTE
C.
..ET
S
O
RÍA DE ALIMEN
O
G
T
TE
...........DISPERSAD
.
.
.
.
OS
OS
R
....
G
I
...
L
E
..
...
CLIENTE
...C
A
....
b) RESULTADOS
DE CHAMANISMO
C.
..ET
S
O
...C
A
..............DISPERSA
.
S
O
DO
IGR
S..
L
E
...
.P
...
...
....
.P
Fig.13 Transferencia de la actividad chamánica al cuerpo del cliente
Figura 13. Transferencia de la actividad chamánica al cuerpo del cliente.
164
Christine Hugh-Jones
ductivos, la variedad de materias primas y los tipos de crecimiento
natural que son relevantes en la construcción de estas series llevan
a un sistema bastante complicado, pero que, no obstante, tiene un
patrón que contiene las siguientes relaciones:
Stephen Hugh-Jones (2011 [1979], 93) también señaló estas
relaciones y en el capítulo sexto de este libro se analizarán con
mayor detalle.
Al principio de la vida del niño, la leche y la kana se chamanizan. La función de la chamanización de la leche es bastante obvia.
Las frutas de la kana –como pequeñas, suaves y dulces grosellas rosadas– son de gran importancia ritual y con seguridad tienen muchos significados como símbolos de vida. Aquí enfatizaré, primero,
su nombre ritual: “Ojos del Sol” y, segundo, el hecho de que se
supone que consumirlas durante el embarazo produce hijos de ojos
blancos. El Sol es la fuente de la luz y la vida y, podemos imaginar,
que los tan deseados ojos blancos están asociados con los “ojos del
Sol” y, por tanto, con la luz y claridad de visión. Dado que mamar
y ver están entre las habilidades más positivas del recién nacido, es
razonable suponer que la kana chamanizada abre la experiencia visual de la misma forma que la leche chamanizada abre la experiencia alimenticia. Para respaldar esto, puedo agregar que la siguiente
vez que los niños consumen kana chamanizada es cuando ven los
instrumentos Yuruparí por primera vez, en su iniciación. Cuando
comienza el proceso de destete, el niño se va abriendo ritualmente
al progresar de pequeñas partículas de alimentos vegetales hasta
consumir carne de grandes animales, mientras simultáneamente
vive un proceso de crecimiento en dos fases. En la primera fase, de
raíces subterráneas a partes vegetales superficiales –proceso que
comienza y termina con productos de yuca (ver, p. 216)–, el niño
realiza un proceso de crecimiento ascendente, análogo al de una
planta de yuca; en la segunda fase, de pequeños peces a grandes
animales, completa un proceso de paso del agua a la tierra. Los animales terrestres (mamíferos y pájaros de caza) son llamados “peces viejos o maduros”, wai bukurā, lo cual confirma que el cambio
agua-tierra es considerado un desarrollo. Esto también lo habríamos podido deducir de la progresión de las anacondas ancestrales
de la Puerta del Agua a los lugares de las malocas ancestrales. De
acuerdo con la división sexual del trabajo, podemos describir la
primera fase como femenina y la segunda como masculina aunque,
165
Desde el río de leche
juntas, representan el gradual debilitamiento de la dependencia en
la mujer y el consecuente fortalecimiento de la dependencia en un
sistema productivo heterosexual. Por consiguiente, al mismo tiempo que logra la apertura alimenticia del niño, el chamanismo de las
series alimenticias logra una integración gradual del niño, como
consumidor, en la vida socioeconómica de la comunidad. Veremos
que el proceso estructurado de crecimiento revelado en este limitado análisis de las series alimenticias también se encuentra en la
secuencia de eventos del nacimiento.
Es claro que el beneficio positivo del chamanismo radica no
tanto en los actos individuales como en las relaciones entre los elementos de la serie completa de actos que promueven un proceso de
crecimiento. Considero que es por esto que las personas tienden
a resaltar los peligros evitados, más que los beneficios otorgados,
cuando mencionan actos aislados de chamanismo de alimentos.
El desarrollo del niño se representa en la figura 14. Ahora,
regresaré a los eventos del nacimiento, aquellos que dividen el desarrollo fetal del desarrollo del niño.
Nacimiento
El nacimiento debe acontecer en la chagra de yuca, con la
compañía de una mujer experimentada y ningún hombre. Después del parto, el cordón es cortado y la placenta se entierra. La
madre y el niño regresan a la maloca, ingresando por una puerta
lateral. Antes de ingresar, se quema cera de abejas y todos los
objetos del hogar –objetos rituales, ollas, equipos de coca, etc.–
son sacados a la plaza para evitar que entren en contacto con
la sangre del parto, ya que ésta lastimaría a quienes los usaran
posteriormente. Madre, padre e hijo son aislados en el compartimento durante varios días y los padres se limitan a una dieta
de hormigas y termitas (de variedades específicas que viven bajo
tierra), pan de yuca, almidón y agua. Al concluir el aislamiento,
se embadurnan a los tres con pintura roja y, después de hacer
seguro el río por el chamanismo del agua, los tres se bañan en el
puerto. Los objetos del hogar son sacados nuevamente mientras
la familia vuelve a la maloca, que ha sido limpiada con humo de
cera de abejas. Tras su regreso, el padre y la madre toman una
comida de pescado pequeño hervido en ají. Los alimentos de la
166
167
Figura 14. Aspectos del desarrollo infantil
EL HIJO APRENDE
AUTOCONTROL
EL HIJO CRECE MÁS
GRANDE Y MÁS ABIERTO
MOVIMIENTO HACIA LA
MADUREZ
PRODUCTOS DE HOMBRES Y MUERES
SERIES DE ALIMENTOS
CHAMANISMO DEL
ALIMENTO
LECHE
ALMA
CUERPO
BAJO TIERRA
PEQUEÑO
SOBRE TIERRA
AGUA
TIERRA
CERRADO / RESTRINGIDO
ABIERTO /
APETITO SATISFECHO
GRANDE
Christine Hugh-Jones
Desde el río de leche
reclusión y los que se consumen después de ésta, deben ser todos chamanizados.
Los padres no deben mantener relaciones sexuales hasta después de destetar al niño y, a juzgar por las edades de los niños,
parecería que la norma es generalmente acatada. Tener niños muy
seguidos se considera “malo”, además de muy poco práctico. El intervalo aprobado es de tres años o más entre hijos3.
Retornando al nacimiento, el bebé nace en el ámbito femenino
–la chagra de yuca–. El lugar del parto y el sendero que lleva de él
a la maloca se llaman rīhi tukuro y rīhi ma (tukuro, tierra, claro; ma,
sendero): rīhi- significa lloriquear en busca de atención de la madre
(rī, sangre o carne; hi-, llamar) y está relacionado con los términos
para los hijos, rīa (los de la sangre) y para el río, rīaga (-ga es el
sufijo para ciertos recipientes). Otros nombres para el sendero son:
“sendero palo de yuca”, una referencia a la fuerte asociación entre
los poderes femeninos de procreación y cultivo de la yuca; “sendero
de la kana de agua”, la kana es la fruta ya mencionada en el contexto
del chamanismo del nacimiento. El significado de kana es complejo:
además de estar conectada con el sentido de la vista, las pequeñas
frutas rosadas son descritas como usua, almas o corazones y la kana
evidentemente tiene un significado más general en el cual el nacimiento es imaginado como el cruce de un río. El chamanismo del
nacimiento se logró originalmente por el cruce de un río, ya que lo
obtuvo Anaconda Palo-de-Yuca cuando, transformada en garrapata, se colgó del chamán Danta cuando éste cruzaba el río en la capa
cosmológica inferior a la tierra (véase, p. 261). El término “cruzar
un río”, kana-mo, tal vez relaciona ese acto con la planta cuyos frutos dan vida al bebé recién nacido4.
El útero es denominado masa yuhiri wi (maloca de despertar o de transformación de la gente) y su salida masa yuhiri sohe
(puerta), nombres que relacionan el proceso fisiológico femenino
3
El rompimiento de esta norma trae daños al niño más que a los padres. El daño se
presenta en forma de enfermedad mística, así como el daño directo causado por
la privación de la leche y la atención materna.
4
Vale la pena aclarar que la planta de kana tiene un tallo que se ramifica casi en
ángulos rectos, así: pequeñas porciones del tallo son atadas para hacer un tenedor de tres puntas para pintar, con pintura negra, la piel con patrones parecidos
a cestos (como patrones de tejidos). Esto sugiere, nuevamente, que la kana está
asociada con los cruces en ángulo recto, que son la esencia del tejido.
168
Christine Hugh-Jones
del nacimiento con los orígenes de los grupos sociales en el Este.
La analogía entre el viaje desde el útero y el viaje de la anaconda
desde el Este se repite en la descripción del cordón umbilical y
el sistema fluvial del mundo como kana ma, senderos de vida. De
hecho, el sistema fluvial del mundo es descrito como un cordón
umbilical con ramificaciones que conecta las malocas indígenas
–que son almas/corazones– y las frutas de la kana con el lugar de
origen ancestral en el Este.
Usando estos vínculos metafóricos, ahora podemos establecer cuatro procesos análogos enumerados en la figura 15: 1. El
nacimiento del niño, paso del útero al mundo exterior; 2. El paso
del niño de la chagra de yuca al mundo social de la maloca; 3. La
creación de grupos de descendencia humanos por medio de los
viajes de la anaconda ancestral desde el Este, y 4. El crecimiento
de la planta de kana de raíces subterráneas a frutas superficiales.
Cada proceso tiene un punto de partida y uno final conectados por
un sendero y en ambos extremos existe una señal de discontinuidad –una puerta, un lindero–.
Hasta el momento, no nos hemos referido al vínculo físico entre la madre y el niño –el cordón umbilical– que, como fuente de
nutrición del feto y un kana ma, es de fundamental importancia. Si
comparamos el ente físico compuesto por la placenta, el cordón y el
feto/ niño con los procesos ya mencionados, vemos en la figura 15
que la placenta es obviamente el punto de partida ya que está adherida en el interior del útero y es la fuente de nutrición. De hecho,
el nombre de la placenta –ri saniro, “recinto redondo de sangre”– la
vincula por la forma al útero redondo y a la chagra de yuca. El cordón es el “sendero” y el feto/niño es el punto final (5). Sin embargo,
inmediatamente después del parto, el cordón es cortado y la placenta es enterrada (6). La continua transformación representada por
el sendero nutritivo es repentinamente cortada por intervención
humana y, al mismo tiempo, la posición de la placenta con respecto
al niño se invierte: ya no está encima sino debajo. Ahora, en términos generales, el crecimiento humano es hacia arriba y, por ello, el
enterramiento de la placenta reemplaza artificialmente el estado
pre-natal de la vida humana, haciendo que el crecimiento del feto y
el desarrollo en la niñez parezcan unidos en un proceso continuo de
crecimiento ascendente que lo aleja de la tierra y los orígenes maternales. Veremos que esta concepción de la vida humana como un
169
170
Placenta en tierra
Placenta
en el útero
Raíz subterránea
Maloca más
allá del la puerta
del agua
Huerto de yuca
(Niño natural)
Útero (Feto)
Punto de partida
Figura 15. Metáforas del nacimiento.
6. Crecimiento
metafórico
del niño de
la tierra
5. Nutrición
del niño
4. Crecimiento
de la planta de
kana
Movimiento de anacondas/ancestros
3. Creación
de grupos de
descendencia
Movimiento
del niño
2. Llevada del
niño al hogar
Movimiento
del niño
1. Parto
Procesos
Superficie de
la tierra
Cordón
umbilical
Unión
(juntura) con
el cordón
Cordón cortado
Tallo
Río de leche
Sendero
del huerto
Vagina
Sendero
Retoño
superficial
Puerta
del agua
Límite
del huerto
Cérvix
Límite
tierra)
Tallo/Fruto
Puerto
Ombligo
Unión con el niño
(río
Puerta lateral del
compartimento
Entrada de la vagina
Límite
Niño separado
Niño
Fruta
Sitios originales
de las casas
Compartimento
familiar
(Niño social)
Mundo exterior
(Niño recién nacido)
Final
Abajo
Abajo
Este
Oeste
Arriba
---
Arriba
Arriba
Oeste
Este
Abajo
Movimiento
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
crecimiento que aleja del origen maternal se da también en otras
formas. Al mismo tiempo, el enterramiento de la placenta sirve
para contrastar el repentino y absolutamente creativo evento del
nacimiento, un movimiento descendente, con el gradual e inacabado crecimiento ascendente de la nueva vida. Visto de esta manera,
el nacimiento ocupa una posición de “cambio súbito” entre el crecimiento fetal y el del niño, tal como lo es el rompimiento del cordón.
Para respaldar la relación metonímica entre el corte del cordón y
todo el proceso del nacimiento, podemos recordar que el cordón es
una metáfora del río nutritivo que es cortado de un extremo a otro
de la corriente y que el chamanismo del nacimiento también tiene
su origen mítico en el cruce de un río. El crecimiento posterior
al corte del cordón tiene lugar en el compartimento familiar y es
iniciado por el chamán con el suministro de frutas de kana, de tal
forma que todos los términos finales de los procesos mostrados en
la figura 15 se reúnen en la práctica.
Existe otra propiedad de la kana que es muy significativa y
sugiere otro tema de análisis: la naturaleza cíclica del crecimiento
de las plantas. Mientras que la fruta de la kana es el final de un
proceso de crecimiento, la fruta como tal es el principio de otro.
De esta forma, la fruta de kana es análoga a los elementos reproductivos (semen y sangre femenina), que son a la vez productos de
un proceso de crecimiento humano e iniciadores de otro. Ya hemos
visto que la placenta es “plantada” en la tierra y, en cierto sentido,
el semen también es “plantado” en la mujer, ya que hay un evidente
vínculo metafórico entre el útero como fuente de vida humana y la
tierra como fuente de vida vegetal.
La naturaleza del nacimiento y la total exclusión de los hombres, incluso del acto ritual de sepultar la placenta, junto con la
localización del evento en la chagra de yuca –un ámbito femenino–
hacen de esta la ocasión femenina por excelencia. Este nacimiento
“natural”, femenino, contrasta con el posterior aislamiento y baño
que, sostengo, atañen al estatus de la familia del niño.
Los niños no deseados y los que nacen muertos son sepultados inmediatamente, sin hacer el viaje hasta la maloca. El infanticidio se da en caso de niños ilegítimos, cuando es el último de
una serie de hijos del mismo sexo (especialmente si son niñas) o
cuando las relaciones entre los padres son tensas. Creo que esos
niños normalmente son sepultados vivos, aunque es posible que
171
Desde el río de leche
algunas veces los maten antes. En cualquier caso, el destino de la
placenta es ya reminiscente del destino de los muertos y el entierro de los bebés indeseados en la chagra de yuca tan sólo resalto
el paralelo. Al morir, el cuerpo se convierte en líquido putrefacto
y se fusiona con la tierra; al nacer, la placenta es enterrada cuando está a punto de podrirse de manera que el niño debe crecer,
metafóricamente, a partir de líquidos putrefactos en la tierra –el
estado al que retornará al morir–.
Si incluyésemos la inseminación en este ciclo ascendente y
descendente, sería claramente un movimiento descendente que
transfiere el semen al útero/tierra del que el feto crece ascendentemente, surgiendo del útero/tierra en el parto. En este sentido, la
inseminación es como la muerte –un hecho registrado en el mito
sobre el origen del cultivo de coca, cuando el héroe muere en el
momento de eyacular y, luego crece como una planta de coca– (ver,
p. 212). Además, veremos que, en la medida en que la inseminación
renueva el cuerpo del padre en el hijo, es también una forma de
muerte del padre porque señala el fin de una generación (véase, p.
61 de este capítulo).
Los entierros, realizados por las mujeres en la chagra de
yuca y en la maloca por los hombres, corresponden a la calidad
natural del bebé recién nacido y la calidad social de la persona
que muere posteriormente. No obstante, un análisis de parte del
mito de La Mujer Viva (véanse, p. 4 de este capítulo, analizado
en la p. 187) mostrará que, después de la muerte, es el llanto de
las mujeres lo que realmente hace que el cuerpo se descomponga.
Esto significa que, en un sentido, podemos decir que las mujeres
controlan el crecimiento y descomposición natural del cuerpo –
una conclusión que encaja con la asociación masculino-femenino
de la dicotomía alma-cuerpo–. Sin embargo, aunque todo el ciclo
de vida tiene un aspecto femenino asociado con el cuerpo físico y
un aspecto masculino asociado con el alma, desde otro punto de
vista es la fase subterránea –durante la cual se dan la descomposición natural y los orígenes de la vida– la que es femenina y la
fase superficial y socialmente controlada es la masculina. El crecimiento desde un dominio femenino, subterráneo, a uno masculino
y superficial está confirmado por la raíz común ümüa-, ser alto
o estar alto (por ejemplo, Umuari Masa, Gente del Cielo y umu,
hombre). La misma oposición bajo/femenino: alto/masculino que
172
Christine Hugh-Jones
representa los polos del crecimiento individual, diferencia a los
miembros adultos de sexos opuestos; las mujeres duermen debajo
de los hombres, se sientan más cerca del suelo, explotan recursos
naturales bajos, etc. El ciclo de vida del cuerpo, con su polaridad
masculino-femenino se representa en la figura 16.
Aunque es típico del pensamiento indígena que haya una polarización masculino-femenino en el ciclo de vida de los individuos de
ambos sexos, esta noción presenta un problema. Cuando hayamos
analizado la iniciación, resultará obvio que los muchachos crecen
alejándose de sus madres y entran a un mundo adulto masculino,
pero las niñas permanecen en el ámbito femenino de otra maloca
cuando se casan. Las niñas se alejan de sus madres al desarrollar
poderes productivos y reproductivos equivalentes a los de ellas. Sin
embargo, el cambio de niña a mujer trae consigo la habilidad para
El ciclo de la vida
SOBRE LA SUPERFICIE
BAJO TIERRA
Figura 16. Ciclo de vida del cuerpo.
Fig.16 Ciclo de vida del cuerpo.
173
Nacimiento
Inseminación
Muerte
Nacimiento
etc.
Desde el río de leche
establecer directamente sociedades sexuales y económicas con los
hombres y, entonces, el crecimiento de las niñas hacia una madurez
“masculina” puede entenderse como el crecimiento hacia una relación complementaria con los hombres adultos. Esta complementariedad está perfectamente representada por la gradual introducción de alimentos producidos por los hombres en la dieta.
En el parto, es notable que la madre, el padre y el bebé son
recluidos y posteriormente se bañan juntos. Ya de regreso en la
maloca, los padres comparten una comida de pescado y ají chamanizados, pero el bebé continúa con su dieta de leche. Aunque la madre ya ha sido liberada de las restricciones de la reclusión, mantiene
un vínculo dietético con el bebé, ya que se mueve mucho más lentamente que el padre por la serie de alimentos peligrosos que deben
ser chamanizados, por temor a pasarle estos alimentos al bebé en
la leche. El mismo patrón se da con el contacto físico, pues después
del aislamiento conjunto en el compartimiento familiar, el padre
retoma la vida social masculina normal –que se lleva a cabo en la
parte central del frente de la maloca– mientras que el bebé acompaña a su madre en su existencia femenina en la periferia de la maloca.
Existen indicaciones claras de que la reclusión tiene que ver con la
identificación física de los tres y es opuesta al posterior vínculo fisiológico entre la madre y el niño del cual está excluido el padre. Si
el padre desacata las restricciones del período de aislamiento, tiene
más posibilidad de hacer daño al niño que a sí mismo, aun cuando
algunos peligros lo amenazan a él también. El hecho de que el daño
al niño se derive directamente de sus acciones y no requiera intención de su parte es otra evidencia de la identificación física de los
dos5. Este sufrimiento directo de las consecuencias místicas de no
acatar las restricciones (una manifestación de falta de autocontrol)
normalmente se refleja en la persona que comete la ofensa ritual
y, por tanto, implica un yo unificado que interactúa con el mundo
externo. Si se considera que el padre y el hijo están unidos en una
5
Esto puede compararse con evidencia sobre las tribus Gê del centro de Brasil, en
las cuales se cree que los miembros de las familias nucleares se transmiten entre
sí las enfermedades automáticamente. Tanto T. Turner, refiriéndose a los Kayapó (s.f), como C. Crocker refiriéndose a los Bororo (1977), consideran que esto
demuestra la unidad fisiológica del grupo familiar. Entre los habitantes del Piráparaná, la unidad fisiológica análoga es efímera porque da paso a relaciones en
las que las enfermedades se transmiten por medios no automáticos tales como
el chamanismo, la contaminación por alimentos peligrosos, etc.
174
Christine Hugh-Jones
forma análoga al vínculo entre las acciones de un individuo y sus
consecuencias, podemos tomar esto como evidencia de que el padre
(representando la acción) está en el acto de transferir su substancia
al niño (que representa las consecuencias). El proceso natural por
el cual se logró esta transferencia fue el “llenado” por medio de la
repetida inseminación y, entonces, entre otras cosas, la reclusión es
una referencia a la contribución física del padre con la existencia
del niño. La unidad de padre, madre y niño representa el nexo físico
de los tres elementos –pene, útero y niño incipiente (semen)–. Más
tarde, en el análisis de la dieta del aislamiento, daré más evidencia
de que la reclusión constituye una especie de reconstrucción del
embarazo (o, en términos más generales, del estado intermedio entre muerte y nacimiento), en el cual se eliminan aspectos particulares de la sexualidad femenina. De esta forma, el desarrollo del niño
antes del parto es puesto bajo el control chamánico, consciente y
apartado del control escondido, involuntario de los poderes procreadores naturales de la mujer.
No obstante, la duplicación del cuerpo del padre en el hijo no
es la única razón de la reclusión. Los indígenas dicen que la madre
debe ser aislada debido a la pérdida de sangre contaminante y, podemos imaginarnos, que el niño debe ser aislado porque ha pasado
de la muerte a la vida y del contacto con la sangre femenina en el
útero a una existencia relativamente independiente en el exterior.
De hecho, la asociación del aislamiento con el proceso de nacimiento mismo se refleja en la amenaza de la “Gente que ingiere o hace
entrar”, algo que afecta más a la madre y el niño que al padre (ver,
p. 267). La reclusión, entonces, está relacionada con una serie de
transformaciones simultáneas: volveré sobre el aspecto que se refiere a la renovación femenina y la pérdida de sangre cuando hable
sobre la menstruación.
El aislamiento tras el parto, como otras reclusiones rituales,
termina con un baño ritual después del cual se retoma la vida normal. El traslado de los bienes del hogar después del baño ritual
es una repetición obvia del viaje original de la madre y el niño a
la maloca después del parto. Este “segundo nacimiento” en el río
recuerda el paso de los grupos ancestrales del río a las primeras
malocas. Ya hemos visto que la identificación del útero (maloca de
transformación o del despertar de la gente) con los orígenes del
grupo implica una analogía entre el parto natural y el origen de
175
Desde el río de leche
los grupos de descendencia. El progreso de la chagra de yuca a la
maloca y el progreso del río a la maloca representan los distintos
términos de esta analogía. Si resumimos todo el proceso que se
da desde la chagra de yuca hasta el retorno a la vida normal de
la maloca, vemos que un vínculo natural madre-hijo (parto en la
chagra) es seguido por la adición del vínculo paternal que define la identidad social del niño (reclusión en la unidad familiar) y,
luego, por el renacimiento del niño y sus padres (retorno después
del baño). Hay dos características importantes en este proceso: la
primera es que el niño nace de la tierra y luego renace del río, de tal
manera que el proceso de nacimiento tiene exactamente la misma
estructura que las series alimenticias chamánicas que controlan el
posterior crecimiento; la segunda es que las relaciones familiares
entre padre, madre e hijo –establecidas durante la reclusión– se
encuentran a mitad de camino entre el vínculo natural madre-hijo
y la futura incorporación del niño –por el nombramiento– al grupo
de descendencia local.
El nombramiento
Hasta ahora, me he concentrado más en las preocupaciones
por el cuerpo que las del alma, aunque hemos visto que la separación de cuerpo y alma es partícipe de las relaciones existentes entre
las contribuciones sexuales al cuerpo: sangre femenina y semen. El
nombramiento es la ocasión en que el niño recibe alma en forma
pura y no concreta. Toda la evidencia sugiere que el nombramiento
es independiente del aislamiento y creo que nunca se realiza durante ese período. No obstante, los indígenas dicen que un niño
debe ser nombrado a los pocos días de nacer porque, si no, no sobrevivirá. La etnografía sugiere que el período entre nacimiento y
nombramiento varía bastante en la región del Vaupés6.
6
Koch-Grunberg sobre los Tuyuca (1909-1910, 313): rito después del baño. McGovern sobre los Taiwano (1927, 252): al tercer día después del baño. Bruzzi Da Silva
sobre la región del Vaupés (1962, 429), Reichel-Dolmatoff sobre los Desana (1971,
140), Stradelli sobre el Vaupés en general (1928-1929, 537): tres años después.
Goldman sobre los Cubeo (1963, 171): un año después. Yo nunca fui testigo de
toda la secuencia de eventos tras el nacimiento, pero las ceremonias aisladas
que presencié mientras viajaba, sugieren que el aislamiento no se práctica tan
estrictamente como se supone, por lo menos, después del nacimiento del tercer
o cuarto hijo.
176
Christine Hugh-Jones
El bebé debe recibir su nombre de un pariente patrilineal
difunto de la segunda generación ascendente y del sexo apropiado, de manera que un niño debe llamarse como su abuelo
paterno (o FFB)7 y una niña como la hermana del padre de su
padre. Este nombre es un “nombre chamánico” (baseri wame)
porque es transferido chamánicamente, con pintura roja y leche como sus vehículos 8. Con el nombramiento también “pasa
el alma” (usu-wasoa-) del ancestro difunto al niño, de tal forma
que se evita la “desaparición” de esa alma. Lo importante del
alma es que haya pertenecido a un difunto reciente –un informante dijo que “tres años” era el período después de la muerte–. Es evidente que el nombre enlaza al niño con el grupo
local de descendencia al establecer su parentesco patrilineal
con otros miembros y teniendo como referencia a un difunto
reciente. Entonces, el nombramiento completa la serie tripartita de vínculo madre-hijo, vínculo familiar y vínculo con el
grupo local de descendencia. Es este último el que articula la
comunidad como un todo.
Este es el punto adecuado para resumir las principales manifestaciones del alma. Primero, está la división entre el líquido
corporal y los huesos. El hueso, por estar lleno de semen –que es
una manifestación del alma del padre–, está vinculado al alma,
pero también está firmemente relacionado con la carne y, los dos,
son opuestos al alma en la tumba. Luego, están el corazón y los
pulmones, ambos “alma” (ver, p. 6 de este capítulo), ambos parte
de las substancias carnales líquidas del cuerpo, pero diferenciados por ser recipientes de sangre y aire, respectivamente. Ambos
deben funcionar correctamente al nacer, ya que los indígenas saben que un bebé vivo respira aire y tiene un corazón que palpita.
Juntos son las manifestaciones más femeninas del alma, pero por
separado, se oponen como la sangre al aliento o el cuerpo al alma.
Tras la muerte, se descomponen con las partes líquidas, antes que
7
FFB, por sus iniciales en inglés significa: F, padre; B, hermano (N. de T.).
8
Los hombres normalmente tienen también un apodo o nombre humorístico (ahari wame). Tanto hombres como mujeres tienen también un nombre en español:
a estos se los llama gawa wame, nombres de blancos. Los apodos y algunos de
los nombres españoles comunes están enlazados con nombres chamánicos de
manera que distintos individuos pueden tener los tres nombres en común.
177
Desde el río de leche
los huesos9. El nombre no tiene substancia, pero permanece mejor que los órganos e, incluso los huesos, ya que regresa al mundo
de los vivos. También tenemos evidencia para suponer que el “líquido” es femenino y asociado con la contribución de la madre al
feto, mientras el hueso es masculino y asociado –así mismo– con
la contribución del padre al feto: el nombre es patrilineal y proviene de la segunda generación ascendente, pero pertenece a una serie diferenciada por el sexo. Entonces, el alma del individuo tiene
dos ciclos: el de una generación y el de dos generaciones. El alma
de “una generación” se descompone, lo cual no tiene importancia,
pues ha pasado a un niño durante su desarrollo fetal; el alma de
“dos generaciones” se mantiene para la línea de descendencia patrilineal (véase, la figura 17).
Menstruación
CORAZÓN
(SANGRE)
PULMONES
(AIRE)
SUAVE
ÓRGANOS
SE PUDRE PRIMERO
ELEMENTO
DE LA
MADRE
HUESO
NOMBRE
SE PUDRE DE SEGUNDO
NO SE PUDRE
(SEMEN)
ELEMENTO
DEL PADRE
REGALOS DE LA SUSTANCIA CORPORAL DE LA
PRIMERA GENERACIÓN
ASCENDENTE
Y
ELEMENTOS
DE
FF Y FFZ
REGALOS DE LA
INSUSTANCIA DEL ALMA
DE LA SEGUNDA
GENERACIÓN
ASCENDENTE
Figura 17. Elementos del alma.
Fig.17 Elementos del alma
9
Aunque no me consta que los pulmones resistan más que el corazón, es tentador considerar los bienes rituales flotantes, el alma del cuerpo descompuesto en
el río del Mundo de Abajo, como los pulmones. Los animales normalmente son
destripados en el río y los pulmones flotan río abajo con los restos sumergidos
atados a ellos. Además, los pulmones en contacto con el aire, sugieren una respiración continuada y, por tanto, una afinidad con la vida más que con la muerte.
El tema de los pulmones flotantes como mediadores entre el agua y el aire, así
como entre la muerte y la vida, aparece también en el mito clave de Mitologías 1
(Lévi-Strauss, 1964).
178
Christine Hugh-Jones
La menstruación
La práctica
A la llegada de su primera menstruación, la niña es aislada en una parte encerrada del compartimento familiar diseñada
para protegerla del fuego. Se alimenta de la dieta de almidón de
yuca, hormigas y termitas típica de los períodos de reclusión. Si
las hay, come también frutas de umarí. Se somete a muchas otras
restricciones, tales como evitar su hamaca, los espejos y otros objetos. Su aislamiento termina con un baño ritual acompañado de
vómitos y, como las mujeres después de dar a luz, ingresa a la maloca por una puerta lateral después de que los objetos del hogar
han sido retirados y se ha quemado cera de abejas. Idealmente,
el período de aislamiento dura cinco días o más. Durante la reclusión, una anciana le corta el pelo casi a ras. Posteriormente,
le permiten dejarlo crecer más que antes, pero sólo las mujeres
casadas y aquellas cuya menarquia ya es cosa del pasado tienen
pelo realmente largo.
Se realizan varios actos chamánicos para la niña: los más importantes son el tratamiento de los alimentos de la reclusión y la
serie de cosechas, pescados y carnes que también son tratados para
los recién nacidos. El chamanismo del ají, que se realiza al final del
aislamiento, es el punto más significativo de la serie10.
Para los períodos menstruales posteriores se realiza un procedimiento más sencillo. La niña es aislada durante uno a tres días en
el compartimiento familiar y se alimenta de la dieta mínima (aunque la yuca común puede ser sustituida por almidón). Vuelve a la
dieta normal después de bañarse, vomitar y consumir alimentos
chamanizados. La serie se reduce a sus elementos esenciales –en
casos extremos, el pescado cocinado con ají hace las veces de toda la
serie cumulativa–. A medida que la vida continúa, las restricciones
10
No sé si el chamanismo del ají es tan importante en las series de la infancia como
lo es después de la menstruación y la iniciación, cuando señala el fin de la reclusión. Debido a que: a) no se mencionó ningún rito especial del ají en la infancia
y, b) el niño no está abandonando el aislamiento cuando come ají por primera
vez, asumo que el ají es más significativo como agente de transición en etapas
posteriores de la vida.
179
Desde el río de leche
menstruales son menos marcadas, pero sin importar su edad, una
mujer con la menstruación no cocina para otros ni trabaja con la
yuca al menos durante un día.
La naturaleza de la mujer menstruante
Los términos que oí para referirse a una mujer menstruante
fueron los siguientes:
•
guabeko, la que no está yendo a bañarse.
•
bedigo, la que está sujeta a restricciones rituales.
•
ngamo huyago, la que está sentada como mujer que ha llegado a
la menarquia.
•
kerea soego, la que está quemando (el pelo de) un perezoso (ver, p. 136
del libro).
•
kerea soe-bago, la que está quemando y comiendo un perezoso.
•
nyama sesogo, la que está ahumando carne de ciervo.
•
hetaga ma keo-soego, la que está limpiando y quemando el sendero
al puerto.
•
ngunanya roago, la que está hirviendo hojas de carayurú (Bignonia chica) para pintura roja.
Las referencias para evitar el baño están sujetas a restricciones y describen literalmente su estado. Bedi- muy probablemente está relacionado con bedi y bedeo –hermano menor,
hermana menor– que, por tanto, son “los prohibidos” (véase, p.
219). Nagmo significa específicamente “una que ha alcanzado la
menarquía”, pero en términos más generales, significa “compañera femenina libre”. Un joven iniciado es un ngamu, “compañero masculino libre” y la raíz ngam- significa “reciprocidad”
o “hacer en dos direcciones”, por ejemplo, pelear y matar unos
con otros es ngameri sia. Las demás referencias sugieren una variedad de asociaciones entre la sangre menstrual y el fuego o la
pintura roja. La quema del sendero del puerto vincula el sendero
del río a la maloca con la vagina, una metáfora que coincide con
el vínculo metafórico del nacimiento entre el útero y los orígenes ancestrales del río.
180
Christine Hugh-Jones
La menstruación en los mitos
Varios mitos sobre Romi Kumu, la creadora femenina, son fundamentales para entender la menstruación. Aquí presento versiones extremadamente resumidas porque los mitos relacionados con
la menstruación y la iniciación masculina han sido ampliamente
estudiados por Stephen Hugh-Jones (2011 [1979]).
1. Romu Kumu vive en el cielo y es nuestra primera abuela; es inmortal
porque posee la cuya de cera de abeja sagrada (werea). Durante el día
envejece, pero se baña al amanecer y rejuvenece otra vez. También renueva su pintura facial roja, achiote (musa; Bixa orellana, utilizada sólo
por las mujeres) y, con la vieja pintura, remueve también una capa de
piel. Esta pintura es su sangre menstrual. Su nombre significa “Mujer
Chamán”, pero ella es como un hombre.
2. Ella intentó iniciar a los ancestros con una sustancia chamanizada en una
cuya. Ellos rechazaron la substancia, diciendo que era amarga y apestaba
a su vagina. Ella enfurecida escondió la poderosa cuya, pero las serpientes,
arañas y hombres blancos la robaron y por eso tienen el poder de cambiar
de piel (y las ropas de los blancos). Los ancestros la persiguieron y obtuvieron una cuya de menor calidad: por eso los indígenas son mortales.
3. Era la hija de Anaconda Veneno. Robó los instrumentos Yuruparí del
puerto y los tocó al amanecer, cuando sus perezosos hermanos no se
habían levantado a bañarse. Mientras los tuvo, los hombres eran como
mujeres –menstruaban y trabajaban la yuca–. Los hombres la persiguieron, recuperaron los instrumentos y la castigaron haciendo que
menstruara: ese es el origen de la menstruación femenina.
4. Tenía fuego en su vagina. Con el fin de quitárselo a su celosa guardiana, sus nietos le pidieron que quemara el pelo de un animal de
caza para ellos. Ella se puso en cuclillas sobre palos de achiote para
encenderlos y, tan pronto se prendieron, los nietos los robaron: ese es
el origen del fuego doméstico.
5. Era una mujer monstruosa, sexualmente voraz, que tenía bejucos de
barbasco en lugar de vello púbico. Violó a Warimi, que estaba en forma
de abejorro y lo llevó a donde su padre, Anaconda Veneno. Warimi se
metió en el cuerpo de Anaconda Veneno y robó su vesícula biliar para
hacer curare. Mientras la hervía para concentrarla, serpientes y arañas se la robaron: ese es el origen del veneno que ellos tienen.
Los mitos relacionan la menstruación con el cambio de piel
exterior, bañarse y con los poderes de la cuya de cera de abejas.
También vinculan la sangre menstrual, la pintura roja y el fuego.
181
Desde el río de leche
Hacen del veneno, que proviene del hígado de un hombre, una contrapartida masculina de la sangre menstrual, que proviene del útero de la mujer. También muestran que Yuruparí y la menstruación
sirven para diferenciar los sexos.
En la figura 18, la progresión de los episodios míticos (2), (3) y
(5) están especialmente relacionados con la pérdida del poder chamánico de las mujeres a favor de los hombres. En (2) Romi Kumu
tiene el chamanismo en su cuerpo y los ancestros dependen de ello.
El chamanismo, en su forma externa a su cuerpo es la cuya de cera
de abejas por la cual es perseguida de una manera exitosa por los
ancestros. En (3), los ancestros se han convertido en instrumentos
Yuruparí (que hoy día llevan los nombres de los ancestros en (2))
y son objeto de un robo y una persecución, mientras la menstruación –una transformación de la inmortalidad de Romi Kumu– es un
castigo. Romi Kumu es una solapada ladrona que roba cuando nadie
la observa. Es como las serpientes y arañas en (2). En (5), es aun
peor; su chamanismo transformado en menstruación se ha convertido en un apetito sexual peligroso. Ahora es Warimi quien tiene
el poder chamánico; quien es una criatura de “pura alma” (por ello
su transformación en abejorro) y puede ingresar en los cuerpos de
Romi Kuru y Anaconda Veneno11.
Así, pues en la serie, a las mujeres se les quita el chamanismo
y éste es adscrito a los instrumentos Yuruparí que son opuestos a
la menstruación. La menstruación es como veneno. Sin embargo,
el verdadero veneno pertenece a Anaconda Veneno y a Romi Kumu
como parte de sus cuerpos: el curare, utilizado para cazar animales
es extraído del cuerpo de Anaconda Veneno por una persona de
alma pura y, por consiguiente, alcanza una existencia independiente (como un alma). El barbasco sigue siendo parte del cuerpo de
Romi Kumu. A partir de estos mitos podemos establecer una serie
11
Hay muchos motivos, aparte de su transformación en abejorro, para llamar a
Warimi “pura alma”. Uno de sus nombres es Ruhu Mangu, Uno sin Cuerpo. Era el
producto del incesto y, en lugar de que su madre lo liberara del útero, los jaguares lo hicieron comiéndosela. Tuvo una segunda gestación en el río y, por tanto,
la oposición normal entre elementos masculinos y femeninos no estuvo presente
ni en su concepción ni en su nacimiento. El elemento femenino era “demasiado
masculino”. Además, él no tenía substancia o una forma corporal fija –podía escapar del canasto más finamente tejido y podía transformarse en todo tipo de
criaturas–. Para la historia completa de la vida de Warimi, véase, Stephen HughJones (2011 [1979], M.4).
182
Christine Hugh-Jones
de relaciones creativas que ya nos son familiares: cuerpo : alma ::
mujeres : hombres. A éstas podemos agregar otro par –peces : animales de caza– por cuenta de la posesión final de los venenos. La
relación femenino-masculino entre estos dos ya ha sido demostrada
(a) en la relación de Yawira (pez) con Yeba (animal terrestre) y (b)
en sus posiciones relativas en las series o secuencias de alimentos
tratados por los chamanes.
La menstruación en el ciclo de vida
La sangre menstrual es conservada en el útero como en una
represa y luego liberada. El proceso de liberación es descrito como
una muda de piel (y, como ya vimos, esta interpretación está respaldada por el mito); la pérdida de vieja y descompuesta piel/sangre
permite el crecimiento de la nueva. Es fácil notar que el crecimiento menstrual y la descomposición están ambiguamente relacionados de la misma forma que vida y muerte. Aun cuando la vida y el
crecimiento son positivos y la muerte y descomposición son negativas, es la conclusión de la fase negativa la que permite que se dé
la fase positiva. El ciclo menstrual es considerado como la fuente
de la energía vital (katise) de la mujer; les permite vivir más tiempo
que el hombre y recuperarse más fácilmente de las enfermedades.
La acumulación de nueva sangre menstrual, la etapa retentiva del
ciclo, también está asociada con el crecimiento del feto en el útero,
ya que los indígenas reconocen que la retención del feto está atada a la ausencia de flujo menstrual. El traslado de los objetos del
hogar (dos veces en el nacimiento y una en la primera menstruación) para evitar que se contaminen con la sangre femenina, indica
una identificación de la sangre menstrual con la sangre del parto.
Todo esto significa que los poderes reproductivos de la mujer están
gobernados por dos escalas temporales fisiológicas análogas. Una
corta, relacionada con el ciclo menstrual y una larga asociada con
el embarazo y parto.
Mientras la primera es un verdadero ciclo repetitivo, la segunda
lo es sólo parcialmente. El embarazo no sigue de inmediato al parto
y cada embarazo es único porque crea un individuo único, con una
posición única entre sus hermanos. No obstante, el embarazo está
separado del parto anterior por la prohibición de tener relaciones
sexuales mientras se amamante al bebé; entonces, aunque el emba-
183
Desde el río de leche
EPISODIO
MÍTICO
2
PÉRDIDA
DE LA
CALABAZA
DEL
HOMBRE
CREATIVIDAD
CAMBIA-PIEL
CHAMANISMO
ANCESTROS
ANACONDA
VENENO
3
MENSTRUACIÓN
INTERCAMBIO
SIN EFECTO DE LA
MENSTRUACIÓN Y LOS
INSTRUMENTOS HE
INSTRUMENTOS
YURUPARÍ
HÍGADO DE ANACONDA
VENENO(CURARE)
5
IWARIMI
APUESTA
VENENO
VELLO PÚBICO DE
ROMI KUMU
(PEZ-VENENO)
WARIMI
(ALMA PURA)
ALMA
CUERPO
(ROMI KUMU)
(ANCESTROS
MASCULINOS)
Fig.18 Pérdida del poder espiritual de Romi Kumu.
Figura 18. Pérdida del poder espiritual de Romi Kumu.
184
Christine Hugh-Jones
razo y parto no constituyen un ciclo repetitivo, el embarazo y el parto más la lactancia sí12. Si todo va bien, el embarazo debe seguir al
destete con una interrupción mínima del más corto ciclo menstrual.
Este patrón coincide con la alternación de cerrado y abierto (o retención y pérdida) que caracteriza el ciclo menstrual, pero es importante
recordar que una vez el niño ha nacido la pérdida de leche de la madre es lo que el niño gana en crecimiento. Mientras está en el útero,
madre e hijo crecen al tiempo. De este modo, los ciclos fisiológicos
femeninos pueden reunirse en una ilustración (figura 19). Con ayuda
de este modelo podemos ver por qué la primera menstruación debe
ser tratada prácticamente en casi la misma forma que el nacimiento y,
a la inversa, por qué los siguientes partos deben ser menos peligrosos
que el primero y segundo. Esto se explica por la seguridad de ciclos
regulares, establecidos. Cuando hay peligros rituales especialmente
vinculados al parto, no se espera que “las mujeres que tienen tres
hijos vivos” sean tan cuidadosas como las demás.
Iniciación masculina (He wi)
Las ceremonias de iniciación13 deben realizarse en marzo o
abril cuando al anochecer, la situación de las Pléyades en el horizonte occidental anuncian el punto clave del ciclo anual –el fin de
la principal época seca y el principio de las lluvias–. La ceremonia
se organiza cuando un pequeño grupo de niños, no necesariamente
de la misma maloca, son considerados lo suficientemente maduros
para resistir la ceremonia y acatar totalmente las restricciones correspondientes. También se pueden realizar ceremonias del mismo
formato básico, llamadas He wi, sin iniciados: en ese caso se omiten
algunos de los elementos rituales descritos a continuación.
12
En un mito sobre el origen de la Oa Suna (Tatuyo Comadreja –un clan Tatuyo–,
véase el apéndice 1) se dice que el niño-comadreja no mamó la leche de su madre
y por eso su madre parió toda una serie de hijos sin intervalo entre ellos. Esta
afirmación implica reconocer el efecto anticonceptivo de la lactancia.
13
Aquí utilizo los informes de Stephen Hugh-Jones (2011 [1979]) debido a que yo
estaba excluida de los ritos junto con el resto de las mujeres. 185
186
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Menarquia
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Cíclos menstruales
Figura 19. Continuidad de las generaciones femeninas.
Fig.19 Continuidad de las generaciones femeninas.
Nacimiento
TIEMPO
GENERACIÓN 1
GENERACIÓN 2
Pérdida
GENERACIÓN 3
CONVENCIÓN DE LAS RELACIONES GENEALÓGICAS
Crecimiento
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Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
La práctica
Los ritos toman tres días, comenzando y terminando en la noche. Durante ese tiempo, la seguridad ritual de toda la comunidad
está en manos de dos chamanes importantes, encargados de tratar
todas las substancias sagradas utilizadas en el ritual y, posteriormente, de guiar a los participantes de regreso a la dieta normal. Un
cantor experto lidera las sesiones de canto. Aparte de los chamanes y cantores, la comunidad masculina se divide en los que serán
iniciados, hombres jóvenes ya iniciados y ancianos –cada grupo
diferenciado por el espacio que ocupa, por los instrumentos que
tocan, por el orden en que reciben las substancias chamanizadas,
etc.–. Las mujeres y niños permanecen distanciados de los instrumentos durante todo el evento: se les encierra en la parte trasera
de la maloca o permanecen en los matorrales afuera. Su oposición
a los instrumentos He aparece más clara y dinámicamente cuando
los instrumentos son tocados por turnos alrededor de la maloca
por fuera o en el interior de ésta y las mujeres deben apiñarse en la
parte trasera de la maloca o correr al exterior por la puerta trasera.
Los instrumentos He son traídos del río, donde se guardan
bajo el agua al anochecer. Los iniciados no ingresan a la ceremonia
hasta el anochecer del siguiente día. La primera noche, los hombres
jóvenes permanecen en el patio con los instrumentos mientras los
ancianos cantan en el interior.
Los instrumentos son llevados al interior al amanecer y durante el día, los participantes reciben pintura roja (ngünanya) y tabaco
en polvo; toman un baño ritual con los instrumentos y comienzan a
beber chicha. Al anochecer, los futuros iniciados –a quienes las mujeres han peluqueado y pintado los cuerpos de negro– son cargados
en hombros por los ancianos y llevados a la maloca. Ya adentro, les
dan frutas de kana, se sientan en posición fetal y toman su primera
coca ritual, fuman el cigarro ceremonial y toman yagé. Luego, observan los instrumentos que son exhibidos a su alrededor. A media
noche tocan las flautas más pequeñas, caminando lentamente y agachándose hasta que éstas casi tocan el piso. Mientras, el anciano encargado de ellos (su masori) quema cera de abejas de la cuya ritual.
Este es el clímax del rito y las mujeres deben esconderse en la selva
por miedo a aspirar el humo aromático. Inmediatamente después,
aparecen dos espíritus ancestrales, He wātia, representados por ancianos que tocan un tipo especial de flauta (Guacamayo Mayor) y
187
Desde el río de leche
visten la mayor cantidad posible de vestiduras sagradas. Luego, los
participantes comen coca de la cuya que contiene la cera sagrada
(werea koa) y se untan tabaco en polvo –tomado de otra cuya (muno
koa)– tras las rodillas.
Luego, el chamán azota a todos los participantes por turnos. A
medida que se organizan para ser azotados, los participantes simulan un ataque de batalla con bastones (que representan lanzas envenenadas). Los azotes promueven el crecimiento, la fortaleza y la
fiereza, mientras que el ataque simulado es una demostración de la
eficacia de los diversos elementos del rito que están diseñados para
hacer más agresivos a los participantes. El simulado ataque con
lanzas también se hace anteriormente, durante la primera ronda de
yagé. Adicionalmente, los He wātia están enseñando a los iniciados
agresividad y audacia.
Más tarde, los iniciados y hombres jóvenes se pintan unos a
otros con pintura negra y, después de esto –en el pasado–, se habrían tocado los instrumentos He sobre los penes de los iniciados y,
desnudos, estos habrían tocado sus pequeñas flautas.
Los cantos y la música continúan hasta el día siguiente. Esa
noche los participantes duermen por primera vez desde el comienzo
del ritual. Se tienden en esteras colocadas en el extremo femenino de
las malocas cubiertas con ta boti, el pasto blancuzco que alfombra el
cielo donde vive Romi Kuru. El extremo masculino de la maloca debe
evitarse, pues está ocupado por los ancestros visitantes.
A la mañana siguiente se realiza un baño ritual durante el cual
los instrumentos también son sumergidos. Los participantes vomitan para deshacerse del He rima, el veneno ancestral y, antes de
que regresen a la maloca, las mujeres sacan la comida y bienes al
claro. El chamán trata las hormigas, termitas y el almidón de yuca
para que puedan ser consumidos; no obstante, las comidas deben
realizarse afuera, en el patio, y los iniciados comen la yuca usando
una rama del látigo ritual como pincho para evitar calentarla en sus
manos. Tras el chamanismo, los instrumentos se llevan de regreso
al río y los iniciados se instalan en un compartimiento construido
con hojas de palma, cerca a la puerta de los hombres. Éste es solo
para uso nocturno, ya que los iniciados no deben entrar a la maloca
durante el día, mientras los hogares están encendidos. Se quita la
mampara que separaba a las mujeres.
188
Christine Hugh-Jones
En el período marginal que sigue, los iniciados acatan muchas restricciones –son bedirā–. Temprano en las mañanas, deben
bañarse y vomitar, evitar los movimientos rápidos, el exceso de
comida y las posiciones altas (por ejemplo, en hamacas o bancos).
Siguen la dieta especial con la adición en series de algunos productos vegetales, incluyendo frutas de umarí. La yuca es preparada por una mujer experimentada que también debe acatar varias
restricciones, por miedo a contaminar a los iniciados. Estos deben
evitar a toda costa el fuego porque los Puñales de Fuego (Hea Besuwu Romiri) pueden entrar en sus penes y hacer que en el futuro
sólo tengan hijas. Sobre todo, deben evitar a las mujeres porque
el He en sus cuerpos les causaría la muerte. Tocar a una mujer
transferiría el líquido corporal lleno de He a la mujer y hablarle le
transferiría el He en forma de anaconda. Se dice específicamente
que esto es igual al peligro representado por la sangre menstrual
para los hombres. De todas las comidas prohibidas, la principal
amenaza es el ají.
El período de marginamiento tiene aspectos positivos, especialmente el aprendizaje de los mitos y las habilidades para hacer
cestos y ornamentos rituales. En el pasado, los iniciados aprendían
también a usar armas de guerra. Los otros participantes también se
ciñen a una forma menos estricta de estas restricciones –el grado
de restricción depende de la amplitud de sus experiencias previas
con el He wi–. El chamanismo del ají, que da fin al período de marginamiento, se realiza después de un mes para los participantes mayores y después de dos meses para los iniciados. Según el contexto,
los que ven el He por segunda vez pueden ser clasificados con los
recién iniciados.
En el rito de chamanismo del ají de los ancianos, se lleva a
cabo una He rika sōria wi (Casa de Frutos: véase, S. Hugh-Jones,
2011 [1979]). Los iniciados traen frutas verdes de la palmera de
asaí (mihi, Euterpe oleracea) y almidón de yuca al interior de la maloca. Lanzan pedazos de almidón de yuca, atados con un cordel de
corteza, al techo de la maloca donde cuelgan hasta que la maloca
quede “blanqueada” y luego se van. Tocan instrumentos He en el
patio, mientras el ají es chamanizado para los ancianos y se realiza
en el interior un baile que incluye a las mujeres. Periódicamente, los
ancianos salen y danzan frente a los iniciados, regresando después
al baile con las mujeres.
189
Desde el río de leche
En su rito de chamanización del ají, realizado posteriormente,
los iniciados reciben ají chamanizado y mezclado con coca y nyuka,
una bebida caliente de yuca. Al día siguiente, los iniciados son llevados a recolectar los pequeños peces en las trampas que han hecho
y colocado con anterioridad. Mientras, el compartimiento de hojas
de palma es derribado y se cuelgan las hamacas de los iniciados en
el área central de la maloca, donde dormirán hasta que se casen
y establezcan sus propios compartimentos familiares. Cuando regresan, toman ají chamanizado (sin coca, en esta ocasión) y más
nyuka caliente y, por último, el pescado chamanizado con hojas de
yuca. Se bañan y vomitan. Luego, con sus piernas pintadas con el
dibujo de los cestos usado en las danzas comunes y con sus cabezas
adornadas con coronas de plumas, entran a la maloca con el resto
de los participantes del He wi. A continuación se realiza el henyeri
kuti-, la escogencia de parejas ceremoniales. Los chamanes llaman
a las gahe masa romiri y buhibana romiri –las hijas, las esposas y las
hermanas de las esposas de los hermanos (véase, apéndice 2)– para
que vengan a embellecer a los “chamanizados” porque su “mugre”
(la pintura negra del He wi) se ha borrado. Las mujeres pintan a
los participantes de pies a cabeza con pintura roja (ngunanya) y
les entregan paquetes de esa pintura. Los hombres y jóvenes les
corresponden con los cestos que han hecho, cada uno dirigiéndose
a su pareja como henyerio, pareja ceremonial femenina. Después,
hay un baile en el que se distribuyen inmensas cantidades de tortas
espesas de casabe hechas de almidón de yuca a los hombres, mujeres y niños. Una vez más, la maloca es descrita como “blanqueada”.
Aunque el chamanismo del ají señala el retorno a la dieta normal, el resto del proceso se realiza a lo largo de muchos meses. El
chamán se refiere al iniciado al que ha guiado en el He wi y los ritos
posteriores como su biaga, su ají o el renovado (bia, ají; bia-, retornar, repetir, renovar). La relación entre el chamán y el iniciado es
una entre muchas relaciones rituales que se establecen en el He wi
y que, lamentablemente, no podemos analizar acá.
El ciclo He wi
El He wi es uno entre varios tipos de ritos comunales, todos los
cuales incluyen cantos, danzas, tomas de yagé y el consumo de grandes cantidades de chicha. Stephen Hugh-Jones (2011 [1979], 33 y
ss., 100 y ss.) ha descrito las diferentes categorías de ritos comunales
190
Christine Hugh-Jones
y, en particular, la relación entre el He wi y el He rika sōria wi, ingreso
a la maloca de frutos de árbol (He rika, fruto de árbol, puede traducirse literalmente como apéndice de los ancestros). A partir de un análisis de las secuencias rituales básicas, él demuestra que el rito de los
frutos (que denomina Casa de Frutos) es una forma más débil del He
wi, una conclusión que coincide con la visión indígena. En el He rika
sōria wi, hombres iniciados tocando los He llevan grandes cantidades
de frutos de épocas a la maloca. Los frutos son colocados juntos en
la mampara trasera que separa a las mujeres y niños. El día se pasa
cantando, tomando y tocando los instrumentos He de arriba abajo y,
especialmente, sobre los frutos. Cuando la mampara es quitada, los
hombres se sientan en el patio mientras las mujeres entran y pasan
la noche bailando. Los hombres visten los ornamentos rituales y las
mujeres se reúnen con ellos. La ocasión estimula a los árboles a dar
frutos y éste se realiza para varios frutos diferentes cada año. Algunos elementos del He wi, tales como la azotaina y el falso ataque con
lanzas, también aparecen en los rituales de los frutos. Sin embargo,
los objetos y plantas rituales usados en estos son menos poderosos
que los del He wi y los He mismos son descritos como bahi kesoase,
imitaciones –hechos por personas comunes posteriormente, en lugar
de ser objetos ancestrales–.
Los otros tipos de rituales comunales son los intercambios ceremoniales de alimentos, que normalmente se realizan entre grupos afines; rituales para celebrar el intercambio de bienes rituales;
rituales para celebrar un nuevo terreno de cultivo o una nueva maloca y rituales realizados por su propio valor. Todos esos rituales
son bailes en las que no se tocan los instrumentos He y no se excluye a las mujeres, factores que distinguen el He wi y el He rika sōria
wi. Otra característica que los diferencia es que están regulados por
el ciclo anual del mundo natural. El He wi debe ir precedido por un
ritual de frutos algunos meses antes y, por lo menos, otro ritual de
frutos inmediatamente antes. Luego, tras la primera mitad de la reclusión de los iniciados, estos traen a la maloca frutos verdes como
parte del rito He wi extendido (ver, p. 40 de este capítulo). El He wi
se programa de acuerdo a las Pléyades y la maduración de ciertos
frutos y por ello, aunque no se realiza todos los años, lo podemos
considerar como el clímax de un ciclo ritual anual regulado por las
estrellas y los frutos. Las relaciones entre los rituales que no tienen
He, los rituales de los frutos y el He wi mismo se pueden ver claramente en la figura 20.
191
Desde el río de leche
Sin duda, el He wi es el ritual más importante de la cultura del
Pirá-paraná, siendo tan largo y complejo que es imposible hacerle
justicia en este libro. Es inevitable que mi muy resumido análisis
utilice muchos elementos de la interpretación de Stephen HughJones, aunque el enfoque sea diferente. Al concentrarme en el ciclo
de vida como una totalidad más que en el rito mismo, es posible
explorar nuevos aspectos del He wi.
Cambios que se dan durante el He wi
1. Los iniciados son arrancados de la niñez con sus madres a una sociedad de hombres adultos en la cual constituyen la categoría inferior. Se
trasladan de sus compartimentos familiares a dormir en el centro de la
maloca. Conformarán un grupo con otros hombres solteros hasta que
se casen y establezcan nuevas unidades familiares.
2. Los hombres iniciados se vuelven más experimentados –ritualmente–
con cada He wi. Van ascendiendo gradualmente: este movimiento se
expresa en términos de los tres grupos de edad del He wi: iniciados,
hombres jóvenes, y ancianos; y en otras formas como las diferencias
en los ornamentos, en la cantidad de droga consumida y el orden en
que reciben las cosas chamanizadas, etc. Además de participar más, los
hombres experimentados temen menos a las consecuencias y acatan
menos cuidadosamente las restricciones. El He wi, entonces, es una
experiencia acumulativa.
3. Los iniciados y otros, se vuelven feroces y fuertes para la guerra gracias a los azotes, la pintura roja chamanizada, los ataques simulados,
ver a los He wātia, etc. Los jóvenes que aun no están casados son los
más entusiastas cuando se simulan ataques con lanzas. El azotamiento
también hace crecer a los iniciados.
4. Se hace énfasis en el rol potencial de los iniciados en la reproducción
sexual, pero la posición y el pequeño tamaño de sus flautas resalta su
condición de novatos y la inmadurez de su psicología adulta. Las flautas tienen un aspecto fálico (tanto en el mito como en el rito mismo,
donde son tocadas sobre los penes desnudos de los niños) y, al usarlas,
los niños están abriendo sus propios penes. También se están haciendo
más fuertes, como los huesos de los ancestros (He).
5. A los iniciados se les enseña su rol en la división del trabajo: ellos tienen que proveer su pescado, contribuir bienes rituales a las provisiones comunitarias y dar cestos a las mujeres. Se enfatiza la integración
de los iniciados en la comunidad económica masculina y su interdependencia con la comunidad femenina.
192
Christine Hugh-Jones
6. A los iniciados se les enseña autocontrol, especialmente el de sus orificios. Aunque están abriéndose al mundo He, deben cerrarse en otros
muchos aspectos –manteniéndose quietos, en silencio y ayunando–.
Los otros participantes son más abiertos, como corresponde a su mayor experiencia ritual.
7. Las almas de los iniciados y los otros son modificadas o cambiados,
usu wasoa-, por el ritual. Esto contrarresta la disminución de energía
durante la vida normal. Todo el universo sufre una mengua de energía
y la realización del He wi la renueva y, así, la energía masculina y la
energía del ambiente natural están conectadas. Algunas veces se dice
de los hombres que “cambian el hígado” (nyemeriti wāsoa) al igual que
el alma. La pintura roja que se les entrega a los iniciados antes de
entrar a la maloca se les pone en el ombligo para cambiar el líquido
corporal también. Por lo tanto, la renovación exclusivamente masculina se extiende a las partes “femeninas” y relativamente líquidas del
cuerpo. A pesar de la exclusión de las mujeres y niños, ellos reciben
algunas de las muestras chamanizadas y, de esa manera, los beneficios
de renovación de la vida del He wi se extienden, más allá de los hombres participantes, al resto de la sociedad.
Metáforas del cambio: contacto con el mundo ancestral
Los indígenas dicen que cuando participan en el He wi se convierten en personas de otra capa (gahe tutiana) y en personas de
“abajo” (enyarokana), y que eso es como estar muerto. Todos los
objetos sagrados utilizados en el He wi son o manifestaciones de
los ancestros o las mismas substancias, plantas y otros que aparecen en los mitos sobre los hechos de los ancestros. Los mismos
instrumentos He son ancestros individuales que vuelven a la vida
cuando los sacan del río y los llevan a la maloca. Al igual que a los
participantes, se les hace consumir tabaco en polvo, vomitar agua,
etc. Al mismo tiempo, son huesos ancestrales, parte de un juego
de partes corporales que se reúnen en el He wi para formar el ser
ancestral viviente, Anaconda Palo-de-Yuca. Cuando el mundo ancestral vuelve a la vida, la comunidad masculina viviente muere.
Hay una delgada línea que separa la metáfora de la realidad y, si el
chamanismo no es adecuado o si las restricciones no se acatan, los
vivos realmente morirán. La música de los instrumentos He es la
llamada de los ancestros a los vivos para que mueran: los ancestros
también envían regalos de “pescado del Mundo de Abajo” desde el
Este y, aquellos que sueñan que lo comen, mueren.
193
Desde el río de leche
El contacto con los ancestros-hueso es una forma extrema de
las contribuciones al alma que ya hemos visto. El padre da el hueso
vivo, el abuelo difunto da el nombre y los ancestros un cambio de
alma (ver, p. 29 de este capítulo) que se repite periódicamente a lo
largo de la vida adulta. Entonces, a medida que el individuo envejece, las influencias en su alma provienen de más atrás en el pasado.
Dado que las pequeñas flautas usadas en el He wi no son ancestros
nombrados individualmente, sólo cuando un hombre es ya anciano
logrará tener contacto con los primeros ancestros nombrados.
Metáforas del cambio: renacimiento
Hemos visto que cuando el mundo ancestral vuelve a la vida,
los participantes se convierten en muertos. Para aquellos que ya
han sido iniciados, esto se hace aplicándose pintura negra, tomando
los instrumentos He para tocarlos y siguiendo la secuencia ritual.
Pero los nuevos iniciados, que no conocen aún el mundo ancestral, “nacen” en él. Son alejados de sus madres, llevados a la maloca
(como el recién nacido, pero esta vez ingresando por la puerta de
los hombres), colocados en posición fetal, reciben la kana chamanizada antes de ver los instrumentos He y, luego los ven y tocan. Los
indígenas dicen que los instrumentos son como el pecho de una
madre que recibe y adopta a los participantes como bebés recién
nacidos: huelen a leche y, el yagé, que se originó dentro de los instrumentos, es leche ancestral, He ōhēkoa. Los adoptados de He son
suaves como bebés y, si se mueven mal, sus cuerpos se deforman. La
gente hace énfasis en que los mismos instrumentos adoptaron a sus
antepasados y, por tanto, el “nacimiento” a la sociedad masculina es
realmente un “nacimiento” a la más amplia sociedad conformada
por la continuidad de las generaciones vivas y muertas que se remontan hasta los ancestros. Esta continuidad se extiende también
a los no nacidos al asegurarse de que los nuevos iniciados serán
capaces de procrear.
Mientras los iniciados “nacen” antes de ser adoptados por los
ancestros, los participantes mayores son adoptados directamente y,
entonces, podemos asumir que una vez se establece la comunidad
de hombres, se establece también una periodicidad entre la vida
normal y la vida ancestral. De esta manera, la iniciación es como
la primera menstruación, que también es un primer evento que es
luego seguida por un ritmo establecido.
194
Christine Hugh-Jones
Metáforas del cambio: cambio a través de la pintura
Negro es el color de la putrefacción y la muerte; quien se pinta
de negro, muere. Al principio del He wi, los ancianos son pintados
de negro de los pies a los muslos y los jóvenes hasta la cintura.
La pintura la aplican los hombres. A los iniciados, sus madres los
pintan hasta la barbilla. Hemos visto que la desaparición de la pintura negra indica que el iniciado está listo para reintegrarse a la
sociedad heterosexual por el chamanismo del ají y el rito henyerio.
Los indígenas dicen que la desaparición paulatina de la pintura negra o “mugre” es una manifestación visible de la desaparición del
He rima, el veneno de los He. Cuando la pintura desaparece totalmente, los iniciados están listos para que las mujeres les pinten el
cuerpo con pintura roja. No obstante, el iniciado vuelve a ser pintado de negro durante el He wi, tras el clímax del rito, cuando ya
se lo considera experimentado. Este hecho es de obvia importancia
porque da origen a una relación ritual permanente. El análisis de
las pinturas es complicado, ya que hay variables según la ocasión,
la parte del cuerpo en que se aplica, el patrón que dibuja, el sexo
de quien lo aplica y de quien es pintado. Sin embargo, algunas relaciones son fáciles de explicar en este breve espacio. La pintura
negra en los cuerpos masculinos es señal del carácter sagrado de la
ocasión ritual; los patrones rojos en los rostros masculinos son en
una relación inversa a la pintura negra, pues son muy elaborados
para las danzas sociales de entrega de alimentos y no aparecen en
el He wi (véase, la figura 20).
En los bailes de intercambio de alimentos se da más énfasis
al contacto social entre los grupos afines y entre los sexos, que al
poder ancestral. Así, desde el punto de vista de los vivos, la pintura
negra significa separación y la pintura roja unión social y sexual.
Si nos centramos en quienes pintan a otros, las madres pierden a
sus hijos cuando los pintan de negro para la iniciación y, posteriormente en el rito, la comunidad masculina reafirma su contacto
comunal con los ancestros (separación de los vivos) cuando los jóvenes y hombres se pintan de negro unos a otros. Cuando el mundo
ancestral se ha retirado totalmente, una mujer –normalmente de
edad cercana a la del iniciado– lo trae de regreso a una nueva vida
adulta y heterosexual. Pero, en el He wi, hay otro evento importante relacionado con la pintura: la aplicación de líquido corporal
ancestral, en forma de pintura roja, en los cuerpos de los hombres
195
196
Trazos
--Diseños menos
elaborados
en la cara
Trazos delgados
Trazos delgadosb
Diseños
elaborados
en la cara
Pintura
negra
(We)
Pintura roja
(Ngunanya)
---
---
Trazos
delgados
Figura 20. Diferenciación del ritual de acuerdo con: la presencia de He, la presencia de mujeres y los diseños pintados en el cuerpo
---
---
Se destiñe
Pintura
uniforme
gruesos
(Iniciados)
Color
uniforme
sobre todo
el cuerpo
Trazos
delgados
Trazos
delgados
Mujeres
No hay He
Uso ocasional
del He
No hay
mujeres
Rito de
Henyerio
y baile
Período
marginal
No hay
mujeres
Mujeres
Verdadero He
Parte con He
He wi : ritual extendido
a) Los niños y niñas se pintan como las mujeres.
b) Las mujeres siempre tienen algo de pintura roja en sus rostros cuando tienen pintura negra en “trazos delgados”.
No hay
mujeres
Mujeres
Presencia
de mujeres
No hay He
He de imitación
No hay He
Parte con
baile
Parte con frutos
Ritual de Casa de Frutos
Presencia
del He
Ritual de baile
He rika sōria wi
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
ya iniciados (esto sucede antes de que los iniciados lleguen). Podemos contrastar al iniciado –que viene directamente del mundo
terrenal femenino y nace al mundo ancestral en su camino hacia el
mundo cotidiano masculino– con el ya iniciado, que viene del mundo cotidiano masculino y adulto de regreso al mundo ancestral. Es
coherente que los cuerpos de estos últimos se renueven en lugar de
“nacer” por primera vez. La renovación –la aplicación de líquido
corporal ancestral– es el equivalente masculino de la contribución
femenina de líquido corporal en el parto.
Los indígenas dicen que es sangre menstrual, pero sangre
menstrual propiedad de los hombres y para rellenar a los hombres.
Se opone a la sangre menstrual de las mujeres porque las mujeres
son incapaces de retenerla –el contacto con ella los hace menstruar
y desangrarse hasta morir–. También se opone a la sangre femenina porque hace a las personas fieras y guerreras y, por tanto, no
es sólo sangre vital, es sangre “vital para nosotros y mortal para
otros” (véanse, pp. 266 y ss.). La estructura del He wi –según las
pinturas– puede entonces resumirse en un diagrama. Primero, el
He wi se presenta como una forma extrema de ritual en la figura 20
(algo que se mostró de otra manera en la pagina) y luego el He wi
es representado en sus relaciones con los mundos cotidianos masculino y femenino en la figura 21. Esta figura muestra que todas
las categorías significativas de personas en la vida del individuo lo
pintan en el He wi: la madre a la que abandona, los hombres “muertos” con los que se reúne en el mundo ancestral, las mujeres “vivas”
con las que se reúne en el mundo cotidiano adulto; luego el ciclo
repetitivo se establece y él es pintado por los hombres vivos del
mundo cotidiano y, posteriormente, repintado internamente por
los difuntos ancestros en el mundo ancestral.
Finalmente, es importante anotar que el cambio de una pintura uniforme en negro por parte de la madre a una pintura uniforme
en rojo por parte de la henyerio es un verdadero cambio de piel, ya
que el rojo no se aplica hasta cuando el negro ha desaparecido. El
negro (we, Rubiaceae) es un tinte más que un pigmento y entonces,
cuando desaparece, una capa de piel se ha perdido14. El cambio de
piel hace del He wi una menstruación metafórica (véase, p. 34 de
14
Este tinte negro no es genipa y, es muy posible que, cuando los especialistas del
Vaupés se refieren al uso de la “genipa” estén equivocados.
197
Desde el río de leche
MUNDO
COTIDIANO
FEMENINO
MUNDO ANCESTRAL
DE HE WI
MUNDO
COTIDIANO
MASCULINO
Hijo depende
de la madre
Hombre adulto depende
de los ancestros
Hombre adulto
intercambia y se
comunica con
mujeres adultas
A
Nacimiento
o
iciad
Niñez
ya in
Inic
iado
Madre
lo pinta
de negro
Transfusión
ancestral
N
mu acido
ndo en
anc el
estr
al
Ent
re
se phombr
de n intan es
egr
o
Mujer Heneriyo
lo pinta de rojo
Vida
adulta
Niñez
Nacimiento
Sigu
inic ientes
iado
s
Madre
lo pinta
de negro
Transfusión
ancestral
N
mu acido
ndo en
anc el
estr
al
Convenciones
Progresión de
un individuo único
Ent
re
se phombr
de n intan es
egr
o
Vida
adulta
Progresión de
otros participantes
Aplicación de
pintura negra (we)
Aplicación de
pintura roja (ngunganya)
Figura 21. Pintura corporal en el ciclo de He wi.
198
Christine Hugh-Jones
este capítulo) de la cual son responsables las mujeres. Además, la
identificación de la pintura negra con “mugre” hace del baño y las
secuencias de pintura negra a la roja formas análogas de cambio de
piel. De hecho, esto podría haberse adivinado por la renovación diaria de Romi Kumu en el río. No pretendo profundizar más en el papel del baño en el ritual de He wi, excepto para señalar que cumple
la doble función de cambiar a quien se baña y ponerlo en contacto
con los orígenes ancestrales (véase, la discusión del nacimiento).
Los instrumentos sagrados y los ritos femeninos
Esta información sobre el He wi nos permite ahora desarrollar
la relación ya derivada de los mitos sobre Romi Kumu –mujeres :
hombres :: menstruación : instrumentos He–. Hay un paralelo entre la apertura del pene masculino al tocar los instrumentos He y
la apertura del útero femenino. Esto concuerda con la afirmación
de un informante según la cual las mujeres ven su cabello cuando
cae enfrente a sus rostros y ese es su He que las hace menstruar.
Tom Langdon (1975) informa que las mujeres sueñan con He inmediatamente antes de que aparezca su primera sangre. El ciclo
natural menstrual de las mujeres está vinculado de diversas maneras con el concepto de He y, a la inversa, el He wi está conectado
al ciclo menstrual femenino. Se nos dijo directamente que el He wi
es como la menstruación femenina, pero que las mujeres realmente
menstrúan mientras que el He wi es bahi kesoase, imitación. Esta
afirmación implica que ambos son formas de renovación repetida a
lo largo de la vida adulta de una persona, pero que la menstruación
se da naturalmente –a pesar de todo el chamanismo y los rituales
que la rodean– mientras el He wi tiene que ser organizado socialmente: desafortunadamente, los ancestros no salen del río por decisión propia. Esta situación está relacionada con el hecho de que
la llegada de la menstruación es una repentina y obvia señal de la
madurez femenina, mientras que no existe un equivalente para la
madurez masculina.
Así como el mito muestra que el poder chamánico masculino
proviene de la cuya de la cera de abejas de Romi Kumu, el uso de la
cuya durante el He wi aparece como la fuente de la renovación masculina (o iniciación). La cuya de cera de abejas es aun más sagrada
que los instrumentos y lo guardan los chamanes. El clímax de los
ritos He wi es la coincidencia de la cera ardiente de esta cuya con el
199
Desde el río de leche
primer intento de los iniciados de tocar los instrumentos Yuruparí.
En otras palabras, la potencia sexual de los iniciados se hace coincidir con la liberación del contenido del útero femenino. Tras la aparición de los He wātia, que confirma que los vivos tienen el máximo
contacto con el mundo ancestral, los participantes se identifican
a sí mismos con la sexualidad femenina al comer directamente de
la cuya (comen coca impregnada con el aroma de la cera). Estas
acciones reúnen los procesos sexuales femeninos y masculinos de
tal manera que la apertura femenina (liberación de cera de abejas)
asume una responsabilidad conjunta con la apertura masculina, el
hecho de ver y luego tocar los instrumentos, para obtener el cambio de estado de los iniciados.
Los actos de tocar los instrumentos para adelante y para atrás
por el eje de la maloca impregnada de cera de abejas y comer de
la cuya de cera se pueden considerar como actos de fertilización
ritual. Los indígenas del Pirá-paraná dicen que la maloca representa un útero y, también, que “el pene está comiendo” como una
metáfora humorística del acto sexual, de manera que esto es totalmente coherente con sus formas ideológicas. El acto sexual es un
momento en que tanto el pene como la vagina están abiertos para
que el útero reciba el alma seminal que se convertirá en el feto. En
el He wi, como en el chiste, la fertilización es invertida y el hombre
es una boca que come el contenido del útero en lugar de perder su
alma seminal por el pene. Por tanto, durante el He wi, el material
sexual femenino es pasado de un ancestro –Romi Kumu– a los hombres que, con ese fin, se han identificado con los ancestros. Además,
el anterior análisis sobre la naturaleza de las muestras chamanizadas demostró que consumir tales muestras transfiere procesos
externos al interior del cuerpo y, entonces es posible decir que se
hace experimentar a los hombres una apertura que repite aquella
de Romu Kumu (véanse, pp. 14 y ss. de este capítulo).
Aun cuando, en el rito, el poder creativo primordial es asignado a la sexualidad femenina, las mujeres están excluidas de él.
Está prohibido verlas, sin hablar de tocarlas o tener relaciones con
ellas. La prohibición protege a los hombres y mujeres por igual, ya
que la sexualidad ancestral –masculina o femenina– es peligrosa
para las mujeres comunes así como la sexualidad de estas mismas
mujeres es peligrosa para los hombres “ancestrales”. Poseyendo la
cuya de cera de abejas (entre otras cosas e incluyendo la pintura
200
Christine Hugh-Jones
roja ancestral) los hombres se apropian de los poderes femeninos
primordiales de reproducción sexual y, así, mantienen su control
sobre las mujeres. Esto nos recuerda una de las diferencias fundamentales entre la niña en la menarquia y la comunidad del He
wi –mientras la niña debe retirarse voluntariamente al rincón de
la maloca, la comunidad de hombres del He wi no se retira de las
mujeres, simplemente las mandan a la periferia–.
Lo natural y lo social
Hemos visto el carácter social del He wi, tanto en su carácter
de evento “organizado” como en el número de individuos involucrados en él. También hemos visto que los hombres están divididos
jerárquicamente, tanto por las categorías de edad como por las ocupaciones rituales tales como chaman y cantor. Diferenciando entre
categorías sociales masculinas e integrándolas en una ocasión, el He
wi enfatiza la interdependencia y carácter cooperativo de los roles y
grupos masculinos. El aislamiento menstrual, por otra parte, separa
a mujeres individuales con un orden que es totalmente al azar desde
el punto de vista social. La única distinción es entre aquellas que han
llegado a la menarquia y aquellas que no (y nunca son recluidas).
Aunque el He wi es una ocasión social –en comparación con la
menstruación– ambos tienen que ver con los cambios fisiológicos en
el individuo y los cambios en el alma. La diferencia radica en el hecho
de que el cambio fisiológico masculino y el cambio en el alma que lo
acompaña se relacionan con un cambio en el estatus social, mientras
en la mujer no es así. La niña que alcanza la menarquia no cambia de
lugar para dormir, no aprende habilidades especiales, no abandona el
dominio cotidiano femenino y no ingresa en la jerarquía social.
El carácter absolutamente natural de la menstruación y el carácter semisocial de la madurez fisiológica masculina quedan demostrados por su coincidencia con otros ciclos. El He wi, junto con los
ritos de frutos, constituye un ciclo anual controlado por las estrellas,
la maduración de los frutos mismas y el ritmo de las estaciones lluviosas y secas. La menstruación responde a un ciclo mensual y, por
tanto, a los cambios de la Luna15. Los Cubeo dejan esto claro diciendo
que la luna copula con una niña, trayendo el primero y los siguientes
15
Para estas culturas del Pirá-paraná la Luna es un ser masculino.
201
Desde el río de leche
períodos menstruales (Goldman, 1963, 180-181). La mitología del
Pirá-paraná dice que la luna copula con las mujeres menstruantes
y que, durante un eclipse de luna –llamado la “luna moribunda”–, la
luna se convierte en una pequeña pelota roja de sangre menstrual
que viene a la tierra y llena la maloca y sus objetos.
El ciclo anual es de gran importancia económica y el He wi se
realiza en el momento en que el ciclo se renueva: el momento en
que termina el largo período seco y comienza la época de lluvias. La
lluvia es considerada como una piel del universo y también como
la sangre menstrual –o la orina– de Romi Kumu. Por tanto, el He
wi se realiza en un momento de cambio de piel cósmico. Esto es
coherente con la idea de que el He wi renueva los procesos naturales del mundo. Mientras el He wi renueva el mundo natural como
totalidad y las almas de sus habitantes masculinos, las ceremonias
de los frutos renuevan especies específicas de frutos. Así, el ciclo
ritual anual en general está relacionado con la maduración o renovación de los productos naturales de los cuales depende el hombre
y, al mismo tiempo, con la madurez o renovación de los hombres.
La renovación de las mujeres, estando relacionada con la luna, también
se asocia con la oposición entre día y noche. Hay un mito en el que el
Sol y la Luna discuten sobre cuál de ellos debe “secar las vaginas de las
mujeres” y cuál debe ser la noche (S. Hugh-Jones, 2011 [1979], M.3).
Los beneficios de la noche son descritos como “agua para cocinar y la
época de lluvias”. Podemos concluir que la oposición entre día y noche
está conectada con aquella entre seco y húmedo. Por consiguiente, el
ciclo menstrual –con sus fases alternadas de pérdida y retención– corresponde a ambos: el ciclo diario y el anual. Ya hemos visto que el
ciclo anual es la menstruación de Romi Kumu. El ciclo diario también
está asociado con el cambio de piel de Romi Kumu porque ella se baña
al amanecer (ver, p. 32 de este capítulo). No obstante, el ciclo diario
también tiene connotaciones del Mundo de Abajo, porque el sueño es
considerado como algo malo y similar a la muerte. Además, los baños
de Romi Kumu al amanecer recuerdan el punto en la progresión mítica
en el que ella ya ha perdido parte de su poder, pues ya no tuvo la cuya
de cera de abejas cuando tocaba el He de los hombres en el puerto
al amanecer. Si recordamos que la sexualidad femenina ancestral es
opuesta a la sexualidad de las mujeres comunes, podemos construir la
siguiente serie de relaciones análogas:
202
Christine Hugh-Jones
Luna menguante –
Luna creciente
Noche - día
Época seca –
Época de lluvias
Ciclo menstrual
Ciclo cotidiano de
producción y consumo
Ciclo del He wi y
los rituales de frutos
Mujeres comunes
Mujeres y hombres
comunes
Romi Kumu y los
ancestros masculinos
Romi Kumu
sin poder
Romi Kumu
semipoderosa
Romi Kumu
la poderosa
(Pérdida del He, castigada con la menstruación)
(Pierde la cuya,
pero toca el He al
amanecer en el puerto)
(Posee la cuya
de cera de abejas)
Ahora podemos concentrarnos en la Luna, que es la más cercana a las mujeres comunes.
1. Él copula con su hermana menor sin delatar su identidad y la deja
embarazada de Warimi quien es “pura alma”.
2. Baja a la tierra y come los huesos de los hombres recientemente sepultados que copularon con mujeres menstruantes a lo largo de su vida.
3. Come guara cocinada y se hincha y luego vuelve a estar hambriento.
Esas son sus fases creciente y menguante.
Está asociada con el Mundo de Abajo. Se hincha al comer guara, un animal del Mundo de Abajo o satisface su hambre comiendo
huesos de los muertos recientes. Esta siniestra actividad está míticamente asociada con la copulación con mujeres menstruantes.
También tiene relaciones sexuales incestuosas y, la falta de una
apropiada diferenciación entre madre y padre da como resultado
un niño que es totalmente masculino y que carece de un cuerpo.
Entonces, parece ser que las acciones de la Luna ancestral tienen
la característica común de ser “demasiado naturales”; ignoran las
distinciones apropiadas establecidas por las normas sociales, reuniendo cosas que deben mantenerse separadas: hermano y hermana, pene y sangre menstrual, los vivos y los huesos del Mundo de
Abajo. Las normas dicen que no se debe cometer incesto, copular
con mujeres menstruantes o contactar al otro mundo. No existe
una norma que prohíba consumir guara (a pesar de su asociación
con el Mundo de Abajo), pero esa es la “última” y más débil acción
203
Desde el río de leche
de la Luna, ya que es lo que hace hoy día en lugar de hacerlo en
los tiempos ancestrales. Aun así, la carne va de última en las series
alimenticias y, por tanto, el consumo de carne indica una posición
bastante posterior al He wi. Si tomamos la acción de Luna como representante del ciclo menstrual como totalidad, podemos decir que
es “demasiado natural”, confundiendo a las mujeres con el mundo
natural y contrarrestando el principio según el cual la sangre humana debe permanecer en el interior de los cuerpos.
Si esto es una conjunción excesiva, entonces el He wi es una
separación excesiva ya que en él no se permiten mujeres, cópulas, ni
alimentos. En la vida diaria hay un equilibrio: se puede copular con
mujeres de otros grupos, se puede copular con mujeres que no estén menstruando y se puede consumir una dieta mixta de vegetales,
pescado y carne. Si la menstruación es un alejamiento de esta alegre
norma en una dirección, entonces el He wi es una alejamiento en la
otra dirección. En este sentido, son iguales, pero opuestos: iguales
en su oposición a la norma, pero opuestos en la forma que toma la
oposición. No obstante, con frecuencia parece que la menstruación y
todo lo femenino es considerado malo, mientras el He wi y todo lo
masculino es bueno. Así, los huesos del Mundo de Abajo son malos
y los huesos ancestrales son buenos; la descomposición del cuerpo
es mala y la vida del alma es buena, etc. Esto equivale a afirmar que
las distinciones sociales son buenas, pero negativas, porque crean un
mundo en el que nada puede suceder; todo está demasiado aparte. La
falta de distinciones sociales es mala, pero es positiva en cuanto cualquier cosa puede suceder porque todo se encuentra muy cerca. Un
mundo balanceado es aquel en el que hay categorías sociales separadas apenas lo necesario para permitir un intercambio ordenado entre
sus miembros. A continuación, establezco algunas de las relaciones
entre menstruación, He wi y la vida ordinaria. El primer grupo hace
énfasis en la oposición simple de los eventos masculinos y femeninos
con la vida ordinaria, mientras el segundo resalta la oposición de
dichos eventos con la vida ordinaria como un punto intermedio. Son
formas alternativas de ver lo mismo.
Síntesis del ciclo de vida
Ahora podemos resumir el ciclo de vida. El recién nacido está
compuesto por una contribución materna (sangre femenina/líqui-
204
Christine Hugh-Jones
Oposición simple de los extremos posibles y la vida normal
Renovación femenina
Vida ordinaria
Renovación masculina
Separación del sexo
opuesto
Cooperación con el sexo
opuesto
Separación del sexo
opuesto
No hay rela ciones
sexuales
Las relaciones sexuales
son permitidas
No hay relaciones
sexuales
Alimentos chamanizados
de la dieta mínima
Dieta ordinaria
Alimentos chamanizados
de la dieta mínima
Oposición de los extremos
Menstruación
Vida ordinaria
He wi
Mujer sola
Hombres y mujeres
reunidos en pequeños
grupos sociales
Hombres reunidos
en un gran grupo social
Aislamiento en la
periferia de la maloca
Los sexos juntos en el
centro de la maloca
Aislamiento en la
parte central del
frente de la maloca
Dieta de carne
de la Luna
Dieta mixta
Dieta de coca y tabaco
de los ancestros
Huesos del Mundo de
Abajo (putrefacción)
Huesos de los vivos
(resisten una vida)
Huesos de los ancestros
(permanecen por siempre)
Sexo de Luna
con su hermana
Sexo con afines
No hay sexo
o sexo ancestral
Sexo con la mujer menstruante (en el mito)
Sexo con la mujer
no menstruante
No hay sexo
do corporal) y una paterna (semen/hueso) y muy pronto recibe una
contribución del abuelo paterno (nombre/alma). Su crecimiento
hasta la madurez es considerado como un alejamiento de los orígenes maternos hacia el destino masculino, pero se realiza al interior
del ámbito femenino. El crecimiento es promovido por la comida
femenina y el chamanismo masculino que (en total) influencian el
cuerpo y el alma respectivamente. Es una apertura de los sentidos
y orificios y el logro del control sobre ellos.
205
Desde el río de leche
La menarquia de las niñas y la iniciación de los niños señalan
un momento decisivo en el crecimiento gradual, pues son el inicio de ciclos de renovación repetitivos a partir de entonces. En las
niñas, esto se logra por un cambio interno de piel que constituye
una fusión involuntaria con el mundo natural. En los niños ocurre
a través de un cambio de alma inducido por el ritual, parcialmente
inspirado en el ciclo creativo femenino y logrado por el contacto
con el mundo ancestral. El principal cambio de alma ocurre en el
He wi, que es el clímax del ciclo anual de los ritos de los frutos.
El momento fisiológico crucial de la primera menstruación o
del primer He wi es el comienzo potencial del proceso de concepción,
nacimiento y crecimiento de la siguiente generación. Desde el punto
de vista de la madre, el embarazo, parto y amamantamiento forman
un ciclo de dos fases que se ajusta a la misma estructura del ciclo
menstrual, aun cuando es de mayor duración y tiene un producto: el
niño. Una vez se ha reconocido la relación fisiológica del padre con
el niño, durante la reclusión posparto, el padre regresa a su ámbito
masculino desde el cual contribuye con chamanismo (si es competente) y, posteriormente, con alimentos de producción masculina.
Al morir, el cuerpo se pudre en el Mundo de Abajo mientras
el alma se instala en un nuevo bebé. La descomposición del cuerpo
cierra un ciclo corporal que comenzó con el crecimiento del niño
desde la tierra; la liberación del alma completa un ciclo del alma
que comenzó con el nombramiento.
Aunque los ciclos de vida femenino y masculino tienen prácticamente la misma estructura básica (crecimiento continuo seguido
de repetidas renovaciones), cuando se los describe de esta manera
resultan muy diferentes ya que la experiencia ritual masculina tiene
un aspecto acumulativo así como uno repetitivo. Esto significa que
los hombres comienzan a crecer o a “cambiar ascendentemente” en
sentido ritual en la segunda etapa de sus vidas, que sigue al período
de crecimiento infantil. De la misma manera, la sociedad masculina
adulta se diferencia mucho más por la edad que la sociedad femenina.
Hasta ahora, no he intentado incluir el matrimonio en el ciclo de
vida, excepto al hacer un paralelo entre la posición del rol de guerrero en los roles especializados y la posición del matrimonio en el ciclo
de vida. Aparte de esto, el matrimonio fue descrito como un evento
de otro ámbito –el de las relaciones de parentesco e intergrupales–.
Aunque en cierto sentido el matrimonio es obviamente un evento del
206
Christine Hugh-Jones
ciclo de vida, no está ritualizado como el nacimiento, la menstruación, los ritos Yuruparí y la muerte. La posibilidad fisiológica de una
nueva generación ya ha sido ritualmente reconocida en los ritos de
iniciación y primera menstruación que se han realizado para todos
los individuos de todos los grupos antes de que llegue el matrimonio.
En este contexto, debemos concluir que el matrimonio no es más
que una redistribución de los poderes reproductivos femeninos que
hace socialmente posible a la nueva generación. En cambio, los ritos
menstruales y de iniciación están llenos de referencias fisiológicas y
sexuales: las sanciones por no acatar sus normas son la incapacidad
para parir, la incapacidad para engendrar hijos, etc.
Se considera incorrecto tener relaciones sexuales antes de haber participado en estos ritos; creo que los niños lo acatan más que
las niñas debido a que ellos son iniciados antes de que el tema sea
relevante. Los niños que están cerca de su iniciación se ven involucrados a veces en juegos sexuales en las hamacas, en público: estos
juegos son más comunes entre jóvenes iniciados y aun solteros de
diferentes Grupos exogámicos. Después de la iniciación o primera
menstruación, es común que los jóvenes de ambos sexos tengan
aventuras heterosexuales ilícitas, muchas de las cuales se consideran incestuosas. Estas aventuras siempre provocan la desaprobación de los padres de la niña. Si una joven soltera queda embarazada, el bebé casi siempre es asesinado al nacer.
Aunque el He wi y la llegada de la menstruación liberan los
poderes sexuales de los individuos, no tienen nada que ver con la
determinación de con quién se casarán dichos individuos. Como hemos visto, de eso se ocupan las normas establecidas en términos de
membrecía en el grupo de descendencia y categorías de parentesco.
La madurez de los poderes sexuales y la redistribución de los derechos sobre las mujeres son distintos tipos de condiciones previas
para la existencia de la siguiente generación; el nacimiento de hijos
en un matrimonio exogámico es la realización social y fisiológica
de esa nueva generación. Todo esto no repite sino lo obvio: que los
grupos de descendencia socialmente definidos están compuestos
por individuos biológicos y que, por tanto, el nacimiento de miembros del grupo de descendencia es también el nacimiento de individuos biológicos. La familia es tanto una reunión de miembros de
Grupos exogámicos opuestos con el fin de crear una nueva generación del grupo del padre, como una reunión de poderes sexuales
207
Desde el río de leche
opuestos con el fin de producir hijos cuyos sexos son determinados
biológica y no socialmente. Es a este último aspecto fisiológico de
la reproducción al que me he referido hasta ahora en esta sección,
pero ahora puedo reunir los dos aspectos.
Perpetuación de la sociedad del Pirá-paraná
Para analizar el caso inicialmente desde el punto de vista de
la estructura social, podemos recordar del capítulo dos en el que
las mujeres casadas son por siempre forasteras en la comunidad
de la maloca de sus esposos. Son esenciales para la continuidad del
grupo patrilineal y, a pesar de ello, nunca entran a formar parte
de él. El crecimiento de los grupos de descendencia de la maloca,
por medio de matrimonios y el nacimiento de niños, tiene como
consecuencia la separación de los grupos de hermanos, primero en
unidades familiares y luego en malocas independientes. Así, el matrimonio destruye los grupos de hermanos de la generación actual,
al mismo tiempo que crea los grupos de la siguiente. Ninguno de
esos procesos es instantáneo, pero están relacionados, pues a medida que los hijos crecen, los padres se dedican más a su familia
procreada que a la familia de su origen.
Visto de esta manera, las mujeres son creadoras y destructoras
de las generaciones que constituyen el sendero de la continuidad
patrilineal en el tiempo y, como van y vienen en cada generación,
no aparecen como etapas del sendero. Las mujeres van y vienen
mientras las generaciones de hombres se acumulan: la interrelación de estos dos procesos crea las personas y grupos sociales de la
sociedad del Pirá-paraná.
En un sentido, los procesos de vaivén femenino y acumulación masculina coinciden en toda generación cuando los hombres
alcanzan la edad adulta y canjean hermanas por esposas (o pierden
hermanas y obtienen esposas por otros medios diferentes al intercambio de hermanas). Pero, en otro sentido, en la medida que se logra el matrimonio ideal con la mekaho mako, los procesos divergen
en una generación –cuando se pierden hermanas– y coinciden en
la siguiente cuando las hijas de esas hermanas regresan. En la primera generación un grupo de descendencia recibe una mujer que
es fisiológicamente equivalente –pero socialmente opuesta por su
membrecía en un Grupo exogámico diferente– a la hermana que se
208
Christine Hugh-Jones
perdió. En la siguiente generación reciben una mujer que, además
de tener esas cualidades, tiene la ventaja de estar directamente relacionada (como hija) con la hermana que se perdió, como se muestra
en la figura 22(2). Entonces, es en la segunda generación que los
verdaderos frutos del regalo original son recobrados y se establece
la alianza permanente.
Ahora podemos retornar a las primeras etapas del ciclo de vida
en las que hemos visto que el ciclo de una generación está asociado
con los huesos y el semen masculino y la carne y sangre femenina,
mientras el ciclo de dos generaciones está asociado con la herencia
de los nombres patrilineales. Aunque los huesos resisten más que la
carne, juntos constituyen el cuerpo físico que se descompone tras la
muerte y se opone al alma inherente en el nombre que se transmite
eternamente. Si simplificamos el ciclo de vida e imponemos un punto
medio en el que se dan el matrimonio y la procreación, podemos yuxtaponer los ciclos de reproducción social de los grupos patrilineales,
el ciclo de vida del individuo de cada sexo y la herencia de nombres
(figura 22). Este ejercicio demuestra que, idealmente, la re-creación
de la sociedad depende de la interacción de tan solo dos generaciones
vivas –padres e hijos–, pues a medida que los padres mueren, los hijos de los hijos nacen y toman los nombres de sus abuelos. En el caso
de las hijas, los nombres que son abiertamente una función del estatus patrilineal también pueden derivarse por la línea femenina de la
hermana del padre del padre ya que, idealmente, esta mujer también
es la madre de la madre. Por tanto, la herencia de nombres coincide
con la recombinación de una línea masculina socialmente estresada
y una línea femenina socialmente no reconocida. El principal motivo
para pensar que esta línea femenina “no reconocida” es significativa,
es que la separación y recombinación de elementos sexuales es típica
de los procesos creativos en la cultura del Pirá-paraná. También hay
un sentido en el que sangre y semen como potencialidades reproductivas son transmitidos en líneas del mismo sexo: esto se expresa en
la teoría de la concepción que afirma que las niñas son hechas de la
sangre y los niños del semen.
Retomando el tema de las contribuciones del semen, la sangre
y los nombres, vemos que en la estructura social, por una parte, el
semen y la sangre representan a un hombre incluido en su grupo
local de descendencia y a una mujer que llega. Por otra parte, el
sistema de nombramiento implica una relación dinámica entre los
209
Desde el río de leche
LÍNEAS DE
DESCENDENCIA
2. MODELO
DE DOS
GENERACIONES
1. MODELO
DE UNA
GENERACIÓN
X1
p1
X1
q1
X2
p2
TRANSMISIÓN
DEL ALMA
q2
3
SEMEN
4
NOMBRES
xξy pξq
Y1
p1
X2
CICLO
DE VIDA
x1, ξ y1 p1, ξ q1
Nacimiento
x2 ξ y2
p2 ξ q2
Madurez Nacimiento
sexual
y2
Muerte
p2
Madurez Nacimiento
sexual
Muerte
CONVENCIONES
Base por línea paterna
Base femenina (madre- hijas)
Mujer de fuera - grupos exogámicos
x ξ p: nombres de hombres
x ξ q: nombres de mujeres
Fig. 22 Aspectos de la alternación de las
generaciones
Figura 22. Aspectos en la alternancia de las generaciones
210
Madurez
sexual
Nacimiento
Christine Hugh-Jones
dos grupos opuestos de tal forma que los productos femeninos de
uno son transformados en los productos femeninos del otro en la
siguiente generación. La permanencia de los nombres, en oposición
al carácter efímero de la carne/sangre y hueso/semen, corresponde al carácter dinámico del sistema de dos generaciones, en oposición a la oposición simple y estática de los grupos en el sistema de
una generación.
Esta conclusión plantea un problema importante, ya que sugiere que la transmisión de la substancia de padre a hijo –que es
la que crea la estructura y continuidad patrilineal– es ideológicamente menos poderosa que el sistema de nombres como modelo
para perpetuar los grupos patrilineales. Ya hemos visto que, a pesar
de la fuerte estructura patrilineal, la sociedad del Pirá-paraná hace
muy poco énfasis en las genealogías y que la repetición de nombres
en las generaciones contribuye a la destrucción de la memoria genealógica (ver, p. 30 del capítulo 2). También hemos visto que la
estructura jerárquica al interior de los grupos patrilineales permite
a los miembros recién nacidos derivar su posición exacta en la jerarquía a partir de la posición de su padre y sin ninguna referencia
a las generaciones anteriores. La conclusión de que la reproducción social en el Pirá-paraná depende únicamente de la relación
entre dos generaciones (padres e hijos) significa que la transmisión padre-hijo sólo es importante para el mundo de los vivos, pues
idealmente, el vínculo padre-hijo se rompe con la muerte del padre
y poco antes de que el hijo se transforme en padre. Entonces, la
transmisión padre-hijo es un fenómeno “aquí y ahora” que coloca
un nuevo niño al final del sendero, un sendero cuyas etapas anteriores ya han sido obliteradas por el tiempo. El nombre, por el contrario, sirve para mantener en circulación la reserva de nombres
patrilineales que existían al principio de los tiempos, de tal manera
que –idealmente– cada generación alterna consiste de los mismos
nombres y las mismas almas. Así, los vínculos entre padre e hijo,
teniendo una base fisiológica más firme, se corroen con el tiempo
mientras los nombres –consciente y ritualmente asignados– trascienden en el tiempo.
El sistema de nombramiento también es superior como garantía de continuidad de otra forma, porque vence las fluctuaciones y fallas en la reproducción del grupo por vínculos seminales (padre-hijo). Esto se deriva de la naturaleza misma de los
211
Desde el río de leche
nombres que asignan identidades diferentes a los miembros de
un grupo de una forma que nunca es totalmente una función del
parentesco u otras relaciones entre estos miembros. Por ejemplo,
en el caso de la sociedad del Pirá-paraná, los nombres son –idealmente y, a veces, en la práctica– pasados de padre-padre a hijohijo (FF a SS)16* y de padre-padre-hermana a hermano-hijo-hija
(FFZ a BSD)17*, pero este ideal no siempre se puede aplicar (aun
si los abuelos siempre murieran antes de nacer sus nietos) porque
los hermanos del mismo sexo tendrían todos el mismo nombre.
El nombre dejaría de cumplir la misión de distinguirlos. El hecho
de que se pueda escoger nombres de otras maneras diferentes a
la ideal, aunque siempre entre una serie limitada perteneciente al
grupo patrilineal más amplio, significa que tanto la identidad personal como la continuidad social pueden mantenerse a pesar de la
expansión de los grupos y la muerte prematura de los hombres
del grupo de descendencia.
Además de ofrecer un medio de continuidad social ideológicamente menos arriesgado que los senderos seminales, el tipo de
clasificación establecido por los nombres es anterior en el tiempo
a la transmisión seminal. Los vínculos seminales son un medio de
transmisión de la identidad grupal, pero funcionan de forma similar al interior de cada grupo y no explican la identidad específica
de los grupos. Esta identidad depende de las distintas identidades
de las anacondas ancestrales que eran parecidas en la forma y lugar
de origen, pero tenían distintos nombres. Es la diferencia original
de la Anaconda Pez, la Anaconda Piedra, la Anaconda Cielo, etc.,
lo que dio origen a los Grupos exogámicos y permitió las alianzas
matrimoniales entre ellos.
Finalmente, el vínculo establecido con el pasado ancestral por la
herencia de los nombres es reconocido y contrastado con el destino
del cuerpo físico en una afirmación de un indígena Barasana: “Si no
tomáramos esos nombres, moriríamos como un cuerpo putrefacto”.
De acuerdo con los modelos de una y dos generaciones ya
analizados, la contribución de las mujeres a la continuidad so16
Las iniciales entre paréntesis corresponden a las palabras en inglés: F, padre; S,
hijo (N. de T.).
17
Las iniciales entre paréntesis corresponden a las palabras en inglés: F, padre; S,
hijo; Z, hermana; D, hija (N. de T.).
212
Christine Hugh-Jones
cial aparece como complementaria a la de los hombres, estando
asociado el intercambio de los poderes reproductivos femeninos
a los ciclos repetitivos que conforman el desarrollo acumulativo
de los grupos patrilineales. Aunque estos movimientos femeninos son mucho menos susceptibles de ser registrados genealógicamente que la sucesión patrilineal, sí hay un permanente testimonio de ellos en la separación espacial de las malocas. Tras
la madurez sexual, las mujeres se trasladan físicamente a otra
maloca en el territorio de otro grupo exogámico y se convierten
en esposas. Desde el punto de vista de cualquier comunidad, las
mujeres residentes se dividen en hermanas del grupo de descendencia, con las que está prohibido casarse y esposas que pertenecen a grupos exogámicos afines. Con el tiempo, las hermanas
son canjeadas por esposas que dan a luz a una nueva generación
de hermanas y así sucesivamente.
Estas dos fases del ciclo femenino nos recuerdan las dos fases
del ciclo menstrual que, como vimos, se divide en la fase creativa
(retención de sangre) y una fase potencialmente creativa (pérdida
de sangre). Este paralelo está confirmado en el mito de La Esposa
Rana, en el que un estado femenino que puede ser identificado con
la pérdida menstrual está asociado con una visita a la maloca.
La Esposa Rana
Una Mujer Rana (de especie no identificada: goha) llegó de
lejos y se estableció con un hombre. Ella visitaba a su gente cada
época de umarí: iba a la fría y blanca Maloca del Moho, río abajo
en el Río de Leche en el Este, y se convertía en un umarí mohoso
tirado en el suelo. Aunque le prohibió a su marido que la siguiera,
él desobedeció, no la reconoció e hirió su carne mohosa de umarí.
La Esposa Rana era de las que “nos llenan con grasa”, una Mujer
Serpiente y, entonces, cuando él llegó a la maloca fue mordido por
una serpiente y murió.
La decadencia de la piel exterior de La Esposa Rana, sus viajes
periódicos lejos de su marido y sus peligrosas propiedades durante
los períodos de aislamiento, permiten comparar sus visitas periódicas con el aislamiento menstrual. Además, el umarí se considera el
alimento ideal para las mujeres menstruantes. Si la suposición de
que La Esposa Rana está metafóricamente menstruando es correcta,
213
Desde el río de leche
se establecería el vínculo entre la pérdida menstrual y la residencia
femenina entre los agnatos. La vida de casada de Esposa Rana está
dividida en ciclos alternados entre la comunidad de su esposo y la
comunidad en la que nació. Cada ciclo es una réplica a pequeña escala
de su vida, que está dividida en la fase premarital y la posmarital.
El lector podrá pensar que los patrones –alternados– de residencia de la mujer a lo largo de su vida sugeridos por el mito de La
Esposa Rana son diferentes de los patrones de crecimiento fisiológico y descomposición del ciclo de vida femenino –establecidos en
la figura 20–. El mito hace del regreso al grupo natal, que es una
menstruación metafórica, una repetición a pequeña escala del período de infancia pasado entre los parientes agnaticios. Esto tiene
sentido ya que las mujeres pre-púberes y las mujeres menstruantes
son inútiles desde el punto de vista de la procreación de grupos
afines. Pero el patrón fisiológico de crecimiento y descomposición
más bien identifica a las mujeres pre-púberes con las mujeres que
no están menstruando: esto se debe a que ambas están pasando por
un período de crecimiento. Sin embargo, si examinamos los tipos de
crecimiento, son el crecimiento de la mujer pre-púber misma en su
etapa de infancia y el crecimiento de los contenidos del útero (si no
se pierden) que formarán parte de un niño en la fase posmenarquia.
Desde la perspectiva de una línea femenina continuada, estos dos
tipos de crecimiento son parte integral del mismo proceso, pero
desde el punto de vista de los grupos exogámicos patrilineales, representan el crecimiento de los miembros de grupos exogámicos
opuestos. Todo esto es tan solo una forma algo complicada y farragosa de decir que la continuidad física entre madre e hijo y aquella
entre la primera y segunda mitad del ciclo de vida femenino, se ve
cortada por las normas exogámicas, patrilineales y patrilocales.
La menarquia se presenta antes del matrimonio y, por tanto, la
exogamia no hace un corte exacto entre las fases premenarquia y
posmenarquia: por un tiempo, el grupo patrilineal de la niña sigue
controlando sus poderes reproductivos aunque le está prohibido
aprovecharlos de otra manera que no sea como moneda de intercambio. De esta forma, el desarrollo fisiológico femenino y el desarrollo social femenino pueden ser vistos como procesos paralelos:
en la vida real, el proceso social sólo puede controlar el comportamiento voluntario asociado con el proceso fisiológico, pero en el
mito, los dos procesos coinciden por el uso de metáforas.
214
Christine Hugh-Jones
Hemos visto que las modalidades de continuidad masculina y
femenina son, respectivamente, acumulativa y repetitiva: la modalidad masculina crea el sendero patrilineal que va de los tiempos
ancestrales al presente; la femenina está dividida en fases alternas
repetidas coherentes con el intercambio de mujeres entre grupos.
La modalidad masculina representa el crecimiento continuo en el
tiempo, la femenina representa la renovación continua. Aun cuando
la modalidad masculina es la dominante desde el punto de vista de
la división básica de la sociedad en grupos exogámicos y malocas,
la modalidad femenina tiene una ventaja inherente. La construcción misma del sendero patrilineal aleja progresivamente a los vivos de la fuente de poder en el pasado ancestral, mientras los ciclos
repetitivos femeninos permiten una constante regeneración. Para
poder aprovechar el poder ancestral, los hombres periódicamente
viajan en el tiempo y se convierten en “gente de una generación
anterior” participando en los rituales He wi. La discusión y análisis
de tales ritos mostró que incluyen metáforas femeninas de regeneración y se comparan directamente con la menstruación. Entonces, parecería que los ciclos repetitivos femeninos son un elemento
esencial en la negación del tiempo patrilineal acumulativo necesario para “cambiar de alma” durante el ciclo de vida. Es importante
anotar aquí que la integración del retroceso colectivo en el tiempo
patrilineal para identificarse con los ancestros logra un retroceso
personal del tiempo del ciclo de vida de cada participante, ya que
cada uno sufre un cambio de alma.
Si nos concentramos en la introducción del tema del alma en
los nombramientos, vemos un proceso análogo que tiene lugar en
el ámbito socio-estructural, pues la acumulación de generaciones
patrilineales se ve contrarrestada por la reencarnación del alma
eterna. Esta reencarnación, dijimos anteriormente, está determinada por el intercambio cíclico de poderes reproductivos femeninos entre grupos afines de descendencia. Este intercambio cíclico
de mujeres representa la habilidad de la organización patrilineal
para derramarse de hermanas y recibir esposas de forma regular
y confiable. La línea femenina es, entonces, una especie de piel que
la organización patrilineal se pone y se quita de acuerdo con las
normas sociales que rigen el matrimonio. Una vez más, el control
voluntario de ese vestido o “piel” cultural, que se puede separar de
quien la usa sin perderse, contrasta con el control involuntario de
la piel natural que crece sola y solamente puede separarse por la
215
Desde el río de leche
descomposición. Así, cuando los hombres usan los ornamentos rituales y “cambian de alma”, están imitando los poderes de la mujer
y, al mismo tiempo, haciendo lo que las mujeres no pueden hacer.
Muchas de las observaciones hechas en este capítulo se incluirán en el análisis de conceptos de espacio y tiempo del capítulo final.
216
Parte VI
Producción
y consumo
Desde el río de leche
Introducción
Son las mismas personas que, por un lado, producen y consumen y, por el otro, crecen, experimentan cambios provocados por
los rituales, se casan, reproducen y mueren: los indígenas del Piráparaná le sacan el mayor provecho posible a este hecho.
En este capítulo veremos cómo los procesos de producción y
consumo de distintas sustancias son análogos a los procesos de reproducción tanto de los individuos como de la estructura social.
Las relaciones que se establecen entre los individuos que constituyen la sociedad Pirá-paraná, se ordenan a través de la producción
y el consumo, tanto en la rutina cotidiana como en las ocasiones
rituales. Al promover estas relaciones ordenadas, los procesos socio-económicos desempeñan un papel positivo en la reproducción
social. Vimos, cómo, cuando un individuo absorbe cierta sustancia,
también absorbe los procesos (ya sean míticos, chamánicos o prácticos) que contribuyen a la producción de tales sustancias: aquí, el
mismo argumento se extiende a las “relaciones de producción” y
a las relaciones entre las especies naturales (tal y como éstas son
concebidas por la ideología indígena).
Debo advertir al lector que el orden dado a este capítulo es
más bien complejo. Dado que las mismas sustancias surgen en
distintos contextos, el análisis se va construyendo desde distintos
frentes, pasando de una parte a la siguiente. A todo lo largo, las
conclusiones en lo que tiene que ver con la producción y el consumo, se utilizan para empujar adelante el análisis del ciclo vital que
se inició en el capítulo anterior.
En lo que a la subsistencia concierne, el grupo de una maloca es una unidad prácticamente autosuficiente. Dicha unidad está
dividida de dos maneras esenciales: en unidades familiares o “unidades familiares productivas” y por género. La mayoría de los objetos que se intercambian entre los miembros de comunidades de
malocas separadas, a saber: ají, tabaco, cerámicas, cestería, armas,
canoas, pintura roja, etc., podría igualmente producirse en la maloca. Los bienes más importantes, provenientes de zonas fuera del
área del Pirá-paraná son venenos y materia prima que provienen de
los Makú y tablas para rallar yuca de los Kuripako que hablan una
lengua Arawak. El intercambio de parafernalia ritual entre grupos
Tucano constituye otro sistema o “esfera” separado. Tales obje-
218
Christine Hugh-Jones
tos se ofrecen en los rituales comunales como parte integral de un
intercambio permanente entre comunidades geográficamente distantes a las que se que alude como He tenyua (ver, p. 81 en el libro).
Hemos visto cómo carnes y pescados ahumados además de insectos
acompañados de frutos arbóreos, también pueden llegar a intercambiarse en los rituales comunales. Fuera de eso, el suministro de
frutos para He rika sõria wi algunas veces se concibe como un tipo
similar de intercambio entre grupos.
La división del trabajo por género
A continuación resumimos los casos más relevantes relativos a
la división del trabajo según género. A pesar de que grandes generalizaciones como las que siguen obviamente no aplican a toda acción
productiva concreta, sí son ciertas para casi toda actividad productiva. En aras de la brevedad, no pretendo hacerle justicia a la variedad
de la dieta de los indígenas del Pirá-paraná ni a su cultura material.
a.
Hombres
Mujeres
Tala de árboles y quema
de las chagras de yuca
Siembra, cosecha
y preparación de yuca
Caza y pesca
Cocción de todos los alimentos
“Drogas” cultivadasa
“Alimentos” cultivados
Árboles frutales cultivados
Verduras cultivadas
y frutos de árboles bajos
Recolección a gran escala
Recolección a pequeña escala
Producción de alimentos silvestres
para intercambio ritual
Preparación de alimentos silvestres
para consumo inmediato
Uso de recursos altos y que vienen
de la superficie del suelo
Uso de recursos bajos
que vienen de la tierra
Manufactura de todos los artículos de
madera y cestería (la maloca inclusive)
Manufactura de todos
los artículos en cerámica
Manufactura de bienes
y ornamentos rituales
Manufactura de pinturas
y ligas para uso ritual
Las “drogas” son tabaco, coca (Erythroxylon coca) y yagé (Banisteriopsis sp.).
Más adelante muestro que se distinguen de los “alimentos”, los cuales nutren el
cuerpo en vez de los aspectos insustanciales del individuo.
219
Desde el río de leche
Algunas de estas relaciones confirman el análisis del capítulo anterior. Por ejemplo, la asociación según género de posiciones
bajo o alto o con recursos y otras cosas que están ubicadas bajo o
alto coinciden con el modelo de crecimiento de los niños que se alejan del origen materno camino a la madurez “masculina”. El papel
que desempeñan los hombres en la producción de alimentos para el
intercambio ritual, en el cultivo de drogas esenciales para los oficios rituales y la manufactura de casi todos los ornamentos rituales,
sirve para reforzar el control masculino de la vida ritual. Por otro
lado, los pocos ítems rituales producidos por las mujeres –pinturas
y ligas (yuta gasero, “ligas de fibra tejida”)– se asocian a los cambios
de piel que, como hemos visto, son una habilidad natural femenina.
En contraposición manifiesta entre el cultivo de la yuca y el
suministro de las proteínas básicas (caza y pesca), la más importante relación, concierne a la alimentación diaria de la comunidad,
de esto encontramos una pista con respecto al factor más general
existente detrás de la división del trabajo por género para la producción alimentaria.
La mayor parte del tiempo de las mujeres se invierte en la producción de yuca, que además de cosecharse de manera continua es
una fuente de alimentación en extremo disponible y confiable. Por
el contrario, el éxito en la caza y la pesca, la contribución masculina
a la producción alimentaria que más tiempo consume, está mucho
menos garantizada. Igual, la pesca es una actividad mucho más segura que la caza y, aunque la carne otorga más prestigio en tanto
alimento, el pescado constituye el grueso de la provisión proteínica.
Las mujeres nunca cazan, pero ocasionalmente pescan. El método
que más utilizan es el del veneno: una práctica muy distinta a los
otros métodos de pesca, ya que con el veneno se obliga al agua a
que arroje los peces de manera que estos se puedan recoger en la
superficie. En efecto, aluden a los peces envenenados con el vocablo
huari wai o “peces recogidos”. Es muy diciente, que cuando ambos
sexos cooperan en el envenenamiento, los hombres represan el río,
caño o quebrada y luego introducen el veneno aguas arriba. Entretanto, las mujeres esperan corriente abajo recogiendo los peces que
van muriendo por asfixia. Así, son los hombres los que tienden la
trampa y matan mientras que las mujeres “cosechan”.
De nuevo, las mujeres recogen en la selva especies de plantas y
animales estacionales o de época, pero lo hacen con menos frecuen-
220
Christine Hugh-Jones
cia y en menor cantidad que los hombres. Estos frutos, insectos,
etc., son fuentes menos disponibles que la yuca por dos razones:
primero, porque son estacionales y segundo, porque hay que salir a
buscarlos. Sin embargo, son más disponibles que la caza y la pesca
porque una vez ubicados ahí, están a entera disposición. A pesar de
que las épocas estacionales no se pueden comparar con la imprevisible dificultad que implica encontrar o atrapar alimentos silvestres, si hay una similitud entre estas dos cualidades, ya que ambas
son manifestaciones de la independencia del orden natural frente a
la manipulación social. Los frutos que se cultivan por épocas, por
lo general, son responsabilidad de los hombres; dichos frutos junto
con los frutos silvestres estacionales, se agrupan bajo una misma
categoría, He rika y, por tanto, los frutos de árboles que dan cosecha
por épocas trascienden o superan la división entre fruto cultivado y
silvestre. En términos generales, el reparto y asignación de tareas
en la producción de alimentos sugiere que a las mujeres se les asignan los alimentos más fácilmente disponibles, dentro de los cuales
el cultivo de la yuca constituye el modelo ideal, mientras que a los
hombres se les asignan los menos disponibles, entre los cuales la
caza constituye el modelo ideal. El éxito a pesar de las escasas posibilidades hace de la carne, seguida del pescado, el alimento que más
se estima, al tiempo que la ausencia de los productos estacionales
durante la mayor parte del año, hace que estos sean más estimados
que la diaria porción, casi siempre disponible, de productos que se
hacen a partir de la yuca. Así, cosas como prestigio, riesgo de fracaso y producción masculina de alimentos van de la mano.
Esta división del trabajo en la producción alimentaria se ve reflejada en los patrones de ingestión de comidas comunales. Existen
dos tipos básicos de comida comunal; hasta donde yo sé, no hay vocablos en las lenguas indígenas para designarlos, pero sí se distinguen en la práctica de manera obvia gracias a un buen número de
factores interrelacionados. Ambas comidas consisten en alimentos
calientes hervidos en agua y condimentados con ají y que se sirven
en el centro de la maloca. La yuca o casabe la suministra cada uno
de los equipos productivos familiares de mujeres (madres e hijas)
que se introduce en el picante y luego se come. En general, el primer tipo de comida lo constituye un alimento suministrado por
un hombre, cocinado por su esposa o hermana, que por último, se
ofrece a todos los hombres, mujeres y niños de la comunidad. Una
sola familia puede encargarse de la comida o varias pueden elaborar
221
Desde el río de leche
platos simultáneos. El segundo tipo de comida consiste en platos
a base de yuca o de cualquier otro alimento disponible a la mano
producido por mujeres. Cada equipo familiar femenino produce una
olla y los hombres comen primero mientras las mujeres y los niños
esperan para comer después o no comer. Se dice; sin embargo, que
igual mujeres y niños tienen acceso en privado a tales alimentos.
El segundo tipo de comida se ingiere al amanecer y sólo a otras
horas si no ha habido comidas con carne o pescado. Pero aun en
estos casos, las mujeres solo cooperan en el suministro de comida
si los hombres se han visto involucrados en actividades útiles que
les impidieron cazar o pescar o si hay visitantes entre los presentes.
Así, el segundo tipo de comida responde al “hambre” legítima y se
considera un sustituto pobre del primer tipo de comida.
En la práctica, si bien el pescado y la carne son los elementos
más regulares del primer tipo de comida, grandes cantidades de
insectos y algunos frutos arbóreos cocinados pueden llegar a ser
servidos a toda la comunidad del mismo modo. La carne siempre se
sirve sola, como comida separada, mientras que, tanto el pescado
como los insectos, pueden llegar a mezclarse con productos vegetales como parte de la misma comida e incluso en el mismo plato.
También ocurre que, aunque el segundo tipo de comida consiste
sobre todo en platos a base de yuca, pequeñas cantidades o sobras
de insectos, pescado o frutos de árboles pueden ser agregados. Los
peces ritualmente considerados como los más peligrosos, en principio las especies más grandes, rara vez se sirven en este segundo
tipo de comida. Por tanto, la carne y ciertos tipos de pescado se
guardan aparte dado por sentado que siempre se sirven solos en
comidas independientes del primer tipo; hay otros tipos de peces,
insectos y frutos de árboles que bien pueden sumarse a los platos
mixtos y servirse en cualquiera de los dos tipos de comidas, donde el factor determinante termina siendo la cantidad de la que se
dispone en un momento dado. Los platos a base de yuca, a menos
que contengan una buena proporción de pescado, solo sirven para
el segundo tipo de comida. La expresión mínima del segundo tipo
consiste en ollas de hiari, jugo de yuca acaramelada muy sazonada
con ají (plato también conocido como “olla de ají”, bia sotu). Siempre disponen de este plato y una olla del mismo tipo que reposa en
la pacera de mimbre bajo el canasto del casabe de la familia. Es el
alimento estándar que ofrecen al visitante al llegar.
222
Christine Hugh-Jones
Siguiendo este modelo o patrón alimentario, la carne, el
menos utilizable de los alimentos, se ubica en el extremo opuesto del hiari, del que se dispone siempre y a todas horas. Los
peces grandes y ritualmente peligrosos, están más cerca de la
carne; a continuación siguen los alimentos que se dan silvestres
o por épocas en grandes cantidades y que suelen ingerirse solos,
seguidos por comida poco estimada de estos mismos alimentos
cuando se hacen rendir con productos de la yuca. Por último, los
productos de yuca pura constituyen los alimentos aún menos
apreciados y entre ellos el hiari que se ubica en el extremo más
“pobre”. Podemos ver que los mismos conjuntos de características que acabamos de contrastar y que subyacen a la organización de la producción de comida también resultan evidentes en
los patrones de consumo comunal. Hay buenas comidas y comidas sucedáneas del mismo modo que hay comidas de prestigio y
comidas básicas que se dan por hecho; ambas se distinguen en
conformidad a los siguientes contrastes:
Productor masculino
Productor femenino
Alimentos silvestres
Alimentos cultivados
Alimentos difíciles de conseguir
Alimentos fácilmente accesibles
Grandes cantidades
de comida silvestre
Pequeñas cantidades
de alimentos silvestres
A pesar de que las actividades de las mujeres relativas a los
cultivos considerados más seguros son, de alguna manera, la manifestación más poderosa de control social sobre los procesos naturales, dicho control en efecto se ha convertido por repetición
en una rutina. La misma fácil y fiable accesibilidad a la cosecha
sugiere que las mujeres están en armonía con la yuca antes que
enfrentando su poderío físico y mental contra el tubérculo. Igual
que en el caso de la menstruación y el mucho más peligroso cambio de alma que se da durante He wi, los muy dignos de confianza
poderes femeninos se valoran menos que la capacidad del hombre
para tener éxito en sus riesgosos encuentros con el mundo natural, ya se trate del mundo natural de fuerzas ancestrales o las
fuerzas antagónicas de las especies naturales.
223
Desde el río de leche
La yuca
Producción
Los lugares para la chagra los escogen los hombres, quienes
a su vez desmontan el monte, talan los árboles y queman los sobrantes y la hojarasca. Las principales chagras se tumban cada año
de octubre en adelante y la quema tiene lugar entre noviembre y
marzo durante la época seca y larga. El lugar escogido se refrigera
con cera de abejas y luego las mujeres asumen el mando.
La cosecha de yuca está lista para ser recogida en un año o, poco
menos, desde que se plantan los tallos. Mediante la plantación continua de tallos en las áreas donde la cosecha ha sido recogida, es posible conservar una chagra principal produciendo yuca durante unos
tres años. Por supuesto, el rendimiento disminuye de manera significativa tras la replantación hasta que, el pequeño tamaño de las raíces
y la irrupción de la maleza hacen que no valga la pena el esfuerzo. Sin
embargo, la gente sigue volviendo a las viejas chagras para recoger
otras cosechas mucho tiempo después de que la yuca se ha acabado y,
así cada equipo familiar productivo tiene acceso a un buen número de
chagras de yuca que, en conjunto, representan el ciclo completo de
tala, cultivo y ulterior desmonte o retoma de la maleza.
Las mujeres algunas veces reciben la ayuda de los hombres
cargando enormes bultos de fértiles tallos de yuca traídos de una
chagra recién plantada y llevadas a la chagra recién quemada. En
adelante, la mujer planta sola. Los tallos se rompen en pedazos y se
entierran espaciados a más o menos medio metro hasta cubrir toda
la chagra. En la práctica, troncos caídos suelen terminar por levantar lindes naturales entre el trabajo de un día y el siguiente. La
cosecha se desmaleza a medio camino y luego, la ulterior cosecha y
nueva siembra se convierte en la responsabilidad diaria de la mujer.
Esta rutina diaria se puede dividir en tres actividades: (1) recoger la cosecha, (2) separar las tres materias primas básicas: fibra,
almidón y jugo, y (3) hacer el casabe. Los tres pasos de este proceso
se entienden mejor con la ayuda de la figura 23. La figura 24 da
cuenta esquemática del procesamiento y uso de las plantas de yuca;
con ella se busca demostrar la versatilidad de la cosecha y de aquellos productos que no se incluyen en la figura 23.
224
225
Pieza de madera
Pieza de cestería
Cuya
Olla
RÍO
LAVADO EN EL RÍO
Y TRANSPORTE A
LA MALOCA
Jugo
Fig. 23 Procesamiento de la yuca: casabe, jugo y hiari
MACERADO
Almidón
Jugo
Fibra
HERVIDO
Jugo
Fibra
O
PATIO
COMPARTIMENTO O FUEGO LATERAL
HERVIDO POSTERIOR
Hiari
Fibra
Almidón
Almidón
Ají
MITAD DE LA MALOCA, CERCA
A LA MAMPARA DEL
COMPARTIMENTO
ALMACENAMIENTO EN
LA MALOCA O
BAJO TIERRA
Parte tóxica
2b
Ralladura
Agua
2a
SEPARACIÓN
ELABORACIÓN DE JUGO AL FINAL DEL PASO 2
POSTE DE
RALLADO
RALLADO
CERCA A LA PUERTA DE
LOS HOMBRES
SERVIDO
MALOCA
DESPUNTADO
EN LA MALOCA
2a
Figura 23. Procesamiento de la yuca: casabe, jugo y hiari.
NOTA: Los objetos no están a escala.
CONVENCIONES:
CHAGRA DE
YUCA
TUBÉRCULOS
SUBTERRÁNEOS
PELADO
EN EL SUELO
1
COSECHA
Fibra
EXTREMO
DEL LADO
FEMENINO
BÜHERIOKO
EXPRIMIDO
EN TIPITÍ
HORNEADO
EN PARRILLA
Casabe
CERCA A
LA
PARRILLA
PARRILLA
TAMIZADO Y SECADO
Fibra y almidón
3
SECADO Y HORNEADO
Hiari
CERCA A LA PUERTA DEL
COMPARTIMENTO
EL CASABE SE DEJA
SOBRE UN SOPORTE
SOBRE HIARI
Casabe
Christine Hugh-Jones
226
küha
FIBRA
nahũ gateri
FARIÑA
Se tuesta sobre
plancha
Se exprime en tipiti
y se cierne
Se rallan
Se pelan
Se remojan en el
río por 3 días
Kĩ ruku
ESQUEJES
Replantados
1 año de crecimiento
weta
ALMIDÓN
Se decanta el jugo
El líquido cargado de almidón
permanece 2 horas en olla
+ agua:
se maceran en cedazo
sobre trípode
Se rallan
Se pelan y
se lavan
Kĩ rika
TUBÉRCULOS
a
BEBIDA
CONCENTRADA
nyukar�a
La parte tóxica se
evapora al hervir
jugos
nyuka
JUGO
SÓLIDOS
b
AREPA INFERIOR
DE YUCA
küda heariero
Se tuestan
en plancha
AREPA DE YUCA
TOSTADA EN HOJA
DE PLÁTANO
tioriero
Tostados entre hojas
de plátano sobre
plancha
SÓLIDOS
Se exprime hasta secar en
el tipití
JUGO b
SALSA DE HOJAS
PODRIDAS
kî hũ hogase
Se dejan secar y pudrir al sol
Se utiliza como
durante 3 días: la infusión se
esmalte para
hierve y se espesa con almidón ennegrecer las cuyas
Kĩ hũ
HOJAS
Se trituran en cernidor
sobre trípode sin agregar
agua
ESPINACAS
au sota
Se hierve la pulpa
rallada
(+ condimento)
YUCA BRAVA
Kĩ
Desde el río de leche
227
nahũro
CASABE
Se tuestan arepas sobre
plancha
nyuka
JUGO
Se tuestan moronas
sobre plancha
MORONAS DE
CASABE
weta sühu
Fig. 24 Procesamiento y productos de la yuca brava
Figura 24. Procesamiento y productos de la yuca amarga o yuca. Págs. 176 - 177
OLLA
DEL AJÍ
hiari
SALSA
AGRIDULCE
aburi
Se mantiene remojado
en agua y se hornea de
nuevo entre hojas de
plátano
Se tuesta arepa
gruesa sobre
plancha
CASABE DE
ALMIDÓN
weta nahüro
Bolitas asadas
Se usa para
al fuego:
espesar líquidos y
piel ingerida
salsas
Se reduce más.
Se le agrega ají
Se tuesta arepa
delgada sobre
plancha
CASABE DELGADO
DE ALMIDÓN
siriri
BEBIDA GLUTINOSA
oko kamo
Se hierve
en agua
a
La línea gruesa muestra la preparacion de la yuca
b
Aunque estoy segura de que los utilizan, no observé qué pasaba con estos
productos
Masticados
ũhũri
BRINDIS
Se tuestan arepas
circulares delgadas
Se almacena
bajo tierra
(hasta 4
semanas)
weta
ALMIDÓN
Cernido:
tostado y cernido hasta secarlo
Se utiliza para
lavarse las
manos
Migas rancias
añadido con fibra
Se utiliza para
espesar guiso de
pescado
Se tuesta en plancha para
acabar de secar
Se cierne
Se exprime en
tipiti
Se almacena
bajo tierra
küha
FIBRA
BEBIDA
CONCENTRADA
nyukar�a
AREPA DE YUCA
TOSTADA EN HOJA
DE PLÁTANO
tioriero
idire
CHICHA
Se cuela
Se fermenta toda una
noche
Se agregan raíces
hervidas y
masticadas, maíz
o caña de azúcar
Se reduce
hirviéndola
nyuka
BEBIDA
Se enfría
Se evapora el
veneno
AREPA INFERIOR
DE YUCA
küda heariero
Christine Hugh-Jones
Desde el río de leche
1. Cosecha.
Las mujeres salen de la maloca al amanecer tan pronto el desayuno ha terminado. Hasta el mediodía pasan su tiempo en las chagras
sacando la yuca, replantando tallos, pelando los tubérculos y guardándolos en las canastas. Estas canastas llenas de yuca se sacuden
vigorosamente en el río antes de volver a la maloca para limpiar de
tierra los tubérculos. Luego, la yuca se vuelca dentro de una canasta
plana en la maloca y así culmina la primera etapa de producción; en
este punto, la mujer puede tomarse un receso y comer.
2. Separación.
Los tubérculos se rallan contra una tabla provista de esquirlas
de cuarzo y el puré burdo se introduce en un recipiente de cerámica. En principio, las tablas para rallar deben reclinarse contra los
“postes para rallar yuca” levantados con este propósito (ver figura
5). Una vez rallado, el puré se coloca en un cernidor grande de
cestería apretada que se apoya sobre un trípode de madera. Allí se
machaca y exprime al tiempo que se le echa agua recogida en una
cuya; esta etapa se realiza con mayor eficacia si son dos las mujeres
que machacan alternando los golpes. El agua escurre el almidón
que cae en un recipiente ubicado debajo del cernidor mientras que
la fibra queda en este último y, entonces, se procede a separar los
tres más importantes productos de la yuca: el almidón (weta) que
se poza al fondo del recipiente; el jugo (nyuka) que se decanta sobre
la capa de almidón y la fibra (kuha) que queda en el cernidor. Si la
yuca se machaca sin agregarle agua, el resultado que se recoge en el
recipiente debajo del cernidor es una mezcla concentrada de almidón y jugo conocida como nyukarîa. Tanto el almidón como la fibra
se pueden almacenar durante varias semanas en unos huecos que
se perforan en la plaza afuera y frente a la puerta de las mujeres o,
por menos tiempo, en canastos que guardan en los compartimentos
de la familia.
Una vez el almidón y la fibra han sido separados, las mujeres
salen de la maloca en busca de leña. Ésta se utiliza para hervir el
jugo decantado de yuca en una olla de boca ancha; el jugo hirviente
despide unos asfixiantes gases nocivos; cuando estos amainan, el
jugo se retira del fuego y se enfría sacando y volviéndolo a arrojar
sobre el recipiente de cuyas llenándolas del líquido. Se suele invitar
228
Christine Hugh-Jones
a otras mujeres para que ayuden, además de que el gesto se considera un placer social y otorga a las mujeres la oportunidad de beber
del líquido antes de entregarles el jugo a los hombres. Una vez el
jugo se ha enfriado apenas lo suficiente y cada una de las “enfriadoras” ha bebido su porción, el jugo se lleva cerca del centro de la
fachada de la maloca donde el esposo de la productora invita a los
otros hombres a beber. Así, se da la distribución del jugo hervido
antes de que la penumbra del ocaso señale el fin del proceso en dos
etapas iniciadas al amanecer. Algo del jugo puede guardarse para
la elaboración de una variedad de platos en los que la yuca es el
principal elemento, el más importante es el conocido como hiari.
3. Preparación del casabe.
La tercera etapa del proceso de la yuca se realiza, por lo general, al mismo tiempo que el jugo caliente para aprovechar la misma
carga de leña. Pero también se prepara en ocasiones para satisfacer la demanda y, por tanto, el proceso puede ajustarse cuando la
provisión de casabe de la familia se haya agotado. Es importante
señalar que el producto que se separa un día específico, se cocina al
día siguiente. De hecho, el almidón y la fibra se pueden almacenar
durante días, incluso semanas, mientras que el intervalo entre la
primera y la segunda etapa no se puede aplazar más de una noche o,
como máximo, dos. La espera de una noche solo se permite durante
las preparaciones rituales e implica alterar ligeramente la secuencia del proceso ya que los tubérculos se dejan sin pelar. La raíz
pelada se daña en cuestión de horas. Debo decir aquí que los indígenas del Vaupés, a diferencia de muchos otros grupos amazónicos,
realizan el proceso completo de cosechar y separar en un mismo día
y preparan casabe fresco diariamente cuando esto les sea posible. El
análisis de los ciclos diarios y rituales dejará ver que esta peculiar
idiosincrasia es muy significativa.
Para iniciar la tercera etapa, la fibra se saca del lugar donde
se almacena y con ella se alimenta el matafrío1, un cilindro estriado
de cestería que cuelga de un palo horizontal alto. El matafrío se
extiende gracias al peso de una mujer que se sienta en otro palo
horizontal atado a una argolla tejida en el extremo inferior del ma-
1
También conocido como sebucán o tipití.
229
Desde el río de leche
tafrío. El líquido que se exprime y sale por los costados del matafrío
al estirarlo, se recoge en una vieja cuya y se tira. La fibra seca y se
saca por la parte superior abierta del matafrío y se pone sobre un
cernidor plano que a su vez está colocado sobre un amplio canasto
pando. Así, todas las partículas de la fibra, excepto los pedazos más
burdos, se ciernen y se procede a secarlos aún más revolviendo la
harina de fibra en la plancha […] una enorme placa redonda de
cerámica que descansa sobre una pared de barro cocido con un fuego encendido debajo. La fibra seca se cierne y seca sucesivamente
hasta que alcanza la consistencia adecuada para mezclarla con el
almidón. Ahora, la mezcla, a su vez cernida, la hornean para producir una arepa grande y plana que se cocina por un lado, se corta
en cuatro partes, se voltea con la ayuda de una paleta también de
cestería, se cocina por el otro lado y, por último, se retira de la
plancha para poner a enfriar. Los cuartos de la arepa se introducen
en un canasto abierto forrado con hojas de yarumo (Cecropia sp.), la
parte blanca inferior de la hoja boca arriba y, finalmente, se coloca
en una pacera –estante de mimbre– sobre la olla del hiari. Dicha
pacera está ubicada en la entrada del compartimento de la familia
en el interior abierto de la maloca.
Para hacer chicha de yuca, hierve una enorme cantidad de su
jugo como base. Luego agregan este líquido a los ingredientes sólidos, que pueden ser tubérculos cultivados (arrurruz, ñame, taro
[Colocasia esculenta], etc., maíz, chontaduro o tostadas delgadas
circulares de fibra de yuca hechas sobre la plancha). Los sólidos,
previamente cocinados, los mastica y escupe la comunidad de mujeres, algunas veces con la ayuda de los hombres, para favorecer el
proceso de fermentación y para reducirlos a pulpa. Esta pulpa se
coloca en el fondo de un tronco hueco (idire kumua o “canoa para
la chicha”) o en una olla grande y alta dentro de las cuales se vierte el líquido. Algunas veces agregan jugo de caña de azúcar para
obtener una bebida con mayor contenido alcohólico. La chicha se
deja fermentar durante la noche y, antes del amanecer, se retiran
los sólidos machacando el líquido espeso sobre el mismo cernidor y
trípode utilizado para cernir los tres productos básicos de la yuca.
Pueden beberla inmediatamente, pero el contenido de alcohol mejora con el paso de los días. La peculiar estructura temporal del
proceso de la fabricación de chicha es muy importante y se tratará
más adelante.
230
Christine Hugh-Jones
Análisis del proceso de la yuca
No he descrito las etapas del proceso de la yuca de manera arbitraria: cada una de ellas se distingue de manera clara en
el tiempo, en el espacio y también por la naturaleza básica de las
operaciones realizadas. En la primea etapa, fuera de la maloca, los
tubérculos en crecimiento se transforman en tubérculos sueltos,
pelados y lavados, iniciando ahora su inevitable recorrido controlado por seres humanos que culminará en el consumo humano […]
inevitable porque de lo contrario se pudren. En la segunda etapa,
dentro de la maloca, se licuan y se separan los componentes de las
raíces sólidas. El almacenamiento del almidón y la fibra hace eco de
los orígenes bajo tierra de los tubérculos y su posterior desentierro durante la cosecha. La tercera etapa es la opuesta a la segunda
ya que, en vez de la separación mediante el licuado, se combina a
través del secado: la fibra que primero se lavó, ahora se seca y se
agrega al almidón para hacer pan sólido de yuca. La final adición
del pan de yuca al hiari, trae de nuevo el elemento que se había
“perdido”, el jugo, para completar la combinación. Luego viene una
cuarta etapa, la del consumo, que trataremos más adelante. Ahora
que la naturaleza de las etapas y sus distintas identidades están
claras, podemos representar todo el proceso en un diagrama del
ciclo (figura 25).
Los hechos que ya hemos examinado sobre los orígenes subterráneos de la vida, las metáforas sobre la muerte y el renacer, sobre
la separación y la recombinación de los sexos en los procesos del
ciclo vital, son suficientes para otorgarle al proceso de la yuca un
tono ritual. En otras palabras, a pesar de que se trata de una serie
de operaciones técnicas, igual también es algo más que solo eso. Las
muchas alusiones míticas a las cuatro etapas, al contexto de uso de
los productos y los comentarios sobre las dos anteriores y el equipo
productivo usado, confirman tal impresión […] la de la connotación
ritual del proceso. En la exposición a continuación sobre los distintos aspectos de la producción de yuca, sostengo que los elementos
tecnológicos esenciales aluden metafóricamente a los procesos de
reproducción de los grupos sociales. Aunque la producción de yuca
en sí no es propiamente un ritual, esto es, no vemos allí los elementos que podrían identificarse de manera inmediata como rituales, por
ejemplo adornos especiales, mediación chamánica, etc., igual, es justamente debido o gracias a las asociaciones metafóricas que arriba
231
232
JUGO
(nyuka)
FIBRA Y
ALMIDÓN SE
ALMACENAN
BAJO TIERRA
EL ALMIDÓN
SE ASIENTA
EN EL FONDO
FASE 2
N
FASE 4
C O MID A
SE MACERAN EN
CERNIDOR PARA
SEPARAR EL
ALMIDÓN DE LA
Y FIBRA
CIÓ
SE LAVAN EN
EL RÍO
SECADO Y ASADO
LICUADO Y SEPARA
SE PELAN
SE
DESENTIERRAN
RAÍCES BAJO
TIERRA
Figura
Diagrama
ciclode
deproducción
la producción
casabe.
Fig.
25 25.
Diagrama
deldel
ciclo
deldecasabe
FIBRA
EL ALMIDÓN
ES ABSORBIDO
LA FIBRA SE
EXPRIME EN
UNA PIEL DE
ANACONDA´
(büheri oko)
LÍQUIDO
PODRIDO
SE AGREGA
AGUA
SE RALLAN
SE ECHAN EN BALAYS
(CESTOS PLANOS)
SE TRAEN A LA
MALOCA
LAVADO EN
EL RÍO
SE SIRVEN
SE PONEN EN ESTANTE
ALTO (PACERA)
SE ASAN LAS
AREPAS DE CASABE
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
mencioné, que los productos de la yuca se avienen a ser incorporadas
en los rituales que atañen los mismos temas de la reproducción social. La evidencia sugiere que el proceso de la transformación de la
yuca lo consideran el equivalente femenino a los ritos masculinos del
Yuruparí. Pero empecemos por el principio.
El origen de la yuca
Anaconda Palo-de-Yuca, se autoinmoló con el tabaco del Sol
Primigenio (ver, pp. 88 y ss.). Un palo de yuca [un esqueje] surgió
de los tizones [carbones] y, simultáneamente, un hombre fue creado: Anaconda Palo-de-Yuca, pero renovado. Al mismo tiempo, retoñaron una serie de plantas siguiendo el orden con el que en efecto
aparecen en una chagra tras la quema. La mayoría son especies
nativas que surgen naturalmente como hongos y “espinaca” (au:
Phytolacca sp.) y cada una de ellas crece de los tizones de alguna de
las partes blandas (líquido corporal) del cuerpo del héroe: la grasa,
las paredes de intestinos, hígado y así sucesivamente. Así, los leños
carbonizados de la chagra tras la quema son los huesos quemados
de Anaconda Palo-de-Yuca. La torta de casabe de yuca en su cesto
es Anaconda Palo-de-Yuca enroscado sobre su banco.
La quema de Anaconda Palo-de-Yuca se entiende como el
indicador de la quema anual de las chagras. Por tanto, Anaconda Palo-de-Yuca representa la selva que se quema para producir
tres productos: (1) la nueva chagra compuesta de leños quemados
(huesos) y fértil tierra rica en cenizas y tizones (líquido corporal),
(2) yuca y (3) el rebrotar de la selva. Así las cosas, el palo o esqueje
original de alguna manera constituye una representación integral
de Anaconda Palo-de-Yuca, ya que no solo comparte su nombre
sino que al mismo tiempo crece en su forma renovada. Y en este
sentido se trata de algo masculino, como su fuerte estructura leñosa de todos modos sugiere. Podemos interpretar el palo como un
objeto fálico que se introduce en la fértil tierra cubierta de cenizas
y tizones y que a su vez surge de los líquidos corporales. En vista
de los análisis del nacimiento, en donde la tierra de la chagra de
yuca se identificó con el vientre materno, esta interpretación parece convincente. Además, conduce a la identificación de las raíces
de la yuca (que se producen de la asociación de los tallos de yuca y
la tierra fértil) con los niños controlados por las mujeres. Esto lo
confirma el tratamiento que a continuación se les da a las raíces, a
233
Desde el río de leche
saber, ser llevadas al hogar siguiendo el “sendero del palo de yuca”
(la vagina metafórica) que es el mismo que sigue la criatura recién
nacida. Se trata del mismo camino a lo largo del cual los hombres
llevaron los tallos para plantarlos en el claro cercano y, el paralelo
entre este viaje masculino y la inseminación queda demostrado en
el mito del origen de la planta de coca de Yeba.
En el mito, un hombre que le carga unos tallos a una mujer le
hace el amor repetidas veces a lo largo del camino hasta que finalmente la fecunda en la chagra (véase, p. 212). Trato la relación entre los dos productos “masculinos” –tallos y leños quemados– (ver,
p. 215). Sin embargo, a pesar de que los palos de yuca y los tizones
(los huesos quemados de Anaconda Palo-de-Yuca) deben también
considerarse masculinos con relación a la tierra (sus líquidos corporales carbonizados), la chagra como un todo, junto con su tierra,
sus leños y, sobre todo, su cosecha de yuca es femenina respecto al
bosque. Esto mismo se enfatiza en otro mito.
La siembra primigenia de la yuca
Yawira, hija de Anaconda Pez y esposa de Yeba (hijo de Anaconda Palo-de-Yuca) logra que sus hermanas menores la ayuden a
plantar el primer claro abierto por Yeba. Todas las hermanas eran
de distintas variedades de yuca excepto por dos: Widio, la mujer
maleza y Wakuo, la mujer yarumo. El yarumo es el árbol que da la
hoja blanca en la que se envuelve el casabe… y también uno de los
primeros arbustos y malezas en invadir una chagra. Yawira le dijo
a Yeba que no observara la siembra. A Las Mujeres Yuca les ordenó
trabajar en el centro de la chagra y a Las Mujeres Maleza que permanecieran en el borde, pero la curiosidad fue más fuerte que Yeba
y levantó la techumbre de la maloca para echar una mirada. Una de
las mujeres la vio y, en medio de la confusión que se armó, Las Mujeres Maleza y las Mujeres Yuca se acercaron al centro de la chagra
y la yuca se marchitó. Desde entonces, las chagras sucumben, poco
a poco, al embate de la maleza y la yuca ha sido propensa a sufrir
distintas enfermedades.
En el mito, las malezas femeninas se desplazan de la periferia
al centro, tal y como la maleza lo sigue haciendo en el presente. La
relación inversa que se da entre la yuca y la maleza implica que la
gradual invasión de esta última reduce la cosecha de yuca y así, el
234
Christine Hugh-Jones
ciclo del cultivo de la yuca dentro de cualquier chagra específica,
presenta dos fases importantes: el llenado de la chagra plantando
palos o tallos y la reducción del área sembrada por parte de la maleza. En el mito, ambas fases son femeninas.
En términos generales, la quema de Anaconda Palo-de-Yuca
tiene como resultado una división en dos de sí mismo en la que el
original masculino se repite, dejando como resultado, además del
palo original, el nuevo Anaconda Palo-de-Yuca reencarnado y un
elemento femenino, la primera chagra. A pesar de que la primera
chagra es de origen masculino en ambos mitos, dado que Anaconda Palo-de-Yuca lo hace en el primero y Yeba en el segundo, en el
período tardío del segundo mito los palos se han hecho mujeres y
el ciclo de la chagra lo representan movimientos femeninos. Quizá
recordemos que Anaconda Palo-de-Yuca también creó una esposa
para sí (ver, p. 88), de manera que la “dicotomización sexual” de sí
mismo es uno de sus poderes.
El análisis del origen del mito de la yuca en términos de su
dicotomía sexual lo respalda otro mito que Stephen Hugh-Jones
describe en detalle (2011 [1979], M.5.A), en donde se afirma que
a He Anaconda, o sea a Anaconda Yuruparí, le prenden fuego y la
palmera que crece de sus cenizas la cortan para hacer varios instrumentos He. Cuando todos los instrumentos se tocan al unísono,
Anaconda Yuruparí vive. Aquí, este héroe se identifica de manera
explícita con Anaconda Palo-de-Yuca y, una vez más, el prender
fuego se asocia también de manera explícita con la quema de los
lugares cultivados, asunto que nos permite ver una “dicotomización” sexual más esencial entre Anaconda Yuruparí y Anaconda
Palo-de-Yuca. Si seguimos esta línea de reflexión, el tallo leñoso
de la yuca se puede comparar con la palmera He (paxiuba, Iriartea
exorrihiza) ya que ésta se troza en pedazos para ser vuelta a plantar
tal y como la palmera He se corta para fabricar instrumentos separados. La expresión para plantar yuca, kî bia-, traduce literalmente
como “renovar la yuca” y, por tanto, la sucesión de cosechas de yuca
pueden ser consideradas un modo femenino de renovación paralelo al modo masculino de renovación asociado a los instrumentos
Yuruparí. Y no solo esto, sino que además la yuca comienza como
un palo que representa a Anaconda Palo-de-Yuca que, tras un proceso de crecimiento diferenciado, produce unas raíces que más tarde se separan y luego se vuelven a incorporar al casabe: este casabe
235
Desde el río de leche
también representa a Anaconda Palo-de-Yuca enroscado sobre su
banco. Entonces, así como los instrumentos Yuruparí se separan y
luego se juntan para darle vida a Anaconda Yuruparí, los productos
del palo de yuca se separan y se vuelven a juntar para darle vida a
Anaconda Palo-de-Yuca.
Otra confirmación interesante de la existencia de un paralelo
entre los ritos masculinos y la actividad femenina en torno a la yuca,
proviene de un mito recogido por Jean Jackson (me lo comunicó personalmente) que es una variación del tema común en el Vaupés sobre
la caída del reino de las mujeres. Según esta versión, las mujeres
terminan por hacerse al trípode en donde descansa el cernidor y no
a los instrumentos Yuruparí. Así, en vez del conjunto de instrumentos que pueden unirse para convocar el poder ancestral, adquieren
el poder para separar los tres componentes de la yuca que pueden
unirse para alimentar a la comunidad. La contraposición entre la separación femenina de la yuca y el He masculino tiene ecos en algunas
versiones del mito del “reino de las mujeres” recogidos entre distintos grupos del Pirá-paraná. En estos se menciona que, cuando las
mujeres tenían a los Yuruparí, los hombres tenían los brazos blancos
hasta los codos de tanto machacar la yuca en el cernidor del trípode.
Separación.
El proceso de machacar los tubérculos rallados en el cernidor sobre el trípode separa el almidón, que se empoza separado del
jugo en la olla, dejando la fibra suspendida en el cernidor de cestería. Así, este cernidor es un agente clasificador, producto masculino, que retiene la parte más tosca y fibrosa del tubérculo y libera la
parte más fina y blanda. Estos tres factores separados, a saber, posición (bajo-alto), división sexual del trabajo (olla femenina-cesto
masculino) y textura (blando-duro), coinciden para distinguir el
almidón como elemento femenino en relación a la fibra masculina.
El almidón es el más preciado de los dos, tanto por su valor
nutritivo como por su superior blancura, hecho que se enfatiza en
muchos contextos (la fibra en efecto es de un color crema sucia). El
posarse del almidón se considera un proceso natural allende al control tecnológico de las mujeres, ya que en los tiempos ancestrales
solían poner unas piedras mágicas que representaban a Romi Kumu,
la creadora femenina, dentro de la olla para incrementar el rendi-
236
Christine Hugh-Jones
miento. La gente habla también de tiempos pasados cuando toda la
yuca era almidón sin fibra. Por tanto, el almidón es mejor alimento,
más blanco, más blando y, una vez molido, sus partículas son más
pequeñas, más finas y más estrechamente ligadas al pasado además de ser un producto del ancestral poderío de la mujer. Mientras
que el casabe completo es la comida del diario, el casabe-almidón
constituye la base de la dieta de reclusión ritualmente pura. Varios
episodios míticos ayudan a explorar esta relación entre el almidón
y la fibra: los dos primeros atañen de manera particular al almidón.
Las Hijas de Libélula
Libélula tuvo dos hijas, a saber, Mujer Almidón y Mujer Fibra,
ocultas bajo una cesta sobre un estante al lado de la puerta de los
hombres. Hacían casabe simplemente restregándose el casabe de
sus propios cuerpos y eran ambas muy frías, blancas y “vivas” (katira), aunque Mujer Fibra era un poco más amarilla. Un visitante
masculino (Yeba en algunas versiones), perplejo ante la abundancia
de productos de yuca y la ausencia de mujeres, se negó a acompañar
a Libélula que lo invitaba a salir de la maloca y resolvió esperar
al acecho. Cuando salieron las Hijas de Libélula, el hombre quiso
seducirlas, pero lo acusaron de bestia, de que no estaba vivo y le dijeron que su padre (el de ellas) se pondría muy molesto. El visitante
le hizo el amor a Mujer Almidón mientras ella conseguía el agua
para hacer la bebida de almidón (mingau, oko kamo) (o, a procesar
yuca según otra versión). De frente, el hombre quedó muy blanco y
muy vivo, pero la espalda le quedó solo medio-viva.
El pene de Yeba
Yeba, recién casado con Yawira, hija de Anaconda Pez, tenía
el pene en la barriga, como lo tiene el jaguar de la selva. De manera que tenía que fecundar a Yawira con los dedos. Para hacer del
visitante un hombre civilizado, Yawira le dio moronas tostadas de
almidón y le dio un golpe en la nuca para que el pene cayera a su
posición humana normal. El asunto dejó una cicatriz: el ombligo
original. Después, Yeba la fecunda con su pene.
A partir del mito de Las Hijas de Libélula se desprende que
la fibra es una versión similar, pero más débil del almidón. Fibra
237
Desde el río de leche
y almidón son las hijas frías de piel cambiante que se ocultan del
forastero sexualmente curioso, pero que, con todo, son capaces de
impartirle vida. Del mito del pene de Yeba, sabemos que el almidón humaniza: un producto femenino que promueve la creatividad
sexual del hombre. Se parece al semen y, en efecto, los indígenas
aluden en broma al semen como bebida de almidón (una bebida
glutinosa de almidón hervida en agua), justo el mismo líquido que
la mujer almidón iba a hacer cuando el extraño le hizo el amor. Así
las cosas, el almidón resulta especialmente femenino, más incluso
que la fibra, que también puede ser femenina si bien relacionada
con el semen. Una vez más, el arreglo para la separación tecnológica clasifica la fibra como masculina mientras que en el mito se
califica como femenina. Con todo, el mito no trata específicamente
sobre el proceso de separación, aunque podemos explorar la relación almidón-fibra en el momento de la separación a través de
otro mito sobre el envenenamiento del Espíritu Blanco. Este mito
sencillamente confirma la analogía entre el proceso de separación
y la parte del proceso digestivo. La analogía le sugiere la aseveración indígena de que la fibra facilita el paso de la comida a través
del intestino para que ésta no se atasque. Para apreciar el papel
que desempeña esta especie de Kellogg’s amazónico debemos antes
entender la teoría indígena de la digestión.
El estómago (nyeme maku) funciona como una represa periódica que primero retiene la comida y luego la libera al intestino (guda misi ma, “sendero serpenteante interno” o “enredadera
interior”) cuando se ingiere la siguiente comida. Mientras permanece en el estómago, la parte relativamente líquida de nuestra alimentación y toda bebida pasa al torrente sanguíneo donde
fluye hasta las extremidades del cuerpo; algo se queda allí como
sangre (rî) y el resto se convierte en los más sólidos tejidos carnosos (rî) y hueso (ngoa). Nos es posible saber que el anterior
proceso ocurre, porque la sangre baja por nuestras extremidades y surge al final convertida en uñas duras cuyo crecimiento
continuo es prueba de que estamos vivos. La comida que las
mujeres ingieren, también se convierte en leche. Una vez listas
para pasar al intestino, las partes sólidas que aún no han sido
absorbidas empiezan a pudrirse y a hacerse más y más sólidas,
cada vez más podridas, a medida que se acercan al ano hasta
salir como heces (guda). El intestino opera como un matafrío,
aquel instrumento con el que exprimen la yuca (los indígenas
238
Christine Hugh-Jones
de hecho los comparan de manera explícita), exprimiendo el líquido para que salga por sus paredes. El líquido de la comida
podrida se convierte en orina (ngone).
El envenenamiento del Espíritu Blanco
Murió un hombre, pero continuó viviendo con su esposa
e hijos en forma de espíritu. Este hombre, Espíritu Blanco, trajo serpientes venenosas para comer y su esposa las hirvió junto
con la fibra de yuca para hacer un puré. Los niños se comieron el
puré pensando que había sido preparado con pescado (que es como
usualmente se prepara) solo para descubrir que habían sido engañados cuando vieron restos de culebra en sus heces. Estaban furiosos y compararon la asquerosa comida que ella les había ofrecido
con la muy apetecida nyukarîa que ella le había ofrecido a su marido.
En venganza, a escondidas echaron veneno de pescado triturado en
la cuya de nyukarîa. Espíritu Blanco le preguntó a su esposa si el
vapor tóxico de la nyukarîa hirviendo ya había menguado y ella le
aseguró que sí. Espíritu Blanco se tomó la nyukarîa llena de veneno
y murió.
La palabra nyukarîa está compuesta por los términos nyuka,
jugo de yuca, y rîa, niños o semen. Se trata de la mezcla del almidón
espeso y de jugo concentrado que resulta de rallar y triturar la yuca
sin agregar agua (ver, p. 178) que, cuando se hierve produce una
bebida excepcional. El término nyukarîa sugiere, por tanto, una vez
más que el componente de almidón se identifica con niños o semen.
Sin embargo, aquí resulta más importante la implicación de que la
fibra conduce los restos de serpiente a través del intestino mientras
que el jugo y el almidón llevan el veneno a la sangre. En pocas palabras, se juega con el paralelo entre el veneno en el jugo de yuca y
el barbasco. El mito sugiere que el proceso de rallado y trituración
separa el alimento inútil del alimento creativo que beneficia el desarrollo del cuerpo. Los indígenas también dicen que el jugo de yuca
es como la leche, cosa que se ajusta a mi identificación del almidón
y el jugo con los líquidos corporales, ya que la leche también es un
tipo de líquido corporal hecho a partir de alimentos digeridos.
La fibra, una vez lavada y, por tanto, desprovista de jugo y
almidón, se almacena. En el mito de La Mujer Viva en el Mundo
de abajo (véanse, pp. 110 y ss.) se alude al lugar donde la susodicha
239
Desde el río de leche
fibra se almacena, que es justamente el lugar en donde el espíritu
del marido de Mujer Viva se esconde cuando la ve en duelo y la
abandona para siempre. El análisis que allí se hizo de este mito, nos
permite identificar la bodega de la fibra con el cuerpo en descomposición. Así, el almacenamiento es una fase “muerta” y podrida
que se asocia tanto con las heces como con los cadáveres. Así, de
manera consecuente, si la fibra se va a usar para la preparación del
casabe, antes debe transformarse o “renacer” en el matafrío.
Combinación.
Al matafrío lo llaman hinobu y literalmente traduce como “tubo-anaconda”, y se dice que es la máscara o la piel de Anaconda Pez,
el primer ancestro del grupo exogámico del Gente Pez y padre de
Yawira, quien introdujo la yuca desde bajo el agua. El líquido que se
exprime a través de las paredes del tubo-anaconda gotea para caer
en una cuya vieja y luego se arroja. Esta cuya también se menciona
en el siguiente mito:
Yeba en la tierra de Gallinazo
Yawira fue seducida por Gallinazo. Yeba se le apareció en los
cielos disfrazada con una espantosa piel llena de costras hecha con
almidón de yuca tostada. Gallinazo le pidió a Yawira que le sirviera
un poco de jugo de yuca en una vieja cuya bajo el matafrío dado su
repugnante aspecto. Más tarde, se le revela a Yawira; Yawira afligida, le ofrece jugo de una cuya buena.
El episodio sirve para contrastar el líquido podrido del matafrío con el buen jugo del proceso de separación. Dado que el matafrío es como un intestino, podemos asumir que el líquido residual
es como la orina. Sin embargo, la fibra no pasa por el matafrío sino
que se vierte de la boca; es decir, se “vomita”. El vómito fue el método al que recurrió Anaconda Pez para crear a su gente, y también
es el modo mítico al que se recurre para la creación de los instrumentos He conocidos como los huesos del Sol. Estos instrumentos
se tragan y luego regurgitan y, tal y como hacen los iniciados hoy
en día, se vomitan dentro de un compartimento de reclusión (ver, S.
Hugh-Jones 2011 [1979], 217 y M.5.A). Así, la fibra se deshace de
su elemento venenoso y renace. Igual que durante la etapa de tritu-
240
Christine Hugh-Jones
ración, la fibra permanece en alto en un objeto de cestería mientras
que el líquido reposa sobre el suelo en un recipiente femenino, cabe
señalar; sin embargo, que los valores de “desperdicio podrido” y
“alimento nutritivo” se invierten.
En vista de la asociación de la etapa del matafrío con la creación ancestral, no sorprende que las mujeres que se sientan en el
palo del matafrío (Buhe Romia) se representen como las hijas de
Romi Kumu: dos flautas Yuruparí. Igual que su madre, su identidad
sexual es ambigua y se describen como “hombres con nombres de
mujeres”. Me han señalado que los/las ubican en la posición anatómica de los testículos relacionados, obviamente, a un agente fálico
de la creación masculina (T. Turner, conversación personal).
Cuando la fibra sale del matafrío queda convertida en secciones cilíndricas que se vuelven a cernir y se dejan secar más
tiempo antes de agregar el almidón para finalmente tostarlo.
Dado que la tierra es la plancha para tostar, el casabe de Romi
Kumu y toda su gente son sus hijos, se sigue que el casabe sobre
la plancha de alguna manera representa a la sociedad humana.
Al explorar la naturaleza de esta sociedad humana, es importante recordar que el casabe puede hacerse a partir de almidón y la
fibra o solamente de almidón.
Volvamos al inicio del proceso: el almidón, a diferencia de la
fibra, permanece sin sufrir alteración tecnológica alguna entre el
momento en el que se separa naturalmente del líquido al fondo de
la olla y el momento en el que se agrega al casabe. Cierto, se ha
puesto agrio en el depósito subterráneo, pero esto, además de ser
un proceso natural a ojos de los indígenas constituye una mejora.
Contrasta con la putrefacción que sufre el líquido que se adhiere a
la fibra. El natural avinagrado del almidón contrasta con el control absoluto del hombre a la hora de secar la fibra en el matafrío:
la fibra puede sacudirse y exprimirse cuántas veces sea necesario.
Este control sobre el matafrío y su asociación metafórica con aquello de renacer vía iniciación, sugiere que la fibra endurecida que
resulta del proceso se parece a los endurecidos y deliberadamente
madurados muchachos tras su iniciación y también con los instrumentos He de hueso. En este caso, el añadir fibra al almidón se puede interpretar como la adición de una cualidad recia y físicamente
madura al niño […] recuérdese que, como ya vimos, el almidón
también se identifica con el semen y los niños. La oposición entre el
241
Desde el río de leche
punto inicial de la vida del individuo y la culminación del proceso
de crecimiento y madurez física se puede describir en términos de
la relación entre el semen y su producto: huesos. Adicionalmente,
a pesar de que el desarrollo en lo que va de semen a hueso esté
particularmente asociado al ciclo vital masculino, también es un
rasgo general del crecimiento corporal natural de cualquiera de
los dos sexos. Esto hace del almidón un alimento particularmente
apropiado para individuos recluidos (de cualquier sexo) que no han
cumplido aún la transformación que deviene en la madurez (ver, pp.
217 y ss., para más información sobre este punto).
Entonces, si el almidón y la fibra se asemejan a los orígenes
seminales (la infancia) y a los huesos endurecidos (la madurez), entonces el jugo, con el que se lava la fibra para extraer el almidón
y que ocupa una posición vertical intermedia entre los dos componentes, bien puede considerarse un factor conector o mediador.
Esto explica que se le identifique con la leche, una sustancia que
nutre a los niños para que crezcan.
Cuando analizaba el ciclo vital, señalé que la madurez es
“masculina” y “alta” mientras que la infancia es “femenina” y
“baja” y, por tanto, podemos establecer las siguientes relaciones,
a saber; madurez : infancia :: hombres adultos : mujeres adultas.
Cuando implementamos tal ecuación a la relación que se establece entre la fibra y el almidón, la anterior conclusión sugiere que
el almidón se identifica, en términos generales, con la madurez
femenina así como con la infancia. Esto concuerda con el proceso mediante el cual el almidón se separa del jugo motu proprio y
luego se somete a reclusión (ser almacenado bajo tierra o en el
compartimento) igual que ocurre con la niña cuando le llega su
primera menstruación. Así, el proceso de separación se asemeja
al de la vida, en donde las niñas crecen de manera automática y
natural a través de la menstruación, mientras que los niños requieren ser separados, tanto del socorro materno como de sus
hermanas al tiempo que entran a su iniciación. Los efectos naturales del almacenamiento también se ajustan a esta analogía, ya
que el almidón se vuelve agrio mientras que la fibra se pudre. La
sangre menstrual se describe como “agrio” (hiase, agrio, acerbo;
la misma palabra que se utiliza para el almidón agrio) y a los
niños los pintan de negro, el color de la “podredumbre” (hogase; la misma palabra que se usa para designar el líquido podrido
242
Christine Hugh-Jones
que se adhiere a la fibra almacenada)2. La pintura negra podrida
la suministran las mujeres y se asocia a la descomposición, putrefacción o corrupción de la piel externa y el aspecto “muerto”
natural del He wi. Todos los anteriores factores se oponen al aspecto complementario de He wi, a quien le incumben la vida del
alma, el contacto ancestral y el control social. Del mismo modo, el
almacenamiento de la fibra, tiempo durante el cual ésta acumula
naturalmente líquido podrido, contrasta con el proceso de secado
en el matafrío donde (y cuando) dicho líquido se remueve. Así, el
almacenamiento de almidón y fibra bajo tierra puede identificarse
con los distintos cambios naturales que se dan en niñas y niños al
alcanzar la madurez. Aquel “renacer” controlado de la fibra, que
a su vez rescata de manera activa a los “iniciados muertos” de los
desperdicios, coincide con el carácter social de la iniciación; el
almidón, igual que las niñas, alcanza o adquiere poder creativo de
manera natural.
Ahora podemos volver sobre el proceso de separación y explorar los parecidos manifiestos en las heces y el cuerpo en descomposición. A pesar de que dicho proceso se puede invertir en el matafrío,
cuando se manufactura el casabe de puro almidón no hay, no se da
un “renacer” y, por tanto, en consecuencia, el componente fibroso de
las raíces se vuelve desperdicio. En este caso, la separación se manifiesta como la independencia de una nueva generación distinta a
la madura. La separación señala el punto medio o clímax de la vida
de los padres, punto después del cual la gradual descomposición se
instaura (ver, p. 62). Los nuevos (y bajos, no altos) productos, a saber,
el almidón y el jugo, pueden compararse a la sustancia de la criatura
y al fluido que lo conecta a sus padres. La fibra en el cesto se puede
comparar, tanto con el pene maduro como con un seno y, de manera similar, el jugo se puede comparar al fluido seminal liberado o a
la leche y el almidón a la criatura que crece a partir de y gracias a
estos dos últimos líquidos. Así, la olla que guarda el almidón es un
recipiente femenino que representa a la vez el vientre materno y el
dominio femenino dentro del cual el bebé se nutre. Las distintas interpretaciones de los procesos de separación, almacenamiento y paso
por el matafrío, se muestran en la figura 26.
2
Hia- es la raíz de hiari, “cosa amarga/acerba”; es decir, el jugo de yuca brava picante y acaramelada que, por lo demás, también se conoce como “olla de ají”. El
Hiari también se relaciona con la sangre menstrual.
243
Desde el río de leche
FIBRA F1
F3
B1
TIPITI DE
CESTERÍA
B3
JUGO
OLLA P1
FIBRA
CEDAZO DE
CESTERÍA
S4 Y F4
ALMIDÓN Y FIBRA
J1
ALMIDÓN S1
ALMIDÓN S1
FIBRA
F1
ALMIDÓN S1
1 SEPARACIÓN
MADUREZ
F: MADUREZ
S: INMADUREZ
F: MASCULINO
S: FEMENINO
:
2 ALMACENAMIENTO
INMADUREZ
: :
3 TIPITÍ
MASCULINO
:
4 ASADO DEL CASABE
FEMENINO
Ya sea F1 hombre maduro
B1 pene
J1 fluido seminal
S1 criatura que se desarrolla a
::
FIBRA
o
F1 mujer madura
B1 senos
J1 leche
S1 criatura que se desarrolla a
partir del semen
:
ALMIDÓN
partir de la leche
P1 útero
P1 útero
F1 niño
B1 dominio masculino
J1 amparo materno
S1 hermana separada
F
3 “Muerte” de niño
contrarrestada por la
vida ancestral
S2 La niña “muere”
S3 La niña “renace”
de manera natural al
empezar a menstruar
del hermano
P1 dominio femenino
Figura 26. Distintas interpretaciones del proceso de separación de la yuca.
Fig. 26 Interpretaciones alternativas del proceso de separación de la yuca
244
F
2 El niño “muere”
de manera natural al
ser pintado
cuando se detiene el
flujo menstrual
F4 y S4
Niña y niño
renacidos
Christine Hugh-Jones
Estoy segura que deben pensar que pretendo demasiado con
mis interpretaciones; sin embargo, argumentaría en mi defensa que
la ideología indígena hace lo mismo, ya que me limito a seguir las
consecuencias que en dicho mundo contienen los procesos. El almidón y la fibra son dos mujeres que cambian de piel; son semen
y desperdicio podrido; la fibra es a la vez el recurso del cuerpo y
el producto de la anaconda regenerativa y así sucesivamente. Tal y
como ocurrió cuando discutíamos en torno al proceso del ciclo vital,
también aquí resulta imposible asignarle significados específicos a
los actos y productos del proceso de la yuca, porque cada uno de
ellos tiene una multitud de referentes. Finalmente, tales referencias
y referentes son procesos antes que meros elementos discretos como
“leche”, “hembra” o “cuerpo”. Es más, el análisis del ciclo vital mostró
de manera clara que los variados procesos vitales a los que el proceso
de la yuca alude –concepción, crecimiento, iniciación, etc.– están metafóricamente relacionados unos con otros. En términos generales, a
los indígenas del Pirá-paraná les conciernen la separación y combinación de los distintos elementos implicados en los procesos vitales,
tanto de los individuos como de su sociedad. Y estas separaciones
y recombinaciones se dan a todos los niveles: entre los sexos, los
grupos de descendencia opuestos, los mundos natural y social y así
sucesivamente. Me he limitado a mostrar aquí que la producción de
la yuca no es más que otra instancia del susodicho proceso de separación y combinación y que su analogía con ciertos y otros procesos se
reconocen en la ideología indígena. La peculiar manera en la que el
proceso de la yuca se conjuga de modo práctico y concreto con otros
procesos vitales mediados por las épocas de producción y las normas
que regulan el consumo de los productos lo trataré con más detalle
un poco más adelante en este mismo capítulo.
La carne: análisis de su producción
La carne hervida con ají constituye el alimento ideal de la comida comunal: una manifestación de la habilidad del cazador para
alcanzar “independencia” o “autonomía” frente al mundo animal.
También es una contribución por parte de la unidad familiar constituida por el cazador (esposo) y la cocinera (esposa) a la comunidad. Así como el análisis previo dejó ver la preparación de la yuca
como una actividad metafóricamente relacionada con el crecimiento ritual y psicológico de los dos sexos, un tipo de análisis similar
245
Desde el río de leche
de la producción y consumo de carne dejará ver que esta actividad
guarda relación metafórica con un proceso distinto, pero relacionado: el matrimonio y la reproducción sexual de los miembros de la
comunidad. Las figuras 27 A y B presentan un esquema visual del
análisis. Si se comparan estas dos instancias con la figura 25 (donde
se representa el proceso de la yuca) con la figura 27 C, veremos
cómo todos los procesos tienen la misma estructura básica.
El proceso de producción del plato de carne en tanto comida
comunal se divide en las siguientes etapas, descritas en términos de
la actividad, el género y la localización respectivamente implicados:
1. La caza (masculino; selva).
2. Tríada a casa del cuerpo del animal muerto y su entrega a la esposa
(masculino a femenino; selva a casa).
3. Desplume de aves/chamuscar la piel animal (femenino, sendero al
puerto).
4. Limpieza, destripe, despresamiento (femenino; puerto en el río).
5. Hervir en agua con ají y sal (femenino; compartimento familiar).
6. Servir carne cocida (femenino; compartimento familiar y centro de la
maloca).
Las etapas tres y cuatro las pueden realizar los hombres cuando se trata de un animal grande. Durante el despresamiento, las
tripas se dejan flotar aguas abajo; algunas veces conservan hígado,
corazón y riñones. Los animales no se desollan ni tampoco se deshacen de sus patas y cabeza. Al servirlos, los trozos se presentan
sobre una hoja de plátano; se comen acompañados de casabe que
untan con el jugo picante de la olla.
Para empezar, la carne que traen los hombres se parece a esposas recién adquiridas, particularmente esposas tomadas en redadas con ese propósito. Un hombre dejó esto claro un día mientras preparaba una redada en busca de esposa: anunció a cada
individual en la maloca que salía a cazar una especie distinta de
caza (ver, tabla p. 223).
Para que sea comestible, la criatura debe ser despojada de su
pelambre… una señal de la naturaleza animal que diferencia a las
246
Christine Hugh-Jones
UNA PRODUCCIÓN DE CARNE (EN LA UNIDAD FAMILIAR)
4
SE EVISCERA
SE LAVA
SE DESTAZA
3
1
ANIMAL
MUERTO SE CHAMUSCA
LA PIEL
5
SE CUECE EN
AGUA CON AJÍ
2
6
SE SIRVE COMIDA
CON CARNE
EL HOMBRE CAZA ANIMALES
COMESTIBLES
HECES
DESCOMPUESTAS
SE DIGIERE
EN LOS
INTESTINOS
Nota: Los números se
refieren al análisis en el texto
B REPRODUCCIÓN DE LOS HIJOS (EN LA UNIDAD FAMILIAR)
CONTROL, POR EL
MARIDO, DEL PODER
REPRODUCTIVO DE LA
ESPOSA
MUJER DE
FUERA
MENSTRUACIÓN
[SE ENFATIZA LA CONDICIÓN
DE FORASTERA]
EMBARAZO
LOS HOMBRES INCURSIONAN EN
BUSCA DE MUJERES
NACIMIENTO
HERMANOS
HERMANAS
SOCIALIZACIÓN
C MODELO GENERAL (PARA A Y B ARRIBA y fig. 28)
CONJUNCIÓN
ADQUISICIÓN
CREACIÓN
COMPLETA
PÉRDIDA
SEPARACIÓN
Figura
Comparación
producción
la carne y humana
la reproducción.
Fig.27.
27 Comparación
entre entre
la producción
de carne yde
la reproducción
247
Desde el río de leche
aves y mamíferos de la selva del ser humano. En lo que al ciclo
humano concierne, la esposa debe ser despojada de su naturaleza extranjera, de su condición de forastera, antes de incorporarla
a su nueva comunidad. De manera muy apropiada, el proceso de
chamuscar la piel del animal está relacionado con la menstruación:
esto se muestra en el mito del origen del fuego, donde el fuego
que se usa para chamuscar al animal se considera los contenidos
del útero desprendidos (véanse, pp. 137 y ss.). La menstruación
también está directamente relacionada con la quema de la piel del
animal en las expresiones que aluden a las mujeres durante su período de menstruación, ya que durante la regla se dice que “están
chamuscando un perezoso o un venado” o “quemado el camino al
puerto” (el lugar del fuego para chamuscar)3.
El fuego utilizado para chamuscar la piel del animal –etapa
tres– es similar a la sangre menstrual mientras que el fuego
utilizado para cocinar, etapa cinco, que retiene y transforma la
carne dentro de una olla sin quemar directamente, debiera ser
algo como sangre menstrual retenida. Hay evidencia de que la
liberación de la sangre menstrual está en oposición a la retención que ocurre dentro de una olla, ya que se dice que, si una
mujer menstruando hace ollas, éstas se resquebrajarán. Por el
contrario, no hay restricción alguna en lo que concierne a la fabricación de ollas y tiestos durante el embarazo, a su vez la fase
retentiva más larga del ciclo femenino. Podemos asumir que, de
los dos tipos de fases retentivas de la mujer, a saber, el aumento
mensual de sangre y el embarazo, el embarazo definitivamente
se parece más al proceso de hervir. Tanto el embarazo como el
hervir implican la transformación de una sustancia para luego
rendir un producto valioso, mientras que el aumento mensual de
sangre se desperdicia cuando sale.
3
A pesar de que el mito del origen del fuego confirma el vínculo entre la menstruación y el chamuscar del pelambre de un animal, igual debemos explicar por qué dos
de las expresiones usadas para designar a la mujer que está menstruando (ver, p.
136) aluden a dos usos distintos del fuego. No creo que lo anterior estropeé el caso
dado que la incomestibilidad de la especie que concierne juega el mismo papel que
la chamuscada. Que no sea comestible es una alusión metafórica a la menstruación
dado que: a) no se puede “comer” (tener coito) con una mujer durante su período,
y b) el coito (prohibido) con una mujer menstruando no tiene como resultado un
crío, del mismo modo que chamuscar o de otro cocinar un animal no comestible no
resulta una comida.
248
Christine Hugh-Jones
Además, la sal y el ají que se agregan mientras se hierve una
cocción, bien pueden compararse con el semen y la sangre4. No
solo sus dos colores, blanco y rojo, son los indicados para aludir al
semen y la sangre, sino que los términos en lengua Barasana con
los que designa a la sal y el ají los relacionan con los roles sexuales
implicados en la concepción. La sal es moa, “cosa que activa” (moamoverse, trabajar) y el ají es bia, “cosa que renueva” (bia- renovar,
repetir). Además, en el mito, La Danta, esposa del chamán, pregunta: “¿Quién ha estado revolviendo mi olla de ají?” cuando quiere decir “¿Quién me ha estado haciendo el amor?” (S. Hugh-Jones 2011
[1979], M.6.A). En este caso, el “revolver el ají” de manera clara
se parece a la activación de los contenidos del vientre durante la
inseminación. Aunque la sal se agrega a la comida hervida cuando
quiera que esté al alcance, realmente no tiene la misma importancia
que el ají en la cultura e ideología indígena. Tenemos aquí, pues,
que el proceso de hervir se asocia metafóricamente con un aspecto
particularmente femenino de la reproducción en el que la sal no es
más que un agente activador.
Si volvemos al paso intermedio de limpieza, destripe y despresamiento en el puerto, etapa cuatro, esto podría compararse con
el renacer que ocurre tras el baño una vez termina la reclusión
menstrual. El cuerpo del animal muerto no solo se lava sino que
pierde sus intestinos y órganos sexuales que a su vez controlaban
el proceso de la vida animal y su forma física es destruida. Tenemos
evidencia que sugiere que el final de la reclusión menstrual no se
reduce a una simple reincorporación práctica de la mujer a la comunidad de su marido; también es una incorporación metafórica,
ya que el mito relaciona la reclusión menstrual al contacto de la
mujer casada con sus origines dentro de su grupo de descendencia
(la Mujer Rana visita su hogar, p. 166). Por tanto, podemos decir
que, así como la carne pierde su naturaleza animal, la esposa pierde
su estatus de forastera, por lo menos en la medida necesaria para
convertirla en potencial madre de los miembros del grupo de descendencia de su marido. Su integración tras la “menstruación” señala la culminación de la transferencia de sus poderes productivos
a la comunidad de su marido.
4
La sal solía hacerse quemando una planta acuática no identificada hasta convertirla
en cenizas: hoy la obtienen de los blancos.
249
Desde el río de leche
A la etapa del despresamiento le siguen las etapas de cocción/embarazo y el acto de servir el plato o de nacer, etapa seis.
La comunidad absorbe la comida del mismo modo que absorbe los
hijos nacidos de mujeres de afuera. Dentro de los cuerpos de los
miembros de la comunidad, los alimentos ingeridos se digieren y
convierten simultáneamente en sustancia corporal y desperdicio,
de manera que bien podemos aventurar una analogía entre la socialización de los niños y el procesamiento interno de la carne (ver la
teoría de la digestión, p. 186).
La analogía entre el proceso digestivo, en donde lo nutritivo se separa del desperdicio, y el crecimiento de la comunidad
de la maloca a través de la conformación y dispersión de grupos
familiares está de suya implicada en la aseveración indígena de
que la maloca es un cuerpo humano que vive cuando la maloca está ocupada. Si seguimos las implicaciones de esta línea de
reflexión, podemos decir que la separación de lo que nutre y lo
que se vuelve desperdicio tiene su paralelo en la separación de
los grupos familiares en sus unidades constitutivas. Esta separación la podemos ver de dos maneras: (1) dentro de la familia
como un todo, cuando la nueva generación se separa de la vieja
generación en declive o (2) dentro de la nueva generación, cuando
los muchachos son separados de las muchachas “desperdicios” en
tanto que no pueden reproducir a la comunidad. Así, hemos llegado aquí a un punto muy similar a aquel que tratamos al analizar
el procesamiento de la yuca, cuando vimos que la separación de
los componentes era a la vez como la separación de las generaciones y la separación de los poderes de procreación masculinos
y femeninos (durante la primera menstruación e iniciación). Sin
embargo, si tenemos en cuenta el proceso de digestión de la carne, el desperdicio tendrán que constituirlo ya sea las niñas o la
generación paterna. Sea como sea, la producción de desperdicio es
esencial en ambos casos, precisamente porque el desperdicio es el
complemento necesario para la reproducción de la vida. Las niñas
deben ser entregadas para que sea posible conseguir esposas, y los
padres deben envejecer y morir para que se puedan crear y crecer
nuevas generaciones. Del mismo modo, el desperdicio debe ser
eliminado por acción de los intestinos o de lo contrario el cuerpo
se llenaría de comida podrida y no podríamos volver a comer. Es
mucha la evidencia que hay para probar la por lo demás obvia conexión que se da entre las heces y los cuerpos en descomposición
250
Christine Hugh-Jones
(S. Hugh-Jones, 2011 [1979], M.7.J). También hay evidencia de
que las heces son como hijas perdidas, ya que un hombre bien
puede bromear diciendo: “voy a depositar una hija” cuando quiere
decir “salgo a cagar”.
El ciclo de preparación y consumo de la carne y el ciclo reproductivo de la comunidad no son solo análogos, sino que se
interrelacionan en varios puntos. Son las mujeres quienes entran
al ciclo reproductivo y tienen los hijos y quienes además preparan
la carne para el consumo comunal en el ciclo de la producción de
carne. Tengamos presente, además, que la asociación caza-cocción
se considera una “señal” de matrimonio. Las mujeres también son
quienes suministran la yuca necesaria para todas las comidas. Ese
dar y tomar de la mujer está, por tanto, estrechamente ligado,
tanto a la obtención y entrega del suministro alimenticio como
a la captura y liberación de productos naturales (carne y heces).
Un enfadado jefe le dijo en una oportunidad a un tímido miembro
de su maloca: “Si no puedes conseguirte una esposa, lo mejor que
puedes hacer es comerte tu propia mierda”. El ciclo reproductivo
humano, el ciclo reproductivo de la comunidad y el ciclo de preparación y consumo de carne los presento en un diagrama para
que las analogías a las que aludo en el cuerpo del texto queden
más claras. Sin embargo, una vez más, subrayo que el carácter
del pensamiento del indígena del Pirá-paraná es tal, que los distintos procesos generativos o transformacionales dentro de un
único ciclo están todos metafóricamente relacionados y, por tanto,
mis diagramas solo muestran una versión de tales analogías entre
muchas posibles.
El intercambio de hermanas por esposas, la pérdida y regeneración de la sangre menstrual, el nacimiento y regeneración de
un nuevo feto, y el uso y recreación de la energía corporal en los
procesos de producción y consumo son todos ejemplos de ciclos
compuestos por dos fases interdependientes: la una conduce a la
otra. Un mito sobre El Espíritu Sin-Ano ofrece abundante evidencia para corroborar que los ciclos que presento en el diagrama están todos relacionados, además de ilustrar lo que ocurre si la fase
destructiva de un ciclo no se culmina o completa haciendo imposible la renovación del ciclo entero. El Espíritu Sin-Ano es incapaz
de culminar el ciclo de digestión.
251
Desde el río de leche
El Espíritu Sin-Ano (Wãti Gude Mangu)
Los pequeños Hijos de Libélula se negaron a acompañar a
sus padres a la chagra de yuca. El Espíritu Sin-Ano entró a su maloca [la de Los Hijos de Libélula] con un cesto de correas hechas
con dientes de pecarí que hacen parte del vestido de danza ritual.
El Espíritu los viste en las susodichas prendas y los conduce en
un baile burlesco. Un debilucho entre los niños le cuenta a sus
padres, quienes a su vez les ordenan cortar la correa de donde
cuelga el cesto y robárselo al Espíritu Sin-Ano. Los niños hacen
como se les ordena y los padres esconden el cesto, pero igual los
niños siguen negándose a acompañar a sus padres a la chagra.
Pronto, el Espíritu vuelve para cobrar venganza por el robo de
sus correas. Simulando que va a cocinar unas orugas, les pide a los
niños que hagan un fuego junto al poste con breo para alumbrar
la maloca y, cuando el agua hierve, los llama para que observen,
pero procede a empujarlos dentro de la olla. El debilucho cae fuera de la olla convertido en un Yago Mini, el pájaro del luto o de los
lamentos (especie no identificada) y advierte al padre, que en ese
momento estaba tumbando monte para una chagra. El padre dispone de los pedazos de sus hijos cocidos sobre una hoja de plátano
y ordena los huesos de manera que reconstruye sus cuerpos y los
cubre con hojas de algodonero (Gossypium arboreum). Los niños se
convierten en gake hosa (Cebus albifrons), unos monos comestibles;
el padre los azota y los monos huyen a la selva. El padre hace lo
mismo con la carne de los niños y estos se convierten en pecaríes
(kî yese, Tayassu tajacu). A ambos grupos de animales les advierte
que en adelante serán “caza comestible”.
Entonces, El Espíritu Sin-Ano desaparece durante una época
entera hasta que se cruza con Libélula que está sacando peces del
agua. Libélula suelta un pedo y el Espíritu le implora que le haga
posible hacer lo mismo. Libélula se hace que se podía utilizar el
palo que se usa para revolver el pigmento rojo (ngunanya) mientras cocina como instrumento para hacer un ano para El Espíritu
Sin-Ano (el color rojo del extremo del palo sugiere la sangre).
El Espíritu Sin-Ano le pregunta que si aquello le permitirá deshacerse de la comida que se pudre en su estómago y se alegra
cuando le dicen que sí. Libélula introduce a martillazos el palo en
el cuerpo de Espíritu Sin-Ano hasta matarlo y, luego deposita su
cuerpo en los lechos de distintos ríos donde el líquido y las partes
252
Christine Hugh-Jones
blandas del Espíritu se convirtieron en arcillas de distinto grado
y color para bien de las alfareras5.
La figura 28 muestra la secuencia del mito. Comienza con los
niños reivindicando su independencia frente a sus padres y un espíritu incapaz de digerir. La transformación de los niños comienza con una danza que realizan ataviados con dientes de animal, la
danza en sí misma es una actividad de otro mundo, el espiritual.
Sin embargo, el uso de una única pieza de parafernalia ritual (en
vez del juego completo) presagia que se transformarán en animales
y no en espíritus o ancestros porque los dientes fueron extraídos
de pecaríes cuyo destine era la olla. Haberse hecho a los dientes
implicó que los niños fueran cocinados, excepto por el debilucho
hermano menor que no se ha alejado tanto de sus padres. El fuego
está ubicado en el punto donde se enciende el breo durante la noche
para iluminar la maloca y, por tanto, se constituye como el opuesto
del fuego diurno que se utiliza para cocinar. Una vez los niños son
servidos, en vez de ser comidos vuelven a ser armados y, por tanto,
renacen. Se les otorga pelambre y son despachados en tanto presas de caza convertidos en monos huesudos o pecaríes carnosos y
redondos. Los despachan a punta de latigazos, que es lo que hacen
durante la iniciación para que los cuerpos crezcan.
Ahora podemos esbozar un ciclo inverso. Los niños reivindican su independencia ignorando tercamente el ritmo productivo
en vez de tomar parte de manera útil en el mismo. Ellos y el espíritu no culminan sus respectivos procesos digestivos y de socialización. A cambio, los niños se identifican con el siniestro mundo
del espíritu (bailando), debido a lo cual proceden a cocinarlos, los
vuelven a armar, los dotan de pelambre y son enviados a la selva.
Así, la energía productiva humana se convierte en presas de caza
mediante un movimiento inverso que sigue el ciclo que normalmente transforma las presas de caza en energía humana productiva. Cuando ya “ha pasado la época”, la actividad se transfiere
hacia atrás de manera que coincida con el final del ciclo previo,
desde donde continúa en reversa. Soltar pedos, literalmente “soplar por el ano”, es un gesto socialmente aprobado que además se
procura hacer tan ruidoso como sea posible y que suscita risas y
bromas. Así, poseer un ano, debiera hacer del Espíritu Sin-Ano
5
Son las mujeres que hacen ollas de barro (N. de T.).
253
254
Fig. 28 Ciclo inverso, tal como se presenta en el mito del espíritu No-ano
Figura 28. Ciclo inverso que se sigue en el mito del Espíritu Sin-Ano.
AL ESPÍRITU SE
LE DA UN ANO
Y SE LE MATA
SE PASA DE UNA TEMPORADA
A OTRA
MONOS Y CERDOS
HUYEN A LA SELVA
[ SE CONVIERTEN EN
ANIMALES COMESTIBLES]
A LOS NIÑOS SE LES
DA “PELUSA” Y SE
AZOTAN
NIÑOS
RECONSTITUIDOS
ESPÍRITU SIN-ANO QUE
NO PUEDE DIGERIR
NIÑOS SIN
SOCIALIZAR
EL ESPÍRITU SIN-ANO Y LOS
NIÑOS BAILAN JUNTOS
EL ESPÍRITU SIN-ANO
COCINA A LOS NIÑOS
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
un ser socialmente aceptable, permitirle digerir y, por tanto, “vivir”. Pero en efecto no logra ni lo uno ni lo otro, porque lo matan
introduciéndole el palo por donde debiera salir la comida podrida
y así se cumple un ciclo completo. Resulta bastante apropiado o
consistente que este siniestro espíritu que retiene la comida se
convirtiera en la arcilla a partir de la cual todos los recipientes
de cerámica se fabrican. Presento el ciclo que describe el mito en
un diagrama para que pueda compararse mejor con los anteriores
ciclos con sentido positivo, aquellos que van hacia adelante.
Esto de convertir los niños en presas de caza en el mito del
Espíritu Sin-Ano tiene su equivalente en la práctica chamánica de
intercambiar bebés recién nacidos por animales que son presas de
caza (ver, p. 61). En la figura 28, el punto de ingreso, en el extremo
izquierdo, representa el “otro mundo” y el del extremo derecho, el
interior de la comunidad (su nutrición ya sea con alimentos o niños) y así, una vez más, el chamán está desempeñando su particular
papel como mediador.
Antes de dejar atrás el ciclo de la preparación de la carne, conviene considerar de manera breve cómo se aplica en el caso del
pescado. Los peces provienen directamente del agua y no requieren
ser chamuscados, de manera que ingresan al ciclo en la fase de lavado y despresamiento. Si continuamos con la analogía que arriba
planteamos, los peces, en tanto alimento, nacen del agua antes que
renacer del agua o bien podríamos decir que de alguna manera la
carne renace en el agua como pescado. Esto se ajusta a lo que ya
dijimos respecto a que los peces son más susceptibles al control
humano que las presas de caza.
Como se dijo para comenzar, este análisis invita a hacer una
distinción primordial entre la preparación de la yuca y la preparación de la carne. La preparación de la yuca lidia metafóricamente
con la reproducción y diferenciación ritual y fisiológica de los sexos, mientras que la preparación de la carne se preocupa metafóricamente con el matrimonio y la reproducción del grupo de descendencia a través de las unidades familiares que los constituyen.
En la exposición a continuación sobre la estructuración del tiempo
y de las relaciones sociales a partir de la producción y el consumo,
veremos cómo la yuca y la carne también se oponen de otras maneras relacionadas a esta distinción, y el análisis conducirá a una formulación más concreta de la relación que se establece entre las dos.
255
Desde el río de leche
Estructuración del tiempo a partir
de la producción y consumo
Producción y consumo cotidiano
Producción
El ciclo diario lo gobierna el Sol, pero dentro del marco de referencias que establece la alternancia de día y noche, el tiempo lo
estructuran las actividades de la comunidad de la maloca. Las más
importantes de las actividades diarias regulares productivas son, por
un lado, la producción de yuca y la preparación de las comidas por
parte de las mujeres y, por el otro, la producción de caza o pesca y de
hoja de coca por parte de los hombres. En términos, generales, las
otras actividades son de época u ocasionales, mientras que las primeras hacen parte del ciclo diario normal. Dado que la producción de
coca es la única actividad regular de la que aún no hemos hablado,
quiero hacer un breve paréntesis para esbozar esta actividad.
Producción de coca.
Se quita todas las hojas de los viejos arbustos de coca y luego
se quiebran en palos que a su vez se plantan en largas hileras hechas de líneas de 4-6 matas lado al lado (ver, figura 29). Las largas
hileras entrecruzadas configuran una enorme figura geométrica
que representa un cuerpo humano con brazos y piernas extendidos (véase, p. 212). Los arbustos de coca que se plantan simultáneamente a la primera cosecha de yuca, siguen productivos tiempo
después de que la chagra ha sido abandonada como fuente de yuca.
Los hombres recogen la hoja de coca en grupo al tiempo que
conversan, bromean, fuman tabaco y mambean coca. Las hojas se
recogen en un único canasto que luego desocupan en un amplio
cesto poco profundo ubicado en el centro del parte anterior de la
maloca. Las tuestan revolviéndolas en un recipiente de barro cocido profundo y de culo redondo sobre un fuego levantado en el
costado de la maloca; entretanto, alguien es enviado a buscar hojas
secas, preferiblemente de caimarón o uvilla (Pourouma cecropiifolia).
Una vez tostadas, las hojas de coca se machacan en un mortero
vertical cilíndrico de madera con una pesada mano de morteros
256
Christine Hugh-Jones
también de madera. Las hojas de uvilla se queman con fuego en
el centro de la maloca y sus cenizas se agregan a la coca triturada
en una cuya de uso masculino. La mezcla se cierne a través de una
bolsa de tela de corteza atada al extremo de un palo largo que a su
vez es rítmicamente golpeado dentro de otro tubo cilíndrico mucho
más largo atado al “poste ritual”. Las partículas que quedan dentro
de la bolsa se vuelven a triturar y cernir por lo general dos veces
más. El polvo cernido se pasa a la cuya desde la cual se le ofrece a
la comunidad masculina. Esta cuya reposa en un suporte bicónico
de mimbre al lado del poste ritual, similar a aquella sobre la cual
descansa el cesto del casabe. El proceso, por lo general, termina
al atardecer. La recolección se hace por la mañana o por la tarde
dependiendo de la cantidad requerida.
Al procesamiento de la coca le siguen unos discursos formales
en los que se vuelve a contar el proceso de preparación y las distintas etapas se ordenan, grosso modo antes que de manera precisa, según su prestigio. La torrefacción o tostado es una tarea que
requiere habilidad y se asigna, por tanto, a un anciano con experiencia que con frecuencia entona cantos de baile ritual mientras
trabaja. El triturado, que requiere grandes cantidades de energía,
se asigna a los jóvenes mientras que el proceso de cernido, por lo
general, lo lleva a cabo el dueño de la cosecha que se escogió. La recolección de las hojas de uvilla para las cenizas es un trabajo menor
y generalmente se les asigna a los hombres más jóvenes, a residentes de paso o incluso a las mujeres. Así las cosas, esta diferenciación
de las tareas del procesamiento sirve para vincular a los miembros
del equipo productivo en relaciones interdependientes.
Ya hemos visto cómo el proceso de recolección de la cosecha
y las etapas de separación del proceso de la yuca toma un día, dividiéndolo así en dos partes iguales que culminan en el punto cuando
el jugo de la yuca se hierve y se sirve a los hombres al atardecer.
Preparar casabe –etapa (3)6– y cocinar platos comunales pueden
incluirse entre las actividades de este día de ser necesario. Sin embargo, el día de los hombres está menos rígidamente estructurado
ya que la producción de coca, así como la caza y la pesca, son empeños alternativos que no necesariamente requieren de un día entero.
Para empezar, aquello de compartir los alimentos proteínicos y la
6
La numeración se refiere a la figura 25.
257
Desde el río de leche
coca implican que un hombre puede contar temporalmente con lo
que otros producen; sin embargo, da muy mala idea de una mujer
si los miembros de su familia se vean obligados a recurrir al suministro de casabe de otras mujeres. Por otro lado, la producción
de coca, aunque un proceso elaborado, puede realizarse en mucho
menos tiempo del que requieren la recolección y separación de la
cosecha de yuca. Si se prepara una gran cantidad, la recolección y
el procesamiento pueden ocupar la mañana y la tarde respectivamente (tal y como es el caso de la yuca), pero si sólo se requiere
una pequeña cantidad, la recolección suele empezar relativamente
tarde en la tarde, cuando los hombres regresan de cazar o pescar.
No obstante, la producción de coca debe planearse de modo que
termine al atardecer y, por tanto, se le considera como un factor
importante a la hora de estructurar el tiempo como, por ejemplo, se
muestra de manera evidente en un mito que describe el origen de la
noche donde se explica que, cuando no había diferencia entre el día
y la noche, la gente se confundía cuando procesaban su coca. Así,
podemos resumir diciendo que tanto la producción de coca como de
yuca contribuyen a darle estructura al día e introducen o señalan la
transición a la noche cuando las respectivas tareas han culminado,
pero sin embargo, la yuca es prácticamente hablando más eficaz a
este respecto que la coca. La producción de alimentos proteínicos
del hombre no estructura el tiempo y es una actividad alternativa
a la producción de coca.
Mientras que la producción se limita a las horas del día (aunque en ocasiones la cocción del casabe y el procesamiento de la
coca pueden realizarse hasta recién entrada la noche), su consumo
sí está claramente dividido: las comidas se consumen de día, pero la
coca no. Las comidas se inician al amanecer con el desayuno y luego
se dispensan cuando quiera que encuentren necesario o adecuado
hasta el ocaso. Después de toda comida se sirven bebidas. Dichas
bebidas se hacen a partir de jugo de yuca, almidón y frutas, pero jamás se les agrega ají. Las suministra el equipo productivo familiar
femenino en cuencos que acompañan las comidas a base de yuca
y casabe. Después de comer, todo el mundo se somete a un baño
cuidadoso y, luego los hombres reparten coca y cigarros de tabaco
entre ellos. Coca y cigarros jamás deben consumirse acompañados
de comida y, dado que se trata de sustancias de las que los espíritus
o almas de los ancestros viven, deben describirse como “alimentos
del alma”, contrario al casabe y los platos condimentados con ají
258
Christine Hugh-Jones
COCA
Se resiembran
en una nueva
chagra
HOJAS
ESQUEJES
kahi
HOJAS SECAS DE
UVILLA
O CAIMARÓN
[Pourouma cecropiaefolia]
udye hũ
kahi hũ
kahi rükü
Se tuestan agitándolas
constantemente en una olla
puesta al fuego
Se les prende fuego
Se
maceran
en el pilón
CENIZA
õha
POLVO
Se devuelven para que
los ciernan
Se ciernen con una tela de
corteza en un tubo
inclinado
Se sacan los trocitos muy
gruesos de la tela de
conteza
COCA LISTA PARA USARSE
Figura 29. Procesamiento
de la coca.
Fig. 29 Procesamiento
de la coca
259
Desde el río de leche
que nutren el cuerpo. Los hombres que fuman o mambian7 coca
pueden aceptar bebidas y, por tanto, de alguna manera y en ciertos
aspectos, se puede decir que las bebidas median entre la comida y
los alimentos del alma.
Los cigarros se fuman dando una o dos caladas por turno y la
coca se saca de una cuya redonda con la ayuda de una cuchara de
hueso o de hoja; se convierte en una bola húmeda a un lado de la
boca y poco a poco se va tragando. Un hombre, en calidad de anfitrión, pasa el primer cigarro y luego la coca a otro, quien a su vez
toma su dosis y, luego los devuelve o los pasa al siguiente hombre.
Esta distribución ligeramente formal de la coca y el tabaco
es particularmente correcta después de comidas y antes de que
la comunidad se disperse a hacer trabajos productivos, pero también es típica cuando quiera que varios hombres se reúnen y no
se sirve comida alguna. Cuando los hombres están solos y fuera
de la maloca, recurren a sus pequeñas bolsas particulares de coca
y colillas de tabaco. Sin embargo, los “alimentos del alma” hacen
su presencia ostensible al caer la tarde, cuando el círculo de hombres se reúne. Los hombres se sientan a conversar, contar mitos
y bromear sobre unos bancos dispuestos en círculo un poco a la
derecha del centro de la parte anterior de la maloca (ver figura
5). Todo lo largo van y vienen coca, cigarros y a veces también
tabaco en polvo (rapé) siguiendo una línea que inaugura el jefe ya
que, aunque están sentados en círculo, subyace una línea con principio y fin. Igual que ocurre durante su producción, el consumo
de coca va acompañado de discursos formales y reconocimientos
orales que pueden o no extenderse y exagerarse dependiendo de
la formalidad que requiera la ocasión. Hacia la medianoche, el jefe
dispensa el círculo mediante un intercambio de “buenas noches” y
cerrando la puerta de hombres. Las mujeres, que pasan el tiempo
que sigue al ocaso departiendo en pequeños grupos alrededor,
pero por fuera del círculo de hombres, generalmente se han ido
en busca de sus hamacas antes que los hombres. Y también son
menos estrictas en la observancia de la prohibición de comer una
vez ha caído la noche.
7
Existe un verbo “mambiar” de uso local en el Vaupés para comer / mascar coca.
Hemos utilizado el mismo verbo “mambia” en el libro de Stephen Hugh-Jones
(2011 [1979]).
260
Christine Hugh-Jones
Es evidente que el patrón de la actividad cotidiana reproduce
el patrón a menor escala de la comida. La figura 30 muestra lo anterior. Mientras que esta última sigue la secuencia comida, bebida,
coca y tabaco, y retirada, la primera secuencia consiste en comida
durante el día, jugo de yuca (manicuera) al atardecer, coca y tabaco
en el círculo de hombres y dormir. A pesar de que el día como un
todo se opone a la noche según la presencia o ausencia de consumo
de comida, igual la noche también está interiormente dividida en el
círculo de hombres y el sueño […] la transición idealmente debe
darse a medianoche. Debe también señalarse que la organización
del tiempo en lo que al consumo concierne es distinta para cada
uno de los géneros, ya que las mujeres están prácticamente excluidas del consumo de coca y tabaco y se retiran mucho antes que
los hombres. Los patrones manifiestos en la organización del ciclo
socio-económico diario se pueden observar con mayor claridad si se
comparan con las ocasiones rituales (figuras 30 A, B y C).
Producción y consumo en ocasiones rituales
Los indígenas asisten a rituales comunales cada buen par de
semanas. Estas reuniones interrumpen la rutina normal que implica mantener la base material de la existencia de la comunidad.
Se suspende el patrón diario y tanto la comida como el sueño son
prohibidos durante el ritual (estrictamente obligatorio para los
hombres iniciados y un poco menos para mujeres y niños). A la
vez, las comunidades de las malocas pierden su autonomía y temporalmente se vinculan a una unidad social más amplia, que a su
vez representa la interdependencia de las malocas separadas en lo
que concierne al matrimonio y sus propósitos políticos. Dado que
la presencia de visitantes incrementa la formalidad y necesidad ritual de la vida cotidiana, de alguna manera la ocasión ritual puede
verse como un encuentro entre malocas.
Miembros de la comunidad anfitriona visitan a las comunidades invitadas unos pocos días antes del baile para que se acerquen
a “tomar chicha”, anunciando la naturaleza del ritual y los nombres
de las danzas que se van a presentar. El discurso de invitación establece el día indicando el calendario de la preparación de la chicha
que consiste en: “día para traer la yuca”, “el par del día para traer la
yuca” (en el caso de que sea un encuentro muy grande), “día de trabajo en la producción de la chicha” y “día para beber la chicha” que
261
Desde el río de leche
Alimento
La comunidad se
reúne
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Nota: las mujeres por lo general no participan en el
consumo de coca, tabaco y yagé ni observan el período
de marginamiento una vez concluido el ritual comunal
Figura 30. Estructura temporal a partir del consumo de alimentos y estupefacientes.
Fig. 30 Estructuración
del tiempo por el consumo de alimentos y droga
262
Christine Hugh-Jones
es cuando se da inicio al ritual. La invitación también alude a la preparación de la coca durante los días previos al ritual. Los invitados
que llegan antes del día señalado se vinculan a las preparaciones.
Las chichas las preparan mujeres específicas asignadas por orden del hombre anfitrión; las distintas variedades pueden hacerse a
partir de diferentes materias vegetales y se guardan por separado
[…] la variedad principal se guarda en la canoa de la chicha y las
otras en tinajas altas. El resto de las mujeres colaboran con las que
preparan la chicha.
Queda claro, que a partir de la manera como se formulan las
invitaciones y la secuencia que siguen los acontecimientos, que la
preparación de la chicha, y en menor medida la de la coca, le dan
estructura al período de preparación y que en efecto éste alcanza la transición que lo convierte en “tiempo ritual”. Durante los
preparativos, ciertos elementos de la rutina diaria de trabajo se
extraen y extienden mientras que otros, como la caza, la pesca y
cocinar platos para comidas comunales, simplemente continúan,
pero desempeñados sin entusiasmo. La fabricación de la chicha
implica la recolección y selección de raíces y hervir sus jugos,
cosa que hace parte del proceso regular de la yuca, pero ahora
se extienden durante dos o tres días y no solo a uno. Ahora, en
vez de enfriar el jugo antes de servirlo, lo vierten sobre sólidos
masticados y se dejan fermentar durante una noche. La fermentación en efecto es otra forma de enfriamiento, pero se prolonga
en el tiempo amontonando cenizas calientes alrededor de la base
del recipiente usado para la fermentación. Así, la fermentación
transforma alimentos y el jugo cotidiano en una bebida ritual que
debe guardarse por separado de los alimentos y jugos de los que
están hechos. Estas transformaciones tienen lugar en una canoa
(idire kumua, que significa literalmente “canoa de la chicha”) que
es, entre otras cosas, el medio de transporte entre las comunidades, el transporte en lo que fuera el viaje de los seres ancestrales
del Este hasta los actuales habitantes del Pirá-paraná y además el
transporte que conduce de la vida a la muerte ya que los cuerpos
se entierran en canoas. Las ollas y tiestos también son símbolos
generativos o transformativos, como ya vimos a partir de su uso
en el procesamiento de yuca y coca y al cocinar. Por último, beber
chicha cuando se inicia el ritual es como beber jugo de yuca al
comenzar la noche en los días comunes y corrientes.
263
Desde el río de leche
Mientras que el procesamiento de la chicha de yuca conlleva
su propio tiempo, que culmina con el grado adecuado de fermentación, las hojas de coca deben tostarse frescas: todo el proceso se
repite cada día y el producto se acumula. Con todo, las pocas horas
que se invierten en la producción de coca en un día normal, en este
caso se extienden hasta copar todo el día y en ocasiones incluso un
buen número de horas después de que ha oscurecido. La eliminación de la separación entre día y noche también puede observarse
en el hecho de que durante estas ocasiones las mujeres ciernen la
chicha fermentada antes de la aurora (ver, p. 180). Por tanto, en
términos generales, la preparación del ritual es como un día entero
dedicado a trabajos con la yuca y la coca donde prácticamente desaparece la producción de proteínas y la cocina familiar.
Durante la noche de la fermentación que hace la transición a
tiempo ritual, los hombres hacen su propia transición. Duermen
muy poco y se anticipan al día siguiente terminando de hacer su
coca, preparando el tabaco en polvo (actividad más bien similar a
la preparación de la coca) e iniciando la protección chamánica de
las sustancias sagradas para protegerse de los posibles peligros de
entrar en contacto con el mundo ancestral. También empiezan a
tocar instrumentos musicales y, si los instrumentos He van a ser
usados, los tocan fuera de la maloca durante esta noche pre-ritual.
A pesar de que, de alguna manera, son las mujeres quienes, gracias
a la fabricación de la chicha, convocan la unión de las comunidades,
no debemos olvidar que son los hombres quienes reparten las invitaciones y quienes, durante el ritual en sí, usan las prendas rituales,
entonan los cánticos, dirigen la danza y consumen las sustancias
sagradas. De estas últimas, solo la chicha la pueden consumir a
su discreción mujeres y niños y, aun así, en caso de escasez, se les
reserva a los hombres.
Así, el encuentro entre grupos promovido por las mujeres
y la esencialmente masculina interacción subsiguiente durante el
ritual, puede compararse con el desempeño de los papeles sexuales que están a la base de la creación de la estructura social. Las
mujeres son la sustancia de los vínculos afines entre los grupos;
también se encargan de diferenciar y ordenar a los miembros de un
grupo de hermanos y hermanas a través de sus ciclos de fertilidad;
sin embargo, las relaciones entre los grupos, ya sean estos afines
o “hermanos”, las conducen los hombres, quienes hacen la guerra,
264
Christine Hugh-Jones
intercambian invitaciones rituales, toman mujeres como esposas y
ejecutan su chamanismo peligroso o benéfico.
El papel que juegan las mujeres en tanto proveedoras de la
chicha, que a su vez crea la ocasión ritual, tiene aún mayor trascendencia; traspone un aspecto de la relación cotidiana entre los
dos sexos –el flujo de los productos de yuca de las mujeres a los
hombres– ahora pasa a la relación que se establece entre esos dos
grupos opuestos que son anfitriones e invitados. Los invitados, en
tanto beneficiarios de la chicha, cumplen el papel de los hombres
en relación a sus anfitrionas “femeninas”. Esto lo confirma el uso
del espacio de la maloca, ya que el espacio asignado a los invitados
se restringe al extremo masculino de la maloca (por donde entran)
y sus anfitriones van y vienen sirviendo chicha y conservando una
ubicación femenina en relación a los invitados. Es significativo que
los invitados traigan coca, pero no yuca, consigo. Ocurren, además,
dos tipos de rituales en los que la comida intercambia de manos:
uno de ellos es la distribución de casabe una vez los iniciados se han
reintegrado, ocasión en la que el casabe pasa de manos del anfitrión
a los del invitado y el otro es el intercambio de comida del que ya
hablamos en el que los invitados traen como obsequio productos
silvestres. Kaj Århem recuerda que un informante suyo del Caño
Komeyaka en efecto llegó a comparar a los invitados entrando con
su obsequio de pescado o carne a un pene entrando al vientre de
mujer (conversación personal). Esto se ajusta perfectamente tanto
a la ubicación relativa de invitados y anfitriones, como a mi propio
material sobre los simbolismos del espacio de la maloca (capítulo
7), y es una indicación más de que quizá la fecundación simbólica
sea importante en la estructura de todos los rituales comunales. En
efecto hay un punto en los procedimientos de los rituales comunales en el que los jefes, anfitrión e invitado, se retiran al extremo
femenino de la maloca y cantan juntos, momento que bien puede
representar el clímax del proceso de fecundación simbólico (infortunadamente desconozco el contenido del cántico).
Volviendo sobre los paralelos entre la estructuración del tiempo cotidiano y el tiempo ritual, muchos de los rasgos esenciales del
ritual comunal surgen como versiones enfáticas de rasgos correspondientes en el círculo masculino. El orden flexible de los participantes a la hora de ocupar los bancos en círculo debajo de la caja de
tocados de plumas (por lo general colgada del techo), allí se reem-
265
Desde el río de leche
plaza por dos filas de hombres (grosso modo “visitantes” y “anfitriones”) que llevan puestos los ornamentos y se sientan más cerca de
la puerta de hombres. Los cigarros, la coca y el tabaco en polvo
que se consume cada noche aumentan en medio de la danza y se
acompañan de yagé. Al yagé lo llaman idire kahi, “coca para beber”,
contrario a bare kahi o simplemente kahi, “coca para comer”. Esto
sugiere que quizás el yagé se considere una prolongación líquida
de la coca, de la misma manera que la chicha es una prolongación
líquida de la yuca. De hecho, la chicha y el yagé se sirven en pareja;
el yagé, que es muy amargo, no puede contenerse sin un trago de
chicha tan pronto se bebe el primero.
Estas mismas sustancias sagradas, que son un rasgo esencial
de los rituales comunales, también pueden usarse para establecer la
diferencia entre rituales más o menos sagrados. Las distintas variedades de yagé, los recipientes e implementos necesarios para el consumo de tabaco en polvo y coca, además de los cigarros ceremoniales
especiales que se cree provienen de los más remotos tiempos, se calibran según su grado de poder sagrado y se escogen dependiendo de
la ocasión. En esto, tales sustancias se parecen a algunos ornamentos
e instrumentos musicales (por ejemplo, el instrumento “imitación” o
el “verdadero” He) y en el factor “ausencia de mujeres”, rasgos todos
los cuales indican la naturaleza sagrada de la ocasión. Todos estos
elementos sagrados hacen que los participantes en la danza ingresen
a un mundo alterno que se identifica con el pasado ancestral. Este
mundo alterno tiene una vaga y débil presencia en tanto aspecto de
la vida cotidiana, uno al que solo los hombres pueden acceder, pero
casi nunca o con mucha dificultad las mujeres y niños.
Dado que el yagé es la única “droga” cultivada que se usa exclusivamente para rituales, obviamente juega un papel primordial
en aquello de distinguir entre la vida ritual y la vida cotidiana.
Ofrece lo que podríamos denominar como el “marco ritual”: la experiencia de otro mundo espiritual de los participantes. Dado que
se produce y consume durante el ritual mismo, no se asocia con la
alternancia cíclica entre tiempo ritual y tiempo cotidiano como sí
ocurre con la chicha de yuca. A cambio, alude a un modo de tiempo
en el que el origen de la creación en el pasado mítico es el punto de
referencia, ya que se dice que allí se les indica a los hombres cómo
bailar y cantar […] actividades que reproducen el proceso creativo
original, como ya vimos.
266
Christine Hugh-Jones
Aparte de crear el ritual, en el sentido de que hace que los participantes se desempeñen como es debido, el yagé también crea una
experiencia alterna del tiempo y el espacio distinto a la cotidiana.
Quienes lo beben, ven y oyen cosas lejos de la realidad cotidiana. A
pesar de que sus almas permanecen dentro de sus cuerpos, en palabras de un informante, es como si “nosotros fuéramos tan grandes
que el universo resulta pequeño en comparación y podemos verlo
todo”. Los indígenas también dicen que, durante el ritual, la maloca
se convierte en el universo, de manera que la puerta de hombres se
convierte en la entrada oriental a la tierra que habitamos. Buena
parte de los cánticos “que el yagé indica” establecen asociaciones
míticas entre los mojones del viaje río arriba, desde la susodicha
puerta oriental, que hizo el grupo fundacional de ancestros. Quienes cantan, en efecto se identifican con tales ancestros, diciendo,
“Nosotros, Anaconda Pez Hijo (o cualquier otro ancestro de un o
otro grupo) subimos río arriba […]”, demostrando que, aunque
no se hayan levantado de sus bancos, están viajando en el espacio y
el tiempo. Los recuentos de visiones provocadas por el yagé y que
están llenas de anacondas, jaguares, malocas ancestrales y distantes
lugares geográficos, encajan bien con eso del “marco ritual” que
ofrece el yagé. Los indígenas dicen que las alucinaciones las produce el yagé en la figura de una anaconda que, habiendo entrado al
cuerpo de un hombre, se sacude dentro de las entrañas hasta que
logra salir como un arroyo de vómito. Así, la forma o figura de anaconda de los ancestros al interior del universo se une a la figura de
anaconda del yagé dentro del cuerpo de los participantes.
Creo que ahora sí estamos en condición de recoger en un solo
lugar las escalas con la que se organizan los tiempos. Las relaciones
que a continuación se establecen están representadas en la figura
31. En el ciclo cotidiano masculino el día se divide entre la provisión de alimentos proteínicos y la producción de coca, mientras
que la noche se divide entre el círculo de hombres y el sueño. El
ritual se asemeja a un círculo de hombres prolongado y el período
de preparación lo señala la producción prolongada de coca. De manera similar, en lo que a las mujeres concierne, el ciclo del día se
divide en producción de yuca y preparación de comidas, mientras
que la noche se ocupa en una débil interacción social tras el ocaso
y el sueño. Así, de nuevo, el ritual es como una prolongación de tal
interacción y el período de preparación se ocupa en la prolongación
de las dos primeras etapas de la producción de yuca. El ritual, junto
267
Desde el río de leche
con la preparación que le precede puede, por tanto, verse como una
extensión de la selección de algunos aspectos del ciclo cotidiano.
Los aspectos que no se incorporan son: la producción, cocción y
consumo de comida proteínica (y otros platos condimentados con
ají), la etapa (3)8 de la producción de yuca; es decir, el consumo del
casabe y por último el sueño. Estas actividades pueden contrastarse
con los aspectos seleccionados, a saber: las etapas (1) y (2) de la producción de yuca, la producción de coca, el consumo del producto
de la yuca; las etapas (1) y (2), la chicha, el consumo de coca y la
interacción social formal.
Ya hemos visto que la provisión de comidas comunales tiene
lugar dentro de la unidad familiar, que implica la participación de
marido y mujer (provisión de proteínas y preparación de comidas)
y que tal actividad también alude de manera metafórica al proceso de formación y dispersión de las unidades familiares. Todo el
mundo, excepto los jóvenes solteros ya iniciados duermen en el
compartimiento donde marido, mujer y niños se recluyen. Así las
cosas, todo parece indicar que la interacción entre los sexos dentro
de la unidad familiar es incompatible con el tiempo ritual, mientras
que la separación de los sexos en sus respectivos trabajos, relativos
a la yuca y la coca, y durante los procedimientos rituales mismos,
se acepta durante la etapa de preparación y el ritual mismo. A pesar de que los dos sexos bailan juntos durante los rituales “menos”
sagrados, las parejas allí no son marido y mujer. En el más extremo
de los rituales, la iniciación, los sexos se segregan.
El principal problema con la anterior conclusión reside en que,
a pesar de que el proceso de la yuca ofrece un producto al final de
la etapa (2), la chicha (hecha del jugo de yuca), que guarda estrecho
paralelo con la coca, ofrece otro producto más al final de la etapa
tres, casabe, que, en tanto alimento, está en oposición a la coca.
Sin embargo, hay evidencia suficiente de que la yuca y la coca se
emparejan como cosecha y como productos finales (torta de casabe
y coca). En primer lugar, la coca y la yuca son las cosechas masculinas y femeninas más importantes. En segundo lugar, ambas se
plantan siguiendo un patrón que recuerda la relación hueso-carne,
la coca asemejando un esqueleto humano y la yuca “cubriéndolo”
para creer la forma circular de la chagra de yuca. Tercero, ya que
8
Véase, la figura 25.
268
Christine Hugh-Jones
CICLO DIARIO
Amanecer
PROTEÍNA
Mediodía
Atardecer
caza y pesca
Medianoche
Amanecer
cocción
y
YUCA
PASO 3
y
YUCA
PASOS 1 Y 2
JUGO
FRÍO
y
COCA
CICLO RITUAL
Preparación
YUCA
PASOS 1 Y 2
Ritual
LA CHICHA SE
FERMENTA
Marginamiento
y
COCA
CONVENCIONES
NO PRODUCCIÓN
O
NO CONSUMO
PRODUCCIÓN
CONSUMO
GÉNERO DEL
PRODUCTOR
O CONSUMIDOR
Figura 31. Producción y consumo de proteínas, yuca y coca.
Fig. 31 Producción y consumo de proteína, yuca y coca
269
Desde el río de leche
ambas fueron en su origen plantadas en la chagra de Yeba –la “primera chagra” o “huerto”– la coca es el cuerpo del hermano de Yeba
y la yuca las hermanas de Yawira.
Origen del cultivo de coca
Cuando Yawira llevó las plantas comestibles cultivadas enviadas por su padre a Yeba, le ordenó a Yeba desmontar una chagra de
yuca y que no se preocupara mucho por la suerte de su hermano
menor. Luego logró que el hermano menor de Yeba, Nyake, la ayudara a cargar los atados de palos de yuca listos para ser plantados.
Al tiempo que Nyake hacía lo que se le pidió, Yawira lo seduce y
hacen el amor, primero en el sendero, luego al borde de la chagra y
por último, en el centro de la chagra. Aquí, Nyake muere al eyacular
y Yawira dispone de su cuerpo para diseñar las hileras de coca. Se
trataba de la coca-nyake, una variedad que desde entonces pertenecerá para siempre a la gente de Yeba; variedad distinta a la coca de
Anaconda Pez. Cuando Yeba vuelve a recoger su coca, los arbustos
sangran sangre humana. Más tarde, Yawira tiene un hijo, el ancestro de los Nyake Hino Rĩa (hijos de Anaconda Nyake), también
conocido como Rasegana, un clan de bailarines/cantadores.
Así, Yeba obtuvo la coca del cuerpo de su hermano y Yawira
la yuca de los cuerpos de sus hermanas. El mito sugiere que las
relaciones de descendencia patrilineal entre hombres y la coca están asociados (mucho más si se piensa que la creación de la coca
también conduce al nacimiento de una línea de descendencia) y que
éstas contrastan con las líneas de descendencia mujer a mujer, madre a hija.
Adicionalmente, los hombres de un grupo de descendencia patrilineal necesitan los poderes creativos de mujeres de grupos de descendencia patrilineal opuestos para perpetuar sus propias líneas. En
un sentido, Yawira obviamente se parece a la fértil tierra sobre la que
yace y la eyaculación de Nyake es un acto de “plantar”, ya que tanto
la coca como el niño llevan el mismo nombre. La identificación de la
coca con una línea de descendencia masculina o patrilineal y el de la
yuca con una mujer que viene de un grupo de descendencia opuesta
se discutirá más adelante (véanse, pp. 228 y ss.).
En cuarto lugar, los indígenas consideran que la reproducción vegetativa, de la yuca tanto como de la coca, crea “sende-
270
Christine Hugh-Jones
ros” continuos a lo largo del tiempo. Este tipo de reproducción
se diferencia de la que ocurre con el ají y el tabaco (que producen semillas fértiles), pero se asemeja a la del yagé que, como
vimos, comparte el nombre kahi con la coca9. En las páginas 228
y siguientes vuelvo sobre otros aspectos de estas similitudes y
diferencias. Por último, tanto el procesamiento de la yuca en casabe como el de la coca tienen lugar en las partes al descampado,
femenina y masculina respectivamente, de la maloca. En ambos
procesos, los ingredientes se tuestan (gate-) en vez de poner los
a hervir (roa-), siendo este último el método de cocción adecuado
para las comidas picantes con ají que por lo general acompañan al
casabe. En ambos casos, algunos de los instrumentos productivos
se usan comunalmente (aunque sigan siendo propiedad de quien
lo fabrica o compra). Al final del procesamiento, cada uno de los
dos productos se guarda en un estante.
Todos estos factores sugieren que, a pesar de que el casabe es
mera comida antes que alimento del alma, se trata de una contraparte femenina de la coca y de muchas maneras se encuentra en
oposición a los alimentos con los que suele condimentarse. Igual
que otros alimentos, nutre los cuerpos de quienes lo consumen y no
sus almas, pero como se mostrará en adelante, guarda relación con
un particular aspecto del crecimiento corporal contrapuesto a la
manera como las otras distintas comidas. Sin embargo, por empezar consideramos como se relacionan entre sí los varios alimentos
mientras se restablece el tiempo cotidiano una vez terminado el
ritual, indicando algunos de los rasgos sobresalientes del orden en
el que son chamanizados.
Reintegración a través del consumo de alimentos
La chamanización en serie de alimentos que ocurre al comienzo de la vida o con la llegada de la menstruación o durante la
participación ritual, se describió someramente en las páginas 122
y siguientes. Aquí, recurro al período de posiniciación, durante el
cual la reintegración a través de distintos alimentos y comidas se
organiza con mayor esmero, para sacar a relucir los principios bási-
9
El ají puede reproducirse ya sea mediante semilla o sembrando un esqueje de la
planta original.
271
COCINAR EN AGUA
ASAR
BAJO TIERRA
ALMIDÓN
ALIMENTO CALIENTE
ALIMENTO COCINADO
CON AJÍ
JUGO
FRÍO DE
YUCA
CASABE
COMPLETO
ANIMALES
DE CAZA
RASTREROS
Y PEQUEÑOS
PESCADOS
PEQUEÑOS
TIERRA
ANIMALES
DE CAZA
ARBÓREOS Y
GRANDES
PESCADOS
GRANDES CON
MUCHA GRASA
VIDA SECULAR
PECES
PEQUEÑOS Y
HOJAS DE
YUCA
SOBRE TIERRA
AGUA
AJJÍ Y
JUGO
CALIENTE
DE YUCA
HORMIGAS FRUTAS Y
RAÍCES
Y TERMITAS
SAL
CHAMANISMO DEL AJÍ
MARGINAMIENTO
Fig. 32 Secuencia de la chamanización de alimentos después de Casa He (He wi)
272
Figura 32. Secuencia de la chamanización de alimentos después del He wi.
YAGÉ
Y
CHICHA
FINALIZACIÓN
DEL RITUAL
Desde el río de leche
cos de este proceso. La figura 32 muestra la secuencia. Hay algunas
diferencias sutiles entre esta serie alimentaria y aquella que se da
durante el origen de la vida ya que, dado que el bebé solo ingiere
leche, no se somete a una dieta de reclusión.
Christine Hugh-Jones
Para comenzar, la dieta consiste en casabe fino de almidón,
hormigas y termitas crudas y tostadas, algunas de las cuales son
recogidas por los participantes, y bebidas con moronas tostadas de
almidón remojadas en agua. Todas deben comerse o beberse frías.
En principio, esta dieta dura hasta el chamanismo del ají; sin embargo, se agregan ciertas frutas de la selva y luego algunos vegetales
de cultivo. Para comenzar, los únicos alimentos cocidos que se permiten son alimentos tostados; incluso la coca se rechamaniza una
vez terminado el ritual, esto con el propósito de enfriar el fuego que
usan para tostar la nueva tanda de hojas que los hombres recogen.
Con los vegetales, se introduce el proceso de hervir, pero igual los
alimentos deben comerse fríos. Poco antes de la chamanización del
ají, se agregan jugo frío de yuca (también hervido) y sal. El chamanismo del ají implica agregar ají y jugo caliente de yuca y retirar el
peligro del fuego. Inmediatamente, le sigue el chamanismo de los
peces pequeños (wai rĩa, que literalmente significa “niños-peces”)
atrapados en trampas en forma de embudo por los iniciados y luego
cocinados con hojas de yuca y ají. A estos peces les siguen durante
los meses siguientes otros que se atrapan más o menos en orden por
su tamaño, pero también clasificados por categorías según los métodos de pesca y cocción implementados además de ciertas características a las que se alude en el mito. Mucho antes que los peces menos
dañinos, pero antes de los grandes peces “que hacen entrar grasa”
(ver, p. 120), aparecen aves de caza terrestres y pequeños mamíferos.
Más tarde se introducen otras categorías de mamíferos y los peces
más peligrosos. Las series culminan con la danta. La secuencia en la
parte de las series que sigue el chamanismo del ají depende en parte
en la disponibilidad de los alimentos más escasos. Casabe completo
o integral (hecho con almidón y fibra) se introduce inmediatamente
después del chamanismo del ají.
En las series ciertos temas predominan: uno de ellos es la gradual salida del mundo frío de He wi. Durante dicha salida, varios
elementos asociados con el fuego doméstico se introducen siguiendo un orden: tostar, hervir, alimento caliente, ají y contacto directo
con el fuego. La leña la buscan y traen las mujeres desde los lugares
cultivados y así se convierte en un subproducto, controlado por las
mujeres, de la quema realizada por los hombres. La leña chamuscada que queda en el claro también son los huesos chamuscados de
Anaconda Palo-de-yuca, un producto del proceso de quema que ya
vimos se asociaba a la quema que tuvo como resultado los He de los
273
Desde el río de leche
hombres (ver, p. 184). Que el término tanto para fuego como para
leña sea hea, también sugiere un vínculo entre estos y los instrumentos sagrados y, además, se menciona que personas locas intentan tocar piezas de leña encendida como si fueran He. Así como el
palo de yuca mostró ser un equivalente femenino de He, el fuego es
una inversión femenina de He.
Otro de los temas es el gradual surgimiento de la “capa inferior” o subterránea representada por He wi. Las hormigas y termitas que constituyen la dieta de reclusión se clasifican como criaturas
de “dentro de la tierra” y, en la versión completa de la relación competitiva que se da entre Anaconda Palo-de-Yuca y Guacamayo, la
salida de los iniciados de su experiencia ritual está específicamente
ligada a la transformación estacional de una de las especies permitidas de termitas terrestres en insecto alado (S. Hugh-Jones, 2011
[1979], 261, M.6.A). Al comerse estos insectos, los participantes
se identifican con un salir o brotar de debajo de tierra. Además,
aunque el almidón se considere la parte más baja y subterránea de
la planta de yuca, la primera comida ordinaria de pescado hervido
con ají se mezcla todo con hojas de yuca, la parte más alta de la
misma planta, a su vez conocidas como ki gaha o parte superior de
la yuca. Así, todo parece indicar que los participantes también se
identifican con la estructura vertical de la planta de yuca que cubre
el espacio entre las entrañas de la tierra y el cielo. Esto concuerda
con la analogía general que se establece entre el nacimiento y el
cultivo de la yuca que presentamos con anterioridad (ver, p. 125)
y con la prohibición de ingerir cualquier alimento que no provenga de la tierra durante la reclusión. Tras el chamanismo del ají,
la evolución general va de wai rĩa (peces pequeños) a wai bukura
(animales de presa), del mismo modo que el crecimiento humano
va de rĩa masa, niños, a bukura o bukura masa, mayores. Entonces,
durante la reclusión, los participantes emergen del mundo de abajo
y luego crecen pasando del agua a la tierra haciéndose cada vez más
duros y maduros. Así, el contraste que se establece entre la dieta
de almidón durante la reclusión y el casabe completo que se ingiere
durante las comidas comunales normales tras el chamanismo del
ají, una vez más implica un cambio del origen a la madurez (ver el
análisis del proceso de la yuca en la p. 189).
Otro de los cambios progresivos que podemos observar a lo
largo de todas las series de alimentos chamanizados después de
274
Christine Hugh-Jones
la iniciación es un cambio desde alimentos que pueden ser conseguidos tanto por mujeres como por hombres (insectos, peces pequeños) hacia alimentos exclusivamente conseguidos por hombres
(animales de caza). Aunque se espera que los participantes deben
conseguir por lo menos parte de la porción no cultivada por mujeres de su dieta como parte integral de su proceso de crecimiento,
todos los alimentos que se incluyen antes del chamanismo del ají
también los pueden recogerlas mujeres; de hecho, las mujeres en
efecto le suministraron a los participantes algunos de sus alimentos durante el período de reclusión de la que fuimos testigos. Los
alimentos que se incluyen después del ají siguen un orden que corresponde de manera aproximada a la certeza del éxito a la hora de
conseguirlo, como ya se dijo (ver, pp. 171-173); el pescado antecede
a los animales de presa y los peces pequeños que se atrapan con
trampas van primero; a estos los siguen los peces barbasqueados y
que a su vez preceden a los peces grandes y a los animales de presa. El primero de los animales de presa son las gallinetas (ngaha),
unas aves rastreras que también solían tradicionalmente cazarse en
grandes números con trampas terrestres. Ya vimos cómo la certeza
de éxito o fácil disponibilidad en la producción del alimento guarda
relación con el reparto de tal actividad a la mujer, y lo contrario,
su dificultad o escasez, con el reparto de su producción al hombre.
En conjunto, la evolución alimenticia va de la producción femenina
a la producción masculina y de los alimentos fácilmente accesibles
a aquellos cuya consecución es más riesgosa. Al conseguir por sí
mismos aquellos alimentos que van a recibir por primera vez, los
participantes están aprendiendo a tanto a desempeñar cada vez mejor un papel económico masculino como a superar la autonomía del
mundo natural mejorando sus habilidades para la pesca y la caza.
Otra evolución fácilmente observable en las series, es aquella
que va de lo pequeño a lo grande. El contraste entre las dietas
extremas de casabe fino de almidón y hormigas y termitas por un
lado, y por el otro de casabe espeso con fibra acompañado de danta,
basta para demostrar lo anterior.
Otro cambio posible, que puede provenir de los cambios particulares que acabamos de señalar, es el que se da en lo que va de una
dieta fría y subterránea ingerida en reclusión a la participación en
las comidas comunales. Estas comidas incorporan justo los mismos
elementos –hervir, adición de sal y ají y consumo caliente– que,
275
Desde el río de leche
como vimos, están metafóricamente ligados al proceso de gestación
femenina y la familia como centro de la reproducción sexual de los
miembros de la comunidad. La carne, la sustancia ideal para tales
comidas, se vio que representaba la transformación de una mujer,
conseguida por fuera, en niños que nacen en la comunidad del hombre. Resulta adecuado que el ají sea el punto crucial de este cambio,
ya que el ají representa la esencia de dicha sexualidad femenina: la
sangre creativa. El hecho de que coincidan el chamanismo del ají, el
rito henyerio y la reintegración de los participantes a la comunidad
heterosexual en medio de su rutina cotidiana, sirve para subrayar
la capacidad del individuo ritualmente vuelto a nacer, de participar
en este mundo de la conjunción creativa entre los dos sexos.
Interpretación de los alimentos
Almidón
El mundo cotidiano se caracteriza por la conjunción sexual
caliente, las relaciones familiares, una dieta completa de alimentos
y la actividad productiva económica. Contrasta de manera clara
con el mundo de He wi, que es frío, muerto y caracterizado por el
consumo de comidas para el alma, la separación de los sexos y el
énfasis en sexualidad ancestral femenina. Estos dos mundos calientes y fríos son los mundos de la conjunción natural, pero también
de la circunspección o restricción social antes mencionada (ver,
p. 158). El período de reclusión es intermedio en el tiempo y de
carácter intermediario: los dos sexos siguen separados, pero los
participantes dependen del flujo constante de productos a base de
almidón que provienen de las mujeres: ingieren comidas, pero solo
muy frías y no se condimenta, no se permite o mezcla el casabe con
otras comidas picantes como suele ser el caso en tiempos normales.
Hay alguna actividad productiva, pero las hormigas y termitas
recogidas no se comparten con las mujeres y los artefactos de cestería que se fabrican no se les dan a las mujeres sino hasta después
de chamanismo del ají. Al analizar el parto, sugerí que la reclusión tras el alumbramiento era una recreación del desarrollo fetal.
La ubicación general de los períodos de reclusión entre la muerte
y la vida metafóricas, abre ambas instancias a una misma interpretación, pero por supuesto, la interpretación debe dar cuenta de
276
Christine Hugh-Jones
las distintas naturalezas de las ocasiones que obligan la reclusión:
parto, menstruación y He wi. El principal alimento en reclusión
es casabe fino de almidón y, si examinamos con mayor atención el
papel ritual del almidón, podemos establecer relaciones entre los
distintos tipos de reclusión.
Aunque prohibido como alimento durante He wi (ver, pp. 144
y ss.), el almidón en estas ocasiones, se refriega en las incisiones que
decoran algunos de los instrumentos He. Durante la reclusión de
los iniciados, señalada por una dieta a base de almidón, se celebra
el rito del chamanismo de ají de los mayores durante el cual los
iniciados arrojan trozos de casabe fino de almidón amarrados con
tiras de corteza contra el techo. Luego, los iniciados salen a tocar
He en la plaza mientras que a los mayores se les ofrece ají chamanizado y jugo caliente de yuca para que luego procedan a bailar con
las mujeres […] todo dentro de la maloca. Los iniciados no deben
presenciar esta actividad, pero los mayores salen periódicamente a
bailar en la plaza mostrándose así ante los iniciados y el He. En esta
ocasión, y en otra que ocurre más tarde tras realizar el chamanismo
del ají para los iniciados y durante el cual se distribuyen rondas de
casabe de almidón espeso, se dice que la maloca queda “toda blanca”
cubierta de almidón.
Los indígenas dicen que la maloca es un útero y que el jugo de
yuca es leche. Si recordamos que el almidón se parece al semen de varias maneras, podríamos ver a los iniciados, durante su reclusión, como
criaturas concebidas, pero nonatas. El suave y claro casabe de almidón
sería el material seminal del que están hechos y la maloca el útero colectivo (construido por los hombres) al cual los fetos-de-almidón están
ligados por cordones umbilicales (tiras de corteza). La reintroducción
a la dieta del jugo de yuca caliente, explícitamente identificado con la
leche, coincide con su “nacimiento” al salir de la reclusión y, por tanto, representa a todas luces la leche que se ingiere al nacer. Mientras
los iniciados permanecen identificados con el mundo frío y muerto al
tiempo que los mayores celebran el rito del ají, a dichos mayores se les
ofrece ají, bailan con mujeres dentro del “útero” y, además de ver a He,
no sufren daño alguno. Esto prueba su periodicidad preestablecida, su
dominio de la transición en lo que va del mundo caliente al frío. Las
rondas de casabe de almidón espeso (casi cuatro veces más espeso que
el casabe de reclusión) que se distribuye una vez los iniciados se reintegran, pueden identificarse con el feto maduro que puede salir a la luz
277
Desde el río de leche
o, en lo que a los iniciados concierne, a la sociedad heterosexual ahora
provistos del nuevo estatus de adultos.
Aunque esta interpretación descansa sobre una identidad entre
el almidón y el semen, no debemos olvidar que el casabe lo producen
las mujeres. En el mito, tanto el casabe como la fibra se representaban
como mujeres sexualmente atractivas, y también vimos cómo, en algunos contextos, el almidón podía ponerse en contraste con la fibra
del mismo modo que la madurez femenina contrasta con la masculina.
Interpretar el papel que desempeña el almidón en términos de fríos
orígenes seminales en oposición a la caliente sexualidad femenina encarnada en el ají, no basta por sí sola ya que, al parecer, el almidón
también se asocia a la sexualidad femenina madura. Sin embargo, la
fría sexualidad femenina compatible con los instrumentos He y comparada con el semen obviamente resulta muy distinta a una sexualidad
caliente. Así, mientras que el casabe frío de almidón lo suministran
mujeres que están separadas de los iniciados y observan ciertas restricciones rituales, los alimentos calientes y picantes los preparan mujeres implicadas en relaciones heterosexuales normales con hombres
y además cooperan con ellos en la procura de comidas con contenido
proteínico. Así, por tanto, el almidón deviene en alimento sexual metafórico otorgado por mujeres que, en efecto, sexualmente están prohibidas. El nacimiento de nuevos grupos de descendencia depende de matrimonios exogámicos correctos y esto, a su vez, depende de renunciar
a las hermanas. Entonces, se puede decir que el almidón representa a la
vez la sexualidad de las mujeres prohibidas y a las hermanas también
prohibidas en su aspecto positivo: son estas hermanas quienes “nutren” otros grupos de descendencia con esposas. Puesto de otro modo,
lo que el almidón representa es el aspecto de las mujeres relativo al
grupo de descendencia. Esto, en oposición a la sexualidad natural representada por el ají, nos deja con que la relación que se establece entre
el almidón y el ají es una similar a la que se daría entre una clasificación
social fría y la caliente conjunción natural. Ambos elementos, el grupo de descendencia opuesto conformado por las esposas (exogamia) y
la sexualidad natural (el ciclo reproductivo femenino) son necesarios
para la reproducción del grupo del marido.
Creo que existe suficiente evidencia lingüística para asociar
las restricciones rituales, el almidón y la prohibición del incesto. Es muy probable que los términos para “hermano y hermana
menor”, bedi y bedeo, respectivamente, tengan que ver don bedi-,
278
Christine Hugh-Jones
“respetar u observar restricciones rituales”. De ser así, entonces la
raíz bed- puede cargar con el sentido general de algo “prohibido o
clausurado”10. En la lengua Makuna, la más parecida al Barasana
de todas las lenguas tucanas, al almidón se le dice bede, un término
que al parecer tiene la misma raíz.
Si bien la sexualidad femenina natural asociada con el ají reside
en el ciclo menstrual y, por tanto, está debidamente representada por
la sangre menstrual, aún no tenemos claro qué representa el aspecto
frío y relativo al grupo de descendencia de la mujer madura. A pesar
que es la contribución seminal de sus padres que hace que las mujeres
pertenecen a sus propios grupos de descendencia, hemos visto que
la interpretación del almidón como semen no da cabal cuenta de las
asociaciones específicas del almidón con la madurez sexual femenina.
Quiero aquí, por tanto, sugerir de manera tentativa que el almidón
puede hacer una alusión adicional al fluido vaginal, y que dicha sustancia se considera un producto de las mujeres sexualmente maduras
que en sí constituye una transformación del semen que le dio origen.
Aunque no tengo una prueba fehaciente y directa para corroborar
lo anterior, sí quiero señalar que el término para fluido vaginal, ahea
badi (ahea significa a la vez pene y vagina), es el mismo para semen y
que su color blanquecino también los emparienta. Tal identificación
además le da sentido a la alusión al almidón en el episodio mítico del
pene de Yeba (ver, pp. 185 y ss.) y en el de las hijas de Libélula (ver,
pp. 185 y ss.) y también al uso del almidón en los instrumentos He.
En el episodio del pene de Yeba, Yeba come almidón. Dado que
comer es un coito en sentido metafórico, podemos decir que lo que
aquí ocurre es un contacto sexual con el frío fluido vaginal de Yawira
que representa su separado descenso bajo las aguas que transformó el
pene de Yeba para ponerlo en posición humana. Esta interpretación se
ajusta a mi asociación del almidón con el aspecto relativo al grupo de
descendencia de la mujer y también con la visión indígena de que el
ciclo Yeba – Yawira trata sobre la interdependencia entre la civilización
y la exogamia. En el episodio de las hijas de Libélula, la fría y blanca
Mujer Almidón había sido escondida lejos de extraños por su padre.
Sin embargo, el extraño que por fin logra hacerle el amor se hace blanco y se aviva su costado frontal. El hecho de que la piel de almidón de
esta mujer se le transfiera al extraño durante el coito se ajusta a mi
10
La glosa “clausurado” también cobija la aparición de bed- en bedo, aro (línea cerrada).
279
Desde el río de leche
interpretación del almidón como fluido vaginal. El almidón se asocia
a los orígenes natales ya que la Mujer Almidón, a pesar de ser celosamente custodiada por su padre, da vida a extraños y forasteros: un
hecho que concuerda con aquello de asociarlo al aspecto relacionado al
grupo de descendencia de la mujer. El almidón que se unta a los instrumentos He también podría interpretarse como secreción vaginal,
particularmente en vista del análisis del ritual He wi en tanto fecundación simbólica, en donde los instrumentos fálicos “comen” de la maloca
impregnada del olor a cera de abeja: una versión fría y ancestral del
útero lleno de sangre (ver, pp. 154 y ss.).
Ahora podemos explicar mejor aquello de la dieta de almidón durante la reclusión menstrual y posnatal. La reclusión de las mujeres
cuando se inicia el flujo de sangre es una especie de control social impuesto sobre la natural periodicidad de la mujer. Las mujeres se aíslan
espacialmente y quedan sexualmente prohibidas, de manera que su relación con la comunidad masculina se convierte en una similar a la que
se da entre hermana y hermano. La primera reclusión menstrual que
el grupo de descendencia impone a la niña puede considerarse evidencia del control que éste ejerce sobre su recién adquirida madurez sexual, mientras que las reclusiones menstruales que asume después de
su matrimonio pueden considerarse un reconocimiento de su origen
de adentro de un grupo de descendencia opuesto. Así las cosas, mientras que el ciclo menstrual en sí y como un todo es un ciclo natural,
las normas sociales lo dividen en una fase caliente que coincide con la
retención natural de sangre y una fase fría, ritual, que coincide con la
expulsión de sangre. En el mito de Rana Esposa, hay evidencias de que
la fase de reclusión se asocia con el estatus de una mujer como miembro de su grupo de descendencia mientras que el ínterin se asocia a su
condición de esposa. Hemos visto cómo el regreso de Rana Esposa a la
fría Casa del Moho en el Oriente ancestral donde su propia gente vive
es en efecto una reclusión menstrual metafórica (ver, p. 166). Al comer
almidón, la mujer menstruante recrea los propios orígenes seminales
de su grupo de descendencia y al mismo tiempo refuerza el aspecto
frío de su madurez sexual. Al ingerir ají chamanizado, pasa de nuevo a
una fase de sexualidad caliente.
En la reclusión posnatal, padre, madre y recién nacido se retiran juntos al compartimiento familiar. Comiendo almidón, el padre
se autoidentifica con el semen y así subraya su nueva paternidad,
pero al mismo tiempo realiza un coito metafórico con la sexualidad
280
Christine Hugh-Jones
femenina fría. Entretanto, la madre enfatiza su pertenencia a su propio grupo de descendencia y su fría sexualidad femenina. Por tanto,
además de subrayar la creatividad del padre (semen) a costa de (la
sangre) de la madre, el consumo de almidón también alude al aspecto
social de la estructura familiar, su fundamento en la exogamia. Y por
supuesto, ambos aspectos de la reclusión están relacionados.
He sugerido, pues que el almidón representa al semen y también al fluido vaginal, mientras que el ají representa a la sangre
menstrual. Aunque podemos decir que el fluido vaginal representa
el estatus o condición de las mujeres sexualmente maduras como
miembros de sus grupos de descendencia, nada demuestra que dicho flujo contribuya de manera alguna a la génesis del feto […] la
única contribución femenina al feto es la sangre. Vimos, también,
que tanto el semen como la sangre femenina guardan relación con
la sustancia física del cuerpo, pero que el semen, a diferencia de la
sangre, establece la pertenencia al grupo de descendencia de la
criatura. Con todo, el poder masculino para crear la sustancia física
de la criatura a través del semen, contrasta con el poder masculino
de imponer o renovar el alma de la criatura al darle nombre y durante He wi. Esto explica la ubicación de la dieta de almidón en un
punto a medio camino entre períodos rituales caracterizados por
una dieta de alimentos del alma y períodos cotidianos cuando todo
alimento se consume con ají. Así, el almidón representa el aspecto
físico del grupo de descendencia manifiesto en los cuerpos de sus
miembros masculinos y femeninos, antes que el aspecto espiritual
manifiesto en nombres o almas. Entonces, a pesar de que el almidón es el más blanco y puro de los alimentos, igual sigue siendo un
alimento del cuerpo antes que del alma. Creo que ya podemos construir un modelo sencillo que relacione los patrones de consumo con
los elementos que atañen a la reproducción del individuo así:
Secuencia
temporal:
Ritual
Reclusión
Vida cotidiana
Alimento
consumido:
Alimento
del alma
Alimento frío
(almidón)
Alimento caliente
(ají)
Elemento
asociado en
el individuo:
Alma
Semen
Sangre
femenina
Cuerpo
281
Desde el río de leche
A pesar de que modelo anterior deja ver la reproducción del
individuo, omite el aspecto del grupo de descendencia de la mujer que resulta crucial a la hora de la creación de un matrimonio
exogámico y que el almidón también encarna. Del mismo modo,
también omite un aspecto de los hombres que se asocia al ají. El
ají no solo se come; el jugo de ají crudo lo inhalan por la nariz los
hombres para inducir fiereza y también se unta en la piel para estimular la producción de grasa facial que sirve como base cuando
se aplica la pintura roja (ngunanya) sobre el rostro. La pintura roja
también se asocia con la fiereza ya que quienes se preparan para
matar se pintan de rojo uniforme sus caras y cuerpos. También se
dice que la pintura roja aplicada al ombligo de los hombres durante
el ritual He wi induce fiereza. La cadena de asociaciones cierra un
círculo entero ya que la roja pintura sagrada es una versión masculina ancestral de la sangre menstrual y ya sabemos que ésta su vez
se asocia al ají (ver, p. 195). Además, el ají, la pintura roja, la sangre
del asesinato y la sangre menstrual están todos ligados entre sí por
su color. La asociación de la agresión masculina con el ají completa
un paradigma que a su vez abre el camino a interpretación de la
comida ideal:
Blanco (almidón)
Rojo (ají)
Masculino
Sustancia del grupo
de descendencia
Destrucción natural
Femenina
Sustancia del grupo de
descendencia
Creatividad natural
Carne cocinada
La comida ideal ingerida en ocasiones cotidianas consiste en
casabe espeso hecho con almidón y fibra y carne hervida con ají.
El casabe representa hombres maduros (fibra) y mujeres maduras
(almidón) en su calidad de miembros de grupos de descendencia
(ver, pp. 218 y ss.). El ají representa la sexualidad femenina, caliente y la carne la también caliente agresión masculina, resultado de
muertes perpetradas por hombres. Las últimas dos constituyen el
par de aspectos naturales de la sexualidad implicada en el crecimiento de la comunidad y su éxito al competir con las comunidades
de fuera. Las primeras dos, constituyen el par de aspectos sociales
implicados en el intercambio de los poderes reproductivos femeninos entre distintos grupos de descendencia. Del mismo modo que
282
Christine Hugh-Jones
el casabe se unta con el jugo picante de la carne, la fría sustancia
que representa a los grupos de descendencia de hombres y mujeres,
deben empaparse de los calientes poderes naturales de la sexualidad femenina y la agresión masculina para que puedan nacer las
criaturas. O, puesto de otro modo, estos poderes calientes deben ser
antes enfriados por la exogamia para beneficio de la reproducción
social. Esto concuerda con el énfasis práctico que se hace sobre la
inmoralidad de comer carne sin casabe11. La sal, que hasta ahora
he omitido, se interpretó con anterioridad como semen en tanto su
mínimo papel como “activador” de los poderes creativos femeninos.
Quiero aventurar que este papel como “activador-femenino” de la
sexualidad masculina contrasta con el papel que desempeña el grupo de descendencia encarnado en los productos de yuca, y se concibe como la menos espiritual de las manifestaciones de la capacidad
reproductiva de los hombres.
La distinción entre los componentes fríos y calientes de la comida puede representarse como aquella que se da en el distinto origen de las líneas de descendencia del hombre y la mujer y la natural
conjunción de los dos. Igual que ocurre en las series o conjuntos de
papeles-especializados, lo elementos en contraste pueden entenderse como asuntos que el tiempo diferencia, por ejemplo, la transformación de hermanos y hermanas en maridos y esposas, o, de otro
modo, como aspectos opuestos de cada uno de los sexos que están
presentes todo el tiempo. Otra manera de entender o concebir esta
misma relación sería como aquella que se da entre las dos distintas maneras de conseguir esposa que se describió en el capítulo
cuatro: el intercambio de hermanas y la incursión agresiva. Según
la práctica del intercambio de hermanas, las hermanas en efecto
representan futuras esposas y, por tanto, grupos opuestos se pueden reproducir de manera socialmente controlada. Sin embargo, la
incursión o redada en busca de esposa implica la reproducción del
grupo más agresivo a expensas del más débil. Esta sería una forma
más “natural” de matrimonio si se compara con la primera y, como
vimos en el texto Tucano*, apenas si está (moralmente) a un paso
por encima de la guerra. Mis reflexiones en torno a la analogía
11
La palabra üko-, complementar o equilibrar, se utiliza para designar aquello de comer casabe acompañado de comidas picantes o de cualquier producto animal. La
misma raíz aparece en el término para medicina, üko, y muchísimos medicamentos
se preparan para enfriar el peligroso calor de la enfermedad.
283
Desde el río de leche
que puede inferirse entre matar presas e incursionar en busca de
esposas en el contexto de la producción de carne, son una muestra
más de que la carne está relacionada con la incursión en procura
de esposa. Además, los indígenas dicen que el guerrero “ve a sus
enemigos como presas animales” y, por tanto, matar gente y matar animales es fundamentalmente el mismo tipo de actividad, su
diferencia es una cuestión de grados. Podemos, por tanto, concluir
que, incursionar en busca de esposa y matar presas animales, se
parecen en tanto que ambas son una actividad que está a un nivel o
paso más social, o si se quiere, actividades a un paso o etapa menos
antisocial que la guerra.
La olla de ají
Una vez considerada la comida ideal de carne con casabe,
vuelvo ahora sobre la comida mínima en la que la carne se reemplaza por una olla de ají, hiari. Ya he mostrado que el hiari se coloca
al lado del casabe en el estante de mimbre con ese propósito. Sin
embargo, también se opone o contrasta con el casabe como sigue:
Casabe
Color
Consistencia
Hiari
Blanco
Café-rojizo
Sólido y seco
Líquido viscoso
Condimento
Sin ají
Mucho ají
Cocción
Tostado
Hervido
Ubicación
Sobre un estante
Estante - debajo
del casabe
Cesta
Olla
Café claro
con hojas blancas
Negro
Recipiente
Color del recipiente
Según vimos en algunos apartes del análisis previo en esta
sección, estas cualidades deben asemejar el hiari en la olla a la
sangre menstrual retenida en el útero. Que hiari signifique “cosa
amarga/agria” respalda lo dicho. Como también lo hace la alusión
a la “olla de ají” de la esposa de la Danta chamán. A pesar de sus
cualidades, el hiari se hace de jugo de yuca que a su vez está explícitamente ligado a la leche […] una sustancia completamente
284
Christine Hugh-Jones
blanca. La producción de hiari implica transformar un jugo claro,
dulce y de color pajizo en un caramelo viscoso, amargo y oscuro
tras hervir de manera prolongada el primero; es decir, tras absorber una buena cantidad de calor o fuego. La obvia inferencia que se
puede hacer a partir de aquí es que la sangre menstrual en el útero
es un producto caliente y concentrado de la leche en el seno. Aunque no oí corroborar lo anterior de manera directa, sí sé que por
lo menos un grupo amazónico sostiene esta teoría12. Sin embargo,
mi disertación en torno al nacimiento y el crecimiento deja ver
algunas relaciones que se establecen entre estas dos manifestaciones del líquido corporal femenino: primero, se relacionan en tanto
fuentes de nutrición pre y posnatal de la criatura; segundo, en tanto
que, desde la perspectiva de la madre, ambos líquidos se retienen y
liberan respectivamente; y tercero, durante el parto, la sangre de
la placenta que se libera se vuelve peligrosa y por eso se entierra,
mientras que la leche asume su puesto como alimento y se retiene
en el crecimiento de la criatura. Así, podríamos reconstruir el ciclo
tal y como se muestra en la figura 33, según el cual la leche, retenida en una ubicación alta –los senos de mujer madura– se calienta
y transforma en sangre menstrual retenida que a su vez alimenta
al feto vía el cordón umbilical: la criatura recién nacida es un producto caliente y peligroso de esta sangre, pero su vínculo con esta
sangre se deja descomponer bajo tierra y es reemplazado por la
leche enfriadora que viene de arriba.
Si volvemos sobre la esfera paralela de la cocina, vemos cómo
el jugo de yuca se produce hirviendo el líquido que se ha separado
de la yuca sólida y luego se convierte en hiari hirviéndolo aún más.
Así las cosas, cabe decir que el jugo de yuca media entre el casabe
frío y el hiari caliente. Así se constituye en un símbolo de transformación perfecto ubicado entre un mundo caliente y otro frío; esto
se aviene bien a aquello de servir jugo de yuca ligeramente enfriado, por reposo, al caer el Sol […] el tránsito del día a la noche
dentro del ciclo que, en sí mismo y a su vez, cumple la función de
intermediario entre los mundos calientes y fríos (ver, pp. 156 y ss.).
Por analogía, la leche es a la vez un producto transformador ligado
a la condición fría del grupo descendente manifiesto tanto en el
semen como en fluido vaginal y también ligado al material a partir
12
Los Kayapó creen que la contribución femenina al feto es la leche que gotea de los
senos al útero dentro del cuerpo (T. Turner n.d.).
285
Desde el río de leche
MADRE
[FETO]
NIÑO
ALTO
LECHE EN
LOS PECHOS
umbilical
Nacimiento
LA SANGRE DEL
NIÑO Y DE LA
PLACENTA NACEN
Entierro
Cordón
EL FETO
RECIBE LA
SANGRE DE
LA
PLACENTA
EN EL
ÚTERO
de la placenta
SANGRE DE
LA
PLACENTA
EN EL
ÚTERO
child brought into house
transformation by heat
EL NIÑO RECIBE
LA LECHE Y
SOBREVIVE
LA SANGRE SE
DESCOMPONE
EN EL PISO:
EL CALOR
PELIGROSO SE
DISIPA
BAJO
Figura
de los líquidos
femeninos.
Fig. 33.
33Transformación
Transformación
decorporales
los líquidos
corporales femeninos
del cual están constituidas tanto la sexualidad natural femenina
como la agresividad masculina. A continuación respaldaremos este
análisis examinando las relaciones que se establecen entre distintos productos cultivados. En medio de este contexto, a saber, el de
la relación que se da entre la comida mínima y la más preciada de
las comidas con carne, el análisis confirma aquello de que el hiari
representa un aspecto completamente femenino de la reproducción
sexual. Y esto concuerda con el hecho de que el hiari lo producen
las mujeres para alimentar a los hombres, quienes se han retirado
de la producción de comida (ver, pp. 209 y ss.).
286
Christine Hugh-Jones
Plantas cultivadas y modelos sociales
Ya se mostró que la comida ordinaria consiste en casabe que
se moja en alimentos hervidos con ají y que estas comidas se prohíben en aquellas ocasiones en las que la coca y el tabaco –alimentos
del alma– son la orden del día; además, que el jugo de yuca recién
hervido media entre el alimento y el alimento del alma durante
el tiempo cotidiano, pero que, para los rituales, se fermenta para
convertirlo en chicha […] y que la chicha y el yagé, juntos, diferencian el ritual del mero círculo o reunión de hombres que se da
en los períodos cotidianos y, por último, que el casabe de almidón,
más la ausencia tanto de jugo de yuca caliente como de ají, distinguen los períodos de reclusión del tiempo cotidiano restablecido
cuando el casabe integral, el jugo de yuca caliente y el ají son la
comida normal. Tenemos entonces que, a pesar de que otros alimentos, la pintura corporal y otra buena cantidad de sustancias
son significativas a la hora de regular el ritual y la vida cotidiana,
un puñado de cultivos tienen particular importancia. Se trata de la
yuca y el ají, cultivados por las mujeres y consumidos por todos, y
la coca, el tabaco y el yagé, cultivados y consumidos por hombres
iniciados. Fuera de esto, los productos cultivados por los hombres
se ubican en parejas con los productos de los cultivos femeninos,
y estos pares sexualmente antitéticos se cultivan, consumen y por
todo lo demás, se usan de manera que sus interrelaciones sirvan de
modelo de los procesos de reproducción de los grupos sociales. Sin
embargo, no se limitan simplemente a aludir al susodicho proceso
de reproducción, sino que lo penetran uniendo y separando los dos
sexos, las familias, las comunidades de las malocas e incluso a vivos
y muertos en distintos tiempos y de distinta manera.
Ya hemos visto buena parte de las pruebas de existencia de
estos pares masculino-femenino. Hemos visto que el casabe y la
coca hacen pareja (ver, pp. 211 - 213) y que se consumen de manera
alterna. La misma relación se da entre el yagé (o “coca líquida”) y el
jugo de yuca recién hervido, ya que, cuando el jugo de yuca fresco
se convierte en chicha, en vez de beberlo de manera inmediata, es el
yagé el que toma la batuta. El emparejamiento del yagé y la chicha
durante los rituales y el beber jugo de yuca caliente durante ritual
de la chamanización del ají, una vez los efectos del He han desaparecido, dejan ver la siguiente secuencia:
287
Desde el río de leche
Vida
cotidiana
Consumo
de jugo
de yuca
(manicuera)
:
Preparación para
ritual
:
Fermentación de
jugo de
yuca
NO YAGÉ
:
Ritual
:
:
Consumo
de chicha
:
:
Yagé preparado y
consumido
:
Reclusión
---
:
Restablecimiento
de la vida
cotidiana
:
Chamanización
de jugo
de yuca
hervido y
caliente
NO YAGÉ
Cabe decir que, el jugo líquido de yuca junto con el almidón
y la fibra del casabe integral dan cuenta de toda la raíz de la yuca
(kĩ), mientras que el yagé y la coca son a la vez elementos sólidos
y líquidos de la misma categoría (kahi) (ver, pp. 208 y ss.) como se
muestra a continuación:
Sólido
Líquido
Kahi
Coca
Yagé
Kĩ
Almidón + fibra
Jugo de yuca
Dado que el casabe y el ají, como alimentos complementarios,
contrastan con la coca y el tabaco en tanto alimentos del alma complementarios, hay razón suficiente para asumir que se establece una
relación entre el ají y el tabaco similar a la que se da entre el casabe
y la coca. Tanto el ají como el tabaco son “esencias” antes que sólidos dado que el ají se deja en infusión al cocinar las comidas y el
tabaco se inhala por la nariz o se fuma. Así las cosas, por el momento observamos las siguientes relaciones:
Sólido
Líquido
Esencia
Masculino
Coca
Yagé
Tabaco
Femenino
Casabe
Jugo de yuca
Ají
288
Christine Hugh-Jones
Hay evidencias que señalan que el ají y el tabaco se consideran
sustancias que hacen pareja al cultivarlas. Por lo general, el ají se
siembra esparciendo las semillas sobre montículos redondos y el
tabaco en hileras sobre montículos alargados: ambos con frecuencia se cultivan alrededor del borde de la plaza y no en las chagras
de yuca. La gente dice que los dos cultivos deben sembrarse juntos
en los sitios donde se han quemado malocas abandonadas y que
surcos de ají representan los compartimientos de la maloca. Así,
levantan con tierra cuidadosas eras en las que siembran casi que
exclusivamente estos dos productos; a veces agregan una siembra
de cuyas rastreras. Con todo, la única que vi con los tres elementos
estaba en una pequeña maloca en donde no se celebraban danzas y
cuyas plantas no habían sido sembradas por el dueño, de manera
que quizá por eso mismo allí las restricciones impuestas por las
normas regulares no fueran tan estrictas. Por todo lo demás, la
plantación concordaba con los usos diferenciales del espacio de la
maloca en lo que concierne a los dos sexos, ya que el tabaco se encontraba sembrado principalmente en surcos alargados en el centro y volcados hacia la entrada de hombres, mientras que la mayor
parte del ají estaba plantado en surcos redondos en la periferia
volcados hacia la puerta de las mujeres (figura 34). La forma de los
surcos también concuerda con el emparejamiento sexual de los
cultivos (ver, capítulo 7). La asociación de estos dos cultivos en los
sitios de malocas abandonadas es análoga a la asociación entre la
coca y la yuca en las chagras de yuca. Además, a diferencia de lo que
ocurre con la yuca, la coca y el yagé que no se utilizan, el tabaco y
el ají si se utilizan como artículos de intercambio.
El análisis del proceso de la yuca, junto con la disquisición
sobre el almidón y el casabe completo o integral en la reintegración de los iniciados, dejó ver que el casabe representaba la sustancia fría del grupo de descendencia manifiesta en la existencia
física de los miembros de ese grupo de descendencia. El mito del
origen de la coca de Yeba sugiere que la coca, que se empareja con
la yuca en muchos aspectos, también se identifica con las líneas de
descendencia masculinas. El ideal sería que cada Grupo exogámico
fuera propietario de una variedad de coca con diferente nombre,
como era cierto para Anaconda Pez y Yeba, aunque en la práctica las comunidades con frecuencia cultivan la variedades de “otra
gente”. Si la coca representa un aspecto de la estructura del grupo
de descendencia, entonces debe tratarse de un aspecto incorpóreo
289
Desde el río de leche
dado que la coca es un alimento del alma. Sin embargo, el yagé
también se relaciona con la estructura del grupo de descendencia,
dado que se dice que el conjunto de variedades propias a un grupo
de descendencia se originan en el interior del conjunto de instrumentos Yuruparí que el susodicho posee. La mata en sí la describen
como “sendero de vida de los hombres” (kana ma), y como tal está
en contraposición a la yuca que es el “sendero de vida de las mujeres”. Es más, cuando los padres beben yagé, se dice que sus hijos
sienten los efectos: esto sugiere que el yagé tiene el poder de viajar
a lo largo de las líneas de descendencia humana por su propia naturaleza. De ahí que podamos plantear la hipótesis de que la coca
y el yagé representan aspectos separados, pero relacionados de la
estructura del grupo de descendencia. El uso de la coca en la vida
diaria, la unida; sin embargo, internamente diferenciada estructura del grupo de descendencia local que la recoge y procesa, y un
elemento particular de los procedimientos rituales en donde anfitriones e invitados ofrecen su propia coca, todo parece indicar que
la coca representa la estructura fija del grupo de descendencia en
su aspecto incorpóreo o espiritual. Entre más formal o ritualizados
sean los procesos de producción y consumo; y entre más sagrados
sean los implementos utilizados, más profunda será la estructura
del grupo descendente provocado por la coca y, por tanto, más amplio el grupo de descendencia actual al que se alude.
El yagé, por otro lado, no se clasifica como alimento para almas ancestrales y, creo yo, es así por buenas razones. La función del
yagé es transportar a la gente a un estado o estadio ancestral (ver,
pp. 209 y ss.); esto, y su capacidad de fluir a lo largo de las líneas de
descendencia, sugieren que la infusión conecta pasado y presente
y, por tanto, hace posible viajar al pasado ancestral. Así, si tenemos que la coca representa la estructura del grupo de descendencia
construido a través de las generaciones, el yagé representa la capacidad de volver al principio y repetir el proceso hoy. De manera
que, entre más sagrada sea la ocasión ritual, entre más fuerte sea
el yagé que se requiere, más cercano el contacto con los ancestros
originales y más grande también el peligro que corren los participantes. Para traducir la relación coca-yagé en términos concretos,
podemos decir que si la coca es la estructura del camino y el yagé
el vehículo o, tratándose de gente para el cual los ríos están siempre presentes, la coca es la estructura de los lechos de los ríos y el
yagé el agua o la canoa que viaja sobre los primeros. Los indíge-
290
Cultivated plants and social models Christine Hugh-Jones
A
T
A
A
A
A
A
A
A
A
A
A
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AyT
A
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T
A
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A
T
y
A
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A
C
y
T
T
A
A
T
T
A
A
A
A
A
T
T
Z
Hileras de
postes
centrales de la
maloca
CONVENCIONES
A: AJÍ
T: TABACO
C: CALABAZO
Z: CAÑA DE AZÚCAR
Figura 34. Emplazamiento de maloca abandonada sembrada de ají y tabaco.
Fig. 34 Terreno de antigua maloca plantado con ají y tabaco
291
Desde el río de leche
nas en efecto dicen que el sistema fluvial o hidrográfico del mundo
es un bejuco de yagé que conecta las comunidades de las malocas
con el oriente ancestral al modo de un cordón umbilical: dicen que
cuando se corta el bejuco para usar la planta, la herida que deja
es un ombligo. Además, el yagé se identifica con una anaconda: el
vehículo náutico auto-impulsado por excelencia (ver, pp. 209 y ss.).
Su condición líquida, comparada con la solidez de la coca, también
concuerda con su poder para transportar.
Hasta ahora, el análisis ha mostrado que la coca y el casabe
se diferencian o distinguen como la estructura del grupo de descendencia creado por las relaciones entre hombres y la sustancia
de descendencia creada por las mujeres. Se arguyó arriba que el
yagé representa la conexión entre los hombres hoy vivos y los cimientos de la estructura del grupo de descendencia en el pasado
ancestral. Si mi modelo de las relaciones que se establecen en el
conjunto de plantas cultivadas es correcto, el jugo de yuca debe
guardar relación con el casabe de manera análoga: debe representar
la conexión entre los hombres y mujeres hoy vivos y el origen de
la sustancia de su grupo de descendencia. Ahora bien, este origen
no se encuentra en el pasado ancestral, ya que la sustancia física del
grupo de descendencia se forma o constituye en el momento en el
que nacen los miembros del grupo. Cuando examinamos el hiari, se
mostró que la relación entre el jugo de yuca y el casabe era análoga
a la relación entre la leche y la sustancia del grupo de descendencia (ver, pp. 224 – 226). Esto confirma que el jugo de yuca es en
efecto una suerte de “leche” femenina que conecta a la criatura a
los elementos masculinos y femeninos fríos que contribuyeron a su
concepción. Además, el yagé también en ocasiones se define como
leche (la leche de Romi Kumu) y, por tanto, el yagé y el jugo de yuca
se emparejan de manera directa en tanto leche ancestral para los
“muertos” y leche normal de mujer para los vivos. Aseverar que el
yagé es leche también se ajusta bien a su identificación con el sistema hidrográfico del mundo, ya que todos los ríos fluyen hacia el
oriente camino al Río de Leche.
La pareja que falta la constituyen el tabaco y el ají. El ají representa la caliente conjunción natural manifiesta en el ciclo menstrual y en el fuego para cocinar. En el mito de Anaconda Palo-deYuca y Guacamayo se cuenta que el tabaco proviene de un tipo
opuesto de fuego: el calor del Sol (véase, pp. 88 y ss.). Al mismo
292
Christine Hugh-Jones
tiempo, presenta al tabaco como los cimientos del chamanismo que
en efecto es el poder de cruzar por entre distintas capas o estratos
cósmicos. Se dice que el tabaco del chamán, su cigarro, es su “ojo”,
ojo mediante el cual logra ver las causas místicas de la enfermedad:
el humo que asciende se asocia a su viaje a los truenos, al Sol y a
otros moradores del cosmos superior. Los poderes especiales de
los chamanes proceden de su capacidad de dejar que el alma abandone el cuerpo; de ahí que el tabaco se asocie, tanto a la existencia
autónoma del alma como a la “conexión directa” a las fuerzas ancestrales. Los hombres comunes no son tan poderosos como los
chamanes a este respecto; sin embargo, todos son capaces de actos
chamánicos menores y de realizar cambios de alma durante los rituales. Así, el uso masculino del tabaco está asociado a la capacidad
chamánica de los hombres a diferencia de las mujeres. Al chamán
le concierne la caliente actividad natural del mundo ancestral antes que su aspecto frío de “muerte”, al que solo se puede acceder a
través del ritual. El chamán alude a eventos míticos sobre muertes,
serpientes, coitos, venenos y otros peligros que permanentemente
acechan e inciden sobre los procesos de la vida humana. Sin embargo, el tabaco se asocia sobre todo a la manera de enfriar, manipular
y controlar tales fuerzas, mientras que el ají representa la actividad
natural sin cortapisas.
Si el tabaco está ligado al alma incorpórea, el ají, por el contrario, está ligado definitivamente al cuerpo sustancial, como lo bien
sugiere su asociación con la menstruación y el crecimiento del feto.
A nosotros se nos advirtió de manera expresa no comer ají antes
de volar en avión debido al temor de que pesáramos demasiado.
Por tanto, podemos decir que, juntos, el tabaco y el ají representan
la dicotomía entre el cuerpo femenino controlado por fuerzas naturales y el alma masculina que controla las fuerzas naturales. La
distinción cuerpo/alma encarnada en la relación entre el ají y el
tabaco es un aspecto connatural a todo individuo, independientemente del grupo de descendencia al que pertenezca y, por tanto,
se trata de una distinción relativamente “natural”. En conformidad
con lo anterior, ambos productos son ítems que se pueden intercambiar. Como ya sabemos que la maloca junto con su comunidad
residente representa a un individuo vivo, también podemos ver por
qué se debe sembrar ají y tabaco una vez la maloca ha sido destruida. Dichos productos confieren o instauran un equivalente vegetal
a la relación cuerpo/alma dentro del antiguo hogar y así pueden
293
Desde el río de leche
mediar entre la bien organizada comunidad de la maloca y la subsiguiente invasión desenfrenada de la selva alrededor.
Podemos unir todo lo que acabamos de ver y presentarlo de
manera esquemática así:
Drogas
masculinas
Alimentos
femeninos
1. Aspectos del
grupo de descendencia
2. Vínculo entre
individuos vivos
y los orígenes
de 1
3. Aspectos del
individuo “natural”
Estructura
incorpórea
Vínculo con los
orígenes de la
estructura del
grupo de descendencia
Alma incorpórea
(coca)
(yagé)
(tabaco)
Sustancia de los
miembros
Vínculo con la
sustancia de los
orígenes del
grupo de descendencia
Cuerpo sustancial
(casabe)
(jugo de yuca)
(ají)
La coca y el casabe representan respectivamente los aspectos
incorpóreos y sustanciales de los grupos de descendencia. El yagé
y el jugo de yuca, el vínculo entre los miembros hoy vivos de un
grupo de descendencia y los orígenes de los aspectos incorpóreos
y sustanciales del estatus de su grupo de descendencia. El tabaco y
el ají, el alma y el cuerpo en tanto aspectos del individuo natural.
Así, tenemos que los productos masculinos se asocian a fenómenos
incorpóreos y los femeninos a fenómenos sustanciales, corpóreos.
Todo esto se ajusta bien a sus respectivas asociaciones con los cambios del alma y del cuerpo. La secuencia, tal y como la expuse, representa una progresión de lo frío a lo caliente. En lo que concierne
al conjunto de productos femeninos, la progresión casabe –jugo de
yuca– ají guarda estrecha analogía al proceso de producción del
hiari u “olla de ají” a través de las dos etapas en las que se hierve
el líquido (ver, pp. 225 y ss.). De manera alterna, y siguiendo las
interpretaciones arriba expuestas, la progresión va de lo social a lo
natural, del grupo al individuo y de la separación a la conjunción
ya que, en un extremo, los grupos se separan siguiendo normas de
294
Christine Hugh-Jones
descendencia, y en el otro, cuerpo y alma se juntan en el individuo
natural. Se tratan todas de contraposiciones que con anterioridad
se habían asociado a la que se establece entre lo frío y lo caliente.
Si pasamos de la naturaleza de los productos vegetales a lo
que concierne a su uso, encontramos que la división en productos
masculinos y femeninos está asociada a la que se da entre frío y calor, ya que los productos masculinos se utilizan durante la celebración de rituales “fríos” en donde el fuego se evita, mientras que los
productos femeninos se consumen durante los períodos cotidianos
“calientes” cuando el calor del fuego es permitido, a saber:
Caliente
(natural)
Frío (social)
Frío (social)
Coca
Yagé
Tabaco
Caliente
(natural)
Casabe
Jugo de yuca
Ají
Así, nos encontramos con que el supuesto mundo “frío” de He
wi contiene tabaco “caliente” mientras que el supuesto mundo cotidiano “caliente” contiene casabe “frío”. Si reescribimos los ejes
indicando lo “social” como “frío” y lo “natural” como “caliente”, una
vez más nos encontramos con que el así supuesto mundo “social”
de He wi contiene tabaco “natural” a la vez que el supuesto mundo
cotidiano “natural” contiene el casabe que es “social”. De hecho,
estos fenómenos, superficialmente contradictorios, aparecen así representados para aludir a las cualidades que se les atribuyen a los
productos en cuestión, ya que, como vimos, el tabaco se asocia a
la división de la natural unidad del individuo, y el casabe al aspecto sustancial, corpóreo o “natural” de los grupos de descendencia.
También hemos visto que el tabaco es una sustancia que proviene
del calor del Sol y que; sin embargo, se usa para enfriar, y que el
casabe es una sustancia fría que se calienta al introducirla en los
alimentos picantes. Entonces, estas consideraciones a bordo, que
respaldan la estructura del modelo arriba mostrado, invitan a reformular la previa descripción del He wi como un asunto “social”
y “frío” y de la vida cotidiana como uno “natural” y “caliente”; a
cambio, quizá sea más preciso decir que durante el He wi la gente
ejerce control social y enfría un poco las cosas, mientras que en el
295
Desde el río de leche
curso de la vida cotidiana la gente utiliza las fuerzas naturales, el
calor inclusive. Este último cambio que, en lo que concierne a los
términos nos lleva del adjetivo al verbo, no es tan trivial como en
primera instancia puede parecer, ya que implica que el aspecto positivo de He wi, lejos de ser “frío” y “social”, en efecto es la actividad
natural y caliente del mundo ancestral. Así, el enfriamiento y el
control solo son necesarios para evitar el peligro de un contacto
demasiado estrecho. De modo similar, quiero sugerir que hay un
sentido en el que el mundo cotidiano de la sociedad humana resulta
en realidad demasiado frío y social; tanto, que se requiere de un
decidido uso de las fuerzas naturales para calentarlo y sostener la
vida. Al introducir el estéril y soso casabe en un apetitoso alimento
caliente y picante me parece la expresión perfecta de este hecho.
En los distintos apartes de este capítulo hemos visto varias
maneras en las que los procesos de producción y consumo de distintos alimentos y drogas están directa y metafóricamente relacionados a los procesos de reproducción fisiológica y social de grupos
sociales. A lo largo de toda la disquisición, ha sido evidente que estos procesos creativos se relacionan unos con otros de manera integral, en tanto unidades, de modo que las relaciones metafóricas que
entre ellos se establecen no se dan simplemente entre elementos
inamovibles, fijos; se dan entre distintos tipos de transformaciones que conciernen a los procesos relevantes. Para dar un ejemplo,
piénsese en lo que he dicho respecto a que, en ciertos contextos, el
almidón representa al semen, pero también he mostrado que esta
identidad simbólica en efecto se basa en la analogía que se establece entre aquellos procesos en los que el semen y el almidón están
implicados. El semen se separa de los penes de hombres maduros
del mismo modo que el almidón se separa de la fibra y, a su vez,
la inseminación pertenece o hace parte del proceso más amplio de
reproducción y crecimiento de individuos, proceso análogo al de la
yuca en el que la separación del almidón ocurre.
296
Parte VII
Conceptos
espacio-temporales
Desde el río de leche
Introducción
L
a fuente de orden natural y social contemporánea está en
el pasado ancestral que a su vez se conoce a través del
mito. Sin embargo, debe quedar claro a partir del material
que hasta ahora hemos tratado, que el pasado ancestral también se
encuentra en un aspecto alterno del presente al cual se puede acceder
a través del chamanismo y el ritual. En este capítulo, el universo se
trata como una construcción conceptual que contiene dentro de sí toda
la actividad y poder que se asocia a la creación ancestral. Para poder
entrar en contacto con esta realidad alterna, la gente debe trasponer el
sistema del universo, con todos sus procesos creativos, a los sistemas
concretos que en efecto puede controlar (o por lo menos cambiar) a
través de la acción práctica. Precisamente para hacerlo es que construyen sus malocas de manera que sean una representación del universo.
También conciben sus propios cuerpos, sus sistemas de reproducción
sexual, su entorno natural (ambiente que conocen a través de su experiencia directa) y la estructura de la filiación patrilineal de sus grupos
de manera que estos correspondan a la estructura del universo. Así,
se tiene que el mundo concreto, de alguna manera, es una derivación
del mundo ancestral “imaginario”, pero a la vez indica el camino para
llegar a él. Ya hemos dado un sinnúmero de ejemplos de la “transponibilidad” de distintos sistemas; para no repetirlos aquí de nuevo, este capítulo se concentra en los conceptos más esenciales del espacio-tiempo
sobre el que dicha transposición se fundamenta.
Empiezo por un conjunto de afirmaciones hechas por los indígenas: la maloca es el universo, con la puerta de hombres o masculina ubicada en la posición de la Puerta del Agua; la maloca es un
ser humano que vive cuando hay gente dentro; el grupo exogámico
proviene del cuerpo de una anaconda ancestral que era humana
aunque en forma de anaconda; el principal río de la tierra es el
intestino del universo, lugar donde la anaconda ancestral hace el
papel de lombriz intestinal; el universo es un útero. Estas aseveraciones sugieren o indican la organización conceptual análoga de
cinco estructuras espaciales: el universo, la maloca, el cuerpo de la
anaconda (dividido en distintos roles especializados), el cuerpo humano y el útero materno. A estos podemos añadir una sexta estructura espacial: el lugar en donde está ubicada la maloca que incluye
el espacio claramente diferenciado que la rodea y en donde la vida
productiva y social de la comunidad se lleva a cabo.
298
Christine Hugh-Jones
Esta estructura adicional, a diferencia de las demás, no está limitada, no tiene fronteras: representa el concreto mundo natural conocido para cualquier comunidad que habite en una maloca particular. Es importante incluirla porque, no importa lo que quiera que la
gente haga en términos metafóricos, en términos reales actúa dentro
de los confines del entorno de la maloca y su centro: la maloca. Así
las cosas, cuando quiera que la gente intente identificarse con sus
ancestros, en efecto colocaron sus plumas en la cabeza, beben yagé,
etc. Los productos que utilizan provienen de los variados dominios
del entorno de la maloca: el río, la selva y las chagras. Ninguno de
ellos tiene su origen dentro de la maloca misma, ya que este lugar se
reserva para su manufactura o preparación. Los indígenas dicen que
la maloca se vuelve el universo durante el ritual y el entorno de la
maloca juega un papel crucial en esta transformación dado que dicho
entorno es el que media entre la maloca y el universo, ya que está al
mismo tiempo en contacto con las partes inaccesibles del universo
a través de los movimientos de las especies naturales, los cuerpos
celestes, el fluir de los ríos, etc., y además, como resultado de la actividad humana, con la vida que ocurre dentro de la maloca.
El entorno de la maloca representa una estructura alterna a la
del cuerpo de la anaconda. Cada una de estas estructuras atañe a un
aspecto distinto de las relaciones que se establecen entre la comunidad de la maloca y el mundo exterior. El entorno de la maloca es
el medioambiente natural dentro del cual la comunidad existe y el
cuerpo de la anaconda representa la estructura de la descendencia
social dentro de la cual el grupo de descendencia local o núcleo agnático de la comunidad tiene lugar. Esto se desprende del hecho de
que el cuerpo de la anaconda está constituido por cinco clanes que
están ligados a lo largo de un río en orden jerárquica de nacimiento.
Ordenemos, pues las seis estructuras en una escala jerárquica
de manera que todas se ajusten o quepan al modo de una caja china:
Útero
Cuerpo
humano
Maloca
Territorio
fluvial del
Grupo exogámico o
entorno de la
maloca
Universo
Si ignoramos, por el momento, el entorno de la maloca que
atañe a la base o aspectos no sociales de la vida en la misma, la serie
299
Desde el río de leche
que vemos arriba concuerda en términos generales con la construcción de la sociedad tucana que puede concebirse como una serie
superpuesta de “niveles creativos” así:
Construcción de la
sociedad
Reproducción
sexual
Individuo
Grupo de
Grupo
descendenexogámico
cia local
Sociedad
tucana
Estructura
espacial
correspondiente
(Útero)
(Cuerpo
humano)
(Maloca)
(Universo)
(Río)
Los detalles en lo que concierne a las analogías presentes en
mis seis estructuras los tomé a partir de una variedad de datos relativos a los movimientos y cambios que observé para cada población,
sus alimentos, héroes míticos, cuerpos celestes, etc. Las estructuras
mismas, entendidas como formas concretas estáticas en el espacio,
en efecto, son el resultado de cambios en el espacio y el tiempo que
ocurren dentro de cada una de ellas. Las estructuras espaciales son
como cáscaras vacías; en tanto entidades físicas han sido construidas
o creadas por fuerzas humanas, ancestrales o naturales, pero en tanto
entidades conceptuales se conservan y ordenan a través de procesos
que ocurren dentro de ellas. Entonces tenemos que una maloca, por
ejemplo, está construida con una puerta masculina y otra femenina,
pero la identidad sexual de las puertas se mantiene gracias a los movimientos de los residentes de la maloca. El carácter creador de la
actividad misma es reconocida en muchas de las creencias indígenas
que allí se llevan a cabo; por ejemplo, la maloca solo vive o está viva
cuando hay gente dentro de ella; los sitios del viaje ancestral río arriba no existieron hasta que los ancestros se detuvieron en ellos; los
ríos no fluyeron hasta que sus lechos no hubieran sido pisados por
los ancestros y así sucesivamente. En adelante, me referiré a las seis
estructuras que he aislado como “sistemas espacio-temporales” para
poder expresar la idea de que los movimientos que tales sistemas
contienen son de crucial importancia.
Cada uno de estos sistemas espacio-temporales tiene, por supuesto, tres dimensiones espaciales, pero para facilitar el análisis
trataré primero los planos horizontales o planos de planta, y solo,
300
Christine Hugh-Jones
luego con los ejes verticales de algunos sistemas, concentrándome
de manera particular en el Universo. Para los indígenas, este ejercicio se realiza trabajando hacia atrás, ya que el orden del mundo
presente, representado por el plano horizontal de la tierra, proviene del orden vertical del Universo como un todo. Sin embargo, precisamente, porque la vida se vive primordialmente sobre la
superficie de la tierra, el orden horizontal manifiesto en los distintos sistemas que aquí examino, resulta mucho más claro y bien
definido que el orden vertical (ver, pp. 257 y ss.), por eso es mejor
describirlo en primer lugar. Así resultará más fácil mostrar después
que cada uno de los órdenes horizontal y vertical de algunos sistemas no es más que transformaciones de uno en el otro. Para efectos
de esta argumentación, podemos dividir los sistemas en “movibles”
e “inamovibles”, como se muestra en la figura 35: en los sistemas
movibles, por ejemplo el cuerpo humano, el de la Anaconda y el
Útero, el eje horizontal principal (de la cabeza a los pies del cuerpo humano postrado, de la cabeza a la cola en la Anaconda y de
las profundidades internas a la apertura del Útero) se puede rotar
para poner en una posición vertical, del mismo modo que el ser
humano puede estar acostado o de pie. Esta transformación de un
eje horizontal en uno vertical es la clave para entender la relación
que se establece entre los planos horizontales y verticales de los
sistemas “inamovibles”. Estos últimos, son el universo, el entorno
de la maloca y la maloca misma, todos los cuales tienen fijo su plano
horizontal central, ya que éste lo brinda la superficie de la tierra. Ya
veremos cómo estos puntos serán más fáciles de entender una vez
analicemos los planos horizontales.
Espacio-tiempo horizontal
Descripción de los sistemas horizontales
La tierra. La tierra es redonda y su estructura se la otorga
el sistema hidrográfico de los ríos que desembocan en el Río de
Leche, como se muestra en la figura 36. Los ríos de este sistema
tienen sus cabeceras al occidente y culminan en un curso único ubicado en la Puerta del Agua, al Oriente, o en términos indígenas, un
viaje río arriba correspondería al curso diurno del Sol. Además de
la Puerta del Agua al Este, hay una puerta trasera o de atrás (Hudo
301
Desde el río de leche
Sohe) al Oeste, y dos puertas laterales o Puertas Costilla (en singular Warubu Sohe) al Norte y al Sur. Estas últimas son puertas muy
importantes en tanto puntos de salida para las fuerzas peligrosas
que el chamanismo puede dispersar. Según algunas versiones, también hay un río que envuelve el perímetro de la tierra.
SISTEMAS MÓVILES
CUERPO HUMANO
CUERPO DE LA ANACONDA
ÚTERO
SISTEMAS INMÓVILES
MALOCA
TECHO
EARTH´S
UBICACIÓN DE LA MALOCA
RÍO
SELVA
UNIVERSO
CIELO
VIDA NATURAL
ALTA
OCCIDENTE
ORIENTE
SURFACE
SEPULTURAS
VIDA NATURAL
BAJA
MUNDO DE ABAJO
Figura 35. Comparación de los sistemas espacio-temporales movibles e inamovibles.
Por el momento, imaginemos un único río que biseca (divide
Fig. 35 Comparación
de sistemas espacio-tiempo móviles e in
por la mitad) la susodicha tierra. Que este río ofrece un continuo
devenir entre la pura selva y la desembocadura del río, o entre la
tierra y el agua si se prefiere, un río que se hace cada vez más ancho
y mejor diferenciado de la selva en la medida que corre curso abajo.
Los grupos Tucano* del Vaupés son gente de río, tanto ideológicamente como en virtud del énfasis económico. Las malocas se
construyen cerca de los ríos; la comunicación se lleva a cabo, principalmente a través de los ríos; el pescado es su principal fuente de
proteínas. Cerca de las cabeceas, la cantidad de peces disponibles
disminuye poco a poco. Las cascadas y los raudales se constituyen
302
Christine Hugh-Jones
en barreras naturales para muchas especies de peces, de manera
particular para los más grandes, de ahí que, quienes viven cerca de
las cabeceras de los ríos los llamen “comedores de peces pequeños”.
Las gentes que habitan en las cabeceras se ven obligadas a depender más de los productos que ofrece la selva y no necesariamente
porque, estos últimos, sean más abundantes sino, más bien, porque
los peces escasean. Existe, además, un vínculo ideológico entre la
ubicación en el curso bajo de un río y los cultivos, dado que los
productos de las cosechas fueron originalmente traídas río arriba
desde la maloca subacuática de Anaconda Pez.
Las relaciones políticas entre las comunidades de las malocas,
en muy buena medida determinadas por el intercambio de invitaciones a rituales, dependen de un excedente de yuca y coca. De
ahí que los cultivos incidan de manera directa sobre el predominio
político. A pesar de que esta asociación de elementos, a saber, ubicación río abajo y cultivos superiores ligados estos a una dominación
política no la niegan ni corroboran los patrones de conducta de los
grupos del Pirá-paraná, pero sí está clara para los Cubeo (Goldman, 1963). También es cierto que, en el área del Vaupés como un
todo, resulta diciente que los grandes grupos, como los Tucano*
y los Tariana, habiten las regiones en torno a los cursos bajos de
los ríos. En el pasado, los Tucano* y Tariana dominaron a grupos
como los Bará, los Tuyuca y aquellos otros sobre las riberas del
Pirá-paraná que estaban ubicados al occidente, río arriba.
Ahora, si bien estas diferencias entre la ubicación río arriba y
río abajo sirven para distinguir a las poblaciones tucanas que viven
en la mitad o centro de la tierra, también se asocian a distintos
tipos de poder sobrenatural ubicado en el extremo oriente a occidente, más allá de donde vive la gente. La desembocadura del
Río de Leche es la fuente de la cultura humana, de allí vienen los
ancestros y toda la cultura, mientras que las selvas en torno a las
cabeceras son el hogar de los espíritus caníbales en los cuales las
características y procesos corporales normales se invierten. Tanto
los ancestros como los espíritus de la selva son peligrosos, pero los
primeros son esenciales para el bienestar de la sociedad mientras
que, los últimos, son inequívocamente amenazantes. Los ancestros
representan los orígenes presociales de la sociedad, y los espíritus
de las selvas representan aquel ámbito o reino por fuera del control
social actual: mientras que los ancestros están “antes” en el tiempo,
303
304
Figura 36. Superficie de la tierra.
Espíritus malignos
de la selva
Occ.
Clasificación de los órdenes actuales
Natural
Social
S
Río abajo
Río arriba
SOCIEDAD
TUKANO
N
RÍO DE LA LECHE
a partir de los orígenes ancestrales
Desarrollo de la sociedad Tukano
MONTAÑAS
ANCESTROS
Or.
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
los espíritus de la selva están “allende” en el espacio. Los indígenas
insisten en que moran en el centro del mundo en medio de estos
dos poderes sobrenaturales contrarios, enfrentados. Su tierra es
caliente gracias al Sol vertical en el cielo del centro (de hecho la
zona ecuatorial), mientras que la tierra de los blancos, que está en
la periferia de la tierra tras una cadena o círculo de cerros y con el
Sol al ángulo, es fría1.
Ahora que ya tenemos claras las asociaciones relativas al eje
Este-Oeste de la tierra, solo resta ajustar el modelo para dar cuenta
de la hasta ahora olvidada configuración natural de un sistema fluvial o hidrográfico. Las cabeceras nacen separadas entre sí en espacios extensos y las sucesivas confluencias los conducen a un único
curso común. Esto significa que la desembocadura está ubicada en
un único lugar al Este mientras que las cabeceras forman un arco
en la periferia occidental; así, las características y cualidades asociadas al occidente se extienden como lo muestra la figura 37A.
Según este modelo, el viaje río arriba, sin que importe su verdadera
dirección, tendrá las características que le corresponde siendo fiel
al eje Este-Oeste que ya se describió. Como vemos, el abanico que
configura el sistema fluvial deja los cuadrantes noreste y sureste de
la tierra circular desprovistos de significado […] de ahí la falta de
cualquier alusión a los susodichos en la ideología indígena2.
El cuerpo de la anaconda.
La asociación por orden jerárquica de nacimiento entre los clanes
y su posición en el cuerpo del anaconda ancestral del Grupo exogámico, así como aquello que habita en los cursos bajos de los ríos y su
correspondencia ideal con el rango superior, ya la discutimos (ver, pp.
24 y 29). También mencioné los clanes de sirvientes, cuyo modelo proviene de los verdaderos Makú que habitan en las cabeceras extremas
(zonas interfluviales) y de quienes se cree que no siguen las normas
de la exogamia, que no construyen malocas y que disfrutan de apenas
un mínimo de artefactos. Tanto en su ubicación geográfica como en
1
El modelo se ajusta a los rasgos de cualquier territorio específico, así, en cualquier
región particular los peligrosos espíritus míticos habitarán en la línea divisoria de
aguas relevante y los ancestros habrán subido río(s) arriba.
2
A pesar de que nunca recibí un dibujo de la tierra entera como tal, mis modelos sí se
pueden comparar con los dibujos Tatuyo en Bidou (1972, 80).
305
Desde el río de leche
su estilo de vida, los Makú sirven como mediadores entre los clanes
sirvientes de los Tucano* y los animales de la selva en sus “malocas
de animales” (ver, p. 61); esta posición se traduce en su papel como
proveedores de carne y otros productos de la selva de los grupos Tucano. Tenemos así una serie de relaciones asociadas a la ubicación a
lo largo de un río en donde el río y el cuerpo de la anaconda se tratan
como sistemas análogos. Si superponemos este modelo del cuerpo de
una anaconda al del río mayor de la tierra, llegamos a la figura 37C.
La afirmación de que el río es el intestino del Universo, donde las anacondas son lombrices intestinales, y la asociación entre intestino y piel
de anaconda en la forma de matafrío (ver, pp. 187 y ss.), respaldan este
modelo del eje Este-Oeste de la tierra.
A la inversa o por el contrario, los Grupos exogámicos tuvieron su origen en el Este en forma de anacondas y nadaron corriente
arriba rumbo al Oeste, donde los últimos clanes en nacer estaban
en la cola. Este orden se conservó hasta que las anacondas alcanzaron el centro de la tierra, punto en el cual, los clanes se distribuyeron en orden inverso; es decir, los últimos en nacer más adentro
corriente arriba. Todo el proceso se puede representar mediante un
modelo doble de la anaconda que es el río (figura 37D). Este modelo expresa, por lo demás, la paradójica posición del primogénito
como el mayor y, por tanto, lo más lejano posible de la posición de
origen, pero a la vez el más poderoso y, de nuevo, por tanto, el más
estrechamente asociado a los orígenes ancestrales. Ahora bien, si
superponemos este modelo doble de la anaconda al diagrama del
abanico que forma el sistema fluvial de la tierra, y lo hacemos de
manera que los distintos Grupos exogámicos se dispersen a partir
del centro, cada uno escogiendo su afluente (es así como los indígenas describen el proceso del origen), llegamos a la figura 37B, un
modelo de la tierra que contiene la totalidad de la sociedad tucana.
La comparación de los modelos único y doble de la tierra en
términos de cuerpos de anacondas, deja ver que el río mayor puede
describirse, ya sea como una única serie de términos jerárquicamente ordenados, o como una doble serie de términos simétricamente ordenados alrededor de un centro. Ya dije, con anterioridad,
que hay algunos aspectos de simetría bilateral en el ordenamiento
de los papeles especializados que surgen del hecho de que pertenecen a tres dominios distintos. Así, éste incorpora los principios
organizativos, tanto jerárquicos como simétricos (concéntricos) al
306
307
SERVIENTES
‘TIERRA
DE
NADIE’
RÍO DE
LECHE
CHAMANES
TUKANO
PUEBLO
‘TIERRA
DE
NADIE’
GUERREROS
E
CHAMANES
GUERREROS
BAILARÍN/CANTORES CACIQUE
DANCER/CHANTERS
WARRIORS
SHAMANS
LLEGADAS DE LAS ANACONDAS ANCESTRALES
CHIEFS
BAILARÍN/CANTORES CACIQUES
Fig. 37 Modelo alternos del sistema fluvial de la tierra
Figura 37. Modelos alternos de los sistemas fluviales de la tierra.
DISPERSIÓN DE LOS GRUPOS
D MODELO ANACONDA DOBLE DEL RÍO DE LA TIERRA
SERVIENTES
C MODELO ANACONDA UNÍVOCO DEL RÍO DE LA TIERRA
MAKÚ
DE LA SELVA
ESPÍRITUS
CCIDENTA
L
AO
IFERI
PER
A
SISTEMA
FLUVIAL DE LA
TIERRA
SERVANTS
ANCENTROS
B
CREACIÓN DE
LOS GRUPOS DE
DESCENDENCIA
Christine Hugh-Jones
Desde el río de leche
ordenamiento de los clanes, y permite expresar la noción en estos
modelos alternativos (ver, pp. 56 y ss.).
El entorno de la maloca.
Aquí, resulta crucial distinguir bien entre la actual y real
situación de las distintas esferas o dominios del entorno de la
maloca, situación en extremo variable y sujeta a un sinnúmero
de factores naturales y sociales, y el modelo conceptual que ofrecemos a continuación. En este modelo, los distintos dominios se
han ordenado de manera que sea posible alinear actividades humanas concretas con el sistema “imaginario” del Universo. Para
desarrollar este modelo, los remito a la descripción que se hizo
en las páginas 43 y siguientes, resumida en la figura 4. Ya hemos
hablado en distintos apartes sobre la naturaleza del río, sobre el
cual, la maloca tiene su puerto mayor, pero podríamos sintetizar
el asunto así: se trata del “sendero ancestral del agua”; es un cordón umbilical que conecta a las almas (las comunidades de las
malocas) a la desembocadura del Río de Leche; es el tallo que se
ramifica de la planta conocida como kana; es el bejuco del yagé.
Todas estas imágenes tratan al río como una central que suministra el poder espiritual que, a su vez, conecta a la comunidad
de cada maloca con los poderes ancestrales del Este. Esto quiere
decir que, entendido desde la perspectiva de una particular comunidad, de alguna manera el río se detiene en el puerto de esa
maloca y, es por allí, por donde el poder llega a la comunidad. Si el
modelo del entorno de una típica maloca, figura 38A, se altera de
modo que le dé cabida a la noción de río que nutre, que alimenta,
se verá como se muestra en la figura 38B. Este último modelo
resuelve la aparente inconsistencia que presentan el eje principal
de la maloca y la dirección del curso del río. Mientras que en la
realidad, por lo general, estos dos ejes se encuentran en ángulo
recto, los indígenas alegan que las malocas miran al Este y que los
ríos también fluyen al Este. Este último punto, trae a colación, las
cualidades particulares de las representaciones metafóricas del
río: el retorcido bejuco del yagé, el tallo ramificado de la kanay, el
cordón umbilical son todos concebidos como “senderos” (ma). La
característica especial de un sendero es que, aunque se retuerza y
gire, conduce a un punto […] en este caso a la fuente de la vida y
del crecimiento. Estas metáforas de senderos pueden así interre-
308
Christine Hugh-Jones
lacionar ubicaciones que solo conceptualmente están al Este del
verdadero Este donde nace el Sol. Si se compara el entorno conceptual de la maloca con el sistema fluvial que mana a través de la
tierra, la estructura común a ambas cosas es apenas obvia, ya que
el río, como único punto, se contrapone a la selva, un arco, en ambos casos. En ambos sistemas, la vida social existe entre los dos.
Es importante subrayar que este modelo conceptual es mío. A
pesar de que aquí tiene a todas luces un valor heurístico, me parece
que desde una perspectiva indígena sobra, resulta superflua, ya que
igual el flujo del agua y los movimientos de las especies naturales a
lo largo o por encima del suelo conectan el río y la selva de su experiencia vital a los extremos de la tierra de manera directa. Mientras
que, desde mi perspectiva analítica, el Universo es una extensión
“imaginaria” del mundo conocido, desde la perspectiva indígena el
mundo conocido está determinado por la estructura del Universo
y también se nutre desde sus extremos. La relación directa entre
los dominios externos del entorno de la maloca y los extremos de
la tierra misma, quizá explique por qué el entorno de la maloca no
aparece en el conjunto de analogías tomadas de las aseveraciones
de los indígenas (ver, pp. 235 y ss.).
El interior de la maloca.
Quiero aquí volver por un momento a la descripción que se
hace en las páginas 46 - 49 y sobre la figura 5, que se reproduce de manera simplificada en la figura 39A. Dentro de la maloca,
las connotaciones sociales del espacio se entienden mejor como el
resultado de dos principios organizativos que operan en conjunto. Por un lado, un eje lineal masculino – femenino que va de una
puerta a la otra y, al mismo tiempo, un patrón concéntrico en el cual
la periferia representa la vida privada, familiar, y el centro la vida
pública, comunal. Tales principios se pueden inferir, de un lado,
a partir de la posición fija de las puertas masculina y femenina y
los compartimientos para las familias, y del otro, del uso cotidiano y ritual que se le da al resto del espacio de la maloca (muchos
ejemplos de lo cual se señalaron en secciones anteriores). Los dos
principios no son independientes el uno del otro, ya que en muchas
situaciones concretas se asocian actividades masculinas con actividades comunales por un lado, y actividades femeninas con la priva-
309
310
A ENTORNO DE MALOCA
SENDERO AL PUERTO
PUERTO
SELVA
HUERTOS
PLAZA
HOUSE
PUERTO
SENDERO AL PUERTO
B ENTORNO DE MALOCA CONCEPTUAL
PUERTA
DE MUJERES
PUERTA
DE HOMBRES
Fig. 38 Comparación entre entorno amloca típica y entorno de maloca conceptual
Figura 38. Comparación entre un entorno típico de una maloca y un entorno conceptual de la misma.
SELVA
HUERTOS
PLAZA
CASA
PUERTA DE
HOMBRES
I PA L
RÍO
PR
IN C
PUERTA DE
MUJERES
RÍO
Desde el río de leche
Christine Hugh-Jones
cidad doméstica por el otro3. Si bien estas asociaciones constituyen
rasgos objetivos de la organización socio-económica y ritual dado
que, en términos generales, los hombres hacen sus cosas juntos
mientras que las mujeres las hacen por sí solas o en compañía de
su hijas, también son rasgos de estructura social de la gente del
Pirá-paraná y sus solidarios grupos locales de descendencia y las
aisladas esposas casadas que vienen de afuera. En términos espaciales, estas asociaciones significan que el centro de la maloca se
identifica con el lado masculino y la periferia con el femenino. Esto
queda manifiesto en la ubicación de los compartimientos familiares
que se agrupan en el extremo femenino y resulta, aún más obvia,
durante la celebración del He wi y del He rika sõria wi. Durante
esos rituales, los hombres conducen sus actividades comunales en
el centro y al frente de la maloca, aislados de las mujeres por una
pantalla que levantan a través de la mitad de la parte trasera del
interior (ver, figura 39A). Las mujeres y los niños, confinados a sus
compartimientos familiares y la pequeña zona comunal de cocina,
solo se pueden comunicarse entre sí saliendo a la plaza.
El cuerpo.
La maloca es una persona; se trata de una figura mítica conocida como Padre de Pui4 (Muhi Haku), que es un ave enorme del
“tamaño de una maloca” con cabeza de danta. Las distintas hojas de
palma utilizadas en la techumbre crecen a modo de plumas de las
distintas partes de su cuerpo. Su cabeza está en el extremo masculino de la maloca, el ano en el extremo femenino y los costados del
techo son sus costillas o caja torácica. La asociación del eje masculino - femenino de la maloca con el tracto digestivo lo sugiere la
3
Un tercer principio organizativo, sobre el que no me extenderé más, diferencia la parte
derecha de la casa de la izquierda. El lado derecho contiene la caja de los ornamentos
rituales, el compartimiento del jefe y la coca y los bancos, etc., de los hombres, mientras
que la zona izquierda contiene la canoa de la chicha y el poste cuya punta se embadurna
con una resina que se enciende para dar luz en la noche. La resina está metafóricamente
ligada a la sexualidad caliente femenina, ya que la expresión “ir por” o “conseguir resina”
(guhe umagu) también se utiliza para aludir en broma al coito o a la búsqueda de una
nueva esposa. La ubicación de estos distintos objetos respalda una asociación general
de la organización derecha – izquierda con los otros dos ejes organizativos que va algo
así como: derecha :: masculino : femenino :: comunal : privado.
4
Se refiere a las hojas de palmera que son utilizadas como techado de la maloca.
311
Desde el río de leche
A) MALOCA
ÁREA
FEMENINA
DE LA
COCINA
PUERTA DE MUJERES
MAMPARA
RITUAL
COMPORTAMIENTOS FAMILIARES
VISITANTES
CÍRCULO
DE
HOMBRES
PUERTA DE HOMBRES
COMPORTAMIENTOS FAMILIARES
VISITANTES
A
B MALOCA COMO CUERPO
NTO SE DISP
ME
LI
ERSA POR EL CUERPO
VÓMITO
ALIMENTO
HECES
ALIENTO Y HABLA
A LI
ALIENTO
ME
NT
O
SE
DI S
P ERS A POR EL CUERPO
/ SAN
GRE
ME
ST
C MALOCA COMO ÚTERO
AL
RU
SEMEN
NTO
LIME
S A
INO
N
E
M
FE
FETO
S
PARTO
EL
E
ME
NT
O
Figura 39. Modelos de la maloca como cuerpo y útero.
Fig. 39 Modelos de casa en tanto cuerpo y útero
312
Christine Hugh-Jones
analogía manifiesta en la aseveración de que el río es el intestino
del Universo, dado que ya sabemos que la maloca también es el
Universo. Y se ve también reflejada en el uso del espacio. En primer
lugar, la fachada de la maloca siempre se mantiene pintada y limpia,
como la cara. El habla, una función de la boca relacionada con la
respiración y a la descendencia patrilineal (ya que las lenguas son
propiedad del grupo de descendencia), está claramente asociada al
extremo masculino de la maloca. El círculo de los hombres también está ubicado hacia el extremo masculino, y la versión ritual
del círculo –el grupo de cantores– se ubica al entrar por la puerta
de hombres; los visitantes se reciben, ya sea en la plaza o, una vez
más, al cruzar el umbral de la puerta de hombres. El vomitar, inducido por la ingestión del yagé durante los rituales, también tiene
lugar allí al lado de la puerta de hombres y, de manera apropiada,
el yagé/vómito lo representa una anaconda que simultáneamente
nada en el río del Universo, en las entrañas del bebedor de yagé y
en la parte delantera de la maloca (ver, pp. 209 y ss.).
Tenemos entonces que, por un lado, tomar yagé y vomitar,
hablar, escuchar y contestar, aspirar y espirar son todos procesos
de doble vía, de ida y vuelta que implican entrar y salir por orificios
de la cabeza, adecuadamente asociados a las entradas y salidas por
la puerta de hombres y a los procesos de regeneración patrilineal.
Por otro lado, comer y digerir la comida es un proceso irreversible
que a la vez nutre al absorber alimentos en los intestinos y produce
desperdicios podridos que se eliminan por el ano. De conformidad
con esto, la plaza, que se encuentra al salir de la puerta de mujeres,
estrecha y cubierta de desperdicios y restos, se utiliza para actividades íntimas de la familia y la elaboración de artesanías por parte
de las mujeres5.
Los distintos ocupantes de cada uno de los compartimientos
familiares se congregan en el centro de la maloca para alimentarse
con comidas comunales y, luego se dispersan para continuar con
sus actividades productivas. Esta dispersión de los miembros de la
comunidad una vez alimentados, puede compararse a la dispersión
de nutrientes que ocurre dentro del cuerpo desde el centro del sistema digestivo a los tejidos de la periferia (ver la teoría de la diges-
5
Durante la ceremonia del luto cubeo, las figuras enmascaradas que representan escarabajos peloteros se ubican en la puerta de mujeres (Goldman, 1963, 233).
313
Desde el río de leche
tión, p. 186). A pesar de que, por lo general, la comunidad produce
su propia comida y, por tanto, la recibe desde “dentro”, cuando la
recibe de comunidades de fuera durante los intercambios rituales,
los obsequios entran a través de la puerta de hombres o la “boca”.
En la figura 39B, la maloca se representa como un cuerpo con un
intestino que se enrosca del mismo modo que los indígenas dibujan
un ser humano con el intestino adentro del contorno de la figura.
El útero.
En la imagen de la maloca como útero, la puerta de hombres
se equipara con la vagina y, por tanto, con el paso del útero al mundo de fuera. Esto se ajusta bien al uso de la puerta de hombres
como entrada y salida para viajes entre comunidades de malocas.
La puerta de mujeres, por el contrario, es un pasaje “interno” a las
chagras de yuca, la base de la nutrición de la comunidad local (ver,
figura 39C). El poder espiritual inherente al río, contrasta con el
poder de las chagras para alimentar los cuerpos de los miembros
de la comunidad del mismo modo que lo hacen el semen y el útero,
o sea, los poderes reproductivos de hombres y mujeres. Al lado de
la yuca fría y “pura” que entra por la puerta de mujeres, hay un revestimiento “caliente” que envuelve el útero (la maloca) constituido
por las fogatas para cocinar en cada uno de los compartimientos
familiares, y así, por tanto, ambos aspectos de la sexualidad femenina aportan al feto (la comunidad en crecimiento). En términos
generales, la comida que proviene de la periferia occidental (Oeste) se combina con la vida ritual que proviene del oriente (Este)
para estimular el crecimiento. La equivalencia entre maloca y útero
como los acabo de describir se muestra en la figura 39C.
La analogía entre el Universo y el útero podría describirse en
los mismos términos, donde el Río de Leche representa un sendero
que conduce al útero dentro del cual nadan las fecundantes anacondas. La conjunción o simbiosis de sangre y semen o río y selva ocurre en el centro del útero/tierra cuando los grupos de descendencia
patrilineales finalmente emergen a la tierra como se muestra en la
figura 40A. Con todo, hay razones suficientes para concebir el viaje
río arriba de la anaconda como un proceso de nacimiento o parto: se
trata, literalmente, del nacimiento (“despertar”) de Grupos exogámicos, donde el río es un cordón umbilical y Romi Kumu, la fuente
femenina ancestral de la humanidad, y está ubicada al Este. Estos
314
Christine Hugh-Jones
A
MODELO
UNÍVOCO
RÍO/AGUA
SOCIEDAD
W
TUCANA
B
MODELO
DOBLE
SOCIEDAD
W
PARTO NATURAL
FEMENINO
ORIGEN O PARTO
PATRILINEAL
E
TUCANA
Fig.
40 40.
Modelos
horizontales
del Universo
Figura
Modelos horizontales
del universo
como útero.como útero
315
E
Desde el río de leche
hechos sugieren que puede ser apropiado darle a la imagen del útero
media vuelta de manera que el pasaje del Este al centro de la tierra
represente el nacimiento de la sociedad: el paso de la era “pre-descendencia” a la era de la “descendencia”. Si volvemos al nacimiento del
individuo (ver, pp. 122 y ss.), necesariamente ubicado dentro del gran
sistema del entorno-de-la-maloca, recordaremos que el parto natural
femenino en la chagra de la yuca* se contrasta con el posterior “renacer” desde el río. Los pospartos o nacimientos se vuelven análogos al
identificar el útero con las ancestrales casas del despertar, al río con
un cordón umbilical y, así sucesivamente. Con todo, y a pesar de lo
anterior, ambos nacimientos estaban en dirección contraria y atañían
el papel natural de la mujer y el papel social del padre, respectivamente. Dado que el gran sistema del entorno-de-la-maloca es análogo al sistema del Universo, nos es posible transferir los movimientos
asociados al parto al plano horizontal de la tierra, generando así una
imagen de la tierra de doble útero (figura 40B) similar a la imagen de
la doble anaconda que muestra la figura 37D. Del mismo modo que
los modelos único y doble de la anaconda eran consistentes en lo que
concierne a los principios alternos, jerárquicos y concéntricos, de la
organización de las series de roles especializados, los modelos único
y doble del útero son consistentes con las distintas maneras de ver
las relaciones entre los dos sexos. Así, “masculino” y “femenino” son
poderes equivalentes, pero opuestos o, alternativamente, se contrastan como “creatividad social buena” y “creatividad natural peligrosa”
(ver, pp. 58 y ss.). De manera similar, el eje Este – Oeste de la tierra
tiene aspectos simétricos en lo que concierne al centro y aspectos de
progresión negativa en lo que concierne a la progresión que va de
Este a Oeste.
Síntesis de los sistemas horizontales
En la figura 41 se muestran cinco de los seis sistemas espaciotemporales. La anaconda se excluye porque su forma física es lineal
y no redonda; ya volveré sobre esto más adelante. Los modelos en
la figura 41 se elaboraron siguiendo la hipótesis de que cada uno
está constituido por un ordenamiento a la vez lineal y concéntrico
del espacio-tiempo que operan al mismo tiempo. En la figura 41
(1), las formas que genera la combinación de un orden lineal y otro
concéntrico aportan un modelo básico que describe de manera adecuada la organización concéntrica de la mitad “occidental” de cada
316
Christine Hugh-Jones
sistema y la organización lineal de la mitad “oriental”. La presencia
de estos dos tipos de organización resulta más evidente en el sistema de la maloca, pero las similitudes en forma y las analogías en las
ubicaciones y los procesos que corresponden a los dos sistemas separados sugieren que, en esencia, constituye el mismo modelo básico. De la figura 41 se desprende con claridad, que la suficiencia del
modelo básico depende de que haya alguna correspondencia entre
la mitad “occidental” del eje lineal y el radio del orden concéntrico.
La comparación de los valores asociados con C y C´ y de nuevo con
B y B´ muestra que dicha correspondencia en efecto se da. Algunas
veces, la identidad es perfecta, otras, como cuando se comparan la
maloca y el cuerpo, el Oeste del eje lineal se distingue y diferencia
de la periferia dada por el orden concéntrico a pesar de que, por lo
demás, se parezca en otros aspectos. En la maloca, por ejemplo, la
puerta femenina se replica en las puertas de la periferia y se establece una estrecha asociación entre las mujeres y la vida familiar, a
pesar de que la puerta femenina conserva su peculiar relevancia en
lo que concierne a la división de la comunidad por sexos antes que
por familias. De manera similar, en el cuerpo, tanto las heces como
los nutrientes que se han absorbido, representan el final de un proceso que comenzó al comer, al ingerir alimento; y sin embargo, se
diferencian en calidad de desperdicio podrido y cuerpo vivo.
La comparación de los sistemas muestra que los elementos
asociados con el Este, –el origen de los grupos patrilineales, la
puerta de hombres, el pene, el puerto de hombres en el río y la cabeza del cuerpo humano– son suficientes como para asociar dicho
eje al punto de origen de la continuidad patrilineal. Por otro lado,
la periferia occidental de cada sistema se ve asociado a los elementos femeninos opuestos –la selva natural, la puerta de mujeres, las
unidades familiares, las partes bajas del cuerpo humano y el útero–,
de manera que, bien se puede considerar la sede del poder creador
femenino. En términos estáticos, el modelo se aviene bien para representar la relación que se establece entre el núcleo patrilineal y
las diferentes o quizá mejor separadas unidades periféricas femeninas. Este arreglo u ordenamiento quizá pueda verse con mayor
claridad en los trazados o planos de los sistemas de la maloca y el
útero. También resulta evidente en la relación espacial que se da
entre la coca y la yuca* en la chagra. Estos patrones sugieren una
asociación de naturaleza más general de formas redondas, circulares, no cabalmente diferenciadas con las mujeres, y por el otro lado,
317
Desde el río de leche
SISTEMA
[Proceso generativo]
ORDEN CONCÉNTRICO
ORDEN LINEAL
ORDEN COMBINADO
C´
1
MODELO
BÁSICO
B´
C
C
C
B
A
C
BB´
C
B CASA
C CABECERAS
A RÍO
B CASA
C SELVA
4
INTERIOR
DE LA MALOCA
[Perpetuación
del grupo
residente]
B CENTRO COMUNAL
C COMPORTAMIENTOS
FAMILIARES
A MACHO
B SOCIEDAD HETEROSEXUAL
C HEMBRA
5
BODY
[Digestión]
B SEDE DE LA DIGESTIÓN
C´ABSORBED NOURISHMENT
A BOCA
B CENTRO DE INTESTINO
C ANO
B´FETO
C´ PAREDES DEL ÚTERO
[Concepción
y crecimiento
del feto]
E
CASA
ANO
6
ÚTERO
A
C
ECERAS
W CAB
3
ENTORNO
MALOCA
[Subsistencia]
A BOCA RÍO PRINCIPAL
B CENTRO DE LA TIERRA
C CABECERAS RÍO PRINCIPAL
SELVA
B CONFLUENCIA
C CABECERAS
C
HUERTOS
2
TIERRA
[Distribución
de grupos/
flujo del río]
C
PLAZA
BOCA
A SEMEN/HUESO
B FETO
C SANGRE DE LA MUJER
SEMEN
Fig. 41 Modelos espacio-temporales horizontales
Figura 41. Modelos de espacio-tiempo horizontales.
318
Christine Hugh-Jones
la asociación de formas largas, derechas y bien estructuradas con
los hombres. Así, los huesos del cuerpo, la ramificación del tronco
de un árbol y el cuerpo de la anaconda dividido en clanes, son todos
ejemplos de formas largas, derechas, claramente diferenciadas que
sabemos se asocian a los hombres y la patrilinealidad. De manera similar, la tierra, constituida por partículas indiferenciadas, el
claro circular de la chagra y las partes curvilíneas y redondeadas
del cuerpo humano, se asocian todas a la mujer. Son muchas las
ocasiones en las que estos pares de cualidades o formas opuestas se
conjugan de manera deliberada, por ejemplo, cuando el He se aúna
a lo redondo de la cuya de cera de abeja, cuando se siembran surcos
redondos de ají junto con largos surcos de tabaco o cuando un número de ollas de continuas superficies indiferenciadas se utilizan al
tiempo con cestos tejidos con largas tiras de cañas.
Ya nos es posible vislumbrar por qué el cuerpo de la anaconda
no se ajusta al mismo modelo básico que sí siguen los otros cinco
sistemas. Siendo, como es, una figura larga y directa (fálica), diferenciada solo a lo largo de su longitud (por decirlo de algún modo),
tenemos una expresión apropiada de la estructura jerárquica patrilineal. Estas características también significan que, de los dos
órdenes constitutivos que componen el modelo básico, el de la anaconda corresponde solo al eje lineal Este – Oeste. Y esto se aviene
bien a su ubicación en el río antes que en tierra y a su identificación
con una lombriz en el intestino, el eje lineal del sistema del cuerpo
humano (ver, pp. 282 y ss.).
Sin embargo, los procesos dinámicos que los sistemas contienen
son más importantes que sus formas o configuraciones espaciales.
Ya hemos mostrado cómo la continuidad lineal irreversible se asocia al crecimiento de los grupos de descendencia patrilineal y con
el crecimiento acumulativo a través o mejor durante el ciclo vital
masculino, mientras que los ciclos repetidos de dos fases se asocian a
los movimientos de las mujeres en el matrimonio y durante la menstruación. Mi hipótesis respecto a este punto es que los movimientos
reversibles entre la periferia y el centro en la ordenación concéntrica
representan ciclos femeninos y, que el eje lineal Este – Oeste representa la continuidad masculina irreversible. En los ciclos femeninos,
una fase de convergencia (de la periferia al centro) alterna con una
de dispersión (centro a periferia). De las formas de los sistemas del
útero y de la maloca se desprende que la fase de convergencia repre-
319
Desde el río de leche
senta el movimiento de las mujeres desde fuera a la comunidad, el
crecimiento o acumulación de sangre menstrual dentro del útero y el
aporte de sangre al feto en el centro del útero. Así, por tanto, la fase
de dispersión representa el proceso opuesto, a saber, la pérdida de
mujeres que se van a otras comunidades, la pérdida de sangre menstrual y, además, la dispersión de sangre durante su transformación
en aras del crecimiento del feto. Podemos describir la fase de convergencia como una fase creativa o creadora y la de dispersión como una
de pérdida, eso sí, siempre y cuando, la pérdida de elementos de una
entidad pueda devenir en el crecimiento de otra. Del mismo modo,
la pérdida de alimento en el tracto digestivo deviene en crecimiento
del cuerpo “hacia fuera” y la pérdida de sangre de la mujer embarazada deviene en crecimiento o expansión del feto. Así las cosas,
paradójicamente, la ganancia o beneficio en crecimiento hacia a fuera
es una forma de pérdida por dispersión mientras que la reducción en
tamaño es una forma de ganancia por convergencia. Esto queda bien
ilustrado en el crecimiento de una comunidad a través de la “pérdida”
de jóvenes del grupo de descendencia que, al casarse forman nuevos
compartimientos familiares periféricos y el consecuente beneficio de
una nueva generación de iniciados que reducen o drenan esos mismos compartimientos familiares, saliendo para pasar su tiempo en el
centro de la maloca.
En la figura 41, se combinaron los ordenamientos lineal y concéntrico para generar un modelo único en el que se representa el
orden estático del sistema antes que los procesos dinámicos que
determinan dicho orden. Así, las periferias Este y Oeste quedaron
unidas por un atado de senderos (vectores) sin dirección, simplemente porque las flechas se dibujaron solo para mostrar las correspondencias en lo que va de B a C y de B´ a C´. En la práctica;
sin embargo, los viajes y caminos pueden realizarse en cualquier
dirección (o sentido) siguiendo las líneas que conectan cualquiera
de los dos puntos señalados con letras. Uno puede, tanto comer y
vomitar como comer y digerir; la sustancia del cuerpo puede volver
al intestino y drenar por el ano (ver, p. 119); podemos viajar río
arriba o río abajo; todas las puertas de la maloca pueden usarse
como entradas o salidas y, así sucesivamente. En otras palabras,
todos los movimientos teóricamente posibles en efecto ocurren,
aunque algunos, por ejemplo el movimiento que llevaría del ano al
centro del cuerpo, solo ocurre en los mitos (vgr. La Danta que Ingiere, p. 267). Para examinar cómo estos movimientos se ajustan a
320
Christine Hugh-Jones
la hipótesis, lo más sencillo es volver sobre las dinámicas del orden
lineal y del concéntrico, pero por separado.
Entre otras cosas, los modelos muestran que, primero, el centro del sistema es un punto de conjunción en el cual las fuerzas
creadoras femeninas convergen para encontrarse con la creatividad
masculina que tiene su origen al Este; segundo, que la primera mitad el movimiento creativo masculino proveniente del Este coincide con la fase creativa del ciclo femenino, mientras que la segunda
mitad coincide con la fase de pérdida; tercero, que la fase de pérdida
del ciclo femenino también equivale a una inversión de la primera
mitad el movimiento creativo masculino. Si esta hipótesis es correcta, este tipo de relaciones formales deberían estar presentes en
los sistemas descritos. A continuación unas pocas y breves ilustraciones de estas relaciones.
En el útero, el semen y la sangre hacen un feto; en el entorno de la maloca, un parto natural en la chagra y un renacer en el
puerto del río hacen una criatura que será aceptada en la maloca.
En la maloca misma, son hombres y mujeres quienes constituyen la
comunidad que consume alimentos ubicados en el centro, comidas
a su vez compuestas por yuca producida por las mujeres y carne y
pescado producido por los hombres. Las características señaladas
para A, B, B´, C y C´ en la figura 41, muestran que en cada caso el
centro es un punto de conjunción contrario y opuesto a las características elementales de las periferias Este y Oeste.
Tal y como aquí representamos los sistemas, el viaje del Este a
la periferia occidental puede concebirse como una progresión que va
de lo positivo a lo negativo en términos de los valores de la sociedad
patrilineal. Dicha progresión puede conducir de jefe a sirviente, de
la boca al ano, de los ancestros a los espíritus de la selva, de la puerta
de hombres a la de mujeres. Sin embargo, como ya vimos, cuando se
trata de los sistemas del útero y la anaconda, el viaje también puede entenderse como uno que consta de dos partes que, en algunos
aspectos, operan como imágenes especulares; es decir, el uno como
reflejo del otro. Dado que tenemos anos que ingieren y bocas que
vomitan, lo mismo será cierto para el cuerpo. La figura de la imagen
especular refleja el parecido de los dos polos cuando se enfrentan al
centro, mientras que la figura de la progresión continua refleja la
oposición entre los polos mismos. La coexistencia de las dos figuras
se ajusta a la coexistencia de modelos lineales y concéntricos. Y su
321
Desde el río de leche
combinación tiene como resultado un eje Este – Oeste que demarca
un sendero de vía o dirección única que; sin embargo, y al mismo
tiempo está constituido por dos senderos invertibles que conectan
el centro con la periferia. Esto explica por qué, incluso el más importante de los órdenes u ordenamientos patrilineales, a saber, el orden por nacimiento de los clanes, debe tener elementos simétricos (o
mostrar simetrías) respecto al papel central del guerrero.
De ahí, el doble significado de este eje principal, se desprende que
el orden jerárquico masculino de nacimiento que va de jefe a sirviente,
también tiene connotaciones femeninas cuando se lee a la inversa. La
equivalencia entre este orden y las series de etapas del ciclo vital (ver,
pp. 65-69), nos permite leer la progresión Oeste – Este como una que
va de la infancia (sirviente) a la paternidad (jefe). El movimiento de
Oeste al centro representa un proceso creativo, mientras que el movimiento del centro al Este es uno de dispersión o pérdida. De ahí se
sigue que la ubicación central del iniciado, el joven en edad de casarse
(guerrero) coincide con el clímax del ciclo vital desde el punto de vista
del cuerpo fisiológico controlado por la mujer. Esto se ajusta a varias
de las nociones que los indígenas tienen respecto al ciclo vital masculino: el incremento de la fuerza física, que continúa hasta alcanzar la
madurez física, se equilibra dada la ulterior pérdida de fuerza física que
resulta de la inseminación y la paternidad. Es más, en lo que concierne
al comportamiento esperado de los jóvenes iniciados, se hace mucho
énfasis en la fuerza, lozanía y apariencia estética del cuerpo. A los jóvenes iniciados se les alude como “los nuevos”, mamarã, y se espera de
ellos que eviten el sueño, los fuegos y las mujeres. Deben bañarse a lo
largo de la noche, realizar un espectáculo exagerado de labor productiva y pintarse y adornarse con esmero.
W
W
E
ORDEN LÍNEAL
E
ORDEN CONCÉNTRICO
Fig. 42 Comparación entre los órdenes lineal y concéntrico del espacio-tiempo horizontal
Figura 42.
Comparación de los órdenes u ordenamientos lineal y concéntrico del eje
espacio-tiempo horizontal.
PLANOS VERTICALES A TRAVÉS DEL EJE ESTE-OESTE
322
A
COSMOS SENCILLO
DE TRES CAPAS
B
COSMOS SUPERIOR
ELABORADO COMPARADO
Christine Hugh-Jones
Los aspectos coexistentes de la imagen especular y la progresión continua del viaje Este – Oeste también refleja la relación que
se establece entre la creatividad masculina y femenina de la que
se habló arriba (véase, p. 251). Ya he mostrado cómo los poderes
naturales o fisiológicos de las mujeres se valoran de manera positiva en tanto complemento de los poderes sociales o espirituales de
los hombres; y sin embargo, también se consideran negativos dado
que entran en conflicto con la ideología patrilineal imperante así
como con la supremacía política práctica de los hombres. Resulta,
pues perfectamente consistente, dados los valores arraigados a la
estructura social en el Pirá-paraná, que se identifique la fuente de la
creatividad femenina (periferia Oeste) con el punto final o negación
de los poderes creativos de los hombres. Exactamente lo mismo
ocurre en otros contextos. Por ejemplo, el fuego doméstico está
metafóricamente asociado a la creatividad femenina en la reproducción: los hombres que se calientan a su lumbre cuando están en
contacto demasiado cercano a los ancestros, procrean solo hijas y
no varones, deteniendo así la continuidad patrilineal al tiempo que
contribuyen a la continuidad femenina (ver, p. 144).
Este modelo muestra que la fase de pérdida del ciclo femenino
puede equipararse a la inversión de la progresión masculina que va
del Este al Centro. Como hemos visto, la continuidad masculina es
acumulativa e irreversible, pero a pesar de ello, los hombres pueden
renovarse viajando hacia atrás en el tiempo e identificarse con los
tiempos ancestrales durante el ritual. Este viaje atrás implica el
uso de metáforas asociadas a la fase de pérdida del ciclo femenino:
los hombres, motu proprio, imitan la pérdida de sangre menstrual y
también la muda o pérdida de piel y así convertirse en “muertos”
(pintándose de negro). Esto viene a respaldar las previas conclusiones de que debe imponerse un ciclo femenino reversible sobre la
continuidad masculina para evitar la degeneración dada una pérdida de contacto con los tiempos ancestrales.
El espacio-tiempo vertical
Al comenzar este capítulo, hicimos una distinción entre sistemas movibles e inamovibles. Allí sostengo que el eje lineal Este
- Oeste de los primeros puede rotarse y así adoptar una posición
vertical y que, por analogía, los ejes verticales de los sistemas inamovibles –el universo, el entorno de la maloca y la maloca misma–
323
Desde el río de leche
guardan relación con sus respectivos ejes Este - Oeste (figura 35).
Los ejes verticales de los sistemas inamovibles, y luego las estructuras análogas de estos y los sistemas movibles (el cuerpo humano,
el de la anaconda y el útero) serán tratados a continuación.
La disquisición será necesariamente menos sencilla que la
que presentamos cuando se trataba de los planos horizontales
dada la naturaleza del espacio vertical; es decir, la experiencia
del tiempo tal y como la vive la gente. En primer lugar, hay una
asimetría esencial entre el espacio sobre la tierra (el mundo de
arriba) y el espacio bajo tierra (el mundo de abajo) ya que la gente
vive sobre la superficie de la tierra y, por tanto, de lejos, la mayor
parte de su experiencia gira en torno a los fenómenos naturales
que también ocurren sobre la superficie de la tierra donde los
pueden ver. A pesar de que la gente sí tiene un limitado contacto
con el mundo de abajo, éste prácticamente carece de vida, resulta
prácticamente inaccesible a los seres humanos y no pueden verlo
en el curso de su vida cotidiana. En segundo lugar, aunque es
cierto que la gente puede perforar hoyos, subirse a los árboles,
etc., esencialmente los seres humanos son criaturas pedestres que
no pueden usufructuar del espacio vertical con la misma libertad
que usufructúan el espacio horizontal: hablando en plata franca,
es más fácil celebrar un ritual junto al puerto o frente a la puerta
de hombres que en la copa de los árboles o en los techos. Esto
significa que, para representar movimientos verticales, sea con
frecuencia menester ir allende el conjunto de analogías sencillas
entre los sistemas descritos e incorporar nuevos niveles de metonimia y metáfora. Por ejemplo, en la mayoría de las ocasiones
cotidianas resulta imposible alcanzar el techo de la maloca, de
manera que para aludir al cielo del universo, los indígenas utilicen muchos artículos y objetos domésticos que están más bajos
(bancos, el tiesto o budare para tostar, cernidores apoyados sobre
tierra, etc.), mientras que, para aludir al Este del universo les
baste con caminar en dirección a la puerta de hombres. Así, vamos
a encontrar mayores transposiciones en las relaciones verticales
–la tendencia a que cualquier relación vertical (arriba - abajo)
ocupe el lugar de cualquier otra– que la que encontramos en las
relaciones horizontales y esto, por supuesto, desdibuja las claras
y distintas analogías entre sistemas que resultaban demostrables
para los planos de planta, los planos horizontales.
324
Christine Hugh-Jones
El universo
En el principio solo existía Gente de Cielo y el Sol Primigenio permanecía en el cielo. Pero, entonces, Romi Kumu dejó caer
su budare de tostar casabe para crear la tierra. Sin embargo, se
trataba de un tiesto podrido que siguió de largo en su caída y formó el Mundo de Abajo, entonces Romi Kumu dejó caer otra que se
volvió la tierra. Su actual tiesto, que forma el cielo, está apoyado
sobre soportes de olla, cilindros de barro cocido que son el círculo
o anillo de cerros que separan la tierra del área central habitada por
los indígenas. En éste, el más sencillo de los modelos del cosmos,
y que se puede ver en la figura 43A, el cielo y el Mundo de Abajo,
son ambos imágenes especulares de la tierra. Nuestra noche es día
para los habitantes del Mundo de Abajo y para la Gente de Estrella
en el cielo. Sin embargo, en el mito se muestra que los cuerpos que
entierran La Gente de Estrella en el Mundo del Cielo caen a su
Mundo de Abajo, la superficie de nuestra tierra, de manera que los
tres niveles o capas también guardan una relación de progresión
continua descendiente.
A pesar de que el cosmos se describe como uno constituido
por capas planas, también se dice que es un enorme totumo esférico con la tierra como un plano horizontal central. El cosmos
superior o mundo de arriba está mejor detallado que el mundo de
abajo, ya que el primero está cubierto por una serie de “pieles” y
senderos que se curvan para descender hasta alcanzar el perímetro
de la tierra. La identificación de estas “pieles” y su número varía
dependiendo del contexto, pero una descripción típica va más o
menos así: piel-de-árbol (capa o nivel habitado por las especies arbóreas), piel-vencejo (habitada por aves de alto vuelo), piel-de-agua
(nubes de lluvia y tormentas), piel-de-bruma (asociada con las épocas secas), senderos de la luna, el sol y las estrellas, piel-de-cielo
(habitada por los primeros seres) y, por último, el dominio de la
gente blanca que vive exclusivamente del tabaco. Estas son las pieles y senderos que los chamanes encuentran en sus viajes al cielo.
Unas y otros (pieles y senderos) tienen aspectos sobrenaturales y
cotidianos y, por tanto, pueden considerarse a la vez como parte de
la estructura “espiritual” del universo y de la estructura concreta y
cotidiana del entorno de la maloca (véanse, pp. 263 y ss.).
En algunos episodios míticos específicos, este cosmos superior
bien diferenciado se condensa para convertirse en un único domi-
325
ORDEN CONCÉNTRICO
Desde el río de leche
Fig. 42 Comparación entre los órdenes lineal y concéntrico del espacio-tiempo horizontal
PLANOS VERTICALES A TRAVÉS DEL EJE ESTE-OESTE
A
COSMOS SENCILLO
DE TRES CAPAS
B
COSMOS SUPERIOR
ELABORADO COMPARADO
CON EL BAJO COSMOS
PIEL SUPERIOR
CIELO
TIERRA
Río Abajo
W
E
RÍO EN LA SUPERFICIE DE LA TIERRA
MUNDO DE
ABALO
Río
R ÍO
C
TRANSFORMACIÓN DE A
AL ELEMINAR LA CAPA
BAJO TIERRA
o
JO
DIURNO DEL SOL
RSO
CU
O
ÁRB
Río Abajo
W
E
TER
MITAS Y H
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A
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D E L M U N D O DE A B A
ol
R Í O D E L S OL
UNDERWORLD
Fig. 43 Modelos alternos de la estructura vertical del cosmos
Figura 43. Modelos alternos de la estructura vertical del cosmos.
326
S R
JO
aj
o
RÍO EN LA SUPERFICIE DE LA TIERRA
ío
ab
ajo
E
ab
AGUA
LES Y MONTAÑA
S
Río
TIERRA
aj
D
COSMOS EN EL MITO DE
ANACONDA PALO-DE-MANDIOCA
Y GUACAMAYO
CIELO
W
D E L M U N D O DE A B A
ab
Christine Hugh-Jones
nio del cielo, con frecuencia llamado la plataforma del cielo (Umua
Sabua), habitado por gallinazos, águilas, Gente Estrella y otros personajes dependiendo del contexto.
A pesar de que la gente en efecto habla de diferentes capas de
tierra y roca bajo la superficie de la tierra, en conformidad con la
ubicación de la vida humana sobre la susodicha superficie, el Mundo de Abajo no está muy diferenciado. Hay dos mitos particularmente interesados en el Mundo de Abajo. El Río del Mundo de
Abajo con su Casa de los Muertos se conoce gracias a las aventuras
de La Mujer Viva allí, y en el mito de la Anaconda Palo-de-Yuca y
Guacamayo, se describen dos capas distintas en el Mundo de Abajo. La capa inferior la constituye el Río del Sol y la intermedia, la
capa de las Termitas, contiene otro río relacionado al parto o nacimiento. A cualquiera de estos dos ríos se les alude como el Río del
Mundo de Abajo (Bohori Riaga) y, en algunas versiones, se funden
en un mismo y único río (ver figura 43B).
En un tratamiento mítico alterno del espacio vertical, tanto
el cielo (arriba) como el agua (abajo), se contraponen a la tierra o
suelo (centro). En este modelo vertical, ver la figura 43C, el agua
terrestre, que está al Este respecto a la tierra, toma el lugar del
Mundo de Abajo y se convierte en la imagen especular del cielo
(literalmente hablando, ya que para que Yawira pueda llegar a la
tierra de los Gallinazos en el cielo, le basta observar sus reflejos en
una cuya u olla de agua). El agua sobre la tierra fluye en descenso
hasta volcarse en el Río del Mundo de Abajo al Este, de manera
que constituiría un representante adecuado del Mundo de Abajo,
a pesar de que, como veremos, solo representa uno de los aspectos
del Mundo de Abajo (ver, p. 72).
A pesar de las muchas versiones y aspectos distintos del cosmos a los que se aluden en distintos contextos, contamos con un
modelo relativamente sencillo y coherente (ver figura 43D) descrito en el mito de Anaconda Palo-de-Yuca y Guacamayo. Según
los indígenas, el tema de este mito es el origen del ordenamiento
vertical del universo y de la capacidad de los chamanes para cruzar
capas verticales. Dicho tema sugiere que el mito puede tomarse
como una demostración de la estructura vertical ideal del universo,
y en efecto el orden que de allí se desprende está libre de cualquier
impedimento práctico impuesto por la asimetría que presentan el
mundo de arriba y el de abajo: el mito contiene dos capas supe-
327
Desde el río de leche
riores, dos inferiores, y un sólido elemento simétrico alrededor de
la capa central de la tierra. En la página 88 y siguientes presenté
una versión abreviada de este mito; ahora, aquí, quiero volverlo a
contar, de nuevo en versión abreviada, pero de manera que resalte
la estructura vertical del universo. Stephen Hugh-Jones presenta
una versión mucho más detallada (2011 [1979], M.6.A). Señaló los
movimientos verticales dentro del texto enumerando las capas así:
1. Cielo.
2. Árboles y cerros.
3. Tierra.
4. Capa de las Termitas.
5. Río del Sol.
Anaconda Palo-de-Yuca y Guacamayo
Después de que estos dos riñeran por la esposa de Anaconda Palo-de-Yuca, Guacamayo logró que Anaconda Palo-de-Yuca
saltara dentro de una trampa para dantas en forma de una fosa
cubierta con estacas afiladas al fondo, con la intención de matarlo.
Sin embargo, cuando Anaconda Palo-de-Yuca cayó al fondo y lo
penetró (3 a 4), logró bajar del cielo del Mundo de Abajo flotando suspendido en una flor de algodón (utilizada en los dardos de
las cerbatanas) y aterriza en un árbol de guamo a orillas del Río
del Sol (4 a 5). Primero la Luna y luego el Lucero de la Mañana
subieron río arriba y, cuando llegó la canoa del Sol, Anaconda se
le unió y recibió de sus manos rapé o tabaco en polvo chamánico
(ver, pp. 88 y ss.). Era mediodía allá mientras que en la tierra era
medianoche. La canoa del Sol continuó su marcha río arriba hasta
alcanzar un lugar donde desembarcara al Este, justo cuando la
aurora ya casi llegaba a la tierra. El Sol le dijo a Anaconda Palode-Yuca que cerrara los ojos debido a las hormigas de fuego y
acto seguido saltó (el Sol) a su órbita diurna (5 a 1); los animales
que remaban y empujaban su canoa se dirigieron río abajo para
recogerlo después, al ocaso, en el Oeste. De su parte, Anaconda
Palo-de-Yuca utilizó su garrote de madera para catapultarse a
la capa inmediatamente encima (5 a 4) donde se encontró con el
Chamán Danta que a su vez se dirigía a una danza ritual de La
328
Christine Hugh-Jones
Gente Termita al otro lado del Río del Mundo de Abajo. Anaconda Palo-de-Yuca se aferró al Chamán Danta en forma de garrapata al tiempo que su anfitrión cruzaba a pie el lecho del río (como
hacen las dantas), saliendo a la superficie de vez en cuando para
que Anaconda Palo-de-Yuca pudiera respirar. Este cruce señala
el origen del chamanismo del parto o nacimiento. Una vez terminada la danza de La Gente Termita, Anaconda Palo-de-Yuca
salió volando de su maloca del mundo de abajo en compañía de las
termitas voladoras y llegó al lugar en la tierra donde sus hijos recogían termitas (4 a 3). Guacamayo, furioso al ver que su hermano hubiera sobrevivido, anunció que había iniciado a los hijos de
Anaconda Palo-de-Yuca durante su ausencia y a él se lo llevó en
busca de un guacamayo para conseguir las plumas con las que los
iniciados elaborarían los ornamentos rituales. El nido del guacamayo descansaba en la pared rocosa de un cerro que a los dos
hermanos se les apareció como un árbol hueco. Levantaron un
andamio, Anaconda Palo-de-Yuca trepó y Guacamayo, en un nuevo intento por perderlo, retiró el andamio (3 a 2). Pero Anaconda
Palo-de-Yuca recurrió a su poder chamánico para convocar a las
serpientes, quienes hicieron una fila para que pudiera bajar de
nuevo a tierra (2 a 3). Guacamayo y Anaconda Palo-de-Yuca fueron a tender trampas para conseguir peces para que los iniciados
comieran. Guacamayo intenta hacer que Anaconda Palo-de-Yuca
se introduzca a través de uno de los orificios de la trampa para
peces y así conducirlo a las malocas de origen subacuático, pero
fracasa en su intento; Anaconda Palo-de-Yuca, por el contrario,
sí logra atrapar a Guacamayo allende las trampas para peces mediante conjuros chamánicos (3 a 4), pero en vez de dejarlo seguir
descendiendo (4 a 5), interrumpe su descenso y lo hace subir, pero
transformado en una nutria (4 a 3). Los hermanos se van entonces
a envenenar pescados con el bejuco de barbasco que Anaconda
Palo-de-Yuca había obtenido del Sol de mediodía (1). Riñen cuando la esposa de Anaconda Palo-de-Yuca se niega a preparar su
pez (una obligación conyugal) y entonces Anaconda Palo-de-Yuca
quema a Guacamayo y a su esposa (la de Anaconda) con el tabaco
(rapé) del Sol. Guacamayo y la esposa se transforman en una pareja de guacamayos e intentan volar por los aires (3 a 2) e ir aún
más allá (1), pero Anaconda Palo-de-Yuca interrumpe su ascenso
de manera que el par de guacamayos caen al río (2 a 3) justo allí
donde habían envenenado a los peces. Así, se convierten en esa
329
Desde el río de leche
pareja de He llamada “Guacamayo Mayor” que son los bailarines
-/ cantores entre los He. Allí permanecieron bajo el agua, que es
donde hoy se almacenan los instrumentos He.
Hay varios puntos en los que la consistencia interna del mito
respalda mi identificación de las cinco capas. El descenso en dos
etapas de Anaconda Palo-de-Yuca queda más claro si se compara
con su ascenso, también en dos etapas, desde el Río del Sol. Su posición inicial en la trampa-fosa para dantas corresponde a su posición
más tarde como garrapata de danta. Así mismo, los guacamayos
aparecen dos veces, una, en el nido alto en el árbol/cerro, y más
tarde, como aves a las que se les ha impedido acceder a la capa superior. Árboles y cerros, las ubicaciones alternas del nido del guacamayo, se identifican ritualmente y se les llama “postes” (bota, en
singular). La posición intermedia de los cerros, entre la tierra y el
cielo, se repite en la noción de que los cerros le sirven de apoyo al
tiesto- cielo de Romi Kumu.
Este universo simétrico de cinco capas, con sus extremos superior e inferior marcados por el camino del Sol Primordial, corresponde al modelo de la superficie de la tierra que muestra la figura
36. Del mismo modo que ocurre con los extremos de la superficie
de la tierra, a las capas superior e inferior de este cosmos mítico no
se puede acceder de manera directa desde la experiencia cotidiana,
pero sí están al alcance del chamanismo y el ritual, particularmente
durante la iniciación. A pesar de que con frecuencia se dice que hoy
en día el Sol Primordial en efecto no le da la vuelta a la tierra y que
el sol que conocemos no es más que su sombra o reliquia, queda claro a partir del tema que se asevera en el mito –el origen del poder
chamánico– y de su estrecha asociación con la iniciación, que este
cosmos primordial en efecto todavía existe por lo menos en el contexto apropiado. Se dice que los chamanes que ofician la iniciación
repiten el viaje al mundo de abajo de Anaconda Palo-de-Yuca, viaje
que, en el mito mismo, ocurre de manera simultánea a la iniciación
de los hijos de Anaconda Palo-de-Yuca. Además, se dice que los He
wãtia que aparecen durante el clímax de la iniciación representan a
Anaconda y Guacamayo. En el mito, la salida de Anaconda Palo-deYuca del Mundo de Abajo es seguida por la recogida de termitas, de
plumas de guacamayo para fabricar ornamentos, de peces primero
atrapados y, luego de peces envenenados. Todo, además, se consigue para beneficio explícito de los iniciados, y el orden que se sigue
330
Christine Hugh-Jones
es precisamente aquel que se sigue durante las iniciaciones hoy en
día. Fuera de todas estas conexiones, el mito deviene en la creación
de He, los agentes de toda iniciación.
Estas correspondencias entre mito y ritual (tratadas en mayor
extensión por Stephen Hugh-Jones, 2011 [1979]), sugieren que la
estructura del universo, por lo general inaccesible, está encapsulado dentro de los He, que son creados al final del mito y ubicados en
el río allí donde la gente común y corriente puede alcanzarlos. Los
He se describen como los huesos del Sol Primigenio y esto sugiere
que en efecto representan el aspecto imperecedero del pasado y del
remoto universo contenido en su trayecto. Tras la creación de He,
Anaconda Palo-de-Yuca se casa con Mujer Jaguar y engendra a
Yeba, quien a su vez realiza el primer matrimonio exogámico; así, la
creación de He, señala el fin de la era de “pre-descendencia” asociada a ese cosmos ideal de cinco capas o niveles (ver, p. 89).
El entorno de la maloca.
El eje vertical del entorno de la maloca está contenido en o
englobado por el orden vertical del mundo natural. A pesar de que
el alcance vertical del ser humano oscila limitado entre las cumbres
de los cerros y los arbustos bajos o el fondo de los hoyos y fosas
(excavados para poner trampas o en busca de especies que hacen
madrigueras), igual el alcance vertical de algunas especies con las
que el ser humano tiene contacto, como las aves de alto vuelo por
un lado y por el otro las especies de vida subterránea que a veces
asoman a la superficie o los árboles que hunden profundas raíces,
amplían el espectro y alcance del hombre. También entregan material mediante el cual el hombre hace contacto metonímico con
extremos verticales aún más distantes e inaccesibles del cosmos.
Por ejemplo, al ponerse plumas de guacamayo los hombres pueden
identificarse ritualmente con el poder creador del Sol Primordial y
al comer termitas subterráneas pueden identificarse con el Mundo
de Abajo del cual Anaconda Palo-de-Yuca renació.
Los fenómenos que hoy ocurren en el cosmos superior –fenómenos climáticos como los truenos, la lluvia y las manifestaciones
contemporáneas de los cuerpos celestes– tienen una ubicación ambigua, ya que están a la vez al alcance de la experiencia ordinaria
de los indígenas en forma de calor, luz, ruido, etc.; y sin embargo,
331
Desde el río de leche
fuera de su control ordinario ya que solo se puede incidir sobre
ellos a través del chamanismo y el ritual. Esto, creo yo, ayuda a explicar la distinción que con frecuencia se hace entre los fenómenos
cósmicos actuales y los ancestrales. Se dice que el Sol Primordial
solía girar bajo la tierra mientras que el sol presente se limita a
volver al Este siguiendo el río periférico de la tierra (ver, p. 239).
También se dice que los chamanes que ascienden al cosmos superior encuentran la luz perpetua del sol proveniente de la corona de
plumas del Sol. Este Sol a todas luces es el Sol Primordial que permaneció en el cielo al puro comienzo, pero no el sol que hace parte
de nuestra experiencia terrenal y que desaparece tras el ocaso. Una
vez más, las Pléyades son una manifestación presente y actual de
Romi Kumu, solo visible en las noches y esto solo durante cierta
época del año, mientras que Romi Kumu en tanto figura ancestral
está permanentemente en el cielo. Podría multiplicar los ejemplos
para mostrar cómo los fenómenos climáticos naturales así como los
cuerpos celestes del presente son representantes de los fenómenos
ancestrales que, durante ciertos contextos rituales y chamánicos
–por ejemplo cuando los chamanes viajan al cielo– los fenómenos
del presente se convierten en los ancestrales. Y en esto se parecen
a todos los otros fenómenos naturales que se dan en el entorno de
la maloca que a su vez pueden usarse para evocar las dimensiones
del universo ancestral.
La maloca.
La aseveración de que la maloca es el universo obviamente se
puede implementar tanto a la dimensión vertical como a la horizontal (ver figura 44C). El techo de la maloca es el cielo, los postes
verticales le sirven de apoyo (bota, en singular) son los cerros y el
fondo de la tumba el Mundo de Abajo (véanse, pp. 109 y ss.). Entre
el techo y el suelo de la maloca están los adornos rituales, conocidos en conjunto como “plumas de guacamayo”, que cuelgan del
techo. Estas últimas corresponden a la capa mediadora de árboles y
cerros que separa la tierra del cielo y que, de manera muy adecuada,
constituían (los cerros y árboles) la morada de los guacamayos que
se consiguieron para fabricar los ornamentos rituales en el mito.
Dado que, en el modelo de cinco capas el universo es esférico y está contenido dentro del sendero por el que transita el Sol
Primordial, el espacio vertical es inexistente en el perímetro de la
332
SO
ER
AVES DE ALTO VUELO
DIAL
TECHO
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MUJERES
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Christine Hugh-Jones
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SIGNOS:
Dirección del viaje del sol primordial
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CUERPOS CELESTES
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CURSO DEL SOL
ÁRBOLES Y MONTAÑAS
TIERRA Y RÍO
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L A S TE
PLUMAS
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DE MUJERES
PUERTA
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ANIMALES, ETC
TIERRA
CAP
POSTE DEL SOL
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A UNIVERSO
L P RI M
OR
B ENTORNO DE LA MALOCA
C CASA
Nota: no se muestran
todos los postes y vigas
fIG. 44 Relación entre los planos verticales de la casa, la maloca y el universo
Figura 44. Relación entre los planos verticales de la maloca, el entorno de la maloca y
el universo.
333
Desde el río de leche
tierra, pero alcanza su tope máximo en el centro de la misma. El eje
vertical que establecen los rayos del sol al mediodía al caer sobre
la tierra se resalta en el chamanismo y el ritual: al mediodía se le
conoce como hasari bota, “poste vertical de encuentro”, un término
que sugiere que al mediodía los rayos del sol entran en contacto
directo con la tierra. El poste del sol, una pequeña viga vertical
que se levanta sobre el centro de la espina dorsal del techo (ver
figura 44C), representa esta conexión vertical dentro de la maloca,
y la viga horizontal Este – Oeste bajo el techo se conoce como el
sendero del Sol. La palabra para techo en sí, muhi, que podríamos
glosar como “capa o cubierta superior”, hace parte del término con
el que se designa al Sol (y a la Luna), muhihu; es decir, ocupante de
la capa cósmica superior.
Ahora podemos combinar los tres sistemas inmobles para esbozar un único modelo (ver figura 44), que comprende los dos ejes,
a saber, el vertical y el eje Este – Oeste. En el modelo se subraya la
posición del entorno de la maloca como el mediador o la conexión
entre las dimensiones del universo y la maloca. De manera apropiada, su capa superior de árboles y cerros y su capa inferior de
termitas y hormigas aparecen como capas o niveles intermedios
entre las cinco capas que constituyen el universo.
Síntesis del espacio-tiempo horizontal y vertical
De horizontal a vertical
Ahora nos es posible presentar los tres sistemas movibles para
ponderar con claridad la relación que se establece entre el espaciotiempo horizontal y el espacio-tiempo vertical. Los sistemas del
cuerpo humano, el de la anaconda y el del útero se pueden rotar
de modo que el eje Este – Oeste conforme un eje vertical en el que
la relación Este – Oeste ahora la reemplace una relación que va de
lo alto a lo bajo (figura 35). Ya sabemos que el cuerpo humano de
pie tiene la cabeza en lo alto, que la anaconda sale del agua con la
cabeza adelante y que la fecundación conceptualmente hablando es
un proceso que va de arriba abajo (figura 16). La hipótesis que aquí
planteo es que el conjunto de relaciones asociadas a los ejes Este
– Oeste en los planos y plantas horizontales análogos (ver figura
41) también están asociados a los ejes verticales de los sistemas ina-
334
Christine Hugh-Jones
movibles. Así las cosas, los ejes verticales de los sistemas inmóviles
deben estar asociados a relaciones como las siguientes: masculino
- femenino; ancestros : espíritus de la selva; pene : útero; jefe : sirviente. Fuera de esto, el eje vertical del universo modelo (que no
está sujeto a las limitaciones prácticas que presentan la maloca y
el entorno de la maloca) debiera también tener asomos de simetría
en torno al centro, así como una especie de progresión negativa en
lo que va de arriba abajo. Existen una buena cantidad de evidencias
en apoyo de mi hipótesis a este respecto, pero aquí solo vamos a
considerar unos pocos ejemplos.
El conjunto de relaciones masculino - femenino :: arriba : abajo fue evidente en la división del trabajo relativa al entorno de la
maloca y en las posiciones para dormir y sentarse que adopta cada
uno los sexos dentro de la maloca. El conjunto de relaciones, ancestros : espíritus de la selva :: arriba : abajo queda demostrado
en las frecuentes alusiones a figuras ancestrales en los cielos (con
frecuencia se dice que están a la vez al Este y en el cielo) y en el
estrecho parecido entre los espíritus canibalistas de la selva en las
cabeceras de los ríos y los espíritus del Mundo de Abajo. Además
de tratarse de la morada de los numerosos espíritus con tendencias
caníbales, la cuenca donde nace el Caño Colorado (lugar de nuestro
trabajo de campo, ver mapa 2) se conoce como Ewurã, un nombre
que la emparienta de manera directa con el Mundo de Abajo. Ewu
sita (sita, tierra) es una arcilla amarillenta con la que se dice que están hechas las paredes de las tumbas y las orillas del Río del Mundo
de Abajo, además de ser el hábitat predilecto de hormigas y termitas. Así, toda esta gran cuenca de cabeceras de ríos guarda relación
con los ejes verticales de cada uno de los sistemas inmóviles: los del
universo, el entorno de la maloca y la maloca. Uno de los típicos habitantes de Ewurã, la Danta que Ingiere (Sõri Weku), se encuentra
entre la Gente-que-Hace Entrar (ver, p. 132). Dicho personaje está
estrechamente ligado al Mundo de Abajo ya que él mismo vino al
mundo de la placenta enterrada de Romi Kumu. La danta se come o
ingiere a los bebés recién nacidos, a sus madres y a las mujeres en
período de menstruación, pero lo hace por el ano, permitiendo así
una suerte de nacimiento a la inversa. En términos metafóricos, ser
ingerido por esta criatura es un retorno al líquido corporal de la
placenta enterrada, y a su vez ocupa la misma posición subterránea
que el río compuesto por cuerpos en descomposición.
335
Desde el río de leche
La placenta ancestral enterrada ilustra otras propiedades más
del universo-como-útero: de ella surge un enorme gusano blanco
que perfora las capas del universo hasta cuando el Sol Primigenio
le quema la cabeza. Debido a lo anterior, al gusano lo llaman El
descabezado (Rĩhoa Mangu), un personaje al cual en otros contextos aluden como el hombre sin cabeza, esposo de Romi Kumu. Así, la
relación sexual entre Romo Kumi y El descabezado, es transpuesta
a una escala cósmica; así, el hemisferio bajo es una especie de útero
que contiene la placenta podrida y, el eje vertical; es decir, el pene
o el niño, lo constituye el tránsito vertical del gusano. El gusano
está claramente relacionado con los gusanos de la tumba: es una
figura antitética respecto a los rayos verticales creadores del Sol
Primigenio y se mueve en dirección contraria, como puede verse en
la figura 45. Sin embargo, el cielo también es la sede de Romi Kamu,
quien dio a luz a la Gente de Cielo original. Los indígenas dicen
que la lluvia es su sangre menstrual; el viento, su orina; el cielo su
tiesto o budare para tostar casabe y ella misma es las Pléyades que
gobiernan la alternancia entre las épocas de lluvias y las secas y el
calendario de He wi (ver, p. 142). Así las cosas, el cielo es otra manifestación más del útero ancestral de Romi Kumu, opuesto al siniestro útero del Mundo de Abajo y sexualmente asociado al Sol dador
de vida y no al gusano de muerte. El útero-cielo lo representa la
cuya de cera de abeja que se utiliza durante las celebraciones de He
wi, cuya que, como vimos, tiene contacto sexual con los instrumentos He o sea los huesos del Sol. Estas dos imágenes sexuales contrapuestas ahora se pueden representar dentro del mismo modelo
del Universo de manera que los rayos verticales del Sol y el gusano
descabezado descansen sobre el eje vertical, y los planos verticales,
de su parte (figura 45B), se pueden comparar con el plano horizontal que esbozamos en la figura 40B. La correspondencia entre Este
– Oeste y los ejes verticales del universo queda así, pues presentada de manera clara y, al mismo tiempo, las anacondas ancestrales,
conocidas tanto como progenie del Son Primordial y lombrices (o
gusanos intestinales), quedan directamente relacionadas a los rayos del Sol y al gusano descabezado (figuras 45B y C).
Por último, la analogía entre el cuerpo de la anaconda y la
estructura vertical del universo, queda sugerida en el modelo ideal
de cinco capas (figuras 45D y E). Y la respaldan la ubicación del
chamán Danta en la capa 2 y los guacamayos, estos dos encargados
de suministrar los adornos de la danza ritual y convertirse en los
336
Christine Hugh-Jones
B MODELO DEL PLANO VERTICAL DE
DOBLE ÚTERO
A MODELO DEL PLANO
VERTICAL DE ÚTERO ÚNICO
SD
RAYO E SOL
SOL AL MEDIODÍA
SOL AL MEDIODÍA
RO DEL CIE
LO
ÚTE
W
E
W
E
PLACENTA
PLACENTA
C MODELO DEL PLANO
HORIZONTAL DE DOBLE ÚTERO
ESPÍRITUS MALIGNOS
ANCENTROS DE LA ANACONDA
W
E
PARTO NATURAL
PARTO PATRILÍNEAL
D MODELO DEL PLANO VERTICAL DEL
EJE E-O DEL UNIVERSO DONDE SE
MUESTRA A UNA POSICIÓN VERTICAL
E PLANO VERTICAL DONDE SE
MUESTRA LA ESTRUCTURA DE 5
CAPAS Y SU RELACIÓN CON EL EJE E-O
Guerreros
Bailar/cantar caciques
Bailar/cantar
TAÑA
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Servientes
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Chamanes
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Servientes
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OR
Fig. 45 Relación entre los ejes vertical y horizontal Este-Oeste del universo
Figura 45. Relación entre los ejes vertical y horizontal Este – Oeste del universo.
337
Desde el río de leche
bailarines/cantores entre los He en la capa 4. Estas capas corresponden a la ubicación de los chamanes y bailarines/cantores en el
cuerpo vertical de la anaconda. El círculo que traza el Sol Primigenio entre las capas 1 y 5, así como la oposición general tanto del
Mundo de Abajo como del cielo a la capa central, indican una simetría bilateral en el eje vertical. Igual que ocurre con el cuerpo de la
anaconda, la simetría coexiste en medio de una oposición entre el
cielo “bueno” y el Mundo de Abajo “malo”.
Vertical a horizontal
De lo que hasta ahora se ha dicho, queda claro que el plano
o planta horizontal y el eje vertical del sistema del universo son
meras transformaciones de uno el otro, en efecto están relacionados entre sí por cambios en el tiempo mítico y por movimientos en el espacio tridimensional como por ejemplo la rotación del
Sol. Aunque el recuento se inició con el espacio-tiempo horizontal
para beneficio de la exposición, ya señalamos que, desde la perspectiva indígena, las relaciones horizontales dentro del sistema
terrestre derivan o provienen de las relaciones verticales dentro
del Universo como un todo. La general precedencia del orden
vertical queda manifiesta en el hecho de que la tierra misma y sus
pobladores derivan o provienen todos del cielo (ver, p. 258). Del
material arriba mencionado podemos tomar algunos ejemplos:
las anacondas ancestrales siguen al Sol Primordial, ya que ellas
son su progenie. Cronológicamente hablando, la vuelta que da el
Sol Primigenio tal y como se describe en el mito de Anaconda
Palo-de-Yuca ocurrió antes del comienzo de la creación y de los
viajes de la anaconda desde el Este, y por lo tanto, así logra la
transformación de un Sol Primigenio estacionario en el cielo en
anacondas al Este6. Éstas a su vez logran una posterior transformación que las lleva de la era “pre-descendencia” a la era de “descendencia” mediante su viaje horizontal Este – Oeste. De manera
similar, la danta que ingiere, que habita en el Oeste, proviene de la
placenta del Mundo de Abajo y brinda en el presente un vínculo
con el aspecto siniestro del Mundo de Abajo.
6
Deduzco este proceso de transformación a partir de un variado, pero consistente
cuerpo de material Barasana. El mismo proceso lo describe directamente un chamán Tauyo (Bidou, 1976, 72 y ss.).
338
Christine Hugh-Jones
Otro aspecto de la relación entre el eje Este – Oeste de la tierra y el orden vertical del Universo se manifiesta en la conexión
entre las capas, cuando el sistema se mira como un todo en tres
dimensiones. El Río del Mundo de Abajo y el sistema del Río de
Leche se juntan en un gran flujo circular de modo que cada uno se
convierte a la vez en una continuación y una inversión del otro y
juntos representan fases alternas de un ciclo. Dependiendo de si
interpretamos el Río del Mundo de Abajo a través del mito de la
Mujer Viva (ver, pp. 110 y ss.) o siguiendo el de Anaconda Palode-Yuca y Guacamayo (véanse, pp. 221 y ss.), la vida en la tierra
se opone ya sea a la muerte física en el Mundo de Abajo o al poder
sobre la muerte y el renacer (iniciación) del Sol Primigenio. Vimos
cómo las muertes física y metafórica estaban íntimamente relacionadas, pero también diametralmente enfrentadas, la una asociada
al cuerpo mortal “femenino” y la otra al alma patrilineal. También
vimos cómo en los sistemas espacio-temporales horizontales, los
procesos asociados a estos dos aspectos de la existencia humana
se podían expresar como un espacio-tiempo cíclico y reversible o
como un espacio-tiempo lineal acumulativo respectivamente. Hemos visto que, para los vivos, la renovación ritual masculina solo
se podía lograr imitando la renovación física femenina manifiesta
en la menstruación y en el parto. Cierto, los hombres solo simulan
hacer lo que las mujeres en efecto hacen, pero al expresar su actividad en términos del poder ancestral femenino y enfatizar el valor
del control chamánico a conciencia, logran que la renovación ritual
supere la renovación real y concreta. Sin embargo, si volvemos sobre las relaciones que se establecen dentro de la estructura vertical
del universo, el caso es distinto: la muerte física es real del mismo
modo que la menstruación, pero aquí se trata del fin y no de una
renovación. Se trata de algo inequívocamente malo, y la reencarnación ritual de las almas es el único modo de superarla.
La oposición entre la vida mortal del cuerpo y la vida inmortal
del alma se demuestra mediante la comparación del mito de la Mujer Viva con el de Anaconda Palo-de-Yuca y Guacamayo. Los mitos
forman un par, ya que se trata de las fuentes primordiales de información sobre el Mundo de Abajo, y en ambos casos el personaje
principal logra volver del Mundo de Abajo y así retar a la muerte.
Estos personajes están sexualmente diferenciados. Una diferenciación que ya veremos se extrapola a los respectivos mitos en tanto
entidades completas, integrales. El mito de la Mujer Viva se des-
339
Desde el río de leche
cribe tanto como origen de la muerte y como origen de los poderes
superiores de las mujeres en lo que concierne a la longevidad y la
recuperación después de padecer enfermedad, poderes que también
le atribuyen a la menstruación. De su parte, el mito de Anaconda
Palo-de-Yuca es a la vez origen del poder chamánico masculino de
renovación y origen de He. Así, en conjunto, la muerte de cuerpo
físico, la menstruación y las mujeres, de manera colectiva se oponen
o enfrentan al poder chamánico, al He y a los hombres.
Otro contraste importante lo encontramos en la naturaleza
de los viajes en el Mundo de Abajo. Anaconda Palo-de Yuca viaja
en una canoa corriente arriba a lo largo del Río del Sol en dirección Este mientras que la Mujer Viva nada río abajo ayudada por
la corriente. Hay buenas razones para suponer que viaja en dirección Oeste: sabemos que esa es la dirección en la que corre el río
del Mundo de Abajo y que la mujer regresa a su chagra de yuca
siguiendo un camino en la selva. A partir del plano o trazado del
entorno de la maloca (figura 38B), se sigue que la casa de Guara
quedaba en el extremo Oeste de la selva. Esto se ajusta a la estructura del mito, ya que los hechos que ocurren en casa de Guara
median entre lo que ocurre en la Casa de los Muertos y lo que ocurre en la tierra (ver, pp. 111 y ss.). Durante el viaje río abajo de La
Mujer Viva, ésta se identificó con los cuerpos en descomposición,
mientras que Anaconda Palo-de-Yuca se identificaba más bien con
el poder chamánico del Sol en su viaje río arriba. Es más, a pesar de
que La Mujer Viva en efecto completa un ciclo y, por tanto, logra
temporalmente eludir la muerte, igual el destino de su marido y los
cuerpos en descomposición demuestran que, en última instancia, la
muerte es terminante.
El contraste entre ir río arriba o río abajo es el que implica,
por un lado, un viaje activo, uno en el que la energía humana se
enfrenta de manera deliberada a la corriente y, por el otro, un viajar
pasivo, en donde se le saca provecho al flujo normal de las aguas. En
el mito dicho contraste se enfatiza, ya que Anaconda Palo-de-Yuca
recurre a una canoa empujada por animales mientras que la Mujer
Viva nada en solitario, avanzando a los empellones obstaculizada
por los cadáveres a la deriva. Estos restos putrefactos recuerdan las
entrañas de los animales destajados que se arrojan desde el puerto
para que las arrastre la corriente mientras que el viaje río arriba en
canoa empujada por animales recuerda el viaje de la carne útil (que,
340
Christine Hugh-Jones
como Anaconda Palo-de-Yuca, se libra de la descomposición) y se
sube a la maloca en su olla (ver, pp. 192 y ss.).
La pasividad del ciclo femenino corresponde o equivale a la incontrolable naturaleza de muchos procesos naturales asociados a la
mujer. Entre ellos cabe mencionar la menstruación, la gestación, el
parto, el deterioro natural y la muerte. El control activo, diligente
(o artificioso) del viaje contra corriente corresponde o equivale al
resuelto control masculino de la continuidad patrilineal a través de
la imposición de onomásticos, la iniciación y otras manipulaciones
chamánicas y rituales del poder ancestral. También podemos ver
el contraste activo/pasivo en el proceso de intercambio de mujeres
por hombres para beneficio de la continuidad patrilineal. El control
masculino de los procesos sociales y rituales se alcanza mediante la
observación de las estrictas normas que rigen todo procedimiento
ritual, el matrimonio, la dieta, la sexualidad, el fuego y una serie
larga de etcéteras. Así, tenemos que el control social está directamente relacionado al autocontrol. Se dice que la observancia de las
normas le otorga dureza y energía a los hombres, tanto individual
como colectivamente (en tanto grupos de descendencia), mientras
que su desacato conduce al cansancio, la enfermedad y la muerte. De
manera similar, la “debilidad” de las mujeres la relacionan a su débil
voluntad: se dice que las mujeres no podrían dominar sus impulsos
físicos de manera suficiente para emular el estilo de vida masculino.
Dada su dirección contra corriente, los viajes ancestrales de
Anaconda Palo-de-Yuca y del Sol Primigenio guardan relación con
los posteriores viajes río arriba de las anacondas ancestrales al centro de la tierra, como se ve en la figura 46A. El viaje de la Mujer
Viva guarda relación a la invasión contraria de las áreas habitadas
por parte de los espíritus malignos de la selva, asunto que se dice
ocurre todas las noches al caer el sol y que claramente corresponde
a las incursiones en procura de yuca en el mito por parte de La
Guara del Mundo de Abajo (las incursiones de guaras por lo general tienen lugar al caer el Sol). De esta manera y otras similares,
las relaciones que se establecen entre mortalidad e inmortalidad,
que ya hemos visto se dan en algunos de los distintos aspectos del
Mundo de Abajo, transponerse a la vida en la tierra. En la tierra
pueden ser representados de manera que los movimientos femeninos desde el Oeste y corriente abajo se contrapongan a los movimientos masculinos corriente arriba que provienen del Este. Así,
341
Desde el río de leche
los ciclos de nacimiento o renacimiento, sea natural o espiritual
pueden ser representados en la maloca o en el entorno de la maloca por los vivos y relacionarse, claro, ya sea metafórica o metonímicamente a los aspectos pertinentes del Mundo de Abajo (ver
figura 46B). Fieles a las relaciones agua : tierra :: Este : Oeste, las
posiciones bajo el agua representan el Mundo de Abajo ancestral
y las posiciones bajo la tierra representan el Mundo de Abajo de
la muerte física. Así las cosas, tanto la estructura horizontal como
la vertical del entorno de la maloca se utilizan durante el entierro
de la placenta en la chagra de yuca* y en la ubicación de He bajo el
agua en el puerto.
A la hora de la muerte misma, la actividad terrenal de los vivos dentro de la maloca se transfiere al eje vertical cuando el cuerpo se introduce en una tumba profunda y se pierde para siempre en
el Río del Mundo de Abajo. En último análisis, el ciclo repetitivo
y cerrado de la vida y la muerte del cuerpo fisiológico, que se simula durante el entierro de la placenta y su retorno a la tumba,
es una imagen “falsa” del ciclo vital; en realidad, cada nacimiento
es un singular y único comienzo y cada muerte una única muerte.
Son solo los aspectos intangibles, socialmente inventados del individuo, los que pueden ser renovados y, en este sentido, los hombres,
gracias a su control del He, de los alimentos para el alma y de su
habilidad chamánica para atravesar distintas capas, controlan (monopolizan) la inmortalidad.
342
Christine Hugh-Jones
DEL SOL EN EL CIELO
UN
IVE
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O
O
CURS
Dirección del flujo del río
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ESPÍRITUS DE LA SELVA ACECHAN
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VIAJES DE LA ANACONDA ANCENTRAL
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ión del flujo del río
A CONTRASTE ENTRE LOS VIAJES DE ANACONDA-PALO-DE-MANDIOCA Y EL DEL SOL Y LA MUJER VIVA
[ ASOCIADOS CON LA MUERTE FÍSICA Y EL ESTADO ANCESTRAL]
AGUA DE RÍO
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BAJO
TIERRA
BAJO
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ENTORNO DE LA MALOCA
HUERTO DE MANDIOCA
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CONTACTO CON
F Í SI C A
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B TRANSPOSIÓN DE LA MUERTE FÍSICA Y EL ESTADO ANCESTRAL AL SISTEMA DEL ENTORNO DE LA MALOCA
Fig. 46 Incorporación del Mundo de abajo al entorno e la maloca
Figura 46. Incorporación del Mundo de Abajo dentro del entorno de la maloca.
343
Parte VIII
Conclusiones
Desde el río de leche
E
n el anterior capítulo recogimos material de todos los
demás ítems para esclarecer los conceptos espaciotemporales o de espacio-tiempo básicos. Se realizaron
dos conjuntos o tipos de asociaciones: por un lado, el espacio-tiempo horizontal acumulativo y los ciclos cósmicos río arriba que se
asociaron al desarrollo de los grupos de descendencia patrilineal;
el espacio-tiempo horizontal reversible y los ciclos río abajo se asociaron al tránsito de los poderes reproductivos de la mujer entre los
distintos grupos de descendencia patrilineal. La relación implícita
entre las anteriores conclusiones y la disquisición sobre la reproducción del grupo local (al final del capítulo 2) queda clara, pero
para poder pasar de la una a la otra, el lector tendrá que examinar
el sistema de roles especializados, algunos aspectos relativos del
parentesco y el matrimonio, el ciclo vital y el sistema de producción
y consumo. Una de las funciones que debería cumplir este gran
rodeo fue la de suministrar material a partir del cual fuera posible
construir, en el último capítulo, los sistemas análogos; sin embargo, otros puntos surgieron a lo largo del camino. Para concluir,
ahora repito algunos de estos puntos, pero tratados de manera más
general de lo que se hizo con anterioridad, y además intentaré relacionarlos a una visión más amplia de la sociedad de los indígenas
que habitan en las riberas del Pirá-paraná que, a su vez, intentaré
dilucidar con mayor claridad en el futuro.
Para hacer lo arriba propuesto, permítaseme resumir la estructura social de la gente del Pirá-paraná. La descendencia es patrilineal, la residencia patrilocal y el matrimonio virilocal. La exogamia
opera como un corolario de la descendencia ya que, a todos los niveles la descendencia común excluye el matrimonio. La estructura
interna de los grupos de descendencia es jerárquica. Dicha jerarquía
dentro de las unidades de descendencia contrasta con la igualdad que
se presenta entre las distintas unidades exogámicas de descendencia
manifiesta en el intercambio directo de hermanas. Incluso, a ciertos
niveles cruciales, el orden jerárquico interno basado en el orden real
o putativo del nacimiento, se refuerza por asociación con un conjunto
de roles especializados jerárquicamente ordenados.
A partir de los primeros principios, cabría esperar que estas
nociones de jerarquía y especialización se adecuaran mejor a una
población muy concentrada y económicamente diferenciada, pero
resulta que en este caso en efecto se aplican a unos indígenas en
346
Christine Hugh-Jones
selvas tropicales que viven en comunidades pequeñas y en extremo
aisladas. Es más, cada una de estas comunidades es prácticamente
autosuficiente en lo que a su subsistencia concierne y está internamente organizada de manera que cada miembro adulto debe aportar su cuota de trabajo en la producción del alimento.
Se aprecia también una cierta uniformidad e igualdad fundamental entre las comunidades de todas las malocas así como entre los miembros del mismo sexo dentro de cada una de ellas. No
obstante, la identidad de agrupaciones exogámicas más amplias se
mantiene firme y la regla de la exogamia se observa cuidadosamente en la práctica. Fuera de eso, los indígenas le otorgan gran importancia a la organización jerárquica interna de los grupos de descendencia, esto a pesar de los principios igualitarios que gobiernan la
mayor parte de sus actividades prácticas. Así las cosas, un modelo
explicativo de la estructura social de la gente del Pirá-paraná o del
Vaupés, debe incorporar dos conjuntos de rasgos sobresalientes:
por un lado, jerarquía e igualdad y, por el otro, la simultánea autonomía del grupo de cada maloca y su respectiva dependencia en la
manera como operan las categorías sociales más amplias. Adicionalmente, dicho modelo debe reproducir la naturaleza o carácter
“abierto” y sin fronteras de la sociedad del Vaupés.
En los capítulos 3 y 4 se desarrolló un modelo en el que era
posible adoptar la perspectiva de un único Grupo exogámico. Ahora bien, desde el punto de vista de cada uno de estos Grupos exogámicos, los demás no son iguales: oscilan entre grupos cercanos
entre los que se intercambian mujeres y grupos muy distantes cuyos miembros son totalmente desconocidos. En otras palabras, solo
cuando se les mira desde el punto de vista de una única estructura
interna comparable o desde la perspectiva de un “sistema del Vaupés” integral visto desde fuera, se puede hablar de unos Grupos
exogámicos equivalentes unos a otros. Lo que sí se puede decir; sin
embargo, es que las relaciones diádicas entre estos Grupos exogámicos se basan en el principio de igualdad. La diferenciación entre
los grupos externos desde un punto de vista dado, no se parece en
nada a la diferenciación jerárquica interna del grupo de referencia.
No existe un conjunto finito de unidades ligadas entre sí por un orden fijo, de manera que (relativamente hablando), cada grupo posee
la misma perspectiva total de la situación. A cambio, cada Grupo
exogámico es el centro de su propio mundo social. Por otra parte,
347
Desde el río de leche
las relaciones con los grupos de fuera o externos se pueden ver
alteradas por una variedad de tipos distintos de interacción social.
Establecimos que el conjunto de roles especializados aportaba una
estructura de orden mayor (o más alto) preocupada a la vez, tanto
por la diferenciación dentro de un mismo Grupo exogámico como
con la diferenciación entre Grupos exogámicos externos. Idealmente, las dos funciones deben operar de manera simultánea ya
que las actividades especializadas van dirigidas, tanto hacia dentro
como hacia fuera. Hacia dentro, conservan el status quo promoviendo la interdependencia entre los clanes y, hacia fuera, operan como
oportunidades para el cambio, ya que provocan reacciones por parte de los recipientes.
Alcanzamos a percibir una situación análoga a nivel del grupo
de descendencia local, el cual, en tanto derivado o proveniente del
Grupo exogámico y siguiendo, por tanto, principios segmentarios,
está estructurado del mismo modo que el más incluyente Grupo
exogámico. El grupo de descendencia local está regulado por la
más amplia estructura del Grupo exogámico, particularmente en
aquello de la observancia de la exogamia, pero la estructura del
Grupo exogámico más amplio también depende de los procesos de
reproducción que ocurren dentro del grupo de descendencia local
para la conservación y continuidad de su población. Tenemos así
de alguna manera un sentido en el que las estructuras externas e
internas de los grupos de descendencia dependen la una de la otra.
La misma distinción entre estructura interna y relaciones externas presente en la estructura externa, se alcanza a ver en la estructura interna, dado que la estructura interna del grupo de descendencia local contrasta con las relaciones que este grupo establece
con los grupos de descendencia local externos de los que depende
para procurase esposas. Con todo, estas relaciones internas y externas están representadas dentro de la comunidad de la maloca, ya que
ésta está constituida por el grupo de descendencia local y las esposas
que allí se han casado. Es justamente ahí, dentro de esta comunidad,
la réplica en miniatura de la sociedad total; sin embargo, y al mismo
tiempo, es dependiente de la estructura más amplia donde los niños
nacen y se crían y donde se llevan a cabo los procesos productivos
que aseguran y conservan su existencia física.
En el capítulo 5 se vio, la doble naturaleza del individuo y la
separación de los sexos en los rituales del ciclo vital, el cual refleja
348
Christine Hugh-Jones
la doble naturaleza de la comunidad de la maloca en tanto unidad
basada en relaciones de descendencia y relaciones matrimoniales.
Del mismo modo que el ciclo vital es un proceso de desarrollo y
cambio, la doble naturaleza de la comunidad también puede expresarse en términos de dos procesos: el crecimiento acumulativo del
grupo de descendencia local y los movimientos de mujeres entre
las distintas comunidades o malocas. Sostuve que estos procesos
se incorporan al concepto del individuo dual (alma imperecedera
cuerpo efímero) y a la ideología y rituales asociados a He wi y la
menstruación respectivamente. Así, se logra que los procesos de
desarrollo de la comunidad también controlan los cambios en el
ciclo vital físico, pero sin olvidar que es precisamente a través de
estos cambios que la comunidad crece y que sus miembros se renuevan. En último término, también es gracias a estos procesos
que los Grupos exogámicos continúan y crecen en el tiempo. En los
rituales del ciclo vital y en la ideología extendida también se alude
a esta estructura más amplia del Grupo exogámico.
De alguna manera, estas unidades e instituciones sociales, que
parecen contener y controlar al individuo, solo existen porque los
individuos creen que existen, porque dicen que existen y, por tanto,
se ven obligados a comportarse de modo que conserven su continuidad y existencia. Así, a lo largo de la vida, un individuo está
siempre ocupado en mantener la existencia de muchas instituciones distintas, del mismo modo que vive los cambios fisiológicos
naturales y cumple los procesos vitales regulares de comer, dormir,
etc., y los procesos económicos de procurarse los necesarios alimentos, artefactos, etc. La cultura del Pirá-paraná es una tal, que
cualquier individuo puede actuar e incidir en ella en todas estas
capacidades sociales y naturales al mismo tiempo: el principal objeto de este libro ha sido el de demostrar que lo anterior es posible
gracias a que los indígenas conciben y organizan, tanto el cuerpo
físico como los grupos sociales, como si todos participaran de una
similitud fundamental.
El material relativo a la producción y consumo de alimentos y
otras sustancias, hace parte de esta misma demostración general,
pero creo que además es importante porque la trascendencia conceptual de la producción y consumo entre los pueblos de la Amazonia ha sido en muy buena medida ignorada. Lo anterior es más
cierto en lo que concierne a los cultivos que a la caza o la pesca,
349
Desde el río de leche
y de manera muy particular respecto a la producción de la yuca*.
Si se considera que la yuca es el alimento básico de tantos grupos
amazónicos, que su procesamiento es muy elaborado y que requiere
el uso de tantos artefactos distintos y son muchos y variados los
productos que resultan, que sorprende aún más la poca atención
que se le ha prestado. Muchos autores han señalado la relevancia
del cultivo de la yuca* sobre la distribución de la población y las
relaciones políticas entre distintos grupos, pero aunque han reconocido su importancia como fuente de vida para la gente sobre
la que discurren, parecen haber supuesto que esas mismas gentes
igual ignoran semejante cultivo en sus sistemas ideológicos. Así,
por ejemplo, Goldman dice de los Cubeo: “La yuca es un cultivo
estrictamente cotidiano para el cual no existen ritos a pesar de su
abrumadora importancia nutricional y los consabidos riesgos de
todo cultivo […]” (1963, 30) y Reichel-Dolmatoff, en su recuento
del simbolismo de los Desana, dice: “Los Desana insisten de manera enfática en que son cazadores […] la horticultura tiene aún
menos prestigio [que la pesca] en la escala de sus valores, y declaran que la vida del cazador es la única que le viene bien a un
hombre” (1071, 11). En breve, una vez terminada su introducción,
en la cual la yuca* solo amerita una página, Reichel-Dolmatoff se
olvida completamente de ella.
Estoy segura que, la falta generalizada de interés respecto al
lugar que ocupa la yuca* en la ideología indígena, guarda relación
con la ausencia manifiesta de rituales en torno a su producción y
al hecho de que la mayor parte del trabajo que ésta implica se le
asigna a las mujeres: con toda seguridad, si hombres adornados
con plumas se encargaran de cavar, plantar, rallar, cernir, etc., la
yuca* recibiría toda la atención que merece. Es obvio que, en el
análisis general de cualquier sociedad humana, la cuestión respecto a qué actividades reciben atención ritual y por qué, es de capital
importancia. Sería tonto ignorar las pistas claves que el ritual
brinda en lo que concierne a las preocupaciones ideológicas de
cualquier grupo humano, pero no basta como excusa para ignorar otras actividades. Y esto resulta particularmente cierto para
sociedades que, como muchas de las amazónicas, poseen y conservan el conocimiento sagrado en forma de elaboradas mitologías
que abarcan todo tipo de actividades y elementos no manifiestos
en la vida ritual. En este contexto, resulta interesante anotar que
Lévi-Strauss, en su análisis formal del mito amerindio, encontró
350
Christine Hugh-Jones
necesario examinar el contenido conceptual de asuntos domésticos y cotidianos tales como cocinar, mientras que, por el contrario, muchos autores de monografías basadas en investigaciones de
campo simplemente no lo hacen.
De hecho, mi investigación demuestra que la yuca* es sumamente importante en la vida ritual de la gente del Pirá-paraná, y
no solo en la forma de chicha y almidón servidos durante el ritual
mismo, sino también en el restablecimiento de la vida cotidiana tal
y como yo la he descrito. Es más, los hombres admiten su importancia y se resalta también con frecuencia en los cánticos. Con todo,
no sobra decir que, de muchas maneras, los productos de la yuca*
que se utilizan para el consumo diario son importantes precisamente por su ausencia en los rituales y en esto se parecen a otros
alimentos. Una de mis principales preocupaciones en la disquisición y examen de las actividades de producción y consumo fue la
de demostrar que el ritual no es significativo en sí mismo; por el
contrario, su carácter especial proviene de su relación con la vida
cotidiana. De ahí que algunas actividades, se suspenden, algunas
personas son excluidas y algunos productos, cualidades y tipos de
comportamiento se prohíben; al mismo tiempo, todas estas cosas
son reemplazadas por sustitutos “rituales” obligatorios.
Cierto, las observaciones que acabo de hacer son lugares comunes, pero quizá ese sea el problema. Se dan por hecho en tal medida, que la naturaleza precisa de la relación que se establece entre
la jornada cotidiana y doméstica y la actividad ritual no se explora
de manera adecuada. Con frecuencia, el complejo en su totalidad se
observa solo desde el punto de vista ritual y esto trae como resultado que, así la actividad ritual se considera correctamente como
un proceso ordenado, pero varias prohibiciones y restricciones se
incorporan al análisis como si fueran elementos aislados (por ejemplo, “mujeres”, “fuego”, “carne”) en vez de tomarlos como representantes de otros procesos ordenados que pertenecen al dominio cotidiano. Intenté aquí alterar este desequilibrio prestándole especial
atención a la rutina doméstica.
Por último, el material sobre los conceptos espacio-temporales
reúne los procesos que gobiernan la conservación del cuerpo fisiológico y los distintos grupos sociales que acabo de mencionar. La
ideología indígena reconoce un conjunto de sistemas espacio-temporales análogos y, para poder acceder al pasado ancestral del que
351
Desde el río de leche
habla el mito, la gente tiene que trasladar o trasponer el sistema
del universo a aquellos sistemas que pueden cambiar o transformar
a través de la acción. Esto es lo que hacen durante el ritual y, por
tanto, aunque el ritual alude a todo tipo de poderes metafísicos y
procesos “imposibles” como morir y renacer, resucitar a los ancestros, transferencias de las almas y demás, el ritual es, en esencia, el
arte de lo posible. La información y datos aquí presentados sugieren que, en el caso del Pirá-paraná, el carácter especial del ritual
proviene de la congruencia entre estos distintos sistemas espaciotemporales y, de ahí, la congruencia de sus procesos subyacentes.
De hecho, los indígenas dicen que es precisa y específicamente en
el ritual donde la maloca se trastoca en universo, el yagé dentro del
cuerpo humano en anaconda y así sucesivamente.
Lo que acabo de decir, que los distintos grupos sociales solo
existen gracias a que los individuos piensan, hablan y se comportan como si en efecto existieran, se puede extrapolar a los poderes
metafísicos inherentes a la estructura del universo ancestral. En
la introducción dije que tales poderes son una proyección de la
misma experiencia cotidiana; del mismo modo, he sostenido aquí
que la estructura social más amplia es un producto de la actividad
individual. Sin embargo, también es cierto que, así como la norma de la exogamia es el poder más amplio en lo que concierne al
control de la actividad individual en la reproducción de grupos
de descendencia, así mismo el mundo ancestral es el más amplio,
global y exterior de todos los poderes que controlan y contienen
al individuo y al mundo de su experiencia cotidiana. Así las cosas, el poder ancestral evocado durante el ritual aporta el control
supremo necesario para traer unidad a la existencia del individuo
o, dicho de otra manera, para permitir que el individuo cree la
unidad en su propia existencia. El poder de control de este mundo
de fuera se manifiesta justamente cuando el incumplimiento de
las normas rituales trae como consecuencia el desorden, a su vez
una manifestación del poder ancestral, del cuerpo del individuo
de manera que éste enferma y muere. Se manifiesta de manera
positiva en la confianza de los individuos en el poder ancestral
capaz de realizar los cambios “imposibles” de los que acabo de
hablar. A lo largo de la celebración ritual, el énfasis recae sobre
la importancia del control consciente y resuelto del cuerpo, sobre
la importancia de las relaciones con los otros participantes (a través del uso del cuerpo durante la danza, el canto, etc.) y también
352
Christine Hugh-Jones
sobre las relaciones que conciernen a la estructura social más amplia y el mundo ancestral. Las distintas anacondas ancestrales
se mencionan en los cánticos y los distintos roles especializados
están representados en los instrumentos de He. Así las cosas, de
esta y otras maneras, la estructura social más amplia que, fuera
de ejercer el control negativo en la norma de la exogamia, resulta
por todo lo demás inaccesible al individuo, se alcanza durante el
ritual y se enlaza a la estructura del universo ancestral.
Toda esto conduce a una pregunta de fundamental importancia que ni siquiera se ha formulado aquí, mucho menos intentado
contestar. Hemos visto como la gente se ajusta dentro de grupos
patrilineales a distintos niveles estructurales y hemos explorado en
algún detalle las relaciones que se establecen entre dichas estructuras y otras esferas de la vida. El análisis culmina presentando
el esbozo de un conjunto integral y amplio de conceptos sobre el
espacio y el tiempo: tales conceptos ubican o enmarcan al individuo que habita en la región del Pirá-paraná, por un lado, con sus
respectivos procesos corporales internos y, por el otro, con la identidad socialmente impuesta de su grupo de descendencia, todo esto
en medio de un sistema que se expande hacia fuera para abarcar
todo el universo, pasado y presente. Este último descubrimiento
coincide perfectamente con el carácter de la organización social en
el Pirá-paraná, con sus aisladas y muy autónomas malocas, unidades ligadas a un amplio sistema de grupos de descendencia exogámicos. Sin embargo, esto no explica por qué tal tipo de organización debiera darse en primer lugar. Existen muchos otros tipos de
organización entre las sociedades a pequeña escala conformadas en
las selvas tropicales, pero al parecer, en ninguna de ellas se trasluce un énfasis tan marcado sobre la pertenencia o “afiliación” de
grupos ampliamente dispersos y no corporativos. Así, la pregunta
fundamental a hacerse es por qué la existencia de tal norma de la
exogamia en este particular contexto histórico y geográfico. Y se
trata de una pregunta que debemos contestar de manera diferente.
353
Parte IX
Apéndices
Desde el río de leche
APÉNDICE 1
Los grupos nombrados
L
a lista a continuación cubre a casi toda la gente que
habita en las riberas del Pirá-paraná y sus afluentes.
Sin embargo, también cubre algunas regiones por fuera del Pirá-paraná y deja a un lado a algunos individuos aislados
que viven dentro del área del Pirá-paraná, pero que pertenecen a
grupos en principio ubicados por fuera. No hay nada que pudiera
considerarse un recuento exacto de la agrupación de clanes en unidades mayores. Los nombres de los clanes, su orden jerárquica por
nacimiento y su pertenencia a unidades de descendencia mayores,
aún se discuten entre los mismos indígenas. De manera que solo
podemos hablar de relativamente altos o bajos niveles de consenso en lo que concierne a ciertos aspectos de la estructura de los
grupos de descendencia. Me sería imposible dar cuenta de la cantidad de versiones encontradas que escuché, de manera que opté por
combinarlas todas en una como mejor pude.
El orden de mis listas representa el orden de nacimiento de
los clanes, tanto como fue posible; entre el grupo Barasana, el primero es el mayor y el último el más joven. Incluso los menos conocidos clanes que incluyo fueron en efecto mencionados en varias
ocasiones. Cuando quiera que tengo información consistente sobre
el rol especializado de un clan, lo incluyo a partir de mi particular distribución de roles especializados, queda claro que algunos
de mis mayores unidades exogámicas incluyen o implican más de
una estructura de Grupo exogámico simple. Los grupos señalados
con un asterisco (*) son aquellos a los que se alude con frecuencia,
pero dicen estar extintos. Los nombres entre corchetes son aquellos que, por lo general, parecen aludir al mismo grupo de gente
aunque, una vez más, algunos informantes consideran que se trata
de gentes o grupos diferentes. Así las cosas, mi lista bien puede
cotejarse de manera útil con las de Bidou (1976, 135 - 187), Brüzzi
(1962, 78 - 136), Jackson (1972, 296 - 297), Langdon (1975, 46),
Torres (1969, 18) y Smith (1974, 110, 111). La información que
356
Christine Hugh-Jones
ofrece Fulop (1955) es demasiado confusa como para ser útil, dado
que las distintas unidades exogámicas del Pirá-paraná se presentan
todas como subdivisiones de un una única unidad exogámica como
la de los Tucano*.
Los nombres de los clanes están dados en lengua Barasana;
no siempre coinciden con los nombres auto-referenciales, pero allí
donde son distintos, con frecuencia se trata de una traducción directa del nombre auto-referencial. Así, por ejemplo, el clan Bará
Munganyara se autodenominan como Wamutanyara, pero ambas
denominaciones se pueden glosar como gente de [la planta] Selaginella.
Barasana
Algunas veces aluden a ellos como los Hanerã o Yeba
Masa. Por lo general, se les considera descendientes de Yeba:
Roe Masa y Emoa Masa siendo, por tanto, “hijos de los dedos”
(ver, p. 39).
Grupo 1
Sur del Pirá-paraná y en el Caño Komeyacá con algunos grupos que se extienden hasta el Apaporis y el Tiquié. Hablan Makuna.
Roe Masa
Emoa Masa
Wiyoa
Bailarines/cantantes
Chamanes
Yeba Masa
Jefes
Munowariana
Chamanes
Buhoa
Chamanes
Sēarã
Sirvientes
*Yawiboarã
Sirvientes
357
Desde el río de leche
Grupo 2
Curso medio del Pirá-paraná y Caño Tatú. Hablan Barasana.
Kome Masa
Gudanĩrā
Jefes
Okotokõroa
Guerreros
Umanyarā
---
Riatuna Mitoya Riatuna
Jefes
Yaia Masa
---
Buai Masa
Bailarines / cantores
Hēhēmona
Buhu Daria
Chamanes
Wahekonyarā
Sirvientes
*Rike Hanerā
---
*Wahuarā
---
*Auroa
---
*Roka Masa
---
y
Grupo afín aislado
conocido como “Primos
cruzados de los lados de la
casa” (Ver, p. 43 nota pie de
página N.º 5).
Kayaroa
Umua Masa
Grupo 3
Norte y centro del Pirá-paraná en particular sus afluentes
orientales. Hablan Barasana.
Koamona
Bosetutu Koamona (sub-grupo)
Yukututu Koamona (sub-grupo)
Jefes
Rasegana
Nyake Hino Rĩa
Meni Masa
Bailarines / cantores
Yuku Komia (sub-grupo)
Yebau Komia (sub-grupo)
Guerreros
Daria
Kanea Daria
Chamanes
Wabea
Sirvientes
358
Christine Hugh-Jones
Bará
Se conocen de manera colectiva como los Wai Masa. En general son considerados descendientes de Wai Hino, Anaconda Pez,
hermanos menores de los Tucano* y mayores de los Kawiyerí y los
Yurutí. Se ubican sobre el Makuku-Paraná, los caños Japú e Inambú
(solo Boa Hamoa) y las cabeceras del Caño Colorado. Hablan Bará.
Boa Hamoa
---
Barayuerã
Jefes
Kawayaria
Biadairoa
---
Wãinyakõroa
---
Munganyarã
---
*Garoa
Chamanes
*Wamunyarã
Sirvientes
Tatuyo
Se conocen de manera colectiva como los Suna (aunque dos
grupos sobre el Canañari, los Kata Suna y los Koa Suna, Tatuyohablantes, se consideran hermanos menores de los Bará). Por lo
general, son considerados descendientes de Umua Hino, Anaconda
Celeste. Están ubicados en el curso medio y norte del Pirá-paraná,
Caño Japú, y grupos aislados en el Vaupés. Tatuyo-hablantes.
Hamoa Suna
Jefes
Hetari Suna
Turiho Suna
Waiya Suna
Bailarines / cantores
Pahana
Yohoa
---
Hinoa Suna
Guerreros
Oa Suna
Chamanes
Yuca Suna
---
Suna Bururi
---
Komia Suna
---
Rĩhotohõroa
Suna Rĩa
Sirvientes
*Sãroa
---
*Nyama
Sirvientes
359
Desde el río de leche
Taiwano
Conocidos como los Eduria. Generalmente considerados descendientes de Uko Hino, Anaconda de Remedio. Se encuentran
en el centro-oriente del Pirá-paraná y se extienden al Canañari,
y un grupo aislado en el alto Tiquié. Los grupos Gawa Bukura y
Ngonearā no siempre se reconocen como Edurias en lo que a su
descendencia concierne. Hablan Barasana.
Gawa Bukurã
Jefes
Kõhãnyarã Eduria
Uko Hino Rĩa
Bailarines / cantores
Kawianyarã
---
Wetayoa
Chamanes
Ngonearã
Guerreros
Karapana
Conocidos como los Mutea. Generalmente considerados descendientes de Uko Hino, Anaconda Remedio y, por tanto, de la misma línea de descendencia que los Eduria. Están esparcidos por todo
el Pirá-paraná, el Caño Ti y el Papurí. Hablan karapana.
Mutea Hakarã
Koakõroa
---
Hotanyarã Mutea
---
Durua
Guerreros
Momia
---
Hiasēa
---
Makuna
Conocidos como los Oko Masa, Gente de Agua. Generalmente
son considerados descendientes de Oko Hino, Anaconda Agua. Se
encuentran en el Bajo Pirá-paraná, especialmente, en el Caño Komeyaká y se extienden al Apaporis. Hablan Makuna.
360
Christine Hugh-Jones
Tabotihēhēa
Jefes
Buhagana
Osoa
---
Suroa
Hogoroa Suroa
---
Sãirã
Oko Hino Rĩa
Guerreros
Umua Masa
---
Bu Utia
Utia Masa
---
361
Desde el río de leche
APÉNDICE 2
Terminología de parentesco
A
continuación ofrezco una lista de los términos de parentesco de uso corriente actual entre los Barasana del
Caño Colorado. Señalo los parientes genealógicamente más cercanos a cada término con los símbolos convencionales seguidos de una descripción en términos de su pertenencia a grupos
(“unidad de descendencia exogámica propia” o “unidad de descendencia exogámica distinta”) y generaciones. En algunos pocos casos, el uso terminológico para esta segunda descripción no es cierta, esto ocurre cuando los miembros de las generaciones +1 o -1,
que pertenecen a unidades exogámicas externas, se han clasificado
como agnatos (terminológicamente hablando) después de contraer
matrimonio con un miembro de una unidad exogámica externa. Así
las cosas, para dar un ejemplo, mi MBW se clasificará como mekaho
aunque ésta no provenga de mi propia unidad exogámica. No he
incluido todos los términos compuestos que podrían usarse al hacer
referencias descriptivas de parentesco (por ejemplo, mekaho manahu) con el fin de informar más precisamente al interlocutor.
A
se utiliza como tratamiento al dirigirse a la(s) persona(s) pertinente(s)
R
se utiliza al aludir o referirse a terceros
Términos usados por un yo masculino.
(Los términos en itálica y negrita son aquellos que también
usaría un yo femenino).
nĩku
A+R
FF, MF, hombre de segunda o más lejana generación
ascendente.
nĩko
A+R
FM, MM, mujer de segunda o más lejana generación
ascendente.
haku
R
padre propio.
kaku
A+R
padre propio.
buamu
A+R
FB, MZH, hombre de primera generación ascendente,
miembro del Grupo exogámico del yo.
362
Christine Hugh-Jones
bua
A
término cariñoso para buamu cercano.
mekaho
A+R
FZ, MBW, mujer de primera generación ascendente,
miembro del Grupo exogámico del yo.
umaniko
R
madre de la esposa.
hakoarumu
A+R
MB, FZH, hombre de primera generación ascendente y
miembro de un grupo afín.
umaniku
R
padre del esposo.
hako
R
madre propia.
kako
A+R
madre propia.
buamo
A+R
MZ, FBW, mujer de primera generación ascendente y
miembro de un grupo afín.
A+R
eB, hombre de la misma generación del yo, perteneciente a su mismo Grupo exogámico, que a su vez es su
hermano agnado mayor o cuyo padre jugó el papel de
hermano mayor del padre del yo.
A+R
eZ, mujer de la misma generación del yo, perteneciente a su mismo Grupo exogámico, que a su vez es su
hermana agnada mayor o cuyo padre jugó el papel de
hermano mayor del padre del yo.
A+R
yB, hombre de la misma generación del yo, perteneciente a su mismo Grupo exogámico, que a su vez es su
hermano agnado menor o cuyo padre jugó el papel de
hermano menor del padre del yo.
bedeo
A+R
yZ, mujer de la misma generación del yo, perteneciente a su mismo Grupo exogámico, que a su vez es su
hermana agnada menor o cuyo padre jugó el papel de
hermano menor del padre del yo.
bede
A
diminutivo de bedi o bedeo.
tenyu
A+R
FZS, MBS, WB, ZH, hombre de la misma generación
del yo, perteneciente a un grupo afín, a su vez hijo de
hakoarumu y mekaho.
tenyo
R
FZD, MBD, mujer de la misma generación del yo, perteneciente a un grupo afín, a su vez hija de hakoarumu
y mekaho.
mekaho
mako
A
FZD, mujer de la misma generación del yo, perteneciente a un grupo afín, a su vez hija de mekaho.
hakoarumu
mako
A
MBD, mujer de la misma generación del yo, perteneciente a un grupo afín, pero no hija de mekaho sino de
hakoarumu.
manaho
R
esposa.
maku hako
R
esposa, madre de hijo propio.
gagu
gago
bedi
363
Desde el río de leche
mako hako
R
esposa, madre de hija propia.
rĩa hako
R
esposa, madre de hijos propios.
buhibako
A+R
WZ, BW, mujer que es gago o bedeo de la esposa propia
o esposa del gagu o bedi del yo.
hako maku
A+R
MS, MZS, hombre de la generación del yo, perteneciente a un grupo afín, hijo de buamo, esposo de tenyo o
tenyu de su propia esposa.
hako mako
A+R
MD, MZD, mujer de la generación del yo, perteneciente a un grupo afín, hija de buamo, esposa de tenyu o tenyo
de su propio esposo.
heyuu
R
co-esposo, WHZ, hombre de la generación del yo,
casado con su esposa (la del yo) o con la hermana más
cercana de ésta última.
maku
A+R
S, hombre de primera generación de ascendencia,
perteneciente al Grupo exogámico del yo y vínculo
genealógico estrecho con éste.
mako
A+R
D, mujer de primera generación de ascendencia, perteneciente al Grupo exogámico del yo y vínculo genealógico estrecho con ésta.
gahe
A+R
BS, BD, hombre o mujer de primera generación de
ascendencia, perteneciente al Grupo exogámico del yo
y cuyo vínculo genealógico con el yo relevante es más
lejano que el de un hijo propio.
haroagu
A+R
ZS, DH, hombre de primera generación de ascendencia, miembro de un grupo afín.
haroago
A+R
ZD, SW, mujer de primera generación de ascendencia,
miembro de un grupo afín.
buhi
R
esposo de hija.
hēho
R
esposa de hijo.
hanami
A+R
SS, DS, hombre de segunda o más distante generación
de ascendencia.
hanenyo
A+R
SD, DD, mujer de
Términos usados por un yo femenino.
En la lista anterior un término se resalta en itálica y negrita
cuando quiera que la descripción adjunta se implemente igual por
parte de ambos géneros. Así, una de las razones por las cuales maku
no se resalta en negrita es porque una mujer la usaría para aludir
a miembros de grupos afines. Aquellos términos que obliguen des-
364
Christine Hugh-Jones
cripción separada o adicional y también aquellos de exclusivo uso
femenino, siguen a continuación.
hakoana
A+R
MB, FZH, hombre de primera generación ascendente, miembro de un grupo afín.
manahu
R
esposo.
maku haku
R
esposo, padre de hijo propio.
mako haku
R
esposo, padre de hija propia.
rĩa haku
R
esposo, padre de hijos propios.
osimo
A+R
BW, HZ, mujer gago o bedeo del esposo o esposa del
gagu o bedi del yo.
tenyu
R
FZS, MBS, hombre de la generación del yo, miembro
de un grupo afín que a su vez es hijo de hakoana y
mekaho.
mekaho maku
A
FZS, hombre de la generación del yo, miembro de un
grupo afín e hijo de mekaho.
hakoana maku
A
MBS, hombre de la generación del yo, miembro de un
grupo afín, pero no hijo de mekaho sino de hakoana.
hakoana mako
A
MBD, mujer de la generación del yo, miembro de un
grupo afín, pero no hija de mekaho sino de hakoana.
buhibaku
A+R
HB, ZH, hombre que es a la vez gagu o bedi del esposo o esposo del gago o bedeo del yo.
heyo
R
co-esposa, HBW, mujer de la generación del yo,
casada con el marido propio o con el hermano más
cercano de éste.
maku
A+R
S, ZS, HBS hombre de primera generación de descendencia, miembro de un grupo afín.
mako
A+R
D, ZD, HBD, mujer de primera generación de descendencia, miembro de un grupo afín.
hamoku
A+R
BS, DH, hombre de primera generación de descendencia, perteneciente al grupo exo
hamoko
A+R
BD, SW, mujer de primera generación de descendencia, perteneciente al grupo exo
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Bibliografía
Desde el río de leche
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Christine Hugh-Jones
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