La privatización del agua. Iván Navarro Sandomingo Actualmente vivimos una tendencia cada día más en aumento como la privatización del agua, como síntoma más claro la noticia reciente de que empezaba a cotizar en la bolsa de los Estados Unidos. Un recurso que hasta hace no mucho pasaba desapercibido y no llenaba titulares, aunque con el cambio climático, la sequía y la contaminación es un tema que está en auge y acapara titulares. La privatización del agua es un tema que trae muchísima controversia generando un debate que tiene tanto partidarios como detractores en todos los niveles. Por un lado, los que defienden estas medidas llevadas a cabo principalmente por grandes multinacionales abogan por que una privatización del agua aumentaría la eficiencia de dicho recurso disminuyendo las pérdidas de agua llevadas a cabo mediante el transporte hasta los hogares, por ejemplo, después de la privatización del suministro de agua en Buenos Aires, Argentina, en 1993, se informó que las pérdidas de agua se redujeron del 45% al 17% en cinco años (Carlos M. Vilas, 2007). También se defiende que privatizando la gestión del agua se mejoraría la calidad del servicio, en partes de Reino Unido, donde se han privatizado los servicios de agua, se han realizado inversiones significativas en infraestructura, lo que ha llevado a una mejora en la calidad del agua y una reducción en las interrupciones del servicio (OECD, 2009). En contra posición están los que exigen que este servicio se mantenga público y no sea convertido en un negocio por parte de ninguna empresa al ser un derecho básico, se defiende que una privatización al primar el beneficio económico frente al resto de factores aumentaría los precios indiscriminadamente, por ejemplo, después de la privatización del agua en Cochabamba, Bolivia, las tarifas aumentaron en promedio un 50%, llegando hasta un 300% lo que provocó protestas y disturbios en la ciudad. (Grupo Semillas, 2006). También existe el riesgo de que peligre el acceso al agua de poblaciones con bajos recursos, hay varios precedentes de lugares donde después de la privatización del agua, al no depender ya del estado, las personas con bajos recursos han experimentado grandes dificultades para acceder al agua, llevando aún más a estas personas a la exclusión social. (Ecologistas en Acción, 2012) En conclusión, si bien es cierto que una privatización del agua puede ayudar a mejorar el servicio y optimizar su uso, abre la puerta a situaciones tan distópicas como personas que puedan perder el acceso a un bien tan básico por carencias económicas. La decisión sobre la privatización debe considerar cuidadosamente estos efectos y garantizar el acceso equitativo al agua potable como un derecho fundamental. Bibliografía: -Water Privatization in Buenos Aires. https://www.researchgate.net/publication/305188870_Water_Privatization_in_Buenos_ Aires -Private Sector Participation in Water Infrastructure. https://www.oecd.org/env/resources/42350657.pdf -La guerra del agua de Cochabamba – Bolivia. La movilización de todo un pueblo en defensa de un bien común https://www.semillas.org.co/es/la-guerra-del-agua-de-cochabamba-bolivia-lamovilizacin-de-todo-un-pueblo-en-defensa-de-un-bien-comn -La privatización del agua en España. https://www.ecologistasenaccion.org/22703/la-privatizacion-del-agua-en-espana/