PSIQUIATRIA CLÁSICA SURGIMIENTO DE LA PSICOPATOLOGIA COMO CIENCIA La Psicopatología no está dada desde el vamos, surge tocada por el empuje del discurso científico. Trayectos: 1. LANTERI-LAURA, G. 2. BERCHERIE, P. 3. ACKERNECHT La psiquiatría nace con Pinel a fines del siglo XVIII. Se caracteriza por lo que Foucault llama una "clínica de la mirada" (diferente a la clínica del psicoanálisis, que es “la clínica de la escucha”): una descripción detallada, lo más fiel posible a lo que se ve, que apunta a distinguir fenómenos y a agruparlos en cuadros clínicos de la manera más neta y clara. Se organizan las clasificaciones en las cuales estas entidades clínicas quedan inscritas y ordenadas según criterios definidos. LANTERI-LAURA, G.: LOS PROBLEMAS DEL PARADIGMA ACTUAL (1905) Lanteri-Laura propone la utilización del concepto paradigma para realizar una lectura de la historia de la Psiquiatría, desde sus orígenes hasta la actualidad. El concepto de paradigma lo toma del filósofo Thomas Kuhn, este decía que el paradigma responde al conjunto de saberes que sostienen a la ciencia normal en una determinada época. Permite resolver los problemas planteados en un campo científico dado. Es un marco en el interior del cual son posibles un conjunto de teorías. Finalizado el período de la ciencia normal, llega la crisis (ruptura) y con ella se rompen todos los marcos teóricos establecidos hasta el momento, dando lugar a nuevo paradigma (con su respectiva ciencia normal) en el cual nuevas teorías sustituirán a las viejas aunque todos los conocimientos, viejos y nuevos, se complementan, es decir, los viejos no se desechan. Lanteri-Laura distingue aplicando este concepto 3 épocas/momentos/paradigmas en el desarrollo de la psiquiatría, a saber: Paradigma de la Alienación Mental (o clínica sincrónica, según Bercherie, P.) Paradigma de las Enfermedades mentales (o clínica diacrónica, según Bercherie, P) Paradigma de las Grandes estructuras psicopatológicas 1° PARADIGMA DE LA ALIENACIÓN MENTAL La psiquiatría clásica surge en 1973, de la mano de Pinel. Corresponde al pasaje de la noción social y cultural de "locura" al concepto médico de "alienación mental". Podríamos ubicarlo como el paso fundacional de la psiquiatría que introduce la locura en el campo de la medicina, con lo cual pasa a considerarla como una enfermedad. Pinel, junto a Esquirol, considera a la alienación mental como una especialidad autónoma (singular). La alienación es una enfermedad, con un método que define un objeto: la observación. Corresponde a la clínica de la mirada. Supone una única forma de tratamiento: el tratamiento moral (aislar al paciente). En este período surge el dispositivo de la internación como parte esencial del tratamiento moral. El asilo sería un ambiente enteramente racional que podría volverle la razón al alienado (pacientes que se vuelven “otros” cuando enloquecen). La crisis (al estilo Kuhn) de este paradigma puede ubicarse a mitad del siglo XIX a partir de la obra de Falret. Sostuvo que lejos de tratarse de una enfermedad única, la patología mental se constituía de una serie de enfermedades específicas e irreductibles unas a las otras. La obra de Falret sienta las bases para que se construya el nuevo paradigma de LAS enfermedades mentales, ya no LA alienación mental, en singular, presuponiendo una única modalidad de presentación de la patología mental. Pensaban que hay más de una manera de estar enfermo, lo que da cuenta de la pluralidad de presentaciones. 2° PARADIGMA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES Este nuevo paradigma pone el acento en la semiología y en la observación clínica del paciente, ya que al multiplicarse las enfermedades se vuelve crucial la evaluación diagnóstica. Al constituirse la patología mental como un conjunto de enfermedades distintas, con sus signos propios y sus modos singulares de evolución, se requería reconocer sus signos. Es así como se despliega la semiología psiquiátrica para establecer un pronóstico y un tratamiento adecuado. Esto produce un desarrollo marcado en la clínica: la construcción de las grandes nosografías. La crisis de este paradigma se da porque la multiplicación de las especies mórbidas se torna difícil de ordenar. Es decir, se produjo una proliferación de enfermedades sin causa. Empiezan a aparecer clasificaciones, pero con ellas aparecen los problemas. Se multiplicaron las enfermedades, demasiadas clasificaciones, que se hizo imposible de usar. 3° PARADIGMA GRANDES ESTRUCTURAS PSICOPATOLÓGICAS Se empezó a tratar de agrupar el caos que se generó en ese momento, debido a la proliferación de enfermedades sin causa. La psiquiatría empezó a organizar las enfermedades en grandes estructuras, utilizando hipótesis psicoanalíticas. Todas aquellas clasificaciones se empiezan a agrupar en grandes estructuras (psicosis, neurosis). Básicamente lo que dice Lanteri-Laura, es que esto se agota porque así como se multiplicaron las enfermedades en el segundo paradigma, en el tercero se multiplican las psicopatologías, hay distintas maneras de entender la psicopatología. Distintas escuelas. BERCHERIE, P.: FUNDAMENTOS DE LA CLÍNICA (1995) 1799, se da el nacimiento de la psiquiatría de la mano de Philippe Pinel. Este médico francés cambió la actitud de la sociedad hacia los enfermos mentales. Pinel llama a la locura “Alienación mental”. Dice que la Alienación Mental se capta por medio de la información empírica de fenómenos. Método: Observación empírica a las personas afectadas y ubicación de rasgos. Un alienado es alguien que tiene las funciones superiores del Sistema Nervioso perturbadas. Esta perturbación no es producto de una lesión ni fiebre. Se hablaba de síndromes, es decir, conjunto de síntomas observables, dentro de la locura entendida como género único. El campo de la psiquiatría de esa época era la clínica de la mirada que responde al método de la observación fielmente detallada. Pinel, en su "Tratado de la locura" clasificó las enfermedades mentales en cuatro tipos: manía, melancolía, idiocia y demencia, y explicó su origen por la herencia y las influencias ambientales. Así Pinel funda un campo: La Psiquiatría y de la manera que la pensó, este paradigma dura hasta 1854. Podemos plantear una línea de tiempo: CLINICA SINCRÓNICA-SINDRÓMICA Sigue el paradigma de la Alienación mental. Nace con Pinel. Le siguen Esquirol, Griesinger y abarca la primera mitad del siglo XIX. Se trata de la concepción de "la" enfermedad mental como un cuadro único que podía tomar distintas formas en distintos pacientes, o en distintos momentos, pero sin dejar de constituir una sola enfermedad: la Alienación Mental. Se considera a los alienados como enfermos, concernidos por el campo de la medicina. La clínica sincrónica-sindrómica se caracteriza por el “caso por caso”. Los psiquiatras veían al enfermo en el aquí y el ahora para extraer el síntoma central, cuyo método es la observación. No tenía en cuenta la evolución progresiva de la enfermedad, era limitada. CAÍDA DE LA CLÍNICA SINCRÓNICA-SINDROMICA Bayle descubre en 1822 que varias de las entidades descriptas por los alienistas de la clínica sincrónica en realidad correspondían a diferentes momentos en la evolución de una misma enfermedad: la Parálisis General Progresiva (PGP). Este neurólogo francés, estudia una multitud de casos que asolaban los psiquiátricos de Francia. Estos casos son con delirio monomaniaco, con exaltación. Una fase exaltada con ideas varias e inconmovibles en el tiempo, empeora, el delirio se vuelve general, hay logorrea y furor. En un tercer momento, hace que se transforme en una persona incoherente, hay amnesia, demencia y luego muerte. Con el descubrimiento del PGP se da un punto crucial, la caída de la clínica sincrónica y la salida a un nuevo paradigma que da origen a la clínica diacrónica. Falret, toma el descubrimiento de Bayle. Hace una crítica radical de la vieja metodología. Piensan las enfermedades mentales con una hipótesis etiopatológica, con el modelo de las Parálisis Generales Progresivas. Él afirma que no hay una sola enfermedad de alienación sino que hay más de una (quiere llegar al 2do paradigma). Etiopatología es una palabra que se usa en medicina, donde se ubica la causa de una enfermedad. El descubrimiento de Bayle, sumado a la nueva metodología utilizada por la escuela de Falret y la propuesta de Morel, quien propone para las enfermedades mentales sin causa orgánica el estudio de la predisposición=degeneración hereditaria, sentará los principios para la construcción de una nueva clínica: CLÍNICA DIACRÓNICA-CLÍNICA DE LA”S” ENFERMEDADES MENTALES ANÁTOMOEVOLUTIVAS O período de "las" enfermedades mentales. Se profundizó la observación de los estados terminales de los cuadros clínicos, o sea la evolución de los mismos, su desarrollo en el decurso del tiempo (pasado-presente-futuro del enfermo), y no solamente el corte sincrónico que se realiza en el momento del examen psiquiátrico. Sus principales exponentes son: Falret, Kahlbaum, Kraepelin, Sérieux, Capgras, Séglas, Ballet, Bleuler, Clérambault. Una enfermedad determinada se define por varios parámetros: una evolución típica, una etología conocida, un tipo de lesión histopatológica definida y un mecanismo fisiopatológico preciso. Esto llevaría a encontrar un tratamiento específico para cada enfermedad. Este cambio de paradigma y de método posibilitó definir cuadros clínicos de manera clara y distinta según parámetros surgidos de lo observable y suponiendo una lesión específica para cada uno de ellos. TIPOS DE SÍNTOMAS FUNDAMENTALES/POSITIVOS: Aquellos que deben aparecer sí o sí para diagnosticar la enfermedad (por ejemplo, en la paranoia, el delirio crónico sistematizado). SECUNDARIOS/ACCESORIOS: Pueden o no aparecer, o aparecer tardíamente en el decurso de la enfermedad. (ejemplo, pueden presentarse alucinaciones en la demencia precoz, o, si hay afectación del cuerpo en una demencia precoz se trata de catatonía). NEGATIVOS: No deben aparecer. Y si aparecen, entonces se trata de otra entidad clínica (no pueden presentarse perturbaciones de la memoria o la inteligencia en la demencia precoz, porque en ese caso se trataría de un daño cerebral. No pueden aparecer alucinaciones en la paranoia, tal como Kraepelin la define). Kraepelin propone distinguir 3 tipos de psicosis, demencias exógenas: 1.-Paranoia: “desarrollo insidioso dependiente de causas internas y según una evolución continua, de un sistema delirante duradero imposible de quebrantar, que se instaura con una conservación completa del orden y de la claridad en el pensamiento, el deseo y la acción.” 2.-Psicosis maníaco depresiva: “estados agudos que evolucionan de manera periódica pero dejan tras de sí un psiquismo intacto, y donde no se nota por otro lado que la personalidad se vea afectada de manera grave (disociación) durante el ataque. 3.-Demencia precoz: Síndrome basal: decaimiento afectivo, indiferencia, apatía, ausencia de iniciativa voluntaria, desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad. Síntomas accesorios: depresión, excitación, ideas delirantes, alucinaciones, síndrome catatónico. “Estados agudos o crónicos que evolucionan fatalmente hacia una forma particular de deterioro mental”. Hebefrenia Catatonia Demencia paranoide A partir de la 6ta edición agrupa la hebefrenia, catatonia y demencia paranoide bajo la entidad de demencia precoz CRÍTICA DE LA ESCUELA FRANCESA A KRAEPELIN ¿Quiénes lo critican? Bleuler, Serieux y Capgras, Séglas, Ballet. A-En relación a la Demencia Precoz: Le critican que las llame “Demencias”, porque es un nombre que remite a lo orgánico. Y que las nombre como “Precoces”, porque sólo es así en el caso de la Hebefrenia y la Catatonia, pero no así en la Demencia Paranoide. Le critican la inclusión de formas clínicas que no responden exactamente al mismo criterio evolutivo de la demencia precoz. 1.-Formas clínicas de comienzo más temprano: 1. la hebefrenia, 2. la catatonia 2.-Un grupo -más sistematizado, -de comienzo más tardío, y -de deterioro menos pronunciado:La Demencia Paranoide, con un subgrupo que llama demencia paranoide fantástica. Le critican que agrupó distintas entidades que no respetan un criterio evolutivo, que evolucionan de distinta manera, no todas las entidades terminan necesariamente en demencia. Incluye cuadros muy diferentes bajo el mismo nombre. En función de estas críticas, en la 8va edición construye: El grupo de las “demencias endógenas”, donde distingue dos grupos: Demencia precoz restringida Parafrenias DEMENCIA PRECOZ RESTRINGIDA Daño en la esfera volitiva, delirios mal sistematizados, con ideas quebrantables, de comienzo temprano y deterioro rápido, con nueve formas clínicas entre ellas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Hebefrenia Catatonía Esquizofrenia Demencia simple Demencia paranoide ligera Demencia paranoide grave Formas distímicas Esquizofasias Demencias agitadas Y crea una entidad autónoma de la demencia precoz que va a llamar parafrenias con 4 formas clínicas: 1. 2. 3. 4. Expansiva Confabulatoria Sistemática Fantástica PARAFRENIAS Es una entidad a mitad de camino entre una paranoia y una demencia precoz, un cuadro intermedio. En las parafrenias el delirio no está ni tan bien sistematizado como la paranoia ni tan mal como la demencia precoz. Las ideas delirantes no serán ni tan inquebrantables como en la paranoia, ni tan cambiantes como en la demencia precoz. Su comienzo no será tan precoz ni su deterioro tan rápido como la demencia precoz, ni tan lento y progresivo como en la paranoia. La parafrenia no “le entra” a Kraepelin en las paranoias porque tiene alucinación, pero tampoco en la demencia precoz porque su evolución no es tan rápida y demencial. En Francia, Ballet le dará a la parafrenia de Kraepelin el nombre de Psicosis alucinatoria crónica (PAC). Gillbert Ballet agrupa con este nombre el conjunto de los delirios crónicos alucinatorios no discordantes (tomando como modelos el Delirio de Evolución Sistemática de Magnam, y la psicosis de influencia de Seglas). Lo que caracteriza a esta psicosis es la larga resistencia que muestra el paciente a la irrupción mórbida. Evolución típica de la PAC: 1. Incubación con malestar, inquietud y tendencia interpretativa, lleva a una idea de persecución. 2. Aparición de alucinaciones auditivo-verbales y sensitivas, luego sistematización del delirio persecutorio, debilitamiento de la personalidad. 3. Delirio de grandeza que domina el cuadro. 4. Debilitamiento psíquico terminal del enfermo, se trata de una demencia vesánica donde domina la disociación y la inteligencia no es abolida (esta última etapa puede o no suceder). De Clerembault bautizará al automatismo mental, con eco y robo del pensamiento como sus prototipos. Se encuentra a los pacientes intactos con sus atribuciones y motivaciones luchando interminablemente contra la invasión de fenómenos parásitos. B- En relación a la Paranoia Serieux y Capgras: integran la paranoia de Kraepelin y distinguen: 1. DELIRIO DE INTERPRETACIÓN (igual a la Paranoia de Kraepelin) 2. DELIRIO DE REIVINDICACIÓN El delirio de reivindicación de Serieux y Capgras es igual al delirio de querulancia de Kraepelin en la 8va edición. Con lo cual van a delimitar: Locuras razonantes (delirio de interpretación, la Paranoia de Kraepelin) Locuras pasionales (delirio de reivindicación, el delirio de Querulancia de Kraepelin) Sobre esta base, De Clerambault producirá la división en: 1. Paranoia vera (delirio en red) 2. Delirios pasionales a. Erotomanía b. Reivindicación c. Celos CAIDA DE LA CLÍNICA DIACRÓNICA Vemos que comienza a producirse una multiplicación de entidades clínicas que no son fáciles de clasificar. Freud inicia la búsqueda del mecanismo formador de síntomas. El psicoanálisis comienza a buscar causas psicopatológicas y las encuentra en la formación de síntomas. Bleuler, Janet, Freud, son parte de este movimiento que va cuestionando la clínica diacrónica. Nace entonces lo que Bercherie va a llamar Clínica Psicodinámica. CLÍNICA PSICODINÁMICA (1926) Bleuler crea el grupo de las Esquizofrenias, basando lo que para Kraepelin se nombraba como Demencia Precoz, ya no en la lesión en la esfera volitiva, sino en la Disociación (déficit, trastorno de ideas y representaciones), como trastorno generador fundamental que determina la desaparición del poder regulador y organizador de la conciencia y el yo, generando el autismo (predominio de los complejos emocionales sobre la síntesis personal y la percepción de la realidad). Jaspers por entonces, establece la Psicopatología, donde se ponen en juego relaciones de comprensión (psicogénesis comprensible), y relaciones causales (trastorno generador), articulando patología constitucional y grado de reacción a acontecimientos vitales. CUADRO COMPARATIVO BERCHERIE, P. LANTERI-LAURA, G. CLÍNICA SINCRÓNICA-SINDRÓMICA (de Pinel a Bayle; de Bayle a Falret) PARADIGMA DE LA ALIENACIÓN MENTAL CLÍNICA DIACRÓNICA (de Falret a Kraepelin) PARADIGMA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES CLÍNICA PSICODINÁMICA (de Kraepelin a Bleuler) PARADIGMA DE LAS GRANDES ESTRUCTURAS PSICOPATOLOGICAS ACKERNECHT, E.H.: BREVE HISTORIA DE LA PSIQUIATRIA (1979) PERIODO PRIMITIVO Desde que el hombre es hombre ya existía la “locura”, era entendida desde una posesión sobrenatural. Se atribuyen casi todas al ataque de fuerzas sobrenaturales: malos espíritus, dioses, hechicería o brujería, posesión. Se usaba la terapia mágico-religiosa con invocación de espíritus, fórmulas mágicas, rezos, cantos y danzas. Confesión y sugestión. El tratamiento consistía en extraer aquello sobrenatural. PERÍODO GRECO-ROMANO Concepto de enfermedad: Unitario: perturbación de Humores, teoría humoral, fluidos del cuerpo. Las enfermedades crónicas se clasificaban en manía y melancolía; las agudas eran aquellas que aparecen y se van, ejemplo, la frenitis, delirio febril. Para la medicina griega eran enfermedades del cuerpo y del alma. PSIQUIATRÍA RENACENTISTA Para la edad media, la enfermedad mental se ubica del lado de lo endemoniado cuyo tratamiento era extraer aquello endemoniado, los mandaban a la hoguera. Hay un retroceso, se vuelve a lo sobrenatural. El enfermo era un poseído por el demonio. Cualquier desviación a nivel mental, físico era considerado un poseído. Con el Renacimiento (renacer de ideas) surgen los hospitales y con ello el comienzo de la internación, se comienza a estudiar las enfermedades mentales desde una perspectiva científica. PSIQUIATRIA DEL S XVIII La psiquiatría se vuelve una ciencia autónoma. Hay una nueva concepción. Se termina con la idea de lo sobrenatural y de lo incurable. Se originan tratamientos. Se produce un quiebre con la llegada del Iluminismo. Se produce el movimiento de liberación. Pinel y Esquirol traen una nueva época en psiquiatría. Se libera a los enfermos de sus cadenas, se crean asilos con sistema de panópticos, de una garita se observa todo. El trato es más humanitario. Para la medicina de la época, los locos eran seres que padecen de alienación mental. Ya se encontraban dentro del campo de la medicina. No se tiene en cuenta el tiempo (evolución de la enfermedad). Es un método descriptivo de observación del momento actual. (Corresponde al paradigma de la alienación mental; clínica sincrónica-sindrómica). La psiquiatría se llevaba en los asilos y no en las universidades. Era una práctica empírica. El pasaje a la psiquiatría consiste en dejar las causas sobrenaturales para llevarlo al campo de la medicina entonces podría tratarse terapéuticamente sin invocar los poderes mágicos. JASPERS, K.: PSICOPATOLOGÍA GENERAL (1980) La filosofía imperante en su época era la fenomenología. Escribe su “Psicopatología General” en 1913. Propone diferenciar la psicopatología como ciencia de la psiquiatría como profesión práctica. El psiquiatra asume una práctica que lleva a cabo con cada caso individual, en cambio la ciencia es un medio auxiliar. Jaspers propone: - - - Diferenciar la psicopatología como ciencia de la psiquiatría como profesión práctica. La psiquiatría trata “sobre los seres humanos individuales y enteros ya sean puestos a disposición del psiquiatra para su custodia, atención, curación o haya que hacer algún peritaje” El psicopatólogo queda en el dominio de los conceptos y las reglas generales. No le interesa el ser humano en particular, sino en general. Objetivo del psicopatólogo es “saber qué y cómo experimentan los seres humanos, queremos conocer la dimensión de las realidades anímicas… sin embargo no es nuestro objeto todo acontecimiento psíquico sino solo el patológico” (…) “El objeto de la psicopatología es el acontecer psíquico realmente consiente. Queremos investigar también las condiciones y las causas de las que depende las relaciones en que está y las maneras como se expresa objetivamente” Cree necesario la creación de un: Sistema explicativo-comprensivo-existencial. El estudio del ser psíquico requiere de una: o Psicología explicativa: Las ciencias de la causa, como un sistema explicativo que se aboca a lo incomprensible. Que sea explicativo implica que requiere recursos exteriores a sí mismos, de un encadenamiento causal. Se explica lo incomprensible. Se explican: la voz del alucinado, la persecución del paranoico. o Psicología comprensiva: Las prácticas del sentido, que se comprenden, se desarrollan. Que los sentidos se desarrollen implica que un estado depende de otro anterior, y se pueden comprender genéticamente. Ejemplos: Los celos del amante engañado, la decepción del candidato rechazado, etc. o Descripción de la existencia o El ser en el mundo se desarrolla, implica un devenir, una evolución donde se van sucediendo distintos fenómenos que se van comprendiendo como desarrollos de una personalidad. Pero puede suceder que en ese devenir nos encontremos con una discontinuidad, una ruptura de la personalidad, un proceso mórbido que marca un antes y un después, y que esta signado por algo que no se puede comprender, que aparece como incomprensible. ENTIDADES CLINICAS KRAEPELIN, E.: LECCIÓN XV en INTRODUCCIÓN A LA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA (1988) DEFINICIÓN DE PARANOIA “Es el desarrollo insidioso de un sistema delirante permanente e inamovible (imposible de romper) surgido de causas internas con total mantenimiento de la claridad del orden del pensar y del querer”. Aparece en la vida adulta. “Desarrollo insidioso”, una forma silenciosa que se va instalando. “sistema permanente e inamovible”, de forma inquebrantable se conforma el delirio con una idea directriz. “causas internas”, es decir, endógenas. La paranoia aparece insidiosamente, de manera progresiva, lenta. Aparece en la adulta, entre los 25 y 40 años de edad. Como síntomas principales podemos ubicar el delirio crónico, sistematizado (idea directriz) e inquebrantable. El delirio paranoico se caracterizaba según Kraepelin por su progresiva sistematización, con ideas relacionadas entre sí (delirio en red) y subordinadas a una idea central. Como síntomas negativos no pueden aparecer en una paranoia: alucinaciones (percepción sin objeto), demencias, enajenación de los actos, afectación de esferas volitivas e intelectuales (no está afectada la voluntad). FORMAS CLÍNICAS (se diferencian por el tema delirante central) De perjuicio o Delirio Persecutorio (el enfermo cree que hay un complot contra él) o Celotípico (el enfermo cree que la pareja lo engaña, el problema siempre es del partenaire) Megalómano o Delirio místico (el enfermo se cree profeta, o se cree Jesús, tienen un razonamiento impecable, son convincentes) o Erotomanía (o delirio erótico, el enfermo se siente objeto de amor de una persona famosa y están convencidos de que se quieren casar pero le huyen) o Delirio de grandeza (sobreestimación del yo) o Delirio de alta cuna (el enfermo se cree de un linaje, de nobles, ejemplo: Hijo de Perón) o Inventores delirantes (creadores de cosas importantes) Kraepelin define a la paranoia como la afección en la cual la autofilia (amor por sí mismo) y las ideas de persecución se desarrollan con la mayor lentitud, sin que la voluntad o la emotividad sean trastornadas. En esta enfermedad se instala un sistema que es a la vez producido por un delirio o por una manera especial de interpretarlo todo por medio del delirio. Se instala una manera de ver las cosas totalmente particular, que el enfermo adapta a cada acontecimiento que le toca vivir. El ritmo de la enfermedad es crónico y lento. Los pacientes empiezan a tener sospechas, que luego se tornan en certezas para dar lugar finalmente a una inquebrantable convicción. Esta enfermedad puede estar presente durante muchos años sin que se la perciba y solo raramente están en los asilos. El delirio paranoico se caracterizaba por una progresiva sistematización, con ideas relacionadas entre sí y subordinadas a una idea central (delirio en red). El delirio que se da en la paranoia es INQUEBRANTABLE. No hay manera de correr al paranoico de su delirio. La progresión es muy lenta. Durante la fase inicial hay cierta depresión y desconfianza. Poco a poco sus concepciones y sus pensamientos patológicos comienzan a influenciar sus percepciones. Su hipersensibilidad y la desconfianza crecen. De conversaciones de sobremesa deduce un complot secreto. En todas partes la atención está dirigida hacia él. Habitualmente en forma paralela al delirio, se desarrollan ideas de grandeza. Importante sobreestimación de su propia persona. La evolución ulterior de la enfermedad es habitualmente muy lenta. Se extiende, en general, por muchos años de manera casi inalterada. Como tienen conservada muchas de las facultades, memoria, pensamiento, voluntad, pueden llevar por años una vida normal, sin que alrededor piensen que algo raro pasa, cuando se dan cuenta ya se instala. En la lección XV, Kraepelin nos da a conocer el caso La Bulldog. Un hombre de 62, comerciante, dueño de una gran fortuna que viajó mucho durante su juventud cayó en la miseria y conducido a un asilo. Este hombre hace responsable de todos sus fracasos a la señora Bulldog, hija del cónsul de Quito, afirmando que ésta lo persigue desde hace 23 ó 24 años con proyecto de matrimonio, también la hace responsable de su encierro en el asilo. En todas partes ve la mano de La Bulldog y de sus cómplices. Vaya donde vaya ella lo encontraba. Podemos ver aquí, el síntoma fundamental que Kraepelin define para la Paranoia. DELIRIO DE QUERULANCIA Kraepelin, en la misma lección, da otro ejemplo de un caso: Un sastre de 42 años, quebró y se endeudó. El nuevo dueño de su antigua casa lo embargó. A partir de esto empezó a redactar innumerables cartas y demandas, al Tribunal, la Corte Suprema, etc. él se da cuenta de su situación y no confunde los hechos del pasado. Cuenta sus altercados con la justicia. Hay una tendencia a saltar de una idea a otra, y utilizar los mismos giros gramaticales. El abogado que lo demandó se destaca como el perseguidor, y es el culpable de todos sus males. Poco a poco incrimina a varias personas, que agrupa en una asociación que trabaja en su contra. No quiere reconocer que haya podido equivocarse Dentro de la Paranoia, encuentra Kraepelin una forma que evoluciona de una manera particular, y la va a llamar, delirio de Querulancia. Entonces lo que diferencia, particulariza este delirio de querulancia es que no se trata de ideas que se asocian en red (que en esta forma evolutiva sería signo negativo), sino que se observa un punto de partida, preciso, fijo. Se trata de la convicción de que se ha sido objeto de un perjuicio realizado en su contra, la convicción de padecer un perjuicio real, y la necesidad imperiosa de repararlo. Lo mató, salió en el diario: Delirio de querulancia. Está la idea, está la convicción, pero aparte a esta idea la acompaña un sentimiento de exaltación que lo lleva al sujeto a cometer un acto. La afección comúnmente comienza promediando la edad media de la vida cuando el sujeto viene de ser víctima de una injusticia a veces imaginaria o a veces realmente efectiva. Los querulantes no siempre son querellantes; fuera del delirio se comportan de manera tranquila y suave. Probablemente deban buscarse las verdaderas causas del delirio en la existencia de una predisposición mórbida, en general hereditaria. Se inicia como regla entre los 35 y 45 años. El tratamiento tiene por único fin sustraerlos de su entorno durante un largo tiempo. En la 8va edición, Kraepelin distingue/separa el delirio de Querulancia de la paranoia por el hecho de tener etiologías diferentes, el delirio de Querulancia podría tener una causa psicógena, mientras que él había agrupado entidades con causas endógenas, además por no poseer delirios en red, sistematizados. BELUCCI, G.: DEMENCIA PRECOZ, PARANOIA, PARAFRENIAS EN LA OBRA DE EMIL KRAEPELIN Emil Kraepelin realizó su Tratado de Psiquiatría que conoció ocho ediciones entre 1883 y 1913. Es uno de los exponentes de la clínica diacrónica. Los distintos ordenamientos nosográficos posteriores fueron reformulaciones o críticas de su tratado. Kraepelin siguiendo el problema etiológico se esforzó por distinguir entre: Enfermedades mentales exógenas, producto de alguna alteración tóxica, infecciosa o traumática; Enfermedades mentales endógenas, atribuía a una condición intrínseca del sistema nervioso. No hay que confundir ésta con la hipótesis hereditaria, ni con la hipótesis genética EL ORDENAMIENTO KRAEPELIANO La nosografía de Kraepelin adoptó como eje el criterio evolutivo. Hace una primera diferenciación: Locura maníaco-depresiva: heredera de la locura circular de Falret4, en la que la perturbación fundamental se ubicaba a nivel de la afectividad, y las eventuales alteraciones de otras funciones psíquicas, como el pensamiento y la percepción (presencia de ideas delirantes y alucinaciones, entre las más importantes), se consideraban secundarias a aquélla y accesorias Paranoia: como el «desarrollo insidioso, bajo la dependencia de causas internas y según una evolución continua, de un sistema delirante duradero e imposible de sacudir, y que se instaura con una conservación completa de la claridad y del orden en el pensamiento, el querer y la acción» Nótese la insistencia en el desarrollo insidioso —esto es, progresivo e irreversible—, en las causas internas (endógenas) y, sobre todo, en la conservación del orden y la claridad, en especial en lo tocante al querer, es decir, a la voluntad. Que NO se viera afectada tenía como consecuencia el mantenimiento de la integridad de la vida psíquica, punto capital de la oposición entre la paranoia y la demencia precoz, contracara de la delimitación efectuada sobre la paranoia. Demencia precoz: estados muy diversos entre sí, venía dado por una paulatina pérdida de «la claridad y del orden en el pensamiento, el querer y la acción» y, como se inferirá con facilidad, suponía una destrucción de la función de síntesis constituida por la voluntad. 6TA EDICIÓN (1899) Kraepelin agrupó la hebefrenia, la catatonía y la demencia paranoide en una única entidad, bajo el nombre de demencia precoz. La denominación acentuaba el proceso «demencial», equivalente aquí al deterioro y la desorganización de las funciones psíquicas, y el carácter juvenil del comienzo, entre la adolescencia y la tercera década de vida, en oposición a la Paranoia, de comienzo tardío. Incluyó las antiguas paranoias fantásticas en la forma paranoide de la demencia precoz. 8VA EDICIÓN (1913) A través de las críticas que le hace la escuela francesa y, Kraepelin va a distinguir/separar entre la verdadera paranoia (delirio de interpretación) y el delirio de querulancia, la primera con origen endógeno, y la segunda más volcada a circunstancias vitales. El delirio de querulancia (delirio de reivindicación) aparecía «ligado a un acontecimiento exterior definido; desde este punto de vista, se parece más bien a otras enfermedades psicógenas, particularmente a ciertas psicosis de los prisioneros y neurosis traumáticas. Kraepelin en esta edición va a relativizar la etiología basada en una predisposición patológica mayormente hereditaria. Admitió la posibilidad de paranoias benignas o «abortivas», uniendo en una serie clínica los grandes desarrollos paranoicos con las formas más benignas y las «personalidades paranoides». Separado el delirio de querulancia, las formas clínicas de la paranoia quedaron reducidas a seis, que pese a la relativa uniformidad de esta entidad mórbida se diferenciaban entre sí por el tema delirante central y por algunas otras características. Una observación fundamental era que en todas ellas podían distinguirse dos direcciones, una de perjuicio y otra megalómana, pero con diferente predomino relativo. Así, las formas en las que predominaba la: De perjuicio o Delirio Persecutorio (el enfermo cree que hay un complot contra él) o Celotípico (el enfermo cree que la pareja lo engaña, el problema siempre es del partenaire) Megalómano o Delirio místico (el enfermo se cree profeta, o se cree Jesús, tienen un razonamiento impecable, son convincentes) o Erotomanía (o delirio erótico, el enfermo se siente objeto de amor de una persona famosa y están convencidos de que se quieren casar pero le huyen) o Delirio de grandeza (sobreestimación del yo) o Delirio de alta cuna (el enfermo se cree de un linaje, de nobles, ejemplo: Hijo de Perón) o Inventores delirantes (creadores de cosas importantes) La segunda gran innovación de la octava edición fue la creación del grupo de las “demencias endógenas”, compuestas por: la demencia precoz restringida y por una nueva categoría que se diferenciaba de aquélla, las parafrenias. DEMENCIA PRECOZ RESTRINGIDA Daño en la esfera volitiva, delirios mal sistematizados, con ideas quebrantables, de comienzo temprano y deterioro rápido, con nueve formas clínicas entre ellas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Hebefrenia Catatonía Esquizofrenia Demencia simple Demencia paranoide ligera Demencia paranoide grave Formas distímicas Esquizofasias Demencias agitadas PARAFRENIAS Son delirios que tienen temática fantástica. La parafrenia a pesar de sus numerosos y variados puntos comunes con los fenómenos de la demencia precoz, pero en función del desarrollo considerablemente más restringido de las perturbaciones de la afectividad y de la voluntad, la armonía interna de la vida psíquica está considerablemente menos afectada, o en los cuales, al menos, la pérdida de la unidad interior está esencialmente limitada a algunas facultades intelectuales. Hasta los últimos períodos de la enfermedad, no se encuentra esa apatía y esa indiferencia que forman tan frecuentemente los primeros síntomas de la demencia precoz. Comprende 4 formas clínicas: o o o o Parafrenia sistemática, desarrollo lento pero continuo de una mezcla de ideas delirantes de persecución y grandeza. Parafrenia expansiva, desarrollo de un delirio de grandeza exuberante con un humor exaltado predominante y una ligera excitación acompañada por alucinaciones sobre todo visuales y con importante presencia de interpretaciones, ilusiones de la memoria y experiencias visionarias. Parafrenia confabulatoria, distinguible por las ilusiones de recuerdo, por el relato de experiencias extraordinarias, el humor sereno y la casi total ausencia de alucinaciones. Parafrenia fantástica, desarrollo lujurioso de ideas delirantes muy extraordinarias, deshilvanadas y móviles. Importancia de alucinaciones auditivas, cenestésicas y sexuales, el síndrome de influencia y las ideas de posesión, aunque también las megalomaníacas, son importantes las ilusiones de la memoria y las fabulaciones y estando el humor a menudo excitado. SERIEUX et CAPGRAS: LAS LOCURAS RAZONANTES (2006) DELIRIO DE INTERPRETACIÓN (igual a Paranoia de Kraepelin) El delirio de interpretación se caracteriza por dos órdenes de fenómenos contradictorios: por un lado los trastornos delirantes y por el otro una conservación increíble de la actividad mental. En primer lugar, se coloca a los síntomas positivos como las concepciones e interpretaciones delirantes, y en segundo lugar se ubica a los síntomas negativos que son la integridad de las facultades intelectuales y la ausencia o escasez de alucinaciones. SÍNTOMAS POSITIVOS Las concepciones delirantes aparecen como el síntoma principal. Los rasgos comunes de las concepciones delirantes están relacionados con el estado mental característico de los interpretadores, quienes saben defender sus ficciones a través de argumentos tomados de la realidad. Es decir, los interpretadores no inventan completamente los hechos, no se trata de ficciones sin fundamento sino que se conforman con desvirtuar, disfrazar o amplificar hechos reales. Los interpretadores llegan a una concepción delirante del mundo exterior, a través de la deformación sistemática de los hechos. La interpretación es el mecanismo a través del cual se constituye ese delirio. Estas interpretaciones pueden ser exógenas o endógenas. Las exógenas tienen el punto de partida en el mundo exterior, en los sentidos: las actitudes, los gestos, la mímica de los demás, la palabra y la escritura, etc. Por ejemplo: la lectura de los diarios sirven para descifrar enigmas muy complejos, jeroglíficos, o frases secretas dirigidas hacia el enfermo. Las endógenas porque tienen por fuente las sensaciones internas, tomadas del estado orgánico (por ejemplo, una mujer que interpreta que los dolores menstruales se deben a la intervención de sus enemigos). SÍNTOMAS NEGATIVOS Presencia de una gran inteligencia y memoria. La misma persona que se mostraba alienada aparece lúcida y razonable. Hay ausencia de trastornos graves de la vida intelectual o afectiva, y también de trastornos sensoriales. No hay trastorno de la conciencia ni confusión de las ideas. La actividad motriz no está alterada. Volición conservada. Ausencia de alucinaciones. DELIRIO DE REIVINDICACIÓN (igual a delirio de Querulancia de Kraepelin) El delirio de reivindicación es una psicosis sistematizada, caracterizada por el predominio exclusivo de una idea fija, que se impone de forma obsesiva. El reivindicador se presenta como un obsesivo y un maníaco. Hay en él una combinación íntima de estos dos estados, que conducen más a un delirio de los actos que a un delirio de las ideas. En el delirio de reivindicación se encuentran espíritus exaltados, razonadores, exagerados, fanáticos que sacrifican todo al triunfo de una idea dominante. Son desde el comienzo perseguidores y perseguidos repentinos: eligen a una persona o a un grupo de personas que persiguen con odio o amor enfermizo. Su psicosis se caracteriza por dos signos constantes: la idea prevalente y la exaltación intelectual. Reivindicación: reclamación de lo que le pertenece a uno. SÍNTOMAS POSITIVOS IDEA OBSESIVA Es una idea que se instala de entrada y es el punto de partida que reivindica ese delirio. Cualquier decepción, por mínima que sea, cuando se la considera inmerecida, se convierte en una preocupación obsesiva y provoca no solamente la necesidad imperiosa de una revancha, sino también la de infligir castigo a la persona culpable del daño. En otras circunstancias puede ser la sospecha de un descubrimiento, una teoría, o una misión religiosa que se quiere llevar hasta sus últimas consecuencias. Esta idea conductora va tomando día a día, para el reivindicador una importancia mayor, un valor desmesurado. Como no se le presta la atención suficiente a sus recriminaciones, saca como conclusión que se trata de una corrupción universal. Son incapaces de discutir: ningún argumento los convence por más poderoso que sea, si esto no armoniza con su estado afectivo. Aceptan solo juicios de las personas que los aprueban, y declaran falsos o inexistentes a todos los demás. Para satisfacer su obsesión, el reivindicador descuida su ocupación, sin preocuparse por el futuro ni por los verdaderos intereses: solo lo guía su sed de venganza. No duda en sacrificar su fortuna, su libertad y su vida misma. El reivindicador no lucha contra su obsesión, solo busca satisfacerla. EXALTACIÓN MANÍACA Hiperactividad. En base a esa idea obsesiva, el reivindicador emprende mil actividades, tiene la necesidad insaciable de romper todo lo que se le opone. La necesidad de pelea es uno de sus actos. Luchar llega a ser para él no solo un medio, sino el único objetivo de su vida. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ENTRE AMBOS DELIRIOS El delirio de reivindicación tiene como punto de partida una idea fija, mientras que el delirio de interpretación solo llega a la idea fija secundariamente, luego de un lento desarrollo. El reivindicador lleva las ideas a la acción, mientras que el interpretador se contenta con vivir en un sueño delirante sin pasar a la acción. El reivindicador se mantiene siempre en el terreno de las realidades, mientras que el interpretador se pierde cada vez más en el campo de su delirio. DE CLERAMBAULT, G.: LOS DELIRIOS PASIONALES: EROTOMANIA, REIVINDICACION, CELOS (1995) De Clerambault define a la Erotomanía como convicción delirante de que otro (objeto del delirio) está enamorado de él. Es un objeto destacado. Es un delirio amoroso basado sobre un postulado fundamental: es el objeto quien ama al sujeto "él me ama", generando sentimientos de orgullo, deseo y esperanza. Se puede confundir con el reivindicador pero se diferencia siguiendo su evolución. De Clerambault plantea que el delirio de reivindicación no debería ser clasificado en el mismo grupo que el de interpretación, sino en lo que él denomina “Psicosis Pasionales”. Allí donde Sérieux y Capgras ubican la idea fija, De Clérembault plantea la existencia de “el postulado”. El postulado no es exactamente una idea sino lo que el autor llama “un núcleo ideo-afectivo inicial”, generado por la pasión, o sea algo que se impone al sujeto no a partir de una razón sino de algo que tiene otro origen, vinculado especialmente con los afectos. Plantea que el delirio de interpretación puede ser entendido como lo formularon Serieux y Capgras, pero que el delirio de reivindicación debe ser desarraigado de las locuras razonantes (o sea, del campo de la paranoia) porque no se trata en el reivindicativo de lo ideativo y lo “razonante” en sí mismo, sino de esta carga de pasión que hace que la idea se convierta en un núcleo alrededor del cual se construye el delirio. Al punto tal que si se pudiera quitar ese núcleo afectivo el delirio desaparecería. El elemento afectivo está constituido por una emoción profunda y acapara todas las fuerzas. El delirante pasional vive en un estado de esfuerzo, avanza hacia una meta precisa, con una exigencia conciente. Esta apresurado, mira hacia el futuro. De Clérambault definirá el grupo de las “psicosis pasionales” que incluye otros dos tipos de delirio: los celotípicos y los erotomaníacos. Él extrae estas tres formas de delirio (de celos, erotómano y reivindicativo) que eran clasificados como formas del delirio paranoico y los reúne en la categoría de “psicosis pasionales”, que propone distinguir de la paranoia. Estas tres formas tienen en común el postulado ideo-afectivo inicial. Es decir que en los pasionales sin ese elemento de la pasión no llegaría a constituirse ningún delirio. Y en realidad son tres elementos de un mismo proceso: primero surge un delirio erotomaníaco, después un momento de decepción (delirio de celos), y por último de reivindicación. KRAEPELIN, E.: LECCION III en INTRODUCCIÓN A LA CLÍNICA PSIQUIÁTRICA (1988) DEMENCIA PRECOZ La demencia precoz es un grupo de entidades demenciales cuyos síntomas principales son el repliegue afectivo, la afección de la voluntad, la perturbación del curso del pensamiento y la pérdida de la unidad interior. La evolución del cuadro termina en demencia (estado de debilitamiento global intelectual progresivo e irreversible, no se vuelve al previo estado). Demencia equivale aquí al deterioro y la desorganización de las funciones psíquicas. Es de causas endógenas. El inicio de la afección es generalmente brusco, entre la adolescencia y la tercera década de vida, a diferencia de la paranoia de aparición tardía. SÍNTOMAS POSITIVOS Para diagnosticar este cuadro, Kraepelin distingue dos tipos de síntomas: los síntomas fundamentales (aquellos que tienen que aparecer irremediablemente para afirmar que es determinado cuadro y no otro) que son el doblegamiento afectivo; la indiferencia; la apatía, y a partir de estos la falta de voluntad; la ausencia del querer y el trastorno del curso del pensamiento, así como el escaso interés por la vida. Y esta falta de interés, provoca una perturbación en la atención. Como no hay mucho interés por nada del afuera, entonces vamos a ver, que la atención en este sentido está alterada. Pierden la sensibilidad e incomodidad, corporal. Pueden estar horas en una misma posición y no tienen registro del dolor, son groseros o impertinentes, pierden el sentido de la repugnancia o la vergüenza. No tienen registro del estado que se encuentran. Debilitamiento volitivo, tano en el plano motor, como a nivel de lenguaje y pensamiento, los pacientes, tienen cierta dimensión, para hacer determinada acción, o se quedan en el medio, se pierde el fin o la intención que tenían. O les cuesta arrancar para hacerlo. Tanto en lo motor, como en el pensamiento. El paciente puede hablar y de repente una obstrucción y surge un vacío que no puede llenarse. O decimos algo y dice cualquier otra cosa. Y se ve la incoherencia. A nivel motor, vemos la flexibilidad seca, horas en una misma posición y no la modifican. Actos impulsivos, manierismos, movimientos exagerados o raros, para una actividad. SÍNTOMAS ACCESORIOS Aquellos síntomas que no hacen al cuadro en sí, pero pueden aparecer. En el caso de la demencia precoz, las alucinaciones, las ideas delirantes, automatismos gestuales o depresión. SÍNTOMAS NEGATIVOS No hay delirio sistematizado, ni afectación de la memoria, orientación ni inteligencia. En la demencia no están alteradas ni la inteligencia (resolución de problemas matemáticos, por ejemplo) ni la memoria ni la orientación. Sí están afectadas la voluntad y el juicio. Se puede hablar también del cambio en el carácter de manera constante sin que haya una causa aparente. El paciente se encuentra desorientado, abandona amistades, trabajo, es vago e impreciso. Se pierden los intereses, las costumbres que antes se tenían y en su lugar lo nuevo nunca va a tener la importancia que tuvo lo que se perdió. Lo que completa al cuadro es el síndrome de despersonalización. El paciente se siente un extraño, posee cambios indescriptibles no atribuidos a ninguna causa. Encuentra cambios indefinibles frente al espejo (sensación de fragmentación corporal); las ideas hipocondríacas comienzan a desarrollarse y ponen en juego la vida del paciente. CLASIFICACIONES/FORMAS CLÍNICAS 1. HEBEFRENIA: Se da en pacientes más jóvenes. Predominio de los síntomas accesorios. Trae la mayor variedad de síntomas. Delirios mal sistematizados, alucinaciones (auditivas), jergas afásicas, ensalada de palabras. Alteración del pensamiento; en lugar de idea directriz, idea delirante. Neologismos. Apatía progresiva 2. CATATONIA: Alteraciones de la movilidad, inhibición de la capacidad motriz (inmovilidad completa). El paciente es un peligro para sí mismo. Es pasivo a la influencia del otro. Se niega a todo, vuelve sobre sí mismo. 3. DEMENCIA PARANOIDE: De aparición más tardía (20-25 años) es de pronóstico más favorable. Delirios autorreferenciales, su contenido es persecutorio. 4. FORMA SIMPLE: Pobreza asintomática, apatía, pobreza emocional, no puede desarrollarse productivamente. Alucinaciones y delirios aparecen tardíamente. La escuela francesa (Ballet, G.) le hace una crítica a Kraepelin, afirman que ha sistematizado demasiado, hay ciertas entidades patológicas que no necesariamente terminan en demencia, la forma de evolución no es demencial. A partir de aquí, Kraepelin hace una modificación en su tratado con la 8va edición donde ubica las Parafrenias. DIFERENCIA CON PARANOIA Los delirios de los paranoicos evolucionan más lentamente y siempre tienen coherencia y se insertan dentro de un sistema; mientras que en el demente precoz son extravagantes, faltos de coherencia e inconexos. Son más comunes las alucinaciones en la demencia precoz, además de tener un comienzo súbito. En los dementes las ideas delirantes desaparecen o son reemplazadas por otras, en el paranoico el núcleo del delirio siempre permanece intacto. El paranoico conserva el aspecto exterior de sujeto sano, mientras que el demente precoz se deteriora rápidamente. BLEULER, E.: DEMENCIA PRECOZ O EL GRUPO DE LAS ESQUIZOFRENIAS (1911) CRITICA A KRAEPELIN Bleuler, a diferencia de sus contemporáneos, se interesó especialmente por el mecanismo de la enfermedad. Esto lo impulsó a ir más allá de lo meramente descriptivo e intentar explicar el mecanismo de producción de los síntomas fundamentales de la enfermedad. Bleuler se interesó en los desarrollos freudianos. (Recordemos que él pertenece ya al 3er paradigma, de las grandes estructuras psicopatológicas, ya no era la mera observación de fenómenos). A partir de esa preocupación por el mecanismo de la enfermedad, Bleuler criticará duramente a Kraepelin, sobre todo en lo que hace a la denominación y a la fundamentación de la demencia precoz. Propone cambiar esta denominación por la de “esquizofrenia” porque afirma que la demencia precoz de Kraepelin no es verdaderamente una demencia, ya que el sentido estricto del término demencia implica el deterioro global y progresivo de funciones como la memoria, la orientación, la atención, la inteligencia, el juicio, el pensamiento, la ideación; es decir, todas funciones que en la demencia precoz estaban conservadas. Y tampoco la considera “precoz”, en un primer sentido, porque se registran muchos casos de pacientes con diagnóstico de demencia precoz, pero que comienzan con la enfermedad a los 40 o 50 años; y en el otro sentido de “precoz”, no todos los pacientes evolucionan tan rápidamente hacia el deterioro, incluso habría un conjunto de ellos que no lo presentarían sino de manera muy leve y tardía. ESQUIZOFRENIA Por eso Bleuler acuña el término esquizofrenia, cuya significación es literalmente escisión (esquizo) de la mente (phrenos). Esta denominación surge de las hipótesis que formula acerca del mecanismo de la enfermedad. Bleuler plantea que la esquizofrenia consiste en el trastorno de la personalidad que reside en que esta se desagrega, se escinde, por haber una perturbación de la función asociativa. Hay una alteración a nivel de la asociación de las representaciones/ideas. Bleuler entiende que la enfermedad está regida por la “Spaltung” (escisión) de las funciones psíquicas que compromete la unidad de la personalidad. Esta disociación de las funciones psíquicas es el síntoma patognomónico de la Esquizofrenia y lo que le da su nombre. SÍNTOMAS FUNDAMENTALES 1. Trastornos de asociación (despropósitos, bizarrerías, obstrucciones, estereotipias). Las asociaciones pierden su continuidad. . El pensamiento se hace ilógico y extravagante. La estereotipia produce la tendencia a aferrarse una idea que el paciente repite. Hay una escasez de ideas. 2. Trastornos de la afectividad (indiferencia, labilidad afectiva, actualidad de emociones antiguas, displicencia, pérdida de los sentimientos éticos). La deterioración emocional es muy importante. En los casos más graves los enfermos dejan de manifestar emociones. La indiferencia ante todo es el signo exterior de su condición. El estado puede ser de euforia, tristeza o ansiedad. Pasan de un segundo a otro a exteriorizaciones de diferentes estados de ánimo. En la esfera de la irritabilidad es donde mejor se conservan las emociones. No se les reconoce ni modestia ni vergüenza. Son inaccesibles a las influencias y caprichosos. 3. Ambivalencia afectiva (amor-odio), volitiva (querer y no querer hacer algo), intelectual (pensar y decir algo y su inversa). 4. Autismo (predilección por la fantasía en oposición a la realidad). SÍNTOMAS NEGATIVOS Hablará Bleuler también sobre un punto fundamental que diferencia la esquizofrenia de los cuadros orgánicos: no hay alteración primaria de la percepción, orientación, memoria, sensaciones, conciencia, motilidad. Estas funciones simples están intactas. Otras funciones compuestas alteradas son la atención, la voluntad, la actividad y el comportamiento. En cuanto a la inteligencia no está alterada. SÍNTOMAS ACCESORIOS Del autismo parten muchos de los síntomas accesorios: alucinaciones, ideas delirantes, perturbaciones de la memoria, despersonalización, alteraciones del lenguaje y la escritura, algunos síndromes agudos como los estados crepusculares u oníricos y los síntomas catatónicos. Bleuler distingue cuatro subgrupos de psicosis esquizofrénicas basándose en una descripción sintomatológica tradicional: 1. Forma paranoide: sistema delirante de temática persecutoria mística, megalomaníaca. Es el grupo que responde mejor al análisis psicopatológico que funda la síntesis de la enfermedad (autismo con rico contenido, perturbación afectiva sin déficit). 2. Catatonía: conjunto de trastornos psicomotores que oscilan entre el estupor, la inmovilidad, el negativismo y los movimientos estereotipados por una parte y las crisis de excitación psicomotriz por otra. 3. Hebefrenia: empobrecimiento psíquico progresivo que afecta la esfera intelectual y afectiva, de comienzo juvenil 4. Forma simple o esquizofrenia latente: signos discretos de debilitamiento asociativo. No se observan las manifestaciones secundarias de la enfermedad. Se descubre esta modalidad en muchos psicópatas, alcohólicos, toxicómanos, vagabundos, etc. Son personas irritables, bizarras, morosas, replegadas, exageradamente puntillosas, fanáticas o soñadoras extremas, resultan a veces afectas de una esquizofrenia latente. BALLET, G.: PSICOSIS ALUCINATORIA CRONICA en ALUCINAR Y DELIRAR (1911) PSICOSIS ALUCINATORIA CRONICA En el texto, comienza haciendo una crítica a Magnan y a Kraepelin. De Magnan critica que disocia demasiado, los delirios crónicos sistematizados y los generadas por el otro. Y que en la clínica es difícil especificar todo eso en el cuadro. A Kraepelin le critica que sistematiza demasiado. Y que lo que él publica como demencias paranoide, hebefrenia y catatonia, no se puede englobar en un mismo grupo o entidad clínica (demencia precoz) porque no tienen ni el mismo comienzo ni la misma terminación. Incluye cuadros muy diferentes bajo el mismo nombre. Por esta crítica, es que kraepelin, separa el grupo de las parafrenias. Propone a las psicosis alucinatorias crónicas, como un grupo autónomo caracterizado por un estado cenestésico penoso con un malestar impreciso y una inquietud determinada, que conduce a ideas explicitas de persecución y ambición y que este cuadro se asocia con alucinaciones, que parece condicionar el cuadro mórbido. Entiende que estas ideas explicativas son producto de estas alucinaciones cenestésicas y el modo de presentarse. Como síntomas constantes, el estado cenestésico penoso. A las ideas de persecución, y las alucinaciones se le suman las ideas ambiciosas. FASES 1. 2. 3. 4. Inquietud Ideas persecutorias Ideas ambiciosas Demencias PARAFRENIAS, KRAEPELIN Kraepelin leyendo este trabajo de Ballet, va a ubicar, y modificar en la 8va edición, en el grupo de las demencias endógenas, va a separar a la demencia precoz restringida, con sus 9 formas clínicas y a la parafrenia, con sus 4 formas clínicas. Kraepelin va a decir acerca de las Parafrenias que son un grupo relativamente pequeño de casos en los cuales el desarrollo de los desórdenes de la emoción y la volición es más lento, y la armonía interior de la vida psíquica está considerablemente menos involucrada; en los cuales la pérdida de la unidad interior está esencialmente limitada a ciertas facultades intelectuales. - Parafrenia Sistemática: cuya definición es un desarrollo, demasiado insidioso, lento de un delirio de persecución continuamente progresivo, que más tarde se va asociar con ideas de grandeza, sin deterioro de la personalidad. Hay mucho parecido a la paranoia. El cambio de conducta es lento, es imprevisible y caprichoso, se tornan violentos y malévolos, hay ideas de celos, el delirio de persecución se torna cada vez más claro a medida que pasan los años, las alucinaciones, son sobretodo auditivas. Sufren de ideas de influencia, tanto en el plano del pensamiento, creen que alguien se apoderó de su pensamiento, en el plano de la voluntad, muy conectado con dolores, corporales, sufrir de contracciones, sentir corriente eléctrica dentro del cuerpo. Aparecen ideas exaltadas, con ideas de persecución, la percepción nunca esta perturbada por fuera del delirio, la memoria y la retención, están conservadas, el humor al principio es ansioso deprimido y luego cambia a altanero, despectivo, es frecuente la autodefensa, dadas las ideas de persecución, entran en una desesperación, y agreden a los otros, y las actividades de los enteros, están relacionadas al delirio. El paranoico no tiene ideas de influencia, el parafrenico sí, además las alucinaciones. Hay persistencia del delirio, alucinaciones, no presentan embotamiento emocional, no se alcanza grados elevados de demencia, no hay una real desintegración del psiquismo. Esto es lo que lo diferencia de la demencia precoz paranoide. Es porque se detuvo la evolución. En la parafrenia sistematizada, es crónico y lenta, nunca para. - Parafrenia Expansiva: desarrollo de una megalomanía exuberante, humor exaltado, y con excitación leve, el comienzo de la enfermedad es gradual, aparecen toda clase de ideas exaltadas, es bastante propio, pero que va a prevalecer en este cuadro, acá vamos a encontrar las alucinaciones visuales, y los pacientes van a describir, numerosas visiones, parecidos a los sueños, los contenidos son eróticos o religiosos, hay ideas de persecución, pero a diferencia de las sistematizada, son en un segundo plano. En cuanto al curso de la enfermedad, el cuadro cambia permanentemente, se mantienen lucidos, pero los delirios son cada vez más incoherentes, sufren una falta de juicio. Tiene un humor cambiante, y exaltado, se observa una debilidad en la volición, pero no parece progresar a una demencia profunda. En cuanto diferencias con la demencia precoz, la desintegración psíquica en este cuadro es más leve y hay ausencia de desorden volitivo, hay falsos recuerdos, las alucinaciones auditivas y de influencia aparecen en un segundo plano. En cuanto al desarrollo, evoluciona más lentamente y tienen un humor exaltado. - Parafrenia Confabulatoria: Predominan los falsos recuerdos, en el comienzo se observan que los pacientes se retraen y luego salen con una narración extraordinaria de delirios de persecución y exaltación. La megalomanía contribuye como fuente de las confabulaciones. La conciencia no está alterada a pesar de los delirios absurdos que tienen. Tienen un comportamiento razonables, el humor es generalmente alegre, exaltado. Y temporariamente se pueden encontrar ansioso e irritables. El curso de la enfermedad es progresivo y la manifestación de los síntomas se produce en un corto plazo de tiempo. Hay deterioro psíquico, que se vuelve más absurdo en incoherente, en el humor, más irritable e indiferente. - Parafrenia Fantástica: Crecimiento florido de delirios altamente extraordinarios, desconectados y cambiantes. Coinciden en lo esencial con la demencia precoz, en el comienzo los pacientes se vuelven apocados, reservados, intentos de suicidio, aparecen ideas de persecución, desde el comienzo, hay alucinaciones auditivas y las visuales, juegan un pequeño papel. La cenestesia y los delirios de influencia ocupan un lugar muy grande en el cuadro. Curso progresivo, prevalecen neologismos, comportamientos bizarros, raros expresivos giros. Rápidos y estallidos de violencia. Estado de excitación transitorios. En este cuadro hay ausencia de desórdenes volitivos y la actividad mental está bien conservada. DE CLERAMBAULT, G.: AUTOMATISMO MENTAL Y ESCISION DEL YO (1920) AUTOMATISMO MENTAL Según G. De Clerambault, el automatismo mental es un cuadro que se caracteriza por ser automático y de origen fisiológico que funciona por fuera de la voluntad, es decir, es mecánico Tiene tres características fundamentales: Carácter anideico: significa que no se relaciona con un contenido de pensamiento, no es temático, no implica una sucesión en el pensamiento. Ejemplo: padecer un “pensamiento abstracto”. Es no conforme a una sucesión de ideas. Carácter neutro: afectivamente, es decir que aparece en un estado de afectividad neutro. Ni como resultado de una tormenta afectiva ni con hostilidad, agresividad o emotividad. Carácter no-sensorial, implica que no compromete a los órganos de los sentidos. Es necesario por lo tanto diferenciar un carácter sensitivo-cenestésico de lo sensorial que implica el compromiso de los órganos sensoriales. No es lo mismo escuchar una voz (sensorial-auditivo) que “le hagan sentir en su cabeza…” El Automatismo Mental es un fenómeno previo, primario a las alucinaciones, y al delirio. El delirio y las alucinaciones son secundarios a dicho fenómeno. Los sistemas delirantes se le superponen y le son posteriores en el tiempo. Debido a las características del Automatismo Mental (anideico, asensorial y neutro) se produce una escisión del yo. Lo central en el automatismo mental es el carácter alucinatorio. El automatismo mental se puede presentar bajo tres órdenes: En el orden sensitivo, tenemos todos los modos de sensibilidad, simultáneos o monocordes. Lo sensitivo incluye lo cenestésico. Por ejemplo: sentirse electrificado. En el orden motor encontramos los siguientes fenómenos a los que se ven forzados: gestos, movimientos (pararse, caminar, etc…) En su trabajo clínico, Clerembault también encuentra fenómenos que llama motor-verbal y que se presentan bajo la forma de “los hacen hablar”. En el orden ideo-verbal es donde presenta un desarrollo muy interesante. En un primer momento este orden está compuesto por fenómenos que él llama: o Psíquicos: intuiciones abstractas, devaneo de recuerdos, emancipación de abstractos (el pensamiento se emancipa en forma indiferenciada o muda), pensamientos invisibles, olvidos. También encuentra fenómenos que llama: o Verbales: palabras explosivas, juegos silábicos La minuciosidad de su clínica lo confronta con un tercer tipo de fenómenos que va a denominar: o Ideicos: aparecen así pensamientos extraños, pensamientos anticipados, eco del pensamiento, ideorrea (flujo incoercible de palabras) Asombrosamente este tipo de fenómenos “ideicos” comparten la misma característica mecánica y automática que los fenómenos más anideicos o simples. Llegado a este punto de su investigación (es un momento avanzado de su trabajo) requiere ampliar el concepto de fenómeno de automatismo mental (ya no necesariamente debe presentar las características de anideico, asensorial y neutro). Entonces distingue: Pequeño Automatismo Mental: grupo de fenómenos caracterizados por la formula inicial de ser anideicos, asensoriales y neutros. Gran Automatismo Mental, grupo de fenómenos que pueden presentar ideas, compromiso sensorial o afectivo pero que a pesar de ello, mantienen el rasgo esencial de ser mecánicos, automáticos, extraconcientes. En el automatismo, los fenómenos alucinatorios tienen la característica de ajenidad. Pasividad, pero no llegan a ser la alucinación motriz verbal motora. “Lo digo, pero me lo hacen decir”, me lo hacen decir en forma ajena. Las alucinaciones están en el gran automatismo. ETICA Y PSICOPATOLOGIA CANGUILHEM, G.: LO NORMAL Y LO PATOLOGICO (1978) Canguilhem llega a lo problemático de definir salud y enfermedad. La enfermedad era entendida como una alteración; mientras que la salud el equilibrio. Salud se define como el estado aparente de bienestar que gestan “enfermedades silenciosas”, entonces, ¿están enfermos o sanos? No hay una delimitación precisa de estos términos, ¿quién dice que es lo normal y lo patológico? Es ahí donde se pone la ética en juego que se toma para definir qué es lo normal y que es lo patológico. ¿La enfermedad la podemos pensar solo por sus efectos? (¿cuándo implica dolor?). El problema de tomar esta coordenada como única variable es que no siempre están presentes sus síntomas, puede haber momentos de una enfermedad que llamamos “silenciosa”. Por ejemplo, en la psicosis hay una etapa muda, la prepsicosis, y otra ruidosa, el estallido de la psicosis propiamente dicha. Dos grande grupos para repartir la historia de la definición de salud-enfermedad. 1. Lectura dinámica de la salud-enfermedad 2. Lectura ontológica de la salud-enfermedad La lectura dinámica esta sostenida en su esencia por la medicina grecoromana. Los humanos eran saludables cuando se encontraban en equilibrio. El proceso salud-enfermedad muestra equilibrios-desequilibrios. Desde esta perspectiva la terapia aplicada será reequilibrar otra vez, devolverle el equilibrio al enfermo. Algunas enfermedades ya son un intento de curación. Por eso no toda enfermedad que rompe con el equilibrio hay que ir a eliminarla, porque puede ser un mero intento de curación. La lectura ontológica se basa en la medicina egipcia. Concebían a la enfermedad como un cuerpo extraño que invade al organismo, la terapia consistía en extraerlo del organismo. Toda ciencia particular produce en cada momento de la historia sus propias normas de verdad. Se trata de pescar que conjunto de normas hacen a la verdad de ese sujeto, no buscando lo normal-anormal. Un precursor es un pensador que sale de su época y anticipa lo que vendrá. La homosexualidad en un momento de la historia era considerada una enfermedad, hoy es una elección sexual. Desde aquí podemos pensar que es salud y enfermedad. Conjunto de normas que construyen una verdad. Canguilhem una salida estadística, es decir, convencionalidad. Ciertas anomalías que no son enfermedades no entran en lo común estadísticamente hablando. (Ejemplo, las caries son estadísticamente enfermedades). La salida que encuentra Canguilhem es la salida clínica, que se vea el caso por caso, la singularidad de ese sujeto y su relación con la salud-enfermedad. Si es clínica convoca entonces a una terapéutica (procedimiento) y requiere una técnica que opere. En el psicoanalista, la salida que encontramos es ética. Una ética que se encuentra del lado del analizante (que el paciente diga todo y se encuentre con el icc, que sea responsable de lo que hace y dice) y del analista (principio de neutralidad y abstinencia). INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA CLINICA PSICOANALITICA FREUDIANA NAPARSTEK, F.: TRES MOMENTOS EN FREUD en TEÓRICOS 2014 NOSOLOGÍAS FREUDIANAS PRIMERA NOSOLOGÍA (1893-1900) Ideas centrales: Distingue neurosis actuales y Neuropsicosis de defensa Conflicto psíquico entre el yo vs Representación intolerable de índole sexual, entra en conflicto con la cc Vivencia sexual prematura traumática Trauma en dos tiempos (retroactivamente se resignifica el primero a partir de una segunda vivencia) No hay sexualidad infantil Las contingencias del trauma son efectivamente acontecidas CLASIFICACIONES NEUROSIS. (luego llamadas “NEUROSIS ACTUALES”) NEUROPSICOSIS DE DEFENSA NEUROSIS DE ANGUSTIA HISTERIA NEURASTENIA NEUROSIS OBSESIVA FOBIAS PSICOSIS ALUCINATORIA PARANOIA SEGUNDA NOSOLOGÍA (1900-1920) Ideas centrales: Intento de distinción entre neurosis y psicosis La defensa no reprime recuerdos sino fantasías (realidad psíquica) El síntoma no es causado por el trauma sino causado por la fantasía Concepto de pulsión (“Pulsiones y destinos de pulsión”): Concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático. Es la energía psíquica que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo. Diferente del instinto, que es congénito, se hereda. Fases de la libido (autoerotismo; narcisismo; elección de objeto) Descarta los dos tiempos del trauma Podría no haber ocurrido una vivencia sexual prematura traumática Sexualidad infantil (perverso polimorfo) Agrega el sentimiento icc de culpa en el neurótico obsesivo 1era tópica (precc; icc; cc) Hipótesis del psicoanálisis: el síntoma tiene un sentido (consiente) quiere decir algo (inconsciente) y es descifrable. CLASIFICACIONES NEUROSIS ACTUALES NEUROPSICOSIS DE TRANSFERENCIA NEUROPSICOSIS NARCISISTAS NEUROSIS DE ANGUSTIA HISTERIA ESQUIZOFRENIA NEURASTENIA NEUROSIS OBSESIVA FOBIAS (“histeria de angustia”) PARANOIA MELANCOLÍA-MANÍA TERCERA NOSOLOGÍA (1900 en adelante) Ideas centrales: 2da tópica (yo; ello; superyó; realidad psíquica/mundo exterior) Pulsión de vida (Eros); se unifican las pulsiones sexuales y de autoconservación y pulsión de muerte, tienden a la destrucción. Freud construye la pulsión de muerte bajo 3 motivos: Compulsión a la repetición de experiencias displacenteras: hay actitudes que se repiten más allá del placer, es decir que, aunque generen displacer se siguen repitiendo. Nociones de ambivalencia, agresividad, sadismo, y masoquismo: la agresividad está en todo, aún en la conservación del placer. Cuando uno come, arremete, ataca, pero a la vez se satisface una función narcisista. El odio: aquello que se rechaza es casi más primitivo que el amor. (“Más allá del principio del placer”) Diferencia tajante entre psicosis y neurosis Realidad psíquica del Edipo: la importancia recae en el relato psíquico del paciente. Yo vs síntoma (egosintónico: se refiere a los comportamientos, valores y sentimientos que están en armonía o son aceptables para las necesidades y objetivos del yo; egodistónico: se refiere a los pensamientos, valores, sentimientos y conductas (por ejemplo, sueños, impulsos, compulsiones, deseos, etc.) que están en conflicto, o que son disonantes, con las necesidades y objetivos del yo) Hipótesis del psicoanálisis: El síntoma tiene sentido (lo egosintónico, lo imaginario) quiere decir algo metafóricamente (lo egodistonico revela un conflicto psíquico icc, lo simbólico) y se satisface en algo que se fija, resiste como piedra, grano de arena (fantasías icc fijadas por las pulsiones, lo real). CLASIFICACIONES NEUROSIS ACTUALES NEUROSIS PSICOSIS NEUROSIS DE ANGUSTIA HISTERIA EZQUIZOFRENIA NEURASTENIA NEUROSIS OBSESIVA PARANOIA FOBIAS MELANCOLÍA-MANÍA Como segunda cuestión, en relación a la elaboración freudiana de la psicosis, en un segundo momento, Freud apela a su texto de 1914 para explicar la regresión al narcisismo en la paranoia, y las conferencias que explican la teoría de la libido. FREUD, S.: INTRODUCCIÓN AL NARCISISMO (1914) Narcisismo: Conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual. Lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena. Cobra el significado de una perversión, pero vendría a ser el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación. Narcisismo originario: compulsión de atribuirle al niño toda clase de perfecciones y a cubrir y olvidar sus defectos. El niño no debe estar sometido a esas necesidades cuyo imperio en la vida hubo de reconocerse: enfermedad, muerte, renuncia al goce, restricción de la voluntad propia no han de tener vigencia para él. Debe cumplir los sueños irrealizados de sus padres. Esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente, ha ganado su seguridad refugiándose en el niño. MOTIVO PARA SU CONCEPCIÓN: 1) Incluir bajo la premisa de la teoría de la libido el cuadro de la esquizofrenia. Esta muestra dos rasgos fundamentales de carácter: el delirio de grandeza y el extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas), pero sin sustituirlas por otras en su fantasía como lo harían en la histeria o en la neurosis obsesiva. El delirio de grandeza, nació a expensas de la libido de objeto. La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al yo, y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo, amplificación y el despliegue de un estado que ya antes había existido. El narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario que se edifica sobre la base de otro primario oscurecido por múltiples influencias. 2) Introversión de la libido, que lo vemos en la neurosis obsesiva y la histeria. No resignan sus vínculos eróticos con las personas y cosas, aún lo conservan en la fantasía. 3) De la teoría de la libido, observaciones y concepciones sobre la vida anímica de los niños y pueblos primitivos. Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos, empero considerada en su fondo, ella persiste y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite. Vemos también a grandes rasgos una oposición entre libido yoica y libido de objeto. Cuanto más gasta una, tanto más se empobrece la otra. El estado del enamoramiento se nos aparece como a fase superior de desarrollo que alcanza la segunda, lo concebimos como una resignación de la personalidad propia en favor de la investidura de objeto y discernimos su opuesto en la fantasía de <fin del mundo> de los paranoicos. Concluimos respecto de la diferenciación de las energías psíquicas que al comienzo están juntas en el estado del narcisismo y son indiscernibles para nuestro análisis grueso, y sólo con la investidura de objeto se vuelve posible diferenciar una energía sexual, la libido, y una energía de las pulsiones yoicas. TEORÍA DE LA LIBIDO Es un supuesto necesario que el individuo no nace con una unidad comparable al yo, sino que debe construirla. Las pulsiones autoeróticas son iniciales, primordiales; por tanto, algo tiene que agregarse al autoerotismo, una nueva acción psíquica para que el narcisismo se constituya. La separación de la libido en una que es propia del yo y una endosada a los objetos es la insoslayable prolongación de un primer supuesto que dividió pulsiones sexuales y pulsiones yoicas. División conceptual: 1) Responde al distingo popular entre hambre y amor. 2) Consideraciones biológicas abogan en su favor. El individuo lleva realmente una existencia doble, en cuanto es fin para sí mismo y eslabón dentro de una cadena de su propia especie. Por un lado, tiene a la sexualidad por uno de sus propósitos, mientras que otra consideración lo muestra como el portador mortal de una sustancia inmortal, la especie. 3) Todas nuestras provisionalidades psicológicas deberán asentarse alguna vez en el terreno de los sustratos orgánicos. Nosotros tomamos las materias químicas particulares por fuerzas psíquicas particulares. El caso Schreber lo vio forzado a ampliar el concepto de libido, a resignar su contenido sexual y hacerlo coincidir con interés psíquico en general. La introversión de libido sexual lleva a una investidura del “yo”, y posiblemente por esta vía se produce aquel efecto de pérdida de la realidad. Ni siquiera tiene que haber presentado una colocación patógena de la libido. Pudo haber extrañado enteramente de los seres humanos su interés sexual, sublimándolo empero en un interés acrecentado por lo divino, lo natural, lo anima, sin que ello le hiciera caer en una introversión de la libido sobre sus fantasías ni en un regreso de ella a su yo. Parece que esta comparación desdeña de antemano el distingo posible entre un interés procedente de fuentes eróticas y otras clases de interés. Las afecciones orgánicas, la hipocondría y el enamoramiento Afecciones orgánicas: Libido puesta en el órgano sufriente. Retira del mundo su interés, cesa de amar. Libido e interés yoico tienen aquí el mismo destino y se vuelven otra vez indiscernibles. Dormir, también implica el retiro narcisista de las posiciones libidinales sobre la persona propia. Hipocondría: Retira interés y libido de los objetos del mundo exterior y los concentra sobre el órgano que le atarea. Hay una diferencia patente entre hipocondría y enfermedad orgánica: en el segundo caso las sensaciones penosas tienen su fundamento en alteraciones comprobables, en el primero no. Son los genitales en su estado de excitación. Podemos decidirnos a considerar la erogenidad como una propiedad general de todos los órganos. A cada una de estas alteraciones de la erogenidad en el interior de los órganos podría serle paralela una alteración de la investidura libidinal dentro del yo. Llamemos a la actividad por la cual un lugar del cuerpo envía a la vida anímica estímulos de excitación sexual su erogenidad. Probablemente una partícula de hipocondría es, por lo general, constitutiva de las otras neurosis. Lo vemos de la manera más clara en la neurosis de angustia y en la histeria edificada sobre ella. La hipocondría es a la parafrenia, aproximadamente, lo que las otras neurosis actuales son a la histeria y a la neurosis obsesiva, depende de la libido yoica, así como las otras dependen de la libido de objeto, la angustia hipocondríaca sería, del lado de la libido yoica, el correspondiente de la angustia neurótica. El displacer en general es un aumento de tensión. La elaboración psíquica está al servicio del desvío interno de excitaciones no susceptibles de descarga. Al principio es indiferente que ese procesamiento interno acontezca en objetos reales o en objetos imaginados. La diferencia se muestra después cuando la vuelta de la libido sobre los objetos irreales (introversión) ha conducido a una estasis libidinal. En las parafrenias, el delirio de grandeza, quizás solo después de frustrado, la estasis libidinal en el interior del yo se vuelve patógena y provoca el proceso de curación que se nos aparece como enfermedad. La diferencia entre estas y las neurosis de transferencia, es que en estas la libido liberada por frustración no queda adscrita a los objetos en la fantasía, sino que se retira sobre el yo. La parafrenia a menudo trae consigo un desasimiento meramente parcial de la libido respecto de los objetos, dentro de su cuadro pueden distinguirse tres grupos de manifestaciones: 1) Las de la normalidad conservada o la neurosis (manifestaciones residuales) 2) Las del proceso patológico (del desasimiento de la libido respecto de los objetos, de ahí todas las regresiones); 3) La de la restitución, que deposita de nuevo la libido en los objetos al modo de una histeria (demencia precoz), o al modo de una neurosis obsesiva (paranoia). - Enamoramiento. Elección de objeto: o Por apuntalamiento, tipo anaclítico. El pleno amor de objeto. Típico del hombre. Sobrestimación sexual del objeto amado. Da lugar al enamoramiento y se reconduce a un empobrecimiento libidinal del yo en beneficio del objeto. Se ama: A la mujer nutricia Al hombre protector o Tipo narcisista. En base a la persona propia (como homosexuales y perversos). Singular de la mujer, que tras la pubertad deviene un acrecentamiento del narcisismo originario. Se ama: A lo que uno mismo es (a sí mismo) A lo que uno mismo fue, A lo que uno querría ser, y A la persona que fue una parte del sí mismo propio. Aún en estas hay un camino que las lleva al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les aparece una parte del cuerpo propio como un objeto extraño al que pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de objeto. Otras no deben esperar el hijo, antes de la pubertad se han sentido varones y durante un tramo de su desarrollo como tales; y después que eso quedó interrumpido por la feminidad, les resta la capacidad de ansiar un ideal masculino que es en verdad la continuación del ser varonil que una vez fueron. Cada ser humano tiene los dos tipos de elección de objeto pudiendo inclinarse hacia una. Dos modelos de objeto, él mismo y la mujer que lo crió. También hay mujeres que aman según el modelo masculino y también despliegan la correspondiente sobrestimación sexual. PROTESTA MASCULINA de naturaleza narcisista y que tenía su origen en el complejo de castración. Juzgo totalmente imposible poner la génesis de la neurosis sobre la base del complejo de castración. Mociones pulsionales libidinosas sucumben al destino de la represión patógena cuando entran en conflicto con las representaciones culturales y éticas del individuo. La represión parte del Yo. Las mismas impresiones y vivencias, los mismos impulsos y mociones de deseo que un hombre tolera o al menos procesa conscientemente, son desaprobadas por otro con indignación total o ahogados ya antes que devengan conscientes. La formación de ideal sería, de parte del yo, la condición de la represión. Sobre este Yo ideal recae ahora el amor de sí mismo de que en la infancia gozó el yo real. El narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesión de todas las perfecciones valiosas. La sublimación es un proceso que atañe a la libido de objeto y consiste en que la pulsión se lanza a otra meta, distante de la satisfacción sexual. La idealización es posible tanto en el campo de la libido yoica cuanto en el de la libido de objeto es una idealización de este, puesto que la sublimación describe algo que sucede con la pulsión y la idealización algo que sucede con el objeto, es preciso distinguirlas en el plano conceptual. La Sublimación sigue siendo un proceso especial cuya iniciación puede ser incitada por el ideal, pero cuya ejecución es por entero independiente de tal incitación. La formación de ideal y la sublimación contribuyen en proporciones por entero diversas a la causación de la neurosis. La formación del ideal aumenta las exigencias del yo y es el más fuerte favorecedor de la represión. La sublimación constituye aquella vía de escape que permite cumplir esa exigencia sin dar lugar a la represión. Conciencia moral, nos posibilita comprender el llamado delirio de ser notado, de ser observado, que con tanta nitidez aflora en la sintomatología de las enfermedades paranoides y que puede presentarse también como una enfermedad separada o entreverada con una neurosis de transferencia. La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la influencia crítica de los padres, ahora agenciada por las voces, y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, etc. Como enjambre indeterminado e inabarcable de todas las otras personas del medio. Grandes montos de una libido en esencia homosexual fueron así convocados para la formación del ideal narcisista del yo, y en su conservación encuentran drenaje y satisfacción. La institución de la conciencia moral fue en el fondo una encarnación de la crítica de los padres, primero y después de la crítica de la sociedad. Las voces y esa multitud que se deja indeterminada son traídas ahora a la luz por la enfermedad, a fin de reproducir en sentido regresivo la historia genética de la conciencia moral. Psicosis. Al censor del sueño en el ideal del yo y en las exteriorizaciones dinámicas de la conciencia moral. El Sentimiento de sí se nos presenta en primer lugar como expresión del grandor del yo. Todo lo que uno posee o ha alcanzado, cada resto del primitivo sentimiento de omnipotencia corroborado por la experiencia, contribuye a incrementar el sentimiento de sí. Este depende de manera particularmente estrecha de la libido narcisista. Para ello nos apoyamos en estos dos hechos fundamentales: en las parafrenias aquel aumenta, en el enamoramiento, el no ser amado deprime el sentimiento de sí, mientras que el ser amado lo realza. El ser-amado constituye la meta y la satisfacción en la elección narcisista de objeto. La investidura libidinal de los objetos no eleva el sentimiento de sí. La dependencia respecto del objeto amado tiene el efecto de rebajarlo. El que ama ha sacrificado un fragmento de su narcisismo y sólo puede restituírselo a trueque de ser amado. El sentimiento de sí parece guardar relación con el componente narcisista de la vida amorosa. La percepción de la impotencia de la propia incapacidad para amar a consecuencia de perturbaciones anímicas o corporales, tiene un efecto muy deprimente sobre el sentimiento de sí. Sentimiento de inferioridad. La fuente principal de este sentimiento está en el empobrecimiento del yo. Por obra de las aspiraciones sexuales que han eludido el control. La inferioridad y la atrofia orgánica. La neurosis se sirve de ellas como pretexto. Las referencias del sentimiento de sí con el erotismo pueden exponerse en algunas fórmulas. Hay que distinguir dos casos, según que las investiduras amorosas sean acordes con el yo, o al contrario, hayan experimentado una represión. En el primer caso, el amar es precisado como cualquier otra función del yo. El amar en sí como ansia y privación, rebaja la autoestima, mientras que ser amado, poseer el objeto amado, vuelven a elevarla. El caso de la libido reprimida, la investidura de amor es sentida como grave reducción del yo, la satisfacción de amor es imposible, y el re-enriquecimiento del yo sólo se vuelve posible por el resto de la libido de los sueños. El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde fuera; la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de este idea. Una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil, otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia, y una tercera de la satisfacción de la libido de objeto. El ideal del yo ha impuesto difíciles condiciones a la satisfacción libidinal con los objetos, haciendo que su censor rechace por inconciliable una parte de ella. Donde no se ha desarrollado un ideal así, la aspiración sexual correspondiente ingresa inmodificada en la personalidad como perversión. El enamoramiento consiste en un desborde de la libido yoica sobre el objeto. Tiene la virtud de cancelar represiones y de restablecer perversiones. Eleva el objeto sexual a ideal sexual. El ideal sexual puede entrar en una interesante relación auxiliar con el ideal del yo. Donde la satisfacción narcisista tropieza con impedimentos reales, el ideal sexual puede ser usado como satisfacción sustitutiva. Entonces se ama, siguiendo el tipo de relación narcisista del objeto, lo que uno fue y ha perdido. Este remedio tiene particular importancia para el neurótico que por sus excestivas investiduras de origen se ha empobrecido en su yo y no está en condiciones de cumplir su ideal del yo. Desde el ideal del yo parte una importante vía para la comprensión de la psicología de las masas. La insatisfacción por el incumplimiento de ese ideal libera libido homosexual que se muda en conciencia de culpa. FREUD, S.: CONFERENCIA n° 16, PSICOANALISIS Y PSIQUIATRIA (1916) La omisión del paciente ilustra la relación del recién llegado con el médico. En la entrevista se portaría con total descortesía y falta de respeto si desde el comienzo mismo no se le pusiera un dique a su arrogancia mediante una tajante reconvención. Acción sintomática, la conciencia de quien la consuma ignora el proceso cuya marca es la acción misma: ninguno de los pacientes que han dejado abiertas ambas puertas admitirían que mediante esa omisión quisieron testimoniarme su menosprecio. Mujer que sufre como si admitiera la total justificación de esos celos, cuando sólo tiene una carta anónima como prueba, inaccesible a argumentos lógicos y tomados de la realidad, ideas delirantes. Delirio de celos. Si una idea delirante no puede ser desarraigada refiriéndola a la realidad, no ha de provenir de esta. Fue la propia paciente la que provocó la carta anónima comunicándole a la mucama que su máxima desventura sería que su marido mantuviera amoríos con una mujer joven. Había dentro de ella un intenso enamoramiento por un hombre joven, ese mismo yerno que la instó al análisis. Un enamoramiento así no puede devenir conciente, no obstante persistió, y como inconsciente ejerció una seria represión, y el alivio lo ofreció el mecanismo de desplazamiento, entonces su conciencia moral se descargaba del peso de la infidelidad. La idea delirante, deja de ser incomprensible, cobra pleno sentido. Es necesario como reacción frente a un proceso anímico inconsciente. La vivencia que hay tras la contracción de la enfermedad determina unívocamente que habría de engendrarse una idea de celos y ninguna otra cosa. FREUD, S.: CONFERENCIA n° 26, LA TEORÍA DE LA LIBIDO Y EL NARCISISMO (1917) TEORIA DE LA LIBIDO Diferenciación entre Pulsiones yoicas (energía interés) y pulsiones sexuales (energía libido). La represión nos mostró que ambas pueden entrar en oposición recíproca y entonces las pulsiones sexuales son formalmente sometidas y obligadas a procurarse satisfacción por rodeos regresivos, luego de lo cual su indomabilidad las resarce de su derrota. No recorren el mismo camino de desarrollo ni entran en idéntico vínculo con el principio de realidad. Las pulsiones sexuales se enlazan con el estado afectivo de la angustia mucho más íntimamente que las pulsiones yoicas. Sólo puede cuestionársenos la importancia que atribuimos a esa separación. Ambas se nos presentan como unas designaciones de fuentes energéticas del individuo. La sexualidad es la única función del organismo vivo que rebasa al individuo y procura su enlace con la especie. Al precio de un placer elevado le depara peligros que amenazan su vida y con bastante frecuencia se la cobran. En neurosis de transferencia, las pulsiones sexuales entran en pugna con las de autoconservación. Delirio de grandeza en la demencia precoz, lo compara con el enamoramiento normal donde el objeto tiene una sobrestimación sexual, lo que pasa es que en aquel, la libido es retirada de los objetos del mundo exterior y llevada al yo, que es tomado como aquel objeto. Esto es el narcisismo. De la historia del desarrollo de la libido de objeto, tendríamos que reconocer que muchas pulsiones al comienzo se satisfacen sobre el cuerpo propio, autoerotismo. Suponemos que en condiciones normales, la libido yoica se traspone sin impedimentos en libido de objeto, y esta puede recogerse de nuevo en el interior del yo. Condiciones normal, el enamoramiento, afecciones orgánicas y el estado de dormir. En el estado del dormir se han restablecido el estado originario de la distribución de la libido, el narcicismo pleno, en el cual libido e interés yoico moran todavía unidos e inseparables en el interior del yo que se contenta a sí mismo. Narcisismo complemento libidinal del egoísmo. El egoísmo cuidará después de que la aspiración de objeto no traiga perjuicios al yo. Enamoramiento: El objeto atrae una parte del narcicismo del yo y se produce la llamada sobrestimación sexual del objeto. Si en cambio, se produce la trasmisión altruista del egoísmo al objeto sexual, este cobra máximo poder, deglute al yo. Sueño: Es posible que los restos diurnos deban a un enlace preexistente con lo inconsciente reprimido una parte de la resistencia que oponen al recogimiento de la libido dispuesto por el deseo de dormir. Enfermedad orgánica: Desasimiento de la libido respecto de sus objetos, esta es recluida al yo como investidura reforzada de la parte enferma del cuerpo. Comprensión de la hipocondría. El supuesto de que la libido de objeto puede transponerse en libido yoica y que por tanto es preciso tener en cuenta una libido yoica, se nos presentó como el único que podía solucionar el enigma de las llamadas neurosis narcisistas. La libido, convertida en narcisista, no puede entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, y es este obstáculo a su movilidad lo que pasa a ser patógeno. Parece que la acumulación de esta no se tolera más allá de cierta medida. La diferencia entre las neurosis narcisistas y las neurosis de transferencia, es la fijación decisiva en el desarrollo libidinal, permitirá la irrupción hasta la formación de síntomas. Probablemente sea en el estadio narcisista primitivo al que la demencia precoz vuelve atrás en su desenlace final. El intento de poner la libido nuevamente en los objetos responden a un intento de curación o de restitución. En la demencia precoz pareciera que en ese intento de recoger nuevamente los objetos del mundo exterior solo pudiera recogerse la sombra de estos, las representaciones-palabra que les corresponden. Paranoias, sus formas son descritas según el contenido del delirio: - delirio de grandeza, consecuencia directa de un aumento del yo por recogimiento de las investiduras libidinales de objeto, delirio de persecución, el perseguidor es del mismo sexo que el perseguido, normalmente una persona antes amada. Defensa ante un avance de libido homosexual hiperintensa. Mudanza de amor en odio. Se produce una trasposición de mociones libidinosas en angustia, resultado regular del proceso de la represión. - delirio de amor (erotomanía), delirio de celos, etc. La imposibilidad de abordar la idea delirante mediante argumentos lógicos y experimentos reales se explica, por el vínculo inconsciente que es representado y sofrenado por la idea delirante. Melancolía, ha retirado del objeto su libido y vuelta al yo pero por una identificación narcisista con ese objeto, este se erige dentro del yo y se lo trata al yo como a aquel. Sale a la luz la ambivalencia, se dirigen a una misma persona sentimientos contrapuestos, de ternura y hostiles. Además existe una identificación histérica Por el delirio de observación, se ve que en el interior del yo existe realmente una instancia que de continuo observa, critica y compara, y que de tal modo se contrapone a la otra parte del yo, mide su yo actual y cada una de sus actividades con un yo ideal, que él mismo se ha creado en el curso de su desarrollo. A la instancia de observación de sí la llamamos conciencia moral, es el censor yoico, la misma que por las noches ejerce la censura sobre los sueños, y de las que parten las represiones de las mociones de deseo no permitidas. En el caso del delirio de observación esta se descompone y da a conocer que proviene de los padres y figuras con las cuales se ha identificado en la vida. Estado de angustia, es inadecuado siempre y esta inadecuación se vuelve evidente cuando alcanza un grado más alto. En tal caso perturba la acción, huida o defensa, y la acción es la única adecuada y la que sirve a la autoconservación. CLINICA PSICOANALITICA LACANEANA En primer lugar, entender la lógica de los tres registros: Imaginario, Simbólico y Real. De donde parten todas las teorías de Lacan. LOS TRES REGISTROS (I-S-R) IMGINARIO Dimensión por la cual se desarrolla el pensar en imágenes. Registro que da cuenta de la constitución del yo a través de la experiencia del estadio del espejo donde se origina una identificación imaginaria a partir de la imagen especular que es tomada como modelo y le permite al bebé tomarse como una totalidad frente a su incoordinación motriz (fragmentación). Esto da lugar al YO IDEAL. SIMBÓLICO Es el registro de la palabra (interviene el lenguaje, signos). Se termina de instaurar la instancia psíquica por donde el niño atraviesa en el estadio del espejo ya que además de adquirir una imagen especular adquiere identificaciones simbólicas por medio de significantes que pronuncian sus padres, lo cual constituye lo que Lacan llama rasgo unario. El bebé incorporará las palabras que oye y generará su identidad lo que impedirá que el sujeto quede atrapado sólo en el mundo imaginario. Este rasgo unario devendrá el núcleo del IDEAL DEL YO REAL En el seminario II “Introducción del Gran Otro” Lacan refiere algunas afirmaciones Lo real es lo que no habla: Los planetas no hablan porque son reales, son completos, pueden ser hablados, pueden ser objeto del lenguaje. Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar: Lo real no se puede poner en palabras (la angustia, el trauma, lo inimaginable), carece de representación icc. Es el punto donde el saber hacer agua por lo tanto se produce la repetición. Es aquello de lo cual no se sabe nada. Más adelante lo define como aquello que no es imaginario ni se puede simbolizar. Diferente del concepto de realidad que es una entrecruzamiento entre lo simbólico y lo imaginario. Lo real aparece en el campo de la sexualidad, la muerte, el horror y el delirio, aquello del orden de lo desconocido y de lo cual el sujeto se interroga. Es lo que no podemos pensar, imaginar o representar, la dimensión de lo que no podemos situar. Cuando Lacan dice “significante en lo real” quiere decir que el significante se introduce en lo real del lenguaje, en cuanto se habla o se empieza a contar. Con respecto a la Psicosis, debemos entender qué es la metáfora paterna y cuestiones relacionadas al Sem. 5 LACAN, J.: SEMINARIO 5: LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE (1957/8) CLASE VIII: LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE “La metáfora paterna concierne la función del padre” afirma Lacan. Se le da el nombre de función paterna a una función que limita al deseo de la madre escindiendo la unidad que inicialmente forman la madre y el infante. El padre lacaniano es una función simbólica. Los tres registros del padre participan en el CdeE pero lo que determina la estructuración del sujeto es ese aspecto simbólico. Padre imaginario: Las distintas versiones del padre que ejerció esa función Padre simbólico: El padre que en algún momento resulta amenazante para el hijo para poder separarlo de la madre, es decir, donde el niño encuentra al padre en la madre, el deseo de la madre va más allá de él. Padre real: Persona que encarna la función. Lo que crea la función del padre es el significante del nombre del padre. El padre en el psicoanálisis no es un personaje real, sino una metáfora. Dicha metáfora tiene como objetivo hacer valer la prohibición del incesto en el lazo madre-hijo articulando ley y deseo, por tanto introduce el deseo en el campo de la ley, entonces, este significante es fundante de la ley, ordenador de los significantes del Otro, introduce la falta en la madre. La metáfora paterna es la sustitución de un significante (DM) por otro significante (NP) que produce un efecto de significación nueva (-e falo imaginario) Es un significante que viene a ocupar el lugar de otro significante (viene a sustituir el deseo de la madre). Lo que había en el lugar del deseo de la madre como incógnita ahora es ocupado por la Ley de la prohibición incestuosa. A esto es a lo que Lacan denomina metáfora paterna y culmina a partir del declinamiento del proceso edípico, momento máximo de introyección de los valores culturales. La ley establece el límite a la demanda y el niño se encuentra con un tope a la omnipotencia de la madre, inscribe que el otro no está completo, lo que le falta es el falo. Esto produce una sustitución del DM por el NP, el cual se simplifica. Al simplificarse aparece un plus de significación que es la significación fálica, aquello que se desea que fa vueltas como enigma es el falo, la madre busca el falo que tiene el padre (su falta, su deseo). Dicha instauración de la ley abre el campo objetal exogámico. La metáfora paterna es la vertiente sincrónica del CdeE. CLASE X: LOS TRES TIEMPOS DEL EDIPO LOS 3 TIEMPOS DEL EDIPO Es la vertiente diacrónica del CdeE, es decir, el despliegue en el tiempo de la metáfora paterna. Se presenta como una sucesión en tiempos lógicos, no cronológicos, cada tiempo es condición de posibilidad del siguiente. 1ER TIEMPO Supone como acción previa el pasaje de la necesidad a la demanda, donde el infante se encuentra con el Otro codificando el llanto, poniendo un código (¡tiene hambre!) y ofreciendo un objeto que en principio es real (pecho) y luego simbólico (como signo de amor del Otro) lo cual instaura la demanda de amor. El bebé se identifica a imagen y semejanza de lo que a la madre le falta, siendo lo que el Otro necesita (le falta). Lo que está en juego es el falo (lo que le falta a la madre) lo cual representa el primer encuentro del sujeto con la falta del Otro, esto se encuentra presente en tanto la madre inscribió la falta y construyó la ecuación simbólica y es por eso que puede tener un vínculo con el niño, en busca del falo y sostener así la ilusión de completud (tríada imaginaria). El falo en este momento es un objeto imaginario al cual el niño anhela identificarse viene a cubrir aquello que falta, es un señuelo que obtura la falta en la madre. El niño es el falo de la madre y ésta por tenerlo a él es la madre fálica. El niño desea ser el objeto de deseo de su madre y para esto toma de la madre su deseo, se convierte en lo que la madre desea. Se trata del falo imaginario, el niño es el falo, la madre tiene el falo, el padre (real) no aparece, en esta instancia aparece velado, se encuentra ubicado como portador del falo, como padre simbólico. Se arma la dupla completa madre-niño, ambos fálicos, uno lo tiene y el otro lo es (estado de fusión, identificación primaria). 2DO TIEMPO Ambos dejan de ser el falo y de tenerlo respectivamente pero hay personaje que lo es: el padre. En este tiempo el niño ya no completa a la madre, el falo se independiza del niño y el padre aparece como falo omnipotente que puede privar al deseo de la madre en una doble dirección: priva al niño de su objeto de deseo y a la madre de su objeto fálico. El padre irrumpe como prohibidor, privando al deseo de la madre y apoyándose en la ley del incesto que tiene doble vertiente 1) no yacerás con tu madre (al hijo); 2) no reintegrarás tu producto (a la madre). En este momento se produce la caída de la madre fálica privando a la madre de ese objeto que encarna el hijo (falo simbólico). El padre en este momento es imaginario porque el niño lo imagina como la ley, representa al padre terrible que logra que el niño se sienta amenazado. Para que la privación sea efectiva es imprescindible no sólo que la madre se dirija al padre sino que el padre no quede dependiente del deseo de la madre. 3ER TIEMPO El padre aparece como donador de algo que le permite al niño abandonar a la madre e ir hacia la exogamia diciendo que NO al objeto incestuoso pero sí a los demás. Cara prescriptiva de la ley: articula deseo y ley, es porque se está dispuesto a perder que se va a poder desear. En este momento el padre es real, es el padre de la castración, transmite la ley porque él mismo está atravesado por ella, eligió abandonar el objeto incestuoso para estar con otra mujer y transmitir la ley. Ahora también el padre pierde su valor fálico, se lo reconoce al padre dependiente de una ley exterior a él mismo, el falo se tiene pero no se es, el falo se encuentra por fuera del padre y queda instaurado en la cultura. Lacan hace unas modificaciones en cuanto a la psiquiatría. Además de cuestionar ciertos aspectos de De Clerambault, también hace una crítica a Kraepelin en relación a su definición de paranoia. LACAN, J.: SEMINARIO 3: LA PSICOSIS (1955) CLASE II: SIGNIFICACIÓN DEL DELIRIO Kraepelin: La paranoia se distingue de las demás psicosis porque se caracteriza por el desarrollo insidioso de causas internas, y según una evolución continua, de un sistema delirante, duradero e imposible de quebrantar, que se instala con una conservación completa de la claridad y el orden del pensamiento, la volición y la acción.” Lacan Contradice todos los datos de la clínica. El desarrollo no es insidioso, siempre hay brotes, fases. Momento fecundo, siempre es sensible al inicio de una paranoia; Siempre hay una ruptura en lo que Kraepelin llama más adelante evolución continua del delirio dependiente de causas internas, no puede limitarse su evolución a causas internas. Cuando se buscan las causas desencadenantes de una paranoia, siempre se pone de manifiesto un elemento emocional en la vida del sujeto, una crisis vital que tiene que ver efectivamente con sus relaciones externas. El sistema delirante varía. La variación depende de la interpsicología, a las intervenciones del exterior, al mantenimiento o no a la perturbación de cierto orden en el mundo que rodea al enfermo. Busca en el curso de la evolución de su delirio, hacer entrar esos elementos en composición con este. Hay que saber qué son la claridad y el orden. El pensamiento, la volición, y la acción, hay que definirlos no a partir de ellos como nociones establecidas. La ambigüedad de lo hecho en torno a la noción de paranoia se debe quizás a una insuficiente subdivisión clínica. Crítica de Freud a Kraepelin: Freud muestra que hay una época que no está ligada a la enfermedad. En la Paranoia podemos llamar este tiempo como un tiempo de salud aparente. Lo que la psiquiatría nombra como abulia, falta de contacto con el exterior, etc, FREUD, lo explica con el retiro de la libido del mundo. Cuando Schreber dice “ hombrecitos hechos a laligera”, es la forma en que indica que esos objetos, en el sentido de objetos de amor, no tienen consistencia que les da la libido a las personas. Freud dice: “En todo caso, para la paranoia, lo internamente suprimido, cancelado, rechazado, retorna desde el exterior” Freud retoma “lo rechazado”, Verwefung. Lacan resuelve el problema de lo exterior con lo interior. Se trata de si algo está inscripto en lo simbólico o si no lo está. LACAN, J.: EL ESTADIO DEL ESPEJO COMO FORMADOR DE LA FUNCIÓN DEL YO (1953) Lacan se basa en el texto de Freud “Introducción del Narcicismo” donde el autor plantea que para que se genere un yo hace falta un nuevo acto psíquico que nunca especifica. El narcicismo es considerado por Freud como un proceso secundario, es decir, el yo no existe desde el principio de la vida. A este acto Lacan lo va a denominar identificación. Tres tesis que propone Lacan: El yo es una construcción imaginaria o CONSTRUCCIÓN: dado que el YO no existe desde sus orígenes, debe ser construido mediante operaciones psíquicas. o IMAGINARIA: Se constituye en base a una imagen tomada como modelo. El sujeto queda fascinada por esa imagen singular a la que se quiere parecer. Aparece el registro S que determina esta constitución a partir de la inclusión de ciertos significantes. El yo es otro Primero el sujeto ve afuera la imagen del Otro (A) y este deviene luego yo i(A). El yo se basa en una alienación. El sujeto toma la imagen del otro para constituirse. El yo tiene una función de desconocimiento El yo se constituye velando la fragmentación, nace velando la falta. El centro del análisis es el deseo y lo que revela el psicoanálisis es que el yo trata de desconocer esa falta, la castración. El yo se desinteresa de la realidad, ama la unificación de uno mismo y no quiere dar cuenta de la fragmentariedad. PARTES ESTADIO DEL ESPEJO Anteriormente a la experiencia del estadio del espejo la realidad del sujeto se presenta como caótica, luego de esta operación la imagen del cuerpo le permite ubicar lo que es y lo que no es del yo. 1. RECORTE DE LA IMAGEN El niño es capturado por una imagen peculiar con la cual se ve enfrentado y genera tensión entre lo que ve (una totalidad) y lo que siente (fragmentariedad, incoordinación motriz), ya que aparece una imagen unificada de sí mismo pero al mismo tiempo siente fragmentariedad corporal. Decide resolver esta tensión asumiendo la imagen que ve como propia. 2. VUELTA HACIA EL ADULTO Se produce en el sujeto la ilusión de ser una imagen unificada, pero para que esto se vea posibilitado es condición la presencia del Otro (A). El niño entonces vuelve hacia el Otro buscando una referencia y este lo introduce en la dimensión de lo simbólico (aparece el registro S) insertando los determinantes estructurales de la constitución del yo, por medio de la afirmación “sí, sos vos”, a la cual se adhieren un conjunto de adjetivos que lo caracterizan “¡sos lindo, inteligente, simpático!” Es así como el Otro introduce al sujeto en el campo del lenguaje. A partir de estas palabras el sujeto da cuerpo a su identificación imaginaria. El niño recorta en ese momento gestos, palabras, el sujeto va a querer garantizarse la presencia del Otro tratando de construirse a imagen y semejanza de lo que el Otro desea, por tanto los dichos y mímicas de A tienen un poder enorme. Por medio de esta identificación simbólica se produce el rasgo unario (signo). Este rasgo tiene que ver con contar para el Otro, tener un lugar para el Otro, es un signo extraído del campo del Otro. Constituye el núcleo del IDEAL DEL YO. Es un signo del amor del Otro. Este se incorpora a través del mecanismo simbólico de la introyección por tanto uno se unifica en el espejo porque tiene la ilusión de encarnar el falo del Otro. El rasgo unario es la marca ágrafa que inaugura el lugar donde va el ideal. 3. VUELTA AL ESPEJO. AJETREO LÚDICO Luego de escuchar las palabras del adulto el niño vuelve al espejo y muestra satisfacción frente a esta, asumiendo como propia una imagen que no le es i(A) e invistiéndola con un plus libidinal. Es así como el niño muestra expresiones de júbilo que ponen en evidencia la IDENTIFICACIÓN acontecida (identificación con un Otro, a imagen y semejanza) permitiendo el pasaje de las pulsiones parciales a la constitución yoica. Se comienza a ejercer la motricidad pareciéndose a quien se quiere parecer, asume una identidad enajenante que marca todo su desarrollo mental. Es necesario el narcicismo del Otro como condición de posibilidad del narcisismo propio. El Otro es quien orienta al sujeto de una forma determinada (proyección imaginaria) para que se unifique, identificándose a imagen y semejanza de lo que al Otro le falta para garantizarse su presencia Para que el niño pueda verse unificado en el espejo debe haber sido previamente unificado por los padres, ocupando un lugar como ideal de los padres (lo que les falta). “su majestad el bebé” (estado de completud imaginaria). YO IDEAL. YO IDEAL (lo que yo querría ser): Proyección imaginaria. Narcisismo perdido en la infancia. IDEAL DEL YO: Introyección simbólica. Ideales del Otro sobre mí. Determina que yo tengo mis propios ideales, una exigencia impuesta por el Otro. Es en realidad el Ideal del Otro, son los que encarnan esa función. YO REAL: El yo tal cual es. Con respecto al recorrido de la neurosis, la pregunta neurótica, el deseo tanto en la histeria, neurosis obsesiva como en la fobia, es necesario conocer de qué se trata la tríada necesidad-demanda-deseo. NECESIDAD Revisión de la experiencia mítica de satisfacción en Freud. El viviente parte al encuentro del objeto particular de la necesidad, que la satisface mediante el llanto, el cual va a ser codificado (ej: hambre) por el Otro (A) de los primeros cuidados (función materna) que va a transformar ese grito en pedido, significándolo, es decir, dándole un código y proporcionándole un objeto real de goce (pecho, mamadera). Por consiguiente ese objeto adecuado se pierde ($) junto con la necesidad ya que el pedido sólo se articula en significantes pasando a formar parte de la cadena significante existente antes del sujeto. Por lo tanto la necesidad de convierte en demanda, este pasaje concluye en la pérdida de la necesidad y la sujeción del sujeto al significante por ende el vector de la intencionalidad de la necesidad concluye con un sujeto dividido. Las necesidades para poder ser atendidas por otro tienen que pasar sí o sí por el campo de la demanda, tienen que poder ser pedidas. La necesidad es un objeto adecuado a la supervivencia del individuo y de la especie buscando un objeto determinado con el cual satisfacerlo. Responde al orden de lo biológico, son las necesidades que es necesario cubrir. Se sitúa en el Grafo 1- Célula elemental del Grafo. DEMANDA La demanda como tal es articulable a la cadena significante, ya que el campo de la demanda es el campo de la palabra. En la medida en que interviene el lenguaje se sustituye esa interpretación, ese llanto, (¡tiene frío!), se codifica. La necesidad se pierde por la existencia del lenguaje. Cuando el niño llora su madre interpreta dicho llanto como una demanda y responde a ella. Con la interpretación que construye, la madre introduce al niño en el campo de la palabra (¡quiere comer!; ¡quiere la teta!) Y allí comienza lo específicamente humano ya que no es sólo necesidad lo que se juega, se convierte en una demanda de amor. Se sitúa en el Grafo 2- Demanda, enunciado. DEMANDA DE SATISFACCIÓN: Por un tiempo el infante se satisface a través del pecho y demanda el objeto (real) que le es proporcionado. DEMANDA DE AMOR: Poco a poco su atención pasa del objeto a la persona advirtiendo que quien provee el objeto es el Otro por consiguiente el objeto ya no va a valer tanto por sí mismo sino en tanto garantiza la presencia del Otro (madre), el objeto comienza a valer en tanto signo de amor del Otro, la demanda de satisfacción se transforma en demanda de amor (esto es posible mediante el lenguaje). Ya no se pide sólo al objeto sino lo que se lo pide a otro. Los objetos simbolizan el amor del Otro. Para garantizarse la presencia del Otro el niño se constituye a imagen y semejanza de lo que a la madre le falta (1er tiempo del Edipo – Estadio del espejo). DESEO Se sitúa en el Grafo 3 – Deseo El deseo es posible de ser capturado a través de la palabra en tanto este se encuentra articulado a la cadena significante, pero no puede decirse en palabras. Aquí se observa cómo entre el deseo y la demanda se produce una escisión (Spaltung). En primer lugar, el deseo es el deseo del Otro. Este postulado lo toma de Hegel del capítulo “la dialéctica del amo y del esclavo” donde el autor define al deseo humano como el deseo del Otro. Se necesita un deseo que se pose sobre otro deseo, es decir, sobre el deseo mismo. Se desea el deseo del Otro. Se quiere ser lo que el Otro desea, ser parte de su deseo. Diferente a la Necesidad, el deseo tiene que ver con un fin no vital que es conseguir ser un valor, alguien significativo para el otro. El deseo no se satisface sino que se “realiza” como deseo. El deseo adviene como la falta de un objeto, en su surgimiento está motorizado por la pérdida. No se desea lo que uno ya tiene, es siempre, metonímicamente, deseo de otra cosa. El deseo es el deseo del Otro. Se entiende como, el sujeto quiere ser objeto de deseo del Otro y objeto de reconocimiento también. Deseamos ser deseados por un Otro. El deseo se caracteriza por ser insatisfecho, se desea aquello de lo que se está en falta. Ser o no ser el falo. La falta quiere decir que el sujeto en el campo del deseo aparece como falta. Entre la necesidad y la demanda hay un resto que es el deseo. En el grafo 3 aparece el sujeto barrado, quien está condenado a hablar y como consecuencia de esto cuando pide algo debe dirigirse al A, pero cuando el sujeto pide hay algo que no termina en el Otro para que la necesidad quede efectivamente satisfecha lo cual deja un resto que es el deseo (diferente de instinto animal). Más allá de lo que el sujeto demanda, más allá de lo que A demanda se encuentra el Deseo del Otro. Con lo que el sujeto se topa entonces es con la falta, el significante que inscribe esa falta es el falo simbólico. El A entonces no permanece completo y es entonces cuando se pregunta por el deseo del Otro, ¿qué quieres? (che vuoi?) pero esta pregunta le vuelve formulada desde el Otro de manera invertida (¿qué me quieres?) en relación a “qué soy yo para el Otro”, lo cual es una pregunta que carece de respuesta, es insoportable en tanto genera angustia y es resuelta anticipadamente por el fantasma, el sujeto construye una escena que lo sostiene en relación al deseo. El sujeto armará una respuesta a través del fantasma “me quiere para… o porque” y se ubicará como ese objeto que supone al Otro le falta. Para entender la noción de la pregunta neurótica que Lacan hace en relación a la histeria, ¿qué es ser una mujer? Necesitamos comprender que todo parte de que no hay significante alguno para representar a la mujer, de ahí se desprende su famosa frase “la mujer no existe”, y “no hay relación sexual”: “NO HAY RELACIÓN SEXUAL” Los síntomas tienen un sentido sexual, pero se refieren al sexo como ausente, como imposible de verbalizar y de cifrar. "No hay relación sexual" es una fórmula inédita de Lacan para dar cuenta de este descubrimiento freudiano. La verbalización del sexo, como un lugar vacío da cuenta de que en el inconsciente hay algo que no se inscribe. Se inscribe, se cifra el Uno fálico y solo él. El Otro del Uno no se inscribe en el inconsciente, hay una falla. No existe el significante para decir los dos sexos, el inconsciente tiene solamente un significante, el significante Uno, el falo. Es segregativo, en su ciframiento, no conoce la mujer. No tiene un significante para representarla, de ella no sabe y no puede saber, y es por ello que la relación sexual no existe, ya que no hay ciframiento en el Icc de la relación entre Uno y Otro (el Otro como la mujer forcluida en el Icc). La forclusión del Otro sexo implica la forclusión del goce Otro. La inclusión del goce fálico y la forclusión del goce Otro en el inconsciente, determinan la imposibilidad de la relación entre los dos goces. La no relación sexual consiste en decir que el cuerpo a cuerpo amoroso no une, no hace relación y que cada uno goza solo y ninguno de los dos goza del otro. Es por este motivo que lacan postula el aforismo “LA MUJER NO EXISTE” Lacan retoma su polémica fórmula “la mujer no existe”, pero parafraseándola como “no hay LA mujer”. Así puede entenderse con toda claridad que lo que Lacan cuestiona no es el sustantivo “mujer”, sino el artículo definido “la”, que en francés, como en otros idiomas, indica universalidad. Esta universalidad es precisamente la característica de la que carece la mujer; las mujeres “no se prestan a la generalización, ni siquiera a la generalización falo-céntrica”. Entonces, Lacan tacha ese artículo definido cuando precede a la palabra “mujer”. Lacan llega a hablar de la mujer como “no toda” (pas-toute). A diferencia de la masculinidad, una función universal que se funda en la excepción fálica (la castración), la mujer es un no universal que no admite excepción. La mujer, entonces, puede ser comparada con la verdad, ya que comparte con esta la lógica del no-todo (no hay “todas las mujeres”, como es imposible decir “toda la verdad”). La mujer es con lo que el hombre no se sabe arreglar, ella es síntoma del hombre, lejos de ser pensada como objeto de satisfacción. Por tanto si no hay relación sexual, ya que no hay correspondencia, la forma que se tiene de gozar es sintomática. La no relación que existe entre el hombre y la mujer pone en evidencia que el lazo entre los elementos es inexistente, indica que el modo paradojal de enlazarse con el Otro es siempre sintomático. En relación a las fobias. La angustia en Lacan, el objeto a. EL OBJETO a Su antecedente en Freud equivale al objeto perdido del deseo en la experiencia mítica de satisfacción, quedando la inscripción de éste como perdido en la huella mnémica, el cual se va a ubicar como causa de la repetición en tanto este objeto se sigue buscando. Cronología del estatuto del objeto a: Estatuto imaginario: como identificación a la imagen especular i(a). Imagen como causa de la construcción del yo. Estatuto del objeto a como cuerpo en lo imaginario. Estatuto simbólico: Como falo simbólico, significante del deseo, significante de la falta en A. Estatuto real: Como imposible, lo que se perdió y que, en tanto perdido, funciona como causa de deseo. Objeto perdido por efecto del lenguaje, constituye el fundamento del sujeto, en tanto la necesidad es interpretada por el otro y el objeto se pierde en la demanda, quedando como resto el deseo. El objeto a es pre-especular, anterior a toda interiorización, anterior a que el sujeto se capte en el lugar del otro como forma especular, lo que introduce para él la distinción entre un yo y un no-yo. A partir del estadio del espejo, el niño se identifica con la imagen especular facilitada por el deseo materno, lo que le otorga una unidad imaginaria, virtual, que lo unifica y a la vez lo enajena al campo del Otro. Cuando surge esta imagen los objetos pulsionales se convierten en resto. La pérdida que supone este objeto es particular en tanto: a. se articula a una falta irreductible al significante b. deja un agujero estructural, una falla que se conceptualiza como objeto a. c. este agujero estructural se constituye como un vacío, que implica un corte Lacan sostiene que es un objeto real, no pertenece ni al campo imaginario ni al campo simbólico, es decir que no tiene representación en el espejo, no tiene significación y no es inscribible por ningún significante. Está hecho de la textura imaginaria que el sujeto trae de su propio cuerpo y son objetos separables, que se desprenden del cuerpo y operan como restos desprendidos por la operación de corte de la pulsión. Lacan retoma los objetos freudianos: el pecho y las heces, y le agrega otros dos, la mirada y la voz. El pecho al inicio es una parte indivisible del cuerpo del bebé, éste aun no diferencia un yo de un no-yo, por lo tanto lo concibe como propio. Las heces son sentidas por el niño como parte de su propio cuerpo que puede otorgar como regalo o no. La mirada, por más que emerja del sujeto, éste nunca tiene acceso a ella, en tanto mira al Otro. La voz, en el momento de nacer, el niño produce su primer grito, ese grito es un producto del organismo. Sin embargo de ese primer grito el Otro se apropiará y lo convertirá en llamado. Estas partes se separan y fundan el campo del Otro y del deseo a partir de su pérdida. El objeto a tiene dos vertientes: - Es causa del deseo, como pura función de empuje, de movimiento del deseo. No es un objeto susceptible de entrar al deseo como objeto, no es el objeto de deseo, no está en el porvenir, se encuentra en el pasado, en una función de la falta introducida por el lenguaje, el objeto como perdido. El efecto es justamente el deseo y el fantasma es un espejismo en relación a esta causa, es el sostén último de la función del falo como el que designa y permite orientar al sujeto en relación al deseo. El deseo causado circula posteriormente por la línea de los significantes de la demanda. (función del objeto en el deseo) - Es el plus de goce (función del objeto en la pulsión), objeto como punto de goce, lugar donde el cuerpo atrapa al goce. Por ende el objeto a es la confluencia entre deseo y goce; sin embargo entre estos hay una hiancia estructural imposible de reducir. PSICOSIS ELABORACION FREUDIANA DE LA PSICOSIS Tres etapas, tres cortes en la obra de Freud en relación al progreso de su obra. Primer Freud 1894/95/96 primeros textos psicopatológicos hasta el Freud del caso Schreber, 1910. Segundo Freud desde 1911 con “Introducción del Narcisismo”, donde al menos encontramos el esfuerzo por distinguir Neurosis de Psicosis. Tercer Freud que hace una distinción de neurosis y psicosis a la luz de la segunda tópica, alrededor de 1920 después de “Más allá del principio del placer”, y especialmente en “el Yo y el Ello” donde introduce la separación en el psiquismo de un Yo un Ello y un Superyó y lo que llama la realidad psíquica. PRIMER MOMENTO (1894-1911) En este primer momento se ve claramente que la distinción entre psicosis y neurosis no estaba siquiera esbozada, no hay distinción. El primer Freud ya tiene una acabada teoría psicopatológica, un esquema nosográfico que distingue dos grupos, las Neuropsicosis de Defensa (histeria, neurosis obsesiva, confusión alucinatoria, fobias, paranoia) y las llamadas inicialmente Neurosis que serán las Neurosis Actuales (neurosis de angustia y neurastenia). Ambos grupos comprenden una etiología de índole sexual. FREUD, S.: LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA (1894) Como base para hablar de este primer Freud encontramos el texto de 1984, “Neuropsicosis de defensa”. En él, Freud distingue diversas formas defensivas que adoptan distintas entidades en función de una representación sexual inconciliable e insoportable para el yo, de la que el aparato se defiende. Estas comprenden la Histeria, Neurosis obsesiva, psicosis alucinatoria, paranoia. Todas estas entidades psíquicas se caracterizan y se diferencian de las neurosis en que la formación de sus síntomas responde al mismo mecanismo psíquico: la defensa. La defensa actúa cuando sobreviene una representación que es inconciliable para el yo, se le presenta al yo una vivencia, una representación que despertó un afecto tan penoso que el sujeto decide olvidarla. Sin embargo ese olvido no se logra y eso lleva a diversas reacciones psicopatológicas (Histeria, neurosis obsesiva, psicosis alucinatoria). El mecanismo de defensa para dichas entidades es distinto dependiendo del destino que sufre dicha representación que es apartada de la conciencia del yo. Va a parar al cuerpo en el caso de la Histeria (conversión), el afecto inerva ciertas vías, somática, motora, sensitivas que dan cuenta de parálisis histéricas Se da un falso enlace mediante una representación sustitutiva en la Neurosis obsesiva Se da la proyección en la Paranoia. Más adelante, Freud va a llamar represión al mecanismo defensivo que opera contra esa representación inconciliable. En oposición a las Neuropsicosis de defensa que suponen un trabajo psíquico contrario a la irrupción de esa representación de índole sexual, Freud va a hablar de las neurosis que él llama actuales, la neurastenia y la neurosis de angustia, cuya etiología es sexual, pero comprende lo que llama una “mala higiene sexual”. Sus síntomas son producto o de una ausencia de satisfacción sexual o de una inadecuada satisfacción sexual. No son producto de la represión y del retorno de lo reprimido como sí ocurre con el caso de la histeria, las representaciones obsesivas, fobias, la paranoia. Los síntomas de estas entidades no están causados por la represión, no hay allí trabajo psíquico sino que los síntomas son producto de la abstinencia sexual, la masturbación excesiva, etc., en general diversas prácticas sexuales en donde o bien hay ausencia de satisfacción u orgasmo, y entonces va a llamar a los síntomas de la neurosis de angustia como sustitutos del orgasmo no acontecido, o bien una satisfacción deficiente. “Neuropsicosis de defensa”; “Manuscrito H”; “Nuevas puntualizaciones de las Neuropsicosis de defensa” son escritos que pertenecen a este primer Freud donde él habla de aquella representación inconciliable, sus mecanismos de defensa, y luego agregará a la Paranoia dentro del grupo de las Neuropsicosis. FREUD, S.: MANUSCRITO H (1895) La representación delirante se clasifica junto con la representación obsesiva, ésta también es consecuencia de una perturbación afectiva y debe su intensidad a un proceso patológico. La paranoia es un modo patológico de defensa (es decir, actúa la represión y el retorno de lo reprimido), como la histeria, la neurosis obsesiva y la confusión alucinatoria. Uno se vuelve paranoico por cosas que no tolera, suponiendo que tiene la predisposición para ello. Esto lo explica a partir de un fragmento del caso de una “doncella” de 30 años que pasó por una vivencia sexual penosa que es reprimida y por lo tanto olvidada (un hombre le coloca el pene en su mano). Luego retorna lo reprimido a través del delirio. Se formó en ella el “delirio de ser notada y de persecución” pues creía que todos sus vecinos aludían y chicheaban acerca de aquel episodio con ese hombre. Ella no escuchaba el comentario directo, ella sentía que estaban hablando de ella (delirio de ser notada: la están observando y hablan de ella). Freud va a tratar de que la mujer recuerde aquel episodio traumático sexual que permanecía reprimido en ella. Utilizaba el mismo tratamiento que sus pacientes histéricas, pero aparece un obstáculo: el recuerdo no aparece. Aquí Freud elabora la primera teoría de la Proyección: Lo peculiar de la defensa en la paranoia es que algo es reprimido y que la mujer se ahorra de algo. Se ahorraba el reproche de ser una mala persona, al no recordar el episodio se produce una ganancia que marca el efecto de la defensa. Si actuó la defensa algo se tuvo que ahorrar. Si la mujer recordara el episodio entonces sí podría hacerse reproches, al no recordar el episodio no se hace reproches. Antes era un reproche interno, ahora es una insinuación que le viene desde afuera. El juicio sobre ella había sido trasladado/proyectado hacia afuera: la gente decía lo que ella hubiera dicho de sí misma. Mediante este mecanismo de proyección algo se ahorra. La ganancia se produce porque el reproche que le viene desde afuera ella lo puede desautorizar, aunque si el reproche viene de ella misma entonces debe aceptarlo. La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable proyectando al mundo exterior el contenido de la causa que la representación misma establece. Ahí actúa la proyección que consiste en colocar el reproche en el exterior. El problema para Freud era distinguir entre el adentro y el afuera de qué. Freud suponía que en las Neuropsicosis de defensa la defensa actuaba separando/divorciando la representación de su afecto. En la paranoia, en cambio, el afecto y la representación se mantienen enlazados pero son proyectados hacia el exterior, se generan alucinaciones hostiles al yo pero que mantienen la defensa. Freud se pregunta cómo distinguir el mecanismo de la proyección del delirio paranoico y dice que en la paranoia se da un abuso del mecanismo de la proyección con el fin de utilizarlo como defensa. Esta concepción rige para todos los casos de paranoia. A su vez, afirma que en todas las formas de la paranoia, en todos los delirios de la paranoia (de reivindicación, de persecución) opera el mismo mecanismo de proyección. FREUD, S.: NUEVAS PUNTUALIZACIONES DE LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA (1896) En 1896 con las “Nuevas Puntualizaciones de las Neuropsicosis de Defensa” Freud agrega la paranoia en este grupo. Él propone que también en la paranoia hay una represión y un retorno de lo reprimido que produce síntomas del mismo modo que el resto de las entidades, Neurosis Obsesiva, Fobia e histeria. Freud relata el caso de la señora P, un caso de paranoia crónica. Se trata de una mujer de 32 años, casada, y madre de un hijo de 2 años. 6 meses luego del nacimiento del niño se volvió muy desconfiada, menos sociable. Sentía que los otros tenían algo contra ella aunque no sabía bien qué podría ser, se quejaba de sus vecinos. No había duda de que todos le faltaban el respeto, hacían lo posible para mortificarla. Un tiempo después se queja de sentirse observada, sentía que a la noche la observaban mientras se desvestía y desde entonces sólo podía desvestirse a oscuras dentro de la cama. Luego la internaron en un instituto de aguas. Pero allí empeoró. Le aparecieron nuevos síntomas y se le reforzaron los existentes. De pronto un día estando sola con su mucama pensó que la muchacha tenía en ese momento un pensamiento indecente, “sentía en sus genitales cómo se siente una mano pesada”. Luego comenzó a tener alucinaciones de mujeres desnudas, estas imágenes aparecían cuando ella se encontraba en compañía de una mujer. Simultáneamente escuchaba voces que comentaban cada uno de los movimientos que ella emprendía. Oía también amenazas y reproches. Freud procedió de la misma manera que el caso de la doncella, como si se tratara de un caso de histeria partiendo de la premisa de que en la paranoia, como en las demás Neuropsicosis de defensa había pensamientos icc y recuerdos reprimidos que podían ser llevados a la cc venciendo cierta resistencia. Lo peculiar era que la mayoría de las veces ella oía o alucinaba interiormente, como sus voces, las indicaciones que provenían de lo inconsciente. Freud va a buscar la escena sexual infantil que generó el trauma. Este se da en dos tiempos, un primer acontecimiento que ocurre en la infancia y otro segundo que, al haber pasado la pubertad, evoca al primero dándole sentido traumático. Entonces, es recién con el 2do acontecimiento que el primero se vuelve traumático. El primer acontecimiento fue en el instituto de aguas, luego de haber visto unas mujeres desnudas en el baño. En aquel momento ella había sentido vergüenza de aquellas mujeres, y sentía vergüenza de que la vean desnuda y decide reprimirla. Llegó a recordar otra escena, una segunda vivencia pero que ocurrió anteriormente a la primera durante la infancia: ella tenía 6 años, se desvistió en el dormitorio para meterse en la cama, sin avergonzarse ante su hermano presente. Esto no le generó ningún reproche. No tenía efecto traumático hasta ese momento. Parece que hubo muchas escenas similares y que los hermanos durante años tenían la costumbre de mostrarse desnudos uno al otro antes de dormir. Esta primera vivencia cobra valor traumático a través de la vivencia de las aguas. Luego ella habló de un momento en donde “se le aclaró todo”, obtuvo el convencimiento de que era cierta su idea de que todos la despreciaban y la mortificaban, ganó esa certeza que será la base de su delirio. Freud establece una comparación entre la paranoia y la neurosis obsesiva, se ha comprobado que en ambas la represión es el núcleo del mecanismo psíquico, lo reprimido en ambos casos es una vivencia sexual infantil. No se le daba una significación sexual porque la sexualidad adviene luego de la pubertad, sólo pasada la pubertad la vivencia cobra eficacia traumática retroactivamente. En la neurosis obsesiva, el sujeto trata de defenderse de aquello que retorna (opera la defensa), en cambio, en la paranoia el reproche es reprimido mediante la proyección, ya que se constituye el síntoma defensivo de desconfianza hacia los otros, con ello se le quita reconocimiento al reproche, y, como compensación de esto, falta luego una protección contra los reproches que retornan dentro de las ideas delirantes. En un segundo momento, se produce el fracaso de la defensa y aparecen los síntomas, el retorno de lo reprimido. Le retorna el reproche reprimido. Los reproches reprimidos retornan como unos pensamientos en voz alta en la paranoia. En ese momento, a diferencia de la neurosis obsesiva, en la paranoia el sujeto se adapta a aquello que le retorna modificando su estructura psíquica y no se hace valer defensa alguna. Al contrario, el yo se adecúa a las ideas delirantes, el sujeto no entra en contradicción con su delirio, se adapta a él. Por eso se dice que los “paranoicos aman a su delirio como a sí mismos”. El sujeto no quiere abandonar su delirio, tiene una fuerte convicción porque en él se sostiene su defensa, se aferra a esa concepción delirante. Se ve claramente que en un primer momento, Freud considera que la paranoia responde a los mismos mecanismos que las demás psiconeurosis, aplica el mismo tratamiento tanto para la histeria como para la neurosis obsesiva y la paranoia. Sin embargo, Freud se da cuenta que ese tratamiento no funcionó como los otros. Mientras en la neurosis obsesiva y la histeria respondían positivamente ante el método de tratamiento psicoanalítico, en este caso de paranoia ocurrió lo contrario, empeoró. Es así como se dio cuenta que el método terapéutico que estaba inventando no funcionaba igual para todas las formas de psiconeurosis, en este caso de paranoia el tratamiento no funciona porque el método empleado en él no sirve. La paranoia no se cura bajo el mismo tratamiento que las Neuropsicosis de defensa, por lo tanto la hipótesis no es adecuada en este caso (hipótesis de que hay un mecanismo común de formación de síntomas para entidades diferentes). Freud allí se topa con un problema clínico que rompe en un segundo momento con el historial de Schreber. SEGUNDO MOMENTO (1911-1920) En el caso Schreber introduce el narcisismo en el campo del psicoanálisis. Freud en 1914 propondrá un mecanismo más enérgico que no consiste en el divorcio en el afecto y la representación. Freud introduce en 1914 el narcisismo formalmente con su texto “Introducción del narcisismo”, pero su verdadera introducción es en 1911 en el caso Schreber con el narcisismo como fase de la evolución de la libido. En 1914 se hace una distinción entre Psiconeurosis de Transferencia (histeria, neurosis obsesiva, fobias) y Psiconeurosis Narcisistas (paranoia, esquizofrenia, maníamelancolía). Allí tuvo que introducir una nueva teoría en el psicoanálisis, la teoría del narcisismo, donde lo postula como una de las fases libidinales intermedia entre el autoerotismo y la elección de objeto en donde surge la formación del Yo como reservorio de la libido. En las psiconeurosis de transferencia la libido permanece invistiendo los objetos. Se conserva la investidura de objeto lo que permite que el analista pueda ser investido como un objeto más dentro de la serie del paciente. Allí aparece la transferencia en el tratamiento. En las psiconeurosis narcisistas, se ha quitado la investidura libidinal del objeto y esta ha retornado al yo (vemos en “Duelo y melancolía”, afirma Freud: “la sombra de ese objeto retorna ahora hacia el yo”, haciendo referencia de algún modo al narcisismo). El problema clínico es que en las psiconeurosis de transferencia se produce un éxito psicoanalítico y en las psiconeurosis narcisistas se produce un fracaso. Freud sabía que en las psiconeurosis narcisistas no se daba la transferencia, sin embargo, en el caso Schreber había transferencia con Flechsig. El retorno de la libido al yo se da en forma de persecución en la paranoia. SCHREBER, D.: MEMORIAS DE UN ENFERMO NERVIOSO. DICATAMENES PARCIALES DEL 9/12/1899 Y DEL 4/5/1902 HISTORIAL DE SCHREBER (descripto autobiográficamente) CAPÍTULO 1 El alma humana está contenida en los nervios del cuerpo. Los nervios entran en vibraciones que generan placer o displacer, y poniéndose en tensión, permiten dar la fuerza para hacer que los músculos ejecuten las actividades. Mientras el hombre vive es cuerpo y alma conjuntamente, los nervios (el alma) son alimentados por el cuerpo. Si el cuerpo pierde su fuerza vital, se produce para los nervios una pérdida de la conciencia que llamamos muerte, pero con ello el alma no se extingue realmente. Dios es sólo nervio, no cuerpo, y por ello es afín al alma del hombre. Los nervios divinos poseen las cualidades que son inherentes a los nervios humanos, elevadas a una potencia que supera la concepción del hombre. Tienen la capacidad de transformarse en todas las cosas posibles del mundo, en esta función se llaman rayos. La verdad completa se encuentra en una diagonal, en una cuarta dimensión que el hombre no puede concebir. Hace años que el Sol habla conmigo palabras humanas, y por ello se da a conocer como un ser viviente. Concibo al Sol como el instrumento más cercano a la Tierra para la exteriorización del poder de la voluntad divina. El viento o la tempestad se levantan porque Dios se retira a gran distancia de la Tierra. Excepcionalmente podía suceder un acercamiento de Dios, pero esto no se hace con frecuencia porque está acompañado de ciertos peligros para el propio Dios. El trato normal de Dios con las almas sólo tendría lugar después de la muerte. La nueva vida en el más allá es la bienaventuranza, que consiste en un estado de goce ininterrumpido. La bienaventuranza masculina es de rango más alto que la femenina, la cual parece haber consistido en un sentimiento de voluptuosidad. Esto no puede suceder sin una previa purificación y examen de los nervios humanos, que luego formarían parte del mismo Dios. Las almas que pasan por la purificación aprenden el lenguaje hablado por Dios, la “lengua primitiva”, un alemán algo anticuado, porque los alemanes fueron el pueblo elegido por Dios. Los reinos posteriores de Dios estaban sujetos a una bipartición, de acuerdo con la cual se diferenciaban un dios inferior (Arimán) y otro superior (Ormuz). Estos me fueron mencionados por las voces. CAPÍTULO 4 Hablo de mis propias vicisitudes personales. Estuve enfermo de los nervios 2 veces. La primera en 1884, estando curado ya para fines de 1885. La segunda comenzó en 1893 y dura todavía. En ambos casos pasé gran parte del tiempo en la clínica de enfermedades mentales dirigida por el Dr. Fleshig. La primera enfermedad transcurrió sin ninguna complicación que rozara el ámbito de lo sobrenatural. Soy una persona intelectualmente sobresaliente y con capacidad de observación. Considero que hubiera podido ser liberado más rápidamente de ciertas ideas hipocondríacas que me dominaban en ese momento si se me hubiesen permitido determinadas cosas (enflaquecimiento, usar la balanza). Me curé y quedé lleno de sentimientos de viva gratitud para con el Dr. Fleshig, también mi esposa. Después de recuperarme, viví con mi esposa 8 años muy felices, sólo perturbados por la reiterada frustración de no poder tener hijos. En junio de 1893 me comunicaron mi designación como presidente de la sala del tribunal supremo. En esa época se sitúan algunos sueños, como que había reaparecido mi enfermedad anterior. Una vez tendido en la cama tuve una sensación que me impresionó: que sería muy grato ser una mujer sometida al coito. Algo totalmente ajeno a mí. En octubre de 1893 asumí mi nuevo cargo. Me encontré con una gran carga de trabajo, además de una exigencia en las relaciones personales. En pocas semanas quede agotado, comenzó a faltarme el sueño, y comencé a tomar bromuro de sodio. Una noche sentí en la pared de la alcoba un crujido. En noviembre me vi obligado a tomarme una licencia, y en ese tiempo tome una entrevista con el Dr. Fleshig. Me recetaron un somnífero. Inmediatamente aparecieron síntomas más serios. Intenté suicidarme, mi mujer me lo impidió. A la mañana siguiente amanecí con un serio trastorno nervioso, y el doctor consideró imperiosa mi internación. Una vez internado, pasaba la mayor parte de las noches insomne, porque los somníferos suaves no surtían efecto. Estaba ocupado con pensamientos de muerte. La 5ta noche fui trasladado a una celda-dormitorio preparada para dementes furiosos, me encontré en un estado de suma excitación, volví a querer suicidarme. Al seguir sin dormir, me empezaron a administrar hidrato de cloral. Recibí visitas regulares de mi esposa. Mis fuerzas estaban disminuidas. Mucha excitación. No me era posible emprender ninguna actividad intelectual. El enervamiento nervioso empeoró por la reaparición de estados de angustia. Un nuevo colapso me sucedió en febrero de 1894 cuando mi esposa viajó a Berlín para ver a su padre. Cesaron sus visitas, y a partir de entonces aparecieron las 1eras indicaciones de un trato con fuerzas sobrenaturales. Forme la impresión que Fleshig no tenia buenas intenciones conmigo. Desde entonces las voces me hablan incesantemente. CAPÍTULO 5 La capacidad de influir sobre los nervios de un ser humano es propia de los rayos divinos. Sentí ese influjo por 1era vez como emanado del Dr. Fleshig, que apareció como una compulsión a pensar. Innumerables almas hablaban conmigo como voces. El parloteo consiste en una repetición de las mismas frases. Surge la idea de la emasculación, que sería necesaria en el caso de la renovación de la especie humana. Fleshig había aprendido a ser el comandante de rayos. Fue así como armó un complot contra mí que consistió en ponerme a merced de un hombre, dejar mi alma en poder de éste, para entregar mi cuerpo, transformado en femenino. Los nervios femeninos ya penetraban en mi cuerpo. Decidí dejarme morir, sin comer, para evitar lo vergonzoso de la situación, además las voces me lo aleccionaban. La consecuencia fue que los guardianes me introducían por la fuerza los alimentos en la boca. Las voces interiores me ridiculizaban, decían que no tenía el coraje varonil para suicidarme, ahogándome en algún baño. En la conexión nerviosa que mantenía con Fleshig me pedía cianuro de potasio. Todos los intentos dirigidos a perpetrar un almicidio, la emasculación para fines contrarios al orden cósmico (es decir, a la satisfacción del apetito sexual de un hombre) y posteriormente a la destrucción de mi mente, fracasaron. CAPÍTULO 10 En las 1eras semanas de mi permanencia en Sonnenstein se produjeron modificaciones en el Sol. Una noche, apareció Arimán y su imagen resplandeciente se hizo visible. Todo parecía estar calculado para infundirme terror, y la palabra carroña se escuchó con frecuencia. Los días siguientes vi a Ormuz, no con mis ojos espirituales, sino con mis ojos corporales. Era el Sol. Después de algunos días cesaron los fenómenos milagrosos y el Sol volvió a ser el de siempre. La vida exterior durante esta época fue muy monótona, solía permanecer sentado inmóvil, no tenía nada para escribir, todos mis objetos habían sido retirados; pero la causa principal de mi falta de deseo no consistía en la carencia de objetos sino a aquello que yo consideraba como un deber religioso el mantener una privacidad absoluta. Esta idea fue suscitada en mí por las voces. Había llegado a la convicción de que las pérdidas de Rayos se acrecentaban cuando yo me movía. No bien se produce algún ruido cerca de mí, lo creo como una perturbación, me molesta. Un cambio de esta situación se produce a fines de 1894. A los incesantes esfuerzos por dejarme olvidado, se opuso la santidad de mi intención. Se comenzó a falsificar mis sentimientos mediante milagros para quedarse con la impresión de que yo era un hombre frívolo, entregado a los placeres del momento. Decidí vivir sencillamente el día a día. Yo vivía con conciencia de tener que resolver una de las más difíciles tareas que se le han impuesto al hombre: salvar el mundo. CAPÍTULO 13 Noviembre de 1895. Aparecen en mi cuerpo con mucha fuerza los signos de la feminización. Hubo aquí una modificación completa de la orientación de mi voluntad: se me hizo consiente que el orden cósmico exigía la emasculación, no me restaba sino resignarme al pensamiento de la transformación en mujer. Empecé a considerar a todas las figuras humanas que veía como “hechas a la ligera”. El sentimiento de voluptuosidad llegaba a su pleno desarrollo sólo cuando las partes del alma de Fleshig y las restantes “almas probadas” estaban delante, y de esa manera llegaba una reunión de todos los rayos. El dios superior había tomado una actitud más correcta conmigo, y el dios inferior cortó las relaciones íntimas que tenía con Fleshig. Las voces del inferior son distintas de las del superior. Se generó un complot. Hay una incapacidad de Dios para aprender de la experiencia, no conoce a los hombres vivientes, en este punto, debo considerar mi superioridad. CAPÍTULO 16 Se ha producido una incesante compulsión a pensar. Mis nervios no dependen de mi voluntad, sino de una influencia externa. Desde el comienzo imperó el sistema de no hablar con frases completas, y se le proponía a mis nervios completar estas frases. Hace años que dentro de mis nervios sólo se producen conjunciones aisladas. Las voces se introducen en mi cabeza bajo la forma de voces interiores, y allí generan una sensación dolorosa de tensión. Hay también voces exteriores, que yo escucho esencialmente por los pájaros. Con el pasar de los años he podido acostumbrar a mis nervios a que transformen las palabras en formas del pensar sin pensamiento de nada, mediante la repetición. La elocución de las voces se produce con un tempo cada vez más lento, esto guarda relación con el incremento de la voluptuosidad del alma en mi cuerpo, y de la grandísima escasez de material de lenguaje con que cuentan los rayos. He hallado recursos como tocar el piano, leer periódicos y memorizar poemas, así hasta las voces interiores más persistentes son reducidas. El liberarme de la presión ocasionada por los excrementos tiene como consecuencia para los nervios de voluptuosidad un intenso bienestar. Por esto, al evacuar y orinar se reúnen todos los rayos. CAPÍTULO 21 Un examen de mi cuerpo en cuanto a los rasgos de la feminidad tendría que producir un efecto persuasivo para otras personas. Weber dice que la neurología científica no reconoce propiamente la existencia de nervios específicos que sean portadores de la sensación de voluptuosidad. Para mí es cierto en tanto que cuando efectúo alguna presión con la mano sobre mi cuerpo, siento estructuras de una consistencia semejante a la de filamentos, particularmente en mis pechos. En los momentos en que Dios se aproxima, mi pecho da la impresión de un seno femenino, este fenómeno puede ser visto por los ojos de cualquiera. Permitiría a cualquier especialista verme y comprobarlo. El cultivo de las sensaciones femeninas lo considero como mi derecho y en cierto sentido como mi obligación. No bien estoy en una relación a solas con Dios, es para mí necesidad actuar con todos los medios imaginables, para que los rayos divinos reciban de mí la impresión de una mujer que se abandona a las sensaciones voluptuosas. Por otra parte, Dios exige un gozo permanente. Mi tares es proporcionárselo, y si al hacerlo me redunda algo de goce sensible, estoy pronto de aceptarlo como una recompensa por el exceso de sufrimiento y las privaciones que se me han impuesto en estos años. Con ello no violo ningún deber moral. Naturalmente no me es posible entregarme todo el día a imágenes voluptuosas, no estaría en condiciones de hacerlo, el hombre no ha nacido para el puro placer. En la relación entre Dios y yo, la voluptuosidad debe ser considerada el medio por el cual el conflicto de intereses (en contra del orden cósmico) puede encontrar cuando antes una solución satisfactoria. Tan pronto como dejo que se produzcan en mí pausas en el pensar, se producen consecuencias desagradables: estados ululatorios, algún dolor corporal. DICTÁMENES PARCIALES A. Dictamen pericial del médico forense. 9 de diciembre de 1899. Weber. Paul Schreber fue confiado a este hospital en junio de 1894, después de haber sufrido ya, años antes, un ataque de hipocondría grave. Al comienzo de su estadía exteriorizó muchas ideas hipocondríacas, ideas persecutorias, ilusiones sensoriales. Las ilusiones visuales y auditivas se adueñaron de todo su sentir y pensar. Permanecía sentado rígido durante horas. Deseaba la muerte, hizo repetidos intentos de suicidarse. Poco a poco las ideas delirantes tomaron carácter místico, trataba directamente con Dios.Al inicio se mostró enteramente inaccesible, permanecía inmóvil, con la mirada fija a lo lejos, no respondía a las preguntas. Rechazaba con brusquedad todo trato, ya que la omnipotencia de Dios era obstaculizada por la presencia de otras personas. Se negaba a ingerir alimento, retenía las heces. En noviembre de 1894 se aflojó un poco, se tornó más activo. Con un discurso coherente, apareció la elaboración delirante. Se sentía perjudicado por ciertas personas (Fleshig, Von W…) a las que creía presentes allí, imaginaba que el mundo había sido modificado por ellos. La excitación del enfermo se intensificó, le perturbó el sueño, se exteriorizó especialmente en fuertes y prolongadas risotadas. Sus reacciones contra las alucinaciones se hicieron cada vez más ruidosas. En cambio, era ahora más accesible y cortés y sus respuestas eran pertinentes. Los somníferos no surtían efecto, y todo el hospital estaba siendo afectado por los continuos estruendos nocturnos, por lo cual fue necesario llevarlo a un cuarto de confinamiento. Con frecuencia se lo encontraba semidesnudo en su cuarto, decía que tenía senos femeninos. A partir de 1897 se pudo percibir un cambio, cuando entró en activa correspondencia con su esposa y otros parientes. No obstante prosiguieron los insultos, risotadas, gritos, etc. y no pudo prescindirse del aislamiento nocturno. Comenzaron a aparecer muecas en su rostro, lanzaba extrañas interjecciones. En la etapa siguiente se fue perfilando el cuadro clínico paranoico. Este cuadro clínico se caracteriza porque a la par de un sistema delirante más o menos fijo, coherentemente construido, coexisten intactas la discriminación y orientación; se conserva la lógica formal; falta una reacción afectiva marcada; la inteligencia y la memoria no sufren disminución. En la actualidad Schreber, aparte de los síntomas psicomotores, no parece ni confuso ni psíquicamente disminuido, ni afectado en su inteligencia. Su memoria es excelente. Se interesa por acontecimientos políticos, científicos, etc. pese a todo, está colmado de representaciones morbosas que se han articulado en un sistema integrado. Las alucinaciones desempeñan permanentemente un papel significativo e impiden la evaluación normal de las impresiones sensoriales. El sistema delirante del paciente culmina en su creencia de estar llamado a salvar el mundo y devolver a la humanidad la bienaventuranza perdida. A esta tarea, ha llegado por inspiraciones divinas directas. Afirma que los nervios muy excitados tienen la propiedad de actuar sobre Dios atrayéndolo. Lo esencial consistiría en el hecho de transformarse en una mujer. Experimenta en su cuerpo toda clase de milagros, y lo encuentra confirmado por las voces que le hablan. Los rayos, dice, recompusieron siempre lo destruido. En cuanto a su feminidad, dice sentir que en su cuerpo han entrado nervios femeninos, de los cuales, por fecundación directa de Dios, nacerán nuevos hombres. Sólo entonces podrá él morir de muerte natural y habrá reconquistado la bienaventuranza. Se afeita al ras, se ve afición a los objetos femeninos de tocador, se desnuda y se mira al espejo. El sol, los pájaros, los árboles, le hablan con palabras humanas. Se pueden ver conductas automáticas muy evidentes. Se ve con mucha frecuencia compelido a proferir sonidos ululatorios no naturales, que para él son milagros divinos, y que no pueden ser comprendidos por otros. Últimamente reclama con energía la revocación de su incapacitación, desea mayor libertad y un intercambio más intenso con el mundo exterior. El enfermo está impedido por su perturbación psíquica de captar todos los acontecimientos de una manera objetiva, y de adoptar sus decisiones mediante una libre decisión de su voluntad con una reflexión serena y racional. D. Dictamen pericial del consejero privado Dr. Weber, 5 de abril de 1902 Desde años soy el médico del querellante, y es mi más vivo deseo que le sea concedido el goce de la vida a la que él cree tener derecho. Sin embargo, confirmo su incapacitación. En mayor medida que en otras formas morbosas, es en la paranoia muy importante la personalidad originaria del paciente. La paranoia es una enfermedad eminentemente crónica. La mayor parte de las veces se desarrolla en forma muy paulatina, pero puede también iniciarse de una manera aguda, con fenómenos de confusión alucinatoria. Aparecen delirios que se fijan muy pronto y son elaborados en un sistema delirante estable, incorregible e inconmovible. El punto central de las representaciones morbosas es siempre la propia persona, que comúnmente se combinan con ideas de perjuicios o de persecución, y con ideas de sobre valoración. Si no se roza el sistema delirante es fácil que permanezca escondido, casi sin hacerse sentir en la conducta ordinaria. Aquí hay representaciones que están determinadas en contradicción con las creencias anteriores, procesos indudablemente patológicos del cerebro, que se documentan especialmente mediante perturbaciones de la afectividad e ilusiones sensoriales. El que alucina no tiene apercepción del mundo, sino de sí mismo, es decir, de procesos en su aparato nervioso central. El enfermo se ha resignado a que su sistema delirante lleve una existencia independiente dentro de su vida representativa. Se ha concedido al querellante una libertad de movimiento paulatinamente creciente. Durante las visitas a sus parientes, la presencia del enfermero pareció poco oportuna y a menudo perturbadora. Desde entonces se le concede al paciente salir libremente del hospital. En lo concerniente a su conducta, nunca llevó a cabo una acción irracional o incorrecta. Manifestó siempre sus planes y se aseguró del consentimiento de la dirección antes de ponerlos en marcha. Se condujo sensatamente, y siempre regresó en el momento fijado. Sin embargo, en muchos sentidos carece de un juicio objetivo sobre el alcance y las consecuencias de su conducta externa. Es indudable que no podrá contener la exteriorización compulsiva y ruidosa de su impulso motor anormal, con lo cual causará perturbaciones en su entorno. No podría retomarse la vida en común con su cónyuge. Asigna importancia a su aseo personal, come lo suficiente, hace ejercicio. La perturbación en el sueño, la falta de sosiego y la intranquilidad persisten. FREUD, S.: PUNTUALIZACIONES PSICOANALÍTICAS SOBRE UN CASO DE PARANOIA DESCRITO AUTOBIOGRÁFICAMENTE (1911) – CASO SCHREBER El historial de Schreber llamó la atención de Freud en 1910. En un trabajo previo de 1895 Freud estableció que la paranoia es una neurosis de defensa y que su mecanismo fundamental es la proyección. En 1899 Freud establece que la paranoia implica un retorno a un temprano estado de autoerotismo. Durante diez años Freud no hizo mención de la paranoia; la retoma con el caso de Schreber. En este texto logra establecer el nexo entre la paranoia y la homosexualidad pasiva reprimida. CRONOLOGÍA 1842: Nace Schreber en Leipzig 1861: Muere el padre con 53 años. 1877: Muere el hermano (tres años mayor) a los 38 años. 1878: Contrae matrimonio 1884: (Otoño) Candidato a la cámara baja del parlamento. (Octubre) Primera enfermedad. Tiene 42 años. Internado durante algunas semanas en Sonnenstein. Clínica psiquiátrica de Leipzig. 1885: Es dado de alta con 43 años. 1886: Inicia su actividad en el tribunal regional. 1893: (Junio) Se le informa su designación para el tribunal superior. (Octubre) Inicia su actividad como presidente de cámara. (Noviembre) Segunda enfermedad. Es internado nuevamente en la clínica Leipzig. 1894: Es trasladado al asilo Lindenhof. Es trasladado al asilo Sonnestein. 1900: Escribe las memorias e inicia una acción legal para ser dado de alta. 1902: Finaliza las memorias. Se le otorga el alta. 1903: Se publican las memorias. 1907: (Mayo) Muere la madre con 92 años. (Noviembre): La esposa sufre un ataque. (Noviembre) Tercera enfermedad. Cae enfermo inmediatamente después del ataque de su esposa. Es internado en el asilo de Leipzig. 1911: (Abril) Muere con 69 años. 1912: (Mayo) Muere su esposa con 54 años. El doctor Schreber informa que ha estado dos veces enfermo de los nervios: ambas en consecuencia de un esfuerzo mental. La primera vez con ocasión de una candidatura al parlamento regional, y la segunda, por una sobrecarga de trabajo producto de haber asumido la función de presidente del tribunal superior de Dresde. La primera enfermedad (“enfermad de los nervios”) sobrevino en el otoño de 1884 y a fines de 1885 había sanado totalmente. El doctor Flechsig definió su estado como un ataque de hipocondría grave, había sido internado en la clínica de Leipzig. La primera etapa de su enfermedad transcurre sin que intervenga nada sobrenatural, sin alucinaciones ni delirios. Estamos hablando del primer tiempo de la Psicosis, la presicosis. Indica que la enfermedad ya está desencadenada pero aún no aparecieron los síntomas más llamativos, más ruidosos. Tras la curación de la primera enfermedad convivió ocho años con su esposa (tenían un cuadro del doctor Flechsig como agradecimiento) y eran felices, salvo por la frustración de no concebir hijos. En junio de 1893 fue notificado de su inminente nombramiento como presidente del tribunal superior; asumió este cargo el primero de octubre. En el intervalo le sobrevinieron algunos sueños, pero solo más tarde se vio motivado a atribuirle significatividad. Algunas veces soñó que su anterior enfermedad había vuelto. En una oportunidad había tenido la representación de lo hermosísimo que es sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento (fantasías de duermevela, entre dormido y despierto). Una representación que, de estar con plena conciencia, habría rechazado con gran indignación. La segunda enfermedad le sobrevino a fines de octubre de 1893 con un martirizador insomnio. Al comienzo exteriorizó ideas hipocondríacas, luego estas se mezclaron con ideas de persecución, basadas en espejismos sensoriales (escuchaba crujidos en la pared). Estaba tan martirizado que deseaba la muerte. Poco a poco las ideas religiosas cobraron un carácter mítico y religioso. La enfermedad comenzó a ser tan amenazadora que decidieron acudir a la clínica del Dr. Flechsig debido al éxito terapéutico de la primera enfermedad. Este le da un somnífero, sin embargo empeora, tuvo un intento de suicidio. Empeoró aún más desde el momento que en su esposa, quien lo acompañaba día a día, se fuera de viaje y cuando regresa le pide que no lo siga visitando. Debido al empeoramiento de su enfermedad es trasladado a la clínica de Sonnestein. Allí el delirio toma un matiz místico y religioso y posterior a esto manifestaba que hablaba directamente con Dios bajo el un “lenguaje de nervios”. Comienza a aparecer el delirio de persecución y las figuras persecutorias entre ellos, el Dr. Flechsig a quien insulta y acusa de ser un almicida (asesino de almas). A partir de este momento le aparecieron las indicaciones de un trato con fuerzas sobrenaturales, una conexión nerviosa que Flechsig tenía con él. Le dio la impresión de que Flechsig no tenía buenas intenciones con él. Se armó un complot contra él que consistió en ponerlo a cargo de Flechsig, dejar su alma a su poder, entregar su cuerpo y transformarlo en femenino para que Flechsig abusara de él. Aparecen voces interiores, alucinaciones verbales provenientes del orden divino mediante el lenguaje de nervios. También aparecen alucinaciones corporales relacionadas con sensaciones de voluptuosidad femenina (interpretación de que le están injertando nervios femeninos en su cuerpo). Schreber llega a la convicción de que Flechsig lo quiere transformar en mujer (emasculación) para abusarse de él, también cree que va a producir un almicidio. El doctor Weber (nuevo médico que lo atiende en la clínica Sonnestein) informa que Schreber no aparece ni confundido ni inhibido psíquicamente, ni dañado en su inteligencia. En 1902 Schreber logra que le den el alta, y al año siguiente publica sus memorias. El doctor Weber afirma que el delirio de Schreber se basa en ser llamado a redimir el mundo y devolverle su perdida bienaventuranza. Sostiene que ha recibido esta misión por inspiraciones divinas; sus nervios desequilibrados tendrían la propiedad de atraer a Dios. En su misión redentora lo esencial es que debe mudarse en mujer, aunque él no lo quiera así, porque se lo dictamina el orden del universo. Solo con la transformación en mujer podrá morir y obtener la bienaventuranza. Freud dice que el delirio de redención de Schreber es el núcleo de la paranoia religiosa. A Schreber se le hizo consiente la idea que el orden del universo requería la emasculación (mudanza en mujer) y que por motivos racionales no le quedaba otra que transformarse en mujer para ser “la mujer de Dios”. Delirio de grandeza. No se trata de que él quiere transformarse en mujer sino de una exigencia del cosmos del cual no puede oponerse. Sería transformado por los rayos divinos para adquirir la fecundación, para que si se da una catástrofe cósmica, pueda salvar a la humanidad y renovar a la especie humana. Es así como se produjo un cambio en la emasculación: ya no era un capricho de Flechsig sino que era una misión del orden cósmico (sustituye la figura de Flechsig por la de Dios). El cambio en la emasculación hace que él se sienta mejor ya que lo relaciona con la bienaventuranza de Dios que lo quiere transformar en mujer para ser fecundado y engendrar una nueva raza. Allí se produce una reconciliación con la enfermedad y se produce la estabilización bajo la metáfora delirante. Se ve aquí como en una segunda parte aparecen los delirios y alucinaciones. En un primer momento el carácter persecutorio del cual Schreber hace responsable al Dr. Flechsig, al principio la transformación en mujer está puesta al servicio de las satisfacciones sexuales de Flechsig para hacer de Schreber un esclavo en cuerpo y alma y luego dejarlo tirado. Al final del delirio la emasculación se pone al servicio de una misión redentora que consiste en devolverles a los hombres la bienaventuranza y así es como accede a ser “la mujer de Dios” fecundada por él mismo para dar lugar a una nueva raza. Schreber sería el objeto exclusivo de milagros divinos, acontecimientos sobrenaturales que no pueden ser comprendidos por otros seres humanos. Tiene la certeza de saber cosas que el resto no sabe. Justamente la certeza y la inquebrantabilidad son rasgos que distinguen al delirio. La emasculación no es más que la concreción de la fantasía de duermevela. En un momento se revolvió contra tal fantasía, pero llegó un momento que se reconcilió con ella. RESUMEN E INTERPRETACION FREUDIANA Como vimos en el primer momento, Freud escribió acerca de la paranoia en donde hablaba de ella como una neurosis de defensa situando a la proyección como su mecanismo fundamental. A partir de ahí, los conceptos de autoreproche, desconfianza, alucinaciones auditivas tuvieron lugar en la explicación con relación a la paranoia. Quince años más tarde, con el escrito de Schreber, va introducir una nueva teoría sin precedentes: la teoría de la homosexualidad sostenida por el concepto de narcisismo. Va a plantear al delirio como una reconstrucción del mundo interior del paciente, es así como le da otro sentido al que la psiquiatría le había dado: el delirio tiene una función, y es la de reconstruir, reestablecer, remediar lo destruido en el interior de la vida psíquica del paciente. Analizando el lugar de Flechsig, Freud descubre que el perseguidor fue alguien que a su vez fue amado. Y de ahí que hable de mociones homosexuales en la paranoia. De hecho, la paranoia es la forma de defenderse de una moción homosexual. El sentimiento de persecución que el paranoico padece le sirve para justificar el cambio de sentimiento de amor por odio que siente por su perseguido, sentimiento que resulta insoportable. A esto le llamará Freud el camino de la proyección que tiene distintas fases: Fijación Represión propiamente dicha Retorno de lo reprimido La fijación se da en el estadio del narcisismo, pues este estadio matiza la manera en el que el paranoico se va a relacionar con el mundo. Su relación con él está alterada, no muestra ningún interés libidinal en él. Todo el interés está puesto en el yo; de ahí que su descubrimiento de la etapa del narcisismo haya sido tan importante para pensar el mecanismo de la proyección. CAPÍTULO 1: HISTORIAL CLÍNICO Freud critica a la psiquiatría diciendo que los psiquiatras no entienden los trastornos psíquicos de los psicóticos. Para la psiquiatría, el interés sólo se agota en establecer de qué tipo de delirio se trata y qué grado de incidencia tiene en la conducta del paciente. El psicoanalista, al contrario, elabora una hipótesis a partir de la experiencia. Freud considera que el delirio del psicótico tiene una lógica, un sentido. Lo que inicialmente era un cuadro captado por alucinaciones, perdiendo contacto con la realidad, luego evoluciona hacia una estabilización del delirio. Al principio es un delirio de persecución (culpa a Flechsig) y luego se transforma en un delirio de redención, de salvación de la humanidad y para cumplir con esa misión, con esa función redentora, es necesario su transformación en mujer. Según Freud, hay que estudiar al síntoma en su contexto, cuándo aparece y cuándo se transforma. Dos puntos esenciales: 1. Emasculación (convertirse en mujer). Se manifiesta al comienzo 2. Papel redentor (delirio de redención). Se manifiesta más tarde, mediante la metáfora delirante (ser la mujer de Dios, estabilización). En un principio, las voces (lenguaje de nervios) trataban a la transformación en mujer de Schreber para ser abusado por Flechsig, un deseo caprichoso de él (delirio de persecución). La segunda forma del delirio, la que estabiliza, es la emasculación de acuerdo al orden divino. Él iba a transformarse en mujer para salvar a la humanidad. El propio Schreber establece la fecha de Noviembre de 1895 como el período en que se estableció un nexo entre la fantasía de emasculación y la idea del redentor, y de esa suerte se establece una reconciliación con la primera (porque ya no sería mujer para ser abusado por Flechsig sino, la mujer de Dios, es decir, la metáfora delirante). La idea de convertirse en una mujer lo reconcilia con el hecho de poder concebir un hijo, puesto que no había podido hacerlo con su mujer y necesitaba dejar en la tierra un – descendiente- ya que el honor que conlleva su apellido se lo exige. Su familia era muy respetada en la sociedad y esa presión que ejercía sobre el presidente Schreber de dejar un descendiente sobrevino en la idea final de concebir mediante los rayos divinos y la única forma de hacerlo era resignarse en la transformación en mujer. CAPÍTULO 2: INTENTOS DE INTERPRETACIÓN Freud diferencia entre cómo aparece la enfermedad (1er momento, presicosis: psicosis ya desencadenada. Silenciosa) y cómo aparece el delirio (2do momento del desencadenamiento. Ruidoso). Dos momentos del desarrollo de la enfermedad: 1. Cómo aparece el delirio: Lugar central de Flechsig en el desencadenamiento del delirio. Antes de ese momento, Flechsig era alguien muy importante en la vida de Schreber, fue el médico que lo curó en su primera enfermedad, incluso su mujer guardaba un retrato de él como gesto de gratitud. Es decir, había un vínculo preexistente tierno y de admiración. El delirio se desencadena justo cuando Flechsig se va corriendo de esa situación de tener el poder de producir la salud o enfermedad en él. Schreber comienza a notar que no lo mira más a los ojos y allí comienza el delirio persecutorio: lo va a llevar a la enfermedad. Cree que Flechsig lo quiere transformar en mujer para robar su alma (almicidio) y abusarse de él. Es así como el tono del sentimiento es transformado hacia lo contrario: lo que era amoroso, afectivo, respetable se transforma en odio, desconfianza, y temor hacia esa persona. Se pasa de un “yo lo amo” al “yo lo odio” a “él me odia” mediante el mecanismo de proyección. El resultado será que Flechsig persigue a Shcreber. La idea de persecución sirve para justificar la mudanza/transformación de sentimiento en el enfermo. El comienzo del delirio se da cuando otro toma una iniciativa y tiene una expectativa ante el sujeto. El d, elirio es un intento de curar, de recobrar esa pérdida de relación con el mundo. En el período de incubación de la enfermedad, le sobrevinieron a Schreber una serie de sueños, que su enfermedad nerviosa anterior retorne y en un estado de duermevela, sueña qué hermoso sería ser una mujer sometida al coito. Freud dice que con el recuerdo de la enfermedad anterior despertó también el recuerdo de Flechsig, quizás este sueño tenía un sentido de añoranza, el de volver a ver a Flechsig. Se instaló un rechazo de esa fantasía femenina; sin embargo, en el transcurso de la enfermedad, la fantasía femenina se iría instalando sin pausa: él temía un abuso por parte del médico. Un avance de libido homosexual (amor hacia un hombre) fue el OCASIONAMIENTO de la enfermedad. Desde el comienzo, el objeto de esa moción homosexual fue Flechsig, y la revuelta contra ésta produjo el conflicto en el cual se engendró la enfermedad (deseo reprimido). Su delirio de transformación en mujer era una idea patológica. Schreber aplica una resistencia hacia esa fantasía de deseo femenina y la lucha defensiva escogió la forma del delirio persecutorio. El deseado devino entonces perseguidor, y el contenido de la fantasía de deseo pasó a ser el de la persecución. La base de la contracción de la enfermedad de Schreber es el estallido de una moción homosexual. Si el amor hacia el médico es tan intenso para generar el delirio, esto no es solamente porque lo salvó de su primera enfermedad. Se estableció una transferencia con el médico. Se transfirió sobre Flechsig algo del amor con el padre o con el hermano, el médico le ha hecho recordar algo de la esencia del padre o el hermano (personajes muy importantes en su vida). Flechsig ha evocado algún rasgo significativo de la historia de Schreber. El médico apareció como sustituto de alguien más próximo para el enfermo, no es asombroso entonces que reaflore en el enfermo la añoranza por esta persona sustitutiva. El yo se encargó de establecer una lucha defensiva contra esa moción homosexual reprimida mediante el mecanismo de proyección. 2. Cómo se transforma el delirio: Se produce la sustitución de Flechsig por Dios. Esto parece ser la solución del conflicto. Convertirse en mujer de Dios era un poco más conciliable para el yo. Allí se da cierta satisfacción narcisista. El yo es resarcido por la manía de grandeza (delirio de grandeza, salvar a la humanidad) y a su vez la fantasía de deseo femenino ha sido aceptada. Aparece la salud parcialmente recobrada, mediante la estabilización de la enfermedad. Freud se pregunta cómo se produce el pasaje de Flechsig a Dios, cómo se acepta una fantasía antes reprimida. Para Schreber, Flechsig y Dios se sitúan en la misma serie. Si el perseguidor fue anteriormente una persona amada, Dios también es el retorno de otra persona amada más sustantiva. Esa otra persona es el padre, y Flechsig hacía el papel del hermano. La raíz de aquella fantasía que desató tanta resistencia en el enfermo fue la añoranza por el padre y su hermano que alcanzó un refuerzo erótico. Su padre, un respetuoso médico no era inapropiado para ser trasfigurado en Dios en el recuerdo tierno del hijo, de quien fue arrebatado tan temprano por la muerte. La postura de un hijo frente a su padre de sumisión respetuosa y rebelión, se halla también en la relación de Schreber con Dios. Dios hace milagros, y un médico también puede hacerlos. Complejo paterno: El conflicto es esencialmente infantil con el padre amado. El padre frustra la satisfacción buscada por el niño, satisfacción autoerótica. La relación de Schreber con Dios es la relación de este con el padre. Es la amenza del padre con la castración lo que facilita la fantasía de convertirse en mujer. Freud entonces piensa al delirio dentro del terreno del complejo paterno. Sin embargo, en Schreber hay algo que no encaja con la lógica edípica. Dios (sustituto del padre) no regula ni limita el goce sino que no deja de exigirle la voluptuosidad al enfermo, le exige un goce continuo. La castración ha prestado su material a la fantasía de deseo de convertirse en mujer. Volviendo a la afirmación de Freud, de que todos los síntomas tienen un sentido, el delirio en Schreber tiene sentido ya que se articula con la vida del sujeto (con su padre y su hermano). Todos los síntomas tienen un sentido. CAPÍTULO 3: ACERCA DEL MECANISMO PARANOICO Freud va a contar con conceptos nuevos para resolver problemas que antes no pudo. Aparece la teoría de la libido en donde se anticipa el concepto de Narcisismo. Aparece la teoría de la represión, a diferencia del primer momento donde se hablaba de defensa. Schreber no había presentado mientras estuvo sano ningún indicio de homosexualidad en el sentido vulgar. Estaba casado con una mujer. El papel del deseo homosexual es la contracción de la paranoia. Hay un estallido en la historia evolutiva de la libido que se da entre el autoerotismo y la elección de objeto. A este lo denomina narcisismo. Allí el yo se constituye como unidad y se postula como reservorio de la libido. En el narcisismo se toma al yo como primer objeto de amor. En este “yo” tomado como objeto de amor puede ser que los genitales sean ya lo principal. La constitución de ese camino lleva a elegir un objeto con genitales parecidos a los propios. Si el yo es el primer objeto de amor, la primer elección de objeto es homosexual. Está hecha a semejanza del propio cuerpo. La elección homosexual narcisista es una elección realizada en base a la propia imagen. Tras alcanzar la elección de objeto heterosexual, las aspiraciones homosexuales no son canceladas ni puestas en suspenso, sino sublimadas, apartadas de la meta sexual y conducidas a nuevas aplicaciones como las pulsiones sociales. Freud dice que cada estadio del desarrollo psicosexual ofrece una posibilidad de una fijación y así un lugar de predisposición. Si una persona queda fijada en el narcisismo, se encuentra ante una predisposición patológica y está expuesta al peligro de una oleada de libido que no encuentre otro destino y someta sus relaciones sociales a la sexualización y de este modo deshaga las sublimaciones que se habían adquirido en su desarrollo. Como los vínculos sociales son una sublimación, estos están desexualizados, alejados de la meta sexual homosexual, para poder pasar a la elección heterosexual. Cuando se produce una fijación en el narcisismo, se corre riesgo que por medio de una oleada alta se produzca una regresión y se genere una sexualización de los vínculos sociales. Aquello que debía sublimarse irrumpe y se produce la sexualización de los vínculos sociales. La relación de Schreber con el médico estalla y se transforma en un delirio. Irrumpió un goce extraño que no debió permanecer allí. La neurosis comienza como una defensa, con la represión. En cambio en la psicosis primero se da la desexualización, y la sublimación de las mociones homosexuales, luego hay una marea alta que genera que se rompa con esa sublimación y que se sexualicen los vínculos sociales. Como por medio de la regresión se vuelve a la elección de objeto homosexual, recién ahí actúa la represión. La psicosis comienza con el desarmado de los vínculos sociales, con el desarmado de la sublimación. La neurosis se comienza con la represión y luego empieza a aparecer los síntomas. “Los paranoicos procuran defenderse de una sexualización de sus investiduras pulsionales sociales” dice Freud. Las diferentes formas de paranoia pueden figurarse como contradicciones de la misma frase: “Yo (un varón) –sujeto- lo amo –verbo- (a otro varón) –objeto-”. A esta frase la contradicen las siguientes formas de resolución a través del delirio: SÍNTOMA FANTASÍA HOMOSEXUAL ICC Yo lo amo ENTRA EN CONFLICTO CON JUSTIFICACIÓN Yo no lo amo Delirio de erotomanía Yo lo amo Yo no lo amo Delirio de celos Yo lo amo Yo no lo amo Delirio de celos (mujeres) Delirio de grandeza Yo la amo Yo no la amo Yo lo amo Yo no lo amo …pues lo odio (cambió el verbo) y por proyección queda: él me odia, me persigue. …pues yo la amo (cambió el objeto) y por proyección queda: ella me ama …pues ella lo ama (cambió el sujeto) …pues él la ama (cambió el sujeto) …pues me amo a mi (niega la frase directamente en su conjunto) Delirio de persecución En la proyección, una percepción interna es sofocada y como sustituto de ella adviene a la conciencia una percepción desfigurada desde el afuera. Se llega a la conclusión de que la proyección no desempeña el mismo papel en todos los tipos de paranoia. No ocurre sólo en la paranoia, sino también bajo otras constelaciones de la vida anímica. Bajo estas objeciones cae la hipótesis de que la proyección es el mecanismo específico de la paranoia. Freud decide abandonar el estudio de la proyección como mecanismo de formación de síntomas. Deja una písta que luego retomará Lacan: “quizás no era correcto decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia fuera, sería mejor decir que lo cancelado adentro retorna desde afuera”. Hubo un punto de impass en la proyección y Freud decide avanzar por otro lado: Teoría de la represión en la paranoia: 1. FIJACIÓN: Detención en el desarrollo libidinal. Está ligada con la predisposición de la enfermedad. En el caso Schreber la fijación queda ligada a la elección del objeto homosexual. 2. REPRESIÓN PROPIAMENTE DICHA: Se produce en el momento en que se produce la marea alta de la libido. Esa predisposición se activa mediante la marea alta, estalla el conflicto entre una representación inconciliable y el yo y actúa la represión. La represión va a consistir en el retiro de las investiduras libidinales que han generado el conflicto. Se produce un desasimiento de la libido de personas antes amadas. Se produce la pérdida de la realidad y una pérdida de relación con los objetos. Se cumple mudo, no tenemos ninguna noticia de ese momento. En el caso Schreber, en el apogeo de su enfermedad apareció en él la convicción de una gran catástrofe, un fin del mundo. Él mismo era el hombre real que quedaba y las pocas figuras humanas que aún veía los consideraba “hombres hechos a la ligera”. El enfermo ha sustraído de las personas de su entorno y del mundo exterior en general la investidura libidinal que hasta entonces les había dirigido. El sepultamiento del mundo es la proyección de esa catástrofe interior. 3. FRACASO DE LA REPRESIÓN, RETORNO DE LO REPRIMIDO: El paranoico intenta reconstruir ese mundo para poder vivir dentro de él. Lo edifica de nuevo mediante el trabajo de su delirio. “La formación delirante es el intento de restablecimiento de reconstrucción de la realidad”, es un intento de curación. Este procedimiento se manifiesta de manera ruidosa ya que deshace la represión e intenta reconducir la libido a los objetos abandonados. Lo ruidoso tiene que ver con un proceso donde se van a formar los síntomas de manera más llamativa. En la paranoia, la libido liberada (por el desasimiento de los objetos) se vuelve al yo. Así se vuelve a alcanzar el estadio del narcisismo en el cual el propio yo se ubica como único objeto de amor sexual. Los paranoicos llevan una fijación en el narcisismo y el retroceso desde la homosexualidad sublimada hasta el narcisismo indica el monto de la regresión característica de la paranoia. Schreber vuelve a reconducir la libido a los objetos de manera megalómana, delirio de grandeza: hace un pacto con Dios y la estabilización: se va a transformar en mujer, acorde al orden divino, Se da la metáfora delirante sustituyendo a la metáfora paterna que no está presente en la psicosis. No se da el Edipo y por lo tanto la ley no puede ser introducida por el padre. En Schreber, el personaje problemático es Flechsig. Antes de la enfermedad, Schreber tenpia buena relación con el médico, lo admiraba, lo respetaba. Implica una relación transferencial. La esencia le hacía recordar a su hermano. A su vez, Schreber mantenía un vínculo social con el médico. Los vínculos sociales implican una sublimación de la elección homosexual de objeto. Cuando aumenta la libido, aumenta la tensión y se produce la marea alta que lleva a la sexualización de los vínculos sociales. Es allí donde interviene la represión promiamente dicha, el desasimiento libidinal es parcial, es sólo de Flechsig. Luego, le siguió el intento de reconducir la libido al objeto a través del delirio pero con signo cambiado; antes había un vínculo positivo con Flechsig ahora es un perseguidor. Esa desfiguración es la huella de lo producido en el retorno de lo reprimido. Es lo más frecuente comenzar por un desasimiento parcial y que luego se generalice. Mediante e fracaso de lo reprimido, vuelve a activarse el conflicto. Cuando se quita por 2da vez la libido de los objetos se va a producir el sepultamiento del mundo. Aquí el desasimiento no es parcial, sino general. Con esta explicación, Freud aclara que los 3 momentos de la represión no se dan de manera lineal evolutiva. En Schreber: 1er momento: Fijación, predisposición 2do momento: Represión propiamente dicha. Desasimiento parcial de los objetos (Flechsig) 3er momento: Retorno de lo reprimido: delirio de persecución 2do momento: Desasimiento general de los objetos (sepultamiento del mundo) 3er momento: Retorno de lo reprimido. Delirio de grandeza. Estabilización, solución del delirio. Freud no considera correcto el uso del término demencia precoz como lo denominó Kraepelin, ya que no siempre los casos evolucionan hacia la demencia ni empieza precozmente) ni tampoco esquizofrenia de Bleuler. Piensa que es más adecuado bautizar a la demencia precoz con el nombre de parafrenia. De esta manera intenta reunir a la esquizofrenia y la paranoia en el grupo de las parafrenias. Sin embargo no tuvo éxito. Freud diferencia a la esquizofrenia de la paranoia pero no los considera como dos bloques separados. Pueden combinarse síntomas de la esquizofrenia y de la paranoia. Un caso puede comenzar con síntomas esquizofrénicos y luego que se dén síntomas paranoicos, como es el caso de Schreber, que lo denomina “demencia paranoide”. El historial de Schreber comienza más a modo esquizofrénico ya que prevalece el retiro de la libido, hay alucinaciones corporales, verbales y auditivas y la aparición de una fantasía de deseo, la transformación en mujer. Pero luego se inclina más hacia un cuadro paranoide, por el mecanismo de proyección. Aparece el delirio como intento de curación. En un principio la rechaza pero luego la acepta mediante la estabilización del delirio para convertirse en la mujer de Dios. Todo en base a este significante “ser la mujer de Dios” para salvar a la humanidad y hacer “hombres de espíritu Schreberiano” (dimensión del delirio de grandeza). Cesa la lucha y la enfermedad, triunfa algo del intento de curación. Diferencia entre paranoia y esquizofrenia (parafrenia), por una diversa localización de la fijación predisponente y un mecanismo distinto del retorno de lo reprimido. Tienen en común: el carácter básico de la represión propiamente dicha, el desasimiento libidinal con regresión al yo. Puede haber cuadros mixtos: a. Empezar como paranoia y terminar como demencia precoz; b. Fenómenos paranoicos y esquizofrénicos combinados. Diferencia entre paranoia y demencia precoz-esquizofrenia: 1) En la esquizofrenia, no se sirve del mecanismo de la proyección, para la restitución de la libido a los objetos, sino del mecanismo alucinatorio (histérico). 2) Desenlace de la esquizofrenia es más desfavorable, no triunfa la reconstrucción sino la represión. La regresión llega hasta la liquidación del amor de objeto y el regreso al autoerotismo infantil. 3) En la esquizofrenia no es probable que los arrestos homosexuales desempeñen un papel sustancial. Freud dice que el delirio de Schreber es análogo a su teoría de la libido: Que el mundo quede sepultado porque el yo del enfermo atraiga hacia sí todos los rayos (libido en el yo). Los psiquiatras no le dan al delirio una lógica ni coherencia. Freud sí se la da. TERCER MOMENTO (desde 1920) En este tercer momento, a partir de 1920, Freud ya cuenta con la 2da tópica. Plantea que el yo es un esclavo que debe responder ante las exigencias de sus amos, está sometido a “múltiples vasallajes/servidumbres”, el ello, el superyó y el mundo exterior (realidad). Define a la realidad como la realidad psíquica. Aquí Freud ya habla de los términos “psicosis” y “neurosis” distinguidamente. En esta tercera nosología freudiana se conservan las Neurosis actuales (neurastenia, neurosis de angustia e hipocondría). Las neurosis de transferencias pasan a llamarse neurosis (histeria, neurosis obsesiva y fobias). Las neurosis narcisistas se dividen en manía y melancolía por un lado y las psicosis por otro (paranoia y psicosis alucinatoria). FREUD, S.: NEUROSIS Y PSICOSIS (1923/24) Freud plantea la diferencia más importante entre neurosis y psicosis: la neurosis es el resultado de un conflicto entre el yo y el ello, mientras que la psicosis es un conflicto entre el yo y su mundo exterior (realidad). En las neurosis de transferencia el yo ha entrado en conflicto con el ello (el Ello es la sede de las pulsiones de donde parten todos los impulsos, nacemos siendo un ello, luego se constituye el Yo. El superyó se constituye luego del sepultamiento del CdeE), al servicio del superyó y del mundo exterior. En las psicosis, como en el caso de la amentia de Meynert, el claro el conflicto del yo con el mundo exterior, el yo se crea soberanamente como mundo exterior e interior. En algo la realidad ha sido insoportable para el sujeto. El sujeto se extraña de ese mundo exterior y la sustituye por el delirio (mundo interno). A su vez necesita de algo que rectifique sus percepciones: las alucinaciones. En las esquizofrenias, se produce la apatía afectiva, es decir, la pérdida de toda participación en el mundo exterior. En la paranoia, el delirio también implica pérdida del mundo exterior, sólo que no se lo puede percibir tan directamente. Muchas veces los efectos de la enfermedad están ocultos por los de un intento de curación que se superpone. El delirio se presenta como un “parche” colocado en el lugar donde se produjo una desgarradura en el vínculo del yo con el mundo exterior, para poder lograr la reconstrucción de ese mundo. La etiología común para el estallido de la psicosis es la frustración, el no cumplimiento de un deseo de la infancia. Dicha frustración representa a la ruptura entre el ello y la realidad. Hay una imposibilidad de conciliar el deseo y la realidad. El yo no puede quedar bien con todas las instancias. Si permanece fiel a su vasallaje hacia el mundo exterior, intenta contener al ello, pero decide reprimir las mociones pulsionales, estamos frente a la neurosis. De lo contrario, si el yo es avallasado, arrancado por el ello y así se deja arrancar de la realidad, estamos en presencia de la psicosis. La neurosis se genera porque el yo no quiere dar trámite motor a una moción pulsional pujante en el ello, el yo se defiende de ella mediante el mecanismo de la represión. Lo reprimido se revuelve contra ese destino formando el síntoma. En la psicosis el motivo de ruptura con el mundo exterior es una grave frustración (denegación) de un deseo por parte de la realidad, una frustración que pareció insoportable. Pero esta situación se complica por la existencia del superyó que reúne en sí los influjos del ello y del mundo exterior y es un arquetipo ideal, es la meta hacia la cual quiere alcanzar el yo: la reconciliación entre sus múltiples vasallajes (exigencias). Nos interesa saber cuáles son los medios por los cuales el yo logra salir airoso, sin enfermar, de esos conflictos que se le presentan. Es decir, lograr una comparación entre la neurosis, la psicosis y la normalidad. Cómo puede ser que mucha gente permanezca sana, donde no haya una perturbación tan grave para que se dé la neurosis o la psicosis. Freud responde a esto diciendo que el yo se parte en dos, se vuelve incoherente porque intenta responder a todas sus exigencias, todos sus vasallajes. Las inconsecuencias y extravagancias del hombre aparecen bajo la luz de las necesidad sexuales. Freud ya no habla de represión en la psicosis, se pregunta cuál es el mecanismo por el cual el yo se deshace. FREUD, S.: LA PÉRDIDA DE LA REALIDAD EN LA NEUROSIS Y EN LA PSICOSIS (1924) Freud ahora usa el término “realidad” antes usaba “mundo exterior”. Freud descuida lo que había dicho antes de que la estructura de la enfermedad dependía de la posición que adopte el yo frente al conflicto. Aquí descuida la función del yo que es decisiva. Freud asegura que la neurosis también es un medio para retirarse de la realidad. La fórmula anterior no distinguía los dos tiempos que se dan en la neurosis y en la psicosis. Es decir, hay pérdida de la realidad en la psicosis y en la neurosis pero se diferencian en el momento en el que esta se produce: En la neurosis, la pérdida de la realidad, el acento patógeno se da en el segundo tiempo, en el retorno de lo reprimido. En la psicosis, ese distanciamiento se da de entrada, al inicio. Estas diferencias son consecuencia de la diversidad típica en la situación inicial del conflicto: que en ella el yo rinda vasallaje al ello o al mundo real. Freud tiene la concepción de que en la neurosis el síntoma, el retorno de lo reprimido produce un nuevo distanciamiento de la realidad, sirve para alejarse de la realidad. Este síntoma tiene función de mantener al sujeto a distancia del punto de la realidad en donde se manifiesta el deseo. Hace que el sujeto vea impedida la satisfacción de su deseo en la realidad. El sujeto en la neurosis desvaloriza la alteración de la realidad, en cambio en la psicosis se desmiente la realidad. En “Psicosis y neurosis” la etiología común era una frustración del deseo en la infancia. Ahora en este texto está diciendo que la neurosis se desencadena justo en el momento en que el deseo se puede cumplir en la realidad. La psicosis también se da en dos tiempos: el primero, en donde se arranca al yo de la realidad (prepsicosis) y el segundo que intenta reestablecer, reparar el vínculo con la realidad (alucinaciones, delirios). La pérdida de la realidad se da en ese primer momento. El acento recae sobre el primer paso, que en sí es patológico y sólo puede llevar a la enfermedad. El segundo paso de la psicosis quiere compensar la pérdida de la realidad por medio de la creación de una realidad nueva que ya no ofrece el mismo motivo de escándalo que la abandonada. En la neurosis se quita importancia, se desvaloriza un fragmento de la realidad y se produce la represión, no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada sobre ella. En la psicosis, se desmiente la realidad y se intenta sustituirla por otra. Ahora bien, en la neurosis también hay intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más acorde al deseo, la posibilidad de esto se la da el mundo de la fantasía, desde donde toma la neurosis su material para sus formaciones de deseo y lo halla por medio de la regresión. Pero también en la psicosis la fantasía sirve como lugar desde donde se recoge el material para edificar la nueva realidad. La diferencia es el modo en que ese material de la fantasía se pone en juego: El nuevo mundo exterior, fantástico de la psicosis quiere reemplazar a la realidad exterior, en cambio, en la neurosis se utiliza la fantasía como fuente para apuntalarse y superponer un fragmento de la realidad, pero no pretende reemplazarla. ELABORACION LACANEANA DE LA PSICOSIS La concepción teórica que Lacan propone de la psicosis parte de situar en primer plano la relación del sujeto con el lenguaje. Es en función de esta idea que plantea retomar el término de “automatismo mental” de Clérambault para designar esos fenómenos en que el lenguaje se pone a hablar por sí solo, y que se caracterizan por ser fundamentalmente anideicos, es decir, no conformes a una sucesión de ideas. En la lingüística, Saussure hacía una distinción entre lengua y habla. La lengua es una institución social, un sistema solidario de signos (significado/significante) los cuales son regulados por un conjunto de leyes que los organizan y ordenan. El habla es un acto de apropiación individual de ese sistema de signos por parte del sujeto. Lacan toma de la lingüística de Saussure la noción de signo. El signo es una entidad psíquica de dos caras, imagen acústica (significante) y concepto (significado). No existe nada que los relacione, su unión es arbitraría. Por convención se produce una soldadura entre significado y significante lo cual este se cierra y se convierte en una unidad representado por el círculo. Los significantes hacen cadena (S1…S2…S3), la interpretación se desplaza de un significante a otro, en este sentido el sujeto es un efecto del significante, Lacan afirma “el significante representa a un sujeto para otro significante” (Escritos I). Así, Lacan plantea que el icc está estructurado como un lenguaje, se pregunta cómo es que el sujeto se sitúa frente al universo simbólico de significantes, es decir, frente al Gran Otro (A). Recordemos que el Otro tiene que ver con el registro simbólico. Otro que habla, introduce en el lenguaje al niño, le da significación, otorga significación. En la psicosis se trataría de un rechazo parcial de ese orden simbólico que dejaría al sujeto por fuera del Otro. En el síntoma psicótico, el significante ha perdido sus lazos con el resto de la cadena, se ha separado y permanece aislado, como un significante en lo real. Un ejemplo claro de esto se encuentra en los neologismos. Este se caracteriza por ser un término indefinible, que no entra en relación con otros términos a modo de diccionario, siempre está como fuera de contexto, como un significante extraído de lo simbólico. Otro ejemplo es la certeza inamovible que domina al psicótico, que cree que algo de lo que sucede le concierne, se refiere a él, se dirige a él. En la psicosis, el icc está en la superficie, es cc, aparece en lo real, Lacan sobre esto: “Si es que alguien puede hablar una lengua que ignora por completo, diremos que el psicótico ignora la lengua que habla” (Seminario III). Si bien el psicótico está por dentro del lenguaje, está fuera del discurso. El psicótico habla, se encuentra dentro del universo del lenguaje, pero este lenguaje no lo incluye como sujeto en la función fálica. A este rechazo que el psicótico hace del orden social, Lacan lo llama FORCLUSIÓN. Florcluir es excluir, rechazar, quedar por fuera. Este es el mecanismo por el cual el psicótico rechaza y excluye la simbolización. A partir de aquí, Lacan plantea que la causa de la psicosis vendría a ser “un hoyo, una falta a nivel del significante” (Seminario III). La forclusión es el mecanismo específico que opera en la psicosis, se produce el rechazo de un significante fundamental expulsado del universo simbólico del sujeto. Cuando se produce este rechazo el significante está forcluido. No está integrado en el icc. En el Seminario 3 Lacan utiliza, tomándolo de Freud, el término alemán verwerfung para designar el mecanismo causante de la psicosis. Si bien hay momentos en que lo plantea con cierta ambigüedad y da a entender que se trataría de un rechazo de un significante que quedaría excluido de lo simbólico, parece que más bien alude a una falla en la constitución misma de lo simbólico, a una carencia básica de un significante primordial. En la página 361 dice lo siguiente: “La noción de verwerfung indica que previamente ya debe haber algo que falta en la relación con el significante, en la primera introducción, a los significantes fundamentales”. Si bien en distintos momentos del Seminario Lacan habla de diferentes significantes primordiales, dando a entender, de esta manera, que se trataría de varios, con la imagen de la carretera principal produce un pasaje del plural al singular, dejando bien claro que no se trata de cualquier significante, que el significante primordial en cuestión es el significante del nombre del padre que parece nunca fue inscripto. La carretera principal es un ejemplo de la función del significante en tanto que polariza, aferra, agrupa en un haz a las significaciones. El significante ser padre hace de carretera principal hacia las relaciones sexuales con una mujer. Si la carretera principal no existe, nos encontramos ante cierto número de caminitos elementales, copular y luego la preñez de la mujer. Schreber tuvo que imaginarse a sí mismo como mujer y efectuar a través de un embarazo la segunda parte del camino necesario para que, sumándose otra cosa, la función ser padre quede realizada. Supone realizar imaginariamente, la segunda parte del camino. Las alucinaciones verbales son los carteles al costado del camino que lo guían cuando no está la carretera principal. Los efectos fundamentales de la falta de inscripción de este significante son: La metáfora paterna no obra (por ende, no se produce el Edipo, no hay ley, no hay prohibición). Regresión al estadio del espejo, compensación imaginaria. El sujeto queda ubicado en relación al universo del lenguaje pero fuera del discurso, es decir, sin lazo social. No puede responder. Si la metáfora paterna no puede inscribirse, entonces, el sujeto queda a merced del deseo de la madre, no se produce un corte, un límite a su goce. La función del nombre del padre consiste en la instauración de la ley en el niño. Dicha función consiste en hacer valer la prohibición del incesto en la ligazón madre-hijo articulando ley y deseo. Es un significante fundante de la ley. Limita al deseo de la madre escindiendo la unidad que inicialmente forman la madre y el niño. Es una función simbólica. La introducción del significante del padre introduce de entrada una ordenación en el linaje. Esta es una de las facetas más importante de la función del padre, la introducción de un orden, un orden simbólico. Esta prohibición es la que organiza el lazo social, el orden social, por lo que la carencia del significante primordial no permite la introducción del psicótico en lo social, esto se evidencia en las particularidades del lenguaje psicótico (neologismos, etc). El retorno de lo forcluido ocurre en forma alucinatoria. La psicosis puede explicarse a través de este regreso de lo forcluido que retorna alucinatoriamente (retorno que se expresa “en lo real”). Lo que retorna desde lo real se impone al sujeto con sufrimiento. Entonces, el desencadenamiento de la psicosis se produciría cuando el sujeto recibe, desde el campo del Otro, un llamado a responder desde un significante que no posee. El significante que ha sido rechazado del orden simbólico, aparece en lo real (alucinatoriamente).Freud dirá: Lo cancelado dentro, retorna desde afuera. Con respecto al historial de Schreber, Para Lacan “el presidente Schreber carece de ese significante fundamental que se llama ser padre. Por eso tuvo que cometer un error, de enredarse, hasta pensar llevar él mismo su peso como mujer. Tuvo que imaginarse a sí mismo mujer, y efectuar a través de un embarazo la segunda parte del camino necesario para que, sumándose una a otra, la función de ser padre quede realizada”. Veamos ahora en qué momento de su vida se desencadena la psicosis de Schreber. En varias oportunidades estuvo cerca de llegar a ser padre. De golpe se encuentra investido de una función social considerable, y que tiene para él mucho valor: lo nombran presidente de la Corte de Apelaciones. Es introducido, de esa manera, en la cumbre de la jerarquía legislativa, entre los hombres que hacen las leyes y que además son todos veinte años mayores que él: perturbación del orden de las generaciones. Esa promoción de su existencia nominal, producida por un llamado expreso de los ministros, exige de él una integración renovadora. Schreber tiene que desempeñar una función para la cual no tiene un significante para responder y hacerse cargo de esa función LACAN, J.: SEMINARIO 3: LA PSICOSIS (1955) Freud traza una división dentro de las psicosis: la esquizofrenia por un lado, y por otro la paranoia. En la psiquiatría la psicosis era todo tipo de locura, y la paranoia cubría casi todo el campo en la época de Freud. En la psiquiatría francesa los paranoicos tenían una anomalía de la personalidad, y cuando eran demasiado paranoicos llegaban a delirar. Luego se consideró como una estructura perversa del carácter. Lacan fue alumno de Clerambault, pero le criticaba su concepción en extremo organicista. Clerambault es indispensable en la descripción de la psicosis. Clérambault fue feroz defensor de una concepción organicista extrema. La noción de pequeño automatismo mental (mecanismo propuesto por Clerambault como base estructural e inicio de la psicosis) está polarizada por la preocupación de demostrar el carácter fundamentalmente anideico de los fenómenos que se manifiestan en las psicosis, lo que quiere decir, no conforme a una sucesión de idas (sin sentido). El pequeño automatismo mental indica los primerísimos sinos en la aparición de la psicosis. Lacan toma la definición de Clerambault de pequeño automatismo mental y lo aplica al significante. Algunos significantes producen el mismo efecto perturbador que el automatismo. Las propiedades del significante son: Anideico: En sí mismo no significa nada. Toma significación cuando se relaciona con un segundo significante que le otorga significado. El significado depende de la articulación de los significantes, el significante es así independiente del significado. Para adquirir significación entonces debe articularse a una cadena, la cadena de significantes (S1…S2…S3). Neutro: El significante es absolutamente neutro, no viene acompañado de sentimientos No sensorial: El significante es independiente de lo sensorial Todas ellas son características del pequeño automatismo mental de De Cleranbault. En el orden de la psicosis, la noción de De Clerambault es indispensable. Lacan va a dejar de lado la explicación orgánica y va a decir que el pequeño automatismo, de los fenómenos elementales que determinan la psicosis responde a la estructura del lenguaje, es decir, se trata de significantes. Es a partir de la relación del sujeto con el significante y con el Otro que podemos articular esa intrusión, esa invasión psicológica que se llama psicosis. CRÍTICA A K. JASPERS Y LA PSIQUIATRÍA CLÁSICA Lacan critica a la psiquiatría en el sentido de que los psiquiatras no entendían el delirio psicótico. En la psiquiatría, para determinar el delirio observaban y comparaban síntomas. Todos los que tenían convicciones opuestas a las de esa época eran considerados locos. Si el psiquiatra comprende lo que le dice el paciente, no es delirante. SI no lo entiende, está loco. Lacan propone dejar de lado estos pensamientos, para él, no se trata de comprender sino de concebir. (Comprender no guarda ningún tipo de relación con el psicoanálisis). Lacan afirma, en relación al método de comprensión de la psiquiatría: “Consiste en pensar que hay cosas que son obvias, que, por ejemplo, cuando alguien está triste se debe a que no tiene lo que su corazón anhela. Nada más falso: hay personas que tienen todo lo que anhela su corazón y que están tristes de todos modos”. Para Lacan, la noción de comprensión es un espejismo. El delirio se distingue por su estructura y por el modo en que el sujeto queda situado a ella. Lacan subraya que no se trata de que el psicótico ignore que esos fenómenos del significante son de un orden de realidad diferente, admite hasta cierto punto su irrealidad, se da cuenta de que las voces que escucha no puede escucharlas otro que no sea él. El rasgo esencial de estas voces no tenemos que buscarlo del lado de la realidad sino de la certeza de que eso significa algo decisivo para él, de que lo que está en juego le concierne. Esta certeza es radical y significa para él algo inquebrantable. No hay que juzgar si lo que el psicótico dice es raro o no coincide con el lenguaje normal, sino que hay que detectar la estructura. En la neurosis, los significantes sí están encadenados. Por medio de la relación en cadena de los significantes se puede cobrar una significación nueva que va variando. Se puede cambiar de sentido. Siempre hay duda, equívocos, siempre algo se puede cambiar. Según Lacan, el lenguaje es el discurso de Otro que aparece en el sujeto (es un discurso que se encontraba antes de él, cómo va a ser su nombre, escolaridad, etc). En la neurosis el sujeto puede apropiarse de aquello que les ajeno, por eso, en la neurosis el sujeto le habla A otros. En la psicosis el sujeto no puede apropiarse de eso que le es ajeno, el sujeto se mantiene en posición pasiva. Allí el sujeto es hablado POR otros. El psicótico habla un lenguaje que no comprende. Esto va más allá de lo sensorial, de que pueda hablar o no. Tiene que ver con la estructura, con ese significante que lo derrumba. CRÍTICA A DE CLERAMBAULT Los fenómenos elementales son centrales para establecer el diagnóstico diferencial entre neurosis y psicosis. Lacan designa el fenómeno elemental como el elemento central que da cuenta del desencadenamiento de una psicosis, en tanto momento preciso de ruptura del equilibrio del sujeto y en tanto operación estructural que determinará la evolución posterior de la enfermedad. El fenómeno elemental es un efecto del significante que se produce en un momento determinado de la vida del psicótico, cuando éste se encuentra con el significante del Nombre del Padre. Ante la ausencia de significación que conlleva la irrupción de tal significante que le falta (primer momento del fenómeno: vacío de significación), el sujeto reacciona produciendo una significación nueva, que consideramos extraña (segundo momento del fenómeno: creación de una significación bizarra (delirio). Lacan considera, a diferencia de Clérambault, que en el propio fenómeno elemental se encuentra ya la estructura del delirio. Y esa es la crítica que le hace. De Clerambault afirmaba que el delirio es secundario, distingue al delirio del resto de los fenómenos psicóticos. Observamos en esta instancia, el desencadenamiento de la psicosis de Schreber. Justamente cuando él es designado como presidente de la Corte de apelaciones. Lacan va a decir que el delirio no se trata de un mecanismo normal, que no se desarrolla en el registro del razonamiento. No corresponde a una reacción de la parte sana de la personalidad. El delirio es un acto instantáneo que se presenta de golpe y aquella significación se presenta de manera inmediata. Lacan ubica la interpretación en la psicosis como una perturbación de la percepción y no las diferencia de otras alteraciones como sí hacía De Clerambault. El delirio es primario y mórbido. Ambos, delirio y fenómeno elemental responden a la misma estructura. El delirio es un fenómeno elemental. Los fenómenos elementales en la paranoia se despliegan por el lado del significado (aparecen significantes sueltos, que no pueden encadenarse, por ende, no hay significación). Si el significado no está presente entonces el sujeto se pregunta por él. El sujeto sabe que hay una significación pero no dispone de ella. A esto se le llama, fenómenos de significación personal: el sujeto tiene la certeza de que eso significa algo aunque no sabe qué y además está seguro que esa significación le concierne, se refiere a él. FENÓMENO Y ESTRUCTURA En el psicoanálisis lacaniano hablamos de tres estructuras clínicas, entre las que se encuentran la neurosis y la psicosis. La estructura neurótica comprende a la neurosis histérica, la cual privilegia el cuerpo del sujeto como lugar de inscripción de los síntomas, y la neurosis obsesiva, cuyos síntomas privilegian el pensamiento como lugar de aparición. Lo que fundamentalmente caracteriza al sujeto neurótico es que se trata de un sujeto de la duda: es el sujeto que se hace preguntas sobre su ser, su existencia y su deseo (”qué quiero, de dónde vengo, para dónde voy, quién me ama, a quien amo, esto si es lo que deseo, etc.”). La estructura psicótica abarca a la psicosis paranoica -cuando el sujeto ha construido un delirio de persecución- y la esquizofrenia -el sujeto esquizofrénico tiene un delirio de fragmentación del cuerpo-. En la psicosis ya no se habla de síntomas, sino de fenómenos elementales, los cuales van desde el delirio, hasta las alucinaciones (de voces o visuales) y construcción de nuevas palabras (neologismos). Lo que fundamentalmente caracteriza al psicótico es que se trata de un sujeto de la certeza: él tiene una certeza sobre lo que le está pasando, y esta certeza funda su delirio -por ejemplo: «soy la mujer de Dios y he venido a crear una nueva raza de hombres» (caso Schreber de Freud, 1911). Para diagnosticar una estructura psicótica, el psicoanálisis lacaniano busca, entonces, lo que se denomina fenómenos elementales, es decir que para esta estructura no se habla de síntomas, como en la estructura neurótica, sino de fenómenos elementales. Estos fenómenos se pueden presentar incluso antes del desencadenamiento de una psicosis, de un delirio, y es lo que se denomina prepsicosis; por esto es muy importante buscar dichos fenómenos elementales de forma metódica en un sujeto en el que se sospecha que sea psicótico. El fenómeno elemental quedaría definido entonces como aquello que se reconoce a nivel de lo observable dentro de la estructura psicótica. La estructura psicótica está en el fenómeno mismo. Entonces, según Lacan, lo que hay que encontrar para diagnosticar una psicosis es un trastorno del lenguaje. Y si hablamos de lenguaje, estamos hablando del registro simbólico. El significante solo, aislado, desencadenado en lo real da cuenta de una estructura psicótica. Lacan afirma en el Seminario III que es necesario poder distinguir la nervadura del significante, es decir, la presencia del significante que no se encadena y que se impone en lo real. Este detalle permite realizar el diagnóstico diferencial entre neurosis y psicosis. La psicosis es una invasión del significante. Por ejemplo, en las alucinaciones verbales, el lenguaje habla por sí sólo o es Otro el que habla en el sujeto. Esto da cuenta de una característica de la estructura y está expuesto en el plano de lo observable. Es un monólogo interior que se impone en el sujeto y que lo invade. El sujeto psicótico ignora la lengua que habla. Lacan define la posición del psicótico como la del sujeto que ha renunciado a la dialéctica de la palabra. DESARROLLO SINCRÓNICO DE LA PSICOSIS EJE SINCRÓNICO-ESTRUCTURAL El mecanismo específico de la psicosis es la forclusión. La forclusión es una expulsión del registro simbólico, es decir, el significante en lo real. Es el despliegue de la estructura que se forjó a partir de la forclusión. Lacan retoma el problema que dejó Freud sin resolver en el caso Schreber: “quizá no sería correcto hablar de proyección, quizá sería correcto decir que lo cancelado adentro retorna desde afuera” Para eso busca pistas en los textos de Freud: “El hombre de los lobos” y “La negación”. Cancelado no es lo mismo que reprimido. La Verwerfung es un rechazo más radical, diferente a la represión. El término adentro y afuera viene de un mito de cómo se constituyó el aparato psíquico según Freud. Bejahung/Ausstossung. El retorno no es el mismo que el retorno de lo reprimido. Es un retorno en lo real. Luego Lacan va a abandonar el mito de Freud de que el adentro y el afuera se refiere al aparato psíquico y va a decir que se refiere al adentro o afuera del registro simbólico. Bejahung: Afirmación primordial. Lo que es afirmado forma parte del conjunto de representaciones del aparato psíquico. Los significantes que se afirman forman el mundo del sujeto. Estos significantes que son afirmados van a formar parte del universo simbólico del sujeto. El conjunto de significantes aceptados van a conformar la realidad del sujeto. “El día y la noche” son meros significantes. Es allí donde el Otro impone en el bebe estas categorías y explica que durante la noche se duerme y durante el día no. Esta realidad es producto de ciertos significantes que son afirmados. Algo que tiene existencia simbólica puede ser reprimido y luego retornar en el mismo lugar, en lo simbólico. Algo que se vivenció y que dejó su marca retorna a través de las formaciones del Icc (sueños, lapsus, etc). Represión y retorno de lo reprimido son las dos caras de la misma moneda. Son el derecho y el revés de una misma cosa. Si algo retorna desde lo reprimido es porque antes fue inscripto. Para Lacan, para que algo sea reprimido (Vendrangung), primero tuvo que haber sido admitido en el aparato, en lo simbólico. Incluso en el campo de la psicosis, suponemos la Bejahung. No podríamos decir que en la psicosis no hay afirmación primordial o que los significantes no se inscriben en lo simbólico. El psicótico es un ser hablante y como tal habita el lenguaje. La psicosis muestra, como en ninguna otra estructura, la sujeción del ser hablante al significante. Este ser hablante es atormentado por el significante. Ausstossung: Expulsado, lo rechazado. Fuera del aparato psíquico. Lo que es rechazado no tendrá registro para el aparato psíquico. Este término es abandonado. Lacan toma este término para lo que queda en lo real, pero no del lado del significante, sino del lado del objeto. Es la operación por la cual se pierde originariamente el objeto, por el hecho de estar inmersos en el lenguaje. Esto ocurre tanto en la neurosis como en la psicosis por el hecho de habitar el lenguaje. La diferencia estructural no se presenta a este nivel. Un mito de construcción del aparato con el afuera y el adentro. Lo que queda adentro, lo que se incluye en el aparato, ha sido objeto de una Bejahung, una afirmación primordial. En tanto que lo que queda afuera es por culpa de la Ausstossung, de una expulsión primordial. Lo que cae por dentro de la Bejahung queda dentro del aparato, lo que queda bajo el dominio de la Ausstossung es expulsado. Lacan reemplaza el término Ausstossung por Verwerfung, tomado del historial del hombre de los lobos. Por lo tanto, a nivel inicial, tenemos Bejahung o Verwerfung. Lo que es rechazado dejará un agujero en la estructura. Esta quedará perforada porque le faltan ciertos elementos constitutivos. En el hombre de los lobos, el niño alucina con que tiene el dedo cortado. Esta alucinación es un modo de retorno en lo real. “No querer saber nada de la castración, ni en el sentido de lo reprimido” da cuenta de que lo rechazado en el orden simbólico retorna desde lo real. En lo real de la alucinación del dedo cortado. Es un significante determinado el que no es admitido en lo simbólico en la psicosis. El mecanismo de la forclusión no es lo que define a la psicosis. Lo que define a la psicosis es la forclusión del nombre del padre. Es el NOMBRE DEL PADRE, un significante primordial, el que se rechaza, el que provoca un agujero en la estructura. Este garantiza la ley, regula el goce, es la carretera principal que polariza las significaciones, separa a la madre del hijo como objeto de deseo. La psicosis transcurre por fuera del Edipo, de sus instancias y mecanismos. Por lo tanto hay una exclusión de la significación fálica y de la metáfora paterna. Lacan le da un lugar prevalente al padre y a la función paterna, tanto en el ámbito de la cultura como en la economía subjetiva. Esta carencia es estructural, es decir, sincrónica y no implica necesariamente el desencadenamiento de la psicosis. Lo que es rechazado no retorna en lo simbólico ya que nunca fue aceptado. Aquello que no tiene inscripción solo puede retornar en otro lugar esto es en lo real. La verwerfung afecta a todo ser hablante. No es sin consecuencias que significantes quedan dentro del aparato y cuales quedan fuera. Para hablar sobre la operación fundante de la psicosis nos referimos a la verwerfung o forclusión del nombre del padre. Verneinung: La negación: Es una forma de retorno de lo reprimido a la conciencia con la condición de establecerse un “no” delante de la frase. Esta se da en un segundo momento, se manifiesta tardíamente. Solo se puede negar algo siempre y cuando fue afirmado antes. La afirmación no se contrapone a la negación. La afirmación primordial se le opone a la expulsión primordial. La negación es secundaria respecto de ese primer movimiento por el que el aparato se constituye. Bejahung (Afirmación primordial) Verwerfung (Expulsión primordial) Recae sobre significantes. Vendrangung (Represión secundaria, propiamente dicha) Retorno de lo reprimido (Formaciones del ICC, Verneinung: Negación) SIMBÓLICO Dos estados posibles del significante: Retorno en lo real (Alucinaciones y otros modos de retorno en lo REAL) En su patria, en lo simbólico. “Un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante”. En lo simbólico, el significante se encadena con otro. Solamente cuando un significante se articula, se encadena con otro, se produce la significación. Forman parte de una red, de una cadena. Esto permite que la significación discurra, se deslice, que remita a otra significación y que no quede fijada. Va contra la certeza inamovible. La ventaja que presenta el retorno en lo simbólico es que el síntoma se puede deslizar de significación en significación, asociar, y así se puede curar. Exiliado, en lo real. El significante queda por fuera de lo simbólico, suelto, solo. Es el significante aislado de la cadena. El significante en lo real es el significante que está desencadenado. Por eso no remite a nada, no hay nada en la vida del sujeto que se pueda relacionar con aquel significante que lo invade. En la psicosis, al no haber conexión simbólica, la significación no puede circular través de asociaciones que la hagan tramitable, no deja lugar al deslizamiento. Se tiene una convicción delirante y queda soldada “el otro me quiere violar”. Las dos vertientes en las que se presenta el neologismo: Intuición delirante: Plenitud de significación Palabras que tienen peso que tienen significación pero no se sabe que es esa significación porque no remite a otra. No se sabe bien qué es la palabra almicidio. Significación que remite a la significación en cuanto tal. No se sabe que significa pero tiene la certeza de que significa algo. Estribillo: Vacío de significación. Fórmula que se repite, que no remite a nada. Ambas detienen la significación, son una especie PLOMADA EN EL DISCURSO. Esto quiere decir que un significante no se relaciona con otro significante (no se desliza) y por ende no produce la significación. La palabra en sí misma pesa. Antes de poder ser reducida a otra significación, significa en sí misma algo inexplicable. Es una significación que remite a la significación en cuanto tal. La significación vuelve sobre sí misma y remiten a la significación en cuanto tal. Del estado desencadenado que presenta el significante en lo real, se da su independencia respecto a la significación. Tanto por vaciarse absolutamente de ella (estribillo) o por ser tan pleno de significación (intuición delirante) que ya no significa nada. Ejemplo: En el historial de Schreber, los pájaros cantores, que repiten y repiten frases, ambas son plomadas en el discurso. Un significante no puede a la vez haber sido admitido en lo simbólico, y rechazado en lo real. En el origen o hay Bejahung, o hay Verwerfung. Un significante o toma el camino de la Bejahung o toma el camino de la Verwerfung, pero no ambos. El nombre del padre, o se inscribe en lo simbólico o se rechaza, se forcluye, pero no ambos. En el primer caso se es neurótico, en el segundo psicótico. Se puede ver aquí la posición tajante, estructural de Lacan. No es posible ser al mismo tiempo neurótico y psicótico. No somos más o menos psicóticos o más o menos psicóticos según se haya inscripto un poquito más o un poquito menos el nombre del padre. La metáfora delirante viene a suplir la ausencia de la significación que produce la no inscripción del Nombre del Padre. Es un intento de reanudamiento, estabilización entre significante y significado. Dicha metáfora consiste en construir una ficción y conducirla hasta un punto de estabilización, Schreber inventa y sustenta, por su sola decisión, un “orden del universo” curativo de los desórdenes del goce cuya experiencia él padece; y, donde el nombre del padre forcluido no promueve la significación fálica, aparece una significación de suplencia: ser la mujer de Dios. DESARROLLO DIACRÓNICO DE LA PSICOSIS EJE DIACRÓNICO-FENOMÉNICO Se trata de formas de transición en el surgimiento de una Psicosis. Son los diferentes modos en que la estructura psicótica se manifiesta en la vida del Sujeto. Son los trabajos de Katan los que constituyen el punto de partida de la elaboración de Lacan en esta cuestión. El curso de una psicosis aparece divido en dos 1. Fase Prepsicótica (primeros momentos de una psicosis ya desencadenada) 2. Psicosis clínica (propiamente dicha) El período prepsicótico forma parte del desencadenamiento de una psicosis. Es el momento inicial del proceso psicótico, de duración variable, durante el cual no surgen todavía signos llamativos de la enfermedad. No se trata de una fase anterior a la psicosis, sino que son los primeros momentos de una psicosis ya desencadenada. La prepsicosis se encuentra dentro de la psicosis, peor en ella no se encuentran fenómenos necesarios para caracterizar el cuadro como una psicosis. Esta noción de prepsicosis diacrónica fue introducida por Katan, que hizo de esta noción lo central de su obra. Katan estudia el caso Schreber. Excluye de la psicosis a todo el curso de la 1º enfermedad otra por la falta de fenómenos sobrenaturales. Katan ubica el período prepsicótico de Schreber desde el comienzo de la segunda enfermedad hasta que aparecen los fenómenos delirantes, es decir, desde el delirio de persecución hasta la comunicación con los poderes sobrenaturales. Katan dice que la psicosis comienza cuando el yo no pudo mantener a raya las manifestaciones orgásmicas. NOCIÓN LACANIANA DE LA PREPSICOSIS Para Lacan el momento prepsicótico se aloja entre el momento en que el sujeto intenta recurrir a un significante que le falta, y el momento en que ese significante emerge en lo real. (Desencadenamiento) Entonces, para Lacan el momento de la prepsicosis es localizado cuando una pregunta queda planteada sin que el sujeto la haya formulado. Cuando se está en prepsicosis se tiene la sensación de haber llegado al borde del agujero, no hay significante. Se trata de concebir qué ocurre con un sujeto cuando la pregunta le viene allí donde no hay significante alguno para responder, cuando es el agujero, la falta la que se hace sentir como tal. El sujeto tiene la necesidad de responder con ese significante y allí se da cuenta de su falta, con ese defecto que existe desde siempre (la forclusión del nombre del padre). Es esto lo que indica el desencadenamiento. Ese defecto, esa falla, es una falla en la estructura, sincrónica, que despliega sus efectos diacrónicamente a partir de un momento determinado definido como el llamado de un sujeto al significante que nunca ha estado y por lo tanto aproximarse a un agujero significante. Katan cuenta el caso del paciente H “El joven de Katan”. No había nada en él que permitiera el acceso a una realización viril. La prepsicosis en H se extiende desde los 14 años hasta los 17 años, donde estalla la psicosis. En esta prepsicosis hay 3 etapas Se caracteriza por una actividad masturbatoria compulsiva. Comenzó cuando el amigo le hablo de los placeres del onanismo. Esta fase concluyó abruptamente el día que el amigo le dijo que si continuaba con esas prácticas se iba a volver loco. Logró suprimir la masturbación, mejorar su rendimiento escolar. Se enamoró de la chica de su amigo y, en vez de competir con él, trató de obtener sus favores imitando a su amigo. Como su amigo no tenía permiso para salir de noche, él tampoco lo hacía. Su amigo era castigado por su padre, él se castigaba a sí mismo de diferentes maneras. La chica lo elige a él. Periodo ceremonial. Permanecía en su cama hasta las 11 am y tardaba 7 horas en vestirse. Comenzó a concurrir a un centro de salud y poco después surgió el delirio persecutorio: el padre influye sobre él, quiere castrarlo y satisfacer sus deseos homosexuales, etc. Lacan lo llama como el momento en que el Otro toma la iniciativa. Para Katan la prepsicosis termina cuando se pierde el contacto con la realidad. Katan define al período prepsicótico de la siguiente manera: “antes de que el paciente adquiera síntomas psicóticos tan destacados como delirios, alucinaciones, etc., atraviesa un período que se desvía de la normalidad. Durante este período no se presenta una neurosis regular pero tampoco es patente la característica principal de una Psicosis, es decir, la perdida de contacto con la realidad. Ya que los delirios y las alucinaciones son signos evidentes de que el paciente ha abandonado el contacto con la realidad”. El comienzo de la Psicosis propiamente dicha después de la Prepsicosis queda definido con precisión por el momento en que el Otro toma la iniciativa. Podemos graficar el curso diacrónico de la psicosis de la siguiente manera: Fenómenos de Franja Compensación imaginaria Fenómeno de perplejidad El Otro (A) toma la iniciativa Metáfora delirante INICIO FORCLUSIÓN DEL SIGNIFICANTE DEL NOMBRE DEL PADRE PREPSICOSIS PSICOSIS ESTABILIZACIÓN PROPIAMENTE DICHA Desencadenamiento TIEMPO 0, LA FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE COINCIDE CON EL DESARROLLO SINCRÓNICO La florclusión del significante que luego retorna desde lo real es desconocida por el sujeto hasta el encuentro con su falta pero permanece desde el inicio en la estructura psicótica. Se da la tesis de Lacan de la compensación imaginaria del Edipo ausente. Es un tipo de estabilidad, una compensación mediante identificaciones imaginarias de la carencia de los efectos de la metáfora paterna, es decir, no tiene el sostén de lo simbólico (por eso se dice, que hay una regresión tópica hacia el estadio del espejo). Se trata de una serie de identificaciones conformistas a algunos personajes que proporcionan el sentimiento de lo que hay que hacer para ser hombre. Son como muletas imaginarias que permiten que el sujeto se sostenga y pueda caminar, pueda transitar la vida a pesar del agujero en la estructura. Se forma de esa manera, una dupla imaginaria. Estas identificaciones son conformistas porque el sujeto hace lo mismo que hace el Otro con el que se identifica y no lo cuestiona en absoluto. En la psicosis como el sujeto no atravesó el Edipo, no cuenta con el universo simbólico que este le brinda, es decir, la articulación de la ley y el deseo. Entonces, lo compensa con una identificación imaginaria. Estas identificaciones imaginarias compensan la ausencia del significante, viene ahí a sostener algo en la estructura. Son personalidades “como si”, son sujetos que actúan como si supieran qué es lo que hay que hacer, parece que hubieran atravesado el Edipo, pero en realidad sólo se basan en otro imaginario. A partir de esto podemos poner como ejemplo el caso del paciente H, el joven de Katan. El psicótico puede mantener una psicosis estabilizada si puede lograr una compensación imaginaria con el Otro (tomar al otro como modelo, estadio del espejo). El paciente H se había identificado sexualmente con su amigo, entonces hacía todo lo que hacía su amigo (hacía los mismos deportes, se hacía castigar por su padre, no salía de noche). En un momento, H se enamoró de una chica que no fijó atención en su amigo sino a él. Él también se enamoró de ella. A partir de ese momento H no supo qué hacer, no supo cómo responder, porque no había nada en él que permitiera la realización viril, no sabía cómo responder frente a ese enamoramiento, hay un significante forcluido. A partir de aquí desencadena la psicosis propiamente dicha, (aparece el delirio) que antes se encontraba estabilizada por una compensación imaginaria. Es decir, mientras se pueda hacer la compensación imaginaria con otro, la enfermedad se mantiene estabilizada. La chica de la cual se enamora hace que H se encuentre con su falta, con la falta del significante, lo hace encontrar con su propia sexualidad, de la cual no sabe nada, debido a la falta de los significantes. TIEMPO 1, PREPSICOSIS Es un tiempo mudo, silencioso. Se da el surgimiento del estado psicótico. Lacan destaca dos fenómenos: FENÓMENOS DE PERPLEJIDAD: (efecto de vacío). La falta se ubica en el registro del significado: hay una significación pero no se sabe cuál. La significación de significación: significa que significa algo, aunque el enfermo no se sabe qué. La perplejidad no remite a la falta de un significante, sino conocer que falta un significante. La perplejidad es la sensación real ante la falta de un significante. La perplejidad inaugura la prepsicosis. FENÓMENOS DE FRANJA: (murmullo, gritos, destellos visuales, zumbidos). Son también fenómenos elementales, pero son aquellos en que lo simbólico, es decir, el lenguaje, el significante se articula de manera directa con lo real por fuera de lo imaginario. Aparecen en el borde de la estructura del lenguaje. Significante asemántico, sólo no significa nada, no tienen palabra. En el caso Schreber, el fenómeno del alarido: es un grito que es significante pero que se presenta aislado, sólo, sin relación con los otros significantes, y por lo tanto sin significación. No se lo puede considerar como un lenguaje articulado. Él no es agente de su grito, el alarido invade intrusivamente y se adueña de su cuerpo. TIEMPO 2, PSICOSIS CLÍNICA (PROPIAMENTE DICHA) Es la manifestación de los síntomas psicóticos tales como los delirios y alucinaciones. Presencia del Otro toma la iniciativa. Algo ocurre en cierto momento de la vida del sujeto cuando la psicosis se desencadena. La prepsicosis indica que algo se quebró, es el comienzo del desencadenamiento. Algo desconocido, externo al aparato psíquico invade al sujeto y comienza a generar la catástrofe (la irrupción del significante en lo real). El sujeto no sabe cómo actuar, esto lo deja perplejo (característica de la prepsicosis). No hay forma de responder En Schreber, el desencadenamiento se da cuando es nombrado presidente de la corte. Promoción de la existencia nominal: cuando alguien recibe un nombramiento que le da un estatuto diferente al que el sujeto tenía hasta el momento. Esto destaca la importancia de los nombramientos ya que convoca al sujeto a desempeñarse en un lugar nuevo. Pasar de ser estudiante a ser licenciado; pasar de ser hombre a ser padre; etc. Esto requiere asumir nuevas responsabilidades. Cada vez que alguien recibe una promoción de la existencia nominal, se requiere de hacer un reordenamiento. Pensar en cómo se integra eso nuevo en el registro simbólico, pensar en si se tiene o no las herramientas necesarias para afrontarlo. Cuando se produce el llamado de los ministros a Schreber, se trata al final de cuentas de si Schreber iba a poder ser padre o no. Toca algo de la función paterna. Convoca al significante del nombre del padre que está ausente (agujero forclusivo). En el joven de Katan, el desencadenamiento se da cuando el joven no sabe cómo responder frente a su sexualidad. Como se ha dicho al principio, el desencadenamiento de la psicosis se produciría cuando el sujeto recibe, desde el campo del Otro, un llamado a responder desde un significante que no posee. La carretera principal está consumida por el significante del Nombre del Padre. Si este no está en la estructura (agujero) cuando se produzca el confrontamiento con el Otro (lenguaje), el sujeto no va a tener con qué enfrentarlo, no sabe cómo responder frente a esa exigencia que le viene del Otro ya que le faltan las herramientas para poder hacerlo. Necesita de ese significante primordial. En la neurosis, el sujeto también tiene que lidiar con el deseo del Otro. Si en la estructura está afirmado el significante del nombre del padre, hay significación fálica, hay Edipo, por lo que el goce va a estar regulado. El neurótico tiene sus credenciales para poder afrontar esa exigencia. En la psicosis, al no estar el significante del nombre del padre, se produce una irrupción de goce sin límite. Como en caso Schreber, Dios le exige voluptuosidad. TIEMPO 3, ESTABILIZACIÓN La metáfora delirante viene a suplir la ausencia de la significación que produce la no inscripción del Nombre del Padre. La metáfora ancla la relación significante/significado. Viene a ocupar el lugar de la metáfora paterna que no se inscribió. Es el delirio propiamente dicho donde el sujeto logra significados no convencionales, en Schreber, “voy a ser la mujer de Dios”. Como decía Freud, el delirio es un intento de curación y por ende permite la estabilización de la enfermedad. ¿QUÉ SON LAS PSICOSIS, QUÉ ES LO QUE LAS ESPECIFICA COMO ESTRUCTURA Y QUE LAS OPONE A LAS NEUROSIS? Dos niveles: A NIVEL DEL FENÓMENO Lacan dice que tanto el síntoma psicótico como el neurótico tienen estructura de lenguaje y por eso se puede descifrar como un jeroglífico hasta reconstituir la lengua ICC. Sin embargo acá deja del mismo lado la psicosis y la neurosis. Agrega que escuchar la lengua del psicótico no es un procedimiento curativo. Esto sucede ya que la economía libidinal es diferente en la psicosis que en la neurosis. Esta es la economía de la significación de la palabra. Lacan dice que lo que hay que observar para distinguir a un psicótico, es LA ECONOMÍA DEL DISCURSO, la relación de significación en significación. Esta es la manera de captar a la psicosis a nivel del fenómeno. En el funcionamiento normal del lenguaje, una significación remite a otra significación, no a un objeto. La trampa es creer que los objetos, las cosas son el significado. En la psicosis esta economía del discurso es distinta: aparecen palabras claves que revelan la estructura psicótica. Estos son los neologismos (significante que no está en el código de la lengua normal: galopinar, almicidio). Estas palabras el sujeto no las comprende y sin embargo las formula. El mismo lo presenta como un fenómeno completamente enigmático. Para Lacan, los psicóticos no hablan realmente, hablan como muñecas. En la neurosis, el sujeto “le habla A otro”. Eso introduce en la palabra una apertura. Es el otro el que decide el sentido de lo que uno dice y el sentido de lo que uno es. “La función creadora de la palabra”. Está abierta a la incidencia del Otro. Son palabras fundantes que definen lo que cada uno es. Es por eso que, dice Lacan, “el emisor recibe del receptor su propio mensaje de forma invertida” (él produce la significación). En la psicosis, el sujeto “habla del otro que le habla”. Es algo que se le presenta al sujeto como algo objetivado, externo, ajeno. A NIVEL DEL MECANISMO Lacan crítica que el mecanismo se dé por un conflicto con la tendencia homosexual del sujeto (Freud: avance de la libido homosexual). No le parece adecuado utilizar la palabra conflicto. Es mejor hablar de FALTA, de un VACÍO, un AGUJERO en la estructura por la ausencia del nombre del padre. En la neurosis, el plano imaginario y simbólico se distinguen. En la psicosis no. Lo que debería funcionar en el plano simbólico se plantea a nivel de lo imaginario (compensación imaginaria), como lo que desorganiza. En lo imaginario no hay límite, ni regulación ni ley, que es lo que da lo simbólico. Esta es una hipótesis que elabora Lacan, va tanteando por el lado de lo imaginario. Sin embargo esto luego lo abandona y va a decir que lo que desorganiza, lo que desencadena es el significante en lo REAL. Un fenómeno psicótico es la emergencia en la realidad de una significación enorme que no se la puede vincular a nada porque nunca entró en el sistema de la simbolización. CARRETERA PRINCIPAL Es preciso que la noción ser padre haya alcanzado el estado de significante primordial y que ese significante tenga su consistencia y su estatuto. El significante ser padre hace de carretera principal hacia las relaciones sexuales con una mujer. Si la carretera principal no existe, nos encontramos con ciertos carteles que aparecen al costado del camino (alucinaciones). Schreber carece de ese significante fundamental que se llama ser padre y por eso se tuvo que enredar hasta ser él mismo una mujer. Tuvo que imaginarse a sí mismo como una mujer para que la función ser padre quede realizada. LACAN, J.: DE UNA CUESTIÓN PRELIMINAR A TODO TRATAMIENTO POSIBLE DE LA PSICOSIS (1958) Lacan discute con la psiquiatría y filosofía de la época en cuanto al concepto de alucinación. La filosofía y lo que se enseña en la Universidad, considera que en el conocimiento hay una relación de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido. Agregaban que cuando había algún problema era porque había un problema en la percepción del sujeto. Decían que en tanto algo es percibido, es siempre el sujeto el que lo hace. Lacan dice que hay que revisar esa manera de pensar. Dice que estos dan por sentado que se percibe algo en términos de unidad. La vieja definición de alucinación es la percepción sin objeto. Lacan analiza el problema de la percepción y a partir de allí analiza lo que ocurre en el fenómeno alucinatorio. Estas posiciones psiquiátricas apuntan a pedirle razones al loco sobre lo que ha percibido. Se interroga al sujeto para que dé cuenta de esa percepción sin objeto. Todo esto sucede sin tomar en cuenta de que hay un tiempo que falta. Esta escuela con minúscula (poco respeto, despectivo) no interroga al sujeto, qué le paso en ese momento, cómo se siente subjetivamente. Hay que cuestionar la posición del sujeto ante esa alucinación, como que ubicada ante este fenómeno. El sujeto se siente divido, fragmentado en ese momento y no como una unidad. El elemento puramente perceptual queda en el olvido. No nos importa si efectivamente el sujeto escucho una voz o no. Sí importa cómo se ubica el sujeto ante eso. Un sordomudo puede alucinar que escucha voces. Dejemos de lado las alucinaciones auditivas, llamémosla alucinaciones verbales. Una de las dimensiones esenciales del fenómeno de la palabra es que el otro no es el único que lo escucha a uno. En la palabra humana, el emisor es siempre al mismo tiempo un receptor, que oye el sonido de sus propias palabras. La alucinación auditiva no tiene su fuente en el exterior, es independiente de lo sensorial. Es el efecto de la palabra el que resuena en la mente del sujeto. En un discurso, lo que uno comprende es distinto de lo que se percibe acústicamente. En el acto de oír, no es lo mismo escuchar toda la frase y esperar a su final, dejar trascurrir la cadena discursiva y que de esta manera se dé el sentido retrospectivamente mediante un punto final, que detenerse en cada palabra. Dependiendo de dónde se coloca el punto final, va a variar el significado que se le dé a la frase. En el acto de oír de los neuróticos, se pueden adoptar múltiples posiciones subjetivas. En cambio, en los psicóticos, el sujeto está dividido. El sujeto que habla es a la vez el sujeto que escucha. A la vez que hablamos, nos escuchamos a nosotros mismos. Hay momentos en que el discurso comienza a despegarse de a voluntad de la palabra. También cuando pensamos escuchamos la voz en la cabeza. La posición del sujeto continuamente tiene que acomodarse. El sujeto tiene que ubicarse para atribuir quien dijo aquello que está escuchando en su mente. En sujeto neurótico siempre queda dividido por el hecho de oír. Los pensamientos en la cabeza son el discurso del Otro que continuamente está produciendo fenómenos subjetivos en uno. La cadena significante produce una voz que escuchamos en la mente. El neurótico puede atribuir a quién le pertenece esa voz que escucha. Puede realizar la atribución subjetiva correspondiente. El psicótico no sabe de quién viene esa voz. No pueden determinar por sí mismos a quien le corresponde esa voz que escucha. Se la atribuye a un gran Otro, gozador El psicótico no es consciente de lo que dice. Tiene la sensación de que el discurso no le pertenece, ya no es él el que piensa. Lacan termina de criticar la posición de la psiquiatría de que el sujeto tiene una posición unificada. El sujeto neurótico adopta una posición subjetiva dividida y equívoca. Pueden no entender lo que se quiso decir y eso no los deja mal ubicados. Hay malentendidos, qué me dijo?, que me quiso decir? Etc. Hay duda. En el psicótico no hay duda, no hay equívoco, hay certeza. Deja al sujeto en una posición fija. Esto lo aplasta, el sujeto queda anulado, perplejo ante ese significante que aparece en lo real. Lacan explica cómo el profesional debe ubicarse al discurso de un psicótico. Se debe dar una sumisión completa del analista frente a su discurso. Si el analista se posiciona activamente, mediante el discurso dominante genera una defensa por parte del paciente. El analista no debe intentar avanzar sobre el enfermo, porque eso puede desencadenar la psicosis (iniciativa del Otro) LACAN, J.: SEMINARIO 3: LA PSICOSIS (1955) CLASE IV: VENGO DEL FIAMBRERO “Caso Marrana” Intervención de un hombre que habría lanzado el término “Marrana”. Tiene un valor injurioso (chancha, puerca, puta). El analista le pregunta, ¿pero usted le había dicho algo antes? Y ella dice que le contestó: “Vengo de la fiambrería”. Es un mensaje que ella reconoce haber enunciado. A partir de allí entra cierta confusión: no sabe a quién se lo dirige, ni qué quiso decir. Es algo que se dispara solo, de la nada. Esto genera perplejidad en la mujer. Sin embargo ella tiene la convicción certera de que le dijeron marrana. En la psicosis una frase se dispara, sin saber a quién se dirige. No sabe quien lo está enunciando, comienza a emitirse el lenguaje de manera automática, se enuncia solo. La solución a esa perplejidad le viene de lo real. El otro real le dice “marrana”. Esta es la alucinación que soluciona la perplejidad, la saca de la incertidumbre. Esta palabra es una injuria, tiene una significación unívoca, permanece fija y tiene peso en sí misma. Significante en lo real desencadenado. Hay una conexión entre el insulto y lo que contestó ella. Le dicen chancha y viene de la fiambrería. La frase “vengo de la fiambrería” es alusiva, algo de esa frase trae al presente una vivencia anterior, pero el sujeto no puede posicionarse subjetivamente ante esta, no puede comprender de dónde salió esa frase. Luego se desencadena el delirio: “la familia del marido la quería cortar en pedacitos como un chancho”. Aquí se ve la iniciativa del Otro. Debe confrontar con el deseo del Otro que es intolerable y que avanza sobre ella. En la psicosis, al no estar la carretera principal, y faltar la significación fálica la construcción delirante se hace más compleja “Me quiere cortar en pedacitos”. Cuando al sujeto se le presenta algo del orden sexual, no tiene con qué poner palabra. En ese lugar por haber agujero, le vuelve en o real que designa de manera problemática algo de su goce sexual. (Oscilación conjuratoria: no sabe si ella hacía chanchadas con su marido o si su vecina también lo hacía) En la neurosis directamente dicen “me quiere coger”. FENÓMENOS DE CÓDIGO Neologismos (palabras compuestas nuevas, conforme a las reglas de la lengua del paciente) Ej.: rayos divinos, adjudicación de nervios, almas probadas, etc. Se trata de un efecto del significante que por su grado de certeza: significación de significación toma un peso proporcional al vacío enigmático que se presenta primeramente en el lugar de la significación misma. FENÓMENOS DE MENSAJE Se trata de mensajes interrumpidos, en los que se sostiene una relación entre el sujeto y su interlocutor divino a la que dan la forma de una prueba de resistencia. La voz limita los mensajes al comienzo de la frase y el complemento de sentido no presenta dificultad para el sujeto: “Ahora me voy a….” La frase se interrumpe en el punto donde terminan las palabras índices. Indican la posición del sujeto a partir del mensaje mismo. “Vengo de la fiambrería” Tiene implícito el sujeto “yo”. Es en un accidente en el registro simbólico y de lo que en él cumple, a saber, la forclusión del nombre del padre en el lugar del Otro, y en el fracaso de la metáfora paterna, donde designamos el efecto que da a la psicosis su condición esencial, con la estructura que la separa de la neurosis. Esta es la cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis. Para que la psicosis se desencadene, es necesario que el Nombre del padre forcluído, es decir, sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre del padre en ese lugar la que por el agujero que abre el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre de lo imaginario hasta que significante y significado se estabilicen en la metáfora delirante. El significante nombre del padre fue forcluído y tendría que haber ocupado el lugar del Otro. Pero con esto solo no alcanza: hace falta algo para que la psicosis se desencadene: un llamado que exija en ese punto. Promoción de la existencia nominal. El nombre del padre produce que los significantes se organicen en la significación fálica. Como en la psicosis no está el significante nombre del padre, hay una falla en la producción de significación. Esto produce una cascada de significantes: conjunto de significantes aislados, desencadenados. El sujeto se siente muy perturbado al sentir que le vienen los significantes en lo real. Esto perturba el plano imaginario: afecta al cuerpo. El cuerpo es una construcción, una imagen que se forma a partir del plano simbólico. Si se trastoca esa estructura simbólica, se puede perder la imagen del cuerpo como unidad, y el cuerpo puede perderse, fragmentarse (esquizofrenia). La metáfora delirante como estabilización es un punto que se cierra y que cicatriza todo eso que se abrió en el desencadenamiento. El delirio se contrae en un significante que organiza para el sujeto su realidad, más o menos lograda. El sujeto reconstruye su mundo en un punto y una certeza. En base a ese significante interpreta todo lo que le pasa. La metáfora delirante es un autotratamiento: el sujeto va a tratar de responder ante esos fenómenos que lo invaden. El analista tiene que captar cual es el autotratamiento del sujeto. Pero ¿Cómo puede el nombre del padre ser llamado por el sujeto al único lugar de donde ha podido advenirle y donde nunca ha estado? Por UN PADRE REAL, no necesariamente el padre del sujeto. Es necesario que ese Un padre venga a ese lugar donde el sujeto no ha podido llamarlo antes. Basta con que UN PADRE SE SITÚE EN OPOSICIÓN TERCERA A LA PAREJA IMAGINARIA A- A´. Este padre en lo real, se sitúa en el agujero, en donde no está el padre simbólico y le exige al sujeto a responder con eso que no tiene. Algo de lo sexual o que toque a la posición paterna. Lacan ubica a lo simbólico como aquello que regula la estructura. Permite la asunción de la posición sexuada para el sujeto. El ser hombre debe sostenerse en lo simbólico, en el Edipo, en la asunción de la significación fálica. Cuando no esta este elemento simbólico que regula va a aparecer lo imaginario para suplir esa falla en lo simbólico. Lo real viene a fracasar ese sostén imaginario. Este padre irrumpe la pareja imaginaria, que hasta ese momento lograba cierta compensación, cierto equilibrio, generando una agresión erotizada. La identificación imaginaria tambalea cuando el sujeto confronta con alguno de esos dos agujeros (significación fálica o el nombre del padre). Búsquese en el comienzo de la psicosis esta COYUNTURA DRAMÁTICA. Son situaciones, ciertas circunstancias de la vida en el sentido novelesco, que hacen que el sujeto se confronte con un padre en lo real. Tiene que haber diferentes personas, en diferentes momentos, ver qué lugar ocuparon, cómo se armó cierta trama situacional. Ejemplos: Una mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo. La penitente que confiesa su falta en la persona del confesor (le dicen padre al cura) Muchacha enamorada en el encuentro del padre del muchacho. La paternidad es un momento posible para el desencadenamiento de la psicosis. Schreber no podía tener hijos. El desencadenamiento de la enfermedad ocurre con el llamado de los ministros para que sea jefe de la corte suprema (entre los hombre que hacen las leyes). Hay una alteración del orden de las generaciones. Hay una promoción de la existencia nominal que requiere de una integración renovadora. El sujeto debe integrar en su universo simbólico a esa nominación nueva. Todos los señores eran mucho mayores que él y él iba a ser el presidente. Algo de la paternidad en el sentido simbólico se puso en relación en ese momento. El nombramiento viene a romper el equilibrio sostenido por la muleta imaginaria. Fleichsig fue el padre que le apareció en lo real. Este tiene un saber sobre los nervios y podrá hacerle cualquier cosa. Este tiene un saber, es una persona importante, es una eminencia. Él lo llama “el amo de los nervios” y eso le da poder. El lugar de un padre en lo real es lo que tiene que evitar el analista en la transferencia. Esto genera un encuentro catastrófico. Con un psicótico no hay que encarnar el lugar de saber y de poder porque el paciente lo puede tomar como la iniciativa del Otro. El analista debe posicionarse como secretario. El significante el nombre del padre sería la llave para poder tramitar esas situaciones. El nombre del padre redobla en el lugar del Otro el significante mismo del ternario simbólico, ya que constituye la ley del significante. Este significante primordial puede no inscribirse debido a que la madre no le dio lugar al discurso del padre, no hizo caso de su palabra, de su autoridad. No le reservó un lugar al Nombre del padre en cuanto a promotor en la ley. La relación del padre con esa ley debe considerarse en sí misma. Los efectos devastadores de la figura paterna se encuentran en los casos en que el padre tiene realmente la función de legislador. Todos ellos son personas perfectas, ideales, que nunca fallan, generalmente generan la exclusión del Nombre del padre. El padre de Schreber era un educador, un reformador social, fundó un instituto de ortopedia en donde inventó aparatos para “mantener a los hombres derechos”. No era cualquier padre. En cambio, en la neurosis el padre falla y por eso se establece la metáfora paterna. NEUROSIS (H I S T E R I A) ELABORACION FREUDIANA DE LA HISTERIA La histeria es una de las entidades clínicas que ha estudiado Freud a lo largo de toda su obra. Podemos pensar a esta entidad bajo los 3 tiempos o nosologías freudianas al igual que en la neurosis obsesiva. PRIMER MOMENTO (1893-1900) 1ER NOSOLOGÍA FREUDIANA Tenemos al primer Freud de 1894 con el concepto de defensa y el trauma. En este momento se concebía de una importancia capital en la histeria la escisión, la conformación de grupos psíquicos separados (Janet). Lo que Freud cuestiona es el lugar de la escisión en la ensambladura de la neurosis. Le asigna éste un lugar secundario pasando a un primer plano la defensa. Freud ubicará la disociación como resultado de un mecanismo psíquico frente a la representación inconciliable: el mecanismo de la defensa. En este punto Freud reúne la histeria y la obsesión. ¿En qué consiste la defensa y frente a qué opera? La defensa consistirá en el divorcio entre representación y afecto. Siendo lo inconciliable una vivencia de etiología sexual, una vivencia teñida de afecto, el trauma. Histeria y obsesión coincidirán en todos estos puntos, sin embargo, la naturaleza de la vivencia sexual, del trauma, será diferente, así como el mecanismo de formación de síntoma. Lo sexual en primera instancia opera de manera violenta sobre el sujeto, uno la vive pasivamente, le viene como algo extraño, desconocido, y tiene que haber todo un trabajo para apropiarse de ello que opera inexorablemente de manera traumática. Esto es lo que Freud marca como la causa de la Neurosis. La representación intolerable o inconciliable es vivida de manera activa o pasiva, en términos de quién es el agente de la seducción. Recordemos que la vivencia sexual siempre se trata de una escena de seducción. En el caso de la histeria se tratara de una vivencia de pasividad (vivencia sexual pasiva displacentera). Consiste en la seducción del niño por una persona mayor, vivencia displacentera. Para la histérica siempre la culpa la tiene el otro, siempre el reproche es dirigido al otro. 1ER MOMENTO: Un niño que aún no tiene sexualidad sufre una escena sexual incultada por un sujeto adulto mayor que encarna la sexualidad; el niño lo vio de un modo pasivo-displacentero (ej: Caso Emma) En la obsesión, por el contrario, se tratara de una acción sexual realizada con placer y donde el niño tiene un papel activo (vivencia sexual activa placentera). Se trata de una agresión de tipo sexual activa. 1ER MOMENTO: Durante el período de inmoralidad infantil, el niño sin sexualidad no tiene una moralidad sobre lo que está bien o mal. El niño realiza una agresión de tipo sexual (activo-placentero) que recae sobre algún objeto amado (ej: haber espiado a una mujer) La teoría del trauma se descompone aun en dos tiempos. La vivencia sexual infantil y un segundo momento luego de la pubertad se enlaza con el momento primero posibilitando el accionar de la defensa que opera sobre todo el proceso. El neurótico obsesivo se la pasa reprochándose a sí mismo. 2DO MOMENTO: En el caso de la histeria, luego de la pubertad se engendra el recuerdo que es traumático. La segunda vivencia resignifica la primera. 2DO MOMENTO: En el caso de la neurosis obsesiva, luego de la pubertad se despiertan los recuerdos, se resignifica retroactivamente anudándose un reproche frente a la vivencia sexual activa placentera y la represión ante la vivencia sexual pasiva displacentera. Hay un recuerdo traumático pero tiende a ser sustituido por otro donde aparece él activo llevando a cabo la agresión sexual. En cuanto al mecanismo que sigue a la defensa en la formación sintomática, se explica el destino del afecto tras el divorcio operado por aquella. En la histeria se trata del fenómeno conversivo, de un salto de lo psíquico a lo somático. La suma de excitación es transpuesta a lo corporal, siendo la conversión parcial o total sobre una inervación motriz o sensorial que mantiene un nexo con la vivencia traumática (ej: parálisis, no puede mover un brazo, un pie, pierna, sin seguir las leyes de la neurología). En la obsesión se da el falso enlace: la defensa separa el afecto de la representación y este afecto se desplazará a otras representaciones del ámbito psíquico (del pensamiento). FREUD, S.: ALGUNAS CONSIDERACIONES CON MIRAS A UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS PARÁLISIS MOTRICES E HISTÉRICAS (1893) La parálisis histérica es intermedia entre la parálisis de proyección (cada músculo puede ser paralizado de manera individual y aislada) y la parálisis de representación orgánica (en masa, ataca a una amplia zona). Si no posee todos los caracteres de disociación y de aislamiento propios de la primera, tampoco está sujeta a las leyes estrictas de la segunda. Se puede decir que la parálisis histérica es también una parálisis de representación, pero de una representación especial. Afirma Freud que la lesión de la parálisis histérica debe ser por completo independiente de la anatomía del sistema nervioso, puesto que la histeria se comporta en sus parálisis y otras manifestaciones como si la anatomía no existiera, o como si no tuviera noticia alguna de ella. Toma los órganos en el sentido vulgar, del nombre que llevan: la pierna es la pierna hasta la inserción de la cadera, el brazo es la extremidad superior tal como se dibuja bajo los vestidos. Es la alteración de una propiedad funcional. Es una alteración de la concepción (representación); de la idea. Pues en todos los casos de parálisis histérica uno halla que el órgano paralizado o la función abolida está envuelta en una asociación subconsciente provista de un gran valor afectivo. Cada suceso, cada impresión psíquica están provistos de cierto valor afectivo del que el yo se libra por la vía de una reacción motriz o por un trabajo psíquico asociativo. Si el individuo no puede o no quiere tramitar el excedente, el recuerdo de esta impresión adquiere la importancia de un trauma y deviene la causa de síntomas permanentes de histeria. FREUD, S.: LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA (1894) CAPÍTULO 1 Freud comienza este texto estableciendo una modificación en la teoría de la neurosis histérica: que el complejo sintomático justifica el supuesto de una escisión (divorcio) de la cc con formación de grupos psíquicos separados. Según Janet, la escisión de la cc es un rasgo primario de la alteración histérica; según Breuer la condición de la histeria es el advenimiento de los estados hipnoides. Freud dice que nada de esto es así. Contradiciendo a Janet, Freud consiguió demostrar que la escisión de la cc es la consecuencia de un acto voluntario del enfermo por lo tanto adquirido y secundario. Primero está la defensa. En las mujeres, las representaciones nacen sobre el suelo del vivenciar sexual. Ese olvido no se logró, sino que llevó a diversas reacciones patológicas que provocaron una histeria; o una representación obsesiva; o una psicosis alucinatoria. La tarea que el yo se impone, es defenderse de esa representación, llamada, inconciliable. Para esto hay que arrancarle el afecto. Pero la suma de excitación divorciada tiene que ser aplicada a otro empleo (se refiere al destino que sufre el afecto en cada entidad clínica). En la histeria, el modo de volver inocua la representación inconciliable es trasponer a lo corporal (somático) la suma de excitación lo cual llamaremos CONVERSIÓN. Esta, sobrevendrá en aquella inervación que tenga un nexo con la vivencia traumática. CAPÍTULO 2 Si una persona predispuesta a la neurosis no tiene capacidad convertidora, y para defenderse de una representación inconciliable se divorcia de su afecto, el monto de afecto permanece en el ámbito psíquico (se refiere al caso de la neurosis obsesiva). Su afecto se adhiere a otras representaciones no inconciliables que en virtud de este enlace falso devienen obsesivas. En todos los casos la vida sexual fue la que proporcionó el afecto penoso. Es demostrable además el empeño voluntario. FREUD, S.: SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DE SEPARAR DE LA NEURASTENIA UN DETERMINADO SÍNDROME EN CALIDAD DE NEUROSIS DE ANGUSTIA (1895) A lo largo de este trabajo intentaremos desarrollar de forma sintética alguno de los cambios que ha sufrido el concepto de angustia en el transcurso de la obra freudiana. Se pueden identificar 3 momentos (acorde a las nosologías freudianas) El primero donde la angustia estará fundamentalmente identificada a las neurosis actuales y a los cambios fisiológicos del organismo. Un segundo momento donde la angustia es separada en gran medida de las perturbaciones corporales pero sigue siendo pensada como una trasmudación directa de libido. Por último donde el cambio central radicará en pensar a la angustia de castración como responsable del proceso represivo. (“Inhibición, síntoma y angustia”). Tomando como punto la primera nosología freudiana, vemos que el concepto de angustia está referida a lo corporal: a los fenómenos físicos como consecuencia de alteraciones de la vida sexual “normal” del sujeto. Recordemos que en este primer momento dicha nosología estaba planteada básicamente en dos pares. Neurosis, más tarde nombradas “neurosis actuales” (neurastenia y neurosis de angustia) y las Neuropsicosis de defensa (histeria; neurosis obsesiva; fobias; psicosis alucinatoria) donde el acento estará puesto en el mecanismo de defensa. Nos centraremos sólo en la categoría de neurosis actuales, donde a diferencia de las Neuropsicosis el factor sexual no estará referido a una vivencia sexual infantil sino a una vivencia sexual actual. Freud separa de la neurastenia a la neurosis de angustia por tener cada una de ellas causas etiológicas diferentes. La neurosis de angustia es producida por una perturbación, un apartamiento de la tensión sexual en su decurso al ámbito psíquico. Esta tensión es caracterizada por un plus de excitación, un excedente de energía. Consecuencia de esta derivación de la tensión sexual somática que habría devenido en libido será el posterior desarrollo de angustia. Los síntomas que Freud señala para esta afección son el estado de angustia libre; inquietud; angustia de expectativa; ataques de angustia; vértigo; agorafobia, entre muchos. La falta de una acción específica frente al aumento de tensión dará por resultado una acumulación de dicha excitación y como consecuencia la posterior formación de neurosis. La neurosis de angustia puede producirse por dos motivos: La excitación alcanzó su transposición en lo psíquico pero el sujeto en un acto voluntario evita la acción específica (abstinencia). También puede producirse porque este acceso a lo psíquico es defectuoso o directamente se ve impedido. Así la descarga de excitación se descarga por vías secundarias (aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio; sudoración, etc). No es casual que sean todas alteraciones que intervienen en el coito. Podemos pensarlo como el antecedente a la tesis freudiana que plantea al síntoma como la práctica sexual de los enfermos. Así vemos como en ambos casos la excitación es descargada en forma de angustia. A diferencia de esta, la neurastenia estará marcada por un aminoramiento (reducir, achicar) en la tensión sexual, consecuencia de una masturbación excesiva, poluciones frecuentes, coitus interruptus, etc. Alguno de sus síntomas característicos serán la fatiga, presión intracracaneana y la dispepsia. Freud plantea que se origina cuando la excitación llega al registro psíquico con la consecuente acción específica pero esta última no resulta del todo completa, es decir, defectuosa o insuficiente. En la neurastenia la excitación sexual no tiene impedido el acceso al grupo psíquico de representaciones, ni tampoco está bloqueada de descarga, pero esta última, como dijimos antes, no es suficiente. En las neurosis actuales, no hay mecanismo psíquico que intervenga en su formación. En esta primera nosología, la etiología para el grupo de las neurosis actuales como para el grupo de las Neuropsicosis de defensa es de orden sexual. A Freud le interesa demostrar que la neurosis obsesiva está ubicada del lado de las Neuropsicosis de defensa, del lado de las enfermedades mentales, no del lado de las enfermedades corporales, porque en la neurosis obsesiva no hay síntomas corporales, los síntomas específicos son del registro de lo mental, ocurren en el registro de lo psíquico (pensamiento). La afirmación de que la neurosis obsesiva debe concebirse como una histeria es absolutamente original de Freud, no tiene antecedentes. Freud se propone demostrar el parentesco de la histeria con la obsesión para de esta manera probar que la histeria es una enfermedad mental y no una enfermedad nerviosa en el sentido clásico de neurosis. Freud va a postular que la neurosis obsesiva y la histeria tienen un mecanismo común. La primera hipótesis de Freud es que se ha producido una experiencia inconciliable y penosa para el sujeto, tras lo cual decide olvidar, ésta es siempre de origen sexual. El sujeto es consciente de que se quiere deshacer de eso. Lo único que se puede lograr es despojar a la representación del afecto, de esa cantidad de energía. Pero esta energía no desaparece, por lo cual tiene que tener otra utilización. Hasta aquí el mecanismo en ambas entidades es el mismo; lo que difiere es el empleo que se hace de esa cantidad de excitación una vez divorciada: En la histeria la conversión (al cuerpo) y en la neurosis obsesiva a otra representación que no es inconciliable pero se convierten en representaciones obsesivas. (Falso enlace). En ambos grupos el origen es sexual pero con una diferencia; en el caso de las Neuropsicosis de defensa los síntomas son sustitutos de representaciones sexuales reprimidas, en cambio, en el caso de las neurosis actuales los síntomas son sustitutos del orgasmo. Y la gran idea del Freud de este momento es que la energía de las neurosis (neurosis actuales) es energía no anudada no enganchada a ningún representante. Freud plantea que el primer paso de la fobia es enganchar la angustia a un representante. Cuando está la fobia, la angustia se enganchó al objeto fóbico, por ejemplo, en el caso Juanito al caballo. Entonces eso ya implica meter a la angustia dentro del campo psíquico. En un segundo momento de la obra de Freud, todo el historial de Dora así como el del hombre de las ratas está centrado en el síntoma. Síntoma en el convergen dos elementos heterogéneos que hacen del síntoma un compuesto: por un lado, el sentido del síntoma (que es un sentido sexual) y por el otro, el elemento pulsional. Es lo que Freud llamaba, representación y afecto. Se trata de un modelo químico ya no energético. SEGUNDO MOMENTO (1900-1920) SEGUNDA NOSOLOGÍA FREUDIANA Freud distingue entre neurosis de Transferencia y neurosis narcisistas. El segundo Freud, de 1900 hasta 1914-1915, deja de encontrar en el trauma efectivamente acontecido la causa de la neurosis. Ya no se trata de ver si efectivamente ocurrió o no. Y en el lugar del trauma, la promoción de la fantasía como productora de síntomas patológicos. Eso no le va a quitar lugar y peso al trauma, pero le va a dar en todo caso al trauma otra perspectiva. Le hace lugar más bien a la conexión, ya no entre trauma y síntoma, sino entre fantasía y síntoma. En el primer momento es una teoría fundamentalmente traumática, en el segundo momento de Freud aparece el concepto de pulsión y fantasía (fantasía es fantasma en Lacan). Freud empieza a entrever que ya no se trata de un trauma contingente como en la 1º teoría en la cual podría no haberse producido esa 1º escena sexual e incluso podría pensarse que si uno pudiese evitar esos abusos en la infancia ya no se producirían neurosis porque faltaría su causa. Hay algo traumático en sí mismo en la sexualidad, lo que es problemático es la pulsión. Cuando introduce el concepto de pulsión, Freud se ve llevado a introducir el concepto de fantasía. El segundo Freud capta que lo que pensó como trauma efectivamente acontecido, es una FANTASÍA, pero que no es opuesta a la realidad sino que se trata de la realidad psíquica. La fantasía es como un intento de solución, de elaboración de la verdadera cuestión problemática que es la pulsión. Entonces en este 2º momento, Freud pasa a explorar este nuevo circuito: PULSIÓN-FANTASÍA-REPRESIONSINTOMA. Freud dirá que no se reprimen recuerdos sino fantasías. A partir de “Tres ensayos de teoría sexual” Freud descubre el carácter perverso polimorfo del niño; por lo que no sólo podría ser un adulto que produce una infracción. En la histeria el síntoma es la histeria de conversión: El sujeto reprime las fantasías y en su lugar aparece el síntoma en el cuerpo Va todo en simultáneo, no es dos tiempos. Formación sustitutiva como éxito de la represión: ha logrado mantener los contenidos reprimidos alejados de la cc. Formación de síntoma como fracaso de la represión: lo tiene que pagar con un síntoma en el cuerpo. En la neurosis obsesiva el síntoma son las formaciones obsesivas: Va todo en sucesivo, hay dos pasos. Formación sustitutiva como éxito de la represión: períodos de “salud aparente”, como “rasgo del carácter”. Formación reactiva es una formación sustitutiva. No es una formación del síntoma. Formación de síntoma como fracaso de la represión: sólo en momentos de fracaso de la defensa primaria hay formación de síntomas en la defensa secundaria y está contrainvestida (algo en contra de la moción pulsional). Aparece el historial de Dora. FREUD, S.: LAS FANTASÍAS HISTÉRICAS Y SU RELACIÓN CON LA BISEXUALIDAD (1908) Fuentes comunes de todas las creaciones de la fantasía son los sueños diurnos. Su frecuencia es igual en ambos sexos pero parece enteramente eróticos en las muchachas y en los varones de naturaleza erótica y ambiciosa. Estos sueños diurnos son unos cumplimientos de deseo, engendrados por la privación y añoranza y llevan el nombre de sueños diurnos. Generalmente se los reserva con vergüenza. Todos los ataques de histeria analizados por Freud probaron ser sueños diurnos de involuntaria emergencia. De estas fantasías hay tanto icc como cc y tan pronto hayan devenido icc pueden volver patógenas, y expresarse así en síntomas y ataques. Las fantasías icc pueden haberlo sido desde siempre o bien fueron una vez fantasías cc, sueños diurnos, y luego se las olvidó adrede y cayeron en lo icc en virtud de la represión. En esta segunda alternativa su contenido pudo ser variado. Por otra parte, la fantasía icc mantiene un vínculo con la vida sexual de la persona, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un período de masturbación. El acto masturbatorio se componía en esa época de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación activa de la autosatisfacción, una acción autoerótica destinada a la ganancia de placer de un determinado lugar del cuerpo. Para los síntomas histéricos, las fantasías icc son los estadios psíquicos previos más próximos. Estos síntomas son las fantasías icc figuradas mediante conversión. El psicoanálisis permite inferir/deducir desde los síntomas éstas fantasías icc y hacer que devengan cc. El nexo de las fantasías con los síntomas es muy múltiple y complejo. Un síntoma no corresponde a una única fantasía icc sino a una multitud de estas. Fórmulas del síntoma histérico: El síntoma histérico es el símbolo anémico de ciertas impresiones y vivencias traumáticas eficaces El síntoma histérico es el sustituto mediante conversión del retorno asociativo de estas vivencias traumáticas El síntoma histérico es la expresión de un cumplimiento de deseo El síntoma histérico es la realización de una fantasía icc El síntoma histérico sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la persona. El síntoma histérico corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual que fue real en la vida infantil y desde entonces fue reprimida. La resolución del síntoma por una fantasía no alcanza. Para la solución hacen falta dos fantasías sexuales: una de carácter femenino y otra masculino. Un síntoma histérico corresponde a un compromiso entre una moción libidinosa y otra represora, pero además de ello puede responder a una reunión de dos fantasías libidinosas de carácter sexual opuesto. No es difícil pesquisar casos en que las mociones contrapuestas han hallado una expresión sintomática separada. FREUD, S.: APRECIACIONES GENERALES SOBRE EL ATAQUE HISTÉRICO (1909) Cuando una histérica cuyo padecer se exterioriza en ataques, estos no son otra cosa que unas fantasías proyectadas sobre la motilidad. Fantasías inconscientes, de la misma índole de las que uno puede capturar inmediatamente en los sueños diurnos, o desarrollar por interpretación desde los sueños nocturnos. A menudo un sueño sustituye a un ataque. La figuración pantomímica de la fantasía ha experimentado, bajo el influjo de la censura, unas desfiguraciones enteramente análogas a la alucinatoria del sueño. El ataque histérico ha menester entonces de la misma elaboración interpretativa que emprendemos en el caso del sueño nocturno; también su técnica es idéntica a la que tenemos consabida por la interpretación de los sueños. 1) El ataque se vuelve incomprensible por el hecho de que en un mismo material se figuran a la vez varias fantasías, por vía de condensación. Los elementos comunes de las dos (o las varias) fantasías constituyen, como en el sueño, el núcleo de la figuración, índole muy diversa, por ej.: un deseo reciente y la reanimación de una impresión infantil. 2) La enferma procura poner en escena las actividades de las dos personas que emergen en la fantasía por identificación múltiple. 3) Un efecto desfigurador, produce el trastorno antagónico de las inervaciones, análogo a la mudanza de un elemento en su contrario, tan común en el trabajo del sueño. 4) Inversión de la secuencia temporal dentro de la fantasía figurada. La emergencia de los ataques histéricos obedece a leyes fáciles de entender. El complejo reprimido consta de una investidura libidinal y un contenido de representación (fantasía), el ataque puede ser convocado: 1) Asociativamente, cuando un anudamiento de la vida consciente alude al contenido del complejo. 2) Orgánicamente, cuando por razones somáticas internas y por un influjo psíquico exterior la investidura libidinal supera cierta medida 3) Al servicio de la tendencia primaria, como expresión del –refugio en la enfermedad-. Cuando la realidad efectiva se vuelve dolorosa o terrible, o sea como consuelo; y 4) Al servicio de las tendencias secundarias con que se ha coligado la condición patológica. El ataque está destinado a ser el sustituto de una satisfacción autoerótica antes ejercida y desde entonces resignada. En un gran número de casos, esta satisfacción retorna también en el ataque mismo, con extrañamiento de la consciencia. La emergencia del ataque por aumento de libido y al servicio de la tendencia primaria como consuelo repite también. La anamnesis (el sujeto histérico no recuerda; la representación es olvidada y queda el síntoma en el cuerpo) del enfermo arroja los siguientes estadios: a) Satisfacción autoerótica sin contenido de representación. b) La misma, engarzada a una fantasía que desemboca en la acción-satisfacción c) Renuncia a la acción conservando la fantasía d) Represión (esfuerzo de desalojo) de esa fantasía, que luego se abre paso en el ataque histérico sea inmodificada, sea modificada y adaptada a nuevas impresiones vitales; y e) Llegado el caso ella devuelve la acción-satisfacción de la represión y retorno de lo reprimido. La pérdida de consciencia, la –ausencia- del ataque histérico, proviene de aquella pasajera pero inequívoca privación de conciencia que se registra en la cima de toda satisfacción sexual intensa (aun autoerótica). Los llamados estados hipnoides, las ausencias en el curso de la ensoñación. El mecanismo de tales ausencias: Primero toda la atención se acomoda al decurso del proceso-satisfacción, y cuando esta última sobreviene, la investidura de atención íntegra se cancela de pronto, así se genera un momentáneo vacío de consciencia. Esta laguna fisiológica, es ensanchada luego al servicio de la represión hasta que puede recoger todo cuanto la instancia represora arroja de sí. El dispositivo que señala a la libido reprimida el camino hacia la descarga motriz en el ataque, es el mecanismo reflejo de la acción del coito. El ataque histérico como la histeria en general, reintroduce en la mujer un fragmento de quehacer sexual que existió en la infancia y al cual en esa época se le podía discernir un carácter masculino por excelencia. FREUD, S.: FRAGMENTO DE ANÁLISIS DE UN CASO DE HISTERIA (1905) – CASO DORA NOVELA Y PERSONAJES 1. La Sra. K: Cuidaba a su padre cuando estaba enfermo. Tenía una relación de amante con su padre. 2. El Sr. K: Relación unida y simpática con Dora, le hacía regalos, iban de paseo. 3. Madre: Una mujer que sólo limpiaba y se queda limpiando desde que el marido está mal. Se peleaba con su hija por las tareas del hogar, quería que ella fuera ama de casa. 4. Hermano: 1 año y medio mayor que Dora. Habían sido muy unidos, se enfermaban juntos. Hasta los 16 de Dora que comienza a llevarse mal con él y con su papá. 5. Padre: Un hombre dominante. Tenía muchas fallas, muchas enfermedades. Ante cada síntoma del padre, Dora responde con un síntoma. Dora tuvo una posición privilegiada “la nena de papá” CRONOLOGIA 4 años: escena del chupeteo y la oreja del hermano 6 años: tuberculosis y traslado a ciudad B 7 años: Dora sufre enuresia 8 años: Dora sufre disnea (asma) 12 años: Padre sufre ataque de confusión, parálisis y perturbación Dora sufre de migraña y tos 1er encuentro con Freud 14 años: Escena del beso con el Sr. K. Presión de genitales, presión en el tórax 16 años: Escena del lago (desencadenamiento). Dora sufre tos y afonía 17 años: Apendicitis 18 años: Traslado a Viena Ataque histérico: la usan como objeto de intercambio (angustia que encadena) 2do encuentro con Freud Viene como reivindicadora al padre y empieza a toser El tratamiento fue concluido abruptamente por la misma paciente Motivo de consulta: Va con Freud solo por la voluntad del padre. “Dora siente que el padre lo mando con Freud para sacársela de encima y continuar con la Sra. K”. “Que su padre la usa como objeto de intercambio con la Sra. K”. CAPÍTULO 1: EL CUADRO CLÍNICO El círculo familiar de la paciente (18 años) incluía a los padres y a un hermano un año y medio mayor. La persona dominante era el padre. La hija estaba apegada a él con total ternura, la cual se había acrecentado por las graves enfermedades que el padre padeció desde que ella tenía 6 años. Esto provocó que la familia se trasladara de ciudad. La relación con la madre era poco amistosa (ella le pedía a Dora que sea ama de casa y ejecute las tareas del hogar). Dora ya presentaba a los 8 años síntomas neuróticos. Contrajo disnea permanente. A los 12 años le aparecieron hemicráneas (dolor de cabeza intenso, migrañas) y tos nerviosa. El síntoma principal más molesto era una afonía total. A los 16, muere su tía y le diagnostican apendicitis. Los signos principales de su enfermedad eran una desazón y una alteración del carácter. No estaba satisfecha consigo misma ni con los suyos, enfrentaba hostilmente a su padre y no se entendía con su madre. Buscaba evitar el trato social. La familia de Dora había establecido una amistad íntima con un matrimonio en B, la familia “K” compuesta por el Sr. K, la Sra. K y sus hijos. El señor K se había mostrado siempre amable hacia Dora, le hacía obsequios. La relación con la Sra. K también era buena, aunque durante los ratos libres ella leía y comentaba relatos eróticos con Dora, leía novelas de contenido erótico. El padre de Dora mantenía cierta relación amorosa con la Sra. K. Dora atendía a los hijos del matrimonio. Escena del lago: Una vez contó a su madre que durante una caminata por el lago, el Sr. K había osado hacerle una propuesta amorosa a Dora diciendo “ya sabe usted que mi mujer no significa nada para mi”. Dora responde con un cachetazo y se va. Cuando el padre pidió cuentas acerca de esto, este desconoció toda acción y arrojó sospecha sobre Dora. Entonces Dora le pide a su padre que rompa todo vínculo con la familia K, él no lo hace porque piensa que todo lo dicho es una fantasía de su hija. A partir de aquí, Dora se pone en una posición de reivindicadora, diciendo algo así como que “mi padre me ofrece como un regalo al señor K”. En un momento intermedio, parece como si la mala de la película fuera la Sra. K. Pues, parece que ella fue la que le contó al padre de Dora que ella andaba leyendo novelas eróticas y hablaban de sexualidad. Es así como su padre interpreta que es una fantasía de Dora y descree de su hija aquella escena. Una traición. Más adelante veremos como Lacan critica a Freud diciendo que él debió haber ahondado más en el tema de la traición de la Sra. K, por qué Dora en vez de arremeter contra sus padres no se siente traicionada por la Sra. K. Ahí es cuando Lacan da cuenta de que ella tiene “algo” con la Sra. K lo que llamará LA OTRA. Lacan se interroga qué significa esta mujer para Dora, qué tiene esta mujer que puede mantener el interés del Sr. K y su padre a la vez. Le confiere a la Sra. K el saber acerca de la feminidad, la pregunta neurótica en la histeria. A partir del momento de la reivindicación, a Dora se le empeoran todos los síntomas y su padre decide llevarla con Freud. En la vivencia de Dora con el Sr. K tendríamos el trauma psíquico, que se definió como la condición previa para la génesis de un estado patológico histérico. Es común que esto resulte inservible para especificar los síntomas ya que la tos y la afonía aparecieron años antes de este trauma por lo cual tenemos que retroceder en el tiempo. Dora comunica una vivencia anterior con el Sr. K. Tenía 14 años y habían convenido ir a su tienda. Una vez allí, entando solos, él bajó las cortinas, fue hacia donde estaba la muchacha y la estrechó contra sí y le dio un beso en los labios. Dora sintió asco y corrió la hacia la escalera. No obstante, el trato con el Sr. K prosiguió. Se ha producido aquí un desplazamiento de la sensación: en lugar de la sensación genital le sobrevino la sensación de asco de displacer, asco. Este había pasado a ser un síntoma permanente: comía mal y confesaba repugnancia por los alimentos. Además le había quedado una alucinación sensorial: seguía sintiendo la presión del brazo del Sr. K sobre la parte superior de su cuerpo. Fue en realidad la presión del miembro erecto contra su vientre, la cual fue sustituida por la sensación de presión en el torax. Distinguimos entonces 3 sintomas que provienen de la misma vivencia: asco, la presión del pecho, y el horror a los hombres. Dora no podía perdonarle al padre no haber cortado todo vínculo con el Sr. K. Además pensaba que tenía una relación amorosa con la Sra. K (efectivamente sí). Ella se había vuelto la cuidadora del padre en los momentos en los que él estuvo enfermo. No dudaba que ella recibía alguna contribución económica por hacer esto. Esas enfermedades eran pretextos para ver a su “amiga”. Se podría ver claramente el reproche de Dora hacia el padre: ella había sido entregada al señor K como precio de la tolerancia que este mostraba hacia las relaciones con su señora. También los reproches de Dora estaban totalmente enfundados: ella había hecho lo mismo que su padre, ya se había vuelto cómplice/encubridora de aquella relación (sabía de la relación). De igual manera, Dora siguió tiernamente apegada a la Sra. K. También tenía una gobernanta, enamorada de su padre. Ella se irritó al notar que el amor que la misma le mostraba iba dirigido hacia su padre. Su otro reproche era que el padre creaba enfermedades como pretextos. Dora en este caso se había comportado de forma inversa que la Sra. K: ésta, cada vez que llegaba su marido, se hacía la enferma. Dora enfermaba cuando su padre estaba ausente. En relación a esto, las personas que padecen de mutismo histérico la escritura suplanta al habla. En los primeros días de afonía de Dora su escritura fluía con facilidad: cuando el amado estaba lejos, ella renunciaba a hablar; y la escritura pasa a tomar importancia como único medio de comunicación. Volviendo a las enfermedades: con ellas Dora quería que el padre se alejase de la Sra. K. Si el padre no cedía, ella no habría de renunciar a su enfermedad. Para Dora, esta meta era mover a compasión al padre y hacerlo apartar de la Sra. K. Llegamos a la conclusión de que todo síntoma histérico requiere de la contribución/soldadura de dos partes: 1. SOLICITACIÓN SOMÁTICA: brindada por un proceso normal o patológico en el interior de un órgano, es la parte orgánica del síntoma. La cara real del síntoma. 2. SIGNIFICADOS PSIQUICOS: enlaza distintos sentidos; multideterminación. La cara simbólica del síntoma Esto haría diferencial el diagnóstico con la neurosis obsesiva donde los síntomas se dan en dos tiempos, la solicitación somática y significados son condición de la histeria. Las acusaciones contra el padre se repetían en el análisis, y cuando lo hacía, tosía. Freud supuso que ese síntoma tenía un significado referido al padre. Un síntoma significa la figuración de una fantasía de contenido sexual. Pronto se presentó la posibilidad de atribuir a la tos una interpretación de esa clase. Cuando insistió otra vez en que la Sra K. sólo amaba a su padre por ser un “hombre de recursos” se ocultaba la contraria: que el padre era un hombre sin recursos. Esto podía entenderse sexualmente: era impotente. Dora ya bien sabía que hay más de una manera de satisfacción sexual. Con su tos espasmódica, se representaba una situación de satisfacción sexual entre el padre y la Sra. K (fantasía de fellatio, sexo oral). El síntoma de la tos está relacionado con el amor edípico al padre, se imaginaba la rel. Sexual oral entre él y la Sra. K lo cual le molestaba Dora halla horroroso el carácter perverso de sus fantasías. Así Dora ya con conocimiento de este tipo de comercio sexual, desarrolló una fantasía icc y la expresó a través de la sensación en su garganta y la tos. Un hecho particular proporcionaba la precondición somática: recordaba que en su infancia había sido una chupeteadora. Entonces, esta fantasía perversa de la succión del pene tiene el más inocente origen, es la nueva versión de la succión del pecho de la madre. El síntoma de la garganta tiene otra observación. El síntoma ya constituido se preserva, por más que el pensamiento icc que en él se expresó haya perdido significado. Llama a esto conversión. Dora sentía y obraba como una mujer celosa. Ocupaba el lugar de la madre. En la fantasía referida a la tos, ella ocupaba el lugar de la Sra. K. Así, se identificaba con dos mujeres amadas por el padre. Se puede ver en tales vínculos amorosos icc unos gérmenes de sentimiento infantil. Esta inclinación temprana de la hija por el padre no puede menos que suponerse más intensa en el caso de la neurosis. Dora estaba enamorada de su padre, pero no lo exteriorizó. Ese amor se había renovado en fecha reciente. Lo sofocado/desviado era el amor por el Sr. K. Dora habría retomado y reforzado su vieja inclinación hacia el padre a fin de no tener que notar nada en su cc de ese primer amor que se le había vuelto penoso. Por una parte le consternaba tener que rechazar a ese hombre, por la otra se revolvían contra estas unas mociones de ternura y nostalgia. Dora debía protegerse de ese enamoramiento. Una complicación: Se escondía una moción de celos cuyo objeto era la Sra. K. Se sabe que durante la pubertad normal pueden verse inclinaciones homosexuales. En cirscunstancias favorables, la corriente homosexual se seca, elimina; pero cuando no se obtiene la dicha en el amor por el hombre, es despertada de nuevo. En mujeres histéricas cuya libido dirigida al hombre ha experimentado una sofocación/desviación enérgica, hallamos la libido dirigida a una mujer. En cuanto a su relación con la Sra. K, se habían sido confidentes. Cuando Dora se hospedaba en la casa de los K, compartían dormitorio. A Dora nunca se le escuchó una palabra dura contra la Sra. K, sólo halagos. Sin embargo, la Sra. K le hacía leer novelas sexuales. Ella es la causante de su desdicha, una traidora. Cuando su padre se enteró de la escena del lago, se cree que una muchacha que lee semejantes libros obscenos y se interesa por esas cosas no puede reclamar el respeto de un hombre. Entonces era en realidad la Sra. K quien la habría traicionado, le había contado al padre de sus lecturas. Entonces, no sólo debía sofocar el amor por el Sr. K sino también ocultar el amor por la Sra. K. Dora hacia ver ruidosamente que no dejaría que ella se quede con el papá, pero así ocultaba lo contrario: no dejaría que el papá se quede con el amor de la Sra. K. Esta corriente de sentimientos varoniles, han de considerarse típicos de la vida amorosa icc de las muchachas histéricas. CAPÍTULO 2: EL PRIMER SUEÑO “En una casa hay un incendio. Mi padre está frente a mi cama y me despierta. Me visto rápido. Mamá pretende salvar su alhajero, pero papá dice: no quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa de tu alhajero. Descendemos de prosa por las escaleras. Una vez abajo me despierto”. Dora recuerda que tuvo el sueño en L (lugar del lago) y había vuelto a tenerlo en Viena. Tal vez con motivo de una disputa entre sus padres, porque la madre cierra por la noche el comedor y el padre no quiere, porque dice que por la noche podría pasar algo que los obligue a salir. El sueño fue el efecto de la vivencia con el Sr. K. Dora cuenta después que el día del viaje por el lago, se tiró a dormir y cuando despertó vio al Sr. K frente a ella. Lo increpó para ver qué buscaba. Él le respondió que no dejaría de entrar en su dormitorio cuando él quisiese. A la mañana siguiente Dora se encerró para hacerse la toilette; a la tarde cuando quiso volver a hacerlo para dormir, no estaba la llave. En ese momento, se propuso no quedarse en la casa de lo K. Temía que el Sr. K la descubriera desnuda por eso se vestía con gran rapidez. Ella piensa: no podré dormir tranquila hasta que no me encuentre fuera de esta casa. Lo inverso dice en el sueño: una vez abajo, me despierto. Ahora, el alhajero. El papá de Dora le ha regalado muchas alhajas a su madre. También a Dora. Hace algunos años hubo una gran pelea a causa de una alhaja: la mamá quería algo especial, unos aros en forma de gota de perlas. Su padre en lugar de eso, trajo una pulsera. Ella se puso furiosa y dijo que le regale eso a otra. El Sr. K además, le había regalado a Dora un alhajero. Alhajero es una designación de genitales femeninos. Si el Sr. K le ha obsequiado uno, ella debería retribuirle el regalo. En esta serie, su mama es sustituida por la Sra. K. “Por la noche podría pasar algo que nos obligase a salir”. Si se traslada esto a un percance de la infancia, sería mojar la cama. Para evitar que los niños hagan esto, se los despierta. Eso hace el padre en el sueño. Se infiere que Dora mojó la cama por más tiempo que el corriente. La causa más probable es por una masturbación infantil. Dora mojó la cama casi al momento que tuvo su primera disnea. En esa época, su padre se había ido de viaje. Ahora bien, las acciones sintomáticas y otros indicios me llevaron a suponer que la niña espió con las orejas una visita nocturna del padre a su mujer y lo oyó jadear en el coito. La disnea y las palpitaciones son fragmentos desprendidos de la acción del coito. Bajo la influencia de la coexcitacion que le sobrevino aquella vez, pudo producirse un ímpetu en la sexualidad de la pequeña, quien sustituyo la inclinación a masturbarse por la inclinación a la angustia. Así se le repitió como ataque de asma. La niña resuelve a huir con su padre, huye a refugiarse en él. Del peligro presente, el padre mismo es el culpable. Por tanto, el designio de huir de la casa no es en sí sonable sino que se asocia con otro designio infantil: el deseo de sustituir al Sr. K por su padre. Se habría despertado una inclinación infantil hacia el padre a fin de poder mantener en la represión el amor reprimido hacia el Sr. K. El alhajero es el resultado de los mecanismos de condensación y desplazamiento del sueño. CAPITULO 3: EL SEGUNDO SUEÑO “Ando paseando por una ciudad que no conozco, veo calles y plazas. Llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y encuentro una carta de mi mamá. Escribe que no quiso avisarme que mi padre enfermó, que ahora murió, y “si tú quieres, puedes venir”. Me encamino a la estación ferroviaria, pregunto unas 100 veces donde está la estación y siempre me contestan “5 minutos”. Veo después frente a mí un bosque denso; penetro en él y pregunto a un hombre, quien dice “2 horas y media”. Me pide acompañarme, lo rechazo y me marcho. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Después estoy en casa. Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me abre y dice “La mamá y los otros ya están en el cementerio”. Deambula por una ciudad, que asegura no es B. Se agregó el recuerdo de un monumento en la plaza. Para navidad le habían enviado un álbum con postales, estaba en una cajita. Preguntó a su mama, ¿Dónde está la cajita? El remitente era una joven a quien Dora había conocido. El deambular tiene que ver con una de las ocasiones diurnas; había recibido la visita de un primito al cual llevó a pasear por Viena y recordaron otro momento en el cual como extranjera paseó por Dresde. Ahí otro primo (joven ingeniero, se identifica con él porque él se esfuerza por poseer a una mujer) quiso hacer de guía, pero lo rechazó y se fue sola deteniéndose frente a las imágenes que le gustaban. Permaneció 2 horas frente al cuadro “La Madonna”. Preguntó unas 100 veces. Ayer el padre pidió coñac, Dora pide a su madre la llave del bar pero esta estaba ensimismada en una conversación entonces Dora le dice “te he preguntado 100 veces dónde está la llave”. La llave, la cajita corresponde a los genitales. En la misma reunión alguien había brindado por el papá de Dora. Con ello llegamos al contenido de la carta que aparece en el sueño. La frase “si tú quieres” nos lleva de nuevo hacia la escena del lago. Dora recuerda unas palabras dichas por el Sr. K: “usted sabe, no me importa nada de mi mujer”. Luego de la bofetada, preguntó a un hombre cómo volver, su respuesta fue “2 horas y media”. El Sr. K de nuevo ahí, le pidió disculpas y le dijo que no contara nada. El bosque del sueño, era parecido al bosque de la orilla del lago. Tras la situación del sueño se encuentra una fantasía de desfloración: un hombre que se esfuerza por penetrar los genitales femeninos. Comuniqué a Dora mis conclusiones. Emergió un fragmento olvidado del sueño: ella se va tranquila a su habitación y lee un gran libro. El padre había muerto en su sueño entonces, ella podía leer ese libro, con temas prohibidos. Recordé en ese momento que la época en que la tía suya murió, llegó una carta de otro familiar diciendo que no podrían viajar porque el niño tenía apendicitis. Luego buscó esto en la enciclopedia para averiguar qué es apendicitis. Luego contrajo apendicitis. Tras su apendicitis había tenido dificultades para caminar, por eso arrastraba una pierna. Esto era ilógico como consecuencia de una apendicitis. Entonces era un síntoma histérico. La neurosis se había apropiado del ataque para usarlo como una de sus manifestaciones. Pregunté cuándo sucedió su apendicitis: fue 9 meses después de la escena del lago. La supuesta apendicitis entonces había realizado la fantasía de un parto. ¿Y la pierna que arrastraba? Porque ella habría dado un mal paso, el cual también tenía una base infantil (se había torcido el pie al bajar de una escalera). Dora se había enterado que el Sr. K también había hecho de sus andanzas con una gobernanta que trabaja en su casa a la cual también le había dicho que su mujer no le importaba nada. El motivo de aquella bofetada. La incapacidad para cumplir la demanda de amor es uno de los rasgos esenciales de la neurosis. Los enfermos están dominados por la oposición entre realidad y fantasía. Lo que anhelan en sus fantasías es justamente aquello de lo que huyen cuando la realidad se presenta. CAPÍTULO 4: EPÍLOGO Dora abandonó la cura antes de lo previsto. Con esta publicación, Freud buscó mostrar cómo la interpretación de los sueños puede aplicarse al descubrimiento de lo reprimido en el interior de la vida anímica. También le interesaba demostrar que la sexualidad presta la fuerza impulsora para cada síntoma. Los fenómenos patólogicos son las prácticas sexuales de los enfermos. Freud no logró dominar la transferencia. Fue claro que en su fantasía, Freud hacía de sustituto del padre y lo comparó conscientemente con él. Acaso de aquello por lo cual Freud le recordaba al Sr. K, ella se vengó de Freud como se vengará del Sr. K y lo abandonó. FREUD, S.: CONFERENCIA n° 23, LOS CAMINOS DE LA FORMACIÓN DE SÍNTOMAS (1917) Freud define al síntoma como un compuesto, que hay que entenderlo en términos de la química, y un compuesto es siempre de al menos dos elementos o más. Se reúnen dos elementos que son heterogéneos. La idea sería poder hacer una disección del síntoma. En principio, Freud nombra dos elementos presentes en el síntoma, uno es la trama de sentidos (sentido del síntoma), y el otro, el aspecto pulsional (somático). Y que estos dos elementos estén juntos en un síntoma ya en sí mismo es una propuesta problemática. Los sentidos pueden ser múltiples a la vez, existe un síntoma, puede tener varios sentidos a la vez. Cuando Freud tiene que definir lo somático, quiere precisión. Y marca la fijación pulsional en una zona erógena, en Dora, una intensa actividad en la zona erógena oral ha sido la premisa necesaria para la formación ulterior de síntomas. La idea de Freud en la conferencia n°23 es que lo que permite que lo somático y los sentidos sean dos elementos que arman un compuesto en el síntoma es la FANTASÍA, que es un eslabón intermedio en la ensambladura de los síntomas. La fantasía es lo que une los elementos. Freud dice que la realidad del neurótico es la realidad de la fantasía, a la cual llama realidad psíquica que tiene dos ventajas, sirve para ahorrar al neurótico reconocer el haberse entregado al autoerotismo (la fantasía de seducción) y crea un objeto imaginativo de deseo, en la fantasía, por excelencia, siempre hay un partenaire. Lo pulsional no tiene objeto, pero la fantasía le pone un objeto a la falta de objeto de la pulsión. Le da un marco, le pone una escena, un sentido y un objeto. Freud piensa a la fantasía como una reserva libidinal donde uno puede encontrar satisfacción en los síntomas. Desde la fantasía, ahora inconsciente, la libido vuelve a migrar a sus propios lugares de fijación. Y no es sino por el marco de la fantasía, es camino intermedio a la formación de síntomas. En la neurosis no falta la tendencia a sustituir una realidad no deseada por otra más acorde con el deseo inconsciente del sujeto, el modo de procurarse tal sustitución es mediante la fantasía, no es que pierda la relación libidinal con las personas y las cosas sino que las mantiene en su fantasía. El neurótico tiene libinizado el pensamiento, no puede llegar al acto, se queda en el paso previo que es el pensamiento, ya que tiene erotizado el pensar, y esto debido a la introversión de la libido, el neurótico se relaciona con su imaginario, con objetos imaginarios y renuncia a los actos necesarios para la consecución de sus fines en los objetos reales, perdiendo así su relación con la realidad. TERCER MOMENTO (1920 en adelante) En esta tercer nosología, las neurosis van ser una consecuencia de la castración y en el conflicto está metida la castración. ESTATUTOS DEL SÍNTOMA 1. EGOSINTÓNICO (en sintonía con el yo): La persona no se hace problema, son rasgos del carácter. (ej: yo soy así, es mi carácter, forma parte de mi personalidad). 2. EGODISTÓNICO (en conflicto con el yo): El yo vs síntoma. Problemas que eran rasgos del carácter comienzan a molestarle, a incomodarle. (ej: Dora viene como reivindicadora al padre, sale a decir que fue objeto de intercambio (“mi padre me entregó”) y empieza a toser. MOCIÓN GINECOFILICA DE LA HISTERIA (Fantasía homosexual). El verdadero objeto de interés es la Otra. Cree que es más mujer que ella, que la tiene más clara de lo femenino y trata de hablar con los demás hombres sobre qué le ven a ella. Lo que eso hace es alejarla más de la respuesta, ya que, ¿qué sabrán los hombres sobre qué es ser una mujer? Nada, ya que la respuesta fálica es desde su fantasía icc. En Dora, el verdadero objeto de interés es la Sra. K. FREUD, S.: PSICOLOGÍA DE LAS MASAS Y ANÁLISIS DEL YO (1921) A través de las conferencias n°17 y n°23 de Freud, pudimos armar cómo el síntoma en la neurosis está apoyado sobre la fantasía, pensamos a la fantasía como eslabón entre los componentes del síntoma. En esta tercera nosología, teniendo la 2da tópica, las neurosis van a ser una consecuencia de la castración y en este conflicto está metida la castración. En los capítulos que siguen a continuación, Freud define la identificación y esquematiza una forma más amplia de presentarnos la identificación como un operador psíquico que incide en la formación del síntoma. CAPÍTULO 7: LA IDENTIFICACIÓN Freud nos da la definición de identificación. Dice que la identificación es el más temprano enlace afectivo con el otro, “la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona” y desempeña un papel en la prehistoria del CdeE. En un primer momento, el varón manifiesta interés hacia su padre, lo toma como ideal. Contemporáneamente a esta identificación con el padre, el varón emprende una investidura de objeto de la madre. Muestra así dos lazos: con la madre una investidura sexual de objeto; con el padre una identificación. Ambos coexisten un tiempo sin influirse, pero la vida anímica avanza y en consecuencia ambos lazos confluyen y por esto nace el CdeE. El niño nota que el padre le significa un estorbo junto a la madre, entonces su identificación con él toma una tonalidad hostil. Desde el comienzo la identificación es ambivalente. Puede ocurrir también una inversión, que se tome como objeto al padre en una actitud femenina. Entonces, hay dos tipos de relación con el otro, la identificación (querer ser como) y la elección de objeto (querer tener al otro). El CdeE no es otra cosa que el complejo de identificación o elección del otro. Si quiero ser, identificación. Si quiero tener, elección de objeto. Con respecto al título del texto, Freud afirma que no existe una psicología individual que no tenga en cuenta al otro. El individuo no puede prescindir de su relación con los otros. La identificación la introduce Freud y la percibe en términos de entender el síntoma. Cuando define a la identificación, nos dice que es el primer enlace afectivo con el otro, es la aspiración a configurar al yo propio a semejanza del otro tomado como modelo (estadio del espejo en Lacan). Es la identificación como una operación psíquica. Tiene que ver con un acto psíquico de apropiación. La identificación primaria es previa a toda elección de objeto, previa al CdeE, es prehistórica, desempeña la prehistoria del CdeE, tiene que ver con la prehistoria de cada uno. El padre se toma como modelo, como ideal, no es el padre del CdeE (aquel rival) sino un ideal. Esta identificación primaria tiene que ver con la incorporación de lo simbólico. Llama identificación secundaria, formadora de síntomas, a la elección de objeto de amor del Edipo, estas identificaciones que tienen como condición la elección de objeto llevan al niño al conflicto porque el elemento es el elemento incestuoso del amor y esto lleva al sepultamiento del CdeE. En este sentido hace su aparición el CdeC, en el sentido que la castración y el Edipo llevan al conflicto del deseo y la culpa, del deseo y la prohibición. El síntoma en la neurosis es una solución entre el deseo, la culpa, y lo prohibido y tiene metido la incidencia de las identificaciones. Las identificaciones secundarias pueden presentarse en relación a dos modulaciones: puede que uno quiera acceder al lugar del objeto amado incestuoso. O encontrar en el síntoma, el deseo de tener ese objeto amado. Y va a Dora. Y dice, se identifica con quien QUERRÍA SER, con la madre o la señora K, y siempre mirando al objeto incestuoso elegido, que es el padre. Entonces, quiere ser como la madre para estar en relación con el padre. Pero como el objeto es prohibido, la culpa, hace que la identificación incida en un rasgo formando el síntoma, entonces estarás en el lugar pero con sufrimiento. Dora en su catarro pone en juego el rasgo del catarro vaginal de la madre, y lo pone en juego en su síntoma de la tos. Cada síntoma está multideterminado (el síntoma puede representar a todo el elenco de una obra de teatro, todo condensa en un mismo síntoma aunque tenga varios sentidos). Bajo la forma del sufrimiento. Te parecerás a ella pero sufriendo, Freud dice, seré como vos, por lo menos en el sufrimiento. Entonces puede decirnos Freud, Dora copió, como apropiación icc, ese rasgo del catarro produciendo el síntoma de la tos y como pesca rápidamente la madre se corre de la escena del padre, se identificó a aquella mujer que llamamos señora K en el uso de enfermedades. Identificándose con ella en relación al objeto incestuoso padre. Las identificaciones secundarias tenemos a quien querría ser para tener, la histérica y el padre. La histérica y el hombre. Freud encuentra una identificación que incide en los síntomas. Así en la tos encontramos la incidencia de la identificación del objeto amado. Dice Freud, se identifica con quien quiere tener. El yo toma alguna propiedad o rasgo y se apropia. Ambas formas se llaman regresivas porque ambas sustituyen la elección de objeto por la identificación. La histérica no pone un ideal, pone ahí lo que falta. Por eso en el caso Dora, identificación del tercer tipo es lo que le pasa con la gobernanta, que cuando Dora escucha que paso, interpreta que el ataque en la escena del lago pone la identificación con la gobernanta, se identifica con la prima mayor, respecto del casamiento de la hermana de la prima menor. Entonces, el punto de histeria es el punto de falta, que es un punto reprimido respecto a lo sexual. En el grupo de las identificaciones más amplias tenemos el caso Leonardo. En Leonardo la homosexualidad se ha producido en la identificación, que incide en la posición social de ese sujeto respecto de su partenaire. Como Leonardo ha estado fijado a su madre en forma y tiempo insólitamente largo, acontece el sepultamiento del CdeE, abandona el objeto madre pero no del todo, lo introyecta identificándose en la posición de ella, en relación de lo que fue el para ella. El síntoma es una posición de ese sujeto en relación a su partenaire. La melancolía corre ese mismo destino que se reintroyecta bajo la forma de una identificación. Freud nos regala la famosa frase, que ordena el acontecer de la melancolía, “la sombra del objeto perdido ha vuelto sobre el yo”. Y en estos términos dice Freud, no es un rasgo, es más amplio. Y resulta que encontramos esto en las melancolías. Es una identificación narcisista, el yo trata al yo como trataría al objeto. La melancolía muestra una perturbación que recae sobre el narcisismo, sobre el yo, pero que condición tiene, porque está en juego un objeto, pero este objeto fue elegido narcisisticamente. En el enamoramiento el objeto prescinde de toda crítica para el objeto. Hay una sobrestimación sexual, no le vemos cosas negativas al objeto. Hay un proceso de idealización, es investir con libido al objeto. Y esa libido viene del yo. Y es la máxima expresión del narcisismo. Así en el enamoramiento el objeto está ubicado en el lugar del ideal, investido libidinalmente con libido narcisista. IDENTIFICACIONES DESCRIPCION PRIMARIA Pertenece a la prehistoria de cada uno FORMADORA DE SINTOMAS SECUNDARIAS a la elección de objeto del circuito de amor incestuoso (Dora se identifica con su madre o la Sra. K) MAS AMPLIAS TERCIARIAS/TERCER TIPO o infección psíquica (Dora se identifica con una prima) HOMOSEXUALIDAD (caso Leonardo) MELANCOLOLIA (“Duelo y melancolía”) ELABORACION LACANEANA DE LA HISTERIA LA PREGUNTA NEURÓTICA Desde los inicios de su enseñanza, Lacan dio cuenta de neurosis en cuanto solidaria de la estructura de una pregunta. Tales desarrollos de Lacan tienen su culminación en la construcción del así llamado "grafo del deseo", donde la estructura de la pregunta sirve incluso a su construcción. Tal pregunta tiene aquí como agente al yo, entendido como homólogo al fantasma (Lacan da cuenta previamente de "la relación fantasmática siempre correlativa del yo"), correlato que en la construcción del grafo "cierra la vía imaginaria". Entonces tenemos una temprana articulación entre la pregunta que estructura la neurosis y el fantasma. Si seguimos los desarrollos lacanianos que en la clase en cuestión remiten al caso freudiano de Dora, concluimos que el síntoma se pone en juego precisamente cuando la pregunta neurótica pierde su sostén fantasmático (recordemos que el fantasma es un INTENTO de respuesta, un sostén). Si la afonía de Dora se produce en las ausencias del Sr. K, razona Lacan, es porque ella pierde "ese punto externo de identificación imaginaria" que este encarna, siendo dejada "directamente en presencia de la Sra. K". En una primera lectura entonces, se nos imponen relaciones ineludibles entre la neurosis entendida como una pregunta, el fantasma y el síntoma. Toda una serie de parámetros que relevaremos aquí hacen a la distinción entre histeria y obsesión (demanda, deseo, fantasma, posición ante la falta, relación al Otro) confluyen en el grafo del deseo, que es a nuestros fines la prueba más evidente de su articulación en la enseñanza de Lacan. ¿Cuál es la argumentación de Lacan para afirmar que la neurosis es una pregunta? Aquí nos entrega la primera pista: se trata de la respuesta del sujeto frente a significantes enigmáticos, es decir, ante una dimensión inescrutable de ciertos significantes como el de la mujer o el significante de la muerte que al decir de Freud no tienen inscripción inconciente. Estos significantes remiten a dos enigmas esenciales en el psicoanálisis: muerte y sexualidad. No hay nada que el sujeto sepa acerca de ellos, se trata de lo desconocido. Es una pregunta que remite al origen de los sexos. El síntoma es lo que se pone en juego cuando la pregunta neurótica pierde su sostén fantasmático. La concepción del síntoma como un texto indescifrable, enigmático, jeroglífico, se articula necesariamente con la idea que "el síntoma no puede ser interpretado directamente, se necesita de la transferencia, o sea, la introducción del Otro". Destacar este aspecto del síntoma es crucial, ya que su dimensión de pregunta implica al Otro al que esta pregunta va dirigida. De esta manera el síntoma incluye al analista. La articulación del síntoma al Otro es un efecto de la transferencia, un efecto del análisis. Desde esta perspectiva, el sujeto supuesto al saber no consiste en otra cosa que en la suposición de esta pregunta dirigida al lugar del Otro en las manifestaciones sintomáticas del padecer. LA PREGUNTA HISTÉRICA Dentro del campo de las neurosis la histeria en cuanto pregunta encuentra entonces su rasgo por referirse en forma privilegiada a la sexuación del ser hablante. La pregunta por la femineidad fue reanimada por diversas formulaciones: la ya transcripta: ¿cómo se puede ser varón o ser hembra? ¿Qué es ser una mujer?" O bien, más adelante, "¿Qué supone tener el sexo que tengo? ¿Qué quiere decir tener sexo? ¿Qué significa que pueda incluso preguntármelo?" Lo que el término pregunta es que el ser hablante, al encarnar la pregunta no lo hace sin articular una respuesta. En efecto: "por el hecho de la introducción de la dimensión simbólica, el hombre no es simplemente macho o hembra, sino que está obligado a situarse con respecto a algo simbolizado que se llama macho y hembra" LA OTRA COMPLETA Es a quien busca, ya que cree que es ella quien tendría una respuesta posible o algún saber sobre lo femenino. Cree que en la Otra hay un saber, que ella la tiene más clara y llegaría así a ese punto de la feminidad. En dora, es la Sra. K. Aquella mujer que es deseada tanto por su padre como por el Sr. K. IDENTIFICACIÓN VIRIL En la histeria, la identificación viril constituye el medio para intentar producir una respuesta a esa pregunta. Esta problemática encuentra su raíz en la ausencia de un significante de la mujer, carencia que impide que ésta acceda a la feminidad por medio de la identificación con un significante, ya que no existe ninguno que se preste a tal función. Este defecto estructural de una identificación simbólica específicamente femenina resulta compensado en la histeria por una identificación imaginaria, que viene a constituirse de este modo en punto de apoyo para la respuesta a la pregunta por el ser sexuado en dicha estructura subjetiva: La histérica se identifica imaginariamente con el hombre para, desde allí, intentar responder a la pregunta sobre qué es ser una mujer por intermedio de la mirada masculina. El componente homosexual de Dora, señalado por Freud en su revisión del caso, es retomado por Lacan e introducido en su planteamiento acerca de la histeria en general como una “identificación viril”. Dicha identificación se hace necesaria puesto que a nivel simbólico, no hay un significante de la mujer con el que Dora pueda identificarse. (“La mujer no existe”). Este concepto requiere de mayor explicación, pues tiene su raíz en el complejo de Edipo, donde la madre fálica en diada con el bebé es castrada, quedando en falta. Este es el papel que tiene la función paterna en el Edipo, priva al bebé y castra a la madre. No renunciar a la madre fálica desemboca en una estructura perversa, pero la aceptación de dicha castración (la propia y la materna) lleva a la neurosis, ya sea en su modalidad histérica u obsesiva. En la histeria, la falta de un significante (simbólico) como tal femenino es compensada con una identificación imaginaria con el hombre. La histérica, como es el caso de Dora, se identifica con los hombres a su alrededor como medio para acceder al falo. El amor al padre se sostiene en un deseo fálico, pues, es lo que de él busca obtener. Dora se identifica virilmente con el Sr. K buscando el significante “mujer”, que según ella la respuesta estaba en la Sra. K, y así poder responder a la pregunta sobre la feminidad. Colocándose desde el punto de vista del Otro-varón, Dora se identifica con el Sr. K, ella también está encantada con la Sra. K y la desea. Así es como intenta responder a la pregunta sobre qué es ser una mujer, deseando a otra mujer. LA NEUROSIS COMO ESTATUTO DEL DESEO La relectura que Lacan realiza de la clínica en función del ternario necesidad, demanda y deseo culmina con las conocidas fórmulas del deseo de ambas neurosis: "la histeria y la obsesión se pueden definir a partir de los dos estatutos del deseo que llamé para ustedes el deseo insatisfecho y el deseo imposible, instituido en su imposibilidad". EL DESEO HISTÉRICO Lacan nos indica que "para el histérico se trata de hacer subsistir el objeto del deseo como distinto e independiente de toda necesidad", es decir, no es que por la satisfacción de una necesidad que el histérico pide algo. No es deseo de un objeto, sino más bien el deseo de un deseo, no se hace cargo de su propio deseo. El deseo difiere de la demanda porque no busca un objeto para la satisfacción, sino apunta a otro deseo, es decir que es deseo del deseo y por lo tanto es imposible de satisfacer. En la histeria, el deseo es el deseo del Otro (que el Otro me desee). Dicha insatisfacción resulta doblemente acentuada en el histérico. Por una parte, se crea un deseo insatisfecho para no quedar sometido a la demanda del Otro; por otra, insatisface al Otro para sostener su deseo, para mantener VIVO el deseo. Porque si se satisface no hay más deseo. Como se dijo antes, en el caso de Dora el componente homosexual (identificación viril) se observa como medio para acceder a su verdadero objeto de deseo, la Señora K. Complementando esta afirmación con la estructura del deseo histérico, se entiende que la Señora K es el objeto de deseo porque es ella quien encarna para Dora al objeto de deseo de su padre (Otro). LA HISTERIA Y EL GOCE Finalmente, en cuanto al goce, las histéricas buscan descubrir y evidenciar la falta en todos los otros, espejos de identificación de ellas mismas, colocándose en el lugar del deseo de los demás, demostrando a los otros lo incapaces que son de satisfacerlas, lo incompletos que todos están: ellas que quedan insatisfechas en tanto buscan la satisfacción absoluta, como sus objetos que no las pueden completar. En esto consiste el goce de la histérica. LA NEUROSIS COMO UNA POSICIÓN ANTE EL OTRO La neurosis como estatuto del deseo encuentra su sostén en el fantasma. Las neurosis implican una respuesta fantasmática respecto del deseo del Otro. LECTURA LACANEANA DE DORA Dora se identifica virilmente con el Sr. K buscando el significante “mujer”, que según ella la respuesta estaba en la Sra. K, y así poder responder a la pregunta sobre la feminidad. Colocándose desde el punto de vista del Otro-varón, Dora se identifica con el Sr. K, ella también está encantada con la Sra. K y la desea. Así es como intenta responder a la pregunta sobre qué es ser una mujer, deseando a otra mujer. Como se dijo antes, en el caso de Dora el componente homosexual (identificación viril) se observa como medio para acceder a su verdadero objeto de deseo, la Señora K. Complementando esta afirmación con la estructura del deseo histérico, se entiende que la Señora K es el objeto de deseo porque es ella quien encarna para Dora al objeto de deseo de su padre (Otro). La Sra. K tiene todo lo que Dora quiere tener, posee ese “algo” que pone en marcha y sostiene el deseo de su padre (el Otro para Dora). También sostiene el deseo del Señor K, sustituto del padre con quien Dora se identifica. Una de las razones por las que Dora da la cachetada al Señor K en el lago, es por sus palabras “mi esposa no significa nada”, ya que con ellas quita a la Señora K de la posición en que Dora la había puesto. Si para el Señor K su esposa no es nada, la joven pierde la posibilidad de acceder al padre a través de tener lo que ella tiene, es decir de lo que Dora atribuía a la Señora K y que tanto deseaba el padre. La identificación viril de Dora con el Señor K ya no tiene utilidad pues él mismo le dice que no hay algo en su esposa que él desee. Es entonces que la joven se percata de ser un objeto de intercambio: es otorgada por su padre a cambio de mantener la relación con la Señora K. DESENCADENAMIENTOS Y LOCURAS EN LOS HISTORIALES FREUDIANOS (DORA) El desencadenamiento de la neurosis para Freud se produce cuando se le plantea un conflicto al sujeto. Se trata de la aparición de una dificultad, siempre relativa a la economía libidinal, que el sujeto no puede resolver (es insoportable) y que este intenta solucionar mediante la formación de síntoma (histeria); inhibición (neurosis obsesiva); o angustia (fobias). Lacan propone que la neurosis tiene estructura de pregunta: pregunta por el ser (¿qué soy?) que en realidad es la pregunta por el Deseo del Otro. En el caso Dora, para dar solución al problema de la pregunta histérica es identificarse a la posición masculina. El desencadenamiento se inicia con un pasaje al acto (la bofetada al Sr. K). Se le cae toda la escena, él ya no le sirve. EL PADRE EN LA HISTERIA La histérica tiene un padre al que le atribuye de saber sobre su feminidad, sobre el goce, tiene un plus de saber. En sí mismo no lo tiene, lo idealiza. Lo eleva como un ideal que podría responderle, ella con su angustia y su enigma, se dirige al padre, para que el padre idealizado le dé una respuesta. Pero el padre habla, contesta, dice lo que puede, falla y la histérica le corta la cabeza, padre idealizado, pero impotente, porque al final fallaste, y le parte la cabeza por impotente. LACAN, J.: SEMINARIO 3: LA PSICOSIS (1955) CLASES 12 Y 13: LA PREGUNTA HISTÉRICA Cada vez que uno habla, no puede no hacer una pregunta. Siempre que uno se dirige al Otro esperamos una respuesta de ese Otro. Lacan plantea que la demanda es la puesta en palabras de la necesidad (niño llora y la madre dice, codifica, entiende: ¡Tiene hambre!). Esa supuesta necesidad se sanciona como demanda. Necesariamente la estructura del lazo con el Otro, supone la pregunta. Nunca en toda la demanda recubre a toda la necesidad. Es decir, no se puede decir todo, siempre hay un resto. Y ese resto es el deseo. Lacan trabaja en cómo esa pregunta en el caso de la histeria toma un matiz especial y cómo en la neurosis obsesiva cobra un matiz diferente. El neurótico hace su pregunta neurótica, secreta y amordazada con su yo. La neurosis es una pregunta, simbólica. Si en la psicosis no se duda, el neurótico supone una pregunta simbólica, de ¿qué quiere el Otro de mí? (Che vuoi?). Y los síntomas se organizan alrededor de esta pregunta dice Lacan, para responderla sintomáticamente. Esta pregunta no es sin angustia. En el caso de la histeria, la pregunta según Lacan está alrededor de lo femenino. La pregunta por lo femenino es un desprendimiento de cómo el Edipo intenta responder a la diferencia de los sexos, cómo se arreglan los neuróticos para diferenciar lo sexos. Freud plantea que el Edipo divide dos: miedo a la castración y envidia del pene. Y que el problema es que esas dos posiciones están en referencia al falo. Uno es el que quiere cuidarlo, por tenerlo, y el otro por no tenerlo. Es decir que para dividir hay un significante, falo o no falo. Se tiene que negar ese significante para tener dos. No es un problema de anatomía, es simbólico. Quien no pasó bien por el Edipo queda en la libertad de inventarse una forma de dividir los sexos, ejemplo, el caso Schreber. El Edipo da una respuesta fálica, pero deja picando el tema de la feminidad. Tenemos resuelto qué es una madre, aquella que esperó toda la vida tener ese falo, y lo tiene a través de sus hijos, haciendo la ecuación pene=hijo. Pero no tenemos respuesta para qué es una mujer. La neurosis es una forma de resolver lo que el Edipo dejó picando. El problema de la feminidad no es sólo para las histéricas sino para todo el que pasó por el Edipo. El obsesivo lo hará de otra manera. Se pregunta todo, menos lo que le interesa. En la histeria, es la estructura que eleva el problema de la feminidad a la categoría de una pregunta. Pero Lacan lo dice con todas las letras, preguntarse qué es una mujer no es lo mismo que serlo. Schreber tiene certeza de lo que es una mujer, que él lo es, no anda con dudas de que es una mujer de Dios, él no tiene ningún problema, tiene la certeza de que él se transforma en mujer, sin ninguna duda. Dora culmina por hacerse la pregunta por la feminidad. Los dos sueños de Dora no hablan de otra cosa, de qué es ser una mujer, qué es un órgano genital femenino, la mujer se lo pregunta, y el hombre también. Y Lacan dice, ¿quién es Dora? Alguien en un estado sintomático muy claro, y Freud se equivoca en el diagnóstico de Dora. Se pregunta qué desea Dora, antes de qué quiere Dora. La Sra. K es el objeto de interés de Dora, aunque también su interés está en QUÉ tiene esa señora. Ella es el Sr. K (identificación). Para resolver ese enigma de la feminidad, debe encontrar un “gps” que la oriente. ¿Y cómo encuentran a una mujer? Usando a un hombre. Busca un hombre que tenga un deseo, que son las mujeres, y ese dese es lo que la va a orientar. Se da la identificación viril. Cuando el Sr. K que su mujer no significa nada, es una especie de “recalculando” del gps. Hace enojar a Dora y le pega una bofetada. Se le cae toda la escena. Si para el Sr. K ella no significa nada, es decir, no le interesa, el Sr. K no le sirve. El deseo insatisfecho, es un equivalente de que el deseo se mantenga VIVO, se sigue deseando siempre. Dora tenía el pretexto de que ella era entregada para que el padre se quede con la Sra. K. Entonces, si hay neurosis es porque hubo paso por el CdeE, la neurosis es una manera de responder ante la pregunta del Edipo que es una pregunta acerca de la diferenciación de los sexos, el tipo de pregunta que se haga determina el tipo de neurosis: Histeria: ¿Qué es ser una mujer? Neurosis obsesiva: ¿Qué es la vida?; ¿qué es la muerte? Fobias: ¿Para qué sirve el órgano reproductor masculino? Crítica de Lacan a Freud: El objeto central de Dora es la Sra. K, no porque sea homosexual, sino porque la ve como a una Otra completa que goza del todo, una mujer de verdad, es por eso que su interés está dirigido hacia ella. Se identifica con el Sr. K para saber a través del hombre qué es ser una mujer. Freud: Dora ama al Sr. K, cree que el Sr. K es el objeto de amor de Dora. Lacan: Dora se mantenía identificada, anudada gracias a la identificación viril. El Sr. K se corrió del lugar de la identificación viril, ya no sirvió más. El Sr. K le sirve a Dora de Yo, no es el objeto de amor o deseo, es el punto de identificación. La Sra. K es el objeto de amor de Dora. LACAN, J.: INTERVENCIÓN SOBRE LA TRANSFERENCIA (1951) En el psicoanálisis, el sujeto se constituye por un discurso donde la mera presencia del analista aporta la dimensión del diálogo. El caso Dora es expuesto bajo las formas de unas series de inversiones dialécticas. Se trataría más bien de la responsabilidad del sujeto de deseo: ¿Cuál es su papel en toda la novela? Es la primera vez que Freud da el concepto de obstáculo bajo el término de la transferencia. Lo que conllevaría a una transferencia negativa, y por ende, la culminación del abandono del paciente en el análisis. Tendremos que pasar por todas las fases que llevaron a ese momento. A saber: 1° INVERSIÓN DIALÉCTICA – Desarrollo de la verdad Dora (mientras tose): “en mi familia son todos en contra suya, Me lo hacen a mí: papá está con la Sra. K, me cambia con el Sr. K, mi mamá no pincha ni corta” Freud: “Está bien todo lo que dice” Dora denunciaba que su padre y la Sra. K, tenían un amorío. El padre lo negaba, decía que eran fantasías de Dora. La paciente le planteó el problema a Freud y lo instó a que él tomara posición: se trataba, comenta Lacan, de si Freud iba a entrar o no en la misma mentira social en la que estaba embarcado el padre de Dora. Y Freud le dio la razón a Dora; le dijo, en resumen, que lo que ella decía era verdad. Esa respuesta de Freud, dice Lacan, permitió que, en ese análisis, la dialéctica de la verdad continuara y avanzara: esa respuesta fundó la transferencia positiva de Dora. La transferencia positiva, la que es motor del análisis, es aquella que se atiene a la palabra del analizante, que hace avanzar la palabra del analizante respetando los términos propios en que habla; la hace avanzar en el campo de la verdad. Se trata del eje simbólico, entre el sujeto y el gran Otro entendido como aquel a quien nos dirigimos cuando hablamos, de quien esperamos una sanción respecto de lo que se dice, verdadero o falso. Freud: “¿Qué tiene que ver usted en todo lo que denuncia?” Freud responsabiliza a Dora de su queja: “ella es cómplice y artífice parcial de la situación”. Es gracias a la complicidad de Dora que pudo durar la ficción entre estos dos amantes. 2° INVERSIÓN DIALÉCTICA – Homosexualidad ginecofílica Dora: “Yo quisiera que mi papá me quisiese más a mí que a la Sra. K” ¿Qué significan los celos de Dora hacia su padre? No es el objeto pretendido de los celos (padre) el que sitúa su verdadero motivo, sino que enmascara un interés hacia la persona del sujeto-rival. La atracción fascinada de Dora hacia la Sra. K (“su cuerpo blanquísimo…), ¿por qué motivo tiene lealtad con esta Sra.? A través de esa pregunta seremos llevados a la tercera inversión dialéctica, la que nos daría el valor real del objeto, que no es el padre sino la Sra. K. Para Lacan, la Sra. K encierra el enigma de lo que es ser femenino, encarna el misterio de la propia feminidad. La Otra que tiene la respuesta acerca de lo que es ser una mujer, la otra portadora del falo. Lacan le critica a Freud que él nunca trabajó con Dora el tema de su moción ginecofílica. Freud confiesa no haber podido encontrarse con esa tendencia homosexual de Dora. Esto proviene de un prejuicio, porque Freud falsea en su comienzo la concepción del CdeE haciéndole considerar como natural la prevalencia del personaje paterno. 3° INVERSIÓN DIALÉCTICA – Identificación viril Pero esto no agota la cuestión, porque el problema fundamental que plantea precisamente en el caso Dora, es la transferencia negativa, que llevó a la interrupción del análisis. Freud, a posteriori, se pregunta qué pasó y contesta que él no había adivinado a tiempo la transferencia negativa de Dora. Lacan ubica la transferencia negativa sobre el eje imaginario y la plantea como un momento de estancamiento en la dialéctica, donde se frena la dialéctica propia del análisis. Y encuentra, respecto de Dora, un error en la posición de Freud. Freud insistía con que Dora estaba enamorada del Sr. K. Dora decía todo el tiempo que no y Freud lo interpretaba como resistencia. Pero, dice Lacan, Dora estaba más bien identificada con el Sr. K; no se trataba de amor. Freud estaba en posición de hacer obstáculo porque, dice Lacan, estaba un poco demasiado identificado con el Sr. K. Según Lacan, si Freud no se hubiera puesto en ese lugar del Sr. K quizás Dora hubiese podido hablar sobre el misterio de lo femenino. Si Freud hubiera podido hacer escuchar esta verdad, habría ganado mucho en prestigio ante Dora, y ése es el resorte de la transferencia positiva: el prestigio que puede ganar el analista cuando escucha y hace lugar a una palabra verdadera. LACAN, J.: LA DIRECCIÓN DE LA CURA Y LOS PRINCIPIOS DE SU PODER (1958) En “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Lacan formula un cambio con respecto a la función de la palabra en el análisis: plantea que la palabra es demanda. Demanda, que en principio, no es demanda de algo, de algún objeto, sino que puede plantearse en términos de un querer decir. Si alguien va a un análisis es porque quiere decir, y se le ofrece que hable, con lo cual se suscita esa demanda. En este sentido, la transferencia no es otra cosa que el despliegue de la demanda. Llevado este despliegue a su límite, la demanda es demanda de amor: cuando la demanda empieza a vaciarse de los supuestos objetos que se demandan, lo que está en juego es el ser: y una de las maneras de poner en juego algo que responda a esa demanda de ser es el amor. INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO DE “LA BELLA CARNICERA” Ella quería ofrecer una comida pero en la alacena sólo tenía salmón ahumado. Decide ir de compras, pero ya que es domingo por la tarde; todos los almacenes están cerrados. Decide llamar por teléfono a algún proveedor, pero el teléfono no sirve. Así, tiene que renunciar a ofrecer su comida. Por sí mismo el sueño parece tal como la paciente lo señalaba; no se cumple su deseo de dar la comida. No obstante, Freud sabe que el significado del sueño aparecerá más tarde durante la sesión. Así, la paciente le comenta que recientemente su marido, un honrado carnicero, había decidido adelgazar y no iba a aceptar más invitaciones a comer. También le comentó que estaba muy enamorada y que a menudo le jugaba bromas. Por ejemplo, le había pedido que no le regalara caviar. La paciente comentó que desde hacía tiempo tenía ganas de comer un bocadillo de caviar, pero que no se lo permitía. Ella sabía que sólo bastaría pedírselo a su marido para tenerlo, más aun así se privaba del mismo. Freud ya se va dando cuenta que esta paciente necesitaba crearse un deseo incumplido, insatisfecho. No obstante el significado no queda tan claro hasta que la paciente le comenta que recientemente fue a visitarla una amiga de la que se sentía celosa porque su marido la alababa siempre. Lo único bueno era que esta amiga era flaca y a su marido le gustaban gorditas. La amiga le contó que deseaba engordar un poco, y al despedirse le preguntó que cuándo la invitaba a comer. “¡Se come tan bien en su casa!” El mensaje del sueño está claro ahora. Ella no quería dar esa comida porque así la amiga podría engordar y gustarle aún más a su marido. El sueño cumple su deseo de no contribuir a hacer a su amiga más deseable. Finalmente Freud hace una última pregunta: ¿y el salmón ahumado? Era el platillo preferido de su amiga. En este pequeño ejemplo podemos ver no sólo el interesantísimo desciframiento de un sueño, sino también algunas cuestiones que tienen que ver con nuestro funcionamiento mental. Porque si bien pareciera que todos buscamos la satisfacción de nuestros deseos, en realidad para algunos la satisfacción no es tan importante como el deseo en sí; es decir, algunos suelen contentarse en la insatisfacción. Ya averiguamos que simultáneamente a su sueño de rehusamiento del deseo la paciente se empeñaba en procurarse un deseo denegado en la realidad (el bocadillo de caviar). También la amiga había exteriorizado un deseo, el de engordar, y no nos asombraría que nuestra dama hubiera soñado que a su amiga no se le cumplía su deseo. En efecto, es su propio deseo que a su amiga se le niegue un deseo. Pero en lugar de ello sueña que a ella misma no se le cumple un deseo. El sueño cobra una nueva interpretación si no alude ella a sí misma sino a su amiga, si se ha puesto en el lugar de esta o, como podemos decir, se ha identificado con ella. Y como señal de esta identificación se ha creado el deseo denegado de la realidad. Pues, deseo de salmón ahumado de su amiga se sustituye al deseo de caviar de la paciente, si se satisface, la amiga engordará y podría gustarle a su marido. Es necesario entonces que quede insatisfecho. En el sueño, la satisfacción es un anhelo de tener un deseo insatisfecho. La histérica está pendiente de la escisión entre la demanda y el deseo. NEUROSIS (N E U R O S I S O B S E S I V A) ELABORACION FREUDIANA DE LA NEUROSIS OBSESIVA Podemos diferenciar tres etapas en el recorrido freudiano de la neurosis obsesiva: Primer momento, son los años 1894, 1895, 1896 cuando aparecen las “Neuropsicosis de defensa”, “obsesiones y fobias”, etc, Segundo momento, aparece el historial del hombre de las ratas, “Tótem y tabú” de 1907-1909 Tercer momento con los textos “más allá del principio del placer” e “inhibición, síntoma, y angustia”. PRIMER MOMENTO (1894-1900) Estamos en 1895, Freud trabaja en “Obsesiones y fobias” y observa que el mecanismo de la neurosis obsesiva y el de la histeria tienen una etiología sexual. Las separa de la neurastenia como hizo con la neurosis de angustia. Con respecto a la formación de síntomas, la neurosis obsesiva junto con la histeria y la fobia nos remiten a un conflicto infantil de índole sexual. Mientras que la neurastenia, (la neurosis de angustia y la hipocondría) nos remiten a un conflicto actual. Participaban en común de un suceso sexual de seducción en la infancia que en la histeria se vivía de forma pasiva e indiferente, mientras que en la neurosis obsesiva estaba cargado de placer y donde el sujeto había participado de forma activa. La defensa es a raíz del intento de reprimir una representación inconciliable que había entrado en penosa oposición con el yo del enfermo. Para entender por qué actúa la defensa tenemos que suponer un conflicto psíquico. Es un conflicto entre el yo y una representación inconciliable, intolerable, rechazada por el yo. Y el conflicto en esta época supone un trauma. La etiología con la que Freud piensa las neuropsicosis de defensa es fundamentalmente la etiología traumática. Esa etiología traumática implica una concepción que supone de alguna manera que no hay una sexualidad infantil (esto luego Freud lo modifica: introduce la teoría de la sexualidad infantil en 1905). En esta época Freud pensaba que la sexualidad aparecía en la pubertad, y que el episodio traumático implicaría un encuentro con algo sexual en la infancia cuando el sujeto está todavía inmaduro y no puede asimilar ese encuentro. Y la etiología traumática implica dos tiempos: un primer tiempo donde eso ocurre pero todavía no tiene una significación sexual, es decir que no tiene eficacia causal en sí mismo; y un segundo tiempo en la pubertad donde se despierta la sexualidad y la escena primera se resignifica y cobra eficacia traumática. En este momento Freud piensa que ha habido algún tipo de trauma sexual en la infancia, eso genera una representación inconciliable, que pone en juego el mecanismo de la defensa, y que a partir de allí los caminos divergen por el modo en que se tramita esa representación inconciliable, y genera distintos tipos de síntomas. Es decir que la defensa frente a la representación inconciliable consiste fundamentalmente en lo que Freud llamaba “separar la representación inconciliable del monto de afecto”. La represión se lleva a cabo quitando de la representación el afecto concomitante. Cuando el sujeto intentaba olvidar el recuerdo (representación y afecto asociado) sentía que era imposible y el afecto quedaba libre. La representación no queda olvidada y sí desligada del afecto que va en busca de nuevas representaciones o ideas. En la histeria este afecto se reflejaba en el cuerpo y en la neurosis obsesiva el falso enlace se unía a otras representaciones fijándose en lo psíquico. Corresponde a la primera nosología freudiana, con el concepto de defensa, la representación inconciliable de origen sexual patológico. FREUD, S.: OBSESIONES Y FOBIAS (1895) Freud afirma que las obsesiones y fobias no pertenecen a la neurastenia y no está justificado hacerlos depender de la degeneración mental. Son neurosis separadas de un mecanismo especial. En toda obsesión hay dos cosas: una idea que se impone, y un estado emotivo asociado. En las fobias, ese estado emotivo es siempre la angustia. En las verdaderas obsesiones puede ser la ansiedad, la duda, u otra. En muchas obsesiones es evidente que el estado emotivo constituye la cosa principal, puesto que permanece inalterado, en tanto que la idea asociada varía. Además, siempre está justificado. En estos caracteres consiste el sesgo patológico: el estado emotivo se ha eternizado, y la idea asociada no es la idea justa, sino que es una reemplazante. Las sustituidas corresponden a impresiones penosas de la vida sexual del individuo, que se ha esforzado por olvidar. Sólo ha logrado reemplazar la idea inconciliable. La sustitución expresaría una disposición psíquica especial. El motivo de ella es un acto de defensa del yo contra la idea inconciliable. La diferencia con las fobias es que en esta última el estado emotivo es siempre la ansiedad, el temor. Se puede hablar de dos tipos, fobias comunes (noche, soledad, muerte) y fobias ocasionales (miedo en ocasiones especiales, ejemplo, agorafobia). La angustia de ese estado emotivo no de un recuerdo cualquiera. Corresponde establecer una neurosis especial, la neurosis ansiosa (neurosis de angustia) cuyo síntoma principal es este estado emotivo. También esta neurosis es de origen sexual. Su etiología es la acumulación de tensión erótica, provocada por la abstinencia o la irritación erótica frustrada. Las fobias son una manifestación de estas neurosis ansiosas. FREUD, S.: NUEVAS PUNTUALIZACIONES DE LAS NEUROPSICOSIS DE DEFENSA (1896) CAPÍTULO 2: NATURALEZA Y MECANISMO DE LA NEUROSIS OBSESIVA En la etiología, unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen la misma significatividad que en la histeria, pero ya no se trata de una pasividad sexual sino de unas agresiones ejecutadas con placer. Las representaciones obsesivas son siempre reproches mudados, que retornan de la represión y están referidos a una acción sexual de la infancia realizada con placer. En un primer periodo ocurren los sucesos que tienen el germen de la neurosis posterior (recuerdos sexuales infantiles). A este periodo va a poner término el ingreso en la maduración sexual. Ahora el recuerdo de aquellas acciones placenteras se anuda a un reproche, y el nexo con la vivencia inicial de pasividad posibilita reprimir ese reproche y sustituirlo por un síntoma defensivo primario. Vergüenza, desconfianza de sí mismo, CC moral, son síntomas con los cuales se empieza el tercer periodo de la defensa lograda (salud aparente). El periodo siguiente es el del retorno de los recuerdos reprimidos, por el fracaso de la defensa. Los recuerdos reanimados y los reproches nunca ingresan inalterados en la CC, lo que deviene CC sin unas formaciones de compromiso entre las representaciones reprimidas y las represoras. Junto a estos síntomas del retorno de lo reprimido, se forman otros de origen diverso. Y es que el yo procura defenderse de aquellos retoños de recuerdo reprimidos, y en esa lucha crea unos síntomas de defensa secundaria. Estos constituyen medidas protectoras. Si estos auxiliares consiguen volver a reprimir los síntomas del retorno, se crea una tercera plasmación: las acciones obsesivas (medidas expiatorias como ceremoniales, preventivas como fobias y supersticiones, etc.). La defensa secundaria puede tener éxito mediante un violento desvío hacia otros pensamientos, cuyo contenido sea el más contrario posible. TRAYECTORIA TIPICA de una Neurosis Obsesiva: 1) PRIMER MOMENTO como Predisposición o neurosis infantil: a) PERIODO DE INMORALIDAD INFANTIL: si el niño aún no posee una sexualidad, tampoco posee una moralidad, es decir, no posee un criterio de qué está bien o mal con respecto a lo sexual o corporal, no tiene una categorización moral de sus acciones. Es en ese contexto que van a acontecer las 2 escenas (la experiencia pasiva displacentera que Freud llama vivencia de seducción sexual, que se da primero; y la experiencia activa placentera que Freud llama a veces agresión sexual) fundamentales que caracterizan a la NO en el primer momento del trauma. Niño inescrupuloso sin ninguna moralidad ni vergüenza. b) PERIODO DE MADURACION SEXUAL: está ligado al 2º momento del trauma porque este periodo tiene que ver con el inicio de la pubertad. Es el segundo momento lógico del trauma. El recuerdo para Freud se produce de manera inversa al modo en que acontecieron los hechos. Se produce primero el recuerdo de esa escena sexual activa y placentera, y a su vez, eso despierta el recuerdo de la escena sexual anterior que es la pasiva y displacentera. Es decir, primero se recuerda lo último que pasó, y eso despierta los recuerdos más antiguos; primero recuerda lo que hizo y luego recuerda que antes se lo hicieron a él. A eso se le suma un reproche, el recuerdo engendra reproches. Deviene una representación inconciliable y se motoriza la defensa. Ese recuerdo de la escena anterior pasiva y displacentera, es como si empujara en el sentido de la represión. c) PERIODO DE SALUD APARENTE O DEFENSA LOGRADA. La defensa va a producir un tipo particular de síntomas. Freud va a distinguir tres niveles distintos de síntomas en la neurosis obsesiva. La defensa ante esta representación inconciliable va a producir lo que Freud llama síntomas de la defensa primaria, que son síntomas del éxito momentáneo de la defensa primaria. Se cierra una primera etapa de la cuestión, que aún no es la neurosis obsesiva en su forma clínica y manifiesta, sino más bien lo que Freud llama predisposición. (No es la neurosis “desencadenada” pero están todas las predisposiciones para que eso acontezca). Esta primera etapa de la predisposición termina con un éxito de la defensa, o salud aparente, se representa una estructura que aun no se ha desencadenado. Fundamentalmente hay que tener en cuenta que acá Freud esta utilizando un concepto de síntoma que no es el más familiar, es decir que no se refiere en este caso a un fracaso de la defensa o un retorno de lo reprimido; decir que los síntomas de la defensa primaria son producto de una defensa lograda implica que estos síntomas cumplen otra función diferente, que es la de sostener a la defensa, son síntomas a favor de la defensa, no en contra de la defensa. Los tres síntomas de la defensa primaria son: - escrúpulos de la conciencia moral, - vergüenza, - desconfianza de sí. Este momento difiere totalmente del primer periodo de inmoralidad infantil, es el reverso del primer período y ayudan a velarlo; el periodo de salud aparente refiere al niño vergonzoso, incapaz de hacer todo lo que el primero si haría. Es un niño vergonzoso que desconfía de sí mismo, “el abanderado”, no es desubicado, la familia lo ve como el chico ejemplar. Por eso estos síntomas generan el efecto de salud aparente. Los síntomas de la defensa primaria, entonces, sirven para la defensa. No son síntomas que perturben al sujeto, al contrario; no perturban al yo, todo lo contrario, lo sostienen. Esto demuestra que pueden estar las condiciones estructurales para la neurosis pero que esta no acontezca, porque la defensa es exitosa. (Relación con desencadenamiento de psicosis. Freud dice que el paranoico desconfía de los otros; el obsesivo desconfía de sí mismo). No puede medirse cuanto puede durar la salud aparente, hay diversas contingencias, hasta que en un momento empieza la enfermedad propiamente dicha: 2) SEGUNDO MOMENTO como Enfermedad Propiamente Dicha. Esto se produce por la irrupción de los síntomas ahora si del retorno de lo reprimido, o de fracaso de la defensa. Los síntomas de defensa primaria son síntomas de éxito de la defensa y generan salud aparente, son síntomas egosintónicos porque están en sintonía con el yo, el sujeto no recuerda el trauma pero lo dice con su síntoma, el síntoma tiene un sentido y ese sentido es interpretable como un sueño un lapsus etc; Los síntomas del retorno de lo reprimido dan cuenta del fracaso de la defensa y generan la enfermedad propiamente dicha, son síntomas que molestan, que perturban. “No quiero pensar en eso pero no puedo dejar de hacerlo”. En el síntoma algo se satisface por eso es difícil librar al sujeto de su síntoma. Si es un retorno de lo reprimido, va a ser un retorno vinculado a las representaciones inconciliables de la infancia. Y eso pone el acento en dos aspectos, o se destaca más bien lo que concierne al contenido de la representación, es decir que vamos más por el lado de la representación; o se destaca la representación ligada al afecto. Es decir que, hay dos tipos de síntomas del retorno de lo reprimido según se privilegie la sustitución del recuerdo (el contenido mnémico del reproche), o el afecto del reproche. a) Primer tipo de síntoma (si se privilegia el contenido mnémico del reproche): Si se sustituye el contenido mnémico del reproche, se produce una desfiguración del contenido mnémico. La desfiguración lo va a transformar en una escena actual y no sexual. Ahí se produce el falso enlace generando una representación obsesiva típica. Es decir, los síntomas obsesivos más típicos: las ideas obsesivas. Y se produce una doble desfiguración: a lo que era sexual se lo sustituye por algo no sexual, y algo que estaba vinculado al pasado se lo sustituye por algo del presente. Lo que caracteriza a una idea obsesiva es que tiene un decurso psíquico forzoso, es decir, que no lo puede desviar, uno no puede dejar de pensar en eso, por más que sepa que no tiene sentido, se le impone al sujeto forzosamente, no puede pensar en otra cosa, no puede sacarlo de su cabeza. Cuanto más absurda, más afecta, porque el sujeto no logra una explicación de por qué no deja de pensar en eso. Las ideas o representaciones obsesivas (y los afectos obsesivos) son los síntomas típicos de la neurosis obsesiva. b) Segundo tipo de síntoma (si se privilegia el afecto del reproche) Es decir, cuando se pone el acento en el afecto que está en juego. Los afectos vinculados al recuerdo del hecho traumático eran el reproche. Como se dijo, el reproche tiene dos caras: uno se reprocha de algo (y ese algo es el contenido de la representación), pero el reproche también es un afecto, un afecto en el sentido culposo; el que se reprocha algo se siente afectado por una culpa. Entonces Freud indaga la forma que toman esos afectos en la neurosis obsesiva, y los va a llamar los afectos obsesivos. Estos afectos obsesivos aparecen como una sensación inexplicable para el sujeto, transmiten algo del temor del sujeto, o la angustia de recibir algún tipo de castigo, aunque ellos no sepan explicar por qué. La cuestión de la culpa va a ser muy importante en la clínica de la neurosis. Los ejemplos que Freud da son: - Angustia social o religiosa: el sujeto que supone o teme que algo malo le vaya a pasar como forma de castigo divino. Ej.: “Dios me va a castigar”. Es curioso porque incluso puede darse en sujetos ateos. Como puede verse en el Hombre de las ratas. Es una sensación medio mágica de que algo le va a pasar malo. También puede verse la angustia social en cuando se pregunta o piensa que es un criminal. El exceso de angustia viene de otra cosa. - Vergüenza: Pero no la vergüenza del síntoma de defensa primaria, que no era perturbadora sino que le servía al sujeto. Esta es una defensa que al sujeto lo molesta, lo perturba. Esta cuestión de la vergüenza influye en los sujetos obsesivos muchas veces en su vida social. Por ej.: incomodidad que afecta a un sujeto cuando debe concurrir a una reunión social. Esa vergüenza es por temer “que se descubra algo”, que en realidad esta vinculado a un hecho ocurrido en el pasado no a lo que está pasando en el momento. Quien hizo algo en el pasado tiene miedo que Dios lo castigue, que la sociedad lo castigue, que se sepa, que los demás lo noten, etc. - Angustia de tentación: Otro reverso del síntoma de defensa primaria de desconfianza sobre sí mismo, inescrupulosidad de no hacer algo incorrecto. La angustia de tentación es el temor a que se despierte algo inconveniente. Por ejemplo, un paciente que estaba preocupado por si en ciertos momentos cuando estaba jugando con su hija, o esta se sentaba sobre su falda podría llegar a tener algún tipo de erección. Eso no llegaba a ocurrir, pero el temía que pasara. Se reprocha sobre algo que no está ocurriendo y no recuerda lo que pasó en el pasado. - Hipocondría Todo esto genera que la persona viva muy atormentada, por cosas difíciles de explicar. Los demás le dicen que se quede tranquilo, pero no los ayuda. Todo esto es generado por síntomas del fracaso de la defensa. Y como todo esto tan martirizador se le torna intolerable al sujeto, se pone en juego una nueva forma de la defensa, que Freud va a llamar defensa secundaria, y que va a producir los síntomas de la defensa secundaria, que al principio van a servir para contrarrestar los síntomas del retorno de lo reprimido, y después paulatinamente se van a volver también problemáticos. Es decir, el fracaso de la defensa pone en marcha una defensa secundaria. El yo procura defenderse de aquellos recuerdos reprimidos, y en esa lucha crea unos síntomas de defensa secundaria. Son ceremoniales y acciones obsesivas que intentan inicialmente ser medidas protectoras para evitar los síntomas del retorno de lo reprimido (medidas expiatorias como ceremoniales, preventivas como fobias y supersticiones, etc.). Son modos de intentar protegerse. Por ejemplo: un sujeto que para poder de irse de la casa tiene que cumplir con acciones ceremoniales como verificar muchas veces que la puerta este cerrada, que la llave del gas este cerrada, etc. Si cumple con todo eso, no le va a pasar nada, se puede ir tranquilo. Pero puede irse tranquilo en un primer momento, porque estas medidas tranquilizadoras terminan transformándose en algo compulsivo; lo compulsivo es algo que también caracteriza a la neurosis obsesiva. Obsesivo como curso psíquico forzoso, no puede dejar de pensar en eso. La acción obsesiva apunta a evitar la angustia, a evitar el punto de malestar. En la neurosis obsesiva el ceremonial responde a una cuestión de angustia, porque si el sujeto no puede realizar ese ceremonial se angustia; no es lo mismo que una persona prefiera tener su cama ordenada de determinada manera por ejemplo para dormir, pero que si no puede ser así no pasa nada; en el caso de la neurosis obsesiva si no logra hacerlo de esa manera se angustia, por eso se vuelve compulsivo. Lo que empezó siendo una medida protectora, es decir, un intento de solución, terminó siendo un problema. Un más que se transforma en un menos. Algo que se torna cada vez más obligatorio, que tiene que realizarlo repetidamente. La defensa secundaria puede tener éxito mediante un violento desvío hacia otros pensamientos, cuyo contenido sea el más contrario posible. La raíz de la represión primaria se formó en el síntoma defensivo de la escrupulosidad de la conciencia moral. La certidumbre durante el periodo de la defensa lograda impide creer en el reproche que está envuelto en la representación obsesiva. Los síntomas patológicos del retorno reciben también creencia sólo pasajeramente. La defensa secundaria es primero prevención, parece que es solución y luego es tomada por la cuestión compulsiva y se convierte en un problema. Esto da la pauta de que la NO es como una sucesión de procesos defensivos que termina en fracaso, y nuevamente la defensa y el fracaso… y que tiene una composición un tanto laberíntica porque se van formando capas de síntomas, y que tiene una variabilidad clínica muy importante. FREUD, S.: ACCIONES OBSESIVAS Y PRÁCTICAS RELIGIOSAS (1907) Existe una semejanza entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas religiosas. La gente que pone en práctica acciones obsesivas o un ceremonial pertenece a una particular unidad clínica: la neurosis obsesiva. El ceremonial neurótico consiste en prácticas, agregados, restricciones, ordenamientos, que se cumplen de una manera idéntica o con variaciones que corresponden a leyes. El enfermo es incapaz de abandonarlas, pues cualquier desvío se castiga con angustia. Cualquier actividad puede convertirse en una acción obsesiva. Las acciones obsesivas casi siempre provienen de un ceremonial. Además, forman el contenido de esta enfermedad prohibiciones e impedimentos (abulias), no permitiendo al enfermo ciertas cosas, y permitiéndole otras sólo bajo obediencia a un ceremonial preescrito. Es curioso que durante mucho tiempo la compulsión sólo ocupe las prácticas solitarias, dejando intacta su conducta social. La semejanza con las acciones religiosas se sitúa en la angustia de la CC moral a raíz de omisiones, así como la escrupulosidad con que se ejecutan los detalles. Quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo el imperio de una CC de culpa de la que él nada sabe. Ésta tiene su fuente en procesos anímicos tempranos, pero halla refrescamiento en la tentación, renovada por cada ocasión reciente; y por otra parte genera una angustia de expectativa siempre al acecho. A la CC de culpa del neurótico corresponde la solemne declaración de los fieles: ellos sabrían que en su corazón son pecadores, y las prácticas piadosas parecen tener valor de protección. La neurosis obsesiva es la represión de una moción pulsional que estaba contenida en la constitución de la persona, tuvo permitido exteriorizarse durante un tiempo en su vida infantil y luego cayó bajo la sofocación. El proceso de represión en la neurosis obsesiva debe calificarse como imperfectamente logrado. Así, las acciones ceremoniales y obsesivas nacen en parte como defensa frente a la tentación, y en parte como protección frente a la desgracia esperada. Es parte de la índole de la neurosis obsesiva que sus exteriorizaciones cumplan la condición de un compromiso entre los poderes anímicos en pugna. Un carácter desvalorizador de la neurosis obsesiva es que el ceremonial se liga a pequeñas acciones de la vida cotidiana. Sólo se comprende este rasgo cuando se averigua que el mecanismo de desplazamiento psíquico gobierna los procesos anímicos de la neurosis obsesiva, esta inclinación al desplazamiento es lo que hace variar de continuo el cuadro de los fenómenos patológicos y lleva a convertir lo que en apariencia es ínfimo en lo más importante. En el ámbito religioso también hay una tendencia parecida al desplazamiento. SEGUNDO MOMENTO (1900-1920) El segundo Freud, de 1900 hasta 1914-1915, deja de encontrar en el trauma efectivamente acontecido la causa de la neurosis. Ya no se trata de ver si efectivamente ocurrió o no. Y en el lugar del trauma, la promoción de la fantasía como productora de síntomas patológicos. Eso no le va a quitar lugar y peso al trauma, pero le va a dar en todo caso al trauma otra perspectiva. Le hace lugar más bien a la conexión, ya no entre trauma y síntoma, sino entre fantasía y síntoma. En el primer momento es una teoría fundamentalmente traumática, en el segundo momento de Freud aparece el concepto de pulsión y fantasía (fantasía es fantasma en Lacan). Freud empieza a entrever que ya no se trata de un trauma contingente como en la 1º teoría en la cual podría no haberse producido esa 1º escena sexual e incluso podría pensarse que si uno pudiese evitar esos abusos en la infancia ya no se producirían neurosis porque faltaría su causa. Hay algo traumático en sí mismo en la sexualidad, lo que es problemático es la pulsión. Cuando introduce el concepto de pulsión, Freud se ve llevado a introducir el concepto de fantasía. El segundo Freud capta que lo que pensó como trauma efectivamente acontecido, es una FANTASÍA, pero que no es opuesta a la realidad sino que se trata de la realidad psíquica. La fantasía es como un intento de solución, de elaboración de la verdadera cuestión problemática que es la pulsión. Entonces en este 2º momento, Freud pasa a explorar este nuevo circuito: PULSIÓN-FANTASÍA-REPRESIONSINTOMA. Freud dirá que no se reprimen recuerdos sino fantasías. A partir de “Tres ensayos de teoría sexual” Freud descubre el carácter perverso polimorfo del niño; por lo que no sólo podría ser un adulto que produce una infracción. En la histeria el síntoma es la histeria de conversión: El sujeto reprime las fantasías y en su lugar aparece el síntoma en el cuerpo Va todo en simultáneo, no es dos tiempos. Formación sustitutiva como éxito de la represión: ha logrado mantener los contenidos reprimidos alejados de la cc. Formación de síntoma como fracaso de la represión: lo tiene que pagar con un síntoma en el cuerpo. En la neurosis obsesiva el síntoma son las formaciones obsesivas: Va todo en sucesivo, hay dos pasos. Formación sustitutiva como éxito de la represión: períodos de “salud aparente”, como “rasgo del carácter”. Formación reactiva es una formación sustitutiva. No es una formación del síntoma. Formación de síntoma como fracaso de la represión: sólo en momentos de fracaso de la defensa primaria hay formación de síntomas en la defensa secundaria y está contrainvestida (algo en contra de la moción pulsional). Estamos en el nacimiento de Tótem y Tabú y de la ley universal de prohibición del incesto. Todo se verá patente en “El hombre de las ratas”. Lacan, como veremos, lo abordará desde la demanda y el deseo. Lo anal y la demanda del Otro: la caca. El sadismo tiene que ver con la voz y el superyó. FREUD, S.: A PROPÓSITO DE UN CASO DE NEUROSIS OBSESIVA (1909) – CASO “HOMBRE DE LAS RATAS” CRONOLOGÍA Nombre: Paul Edad: 22 años al momento de la consulta Motivo de consulta: padece de representaciones obsesivas ya desde su infancia, con mayor intensidad hace 4 años. Descripción del síntoma: Tiene temor que le suceda algo a su padre y a su novia. Tiene impulsos obsesivos como cortarse el cuello con la navaja de afeitar, idea delirante de que sus padres conocen sus pensamientos. Compulsión de tener contado entre 40 y 50” cuando cae un rayo. Datos biográficos: El padre murió de enfisema a los 9 años A los 6 años recuerda ver desnuda a una gobernanta y esta permitió tocarla Espiaba a una mujer para ver cómo estrujaba sus nalgas. Padecía de erecciones A los 9 años su padre lo golpeaba mientras este repetía palabras sin sentido Primer coito a los 26 años CAPÍTULO 1: HISTORIAL CLÍNICO Paul, un joven de formación universitaria se presenta en la consulta afirmando que en los últimos cuatro años ha estado padeciendo representaciones obsesivas y miedos injustificados principalmente que le suceda algo a dos personas especiales: su padre y su amada. Además dice sentir impulsos obsesivos (cortarse con una navaja por ejemplo). La lucha contra estas ideas lo han hecho perder años de estudio y trabajo. Sus relaciones sexuales son raras, su potencia normal, su primer coito fue tardíamente a los 26 años. LA SEXUALIDAD INFANTIL Como es habitual Freud busca el origen de la patología en su sexualidad infantil y descubre en ella el germen del trastorno obsesivo. Desde muy temprano, a los 6 años, el sujeto experimenta junto al deseo obsesivo de ver una mujer desnuda el temor irracional de que su padre morirá y, a continuación, el despliegue de acciones absurdas para castigarse por haber tenido esa idea. Se acuerda de escenas con una gobernanta a la que le pidió permiso para deslizarse bajo su falda. Ella lo permitió, mientras no dijera nada. Él tocó su vientre y sus genitales. Desde entonces le quedó curiosidad por ver el cuerpo femenino desnudo. A los 6 años, espiaba a otra gobernanta cuando estrujaba sus nalgas. Ya a esa edad padecía de erecciones y una vez acudió a su madre para quejarse. Tuvo la idea enfermiza de que sus padres podían leerle el pensamiento. Creía que podía suceder algo malo si él pensaba en ver desnudos y debía hacer toda clase de cosas para impedirlo. Freud dice que ya a esta edad de 6 años podemos encontrar una neurosis obsesiva, se ve al niño bajo el imperio de un componente pulsional sexual, el placer de ver cuyo resultado es el placer de ver desnudas ciertas señoritas que le gustan. Pero junto al deseo obsesivo hay un temor obsesivo que se anuda a él, pues, toda vez que vea desnudos sucederá algo terrible. Y aún hay una suerte de algo más: una suerte de delirio o formación delirante que era que sus padres adivinaban sus pensamientos. Freud asegura que en la neurosis obsesiva nunca se echa de menos el carácter de la actividad sexual prematura. EL GRAN TEMOR OBSESIVO El desencadenante de la crisis obsesiva del paciente tuvo lugar mientras hacía el servicio militar. Cuenta que durante la estadía un día realizaron una marcha y en ella él perdió sus quevedos (gafas). Uno de sus superiores, de tendencias algo sádicas, le describió un modo de tortura en el que “se adaptaba a las nalgas un recipiente y se metían en él unas cuantas ratas, que luego…se le iban introduciendo…”. Entonces el paciente tuvo la idea de que ese tormento le fuese aplicado a su novia y a su padre. Lo llamativo para Freud de esa frase en plural, es que su padre ya se encontraba muerto por lo cual no queda claro ese temor. Al día siguiente su superior le entregó un paquete postal que llegó del correo (eran sus quevedos perdidos) advirtiéndole de que debía pagar el reembolso al teniente A. Pero inmediatamente surgió en él la idea de que si devolvía ese dinero realmente su padre y su novia serían torturados. Y quedó preso del dilema entre la obligación de devolver el dinero y el temor a hacerlo, lo cual degeneró en un viaje surrealista en tren en el que está a punto de bajarse en cada estación con la intención de volver a la oficina de correos para hacer la devolución. Entre estos empeños por devolver el dinero, completa el relato diciendo que no había sido el teniente A ni el teniente B quien había pagado el reembolso sino que era la empleada del correo. Otro capitán le comunicó que la señorita había estado preguntando por él. LA INTRODUCCIÓN EN EL ENTENDIMIENTO DE LA CURA El joven relata a historia de la enfermedad de su padre, muerto de enfisema 9 años atrás. Nunca se le pasó por la mente que su padre pudiera morir, cuando encontró en su casa a su padre muerto, se hizo reproche de no haber estado presente allí. En su fantasía deseaba encontrarlo en cada habitación. Un año después este recuerdo del reproche empezó a martirizarlo a punto tal de tacharse de criminal. Ocasionamiento de ello fue la muerte de una tía. Paul asiste al funeral de aquella tía, pero su tío pronuncia unas palabras que lo dejan pensando. El tío dijo: “hubo maridos que se lo han permitido todo, y yo sólo he vivido para mi mujer” lamentándose. El tío no menciona al padre de Paul, pero alude a otros hombres. El paciente supuso que el tío aludía al padre y pone de manifiesto la infidelidad del padre. El tío niega diciendo “no, nada que ver”. Pero Paul no puede cancelar esa idea del padre, pone en relieve y destaca las fallas del padre. Después de dos años y medio de la muerte del padre se reprocha por no haber estado en su funeral. ¿Cómo explicar esa irrupción de hostilidad hacia sus seres más queridos? ¿Qué se esconde detrás de la obsesión con la devolución del dinero? Freud vuelve a indagar en la infancia y consigue que el paciente recuerde que tales impulsos hostiles tienen allí su origen. Recuerda que a los doce años se había enamorado de una niña que no le hacía demasiado caso así que fantaseó con que si su padre muriera quizás ella le prestaría más atención. A esta misma niña le dice que su padre ha muerto, lo cual en ese momento era mentira. El mismo pensamiento se le había impuesto un año antes de la muerte de su padre, él ya enamorado de aquella dama, pero a causa de impedimentos materiales no podía pensar en esa unión. Se impuso esa misma idea el día anterior a la muerte de su padre. Sin embargo, él está seguro que la muerte de su padre jamás pudo ser objeto de su deseo, siempre fue un temor. Freud responde que justamente ese amor intenso es la condición del odio reprimido. Es el mismo gran amor el que no permite que el odio permanezca cc. El problema es averiguar de dónde proviene este odio. Relata una acción criminal en la que no se reconoce con su hermano, jugando con armas de juguete. “Le dije que tenía que mirar dentro del caño del arma y cuando miró le disparé. Mi propósito había sido causarle un gran daño. Cuando lo hice, me tiré al suelo y me pregunté ¿cómo lo hice?” Pensar que puede haber deseado la muerte de su padre desata en él arrebatos de culpa y vergüenza. Freud le explica que a un intenso cariño consciente le corresponde un intenso odio reprimido. Si el cariño no extingue al odio este permanece agazapado en el inconsciente escapándose de vez en cuando. ALGUNAS REPRESENTACIONES OBSESIVAS Y SU TRADUCCIÓN Las representaciones obsesivas aparecen sin sentido y la tarea consiste en dárselo. Se lo consigue situándolas dentro de un nexo temporal con las vivencias del paciente. La hostilidad reprimida hacia su novia se escondía detrás de sus impulsos suicidas. Por ejemplo, en una ocasión en la que estaba prisionero de sus estudios, su novia tuvo que abandonarlo para cuidar a su abuela enferma. Su primera reacción fue desear la muerte de la anciana y, a continuación, imponerse el suicidio como castigo. Otro ejemplo, durante un verano su novia se había ido a un balneario acompañada por un primo suyo, Dick, que la cortejaba. Los celos se manifestaron en la normal fantasía de muerte de Dick acompañada de sanciones como un estricto régimen de adelgazamiento que incluía “correr sin sombrero por las calles bajo el ardiente sol de agosto y a subir las pendientes de la montaña a paso gimnástico, hasta que la fatiga le hacía detenerse bañado en sudor”. Esta manía senderista podía concluir con la tentación de arrojarse desde un precipicio. Otras actividades obsesivas relacionadas con la amada fueron, por ejemplo, las siguientes: mientras navegaban en barco le ponía siempre una gorra para evitar que le sucediera algo, o en medio de una tormenta tenía que contar hasta 40 o 50 entre trueno y relámpago, o, y esta es la más interesante, el día en que su novia se marchó el sujeto tropezó con una piedra en el camino y decidió retirarla para evitar que el coche de su amada volcara por su culpa. Sin embargo, minutos después regresó para colocarla en su sitio pensando que esas manías suyas no tenían sentido. En este caso se observa claramente que la “obsesión protectora puede sólo significar una reacción -remordimiento y penitencia- contra un impulso antitético, y, por tanto, hostil”. Es decir, en primer lugar retira la piedra para protegerla lo que significa que le guarda rencor por haberse ido y, a continuación, la coloca en su sitio alegando que ha sido estúpido moverla, pero, en realidad, está dando rienda suelta de nuevo a su hostilidad. Tales acciones obsesivas de dos tiempos, cuyo primer tiempo es cancelado por el segundo, son de ocurrencia típica en la neurosis obsesiva. El pensar CC las racionaliza. Pero su significado real reside en la figuración del conflicto entre dos mociones opuestas, siempre se trata de la oposición amor-odio (ambivalencia). En ocasiones, el paciente manifiesta tener impulsos de hacerle algo malo a su amada. Este conflicto entre amor y odio se manifestó también en sus rezos. Durante una temporada religiosa se impuso la obligación de rezar, tarea que cada vez le llevaba más tiempo, pues en sus oraciones se introducían deseos hostiles y blasfemias. OCACIONAMIENTO DE LA ENFERMEDAD En la histeria es regla que las ocasiones recientes de la enfermedad sucumban a la amnesia, lo mismo que las vivencias infantiles. En la amnesia vemos la prueba de la represión. En la neurosis obsesiva sucede de otro modo. Es posible que las premisas infantiles sucumban a una amnesia, en cambio, las ocasiones recientes se encuentran conservadas. La represión se ha servido de otro mecanismo: en lugar de olvidar al trauma, le ha sustraído la investidura de afecto. En cuanto al ocasionamiento de la enfermedad, su madre había sido criada en el seno de una familia que explotaba una empresa industrial. Su padre trabaja allí. Antes de conocer a su madre, supo que su padre había hecho la corte a una muchacha pobre y linda. Tras la muerte del padre, su madre le comunicó a su hijo que se había hablado sobre su futuro, y uno de sus primos había expresado su disposición para entregarle a una de sus hijas. Este plan encendió el conflicto: si debía permanecer fiel a su novia pobre o seguir las tradiciones familiares del padre y tomar a aquella prima, rica. Solucionó ese conflicto enfermando. EL COMPLEJO PATERNO Y LA SOLUCIÓN DE LA IDEA DE LAS RATAS El paciente se encontró en una situación igual a la que había pasado su padre antes y pudo identificarse con él. El conflicto de la enfermedad era en esencia la disputa entre la voluntad del padre y su inclinación enamorada (su familia quería que se case con la prima rica). El padre fue un hombre de excelentes dotes. Cuando sus hijos crecieron, él no pretendió elevarse a la altura de una autoridad inatacable, sino que se habían tratado como amigos, salvo en un único punto. En el ámbito de la sexualidad algo se interponía entre padre e hijo; el padre había entrado en una oposición con el erotismo del hijo tempranamente despertado. Varios años después de la muerte de su padre, se le impuso una idea durante la sensación de placer en un coito “esto es grandioso, por ello uno podría matar a su padre”. Este paciente no desarrolló ningún onanismo en la pubertad, su quehacer sexual emergió a los 21 años, poco después de la muerte del padre. Quedaba avergonzado tras cada satisfacción y pronto volvió a dejar esa práctica. Freud forjó una construcción: de niño, él había cometido algún desaguisado sexual entramado con el onanismo, y recibió del padre una reprimenda. Este castigo habría puesto fin al onanismo, pero dejó como ausencia una enemistad inextinguible contra el padre y fijó para todos los tiempos su papel como perturbador del goce sexual. Su madre le había contado de esto, pero él no lo recordaba. Su madre cuenta un relato en el que él emprendió algo enojoso por el cual su padre le había pegado. El niño, preso de una ira terrible, no conocía aún palabras insultantes y nombraba cualquier cosa que se le ocurría, “lámpara, plato”, el padre dijo: “este chico será un gran hombre, o un gran criminal”. A partir de esto, tuvo gran angustia ante los golpes. Luego se enteró que el castigo fue por morder a alguien. El primer gran enigma era por qué los dos dichos del capitán en la época militar le provocaron tanta emoción y reacciones patológicas tan violentas: el cuento sobre las ratas y su reclamación de devolver el dinero. Un elemento importante fue que el padre había perdido una vez en un juego naipez una importante suma de dinero y la habría pasado muy mal sin un camarada que le preste dinero. Luego buscó al camarada para devolvérselo pero nunca lo encontró. El recuerdo de ese pecado de juventud de su padre resultaba penoso para Paul. LA RELACIÓN CON LAS RATAS Pero volvamos al conflicto principal, ¿por qué fantasea el sujeto con que las ratas ataquen a su padre y a su novia? La palabra Ratten (ratas) está asociada a Raten, plazos o dinero, es decir, la herencia que obtendría de su padre cuando este muriera, dinero que le permitiría sellar su compromiso con su novia. Está claro que el padre aparece como un obstáculo para su vida amorosa y de ahí la fantasía sádica. Asimismo, dentro del universo simbólico del paciente, las ratas eran niños (hijos), la rata “roe y muerde y con dientes agudos, se muestra sucia, glotona y agresiva” y es castigada por el hombre. Esto saca a la luz el hecho de que a su novia le habían extirpado los ovarios y no podía tener hijos. Aunque incapaz de reconocerlo, experimentaba cierta hostilidad hacia ella por su esterilidad, de ahí la fantasía de las ratas. ¿Y la devolución del dinero? El paciente sabía muy bien que a quien adeudaba el dinero no era a ningún teniente sino a la joven y bonita dependienta de la oficina de correos. Devolver el dinero significaba, por tanto, abandonar a su novia por otra más fértil. Su fantasías con las ratas tiene que ver con el fin de su relación y su culpa por intentar abandonar a la chica por otra más bonita y más fértil. La cuestión es que la característica de las ratas (muerden, roen, debilitan), le recordaba la condición de los ovarios de su novia, la cual había sido operada y no podía tener hijos. Desde ese momento las ratas pasaron a ser su obsesión y con el tiempo decidió estar con la otra chica. Pero con la otra chica él tenía una deuda que le recordaba la culpa de querer dejar a su novia. En alemán “Ratten” significa rata y “raten” dinero (deuda). El parecido de ambas palabras es muy similar, por ello notamos una aflicción en el personaje al momento de pronunciarlas, pues inconscientemente una palabra le recordaba la otra palabra y también, las situaciones vividas con dicha palabra. El sentir culpa de dejar a su novia le recordaba el sacrificio que él no deseaba hacer, recordando a su vez el trauma sufrido cuando era niño: el deseo de la muerte de su padre para poder estar con la niña. Por eso lo reprimía por medio de las ratas. Significaciones del significante RATTEN (ratas) Alude a hijos (el recuerdo de ver una rata grande devorando el cadáver del padre) Alude a lo pulsional (él había tenido gusanos en el intestino y había despertado mucho el erotismo anal que tenía de chico) Apunta a las deudas del padre: RATTEN (deuda); HEIRATEN (casamiento, el padre no se casa con la mujer que ama, sino con la rica por conveniencia; En Paul: mujer de la estatefa postal vs mujer de sus sueños). Deudas de juego: SPIEL RATEN: El padre era jugador compulsivo Del caso del Hombre de las Ratas Freud extrae algunas lecciones generales sobre el comportamiento obsesivo. Por ejemplo, su ambivalencia respecto a la superstición. El obsesivo suele ser lo suficientemente inteligente como para desechar todas las supersticiones populares, pero vive preso de sus propias reglas absurdas. Asimismo la dualidad amor-odio en que se debate suele tener como consecuencia la parálisis de la voluntad así que suelen ser personas que dilatan al máximo dar solución a sus problemas y fantasean con la muerte propia o de otros para no tener que hacerles frente. El combate amor-odio en que vive le conduce, por lo general, a una disociación de la personalidad. Así, por un lado, bondadoso, alegre, reflexivo e inteligente, y por otro, sádico, perverso y violento. En medio, tristemente sometido a constantes rituales absurdos para ahuyentar la culpa. CAPÍTULO 2: SOBRE LA TEORÍA Algunas particularidades psíquicas de los enfermos obsesivos; su relación con la realidad, la superstición y la muerte Algunos caracteres anímicos de los enfermos obsesivos son muy particulares, como en este paciente. El hombre de las ratas era supersticioso en alto grado, y al mismo tiempo no lo era. Parecía comprender que esto dependía de su pensar obsesivo. Esto particular de la neurosis obsesiva podemos explicarlo, en esta perturbación la represión no se produce por amnesia sino por desgarramiento de los nexos causales a consecuencia de una sustracción de afecto. Otra necesidad anímica común es la de la incertidumbre en la vida, o la duda. Es uno de los métodos que utiliza la Neurosis obsesiva para sacar al enfermo de la realidad. De la incertidumbre de la memoria se sirve la Neurosis obsesiva para la formación de síntoma. En líneas generales, se puede afirmar que las principales características que Freud (1909) aísla a partir de este caso paradigmático sobre el cuadro obsesivo, serían la ambivalencia, los síntomas de dos tiempos, la compulsión a la duda y la omnipotencia de los pensamientos. Respecto de la ambivalencia, Freud (1909) plantea que la misma consistiría en la presencia simultánea de dos tendencias incompatibles dirigidas hacia un mismo objeto, las cuales no se cancelarían, sino que subsistirían paralelamente. En consecuencia, el enfermo cae presa de un debate constante, el cual puede desembocar, a su vez, en la parálisis de la voluntad ante la imposibilidad de resolver dicho conflicto. Conviene destacar que los síntomas de dos tiempos y la compulsión a la duda también estarían estrechamente relacionados con esta cuestión. En efecto, los mencionados síntomas, constituyen la figuración del conflicto entre las dos mociones opuestas, en donde primero el individuo realiza un acto que satisface una de dichas mociones y luego realiza un segundo acto que tiene por fin anular las consecuencias del primero y, por ende, satisfacer a la segunda. En este contexto, otro de los mecanismos que Freud menciona es el aislamiento, por medio del cual se sustrae una cosa del mundo de todo contacto. Incluso el propio individuo puede sustraerse, apartándose de la realidad y refugiándose en la fantasía. El sentimiento de culpa es otra característica esencial. Este último, se presenta, la mayoría de las veces, como injustificado y el individuo se hace autorreproches que no están a la altura del acto que supuestamente los motivó. Sin embargo, según Freud, dicho sentimiento tiene su fundamento en los frecuentes deseos de muerte inconscientes que, el obsesivo experimenta, hacia las personas que más estima, en virtud de la ambivalencia afectiva. Conviene destacar que, si bien este conjunto de particularidades sobre la neurosis obsesiva subsistirán en el pensamiento freudiano hasta el final de su obra, las mismas sufrirán una suerte de reordenamiento conceptual. En efecto, dos de ellas serán luego especialmente analizadas (Freud en 1926 con “Inhibición, síntoma y angustia”), adquiriendo el estatuto de mecanismos de defensa específicos de la neurosis obsesiva, situables, en pie de igualdad, junto a la represión. Estas son: la anulación y el aislamiento. FREUD, S.: CONFERENCIA n° 17, EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS (1917) El psicoanálisis ha sido el primero en demostrar que el síntoma es rico en sentido. La neurosis obsesiva renuncia en manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en el alma. La neurosis obsesiva se exterioriza: los enfermos son ocupados por pensamientos que no les interesan, sienten impulsos extraños y son movidos a realizar acciones que no les depara contenido alguno, pero le es imposible omitirlas. Se ve así forzado contra su voluntad. Los impulsos que sienten tienen el más espantable contenido y se protege de ejecutarlos mediante prohibiciones. Jamás llegan a ejecutarse, el resultado es siempre el triunfo de la huida. Lo que en realidad ejecuta son las acciones obsesivas, que son cosas ínfimas, repeticiones, ceremoniales. El enfermo puede desplazar la obsesión pero no suprimirla. Junto a la obsesión se hace valer en el capo intelectual siempre la duda. El todo desemboca en una creciente indecisión, una restricción de la libertad. Los síntomas neuróticos poseen un sentido, lo mismo que las operaciones fallidas y lo sueños. El sentido del síntoma reside en un vínculo con el vivenciar del enfermo. TERCER MOMENTO (1920 en adelante) Este tercer momento está centrado en "Inhibición, síntoma, y angustia". Apunta Freud que los síntomas son satisfacciones sustitutivas (Más allá del principio del placer). El obsesivo ejecuta un acto y busca su opuesto (aporta las dos versiones). Es la época donde Freud trabaja la regresión de la libido a los primeros objetos sexuales y a las fases anteriores de la organización sexual infantil. Cuando hablamos de regresión pulsional estamos refiriéndonos a la separación de pulsiones que antes estaban integradas. Como analizaremos más tarde, la vida pulsional mostrará una ambivalencia y una regresión y fijación en la fase anal. Aparecerá también una relación sadomasoquista interiorizada presente en forma de tensión entre el yo y un superyó cruel. Al contrario que en la histeria que hace una regresión hacia los primeros objetos sexuales, la neurosis obsesiva lo realiza hacia fases anteriores de la organización sexual (fase preliminar de la organización fálico-anal). Por ello entre sus síntomas existe una suerte de impulso que de amoroso se transforma en sádico, sorprendiendo al sujeto. En la segunda tópica de "Más Allá del Principio del Placer" y en "Inhibición, síntoma y angustia", quedará claro el papel del erotismo anal, el masoquismo primario y la compulsión a la repetición, efectos de la pulsión de muerte. Esta famosa experiencia de seducción freudiana será revisada por Lacan cuando afirma que se trata del encuentro del sujeto con el Otro, momento en el cual el sujeto queda como mero objeto en el circuito del deseo del Otro (lugar donde se constituye) La angustia está localizada aquí, en este encuentro. El deseo freudiano en la obsesión está relacionado con el triángulo edípico: Parricidio, incesto…, elementos claves en el deseo del obsesivo. En los capítulos V y VI de “Inhibición… Freud trata el tema de la semiología en la neurosis obsesiva. Clasifica tres grandes categorías: los impulsos, los actos y las representaciones. Los impulsos son actos infantiles que mantienen en vilo al sujeto: cometer grandes crímenes de los que huye horrorizado. Comenta detalladamente el tema de los mandamientos, de las medidas preventivas y las prohibiciones. Nos recuerda como “El hombre de las ratas” tenía miedo de que le pasara algo a su amada. Recordemos la piedra en el camino que le hace dudar. Otra de las categorías se refiere a la procastinación, la postergación del acto.Los impulsos son tentaciones. “El hombre de las ratas” tiene un impulso a cortarse el cuello con la navaja. Antes quería matar a la vieja, después el impulso se vuelve contra él. Podemos observar un suicidio indirecto cuando quiere adelgazar con esos largos y sudorosos paseos. Matar a Dick (su primo), es matar al gordo que hay en él. En cualquier caso cabe destacar que hay más tendencia a fantasear el acto que al acto en sí. En este tercer tiempo, Freud dirá que la neurosis es un mecanismo de defensa contra la castración. El Edipo y la castración están en el corazón de la estructura neurótica, entendiendo por castración la renuncia a la omnipotencia que implica el cumplimiento de los deseos incestuosos. El niño podrá renunciar o no a tratar de satisfacer los deseos de la madre, aceptará o no ser castrado por el padre, lo que dará lugar a diferentes tipos clínicos. Si mantiene una imagen fálica de la madre, la estructura ya no será la neurosis sino la perversión. Lo que caracteriza al perverso es la desmentida de la castración materna, con el consiguiente clivaje del yo, que hace posible la coexistencia del reconocimiento de la castración y de su rechazo. Vale la pena recordar a qué edad del desarrollo tienen lugar los temores y las fantasías sobre la castración. La teoría freudiana subraya una serie de fases como son: la oral, la anal y la genital. En la fase oral, el recién nacido encuentra placer en la boca. En la fase anal, durante el primer año de edad, la satisfacción deriva de la sensación anal de la defecación. Ambas etapas conforman la etapa pregenital que dura hasta los tres años. Le sigue la fase genital, a partir de los tres años, en que el niño le concede importancia a su pene (primado del falo). Esta fase dura hasta los cinco años. Durante la misma, el niño convierte el pene en un objeto de interés sexual. La atracción sexual hacia la madre está asociada con los celos y el temor al padre, persona que se convierte en un rival sexual. Esto constituye el complejo de Edipo y es, en esta fase, donde comienza a cobrar importancia el complejo de castración. Freud opinaba que el temor a la castración se despertaba a muy temprana edad por las amenazas y los castigos provenientes de la masturbación. Cuando al muchacho se le indica que el interés sexual por la madre es también tabú, empieza a creer que si persiste en este interés puede ser castigado con la castración. Freud afirmó que el complejo de castración era el principal motivo, pero no el único, del mecanismo de represión y que no sólo afectaba la integridad de la personalidad, sino que también podía dar lugar a manifestaciones neuróticas. Creía que la formación sintomática en las neurosis fóbica, histérica y obsesiva podía remontarse a la ansiedad frente a la castración. Entonces, Freud y sus colegas establecieron el complejo de Edipo como el núcleo infantil de las neurosis del adulto. Para el caso del Hombre de las Ratas, Freud señala que el hecho de que sus aventuras infantiles dejaron un resto ineliminable, el cual se presentaba un como imperioso deseo de ver mujeres desnudas que rápidamente se articulaba al complejo ominoso defensivo: la suposición de que "algo malo va a pasar" y las medidas precautorias consecuentes. Concluía entonces que los tempranos juegos sexuales, el encuentro con la diferencia sexual, con la castración en mujer, eran la causa de la neurosis. FREUD, S.: INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA (1926) Año 1925, tenemos la 2da tópica, yo, ello y superyó. Freud va a ir cruzando las relaciones entre el yo y las otras dos instancias, y por otro lado, lo que él ubica como tres fenómenos clínicos, inhibición, síntoma y angustia. Ubicaremos al síntoma en relación al yo, en relación a las otras dos instancias. Este texto reordena la teoría de la angustia en Freud. En este contexto vamos a estudiar al síntoma. En relación al SÍNTOMA subrayaremos el carácter de satisfacción paradójica como lo entiende Freud. El síntoma es comparado al sueño, el interpretable, encierra un secreto a develar. En la 3ra nosología, Freud define al síntoma por dos vías: la del sentido y la de la satisfacción. El sentido consiste en definir el síntoma como un mensaje cifrado, portador de un sentido que puede ser develado, descifrado por la interpretación. La segunda se define como un modo de satisfacción sustitutiva. (La satisfacción sustitutiva es un concepto que se usa para designar a las formaciones del icc – chistes, lapsus, actos fallidos- en tanto que reemplazan los contenidos icc. En términos económicos, se logra una satisfacción sustituta del deseo icc. El término está relacionado con los de FORMACIÓN DE COMPROMISO y FORMACIONES REACTIVAS. De manera general, puede decirse que todo síntoma es por definición un producto de compromiso, puesto que siempre es el resultado de un conflicto que se transa con la defensa. Si aparece una formación sustitutiva, se ha buscado algún camino que se orienta más hacia dar alguna satisfacción al deseo; si aparece la formación reactiva lo que se ha impuesto es la defensa). CAPÍTULO 3 Freud en este texto se interesa mucho por la lucha defensiva secundaria con respecto al síntoma. Es decir, la que sigue después que se ha formado el síntoma. Entonces, la lucha defensiva no termina con la formación del síntoma. Como el síntoma es fracaso de la defensa, es retorno de lo reprimido, es lógico que ante ese fracaso se ponga de nuevo una suerte de proceso defensivo, especialmente en la neurosis obsesiva, que tiene un carácter interminable, que sigue, laberíntico, que le da todas esas capas de defensa. Por eso Freud destaca que en la neurosis obsesiva hay técnicas auxiliares de la defensa. Como si fuera poco, hay técnicas auxiliares de la defensa, por si acaso. Y Freud nombra dos fundamentales, claves para entender la neurosis obsesiva: el aislamiento, y la anulación. Es importante la cuestión del yo en la neurosis obsesiva. El obsesivo va a hacer un esfuerzo en su pensamiento para evitar que le parezcan ideas contrarias al yo. Entonces Freud ya tenía la idea tempranamente de que en la neurosis obsesiva la represión opera de modo distinto que en la histeria. Porque el sujeto histérico logra que lo conflictivo desaparezca de lo psíquico, el sujeto está en amnesia en ese punto, no recuerda muy bien qué pasó está en bella indiferencia, como desconectado de eso, y lo que aparece es sensible para el cuerpo. Tiene un problema en el cuerpo, localizado, puntual, pero fuera de eso no aparece como alguien que está conflictuado en lo psíquico. En cambio en la neurosis obsesiva no es tanto una represión al modo de la amnesia, sino más bien que corta los vínculos asociativos entre las representaciones. Las representaciones están, incluso en la conciencia alguna de ellas, pero desconectadas. El sujeto obsesivo desconecta armando compartimentos, aísla a las representaciones. El neurótico tiene la idea de que las cosas no se conecten, que las cosas no se toquen, por eso habla Freud ahí también del tabú del contacto. El obsesivo no quiere que se toquen las representaciones, pero también tiene muchas veces problemas de tocar en el sentido corporal también, se incomodan cuando los tocan. Se encuentra mucho en el obsesivo el temor al contacto, porque Freud capta muy bien que el tocar puede despertar algo pulsional, y eso lo sabe el obsesivo. El tocar puede despertar Eros, pero también puede despertar Tánatos. Siempre el tocar está ligado a que puede evocar algo de lo pulsional. Por las dudas no toca nada, se aísla. Hay una tendencia en el obsesivo al aislamiento, que se contrapone a la histeria (por ejemplo las chicas del pensionado están en red). El obsesivo no es simpático. Las histéricas comparten, sienten de la misma manera que la otra. La anulación está muy ligada al síntoma en dos tiempos. Frente a la etiología de las neurosis obsesivas, la respuesta que Freud da en este tiempo es la de mezcla pulsional: pulsión de vida/pulsión de muerte. Lo cual para Freud da cuenta de la severidad del superyó en la neurosis obsesiva. La separación del yo respecto del ello parece justificada: determinadas constelaciones nos la imponen. Pero, por otra parte, el yo es idéntico al ello, no es más que un sector diferenciado de éste. Parecido es el nexo del yo con el superyó, en muchas ocasiones se nos confunden. En el caso de la represión se vuelve decisivo el hecho de que el yo es justamente el sector organizado del ello. Sería injustificado representarse al yo y al ello como dos cosas diferentes, en que el yo procurara sofocar una parte del ello mediante la represión, y el resto del ello acudiera en socorro de la parte atacada y midiera sus fuerzas con las del yo. El acto de la represión muestra al mismo tiempo la fortaleza y la impotencia del yo, y el carácter no influible de la moción pulsional singular del ello. La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la formación de síntoma. Pero por regla general, la trayectoria es otra: al primer acto de la represión sigue un epílogo escénico prolongado, o que no se termina nunca; la lucha contra la moción pulsional encuentra su continuación en la lucha contra el síntoma. Esta lucha nos muestra dos rostros contradictorios. Por una parte, el yo es constreñido a emprender un intento de reestablecimiento o de reconciliación. Su energía desexualizada revela su origen en su aspiración a la unificación, y esta compulsión a la síntesis aumenta a medida que el yo se desarrolla más vigoroso. Así se comprende que intente cancelar la amenidad y el aislamiento del síntoma. En cuanto a cumplimientos de una exigencia del superyó, tales síntomas participan por principio del yo, mientras que por otra parte tienen la significatividad de unas posiciones de lo reprimido. Son por así decir, estaciones fronterizas con investidura mezclada. Puede ocurrir que la existencia del síntoma estorbe la capacidad de rendimiento, y así permita apaciguar una demanda del superyó o rechazar una exigencia del mundo exterior. Así el síntoma cobra un valor para la afirmación de sí, se fusiona cada vez más con el yo; quien se lo ha procurado para gozar de sus ventajas. Otras configuraciones del síntoma, las de la neurosis obsesiva y la paranoia, cobran un elevado valor para el yo, porque le deparan una satisfacción narcisista de que estaba privado. Resulta lo que nos es familiar como ganancia (secundaria) de la enfermedad en el caso de la neurosis. Viene en auxilio del afán del yo por incorporarse el síntoma. Estas ligazones actúan en el bando de las resistencias, lo sabemos por el análisis. Los dos procedimientos que el yo aplica contra el síntoma se encuentran en contradicción. La perturbación parte del síntoma, que sigue escenificando su papel de sustituto y retoño de la moción reprimida, cuya exigencia de satisfacción se renueva constriñendo al yo a dar en cada caso la señal de displacer y ponerse a la defensiva. CAPÍTULO 5 Freud empieza el capítulo recordando que hay muchas neurosis en la que no surge ninguna angustia, entre ellas, la histeria de conversión por lo que no parece demasiado importante considerar la relación entre angustia y la formación de síntomas. Las fobias se encuentran tan afines a estas histerias que se ha considerado llamarlas “histeria de angustia”. En relación a la histeria de conversión, Freud advierte que en la formación de los síntomas permanentes relacionados con la motilidad, la parálisis, las contracturas, casi nunca surge angustia, pero que, en los síntomas intermitentes como las convulsiones y demás síntomas sensoriales sí se observan claras sensaciones de displacer. Más allá de esto, Freud decide analizar este proceso en la neurosis obsesiva. Explica Freud entonces que en la neurosis obsesiva la formación de síntomas lo que persigue es amalgamar/reunir/juntar la satisfacción con la prohibición pero que los síntomas de esta entidad son generalmente de naturaleza negativa (penitencias, prohibiciones, medidas preventivas) o bien satisfacciones sustitutivas de las aspiraciones libidinales edípicas reprimidas, de modo que en este último caso lo que se observa es que el síntoma es de dos tiempos: en el primer se ejecuta un acto que obedece cierto mandamiento y en el segundo se suprime o se deshace lo hecho. Recordar, por ejemplo, cuando el hombre de las ratas tropezó en una piedra de la calle y la apartó a un lado porque se le ocurrió que cuando pase el coche de su amada podría también tropezar y volcar, volviendo minutos después a colocar la piedra en su lugar diciendo que aquella idea no era más que un disparate. Este problema lo relaciona con que la formación de síntomas en la neurosis obsesiva actúa al principio, al igual que la histeria, contra las exigencias libidinosas del CdeE, pero debido a que en estos casos la organización genital de la libido es débil, cuando el yo inicia la defensa lo que obtiene como primer resultado es una regresión de la fase fálica a la fase sádico-anal, regresión cuya explicación encuentra en una “defunción de las pulsiones”. Al llegar aquí, Freud se ve obligado a abandonar de nuevo el concepto de defensa y que había abandonado después a favor del de represión. Ahora piensa que la defensa es una noción más general dentro de la cual se pueden englobar como mecanismos distintos tanto la represión como la regresión. En las neurosis obsesivas se puede observar, con mayor claridad que en los casos normales y que en los de histeria, que lo que motiva la defensa es el complejo de castración por lo cual se rechazan las tendencias del CdeE y comienza el periodo de latencia. Pero con la disolución/sepultamiento del CdeE (instauración de la ley, del superyó) y la regresión de la libido, el superyó se hace extraordinariamente severo y el yo, obedeciéndole, desarrolla intensas formaciones reactivas (hipermoralidad, limpiezas excesivas) La formación reactiva se manifiesta como comportamiento, actitud o hábito que marcha en la dirección opuesta a la de un deseo reprimido. Surge como defensa contra la pulsión perturbadora, es decir, el sujeto construye una reacción contra la expresión de su deseo con el objetivo de protegerse de él (y en ese sentido, puede ser definida también como mecanismo de defensa). De este modo, por ejemplo, un excesivo pudor o autonegación pueden ser la formación reactiva desarrollada por una persona con tendencias pulsionales exhibicionistas de raigambre inconsciente. Estas formaciones reactivas las considera Freud como un tercer mecanismo de defensa tras la represión y la regresión. Diferencia con la histeria, pues, sólo se limita al mecanismo de la represión; mientras que en la neurosis obsesiva encontramos estos dos más. Se forman las formaciones reactivas donde se acentúan los rasgos del carácter para oponerse a la satisfacción. Entonces, a esa formación reactiva se le filtra la satisfacción y ahí se producen las técnicas auxiliares del Yo, anulación y aislamiento. Y esto también lo explica en relación a la severidad del superyó del obsesivo cuando dice que dicha severidad se debe a que, al proceder del Ello, el superyó no puede sustraerse a la regresión y a la defunción de las pulsiones que tienen lugar en el Ello al iniciarse el proceso de defensa. De esta manera, durante la latencia, se impone como principal labor de defensa una feroz lucha contra la masturbación a través de una serie de ceremoniales centrados en las actividades de acostarse; lavarse, vestirse, caminar, es decir, las mismas actividades en las que habitualmente se subliman componentes eróticos-anales. Resumiendo, así tenemos que en la formación de síntomas de la neurosis obsesiva intervienen tras la represión otros mecanismos defensivos que no se observan en la histeria de angustia ni en la histeria de conversión y son: La regresión, con la que el yo se defiende del complejo de castración empujando la libido a etapas anteriores de satisfacción que no comporten tal riesgo Las formaciones reactivas, que consisten en rasgos del carácter que el yo desarrolla exageradamente obedeciendo al superyó como la hipermoralidad o la limpieza excesiva. Después del período de latencia, la llegada de la pubertad es también decisivo en la neurosis obsesiva porque, siguiendo el camino marcado por el desarrollo sexual en la infancia, los nuevos impulsos libidinosos emprenden también la regresión y surgen en forma de tendencias agresivas y destructoras (carácter sádico-anal). Mientras el yo se resiste contra los impulsos violentos y crueles, el superyó insiste en reprimir esta sexualidad que adopta formas tan repulsivas. Además, las representaciones obsesivas desagradables son conscientes, por lo cual el yo se cree inocente porque permanece incomunicado con el Ello a causa de la represión pero a la vez se siente abrumado por los sentimientos de culpa ya que permanece abierto a las influencias del superyó el cual está al tanto de las pulsiones reprimidas. El yo no busca sustraerse de la crítica del superyó. De hecho hay N.O sin ninguna CC de culpa. El yo se ahorra percibirla mediante una nueva serie de síntomas. Tales síntomas significarán al mismo tiempo satisfacciones de mociones pulsionales masoquistas, que también recibieron un refuerzo desde la regresión. La tendencia de la N.O consiste en procurar cada vez mayor espacio para la satisfacción sustitutiva a expensas de la denegación. Estos síntomas cobran más tarde el carácter de satisfacciones. El resultado de este proceso es un yo extremadamente limitado, obligado a buscar sus satisfacciones en los síntomas. CAPÍTULO 6 En el curso de las luchas pueden observarse dos actividades del yo en la formación del síntoma. Éstas son el anular lo acontecido (anulación) y el aislar (aislamiento). La primera tiene gran campo de aplicación, mediante un simbolismo motor quiere hacer desaparecer, no las consecuencias de un suceso, sino el suceso mismo. En la N.O nos encontramos con la anulación de lo acontecido sobre todo en los síntomas de dos tiempos. La tendencia a anular se revela como una de las principales fuerzas motrices de la formación de síntoma. En el caso del historial del hombre de las ratas, puso la piedra para hacer daño y luego sucesivamente el acto que anula el acontecimiento primero (devuelve la piedra en su lugar), es patognomónico de la neurosis obsesiva. La otra técnica es el aislamiento. Recae también sobre la esfera motriz, y consiste en que, después de un suceso desagradable o de un acto propio relacionado con su neurosis, se interpola una pausa en la que no está permitido que acontezca nada, no se hace ninguna percepción ni se ejecuta acción alguna ni ejecutar ningún otro acto para evitar que los pensamientos relativos a ese suceso o actividad entren en contacto asociativo con otros pensamientos (Si me caso, le pasa algo a mi padre en el más allá). Son técnicas auxiliares del yo que nos muestran en la neurosis obsesiva lo fallido del esfuerzo defensivo. Consiste en mostrarnos cómo cada vez el yo está más lejos de cumplir su función. Encontramos un yo cada vez más limitado. El yo en la neurosis obsesiva siente así ese sentimiento de culpa por fracasar en su función. Aquí hay una diferencia con la melancolía, pues, en la melancolía hay consentimiento de la culpa. El neurótico obsesivo halla dificultad en obedecer a la regla psicoanalítica fundamental. Su yo es más vigilante y son más tajantes los aislamientos. Tiene demasiadas cosas de las cuales defenderse. Luego apoya esta compulsión a concentrarse y a aislar: mediante acciones mágicas de aislamiento que se vuelven tan llamativas como los síntomas. El aislamiento es una cancelación de la posibilidad de contacto (tabú del contacto), un recurso para sustraer a una cosa del mundo, y cuando el neurótico aísla también una impresión mediante una pausa, nos da a entender que no quiere dejar que los pensamientos referidos a ello entren en contacto asociativo con otros. El punto de arranque tanto de las fobias, como de la histeria de conversión, como de la neurosis obsesiva es la destrucción del complejo de Edipo, y en todas, el motor de la renuencia del yo es la angustia de castración. Pero sólo en las fobias saldrá a la luz esa angustia. En la neurosis obsesiva el severo superyó deja a los enfermos atormentados por una voz que no para. ELABORACION LACANEANA DE LA NEUROSIS OBSESIVA LA PREGUNTA NEURÓTICA Desde los inicios de su enseñanza, Lacan dio cuenta de neurosis en cuanto solidaria de la estructura de una pregunta. Tales desarrollos de Lacan tienen su culminación en la construcción del así llamado "grafo del deseo", donde la estructura de la pregunta sirve incluso a su construcción. Tal pregunta tiene aquí como agente al yo, entendido como homólogo al fantasma (Lacan da cuenta previamente de "la relación fantasmática siempre correlativa del yo"), correlato que en la construcción del grafo "cierra la vía imaginaria". Entonces tenemos una temprana articulación entre la pregunta que estructura la neurosis y el fantasma. Si seguimos los desarrollos lacanianos que en la clase en cuestión remiten al caso freudiano de Dora, concluimos que el síntoma se pone en juego precisamente cuando la pregunta neurótica pierde su sostén fantasmático (recordemos que el fantasma es un INTENTO de respuesta, un sostén). Si la afonía de Dora se produce en la ausencias del Sr. K, razona Lacan, es porque ella pierde "ese punto externo de identificación imaginaria" que este encarna, siendo dejada "directamente en presencia de la Sra. K". En una primera lectura entonces, se nos imponen relaciones ineludibles entre la neurosis entendida como una pregunta, el fantasma y el síntoma. Toda una serie de parámetros que relevaremos aquí hacen a la distinción entre histeria y obsesión (demanda, deseo, fantasma, posición ante la falta, relación al Otro) confluyen en el grafo del deseo, que es a nuestros fines la prueba más evidente de su articulación en la enseñanza de Lacan. ¿Cuál es la argumentación de Lacan para afirmar que la neurosis es una pregunta? Aquí nos entrega la primera pista: se trata de la respuesta del sujeto frente a significantes enigmáticos, es decir, ante una dimensión inescrutable de ciertos significantes como el de la mujer o el significante de la muerte que al decir de Freud no tienen inscripción inconciente. Estos significantes remiten a dos enigmas esenciales en el psicoanálisis: muerte y sexualidad. No hay nada que el sujeto sepa acerca de ellos, se trata de lo desconocido. Es una pregunta que remite al origen de los sexos. El síntoma es lo que se pone en juego cuando la pregunta neurótica pierde su sostén fantasmático. La concepción del síntoma como un texto indescifrable, enigmático, jeroglífico, se articula necesariamente con la idea que "el síntoma no puede ser interpretado directamente, se necesita de la transferencia, o sea, la introducción del Otro". Destacar este aspecto del síntoma es crucial, ya que su dimensión de pregunta implica al Otro al que esta pregunta va dirigida. De esta manera el síntoma incluye al analista. La articulación del síntoma al Otro es un efecto de la transferencia, un efecto del análisis. Desde esta perspectiva, el sujeto supuesto al saber no consiste en otra cosa que en la suposición de esta pregunta dirigida al lugar del Otro en las manifestaciones sintomáticas del padecer. LA OBSESIÓN COMO PREGUNTA La neurosis obsesiva, por su parte, se centra en la relación con el propio hecho de existir. Lacan sostiene que, por oposición a la modalidad histérica "la pregunta sobre la muerte es otro modo de la creación neurótica de la pregunta, su modo obsesivo". Entonces las preguntas ligadas al existir, al ser y a la muerte se sitúan en forma privilegiada en el campo del obsesivo: "Si la neurosis está relacionada con el plano de la existencia, lo está todavía de forma más dramática en la neurosis obsesiva, en la que se trata no sólo de la relación del sujeto con su sexo, sino de su relación con el propio hecho de existir. Así, las siguientes preguntas se sitúan como obsesivas - ¿Qué es existir? ¿Cómo soy con respecto a lo que soy sin serlo, ya que de alguna forma puedo dispensarme de ello, distanciarme lo bastante como para concebirme como muerto?" La neurosis obsesiva sin dejar de lado entonces la pregunta por la sexuación, se centra de modo privilegiado en la cuestión sobre el ser. LA NEUROSIS COMO ESTATUTO DEL DESEO La relectura que Lacan realiza de la clínica en función del ternario necesidad, demanda y deseo culmina con las conocidas fórmulas del deseo de ambas neurosis: "la histeria y la obsesión se pueden definir a partir de los dos estatutos del deseo que llamé para ustedes el deseo insatisfecho y el deseo imposible, instituido en su imposibilidad". LA OBSESIÓN Y EL DESEO Es clásica la descripción de los tropiezos que sufre el obsesivo con su deseo, para la cual Lacan hasta creó una ley de acercamiento a los fines de dar cuenta del profundo desinterés que caracteriza al sujeto cuando algo por él anhelado llega a ser alcanzado. Todo movimiento en el obsesivo hacia el deseo, se choca con algo que es absolutamente tangible. ¿Por qué? La respuesta de Lacan es que lo que caracteriza el movimiento del deseo del obsesivo es la destrucción del Otro. Y como la naturaleza del deseo es necesitar el soporte del Otro, el obsesivo se confronta a esa brusca falta de sostén, que se manifiesta en una caída de la tensión libidinal. LA NEUROSIS COMO UNA POSICIÓN ANTE EL OTRO La neurosis como estatuto del deseo encuentra su sostén en el fantasma. Las neurosis implican una respuesta fantasmática respecto del deseo del Otro. EL DESDOBLAMIENTO DEL OBSESIVO Hay un par de figuras del Otro que son prevalentes en la neurosis obsesiva, el padre muerto y la dama idealizada, porque sus dos imágenes se sostienen con una equivalencia notable, la primera marcada por la agresividad fantasiosa y por la deuda eternizada e imposible de saldar que la perpetúa, la segunda por la pasión mortificante que la transforma en ídolo. LA CESIÓN A LA DEMANDA DEL OTRO EN LA OBSESIÓN El obsesivo subsume su deseo a la demanda del Otro, por lo que su posición típica respecto del lugar del Otro es buscar allí la autorización respecto de su acto. Pedir un permiso, es justamente tener como sujeto una relación privilegiada con la demanda y tiene como prioridad ponerse en la más extrema dependencia del Otro. ¿Para qué? Para restituirlo de la destrucción sufrida en su fantasía. Por ello en la fantasía del obsesivo se sostiene un Otro que siempre le dice no a su anhelo. -------Para hacer un seguimiento justo de la neurosis obsesiva en la obra de Lacan podemos hacer el siguiente recorrido: Semirario V "Las Formaciones del Inconsciente", últimas siete clases. Seminario VIII “La transferencia”. Segunda parte. Es donde se trabaja la demanda del Otro. Seminario X “La angustia”, en las últimas cuatro clases donde trabaja el objeto excrementicio. Veremos cómo Lacan usará la conceptualización de necesidad-demanda-deseo para explicar el tramo de la neurosis. Sobre el Seminario V nos anticipará acerca de la relación del neurótico en relación con su deseo. En el caso de la neurosis obsesiva, el obsesivo no desea nada, usa la demanda para dar sentido a su deseo. Espera que el Otro le pida. Hace de la demanda del Otro la causa de su deseo. De esta manera evita el deseo propio en su realidad, no se confronta con él. No se cuestiona, está anulado como sujeto. La demanda del Otro hace de él un objeto que piensa que el Otro quiere destruir, hacer desaparecer. Se introduce entonces la dialéctica de la necesidad, demanda y deseo. El registro simbólico impone al sujeto tener que dirigirse al Otro con un pedido que no puede formular si no es con significantes (lenguaje) para satisfacer sus necesidades. Una vez que la necesidad se transforma en pedido, es decir, está involucrado el lenguaje (el registro simbólico) dicha necesidad se transforma en demanda. De allí que el sujeto dependa del Otro. La respuesta del Otro se produce siempre sobre la posibilidad de rechazo. De este modo, el Otro queda ubicado en el lugar de la omnipotencia. No sólo es la demanda de satisfacción de una necesidad; sino también la demanda de amor, de la buena disposición del Otro. En la neurosis obsesiva se trata del deseo de la muerte del Otro, y aun de la demanda de muerte del Otro. De este modo, la ambivalencia obsesiva queda planteada, en términos de demanda, como una demanda de muerte del Otro y una demanda de amor que va en el sentido exactamente contrario, ya que el amor tiene el efecto de hacer existir al Otro. Esto es lo que Lacan llamará el callejón sin salida de la estructura obsesiva: es irresoluble; en la medida en que se trata de dos términos contradictorios se impone la lógica de la imposibilidad, la satisfacción de uno impide el cumplimiento del otro. Este anhelo de muerte se combina con la posición temporal del obsesivo: la espera y la postergación. El obsesivo encuentra en el Otro a su amo y, como un esclavo, vive esperando su muerte (una vez que muera, podrá empezar a actuar). Esta posición de espera es una coartada del obsesivo para no comprometerse con su deseo. Evita el acto. Atribuye al Otro el impedimento de su conducta para desligarse de su responsabilidad de la vida. El obsesivo cree que el impedimento proviene del Otro. La desviación hacia el pensamiento del gasto de energía destinado al actuar, constituye la esencia de la obsesión. LA REDUCCIÓN DEL DESEO A LA DEMANDA Otra manera de evitar el deseo del Otro, es reducir el deseo a la demanda. Hacerse pedir, ordenar, etc.; de ahí que el obsesivo viva pidiendo permiso y haciéndose autorizar por el Otro. O a la inversa, espera sus prohibiciones, y hace de la prohibición misma el objeto de su deseo. De este modo, resulta un deseo cuyo cumplimiento es imposible, pero no extinguido. Es su modalidad de sostener el deseo: un deseo a distancia para que ese deseo subsista. Se hace pedir por el otro y se ocupa en satisfacer la demanda del otro. Al obsesivo le encanta que le pidan, dice Lacan. La reducción del deseo en demanda es explicada mediante el fantasma de la oblatividad que Lacan describe en el Seminario X. Lacan hace una relectura del historial del hombre de las ratas En cuando al desencadenamiento de la enfermedad, Lacan dice que aquellos comentarios del tío en el funeral de la tía ponen de manifiesto que su padre había sido infiel, y con esto se desencadena la neurosis porque quedan al descubierto las fallas del padre real. Freud, en cambio, dice que el desencadenamiento de la enfermedad aparece con la propuesta de la madre de Paul del plan marital con la prima rica, donde él debe elegir entre casarse por amor o por dinero; para no elegir termina enfermando. Freud decía que él ya estaba enfermo desde su niñez. A su vez, se habla del fantasma del padre muerto, esto refiere a que si bien el padre se halla muerto en el plano real, pues, no se encuentra muerto en el plano simbólico. El mandato paterno sigue siendo la ley, lo incuestionable. Cuando un padre está “muerto” se convierte en una ley para el obsesivo, se transforma en un mandato imposible de desobedecer, una voz (superyó) que atormenta al enfermo pero a su vez le pide que goce. LA INSATISFACCIÓN Y LA IMPOSIBILIDAD EN LA NEUROSIS En la histeria, para sostener el deseo, el sujeto cultiva la insatisfacción (sueño de la bella carnicera) especialmente en el deseo del otro. Necesita que ese deseo se mantenga vivo, insatisfecho. La neurosis obsesiva se apoya en la imposibilidad misma del cumplimiento de deseo. Con la lectura del historial del hombre de las ratas, Lacan dirá que con la imposibilidad del deseo, la dama idealizada termina siendo, perfecta pero inalcanzable. El padre muerto responde a la orden absoluta, no se puede dialogar. La dama idealizada responde a “qué feliz sería si estuviera con ella”, ambas aplastan el deseo, volviéndose imposible. LACAN, J.: SEMINARIO 5: LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE (1957/8) CLASE 20, 22 Y 26 En la histeria recorta el cuerpo, en la neurosis obsesiva (ésta comienza con un histeria, Freud diferencia a la neurosis obsesiva por el mecanismo de la regresión) produce un pensamiento extraño que se hace parásito al sujeto. Lacan en el Seminario V marca la diferencia entre el Otro y el otro y a la fámula del fantasma S◊a. Lacan usa la neurosis obsesiva para acceder al problema del deseo y de su imposibilidad. Diferencia entre demanda y deseo: La demanda es un elemento simbólico en tanto interviene el lenguaje (la necesidad debe poder ser pedida, es decir, poder ser puesta en palabras, se transforma en demanda) (demandar, exhortar, suplicar, prohibir) Cuando el sujeto demanda, más allá de lo que pide hay una demanda inconsciente (explicado en el gráfico de la necesidad). Este movimiento que hace pasar al sujeto humano por el filtro del Otro que codifica su mensaje no es meramente la demanda de la satisfacción de una necesidad, también se da, la demanda de amor (el sujeto ya no pide ese objeto que satisface su necesidad, pide, además, la presencia del Otro, con lo cual se vuelve imprescindible) Cuando la necesidad pasa por el circuito del Otro, hay una parte que queda articulada con la satisfacción que proviene del Otro. La necesidad no puede ser articulada en la demanda. El deseo permite al sujeto existir más allá de su reducción a un ideal. Por ello el deseo destruye al Otro. El deseo destruye al Otro, le quiere castrado, con elementos faltantes, quiere la destrucción del deseo del Otro. En el grafo del deseo, Lacan introduce al Otro del deseo (no del significante) como otro castrado que no puede ya articular plenamente su deseo. Lo coloca en la cadena superior como, lugar del mensaje inconsciente que tiene que ver con el deseo del Otro. Desde este lugar el Otro no da respuestas, hay un silencio. Es el lugar del deseo del otro, lugar a evitar, es traumático. Se puede articular a través del fantasma, que hace de cortocircuito, de desvío, una manera de enfrentarse. Este deseo es angustioso. Cuando el sujeto se enfrenta a este deseo del Otro fracasa en la manera de sostener su propio deseo. La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta y que supone ya una respuesta anticipada (que no hay respuesta). En la neurosis, esa respuesta se localiza en el nivel del fantasma. Siempre la pregunta neurótica es por la diferencia de los sexos. Teniendo en cuenta el grafo del deseo, el neurótico desvía el recorrido tomando por el circuito corto del fantasma, no desplegando el interrogante. La neurosis elige desplegarse por la ruta del fantasma. Llegamos al punto de detención de la pregunta “¿qué soy?” y en el lenguaje no se encuentra todo para contestar. Este punto de llegada entramado con el encuentro con la castración implica del lado del sujeto una respuesta que es la angustia. Cuando no se encuentran respuestas, cuando no hay medios para elaborar una respuesta, se construye el fantasma. El fantasma es un guion, simbólico-imaginario donde el sujeto trama una historia, un intento de respuesta, donde pone en juego su forma de satisfacción imaginaria. Resulta que el fantasma se articula al síntoma. El fantasma, el síntoma, el yo, son una manera de responder cuando no hay respuesta. Cuando el neurótico se encuentra con una grieta en lo simbólico, la falta de material significante, es decir, La falta del Otro. Y como ya se ha dicho, el encuentro con la falta del Otro nunca es sin angustia. La postergación ya comentada es una característica más del fantasma obsesivo. Observamos cómo se aleja del deseo temporalmente, lo procrastina. El fantasma del obsesivo es un fantasma de ofrenda, de oblatividad, relacionado con el objeto anal, objeto de regalo. FANTASMA DE LA OBLATIVIDAD En el campo de la analidad, las cosas se ponen en términos de demanda. Y el fantasma de la oblatividad es un fantasma de demanda, toda la lógica salido-anal se sostiene en el campo de la demanda, que es una demanda de lo que se tiene que hacer en tiempo y forma. El neurótico obsesivo en el campo de la analidad intenta pescar del Otro la demanda, para darle al Otro justo lo que el otro quiere, suponiendo que se trata de una demanda y no de un deseo (quiere que le demanden, como si fuera pedir permiso, para poder desear). Entonces si el Otro desea, el Otro esta barrado, hay una falta. Si uno tiene todo, entonces, no hay deseo. La falta, es el motor del deseo. El deseo siempre implica que no se puede completar al Otro por un lado pero a la vez, en el deseo del Otro surge el sujeto. El fantasma de la Oblatividad intenta tapar el deseo del Otro. Taparlo a la forma de una demanda y el obsesivo asi, transforma el deseo en demanda. Y esto es hacer del deseo, un deseo imposible. Y el obsesivo busca estrategias para tapar ese agujero del deseo, a diferencia de la histérica que le da vida al deseo. En Lacan, lo que Freud marca como regresión, termina siendo leído como este fantasma de la oblatividad, la transformación del deseo en demanda. ESTAMOS EN PRESENCIA DE UN AMO Y el obsesivo consigue que el amo le prohíba el deseo, o que le autorice. Pero si le autoriza ya no tenemos deseo. Él pide permiso, quiere que le demanden. Se imagina que el Otro quiere su castración, que esto es voluntad del Otro, no piensa en la castración como parte de la estructura. Comparemos: La histérica busca un amo sobre el cual reinar. El obsesivo se presenta como si lo hubiera encontrado y de él espera sus mandatos. Vive esperando la muerte de ese amo para iniciar su propia vida y así seguir sin enfrentarse a su deseo, renunciando de su deber de vivir. A diferencia de la histeria intenta construir un Otro no tachado, pero que sea amo de su deseo. Cabe recordar no obstante que el obsesivo quiere saber de verdad qué es y qué desea. EL DESEO EN LA HISTERIA Y EN LA OBSECIÓN Las dos formas neuróticas del deseo no son sino estrategias diferentes, pero con un mismo fin: no saber de la falta del Otro, de su castración. Del lado de la neurosis obsesiva, el mundo entero se vuelve imposible al hacerse esclavo de otro al que eleva al lugar de amo para no saber de sus deseos, degrada el deseo del Otro a su demanda. La posición del obsesivo es justamente, en lugar del deseo del otro, sus órdenes, sus demandas. Habrá construido un Otro completo (A) sin barrar. Así puede desentenderse de la castración del Otro y de la suya. La histérica se sostiene como una deseante insatisfecha. El Otro tiene lo que ella le falta, y no se lo quiere dar. En el fondo, no tiene otra que sostener un Otro completo, “él lo tiene, pero no me lo quiere dar”. Entonces: Deseo insatisfecho en la histeria. La histérica se acerca y pone en juego su deseo en relación a un objeto. Desear es desear el deseo del Otro. La manera de mantener su deseo es a través de la insatisfacción. “La bella carnicera” se prohibió el caviar, así mantuvo vivo un deseo. La histérica lo encuentra en la relación hombre-mujer. El deseo imposible de la neurosis obsesiva. Consiste en alejarse de los momentos y situaciones donde su deseo se pone en juego: parálisis, restricciones. El obsesivo no quiere saber nada: Deseo imposible. El deseo de un sujeto histérico está siempre en relación con el deseo del Otro, con los signos del deseo del Otro y el sujeto obsesivo lo que hace en relación al deseo es defenderse de él. Si en la histeria el sujeto necesita ver los signos del deseo del Otro para vivificarse, en la obsesión lo que ocurre es que cada vez que el sujeto desea está en juego la desaparición del Otro, está en juego su destrucción (anulación del Otro). El obsesivo cada vez que se enfrenta con el deseo se defiende de él deseando un objeto prohibido o inhibiendo el deseo. Así aparece el deseo como imposible. El obsesivo busca entonces la destrucción del Otro porque una vez el Otro desaparezca, este podrá empezar a actuar, podrá empezar a desear libremente. Desea algo prohibido, imposible, cosa de nunca llegar a él y así postergar sus actos. LACAN, J.: FUNCIÓN Y CAMPO DE LA PALABRA EN PSICOANÁLISIS (1953) ; VARIANTES DE LA CURA-TIPO (1953) Lectura lacaniana del hombre de las ratas En el hombre de las ratas se percibe el papel determinante que desempeñó la propuesta de matrimonio presentada al sujeto por su madre en el origen de la fase actual de su neurosis. Freud no vacila en interpretar para el sujeto el efecto de una prohibición impuesta por su padre difunto contra su relación con la dama de sus pensamientos. DESENCADENAMIENTOS Y LOCURAS EN LOS HISTORIALES FREUDIANOS (HOMBRE DE LAS RATAS) El desencadenamiento de la neurosis para Freud se produce cuando se le plantea un conflicto al sujeto. Se trata de la aparición de una dificultad, siempre relativa a la economía libidinal, que el sujeto no puede resolver (es insoportable) y que este intenta solucionar mediante la formación de síntoma (histeria); inhibición (neurosis obsesiva); o angustia (fobias). Lacan propone que la neurosis tiene estructura de pregunta: pregunta por el ser (¿qué soy?) que en realidad es la pregunta por el Deseo del Otro. El desencadenamiento de la neurosis tiene dos momentos, ambos entrelazados con la pregunta ¿ser o no ser?, la pregunta por la vida y la muerte se centra en lo que le ocurre al sujeto a partir de la muerte de su padre y un duelo que se vuelve patológico. Freud interpreta el desencadenamiento como la disyuntiva a partir de la propuesta matrimonial de la madre: la mujer de sus sueños o la persistente voluntad del padre. El desencadenamiento se produce en este caso por la vía de la inhibición: el sujeto queda detenido, no puede avanzar en nada de su vida. Y lo que viene a romper ese equilibrio inestable es una serie de accidentes durante las maniobras militares en las que las identificaciones con su padre se reaniman y lo traen a un presente fantasmático que es cuando se vuelve más creíble y terrible. Se producen una serie de confusiones y lo incitan a una profusión de movimientos que se anulan unos a otros, con premisas falsamente verdaderas que lanzan al sujeto a la obediencia loca y ciega de un padre al que “no se lo puede contradecir”. Para Lacan, el comentario del tío en el funeral apuna a la infidelidad del padre que se había casado por conveniencia con una rica (su madre) y desencadena la neurosis en el hombre de las ratas. Su padre también estuvo en una disyuntiva entre una pobre y una rica y este eligió a la rica por conveniencia. Ahí posterga la decisión propuesta por su madre y va al servicio militar. ¿Por qué desencadena? Porque le muestra las fallas del Padre Real. El padre de Paul se quedó en deuda (sin elegir a la mujer que deseaba, en vez de hacer de su deseo causa de su acto). EL PADRE EN LA NEUROSIS OBSESIVA En la neurosis obsesiva el padre es el padre muerto, que significa, que es muerto porque no es padre que confronte a la discusión, no es un padre que demanda, que ordena, sino que está muerto en su deseo. Si es un padre que demanda, es un padre muerto en su condición de deseante, es una voz que ordena y que entonces pone al obsesivo frente a la encrucijada que no lo deja desear. El en el hombre de las ratas este padre le ordena que NO se case con la amada, en la cual o se siente sometido o se rebela frente a esa voz. PERVERSIONES ELABORACION FREUDIANA DE LAS PERVERSIONES Concepto psiquiátrico: Krafft. Ebing: "Psicopatías sexuales". Inventario de comportamientos sexuales que podrían considerarse desviados con respecto a una sexualidad normal. La perversión indica una desviación de la norma. Esto implica suponer que hay una sexualidad normal en los seres hablantes (esta es la relación entre dos personas de diferente sexo en el momento del coito). Para Freud, no existe una entidad perversa, lo perverso es una modalidad de la sexualidad con caracteres fijos. El paradigma fetichista es un viraje entre la perversión y la neurosis, no puede separarlos, son trastornos pero no se curan. Es un trastorno constitutivo, se puede ser neurótico perverso. Para Lacan este trastorno es estructural, la sexualidad perversa polimorfa, le podemos agregar una entidad, una posición subjetiva particular. Neurosis es una posición y perversión es otra, lo separa en el Seminario XVI (Freud no separa dichas entidades sino que toma a la perversión como una modalidad de la sexualidad normal neurótica; Lacan sí las toma como entidades aparte). El Edipo y la castración están en el corazón de la estructura neurótica, entendiendo por castración la renuncia a la omnipotencia que implica el cumplimiento de los deseos incestuosos. El niño podrá renunciar o no a tratar de satisfacer los deseos de la madre, aceptará o no ser castrado por el padre, lo que dará lugar a diferentes tipos clínicos. Si mantiene una imagen fálica de la madre, la estructura ya no será la neurosis sino la perversión. Lo que caracteriza al perverso es la desmentida de la castración materna, con el consiguiente clivaje del yo, que hace posible la coexistencia del reconocimiento de la castración y de su rechazo. FREUD, S.: TRES ENSAYOS DE TEORÍA SEXUAL (1905) La opinión popular piensa que la sexualidad faltaría en la infancia, advendría en la época de la pubertad y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se exteriorizaría en las manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la unión de los genitales. Para Freud es correcto hablar de degeneración solo cuando: coinciden varias desviaciones graves respecto de la norma, o cuando la capacidad de rendimiento o de supervivencia aparezcan gravemente deterioradas. Se llama objeto sexual a la persona de la que parte la atracción sexual, y meta sexual a la acción hacia la cual fuerza la pulsión. Existen distinto tipo de desviaciones: - Desviaciones respecto al objeto sexual: es una fábula popular que el ser humano está divido en dos mitades que aspiran a juntarse. Existen distintas variaciones de objeto: Invertidos: personas que tienen por objeto a personas del mismo sexo. Pueden ser: - Invertidos absolutos: su objeto sexual tiene que ser del mismo sexo, mientras que el sexo opuesto nunca es para ellos objeto de añoranza sexual, hasta les provoca repugnancia a veces. - Invertidos anfígenos: su objeto sexual puede pertenecer tanto a su mismo sexo como a otro, la inversión no tiene el carácter de exclusividad. – Invertidos ocasionales: solo bajo ciertas condiciones exteriores, donde no encuentran su objeto sexual normal y la limitación; pueden tomar una persona del mismo sexo como objeto sexual y sentir placer con ella. Además muestran distintas concepciones con respecto a su desviación: algunos lo toman como algo natural, otros se revelan contra el hecho de su inversión y lo ven como patológica. El dato de la inversión está desde siempre, solo se le hizo notable a partir de cierta época. Puede conservarse toda la vida, o desaparecer en un momento, o ser un episodio aislado en la vida del sujeto. Los invertidos no son clasificados como degenerados por Freud. La inversión es un carácter adquirido de la pulsión sexual, no innato (se comprueba por lo dos últimos tipos). Ni la hipótesis de que la inversión es innata, ni la hipótesis de que es adquirida explica a la inversión. Cierto grado de hermafroditismo biológico es la norma. La inversión y el hermafroditismo somático son independientes entre sí. En la inversión intervienen perturbaciones que afectan a la pulsión sexual en su desarrollo. El objeto sexual de los invertidos no siempre es el contrario al normal: muchos de los invertidos han conservado el carácter psíquico de la virilidad, y buscan en su objeto rasgos psíquicos femeninos. Hay una vigencia de la elección de objeto narcisista y la retención de la importancia erótica de la zona anal. Entre la pulsión sexual y el objeto hay una soldadura. Personas genésicamente inmaduras y animales como objeto sexual: solo por excepción son los niños objetos sexuales exclusivos. Casi siempre llegan a desempeñar este papel cuando un individuo cobarde o impotente te procura semejante subrogado o cuando una pulsión urgente no puede apropiarse en el momento de un objeto más apto. Una observación parecida es válida para el comercio con animales. No es correcto atribuir insania a este tipo de conductas. Entre los insanos no se observan perturbaciones de la pulsión sexual distinta a las de las personas sanas. El abuso sexual de niños es cometido principalmente por sus cuidadores, porque son los que mejor situación ofrecen para eso. Hay muchas personas que son anormales en su vida sexual, pero perfectamente normal en los otros campos. - Desviaciones en cuanto a la meta sexual: la unión de los genitales es considerada la meta normal en el coito, que conlleva un alivio de la tensión sexual. Todo acto sexual lleva consigo características que han sido descriptas como perversiones. Las perversiones son: Transgresiones anatómicas: respecto de las zonas del cuerpo destinadas a la unión sexual. Estas incluyen: - Sobreestimación del objeto sexual: la estima psíquica de que se hace partícipe el objeto sexual solo en los casos más raros se circunscribe a los genitales. Más bien abarca todo el cuerpo y tiende a incluir sensaciones que vienen del objeto sexual. Esta sobreestimación sexual es lo que apenas tolera la restricción de la meta sexual a la unión de los genitales y contribuye a elevar quehacer relativos a otras partes del cuerpo a la condición de meta sexual. - Uso de la mucosa de los labios y de la boca: es considerado perversión cuando los labios de una persona entran en contacto con los genitales de la otra, más no cuando hay contacto labial. -Uso sexual del orificio anal: el comercio sexual a través de la mucosa anal. - Fetichismo: sustituto inapropiado del objeto sexual, que guarda relación con este, pero es completamente inadecuado para servir de meta sexual. Cierto grado de fetichismo pertenece al amor normal. Lo patológico deviene cuando el fetiche se fija y reemplaza la meta sexual normal. Demoras: en relaciones intermediarias con el objeto sexual, relaciones que normalmente se recorren con rapidez hacia la meta sexual definitiva. - Surgimiento de nuevos propósitos: la demora excesiva en los actos preeliminares, que termina reemplazando la meta sexual normal. Estos propósitos ya están esbozados en actos sexuales normales. - Tocar y mirar: forma parte del acto sexual normal, todas las personas demoran cierto tiempo en este estado, y luego siegue el comercio sexual normal. El placer de ver se convierte en patológico cuando: se circunscribe a los genitales, se une a la superación del asco, o suplanta a la meta sexual normal. - Sadismo y masoquismo: La inclinación a infligir dolor al objeto sexual y su contraparte pasiva. El sadismo respondería a un componente agresivo de la pulsión sexual. Este componente es patológico cuando ha sido elevado al lugar de componente principal. El masoquismo es la proyección del sadismo sobre la propia persona. Las inclinaciones perversas se presentan regularmente como pares de opuestos. La mayoría de estas transgresiones son un componente de la vida sexual normal. Se tropieza con un problema si se quiere trazar un límite preciso entre el quehacer normal y el patológico dentro de la sexualidad. Si la perversión no se presenta junto a lo normal (meta sexual y objeto) cuando circunstancias favorables la promueven, sino que suplanta a lo normal en todas las circunstancias, es un síntoma patológico. Se considera patológica la exclusividad y la fijación en la perversión la sexualidad está condicionada por el psiquismo. La pulsión sexual está compuesta de distintos componentes, que en las perversiones tienden a separarse. Para conocer la vida sexual de los psiconeuróticos es necesario someterlos al psicoanálisis. Las psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de carácter sexual. Los síntomas son la práctica sexual de los enfermos. En los neuróticos se presencia una cuota de represión superior a lo normal. La neurosis es el negativo de la perversión, porque manifiesta en sus síntomas lo que los perversos actúan. En la vida anímica de todos los neuróticos se encuentran fijaciones de la libido en personas del mismo sexo, inclinaciones a las transgresiones anatómicas. En los síntomas neuróticos desempeñan un papel importante las pulsiones parciales, que se manifiestan como pares de opuestos. FREUD, S.: EL FETICHISMO (1927) Según Freud, el fetiche representa el rechazo de la castración materna (el saberlo sin querer saberlo). El niño en que da cuenta de la castración de la madre no quiere verlo, entonces, detiene la mirada en el último objeto que vio y queda fijado a él. Sustituye el pene materno por el fetiche, el cual queda en el lugar de lo que no hay. El fetiche es el sustituto del pene de la madre, el falo en la mujer, que tuvo gran significación en la primera infancia, pero más tarde se perdió. Normalmente debería de ser resignado pero justamente el fetiche está destinado a preservarlo de su sepultamiento. El fetiche es el sustituto del falo en la mujer, en el que el varón ha creído y ya no quiere renunciar. El varón rehusó a darse por enterado a un hecho de su percepción: que la mujer no posee pene. Si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro, y en contra de ello se revuelve una porción de narcisismo. Lo que el fetichista hace no es reprimir el falo femenino, sino desmentirlo. Ha conservado la creencia del falo en la mujer, luego que la percepción le haya demostrado lo contrario, pero también la ha resignado. En el conflicto entre la percepción indeseada, y la intensidad del deseo contrario se ha llegado a un compromiso inconsciente: en lo psíquico la mujer sigue teniendo un pene, pero este pene ya no es el mismo que era antes. Se ha designado un sustituto que hereda el interés que se ha sentido por el primero. Hay una enajenación respecto de los genitales reales femeninos. El fetiche es un signo de triunfo sobre la amenaza de castración y protege contra ella. Le ahorra al fetichista ser homosexual, ya que aporta a la mujer algo para que se vuelva tolerable como objeto sexual. Otras ventajas del fetiche es que los otros no distinguen su significado y casi siempre esta accesible y resulta fácil obtener satisfacción a través de él. Se retiene como fetiche la última impresión anterior a la traumática. Desmiente una parte de la realidad, pero coexisten una junto a la otra la actitud acorde al deseo y la actitud acorde a la realidad en el fetichista. El fetiche mismo es tanto desmentida como aseveración de la castración. Relación neurosis-perversión: en la neurosis vive la sexualidad perversa polimorfa hay ciertos rasgos que el neurótico necesita como condición erótica en el juego de su experiencia sexual, el objeto envuelve el campo del partenaire. En el fetichismo el objeto se transforma de manera fija en el partenaire, toma como su partenaire al objeto fetiche. FREUD, S.: CONFERENCIA n° 20, LA VIDA SEXUAL DE LOS SERES HUMANOS (1917) Freud inicia hablando de algo que en la época se torna impío o más bien, como él lo llama, "indecoroso" cuando se refiere a lo sexual, aquello de lo que no le es permitido o no es bien visto en la época hablar; sin embargo, es preciso aclarar algo que compete a la sexualidad en sí, el acto sexual, cuyo método es utilizado aparentemente solo para la reproducción, pero que es indispensable enunciar que una de las funciones de este método es también para la obtención de placer. Por ello, hay grupos que se alejan de lo habitual, por ejemplo, tenemos a dos del mismo sexo que pueden excitar sus deseos sexuales renunciando a la reproducción. Freud se refiere a ellos como perversos. Pero, es pertinente aclarar que no se refiere al nombrarlos de perversos en el mal sentido de la palabra, más bien, los llama así a aquellos que: han mudado de objeto sexual (o sea el sexo opuesto) y aquellos que principalmente se alteró la meta sexual (el coito), entre estos están los masoquistas, sádicos, voyeur etc. y por último es necesario saber que hay unos que encuentran su satisfacción en lo real y hay otros que pueden sustituírselos o encontrarlos en la fantasía. Sin duda alguna este es un campo de fenómenos (situaciones) como cualquier otro, donde se comprende las conformaciones patológicas y normales de la sexualidad. A diferencia del perverso, el neurótico abarca síntomas sexuales sustitutivos para su satisfacción, incluyendo la "satisfacción sexual" en las necesidades perversas. A diferencia de la neurosis histérica, por ejemplo, podemos ver que los síntomas de estos, se hacen en los sistemas del órgano del cuerpo, (en comparación a los perversos que quieren sustituir los genitales por otros órganos) y en los cuadros de neurosis obsesiva aparecen síntomas de los cuales éste quiere defenderse contra los deseos de satisfacción y esta satisfacción se vuelve hacia la persona misma (produciéndose una auto mortificación), un claro ejemplo es la masturbación. Estos síntomas, (advierte el autor) deben de situarse en el inconsciente de ellos. Todas las inclinaciones perversas arraigan en la infancia, pero desde este mismo desconocimiento se ha producido en el niño un propósito de prohibir y desalentar toda práctica sexual en él, conformando un ideal, una vida asexual, creando una imagen de inocente, puro y tierno, y en caso de desacuerdo se verá acusado como un sacrilegio. Es por esto que se adquiere una creencia de que de repente a los 12-14 años se despierta la vida sexual, pero en el cual Freud, afirma que lo único que se despierta es la función de reproducción. Para esclarecer más la vida sexual en el niño, nuestro autor introduce el concepto de libido, como la fuerza (o energía) con la que se exterioriza la pulsión (el impulso sexual en los seres humanos). Un niño con hambre nos puede ilustrar esta definición, como una pulsión de nutrición. Basándonos en este mismo ejemplo se puede ver cuando recibe el alimento expresa satisfacción y cómo el niño a través de otras zonas de su cuerpo recurre para producir placer (en este ejemplo recurre a la boca, a la zona oral) y posteriormente va encontrando que la retención de esfínteres es utilizada para una mayor ganancia de placer y una especie de regalo a las personas que va distinguiendo y apreciando. En efecto, si el niño tiene una vida sexual, no puede ser catalogada de índole perversa por que no ha abandonado la meta de reproducción, justamente llamamos perversa a la práctica sexual cuando ha renunciado a dicha meta y persigue la ganancia de placer como meta autónoma. Siguiendo con la vida sexual en el infante, alrededor del 3er año de vida empieza a investigar la sexualidad, sin embargo, la diferencia de sexos no arranca de manera innata, éste empieza en el varón atribuyendo al otro sexo un órgano genital igual, pero cuando se da cuenta que no es así, que la niña no tiene un órgano genital visible, el varón siente un temor, al cual llamaremos "Complejo de Castración" y Referente a la niña a causa de no tener un pene visible se produce la "envidia del pene". Posteriormente, el niño a medida que va creciendo, cada vez se va aproximando al conocimiento de los hechos sexuales gracias a la curiosidad y el deseo de saber. Es imprescindible no oír que el psicoanálisis extiende de manera inusual el concepto de lo sexual, pero al contrario, a través de esta tesis fue adecuado abarcar el tema de la sexualidad humana, ya que el psicoanálisis le ha devuelto a esta misma, su extensión correcta. ELABORACION LACANEANA DE LAS PERVERSIONES Para Lacan, la perversión es inherente a la sexualidad humana y de ella hace varias lecturas según va adquiriendo nuevos elementos conceptuales. Una de ellas se encuentra a la altura del Seminario IV: “La relación del objeto” donde la ubica en relación al falo y con la identificación a este; el paradigma será el fetichismo en la medida en que el sujeto fetichista se identifica con el falo como objeto imaginario que completa el deseo materno, es decir, ser el “falito” para la madre. En dicho seminario, Lacan ubica al sujeto perverso como identificado al falo materno, niega toda castración en la madre. El fetiche es lo que presenta mejor la estructura del objeto de deseo. En la fobia, el objeto es el que limita e inhibe. Mientras que el fetiche más bien facilita: el fetichista simboliza el falo imaginario en un objeto irrisorio (que puede ser cualquiera, en sus más variadas singularidades) que tiene la particularidad de ser el objeto que completa al Otro. Del Seminario IV al VI el fetichismo es tomado como un borde entre neurosis y perversión. En el Seminario XVI, la perversión es una entidad separada del campo de las neurosis. Según Lacan, la fobia y el fetichismo es un par articulado. La fobia es la neurosis en su estado más simple y más angular, mientras que el fetichismo es su cara más perversa. Tienen en común que ambas neurosis ponen en juego un objeto pero funcionan como un significante que viene a sustituir como respuesta a un encuentro con la castración en el campo del Otro. El fetichismo intenta velar la castración, aquello que sabe y no quiere saber (noción de velo). La fobia suple la carencia paterna, la perversión la carencia materna. La fobia descompleta y castra, el fetichismo completa y colma su ausencia, la falta en el campo de Otro materno. El objeto fóbico tiene un doble juego, se lo necesita para apoyar la operación pero se lo mantiene alejado porque se lo padece, padece eso mismo que busca. El sujeto fóbico mantiene lo que padece al servicio del deseo. El fetichista tiene el objeto cerca porque no lo padece, se satisface con él, intenta localizar la satisfacción en el objeto. La perversión es la clínica de la demostración. El perverso sabe que no existe relación sexual, que no hay complementariedad entre los sexos, sin embargo, intenta fallidamente, porque es un fantasma, demostrar que se puede restituir el goce en el Otro. Sabe que el Otro tiene un agujero de goce, cree que puede restituirlo, y por eso se identifica con lo que cree que le falta como un compensador de goce, a nivel de la voz (masoquismo, sadismo) o la mirada (exhibicionismo). El perverso sabe que el objeto no existe y piensa que puede sustituirlo. En cambio el sujeto neurótico su interés está en demandar al Otro, no sabe que el objeto no está, va a preguntarle al Otro. Analizaremos ahora, la noción de fetiche y noción de velo desde el Seminario IV y a continuación desde el Seminario XVI LACAN, J.: SEMINARIO 4: LA RELACIÓN DEL OBJETO (1957) CLASE IX: LA FUNCIÓN DEL VELO A lo largo de todo el Sem. IV Lacan ubica al fetiche como aquel elemento que nos permite entender el falo simbólico ya que el fetiche es el sustituto que queda en el lugar de la castración materna, el símbolo del pene faltante de la madre. El fetiche es el símbolo de algo, sobre todo del falo faltante de la madre. Si la madre pasó por el Edipo, como mujer sale con su deseo de hijo en tanto y en cuanto ella no tiene el falo. Entonces ese pene faltante entrará en una cadena de ecuaciones simbólicas, así podemos plantear que el falo simbólico es aquello que simboliza esa falta. Lacan sostiene que a la mujer en lo real no le falta nada, su organismo tiene todo lo que tiene que tener, pero es por estar sumergido en el mundo simbólico que se cuenta con una falta en comparación con la presencia que el pene como órgano detenta. La mujer se encuentra dentro del orden fálico como “no teniendo” y por ende participa simbólicamente del falo a título de ausencia, y por lo tanto, teniéndolo de algún modo. Falo simbólico: Para Lacan, el falo es un objeto simbólico denominado significante fálico, se representa con la letra Φ. Es la simbolización de la FALTA, se trata de la operatoria de la castración en el sentido de que quede inscripto un significante de que la falta existe. Permite por ende el deseo (dialéctica de la falta y el deseo). Tanto la castración como el falo son elementos simbólicos, estructurantes del aparato psíquico, ambos conceptos remiten a la falta. Para Lacan el falo es un significante, algo que no se tiene materialmente, no es aprehensible, no se puede agarrar sino que se comprende en términos simbólicos. Opera desde su ausencia (-Φ). Falo real: Es el falo como órgano masculino, que existe o no existe. Falo imaginario: Representa lo que cubre la falta en la madre, es decir, el niño se identifica al falo imaginario y así cubre la castración materna (objeto imaginario que cubre la falta de la madre). También puede asociarse al falo de la nostalgia de la niña del pene que no tuvo: nostalgia, añoranza e inferioridad que sienten las niñas del Edipo freudiano (aquellas que frente al encuentro con la castración caen presas de la envidia del pene). Otro modo en que Lacan conceptualiza el falo simbólico es a partir de la noción de velo. El velo tiene la función de cubrir la falta (castración materna). Velo es esa pantalla, esa cortina que todo sujeto en su constitución subjetiva va a poner delante de la castración materna. ¿Por qué es necesario poner el velo? Porque frente al horror que produce la visión de la castración materna posibilita donde no se puede ver nada construir un objeto, pensar que puede o no haber un objeto allí donde no hay nada (posibilita generar un objeto donde no lo hay). El objeto puede entonces ocupar el lugar de la falta, lo que cautiva, o sea el objeto, es ilusorio y es valorado como tal. Por lo tanto este funciona sólo en tanto que falta y es simbólico. “Sobre el velo puede imaginarse, es decir, instaurarse como captura imaginaria y lugar del deseo, la relación con un más allá, (…) del objeto”. Dice Lacan. El velo articula el falo simbólico y el falo imaginario ya que el falo (simbólico) funciona como velo, donde se supone una imagen (imaginario). El sujeto perverso ubica allí donde no hay nada un objeto (fetiche), negando, contradiciendo, la castración materna. ESQUEMA DEL VELO LACAN, J.: SEMINARIO 16: DE OTRO A LUGAR (1969) En el Seminario XVI, se encuentra otra lectura de la perversión a tal punto que Lacan la eleva al grado de estructura. Lacan presenta la posición del sujeto perverso como identificación con el objeto a para servir de instrumento del goce del Otro. En este nuevo paradigma, el objeto a ya no es sólo la causa de deseo, se inserta también como plus de goce, es decir, recuperación del goce. CLASE XVI: CLÍNICA DE LA PERVERSIÓN Lacan anticipa que el sujeto perverso está lejos de fundarse en un desprecio hacia el Otro, el sujeto perverso se dedica a tapar el agujero en el Otro, se ocupa de que el Otro recupere el goce. Es por eso que dice que el perverso es partidario de que el Otro existe, un creyente del Otro y sobre todo del goce del Otro. Este Otro (A) es pensado en su completud (sin barra) ya que el perverso en calidad de objeto le restaura el goce, lo deja en ese lugar de Otro completo. El exhibicionista vela por el goce del Otro. Es fundamental que ese Otro se encuentre siempre allí, bien presente. En este campo del Otro, en la medida que se encuentre bien desierto de goce, el acto exhibicionista se plantea para hacer surgir allí la mirada. Se ve entonces que no es simétrico lo que ocurre con el voyeur, lo que le importa al voyeur es interrogar en el Otro no lo que no puede verse. En el caso del masoquista como en el del sádico el objeto involucrado es la voz. El masoquista no ubica cualquier Otro, sino aquel que pueda ser esa voz que el masoquista requiere, no es más que la voz del Otro, el perverso se inserta en el momento en que el Otro se queda sin palabras y es ahí donde le restituye el goce, en términos coloquiales, lo lleva a ser su propia voz. Es por eso que Lacan menciona que de las perversiones, el masoquista es el verdadero perverso en tanto no es él el que goza, sino el Otro. El sujeto sádico intenta ser la voz del Otro pero de manera inversa. Se busca completar al Otro quitándole la palabra e imponiéndole su voz. NEUROSIS (F O B I A S) ELABORACION FREUDIANA DE LAS FOBIAS Para hacer su desarrollo sobre las fobias lo primero que hace Freud es definir la angustia, cuyo desarrollo en la fobia es lo más característico. La angustia es una modalidad de descarga, vivida con afecto displacentero. Se diferencia la angustia señal de la angustia automática. La angustia señal como una preparación moderada que frente a un peligro prepara al yo para la huida. La angustia automática es la descarga automática (fisiológica) frente a un peligro. En las fobias mecanismo es el propio de las neurosis, la represión frente a las mociones pulsionales. La libido libre se muda en angustia, y luego se liga a un peligro exterior. Frente al miedo que produce ese nuevo objeto, se producen ciertas medidas de precaución para evitar ese peligro, ahí es cuando surge la fobia propiamente dicha. Las fobias reviven el conflicto de ambivalencia edípica hacia el padre. Represión de las tendencias edípicas, fundamentalmente se reprime la moción hostil (frente a la caída del caballo Juanito desea que le suceda un daño al padre). El mecanismo propio de la fobia es el desplazamiento. Se sustituye el agente castrador por un objeto externo. FREUD Y LA ANGUSTIA Trayecto: Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia Conferencia n° 25: La angustia Inhibición, síntoma y angustia. Para Freud la angustia es un estado afectivo (Conf. n°32). Algo sentido, algo que se siente, que afecta al Yo. Se siente en el Yo (“la sede de la angustia es el Yo”). ¿Cómo se siente? Se siente a partir de un efecto de la serie displacentera, es molesto, es displacer. Se siente a través de unas sensaciones corporales lo que atañe a los sistemas del cuerpo, que ponen en juego las palpitaciones, el corazón y el angostamiento de la garganta. Es decir en el corazón y el sistema respiratorio. También glandulares, como sudoración, frio, calor, mareos, dolor de pecho, sensación de ahogo. Se viven en el yo por medio de lo que se vive en el cuerpo. La angustia produce sensaciones de descarga en el cuerpo. Estos procesos de descarga se viven y se perciben. La angustia es un afecto de carácter displacentero que implica sensaciones de descarga. En Inhibición, síntoma y angustia ordena el campo de posibilidades y presenta 2 tipos: 1angustia automática. Y otra 2- angustia señal. La angustia como síntesis fisiológica implica para Freud un incremento de excitación en el aparato. Se trata de un exceso, una invasión, lo que le da el carácter displacentero. Cuando el aparato puede procesar o elaborar, ese exceso se transforma en ligable. Pero acá no, no logra tramitación psíquica, ese exceso le da el carácter displacentero, y eso conlleva a los procesos de descarga, vía el cuerpo, es un momento en donde Freud está pensando que esa invasión puede ser leída como trauma. El trauma puede ser leído como excitación en el aparato. Esta cara de la angustia se vive pasivamente, porque es una invasión que sorprende al aparato y lo único que queda es descargarlo, y al hacerlo da sensaciones displacenteras. Esto deja una marca. La síntesis histórica indica que a partir de esta marca, la angustia empieza a funcionar como una señal que advierte al aparato que se acerca un peligro. Y el organismo ya no lo vive pasivamente, se prepara al aparato, para vivir de lo que podría avecinarse como un peligro. Esta una angustia que empieza a funcionar como advertencia. Como SEÑAL. Advierte de un peligro, que en términos económicos, es la excitación que invade el aparato, que es un factor económico. Y agrega algo más, no es solo una invasión del aparato, ya hay algo cualitativo. Es la posibilidad de la pérdida de un objeto. La angustia que advierte le permite una actividad al aparato. Que es defenderse del peligro que se avecina. Entonces la angustia automática, implica un sobresalto, tiene la lógica de la tensión y la descarga, mientras que la angustia señal, implica la respuesta activa, la preparación, la alarma, la advertencia. Tesis fundamental: La angustia advierte un peligro Para Freud el trauma es la pérdida del objeto. La amenaza es la posibilidad de la ausencia. El objeto valioso a perder es el falo, ese plus que se adhiere a él. Y el falo es una presencia que denota la posibilidad de una ausencia. Es en la fase genital, donde el niño vive la amenaza de castración. Que se pone en juego, cuando empuja en CdeE los deseos incestuosos que conllevarían a la posibilidad de la perdida, porque el padre es el agente posible de la castración. El padre como representante de la ley, prohíbe esos deseos incestuosos, y confronta al niño a la posibilidad de la perdida. La posibilidad de la perdida, se viabiliza por el Padre, desde afuera, es un peligro exterior que se vehiculiza como amenaza de castración. Es la señal del peligro de castración. Freud nos puede decir hay una relación entre la angustia y cada una de las entidades clínicas: En las fobias, la angustia señala peligro. El peligro en las neurosis infantiles es el peligro ante la amenaza de castración. Así Juanito se enreda bajo las sábanas de la madre, y que el padre lo castre y lo mejor es huir del peligro. Así la fobia crea recursos, como parapetos que lo alejan de lo peligroso. En la histeria, Freud se pregunta cómo actúa esta amenaza en las niñas, y afirma que lo que está en juego de pérdida en las mujeres es el padre como objeto de amor. La amenaza de castración se subroga como la pérdida de amor del padre. En la neurosis obsesiva lo que está en juego es la pérdida de protección del superyó, quedar expuesto a la voz del superyó, al castigo de la voz del superyó. El castigo del obsesivo es escucharlo, como culpa y castigo. Conclusión, la angustia es consustancial a las neurosis, claro que sin duda, consideramos a las neurosis actuales. Que se organizan alrededor de las neurosis de angustia. Freud dirá que la angustia no es consecuencia de la represión sino que la ANGUSTIA ES EL MOTOR DE LA REPRESIÓN. La señal de angustia activaría los mecanismos defensivos (represión) que lo defenderían de estos deseos. Angustia > represión. Así la angustia es condición de la neurosis. LECTURA FREUDIANA DE JUANITO Freud se refiere a la angustia como un afecto displacentero que afecta al yo y se pone en juego en sensaciones corporales y que provoca cierta desorganización en el que aparece. Una primera organización que le hace, en el primer Freud de las neuropsicosis de defensa, pone de relieve, los procedimientos protectores. Pasamos al 2do Freud de la primera tópica en el texto “Lo Incosciente”, que habla del inconsciente de leyes propias, y que habla de la represión como organismo fundador de todo ese inconsciente, y va a decir que todos esos procedimientos protectores, va a distinguir tres momentos/fases: Lo que en Juanito ubican como angustia simple. Cuando se produce el desplazamiento a la figura del caballo como lo que genera temor. Parapeto fóbico Freud distingue 3 fases: PRIMERA FASE En la primera fase, la angustia surge sin objeto, sin que se sepa ante qué. Aquí Freud ubica la diferencia con el miedo, este surge ante un objeto presente y la angustia que considera sin objeto. A diferencia de Lacan, que afirma en su Seminario sobre la angustia que la angustia no es sin objeto. Hemos de suponer, pues, que en el sistema icc existía un impulso erótico que aspiraba pasar al sistema cc (precc), pero la carga lanzada en contra de este impulso lo rechaza entonces, la carga icc de libido de la representación rechazada deriva en angustia. En las fobias, la representación queda en el icc pero el monto de afecto es trasmudado en angustia. En la histeria el monto de afecto es trasmudado al cuerpo (conversión) y en la neurosis obsesiva el afecto se une a otra representación pero ésta es tolerable para el yo (falso enlace). Juanito sale de paseo a la plaza y no sabe por qué se angustia. Y que esa angustia es el resultado de una moción libidinal (impulso erótico) que quiere pasar a la cc (precc) pero que es imposible, esta moción es querer amar a la madre y odiar al padre, esto no es posible, es una representación inconciliable con el yo. Entonces, se le saca esa investidura a modo que quede icc y que no haga estragos en la cc, a su vez esta moción libidinal inconciliable insiste todo el tiempo en querer pasar a la cc pero no pasa, es ahí donde se le da la contrainvestidura que es una energía que envía el precc para que esa representación inconciliable no vuelva a molestar. SEGUNDA FASE A partir de la repetición se da un primer paso para dominar la angustia: la investidura precc en fuga se enlaza/adhiere a una representación sustitutiva con lo que se constituye el objeto fóbico y se relaciona la angustia convirtiendo en miedo a ese objeto externo. La contrainvestidura emanada del sistema cc lleva, pues, a la formación de un sustituto. A la vez que reprime, lleva a la formación sustitutiva. Entonces, se enlaza el monto de afecto a un objeto por via del desplazamiento, formando el objeto fóbico. En Juanito ya no es más temor al padre sino al objeto fóbico. El monto de afecto se asocia al caballo por via asociativa (desplazamiento). TERCERA FASE En la tercera fase, con el fin de inhibir el desarrollo de angustia que proviene de la representación sustitutiva se constituye una barrera a la que Freud denomina “muralla defensiva” a base de evitaciones, renuncias y prohibiciones (parapetos fóbicos). El sistema cc se protege ahora contra la actividad de la formación sustitutiva por medio de la contrainvestidura de los elementos que la rodean. Juanito no quiere salir a la calle, se inhibe, lo evita. Fase 0: Previa a la angustia, premisa universal del pene 1º fase: angustia surge sin que se perciba ante qué. 2º fase: Representación sustitutiva, se le sustrae al representante que vamos a reprimir una investidura. (La va a tomar otra represión que trabaja como contrainvestidura). 3º fase: parapeto fóbico, fobia evitaciones, renuncias, prohibiciones. LECTURA DE FREUD en INHIBICIÓN, SÍNTOMA Y ANGUSTIA Freud indica que la angustia ante el caballo es el síntoma, la incapacidad para andar por la calle es una inhibición, una limitación que el yo se impone para no provocar la angustia. Freud indica que la fobia es un intento de solucionar el conflicto edípico, en donde se encuentran los celos y hostilidad hacia el padre, a quien empero ama de corazón toda vez que no entre en cuenta la madre, hallándose un conflicto de ambivalencia, donde hay dos mociones en pugna (amor hacia el padre; deseo de muerte hacia él mismo). Lo que convierte en neurosis la fobia de Juanito, es justamente la SUSTITUCION del padre por el caballo. Este desplazamiento es el síntoma. Mecanismo a través del cual permite tramitar el conflicto de la ambivalencia sin la necesidad de la formación reactiva. El conflicto no se tramita entonces en la persona misma, sino que se lo esquiva, deslizando una de las mociones hacia otra persona como OBJETO SUSTITUTIVO. Todo el proceso de la fobia se ha dado debido a la angustia frente a la castración inminente. Por angustia de castración resigna el pequeño Hans la agresión hacia el padre. Su angustia de que el caballo lo muerda puede completarse en que el caballo le arranque los genitales, que lo castre. El motor de la represión es la ANGUSTIA FRENTE A LA CASTRACION. Los contenidos angustiantes como el ser mordido por el caballo son SUSTITUTOS DESFIGURADOS del contenido SER CASTRADO POR EL PADRE. Con ello Freud indica que la actitud angustiada del yo es siempre lo primario, y luego se da la impulsión para la represión. FREUD, S.: ANÁLISIS DE LA FOBIA DE UN NIÑO DE 5 AÑOS (1909) Hans manifiesta un interés particular por el “hacé pipí”. A la edad de 3 años y medio su madre lo encuentra con la mano en el pene, ella lo amenaza: “si haces eso, llamaré al doctor A, que te corte el hacé pipí.” Esta es la ocasión en que Hans adquiere el complejo de castración. A esta misma edad, nace su hermanita. Hans se muestra muy celoso con ella, celos que supera pasado medio año, y se vuelve un hermano tan tierno como consciente de su superioridad. Cuando Hans presencia el baño de su hermanita, observa que su “hace pipí” es chiquito, y razona que cuando sea más grande le crecerá. A los 3 años y ¾ Hans le ve al padre el pene, y le dice que pensó que él era tan grande, que tendría un hacé pipí como el de un caballo. A esta misma edad, Hans brinda el primer relato de un sueño: creía que estaba en Gmuden. En el verano de 19906, Hans estuvo en Gmuden, donde pasaba el dia correteando con los hijos del propietario de la casa. Una vez en su casa, Hans comenzó a fantasear que jugaba con los niños, a quienes llamaba “sus hijas” a partir de la llegada de su hermana. A los 4 años y medio de Hans, se van de vacaciones a Gmuden. Hans juega con los hijos del propietario del lugar: Franzl, Fritzl, Olga, Berta y Anna, la vecina. Su preferido era Frtizl, y respondia su nombre cuando le preguntaban cuál de todas las niñitas le gustaba más. Al mismo tiempo, era muy agresivo, varonil, conquistador hacia las niñas: las abrazaba y las besuqueaba. A esa misma edad, Hans es bañado por su mama, como todos los días. Cuando la madre le entalca el pene, tratando de no tocarlo, Hans le pregunta por qué no pasa el dedo por ahí, a lo que ella le responde que porque era una porquería, y él dice que le gusta. Según Freud, cuando Hans sale de paseo lo hace con el padre, lo que puede dar ocasión para que se fije en el niño una inclinación homosexual. -----Se trata de una fobia, la fobia de un niño de 5 años. Elementos fundamentales: Un sueño de angustia en el cual Juanito se despierta muy asustado, muy angustiado porque soñó que ya no estaba su mamá para hacerle mimitos; por otro lado aparecen también ciertas amenazas de castración; un juego en que uno de sus amigos se hacía el caballo, en un momento se cae, se lastima el pie y le sale un poco de sangre. El acontecimiento detonante, el más importante, según Freud, es sin dudas el nacimiento de la hermana de Juanito, Hanna. LA SITUACIÓN DEL PEQUEÑO HANS Toda la dirección del tratamiento fue llevada a cabo por su padre mediante cartas. Juanito se encuentra ubicado en la etapa fálica y tenía un enorme interés con todo lo que tiene que ver con lo sexual, principalmente sobre su propio pene, su hace pipi. Cuenta que van a un zoológico y observa el hace pipi de los animales; quiere descubrirlo en una cortadora de césped, afirma que el gran chorro de agua que larga es su hace pipi. Incluso le pregunta a su madre si ella posee un hace pipi y ella le responde que sí, por supuesto, fomentado esa creencia que corresponde a la premisa universal del pene. Juanito piensa que el hace pipi de su madre podría ser grande como el de un caballo. No solo está la curiosidad por preguntar, por ver sino también que produce mucho placer. Se encuentra una práctica masturbatoria. Juanito se tocaba su hace pipi cada noche antes de dormir. Y sobre esta mar turbación infantil recaen las amenazas de castración, que un primer momento parecen no tener mucho efecto. En un momento la madre lo ve a Juanito tocándose y le dice que si sigue tocando iría a llamar al docto A para que le corte su hace pipi, y la madre le pregunta, si el doctor A te lo corta, ¿entonces con qué vas a hacer pipi? Y Juanito no tiene ningún tipo de problema y dice, bueno, si me lo cortan, haré pis con la cola. Con lo cual ahí no aparece ninguna manifestación de angustia de la posibilidad de perder eso tan preciado y que produce tanto placer. En otra oportunidad su madre le está poniendo talco luego de haberlo bañado pero evita tocarle los genitales, Juanito no solo que se da cuenta sino que se lo reclama, le pregunta ¿por qué no me tocas ahí? Que es justamente lo que tanto le gusta. Su madre le responde algo así como que es una porquería, es un asco. Con lo cual en este primer momento no aparece la angustia, las amenazas de castración parecen no tener valor ni tampoco los dichos pronunciados por su madre. Sin embargo a Juanito se le transmite la idea que eso tan preciado, tan querido y tan placentero se puede llegar a perder aunque no en este momento Juanito lo vive de esa manera. Cuando nace su hermana, Juanito en algún momento cuando la cambian o la bañan tuvo que haber visto que su hermanita no tiene un hace pipi. Esto le pudo haber generado alguna duda al principio, pero los niños responde utilizando la desmentida; Juanito cree que su hermana tiene un hace pipi pero que es demasiado chico y ya le irá a crecer, acaba a de nacer y por eso es demasiado chico. En algún momento le va a crecer. Con esa desmentida se queda tranquilo. Es posible que esa desmentida en algún momento deje de tener su efecto. En algún momento pudo pensar que Hanna tenía un hace pipi y por el hecho de haber hecho algo malo lo perdió, se lo cortaron como forma de castigo. Esto se une a las amenazas de castración. ESTALLA LA FOBIA Juanito tiene su sueño de angustia. Un día se despierta muy angustiado, llorando. Dice que soñó que ya no estaba su mama para hacerle mimitos. Esto está relacionado con la vez que Juanito sale a pasear con la niñera y de repente se pone muy mal, empieza a llorar, se angustia terriblemente. Al día siguiente, sale de paseo con su madre, y le vuelve a pasar exactamente lo mismo. Se pone muy mal, se angustia, llora. Al volver a la casa le preguntan por qué se había sentido así y finalmente Juanito cuenta que vio un caballo desplomarse por la calle y tuvo mucho miedo que el caballo lo mordiera. Aquí es donde comienza la manifestación de la angustia. Con respecto a este sueño, de que su madre no estuviera ahí para hacerle mimitos, Freud comienza a teorizar sobre la castración. La castración tiene muchas manifestaciones, muchos derivados de la castración, no solamente el hecho de que le corten el pene. Sino todo lo que tiene que ver con una perdida. Que la madre no esté para hacerle mimitos. Esto sería cierto derivado de la castración. De la misma manera, cuando termina la época de la lactancia, la posibilidad de la perdida de la teta. Cuando los niños comienzan a usar el inodoro y ven que al momento de hacer caca eso “se va” estos también son derivados de la castración. Son todas pérdidas que tienen que ver con el CdeC. En este caso tiene que ver con la madre. Esta idea de que su madre no este para hacerle mimitos lo angustia de manera terrible. En esto también tiene que ver el padre, Freud lo destaca en una frase de Juanito. Juanito dice que también le agarra mucho miedo a la noche, cuando se va a dormir, y que una de las cosas que más le da miedo es que el caballo, lo que más le asusta, entre en la habitación. Uno podría pensar, qué absurdo, en esa casa no hay caballos, los caballos no están dentro de la casa. Freud dice que algo de esta idea por más absurda que parezca, algo tiene que ser cierto. Y ahí es cuando comienza a hablar del padre. Efectivamente el padre es quien puede entrar en esa habitación y llevar a cabo la castración. Eso es a lo que le tiene miedo Juanito. Juanito dice que esta tontería (así mismo lo llama) de que el caballo entre, dice que esta tontería no tiene que ver con que los caballos lo asustan realmente. Su temor a la noche tiene que ver con él a la noche se sigue tocando su hace pipi, recriminándole a su padre que decía que es por estar mucho tiempo inhibido de salir a la calle que se produce el miedo a los caballos y cuando vuelva a salir esto se irá naturalizando. Recordemos que Juanito frente al miedo no quería salir a la calle. Estaba totalmente inhibido. Juanito no tiene ninguna duda que la tontería que él llama está directamente relacionada con su práctica masturbatoria, con tocarse a la noche y se va a dormir. Por un lado hay una actitud, que es castigable, el hecho de que Juanito se toca el hace pipi. Su madre lo había sancionado, que se lo deje de tocar, le dijo que era una porquería. Eso influye en pensar que eso está mal. Su problema entonces está relacionado con eso que él hace y que está mal, el hecho de seguir tocando su hace pipi. Eso es lo que produce toda la fobia. Juanito está haciendo algo que está mal, y ya sabemos cuál ese castigo frente a eso que está mal. El hecho de la castración. El hecho de que Juanito tenga este miedo de que el caballo entre en la habitación hace que al padre cobre un valor muy importante. También no solo estaba la práctica masturbatoria, sino este afecto tan grande por la madre, y en este sentido el padre comienza a aparecer como un obstáculo. Juanito no puede tener el libre acceso a ella si está en el medio este obstáculo que es el padre. Comienza a haber cierta ambivalencia, por un lado el amor hacia él, y por el otro esta competencia, esta rivalidad. Un deseo hostil de que el padre desapareciera para poder estar libremente con su madre. Con lo cual se produce un amor hacia el padre y por el otro un deseo de que este desaparezca. Juanito sabe que eso está mal y lo pueden castigar. El padre para ponerle fin a este deseo de Juanito por la madre ´puede sancionar, puede castigar a través de la castración y esto es lo que angustia a Juanito. Si bien Freud se está refiriendo a la angustia de castración, Freud no llama así hasta escribir “Inhibición, síntoma y angustia”. UNA NUEVA TEORIA DE LA ANGUSTIA A partir del caso Juanito, Freud comienza a teorizar sobre la angustia, diferente a la conceptualización en un primer momento, donde la angustia era causada por procesos fisiológicos. En este historial Freud no se refiere a ese tipo de angustia, sino de un tipo de angustia psíquica. Otra forma en la cual se puede producir la angustia. Ubicamos este gran afecto de Juanito por la madre, para que esto se lleve a cabo el padre debería desaparecer, y esto trae un peligro, el peligro de la castración. Juanito tenía que optar por no importarle esta amenaza de castración, seguir adelante con su deseo hacia la madre o también podía resignarse. Renunciar a estos deseos, tanto el deseo hostil hacia el padre como incestuosos hacia la madre. Freud dice que Juanito responde con su fobia. Lo que Freud dice en ese momento es quye por la amenaza de castración, lo que Juanito hace es reprimir esos afectos incestuosos dirigidos hacia la madre. Y esa represión de esos deseos lo que produce es la aparición de la angustia. Con lo cual Freud postula una de las tesis mas conocidas acerca de la angustia que es que LA REPRESION PRODUCE LA ANGUSTIA. Al reprimir esos deseos hacia la madre es que Juanito experimenta esta angustia. La represión es el motor de la angustia. Con respecto a la creación de la fobia, aparece el caballo como objeto fobigeno. Freud empieza a indagar por qué un caballo en ese lugar. Freud encuentra dos situaciones con respecto a la relación entre el padre y un caballo: La primera tiene que ver con un paseo en el que ve que un caballo se cae y hace un gran escándalo con las patas, lo primero que pensó Juanito era que el caballo había muerto. Lo segundo que piensa que es sería muy lindo que al padre le pasara lo mismo, es decir, sería muy lindo que el padre muriera, desapareciera y deje de ser un obstáculo. Se produce cierta asociación entre un caballo y el padre. Y lo que Juanito creía que le había pasado al caballo con lo que Juanito desearía q le pasara al padre. Hay otra escena en la que Juanito está jugando con unos amigos, y uno de ellos está haciendo de un caballo y de repente se golpea, se lastima un poco el pie y le sale sangre. En ese momento Juanito se acuerda de que él jugó al caballo con su papá, es decir, su papá hizo de caballo también como ese amigo, entonces si su padre era un caballo también se podría golpear, y por qué no, se podría morir. Esta es la asociación del padre al caballo y la idea de muerte del padre. Eso es lo que hace que Juanito reemplace/sustituya al padre por el caballo. Y esto soluciona la ambivalencia, porque estas dos corrientes afectivas, la amorosa y hostil que estaban dirigidas al padre sufren una modificación. La corriente amorosa, el amor hacia el padre sigue intacta. Pero al aparecer el caballo como sustituto del padre actúa como un imán que se lleva toda la corriente hostil consigo, es decir, los deseos de muerte que antes estaban dirigidos hacia el padre ahora toda esta hostilidad está dirigida al caballo que está ubicado como lo que amenaza, lo que asusta. En este sentido la ambivalencia desaparece, porque el padre va a ser solamente receptor del amor, de la corriente amorosa. Mientras que la hostilidad es dirigida al caballo. Esto plantea la solución. La castración ahora está puesto no en el padre sino en el caballo con lo cual el no salir de la casa es una forma que Juanito tiene de evitar la visión del caballo que es tan angustiante. Parapetos fóbicos. En un momento Juanito y el padre van a visitar a Freud, al profesor. En un momento él no quería saber nada con él, pero su padre lo convence diciendo que él tenía una hija muy linda. En esta sesión Freud hace una intervención importante. Freud incita a Juanito a contarle al padre todo lo que sienta, todo lo que piensa acerca de la relación con su madre sin ningún temor de que su padre pueda pensar. Entonces Juanito cambia totalmente de actitud. FANTASIA FINAL Y RESOLUCION DE LA FOBIA El padre de Juanito lo ve jugando a su hijo. Juanito había comentado acerca de una fantasía en la que él juega a que tiene hijos, donde él era el padre de esos hijos y la madre de esos hijos era su propia madre. En esta fantasía no aparece solamente ese deseo edipico sino que el padre sufre un destino distinto, ya no es necesario matarlo. En esta fantasía el padre se había ido de esta casa y se había ido a la casa de su propia madre, es decir, la abuela de Juanito y así el padre vivía muy tranquilo y muy feliz. Cada uno estaba con su propia mama, lo que es deseo de Juanito, y ya no había ningún deseo hostil. Por el contrario el padre s ele había destinado el mejor de los destinos posibles, vivir con su mama. Y con esta fantasía Freud dice que se solucionó la fobia, desapareció la ambivalencia. Desapareció el temor a la sanción, al castigo porque ya no había hostilidad hacia el padre, por lo tanto el padre no tenía ningún motivo por el cual castigar. Pasados los años parece que Juanito, siendo mayor, fue a ver nuevamente a Freud y él le da a leer el historial que él mismo había escrito acerca de Juanito y él “no se acuerda de nada”. Se levantaron todos los síntomas. FANTASÍA DE LAS JIRAFAS Juanito desea la muerte de su padre para poder estar más tiempo a solas con su madre. Al mismo tiempo, tales deseos le producen sentimientos de culpa y vergüenza que se resuelven en la angustia hacia los caballos. Juanito expresa este tipo de fantasías edípicas recurriendo a la curiosa historia de las jirafas: "En la noche había en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada, y la grande ha gritado porque yo le he quitado la arrugada. Luego dejó de gritar, y entonces yo me he sentado encima de la jirafa arrugada". La gran jirafa soy yo (analiza el padre) o, más bien, el pene grande (el cuello largo); la jirafa arrugada, mí mujer o, más bien, su miembro; he ahí, por tanto, el resultado del esclarecimiento. Sigue el padre: El todo es la reproducción de una escena que en los últimos días se desarrolla casi todas las mañanas. Juanito siempre acude temprano a nosotros, y mi esposa no puede dejar de tomarlo por algunos minutos consigo en el lecho. Sobre eso yo siempre empiezo a ponerla en guardia, que es mejor que no lo tome consigo ("La grande ha gritado porque yo le he quitado la arrugada"), y ella replica esto y aquello, irritada tal vez: que eso es un absurdo, que unos minutos no pueden tener importancia, etc. Entonces Juanito permanece un ratito junto a ella. ("Entonces la jirafa grande dejó de gritar, y luego yo me senté encima de la jirafa arrugada".) La solución de esta escena conyugal trasportada a la vida de las jirafas es, pues: él sintió en la noche añoranza de la mamá, añoranza de sus caricias, de su miembro, y por eso vino al dormitorio. El todo es la continuación del miedo al caballo. FREUD, S.: LO INCONSCIENTE (1915) CAPITULO 4: TÓPICA Y DINÁMICA DE LA REPRESIÓN En el capítulo 4, Freud pasa a explicar la “tópica y dinámica de la represión” lo que lo lleva por tanto a describir el factor económico (cómo actúan las investiduras y las contrainvestiduras energéticas sobre las representaciones que son reprimidas) y realiza una ejemplificación con las tres neurosis de transferencia conocidas. La que nos atañe es la histeria de angustia (fobias). Freud distingue 3 fases: PRIMERA FASE En la primera fase, la angustia surge sin objeto, sin que se sepa ante qué. Aquí Freud ubica la diferencia con el miedo, este surge ante un objeto presente y la angustia que considera sin objeto. A diferencia de Lacan, que afirma en su Seminario sobre la angustia que la angustia no es sin objeto. Hemos de suponer, pues, que en el sistema icc existía un impulso erótico que aspiraba pasar al sistema cc (precc), pero la carga lanzada en contra de este impulso lo rechaza entonces, la carga icc de libido de la representación rechazada deriva en angustia. En las fobias, la representación queda en el icc pero el monto de afecto es trasmudado en angustia. En la histeria el monto de afecto es trasmudado al cuerpo (conversión) y en la neurosis obsesiva el afecto se une a otra representación pero ésta es tolerable para el yo (falso enlace). Juanito sale de paseo a la plaza y no sabe por qué se angustia. Y que esa angustia es el resultado de una moción libidinal (impulso erótico) que quiere pasar a la cc (precc) pero que es imposible, esta moción es querer amar a la madre y odiar al padre, esto no es posible, es una representación inconciliable con el yo. Entonces, se le saca esa investidura a modo que quede icc y que no haga estragos en la cc, a su vez esta moción libidinal inconciliable insiste todo el tiempo en querer pasar a la cc pero no pasa, es ahí donde se le da la contrainvestidura que es una energía que envía el precc para que esa representación inconciliable no vuelva a molestar. SEGUNDA FASE A partir de la repetición se da un primer paso para dominar la angustia: la investidura precc en fuga se enlaza/adhiere a una representación sustitutiva con lo que se constituye el objeto fóbico y se relaciona la angustia convirtiendo en miedo a ese objeto externo. La contrainvestidura emanada del sistema cc lleva, pues, a la formación de un sustituto. A la vez que reprime, lleva a la formación sustitutiva. Entonces, se enlaza el monto de afecto a un objeto por via del desplazamiento, formando el objeto fóbico. En Juanito ya no es más temor al padre sino al objeto fóbico. El monto de afecto se asocia al caballo por via asociativa (desplazamiento). TERCERA FASE En la tercera fase, con el fin de inhibir el desarrollo de angustia que proviene de la representación sustitutiva se constituye una barrera a la que Freud denomina “muralla defensiva” a base de evitaciones, renuncias y prohibiciones (parapetos fóbicos). El sistema cc se protege ahora contra la actividad de la formación sustitutiva por medio de la contrainvestidura de los elementos que la rodean. Juanito no quiere salir a la calle, se inhibe, lo evita. FASES en FREUD: TIEMPO 0 Premisa universal del pene: Todos lo tienen. Su madre fomenta esa creencia TIEMPO 1 Nacimiento de su hermana Hanna. Amenaza de castración por parte de la madre TIEMPO 2 El caballo sustituye al padre. Fobia como modo de resolución de un conflicto edípico. TIEMPO 3 Parapetos fóbicos (Medidas protectoras que hacen que el sujeto se defienda de la aparición de la angustia: evitación y huida). Aparece la ANGUSTIA FREUD, S.: LA REPRESIÓN (1915) En la teoría psicoanalítica se reprimen las representaciones nunca el afecto. Hay una representación que es inconciliable para el yo, en este caso el deseo incestuoso por la madre, hay algo que el yo no puede aceptar como algo válido, no puede permitir que esa idea entre en asociación con las demás ideas. Por lo tanto, se reprime. Lo que se reprime no es el afecto, es la representación. Esa representación que está reprimida va a quedar reprimida, la representación no solamente es sacada de la cc sino que la fuerza de la represión consiste, primero, en quitar esa representación de la serie de asociaciones, pero también insiste en mantenerla reprimida. Ahora con el afecto pasa otra cosa. El afecto que también acompañó a esa representación no queda reprimido, por lo tanto este afecto busca otra representación ya no inconciliable para el yo sino perfectamente aceptable para el yo y se une a esa otra representación que no tiene ningún tipo de sanción con respecto a la represión. Es así como ese afecto al unirse a otra representación puede sin ningún problema acceder a la cc. Es así como se forman los síntomas, por ese fracaso en la represión. Entonces, lo que se reprime y lo que queda reprimido es la representación, no el afecto. Si el afecto quedara reprimido no podría volver a aparecer en la cc, no aparecerían los síntomas. El afecto se une a otra representación y sí se accede la cc. Por ejemplo, en la neurosis obsesiva el monto de afecto unido a la representación deriva en las formaciones reactivas, las ideas compulsivas, los actos compulsivos. En la histeria, es la conversión. Y en las fobias es la angustia. Este rechazo, este paso denegado de la representación (acompañado del monto de afecto) es la labor que hace la contrainvestidura. FREUD, S.: INHIBICION, SINTOMA Y ANGUSTIA (1926) CAPITULO 4 El pequeño Hans se rehúsa a nadar por la calle porque tiene fobia del caballo. Freud se pregunta cual es ahí el síntoma ¿el desarrollo de la angustia, la elección del objeto de la angustia, la renuncia a la libre motilidad, o todas estas cosas al mismo tiempo? La incomprensible angustia frente al caballo es el síntoma; la incapacidad para andar por la calle es un fenómeno de inhibición, una limitación que el yo se impone para no provocar la angustia. No se trata de una angustia indeterminada, sino de una expectativa angustiada: que el caballo lo morderá. Se presencia una actitud edipica de celos y hostilidad hacia su padre, a quién ama de todo corazón siempre que no se interponga entre él y su madre. Un conflicto de ambivalencia, un amor y un odio bien fundados, ambos dirigidos a la misma persona. Su fobia es un intento por solucionar ese conflicto. Esta situación edipica es normal, pero por lo general una de las dos mociones, casi siempre la tierna, se ve reforzada y la otra desaparece. También pueden aparecer formaciones reactivas, pero lo que Hans presenta no es nada parecido a una formación reactiva. La moción pulsional que sufre la represión es un impulso hostil hacia el padre. Hans ha visto caer y rodar a un caballo, y caer y lastimarse a un compañerito de juegos con quién había jugado al caballito. En Hans se construyó la moción de deseo que ojalá el padre se caiga y se haga daño como el caballo y como el compañero. Un deseo así tiene el mismo valor que el propósito de eliminarlo él mismo: la moción asesina del complejo de Edipo. No se puede designar como síntoma la angustia de esta fobia: si el pequeño Hans que está enamorado de su madre, mostrara angustia frente a su padrino habría derecha alguno a atribuirlo a una neurosis, sino que sería una reacción afectiva enteramente compresible. Lo que la convierte en neurosis es este rasgo: la sustitución del padre por el caballo. Es este desplazamiento lo que lo hace acreedor del nombre de síntoma. Es aquel mecanismo que permite tramitar el conflicto de ambivalencia sin la ayuda de la formación reactiva. El varón adulto, admirado pero también temido, se sitúa en la misma serie que el animal grande a quién se envidia, pero que puede volverse peligroso. El conflicto de ambivalencia no se tramita en la persona misma, se lo esquiva deslizando una de sus mociones hacia otra persona como objeto sustitutivo. El hecho de que el padre haya jugado al “caballito” con Hans fue decisivo en la elección del animal angustiante. No es una casualidad la elección del objeto al que se desvía la moción, sino que es algo significativo en la vida del niño que asocia el juego del caballito con el padre a la fobia por ser mordido por el caballo que representa el miedo a ser devorado por el padre y se remonta a la etapa oral sádica. La moción pulsional reprimida en las fobias es una moción hostil hacia el padre. Es reprimida por el proceso de la mudanza hacia la parte contraria. En lugar de agresión hacia el padre se presenta agresión sobre la propia persona. Una agresión de esa índole arraiga en la fase libidinal sádica. Simultáneamente ha sucumbido ante la represión otra moción pulsional, de sentido contrario: una moción tierna pasiva respecto del padre, que ya había alcanzado el nivel de la organización libidinal genital. Parece que esta última moción hubiera tenido mayor peso para el resultado final del proceso represivo; es la que experimenta la regresión más vasta y cobra el influjo determinante sobre el contenido de la fobia. Las dos mociones pulsionales afectadas (agresión sádica hacia el padre y actitud tierna y pasiva frente a él) forman un par de opuestos. Mediante la formación de su fobia se cancela también la investidura de objeto madre tierna, de lo cual nada deja traslucir el contenido de la fobia. En Hans se trata de un proceso represivo que afecta a todos los componentes del complejo de Edipo, tanto a la moción hostil como la tierna hacia el padre, y la moción tierna respecto de la madre. Hans tramitó mediante su fobia las dos mociones pulsionales del complejo de Edipo. Hans parece haber sido un muchacho normal con el complejo de Edipo positivo. Por la angustia de castración resigna Hans la agresión frente a su padre; su angustia frente al caballo puede ser interpretada como angustia ante que el caballo lo castre de un mordiscón. Ambas plasmaciones del complejo de Edipo se estrellan contra el complejo de castración. El motor de la represión es la angustia frente a la castración; los contenidos angustiantes son sustitutos desfigurados del contenido “ser castrado por el padre”. ELABORACION LACANEANA DE LAS FOBIAS Lacan, en el Seminario 4, postula que la fobia es una tentativa de solución a la confrontación con la castración materna y que el objeto fobígeno tiene una función significante y supliría cierta falla a nivel del padre real. La fobia según Lacan, nos muestra bien, cómo se defiende el niño del deseo de la madre (DM: el falo), y cómo la madre se lo come, haciéndolo su objeto del deseo. Entonces el niño pierde su subjetividad para ser el objeto de goce de la madre, quedar a merced del goce la madre, reducido a un objeto. Es evidente que ahí debía estar involucrada la función del padre, que en el caso de las fobias, falla. En la fobia se potencia al padre, se lo suple, en su función castradora. Hay una carencia paterna en relación a la castración, con lo cual la fobia vendría a suplir la misma. Donde la función castradora paterna falla, la fobia viene a suplir la carencia paterna. Donde el padre debería castrar y no castra es ahí donde actúa la fobia. No opera el padre real como agente de la castración y como sostén del significante Nombre del Padre en su accionar metafórico respecto al significante Deseo de la Madre. La fobia en Lacan es una defensa frente a la madre que se lo quiere comer como objeto. Como la madre de Juanito, y el niño queda enredado en las sabanas, y ya no es Juanito, sino el objeto del deseo de la madre. LACAN Y LA ANGUSTIA (Sem X) La angustia aparece frente al deseo del Otro, un Otro que remite al significante, a lo simbólico. No se trata de un Otro vivo, gozante. Es una función lógica, estructural. La función "deseo de Otro", implica que es en el campo del Otro que el sujeto se funda. El sujeto a advenir se funda en un deseo del otro primordial, que es en realidad una falta. El momento de angustia es en el encuentro con lo real. Con aquello que no se puede nombrar, para lo cual no existen significantes para definirlo. Hay una tesis que se mantiene a lo largo de la obra de Lacan: el sujeto adviene en el campo del Otro (a imagen y semejanza del Otro), ningún sujeto puede ser causa de sí. La existencia de un sujeto requiere de la nominación del Otro. Ésta nominación -nada más y nada menos que un nombre- al producir al sujeto como “falta en ser” posibilitará que el sujeto tenga una existencia más allá del Otro. Tiene que ver con el estadio del espejo como formador del yo. La angustia le permite a Lacan alcanzar al objeto como real. La angustia remite a lo que no se deja significar. Hay algo real en el campo del lenguaje que no se puede simbolizar ni imaginar, eso al neurótico lo angustia. ANGUSTIA Y OBJETO a Lacan postula que la angustia revela la presencia del objeto a, hace de señal a lo real. Esta funciona como señal de la presencia del objeto a. La angustia se genera frente al encuentro con el deseo del Otro, ya que uno no sabe qué somos para el deseo del Otro, por lo tanto la angustia surge al quedar posicionado como objeto frente al deseo del Otro. Una de las caras de la angustia es entonces frente al deseo del Otro. La otra cara es cuando puede faltar el deseo del Otro, es decir, cuando falta la falta. Si el Otro no desea, el Otro goza, y me come cual yo fuera un objeto. Así el neurótico le pregunta al otro ¿que soy para vos, me quieres, qué soy, que quiero?” (Che vuoi?). La angustia no está ubicada en la cadena significante sino que tiene una relación de anclaje con el objeto especial que es el objeto a. La perspectiva de Lacan acerca de la fobia es que se trata de una ESTRUCTURA EVITATIVA, una manera de evitar el horror de la castración. Lacan subraya la diferencia entre fobia y angustia; la angustia hace su aparición al principio, en cambio la fobia, es una formación defensiva que trasmuta la angustia en miedo a uno o varios determinados objetos. DESEO PREVENIDO Lo que Juanito quiere es mantener la función paterna, llamar al padre para que establezca este corte, que no le posibilite el hecho de tener relaciones incestuosas con la madre. Por esto es que Lacan dice que el Deseo en la Fobia es un Deseo Prevenido, el fóbico se previene de quedar en una relación incestuosa, se previene de una perversión. Si no se estructura la Fobia sería totalmente un perverso. Implica que el fóbico arma su parapeto, estrategia para quedarse en su casa y no salir, así previene que aparezca algo del deseo. LACAN, J.: SEMINARIO 4: LA RELACIÓN DEL OBJETO (1957) CLASE XIII: DEL COMPLEJO DE CASTRACIÓN Juanito a partir de los 4 años hace lo que se llama una fobia, es decir, una neurosis. Él quiere mucho a su padre y está muy lejos de temer de él un tratamiento tan abusivo como el de la castración. De todos modos vemos que su madre ha llegado a prohibirle la masturbación y ha pronunciado las palabras fatales “si te masturbas, llamaremos al doctor A y te la cortará”. La madre es aquí objeto de amor, objeto deseado en cuanto a su presencia. La madre existe como un objeto simbólico y como un objeto de amor. Se trata de que el niño se incluya a sí mismo en la relación como objeto de amor de la madre. De que aporta placer a su madre. El niño busca ser el falo de la madre; el objeto de deseo de la madre, y allí se ubica. El niño se presenta a la madre como si él mismo le ofreciera el falo, le asegura a la madre que puede colmarla (completarla), en cuanto a lo que le falta. Esta falta es imaginaria, el niño viene a cubrir eso que falta, funciona como obturador (corresponde al tiempo de la FRUSTRACIÓN). Lacan se pregunta cuál es el lugar que ocupa este niño para el deseo materno, es decir cuál es la función del niño para la madre y postula dos posibilidades: Una que el niño encarne la metáfora del deseo de la madre por el padre, y la otra posibilidad es que encarne la metonimia (sustitución) del deseo de la madre por el falo, que no tiene y que no tendrá nunca. Todo en el comportamiento de la madre con Juanito, a quien se lleva a todas partes, desde el baño hasta la cama, indica que el niño es para ella un apéndice indispensable, dice Lacan. Vemos que la madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber el falo que no tiene. Es decir, este niño ocupa el lugar de la metonimia del deseo de la madre. Este es un lugar muy incierto y caprichoso, además tiene la dimensión del engaño, porque el niño juega a ser algo que no es. Se manifiesta en un plano narcisístico, pasa de ser todo para ella a ser nada, en tanto que, ese "hacé -pipí" no satisface a su madre y con lo cual, queda fuera del circuito. Juanito está fantaseando el falo constantemente, preguntándole a su madre sobre la presencia del falo en ella, luego a su padre, luego en los animales. El falo es verdaderamente el eje. Hay un goce nuevo que interviene, irrumpe en esta relación madre-hijo y es que su pene, el suyo, empieza a convertirse en algo muy real. Empieza a moverse y el niño empieza a masturbarse. El pene se ha convertido en real. Deja de ser el falo imaginario de la madre, pasa de ser el falo a tenerlo. Es decir, el niño, con la introducción de la masturbación entra en juego su goce real con su pone real. Hasta ese momento, con la relación madre-hijo, ambos fálicos, el niño se encontraba en el paraíso del señuelo. Pero cuando interviene la pulsión del niño, su pene real, se evidencia un despegue. Confronta con esa tremenda hiancia (distancia) que hay entre cumplir con una imagen (imaginaria, falo) y tener algo real que ofrecer. El niño queda entonces prisionero de esa brecha, en elemento pasivizado de un juego que lo deja a merced del goce del Otro. Es así como aparece la posibilidad de ser devorado por esa madre (metáfora de la boca del cocodrilo). Los objetos de la fobia, tienen la función de suplir al significante del Nombre del Padre. CLASE XIV: EL SIGNIFICANTE EN LO REAL A partir de determinado momento, el niño da muestras de un gran espanto ante un objeto privilegiado que resulta ser el caballo. Que la imagen del caballo aparezca en el horizonte indica ya que el niño se dispone a entrar en la fobia. En cuanto interviene el hace pipí como real, convertido en Juanito como satisfacción y que irrumpe en ese paraíso de señuelo, en ese momento empieza la ANGUSTIA debido a que le hace tomar dimensión a Juanito de la diferencia existente entre lo que imagina (aquello por lo que es amado) y lo que él puede dar. Se angustia frente a la IRRUPCIÓN DEL PENE REAL, lo separa del falo de la madre. Hay un nuevo goce que emerge, lo cual lo desconcierta y angustia. Él, para la madre, se encuentra en un estado de pura pasividad, está ahí para ser objeto de placer. La fobia en este sentido comienza a tomar dimensión. Hasta ese momento el niño estaba en el interior de la madre, acaba de ser rechazado, o se lo imagina, está angustiado, y entonces, la fobia le ayudará como forma de sobrellevar la castración materna. Para él se trata de conciliar el mundo de la relación materna, que había funcionado en armonía hasta entonces, es decir, hasta el momento en que irrumpió la excitación a nivel del pene real, con aquel elemento de abertura imaginaria o de falta, es decir, aquel elemento que introduce una falta en la madre. CLASE XXI: LAS BRAGAS DE LA MADRE Y LA CARENCIA DEL PADRE En el CdeE desde un plano determinado el padre se introduce como un tercero en la situación entre el niño y la madre. ¿Cuál debe ser su papel? El padre es quien posee a la madre, la posee como padre, con su pene de verdad, un pene suficiente, a diferencia del niño. Por otra parte, el pene del niño, ha de adquirir su misma función, su realidad, su dignidad. Y para conseguirlo, es preciso pasar por es anulación, llamada, complejo de castración. El padre simbólico es el significante del Nombre del padre. Es el elemento mediador esencial del mundo simbólico y de su estructuración. Es necesario para ese destete con la omnipotencia materna. Para que el sujeto viva verdaderamente el CdeC es preciso que el padre real juegue de verdad el juego. Debe asumir su función de padre castrador. Para Juanito se trata de encontrar una suplencia que se obstina en no querer castrar. En la constelación familiar de Juanito, es notoria la figura del padre muy permisivo, que se obstina en no castrar. La madre se lo lleva al niño a la cama desoyendo al padre en sus reclamos de que no es recomendable para el niño. También se lo lleva al baño, pero el padre no hace ninguna objeción a ello. No solo muestra una tolerancia muy peculiar, sino que podemos juzgar que está fuera de la situación, pues diga lo que diga él, las cosas siguen su curso decididamente, mientras la madre en cuestión no tiene en cuenta, en lo más mínimo, las observaciones sugeridas por el personaje del padre. Aquí está el fundamento de su angustia, esto es lo intolerable de su situación, esta carencia por parte del castrador. Juanito reclama imperiosamente. Se trata de saber si el padre pasará la prueba, si se enfrentará como un hombre a la temible madre. Juanito moría por un padre que le tenga rencor y que lo castre, pero no lo tiene. FASES en LACAN: TIEMPO 0 El niño busca ser el falo de la madre; el objeto de deseo de la madre. El niño es el falo imaginario de la madre, aquello que la completa. Omnipotencia materna. TIEMPO 1 Emergencia del PENE REAL, nuevo goce, masturbación. Deja de ser el falo imaginario de la madre para convertirse en real. Pasa de ser el falo a tenerlo. El nacimiento de la hermanita lo desplaza de ese lugar, de esa conjunción madrehijo. TIEMPO 2 Miedo de ser devorado por la madre (metáfora de la boca del cocodrilo). Fobia como tentativa de solución; como forma de sobrellevar la castración materna y suplir la carencia paterna, de un padre que no castra. TIEMPO 3 Parapetos fóbicos (Medidas protectoras que hacen que el sujeto se defienda de la aparición de la angustia: evitación y huida). Aparece la ANGUSTIA No hay encuentro con la castración porque hay una carencia paterna. DESENCADENAMIENTOS Y LOCURAS EN LOS HISTORIALES FREUDIANOS (JUANITO) El niño se pregunta por el origen de los niños y por el funcionamiento de su hace pípi. Desencadenamiento por la irrupción del goce proveniente de su propio cuerpo, la primera respuesta es la angustia, que deviene en un segundo tiempo un síntoma fóbico. La fobia suple las carencias del padre real y así encadena. El desencadenamiento para Lacan es la irrupción del goce del pene real y de ahí el conflicto: o seguir siendo el falo de la madre o hacerse de ese pequeño hace pipi que prometía satisfacciones de esa índole. Para hacer este pasaje se requiere el efecto de la metáfora paterna, y dado que ese padre real no aparece debe surgir algo que haga suplencia de tal carencia. C L A S E S E S P E C I A L E S: (D E M E N C I A S) DEMENCIAS Y DSM DEMENCIAS Definición: Debilitamiento general de las facultades cerebrales con supresión de la atención voluntaria. Se divide en demencia senil, en la que el tratamiento puede como máximo estabilizar el proceso, y demencia crónica, muy raramente curable. Definición de Carlos Pereyra: Es el déficit definitivo de causa orgánica, absolutamente irreversible y progresivo que afecta al psiquismo de una manera global, pero incide particularmente sobre los procesos intelectuales, provocando una decadencia y una merma manifiesta de los grados anteriormente alcanzados. Esto implica la presencia de lesiones cerebrales corticales que producen alteraciones en las funciones cognitivas en forma progresiva, crónica e irreversible. Dichas funciones son: la memoria, la orientación, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje, el juicio, las praxias y las gnosias. Definición de Kaplan: La demencia es la pérdida de las funciones cognitivas e intelectuales lo suficientemente grave como para intervenir en el funcionamiento ocupacional o social del paciente. Respecto de la evolución, plantea en oposición a Pereyra, que puede ser reversible. El trastorno puede ser progresivo o estable, permanente o reversible. Las enfermedades son reversibles si el tratamiento se inicia a tiempo, antes de que se produzca un daño irrecuperable. DSM El DSM plantea que la demencia es un síndrome caracterizado por el deterioro de las funciones cognitivas y requiere para su diagnóstico que los síntomas supongan un deterioro significativo del funcionamiento ocupacional y social e implique un declive considerable del nivel funcional previo. Características Clínicas: El déficit esencial es la pérdida de memoria a corto y a largo plazo. La memoria a largo plazo suele estar conservada y la reciente, de corto plazo está más alterada. Donde aparece la falla de memoria (laguna), el paciente la rellena con fabulación de tipo paranoide y de perjuicio. El juicio y el pensamiento abstracto se ven afectados y hay signos de alteraciones corticales superiores como afasia (trastornos del lenguaje), apraxia (incapacidad de llevar a cabo actividades motoras), agnosia (incapacidad de reconocer objetos), así como también cambios notables en la personalidad. CLASIFICACION DE LAS DEMENCIAS 1) Degenerativas: Presenil Alzheimer: Demencia degenerativa causada por la atrofia de la corteza cerebral. La evolución es rápida, instalándose en pocos meses un cuadro de desintegración psicomotriz, produciendo un deterioro y dependencia cada vez mayor, hasta la muerte. Senil 2) Vascular: Producida por alteraciones en los vasos sanguíneos. De inicio más brusco, secundarias a un accidente cerebro- vascular. Su evolución es más lenta. Deterioro de la memoria y cognoscitivo. Declive funcional gradual y continuado, deterioro en el funcionamiento social o laboral 3) Infecciosa: HIV: De instalación brutal y agudísima. Déficit en las funciones cognitivas: alteraciones en la sensopercepción (alucinaciones auditivas y visuales) y alteraciones en el pensamiento (ideas delirantes) 4) Tóxica: Alcohólica 5) Por enfermedades neurológicas. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL Demencia / Depresión: A diferencia de los dementes propiamente dichos, en los depresivos no se ven afectados el resto de las funciones superiores. Tampoco presentan relleno fabulatorio y ante la laguna mnésica presentan tristeza, angustia y autorreproche. A diferencia de las depresiones, la demencia afecta a todas las funciones, particularmente el intelecto, y es de causa orgánica. Los pacientes depresivos son más concientes de sus síntomas que los pacientes dementes. Demencia/Pseudodemencias: Son cuadros de alteración cognitiva asociados a trastornos psiquiátricos, principalmente depresión y trastornos de conversión. Estas alteraciones cognitivas no presentan la suficiente intensidad como para diagnosticar una demencia. Se manifiestan cuadros de demencia pero no hay correlato orgánico. Demencia/ Esquizofrenia: Desintegración de la personalidad, desorden de la afectividad y la voluntad, evolución en brotes. No hay deterioro de las funciones cognitivas como en las demencias orgánicas. La inteligencia, la memoria y la orientación en la demencia precoz estan intactas. Por lo tanto, la diferente evolución, las diferentes esferas afectadas y la lesión orgánica en el caso de las demencias son los elementos a tener en cuenta a la hora de establecer el diagnóstico diferencial. Demencia/Paranoia: Es la evolución continua de un sistema delirante duradero e imposible de romper, que se instala con una conservación completa del orden del pensamiento, la voluntad y la acción. A diferencia de la paranoia, las ideas delirantes de la demencia no llegan a formar un sistema, no se conservan en el tiempo y no se presentan con claridad en el orden del pensamiento. En la paranoia, a diferencia de la demencia, no hay afectación de las funciones instrumentales superiores ni lesión orgánica. LA PSICOSIS EN EL DSM: ESQUIZOFRENIA: El DSM IV trabaja con una clínica sincrónica. El modelo que utilizan es el modelo médico. Un primero puede ser diagnosticado con trastorno de personalidad, ese diagnóstico es a partir de lo que sincrónicamente el sujeto presenta al momento de la evaluación clínica, a partir de ciertos síntomas que presenta la personalidad, y después puede ser que a ese mismo sujeto se lo diagnostique como esquizofrénico. El DSM no maneja un diagnóstico estructural. Lo que maneja el manual es una dimensión sindrómica en el momento actual de la evaluación. La definición de psicótico es variable de acuerdo a cada doctrina. No hay una sola definición de psicótico, por eso se habla de psicótico y no de psicosis. Una primera aproximación de lo que se entiende por psicótico es una pérdida de las fronteras del ego, o un grave deterioro de la evaluación de la realidad. El término psicótico es definido a partir de los trastornos variables, de lo sindrómico, del fenómenos, no a partir de un abordaje estructural. El término psicótico para esquizofrenia se refiere a ideas delirantes, lenguaje desorganizado, alucinaciones y comportamiento desorganizado. Lo característico de la esquizofrenia se inscribe en dos categorías: síntomas positivos y síntomas negativos. Los síntomas positivos tienen que ver con toda la fenomenología florida de la psicosis, los que se presentan en forma manifiesta, la distorsión de las funciones normales. Los síntomas negativos son todo lo contrario, reflejan la disminución o la pérdida de las funciones normales. El DSM IV funciona colocando tanto los síntomas negativos y los positivos, es decir los síntomas esenciales y accesorios en un mismo plano. CRITERIO A: A.1 Ideas delirantes: Creencias erróneas que implican una mala interpretación de las percepciones o las experiencias. Son delirantes por su grado de convicción. Por un lado las definen por la presencia de creencias erróneas y por el otro por el grado de convicción. Nosotros estaríamos de acuerdo con el grado de convicción ya que, que sea errónea creencia no dice nada, hay muchas creencias erróneas que no son delirantes. En la esquizofrenia se dan las ideas delirantes extrañas: el delirio toma su tema, no de la realidad cotidiana, sino de la fantasía. Son delirios con temas que no se pueden derivar de un hecho cotidiano, son extraños. A.2 Alucinaciones: Entienden a la alucinación como una percepción sin objeto. Las más habituales son las auditivas, las alucinaciones verbales. A.3 Lenguaje desorganizado: El leguaje debe estar lo suficientemente desorganizado como para alterar la comunicación, como por ejemplo, neologismos, verborrea (no puede parar de hablar), etc. A.4 Comportamiento desorganizado: Pueden ir desde comportamientos infantiles hasta agitaciones impredecibles. En la psicosis irreversible son sujetos sin iniciativa, no pueden llegar a ningún fin y se comportan de manera mecánica, como autómatas. Es necesario distinguir el comportamiento desorganizado de otro comportamiento que puede parecerlo pero que no lo es ya que esta organizado por ideas delirantes. Un comportamiento organizado por creencias, no es desorganizado. El comportamiento desorganizado es algo automático, que ocurre sin que ninguna ideación lo acompañe. (Ej: Clerambault: Automatismo mental). También hay comportamientos motores catatónicos (rigidez, agitación, temblor, etc) A.5 Síntomas negativos: a) Aplanamiento afectivo: El sujeto está sin ningún tipo de emoción, desafectivizado, vacío. b) Alogia: Dificultad en el despliegue verbal. El lenguaje desorganizado es lo que más está, mientras que la alogia es lo que menos se ve: habla poco, solo responde a preguntas, etc. c) Abulia: Falta de voluntad. Este criterio A.5 es parte de los síntomas fundamentales para Kreapelin en la demencia precoz. Y los criterios de A.1 a A.4 son los accesorios para él. En cambio, en el DSM, De A.1 a A.4 van a estar descritos los síntomas positivos, y en A.5, los síntomas negativos. Para el diagnóstico de la esquizofrenia, El criterio A y sus subitems son indispensables. Se requiere de por lo menos 2 de esos subitems para diagnosticar esa enfermedad. Alcanza solo con un subitem si el sujeto presenta ideas delirantes extrañas o si las alucinaciones son de dos o más voces que hablan en referencia al sujeto. Para los síntomas de A5 hay que ver si el sujeto esta aplanado afectivamente y tiene dificultades en el habla porque esta medicado o no. También hay que distinguirlos de los síntomas depresivos. Estos vienen acompañados por un estado de tristeza, se sienten lo peor del mundo, culpables. Es decir, hay una ideación que acompaña a este estado de decaimiento. Esto no es así en el esquizofrénico donde no hay estado ideico que lo acompañe. CRITERIO B: Para el diagnóstico de la esquizofrenia, este criterio B solo no alcanza si no tiene criterios A. Disfunción en una o más áreas de las actividades del sujeto: disminución en la vida cotidiana en el área laboral. Otra área puede ser la afectiva, en relaciones interpersonales, es común que el sujeto tenga pocos amigos, una vida social muy pobre. Otra puede ser una disfunción en el estudio. CRITERIO C: Corresponde al tiempo y a la duración. Los síntomas positivos (A.1- A.4) deben durar al menos 1 mes Los síntomas negativos deben durar por lo menos 6 meses o más para diagnosticar esquizofrenia. Se ubica el comienzo de la enfermedad entre los 15 y 45 años. No hay cura completa, no se puede volver al estado anterior a que se desencadene la enfermedad. Si se puede alcanzar una estabilización.