Buena voluntad para con los hombres Una introducción a La guerra ya terminó Andrew Wommack Andrew Wommack © 2023 por Andrew Wommack Publicado por Andrew Wommack Ministries Woodland Park, CO 80863 Impreso en Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —electrónico, mecánico, fotocopia, escaneo, grabación u otro— sin la autorización previa por escrito de la editorial. Título en inglés: Goodwill Toward Men: An Introduction to The War Is Over © 2023 por Andrew Wommack Publicado en asociación entre Andrew Wommack Ministries y Harrison House Publishers Woodland Park, CO 80863 – Shippensburg, PA 17257 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia. Algunas citas bíblicas son de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI © 1999 por Bíblica, Inc.® Usada con permiso. Todos los derechos reservados a nivel mundial. Algunas citas bíblicas son de la Biblia del Jubileo 2000 (JUS) © 2000, 2001, 2010, 2014, 2017, 2020 por Ransom Press International. Algunas citas bíblicas son de La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados. Algunas citas bíblicas son de la Versión Reina Valera Actualizada, © 2015 por Editorial Mundo Hispano. Todo el énfasis dentro de las citas bíblicas es del autor. Traducción: Citlalli Macy ISBN: 978-1-59548-583-0 Para distribución a nivel mundial. Impreso en Estados Unidos de América 1 2 3 4 5 6 / 26 25 24 23 Introducción Y [María] dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una 1 multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! Lucas 2:7-14 Superando la tradición religiosa Lucas 2:8-14 es un conocido pasaje de las Escrituras que narra el nacimiento de Jesús. Con demasiada frecuencia, lo utilizamos para crear cierto estado de ánimo y contagiarnos del “espíritu navideño”. El problema es que no pensamos realmente en lo que dice, o peor aún, lo interpretamos de manera equivocada. En el versículo 14, la hueste celestial declara: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» La mayoría de las personas interpretan esto como si los ángeles proclamaran la paz entre los hombres, pero definitivamente no era eso por lo que se regocijaban. Esto hablaba de la paz de Dios hacia los hombres. Estaban celebrando el fin de la guerra entre 2 Dios y el hombre por medio del sacrificio de Jesús y todo lo que eso traería. Jesús mismo dejó claro que no había venido a traer la paz entre los hombres. Jesús dijo en Mateo 10:34-36: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su propia casa. Jesús dijo que no había venido para traer paz en la tierra entre los hombres. De hecho, el Señor también profetizó que una de las señales del final de los tiempos sería el aumento de las guerras, las divisiones y la disensión. En Mateo 24:6-8, Él dijo: Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino… Y todo esto será principio de dolores. 3 Algunos de ustedes estarán familiarizados con el villancico navideño que dice: «Oí las campanas el día de Navidad tocar sus viejos y familiares villancicos; y entusiastas y dulces repetir las palabras de paz en la tierra, buena voluntad para con los hombres». Se basa en el poema «Campanas de navidad», escrito por Henry Wadsworth Longfellow en la década de 1860, después de que su hijo resultara gravemente herido en la Guerra Civil. Uno de los versos de la canción dice: «“No hay paz en la tierra”, dije, “porque el odio es fuerte, y se burla de la canción de paz en la tierra, buena voluntad para con los hombres”». A causa de la guerra, Longfellow dudaba de la proclamación de los ángeles en Lucas 2:14. Creo que existe un malentendido frecuente sobre lo que significa tener paz en la tierra. En Mateo 5:9 (Reina Valera Actualizada - 2015), Jesús dijo: «Bienaventurados los que hacen la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios». Fíjate que no dice: «Bienaventurados los que guardan la paz». ¿Quién es alguien que hace la paz? No es un pacifista; un pacifista siempre rechaza la guerra o la lucha como forma de 4 resolver disputas. Pero alguien que hace la paz es una persona que busca y promueve la paz. N.T. A veces, la mejor manera de promover la paz es luchar y ponerte en peligro. El primer ministro británico Neville Chamberlain era un pacifista que pensaba que podía evitar la guerra haciendo tratos con Adolf Hitler a finales de 1930 y preservar «la paz para nuestro tiempo». Pero como dijo Winston Churchill: «La Segunda Guerra Mundial fue la guerra más evitable que el mundo haya librado jamás».1 Si alguien se hubiera enfrentado a Hitler antes de que invadiera los países vecinos y se hubiera apoderado de sus bienes, se le podría haber detenido fácilmente. Los Aliados lucharon por la paz en la Segunda Guerra Mundial. Fueron los que hicieron la paz. Jesús fue el que hizo la paz entre Dios y la humanidad. El autor basa su argumento en la versión King James, Blessed are the peacemakers (Mt. 5:9). N.T. 5 Paz en la tierra En realidad, Jesús hizo una distinción entre la paz de Dios y lo que el mundo llama paz. En Juan 14:27, Él dijo: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Según la mentalidad del mundo, la paz es la ausencia de conflicto. Así como escribió Longfellow, mucha gente cree que, si hay guerra entre los hombres, no hay paz en la tierra. Sin embargo, la paz de Dios no depende de las circunstancias. Cuando los ángeles cantaban: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres» (Lc. 2:14) estaban hablando de la paz de Dios para con los hombres, no de la paz entre los hombres. Concederé que si una persona recibe el Evangelio y su corazón es cambiado, tratará a las personas de manera diferente. Estoy seguro de que hay millones de ejemplos de personas que han vivido en paz y sus vidas han sido cambiadas; pero esta cita bíblica no está 6 profetizando o hablando de paz entre los hombres. Está hablando de la paz de Dios para con el hombre. Cuando serví en Vietnam, ciertamente no había paz entre los hombres. Nuestra base de apoyo de artillería medía unos cien pies de anchura por doscientos pies de largo, y recibimos cientos de rondas de mortero en esa pequeña área. Finalmente, la base fue invadida por el Viet Cong y tuvimos que evacuarla; pero yo me regocijaba porque pensaba: «Jesús, podría estar contigo antes de que acabe el día». Incluso oré por aquellos combatientes vietnamitas que subían por aquella colina con el propósito de matarme. Era como si estuviera en una burbuja porque tenía la paz de Dios. Tampoco parecía que hubiera paz en medio de la Guerra Civil; pero más adelante en su poema, Wadsworth acabó escribiendo: «Entonces repicaron las campanas, con más fuerza y claridad: “Dios no está muerto ni duerme; el mal fallará, la justicia prevalecerá, con paz en la tierra, buena voluntad para los hombres”». Jesús no vino a mantener la paz entre los hombres; Él vino a hacer la paz entre Dios y los hombres. 7 Cómo trató Dios con el pecado Para apreciar plenamente lo que estoy diciendo, tienes que entender que, bajo el Antiguo Pacto, había guerra: Dios declaró la guerra con el pecado. Algunas personas no entienden esto, y miran las cosas que sucedieron en el Antiguo Testamento pensando que Dios fue demasiado duro. Algunas personas tienen la impresión de que Dios está enojado y amargado; que está esperando a que falles en algo para azotarte. Cuando nos fijamos en cómo Dios trataba con el pecado en el Antiguo Testamento, se parece a la forma en que los padres disciplinan a sus hijos cuando son pequeños. Un padre no puede simplemente decirle a un niño de uno o dos años: «No hagas eso porque le estás dando oportunidad al diablo, y el diablo solo viene a robar, matar y destruir (Jn. 10:10); te va a enfermar, cuando crezcas va a arruinar tu matrimonio, nunca conservarás un trabajo», y así sucesivamente. No se puede razonar con ese niño, pero se le puede decir: «Si vuelves a hacer eso, vas a recibir unas nalgadas». Puede que ni siquiera entiendan que existe Dios o el 8 diablo, el cielo o el infierno, o cualquiera de esas otras cosas; pero antes de que piense en volver a portarse mal, lo asociará con el dolor. Cuando nuestro hijo mayor tenía unos dos años, en una ocasión, paseábamos por el campo, por un camino de terracería. La maleza tenía como un metro o metro y medio de altura. Era un niño muy pequeño, y andaba corriendo unos treinta metros por delante de nosotros. Andábamos caminando y platicando porque nadie venía nunca por ese camino de terracería. Pero había una intersección más adelante, y un coche venía por esa terracería a ochenta o noventa kilómetros por hora. El coche venía tan rápido que yo no podría haber corrido con suficiente rapidez para detener a mi hijo. Joshua llegó al cruce en el momento exacto en que el coche pasaba volando. La maleza estaba alta y el conductor no podía verlo. Estaban aproximándose a un accidente. Pero nosotros le habíamos enseñado a Joshua a obedecernos. Si no lo hacía, recibía un castigo. Así que grité: «¡Joshua, detente!». Se quedó inmóvil mientras el coche pasaba volando a unos metros de distancia. 9 Mucha gente no disciplina a sus hijos. Solo creen que deben razonar con ellos, pero los niños pequeños no tienen la capacidad mental para entender en esa edad. De una manera similar, antes de que alguien nazca de nuevo, simplemente no tiene la capacidad de entender las cosas espirituales. Entonces, ¿cómo podría Dios restringir la cantidad de pecado que se comete? ¿Cómo podría encaminarnos en la dirección correcta para hacer lo correcto, aun cuando no teníamos la capacidad para el entendimiento espiritual antes del nuevo nacimiento? Dios tuvo que crear la Ley para enseñarle a las personas lo correcto, y lo incorrecto. Él hizo que el temor a las consecuencias fuera su motivación para obedecer. La misericordia versus el juicio Romanos 5:13 es un pasaje fundamental que me ha ayudado a entender toda la Biblia: Pues hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; mas el pecado no era imputado, no habiendo ley (Biblia del Jubileo). 10 Dice: «hasta la ley». Eso fue durante el tiempo de Moisés. La ley fue dada casi dos mil quinientos años después de la caída de Adán. Hasta ese entonces, Dios no les estaba imputando los pecados a los hombres. La palabra imputar significa «atribuir a alguien la responsabilidad de una falta». En realidad, es un término usado en contabilidad. Si compraras algo y dijeras: «Anótalo en mi cuenta», te lo anotarían. Luego, al final del mes, tendrías que pagar. Hasta el tiempo en que la Ley fue dada, el hombre pecaba; pero Dios no les estaba atribuyendo sus pecados a las personas. ¡Esta información es muy trascendental! Básicamente, todo nuestro sistema religioso nos ha enseñado que Dios es ese Dios santo, severo, austero, que está enfadado y no tolera a los pecadores. Para muchas personas, esta es la impresión que tienen de Dios. La religión nos ha enseñado que cuando Adán y Eva pecaron (Gn. 3:1-7), Dios los expulsó instantáneamente de Su presencia porque no podía soportar al hombre pecador. Se nos dice que la ira de Dios se desató instantáneamente sobre la tierra. 11 Pero Dios seguía caminando y hablando con la humanidad. Dios envió a Adán y Eva fuera del Huerto del Edén para que no tomaran del árbol de la vida y comieran, y vivieran para siempre en un estado caído (Gn. 3:22-23). Habría sido terrible vivir para siempre en un estado pecaminoso. Como vivimos en un mundo pecaminoso, la muerte puede ser algo bueno. Ahora, puedo escuchar libros cerrándose por todas partes debido a esta última afirmación, pero piensa al respecto por un momento. Si la gente no pudiera morir, entonces todos los Hitler, Stalin, Pol Pot e Idi Amin del mundo seguirían vivos y escupiendo su veneno. La muerte pone fin a muchas cosas. ¿Cómo sería vivir en un mundo caído, pero sin poder morir? Vivirías para siempre en este estado corrupto y pecaminoso. Vivirías para siempre en un lugar donde se miente, se engaña, se roba y se realizan todos los actos de maldad imaginables todo el tiempo. A la luz de esto, la muerte es realmente un beneficio. Hasta el tiempo de Moisés, Dios no les estaba atribuyendo los pecados de los hombres en su contra. Dios era y sigue siendo un Dios misericordioso. El 12 no comenzó instantáneamente a juzgar al hombre y a traer castigo por su pecado. Dios, en realidad, estaba operando en misericordia hacia los hombres durante aproximadamente los primeros dos mil quinientos años de existencia. Luego vino la Ley. Dios siempre ha querido relacionarse con nosotros por gracia, pero no podía hacerse de la vista gorda e ignorar el pecado. La deuda del pecado tenía que ser pagada. Bajo el Antiguo Pacto Bajo el Antiguo Pacto, la gente no podía nacer de nuevo. Si una persona alguna vez se entregaba al diablo, podía ser poseída por el demonio a través de la adoración de ídolos, la bestialidad, la homosexualidad, e incluso la rebelión hacia los padres. Una vez que la gente cruzaba esa línea y se entregaba al diablo, Dios lidiaba con el pecado como un cáncer o una infección. Así como un doctor tendría que cortar la parte infectada para preservar el cuerpo, Dios era severo con la ira. 13 Recuerdo a un hombre que vino a una reunión en busca de oración y se tapaba la cara con una toalla. Me estaba hablando, pero yo no podía escucharlo. Así que le dije: «Lo siento, pero no le entiendo. Va a tener que quitarse esa toalla para hablar conmigo». Cuando se quitó la toalla, pude ver que el cáncer le había carcomido la nariz y otras partes de la cara y la boca. Tenía un aspecto grotesco. Le escurría un flujo, que era en parte la razón por la que estaba usando una toalla. En esas mismas reuniones vi a otro hombre que había perdido un ojo a causa del cáncer, y que se había extendido por el lado izquierdo de su cara, hasta deformarle toda la cabeza. Esas son cosas terribles, pero así es como opera el cáncer. Así también es como el pecado opera en una persona o una nación, por lo cual Dios tuvo que cortar esas cosas para que no se propagaran entre Su pueblo. Debido a que las personas no podían nacer de nuevo, y no podían ser liberadas de esas cosas, fue en realidad un acto de misericordia de parte de Dios purgar esa impiedad de la raza humana. 14 Es como en Éxodo 32, cuando los hijos de Israel ofrecieron sacrificios ante el becerro de oro y se entregaron a todo tipo de libertinaje, incluyendo la fornicación y el adulterio (v. 6, «se entregaron a diversiones paganas», Nueva Traducción Viviente) mientras Moisés recibía los Diez mandamientos en el Monte Sinaí. No sólo se entregaron a la idolatría, sino que también se corrompieron con toda clase de libertinaje. En Éxodo 32:10, Dios le dijo a Moisés: «...déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma». Dios tenía todo el derecho a enfadarse con los israelitas. Ellos habían visto la demostración de Su gloria como ningún pueblo la había visto antes, y sin embargo, en cuestión de días, se habían apartado del Dios vivo y verdadero para adorar a los ídolos. Merecían cualquier castigo que el Señor considerara oportuno darles. A pesar de que Moisés intercedió por el pueblo (Éx. 32:11-13) para que Dios no los aniquilara a todos, había que hacer algo. La Biblia dice que unos tres 15 mil hombres murieron a espada ese mismo día (Éx. 32:28). Puede parecer un juicio severo, pero estaba justificado. Este pueblo era totalmente rebelde hacia el Señor. En aquellos días, antes de que una persona pudiera nacer de nuevo y convertirse en una criatura totalmente nueva en Cristo (2 Co. 5:17), el mal tenía que ser desarraigado, o infectaría a toda la nación. Pero ahora, a causa de Jesús, Dios trata a la humanidad de una manera diferente. Y de la misma manera, no debemos servir a Dios por miedo al castigo. Bajo el Nuevo Pacto En Hechos 13:39, el apóstol Pablo dijo del Nuevo Pacto hecho en la sangre de Jesús: «Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree» (Nueva Versión Internacional). La justificación es el hecho de Dios que nos hace totalmente justos ante Él. Para lograr esto, el Señor no solo perdona nuestros pecados, sino que también imparte Su justicia. Esto hace que tú y yo seamos justificados o «como si nunca hubiéramos pecado». 16 Bajo la ley del Antiguo Testamento, muchas cosas eran imperdonables y conllevaban la sentencia de muerte. Pero por medio de Jesús, ahora podemos recibir el perdón de estas cosas y disfrutar de una relación correcta con Dios. Es como si tuvieras una infección, las opciones son cortar una parte de tu mano para que la infección no se extienda o tomar antibióticos para matar la infección y salvar la mano. Dios ya no corta a las personas como un cáncer cuando pecan. Ese era solo un método temporal con el que Dios nos trataba hasta que pudiéramos nacer de nuevo. Ahora que somos nuevas criaturas en Cristo (2 Co. 5:17), tenemos un conocimiento intuitivo. Dios está dentro de nosotros, informándonos del bien y del mal, y guiándonos por el camino que debemos seguir. Como cristiano, no tienes que temer la ira y el juicio de Dios. La mayoría de la gente no ha entendido esto. Todavía están operando bajo el temor del Antiguo Pacto. Tienen miedo de que Dios esté enojado con ellos y que les esté imputando el pecado. Esto debe cambiar. 17 Yo crecí cerca de una calle muy transitada. Mi madre me daba una tunda si me cruzaba la calle sin mirar a ambos lados. Recibí muchas tundas por eso. Así que, aquí estoy, décadas después como un adulto maduro, y todavía miro a ambos lados, dos o tres veces cada vez que cruzo una calle. «Mira a ambos lados antes de cruzar la calle» fue algo que literalmente me enseñaron a golpes. Ahora entiendo que no es el hecho de que mi madre me vaya a dar una tunda lo que me motiva a hacerlo. He superado esa etapa. Hago lo correcto, no porque vaya a meterme en problemas, sino porque no quiero que me atropelle un coche. ¿Qué pensarías si estuviéramos platicando, me olvidara de lo que estaba haciendo, cruzáramos una calle, entonces me diera cuenta de que no miré a ambos lados y dijera: «¡Oh no! no miré a ambos lados. Por favor, no se lo digas a mi madre porque me va a dar una tunda»? Si respondiera así de adulto, me mirarías y dirías: «¿Qué te pasa?». Mi madre se ha ido con el Señor y ya no debo tener miedo de que me pegue. Ahora hago lo correcto, 18 pero por una motivación totalmente distinta. Del mismo modo, ya no temo a la Ley, pero sigo viviendo santamente porque es la mejor manera de vivir. El Verbo se hizo carne Lo que Dios hizo al enviar a Jesús para nacer en el mundo es algo de lo que deberíamos alegrarnos durante todo el año, no solo en la Navidad. Ahora bien, disfruto de la Navidad, pero significa algo más que una estación o un sentimiento emocional. Cuando leemos Lucas 2:10-11, nos enteramos del mayor milagro de todos los tiempos: Dios se hizo carne: Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Jesús era el Señor en Su nacimiento. No creció hasta convertirse en Dios. El cuerpo físico de Jesús creció, y Él tuvo que renovar Su mente. Lucas 2:52 19 dice: «Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres», pero Él era Dios todopoderoso al nacer. La palabra Señor en el versículo 11, es exactamente la misma palabra que se usa para referirse al Señor Dios cientos de veces en el Nuevo Testamento. Así que, Jesús era Dios al nacer, y fue colocado en un cuerpo humano como un bebé. Después de todos estos años, sigo sin poder comprenderlo del todo. La Escritura dice que el universo entero cabe en la palma de la mano de Dios (Is. 40:12). Eso se refiere al ancho de Su mano, desde la punta de Su pulgar hasta la punta de Su dedo meñique. La mano de Dios es más ancha que todo el universo. Según lo que dicen los científicos, el universo tiene cientos de miles de millones de años luz de ancho, y todo cabe en la mano de Dios. Y pensar que el creador del universo, que podía hacer caber todo en Su mano, vino a la tierra como un bebé para convertirse en uno de nosotros. ¡Eso es genial! Era un hombre —un ser humano físico— a quien 20 Dios había dado autoridad sobre la tierra (Gn. 1:2628). Cuando el hombre se dejó engañar y le cedió su poder a Satanás (Gn. 3:1-19), se convirtió, en cierto sentido, en un coheredero del diablo. Satanás tiene que obrar por medio de un ser humano. El hombre, por medio de su cuerpo físico, le dio a Satanás autoridad en esta tierra. Por lo tanto, era necesario que un hombre con un cuerpo físico recuperara esa autoridad. Dios tuvo que convertirse en un hombre (Jesús), para darle la autoridad de ejecutar juicio en la tierra (Jn. 5:27). Dios no puede quebrantar o cambiar Su palabra, así que estaba limitado a actuar de acuerdo con la palabra que ya había pronunciado. Jesús es levantado Dios no podía bajar aquí y resolver todos los problemas de la tierra porque Juan 4:24 dice que Dios es un espíritu. Él les dio autoridad sobre la tierra a personas con cuerpos humanos físicos, por eso Jesús tuvo que hacerse hombre. También necesitaba un cuerpo físico para poder tener autoridad para derrotar al diablo y reintegrar a la gente que Dios amaba. ¡Esto es lo que los ángeles estaban celebrando! 21 Dios nació con una forma humana, y la ira de Dios por el pecado de la gente iba a ser puesta sobre Jesús. La ira que Dios había estado mostrando hacia la raza humana en el Antiguo Pacto iba a ser eliminada, y El amor de Dios iba a ser liberado. En Juan 12, Jesús acababa de oír la voz audible de Su padre que decía: «Lo he glorificado [Mi Nombre] y lo glorificaré otra vez», y la gente lo oyó. Algunos pensaron que era un trueno, mientras que otros pensaron que era un ángel que le hablaba (v. 28-29). Jesús dijo en los versículos 30-32: «No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos [los hombres (men)] atraeré a mí mismo». La mayoría de la gente interpreta esto en el sentido de que, si exaltamos a Jesús por medio de la predicación y lo glorificamos correctamente, Él atraerá a todos hacia Sí. Pero eso no es de lo que está hablando. En la versión King James la palabra men, que se traduce como hombres, está en cursiva. Esta es una de las razones por las que me gusta esta versión de la Biblia, 22 es porque los traductores fueron lo suficientemente honestos para decirte si insertaron una palabra que no estaba allí en el idioma original. No siempre se pueden traducir las cosas directamente. Entonces, según la King James, la palabra hombres (men) en el versículo 32 está en cursiva. Lo que significa es que Jesús dijo literalmente: «Y yo, si fuere levantado de la tierra, a [todo] atraeré a mí mismo». Los traductores lo interpretaron «a todos [all men]», pero si lo lees en contexto, verás algo. El versículo anterior dice: «Ahora es el juicio de este mundo...» Y el versículo siguiente, justo después, dice: «Yo... atraeré, a [todo] hacia mí» (mi paráfrasis). El versículo 33 dice: «Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir». Jesús no estaba hablando solo de elevarlo por medio de honrarlo y proclamarlo apropiadamente. Él estaba hablando de que cuando Él fuera levantado en la cruz y crucificado, Él atraería todo el juicio de Dios hacia Sí. ¿Sabías que Dios castigó a Jesús por lo que nosotros hicimos? Toda la ira de Dios contra tu pecado y mi pecado —todo lo que tú y yo hemos 23 hecho mal— fue puesto sobre Jesús. Dios es justo La Biblia dice: «El alma que pecare, esa morirá» (Ez. 18:20), y «la paga del pecado es muerte» (Ro. 6:23). Dios es justo. Él no podría simplemente decir: «Bueno, te amo, así que voy a pasar esto por alto, a pesar de que has pecado y mereces el juicio». ¡No! Dios tuvo que juzgar nuestro pecado, pero no quiso juzgarnos a nosotros. No hay ninguno de nosotros que merezca la bondad de Dios. Romanos 3:23 dice: «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios». Entonces, ¿cómo podría un Dios justo tener relación con nosotros si somos impuros? Isaías 59:1-2 dice: He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír, pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. 24 La ira de Dios vino sobre nosotros porque Él es justo, y el pecado tiene que ser juzgado. Pero cuando Jesús vino, tomó todo el juicio de Dios por nuestro pecado en Su propio cuerpo para que Dios pudiera decir: «Tus pecados están pagados». En vez de hacernos pagar por el pecado, Su Hijo vino a esta tierra y pagó por el pecado por nosotros. Por esto se regocijaban los ángeles cuando cantaban: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres» (Lc. 2:14). Dios puede liberar la paz hacia ti y hacia mí, aunque todos hayamos pecado y no la merezcamos. Si tuviéramos lo que merecemos, cada uno de nosotros se iría al infierno. No hay nadie que merezca la bondad de Dios. Pero la gente se compara entre sí. Esto es un gran error. Eso es lo que dice la Escritura en 2 Corintios 10:12: Porque no osamos clasificarnos o compararnos con algunos que se recomiendan a sí mismos. Pero ellos, midiéndose y comparándose consigo mismos, no son juiciosos (Reina Valera Actualizada-2015). 25 Aparentemente, esto es lo que la gente hace todo el tiempo. Piensan: «Bueno, soy una persona relativamente buena, y por eso sé que Dios me va a aceptar». No, Dios no te acepta basándose en lo que haces. No es como si tus buenas acciones superaran a las malas y eso es lo que te da entrada al cielo. No es que la gente buena se vaya al cielo y la gente mala se vaya al infierno. La gente buena no se va al cielo; es la gente perdonada la que se va al cielo. Jesús se convirtió en pecado Nadie se merece ir al cielo. Tienes que ser perdonado. Y la única razón por la que podemos ser perdonados es porque el Verbo (Jesús) se hizo carne y tomó nuestro pecado en Su propio cuerpo y recibió todo el juicio de Dios. A eso se refería Jesús cuando dijo: «Si fuere levantado de la tierra» (Jn. 12:32). Todo el juicio de Dios fue atraído hacia Él en la cruz. Por eso Jesús dijo: «Eloi, Eloi, lama sabachthani?» («Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?») en Marcos 15:34. Es una cita del Salmo 22:1. 26 En los versículos 3 y 4 de ese mismo Salmo, podemos ver por qué Dios lo abandonó: Pero tú eres santo, Tú que habitas las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste. La razón por la que Dios abandonó a Jesús es porque Jesús tuvo que convertirse en pecado por nosotros. Segunda de Corintios 5:21 dice: [Dios] al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Jesús no sólo tomó un poco de castigo; Él tomó toda la ira de Dios contra nosotros en Su propio «cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia...» (1 P. 2:24). Por eso los ángeles cantaban «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz» (Lc. 2:14) de Dios para con el hombre. Ahora Dios podía ser misericordioso contigo y conmigo, no porque lo mereciéramos, no porque lo hubiéramos hecho todo bien, sino porque Jesús cargó 27 con nuestro pecado. Si entiendes eso, ¡simplemente cambia todo! Eliminará toda la arrogancia que pudieras tener sobre tu propia bondad. No sé cómo alguien puede tener una revelación de que Jesús cargó con sus pecados, murió, fue al infierno por él, y sufrió durante tres días, y luego pueda sentirse orgulloso de quién es. No estoy negando que Dios me ha bendecido y usado, pero todo se debe a lo que Jesús hizo. No se debe a nada que yo haya hecho. El Salmo 39:5 dice: «Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive». Te garantizo que si pudieras entender que los ángeles estaban glorificando a Dios porque finalmente había una forma de reconciliar a la humanidad haciendo que Jesús tomara nuestro castigo, eso cambiaría tu forma de ver las cosas. ¡Y tú harías todo lo posible para contárselo a los demás! Reconciliando al mundo Segunda de Corintios 5:19 dice: «…Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí mismo, no imputándoles sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la Reconciliación» (Biblia del Jubileo). 28 Observa la frase «Dios estaba en Cristo... no imputándoles» «No imputar» sería como usar una tarjeta de crédito para comprar algo, sin embargo, nunca es cargado a tu cuenta. Esa cantidad no se te toma en cuenta. Este versículo dice que «Dios estaba en Cristo», no tomándoles en cuenta los pecados de los hombres en su contra. Contrariamente a la opinión popular, la gente no se va al infierno por sus pecados. Y [Jesús] es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los [pecados] de todo el mundo. 1 Juan 2:2 Se van al infierno porque rechazaron el pago por sus pecados. Van al infierno porque se negaron a recibir al Salvador. El pecado ya no es el problema; ahora la cuestión es lo que la gente está haciendo con Jesús. ¿Le han entregado su vida a Él, o lo están rechazando? Si alguien no recibe a Jesús como su Salvador, rechaza el único pago disponible por sus pecados. No hay otro 29 camino al Padre excepto por medio de Su Hijo (Jn. 14:6). Entonces, si no aceptan el pago por sus pecados — el Señor Jesucristo— serán rechazados y arrojados al infierno, pero no por sus pecados, sino por rechazar a Jesús. En el infierno, serán responsables y tendrán que pagar por esos pecados. Pero la verdad es que todos esos pecados ya han sido pagados por Jesús. Esta es la palabra que la iglesia debe predicar. Dios no está enojado; ni siquiera está de mal humor. Él te ama y ha pagado el precio por ti. Se supone que debemos tener el mismo ministerio que tuvo Jesús: y Dios, en Cristo, no les imputó los pecados de los hombres. Él reconcilió al mundo consigo mismo. Segunda de Corintios 5:20 dice: «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo». En cierto sentido, así es el ministerio de la reconciliación: representamos al Reino de Dios entre quienes son «ajenos a los pactos de la promesa» (Ef. 2:12). Los embajadores no van a otras naciones y proclaman lo que quieren. Deben ser fieles cumplidores 30 a su país de origen para poder representarlo con precisión. Por ejemplo, todo embajador de los Estados Unidos representa al presidente y al pueblo de los Estados Unidos de América. No tienen la libertad de inventar su propio mensaje. Su trabajo consiste en representar fielmente a quienes les han enviado. Como creyentes, se supone que debemos hacer lo mismo. Se supone que debemos representar a Dios con precisión. El pecado ya no es un problema Jesús, tanto por su vida como por su mensaje, declaró: «Dios ya no está enojado contigo. Tus pecados no son un problema». Si ya has recibido al Señor Jesucristo, entonces has nacido de nuevo. Dios no está enojado contigo por tu pecado. El Señor quiere que dejes de enfocarte en el pecado y que empieces a recibir Su amor. A muchos cristianos les gustaría apedrearte si tomas la palabra y dices: «Tu pecado ya no es un problema con Dios». Ellos preguntarán, «¿cómo puedes decir tal cosa? Estás minimizando el pecado. Estás actuando como si el pecado no tuviera nada de malo». 31 No, eso no es lo que estoy diciendo. No estoy animando a nadie a pecar. Cualquiera que tome lo que estoy compartiendo y diga: «Esto es genial, me encanta. Ahora puedo ir a vivir en pecado», necesita nacer de nuevo. (Si no has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador, hay una oración que puedes hacer al final de este libro de bolsillo). Primera de Juan 3:3 dice: «Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro». Si realmente has nacido de nuevo y tienes la esperanza de ser como Jesús, entonces estás buscando una manera de vencer el pecado; no de complacerlo. Si tomas lo que estoy diciendo y le dices a la gente: «Andrew está animando a la gente a pecar», o estás mintiendo o has malinterpretado lo que estoy comunicando. Cuando la gente me acusa de minimizar el pecado, yo respondo: «¡Tú estás minimizando a Jesús!». No estoy diciendo que el pecado no sea malo y que puedas vivir en él. El pecado es terrible, pero no es tan grande como Jesús. 32 El Señor pagó por nuestros pecados (1 Co. 6:20). El pago que Él hizo es infinitamente mayor que los pecados del mundo entero. Una gota de la sangre de Jesús fue más santa, más justa y pura que toda la impureza y la impiedad de todo este mundo. Si de alguna manera pudieras encontrar una balanza lo suficientemente grande y poner todos los pecados del mundo entero en un lado y el sacrificio de Jesús en el otro, podría desequilibrarse por completo. Es como si Dios pusiera Su mano en la balanza. No hay comparación. Si te acercaras a Dios por medio de la expiación de Jesús, podrías entrar «confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (He. 4:16), no porque lo hayas hecho todo bien, sino porque Jesús pagó tal precio para que tú puedas tener confianza para entrar en la presencia de Dios. Él ya no está enojado contigo: ¡la guerra ya terminó! Cuando el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados, Su sacrificio satisfizo para siempre la ira de Dios. 33 Jesús lo pagó todo Aunque hay muchas personas que estén leyendo este libro de bolsillo que han nacido de nuevo, yo diría que la mayoría de las personas a las que ministro no tienen realmente una comprensión de lo que estoy enseñando. Por lo general, cuando un creyente falla de alguna manera u otra siente que tiene que hacer penitencia o sufrir por un periodo de tiempo hasta que eso iguale el pecado que cometió. Eso es lo que se llama «doble penalización». Es una persona que piensa: «Jesús no pagó lo suficiente, así que yo también tengo que sufrir». ¡Eso está mal! No honra a Dios que yo ande por ahí diciendo: «Solo soy un viejo pecador salvado por la gracia». ¡No! Yo era un «viejo pecador», pero he sido salvado por gracia. Ahora he sido hecho «justicia de Dios en [Cristo]» (2 Co. 5:21). Es humildad que yo diga: «Padre, no lo merezco por mí mismo, pero lo recibo». Jesús pagó por ello. Él pagó más de lo que yo tenía que pagar y, gracias a ello, puedo entrar «confiadamente al trono de la gracia» (He. 4:16). Honra a Dios que 34 hagamos esto. Pero andar por ahí pensando: «Jesús, sé que sufriste, pero yo también tengo que sufrir porque soy tan indigno y he hecho tantas cosas malas», no honra a Dios. Si pudieras imaginarte que yo fuera Dios, y que te amara tanto que literalmente tomara a uno de mis hijos y lo sacrificara —poniendo toda mi ira, todo mi castigo, todo mi odio por tus pecados sobre mi hijo— y lo viera crucificado y morir para poder aceptarte; no lo habría hecho si no hubiera pagado totalmente el precio. Jesús sufrió. Él llevó nuestro castigo de parte de Dios, Su Padre. Isaías 52:14 dice: «…pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto» (Nueva Versión Internacional). La palabra semblante significa «cara». La cara de Jesús fue desfigurada más que la de cualquier hombre. Ahora bien, ¡esa es una declaración impresionante! Recuerdo cuando se estrenó la película de Mel Gibson, La pasión de Cristo. Aunque la representación del sufrimiento de Jesús fue brutal, Mel Gibson dijo 35 que tuvo que atenuarlo. Admitió que fue peor que la representación en la película.2 Si recuerdan a los dos hombres que mencioné antes, cuyos rostros estaban desfigurados por el cáncer, al menos ellos parecían humanos. Yo pude percibir que eran hombres, a pesar de los estragos que la enfermedad había causado en ellos. Pues bien, Jesús tomó sobre Sí todo el pecado, la enfermedad, la dolencia y la depravación del mundo hasta tal punto que ya no parecía un hombre. Jesús no solo tomó el pecado en teoría —una pequeña muestra— Él tomó la medida completa del pecado de cada persona que haya vivido en este planeta. El pecado entró en Su cuerpo, y entró en su alma. Sintió toda la vergüenza, humillación y deshonra que tú y yo hemos sentido, multiplicada miles de millones de veces. El sintió eso en Su alma, pero Su cuerpo físico fue desfigurado de tal manera que Su rostro era peor que el rostro de cualquier otra persona que haya vivido. Jesús estaba tan desfigurado que ni siquiera parecía humano. 36 ¡Dios no iba a permitir que eso fuera puesto sobre Su hijo para pagar solo una parte del precio! Jesús ya ha pagado todo por ti, ¡alabado sea Dios! Nuevas casi demasiado buenas para ser ciertas Porque no me avergüenzo del evangelio [de Cristo], porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:16 El significado de la palabra griega que se tradujo como salvación, no se limita solo al perdón de los pecados. También se refiere a la sanidad, la prosperidad y la liberación; todo lo que Jesús vino a hacer. Por lo tanto, el poder de Dios para que tú y yo recibamos la salvación (el perdón de pecados, la sanidad, la prosperidad y la liberación) se libera por medio del Evangelio —las nuevas casi demasiado buenas para ser ciertas— de Jesucristo. La palabra Evangelio en el idioma griego original es una palabra que rara vez se utilizaba en la época 37 en que se escribió la Biblia. Prácticamente nadie usaba la palabra, porque literalmente significa «nueva casi demasiado buena para ser verdad», algo tan asombroso que sería difícil de creer. Las nuevas casi demasiado buenas para ser ciertas del Evangelio es que tú no tienes lo que mereces; tienes lo que Jesús se merece. Jesús cargó con tus pecados, resucitó de la tumba y venció a la muerte y al infierno para que pudieras tener todo lo que Dios tiene para ti. Son nuevas demasiado buenas para ser verdad, ¡amén! Cuando piensas al respecto, esa es la gloria del Evangelio. No tenemos que trabajar para obtener el amor de Dios. No tenemos que llegar al punto donde pensamos: «Okey, ahora Dios puede aceptarme». Él mismo lo hizo. ¡Eso es el amor de Dios! Yo amo al Señor y Él ha sido muy bueno conmigo, me ha tratado mucho mejor de lo que merezco. He visto a Dios derramar Sus bendiciones, y es mejor que cualquier cosa que yo hubiera podido pedir o pensar (Ef. 3:20). Muchas personas me han dicho: «Bueno, te lo mereces», y yo he respondido: «No, no me lo merezco». Pero soy lo suficientemente humilde, y voy a recibirlo, ¡alabado sea Dios! 38 No merecemos las bendiciones de Dios. Primera de Corintios 4:7 dice: «... ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» Dicho en otras palabras, no es como si hubieras producido esas bendiciones basado en tu propia bondad. Están sucediendo grandes cosas en mi vida y ministerio, y alabo a Dios por todo ello, pero te garantizo que no es porque lo merezca. Es porque Jesús vino y tomó todo el juicio de Dios por mi pecado y mi fracaso. Por eso, recibo toda la bondad de Dios. ¡Qué buen trato! ¿Qué pasa con el pecado? A estas alturas, puede que estés pensando: «Estas nuevas son casi demasiado buenas para ser ciertas, pero ¿qué pasa con los pecados que pueda cometer en el futuro?» Dios ya ha puesto todos nuestros pecados sobre Jesús. Él no sólo pagó por todos los pecados de los creyentes, sino también por los de los incrédulos. Cristo pagó por todos los pecados, pasados, presentes 39 e incluso futuros, del mundo entero (1 Jn. 2:2). Todos los pecados han sido pagados. Dios no está enfadado y no nos juzga por nuestro pecado. Jesús atrajo todo el juicio a Sí mismo en la cruz. Dios está tratando con la gente hoy en día basado en si han hecho o no a Jesús su Señor. Recuerda, la gente se va al infierno no por sus pecados individuales, sino porque rechazaron a Jesús. Si tú has aceptado a Cristo, entonces tienes una relación con Dios. No vas a hacer nada que sorprenda al Señor, o que no haya sido arreglado. Cada vez que pecas, no tienes que confesarlo y «volver a ponerlo bajo la sangre», porque si no lo haces, estarás fuera de comunión y relación con Dios hasta que lo hagas. Esas cosas se enseñan en muchas iglesias, pero no es en absoluto lo que la Escritura revela. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9 40 Este versículo suscita preguntas como éstas: Si el perdón y la limpieza están condicionados a la confesión de nuestros pecados, entonces ¿qué ocurre si no confesamos nuestros pecados? ¿No son perdonados? Y si no son perdonados, ¿cuáles son las consecuencias? La interpretación más estricta de 1 Juan 1:9 llevaría a la conclusión de que, si hay algún pecado no confesado en nuestras vidas, no seremos perdonados. Aunque algunos han interpretado este versículo para decir eso, ciertamente no es lo que significa. La palabra confesar significa simplemente «decir lo mismo».3 Cuando confesamos nuestros pecados, nos estamos apartando de nuestra manera de pensar, y nos ponemos de acuerdo con el Señor en que lo que hemos hecho está mal. Nuestro pecado no nos separa del Señor como ocurría bajo el Antiguo Testamento (Is. 59:1-2), y Él ya no nos extirpa como un cáncer. Todos nuestros pecados ya han sido pagados. Pero mientras vivamos con pecado sin confesar, Satanás tiene un acceso a nuestras vidas (Ro. 6:16). Cuando confesamos nuestros 41 pecados, el perdón, que ya es una realidad en nuestros espíritus, se convierte en una realidad en nuestra alma y cuerpo. Esto nos limpia de todos los ataques del diablo a los que nos hubiéramos expuesto. Satanás puede obrar en la carne de los creyentes que tienen pecados sin confesar. Satanás no puede existir en la carne de los creyentes que han confesado sus pecados, y entienden y creen, que son totalmente perdonados y limpiados de toda maldad (Ro. 5:21). Entonces, la confesión de los pecados que se promueve aquí no es para nuestra salvación eterna, ni para mantener nuestra relación con Dios, sino para librarnos de la incursión que Satanás consigue en nuestras vidas por medio de nuestros pecados. Cuando confesamos que lo que hicimos fue pecado, y nos arrepentirnos de esa acción, le cierra una puerta al diablo y le abre la puerta al Señor. La guerra ya terminó Lo triste es que muchos cristianos no saben que la guerra ya terminó. Todavía nos dicen que Dios nos 42 imputa nuestros pecados. Siguen viviendo como si Dios estuviera enojado con ellos. Quiero compartir con ustedes una historia que podría ilustrarles esta idea. En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el teniente japonés Hiroo Onoda4 fue enviado a la isla de Lubang, en Filipinas. Formaba parte de las fuerzas especiales japonesas entrenadas en las guerrillas. Al teniente Onoda se le ordenó que no se rindiera ni se suicidara en ninguna circunstancia. También se le dijo que habría propaganda enviada por los americanos, pero que nunca debía rendirse. Al final de la guerra, los aviones sobrevolaron la isla con altavoces, proclamando en japonés que la lucha había terminado. Lanzaron octavillas e hicieron todo tipo de cosas para difundir el mensaje, pero el teniente Onoda pensó que era solo propaganda, y a él le habían ordenado que no se rindiera. Como tenía la falsa impresión de que la guerra seguía en marcha, el teniente Onoda luchó durante casi treinta años más. Siguió participando en la guerrilla 43 en Lubang, matando a varios filipinos en un esfuerzo por permanecer oculto. Para sobrevivir, se alimentó de cocos y plátanos durante toda su estancia en la isla. Había cuatro soldados japoneses en la isla. Dos de ellos se rindieron y uno murió, pero el teniente Onoda permaneció firme hasta que su comandante finalmente voló a las Filipinas en la década de 1970 y le dio la orden de que la guerra había terminado y podía rendirse. Como el teniente Onoda seguía sirviendo como combatiente, el presidente filipino Ferdinand Marcos lo indultó. Regresó a Japón, donde fue aclamado como un héroe. Durante casi treinta años después del final de la Segunda Guerra Mundial, este soldado japonés seguía luchando porque no se había dado cuenta de que la guerra había terminado. Piensa en las penurias que soportó. Piensa en la separación de su familia y amigos. Piensa en cómo extrañó su cultura y en todas las cosas que sufrió y que eran totalmente innecesarias. Piensa en todas las 44 personas que resultaron heridas y hasta murieron, porque él siguió viviendo como si hubiera una guerra. Te estoy diciendo que hay cristianos que están sufriendo, sin entender que la guerra ya terminó. Te están diciendo que Dios todavía te está reclamando por tus pecados. Te están diciendo que, si tienes algún pecado en tu vida, Dios no te va a bendecir. Te están diciendo que Dios no va a responder a tus oraciones, que Dios está enojado y molesto contigo. ¿Durante cuánto tiempo seguirás viviendo como si la guerra continúa y te perderás todo lo que Dios tiene para ti? Te animo a que aceptes todo lo que Jesús ha hecho por nosotros, y que celebres con los ángeles porque hay «en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres». Perderse el desfile Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que 45 había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Colosenses 2:13-15 Jesús no sólo venció a Satanás y a sus fuerzas, sino que los despojó. Los desarmó de todo su poder y autoridad. También hizo una exhibición de ellos. Eso es lo que significa la palabra griega deigmatizó, que se tradujo como «los exhibió publicamente».5 La frase triunfando sobre, procede de la palabra griega thriambeuo, y significa «hacer una procesión aclamatoria, es decir (figuradamente) conquistar o (por hebraísmo) dar la victoria».6 Esta palabra griega procedía de una raíz que describía lo que los romanos llamaban «una procesión triunfal».7 Los romanos tomaban a un rey o general conquistado y lo desnudaban, lo ataban a un caballo o carro, le cortaban los dedos gordos de los pies y los pulgares y hacían un desfile de la victoria. 46 Con ello se quería demostrar a todos los ciudadanos romanos que el que había sido una amenaza no volvería a causarles más problemas. Si este hombre tuviera algún poder, nunca permitiría tal desfile. Pero ya no podía sostener una espada ni hacer nada más que cojear. Esto es lo que Dios hizo con el diablo. Lo despojó totalmente, y Satanás ya no tiene ningún poder o autoridad para oprimirnos. Pero el problema es que gran parte del cuerpo de Cristo se ha perdido el desfile. Ellos no saben que Satanás ya ha sido derrotado. Es triste, pero muchas iglesias son el agente de intimidación de Satanás por medio de sus enseñanzas erróneas sobre la autoridad del diablo. Debemos mostrarles este desfile por medio de las páginas de la Escritura para que no vivan temiendo a un enemigo derrotado. Conclusión La mayoría de nosotros creemos que Dios actúa en nuestra vida solo cuando somos dignos. Hemos 47 atado Su capacidad a nuestra bondad. En el momento en que hagas eso, Satanás te derrotará porque tu propio corazón te condenará y te hará saber que no lo mereces. Pero ese no es el mensaje que Jesús trajo. Él no le estaba imputando los pecados del hombre. Nos dijo que predicáramos un mensaje que le diga a la gente: «La guerra ya terminó. ¡Dios ya no está enojado!». Ahora bien, esto no significa que todo dependa de Dios. Si así fuera, entonces recibirías lo que Dios tiene para ti porque Dios es un Dios bueno. Él solamente tiene cosas buenas reservadas para ti. Sin embargo, hay que creer para recibir. No tienes que ser santo y hacerlo todo bien, pero tienes que creer. Si te sientes tan indigno y piensas que has hecho todo tan mal que Dios no te ama, eso es incredulidad. Ese no es el mensaje del Evangelio, y es precisamente lo que impide que tu fe funcione. La fe obra por el amor (Gá. 5:6). Si entendieras cuánto te ama Dios —que lleva tu foto en la cartera, que no está enojado, decepcionado o avergonzado de ti, sino que está orgulloso de ti— tu fe se dispararía por las nubes. Dirías: «Cualquier Dios que pueda amarme 48 y pasar por alto todas las estupideces que he cometido es un Dios maravilloso. ¡Si Él hace eso, hará cualquier cosa!». Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios os rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corintios 5:20 Ese es mi propósito al escribir este libro de bolsillo. Quiero ayudarte a reconciliarte con Dios. Dios se ha reconciliado contigo, ha perdonado tus pecados y los quitó. No está enojado contigo. Ahora Dios es amigable y está en armonía contigo. ¿Te reconciliarás con Dios? ¿Aceptarás ahora lo que Él ha dicho? Este es el mensaje que se supone los cristianos deben compartir —¡que la guerra ya terminó! 49 Estudio complementario Si te gustó este libro de bolsillo y te gustaría aprender más sobre algunas de los temas que he compartido, te sugiero estas enseñanzas: • La guerra ya terminó (libro completo, guía de estudio, DVD, CD) • Espíritu, alma y cuerpo (libro completo, guía de estudio, DVD, CD) • ¡Ya lo tienes! (libro completo, guía de estudio, DVD, CD) Estas enseñanzas en español están disponibles gratuitamente en awmi.net/español o para su compra en formato de libro, guía de estudio, CD, DVD en awmi.net/store. Para ver las enseñanzas de Andrew en inglés, visita awmi.net/video. 50 Recibe a Jesucristo como tu Salvador ¡Optar por recibir a Jesucristo como tu Señor y Salvador es la decisión más importante que jamás hayas tomado! La Palabra de Dios promete que: «Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Ro. 10:9-10). «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (Ro. 10:13). Por su gracia, Dios ya hizo todo para proveer tu salvación. Tu parte simplemente es creer y recibir. Ora en voz alta: «Jesús, reconozco que he pecado y que debo recibir lo que hiciste para el perdón de mis pecados. Yo confieso que Tú eres mi Señor y Salvador. Creo en mi corazón que Dios te levantó de 51 entre los muertos. Por fe en Tu Palabra, recibo ahora la salvación. ¡Gracias por salvarme!» En el preciso momento en que le entregaste tu vida a Jesucristo, la verdad de Su Palabra instantáneamente se lleva a cabo en tu espíritu. Ahora que naciste de nuevo, ¡hay un tú completamente nuevo! Por favor comunícate con nosotros para que nos digas si oraste para recibir a Jesucristo como tu Salvador. Nos gustaría enviarte unos materiales de estudio gratis que te ayudarán en tu nuevo camino. Llama a nuestra Línea de ayuda: +1 719-635-1111 (de lunes a viernes, 7:00 a.m. – 3:00 p.m., hora estándar de la montaña) para que hables con uno de nuestros operadores que están listos para ayudarte a crecer en tu relación con el Señor. Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960 52 Recibe el Espíritu Santo Como Su hijo que eres, tu amoroso Padre Celestial quiere darte el poder sobrenatural que necesitas para vivir esta nueva vida. Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá… ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Lucas 11:10,13b ¡Todo lo que tienes que hacer es pedir, creer y recibir! Haz esta oración: «Padre, reconozco mi necesidad de Tu poder para vivir esta vida nueva. Por favor lléname con Tu Espíritu Santo. Por fe, ¡lo recibo ahora mismo! Gracias por bautizarme. Espíritu Santo, ¡eres bienvenido a mi vida!» 53 Algunas sílabas de un lenguaje que no reconoces surgirán desde tu corazón a tu boca (1 Co. 14:14). Mientras las declaras en voz alta por fe, estás liberando el poder de Dios que está en ti y te estás edificando en el espíritu (1 Co.14:4). Puedes hacer esto cuando quieras y donde quieras. Realmente no interesa si sentiste algo o no cuando oraste para recibir al Señor y a Su Espíritu. Si creíste en tu corazón que lo recibiste, entonces la Palabra de Dios te asegura que así fue. «Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» (Mr. 11:24). Dios siempre honra Su Palabra; ¡créelo! Nos gustaría regocijarnos contigo y ayudarte a entender más plenamente lo que ha sucedido en tu vida. Por favor, comunícate con nosotros y dinos si hiciste la oración para ser lleno del Espíritu Santo y para que pidas el libro El nuevo tú y el Espíritu Santo. Este libro te explicará con más detalle los beneficios de ser lleno del Espíritu Santo y hablar en lenguas. Llama a nuestra Línea de ayuda: +1 719-635-1111 (de lunes 54 a viernes, 7:00 a.m. – 3:00 p.m., hora estándar de la montaña). Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960 55 Llama para pedir oración Si necesitas oración por cualquier motivo y quieres hablar con uno de nuestros operadores en español, puedes llamar a nuestra Línea de ayuda al +1 719-6351111, de lunes a viernes, 7:00 a.m. – 3:00 p.m. (hora estándar de la montaña). Un ministro capacitado contestará tu llamada y orará contigo. Cada día, recibimos testimonios de sanidades y otros milagros por medio de nuestra Línea de ayuda, y estamos compartiendo las noticias que son casi demasiado buenas para ser verdaderas del Evangelio con más personas que nunca. Por lo tanto, ¡te invito a que llames hoy! 56 El autor La vida de Andrew Wommack cambió para siempre en el momento que él se encontró con el amor sobrenatural de Dios el 23 de marzo de 1968. Como autor y maestro de renombre de la Biblia, Andrew ha asumido la misión de cambiar la manera como el mundo percibe a Dios. La visión de Andrew es llevar el Evangelio tan lejos y tan profundo como sea posible. Su mensaje llega lejos por medio de su programa de televisión The Gospel Truth (La Verdad del Evangelio), que está disponible para casi la mitad de la población mundial. El mensaje penetra profundamente por medio del discipulado en el instituto bíblico Charis Bible College, con su sede en Woodland Park, Colorado. Establecido en 1994, Charis tiene campus en varios lugares de los Estados Unidos y por todo el mundo. 57 Andrew también cuenta con una extensa biblioteca de materiales para la enseñanza en formatos impresos, de audio y de video. Más de 200,000 mil horas de enseñanzas gratis en inglés, están disponibles en su sitio web awmi.net. Para alcanzar a la gente que habla español, y llevarlos a un conocimiento más profundo de la Palabra, su sitio web awmi.net/español ofrece gratuitamente videos y artículos de sus enseñanzas más populares. Notas Finales 1. Winston Churchill, “Sinews of Peace (Iron Curtain Speech),” Westminster College, Fulton, MO, 5 de marzo de 1946, se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.nationalchurchillmuseum.org/sinewsof-peace-iron-curtain-speech.html. 2. “La pasión de Cristo” (la crítica de la película en inglés), PluggedIn, Focus on the Family, se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.pluggedin.com/ movie-reviews/passionofthechrist/. 3. Vine’s Expository Dictionary of New Testament Words, s.v. “confess,” se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.blueletterbible.org/search/ Dictionary/viewTopic.cfm?topic=VT0000537. 4. Robert D. McFadden, Hiroo Onoda, Soldier Who Hid in Jungle for Decades, Dies at 91, New York Times, 17 de enero de 2014, se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.nytimes.com/2014/01/18/ world/asia/hiroo-onoda-imperial-japanese-armyofficer-dies-at-91.html. 59 5. Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible, “G1165, deigmatizó,” se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.bibletools.org/index.cfm/ fuseaction/Lexicon.show/ID/G1165/deigmatizo. htm. 6. Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible, “2358: thriambeuo,” se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.bibletools.org/index.cfm/fuseaction/ Lexicon.show/ID/G2358/thriambeuo.htm. 7. Robertson’s Word Pictures, “Colossians 2,” se accedió el 3 de marzo de 2023, https://www.studylight.org/ commentaries/eng/rwp/colossians-2.html. Información para comunicarse con el ministerio: Andrew Wommack Ministries, Inc. PO Box 3333 Colorado Springs, CO 80934-3333 Correo electrónico: [email protected] awmi.net Línea de ayuda: +1 719-635-1111 (Para español: lunes a viernes 7:00 a.m. – 3:00 p.m. MT. Para inglés: lunes a domingo las veinticuatro horas del día.) Página en español: awmi.net/español Página en inglés: awmi.net