Universidad de Yacambú Facultad de humanidades Licenciatura en psicología Lapso 2021 – 08 Inteligencia Emocional y Coeficiente Intelectual Tutor: Rocío Margarita Rico Galeno Asignatura: Psicología de los procesos cognitivos Alumno: Erick miguel sosa Número de Expediente HPS-203-00033I Inteligencia Emocional: La IE fue presentada en sus inicios como una forma de inteligencia capaz de afectar el éxito en la vida de las personas en mayor medida que las habilidades intelectuales o cognitivas. Con esto la capacidad intelectual, en un sentido, comenzó a ser relegada para así dar más importancia a factores relacionados con el ámbito emotivo, como el poder empatizar con los demás para conseguir óptimas relaciones sociales o conocer los propios sentimientos y utilizarlos de manera efectiva. Los primeros trabajos que se encaminaron a examinar el constructo de IE se centraron en el desarrollo teórico de modelos y en la creación de instrumentos de evaluación rigurosos. A partir de los noventa, el tema sufrió una explosión de popularidad y en los últimos años, y a través de la investigación, se ha tratado de mejorar la conceptualización y la validez científica del constructo, a menudo debatiendo en qué medida la IE se superpone con los factores de personalidad o si debe ser conceptualizada y evaluada exclusivamente como un conjunto de habilidades. Además, se ha incrementado el interés por analizar la relación existente entre la IE y otros aspectos como la inteligencia general, el éxito académico o el ajuste emocional de los estudiantes. La cultura a la que pertenece un individuo determina sus valores y normas. En consecuencia, las normas sociales de cada cultura también determinan el significado de las emociones y qué tipo de emociones se pueden mostrar abiertamente, por lo que el comportamiento y la percepción emocional puede variar bastante entre culturas (Matsumoto, 1989). también es importante mencionar que El término Inteligencia Emocional (en adelante IE) ha pasado de ser estudiado únicamente en el ámbito científico, a ser utilizado en distintos ámbitos de la vida. Por ejemplo, psicólogos, orientadores escolares y profesores se basan en ella para intentar que los alumnos alcancen su máximo potencial académico; las pruebas de IE se han convertido en un aliado durante el proceso de selección de empleados en las empresas; incluso dentro del entorno familiar, los padres que desean que sus hijos crezcan para ser personas emocionalmente estables y felices recurren a libros y otros materiales que ayuden a fomentar la IE en sus hijos. Este es uno de los constructos científicos que más popularidad ha adquirido en los últimos años, apareciendo originalmente como una alternativa a la visión de la inteligencia general y estableciéndose como una habilidad que va más allá de los aspectos intelectuales. “La inteligencia emocional no es lo contrario a la inteligencia, no es el triunfo del corazón sobre la mente – es esa intersección única entre ambos.” ~David Caruso EMOCIÓN La alegría, la tristeza, la sorpresa, el enfado o el miedo son conceptos que todos reconocemos, de manera general, como emociones. En términos científicos la emoción es un constructo, algo que da nombre a un grupo de procesos relacionados entre sí y facilita el que podamos hablar sobre ellos. Desde su concepción se ha intentado abordar el constructo desde distintas perspectivas, concentrándose cada línea de estudio en alguna de las variables que la componen y siendo estudiada mediante procedimientos metodológicos alternativos. Una buena definición es útil pues ayuda a diferenciar el constructo ‘emoción’ de otros fenómenos relacionados. Sería fácil confundir el afecto, sentimiento o estado de ánimo con la emoción, pues estos son comúnmente utilizados como sinónimos. La diferencia estriba en que, por un lado, mientras las emociones son provocadas por ciertos estímulos y tienen objetos intencionales específicos, los estados de ánimo tienen una causa menos específica y pueden estar presentes por períodos más largos de tiempo. Por otro, el afecto implica el conocimiento del valor y la experiencia consciente que se tiene sobre distintas situaciones, lo que conlleva la inclinación del ánimo hacia algo o alguien y los sentimientos son respuestas emocionales consistentes, hacia objetos o individuos, que pueden durar toda la vida e incluso pasar de una generación a otra (Campos, Keltner, y Tapias, 2004). Coeficiente Intelectual: El coeficiente intelectual constituye la representación numérica de la inteligencia, para fines de medición e investigación. En la actualidad es un término comúnmente utilizado, no solamente en el campo de la Psicología, sino en el contexto de la vida cotidiana, El término “coeficiente intelectual” nació en el año 1912, y fue acuñado por Stern, quien propuso unificar en un solo índice la edad cronológica y la edad mental, estableciendo la proporción entre ambas. Posteriormente denominó cociente intelectual a dicha proporción y a efectos de evitar valores decimales, multiplicó el resultado por 100. De ello surgió la famosa fórmula del CI. Un cociente de inteligencia es la relación entre una anotación particular que un individuo alcanza (en un test de inteligencia dado) y la anotación que un individuo promedio de su edad natural pueda suponerse que alcance en el mismo test, cuando ambas anotaciones se expresan en la misma anotación, en término de meses y años. (Castelló, 2001: 45). Medición del coeficiente intelectual: En 1916, el psicólogo estadounidense Lewis Terman elaboró en Stanford University la primera revisión de la escala Binet-Simón para una población a partir de los tres años, creando de esta manera, el Test de Binet-Stanford. A la vez Terman optó por convertirlas puntuaciones del CI en un índice relativo a la edad, de manera que la media de cada edad tuviera siempre el valor CI de 100 y una desviación estándar a 15 puntos, Con ello, el CI dejaba de representar la proporción entre la edad mental y la edad cronológica y pasaba a ser un índice de dispersión que informaba de la posición relativa de un determinado sujeto respecto a un grupo de edad normativo. Fuente bibliográfica: Salovey, P., & Mayer, J. (1990). Inteligencia emocional. Imaginación, conocimiento y personalidad, 9(3), 185-211. Martín, E. M. A. (2018). Inteligencia emocional. Editorial Elearning, SL. Maureira Cid, F., Flores Ferro, E., Gálvez Mella, C., Cea Morales, S., Espinoza Contreras, E., Soto Villanueva, C., & Martínez Iglesias, J. (2016). Relación entre coeficiente intelectual, inteligencia emocional, dominancia cerebral y estilos de aprendizaje Honey-Alonso en estudiantes de educación física de Chile. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 19(4).