TEMA 5 LA MORAL CRISTIANA COMO SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO ESQUEMA DE LA UNIDAD LA MORAL CRISTIANA - El cristianismo no es solo una moral - Es la revelación del misterio de Dios. - Es una moral revelada. - Es la moral del seguimiento de Cristo. LAS CARACTERISTICAS DE LA MORAL CRISTIANA. - Afecta a lo más intimo del ser humano. - Culmina en la caridad. - Exige la santidad. - Dice sí a la paz y no a la violencia. - Afecta a la vida presente y a la futura. - Premia el bien y castiga el mal. LOS DEBERES MORALES DEL CRISTIANO - La ley natural. - La ley evangélica. - Las enseñanzas de la Iglesia. LA LEY MORAL Y LA CONCIENCIA. - Las relaciones entre la ley moral y la conciencia. - La formación de la conciencia. LA CONVERSION A DIOS - La virtud. - El pecado. - La reconciliación con Dios: el sacramento de la Penitencia. 1. EL CRISTIANISMO NO SOLO UNA MORAL Hay gente para la que el cristianismo es ante todo una moral. Vamos a mostrar que el cristianismo es mucho más que un programa moral. es ante todo la revelación del misterio de Dios la revelación sobre Dios precede a cualquier mensaje de tipo moral. La moral es “un segundo momento”, el primero corresponde a Dios, en quien creemos, tal y como nos lo ha revelado Jesucristo. Los Hechos de los Apóstoles relatan que el día de Pentecostés Pedro anunció el hecho de la muerte y resurrección de Jesucristo, que es el centro del mensaje cristiano al mundo. 2. EL CRISTIANISMO ES UNA MORAL REVELADA POR DIOS. El programa moral cristiano tiene su origen en la revelación de Dios: no es una moral ideada por filósofos cristianos ni por la jerarquía de la Iglesia, sino que nos ha sido dada a conocer por el mismo Dios. El primer esbozo corresponde al programa ético formulado en los Diez Mandamientos, y alcanzó su altura máxima en el mensaje de las Bienaventuranzas enseñadas por Jesucristo (Mt 5,1-12). Dos características principales: Los contenidos éticos para la conducta del cristiano no derivan de lo que al hombre le parezca razonable, juicioso o coherente, sino de lo que Dios, ha determinado como tal (ley natural y ley revelada) porque es lo mejor para el ser humano, tanto en el plano individual como en el social. Solo es posible alcanzar la conducta cristiana propuesta por Jesucristo con ayuda de la gracia. Las exigencias éticas del Evangelio superan las fuerzas del hombre y, en consecuencia, que el mensaje moral cristiano es irrealizable. 3. LA MORAL CRISTIANA COMO SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO. ¿Qué exige de nosotros la moral cristiana? Una serie de compromisos personales. Llamada o vocación: la vida cristiana parte de la llamada de Dios, al ser humano por medio de Jesucristo. Los Evangelios cuentan como Jesús sale a los caminos e invita a seguirles Respuesta: la fe en Jesucristo no se da si falta la respuesta libre y afirmativa del hombre. Seguimiento. Cada uno debe seguirle allí donde le toque vivir, de acuerdo con sus circunstancias personales, familiares, sociales y económicas. Discipulado. La llamada de Jesús a su seguimiento tiene una finalidad: hacerse discípulo. Imitación. No se trata de una imitación mimética, es decir de una copia literal de su vida, sino de un seguimiento moral. El cristiano debe asumir en su vida como Cristo asumió, las mismas actitudes y disposiciones. 4. LA VIDA NUEVA DEL CRISTIANO Por el Bautismo, el cristiano se hace “otro Cristo” y participa en la vida misma de Jesús. No cabe vivir la moral cristiana si se prescinde de la oracion y de los sacramentos, por los que Cristo comunica al cristiano la gracia, es decir la acción santificadora del Espíritu Santo. San Pablo escribe a los cristianos: “porque si hemos sido injertados en Cristo por la semejanza de su muerte, también lo seremos por la resurrección. Pues sabemos que nuestro hombre viejo ha sido crucificado para que fuera destruido el cuerpo del pecado y ya no sirvamos al pecado.” (Rm 6,5) El cristiano que vive de acuerdo con su vocación: Nace por el Bautismo. Crece con la oración y los Sacramentos. Se desarrolla con actos de fe, Muere y resucita para amar a Dios eternamente en la gloria. esperanza y caridad. 5. CARACTERISTICAS DE LA MORAL CRISTIANA. La moral cristiana presenta las siguientes características: Afecta a lo más intimo del hombre, y en consecuencia a la raíz de sus acciones. Empieza y culmina en la caridad. El amor al prójimo es señal y prueba de que hay amor de Dios (Jn 4, 19-21) Exige no solo “lo justo”, sino la “santidad”. Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación. (1Tes 4,3) Trae la paz al mundo y condena todo tipo de violencia: “mi paz os dejo, mi paz os doy” (Jn 14,27) Es para la sociedad presente y mira a la vida eterna. (Parábolas de los talentos, Mt 25) Premia el bien y rechaza el mal. La lectura del NT no deja dudas acerca de que la conducta buena del hombre es premiada, mientras que el mal es castigado. 6. ¿QUE PRECEPTOS MORALES DEBE VIVIR EL CRISTIANO? Hay tres tipos de preceptos: los derivados de la ley natural (los diez Mandamientos), del Evangelio y los revelados de la Iglesia. LOS PRECEPTOS MORALES DE LA LEY NATURAL. Dios quiso revelar a Moisés los preceptos morales más importantes de la ley natural para que fueran bien conocidos por todos, sin mezcla ni error: los Diez Mandamientos de la ley de Dios, que compartimos cristianos y judíos. LOS PRECEPTOS MORALES QUE NOS HA DADO JESÚS EN EL EVANGELIO: Jesucristo lleva a la perfección la ley dada a Moisés, con sus enseñanzas y con su vida. La Ley de Cristo comprende, entre otros, mandamientos de amor a todos (Jn 15, 12), también a los enemigos (Mt 5, 43 y ss.) y el perdón de las ofensas (Mt 6, 14). LOS PRECEPTOS MORALES QUE NOS ENSEÑA LA IGLESIA EN NOMBRE DE JESUS. El Magisterio de la Iglesia nos enseña como aplicar los preceptos de la ley moral para los católicos. La Iglesia, por medio de las enseñanzas del Papa y de los obispos, transmite a los fieles cristianos las enseñanzas morales contenidas en la Sagrada Escritura y en la Tradición, y las aplica, de modo actualizado, a las diversas circunstancias a lo largo de la historia de la humanidad. “La ley natural, presente en el corazón de todo hombre y establecida por la razón, es universal en sus preceptos. Y su autoridad se extiende a todos los hombres. Expresa la dignidad de la persona y determina la base de sus derechos y sus deberes, fundamentales” (CIC, 1956) “La ley de Dios, confiada a la Iglesia, es enseñada a los fieles como camino de vida y de verdad. Los fieles por tanto, tienen el derecho de ser instruidos en los preceptos divinos salvíficos que purifican el juicio y, con la gracia, curan la razón humana herida. Tienen el deber de observar las constituciones y los decretos promulgados por la autoridad legitima de la Iglesia” (CIC, 2037). 7. CONCIENCIA Y LEY MORAL. LA CONCIENCIA: Juicio que nos indica la bondad o maldad de las acciones, ya sea antes de actuar, durante o después. No crea las normas morales, sino que las conoce en la ley moral que el hombre tiene impresa en su corazón. No hay oposición entre conciencia y la ley moral, porque la conciencia se forma y se educa en esa ley. Veritatis Splendor enseña que la dependencia que tiene la conciencia respeto a la ley moral no humilla a la dignidad de la propia conciencia, sino que más bien la engrandece, dado que le ofrece un medio para no errar: “En las palabras de Jesús (Mt 6, 22-23), encontramos la llamada a formar la conciencia, a hacerla objeto de continua conversión a la verdad y al bien… Los cristianos tienen en la Iglesia y en su Magisterio una gran ayuda para la formación de la conciencia… NO ESTA PERMITIDO HACER EL MAL PARA OBTENER UN BIEN. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña: “Es, por tanto, erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando solo la intención que los inspira o las circunstancias (ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc.) que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones del sujeto, son siempre gravemente ilícitos por la razón del objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No esta permitido hacer el mal para obtener el bien” (CIC, nº 1756) ACLARA DIALOGANDO EL SENTIDO DE ESTAS DOS EXPRESIONES: A) “La bondad o la malicia de un acto no depende solo del juicio de la conciencia, sino en primer lugar de lo que indica la ley moral.” B) “Ni la libertad ni la conciencia “crean” el bien o el mal.” 8. VIRTUD, PECADO Y CONVERSION. La palabra virtud: Deriva del latín virtus que significa “fuerza” Es una disposición firme y habitual para hacer el bien. El hombre bueno es aquel que se esfuerza por conocer la ley moral y ponerla en práctica. LAS VIRTUDES HUMANAS: Desempeñan un papel primordial las llamadas virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza.) Arraigan en las virtudes teologales (la fe, la esperanza y la caridad) Fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano (CIC, nº 183) La existencia del mal y del pecado es una realidad que encontramos a diario, tanto en la vida personal como en las acciones de los demás hombres. EL PECADO: Se ha definido tradicionalmente como la transgresión voluntaria de la ley de Dios. Es todo el pensamiento, deseo, palabra, acto u omisión contrarios a la ley de Dios. Daña al que lo comete, a la Iglesia y a todos los hombres, es mortal y ofensa grave contra la ley de Dios. Lo definitivo es que Dios siempre esta dispuesto a perdonar, cuando hay sincero arrepentimiento. Dios siempre espera la conversión del pecador, como el padre el hijo prodigo (Lc 15, 11-32) La reconciliación con Dios se realiza en el sacramento de la Penitencia o Confesión Sacramental. VOCABULARIO CONCIENCIA: juicio practico que se forma la persona sobre la bondad o malicia de sus actos. GRACIA SANTIFICANTE: don sobrenatural infundido por Dios en el alma, que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo. LEY NATURAL: es la participación de la ley eterna en la criatura racional, es decir en el ser humano. LEY REVELADA: es la ley moral que Dios nos ha dado en el Decálogo y en las enseñanzas morales del Evangelio de Jesucristo. TEXTOS PARA LA REFLEXION “También yo tuve veinte años” (Juan Pablo II a los jóvenes suizos, 6 de junio de 2004) Jesús ante la ley antigua. (Mt 5, 17-48) ¿Qué ocurriría de no existir la ley natural? (J.R. Ayllón, En torno al hombre, Madrid, 1995) Transmitir el decálogo de padres a hijos. (Dt 6, 20-25)