Politíca y Ciudadanía Thiago Lynn TP ATILIO BORÓN 5to 2da Profesora: Paz Berardo Fecha de entrega: Jueves 26 de octubre T.P Atilio Borón 1- El término “crematística” se refiere a una forma de enfoque económico que promueve la adquisición limitada de riqueza y busca obtener el máximo lucro posible. En el contexto del texto, se menciona que la diferencia entre economía y crematística fue adecuadamente elaborada por alguien en su análisis de la sociedad burguesa. La “crematística” busca la inagotable acumulación de dinero y se asocia con la usura, que es la creación de riqueza a través del dinero mediante intereses, el lugar de a través de la producción de bienes materiales requeridos para una vida buena, además, se destaca que la crematística tiene efectos altamente perniciosos sobre la naturaleza de los regímenes políticos. b) Marx retoma la distinción Aristotélica entre esencia y apariencia para analizar la sociedad capitalista y su fetichización de las mercancías. Según Marx, en la sociedad capitalista, la esencia de las cosas se oculta detrás de su apariencia superficial. En otras palabras, las mercancías en el sistema capitalista no solo tienen un valor de uso, sino también un valor de cambio que se deriva de su capacidad para ser intercambiadas en el mercado. Marx argumenta que, en la sociedad capitalista, las relaciones sociales entre las personas se convierten en relaciones entre cosas. Esto se debe a que el valor de una mercancía no se deriva de las características intrínsecas de la mercancía misma, sino de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Sin embargo, en el sistema capitalista, estas relaciones sociales se ocultan detrás de la apariencia de las mercancías como objetos independientes y autónomos. La fetichización de las mercancías implica que las personas atribuyen un valor místico o mágico a las mercancías, como si tuvieran un poder inherente. Esto se debe a que, en el sistema capitalista, las relaciones sociales se expresan a través del intercambio de mercancías en el mercado, y las personas tienden a ver el valor de una mercancía como algo natural e inherente a la mercancía misma, en lugar de ser el resultado de las relaciones sociales de producción. Marx critica esta fetichización de las mercancías, ya que oculta las relaciones de explotación y alienación que existen en el sistema capitalista. Al analizar la sociedad desde la perspectiva de la distinción entre esencia y apariencia, Marx busca revelar las contradicciones y desigualdades inherentes al sistema capitalista y promover la conciencia de clase y la lucha por la emancipación de los trabajadores 2) Las democracias latinoamericanas son conceptualizadas bajo la categoría de oligarquía o plutocracia debido a la concentración de poder y riqueza en manos de un pequeño grupo de élites económicas y políticas. Esta caracterización se basa en el análisis de las estructuras de poder y las relaciones sociales en la región. Según el Informe Latinobarómetro, la mayoría de los ciudadanos latinoamericanos perciben que los gobiernos están en beneficio de un puñado de grupos poderosos en lugar de trabajar para el bienestar de todo el pueblo. Estas percepciones reflejan la existencia de una minoría que gobierna en su propio beneficio, lo cual es una característica de las oligarquías o plutocracias. Además, se argumenta que, en las democracias latinoamericanas, las instituciones políticas y los procesos electorales pueden estar influenciados por intereses económicos y grupos de poder. Esto puede llevar a una falta de representatividad y a la perpetuación de las desigualdades sociales y económicas. Es importante destacar que estas conceptualizaciones no se aplican a todas las democracias latinoamericanas de manera uniforme, ya que existen diferencias entre los países de la región. Sin embargo, la categorización de oligarquía o plutocracia se utiliza para resaltar las desigualdades y los problemas estructurales que persisten en muchos sistemas democráticos de la región. 3-a) El autor argumenta que la democracia no es el mejor régimen político debido a la influencia del poder económico en los procesos políticos. Según el autor, en las democracias latinoamericanas, las campañas electorales y los medios de comunicación están dominados por intereses económicos y empresas globalizadas, lo que limita la participación ciudadana y favorece a las élites. En contraste, el autor considera que la "politeia" es un régimen político más deseable. La "politeia" se refiere a una forma de gobierno en la que los ciudadanos participan activamente en la toma de decisiones políticas y en la administración de los asuntos públicos. En este régimen, se busca el bien común y se evita la concentración de poder en manos de unos pocos. Sin embargo, el autor reconoce que en el mundo real no existe un régimen político que se aproxime completamente a la "politeia". Se menciona que el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil es una excepción destacada, ya que enfatiza la organización, el trabajo ideológico y el diseño de estrategias efectivas de lucha contra el avance del neoliberalismo. 3-b) Borón sostiene que las democracias latinoamericanas son democracias fallidas y "regímenes profundamente antidemocráticos" debido al desempeño decepcionante de los gobiernos democráticos en la región. Según él, estos gobiernos no han logrado cumplir con la fórmula de "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" y han fracasado en hacer realidad la democracia en su sentido más amplio Además, Borón argumenta que muchos de estos regímenes son en realidad plutocracias y oligarquías, ya que están gobernados por una minoría en beneficio de los ricos. Según él, estos regímenes ocultan su verdadera naturaleza bajo el disfraz de la democracia, pero en realidad perpetúan las desigualdades y privilegios de las élites. 4) Borón afirma que ha habido una involución política y social tras la superación de fases dictatoriales y las aperturas democráticas debido a varios factores. Según él, en muchos países de América Latina, las transiciones democráticas no lograron desmantelar las estructuras de poder y las élites que habían sido responsables de las dictaduras. En lugar de eso, estas élites se adaptaron y se mantuvieron en el poder, perpetuando las desigualdades y la exclusión social. Además, Borón argumenta que las políticas neoliberales impuestas durante las décadas de los 80 y 90 profundizaron las desigualdades y debilitaron el tejido social. Estas políticas, basadas en la apertura económica y la reducción del Estado, llevaron a la privatización de servicios públicos, el aumento de la pobreza y la exclusión de amplios sectores de la población. Borón cataloga a los regímenes post dictatoriales en América Latina como no democráticos debido a varios factores relacionados con el neoliberalismo, los programas de ajuste y estabilización, el rol del Estado y su política económica, y su impacto en la dimensión social, los derechos y el poder político legítimo. En primer lugar, Borón argumenta que los regímenes post dictatoriales adoptaron políticas neoliberales impuestas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Estas políticas de ajuste y estabilización económica, basadas en la apertura económica, la privatización y la reducción del Estado, tuvieron un impacto negativo en la dimensión social, aumentando las desigualdades y la exclusión social.. En segundo lugar, Borón sostiene que el rol del Estado en estos regímenes post dictatoriales se vio debilitado, ya que se redujo su capacidad de intervención en la economía y en la protección de los derechos sociales. La política económica neoliberal priorizó el mercado y la eficiencia económica en detrimento de la justicia social y los derechos de la población. Estos factores, según Borón, tuvieron un impacto directo en el poder político legítimo. La influencia del poder económico y la falta de participación ciudadana real en la toma de decisiones políticas debilitaron la legitimidad de los regímenes democráticos post dictatoriales. Además, la concentración de poder y riqueza en manos de unos pocos perpetúa las desigualdades y la exclusión social, socavando la democracia en la región. 5) Boron examina de manera crítica la situación de la democracia en América Latina y plantea la necesidad de repensar y reinventar el concepto de democracia en la región. El autor argumenta que las democracias en América Latina no han logrado resolver las desigualdades y postergaciones de las mayorías, y en realidad son plutocracias y oligarquías que benefician a las clases dominantes. Boron utiliza la ficción de Aristóteles en Macondo para desentrañar el conflicto que condiciona la vida de los pueblos latinoamericanos. En el libro, se examina la naturaleza de los regímenes democráticos en la región y se concluye que en realidad son oligarquías o plutocracias. Estas democracias no han logrado producir sociedades más justas y equitativas, y han perpetuado la polarización económico-social y la concentración de riqueza en manos de las clases dominantes. El autor argumenta que las democracias en América Latina han sido incapaces de reducir la desigualdad y la exclusión social, y han favorecido a los grupos poderosos en lugar de preocuparse por el bienestar de todos los ciudadanos. Se critica la falta de libertad de prensa y la limitada participación popular en las elecciones, así como la persistente indefensión de los sectores populares ante los abusos de la policía y los grupos paramilitares. Boron plantea la necesidad de desmontar el fetichismo que rodea a la democracia y hablar en su lugar de "capitalismo democrático", reconociendo que en estos regímenes lo esencial es el capitalismo y que la voluntad popular juega un papel secundario. Se argumenta que la sociedad capitalista impone límites insuperables a la construcción de un orden político genuinamente democrático. Por lo tanto, se plantea la necesidad de reinventar la democracia y cuestionar hasta qué punto es posible hablar de soberanía popular sin soberanía nacional. El autor también discute la relación entre el capitalismo y la democracia. Borón aborda la problemática de la mediación de la política por el mercado y cómo esto afecta a los regímenes democráticos. Señala que la influencia del poder económico en la política ha llevado a una mercantilización de la democracia, donde los intereses de las grandes empresas y los grupos económicos prevalecen sobre los intereses de la ciudadanía. Esto ha llevado a una pérdida de soberanía popular y a una falta de representatividad real en los sistemas democráticos. En referencia a las páginas 46 y 47, donde Borón plantea la necesidad de combatir el despotismo del capital global y las formas neocoloniales para lograr una democracia que implique igualdad, justicia, libertad y participación ciudadana, se puede establecer una conexión. Borón argumenta que las democracias representativas y delegativas, donde los ciudadanos eligen a sus representantes pero tienen una participación limitada en la toma de decisiones políticas, no son suficientes para enfrentar los desafíos actuales. En cambio, se necesitan democracias participativas, donde la ciudadanía tenga un rol activo en la toma de decisiones y en la construcción de políticas públicas. Borón afirma que las democracias participativas permiten una mayor inclusión y representatividad de los diferentes sectores de la sociedad, y evitan la concentración de poder en manos de unos pocos. Además, promueven una mayor transparencia y rendición de cuentas, ya que los ciudadanos pueden participar activamente en la vigilancia y control de las instituciones políticas. En las páginas 60, Borón profundiza en la crítica a las democracias representativas y delegativas, argumentando que estas formas de democracia han sido cooptadas por el mercado y han perdido su capacidad de representar los intereses de la mayoría. Señala que la mediación de la política por el mercado ha llevado a una situación en la que los ciudadanos se convierten en meros espectadores pasivos, sin capacidad real de influir en las decisiones políticas. Borón sostiene que esto es especialmente problemático en el contexto.